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jueves, 17 de noviembre de 2011

Indignación en Harvard

Un un hecho insólito, digno de ser incluido en la saga de “Aunque usted no lo crea” de Ripley, el pasado 02.11.2011, un grupo de estudiantes de economía tomó la decisión de retirarse en bloque de la cátedra de Introducción a la Economía de la Universidad Harvard, en protesta por el contenido y el enfoque desde el cual se imparte esta materia.

¿Qué hay de asombroso en este hecho?. En primera lugar, la protesta tuvo como destinatario directo al conocido economista Gregory Mankiw, ex asesor del Presidente George W. Bush y autor de uno de los manuales de macroeconomía más utilizado en las escuelas de economía dentro y fuera de Estados unidos. En segundo lugar, porque de acuerdo a la carta entregada por los/as estudiantes antes de retirarse de la cátedra, el motivo de la protesta fue su indignación por lo que consideran el vacío intelectual y la corrupción moral y económica de gran parte del mundo académico, cómplices por acción u omisión en la actual crisis económica. Y en tercer lugar, se trata de un hecho insólito, porque los integrantes del movimiento estudiantil detrás de este hecho de indignación académica en contra del pensamiento único neoclásico, pertenecen a la élite económica, social y política de los Estados Unidos, que se forma en la Universidad de Harvard para dirigir las corporaciones empresariales globales y/o para asesorar a los gobiernos en materia de políticas económicas y financieras.

En diversos párrafos de la carta al profesor Mankiw se lee: “hoy estamos abandonando su clase, con el fin de expresar nuestro descontento con el sesgo inherente a este curso. Estamos profundamente preocupados por la forma en que este sesgo afecta a los estudiantes, a la Universidad, y nuestra sociedad en general (…) Un estudio académico legítimo de la economía debe incluir una discusión crítica de las ventajas y los defectos de los diferentes modelos económicos. A medida que su clase no incluye las fuentes primarias y rara vez se cuenta con artículos de revistas académicas, tenemos muy poco acceso a aproximaciones económicas alternativas. No hay ninguna justificación para la presentación de las teorías económicas de Adam Smith como algo más fundamental o básico que, por ejemplo, la teoría keynesiana ..(…) ..Los graduados de Harvard juegan un papel importante en las instituciones financieras y en la conformación de las políticas públicas en todo el mundo. Si falla la Universidad de Harvard a la hora de equipar a sus estudiantes con una comprensión amplia y crítica de la economía, sus acciones serán susceptibles de perjudicar el sistema financiero mundial. Los últimos cinco años de crisis económica han sido prueba suficiente de ello”. La carta concluye: “No estamos retirando de su clase este día, tanto para protestar por la falta de discusión de la teoría económica básica y como para dar nuestro apoyo a un movimiento que está cambiando el discurso estadounidense sobre la injusticia económica (Occupy wall street). Profesor Mankiw, le pedimos que se tome nuestras inquietudes y nuestro retiro de su clase en serio”.

Según reportan los escasos medios de comunicación que le dieron cobertura a esta protesta, el movimiento de los estudiantes de Harvard a favor de una economía crítica, se ha ampliado y ha incorporado otras demandas para hacer de Harvard una “universidad socialmente responsable”. Una de éstas consiste en la negociación de contratos de trabajo más dignos para el personal de servicios de la universidad que sufre las políticas de flexibilización laboral que tanto daño le han ocasionado a la clase trabajadora norteamericana. Movimientos similares han comenzado a surgir en la Universidad de Duke (Carolina del Norte) y en la Universidad de Berkeley (California)

El movimiento iniciado en Harvard por un cambio en el enfoque dominante de la enseñanza de la economía no es nuevo. Más bien es un movimiento que viene a sumarse a la iniciativa por un cambio en la enseñanza de esta disciplina que iniciaron en mayo de 2000 los y las estudiantes de las universidades francesas y que meses después recibió el apoyo de estudiantes de Cambridge, Inglaterra.

En ese entonces, también el movimiento estudiantil francés hizo pública una carta declarándose globalmente descontento por la enseñanza recibida, que les impedía lograr una comprensión profunda de los fenómenos económicos a los cuales las personas se enfrentan en el mundo real. Un pasaje de esta carta señalaba que “ la mayor parte de nosotros ha escogido la formación económica con el fin de adquirir una comprensión profunda de los fenómenos económicos a los cuales el ciudadano de hoy en día se encuentra confrontado. Ahora bien, la enseñanza tal como es expuesta –es decir en la mayor parte de los casos la teoría neoclásica o enfoques derivados –, generalmente no responde a esta expectativa”. La carta finalizaba con un exhortación al profesorado francés similar al mensaje enviado al profesor Mankiw: ¡Despiértense antes de que sea demasiado tarde!.

