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lunes, 8 de octubre de 2018

Imperios combatientes. La insólita coalición


CTXT


Cuatro de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU se alían para torear a Trump

El lunes 24 de septiembre pasó algo curioso en Nueva York: cuatro de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU se reunieron con la comisaria europea de Exteriores, Federica Mogherini, y el ministro de Exteriores de Irán, Javad Zarif, para torear a Donald Trump. El asunto era el acuerdo con Irán.

El gobierno iraní está cumpliendo ese acuerdo firmado por todos ellos en 2015. Eso lo reconoce hasta Theresa May. Sin embargo, Estados Unidos, animado por Israel y los miembros más demenciales de su belicista administración, se ha retirado para regresar a la que ha sido su política desde que la revolución iraní derrocara al sha: el cambio de régimen. A quienes pretendan respetar lo firmado y hacer tratos con Teherán, Trump les promete sanciones a través de su control de los canales bancarios y comerciales del que su país es dueño. Los ministros de Exteriores de Francia, Reino Unido, Rusia y China, más la comisaria europea y el ministro iraní, se han rebelado contra Trump, declarando la vigencia del acuerdo: los más viejos del lugar no recuerdan nada semejante.

“Los participantes subrayan su determinación de proteger la libertad de sus operadores económicos para realizar legítimos negocios con Irán”, señala la declaración. Y su punto octavo abre a Irán el Banco Europeo de Inversiones como canal para sus negocios comerciales con el mundo. Se pondrá en marcha “un mecanismo especial para facilitar los pagos relacionados con las exportaciones de Irán, incluido el petróleo, y las importaciones, lo que ayudará y tranquilizará a los operadores económicos que realicen negocios legítimos con Irán”. Mogherini aclaró que este sistema podría abrirse a otros países fuera de la UE, y ha subrayado que todos los firmantes actuales del pacto atómico lo apoyan.

Después de que Trump manifestara ante la Asamblea General de la ONU que “los dirigentes iraníes siembran el caos, la muerte y la destrucción” en el mundo, y glosara sus sanciones (que desde abril han hecho perder más de dos tercios de su valor a la moneda local y que el 5 de noviembre aún se reforzarán más) como medio para defenderse de las “sangrientas intenciones de Teherán”, la declaración de los cuatro + dos sonó potente. En el caso de la Unión Europa casi como una verdadera declaración de independencia. ¿Verdaderamente?

Desde que Trump se fue del acuerdo y anunció sanciones para las empresas que negocien con Irán, las mayores empresas europeas con expectativas allá se han ido en estampida; PSA, Total, Renault, VW, Daimler, y diversos bancos europeos. No parece que el anuncio del lunes vaya a cambiar eso, porque los negocios de esas empresas con Estados Unidos pesan mucho más que lo que puedan ganar en Irán. Solo las pequeñas empresas sin negocios con Estados Unidos podrán correr el riesgo. Aún así, mientras los europeos no dispongan de su propio Swift, es decir de un sistema independiente de transacciones financieras fuera del alcance del dólar y de los bancos americanos, como ha mencionado el ministro alemán de exteriores, Heiko Maas, el desafío será pólvora mojada. Otra cosa sería si los gobiernos europeos de la UE fueran capaces de proteger de forma efectiva a sus empresas del abuso que representa la extraterritorialidad de las leyes de Estados Unidos.

Pero incluso sin eso, la insólita coalición del lunes sienta un pequeño precedente. Lo que hoy no existe y convierte a esas declaraciones en algo parecido a papel mojado, puede existir mañana. Ninguna moneda ha dominado la economía mundial eternamente y el dólar no será excepción. Es más, el intento de Trump de chantajear a los demás con su moneda y su control de las redes comerciales internacionales puede volverse contra él. Y en eso estamos.

