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jueves, 15 de marzo de 2012

Las veleidades de Islandia

A quienes pensaron que ya habían presenciado suficiente locura financiera por parte de este pequeño país-isla les espera una gran sorpresa: la chifladura no ha hecho más que empezar. Islandia parece estar considerando adoptar el dólar canadiense como moneda oficial. Resulta difícil saber por dónde empezar a ridiculizar tal consideración. Si tuvieran algo de sentido común, los islandeses estarían dando gracias cada día al dios de las pequeñas divisas por el hecho de que su país tenga propia moneda y de que no formara parte de la eurozona en el momento de implosión del sistema financiero.
racias a tener su propia divisa, Islandia pudo llevar a cabo los ajustes necesarios frente a la crisis permitiendo que el valor de su moneda disminuyera en relación con las de sus socios comerciales. Esto encareció las importaciones reduciendo considerablemente su volumen. La corona islandesa, con un valor decreciente, abarató las exportaciones y las condujo a un aumento de volumen repentino. El efecto de este cambio en los precios relativos fue que el déficit de mercado masivo de Islandia, el cual se disparó a más del 28 por ciento del PIB en 2008, proyectara volverse un superávit de más del 3,0 por ciento del PIB este año. Este increíble giro ha restablecido el crecimiento económico en 2011 y comenzado a disminuir la tasa de desempleo del país.

La tasa de desempleo del 6,7 por ciento registrada en el cuarto trimestre del 2011 supone un nivel alto en relación con los estándares de Islandia, pero pinta muy bien en comparación con las de los países en crisis vinculados al euro. La tasa de desempleo más recientemente registrada en Portugal fue del 13,6 por ciento, en Irlanda del 14,5 por ciento, en Grecia del 19,2 por ciento y en España del 22,9 por ciento.

Estos países sufrieron la desgracia de estar en el euro por tres motivos. En primer lugar, estaban sujetos a la permanente obsesión del Banco Central Europeo (BCE) con la inflación. Mientras que gran parte de la carga de la deuda del ciudadano islandés medio fue paliada con dos años de una inflación del 12 por ciento (2008 y 2009), los deudores de los países en crisis de la eurozona han tenido que sufrir la celebración del BCE por perpetuar una inflación baja.

En segundo lugar, al no poder devaluar su moneda, los países de la eurozona no pudieron confiar en un aumento en las exportaciones netas con el fin de proporcionar el mismo estímulo al crecimiento que Islandia. Finalmente, ser parte de la zona euro significaba que el BCE, junto con sus aliados el FMI y la Comisión Europea, podían exigir recortes presupuestarios e incrementos en los impuestos incluso a mitad de una recesión aguda, decelerando aún más las economías de los países en crisis.
Los desequilibrios creados por los excesos financieros de Islandia en la última década empequeñecen cualquier cosa vista en países afectados de la eurozona. El déficit de su cuenta corriente explotó a un increíble 26 por ciento del PIB en 2006. Esto bastó para llamar la atención del FMI, una organización a la que normalmente no molestan las exuberancias irracionales de los mercados privados. Si Islandia no gozara de la libertad de utilizar la devaluación de su moneda como parte fundamental de su proceso de ajuste, podría estar ahora contemplando una década o más de estancamiento y de alto desempleo.

Sin embargo, en vez de celebrar su buena suerte, los líderes islandeses parecen estar resueltos a forzar al país a entrar en el mismo tipo de corsé que sus menos afortunados vecinos. Si Islandia se uniera a cualquier gran bloque monetario, perdería inmediatamente la flexibilidad que le ha protegido en su recuperación de la crisis. Por este motivo, debería ir con extremo cuidado con los términos bajo los que renuncia al control de su moneda.

Aun así, la elección de Islandia es especialmente bizarra. Siendo uno de los grandes exportadores de petróleo, la moneda de Canadá tiene tendencia a seguir los cambios del precio del crudo. Esto significa que cuando el precio del petróleo sea alto, la moneda canadiense y la islandesa aumentarán de valor. Habrá entonces un efecto directo en el aumento de los bienes y servicios islandeses relativos a los precios de otros países.

Ello hará a Islandia menos competitiva en la economía mundial. Acabará entonces adquiriendo importaciones baratas del extranjero en vez de producir bienes y servicios domésticos y sus exportaciones, por ejemplo el turismo, disminuirán al decidir el resto que Islandia es demasiado cara.

Canadá también tiene este problema. En los últimos meses ha habido varios ejemplos en los que grandes fabricantes anunciaron su decisión de trasladarse a los Estados Unidos para beneficiarse de los costes relativamente bajos. La diferencia entre Canadá e Islandia en esta historia es que Canadá disfrutará de ingresos gracias al petróleo que le ayudarán a mejorar el desplazamiento resultante de un aumento en el valor de su moneda. Islandia tiene pocas probabilidades de poder participar de la riqueza del petróleo canadiense de la misma forma.

La última vez que los líderes de Islandia se infectaron de ideas absurdas sobre la economía contrataron a Frederick Mishkin, un prominente economista estadounidense que decía que todo iba bien aun a sabiendas de que el sistema financiero estaba apunto de implosionar. Esperemos que los agentes públicos tomen un rumbo más serio esta vez.

Dean Baker. Counterpunch. Dean Baker es codirector del Center for Economic and Policy Research (CEPR). Es también autor de Plunder and Blunder: The Rise and Fall of the Bubble Economy y False Profits: Recoverying From the Bubble Economy.

Traducción para www.sinpermiso.info: Vicente Abella Aranda

http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4789

sábado, 3 de marzo de 2012

Islandia juzga a su ex primer ministro por negligencia en la crisis

Geir Haarde se sienta por primera vez en el tribunal especial de Landsdomur.
Esta corte fue fundada en 1905 para juzgar a miembros del Gobierno, pero no se había usado.
La quiebra bancaria de 2008 llevó a la intervención de los tres principales bancos
"¡Pero si no hay nadie en la cárcel!". Todavía. Los temores de Joaquín Linares, español residente en Reikiavik (Islandia) y testigo de la recuperación económica del país tres años después de la quiebra, pueden hoy añadir un matiz nada despreciable. El tribunal especial de Landsdomur, corte levantada hace más de un siglo para juzgar a miembros del Gobierno islandés y hasta ahora virgen, ha sentado hoy en el banquillo de los acusados al ex primer ministro conservador Geir H. Haarde. Su delito: negligencia en el manejo del varapalo financiero que sumergió al país en 2008 en el agujero negro de la crisis. Su mérito (contra voluntad): es el primer dirigente que se sienta ante un juez por el desastre financiero desatado en 2008. Si es declarado culpable podría cumplir hasta dos años de cárcel. "Rechazo toda las acusaciones y afirmo que no tienen fundamento", ha declarado Haarde en la apertura del juicio, según recoge AFP.

Durante su comparecencia en el juicio contra él hoy en Reikiavik, Haarde, aseguró que el Gobierno no tenía forma de saber entonces que los bancos islandeses estaban descapitalizados y que, aunque era evidente que debían reducir su exposición, no era tarea de las autoridades obligarlos a ello. "Ninguno de nosotros estimaba que había algo mal con el sistema bancario, como se demostró luego", indicó Haarde. Tampoco había ningún signo "claro" de que fuera a producirse un crack inminente.

Los miedos de Joaquín Linares eran y son los de gran parte de la sociedad civil y política de Islandia. El proceso abierto hace más de tres años en la comisión parlamentaria de investigación, que acusó a los líderes políticos de "negligencia flagrante", no ha culminado aún con la entrada en prisión de algunos de los acusados. Solo hay un condenado: Baldur Gudlaufsson, el que fuera secretario permanente del ministro de Finanzas. Vendió dos semanas antes del batacazo 1,6 millones de dólares del Landsbanki, una de los bancos tóxicos. Se enfrenta a dos años de cárcel.
Los tres grandes bancos (Glitnir, Landsbanki y Kaupthing) cayeron en octubre de 2008 y, tres meses después, lo hizo el propio Haarde. La acusación en el proceso contra el ex primer ministro defiende que este hizo oídos sordos ante las advertencias de que las tres entidades estaban a punto de caer y, por tanto, incumplió su responsabilidad como jefe del Ejecutivo. Según el informe de la comisión parlamentaria, las autoridades pudieron evitar la crisis desde finales de 2006. "Tenían la información necesaria, pero no actuaron en consecuencia; cada uno apuntó con su dedo a otra persona", manifestó el jefe de la investigación, Pall Hreinsson.
La comisión, como paradigma de la negligencia, señaló que las autoridades islandesas debían haberse cerciorado ya en el verano de 2008 de que Reino Unido cubría los depósitos británicos de Icesave (filial de Landsbanki). Tras la quiebra, Holanda y Reino Unido tuvieron que devolver a sus ciudadanos los 4.000 millones de euros en depósitos que adeudaba Icesave...
Ver noticia también en la BBC.
Más sobre Islandia y su gobierno de mujeres.

jueves, 23 de febrero de 2012

Los islandeses recogen beneficios de su ira.

