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viernes, 3 de junio de 2016

La teoría de la equidistancia --fragmento de La Guerra Civil como moda literaria

[…] en numerosos casos se aplica en las novelas sobre la Guerra Civil la teoría de la equidistancia, entendida esta como la proyección de «la imagen de los dos bandos enfrentados, repetida con buenas o malas intenciones a lo largo de los años, [que] alude al odioso postulado de la simetría entre las dos caras de una moneda o entre las dos bordas –las dos bandas– de un barco»[1]. Pero, en efecto, y como sugería Carmen Negrín en las IX Jornadas sobre la cultura de la República, celebradas durante el mes de abril de 2011 en la Universidad Autónoma de Madrid y dirigidas por el profesor Julio Rodríguez Puértolas, «Bando: ¿dos bandos? Un gobierno no es un bando»[2]. La novela española actual, sin embargo, contribuye a reforzar la idea de que el Gobierno legítimo republicano sea considerado un bando, situándolo en una posición de simetría con respecto al bando –ahora sí es de rigor el uso del sustantivo– franquista. No es casualidad encontrar en las novelas afirmaciones encaminadas a apuntalar la idea de que en ambos lados y por igual se cometieron todo tipo de atrocidades.

La teoría de la equidistancia está muy presente en la narrativa española actual y se pone en práctica, por ejemplo, en Soldados de Salamina de Javier Cercas (Tusquets, 2001), cuando sitúa en posición simétrica la muerte de Antonio Machado y el frustrado fusilamiento del escritor y falangista Rafael Sánchez Mazas desde el principio mismo de la novela:

Un día de principios de febrero de 1999, el año del sesenta aniversario del final de la guerra civil, alguien del periódico sugirió la idea de escribir un artículo conmemorativo del final tristísimo del poeta Antonio Machado, que en enero de 1939, en compañía de su madre, de su hermano José y de otros cientos de miles de españoles despavoridos, empujado por el avance de las tropas franquistas huyó desde Barcelona hasta Collioure, al otro lado de la frontera francesa, donde murió poco después. El episodio era muy conocido, y pensé con razón que no habría periódico catalán (o no catalán) que por esas fechas no acabara evocándolo, así que ya me disponía a escribir el consabido artículo rutinario cuando me acordé de Sánchez Mazas y de que su frustrado fusilamiento había ocurrido más o menos al mismo tiempo que la muerte de Machado, solo que del lado español de la frontera. Imaginé entonces que la simetría y el contraste entre esos dos hechos terribles –casi un quiasmo de la historia– quizá no era casual y que, si conseguía contarlos sin pérdida en un mismo artículo, su extraño paralelismo acaso podía dotarlos de un significado inédito [...]. El resultado fue un artículo titulado «Un secreto esencial»[3].

Obsérvese el modo en que Cercas utiliza, de buen seguro de forma intencionada, la palabra «simetría» para establecer un paralelismo entre la muerte de Antonio Machado y el fusilamiento fallido del poeta falangista.

La teoría de la equidistancia coloca en simétrica posición a las víctimas y a sus verdugos, como si a ambas partes del conflicto hubiera que atribuirle la misma responsabilidad. No resulta difícil localizar en las novelas que sobre la Guerra Civil se escriben en la actualidad sentencias del tipo «en esta guerra y posguerra se han cometido muchas atrocidades por ambos bandos. Repito: por ambos bandos», extraída de la novela Donde nadie te encuentre de Alicia Giménez Bartlett[4]; o en Dime quién soy de Julia Navarro: «¿Asesinos? Sí, en este país hay y ha habido muchos asesinos, pero no solo los nacionales, no, también los otros han matado a muchos inocentes»[5]. También Javier Marías habla en Tu rostro mañana de que el terror era el «mismo en ambas zonas, en siniestra simetría demente»[6]. Pero igualar a los verdugos con las víctimas supone falsear la historia por medio de su descripción equidistante, como, contrariamente, el propio Marías afirma en otro lugar de su novela, cuando el protagonista le pregunta a su padre los motivos por los cuales nunca pensó en vengarse de la persona que le delató y que, por culpa de la misma, no solo sufrió años de cárcel, sino que también fue privado del ejercicio de la docencia durante el periodo que duró la dictadura franquista:

…le habría dado una especie de justificación a posteriori, un falso asidero, un motivo anacrónico para su acción. Ten en cuenta que en el conjunto de una vida lo cronológico va perdiendo importancia, no se distingue tanto lo que vino antes de lo que vino luego, ni los actos de sus consecuencias, ni las decisiones de lo que desencadenan. Él habría podido pensar que al fin y al cabo yo le había hecho algo, qué más daba cuándo, y haberse ido a la tumba más conforme consigo mismo[7].

El paso del tiempo en efecto termina borrando las huellas de la Historia, difumina las diferencias, altera la cronología y acaso contribuye a la confusión de las causas y los efectos, como imprime la metáfora de las tres casas distintas pero igualadas con los años en Soldados de Salamina de Javier Cercas:

Sesenta años atrás habrían sido sin duda tres casas muy distintas, pero el tiempo las había igualado, y su aire común de desamparo, de esqueletos en piedra entre cuyos costillares descarnados gime el viento en las tardes de otoño, no contenía una sola sugestión de que alguien, alguna vez, hubiera vivido en ellas[8].

El tiempo borra las huellas y dificulta la tarea de discernir entre las causas y los efectos, entre las víctimas y sus verdugos. Parece que la novela española actual que convierte la Guerra Civil en materia novelable participa de dicha confusión equidistante. La inculpación y la exigencia de responsabilidad a «los unos y los otros» por la tragedia desatada es un tema recurrente en nuestra literatura guerracivilista. El historiador Francisco Espinosa Maestre, en su ensayo El fenómeno revisionista o los fantasmas de la derecha, donde desmonta las teorías construidas por la historiografía revisionista actual sobre la Guerra Civil, saca a colación el modo en que la teoría de la equidistancia es empleada por Lorenzo Silva, autor de Carta blanca (Espasa, Calpe, 2004), cuando el novelista dice, en relación con la ocupación de Badajoz, que su novela «refleja el heroísmo y la infamia de los dos bandos. Los republicanos fusilaron, por ejemplo, a jubilados; y la represión nacional fue inhumana; pero entre sus filas hubo quien se jugó el tipo». Ante una proposición de este tipo, Espinosa Maestre no puede sino apuntar:

Ahora resulta que los republicanos fusilaron a jubilados y que los fascistas se jugaron el tipo [...]. Y ya como colofón, y tras decir que en el palacio de congresos que se ha construido en lo que fue la plaza de toros de Badajoz, convendría que «haya un recuerdo de lo que significó aquello», Silva el ecuánime repite: «También vi que en el baluarte de Trinidad hay un monumento a los héroes de la Legión. Esto está bien porque fue gente que se dejó el pellejo; pero cabría colocar otro monumento a los carabineros que lucharon por la República en la ciudad». Parece que no importa nada que unos se dejaran el pellejo defendiendo la democracia y otros el fascismo. Por lo visto el tiempo todo lo iguala. Por esta regla de tres Europa estaría cuajada de monumentos a los nazis que se dejaron el pellejo... [9]

Ante reconstrucciones del pasado de este tipo, es de rigor esgrimir que situar en el mismo plano de responsabilidad a un gobierno legítimo y a los golpistas que atentan contra su legalidad responde, como afirma Serge Salaün, a una insidiosa maniobra revisionista:

Desde hace algunos años se propaga una nueva manera de enfocar la literatura y la cultura de la guerra de España, alrededor del dogma de la «equidistancia». El punto de partida se sitúa a mediados de los años ochenta cuando, después de la Transición y asentada la democracia, se pretende enfocar la historia de la guerra hacia perspectivas menos partidarias, menos doctrinarias y, sobre todo, menos maniqueas. Como si el fantasma de la guerra o de la dictadura fuera ya inofensivo, como si la visión supuestamente primitiva y drástica entre «buenos» y «malos» necesitara matizarse o suavizarse, hacia unas posiciones más humanas de perdón, reconciliación u olvido de un pasado que se quiere superado[10].

Más adelante señala Salaün que la teoría de la equidistancia no solamente produce y legitima «cierta reescritura sesgada de la Historia, o ciertas omisiones»[11] debido a que «la doctrina del “justo medio” encaja mal con la realidad social, ideológica y política»[12]; pero además, advierte sobre la peligrosidad política que conllevan este tipo de lecturas (o de reescrituras) de la Historia al señalar que «suele ser el terreno abonado para empresas ideológicas solapadas de rehabilitación de este pasado dictatorial, presentado como ominoso durante más de una década»[13]. […]

Resulta innegable la existencia de una violencia desmesurada y descontrolada en la zona republicana –producida sobre todo durante los primeros meses de la contienda– que la literatura fascista se apresuró en calificar de «terror rojo». Y acaso es de rigor no mirar hacia otro lado. Pero para comprender en su completa dimensión histórica este episodio dramático de nuestra guerra, tiene que entenderse, en primer lugar, que la violencia fue desencadenada por –o mejor: fue una reacción lógica de– la violencia que se inició tras el golpe de Estado. Y, como apunta José Luis Ledesma, «el atronador y dramático contexto en el que las matanzas tuvieron lugar no disculpa, pero sin él nada resulta inteligible»[14]. En segundo lugar, también es de rigor señalar que, si bien es incuestionable la veracidad de este episodio histórico perteneciente a la Guerra Civil española, también es cierto que la violencia registrada en la zona republicana fue inmediatamente atajada por las instituciones gubernamentales republicanas en un intento de enderezar el rumbo y recuperar el mando de la situación. El papel que asume el Estado republicano frente a la violencia cometida en su zona, en su intento de limitar la violencia espontánea, constituye el rasgo distintivo que hace que medie un abismo entre el denominado «terror rojo» y el «terror blanco» producido en las zonas conquistas por los rebeldes. De esta opinión es Paul Preston:

Naturalmente, las atrocidades no se limitaron a la zona rebelde. Especialmente a principios de la guerra, hubo oleadas de asesinatos de curas y sospechosos de ser simpatizantes fascistas [...]. Sin embargo, si hubo una diferencia en los asesinatos en las dos zonas, esta yace en el hecho de que las atrocidades republicanas solían ser obra de elementos incontrolables, en unos días en que se habían sublevado las fuerzas del orden[15].

Del mismo modo, Herbert R. Southworth afirma:

Sabemos que los líderes de la República condenaron la violencia de sus partidarios, y en algunos casos lograron limitarla. También sabemos [...] que, al revés que en el campo republicano, la matanza se convirtió en la España de Franco en una forma de vida durante toda la guerra y muchos años después [...]. Contra estas matanzas, ningún falangista levantó la voz de protesta, ni un requeté, ni un general franquista, ni un sacerdote, ningún abad mitrado, obispo, cardenal o nuncio se indignaron[16].