P.S. El 22 de septiembre Irán sufrió el más mortífero atentado de su última década: 25 muertos, la mitad de ellos civiles incluido un niño de cuatro años, en un ataque a un desfile militar en la ciudad de Ahvaz. Se conmemoraba el inicio de la guerra con Irak, una guerra de ocho años (1980-1988) propiciada por occidente en respuesta a la revolución de 1979 y que dejó la factura de un millón de muertos en Irán. La magnitud del atentado equivale a los vistos en París, Londres o Barcelona. El Estado islámico lo reivindicó. Pero, en vísperas de la llegada del Presidente iraní, Hasán Rohaní, a las Naciones Unidas (donde pronunció un discurso lleno de buen sentido), no se podía permitir que un atentado presentara como víctima al Irán al que se hace pasar como principal factor de terrorismo en el mundo. Así que se optó por titulares que difuminaran lo sucedido: “Los guardias revolucionarios, objetivo en un desfile militar en Ahvaz”, y similares. La compasión es selectiva.

Fuente:
https://ctxt.es/es/20180926/Politica/21926/Rafael-Poch-ONU-Consejo-de-seguridad-Trump-Iran-Hasan-Rohani.htm

domingo, 4 de marzo de 2018

_- Uber y Lyft conducen a los taxistas a la pobreza y la desesperanza.

Democracy Now!


El lunes pasado por la mañana, un taxista y conductor de limusinas profesional de la ciudad de Nueva York llamado Douglas Schifter hizo un último viaje al área del Bajo Manhattan. Varias horas antes había publicado en Facebook una acusación contra las autoridades políticas por permitir que empresas de servicios de transporte en línea como Uber y Lyft desmantelen la industria del taxi de la ciudad y dejen sumidos en la pobreza a miles de conductores de taxi, entre ellos él mismo. Estacionado frente al edificio del Ayuntamiento en un sedán negro alquilado se suicidó de un disparo en la cabeza.

Schifter escribió en su publicación de Facebook: “Debido a la gran cantidad de coches disponibles, con conductores desesperados por intentar llevar el pan a sus hogares, [las empresas] reducen las tarifas a un nivel inferior a los costos operativos y los profesionales como yo nos quedamos fuera del negocio. [Las empresas] cuentan su dinero y nosotros quedamos tirados en las calles por las que antes conducíamos, sin hogar y con hambre. No trabajaré como un esclavo por unas monedas. Prefiero estar muerto”.

La mayoría de las principales ciudades tienen un servicio de taxi regulado desde hace mucho tiempo, lo que limita el número de taxis con licencia y exige un estricto cumplimiento de las normas de seguridad y de cobertura de seguros. Uber y Lyft, las principales plataformas de servicio de transporte en línea o “empresas de redes de transporte”, han logrado eludir esas leyes y multiplicar la cantidad de coches en las calles.

Bhairavi Desai, directora ejecutiva de la Alianza de Trabajadores del Taxi de Nueva York, un sindicato sin fines de lucro con más de 19.000 miembros, declaró en una entrevista para Democracy Now!: “Antes solía ​​haber solo unos 13.000 taxis amarillos y otros 40.000 de otras compañías y coches negros, en total. Ahora hay más de 130.000. Nadie puede ganarse la vida así”.

Un nuevo informe elaborado en conjunto por el Proyecto de Ley Nacional de Empleo ( NELP , por sus siglas en ingés) y la Asociación para Familias Trabajadoras, titulado “Interferencia estatal por parte de Uber: cómo las empresas de redes de transporte compran, intimidan y engañan para lograr su desregulación”, señala: “Las [empresas de redes de transporte], principalmente Uber y Lyft, convencieron a legisladores de la gran mayoría de los estados a anular y pasar por encima de las regulaciones locales y despojar a los choferes de sus derechos. La velocidad y la efectividad del uso de esta estrategia por parte de la industria, conocida como interferencia (o apropiación) estatal, no tiene precedentes”, indica el informe. El estudio también compara las tácticas de lobby utilizadas por Uber y Lyft con las de los grupos de presión de la industria del tabaco y las armas de fuego, e identifica 41 estados donde este cabildeo agresivo ha reducido o eliminado los derechos de las ciudades para regular las empresas de servicios de transporte en línea.