-La economía de la isla creció un 2,9% el año pasado y se expandirá un 2,4% este año.
-Fitch cree que "la poco ortodoxa política de respuesta a la crisis de la isla ha tenido éxito".
Los islandeses, que arrojaron piedras al Parlamento en 2009 exigiendo a sus líderes y banqueros una respuesta por el colapso económico y financiero del país, están cosechando los beneficios de su ira. Desde finales de 2008, los bancos de la isla han perdonado préstamos equivalentes a 13% del producto interno bruto (PIB), lo que facilita la carga de la deuda de más de un cuarto de la población, según un informe publicado este mes por la Asociación de Servicios Financieros de Islandia.
"Podría decir con seguridad que Islandia tiene el récord mundial en el alivio de deuda de los hogares", dice Lars Christensen, economista jefe de mercados emergentes de Danske Bank A/S en Copenhague. "Islandia siguió el ejemplo clásico de lo que se requiere en una crisis. Cualquier economista está de acuerdo con eso".
Los pasos hacia la resurrección de la isla desde el año 2008, cuando sus bancos declararon la insolvencia con una deuda de 85.000 millones de dólares, están demostrando ser eficaces. El crecimiento de la economía de Islandia superará este año a la zona del euro y del mundo desarrollado, según estimaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Actualmente cuesta aproximadamente lo mismo asegurarse contra una quiebra en Islandia que contra un posible problema de crédito en Bélgica. La mayoría de las encuestas muestran ahora que los islandeses no quieren unirse a la Unión Europea, sumida en su tercer año de crisis de deuda.
El acuerdo entre el gobierno y los bancos, que están todavía en parte controlados por el Estado, ayudaron a los propietarios inmobiliarios de la isla, ya que se perdona la deuda que supere el 110% del valor de la vivienda. Además, tras un fallo de la Corte Suprema en junio de 2010, los préstamos que se encuentran indexados a monedas extranjeras son considerados ilegales, es decir, que las familias ya no tienen que cubrir las pérdidas que las coronas generan.
Las lecciones de crisis
"La lección que debemos aprender de la crisis de Islandia es que si otros países consideran que es necesario llevar a cabo una quita, deberían fijarse en el éxito que el acuerdo del 110% ha tenido aquí", dice Thorolfur Matthiasson, profesor de economía en la Universidad de Islandia en Reykjavik. "Es el acuerdo más amplio que se ha llevado a cabo", apunta. Sin el plan de emergencia, los propietarios de viviendas se hubieran visto ahogados bajo el peso de sus préstamos, después de que el ratio de deuda sobre los ingresos se disparara al 240% en 2008, cree Matthiasson.
La economía de 13.000 millones de dólares que tiene Islandia, que se contrajo un 6,7% en 2009, creció un 2,9% el año pasado y se expandirá un 2,4% este año y el siguiente, según las estimaciones de la OCDE. Mientras, la zona euro crecerá un 0,2% este año y el área de la OCDE se expandirá un 1,6%, según estimaciones de noviembre.
El sector inmobiliario, medido como un subcomponente del índice de precios al consumidor, está ahora sólo un 3% por debajo de los valores en septiembre de 2008, justo antes del colapso. Fitch Ratings elevó la semana pasada a Islandia a grado de inversión, con perspectiva estable, y concluyó que "la poco ortodoxa política de respuesta a la crisis de la isla ha tenido éxito”.
El enfoque de Islandia para hacer frente a la crisis se ha basado en imponer las necesidades de su población frente a las de los mercados a cada paso. Una vez que se hizo evidente en octubre de 2008 que los bancos de la isla estaban al borde del rescate, el gobierno intervino, aislando del problema totalmente las cuentas nacionales y dejando a los acreedores internacionales en la estacada. El Banco Central impuso controles de capital para salvaguardar la corona y los nuevos bancos controlados por el Estado fueron creados a partir de los restos de los prestamistas que han fracasado.
"Todavía hay una gran cantidad de personas que enfrentan dificultades, al mismo tiempo, hay un montón de gente que va mejorando", defiende el portavoz de Landsbankinn hf, Kristjansson. "Es casi imposible decir cuándo parar porque ha sido suficiente. Con cada nueva medidas que se toma, surgen nuevas demandas de cara al futuro", añade. Como precursor del movimiento global que ha ocupado las plazas en todo el mundo [como el 15-M en España o las actuales movilizaciones en Wall Street, Nueva York] los islandeses salieron a las calles después del colapso económico en 2008. Las protestas se intensificaron a principios de 2009, obligando a la policía a utilizar gases lacrimógenos para dispersar a la multitud lanzando piedras contra el Parlamento y las oficinas del entonces primer ministro, Geir Haarde. El Parlamento aún está decidiendo si seguir adelante con una acusación presentada contra él en septiembre de 2009, por su papel en la crisis.
Una nueva coalición, liderada por la primera ministra socialdemócrata Johanna Sigurdardottir, fue alzada al poder a principios de 2009. Las autoridades están investigando ahora a la mayoría de los principales protagonistas de la crisis bancaria.

Las consecuencias legales
El fiscal Especial de Islandia ha señalado que podría imputar a un máximo de 90 personas, mientras que más de 200, incluyendo los ex ejecutivos principales de los tres bancos más grandes, se enfrentan a cargos criminales. Larus Welding, el ex director ejecutivo de Glitnir Bank, que una vez fue el segundo mayor banco de Islandia, fue acusado en diciembre por conceder préstamos ilegales y ahora está a la espera de ser juzgado. El ex director general de Landsbanki Islands hf, Sigurjon Arnason, ha sufrido períodos de confinamiento mientras su investigación penal continúa.
El proceso ha sido paralelo al de EE UU, donde hay altos ejecutivos bancarios que se han enfrentado a un proceso penal por su papel en el colapso de las hipotecas de alto riesgo conocidas como subprimes. La Comisión de Bolsa y Valores dijo el año pasado que se había sancionado 39 oficiales superiores por conductas relacionadas con la crisis del mercado de la vivienda. OMAR R. VALDIMARSSON (BLOOMBERG) Reykjavik El País, 20 FEB 2012.

Comentario.
Es evidente que en Islandia se han aplicado unas políticas diametralmente opuestas a las aplicadas, hasta ahora, aquí en España y en Europa.
-Las políticas han ido encaminadas a salvar a los bancos y las grandes empresas, no a la población que se empobrece a pasos agigantados, disminuyendo con ello la demanda y entrando en crisis otra vez, por falta de actividad económica y ausencia de créditos, lo que lleva a un cículo vicioso del que no se saldrá sin la intervención del Estado, como factor determinante. Eso sí, se continua sin cambiar el modelo productivo, cambio del que se viene hablando pero del que no vemos ningun cambio real.
-Los políticos europeos y españoles, en general y salvo honrosas excepciones, no defienden  los intereses de los que representan, el pueblo soberano que los elige, es evidente que defienden los intereses de los bancos y grandes empresas. El ejemplo más evidente es el decreto publicado por el gobierno del nuevo estatuto de los trabajadores, donde se entrega la llave de los contratos a los empresarios y se deprecian los derechos de los trabajadores que tantos años de luchas costó conquistar. Y todo ello sin haber anunciado las intenciones ni los programas que iban a aplicar antes, ni durante las elecciones, con lo cual si el poder proviene del pueblo, la legitimidad del gobierno está muy puesta en duda. No se puede romper el contrato social sin contar con la parte principal de dicho contrato, el pueblo, donde reside la soberanía. Si el contrato social se renueva en cada elección y resulta que las cláusulas de dicho contrato permanecen ocultas o se anuncian unas medidas que después no se cumplen, lo que estamos es rompiendo ese contrato y haciendo añicos dicho acuerdo y, con ello, la legitimidad del mandato gubernamental de forma unilateral y muy grave. En la democracia, el gobierno es del pueblo, para el pueblo y con el pueblo. lo que es evidente no se cumple en el sur de Europa.

miércoles, 15 de febrero de 2012

ISLANDIA TRIPLICARÁ SU CRECIMIENTO EN 2012 TRAS ENCARCELAR A POLITICOS Y BANQUEROS

Islandia consiguió acabar con un gobierno corrupto y parásito.
Encerró a los responsables de la crisis financiera en la cárcel.
Empezó a redactar una nueva Constitución hecha por ellos y para ellos.

Y hoy, gracias a la movilización, será el país más próspero de un occidente sometido a una tenaz crisis de la deuda.
Es la ciudadanía islandesa, cuya revuelta en 2008 fue silenciada en Europa por temor a que muchos tomaran nota.
Pero lo lograron, gracias a la fuerza de toda una nación, lo que empezó siendo crisis se convirtió en oportunidad.
Una oportunidad que los movimientos altermundistas han observado con atención y lo han puesto como modelo realista a seguir.

Desde En Positivo, consideramos que la historia de Islandia es una de las más buenas noticias de los tiempos que corren.
Sobretodo después de saber que según las previsiones de la Comisión Europea, este país del norte atlántico, cerrará el 2011 con un crecimiento del 2,1% y que en 2012, este crecimiento será del 1,5%, una cifra que supera el triple que la de los países de la zona euro.

La tendencia al crecimiento aumentará incluso en 2013, cuando está previsto que alcance el 2,7%.
Los analistas aseveran que la economía islandesa sigue mostrando síntomas de desequilibrio.
Y que la incertidumbre sigue presente en los mercados. Sin embargo, ha vuelto a generar empleo y la deuda pública ha ido disminuyendo de forma palpable.

Este pequeño país del periférico ártico rechazó rescatar a los bancos.
Los dejó caer y aplicó la justicia sobre quienes habían provocado ciertos descalabros y desmanes financieros.

Los matices de la historia islandesa de los últimos años son múltiples.
A pesar de trascender parte de los resultados que todo el movimiento social ha conseguido, poco se ha hablado del esfuerzo que este pueblo ha realizado.

Del límite que alcanzaron con la crisis y de las múltiples batallas que todavía están por resolver.
Sin embargo, lo que es digno de mención es la historia que habla de un pueblo capaz de comenzar a escribir su propio futuro, sin quedar a merced de lo que se decida en despachos alejados de la realidad ciudadana.

Y aunque sigan existiendo agujeros por llenar y oscuros por iluminar.
La revuelta islandesa no ha causado otras víctimas que los políticos y los hombres de finanzas.
No ha vertido ninguna gota de sangre.
No ha sido tan llamativa como las de la Primavera Árabe.

Ni siquiera ha tenido rastro de mediática, pues los medios han pasado por encima de puntillas.
Sin embargo, ha conseguido sus objetivos de forma limpia y ejemplar.