Hace casi 200 años, John Stuart Mill al asumir como Rector de la Universidad de Saint Andrew, recordaba al claustro de profesores de dicha universidad, que la función de las universidades no es hacer que los estudiantes aprendan a repetir lo que se les enseña como verdadero sino que su función es formar personas con capacidad de pensar por si mismas. De acuerdo a este gran economista y filosofo, las universidades deben enseñarles a las personas a “Poner en duda las cosas; no aceptar doctrinas, propias o ajenas, sin el riguroso escrutinio de la crítica negativa, sin dejar pasar inadvertidas falacias, incoherencias o confusiones; sobre todo, insistir en tener claro el significado de una palabra antes de usarla y el significado de una proposición antes de afirmarla...

El objetivo de la universidad no es enseñar el conocimiento requerido para que los estudiantes puedan ganarse el sustento de una manera particular. Su objetivo no es formar abogados ó médicos ó ingenieros (ó economistas) hábiles, sino seres humanos capaces y sensatos...

Los estudiantes son seres humanos antes de ser abogados, médicos, comerciantes o industriales; y sí se les forma como seres humanos capaces y sensatos, serán por sí mismos médicos y abogados (y economistas) capaces y sensatos”.

Es obvio que la incapacidad de las universidades actuales de formar economistas críticos y sensatos no responde únicamente a posturas personales e ideológicas de docentes y/o autoridades universitarias, sino más bien responde a factores relacionados con el rol que las universidades cumplen en la reproducción de las relaciones de poder dentro del sistema capitalista en su fase neoliberal. Probablemente uno de los principales factores explicativos de la crisis en la enseñanza de una economía crítica e integral, es la pérdida de la identidad e independencia de las universidades debido a que han sido capturadas por los intereses de las corporaciones y/o por la demanda del mercado. Se les ha presionado directa (o indirectamente) a convertirse en empresas educativas con la misión de formar a los dos tipos básicos de economistas que demanda el mercado en la fase actual del capitalismo: economistas especialistas altamente calificados/as y economistas generalistas poco calificados/as para apoyar a especialistas o para desempeñarse en funciones gerenciales. Esto a su vez ha conducido a una especie de fragmentación del conocimiento y a la ausencia de pensamiento crítico. ¿El resultado final? Economistas formados para adaptarse y/o colaborar con el status quo que mantiene a la mayor parte de la humanidad en la exclusión y la pobreza.

El mensaje que desde Harvard envían los y las estudiantes de economía, no debería pasar desapercibido por las escuelas de economía del mundo entero, en particular por las escuelas de economía de los países del sur. Es tiempo de rectificar el rumbo (si se ha perdido en algún momento). Es tiempo de separar la verdadera función universitaria de la función de formación técnica superior, y sobre todo, es tiempo de devolverle a la enseñanza de la economía el carácter crítico, riguroso e integral que tanta falta hace en los momentos actuales de crisis sistémica que ha provocado el sistema capitalista.

Si no actuamos ahora, con hechos y no con meros discursos, las escuelas de economía (y quienes trabajamos en ellas) estamos en riesgo de correr – más tarde o más temprano- con la misma suerte del desafortunado profesor Mankiw. Julia Evelyn Martínez

sábado, 5 de diciembre de 2009

Una forma de entender la educación: "En Busca de Líderes de Educación"

(BOB HERBERT 5-12-2009)

(En este artículo del NYT se da cuenta del nuevo doctorado creado en la Universidad de Harvard, para formar a futuros directores de Educación, en el se habla de forma muy parecida a los cientos de artículos que se publican en nuestro país sobre “la crisis” de la educación y las diferentes propuestas de soluciones o alternativas. Más que una coincidencia con el artículo en sí lo aporto por el hecho de considerar crucial la educación y denuncia del atraso en las evaluaciones internacionales (PISA) a que son sometidas las escuelas americanas como las españolas).

Para mí, la mayor crisis de seguridad nacional en los Estados Unidos es la crisis en la educación. Resultamos nuevas generaciones de americanos que son silbidos en juegos de vídeo y pueden ser capaces de piar 24 horas por día, pero no están en ninguna parte cerca listos a enfrentarse con los grandes desafíos del siglo veintiuno.

Un niño americano abandona la escuela secundaria cada 26 segundos. En algunos distritos urbanos grandes, sólo la mitad de los estudiantes alguna vez se gradúa. De los alumnos que logran pasar la escuela secundaria, sólo aproximadamente un tercio está dispuesto a pasar a un college (primer grado de la Universidad) de cuatro años.

No es ningún secreto que los jóvenes americanos marchan mal en la escuela, cuando a la vez el logro intelectual en el mundo cada vez más globalizado es más importante que nunca. Las pruebas internacionales han mostrado a alumnos americanos que se sitúan muy detrás sus iguales en muchos otros países industrializados, y esto empeorará si las reformas de educación radicales a gran escala no son puestas en marcha pronto...

