Mostrando entradas con la etiqueta Antonio Gramsci. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Antonio Gramsci. Mostrar todas las entradas

martes, 16 de enero de 2018

Fondos buitre. La plutocracia contra el pueblo

El Salto

El pueblo de los países pobres se mata trabajando para financiar el desarrollo de los países ricos.
El Sur financia al Norte, y especialmente a las clases dominantes de los países del Norte. El medio de dominación más poderoso es actualmente la deuda.

Warren Buffet, considerado por la revista estadounidense Forbes uno de los hombres más ricos del mundo, hace algunos años declaró a la CNN: "There's a class warfare, all right , but it's my class that's making war, and we're winning". O sea: "De acuerdo, existe una guerra de clases, pero es mi clase la que la hace y la está ganando".

El preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas comienza con estas palabras: "Nosotros, el pueblo de las Naciones Unidas". Por lo tanto, la tarea de proteger y garantizar los intereses colectivos de los pueblos, el bienestar universal, corresponde a la ONU —y más exactamente a los Estados aliados que firmaron esa carta el 20 de junio de 1945, en San Francisco—. Pero, actualmente, esos intereses se ven atacados por doquier por la clase de los plutócratas, la de los Warren Buffet. A los Estados les quitaron su capacidad normativa y su eficacia. De alguna manera lograron que los tenedores del capital financiero mundializado los hayan derrotado.

Mi más reciente combate, el que llevé contra los fondos buitre en las Naciones Unidas, ilustra esta realidad de forma paradigmática. Miembro del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de la ONU desde 2008, confieso no ser, ni por un instante, neutro en mi trabajo. Los derechos humanos son un arma formidable en manos de aquellos que quieren cambiar el mundo, aliviar los sufrimientos del otro, vencer a los depredadores. Y progresar en ese combate supone formar alianzas.

El medio de dominación más poderoso es actualmente el servicio de la deuda. Los flujos de capitales Sur-Norte tienen excedentes en relación a los flujos Norte-Sur. Los llamados países "pobres" pagan anualmente a las clases dirigentes de los países ricos mucho más dinero del que reciben de ellas, ya sea como inversiones, préstamos, ayuda humanitaria o la llamada ayuda al "desarrollo". El servicio de la deuda mantiene a los pueblos en la esclavitud y saquea sus recursos.

Este expolio aún se vio agravado, durante estas últimas décadas, con la aparición de los fondos buitre, llamados así por su característica de rapaces y carroñeros. Son fondos de inversiones especulativas, registrados en los paraísos fiscales y que están especializados en la compra de deudas, que desde hace largo tiempo se venden por debajo de su valor nominal, con el fin de obtener máximos beneficios. Estos fondos especulativos son propiedad de individuos extremadamente adinerados que se cuentan entre los más terribles depredadores del sistema capitalista. Logran disponer de botines de guerra de miles de millones de dólares. Comandan batallones de abogados capaces de abrir procedimientos en los cinco continentes, durante diez o quince años, si fuese necesario.

Los fondos buitre matan. Os damos un ejemplo: en 2002, y debido a una sequía espantosa, el hambre provocó la muerte de decenas de miles de seres humanos en Malawi. De los 11 millones de habitantes de ese país del sudeste de África, 7 millones se encontraban gravemente subalimentados. El Gobierno era incapaz de ayudar a las víctimas porque algunos meses antes había tenido que vender en el mercado los stocks de reserva de maíz (¡40.000 toneladas!) para pagar a un fondo buitre. Ese fondo había obtenido de un tribunal británico la condena de Malawi a pagar varias decenas de millones de dólares.

El editorialista del Financial Times, Martin Wolf, quien no es realmente lo que se puede llamar un revolucionario, sin embargo, escribió: "It is unfair to the real vultures to name the holdouts such since at least the real vultures perform a valuable task", o sea: "Dar el nombre de buitres a esos fondos es un insulto a los buitres, ya que éstos desempeñan una valiosa tarea". Y tiene razón: los buitres limpian los esqueletos de los animales muertos en las sabanas y evitan de ese modo la difusión de epidemias…

Bajo el impulso de Argentina, una de las víctimas de los fondos buitre, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas pidió al Comité Asesor, por su resolución 27/30 del 26 de septiembre de 2014, un informe que responde a esta doble pregunta: "¿En qué medida y de qué manera las actividades de los fondos buitre violan los derechos económicos sociales y culturales de los pueblos agredidos? Llegado el caso, ¿qué nueva norma del derecho internacional habría que crear para acabar con esas actividades?".

Fui nombrado relator del Comité para responder a esa doble interrogación. Raramente en mi vida trabajé tanto como durante esos dos años: 2014 y 2015. Entregué mi informe el 15 de febrero de 2016. En el mismo explicaba que las actividades de los fondos buitre contravienen por definición la regla de la buena fe presente prácticamente en las legislaciones de los Estados de todo el mundo. Como testimonio, el ejemplo del código civil suizo: "Todas las personas tienen el deber de ejercer sus derechos y de ejecutar sus obligaciones según las normas de la buena fe. El abuso manifiesto no está protegido por la ley".