Hoy por hoy, su caso bien puede ser el camino ilustrativo de los indignados españoles, de los movimientos de Occupy Wall Street y de quienes exigen justicia social y justicia económica en todo el mundo. (Noticia recibida por Internet)

lunes, 31 de octubre de 2011

Islandia, el camino que no tomamos

Los mercados financieros están celebrando el pacto alcanzado en Bruselas a primera hora del jueves. De hecho, en relación con lo que podría haber sucedido (un amargo fracaso para ponerse de acuerdo), que los dirigentes europeos se hayan puesto de acuerdo en algo, por imprecisos que sean los detalles y por deficiente que resulte, es un avance positivo.
Pero merece la pena retroceder para contemplar el panorama general, concretamente el lamentable fracaso de una doctrina económica, una doctrina que ha infligido un daño enorme tanto a Europa como a Estados Unidos.
La doctrina en cuestión se resume en la afirmación de que, en el periodo posterior a una crisis financiera, los bancos tienen que ser rescatados, pero los ciudadanos en general deben pagar el precio. De modo que una crisis provocada por la liberalización se convierte en un motivo para desplazarse aún más hacia la derecha; una época de paro masivo, en vez de reanimar los esfuerzos públicos por crear empleo, se convierte en una época de austeridad, en la cual el gasto gubernamental y los programas sociales se recortan drásticamente.
Nos vendieron esta doctrina afirmando que no había ninguna alternativa -que tanto los rescates como los recortes del gasto eran necesarios para satisfacer a los mercados financieros- y también afirmando que la austeridad fiscal en realidad crearía empleo. La idea era que los recortes del gasto harían aumentar la confianza de los consumidores y las empresas. Y, supuestamente, esta confianza estimularía el gasto privado y compensaría de sobra los efectos depresores de los recortes gubernamentales.
Algunos economistas no estaban convencidos. Un escéptico afirmaba cáusticamente que las declaraciones sobre los efectos expansivos de la austeridad eran como creer en el "hada de la confianza". Bueno, vale, era yo.
Pero, no obstante, la doctrina ha sido extremadamente influyente. La austeridad expansiva, en concreto, ha sido defendida tanto por los republicanos del Congreso como por el Banco Central Europeo, que el año pasado instaba a todos los Gobiernos europeos -no solo a los que tenían dificultades fiscales- a emprender la "consolidación fiscal".
Y cuando David Cameron se convirtió en primer ministro de Reino Unido el año pasado, se embarcó inmediatamente en un programa de recortes del gasto, en la creencia de que esto realmente impulsaría la economía (una decisión que muchos expertos estadounidenses acogieron con elogios aduladores).
Ahora, sin embargo, se están viendo las consecuencias, y la imagen no es agradable. Grecia se ha visto empujada por sus medidas de austeridad a una depresión cada vez más profunda; y esa depresión, no la falta de esfuerzo por parte del Gobierno griego, ha sido el motivo de que en un informe secreto enviado a los dirigentes europeos se llegase la semana pasada a la conclusión de que el programa puesto en práctica allí es inviable. La economía británica se ha estancado por el impacto de la austeridad, y la confianza tanto de las empresas como de los consumidores se ha hundido en vez de dispararse.
Puede que lo más revelador sea la que ahora se considera una historia de éxito. Hace unos meses, diversos expertos empezaron a ensalzar los logros de Letonia, que después de una terrible recesión se las arregló, a pesar de todo, para reducir su déficit presupuestario y convencer a los mercados de que era fiscalmente solvente. Aquello fue, en efecto, impresionante, pero para conseguirlo se pagó el precio de un 16% de paro y una economía que, aunque finalmente está creciendo, sigue siendo un 18% más pequeña de lo que era antes de la crisis.
Por eso, rescatar a los bancos mientras se castiga a los trabajadores no es, en realidad, una receta para la prosperidad. ¿Pero había alguna alternativa? Bueno, por eso es por lo que estoy en Islandia, asistiendo a una conferencia sobre el país que hizo algo diferente.
Si han estado leyendo las crónicas sobre la crisis financiera, o viendo adaptaciones cinematográficas como la excelente Inside Job, sabrán que Islandia era supuestamente el ejemplo perfecto de desastre económico: sus banqueros fuera de control cargaron al país con unas deudas enormes y al parecer dejaron a la nación en una situación desesperada.
Pero en el camino hacia el Armagedón económico pasó una cosa curiosa: la propia desesperación de Islandia hizo imposible un comportamiento convencional, lo que dio al país libertad para romper las normas. Mientras todos los demás rescataban a los banqueros y obligaban a los ciudadanos a pagar el precio, Islandia dejó que los bancos se arruinasen y, de hecho, amplió su red de seguridad social. Mientras que todos los demás estaban obsesionados con tratar de aplacar a los inversores internacionales, Islandia impuso unos controles temporales a los movimientos de capital para darse a sí misma cierto margen de maniobra.
¿Y cómo le está yendo? Islandia no ha evitado un daño económico grave ni un descenso considerable del nivel de vida. Pero ha conseguido poner coto tanto al aumento del paro como al sufrimiento de los más vulnerables; la red de seguridad social ha permanecido intacta, al igual que la decencia más elemental de su sociedad. "Las cosas podrían haber ido mucho peor" puede que no sea el más estimulante de los eslóganes, pero dado que todo el mundo esperaba un completo desastre, representa un triunfo político.
Y nos enseña una lección al resto de nosotros: el sufrimiento al que se enfrentan tantos de nuestros ciudadanos es innecesario. Si esta es una época de increíble dolor y de una sociedad mucho más dura, ha sido por elección. No tenía, ni tiene, por qué ser de esta manera. -PAUL KRUGMAN, El País de los Negocios. 30-10.20011

lunes, 19 de septiembre de 2011

Islandia. La solución islandesa

La crisis económica mundial, que se desenvuelve desde mediados de 2008, sigue su curso inexorable. En las últimas semanas hemos asistido a una situación inédita, no sólo por el hecho de que EE.UU. estuviera al borde del default, sino por la combinación de esta situación con un agravamiento sin precedentes de la crisis de la deuda en la Eurozona. Jugando al límite de sus posibilidades, los líderes europeos y norteamericanos han alcanzado acuerdos provisionales que pareciera sólo han logrado agudizar la crisis. Una nueva recesión mundial está siendo anunciada, mientras que la única certeza es que los trabajadores y los pueblos seguirán pagando sus consecuencias.

En paralelo, en Islandia desde 2008 una sucesión de acontecimientos políticos, impulsados por fuertes movilizaciones sociales, han forzado la renuncia en bloque del gobierno y el adelanto de las elecciones, la convocatoria a dos referéndums populares que culminaron con el voto masivo por el no pago de la deuda, el enjuiciamiento y encarcelamiento temporario de banqueros y funcionarios y la posibilidad de contar con una nueva Constitución. Sin embargo, sólo las redes alternativas (Rebelión entre ellas) y algunos portales (como el CADTM) han hecho circular estas informaciones, que en su mayoría han sido ignoradas por los medios tradicionales.

Situado en el norte boreal de Europa, Islandia es una pequeña isla rodeada de islas e islotes aún más pequeños. En conjunto alcanzan una extensión de unos 103.000 km2 que albergan a 320 mil habitantes. Su economía dispone de importantes fuentes de energía hidráulica y geotérmica, pero depende mucho de la industria pesquera, que representa un 40 por ciento de sus ingresos y da empleo al 7 por ciento de la fuerza de trabajo.

En los años 80 el gobierno -bajo presión de la oleada thatcherista- puso en marcha la privatización de la pesca: impuso cuotas para las capturas e hizo millonarios a unos cuantos pescadores. En paralelo, se sumó a la política del “ofertismo”, propia de la “reaganomics”, bajando impuestos y desregulando mercados, a la par que comenzó a publicitar la política de privatizaciones. Por si algo faltara, Milton Friedman visitó varias veces Reikiavik, la capital del país.

No obstante este avance neoliberal, el país siguió mostrando indicadores notables. El Estado garantizaba -bajo un régimen asimilado al del Estado de bienestar- asistencia sanitaria universal y educación superior gratuita a sus habitantes. La esperanza de vida estaba entre las más elevadas del mundo y la tasa de desocupación era insignificante, no alcanzaba al 2 por ciento. El gobierno invirtió en energía verde, en plantas de aluminio y en nuevas tecnologías, y en 2007 ascendió al primer lugar en el índice de desarrollo humano del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), muy por delante de países como Estados Unidos, Francia o el Reino Unido. En 2009 fue calificado por la Organización de las Naciones Unidas como el tercer país más desarrollado del mundo, siendo ubicado su PIB per cápita entre los diez primeros.

Primera expresión de la crisis

Sin embargo a partir de 2003 -año en que se concreta la privatización de sus tres principales bancos (Kaupthing, Glitnir y sobre todo Ice-save)- el país ingresa de lleno en los flujos financieros internacionales. Tanto la banca como los banqueros iniciaron una carrera desaforada por la expansión de sus activos dentro y fuera del país. Se impulsó una política de endeudamiento y comenzó a incubarse una crisis que estalla en 2008. Esta crisis es considerada como la primera expresión de la crisis mundial que hoy tiene en vilo a los centros económico-financieros del mundo.

Todo se inició cuando, a partir de la privatización bancaria, el gobierno impulsó una política de “vivienda propia”, que los bancos apoyaron con créditos hipotecarios de fácil acceso y cuyas cuotas estaban atadas a la evolución de los precios, pero no a la de los salarios. A la par, el consumo fue alentado con créditos de corto plazo. Cuando en 2008 el déficit de balanza comercial obligó a devaluar la moneda nacional un 50 por ciento, la inflación se disparó y esas cuotas (hipotecarias o de créditos comunes) resultaron impagables.

