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martes, 19 de abril de 2016

Lo que PP y PSOE callan. Criminalizando falsa injerencia de Venezuela y ocultando la verdadera de Miami y Alemania

Anibal Garzón


La historia se repite una vez más. El Partido Popular (PP) pone en más absoluta práctica la teoría del Ministro de nazi de Propaganda Joseph Göebebls: "una historia repetida mil veces se convierte en verdad". La historia reiterada de que PODEMOS fue financiado por el gobierno de Venezuela mediante la fundación CEPS. Pese a que el Tribunal Supremo ya archivó esta causa en enero de 2015 presentada por el polémico abogado Rodríguez Menendez1, la Vicepresidente del Partido PP, Soraya Sáenz de Santamaría, volvió hacer una vez más eco de la falsa relación PODEMOS-Venezuela dado el momento clave de la gobernabilidad española; la reunión entre Podemos, Ciudadanos y PSOE para conformar un gobierno que finalmente saque del poder ejecutivo al PP.

No es bueno caer en la trampa de seguir defendiendo Podemos una jugada de gol que ya ha sido señalada como fuera de juego. El partido continúa, y cómo dijo supuestamente Napoleón, y la "futbólogos" aplicaron esta frase a su campo, "No hay mejor defensa que un buen ataque".

Santamaría cayó en su trampa afirmando que Podemos está cometiendo un delito ya que la legislación prohíbe que un partido sea financiado por instituciones políticas de otro país, considerado como injerencia2. Trampa que le puede ir en su contra.

Desenmascarando financiaciones externas al PP, justamente un exembajador mexicano en Cuba, Ricardo Pascoe, afirmó en 2003 como el líder de la Fundación Nacional Cubana-Americana y exagente de la CIA (Estados Unidos), Jorge Mas Canosa, financió las campañas electorales del PP en 1996 y 2000. Esta financiación se blanqueó con la conformación en Madrid de la Fundación Hispano Cubana fundada por la ultraderecha cubana de Miami y miembros del PP. No solamente el financiamiento externo al PP tuvo como objetivo romper relaciones entre Cuba y España, y en general con toda Europa con la propuesta de Aznar en 1996 de la "Posición Común", sino también buscaba sus intereses comerciales en suelo español.

El famoso Caso de Sintel. Una filial de Telefónica que el gobierno de Aznar en 1996 vendió a la familia de Mas Canosa por 4.900 millones de antiguas pesetas4 (cerca de 30 millones de euros) y la llevó a la "quiebra" en 2001 despidiendo a casi 2000 trabajadores. Esto produjo posteriormente una acampada de protesta (Campamento de la Esperanza) en la Avenida Castellana de Madrid durante 6 meses por parte de los trabajadores y sindicatos. Protesta que tuvo su resonancia internacional por el famoso documental "El Efecto Iguazú"5.

Sobre estas financiaciones de Mas Canosa al PP, también el mismo portavoz de la oposición del Partido Socialista en 1996, Luís Yañez, afirmó en su momento como Mas Canosa financió con su avioneta viajes de Aznar por América Latina o mítines electorales en España6.

En este juego oscuro y mediático de ataques sin fundamento a Podemos, no solo caen los falsos golpes sobre supuesta financiación externa sino también los vínculos políticos, estrategia más elaborada por el otro actor del bipartidismo histórico español, el PSOE. Líderes históricos como el expresidente Felipe González, cercano a un pacto de gobierno entre PP y PSOE para excluir así a Podemos, constantemente ha atacado a Podemos de ser dependiente políticamente de Venezuela7. Una construcción del Palacio de Miraflores para implantar la Revolución Bolivariana en el Estado Español.

Dándole la vuelta de defensa hacia ataque, algo más que evidente hoy día pero que parece que se ha quedado en simples archivos de historia es la financiación internacional, logística, y entrenamiento político que tuvo el PSOE durante la Transición Española, y sus años de gobierno en los 80 y 90, por parte del Partido Socialista Alemán8 mediante la Fundación Friederich Ebert. Una estrategia para arrebatar poder al Partido Comunista Español, conseguir llegar el PSOE al gobierno, y generar sus líneas de gobierno para convertirse finalmente en un satélite del proyecto europeo alemán que hoy día es más que visible. En definitiva, lo que hoy critica González de supuestamente Podemos querer copiar a Venezuela, quien hizo una copia de España sobre intereses de Alemania fue su proyecto.

Si la élite del bipartidismo considera injerencia una supuesta financiación o entrenamiento de Podemos por parte de Venezuela, es hora de atacar e identificar que la verdadera injerencia en la Historia actual de España fue de la Mafia cubana de Miami (vínculos políticos directos con el mismo gobierno de los Estados Unidos) sobre el PP y de Alemania sobre el PSOE. Dos potencias internacionales, EUA y Alemania, que son parte del reparto del pastel español visible en la crisis de 2008 y que hoy la mayoría de los ciudadanos padecemos sus consecuencias. Eso si es Injerencia contra la Soberanía Nacional.