El Palacio de las Naciones en Ginebra, y la ONU en general, están plagados de espías. Todos los servicios secretos del mundo, sobre todo aquellos ligados a las grandes potencias, escuchan las conversaciones mejor protegidas, fotocopian documentos, pagan a funcionarios y actúan bajo la máscara de la diplomacia acreditada. Nada más normal, por lo tanto, que los agentes de los servicios occidentales (y otros) hayan estado informados de la más breve de mis conversaciones y del desarrollo de todas mis sesiones de trabajo.

La votación en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU estaba prevista para la sesión de septiembre de 2016. En la fortaleza de la embajada estadounidense de Pregny [cantón de Ginebra], a algunos centenares de metros del Palacio de las Naciones, sonó la alarma. Nuestros enemigos eran perfectamente conscientes de que se arriesgaban a una derrota. Conocían mis recomendaciones. Sabían que, muy probablemente, éstas serían aprobadas por el Consejo.

Entonces nuestros enemigos cambiaron de táctica, abandonaron el terreno de las Naciones Unidas y se replegaron en otra, ancestral, menos complicada y bien comprobada: la corrupción. Las elecciones tuvieron lugar en diciembre de 2015. El candidato designado por la coalición de izquierda, que debía proseguir el combate contra los fondos buitre, era el favorito según todas las encuestas. Pero finalmente fue derrotado por un político local de derecha. Éste había gastado sumas astronómicas para ganar la elección. No bien asumió su cargo, el nuevo presidente de Argentina, Mauricio Macri declaraba querer pagar sin retardo todas las demandas provenientes de los fondos buitre. ¡Y eso fue lo que hizo!

La prosperidad de los fondos buitre ilustra de manera caricaturesca el poder de la plutocracia. La acumulación de las mayores riquezas en manos de unos pocos, y por consiguiente la desigualdad que deriva, es posible gracias a la eliminación de la normativa estatal, la abolición del control a los bancos, la institución de monopolios privados, la proliferación de paraísos fiscales, etc. Dicha desigualdad conduce inexorablemente a la destrucción de la relación de confianza entre los ciudadanos y sus dirigentes. Cuando los Estados se debilitan y los oligarcas sin fe ni ley gobiernan el planeta, cuando un orden criminal sustituye al Estado de derecho, ¿Quién podría tener todavía la pretensión de proteger el bien público y el interés general?

Como escribe el sociólogo alemán Jürgen Habermas: "El desalojo de la política por el mercado se traduce en el hecho de que el Estado nacional pierde progresivamente su capacidad de recaudar impuestos, estimular el crecimiento y garantizar mediante esas medidas las bases esenciales de su legitimidad, no obstante esa pérdida no está compensada por ningún equivalente funcional […]. Enfrentados al riesgo de ver fugarse los capitales, los gobiernos nacionales se comprometen en una carrera loca hacia la desregulación para la disminución de costes, de donde resultan beneficios obscenos y diferencias inéditas entre los salarios, el crecimiento del desempleo y la marginación social de una población pobre siempre en aumento. A medida que las condiciones sociales de una amplia participación política son destruidas, las decisiones democráticas, aun adaptadas de un modo formalmente correcto, pierden su credibilidad".

Habermas plantea, siguiendo su razonamiento, la cuestión de transferencia de la soberanía: ¿Existen instituciones interestatales, capaces de tomar el relevo de los Estados debilitados y asumir la protección del bien público? Habermas piensa sobre todo en Europa. No estoy de acuerdo con él. Me parece evidente que la Unión Europea (UE) no puede aspirar al título de "democracia continental".

Tal como está organizada actualmente —y cualesquiera que hayan sido las ambiciones de sus fundadores— la UE es esencialmente un organismo de clearing, de coordinación y de potenciación de los intereses de las compañías transnacionales privadas. Numerosos signos lo acreditan, comenzando por el hecho de que la Comisión Europea esté, en la actualidad, presidida por Jean-Claude Junker, que asume hasta la caricatura su papel de buen servidor del capital transnacional. De 2002 a 2010, el hombre fue al mismo tiempo primer ministro de Luxemburgo, su ministro de Finanzas y presidente del Eurogrupo. En sus funciones negoció 548 acuerdos fiscales secretos, llamados tax rulings, con numerosas sociedades multinacionales bancarias, comerciales, industriales y de servicios. Esos tax rulings, como se les llama púdicamente, apuntan a favorecer la evasión fiscal.

Escribo estas líneas mientras centenares de miles de refugiados huyen de las carnicerías de las guerras de Siria, Irak y Afganistán. El 28 de julio de 1951 los Estados del mundo ratificaron la convención relativa al estatuto de los refugiados, llamada Convención de Ginebra, con la que se creó un nuevo derecho humano universal: el derecho de asilo. Quienquiera que esté perseguido en su país de origen por razones políticas, religiosas o raciales tiene el derecho inalienable de atravesar las fronteras y de presentar una demanda de protección y de asilo en un Estado extranjero. Pero, en estos momentos la Unión Europea está liquidando ese derecho. Se erigen muros, se impide que hombres, mujeres y niños que huyen de la tortura, la mutilación y la muerte puedan presentar una demanda de asilo. Habermas está equivocado. Evidentemente la UE no cumple la función de guardiana transestatal del bien público.