Nuevamente, estas son palabras de la portavoz de la Alianza de Trabajadores del Taxi, Bhairave Desai: “Es una carrera hacia el abismo. En 2016, Uber y Lyft gastaron en lobby más que Amazon, Walmart y Microsoft juntos. Recurren a su poder político para lograr la aprobación de leyes de desregulación de los servicios de transporte. La mayoría de sus lobbystas, por cierto, provienen del Partido Demócrata. Muchos de ellos pasaron directamente desde la Casa Blanca de [Barack] Obama a trabajar para Uber”.

La muerte de Douglas Schifter fue precedida por otro suicidio, unas semanas antes. Danilo Corporan Castillo se precipitó a su muerte desde lo alto de un edificio el 20 de diciembre, tras una audiencia ante la Comisión de Taxis y Limusinas de la Ciudad de Nueva York ( TLC , por su sigla en inglés), en la que lo amenazaron con revocarle la licencia de conductor. Corporan Castillo escribió su nota de suicidio al dorso de la citación de la TLC .

En abril del año pasado, Bhairavi Desai testificó ante la TLC (acrónimo extraño para una comisión conocida por no brindarles a los taxistas de la ciudad una “atención amable”, sino, más bien, por imponer drásticas multas por incontables infracciones menores). Desai declaró:

“En mis 21 años de activismo en esta industria, jamás había visto personas en tal crisis: las bancarrotas, las ejecuciones hipotecarias, los avisos de desalojo. Ahora recibo llamadas telefónicas con pedidos de información sobre servicios para personas sin hogar, gente que quiere saber sobre líneas directas de prevención del suicidio. Hay un nivel de crisis muy arraigado entre los conductores de taxis. Debo decirles desde el fondo de mi corazón que, como defensora, algunos días simplemente no sé qué hacer. Esta es una crisis humana grave debido a la plaga financiera que existe en esta industria desde hace tres años. Esto me lleva a preocuparme seriamente por cómo será el futuro de las personas y, sin duda, por el nivel de crisis al que se enfrentan hoy en su vida cotidiana. Es una violenta carrera hacia el abismo. Para matar de hambre al taxista, Uber mata de hambre al chofer de Uber. Ese es el núcleo de la cuestión. Reducen las tarifas, lo que deja a los conductores en una pobreza abrumadora. Y lo hacen para poder reducir las tarifas de los otros sectores. Ningún chofer puede ganar en esta carrera hacia el abismo”.

La dirigente de la Alianza de Trabajadores del Taxi Bhairavi Desai lucha por fijar un límite en la cantidad de taxis y otros servicios de transporte privado, el uso de taxímetros en los diversos servicios de automóviles para garantizar un salario digno para los conductores y acceso a beneficios, principalmente atención médica para los conductores. Además, el Proyecto de Ley Nacional de Empleo y la Asociación para Familias Trabajadoras afirman que las legislaturas estatales deben dejar de hacer lo que exigen las empresas Uber y Lyft.

Douglas Schifter expresó en su publicación final en Facebook: “El propósito de la vida es aprender, enseñar y amar”. Además de conducir taxis durante cuatro décadas, fue un prolífico columnista de la revista especializada en limusinas Black Car News. Schifter escribió: “No sé de qué otra forma tratar de marcar la diferencia si no es con una exhibición pública de un asunto muy privado. Espero que, con el sacrificio público que hago ahora, se preste algo de atención a la difícil situación de los conductores, que la gente quiera salvarlos y que esto no haya sido en vano”.

© 2018 Amy Goodman

Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.

Fuente:
http://www.democracynow.org/es/2018/2/9/uber_y_lyft_conducen_a_los

domingo, 4 de septiembre de 2016

Zapatillas desgastadas por 1.700 euros. El modelo Superstar, de la marca de lujo Golden Goose, se vende ya sucio, roído y con cinta adhesiva


Zapatillas de la marca de lujo Golden Goose.