Notas:
1 http://www.publico.es/politica/supremo-rechaza-querella-pablo-iglesias.html
2 http://www.elconfidencial.com/espana/2016-04-05/santamaria-delito-venezuela-podemos-iglesias-monedero-vestrynge_1178907/
3 http://www.diariocordoba.com/noticias/espana/exilio-cubano-financio-aznar-ex-embajador_67892.html
4 http://elpais.com/diario/1996/04/02/economia/828396004_850215.html

5 http://www.dailymotion.com/video/xw5vh_el-efecto-iguazu_news

6 http://elpais.com/diario/1996/07/17/espana/837554402_850215.html
7 http://www.14ymedio.com/internacional/Felipe-Gonzalez-vincula-Podemos-chavismo_0_1907209282.html
8 http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-02-28/como-socialismo-aleman-reinvencion-puso-poder-psoe-felipe-gonzalez_1158700/
Blog del autor: Leyendo el Mundo en Tus Manos: https://anibalgarzonbaeza.wordpress.com/

viernes, 26 de febrero de 2016

Podemos se levantó este miércoles de la mesa de negociaciones con el PSOE por considerar que el acuerdo firmado por los socialistas con Ciudadanos es "incompatible" con sus políticas y con su aspiración de formar un gobierno de cambio.

PÚBLICO / AGENCIAS

"El PSOE ha frustrado, de momento, una oportunidad histórica", defendía el portavoz de Podemos en el Congreso, Íñigo Errejón en rueda de prensa el miércoles. Aseguró que "la mano" del partido morado "sigue tendida" para un gobierno de cambio aunque dio por rotas las negociaciones hasta después de la investidura.

Según Errejón, el pacto con Ciudadanos demuestra que el PSOE "ha elegido" y ha asegurado que en Podemos están "decepcionados y defraudados", ya que, a su juicio, se trata de una "oportunidad" perdida para formar un gobierno de cambio.

En concreto, el partido morado identifica ocho razones principales de esa "incompatibilidad":

1. No se deroga la Ley Mordaza que, según Podemos, "ataca a las libertades públicas y que ha sido calificada por Amnistía Internacional como una amenaza para los Derechos Humanos".

2. Conlleva el "abaratamiento del despido" y no se deroga la reforma laboral. El partido morado denuncia que "el PSOE ha aceptado el contrato único con otra denominación" porque el acuerdo pasa por "reducir aún más las indemnizaciones por despido".

El acuerdo inicial conllevaba que la indemnización por despido improcedente en contratos temporales pasara de entre 20 y 33 días al año, a 20 el primer año, 25 el segundo y 33 a partir de ahí. No obstante, finalmente el PSOE y Ciudadanos acordaron cambiar este punto para mantener las cifras en vigor actualmente. Por otra parte, Podemos denuncia que "el contrato temporal deja de tener que estar vinculado a una causa objetiva jurídica".

3. Complemento Salarial: Esta medida lleva, según Podemos, a "premiar con dinero público a los empresarios que pagan bajos salarios", en lugar de ofrecer "derechos laborales".

4. Salario Mínimo Interprofesional (SMI): Podemos considera "ridícula" la subida del 1% que fija el acuerdo. A su juicio, teniendo en cuenta la inflación, supone realmente "congelar" el SMI.

5. Podemos critica también el "orden de prioridades macroeconómicas" que establece el documento de PSOE y Ciudadanos. Según la formación emergente, "salva puntos clave de las reformas económicas del Gobierno de Mariano Rajoy" y plantea algo "inviable" como "revertir los recortes" sin abordar "una reforma tributaria". Además, critican que si en su programa el PSOE se comprometía con el objetivo de reducir a la mitad la tasa de paro, este punto ha desaparecido del documento actual.

6. No se deroga el Artículo 135, lo que llevará, a su parecer, a que los servicios públicos y los derechos sociales sigan "sometidos" a los "intereses de los acreedores.

7. La propuestas referentes a la Sanidad pública "abren las puertas" según Podemos, al "copago farmacéutico y a la privatización de la gestión".

8. En cuanto a la "despolitización de la Justicia", el partido de Pablo Iglesias critica que el acuerdo no aborda realmente esta cuestión. "El acuerdo entiende que despolitizar la Justicia es que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), en vez de 20 vocales elegidos por políticos, lo formen 10 vocales elegidos por políticos.

El acuerdo con Ciudadanos "no suma".
El secretario de Relación con la Sociedad Civil de Podemos, Rafael Mayoral, cree que el PSOE todavía puede "reflexionar" y darse cuenta de que pactar con Ciudadanos "no es lo que la gente votó el 20 de diciembre". "Creemos que este acuerdo con Ciudadanos no suma y entendemos que en algún momento cabe la posibilidad de que se dé una reflexión en el PSOE", ha dicho.

Mayoral ha explicado que las negociaciones de Podemos con el PSOE sólo habían tocado la parte económica y "no había mucha sintonía en avanzar" por parte de los socialistas. En su opinión, el PSOE "tiene un problema de asunción de la nueva geografía política" porque no entiende la necesidad de formar "gobiernos diferentes".

"Nos encontramos con que realmente la mesa donde existía interés por los avances era en otra", ha añadido. En este sentido, ha defendido que Podemos "ha mostrado mucha flexibilidad y disposición" desde el primer momento y se ha encontrado con la "poca disposición" del PSOE.

Preguntado por si ahora Podemos aspira a unas elecciones o si seguirá insistiendo en el pacto con el PSOE, Mayoral ha dicho que "se intentarán agotar todas las posibilidades que puedan existir para conformar un gobierno de cambio".

"Fuimos con las carta boca arriba desde el primer momento", ha defendido y ha lamentado que existieran prioridades por parte del PSOE hacia las políticas de Ciudadanos. "Tendrá que explicárselo a sus votantes después de todas las cosas que han dicho de Ciudadanos o de Luis Garicano (responsable económico de Ciudadanos).