¿Qué pasa con la ONU? ¿Actúa mejor en esa cuestión?
Para abordar esas cuestiones, quiero colocarme bajo la autoridad de Antonio Gramsci y de su "optimismo de la voluntad". Ciertamente la ONU no va bien. También es cierto que uno se cruza en su sede con personajes infernales, detestables o malhechores. Y luego está esa legión de taciturnos burócratas, parásitos con salarios más que generosos. Toda esa gente, en la sombra, timorata, eternamente indecisa. Sin embargo, en su seno también se activan numerosas mujeres y hombres respetables, valientes y obstinados.

La ONU se mantiene potencialmente como la única fuente viva de la normalidad internacional. En sus predicaciones, a Lacordaire le gustaba citar esa evidencia, enunciada en El contrato social de Jean-Jacques Rousseau: "Entre el débil y el fuerte, es la libertad que oprime y la ley la que libera". Sí, los principios enunciados en la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos siempre serán el horizonte de nuestra historia, la utopía que guía nuestros pasos.

Unas últimas palabras sobre los fondos buitre. José Martí hacía esta constatación: "La verdad, una vez despierta, no vuelve a dormirse jamás". Paul Singer, a la cabeza de varios fondos buitre, ganó ciertamente contra el pueblo argentino y contra muchos otros pueblos de África, Asia y el Caribe. Pero él y sus semejantes fueron sacados de las sombras, puestos en evidencia. Se creó conciencia. Bajo las brasas acecha el fuego. Un día, otros llevarán el combate más lejos.

Jean Ziegler es sociólogo, miembro del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Es también autor de numerosas obras, entre las cuales: Los nuevos amos del mundo y aquellos que se resisten (Ed. Destino, 2003), El imperio de la vergüenza (Taurus, 2006); El odio a Occidente (Ed. Península, 2010) o Destrucción masiva (Ed. Península, 2012).
Traducción del francés por Griselda Piñero.

miércoles, 18 de octubre de 2017

17 de octubre Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Hablemos de la pobreza en el aula y pensemos cómo erradicarla.

El diario de la educación

La pobreza no tiene soluciones fáciles, hay que entender los diferentes elementos que tienen que ver. En todas partes tenemos que hablarlo, también en la escuela, en casa, en los medios de comunicación...

La Organización de las Naciones Unidas dedica el 17 de octubre a la erradicación de la pobreza. ¿Qué es la pobreza? Existen diferentes definiciones, pero hay que pensar en la pobreza como las condiciones vitales de privación que sufren muchas personas en el mundo fruto de su escasez de recursos económicos o de la falta de capacidades para vivir con la dignidad que se considera necesaria.

Este 2017 hace 30 años que el sacerdote francés Joseph Wresinski (1917-1988) hizo un llamamiento para luchar contra la pobreza y cinco años después la ONU declaró este día como el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Wresinski quiso atraer la atención hacia la exclusión que sufren las personas en situación de pobreza extrema en nuestras sociedades e impulsó el Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo (1957). Wresinski definía la pobreza desde la escucha de lo que le explicaban las personas que la padecían:

“Los más pobres nos lo dicen a menudo: no es sólo tener hambre o no saber leer, ni siquiera el no tener trabajo, que es la peor desgracia que le puede ocurrir al hombre; lo más terrible de todo es saber que uno no cuenta para nada, hasta el punto de que se ignora incluso nuestro sufrimiento. Lo peor es el desprecio de nuestros conciudadanos. Porque es ese desprecio el que nos deja al margen de todo derecho, lo que hace que la gente nos rechace, lo que nos impide ser reconocidos como dignos y capaces de responsabilidades. La mayor desgracia de la extrema pobreza es la de ser una especie de muertos vivientes durante toda nuestra existencia”

A veces pensamos que son pocas las personas que sufren pobreza, suele ser una realidad oculta. Pensamos en muchas ocasiones que la pobreza es propia de países lejanos. En el mundo hay millones de personas viviendo en situaciones de pobreza. Pero la pobreza también afecta a mucha gente en nuestra sociedad, está en nuestras aulas porque la sufren las familias, pero quizás no la tratamos en los espacios formativos. Quizás si atendemos a la pobreza cercana también nos empezará a preocupar más la lejana.

En España se crea riqueza, una clara evidencia es que aumenta la renta media (10.708 euros por persona en 2016; un 3 % más que en 2014), pero también es cierto que crece y se cronifica la pobreza. La pobreza se consolida. La población que vive en riesgo de pobreza después de transferencias sociales, después de haber recibido políticas públicas para evitarla, representa un 22, 3% de nuestra sociedad. La pobreza afecta a la infancia más que a otros colectivos. En España un 28,9 % de los menores de 16 años se encuentran en situación de pobreza, un porcentaje por encima del nivel de pobreza de la sociedad. Los datos aquí presentados proceden del Instituto Nacional de Estadística.