Para financiar todo este festival crediticio los bancos fueron tomando fondos en el mercado mundial, especialmente en Gran Bretaña y Holanda. Al momento del estallido, el endeudamiento bancario superaba en más de diez veces al PIB nacional. Resultado: más de la tercera parte de la población está hoy sobreendeudada; 13.000 viviendas fueron embargadas y decenas de miles de familias ingresaron en la pobreza.

Para el sentido común todo esto ha sido posible por el contubernio doloso de banqueros, empresarios y políticos. Para algunos analistas, un grupo no mayor de treinta personas. Sin embargo, que este grupo haya sido el instrumentador de una política determinada no puede ocultar que lo sucedido en Islandia es parte de la crisis mundial, que como siempre en las grandes coyunturas explota por el lado financiero, pero cuyas raíces están en la economía productiva.

Sin embargo la resistencia de la población de este pequeño país ha roto con la política de “lo posible” y ha conseguido logros significativos. La secuencia de estos hechos es por demás significativa:

• En 2009 las movilizaciones y manifestaciones callejeras, incluidos “cacerolazos”, rechazaron el plan de ajuste del FMI, hicieron renunciar al gobierno y obligaron a convocar a elecciones anticipadas. El nuevo gobierno intentó por ley imponer una reestructuración de la deuda, que alcanza a los 3.500 millones de euros, que implica que cada familia pagaría 100 euros por mes durante 15 años.

• En 2010 la población nuevamente en las calles rechazó esta ley; el presidente decide entonces no ratificarla y convoca a un referéndum popular. El 93 por ciento de los votantes se expresó por el “No pago de la deuda”. En paralelo se desenvuelve una investigación sobre las responsabilidades en la crisis, que concluye con varios banqueros y funcionarios enjuiciados y presos, aunque luego fueron liberados, mientras otros huyeron del país. De hecho uno de los banqueros está hoy buscado por la Interpol.

• En 2011 un nuevo referéndum ratificó el “No pago” por el 60 por ciento de los votos.

Reforma constitucional

En numerosas oportunidades la sociedad islandesa se planteó reemplazar la Constitución vigente desde 1944, una copia de la danesa, que en su momento sólo cambió “rey” por “presidente”. La actual crisis financiera estimuló esta necesidad y abrió el debate político, por lo que el Parlamento resolvió la creación de la Asamblea Constituyente, para la cual fueron elegidos por voto popular 25 representantes (10 mujeres y 15 hombres), entre los 522 mayores de 18 años que se postularon. Sin embargo, antes que se iniciaran las deliberaciones, la elección fue invalidada por el Tribunal Supremo por vicios procedimentales. La Asamblea fue transformada entonces en Consejo Constitucional, integrado por las mismas personas antes elegidas, quienes comenzaron a sesionar a principios de abril en tres grupos, y debían entregar sus propuestas a fines de julio pasado (a la fecha no se dispone de información sobre si esto se concretó).

Las reuniones han sido públicas -cada jueves el Consejo se ha reunido y debatido, con una emisión en directo en la web. Los islandeses pueden consultar y proponer semanalmente nuevos artículos y enmiendas para su inclusión en la Carta Magna, y dar opinión sobre los mismos. Un papel decisivo juegan aquí las redes sociales (Facebook, Twitter y Flickr), mientras que en Youtube se publican periódicamente entrevistas con cada uno de los 25 miembros del Consejo en lo que la cultura popular ya ha dado en llamar “democracia 2.0”.

El sistema de aprobación final no está claramente determinado. Se supone que el grupo redactor elevará al Consejo el proyecto de nueva Constitución consensuado y si éste lo aprueba, pasaría finalmente al Parlamento. Sin embargo, no hay claridad aún sobre este proceso, y esta indefinición ha hecho que surgieran voces de advertencia, previendo que “…los políticos quieran repasarla antes del referéndum”, por eso claman para que “…la gente pueda votar lo que han escrito, antes que los políticos metan mano, teniendo en cuenta que de aquí saldrá un nuevo sistema con el que queremos, entre otras cosas, erradicar la corrupción”.

Más allá del resultado final de esta confrontación, Islandia muestra que es posible pensar en salidas alternativas, que no es imprescindible salvar a los bancos como paso previo a cualquier otra medida. Que es posible romper con el “posibilismo” que impone el cerco neoliberal y hacer que los costos no los paguen los que siempre los pagan. Que hay otro camino que implica decisiones no sólo económicas, sino fundamentalmente políticas y democráticas. Islandia es una excepción, una singularidad; una rareza, no sólo por dejar quebrar sus bancos, perseguir a banqueros y funcionarios o decidir reformar la Constitución, sino por la forma democrática y participativa con que estos logros se hacen posible.
EDUARDO LUCITA es Integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda). (La foto del gato la he tomado del NYT, el gato ha a parecido en su casa de Mahattan, después de años desaparecido)

domingo, 28 de agosto de 2011

La revolución en curso de Islandia

Un programa radial italiano hablando sobre la revolución en curso de Islandia es un ejemplo impresionante de lo poco que nuestros medios de comunicación nos dice sobre el resto del mundo. Los estadounidenses pueden recordar que al inicio de la crisis financiera de 2008, Islandia, literalmente, se declaró en quiebra. Las razones se mencionan sólo de pasada, y desde entonces este miembro poco conocido de la Unión Europea volvió a caer en el olvido. Como los países europeos caen uno tras otro, poniendo en peligro el euro, con repercusiones para todo el mundo, la última cosa que los poderes desean es que el caso de Islandia se convierta en un ejemplo. He aquí por qué:
Cinco años de un régimen puramente neoliberal había hecho de Islandia, (población de 320.000 personas, sin ejército), uno de los países más ricos del mundo. En el año 2003 todos los bancos del país se privatizaron y en un esfuerzo por atraer inversionistas extranjeros ofrecieron préstamos en línea, cuyos costos mínimos les permitió ofrecer tasas relativamente altas de rendimiento. Las cuentas, llamadas “Icesave”, atrajeron a muchos pequeños inversores ingleses y holandeses. Pero a medida que las inversiones crecieron también lo hizo la deuda de los bancos extranjeros. En 2003 la deuda de Islandia era igual a 200 veces su PIB, pero en 2007 fue del 900 por ciento. La crisis mundial financiera de 2008 fue el golpe de gracia. Los tres principales bancos islandeses, Landbanki, Kapthing y Glitnir, quebraron y fueron nacionalizados, mientras que la corona perdió el 85% de su valor con respecto al Euro. Al final del año Islandia se declaró en bancarrota.

Contrariamente a lo que se podría esperar, la crisis dió lugar a la recuperación de los derechos soberanos de los islandeses, a través de un proceso de democracia directa participativa que finalmente condujo a una nueva Constitución. Pero sólo después de mucho dolor.

Geir Haarde, el Primer Ministro de un gobierno de coalición socialdemócrata, negoció 2.100.000 dólares de préstamo, a lo que los países nórdicos agregaron otros 2.500.000. Sin embargo, la comunidad financiera extranjera presionaba a Islandia para imponer medidas drásticas. El FMI y la Unión Europea querían hacerse cargo de su deuda, alegando que era el único camino para que el país pague la deuda a Holanda y Gran Bretaña, que habían prometido reembolsarla a sus ciudadanos.
Las protestas y los disturbios continuaron y, finalmente, obligaron al gobierno a renunciar. Las elecciones se adelantaron a abril de 2009, resultando una coalición de izquierda que condenaba el sistema económico neoliberal, pero de inmediato cedió a sus demandas de que Islandia debía pagar un total de 3.500.000 euros. Esto requiere que cada ciudadano islandés abone 100 euros al mes (o alrededor de 130 dólares) durante 15 años, el 5,5% de interés, para pagar una deuda contraída por el sector privado vis a vis. Fue la gota que colmó el vaso.

Lo que sucedió después fue extraordinario. La creencia de que los ciudadanos tenían que pagar por los errores de un monopolio financiero, que a toda una nación se le debe imponer el pagar las deudas privadas se hizo añicos, se transformó la relación entre los ciudadanos y sus instituciones políticas y, finalmente, condujo a los líderes de Islandia al lado de sus electores . El Jefe del Estado, Olafur Ragnar Grimsson, se negó a ratificar la ley que hace a los ciudadanos de Islandia responsables de sus deudas bancarias y aceptó las llamadas a un referéndum.

Por supuesto la comunidad internacional sólo aumentó la presión sobre Islandia. Gran Bretaña y Holanda, amenazaron con represalias terribles de aislar al país. Como los islandeses fueron a votar, los banqueros extranjeros amenazaron con bloquear cualquier ayuda del FMI. El gobierno británico amenazó con congelar los ahorros islandeses y cuentas corrientes. Como dijo Grimsson: “Nos dijeron que si nos negábamos a las condiciones de la comunidad internacional, nos convertirían en la Cuba del Norte. Pero si hubiéramos aceptado, nos habrían convertido en el Haití del Norte. “(¿Cuántas veces he escrito que cuando los cubanos ven el estado lamentable de su vecino, Haití, pueden considerarse afortunados?)

En el referéndum de marzo 2010, el 93% votó en contra de la devolución de la deuda. El FMI inmediatamente congeló sus préstamos. Pero la revolución (aunque no se televisó en los Estados Unidos), no se dejará intimidar. Con el apoyo de una ciudadanía furiosa, el gobierno inició investigaciones civiles y penales de los responsables de la crisis financiera. Interpol emitió una orden de detención internacional del ex presidente de Kaupthing, Sigurdur Einarsson, así como de otros banqueros implicados que huyeron del país.