Y más adelante sostiene el historiador norteamericano lo que sigue:
Los asesinatos se perpetraron en la España republicana cuando los hombres que había jurado defender la ley y el orden renegaron de su palabra, abandonaron al Estado y se alzaron para fomentar una rebelión, dejando las calles a una multitud vengativa y furiosa cargada de razón [...]. Por el contrario, las matanzas en la zona rebelde [...], fueron organizadas con método, firmadas por los militares y bendecidas por la Iglesia, y fueron mucho más numerosas[17].

En definitiva, y como afirma Ángel Viñas en su libro:
Si en la zona republicana el Estado apenas si existió de facto en los primeros meses de la guerra, aunque nunca se desplomó totalmente, una de las claves sobre las que se asentó el proceso de recuperación paulatina de su autoridad fue, con el ejército y la economía, el «orden público». Esto se reflejó en la voluntad de retirar la administración de la violencia a los micropoderes y grupos armados que la aplicaban a su aire [...]. La correspondencia entre la progresiva reconstrucción del Estado y el descenso de las atrocidades es, a mi entender, incuestionable por más que se manifestara con distinta velocidad[18].

Dicho lo cual, no es de recibo seguir sosteniendo una visión de la Guerra Civil española desde una perspectiva equidistante. Tratar de igualar y de situar en el mismo nivel de responsabilidad a quienes atacaron a un sistema legítimo y democrático y a quienes, por el contrario, sufrieron la agresión de un golpe militar fascista no puede sino tildarse de tergiversación –consciente o inconsciente– de la Historia. En este sentido, hacemos nuestras las palabras de Alberto Reig Tapia:

Una violencia era de signo defensivo ante el asalto al poder legítimamente establecido y, la otra, era de carácter ofensivo empezando por poner en peligro uno de los principios esenciales de toda sociedad civilizada: la seguridad jurídica. Conviene, además, recordar que todo código penal admite eximentes en caso de legítima defensa y agravantes en caso de agresión indiscriminada. Se trata de una cuestión cualitativa fundamental en torno a la cual giran todas las demás, pero de la que no puede prescindirse[19].

David Becerra Mayor // "La teoría de la equidistancia", La Guerra Civil como moda literaria, Madrid, Clave Intelectual, 2015, págs. 203-229.
[1] Andrea GREPPI, «Los límites de la memoria y las limitaciones de la Ley. Antifascismo y equidistancia», en José Antonio Martín Pallín y Rafael Escudero Alday, Derecho y memoria histórica, Madrid, Trotta, 2008, p. 107.
[2] Carmen NEGRÍN, «La memoria revisitada», en Julio Rodríguez Puértolas (coord.), La República y la cultura, Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2012, p. 124.
[3] Javier CERCAS, Soldados de Salamina, Barcelona, Tusquets, 2001, p. 23.
[4] Alicia GIMÉNEZ BARTLETT, Donde nadie te encuentre, Barcelona, Destino, 2011, p. 96.
[5] Julia NAVARRO, Dime quién soy, Barcelona, Plaza & Janés, 2010, p. 418.
[6] Javier MARÍAS, Tu rostro mañana. Fiebre y lanza, Madrid, Alfaguara, 2002, p. 175.
[7] Ibid., p. 186.
[8] Javier CERCAS, Op. cit., 2001, p. 71.
[9] Francisco ESPINOSA MAESTRE, El fenómeno revisionista o los fantasmas de la derecha, Cáceres, Del Oeste, 2005, p. 60. Los fragmentos de Lorenzo Silva están extraídos de El Periódico de Extremadura (2 de junio de 2004).
[10] Serge SALAÜN, «Romances y romanceros de la guerra», en Manuel Aznar Soler et al. (eds.), València, Capital cultural de la República (1936-1937). Congrès Internacional, Universitat de València, 2008, p. 304.
[11] Ibid., p. 304.
[12] Ibid., p. 305.
[13] Ibid., p. 304.
[14] José Luis LEDESMA, «Una retaguardia al rojo. Las violencias en la zona republicana», en Francisco ESPINOSA MAESTRE (ed.), Violencia roja y azul, Barcelona, Crítica, 2010, p. 231.
[15] Paul PRESTON, La Guerra Civil española, Barcelona, Random House Mondadori, 2000, pp. 91-92.
[16] Herbert R. SOUTHWORTH, El mito de la cruzada de Franco, Madrid, Debolsillo, 2008, pp. 232-233.
[17] Ibid., p. 310.
[18] Ángel VIÑAS, La soledad de la República, Barcelona, Crítica, 2006, p. 183.
[19] Alberto REIG TAPIA, Violencia y terror, Madrid, Akal, 1990, pp. 14-15.

viernes, 15 de abril de 2016

El Consejo de Europa critica que España deje la búsqueda de las víctimas del franquismo en manos de los familiares

El comisario de Derechos Humanos advierte de la dificultad de acceder a los archivos militares
Agencias

El Comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa ha reprochado a España que deje los procesos de búsqueda, exhumación e identificación de los desaparecidos durante la Guerra Civil y la dictadura franquista en manos de las propias familias, quienes se enfrentan a “obstáculos” como el hecho de que sea “prácticamente imposible” acceder a los archivos, especialmente los militares.

En un informe el comisario Nils Muižnieks lamenta que el alcance de la Ley de Memoria Histórica siga siendo “limitado” y su aplicación deficiente, debido a la “falta de presupuesto” que se destina para cumplir los objetivos de reparar a las víctimas y sus familiares, así como a luchar contra la exaltación de la represión, en particular, a través de la retirada de símbolos y monumentos franquistas.

“En cuando a la investigación y la sanción de los responsables, muy poco se ha hecho, debido, entre otros factores, a la aplicación de la Ley de Amnistía de 1977“, prosigue el documento, que pone de relieve la ausencia de una “cifra oficial” sobre el número de desaparecidos y víctimas de la desaparición forzada a falta de una “base de datos centralizada”.

Por ello, el comisario de Derechos Humanos se remite a la investigación que llevó a cabo el exjuez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón y que calculó que fueron 114.226 personas entre el 17 de julio 1936 y diciembre 1951, una cifra que “no pudo ser confirmada de forma fiable porque se bloqueó la investigación”.

Apunta que cerca de 30.960 hijos de detenidos republicanos fueron “presuntamente” entregados a familias que apoyaban al régimen y otros fueron enviados a centros del Auxilio Social. “Muchos de estos niños fueron adoptados sin el conocimiento o consentimiento de sus familias biológicas que, hasta la fecha, no saben de su suerte y paradero”, añade.

“LEY DE MEMORIA HISTÓRICA SIGUE EL MODELO DE FRANCO”
El jurista Miguel Ángel Rodríguez Arias, que denunció por primera vez ante la ONU la pasividad de España en la búsqueda de los desaparecidos, ha subrayado que Naciones Unidas, el tribunal de Estrasburgo o la Corte Interamericana de Derechos Humanos han coincidido en que el “Estado en ningún caso puede cargar sobre los hombros de los familiares la iniciativa de buscar a los afectados”.

Rodríguez Arias, autor del libro ‘El caso de los niños perdidos del franquismo. Crimen contra la humanidad’, ha denunciado además que la Ley de Memoria Histórica de 2007 “siguió el modelo de la orden de Franco del 1 de mayo de 1940, que establecía que los familiares debían pedir permiso al gobernador civil para ser ellos quienes buscaran a los ejecutados a cambio de desgravarse fiscalmente”.

“El Gobierno de Zapatero estableció que las familias pidieran permiso administrativo, emprendieran las búsquedas y a cambio se daban subvenciones, en lugar de seguir el modelo internacional de que el Estado busque a los desaparecidos”, ha proseguido el jurista, para entender que su norma vulnera los artículos 2 y 13 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos.

domingo, 3 de abril de 2016

MEMORIA HISTÓRICA La justicia argentina pide interrogar en España a 19 cargos franquistas. La magistrada Servini de Cubría quiere tomar declaración, entre otros, a Utrera Molina, Martín Villa y Billy el Niño

La juez argentina María Servini de Cubría, que admitió en 2010 la querella contra los crímenes del franquismo presentada en Buenos Aires, ha enviado un exhorto a la Audiencia Nacional para interrogar a 19 imputados en la causa, entre ellos, los ministros de Franco José Utrera Molina y Rodolfo Martín Villa o el expolicía Antonio González Pacheco, Billy el Niño. Servini pretende tomarles declaración en España entre 4 y el 22 de abril.

La juez ya dictó orden de detención con fines de extradición a Argentina de los 19 imputados en octubre de 2014, pero el Gobierno español rechazó su solicitud alegando que España era la competente para enjuiciar a sus propios ciudadanos, que los hechos investigados habían prescrito y que algunos de ellos no eran delito en aquellos momentos [la dictadura]. La decisión motivó una reprimenda de cuatro expertos de Naciones Unidas (el presidente del Grupo de Trabajo sobre las desapariciones forzadas; el relator especial sobre las ejecuciones extrajudiciales; el relator especial sobre la tortura, y el relator especial sobre la promoción de la verdad, la justicia y la reparación).

Billy el Niño
Servini imputó a Utrera Molina, suegro del exministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón, por “haber convalidado con su firma la sentencia de muerte de Salvador Puig Antich”, ejecutado a garrote vil en 1974, a los 23 años; A Martín Villa por “la represión de la concentración de trabajadores en Vitoria el 3 de marzo de 1976”; a Antonio Carro, ministro de la presidencia entre 1974 y 1975 por haber convalidado con su firma los últimos fusilamientos del régimen franquista, en septiembre de 1975; a Billy El Niño, el ex guardia civil Jesús Muñecas y los expolicías Félix Criado, Jesús González Reglero, Ricardo Algar, Benjamín Solsona, Jesús Martínez y Jesús Quintana por presuntas torturas. Al médico Abelardo García Balaguer le imputó el posible robo de un bebé en 1967.

La magistrada apoya su petición en el Tratado de Extradición y Asistencia Judicial en materia penal entre Argentina y España promulgado en 1989. El pasado enero, fue una orden suya la que permitió que se abriera la fosa de Guadalajara donde yacía el padre de Ascensión Mendieta, una anciana de 90 años que había viajado a Argentina dos años antes para pedir ayuda a Servini de Cubría.

http://politica.elpais.com/politica/2016/03/22/actualidad/1458675633_054451.html

jueves, 31 de marzo de 2016

Gilbert Grellet: “No ayudar a la República en 1936 fue un error”. El periodista y escritor francés sostiene que París y Londres podrían haber cambiado el curso de la historia de haber actuado contra la sublevación militar en España

París y Londres podrían haber cambiado el curso de la historia de haber apoyado en el verano de 1936 a la República Española contra la sublevación militar. ¿Por qué no lo hicieron? Es la cuestión que el periodista y escritor francés Gilbert Grellet plantea en su libro, de reciente aparición,  Un été impardonnable (un verano imperdonable; editorial Albin Michel). “Fue una enorme injusticia”dice Grellet en un café de París. “El Gobierno español democrático tenía todo el derecho a comprar armas para defenderse”. Mientras los golpistas contaron de manera inmediata con la ayuda de Adolf Hitler y Benito Mussolini, los Gobiernos de Francia y Reino Unido se entregaban a una política de no intervención para evitar la guerra en Europa y el avance de Moscú. Es la razón por la cual Grellet considera no solo que París y Londres (además, de Washington) obraron injustamente, sino que se equivocaron de estrategia.