La pobreza que viven las personas tiene efectos directos sobre sus vidas.
1. Las personas que sufren la pobreza suelen vivir menos años y en peores condiciones,
2. Sufren más enfermedades,
3. Deben hacer más estancias hospitalarias,
4. Deben tomar más medicamentos…

En la escuela también se notan de diferente manera los efectos de la pobreza.
1. Los chicos y las chicas que sufren la pobreza tienen más dificultades educativas, van menos a la universidad…
2. Esto después tendrá efectos que podemos identificar, por ejemplo, en sus trayectorias laborales: tienen trabajos peor pagados y con peores condiciones laborales…
3. En el mercado laboral podemos encontrar una precarización de las condiciones de trabajo.
4. En España el 26,8 % de las personas contratadas tiene contratos temporales y esta modalidad afecta sobre todo a la juventud. La tasa crece hasta el 68 % en la franja de 16 a 24 años.
5. Es decir, lo tienen muy difícil para salir de la pobreza. Es especialmente difícil en esta época cuando tener trabajo no significa no sufrir pobreza.
6. Podemos ver cómo ha aumentado el porcentaje de personas que trabajan e incluso así continúan en riesgo de pobreza.
7. La tasa de pobreza entre las personas ocupadas ha pasado del 11,7 % en 2008 al 14,1 % en 2016.

La ONU hoy considera que la pobreza es un problema de derechos humanos urgente y la entiende como causa y consecuencia de vulneraciones de derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Afirma que reducir la pobreza y erradicarla es una obligación de toda sociedad.

Wresinski el 17 de octubre de 1987 ya dijo: “Allí donde hay personas condenadas a vivir en la miseria, los derechos humanos son violados. Unirse para hacerlos respetar es un deber sagrado”.

¿Cómo contribuir desde las aulas? Cada edad tiene unas características y son varias las maneras de hacer frente a la pobreza. Quizás una manera de empezar siempre es hablando de la complejidad de la pobreza y su erradicación, no hay respuestas sencillas. Un cuento quizás nos puede ayudar.

Antonio Gramsci (1891-1937), desde una prisión del Gobierno fascista de Benito Mussolini, donde pasó una parte demasiado larga de su vida por sus ideas de libertad e igualdad, escribió una carta a su esposa Giulia para pedirle que contara un cuento a sus hijos. Era un cuento tradicional de su región que él conocía. Ahora lo ha recuperado la editorial Milrazones en El ratón y la montaña a partir de la carta de Gramsci e ilustraciones de Laia Domènech.
La historia nos habla de un ratón que se había bebido la leche que estaba preparada para que el niño pudiera tomar el desayuno. Al despertar el niño llora al no tener la leche y su madre también. No hay más leche. El ratón desesperado se da cabezazos contra la pared. Pero ve que eso no le sirve de nada y decide ir a buscar leche a la cabra. Pero la cabra necesita hierba y el campo agua para poder hacer los pastos… El ratón llega a entender las diferentes actuaciones que tiene que hacer para poder conseguir la leche.

Los problemas que tenemos pueden no tener soluciones sencillas, posiblemente tendremos que actuar en diferentes ámbitos. Y el ratón preparará un plan que desarrollar en los siguientes años para resolver los diferentes problemas de su sociedad. La pobreza no tiene soluciones fáciles, hay que entender los diferentes elementos que tienen que ver, lo que la origina, y pensar de qué maneras se puede remediar y erradicarla.
En todas partes tenemos que hablarlo, también en la escuela, en casa, en los medios de comunicación… Conviene no dejar de pensar cómo podemos hacerlo. La pobreza genera un dolor innecesario en una sociedad que dispone de recursos suficientes para que nadie tenga que sufrirla.

Fuente:
http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/10/17/hablemos-de-la-pobreza-en-el-aula-y-pensemos-como-erradicarla/

domingo, 1 de octubre de 2017

A PROPÓSITO DE LA PROSTITUCIÓN

Beatriz Vicente Yubero

La prostitución, ¿expresión de la libertad sexual? ¿Un trabajo como otro cualquiera? o ¿una forma de esclavitud? Según una anónima feminista la prostitución es la forma de violencia más antigua.

Ante todo me presento, soy una estudiante de trabajo social que acaba de terminar las prácticas curriculares en una asociación que trabaja con mujeres prostituidas. Con ello simplemente quiero presentar mi opinión sobre este tema desde un punto de vista más cercano.

El debate es siempre el mismo, defender o no el hecho de si la prostitución, siempre y cuando sea voluntaria, puede llegar a ser un trabajo, y por ello el derecho a que quienes quieran ejercerla tengan una seguridad legal. Con todo ello el objeto del problema es la persona que ejerce la prostitución, dejando a un lado a quién la demanda o se lucra de ella. Pero, y si no hubiese clientes ¿habría existido alguna vez la prostitución?

Pues bien, según las organizaciones que trabajan con este colectivo afirman que el 90% de las personas que la ejercen son mujeres, el 3% hombres y el 7% transexuales. Así como que más del 95% de los demandantes son hombres.

Antiguamente la prostitución se veía como una necesidad “natural” para el hombre, para cubrir las necesidades que en casa o en su vida normal no saciaba. Un argumento absurdo, basado en su victimización.

El sexo es algo natural tanto para el hombre como para la mujer, pero a diferencia de otros animales no es ninguna necesidad de urgencia en donde se requiera comprar un servicio sexual.

El hecho de que exista la prostitución ya es una manifestación del control patriarcal que ha existido siempre. El cuerpo de la mujer pasa a ser un producto de uso y disfrute al comprador de turno.

Aún así, cuando se habla sobre ello, siempre argumentamos el estar a favor o en contra basándonos en ellas, y no en ellos. El cliente pasa a ser un personaje aparte en estas historias reales, un pobre hombre que sólo quiere pasar un buen rato.