Además, ha añadido que el PSOE se ha decantado por "el mejor representante de los bancos en el Hemiciclo" que es, a su juicio, Garicano. Con todo, ha remachado que el documento que han firmado los socialistas con Ciudadanos "no garantiza" que se hagan políticas activas para la mayoría social.
http://www.publico.es/politica/identifica-ocho-incompatibilidades-fundamentales-acuerdo.html

miércoles, 24 de febrero de 2016

Animales políticos. Cualquiera que haya observado al fenómeno Podemos reconocerá similitudes con el modelo del Partido Comunista, que vivía la política como una religión.

“NO IMPORTA QUE UN GATO SEA BLANCO O NEGRO CON TAL DE QUE ATRAPE RATONES”. DENG XIAOPING

No hay que ser Charles Darwin, ni siquiera un científico político, para ver que tres de los cuatro animales políticos en la pelea para formar un nuevo gobierno español pertenecen a la misma especie y el otro es una rara avis. El plumaje les delata.

Los que se identifican con el Partido Popular, el PSOE o Ciudadanos van al trabajo vestidos como si fueran abogados o ejecutivos de empresa. Los de Podemos llevan vaqueros, coletas, bebés en brazos. Los tres primeros representan, con sus matices, al establishment; la estética del cuarto expresa un simbolismo rebelde y transgresor.

Las apariencias no engañan. Hay diferencias de fondo entre, por un lado, el PP, el PSOE y Ciudadanos, por otro, Podemos. Hay razones por las cuales los medios típicamente describen a Podemos, y solo a Podemos, con el adjetivo “radical”. La raíz de la que han brotado es el ideal del “hombre nuevo” que tuvo Che Guevara, inspirado a su vez en la certeza científica de Marx de que un paraíso igualitario no solo es posible sino inevitable. Las raíces filosóficas de los otros tres partidos son más terrenales, menos optimistas: el ser humano no es perfectible pero haremos lo que podamos, dentro de lo posible, para aproximarnos a nuestra visión de un mundo mejor.

Ofrece nueva luz sobre el tema un libro recién publicado en Reino Unido con el título Party Animals (Animales de partido) cuyo autor es un antiguo comunista, hoy columnista del Times de Londres, llamado David Aaronovitch.

Aaronovitch sabe de lo que habla. Se crió en los años cincuenta y sesenta en una familia comunista: su padre y su madre, y la totalidad de sus amigos, eran devotos del Partido. Ni el descubrimiento —ratificado por los propios dirigentes de las URSS— de que la prensa capitalista no se había equivocado al denunciar las atrocidades de Stalin, ni las invasiones soviéticas de Hungría en 1956 y de Checoslovaquia en 1968 les desviaron del camino. El joven David, militante de izquierdas desde la temprana adolescencia, acabó siendo presidente del movimiento nacional estudiantil británico. El libro cuenta la historia de sus padres y de su gradual desencanto con los dogmas de su juventud.

“El Partido era una iglesia”, escribe Aaronovitch. “Su fuerza derivaba tanto de la creencia y de la fe como del intelecto”. Por un lado estaban los “puros”, los que poseían la verdad absoluta, y por otro los malvados o los equivocados. “Muchas de las cosas que el mundo a nuestro alrededor consideraba buenas para nosotros eran malas… Para nosotros, las iglesias eran cuencas de superstición; la familia real, un residuo feudal; la policía era opresora; los estadounidenses eran crasos belicistas; el Ejército, un instrumento del imperialismo; la prensa, una proveedora de mentiras y propaganda. Eramos todos antirracistas, antifascistas, antiimperalistas”.

Interesado en profundizar en esta idea de ideología —no religión— como opio del pueblo, y quizá aplicarla al contexto actual español, me tomé un café con Aaronovitch, londinense de 62 años. “Como la iglesia católica”, me dijo, “y a diferencia de los partidos del establishment político que despreciábamos, la izquierda a la que yo pertenecía tenía una razón de ser trascendental. La iglesia veía la utopía en el más allá; nosotros, aquí en la tierra. Teníamos el hábito mojigato y autoreferencial (nuestras amistades y amantes eran solo del Partido) de creer que los que se oponían a nosotros estaban en contra de los intereses más sagrados del pueblo”.

También como la iglesia, el partido comunista al que Aaronovitch perteneció tenía “sus ritos, sus santos, sus lugares sagrados”. Las asambleas semanales eran “misas seculares”. Los santos eran Marx, Lenin y Stalin. Los católicos iban a Lourdes o Roma; los fieles comunistas peregrinaban al palacio de invierno en Leningrado, icono de la revolución bolchevique de 1917.

Aaronovitch es el columnista más de izquierdas en un diario de centro derecha. The Guardian es el diario más cercano al nuevo líder del partido laborista, Jeremy Corbyn, al que también los medios habitualmente ponen el apodo “radical” y con cuya causa Podemos abiertamente comulga. Un columnista de The Guardian llamado Martin Kettle escribió la semana pasada que estaba de acuerdo con la tesis de Aaronovitch sobre el espíritu religioso de los ateos comunistas, y veía mucho en común entre ellos y la izquierda corbynista. “Es verdad que ya no tenemos hoy un movimiento comunista”, escribió Kettle, “pero tenemos sin duda una nueva izquierda en Gran Bretaña que tiene algunas de las mismas ambiciones, ideas políticas y sueños históricos... Esta izquierda parece identificarse felizmente a sí misma con una de comunidad de creyentes desdeñosa de los escépticos o de aquellos que sus presbíteros consideran inaceptables”.