“Algunos dirán: ‘imperdonable’ es una palabra fuerte”, ha escrito el primer ministro francés Manuel Valls prologando este libro. “Sí. Es fuerte. Pero justa”. Valls ocupa hoy el palacio de Matignon y utiliza la misma mesa de Léon Blum, un hombre clave de esta historia, que abandonó a su suerte al Gobierno español a pesar de sus firmes convicciones socialistas y democráticas. “Blum perdió parte de su alma”, dice Grellet sobre su posición acerca de la guerra civil española.

PREGUNTA. Dice usted que Li­se London es la persona que le animó a escribir este libro.
RESPUESTA. Sí. Lise London es una francesa de origen español (su apellido era Ricol) a la que conocí hace 10 años, cuando asistía a una reunión de las Brigadas Internacionales en Madrid con motivo del 70º aniversario del inicio de la Guerra Civil. Hablamos de su historia [luchó en la Resistencia y fue capturada por los nazis] y de las Brigadas Internacionales, pero me dijo que a ella lo que le interesaba era el asunto “imperdonable” de la no intervención de las democracias occidentales. Como ve, ella misma me dio el título. Es un asunto que retomé ya de vuelta en París, en 2012, cuando Lise London murió.

P. Usted destaca en su libro la brutalidad de los primeros meses de la guerra.
R. En su momento me interesó especialmente el libro del historiador Francisco Espinosa sobre la columna de la muerte, la de los legionarios y moros que salieron de Sevilla en los primeros días de agosto para subir a Madrid pasando por Extremadura y Toledo. Fue terrible.

P. Hace usted un muy duro retrato de Léon Blum, un político tan apreciado en Francia.
R. Es verdad. Blum es un hombre interesante que ocupa un importante lugar en la historia de Francia. Fue el presidente del Consejo del Gobierno del Frente Popular e hizo muchas cosas desde el punto de vista social, como la limitación de la jornada laboral a 40 horas semanales o el derecho a las vacaciones pagadas. Con respecto a España, sin embargo, fue un desastre. Estaba muy influido por el Quai d’Orsay [el Ministerio de Exteriores] y ahí estaba Alexis Leger, secretario general del Ministerio, que consideraba que no se podía hacer nada sin el acuerdo de los ingleses, que defendían la política de distensión. En Londres influyeron mucho Stanley Baldwin [primer ministro], Anthony Eden [secretario de Estado de Asuntos Extranjeros] y también Winston Churchill, que no estaba entonces en el Gobierno, pero ejercía una gran influencia en los círculos conservadores. Publicaba un artículo semanal en el Evening Standard en el que criticaba de una manera sistemática al Gobierno republicano español, al que tachaba de comunista y bolchevique, lo que no era cierto. Churchill creía al principio que era más fácil entenderse con Hitler que con Stalin y era muy amigo de Blum. Le visitaba siempre que venía a Francia. Fue en una de esas reuniones cuando le aconsejó: “Keep out of Spain”.

P. Llega usted a decir que Blum perdió su alma por no ayudar a la República Española.
R. Sí, porque finalmente fue una enorme injusticia no ayudar a un Gobierno amigo, socialista, que tenía todo el derecho a comprar armas para defenderse de los militares. Perdió su alma y al mismo tiempo se equivocó, porque, si se hubiera aliado con los ingleses para oponerse a Hitler, quizá habría evitado la Segunda Guerra Mundial. Fue el mismo error que se cometió con la ocupación de Renania en marzo de 1936.

P. En descargo de Blum cuenta usted que era judío y que la presión de la prensa de la derecha era enorme. Dice incluso que ningún político del siglo XX ha sido tan calumniado como él.
R. No creo que ser judío fuera un factor importante en este caso. Fue más bien la presión de la prensa de la derecha, como Acción Francesa, un periódico que fue muy agresivo contra él. Hay que tener en cuenta que la derecha y la extrema derecha francesas flirteaban con Hitler y Mussolini y preferían que Franco ganara la guerra.

P. A finales de la Guerra Civil, tanto Churchill como el presidente americano Roosevelt reconocieron haberse equivocado. ¿Nunca hizo Blum lo mismo?
R. Nunca admitió su error. Siempre dijo que gracias a la no intervención se había evitado la guerra, lo que no fue cierto.

P. Usted fue el jefe de France Presse en España durante cinco años, de 2005 a 2010. Supongo que durante ese tiempo también comprendió que la Guerra Civil y la división social seguían muy presentes en la sociedad española.
R. Exacto. En aquellos años se debatía la Ley de Memoria Histórica de José Luis Rodríguez Zapatero, que quedó descafeinada, y se produjo la caída de Garzón, que a mí me pareció un disparate. Un juez que había sido tan importante en la persecución de Pinochet, expulsado de la magistratura por querer investigar los crímenes del franquismo. ¿Cómo era posible?

P. ¿Cree que España sigue sin tener superada esa etapa de su historia?
R. Adoro España y no quiero criticar a ese país, pero tuve esa impresión hace 10 años y ahora recuerdo aquello cuando veo que la alcaldesa de Madrid quiere aplicar la Ley de Memoria Histórica y, por tanto, desechar los símbolos franquistas. La pregunta es por qué los anteriores alcaldes, Alberto Ruiz-Gallardón y Ana Botella, no hicieron nada entre 2007 y 2015.

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/03/11/babelia/1457720199_544614.html?rel=lom

domingo, 21 de febrero de 2016

La apertura de una fosa de la Guerra Civil desentierra la memoria que duele a la derecha

Una fosa común del cementerio de Guadalajara ha sido la primera en ser excavada por orden de una juez de Argentina en el marco de la causa judicial que investiga los crímenes de la dictadura franquista.

Una mujer española de 90 años de edad, Ascensión Mendieta, envuelta en un abrigo de piel y una bufanda de lana, se mantuvo de pie delante de una profunda tumba abierta y murmuró “mi padre” al ver un esqueleto desenterrado en el fondo de la fosa. Timoteo, el padre sindicalista de Ascensión Mendieta, recibió un disparo en 1939 en los meses posteriores a la Guerra Civil española y fue enterrado en una fosa común en una de las esquinas del cementerio de la ciudad de Guadalajara.

La fosa común fue la primera en ser excavada por orden de una juez argentina en una demanda presentada en busca de justicia por los crímenes cometidos durante la Guerra Civil 1936-1939 y de la dictadura del general Franco. La demanda presentada por Mendieta para dar a su padre un entierro apropiado podría desencadenar una serie de exhumaciones similares.

El caso ilustra las dificultades que tiene España para afrontar un pasado que está desapareciendo de la memoria viva, pero que sigue dejando sus marcas en la actualidad. La ley de amnistía aprobada para allanar el camino de la dictadura a la democracia perdonó los crímenes políticos cometidos en el pasado. Pero el hecho de que nunca se hizo un registro de las atrocidades cometidas significa que las hostilidades nunca fueron enterradas.

El antagonismo entre los dos bandos de la Guerra Civil persistió durante la transición a la democracia en los años 70, dando lugar a una profunda división entre la izquierda y la derecha en un sistema bipartidista que dominó la política española desde el fin del régimen de Franco. En las últimas elecciones al Congreso de los Diputados, los españoles votaron en masa a nuevos partidos, rompiendo con el bipartidismo tradicional y marcando el comienzo de unanueva era política que ha imposibilitado hasta ahora formar un gobierno y obliga a los partidos a buscar un consenso que abarque diversos espectros políticos.

Los historiadores estiman que al menos 500.000 combatientes y civiles murieron en el bando republicano y el nacional durante la Guerra Civil. Tras el final de la contienda, decenas de miles de enemigos de Franco fueron asesinados o encarcelados en una campaña para eliminar a los disidentes.

Argentina abre la puerta
Mendieta, quien tenía 13 años cuando murió su padre, viajó a Buenos Aires en 2013 para aportar pruebas sobre su muerte. Esta mujer fue una de los cientos de personas que han recurrido a la legislación internacional en materia de derechos humanos para acudir a un tribunal argentino en busca de justicia por los crímenes llevados a cabo durante y después de la Guerra Civil.

“Me ha costado siempre pensar cómo se habrá caído, de arriba, de abajo”, dijo a Reuters. “Ya podemos hacerle un entierro digno como todas las personas merece. No tirado allí como un perro.”

Pacto de olvido
España, al igual que muchos países de América Latina en su paso de la dictadura a la democracia, aprobó una la ley de amnistía en 1977 para ponerpunto final a su pasado violento. Las Naciones Unidas y diversas organizaciones de derechos humanos han instado a España a revocar esta ley. Pero España ha defendido el llamado “pacto de olvido”, que muchos ven como el precio necesario pagado para que la transición fuera un éxito.

Un proceso de reparación sólo habría dejado el país peligrosamente polarizado es el argumento esgrimido por muchos ciudadanos. Un portavoz del Ministerio de Justicia dijo que era poco probable que la apertura de la fosa común afectaría la ley de amnistía. Un portavoz del Ayuntamiento de Guadalajara dijo que solo por orden judicial se podrían llevarse a cabo más exhumaciones. El tribunal alcarreño que aprobó la apertura de la tumba por orden de la juez argentina no hizo comentarios al respecto.

La juez argentina María Servini quiere dejar sin efecto la ley de amnistía para buscar justicia por los crímenes del franquismo que abarcan desde la tortura hasta ejecuciones extrajudiciales en un pleito abierto en 2010. España recurrió también a ley internacional en 2005 para hacer un proceso al oficial de la marina argentina Adolfo Scilingo en un tribunal español por crímenes contra la humanidad durante la “guerra sucia” del país latinoamericano.

Baltasar Garzón, el exjuez español más famoso por su defensa de los derechos humanos, jugó un papel principal en ese proceso, que dejó sin efecto las leyes de amnistía argentinas aprobadas en 1987. En su propio país, Garzón despejó el camino para la apertura de las primeras fosas comunes y abrió una investigación sobre los crímenes del franquismo, que no consiguió concluir.

El pasado sigue en el presente
El pasado sigue repercutiendo en la política nacional a muchos niveles – la alcaldesa de Madrid y la presidenta conservadora del gobierno regional se han enzarzado en una disputa sobre la retirada de monumentos y placas ligadas a la España de Franco.