No tire sus viejas deportivas. La pátina de lo gastado es tendencia, o al menos esto parece indicar el furor por el modelo Superstar de las zapatillas deportivas de lujo  Golden Goose. Las reconocerá por su estrella, su discreto logotipo dorado y sobre todo por su estética envejecida. Inspirada en la horma de las bambas skater y de elaboración artesanal Made in Italy, no las verá nunca nuevas. Cuando se compran ya están sucias e incluso, en algunos de sus modelos, roídas y con una cinta adhesiva que falsea un uso obsesivo por ellas. Su precio, hasta 1.741 euros en sus modelos más exclusivos.

Gracias a su éxito, esta firma veneciana fundada en 2000 por el matrimonio Alessandro Gallo y Francesca Rinaldo se encuentra en plena cresta de la ola. Inspirados en la energía de lugares como California, Nueva York o Tokio, el efecto envejecido dota de carácter y personalidad y habla de las huellas que dejan los viajes y el movimiento constante. Tras los agujeros en las camisetas, los rotos en los tejanos, el efecto envejecido en zapatos de edición limitada celebran la individualidad.

Aunque llevan meses vistiendo los pies de conocidas estrellas y chicas it, un post viral en Mashable ha abierto el debate sobre hasta que punto es ético vender a este precio un par de zapatillas que parecen viejas. En Footwearnews.com hablan incluso de “apropiación de la pobreza”. (Yo diría mimetización de la pobreza a un altísimo precio, reírse de los pobres así imitándolos en sus externalidades -signos- en una relación desigual y muy asimétrica. El pobre no puede comprar, con los sueldos actuales, unas igual. Además, su deseo es por lo nuevo, no por lo viejo y gastado, que es lo que ha tenido y suele tener)

Los expertos en lujo coinciden de forma rotunda en que hoy el tiempo es lo más valioso. Quizá por eso el precio de estas zapatillas que parecen haber vivido siete vidas ronde los quinientos euros. ¿Cuánto cuestan días de caminatas, bailes, desenfrenos y aventuras? En un mundo en el que la moda rápida ha generado uniformidad, lo viejo y vivido promete autenticidad y busca consolar con el recibo de todo aquello que no se ha podido experimentar por una agenda demasiado apretada.

http://elpais.com/elpais/2016/08/30/estilo/1472555829_113491.html

Comentario:
Por este camino, ¿a dónde llegaremos? O ya hemos llegado. Para comprar algo roto y con apariencia de viejo hace falta mucho dinero, ¿eso marca la diferencia? O es reírnos de los pobres aparentando ir a la moda? Reírse de la clase obrera es un escalón más para robarles su dignidad. La moda tiene ideología, la de la clase dominante y es un instrumento más de dominación cultural y confusión ideológica para mantener la hegemonía.

domingo, 16 de agosto de 2015

El corazón de la Gran Manzana. Milton Glaser, el diseñador del ‘I Love NY’, explica el origen de su célebre icono


Para el diseñador Milton Glaser, la complejidad y la diversidad de experiencias que se viven a diario en Nueva York eliminan de tajo la típica pregunta por el mejor restaurante, la mejor hamburguesa o el mejor bar de la ciudad. Hay tantas alternativas que dar una respuesta sería inútil. Es probable que dentro de ese caleidoscopio de sensaciones se halle el secreto de la vitalidad de este creador de 86 años. “Si quieres mantener tu sistema nervioso trabajando, este es el sitio. En París siempre vas a saber que estás en París. Por el contrario, en Nueva York, nada más doblar una esquina, te topas con un país nuevo”, afirma. Esa es la metrópolis del autor del célebre logo I LOVE NY, nacido en el Bronx, que cuenta con entusiasmo que el próximo invierno publicará parte importante de su obra en un libro de 400 páginas bajo el sello de Taschen. Una edición cuyas primeras copias de lujo costarán 1.000 dólares.