Pero los islandeses no se detuverin allí: se decidió redactar una nueva constitución que libera al país del poder exagerado de las finanzas internacionales y el dinero virtual. (La que estaba en vigor se había escrito en en momento en que Islandia se independizó de Dinamarca, en 1918, la única diferencia con la Constitución danesa es que la palabra “presidente” fue sustituida por la de “rey”.)
Para escribir la nueva constitución, el pueblo de Islandia eligió a veinticinco ciudadanos de entre 522 adultos que no pertenecen a ningún partido político, pero recomendados por lo menos por treinta ciudadanos. Este documento no fue obra de un puñado de políticos, pero fue escrito en Internet. Las reuniones de los Constituyente se transmitieron on-line, y los ciudadanos podían enviar sus comentarios y sugerencias, asistiendo al documento, que tomaba forma. La Constitución, que eventualmente surje de este proceso democrático participativo, sería presentada al Parlamento para su aprobación después de las próximas elecciones.

Algunos lectores recordarán el colapso agrario de Islandia del siglo IX que apareció en el libro de Jared Diamond, con el mismo nombre. Hoy en día, este país se está recuperando de su colapso financiero en formas que son del todo contrarias de las que generalmente se consideraban insolayables, como confirmó ayer la nueva jefe del FMI, Christine Lagarde, a Fareed Zakaria. Al pueblo de Grecia le han dicho que la privatización de su sector público es la única solución. Y los de Italia, España y Portugal se enfrentan la misma amenaza.

Se debe mirar a Islandia. Negarse a someterse a los intereses extranjeros, ese pequeño país indicó claramente que el pueblo es soberano. Es por eso que no está en la noticias.

Fuente:http://www.dailykos.com/story/2011/08/01/1001662/-Icelands-On-going-Revolution Traducido por Arielev Tomado de: http://sleepwalkings.wordpress.com/2011/08/24/la-revulucion-en-curso-de-islandia/

Deena Stryker, Daily Kos
(Foto del autor de la ría de Baiona, en marea baja, desde el paseo)

lunes, 22 de agosto de 2011

Islandia: "Políticos y banqueros, a la cárcel"

Hördur Torfason sonríe cuando le hablan de la admiración que despierta su país, el único que ha decidido que los responsables de esta larguísima crisis purguen sus pecados. Y que lo hagan en la cárcel. A principios de junio, Islandia inició un juicio contra el ex primer ministro conservador Geeir H. Haarde por su decidida contribución a la tarea de transformar una isla envidiada por el resto del mundo en un país en el que el Gobierno pretendía que cada familia pagara 50.000 euros para saldar la deuda de sus bancos quebrados. "Todo esto no ha pasado solo en Islandia. En EE UU y en Europa también ha habido ladrones que nos han estafado", dice este activista de 65 años, impulsor de las protestas que acabaron con la élite que había mandado en Islandia durante años.
"Cada sábado, varios miles de personas nos manifestábamos frente al Parlamento. Antes de irnos a casa, preguntaba a la gente si quería volver la semana siguiente. Siempre respondían que sí. Así lo hicimos", recuerda Torfason en Madrid. Ha viajado aquí invitado por los jóvenes indignados del 15-M, que escuchan boquiabiertos su relato. Las protestas pedían algo muy ambicioso: que se fueran todos los que mandaban. Gobierno, responsables del banco central y del supervisor financiero... Sorprendentemente, lo consiguieron. El actor reconvertido en líder social cuenta que su biografía tiene mucho que ver con lo que hizo durante esos meses tumultuosos en Reikiavik. "Cuando tenía 20 años me ofrecieron un buen puesto en una empresa. Lo pensé una semana y llegué a la conclusión de que un trabajo así me obligaría a hacer muchas cosas que no quería. Eran los años sesenta, y probablemente habría tenido que casarme con una mujer que hiciera de coartada en la oficina", recuerda Torfason, que más tarde se involucró en el movimiento de liberación gay.

La locura colectiva se apoderó de los islandeses durante los años de bonanza. Un país con 310.000 personas se convirtió en el segundo comprador mundial de la marca de lujo Bang & Olufsen, tan solo por detrás de Rusia, con casi 140 millones de habitantes. "Mi marido y yo queríamos cambiarnos de casa y entonces fui a pedir información al banco. Antes de abrir la boca, el empleado me dijo que podía irme de la oficina con una cantidad indecente de dinero en mi bolsillo. Los bancos hicieron todo lo posible para que la gente se endeudara por la mayor cantidad posible. Te ofrecían una soga para ponértela alrededor del cuello", asegura. Tras el sueño de la abundancia, el país se dio de bruces con la dura realidad: la inflación y el paro se desbocaron; al contrario que la corona y el PIB, que se desplomaron. Una inmensa oleada de furia y frustración inundó la isla de orgullosos vikingos.

Pero, ¿no cree que también tienen su parte de responsabilidad los ciudadanos que veían como héroes nacionales a los tiburones de las finanzas y querían cada vez más casas, más iPhones y más de todo? "No me gusta verlo de esa forma. Nos convencieron de que vivíamos en el país más feliz del mundo. Parecía que nada malo nos podía ocurrir. Nos engañaron de forma sistemática", responde. Leer todo el artículo de El País.

miércoles, 8 de junio de 2011

El ex primer ministro islandés, a juicio por su gestión de la crisis

La mala gestión de la crisis que colocó a Islandia al borde de la ruina como consecuencia del colapso financiero sufrido en 2008 sienta en el banquillo de los acusados al ex primer ministro conservador Geeir H. Haarde, quien ayer recibió la confirmación de la acusación de negligencia grave. Medios islandeses creen que el juicio comenzará tras el verano.
El ex primer ministro conservador islandés Geeir Haarde afrontó ayer la primera sesión preliminar de un juicio al que será sometido por negligencia grave durante su mandato, en el que se produjo el colapso bancario.
El encargado de estudiar el caso es el Landsdómur, un tribunal especial creado en 1905 para juzgar a miembros del Gobierno y que nunca había actuado en los casi 67 años de independencia de la isla. El Landsdómur está formado por cinco jueces del Tribunal Supremo, un presidente de un tribunal de primera instancia, un catedrático de derecho constitucional y ocho ciudadanos designados cada seis años por el Parlamento.
La imputación de Haarde, de 60 años, fue posible porque el Althingi (Parlamento islandés) así lo decidió en setiembre por 33 votos frente a 30, siguiendo el consejo del informe previo de la comisión investigadora sobre las responsabilidades en la crisis.
Ayer el tribunal debía confirmar la acusación, pero medios locales consideran probable que el juicio no comience hasta después del verano... Leer más.

jueves, 14 de abril de 2011

EL MODELO ISLANDÉS

Los ciudadanos de España, de Europa y quizá del mundo deberíamos atender muchísimo más al transcurso de la crisis en Islandia.
Parece que es el único Estado del globo que ha puesto a los mercados por detrás de la democracia, que los ha supeditado a la decisión soberana de los ciudadanos. Todavía está calentito el resultado del referéndum sobre si aceptaban o no devolver la deuda generada por la codicia de sus bancos. Han optado por el no, lo que puede acarrearles consecuencias nada halagüeñas. Lo encomiable hasta ahora es el respeto a la democracia en la que el pueblo islandés ha permanecido a pesar de la crisis. Si los dirigentes de los demás Estados de derecho tuvieran en cuenta a sus ciudadanos, no se socializarían las pérdidas sin permiso democrático, rebanando derechos sociales mientras crecen las descomunales ganancias de los culpables de la crisis.
El presidente islandés, Ólafur Ragnar Grímsson, dijo a este periódico que su país "es una democracia, no un sistema financiero". En cualquier democracia, pues, también podemos ser como los islandeses: decidir cómo afrontamos la crisis y quién debe pagarla. ¿O no?
GASPAR GARCÍA - Madrid, El País, 14/04/2011

domingo, 10 de abril de 2011

Islandia rechaza en referéndum pagar por los errores de sus bancos

El 'no' vence en la consulta celebrada ayer para aprobar la indemnización de 4.000 millones de euros que exigen Reino Unido y Holanda por la quiebra de una entidad.
¿Qué haría usted si uno de los grandes bancos españoles hubiera quebrado en Reino Unido y el Gobierno británico exigiera a España un pago de 50.000 euros por familia para saldar esa deuda? Islandia, que ya se había negado en una ocasión a pagar esa factura, se enfrentó ayer a un segundo referéndum sobre si aprueba -o no- devolver a Reino Unido y Holanda 4.000 millones de euros por la bancarrota de una de sus entidades financieras. Y han vuelto a decir no: según los resultados aún parciales, con el 70% de las papeletas escrutadas, el 57,7% de los votantes han rechazado hacerlo, frente al 42,3% que lo han aprobado...
El referéndum fue convocado hace dos meses por el presidente islandés, Oláfur Ragnar Grímsson, que se negó a firmar una ley del Parlamento que estipulaba las condiciones del acuerdo: un pago con intereses del 3% a 37 años. Grímsson es reincidente: en diciembre de 2009 ya forzó una consulta similar, cuando contra todo pronóstico se negó a firmar una ley que obligaba a pagar con intereses del 5,5% en 15 años. El no ganó entonces de forma arrolladora. "Las antiguas condiciones de pago eran muy injustas: las nuevas son mejores, pero si los islandeses van a tener que cargar con una deuda de sus bancos deben tener derecho a decidir. Islandia es una democracia, no un sistema financiero", declaró Grímsson a este diario hace unos días...
Islandia sigue sumida en una profunda crisis, tras los acontecimientos que acabaron con la quiebra del sistema bancario y que obligaron al país a acudir al FMI. Entonces la Bolsa se desplomó, la corona islandesa perdió el 80% de su valor y la caída del PIB ha sido del 15%. El paro ha pasado del 1% al 8%, hay controles de capital -corralito-, ha habido fuertes subidas de impuestos y recortes del gasto público. La incipiente recuperación es aún muy frágil. Y esa fragilidad puede aumentar en caso de que el no salga vencedor: el Ejecutivo avisó a la población de que el rechazo llevaría el caso a los tribunales, donde la factura puede llegar a ser mucho mayor. Además, si los activos del banco quebrado son menores de lo esperado y la corona vuelve a caer, las cifras se dispararían...
La reacción de Reino Unido no se ha hecho esperar. El secretario jefe del Tesoro británico, Danny Alexander, ha expresado hoy su decepción ante la negativa de los islandeses a pagar por el colapso de los bancos:"Está claro que el rechazo declarado por el pueblo islandés a lo que era un acuerdo negociado ha sido obviamente decepcionante", declaró Alexander. "Por supuesto que respetamos su decisión, pero ahora vamos a hablar con nuestros socios internacionales, y parece que este proceso terminará en los tribunales", añadió.
Leer todo el artículo de El País  aquí.. Más sobre Islandia en El País, 11-04-2011 artículo de Gudbergur Bergsson

sábado, 9 de abril de 2011

La crisis de Islandia

Islandia fue llamada la “Wall Street del Ártico” o el “Tigre Nórdico”, en muy poco tiempo pasó de un crecimiento alto, para un país desarrollado, a convertirse en un país muy endeudado.