Por otro lado la prostitución pasa a ser un negocio, en donde una persona ajena, se lucra de todo ello a su antojo.

Desde mi pequeña experiencia trabajando con estas mujeres en donde han compartido su vivencia personal conmigo he podido conocer una mínima parte de cómo les hace sentir este hecho.

Una chica me contaba: el cliente va y elige a la chica según la nacionalidad, la edad, el color de pelo o incluso de si tiene vellos púbicos o no, como si de un menú de restaurante se tratase.

También casos en donde les da igual ya el hecho de consumar o no, simplemente van por el gusto de tener el poder y con su dinero ejercer su posición de superioridad. Es decir, la prostitución vista como un ejercicio de poder y sumisión sobre una persona.

“Pero es que ellas están ahí libremente”, argumento defendido por muchos.

Ahora bien ¿de verdad se puede decir que estas chicas tienen algún tipo de libertad?

Estamos hablando de chicas que su cuerpo pasa a ser comprado, un cuerpo que ante todo va unido a una personalidad. Chicas que aunque estén ahí por su propia voluntad lo están por sumisión al dinero que les hace falta para vivir. Chicas que en la mayoría de los casos están ahí controladas por un jefe que es quien se lucra realmente.

Es decir, chicas que acaban siendo esclavas de los hombres y del dinero.

Entonces si regulásemos la prostitución ¿no estaríamos normalizando una situación más de violencia machista? En mi opinión, sí.

Estaríamos reflejando que es algo natural reducir a una mujer a un servicio sexual. Daríamos pie a que esos negocios de prostitución sigan lucrándose a base de la sumisión de una mujer.

Pasaría a ser una opción normal de trabajo para aquellas personas que no tengan unas oportunidades laborales “normales”. Se dejaría de remover las causas y las condiciones sociales de este ejercicio.

Nuestros hijos aprenderían a que pueden elegir a la mujer más guapa en un menú de degustación.

La prostitución ha existido siempre sí, pero también la esclavitud, las guerras, la tortura, la pobreza... y no por ello hay que aceptarlo sin más, sino que hay que intentar que desaparezcan.

Ya es hora de que todos adjuremos de ese discurso barato de defensa de la igualdad y entre todos tomemos conciencia y trabajemos para que algún día nadie tenga que escribir sobre todo esto.

Fuente:
 

domingo, 4 de junio de 2017

Entrevista a Joaquín Miras Albarrán sobre Praxis política y Estado republicano. Crítica del republicanismo liberal “Antonio Gramsci es el mayor pensador de la política, el mayor filósofo de la praxis que ha existido nunca”



Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones aquí publicadas, Joaquín Miras Albarrán es miembro-fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y estado republicano.

***

Seguimos en la segunda parte del libro: "La República es una cultura común de vida. Crítica del republicanismo liberal". Está divida en seis capítulos y un apartado de conclusiones. El primero de estos seis capítulos se titula: "Tres republicanismos y sus momentos históricos". Antes de entrar de nuevo en él, dos previas si no te importa. Estuviste a principios de mayo en la Universidad de Salamanca en unas jornadas sobre republicanismo y marxismo si no ando errado (corrígeme por favor).
¿Qué tal fue, qué impresión sacaste?
La jornada de estudio sobre Gramsci, que se celebró en Salamanca durante el día 3 de mayo, en la facultad de Geografía e historia, organizada por Izquierda Unida –la FIM, la Coordinación de Iu de Castilla y Léon, la Fundación Europa de los Ciudadanos…- fue francamente muy estimulante y esperanzadora: políticamente, muy esperanzadora.

¿Por qué?
En primer lugar por el público asistente. Formado en su núcleo por un grupo gramsciano de estudiantes universitarios. En segundo lugar por la calidad de las ponencias, buena, sólida. Y en el caso de algunas de ellas, una calidad excelente, extraordinaria, y pegada a la reflexión política. En tercer lugar por el ambiente de las jornadas. Un estilo, obra, mérito de los organizadores de las jornadas, de elaboración y debate, entre camaradas, fraterno. No es retórica, era ese el ambiente que crearon los organizadores inmediatos, Eddy Sánchez, José Sarrión, Marga Ferré, Gustavo Hernández, quien es, precisamente, el coordinador del grupo de estudios culturales Antonio Gramsci, formado por estudiantes universitarios. Eddy Sánchez y José Sarrión intervinieron con ponencias en la última mesa de la tarde.