El último gobierno socialista de España, dirigido por José Luis Rodríguez Zapatero, aprobó una ley en 2007 dirigida a reconocer a las víctimas de ambos lados de la guerra, que incluía financiar las exhumaciones y los entierros. La ley condenó formalmente el régimen de Franco, pero no llegó a suspender la amnistía o crear una “comisión de la verdad”, tal como sucedió en Sudáfrica y Chile.

El Partido Popular (PP), que derrotó a los socialistas en las elecciones de 2011 y ganó los últimos comicios en diciembre aunque no obtuvo los votos suficientes para formar un gobierno, no derogó la ley, pero paró la financiación estatal de las exhumaciones.

“Aquí están los abuelos”
A petición de la juez Servini, un tribunal de Guadalajara autorizó la exhumación de la tumba, que contenía 22 cuerpos de personas que se cree fueron asesinadas por las fuerzas de Franco en los meses posteriores al final de la guerra civil. Los arqueólogos empezaron a excavar el 19 de enero, trabajando a partir de un archivo del ayuntamiento, que registraba con una cuidada caligrafía los nombres, edades y posición de los enterrados en el cementerio de la ciudad.

Las personas que trabajan en el proyecto están convencidos de que alrededor de 200 cuerpos en total están enterrados en fosas en este rincón del cementerio, que fue aislado del resto del camposanto por un muro hasta después de la muerte de Franco en 1975.

Se cree que el cuerpo de Timoteo es el decimonoveno o vigésimo de los cuerpos apilados verticalmente en esa tumba. Mientras los arqueólogos trabajaban desenterrándolos, decenas de familias llegaban al lugar para preguntar por familiares que podrían estar enterrados allí.

Más de 80 familias se registraron en la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), un grupo sin ánimo de lucro que trabaja para la identificación de las víctimas. La ARMH ha documentado 114.226 casos de hombres y mujeres enterrados en fosas comunes en toda España.

Pablo Rodríguez, un jubilado de 63 años de edad, dejó a sus datos de contacto en una carpa montada por la asociación cerca de la excavación. “Yo vine con mi madre de pequeño a dejar flores el Día de los Santos. ‘Aquí están los abuelos’, me decía. Había una tapia antes. Había que pedir una llave para pasar dentro”, dijo.

Rodríguez llevaba una bolsa de plástico que contenía documentos antiguos y cartas, incluyendo una orden de 1940, emitida por un tribunal militar, paraejecutar a su abuelo por unirse a una rebelión. “A mí me gustaría que estuvieran con su hija”, dijo, señalando la tumba de su madre a 20 metros de distancia, en la sección principal del cementerio.

El arqueólogo René Pacheco paró un momento a descansar del trabajo de excavación. Los huesos se colocaron cuidadosamente en cubos, se izaron a la superficie y se metieron en cajas de cartón. “Esta fosa tiene muchas particularidades. Una fosa en un cementerio y tan profunda no la habíamos encontrado nunca”, dijo. “Con una profundidad tan grande está claro que había premeditación de la cantidad de cuerpos que iban a ser arrojados en la tierra”.

Las muestras de los huesos y los dientes de los esqueletos se enviarán a Argentina junto con muestras de saliva de los familiares para realizar las identificaciones. Argentina llevará a cabo las pruebas de forma gratuita, un servicio que España no ha ofrecido, dijo Pacheco. “Nos gustaría que fuera lo más rápida posible porque aquí tenemos una mujer de 90 años esperando”, dijo.
Fuente: http://m.publico.es/politica/1949213/la-apertura-de-una-fosa-de-la-guerra-civil-desentierra-la-memoria-que-duele-a-la-derecha

Público.es

sábado, 23 de enero de 2016

“La historia oficial de Franco minimizó el nazismo”. El historiador Pierpaolo Barbieri hurga en su nuevo libro en el interés económico de Hitler sobre España durante la Guerra Civil

Pierpaolo Barbieri es un joven investigador que ha hurgado en el interés económico, más que político, que tuvo la Alemania de Hitler por la España de Franco durante la guerra civil. El propio Franco y sus historiadores minimizaron luego la realidad de esa relación con el nazismo y con el fascismo italiano para que el dictador “moldeara su ideología” para buscar así alianzas que le fueran más propicias.

Barbieri, de origen argentino, colabora en EL PAÍS y en otros medios internacionales. Estudió en Harvard y enseña en Italia y en Estados Unidos. Cuenta aquella conclusión sobre la intervención nazi en la Guerra Civil en su libro La sombra de Hitler. El imperio económico nazi y la Guerra Civil española (Taurus, 2015).

Su colega Niall Ferguson saludó esta contribución de Barbieri como “brillante debut” en el que el joven historiador “muestra que el imperialismo informal desempeña un papel más importante que la ideología fascista en el modo en que Berlín miró al conflicto”. Barbieri vino a Madrid a presentar su libro.

Pregunta. ¿Qué intentó hacer?
Respuesta. Quise entender la influencia de Hitler y del poderío económico alemán no sólo en la guerra civil española, donde fueron determinantes, sino también en el emergente régimen de Franco y lo que ellos planeaban hacer con su influencia sobre la nueva España.

P. ¿Y qué ha descubierto de nuevo?
R. Una nueva manera de mirar esa relación económica. En vez de pensar en los conflictos de manera nacional, el libro trata de plantearlos en el contexto de Europa. Cambia el foco del análisis. De esa manera podemos ver algo que quizá no había sido apreciado antes: la estrategia económica de los alemanes en España da frutos mucho más claros que la inversión italiana. Y Alemania logra una hegemonía que sólo se puede describir desde la perspectiva de lo que constituye un imperio informal. Porque los españoles les conceden a los alemanes todo lo que éstos piden. En España se impuso luego la idea de que todo lo que intentó Hitler con Franco fue un fracaso, pero es que todo lo que intentó Alemania de 1936 a 1945 fue un fracaso, porque pierde la guerra. Pero el proyecto alemán de dominación, que nace de la decisión de intervenir en la guerra española, fue un gran éxito. Logra aquí una hegemonía que antes se pensaba imposible.

P. ¿Por qué fracaso al fin esa intención de dominio económico?
R. Porque el imperio informal es más frágil que el imperio formal. El imperio formal no requiere la presencia militar, el gasto de dominación, y el sistema ideológico de controlar otro territorio. Pero sí requiere mantener la hegemonía. Y cuando Hitler lanza su gran apuesta por el imperio formal destruye el dominio económico y geoestratégico que mantiene con España; pasa también con los Balcanes o con Latinoamérica, donde la ambición estratégica alemana consistía en lograr más proyección económica en países subdesarrollados para poder dominarlos con el comercio.

P. ¿Y por qué Franco lo rechaza?
R. No creo que lo rechace. Lo que Franco logra es tener una opción estratégica que antes no tenía. De 1936 a 1939 Franco depende absolutamente de Mussolini, pero quien más lo determina es Hitler. Después de 1939 a Franco se le abren otras opciones, y entre ellas estaba la de volver a una relación más estrecha con los ingleses, y eventualmente con los Estados Unidos, que después él destruye durante la guerra precisamente por comerciar con la Alemania nazi. La decisión de Roosevelt de aislar a España de las Naciones Unidas en la arquitectura económica mundial que emerge en la posguerra se basa en que Franco era un remanente anacrónico del periodo del nazismo. En ese contexto a Franco se le abren otras oportunidades que lo ayudan a mantenerse vivo.

P. Y lo aprovecha.
R. Logra moldear su ideología para ir saliendo del aislamiento. Para Franco fue conveniente olvidarse del rol de los nazis y de los fascistas italianos en su manera de llegar al poder. Por eso las historias oficiales del franquismo minimizan la dependencia de los nazis. Y eso es natural.

P. ¿Era tan astuto como dicen?
R. Hay mucho de mito en eso. Después de la famosa reunión de Hendaya los suyos crearon el mito de que Franco se le había plantado, cuando en realidad aquella había sido una negociación que no llega a buen puerto. Pero ante la eventualidad de que Hitler pierda la guerra, a ellos no les cuesta nada decir que Franco ya lo sabía. Y si uno lee los documentos de la época ve que muchos elementos del régimen franquista pensaban que Hitler la iba a ganar.

P. Las imágenes que dejó el encuentro, aparte de otras suposiciones, sí dibujaron a dos personajes ciertamente ridículos.
R. Fue la única vez que se vieron la cara. Pero Hitler le había pagado la guerra a Franco. Sin Hitler Franco jamás la hubiera ganado. Si nosotros pensamos en el comienzo de la Guerra Civil advertimos que la sublevación militar no logra destruir la República; esos días era claro que la República tenía la ventaja. Sin embargo, por medio de Hitler y Mussolini Franco consigue mantenerse vivo y luego liderar él la revuelta y el eventual gobierno. Sí, la verdad es que aquella reunión fue un desastre. Y Franco tuvo mucha fortuna (o estrategia) de no aliarse con Hitler. También hay que decir que a los alemanes les convenía cierta neutralidad proalemana de España por temas económicos y comerciales.

P. ¿Qué hay de nuevo en su investigación?
R. Primero, la mirada internacional sobre el hecho; luego, el análisis del proyecto económico alemán en el contexto de la intención imperialista alemana con respecto a España, y el rol de Hjalmar Schacht, el arquitecto de la estrategia alemana que se aplica en España; finalmente no la aplica él, sino su archienemigo Hermann Göring.

P. ¿Hitler quiso comprar España?
R. No en esos términos, pero sí la quiso dominar, hacerla parte de un imperio económico alemán que dictara las prioridades desde Berlín.

P. ¿Su propósito no fue político sino económico?
R. A Hitler no le importaban ni la economía ni las finanzas; al principio su propósito fue estratégico. Esa decisión fue tomada después de Wagner y de ópera, y en contra de todo lo que le dicen sus consejeros más cercanos. Él crea así, personalmente, la política exterior alemana. En contra de todos, decide él.

P. ¿Y por qué sabe que fue tras una noche de Wagner y ópera?
R. Porque Franco manda a buscarlo y no hubiera llegado a Führer si el servicio secreto alemán no lo localiza en Bayreuth, adonde va cada año, a escuchar a Wagner. Es ahí donde lo localizan los enviados de Franco, a los que recibe después de la ópera. Él tenía la costumbre de trabajar de noche, y ahí se toma esa decisión estratégica. Lo que el aparato alemán termina priorizando en España es la penetración económica. Los documentos, que están en este libro, explican que los alemanes se preocupan más por los réditos económicos y comerciales que España le pueda dar a Alemania que por la ideología del régimen franquista.