Cualquiera que haya observado al fenómeno Podemos desde cerca reconocerá similitudes con el peculiar mundo político que describe Aaronovitch. Las pequeñas asambleas en las que se corean siempre las mismas consignas litúrgicas (“el pueblo unido, etc”); los santos (Gramsci, Rafael Alberti); los lugares de peregrinación (la Venezuela chavista, en su día). Durante la reciente campaña electoral en los mítines de Podemos se palpaba en el ambiente un fervor, una atmósfera con ecos de misa multitudinaria evangelista en Oklahoma, ausentes en los grandes eventos organizados por los demás partidos.

Eso no significa que haya algo intrínsecamente malo en vivir la política como la religión por otros medios. Pero de lo que hay no duda es que estamos hablando de procesos mentales diferentes a los de los otros tres partidos españoles con los que Podemos se disputa el futuro político inmediato de España. En un discurso en diciembre de 2014 Pablo Iglesias, el líder de Podemos, relató una especie de parábola sobre el conflicto entre “la casta” y “el pueblo” en la que los del Partido Popular eran gatos y los fieles de su partido ratones. Siguiendo la lógica de la metáfora, el PSOE y Ciudadanos son, claramente, más gatos que ratones.

Va a ser interesante ver si el desenlace del juego político actual en España será una alianza de gatos, aunque sean de diferentes colores, o si se acabarán cruzando animales políticos de dos diferentes especies. La opción contra natura sería la más arriesgada, con un final más incierto, posiblemente confuso, pero sería un experimento interesante. A Darwin le hubiera fascinado; a los científicos políticos también. En cuanto al conjunto de la sociedad española, quizá no tanto.
John Carlin

http://internacional.elpais.com/internacional/2016/01/31/actualidad/1454263401_247791.html

(Lo he colgado por considerar que aporta una opinión muy generalizada, no es la mía)

martes, 2 de febrero de 2016

Analogía. Los votantes del PSOE y de Podemos no perdonarían que no se intentase un acuerdo entre ambos partidos porque cualquier otra solución les parecería peor.

Millones de españoles han crecido bajo los ecos de aquella gesta. Se han agotado los adjetivos excelsos, las fórmulas de alabanza para ensalzar la generosidad, la responsabilidad, el patriotismo de quienes renunciaron a sus líneas rojas a favor de la gobernabilidad de este país. Que yo no esté precisamente de acuerdo con el relato no implica que no recuerde a dos antagonistas enfrentados en un grado hoy inconcebible. Uno era el secretario general de un partido ilegal, al que el franquismo consideraba una banda terrorista. El otro había sido secretario general del Movimiento Nacional, el partido único de la dictadura. Se sentaron a negociar, pactaron y llegaron a un acuerdo. Sus seguidores se sintieron traicionados por igual, pero apoyaron el pacto porque cualquier otra solución les habría parecido peor. Esa fue la clave de aquella negociación, y es el aspecto que hoy se empeñan en ignorar quienes censuran cualquier pacto entre el PSOE y Podemos, dos partidos legales que, desde la dirección hasta su último militante, están infinitamente más cerca entre sí que el PCE de 1976 y el aparato franquista, y equidistantemente alejados del PP. Sus votantes no les perdonarían que no intentaran llegar a un acuerdo porque cualquier otra solución les parecería peor, pero su capacidad de renuncia, su postura favorable al diálogo, no merece elogio alguno. Al contrario, parece que la sensatez, la cordura, la solvencia, son en España patrimonio de la derecha, quizás porque sus diputados llevan siempre corbata. Si yo fuera Pedro Sánchez, intentaría formar Gobierno. Es una tarea ardua, pero el premio merece la pena porque entre todos, amigos y enemigos, le están convirtiendo en un héroe. Como Suárez. O como Carrillo.

domingo, 24 de enero de 2016

Sonrisa del Destino

Susana Díaz se ha sometido a dos sesiones de investidura y a la tercera fue la vencida. Artur Mas no logró consagrar su candidatura en primera y segunda votación y antes de convocar elecciones se apartó para encumbrar a Carles Puigdemont, a quien Mariano Rajoy confesó, en la mañana del jueves 2, a través del Puigdemont impostor del programa El matí i la mare que el va parir, que estaba tramando algo o contemplaba varios escenarios:
-Esta semana está el Rey con las consultas, según cómo quede este asunto, porque claro, yo no sé cómo va a quedar este asunto, yo creo que el lunes 25 le puedo llamar y según cómo estemos, si hay investidura, si no la hay... ya fijamos una fecha. Yo tengo la agenda muy libre, con lo cual la podemos fijar [la entrevista que le está solicitando] en 24-48 horas.

La agenda muy libre ¡i tant!. ¡Y tanto!, que dirían los catalanes.
Rajoy le estaba dando una primicia a Carles Pérez, el falso Puigdemont. "Según como estemos, si hay investidura, si no la hay...", le confía el presidente del Gobierno en funciones.

Lo que para el rey Felipe era una hoja de ruta clara, que Rajoy debía ser el primero en intentar la investidura por ser la fuerza más votada, para Rajoy no lo era. O, al menos, no era la única.

La mente de Rajoy discurría así en paralelo a otros acontecimientos cuyo desarrollo afloraría el viernes 22.