La historia del Yo corazón NY es la siguiente. Frente a la etiqueta de ciudad insegura y violenta, cercana a la Gotham de los tebeos, las autoridades de Nueva York encargaron a Glaser, a mediados de los setenta, un logo que reavivara el sentido de pertenencia a la ciudad. La idea era trabajar sobre una frase que ya existía: “I love NY”. Una tarde, en un taxi que transitaba por la calle 67, la inspiración le llegó a Glaser y sobre un trozo arrugado de papel cambió la palabra “love” por un robusto corazón rojo. Un cambio minúsculo que habría de estamparse para siempre en la historia del diseño y en la memoria colectiva de la Gran Manzana.

El problema es que Glaser había enviado una propuesta diferente unas semanas antes. “Tuve que llamar al responsable de comercio para decirle que quería cambiar el logo”, explica por teléfono el diseñador desde su estudio en Manhattan. “Me dijo que eso no era posible porque la junta ya lo había aceptado y era muy difícil reunir a todos los miembros otra vez para mostrarles la nueva propuesta. Así es que me fui directamente a su despacho. Cuando vio la versión renovada, con el corazón en el medio, me dijo que efectivamente estaba mejor y que haría lo posible para lograr el cambio”. Así fue cómo una de las imágenes publicitarias más potentes de la historia estuvo a punto de quedarse en bosquejo.

¿Dónde radica la fórmula para que haya tenido tanto éxito? “Creo que se trata de un truco muy fácil y a la vez engañoso. Con el I represento el yo. El corazón es el símbolo de una emoción. Y NY son las iniciales de un sitio. Entonces, tenemos lenguaje y símbolo haciendo tres cosas diferentes a la vez. El espectador debe desenredar el rompecabezas que configuran una letra, un símbolo y unas iniciales. Eso es lo que lo fija en la mente de la gente. Es fácil de descifrar y resulta familiar”.

Y tras un breve silencio, reflexiona sobre el impacto de su trabajo: “Creo que se debe ser cauteloso con el éxito. El peligro de tener tanto reconocimiento con un solo trabajo es que la gente suele pensar que es lo único que has hecho. Borra toda una obra”. La campaña fue un éxito. Glaser recibió 2.000 dólares por su trabajo. Y el Estado ha recaudado desde entonces cientos de miles por la utilización del logo. Tras los atentados de 11 de septiembre de 2001 se convirtió, además, en un símbolo de resistencia para una población abatida.

Milton Glaser nació en el Bronx. Un lugar lejano en el tiempo y en el espacio. “El jardín botánico y el zoológico del Bronx son lugares maravillosos. Ligados a mi infancia”. Pero dice que apenas ha regresado allí desde que comenzó a trabajar en Manhattan. Afirma que no le gusta “mirar atrás”. Por eso resulta un poco huidizo a la hora de hablar sobre sus lugares fetiche. A medida que fluye la conversación, sin embargo, empiezan a aflorar las pistas. Recuerda las galerías de The Cooper Union, en el East Village, donde estudió en el periodo universitario. También destaca como lugar de encuentro el Union Square Café, que lamentablemente cambiará su mítica sede a finales de este año. O el restaurante Eleven Madison Avenue, en la avenida del mismo nombre. Explica que uno de sus trabajos favoritos ha sido el diseño de interiores para restaurantes. Con mayor razón si los propietarios son viejos amigos. Como es el caso de la Trattoria dell’Arte, cerca al Carnegie Hall. O del Rainbow Room Menu, donde se le podría encontrar cualquier noche...

Glaser transmite reposo y tranquilidad. De cada trabajo habla con mesura. Fundó también la revista New York Magazine. Ha estado a cargo de la imagen de marcas como la cervecería Brooklyn Brewery.

Sus diseños han bajado al metro de Nueva York: los paneles en porcelana, en una plataforma de la Astor Plaza Station, con figuras geométricas que parecen piezas desordenadas de un rompecabezas, son obra suya. Y el rediseño del Visual Arts Theater, en Chelsea, también corrió por su cuenta.