Con apenas 320.000 habitantes, los banqueros islandeses quisieron aprovechar la liberalización financiera: el sistema bancario islandés pasó de ocuparse del mercado doméstico a servir de intermediario para otros países, los escandinavos y el Reino Unido principalmente.

Por ejemplo, el banco por internet Icesave perteneciente al banco Landsbanki operó cuentas de ahorro en Holanda y el Reino Unido. Creció hasta tener depósitos por 1.700 millones de euros en el primer país, durante los breves cinco meses en que operó ahí, y por cerca de 5.000 millones de euros en el Reino Unido, durante dos años, gracias a que ofrecía tasas de interés superiores al 5 por ciento.

En una publicación de la Cámara Islandesa de Comercio [1] un funcionario nativo y un académico estadounidense, quien llegó a ser miembro del directorio del Sistema de la Reserva Federal estadounidense, argumentaban, en 2006, que los temores sobre la inestabilidad del sistema financiero de Islandia eran infundados pues todo estaba básicamente bien.

El país tenía el PIB per cápita más alto del mundo en 2005, con muy poca corrupción, bajísima deuda pública (la deuda neta representaba 10% del PIB) y con altísimos niveles de educación y salud. Una excelente muestra de la felicidad que trae a la gente decente el seguir las leyes del mercado y el respeto a la propiedad privada.

El ultraconservador Cato Institute celebraba todavía en febrero de 2008 que el éxito de Islandia se debía en buena parte a sus políticas en favor del libre mercado: los impuestos a los ingresos del trabajo eran de 36 por ciento mientras que los ingresos del capital eran gravados con 10 por ciento.
Las corporaciones gozaban de un gravamen del 18 por ciento, comparado con el 39 por ciento en EEUU, pero el diligente gobierno islandés había ya anunciado una reducción de esa tasa a 15 por ciento [2]. El único foco rojo era un considerable déficit en cuenta corriente.

No obstante la aparente solidez de la economía islandesa, Kaupthing, Glitnir Bank HF y Landsbanki Islands HF -los tres principales bancos islandeses- quebraron en octubre de 2008 tras acumular una deuda de 61.000 millones de dólares, equivalente a 12 veces el producto interno bruto de este país [3].

Tuvieron que ser nacionalizados en ese mes después de que habían sido privatizados en 2003, ¡cinco años duró el sueño del libre mercado! El Cato Institute no ha vuelto a publicar algo sobre Islandia desde febrero de 2008 lo que no habla bien de su honradez intelectual.

Islandia, por supuesto, representa uno de los grandes episodios de catástrofe económica de todos los tiempos. Su economía, capaz de brindar a su población un nivel de vida decoroso, fue secuestrada de forma efectiva por una combinación de ideología de libre mercado y capitalismo de compadrazgo; un trabajo presentado en el congreso celebrado en Luxemburgo al que acabo de asistir muestra que los beneficios de la burbuja financiera han recaído de forma abrumadora sobre una pequeña minoría que ocupa la cima de la distribución de rentas [4].

Islandia cayó en una profunda crisis económica que enfureció a la población. El gobierno debió estatizar los tres bancos y pedir un fondo de rescate al Fondo Monetario Internacional [5].

La corona islandesa se devaluó en 80 por ciento, la bolsa de valores estuvo cerrada por algunos días y el producto interno bruto cayó cerca del 7 por ciento durante 2009. Se estima que fue de cero el crecimiento durante 2010 aunque el PIB creció al fin durante el tercer trimestre de 2010 con respecto al previo.

Los capitalistas islandeses y el gobierno, en complicidad con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional consiguieron que se socializaran muchas de las deudas contraídas por la banca privada en su desbocada carrera para obtener ganancias.

Empezó una disputa por los montos de las deudas bancarias y los tiempos para cubrirlas. Por ejemplo el Reino Unido exigió el pago no de los 20.000 euros por depósito que marca la legislación europea; sino de entre 50.000 y 100.000 euros. Eso elevaba la deuda islandesa a 2.700 millones de euros por depósitos realizados en el banco Icesave.

El gobierno británico amenazó con incautar los activos del banco Kaupthing (sin relación comercial con el Icesave) aplicando la legislación antiterrorista del Reino Unido.

Ante la propuesta burguesa de que el pueblo islandés pagara todas las deudas que no contrajo; la gente salió a protestar.

Las protestas ciudadanas frente al parlamento en Reykjavik van en aumento. El 23 de enero de 2009 se convocan elecciones anticipadas y tres días después, las caceroladas ya son multitudinarias y provocan la dimisión del Primer Ministro, el conservador Geir H. Haarden, y de todo su gobierno en bloque. Es el primer gobierno que cayó víctima de la crisis mundial.

El 25 de abril se celebran elecciones generales de las que sale un gobierno de coalición formado por la Alianza Social-demócrata y el Movimiento de Izquierda Verde, encabezado por la nueva Primera Ministra Jóhanna Sigurðardóttir.

A lo largo del 2009 continúa la pésima situación económica del país y el año cierra con una caída del PIB del 7%.

Mediante una ley ampliamente discutida en el parlamento se propone la devolución de la deuda a Gran Bretaña y Holanda mediante el pago de 3.500 millones de euros, suma que pagarán todas las familias islandesas mensualmente durante los próximos 15 años al 5,5% de interés. La gente se vuelve a echar a la calle y solicita someter la ley a referéndum. En enero de 2010 el Presidente, Ólafur Ragnar Grímsson, se niega a ratificarla y anuncia que habrá consulta popular.

En marzo se celebra el referéndum y el NO al pago de la deuda arrasa con un 93% de los votos. La revolución islandesa consigue una nueva victoria de forma pacífica. El FMI congela las ayudas económicas a Islandia a la espera de que se resuelva la devolución de su deuda [6].

En noviembre, de 2010, se eligió una Asamblea Constituyente que reformará la carta magna del país para recoger las experiencias de la crisis cuyos trabajos se inician en febrero de 2011. Es claro entonces que el final de la crisis islandesa no se ha escrito aún. ¿Cuándo saldrá Islandia de la crisis y cómo se repartirán los costos? Las respuestas a estas preguntas saldrán de la pugna entre la plutocracia y el pueblo que ya ha obtenido importantes victorias.

La crisis bancaria localizada en Islandia mostró lo que la competencia capitalista ha logrado al ampliar la escala de la acumulación. Islandia, un país muy pequeño, creó las condiciones para concentrar una porción mayor de la que le correspondería de la ganancia bancaria mundial.

Como nos dice el marxismo, la ganancia bancaria proviene del interés cobrado por el tráfico dinerario y resulta de la ganancia originada en las esferas productivas. Al contraerse, durante la crisis, la masa de ganancia generada en la producción, la masa de ganancia bancaria se contrajo también y ello ocasionó crisis bancarias en todo el mundo.

Las quiebras bancarias a diferencia de las de esferas productivas tienen un efecto “perverso”. Si quiebra una empresa productiva y eso arrastra a otras empresas relacionadas con ella se trata de una purga conveniente para el organismo capitalista pues todos los involucrados son capitales total o parcialmente sobrantes que deben destruirse en mayor o menor grado.

La quiebra bancaria arrastra a capitales productivos sobrantes o no. La respuesta burguesa en esta crisis y en otras anteriores ha sido impedirlas , con excepciones como Lehman Brothers, cargándoles a los trabajadores la mayor parte posible de las pérdidas. Es decir que parte de la plusvalía futura será apropiada por el sector financiero sin pasar por la forma de ganancia de empresas productivas.

La crisis islandesa es no una quiebra bancaria sino una serie de ellas que amenaza a todo el sistema productivo del país. ¿Qué hizo posible que se dejara quebrar a los tres principales bancos del país y pareciera no tener efectos devastadores sobre toda la economía?

Krugman dice que la gravedad de la crisis islandesa impidió la aplicación de las medidas ortodoxas y eso condujo a una salida más rápida y menos costosa que otras. Esta interpretación keynesiana encuentra en los excesos del capitalismo las causas de la crisis.

Tendremos que volver a este asunto en otro artículo para tratarlo como amerita, por lo pronto es conveniente puntualizar sobre la crisis económica islandesa:

Se trató de una crisis bancaria de grandes proporciones que empobreció a todo un país que jugó el papel de banca para países más grandes merced a una legislación excepcionalmente beneficiosa para el capital.

Eso potenció durante algún tiempo el crecimiento pero desembocó en una crisis bancaria aún no resuelta y que compromete el futuro rendimiento del capitalismo en Islandia.

Los costos de la crisis no se han cargado íntegramente a los trabajadores islandeses gracias a que se han defendido y logrado victorias parciales. Obviamente las causas de esta crisis rebasan el ámbito nacional. ¿Cuáles serán las posibles soluciones entonces?