El primero, por orden de aparición, sería la dimisión del subsecretario de Presidencia, Fernando Ramos, el conocido como número tres de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, por el primer escándalo en una empresa pública, Acuamed, después de que el secretario de Estado de Medio Ambiente, Pablo Saavedra, anunciara, como primera reacción del Gobierno, una auditoría de la gestión, el 20 de enero. De pedir una auditoría, algo que evoca aquellas auditorías fallidas que anunció María Dolores de Cospedal tras la publicación de los papeles de Bárcenas en este periódico, a la renuncia de Ramos sugiere que algo debió pasar en La Moncloa.

Y, cómo no, el segundo ha sido el intento de adueñarse anticipadamente del protagonismo de la investidura por parte de Pablo Iglesias con lo que he llamado la operación Sonrisa del Destino, tras la reunión con el Rey en Zarzuela, de continuidad y en línea con el impacto que ya consiguiera Podemos en la sesión de constitución del Parlamento, el pasado 13 de enero.

En passant, un tercer hecho del viernes 22 ha sido la imputación del Partido Popular como tal persona jurídica en calidad de investigado en la causa reabierta por orden de la Audiencia de Madrid sobre la destrucción de los discos duros de los ordenadores del ex tesorero del partido Luis Bárcenas, un caso en el que el juzgado de instrucción perdió misteriosamente el material que le había enviado el juez Pablo Ruz desde el juzgado central de instrucción número 5 de la Audiencia Nacional.

Golpe al parlamentarismo
Rajoy, pues, conforme a lo que, muy relajado y hasta con cierta marcha, ya confesaba al falso Puigdemont, tramaba no ser Susana Díaz o Artur Mas, esto es, no quería llegar a la sesión de investidura sabiendo que cosecharía el no.

Una sesión que iba a versar en gran parte, cómo no, sobre la corrupción del PP. No de la corrupción pasada sino de la corrupción viva, nueva, en tiempo real, con el caso Acuamed, y la imputación en el caso de los ordenadores.

Con el 44,6% de los votos y 186 escaños, Rajoy gobernó a golpe de decreto, contra el 55,4% de los votos, y ocupó todas las instituciones de poder de este país. Con el 28% y 123 escaños, quiere seguir haciendo lo mismo, esta vez contra el 72% de los votos. En el lenguaje y mensaje de Rajoy "la gente" lo que quiere es que gobierne Rajoy.

La "gente de este país" es... el 28% que le ha votado. Los demás, el 72%, pertenecen a categorías diversas. Débiles, separatistas, independentistas, rojos, populistas, bolivarianos, traidores a la Patria, agentes de gobiernos extranjeros financiados para destruir España.

Horas antes de decir que no se sometería a la investidura, Rajoy nos prometió por boca del vicesecretario de Organización, Fernando Martínez-Maillo, que haría una "propuesta generosa". El propietario del cortijo, evocación si se quiere de Los santos inocentes la novela de Miguel Delibes llevada a la gran pantalla por Mario Camús (escena), va a hacer una oferta "generosa".

Resumamos: si durante la X Legislatura Rajoy controla todos los resortes del poder y se coloca por encima del Parlamento y del control de los partidos, apoyándose cuando es menester en el Ministerio del Interior, en el comienzo de la XI acaba de dar un golpe al régimen parlamentario y una bofetada al rey Felipe, a su encargo para intentar formar gobierno.

¿Por qué?
Porque el encargo debe llevar a la persona en quien recae a intentarlo, a hacer las negociaciones, a formalizar "la oferta generosa", para someterse a la investidura. Como Susana. Como Artur.

Pero Rajoy juega al bonapartismo. Está por encima de las instituciones y de los partidos, como si siguiera con sus 44,6% y los 186 escaños. Y también se sigue sirviendo de los archivos del Ministerio del Interior y de la Policía, si es necesario, para mantener a raya a sus enemigos. Es él a quien "la gente" quiere.

Rajoy aprovecha la nueva incursión de Pablo Iglesias para mantenerse por encima. Con su verónica a la investidura, pretende colocar al PSOE en el centro de la crisis política poselectoral del 20 de diciembre. Si ya con 186 escaños gobernaba por encima del Parlamento, con 123 pretende más de lo mismo. Deserta, pues. De momento.

El espectáculo de Iglesias
Pedro Sánchez viaja a Lisboa el 7 de enero para dar la señal de lo que va a buscar después del previsible intento de Rajoy. Un gobierno a la portuguesa. ¿En qué consiste? En un gobierno apoyado por las formaciones de izquierda, el Partido Comunista y el Bloco de Esquerda, principalmente. El primer ministro socialista luso António Costa (en la imagen con el líder socialista) forma gobierno tras suscribir un pacto para terminar con la política de austeridad. Los citados partidos le apoyan sin entrar al gobierno monocolor.

Los resultados de las elecciones en España han supuesto un golpe muy duro para el bipartidismo del PP y del PSOE. Para el PP porque ya no puede asegurar su supervivencia en el poder (pasa con 7.215.752 de votos del 44,6 al 28,7% de los votos, de 186 a 123 escaños, y tiene en su mercado un competidor, Ciudadanos, con 3.500.541 el 13,9% y 40 escaños.

Para el PSOE porque no solo no ha logrado capitalizar el cuatrienio negro de la pauperización y la corrupción del PP en el gobierno sino que vuelve a caer y queda a 400.000 votos de su rival de izquierda. Podemos capitaliza las pérdidas de los socialistas, pero no al punto de superar al PSOE a la primera. Podemos y sus confluencias obtuvieron un 20,6% con 5.130.283 votos y 69 escaños, quedándose a 400.496 votos y 21 escaños del PSOE con sus 5.530.779 votos, el 22% y 90 escaños.