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/01/10/actualidad/1452445564_609669.html
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/03/25/actualidad/1364234435_721208.html

“Yo quiero que me entierren con él”. Ascensión Mendieta cumple a los 90 años el deseo de exhumar a su padre. La fosa ha empezado a abrirse este martes gracias a la justicia argentina

"Yo quiero que me entierren con él...". Ascensión Mendieta ha logrado a los 90 años cumplir un deseo que ha ocupado casi toda su vida: sacar a su padre de la fosa común en la que yace desde el 15 de noviembre de 1939, cuando fue fusilado por las autoridades franquistas. Ella tenía entonces 13 años. Los 88 los cumplió en un avión a Argentina, un país donde no conocía a nadie y al que viajó en noviembre de 2013 para hablar con una sola persona: la juez que investiga los crímenes del franquismo desde 2010, tras el portazo del Tribunal Supremo a la causa abierta por Baltasar GarzónFue en el despacho de la magistrada argentina  María Servini de Cubríaa 10.000 kilómetros del hogar de Ascensión, desde donde se envió el exhorto a España en febrero de 2014 para abrir la fosa. Los trámites judiciales y administrativos se han prolongado casi dos años, pero esta mujer menuda que hoy no levantaba el ojo de la tierra está acostumbrada a esperar. Eso sí, ayer casi no durmió. "Me desperté a las tres de la mañana y ya no pude volver a pegar ojo".

Llega al cementerio de Guadalajara, donde se encuentra la fosa, acompañada de sus hijas, Chon y Pilar, su nieta, y la abogada que presentó su caso en Argentina, Ana Mesutti, quien cuenta, tuvo "el enorme privilegio" de darle la noticia de que por fin habían conseguido todos los permisos. "Se puso a llorar desconsoladamente y ahí entendí de verdad lo que significa tener un familiar desaparecido".

Hace muchísimo frío, pero no hay forma de convencer a Ascensión para que vaya a tomar un café caliente. Tienen que llevárselo hasta la silla desde la que ahora ve llevarse en carretillas 76 años de tierra y olvido. "A mi padre lo enterraron de los primeros, debe estar al final de todo... Ahora lo voy a tener conmigo. Me voy tranquila, feliz".

Podría haberse acomodado en la resignación o hacer caso al cuerpo cuando le recordaba su edad, en forma de achaques, pero la voluntad de Ascensión era más fuerte porque, como explicó muchas veces, no le daba miedo morirse, sino hacerlo antes de poder recuperar los restos de su padre o pensando que no había hecho todo lo posible para lograrlo. No sabe decir a cuántas manifestaciones ha asistido para pedir ayuda para abrir las fosas del franquismo. A muchas fue con su hermana Paz, con la que le hubiera encantado compartir este momento, pero ella falleció en 2012. En todas llevaba colgado del cuello un cartel con la fotografía de sus padres.

"Mi madre se ha dejado sus ahorros, sus años y su vida en esto", explica Pilar Vargas, hija de Ascensión. Preguntada por qué les dirían a los que les critican por remover el pasado responde: "Que se pongan en el pellejo de mi madre, que solo quiere los restos de su padre para hacerle un funeral y un entierro digno. Somos gente muy pacífica. No tenemos ningún rencor". Lo primero que han encontrado al entrar en el cementerio ha sido un monumento a los caídos del bando nacional lleno de flores con los colores de la bandera española.

Timoteo Mendieta tenía 41 años y siete hijos el día que lo mataron. El más pequeño aún no caminaba. Era carnicero y, desde marzo de 1937, presidente de UGT en su pueblo, Sacedón (Guadalajara). "Los pobres no tenían dinero para comprar carne y los ricos no querían comprar en el puesto de un rojo. No le daban trabajo tampoco en el campo por lo mismo", recuerda Vargas.

Cuando llamaron a su quinta, se incorporó al ejército del bando republicano durante la Guerra Civil. Un vecino y un militar lo denunciaron y en un consejo de guerra sumarísimo fue condenado a muerte por "auxilio a la rebelión". Un día, su mujer, María, que vivía con sus hijos en Madrid desde el inicio del conflicto, recibió un telegrama de su hermana: "Baja a Guadalajara, urgente". Todas las prisas no fueron suficientes. Cuando llegó, recuerda Ascensión, "le dijeron que ya lo habían enterrado".

María se había casado con Timoteo en contra de sus padres, que no querían un yerno de izquierdas, así que no la ayudaron. En Madrid vivió durante algún tiempo con su suegra, su cuñado y sus siete hijos. "Diez personas en una habitación", recuerda Ascensión. El más pequeño de sus hermanos dormía en la tapa de un baúl. Para sacar a su familia adelante cambiaba loza por judías y fue detenida dos veces. En Guadalajara, en una fosa con otros 21 hombres fusilados entre el 16 de noviembre de 1939 y el 9 de marzo de 1940, quedó el amor de su vida. Hasta ahora.

Las tareas de exhumación

El arqueólogo René Pacheco dirige las tareas de exhumación, que pueden prolongarse 14 días. El Gobierno de Mariano Rajoy eliminó las ayudas para la apertura de fosas del franquismo y la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) sufraga estos trabajos gracias a donaciones como la de un sindicato de electricistas noruego o premios como el de ALBA,  premios como el de ALBA, el grupo estadounidense de Archivos de la Brigada Abraham Lincoln, que, en colaboración con la fundación Puffin, entrega anualmente un galardón para recordar la labor de los brigadistas internacionales que lucharon en la Guerra Civil.

Pacheco llama la atención sobre un detalle importante. En esta exhumación ha estado presente, durante unos minutos, un juez. También una fiscal. "En todas las fosas que abrimos avisamos al juzgado correspondiente del hallazgo de cuerpos con signos de muerte violenta, pero lamentablemente la justicia siempre dice que estos casos han prescrito y deja desamparadas a las familias", explica.

Familiares de otro de los fusilados enterrados en la misma fosa, como Hortensia Corral, se acercan a media mañana al cementerio. Quieren darle las gracias a esa mujer menuda que ha logrado que se abra la tierra, la única que hoy no tiene frío.

Fuente: http://politica.elpais.com/politica/2016/01/19/actualidad/1453194638_672822.html

martes, 22 de diciembre de 2015

Diez historiadores rebaten los mitos del “revisionismo” profranquista

Rechazan los argumentos utilizados por Stanley Payne y Jesús Palacios en “Franco. Una biografía personal y política”


Una onda de revisionismo historiográfico recorre Europa. Pretende modificar las interpretaciones con las que tradicionalmente los historiadores han explicado los regímenes nazi-fascistas. En el estado español forma parte de esta corriente el libro de 800 páginas del historiador Stanley Payne y el periodista Jesús Palacios, “Franco. Una biografía personal y política”, editado en 2014 por Espasa. Para contrarrestar las ideas de este volumen, diez especialistas, coordinados por el historiador y economista Ángel Viñas, han publicado en la revista digital de Historia Contemporánea “Hispania Nova” un número extraordinario titulado “Sin respeto por la historia. Una biografía de Franco manipuladora”. La edición de esta réplica coincide con el 40 aniversario de la muerte del dictador.

Payne y Palacios presentan su texto como novedoso, profesional, serio, riguroso y no politizado, frente a los trabajos que, según estos autores, realizan muchos de los historiadores españoles. Sin embargo, los autores de “Franco. Una biografía personal y política” hacen “juicios políticos y nada fundamentados”, opina el catedrático de Historia Contemporánea Ismael Saz, que ha participado en la presentación de la revista “Hispania Nova” en la Universitat de València. “Hay una serie de pseudos-historiadores, entre los que también se hallan Pío Moa o César Vidal, que se presentan como neutrales o más liberales que nadie, cuando sus juicios están cargados de connotaciones políticas y escriben en revistas de extrema derecha”.

¿En qué contexto se publica la biografía franquista de Payne y Palacios? “Vivimos un momento muy serio, en el que se está produciendo una ofensiva para transmitir una idea benévola de la dictadura, a lo que se añade una voluntad de destrucción retrospectiva de la II República y la democracia”, explica Ismael Saz. En el fondo de este “revisionismo” historiográfico late una reacción contra el movimiento por la recuperación de la memoria histórica. Mientras, más de cien mil personas continúan enterradas en fosas como consecuencia de la represión franquista, según ha reiterado Naciones Unidas. El catedrático destaca algunos “mitos” revisionsitas que el número especial de “Hispania Nova” desmonta, como que Franco aceptara la legalidad republicana o que no ordenara directamente bombardear ciudades. Palacios y Payne también relativizan la oposición del dictador a la masonería, pero “Franco murió refiriéndose a conspiraciones judeo-masónicas en sus discursos”, recuerda Saz.

Uno de los artículos de la revista “Hispania Nova” que desmonta con rotundidad las tesis de “Franco. Una biografía personal y política” es el del historiador José Luis Ledesma, centrado en la represión y las investigaciones sobre la misma. Ledesma señala que, como resultado de numerosos estudios basados en metodologías diversas, la historiografía española considera que en la zona republicana la represión se tradujo en la muerte de unas 50.000 personas durante la guerra civil, mientras que la cifra se eleva a 130.000 fallecidos (40.000 de ellos durante la posguerra) en el caso de la España franquista (algunas fuentes la incrementan hasta 150.000 personas). Sin embargo, Jesús Palacios y Stanley Payne establecen el cálculo de muertos por la “violencia revolucionaria” en 55.000 personas, mientras que reducen los efectos de la represión por parte del bando “nacional”, que habría afectado a unas 80.000 personas (30.000 en la posguerra).

En otro apartado de la publicación, Ángel Viñas rebate la interpretación de Franco como gobernante y militar austero. Muchos de los argumentos ya los utilizó el historiador, economista y diplomático en el libro “La otra cara del caudillo. Mitos y realidades en la biografía de Franco”, publicado por la editorial Crítica en 2015. Viñas sostiene que Franco se hizo durante la guerra civil con una “fortunita”, que consiguió agrandar durante la posguerra en medio de la pauperización general. Ya como jefe de estado, el dictador hizo uso de la “ingeniería jurídica” de la época para embarcarse, por ejemplo, en inversiones inmobiliarias que enmascaró “con la complicidad de su señora esposa y de un notario flexible”. En agosto de 1940 Franco contaba con una fortuna de 34 millones de pesetas (388 millones de euros del año 2010). El historiador detalla asimismo de qué manera el dictador se lucró con la llamada “Operación Café”. Viñas refuta, por otro lado, que Franco fuera un “hábil” y “prudente” diplomático, frente a lo que sostienen las tesis filo-franquistas.