Alejandro Valle Baeza es profesor de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México

Referencias:

[1] Mishkin, F.S. y Herbertsson, T. Financial Stability in Iceland. Iceland Chamber of Commerce. 2006 en: http://www.vi.is/files/555877819Financial%20Stability%20in%20Iceland%20Screen%20Version.pdf

[2] Ver “Iceland and Taiwan to Slash Corporate Tax Rates” por Daniel J. Mitchell en http://www.cato-at-liberty.org/iceland-and-taiwan-to-slash-corporate-tax-rates/

[3] Kaupthing era el mayor banco islandés antes de declarase en quiebra. El ex director general de Kaupthing, Hreidar Mar Sigurdsson, y el ex director de la sucursal de Luxemburgo, Magnus Gudmundsson, fueron interrogados el 6 enero de 2011 por el fiscal especial, Olafur Thor Hauksson, tras lo cual el primero pasará 12 días en la prisión de Litla-Hrauni, en el sur del país, y el segundo, siete.

[4] Krugman, P. “El milagro islandés después de la crisis” publicado en The New York Times y traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez en http://krugman.blogs.nytimes.com/2010/06/30/the-icelandic-post-crisis-miracle/?utm_source=lasindias.info/blog En el artículo Krugman muestra que el 1 por ciento más rico de la población pasó de tener el 7.5 por ciento del ingreso en 2001 a percibir el 20 por ciento en 2007.

[5] “Justicia detrás de responsables de crisis islandesa” por Lowana Veal en esta web.

[6] “Islandia: La revolución silenciada “ en La haine.org: http://www.lahaine.org/index.php?p=50982
Fuente: Alejandro Valle Baeza. LibreRed.

Más sobre Islandia Lecciones Islandesas Y Gente Independiente Y La Gente no tiene que pagar la locura de sus banqueros, Islandia enjaula a sus banqueros, de El País.

viernes, 11 de marzo de 2011

Más sobre Islandia.



SIN NOTICIAS DE ISLANDIA:
Si alguien cree que no hay censura en la actualidad, que me diga si así como se ha sabido todo lo que pasa en Egipto, porque los periódicos no han dicho nada de nada sobre lo que pasa en Islandia:
En Islandia, el pueblo ha hecho dimitir a un gobierno al completo, se nacionalizaron los principales bancos, se decidió no pagar la deuda que estos han creado con Gran Bretaña y Holanda a causa de su mala política financiera y se acaba de crear una asamblea popular para reescribir su constitución.
Y todo ello de forma pacífica. Toda una revolución contra el poder que nos ha conducido hasta la crisis actual.
He aquí, por qué no se han dado a conocer hechos durante dos años :
¿Qué pasaría si el resto de ciudadanos europeos tomaran ejemplo.
Esta es, brevemente, la historia de los hechos:
2008. Se nacionaliza el principal banco del país. La moneda se desploma, la bolsa suspende su actividad. El país está en bancarrota.
2009. Las protestas ciudadanas frente al parlamento logran que se convoquen elecciones anticipadas y provocan la dimisión del Primer Ministro, y de todo su gobierno en bloque. Continúa la pésima situación económica del país.
Mediante una ley se propone la devolución de la deuda a GB y Holanda mediante el pago de 3.500 millones de euros, suma que pagarán todos las familias islandesas mensualmente durante los próximos 15 años al 5,5% de interés.
2010. La gente se vuelve a echar a la calle y solicita someter la ley a referéndum.
En enero de 2010 el Presidente, se niega a ratificarla y anuncia que habrá consulta popular.
En marzo se celebra el referéndum y el NO al pago de la deuda arrasa con un 93% de los votos.
A todo esto, el gobierno ha iniciado una investigación para dirimir jurídicamente las responsabilidades de la crisis. Comienzan las detenciones de varios banqueros y altos ejecutivos. La Interpol dicta una orden, y todos los banqueros implicados, abandonan el país.
En este contexto de crisis, se elige una asamblea para redactar una nueva constitución que recoja las lecciones aprendidas de la crisis y que sustituya a la actual, una copia de la constitución danesa.
Para ello, se recurre directamente al pueblo soberano. Se eligen 25 ciudadanos sin filiación política de los 522 que se han presentado a las candidaturas, para lo cual sólo era necesario ser mayor de edad y tener el apoyo de 30 personas.
La asamblea constitucional comenzará su trabajo en febrero de 2011 y presentará un proyecto de carta magna a partir de las recomendaciones consensuadas en distintas asambleas que se celebrarán por todo el país.
Deberá ser aprobada por el actual Parlamento y por el que se constituya tras las próximas elecciones legislativas.
Esta es la breve historia de la Revolución Islandesa: dimisión de todo un gobierno en bloque, nacionalización de la banca, referéndum para que el pueblo decida sobre las decisiones económicas trascendentales, encarcelación de responsables de la crisis y reescritura de la constitución por los ciudadanos.
¿Se nos ha hablado de esto en los medios de comunicación europeos?
¿Se ha comentado en las tertulias políticas radiofónicas?
¿Se han visto imágenes de los hechos por la TV? Claro que no.
El pueblo islandés ha sabido dar una lección a toda Europa, plantándole cara al sistema y dando una lección de democracia al resto del mundo.
Ahora quieren entrar en Europa, pero ¿no podríamos ser todos islandeses?
Leer mas aqui: Islandia, el país que castiga a los banqueros culpables de la crisis

lunes, 7 de marzo de 2011

Islandia, más noticias. El pueblo existe, se expresa, no se resigna,... ¡¡lucha y actua!!

El pueblo había desaparecido. Filósofos, políticos, analistas: en Occidente todos concordaban en el aburguesamiento de las clases trabajadoras, aunque sólo fuera por los gloriosos años del Estado del bienestar propio de nuestras sociedades desarrolladas. En cuanto a los países en vías de desarrollo, estaba claro que, sometidos como lo estaban a dictaduras férreas nutridas por Occidente, su estancamiento casi catatónico era la garantía de un orden mundial muy conveniente.
Dos acontecimientos quebraron nuestras sólidas convicciones. Primero, el despertar auténtico de tres pueblos árabes que lograron el asombroso resultado de echar a un par de dictadores con sus cómplices, de arrinconar a un tirano loco, de aterrorizar a unos cuantos más y de minar las bases de regímenes corrompidos exigiendo elecciones libres en nombre de la democracia. Un pueblo enfurecido pero no violento, acuciado por la miseria y la sed de libertad, en cuya lucha se fundían las diferencias de clase y de religión. La historia de Túnez, de Egipto y de Libia no ha terminado; pero ha comenzado bien.
En la democracia, en cambio, parecía inútil buscar al pueblo y esperar que se expresase: para eso tenía representantes, unos partidos convertidos, según Juan I. Macua, en agencias de colocación, una casta dirigente elegida –es verdad– y pagada en principio para hablar en su nombre. Con eso, la acción democrática parecía reducida al proceso electoral. Toda búsqueda inquieta o sentimental del colectivo que se agrupaba bajo ese nombre terminaba en la noche de los tiempos: 1789, la Comuna de París, Garibaldi, Steinbeck, las grandes huelgas… Y sin embargo, según un sondeo hecho por la revista Philosophie, frente a lo que ya se llama en democracia “la crisis de la representación”, el 66% de los franceses se declara favorable a que ciudadanos “por sorteo”, como en Atenas, compongan comités populares para controlar la acción de los elegidos locales. Y que una ley sea revisada automáticamente si una manifestación de un millón de personas lo pide.
Y entonces, pese al casi boicot o desinterés de la información, nos llega una noticia de Islandia: en 2008, en plena crisis financiera, el pueblo, los ciudadanos, bajaron a la calle. Mucho se ha razonado sobre la crisis, así como sobre la actitud desvergonzada de las organizaciones financieras nacionales e internacionales que se hicieron con el mango y con la sartén, como dijo Iñaki Gabilondo, y se llega siempre a la misma constatación: los que han de pagar la nota no son los culpables. Son la gente.
En Islandia, isla de 317.000 habitantes, con el Parlamento
(Althing) más viejo del mundo (año 930), el pueblo ha decidido no pagar. Todos los bancos islandeses se habían portado muy mal. En particular Landsbanki, cuya filial Icesave, con tasas de interés de hasta el 6%, había atraído en cinco meses 10.000 millones de dólares ingresados por 300.000 británicos y buen número de holandeses, depósitos no cubiertos por el fondo islandés de garantía. Este pueblo de pescadores pronto se vio a merced de los banqueros de negocios, de una banca central y un Gobierno ebrio de éxito financiero. Islandia fue el primer país en sucumbir a la crisis financiera. En pocos días, sus tres bancos principales, Kaupthing, Landsbanki y Glitnir, mordieron el polvo.
Cuando tuvo lugar la previsible quiebra de Icesave, Londres y La Haya se a apresuraron a reembolsar a sus ciudadanos, arrojando con ello un tupido velo sobre la nulidad total de sus autoridades de control. Luego, ambos países pasaron la factura a Reykjavik: 4.000 millones de euros (2.700 los británicos y 1.300 los holandeses), a 15 años y un interés del 5,5%. Al principio, el Parlamento islandés nacionalizó los tres bancos, cosa que provocó la huida de sus directivos y, temeroso de ver denegado su acceso a la Unión Europea, promulgó una ley sobre el reembolso. Constatando que la suma exigida significaría el pago de 100 euros mensuales durante ocho años para cada uno de los habitantes de la isla, un vasto movimiento de opinión y manifestaciones obligaron al presidente islandés a rehusar la ratificación de la ley y someterla a un referéndum, cuyo resultado fue una sorpresa: el 93% de los islandeses votaron contra el reembolso. Desde entonces, el problema está en suspenso.
Pese a la nueva oferta de reembolso de la deuda con el 3% de interés y pagos aplazados hasta 2046, aceptada esta vez por el primer ministro islandés, Reino Unido y Holanda sólo pueden esperar un rechazo masivo. “Los ciudadanos de Islandia serán llamados a las urnas para votar este nuevo acuerdo con los Gobiernos británico y holandés”, declaró el presidente Olafur Grímsson, que en marzo de 2010 se alegró del rechazo masivo al plan anterior, al que él también se opuso.
Este procedimiento debería dar que pensar tanto a los dirigentes como a los expertos en democracia. Al mismo tiempo, los islandeses decidieron cambiar la Constitución. Desde mediados de febrero, 35 ciudadanos electos al margen de todos los partidos trabajan sobre un nuevo texto, basado en la separación de la Iglesia y el Estado, la nacionalización de los recursos naturales y la clara separación entre poderes ejecutivo y legislativo. Deben entregar el texto antes del próximo verano. Nicole Thibon en Público. Fuente: http://blogs.publico.es/dominiopublico/3107/el-pueblo-existe/

viernes, 4 de marzo de 2011

Islandia sale de la crisis.