Con todo, Pablo Iglesias intenta arrebatar ahora a Pedro Sánchez, de cara a la investidura, el liderazgo de una salida a la portuguesa, el liderazgo que las urnas le han negado a la primera por algo más de 400.000 votos si se suman todas las confluencias (Podemos, En Comú Podem, Compromís-Podem-És el Moment y En Marea).

Eso es la operación Sonrisa del Destino, el mensaje con la que ningún partido con ánimo real de pacto se ofrecería a formar un gobierno de coalición, ideada por Iglesias y su equipo.
"Que [Sánchez] sea presidente es una sonrisa del destino que siempre tendrá que agradecer", dijo Iglesias.
Alfred Hitchcock se inventó el Mcguffin, un truco cualquiera, irrelevante, para hacer avanzar el suspense de su narración cinematográfica. El ataque y desprecio de Sánchez al invocar la sonrisa del destino que le ha echado en cara Iglesias no es un Mcguffin para hacer avanzar la película sino una de las pistas que delata la insolvencia de la coartada. En línea, por otra parte, con la afirmación de Iglesias del 24 de diciembre pasado: "Si Sánchez no manda hablaré con Susana Díaz o con el Comité Federal..."

¿Cómo puede ser Iglesias vicepresidente de alguien al que le está perdonando la vida simplemente por estar ahí? ¿No le está tratando como al personaje de Being there (Estar ahí), Chance Gardiner, la novela de Kosinski?

Iglesias y Sánchez eran los invitados, el pasado jueves por la noche, del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, en una cena en la Casa de Cantabria, Madrid, para celebrar el día de la región del día viernes. Ambos tenían audiencia con el rey Felipe al día siguiente, viernes. Sánchez sabía que iría Iglesias y este que Sánchez estaría allí. Sánchez acudió según lo convenido. Pero Iglesias no dio señales de vida. En su lugar asistió el general Julio Rodríguez, que mantiene una relación personal con el presidente de Cantabria.

Iglesias, pues, quería evitar todo contacto con Sánchez antes de detonar la operación Sonrisa del Destino.

El líder de Podemos, por tanto, organiza la operación como un mecanismo de relojería. Mientras Sánchez se entera por el rey Felipe de lo que Iglesias le acaba de proponer, el líder de Podemos comparece ante los medios de comunicación y anticipa la oferta. Pero, además, cuida todas las apariencias. Se presenta con su equipo de ministrables. Y él el primero. Se ofrece como vicepresidente.

Su programa supone, a grandes trazos, un retroceso en materia de exigencias. Se ha tenido que ajustar a la negativa sobre los cuatro grupos parlamentarios. Ya no plantea el referéndum vinculante para Cataluña. Sin embargo, consigue el impacto que desea al sorprender con su propuesta a Pedro Sánchez reunido con el monarca. Si Sánchez y el PSOE no quieren este gobierno de izquierdas que les ofrezco, viene a decir, que dejen gobernar al PP o que se convoquen nuevas elecciones.

Y en estas dos alternativas, razona, el PSOE se fractura. Para Iglesias al PSOE le quedaría elegir la opción de cómo prefiere morir: en un gobierno de coalición, dejando gobernar al PP (opción que Alfonso Guerra considera la más probable) o en nuevas elecciones a las que Podemos concurriría después de quitar, al ser rechazado el gobierno de coalición, la careta socialdemócrata al PSOE.

Sánchez y el PSOE en el centro
Mariano Rajoy coge la propuesta de Pablo Iglesias y la transforma en la pinza, aquella célebre operación de 1995, que más allá de las intenciones de unos y de otros, opera como un mecanismo de presión de Izquierda Unida, por un lado, y el PP por el otro, sobre el PSOE y el gobierno de Felipe González. Si en la crisis de 1993-1996, el Gobierno del PSOE se encuentra en el centro de la tormenta, ahora Rajoy pretende colocar al PSOE de la oposición en el centro de la crisis política.

Iglesias ha hecho su exhibición. Rajoy le ha seguido y se ha colocado por encima. Le toca, pues, jugar a Sánchez.

Si Rajoy ha dado un paso al costado, reservándose su momento, Sánchez dispone de cartas.

Rajoy ha dicho que quería la gran coalición. No ha sido capaz ya no de conseguirla. Ha confesado ser incapaz ni siquiera de intentarlo. Porque como ha dicho al falso Puigdemont contaba con mucho tiempo libre. Tiempo que no ha llenado con negociaciones sino con planes conspirativos.

Sánchez ha anunciado una ronda de contactos con varias fuerzas políticas. Tanto con Podemos como con Ciudadanos.

Tomemos solo para ilustrar la política del PP el caso de Ciudadanos.
Si tan partidario era Rajoy de boquilla a favor de un gobierno PP, Ciudadanos y PSOE, el líder del PP, confesada su incapacidad al punto de frustrar el encargo del rey Felipe, ¿no debería el PP abstenerse ante un gobierno minoritario del PSOE apoyado, llegado el caso y solo a efectos de hipótesis, por Ciudadanos? Sería lo que yo he llamado el pasado mes de septiembre la Pequeña Gran Coalición.