Pero entre ahora y la mitad del siglo (que está más cercano de lo que usted podría pensar) tales jóvenes ocuparan probablemente un lugar alguna vez más importante entre los ciudadanos americano. Hacia 2050, el porcentaje de blancos entre los habitantes se calcula que disminuirá desde el 67 por ciento de hoy al 51.4 por ciento. Se espera que la presencia de negros e hispanos entre los habitantes dentro de medio siglo sea enorme, con el crecimiento sobre todo agudo entre Hispanos. Si América debe mantener su posición de mando en el mundo y proporcionar una calidad de vida de primera clase para sus ciudadanos aquí en casa, el logro educativo de jóvenes americanos a través de los estudios tiene que mejorar el camino perdido.

Lo anterior está en la atmósfera que ha producido que la Escuela de Graduado de Harvard de la Educación cree un nuevo doctorado dirigido a la gestión de la educación. Este es el primer nuevo doctorado ofrecido por la escuela en 74 años. El curso, de tres años, será con matrícula gratis e impartido en colaboración con miembros de otras facultades, la Escuela de Negocio de Harvard y la Escuela de Gobierno Kennedy de Harvard. La idea es formar a nuevos líderes dinámicos que ofrezcan creatividad, rigor intelectual y la profesionalidad que es necesaria para ayudar a transformar la educación pública en los Estados Unidos.

Cuando mencioné como los estudiantes americanos están siendo dejados atrás académicamente por sus iguales en muchos otros países, dijo la Sra. McCartney, “pienso que da miedo. No tenemos currículos (estándares) nacionales, que es algo en lo que Arne Duncan trabaja.” Sr. Duncan es el Secretario estadounidense de Educación.

Los estudiantes emplearán el tercer año del programa doctoral en “un trabajo de campo” en alguna organización o agencia — dicen, un distrito escolar urbano grande o grupo educativo — para obtener la experiencia práctica. Los funcionarios escolares compararon este aspecto del programa a una práctica médica. En vez de hacer una disertación (un trabajo teórico), los estudiantes dirigirán un proyecto de reforma de educación en ese tercer año.

(Ver el original en el New York Times) Traducido se ve dando clik en el titular.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Harvard, la Universidad más famosa y rica, comete errores de inversión como Wall Street

Las imprudentes inversiones que ha realizado la Universidad de Harvard han provocado que "los mejores y más brillantes de nuestra sociedad” parezcan enormemente estúpidos. Casi tan estúpidos como una nación que permite que se sigan concentrando formidables cantidades de riqueza.
La búsqueda salvaje de obtener estas riquezas, tal y como le recordó al mundo la crisis mundial del otoño pasado, puede destruir la economía y corromper a sociedades enteras. Frente a este despropósito, las grandes universidades, en teoría, debieran ser útiles para frenar estas prácticas. Ofrecernos un refugio frente a las pasiones del mercado. Un lugar donde sobrios estudiosos pudiesen reflexionar sobre los daños que genera la frenética especulación y sobre cómo podemos reparar todo este daño.
Harvard, la mayor universidad estadounidense, no ha destacado en los últimos tiempos por ofrecernos esta clase de reflexiones. ¿La razón? Han estado demasiado ocupados intentando hacerse ricos. En el intento de amasar un mayor patrimonio, Harvard, la universidad más rica del mundo, se ha visto conducida a una debacle financiera que le ha costado el puesto de trabajo a cientos de empleados, la congelación de salarios de muchos otros, y ha dejado numerosos proyectos de desarrollo en el campus a medio hacer.
"Los inversores de Harvard han practicado los mismos juegos que los grandes bancos", dice el historiador David Kaiser, un ex alumno de Harvard. "La diferencia es que Harvard no es un candidato idóneo para un rescate financiero".
Kaiser y otros antiguos alumnos de Harvard de la promoción de 1969 llevan mucho tiempo siendo críticos con las prácticas de inversión de la Universidad. Hace seis años se enteraron de que los responsables de la Compañía de Administración de Harvard, la encargada de gestionar sus inversiones, estaban utilizando fondos de la Universidad para invertir en bonos al más puro estilo de Wall Street.
En el año 2002, sólo seis de estos gestores de inversiones se embolsaron un total combinado de 107,5 millones de dólares...
¿Y qué hacían los directivos de Harvard mientras todo esto ocurría? Miraban hacia otro lado. En mayo de 2002, una empleada de la Compañía de Administración de Harvard escribió una carta confidencial al Presidente de la Universidad, Lawrence Summers, advirtiéndole de los riesgos excesivos que se estaban tomando. Nada cambió. Dos meses más tarde, fue despedida por realizar "acusaciones infundadas"...
¿La lección de todo esto? Tanto en el mundo académico como en la sociedad en general, como ya apuntó el erudito Sir Francis Bacon hace más de cuatro siglos, el dinero -como el estiércol- sólo es bueno cuando se esparce... (seguir leyendo el artículo de Sam Pizzigati de Too Much, publicación semanal digital)