Uno de los encargos más recientes que ha recibido, donde se mezcla su amor por Nueva York y su vocación por crear, fue la publicidad para la primera parte de la última temporada de Mad Men. Inspirado en un póster de Bob Dylan de su autoría, que fue bandera de toda una época, rescató las siluetas y tonos psicodélicos de entonces y diseñó los carteles para la exitosa serie.

A la hora de crear, ¿cómo encuentra la conexión entre el logotipo y el observador? “Creo que cuando trato de dar explicaciones sobre este tipo de asuntos estoy utilizando una parte de mi cerebro, que es la parte racional. La otra es la parte sensible. Entonces, objetivamente, podría decirle por qué un símbolo funciona, pero no podría explicarle por qué la gente tiene cierta respuesta emocional, ni por qué después de haberlo visto tanto no se hartan, ni por qué se sienten identificados con él. Esos son los misterios del alma y del corazón. Y esos misterios no son fáciles de descubrir”.

sábado, 9 de agosto de 2014

Carmen Fariña, 71 años, canciller de educación en Nueva York: “Tener educación no te hace inteligente. Eso lo aprendí en mi casa”

Carmen Fariña vuelve como responsable de Educación de Nueva York. Hija de gallegos, afronta el reto de cambiar el sistema


“En casa siempre hablábamos español. En aquel tiempo, en Brooklyn, cuando yo fui a la escuela por primera vez, con cinco años, no había otros chiquillos que hablaran el idioma. A las maestras no les hacía ni pizca de gracia vernos. Y no podías hablar español en clase, claro. La primera maestra que tuve no me quería dejar hacer nada. Yo era una cosa rarita para ella. Mi padre tuvo que ir a la escuela y decirle: ‘Mire, ella no habla inglés, pero va a aprender pronto, tiene que darle tiempo…’. En las calles tampoco hablabas en tu idioma porque la gente te decía: ‘Ah, un inmigrante’. Como si fueras lo más bajo…”.

Más de 60 años después, en las escuelas de Brooklyn y del resto de Nueva York sí se habla español. Y aquella niña “rarita” de padres gallegos ha cumplido 71 años, ha dejado su retiro en Florida y se ha convertido, desde enero pasado, en la máxima responsable del Departamento de Educación de la ciudad, tal vez el cargo público más importante después del alcalde, el demócrata Bill de Blasio.

Carmen Fariña cita a El País Semanal a primera hora de la mañana en el norte de Manhattan, en una escuela bilingüe que lleva el nombre del padre fundador de la República Dominicana, Juan Pablo Duarte. Situado más allá de Harlem, a la altura de la calle 185, el centro tiene una aplastante mayoría de estudiantes hispanos (98%) en un barrio de población eminentemente dominicana y mexicana. Quedan pocos días para que acaben las clases y los alumnos están contentos. Diferentes y cálidos acentos del español recorren los pasillos.

La escena se produce en la entrada, con los guardias de seguridad como testigos. Un grupo de padres aguarda a que la canciller (el título de Fariña es New York City Schools Chancellor) finalice su visita. Cuando aparece, la abordan. “Doña Carmen, usted nos tiene que ayudar. Necesitamos fondos y materiales. Antes no nos atendía nadie. Ahora confiamos en usted. No nos puede fallar”, le comenta una mujer con marcado acento dominicano. “Yo les voy a ayudar, pero ustedes me tienen que ayudar a mí. Les voy a enviar a una persona de mi departamento. Les vamos a atender”, les responde Fariña. Al abandonar el edificio, antes de subir al vehículo que debe llevarla a su oficina, al sur de Manhattan, una mujer joven la abraza. Es Kristy de la Cruz, directora del colegio de enseñanza media situado al otro lado de la calle, el Bea Fullers Rodgers. Se conocen. Fariña conoce personalmente a todas las directoras de colegios de Nueva York. “Gracias por todo, Carmen”, le dice emocionada De la Cruz antes de cruzar la calzada y meterse en su escuela.

“Ahora esta gente tiene esperanza. Antes, no. Yo he vuelto para cambiar el sistema”, afirma Fariña ...
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