Y ¿con Podemos?
Si Podemos está dispuesto a formar un gobierno de izquierdas hay que discutir, como pasa con toda propuesta, incluso una lanzada de manera provocadora, las condiciones. Iglesias ha presentado su programa máximo. Una variable es el gobierno de coalición de izquierdas entre PSOE, Podemos e Izquierda Unida, con apoyos del PNV, por ejemplo. Pero no es la única. Un gobierno socialista apoyado en investidura y en programa sin coalición, a la portuguesa, es otra variante. Ciudadanos, ¿qué papel podría desempeñar si por ejemplo el programa a suscribir le satisface?

Y si la oportunidad de Sánchez no conduce a buen puerto, es decir, la formación de gobierno, vamos a una tercera fase. Rajoy aspira a que si se verifica el fracaso de Sánchez, le pongan el balón en la linea de penalti. Y se puede encontrar, si la procesión que él espera que vaya por dentro en el PSOE en realidad va dentro del PP, con una situación en la que él no satisface a su partido como candidato por su incapacidad de recabar apoyos ni... como nuevo cabeza de cartel electoral.

Han pasado algo más de un mes desde las elecciones del 20-D. La aceleración política es tal que parece una eternidad. Pero en apenas un mes se ha constituido el Parlamento, el rey Felipe ha concluido su primera ronda de contactos y el hombre al que se le ha confiado la tarea de formar gobierno ha declinado sin siquiera intentarlo.

Cabe recordar que José María Aznar consiguió, con 156 escaños, el acuerdo para formar gobierno en el día 54 desde las elecciones del 3 de marzo de 1996 y formalizó la investidura en el día 63.

Mientras, la política y la vida continúan. Los escándalos de corrupción no son cosas del pasado.
Y a Acuamed el primer escándalo en toda regla que protagoniza una empresa pública puede seguirle, quizá por lo del agua, otro no menos relevante en la empresa Canal de Isabel II, la empresa hidráulica de gestión pública dependiente de la Comunidad de Madrid, sobre la cual se desarrollan desde hace tiempo investigaciones sigilosas en relación a algunas de sus filiales.
http://politica.elpais.com/politica/2012/05/31/actualidad/1338484360_581201.html
Fuente:
http://blogs.elpais.com/analitica/2016/01/susana-d%C3%ADaz-se-ha-sometido-a-dos-sesiones-de-investidura-y-a-la-tercera-fue-la-vencida-artur-mas-no-lo.html




domingo, 3 de enero de 2016

Sobre España, Grecia, Italia y nuestros planes para un movimiento europeo destinado a democratizar la UE. Entrevista

Yanis Varoufakis 

26/12/2015. (En Sin Permiso)

La entrevista trata de las elecciones españolas, lo último de la interminable depresión de Grecia y, lo que es más importante, el anuncio del movimiento (¡que no partido!) [el titular de L´Espresso reza: “En febrero lanzo mi partido”. N. del t.] paneuropeo que se lanzará en febrero con un orden del día sencillo pero radical de democratización de la UE. YV

En primer lugar, nos gustaría escuchar sus comentarios acerca del resultado de las elecciones en España.

La oposición de nuestro gobierno de Syriza al fracasado programa de la Troika quedó aplastada el verano pasado y el primer ministro Tsipras se vio obligado a aceptar un nuevo préstamo que todo elmundo sabe que es una catástrofe. Por una razón: darles una lección a los españoles y disuadirles de votar a Podemos. Considerando este contexto, Podemos lo ha hecho muy pero que muy bien en estas elecciones. Tal como comenté tras conocer los resultados, supone un pequeño paso en la buena dirección. Un pequeño paso que puede convertirse en una gran línea de falla necesaria para hacer añicos la negación de la crisis en la eurozona y el desprecio de la Troika por la democracia.

¿Se debe el éxito de Podemos a la desconfianza de la gente hacia el sistema de partidos o estamos asistiendo al triunfo del populismo?
Podemos no es un partido populista. El populismo se pone de manifiesto cuando se promete toda clase de cosas a toda clase de gente. No, Podemos comenzó como partido de protesta y se está desarrollando como un partido que va a intentar una nueva política, en la que la política de relaciones públicas y sed de poder deje paso a un discurso de apertura.

¿Se convertirá Podemos en Syriza? ¿Traicionará las promesas hechas a sus votantes?
Espero que no, pero tenemos que ver si Podemos tiene esa oportunidad. Lo digo porque, para llegar a ese momento de la verdad, Podemos debe primero formar gobierno, algo que no puede hacer dados los resultados electorales. La gran pregunta es ahora: ¿entraría Podemos en una coalición aceptando concesiones fundamentales para fieles del Eurogrupo como el PSOE?

¿Podría resumir lo que ha hecho el gobierno Tsipras en estos tres meses de gobierno? ¿Cuáles son, por ejemplo, las peores leyes aprobadas y qué es lo que debilitará todavía más a la economía griega?
El principal efecto adverso se deriva del anuncio mismo, el pasado julio, de los contenidos del nuevo ‘acuerdo’: el increíble nivel de austeridad anunciado para los próximos cinco años, el aumento de impuestos ligado a ello (sobre todo del IVA), la ausencia de cualquier compromiso creíble de un alivio de la deuda serio y la pura y simple realidad de que los bancos seguirán siendo incapaces de prestar a empresas rentables (dado que sus préstamos con saldo en mora no los gestionará eficazmente un banco malo público), todo esto en conjunto significa una cosa: que ningún inversor serio invertirá cantidades considerables en una economía condenada a decrecer como resultado de estos fracasos.