A partir del artículo del profesor de la Universidad de Salamanca, Francisco Rodríguez Jiménez, titulado “Stanley Payne: ¿una trayectoria académica ejemplar?”, Ismael Saz recuerda que durante un tiempo, y por los férreos controles de la dictadura, los hispanistas –Hugh Thomas, Paul Preston, Raymond Carr, entre otros- cobraron un notable prestigio por sus investigaciones y libros sobre la Historia de España. Payne escribió una obra pionera sobre la historia de la Falange (“Falange. Historia del fascismo español”), publicada además en 1965 por una editorial antifranquista, “Ruedo Ibérico”. El texto no era pro-falangista, señala Saz, “aunque contenía elementos un tanto extraños”. Con los años, el trabajo historiográfico de Payne se ha ido deslizando hacia una historiografía de carácter “filo-franquista” y con un sesgo cada vez más conservador, en los que incluso “se justifican algunas dinámicas de la dictadura”. Uno de los argumentos utilizados por este historiador es que el levantamiento del 18 de julio de 1936 no se produjo contra la democracia, pues entonces ésta ya no existía en España. En cuanto a Palacios, llegó a participar en la organización neonazi Cedade, además de publicar en 1999 el libro “La España totalitaria: las raíces del franquismo 1934-1946”, “donde los malos eran los antifranquistas”, apunta Saz.

El catedrático de Historia Contemporánea y profesor emérito de la Universidad de Alicante, Glicerio Sánchez, destaca que la interpretación de Stanley Payne y Jesús Palacios sobre el franquismo responde a un “acendrado conservadurismo”, de hecho alineado con los políticos y periodistas europeos –sobre todo británicos y franceses- que en los años 30 criticaban a la II República. “Todas estas críticas se endurecieron a partir de febrero de 1936”, apunta. Cuando los dos autores conservadores se refieren a la violencia de esos años, se dice que ésta es “casi siempre provocada por la izquierda”, apunta Sánchez.

Además, se pueden apreciar en “Franco. Una biografía personal y política” contradicciones lógicas en el discurso. Cuando los autores se refieren a la posición política de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) en 1934, se le atribuye el propósito de la “independencia total en el seno de una república federal ibérica”, cuando los dos términos resultan incompatibles y además el entonces presidente de la Generalitat de Catalunya, Lluís Companys, proclamó en 1934 el federalismo, no la secesión. Tal vez la identificación se explique porque anteriormente Palacios y Payne han connotado a ERC como partido “separatista catalán y de extrema izquierda”. Por el contrario, al dictador se le valora con una suerte de “profesionalidad apolítica”, aunque unas páginas antes los mismos autores destaquen las simpatías de Franco por Primo de Rivera, la monarquía o su condición de militar anticomunista.

A lo largo de su libro, Payne y Palacios reproducen tópicos como que Franco sólo se sumó a la asonada del 18 de julio de 1936 tras el asesinato del dirigente derechista Calvo Sotelo, pues esta muerte vendría a constituir “la gota que colmó el vaso de la indignación moral”. Sin embargo, según los estudios del historiador Juan Carlos Losada, en aquel momento el golpe militar estaba ya preparado y se hubiera producido de igual modo. Otro lugar común en el que se insiste es en señalar al presidente Negrín como un “agente de Moscú”.

El profesor de Economía Aplicada en la Universitat de València, Manuel Sanchis, analiza en detalle el pensamiento económico de Franco que Payne y Palacios retratan en su libro. Sanchis niega que pueda calificarse al dictador de “regeneracionista”, pues su doctrina –“un dirigismo económico cuartelero adobado con la propaganda fascista de la época”- nada tiene que ver con autores como Costa, Ganivet o Unamuno. Las políticas autárquicas de Franco tampoco tienen puntos de conexión con el keynesianismo. La conclusión a la que apuntan los dos autores derechistas es que Franco dejó tras su muerte “una sociedad más feliz, próspera y moderna, y esto es mucho más de lo que se puede decir de Stalin”. Por lo demás, según los autores de “Franco. Una biografía personal y política”, el ministro de Trabajo falangista Girón de Velasco habría sentado en 1941 las bases del Estado del Bienestar en España, sin embargo, responde Sanchis, “el país permaneció oficicalmente en Estado de Guerra hasta 1948”. “El libro es realmente un ejercicio de contorsionismo histórico”, concluye.

Enric Llopis

jueves, 17 de diciembre de 2015

La ONU reprende a España por el “trato inhumano” a las víctimas del franquismo.

Fabián Salvioli, presidente del Comité de Derechos Humanos, pide además que el Estado no se ampare en la amnistía


El presidente del Comité de los Derechos Humanos de la ONU, Fabián Omar Salvioli, pidió ayer a España que dé “una respuesta inmediata” en materia de Memoria Histórica al considerar que se somete a las víctimas del franquismo a “un trato inhumano y degradante continuo” y no se ampare en la Ley de Amnistía.

Salvioli impartió en Bilbao una conferencia con el título “El Comité de derechos humanos: Control de la aplicación del Pacto Internacional de derechos civiles y políticos. Especial referencia a las reclamaciones contra España”, organizada por el Ararteko y el Colegio de Abogados de Bizkaia. En su intervención recordó que España fue examinada en julio de este año. Según explicó, el Estado argumentó que, “al no haber una Ley que establezca que hay que aplicar las decisiones de los órganos internacionales, no se pueden aplicar”. “Es un gran error decir eso porque viene la pregunta inmediata. ¿Y, si usted es el Gobierno, por qué no propone la Ley?”, se preguntó.

Fabián Omar Salvioli destacó que el comité señaló a España “cuestiones relativas a la preocupación por el tema de la Memoria Histórica” porque “no puede ser que no se avance en ese sentido”. “No puede ser que no se avance en procesos de memoria, de verdad, de justicia y de reparación a las víctimas de violaciones de derechos humanos cometidas durante la dictadura de Franco”, añadió. Salvioli también destacó que se observó en el Estado español “una falta de investigación debida” de las denuncias de torturas y malos tratos, además de la carencia de “una normativa adecuada para hacer frente a estos hechos”. También consideró que se ha condenado en España “muy poco” por estos hechos, “y de lo poco que se ha condenado, se ha indultado”, lo que “marca una preocupación fuerte en relación a la impunidad y a un clima que favorece la comisión de hechos parecidos en el futuro”. “Viola el derecho y el deber de garantía de no repetición que tiene el Estado”, puntualizó.

Además, recordó que la responsabilidad de proteger derechos humanos no es solo del poder ejecutivo”. “Es de todos los órganos del Estado. El poder legislativo puede, por acción o por omisión, generarle responsabilidad al Estado y el Poder Judicial igualmente”, apuntó. - E. P. Sábado, 12 de Diciembre de 2015. Deia.

sábado, 13 de junio de 2015

La Segunda República, vista sin pasión. Cuatro historiadores diseccionan en un extenso ensayo los claroscuros del régimen que intentó reformar las costuras políticas y sociales de España

Sobre la Guerra Civil se ha escrito infinito, pero sobre la Segunda República escasean los estudios que la abordan con independencia de su final. Cuatro historiadores han aunado esfuerzos para tratar de ofrecer una visión sobre el primer régimen democrático instaurado en España en el siglo XX, cuyo afán reformista fue guillotinado por el más dramático de los finales. La Segunda República (Pasado y Presente), un volumen de casi 1.400 páginas, acaso sea el intento más ambicioso de la historiografía española para explicar aquellos años de luces y sombras, abiertos entre dos periodos siniestros de dictaduras y guerra. “Durante años hemos vivido del libro de Gabriel Jackson, publicado en 1965. Luego ha habido otros, pero se trató de obras de síntesis y fragmentarias”, expone Josep Fontana, catedrático emérito de Historia e Instituciones Económicas por la Universidad Pompeu Fabra.

Tanto Fontana, como los autores de la obra (Eduardo González Calleja, Francisco Cobo Romero, Ana Martínez Rus y Francisco Sánchez Pérez), destacan el hecho de que por vez primera se aborda en sí misma, emancipada de su dramático desenlace (sin que esto quiera decir que se omita). “Muchos autores explican la República traumatizados por la experiencia de la guerra”, subraya González Calleja, profesor titular de Historia Contemporánea en la Universidad Carlos III, que explica que han huido tanto de la visión “propagandística” como de la “fatalista”. “A estas alturas, la República no debe ser denigrada ni reivindicada, sino analizada”, añade.

En opinión de Fontana, los meses que van de abril de 1931 a julio de 1936 son uno de esos raros periodos de progreso en la historia española. A Fontana le gusta recordar una anécdota del historiador Ramón Carande, que respondió así a la petición de un periodista para definir en dos palabras la historia de España: “Demasiados retrocesos”.

Con un final que no estuvo a la altura de su civilizado principio —el rey Alfonso XIII salió hacia el exilio sin corona pero con cabeza—, la República estuvo marcada por un espíritu reformista que, en algunos mundos rígidos como el campo, pareció revolucionario. Se podría decir también que fue el primer régimen amigo de las mujeres: se aprobó el sufragio femenino en igualdad de condiciones que el masculino (a los 23 años), se le concedió igualdad jurídica y desapareció el delito de adulterio que las penalizaba.

En materia de derechos civiles, se regularon con leyes el divorcio, el matrimonio civil y los derechos de los hijos ilegítimos. La escuela pública dejó de segregar alumnos según sexos y se implantó la coeducación. “Se aprueban una serie de cambios legales fundamentales, aunque no dio tiempo a que se convirtieran en cambios sociales”, aduce Ana Martínez Rus, profesora titular de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense. La cultura se transformó de arriba abajo. Invitar a leer fue una herramienta revolucionaria no muy apreciada en ámbitos conservadores y eclesiásticos, reacios a la instrucción de campesinos o mujeres.

Los libros como símbolo
En el Congreso, Pedro Sainz Rodríguez, diputado de Renovación Española y futuro ministro de Educación con Franco, interrogaba: “¿Para qué quieren leer a Oscar Wilde?”. Interesante cuestión en boca de un catedrático de Bibliología. “El concepto de biblioteca pública y el fomento de la lectura son de la República, que gastó mucho dinero en fondos, aunque no en personal, lo que hacía que la atención fuese voluntarista y que en algunas poblaciones se entorpeciese. Las biliotecas se convirtieron en un símbolo político”, señala Martínez Rus. Eso explica el castigo que los libros sufrirían durante la guerra y la dictadura, inmolados en hogueras y expurgados de bibliotecas como portadores del mal.

En el mundo laboral también se impulsaron novedosas normas, aunque Francisco Sánchez, profesor titular de Historia Contemporánea en la Carlos III, puntualiza su impacto en el sector industrial. “No son tan rupturistas como se las ha presentado. Beben de un debate que se venía dando desde la I Guerra Mundial. Donde se produce la gran novedad es en el campo, donde no existían los contratos por escrito y los patronos eran amos y señores del trabajo”.

Un impacto notable teniendo en cuenta que casi el 50% de la población activa española en los treinta trabajaba en el sector primario. “La cuestión agraria ha sido injustamente olvidada al estudiar la República y, sin embargo, no se entiende la Guerra Civil sin las cuestiones agrarias”, advierte Francisco Cobo, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Granada. Asegura que ni la reforma agraria fue revolucionaria (“era una ley comedida para modernizar las estructuras agrarias, pero beneficiaba a los jornaleros”) ni la conflictividad excepcional (“las huelgas no fueron mayores que en otros países europeos”).