El país nórdico logra volver al crecimiento dos años después de que su economía rozara la bancarrota
Islandia ve la luz. Después de un esperanzador segundo semestre de 2010, todo indica que el país retomará este año la senda del crecimiento, después de dos cursos consecutivos de caídas en su PIB del 10% acumulado. Las estimaciones de la OCDE hablan de un avance del 1,5%, mientras que Fondo Monetario Internacional (FMI) es más optimista y duplica esta cifra. En cualquiera de estos dos escenarios, el éxito es evidente, teniendo en cuenta que en octubre de 2008 el sistema financiero se derrumbaba y que la bancarrota era una posibilidad real.
¿Milagro? No. Esta veloz recuperación se apoya principalmente en la rapidez a la hora de gestionar la crisis y en el cumplimiento escrupuloso de un plan de reformas que prácticamente ha reconstruido la estructura financiera y económica del país. Nada más estallar la burbuja financiera, Islandia nacionalizó todo su sistema bancario, y posteriormente ha hecho un pago selectivo de sus compromisos, ha reconstruido la credibilidad en su maltrecha moneda -la corona-, ha controlado el gasto y ha reducido fuertemente las inversiones públicas.
En estos momentos las cajas de ahorros y las instituciones financieras no bancarias están siendo recapitalizadas, y el marco de supervisión será reforzado con modificaciones que se materializarán antes del verano. Paralelamente se han logrado acuerdos de reestructuración de las deudas de los hogares y de las pequeñas empresas. Con esta última medida se busca recuperar la confianza de los consumidores y hacer más fácil el cobro de las deudas pendientes por parte del sistema financiero.
Las estimaciones de la OCDE indican que el consumo privado crecerá este año un 2,2%, tras el derrumbe del 16% registrado en 2010. El otro motor del crecimiento, que comenzó a despuntar el tercer trimestre, serán las exportaciones, que aumentarán un 1,6% tras haberse estancado durante un año. Las inversiones crecerán un 6,4%, después del retroceso del 14% en 2010. En cuanto al control del gasto público -y siempre según las previsiones de la OCDE-, el déficit se situará por debajo del 2,7% del PIB, frente al 6,3% anterior.
Hace 15 días, el FMI bendijo estos avances, al mismo tiempo que mantenía el préstamo de 2.100 millones de dólares concedido en 2008 para rescatar a Islandia. No obstante, advirtió de que aún hay camino por recorrer y puso el acento en los riesgos de la inflación, que cerró el año pasado en el 5,3%, y en el desempleo, que llegó al 7,5% y con perspectivas de seguir creciendo en 2011. En el marco financiero, el FMI ha advertido que se agilice la liberalización de los controles de capital.
En medio de estas negociaciones se encuentra la negativa de Islandia a pagar los 5.000 millones de dólares de la quiebra del Icesave, una entidad financiera cuyos depósitos debieron ser respaldados por Reino Unido y Holanda. Este mes, y después de la visita de una misión del FMI, el Ejecutivo anunció la convocatoria de un segundo referéndum para decidir si finalmente el Estado asume esta deuda con sus vecinos europeos. Hace un año se anuló -también mediante consulta popular- realizar estos pagos aprobados por el Congreso. El Fondo ha condicionado el desembolso total de las ayudas a Islandia a estos pagos.Ver aquí todo el artículo de El País. Más sobre Islandia. Y aquí. Más noticias sobre Islandia.

domingo, 27 de febrero de 2011

Una nueva noticia sobre Islandia. ¡Lástima! "En Islandia no tenemos corresponsales"

“Si rechazan el pago de la deuda, probablemente tendremos que rebajar la calificación de Islandia a Ba1 o menos.” -Comunicado de la agencia Moody’s-
Las revoluciones son siempre muy fotogénicas, y ahora incluso se retransmiten en directo. Ahí tenemos el caso de Egipto, cuya lucha contra Mubarak hemos visto en tiempo real, con decenas de corresponsales sobre el terreno; y lo mismo pasaría en Libia si Gadafi permitiera la entrada de periodistas.
Pero las revoluciones quedan bien en la tele si son violentas. Si no hay manifestaciones tumultuosas, barricadas ardiendo, pedradas y gente con la cabeza abierta, no hay mucho que ver. Debe de ser por eso que no tenemos corresponsales en Islandia, y hasta ahora ningún telediario ha conectado en directo con las calles de Reikiavik, ni en los periódicos hay infografías diarias sobre este pequeño país del norte de Europa.
Decir “revolución pacífica” suena a oxímoron, y muchos dirán que no es posible, que es otra cosa. Pero los islandeses están protagonizando lo más parecido a una revolución que hemos visto en esta parte del mundo en mucho tiempo, y por aquí apenas nos hemos enterado. Seguramente porque las mediáticas revueltas árabes no tienen riesgo de contagio en Europa, mientras que la movilización islandesa puede darnos ideas peligrosas...
Entre otras cosas han conseguido que el gobierno dimita, nacionalizar la banca, perseguir penalmente a los banqueros responsables, rechazar en referéndum el pago de la deuda bancaria, y ahora participan en la elaboración de una nueva constitución más democrática y social. Por si fuera poco, han aprobado una iniciativa para convertir el país en un refugio internacional para la libertad de prensa, donde el próximo Julian Assange pueda trabajar sin que lo encarcelen ni le cierren la web.
Sí, es verdad que España e Islandia no tienen mucho en común. Es un país pequeño, aislado, con peculiaridades económicas. Pero después de tanto decirnos que no somos Grecia ni Irlanda, a uno le entran ganas de ser Islandia un ratito. Isaac Rosa en Público.

martes, 8 de febrero de 2011

La revolución islandesa

¿Sabías que hace ya tiempo (casi dos años) comenzó otra revolución en Islandia que, con todos mis respetos, considero tan importante como la de Túnez y Egipto al menos para Europa e incluso para la Humanidad, y que provocó auténticos cambios muy radicales en la relación del pueblo con sus representantes políticos? Esa revolución pacífica ha sido una de las más importantes del mundo y ocurrió aquí al lado mismo de Europa. Si no has oído hablar de ella es porque a la falsimedia que nos des-provee de información no le interesa que sepas de esto, que lo conozcas, porque supone algo muy novedoso y ejemplar. Voy a hacer un brevísimo resumen.

La historia comienza como tantas otras que hemos oído contar últimamente: En octubre del 2009 a Islandia le pasó como a muchos otros países que sucumbieron a la crisis; el déficit alcanzó el 76%, los tres principales bancos entraron en bancarrota y el país se fue literalmente a la ruina. Inicialmente se pidió ayuda al FMI que concedió 2.100 millones de euros en préstamos mas otros 2.500 de países limítrofes. Las familias islandesas deberían pagar esta deuda durante los próximos 15 años al 5,5 % de interés. Inicialmente los islandeses no protestaron, puesto que la falta de costumbre había anquilosado sus neuronas (la última manifestación había ocurrido en 1949 contra la OTAN) y apenas acudieron 15 personas a manifestarse. Pero en enero de ese año la cifra había ascendido a más de 2000.

En contra de la típica actuación de los gobiernos europeos, los islandeses se negaron a pagar la deuda contraída por sus políticos (y por ello tratados como terroristas por Inglaterra), de hecho cambiaron por completo a sus dirigentes, detuvieron y procesaron a los banqueros y ejecutivos responsables del desastre (muchos se dieron a la fuga y están buscados por la Interpol) y redactarán en breve una nueva constitución recurriendo para ello directamente al pueblo soberano: Eligieron a 25 ciudadanos sin filiación política. Esas personas comenzarán la redacción de la carta magna en febrero de 2011 y presentarán su proyecto teniendo en cuenta las recomendaciones consensuadas en distintas asambleas que se celebrarán por todo el país. El texto deberá ser ratificado inicialmente por el actual parlamento y también por el nuevo parlamento que surgirá tras las nuevas elecciones legislativas.

La reciente y más innovadora estrategia en la que trabaja este gobierno consiste en crear un “refugio” informativo. Islandia acogerá y protegerá en su territorio a servidores y portales de la red que publican diversa información secreta y comprometedora, recibida de fuentes anónimas -un paraíso informático, libre de toda presión.

Hay gente que afirma que Islandia y España tienen muchas cosas en común, ya veremos. De todas maneras hoy no voy a escribir más, puesto que toda la información la tienes a un par de clics de ratón. Estas son noticias que evidentemente no leerás en la prensa oficiosa:

Lo único que encontré en la prensa “oficial” fue un minúsculo artículo de El País (en El Mundo y el resto de diarios nacionales ni se menciona).


La revolución de Islandia. Ignacio Escolar en Público.
Qué está pasando en Islandia.
Fuente Blog de Mino.