¿Qué tal?
Fueron sendas intervenciones de calado político –tengo tomadas notas de las mismas- en las que el pensamiento de Antonio Gramsci, bien conocido y rectamente interpretado, ateniéndose al autor, sin manipulaciones, era un instrumento al servicio de la elaboración de un proyecto político que parte del reconocimiento de que nos hallamos, tras una enorme derrota, en el inicio de un ciclo largo de lucha que exige paciencia. Un ciclo de lucha capilar, y de marcha lenta. Donde no tiene lugar, no cabe, la política como espectáculo y escaparate. Porque no se trata de disputar lingüísticamente el protagonismo discursivo que los poderes ejercen desde su instrumental colosal de dominación de los medios de comunicación, sino de vertebrar, de organizar una realidad social de masas nueva. Unas intervenciones que reclamaban el comunismo, y que nos recordaban que la recuperación del debate en sentido afirmativo sobre el comunismo, y sobre el marxismo que justo ahora despunta en España, está ya en marcha en Occidente, desde hace tiempo, sin complejos, de forma masiva. Y resuena en las grandes capitales intelectuales, en Berlín, en Nueva York. Unas intervenciones que se reclamaban comunistas porque entendían que esa es la denominación orientativa para un proyecto real, anticapitalista, a la sociedad neoliberal de nuestros días. Salían al paso de la utilización falsificadora que se había hecho de la obra de Gramsci para justificar la transición política, la infundada interpretación eurocomunista, y también salían al paso del nuevo, peregrino, uso que se trata de hacer ahora, de Gramsci: una interpretación sobre el bloque histórico de Gramsci, como «bloque electoral».

Sí, sí, algunas veces he reparado yo mismo, mal conocedor del tema, en ese reduccionismo.
Se insistía en que dicho concepto, por el contrario, abre la reflexión sobre el modo de crear un sujeto social organizado, microfundamentado, que incluya a los mundos campesinos, y a los mundos sociales provincianos de los pueblos y ciudades que quedan excluidos de la red mundializada neoliberal; a los obreros de las barriadas de las grandes ciudades, excluidos ellos también, también ellos periféricos dentro de la nueva división del trabajo, aun viviendo en el centro integrado de la red de las grandes ciudades conectadas. Segmentos de trabajadores formados por migrantes, por mujeres, todo un nuevo asalariado urbano que irrumpe. Estas entre otras múltiples ideas políticas de inspiración gramsciana. Estos cuadros, miembros del nuevo grupo dirigente de IU, son verdaderamente una gran esperanza. A nuestra generación nos toca la responsabilidad de ayudar comprometidamente al éxito de este nuevo proyecto de creación de un Bloque histórico, un bloque nacional-popular, que pone en pie este joven grupo dirigente, y termino aquí este resumen de las ideas teórico políticas expresadas por ambos cuadros políticos, que iban aún más allá.

Tú mismo presentaste una ponencia: "La Filosofía de la Praxis, concepción marxista de Gramsci".
¿Nos haces un resumen muy apretado?
Me atrevo a señalarte una ideilla (¡la que me va a caer!): ¿no estamos dando demasiada importancia a Gramsci? Parece que el marxismo del XX se pueda resumir en un sólo nombre, el del autor de los Quaderni. Lo demás, nada, casi nada o naufragio total. Por cierto, ¿se van a editar las ponencias y conferencias?

Antonio Gramsci es el mayor pensador de la política, el mayor filósofo de la praxis que ha existido. Y es imprescindible: lo es si se concibe la política, no como lo hacen todas las fuerzas que han aceptado el modelo político liberal –que, por el momento, son «todas las fuerzas»- esto es, la política entendida como representación institucional y la actividad política entendida como aplicación de técnicas de ingeniería social empleando para ello los recursos o medios que ofrecen las instituciones político administrativas del Estado; esa interpretación de la política en la que el «Soberano» es solamente llamado a participar cada cuatro años en los procesos electorales, según la cual el Soberano «delega» su soberanía perpetuamente, y a lo sumo se le invita, como figurante o gregario de los políticos institucionales, a participar en manifestaciones de protesta o en adhesiones inquebrantables a los líderes y lideresas políticos. En que la movilización es por tanto, tácitamente, la de los cuadros políticos profesionales, que administran, y que, además, promueven y organizan los baños de masas como instrumento subsidiario para ellos –y eso, cuando lo hacen-.

Gramsci no concibe así la política
Gramsci concibe la política como medio de auto generación de un nuevo Sujeto social histórico que auto protagoniza su propia creación y su propia actividad política constante, el Bloque Histórico, un sujeto social constituido por las clases subalternas, los explotados. Que desarrolla actividad política organizada cotidianamente, creando los instrumentos para que los subalternos puedan cambiar su propia forma de hacer en la vida cotidiana, puedan enfrentarse al enemigo de clase, puedan hacerse con el control sobre la actividad que produce y reproduce la vida y que generan ellos con su hacer, aunque bajo yugo de la clase dominante. Un sujeto social que se propone ya desde el presente crear una nueva cultura material de vida o eticidad, en lucha contra la cultura dominante y contra las fuerzas que traten de impedírselo. Una cultura material de vida que, en la medida en que se desarrolla y concita la incorporación de nuevas masas de personas, se va convirtiendo en hegemónica. Un quehacer que no puede ser realizado por unos cientos o unos miles de políticos profesionales, ni tan siquiera por unas decenas de miles de militantes, sino que es tan solo inherente al «creador de costumbres», esto es la creación de un nuevo vivir eticopolítico es una génesis de algo nuevo sólo producible por inmensas masas sociales organizadas, por el protagonismo creciente sobre su propio hacer cotidiano. Una tarea que debe ser emprendida antes de alcanzar el gobierno. Una tarea cuya ejecución es la que garantiza el poder: es el Poder. Precisamente Gramsci dice en algún paso de su obra –en los cuadernos maduros de sus Quaderni Del carcere- que el Príncipe –la denominación que le da en múltiples ocasiones al sujeto social organizado que auto protagoniza y auto dirige su praxis política- alcanza el poder al desarrollar esta nueva eticidad, y controla el poder sin necesidad de ocupar el gobierno, el cual puede estar delegado en servidores suyos, que, en ese caso, cuando se ha comprendido que el centro del Estado es la cultura material de vida que organiza la Sociedad Civil, está en manos de quien la vertebra, como lo está ahora en manos de la burguesía, y no en manos de tal o cual gobierno. Porque el Estado es fundamentalmente este entramado ético político que organiza la Sociedad civil, este ethos o cultura material de vida.