Obras sobre armas y letras
Voces de la trinchera (Alianza). James Matthews.
Los soldados como corresponsales del frente. Las misivas, escritas entre 1938 y 1939 por combatientes del Ejército de Andalucía, rebelan hastío, sufrimiento (“Nos están saliendo telarañas en el cielo de la boca porque no tenemos ni agua para beber”) y desapego hacia consignas políticas.

El final de la guerra civil (Marcial Pons). Fernando Rodríguez Miaja.
Un joven de 22 años, Fernando Rodríguez Miaja, fue un testigo privilegiado de los últimos días de la guerra como secretario particular de su tío, el general José Miaja. Los coletazos del régimen republicano, ante su previsible derrota, siguen rodeados de claroscuros por la implicación de algunas autoridades en el golpe de estado de Casado y su colaboración con el quintacolumnismo.

Cuba y la guerra civil española.
La voz de los intelectuales (Calambur). Niall Binns, Jesús Cano Reyes y Ana Casado Fernández.
El nuevo volumen del grupo de investigación, que indaga en el impacto de la guerra en los intelectuales de América Latina, se centra en Cuba, el país Cuba fue el país latinoamericano con el mayor número de voluntarios en la guerra civil y también con el mayor número de corresponsales, algunos tan conocidos como Alejo Carpentier.

Parlamentarios más libres
Nada tiene que ver el actual sistema con el que rigió los procesos electorales en la Segunda República, más pluralista y más inestable. Francisco Sánchez cree, de hecho, que “la República se usó como contramodelo”. De entrada, “no se votaba a partidos sino a personas”. Esto propiciaba que los diputados tuviesen más autonomía a la hora de defender sus propuestas.

No había Senado, lo que agilizaba la aprobación de leyes, y las listas eran abiertas en cada circunscripción, con un sistema establecido para elegir mayorías y minorías. Había dos vueltas. “Intentaba fomentar el pluralismo. Se le ha criticado porque permite que partidos muy pequeños lleven sus representantes al Parlamento”.

http://cultura.elpais.com/cultura/2015/05/29/actualidad/1432922096_318230.html?rel=lom

lunes, 11 de mayo de 2015

Más Lorca. La muerte del escritor encarnó una derrota de la humanidad

“Quien salva una vida salva al universo entero”. Esa frase del Talmud, que refulge en la Medalla de los Justos, también nos remite a un reverso: “Quien mata una vida mata al universo entero”. Ese es el estremecimiento que sentimos cada vez que se nombra a Federico García Lorca. Su obra es un cuerpo que alberga todas las vidas y su muerte encarnó una derrota de la humanidad. Ese crimen vuelve y vuelve a visitarnos, a sacudir la amnesia, a la manera en que la historia maltratada alienta bajo la superficie del presente. La última revelación, la del informe de la policía franquista de 1965, aclara la intencionalidad política del crimen de Granada, su carácter de “crimen de crímenes”, de metáfora genocida. No hubo muerte “accidental” de Lorca. Una tarea prioritaria de los escribas franquistas fue desalmar el lenguaje. El documento habla de “confesión”. Lo que eso significa: sufrió tormento. Lorca fue un eccehomo. En él mataban a todo lo que odiaban. A la heterodoxia, pero también a la tradición de la risa y la libertad del pueblo. A la belleza, a la verdad y al alma íntima de las palabras. En Poeta en Nueva York hay una profecía: “Cuando se hundieron las formas puras / bajo el cri cri de las margaritas / comprendí que me habían asesinado (...) Ya no me encontraron. ¿No me encontraron? No. No me encontraron”.
La ONU ha vuelto a denunciar al Estado español por desentenderse de sus obligaciones con las víctimas y desaparecidos del franquismo.
Este mes de mayo se entregará en Nueva York el Premio Alba (Abraham Lincoln Brigade Archives) a los voluntarios de la Memoria Histórica. Podrán seguir así por un tiempo las tareas de las que se inhibe la inmoralidad vigente.
Tal vez Lincoln encuentre a Lorca.
 9 MAY 2015 
http://elpais.com/elpais/2015/05/08/opinion/1431085045_630156.html
Naciones Unidas reclama a España juzgar las desapariciones del franquismo.

Aquí la canción por Leonard Cohen con la letra en inglés y español:

https://youtu.be/jWMOqVKHeSQ

Leonard Cohen compuso la música y la letra, adaptación en inglés, basándose en el poema “Pequeño vals vienés” de Federico García Lorca,

(after Lorca)
Now in Vienna there’s ten pretty women
There’s a shoulder where Death comes to cry
There’s a lobby with nine hundred windows
There’s a tree where the doves go to die
There’s a piece that was torn from the morning
And it hangs in the Gallery of Frost
Ay, Ay, Ay, Ay
Take this waltz, take this waltz
Take this waltz with the clamp on it’s
 jaws
Oh I want you, I want you, I want you
On a chair with a dead magazine
In the cave at the tip of the lily
In some hallways where love’s
never been
On a bed where the moon has been sweating
In a cry filled with footsteps and sand
Ay, Ay, Ay, Ay
Take this waltz, take this waltz
Take it’s broken waist in your hand
This waltz, this waltz, this waltz, this waltz
With it’s very own breath of brandy and Death
Dragging it’s tail in the sea
There’s a concert hall in Vienna
Where your mouth had a thousand reviews
There’s a bar where the boys have stopped talking
They’ve been sentenced to death by the blues
Ah, but who is it climbs to your picture
With a garland of freshly cut
 tears?
Ay, Ay, Ay, Ay
Take this waltz, take this waltz
Take this waltz it’s been dying
 for years
There’s an attic where children are playing
Where I’ve got to lie down with you soon
In a dream of Hungarian lanterns
In the mist of some sweet afternoon
And I’ll see what you’ve chained to your sorrow
All your sheep and your lilies of snow
Ay, Ay, Ay, Ay
Take this waltz, take this waltz
With it’s ‘I’ll never forget you, you know!’
This waltz, this waltz, this waltz, this waltz...
And I’ll dance with you in Vienna
I’ll be wearing a river’s disguise
The hyacinth wild on my shoulder,
My mouth on the dew of your thighs
And I’ll bury my soul in a scrapbook,
With the photographs there, and the moss
And I’ll yield to the flood of your
beauty
My cheap violin and my cross
And you’ll carry me down on your dancing
To the pools that you lift on your wrist
Oh my love, Oh my love
Take this waltz, take this waltz
It’s yours now. It’s all that there is
(basado en Lorca)
Ahora en Viena hay diez preciosas mujeres.
Hay un hombro sobre el que la muerte llora.
Hay un hall de entrada con novecientas ventanas.
Hay un árbol, al que las palomas van a morir.
Hay un trozo que fue separado de la mañana.
Y está colgado en la Galería del Hielo.
Ay, Ay, Ay, Ay
Toma este vals, toma este vals.
Toma este vals con la mordaza de sus mandíbulas.
Oh te quiero, te quiero, te quiero.
En una silla con una revista muerta.
En una cueva, con el trozo de un lirio.
En algunos pasillos donde el amor
nunca ha estado.
En una cama donde la Luna ha sudado.
En un sollozo lleno de pisadas y arena.
Ay, Ay, Ay, Ay
Toma este vals, toma este vals.
Toma su cintura rota en tu mano.
Este vals, este vals, este vals, este vals.
Con su aliento a brandy y a
muerte.
Arrastrando su sobra hacia el mar.
Hay una sala de conciertos en Viena
Donde tu boca fue mil veces comentada.
Hay un bar donde los chicos han dejado de hablar,
condenados a muerte por el blues.
Ah, pero ¿quién se sube a tu imagen
con una guirnalda de lágrimas recién cortadas?
Ay, Ay, Ay, Ay
Toma este vals, toma este vals.
Toma este vals que ha estado muriendo durante años.
Hay un ático donde los niños están jugando.
¿Dónde tendré que acostarme contigo?
En un sueño de linternas húngaras
entre la niebla de una dulce tarde.
Y veré lo que has encadenado a tu
desdicha
Todas tus ovejas y tus lirios de nieve.
Ay, Ay, Ay, Ay
Toma este vals, toma este vals.
Con su “yo nunca te olvidaré, ya sabes”.
Este vals, este vals, este vals, este vals…
Y bailaré contigo en Viena
Llevaré un disfraz de río.
El jacinto silvestre en mi hombro.
Mi boca en el rocío de tus muslos.
Y enterraré mi alma en un libro de recuerdos,
con las fotografías allí y el moho.
Y me rendiré ante la inundación de tu belleza.
Mi violín barato y mi cruz.
Y tú me llevarás hacia abajo con tu baile,
a las piscinas que levantas en tu muñeca.
Oh mi amor, oh mi amor.
Toma este vals, toma este vals.
Es tuyo ahora. Es todo lo que hay.

sábado, 4 de abril de 2015

Reprimenda de la ONU a España por no extraditar a cargos franquistas. Una juez argentina los reclama para interrogarlos por crímenes de lesa humanidad, pero el Gobierno alega que les ampara la ley de amnistía de 1977

La ONU vuelve a reprender a España por desatender a las víctimas del franquismo. Cuatro expertos de Naciones Unidas -el presidente del Grupo de Trabajo sobre las desapariciones forzadas, Ariel Dulitzky; el relator especial sobre las ejecuciones extrajudiciales o arbitrarias, Christof Heyns; el relator especial sobre la tortura, Juan E. Méndez, y el relator especial sobre la promoción de la verdad, la justicia y la reparación, Pablo de Greiff- han redactado un duro comunicado contra la decisión del Gobierno español de no extraditar a Argentina a los 17 ex cargos franquistas a los que la juez Maria Servini de Cubría reclama para interrogar en Buenos Aires. La magistrada les imputa posibles crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura.

"La denegación de la extradición deja en profundo desamparo a las víctimas y a sus familiares, negando su derecho a la justicia y a la verdad", afirman los cuatro expertos. "Reconocemos que cabe entre las competencias del Estado español la posibilidad de denegar esa solicitud de extradición, pero si no extradita, el Estado tiene la obligación de garantizar, ante las jurisdicciones nacionales, el acceso a la justicia para las víctimas de violaciones graves de los derechos humanos", añaden. Es decir, para la ONU, España debe enviar a esos 17 excargos franquistas a Argentina o juzgarlos en su territorio.