Gramsci, además, en tanto estudioso de la praxis política, desarrolla en grado sumo la gran característica específica del marxismo.

¿Y qué característica específica es esa?
Que no es –si bien es una característica suya, una parte, la crítica de las ideologías económicas capitalistas, «crítica de la economía política», desenmascaramiento del capitalismo estudio de su forma de explotación-, sino la capacidad de estudiar la génesis de los acontecimientos históricos, de los sujetos sociales emergentes, antes inexistentes, y que comienzan a constituirse; inexistentes en un momento, nacientes pero débiles, poca cosa, en otro -«subalternos»-, y paulatinamente, mediante su praxis auto genética, fuerzas organizadas capaces de organizar la praxis social en su totalidad, capaces de generar «hegemonía». La historicidad de la humanidad. Una reflexión sobre la historicidad de la humanidad que indaga sobre cómo surge en ella, capilarmente, lo antes inexistente. Por supuesto, es un estudio para tratar de acompañar el viaje de auto generación de un nuevo Sujeto, cuando este comience a autoconstituirse. No para «diseñarlo y prescribirlo», pues la historicidad humana, precisamente, no obedece a leyes del tipo de las ciencias físicas, y nada es prescriptible, pronosticable. Antonio Gramsci, considerado por otro gran praxeólogo comunista marxista, el viejo Georg Lukács, como «el mejor de todos nosotros».

Como sabes los dos fueron centrales en el filosofar de Sacristán y también en el de Paco Fernández Buey. Nos falta hablar de tu ponencia.

Mi ponencia iba en este sentido. Trabajé a propuesta de los organizadores, cómo es el marxismo de Gramsci: la Filosofía de la Praxis. Expliqué cómo bebe de Hegel y del hegelianismo para elaborar esta interpretación, cómo es consciente de la relación entre Hegel y Marx. Qué significa Praxis, y qué tarea, qué misión se encomienda al filosofar -«Filosofía de…»-, que no es un pensamiento creado por élites intelectuales para dirigir a los subalternos, sino reflexión segunda sobre el quehacer, la praxis que despunta en los momentos en que el nuevo sujeto social formado por los explotado obra organizadamente. Porque el búho de Minerva no va por delante, sino que solo levanta el vuelo, ex post de los acontecimientos práxicos, históricos, desarrollados por el nuevo movimiento en conato de auto constitución, en proceso, en ciernes. Creo que esto es lo fundamental de mi ponencia.

viernes, 28 de abril de 2017

_--Aniversario de la muerte de Gramsci

_--El intelectual marxista es un clásico porque sus aportaciones fueron cruciales para el progreso del conocimiento, pero los intentos de apropiarse de sus ideas y de extraer de su obra lo que en ella no hay han contaminado su dimensión real

Antonio Gramsci,  uno de los fundadores del partido comunista italiano,  murió en las cárceles fascistas a los cuarenta y seis años.


El 27 de abril de 1937 moría Antonio Gramsci. Las privaciones sufridas durante los 10 años de cárcel acabaron con la frágil salud del preso político más temido por Mussolini. Se convirtió en el símbolo de la lucha antifascista en Italia. Era “el Gramsci de todos”. El Partido Comunista Italiano se consideraba el depositario principal del legado de uno de sus fundadores. Otras izquierdas evocaban al Gramsci impulsor del movimiento de los “consejos de fábrica” con la intención de resaltar su flanco más radical o bien el más democrático. Liberales italianos de la talla de Piero Gobetti consideraban a Gramsci un renovador progresista de la tradición inaugurada en el Risorgimento. Este gran intelectual admiraba en aquel joven periodista “el fervor moral, escepticismo e insaciable necesidad de ser sincero”. Y Benedetto Croce comentaba tras la muerte de aquel: “Como hombre de pensamiento era uno de los nuestros, de aquellos que en los primeros decenios del siglo en Italia se esforzaron en formarse una mente filosófica e histórica adecuada a los problemas del presente”.

¿Por qué Gramsci llegó a convertirse en el intelectual y político marxista más admirado de la segunda mitad del siglo XX? El interés lo despierta, en primer lugar, su personalidad, su carácter y las circunstancias que lo modelan; también, su sensibilidad e inteligencia; la enorme fortaleza mostrada desde pequeño ante su imperfección física (“ese sardo jorobado”, como lo llamaba Mussolini,) y ante la adversidad en general; en resumen, su humanidad. Todo ello se transparenta en su escritura y estilo intelectual. Buena parte de los escritos anteriores a la prisión son artículos en prensa; los Cuadernos de la cárcel son borradores con la intención de volver una y otra vez sobre los grandes asuntos. En las Cartas se sigue el rastro de sus avatares: aislamiento en la prisión, desafecto de los compañeros más próximos de partido, agravamiento de la enfermedad y la crisis emocional que le produce la relación con las personas más queridas.