Los cuatro expertos rebaten, además, los argumentos presentados en el Consejo de Ministros para denegar la extradición de los 17 ex cargos franquistas, entre los que figura José Utrera Molina, suegro del exministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón. "Carecen de base, pues parecen ignorar y contradecir las normas y estándares internacionales de los derechos humanos. El Estado español no puede escudarse en los principios de prescipción y extinción de la responsabilidad penal [la ley de amnistía de 1977] para no extraditar o juzgar a los responsables de violaciones graves de derechos humanos. La tortura, las ejecuciones sumarias y la desaparición forzada pueden constituir crímenes de lesa humanidad, que son imprescriptibles. Es decir, que no vence la obligación del Estado de investigar y sancionar a los responsables"...
http://politica.elpais.com/politica/2015/03/27/actualidad/1427485906_256091.html

MÁS INFORMACIÓN


(Foto: Botas de un fusilado cuyos restos fueron exhumados el verano pasado gracias a la donación de un sindicato noruego de electricistas. / ÓSCAR RODRÍGUEZ. Internet, El País)

viernes, 3 de abril de 2015

El Estado tiene la obligación de garantizar el acceso a la justicia para las víctimas, según la ONU. Se reabre en Soria el único caso en marcha por desaparecidos en la Guerra Civil

Diso Press
El Juzgado número 1 de Almazán (Soria) ha reabierto el caso por los diez desaparecidos de Barcones durante la Guerra Civil española, y ha solicitado a la Guardia Civil que facilite las "órdenes puestas a disposición de Guardia Civil y Falange dadas por el comandante militar y se averigüe si fueron únicas, o bien si fueron sistemáticas". La reapertura de este caso por parte de la magistrada María Luisa García lo convierte en el único caso abierto en España por desaparecidos durante la Guerra Civil española. La asociación soriana Recuerdo y Dignidad hizo entrega el pasado día 16 de Marzo, en el juzgado de Almazán, un escrito que solicitaba la reapertura del caso, después de que el archivo de la causa se produjera por desconocerse los autores materiales, pese a estar demostrados los asesinatos. En dicha solicitud de reapertura del caso se adjuntaba la información procedente de la exhumación -realizada entre el 19 y 21 de Julio de 2013-, así como la obtenida de documentos de la época, incluyendo nombres de posibles cómplices o autores. En aquella exhumación, realizada por Recuerdo y Dignidad, se localizaron seis cuerpos, por lo que cuatro siguen todavía desaparecidos. Se trata de Arsenio Martínez, Tomás Cué, Antonio Lafuente y Fermín González, todos vecinos de Soria y miembros de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT).

Antes de llevar acabo aquellos trabajos, la citada asociación presentó la correspondiente denuncia en el juzgado de Almazán, solicitando la participación del juzgado en la exhumación, pero tras la apertura de diligencias, el 23 de octubre de 2013, se declaró el sobreseimiento provisional. La denuncia llegó hasta el Tribunal Constitucional, pero también fue desestimada.

España tiene la obligación de garantizar el acceso a la justicia para las víctimas, según la ONU
Por otra parte, un grupo de expertos de la ONU pidieron este viernes en Ginebra que España "extradite a los responsables de violaciones graves de los Derechos Humanos" durante el franquismo "mientras no se tomen medidas para garantizar el acceso a la justicia" española de las víctimas.

El 13 de marzo, el Gobierno denegó la extradición de 17 ciudadanos españoles acusados por la justicia argentina de violaciones graves de los Derechos Humanos cometidas durante el régimen franquista.

"El Estado español está obligado a extraditar a los responsables de violaciones graves de los Derechos Humanos, mientras no se tomen medidas para garantizar el acceso a la justicia y el derecho a la verdad de las víctimas ante las instancias legales españolas", dijo el comunicado de los expertos. “La denegación de la extradición deja en profundo desamparo a las víctimas y a sus familiares, negando su derecho a la justicia y a la verdad”, añadieron.

Los expertos estuvieron en contacto con el Gobierno en relación con las extradiciones ordenadas en octubre de 2014, en el marco de la llamada 'querella argentina', en la que se investigan fusilamientos, torturas, robos de bebés y otros delitos.

"Reconocemos que cabe entre las competencias del Estado español la posibilidad de denegar esta solicitud de extradición", dijeron los expertos. "Pero si no extradita, el Estado tiene la obligación de garantizar, ante las jurisdicciones nacionales, el acceso a la justicia para las víctimas de violaciones graves de los Derechos Humanos y el derecho a la verdad", agregaron.

El grupo está integrado por Ariel Dulitzky (Grupo de Trabajo sobre las desapariciones forzadas o involuntarias), Christof Heyns (Relator Especial sobre las ejecuciones extrajudiciales), Juan E. Méndez (Relator Especial sobre la tortura) y Pablo de Greiff (Relator Especial sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición).

viernes, 1 de agosto de 2014

Naciones Unidas, Grupo de trabajo sobre desapariciones forzadas y Memoria histórica en España

El Grupo de Trabajo sobre las desapariciones forzadas de Naciones Unidas ha presentado un demoledor informe tras su visita a España el pasado septiembre, que concluye con una larga lista de recomendaciones para el Gobierno y la petición de que en un plazo de 90 días "presente un cronograma en el que se indiquen las medidas que se llevarán a cabo" para implementar sus peticiones y asistir a las víctimas del franquismo.

El informe recuerda que España está "obligada" por el derecho internacional y la Declaración sobre protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas (que ratificó en 2010) a "asumir su responsabilidad" y elaborar "una política de Estado comprensiva, coherente y permanente" que permita a los familiares de los desaparecidos durante la Guerra Civil y la dictadura saber qué pasó con sus seres queridos y recuperar sus restos. "Dado el transcurso del tiempo desde que la mayor parte de las desapariciones forzadas comenzaron a ejecutarse y la edad muy avanzada de muchos testigos y familiares, es urgente que el Estado adopte como inmediata prioridad la búsqueda de la verdad y en particular sobre la suerte y el paradero de las personas desaparecidas", dice el informe.

El grupo de trabajo de Naciones Unidas sobre las desapariciones forzadas ha enviado al Gobierno hasta 42 recomendaciones y manifiesta su disposición a "continuar el diálogo constructivo con el Estado español" al tiempo que ofrece su "asistencia" para que España cumpla con la declaración contra las desapariciones forzadas que ha ratificado. En conversación con EL PAÍS desde Texas, el autor del informe, Ariel Dulitzky, aseguró que la más importante y “urgente” de todas las recomendaciones es que “el Estado asuma su responsabilidad y elabore una política integral para dar verdad y justicia a las víctimas”. Preguntado por qué ocurrirá si el Gobierno español se excusa en la crisis económica para rechazar sus recomendaciones, Dulitzky responde: “Esto no es una cuestión económica, sino de voluntad política. Si se niega, seguiremos insistiendo, pero de momento tenemos esperanzas”.

Estas son las peticiones a España del grupo de trabajo de naciones unidas sobre desapariciones forzadas:
1. Desaparecidos. Un plan nacional de búsqueda. Como norma general, la ONU recomienda a España que proporcione "mayor apoyo institucional y financiero" a las asociaciones y familiares de las víctimas del franquismo y que cree una "entidad estatal dotada de suficientes recursos humanos, técnicos y financieros" que se encargue de "todas las cuestiones relativas a las desapariciones forzadas, incluyendo el establecimiento una base de datos central sobre desapariciones". Naciones Unidas pide al Gobierno que elabore un "plan nacional de búsqueda" de estas personas y que lo ponga en marcha "a la mayor brevedad posible". El Ejecutivo de Mariano Rajoy ha hecho, hasta la fecha, todo lo contrario, ya que ha eliminado todas las partidas previstas en la ley de memoria histórica (derogada de facto) para ayudar a los familiares a localizar a las víctimas.

2. Jueces en las fosas. La ONU pide a España que asegure que "los responsables de la administración y procuración de justicia se personen en el momento de la ejecución de las exhumaciones y luego analicen los resultados que las mismas arrojan y actúen de acuerdo con ellos". Los familiares de víctimas del franquismo siempre denuncian ante el juzgado correspondiente la apertura de las fosas, es decir, el hallazgo de restos humanos con signos evidentes de muerte violenta (cráneos agujereados por el tiro de gracia, casquillos, balas...), pero los juzgados casi nunca contestan.

3. Justicia. Investigaciones "de oficio". Naciones Unidas recomienda "investigar de oficio y juzgar todas las desapariciones forzadas a la luz de las obligaciones internacionales, de manera exhaustiva e imparcial, independientemente del tiempo transcurrido desde el inicio de las mismas". Para ello, reclama "eliminar todos los obstáculos jurídicos de orden interno que puedan impedir tales investigaciones judiciales", como la ley de amnistía de 1977, el principal argumento esgrimido hasta ahora para no llevarlas a cabo. El único juez que abrió una investigación sobre los crímenes del franquismo, Baltasar Garzón, fue procesado por ello, acusado de prevaricación, y finalmente absuelto.La ONU propone a España "actualizar, depurar y poner a disposición del público" la base de datos que el magistrado elaboró desde su juzgado, el número 5 de la Audiencia Nacional, durante la frustrada investigación.

4. Símbolos. El Valle de los Caídos. La ONU pide a España que proporcione "los fondos adecuados" para que la ley de memoria histórica "pueda aplicarse" y que se cumplan, entre otros, los artículos relativos a la retirada de símbolos y vestigios del franquismo. En este sentido, el grupo de trabajo de Naciones Unidas contra las desapariciones forzadas solicita al Gobierno que "vele por el respeto a la disposición de la ley que dispone la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura" . Y reclama, especialmente, la "implementación" de las recomendaciones de la comisión de expertos nombrada durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y que proponía retirar del Valle de los Caídos los restos del dictador Francisco Franco y convertir el lugar en un museo de la memoria similar al que acoge en la actualidad la Escuela de Mecánica de la Armada Argentina (ESMA).

5. Niños robados. Banco de ADN. La ONU propone a España "fortalecer los esfuerzos con miras a buscar e identificar a los niños y niñas que podrían haber sido víctimas de apropiación" y garantizar un banco nacional de ADN que integre "muestras genéticas de todos los casos denunciados".

6. Comisión de la verdad. El grupo de trabajo sobre desapariciones forzadas de la ONU propone a España que considere "la creación de una comisión de expertos independientes encargada de determinar la verdad sobre las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la Guerra Civil y la dictadura".

7. Justicia universal. Colaborar con Argentina. Naciones Unidas pide que las reformas legislativas relativas a jurisdicción universal no afecten a la investigación de casos de desaparición forzada y solicita a España, además, que colabore con los Estados que, en aplicación de ese principio, abran investigaciones sobre este tipo de delitos, como ha hecho la justicia argentina con los crímenes del franquismo.

Estas recomendaciones no son vinculantes. El Gobierno no está obligado a cumplirlas, pero sí ha de contestar a Naciones Unidas, explicarle qué va a hacer y qué no y motivar su decisión.
Fuente: El País.
http://politica.elpais.com/politica/2014/07/30/actualidad/1406721065_007140.html
Guillermina, a la ONU: “¡No dejen que me muera con esta pena!”. Familiares de desaparecidos de la Guerra Civil se reúnen con un relator de Naciones Unidas