La trayectoria intelectual y política de Gramsci refleja aquel momento de entreguerras: el auge de los extremismos; una mayor fusión entre las masas y la política, intelectuales y vida pública. En este marco acomete un análisis propio, agudo, de la sociedad y el Estado en Occidente. Ha comprendido como pocos el calado del fascismo y la derrota de la revolución en Europa. En los últimos años da muestras de una conciencia escindida y un fundado temor por el futuro del proyecto político al que se mantuvo fiel hasta el final. Su reflexión se desarrolla en condiciones muy precarias. No solo avanza su enfermedad; también, su escepticismo y pesimismo. En el pensamiento de Gramsci asoman de manera intermitente tensiones entre libertarismo y estrategia leninista, aprecio a sus maestros liberales y lealtad al socialismo marxista; entre inspiración originaria de la Ilustración y el sesgo autoritario del movimiento comunista internacional. Su obra representa el último intento de recomposición del marxismo como pensamiento práctico; un intento original, penetrante, ambiguo y, a la postre, no consumado.

Tras su muerte se multiplica el conocimiento de su honestidad intelectual, lucidez e integridad moral. Sin embargo, tanta admiración iba a convertirse en un obstáculo para descubrir al “Gramsci de Gramsci”. Lamentablemente, este ha sido más interpretado que leído con respeto. Y entre tantas lecturas, su dimensión real queda contaminada: ha primado el intento de explotar la autoridad moral de su vida, apropiarse de sus ideas y extraer de su obra lo que en ella no hay. No pocas veces se retuerce el sentido de sus afirmaciones; o se instrumentan categorías centrales del código gramsciano. El desafío es cómo rescatar a Gramsci de hagiógrafos y comentaristas dispuestos a utilizar su figura para un roto o un descosido.

Gramsci ha vuelto a la actualidad política española. Más pretextos que buenas razones explican ese retorno. A mitad de los años ochenta del siglo pasado, el filósofo argentino Ernesto Laclau, junto a la politóloga Chantal Mouffe, compusieron una versión “posmoderna” de las categorías de Gramsci. Les sirvió más tarde para remozar el populismo peronista y dar una apariencia teórica al tosco “socialismo bolivariano”. Esa versión la importó Podemos de la mano de Íñigo Errejón, quien no solo consiguió hacer inteligible esa chocante versión, sino convertirla en soporte doctrinal de su formación política y uno de sus recursos de seducción. Una vez más la ingente personalidad de Gramsci estimula una enésima resurrección del interés por el político italiano al precio de hacer decir a Gramsci lo que no dice y aparecer como lo que no es.

Se trata de una operación interpretativa tan alambicada como carente de anclaje historiográfico y que he analizado detenidamente en Revista de libros (diciembre de 2016). Este sofisticado ejercicio discursivo sobre los conceptos de Gramsci tiene tales efectos polisémicos que termina “deconstruyendo” la figura histórica de aquel. Resuelve de modo extemporáneo y ajeno a su forma de pensar dilemas tan dramáticamente experimentados por él como los siguientes: entre autonomía moral de las personas y autogobierno colectivo, hegemonía y democracia, teoría y praxis, razones y emociones. Interpretar a Gramsci desde un prejuicio posmoderno, posfactual y con intención populista supone desconsiderar los supuestos ilustrados de la propuesta gramsciana de aggiornamento del marxismo y distorsiona el alcance de sus categorías provocando un maltrato de sus ideas hasta hacerlas irreconocibles. Al proceder al vaciado del Gramsci histórico se obvia cualquier constricción proveniente de sus escritos, intención y contexto. Según el universo conceptual de estos intérpretes, Gramsci opera como uno de sus múltiples “significantes”, lo que permite instrumentalizarlo discursiva, emocional y simbólicamente. Se pierde el sentido genuino de su figura y obra, se diluye el valor y el alcance de sus propias contradicciones; también, su autenticidad.

Tomarse a Gramsci en serio es no obviar su condición radical de “pasado ausente”. Respetando su historicidad podremos rastrear con cierta corrección epistémica e integridad intelectual al Gramsci real. De esta manera, se desvanece también la ingenua pretensión de hallar en él un menú de recetas para tratar un presente cuyos rasgos básicos se obvian. A los textos de Gramsci podría aplicarse aquello de que “con fecha se entienden todos; sin fecha, ninguno”. En fin, tratemos a Gramsci como un clásico. Lo es no porque aborde los asuntos de siempre, sino por la forma en que lo hace; no porque consideremos perennes sus aportaciones sino porque fueron cruciales para el progreso del conocimiento. Un clásico es aquel cuyo proyecto ya no cabe aplicar pero de cuyo bagaje no podemos prescindir.

Ramón Vargas-Machuca Ortega es catedrático de Filosofía Política y autor de El poder moral de la razón. La filosofía de Gramsci (Tecnos, 1982).

http://elpais.com/elpais/2017/04/26/opinion/1493216043_062565.html

La cultura según Gramsci
¿Una broma de mal gusto?
Gramsci abrazó la fe antes de morir (? una infamia más)


Nuestro Gramsci, M. Monereo