Ahora bien, en lo que se refiere a determinados ejemplos de legislación ya aprobados (o a punto de serlo), eso se sumará a las fuerzas de la recesión que ya están actuando, y que son: los aumentos del IVA, la exigencia de prepago [fiscal] a las empresas (durante diciembre de 2015) del 100% correspondiente a sus beneficios estimados para 2016, el aumento de las contribuciones a los fondos de pensiones y la prevista reducción de las pensiones.

Hace pocos días, nuestro primer ministro, Renzi, ha acusado a Alemania de no ser el único país que nutre a la UE y de aprovecharse, de hecho, de la crisis griega para hacer negocios como, por ejemplo, la adquisición de catorce aeropuertos del país. En su opinión, ¿son sólo palabras o cree más bien que los países del sur de Europa están listos para formar un conjunto con Renzi a la cabeza destinado a contrarrestar la política de austeridad tan cara a Alemania y los países del norte de Europa?
Espero equivocarme, pero me parece a mí que si el primer ministro Renzi fuera en serio en su oposición a las políticas de Berlín, se habría abstenido en julio de ejercer una presión inhumana sobre el primer ministro Tsipras para que capitulara ante todas las exigencias que ahora, con retraso, encuentra objetables. En el calor de la batalla es cuando se revelan el coraje y las verdaderas intenciones de cada uno.

¿Es usted consciente del fracaso de algunos bancos italianos y de los problemas que han tenido los tenedores de bonos que lo han perdido todo? Si es así, ¿cuál es su opinión?
...seguir aquí.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Hacia un programa común: ¿Decrecimiento o resiliencia?

Si algo han mostrado las elecciones autonómicas y municipales del pasado 24 de mayo es que las candidaturas unitarias populares han tenido más éxito que las de los partidos en solitario en las principales capitales, aunque no en el conjunto de las circunscripciones. Sería imperdonable que los partidos de la izquierda radical de ámbito estatal (Equo, IU y Podemos) no alcanzaran acuerdos sobre un programa común por dificultades organizativas o mero cálculo electoral que no vamos a valorar aquí. Con ser muy positivos los resultados de estas elecciones al desalojar al PP de algunas Comunidades y Ayuntamientos importantes, son insuficientes para realizar el cambio que se requiere. Como escribe Rosa (1), claro que sí se puede, pero no solos. En la medida en que las fuerzas de la izquierda radical se consoliden y se avance en el desarrollo de un programa común, los pactos futuros con otras fuerzas (PSOE, principalmente) podrán inclinar la balanza en favor de una economía más social frente a otra más neoliberal. Ante la época que nos va a tocar vivir, valores como los de la solidaridad, cooperación y colaboración serán imprescindibles para la defensa de una vida digna. Valores que han de ser transmitidos en las escuelas e institutos y que serían mucho más creíbles si, desde ahora mismo, empezaran a ser percibidos por la ciudadanía.

Pero, si bien los obstáculos para llegar a un programa común en el terreno social y económico parecen superables, las dificultades para alcanzar un programa que a la vez afronte las consecuencias de la crisis ecológica se nos antojan insalvables. La percepción de la situación económica y social es compartida básicamente por los tres partidos a los que hemos hecho referencia, pero la de emergencia ecológica, derivada de la crisis energética y del cambio climático, está lejos de ser valorada por igual por estos partidos. Salvo Equo y muchos ciudadanos no necesariamente adscritos a partido alguno, el resto de la izquierda parece subestimar la irreversibilidad de problema ambiental y sus consecuencias, quizá debido a una concepción de la cuestión ambiental permanentemente postergable o, sencillamente, al efecto Casandra, según el cual la gente hace oídos sordos ante las malas noticias. Y, sin embargo, ignoremos o no la crisis ambiental, ya empezamos a entrar en la era de sus consecuencias: con el petróleo cada vez más escaso y caro no podremos salir de la crisis económica (2) y con el cambio climático acelerando la desertización de nuestro país, más pronto que tarde, se desencadenarán graves problemas en el suministro de agua y de alimentos. El caso de la crisis actual del agua de California -el estado más rico de EE.UU- es paradigmático (3), así que “cuando las barbas de tu vecino veas pelar…”Para muestra el conflicto por el agua desencadenado este verano entre las Comunidades de Castilla La Mancha y de Valencia. Evitar en la medida de lo posible estas consecuencias disminuyendo la vulnerabilidad de la ciudadanía para así garantizar el futuro de nuestro país, debe ser la tarea prioritaria de una política de izquierdas. Sirvan estas líneas para contribuir a este gran objetivo.

Decrecimiento o resiliencia

Sabemos que el crecimiento se detendrá porque las leyes que gobiernan la economía en última instancia no son financieras sino físicas. Respecto a la salida de la crisis, Crespo (4) sostiene que nos hallamos en un terreno desconocido ya que ninguna de las dos estrategias diseñadas para regresar a la senda del crecimiento, la americana, expansiva para estimular el consumo y la europea, basada en una política de austeridad, han tenido éxito para lograr superar la misma. ¿No será que el sistema capitalista está entrando en una fase de contradicciones que hacen inviable el crecimiento; un crecimiento que, además, se está convirtiendo en indeseable para la sociedad?

Así parece defenderlo Hinton en un artículo clarividente (5) al indicar que el capital ya no extrae suficientes beneficios del trabajo y ahora trata de hacerlo de los bienes y servicios públicos de los Estados hasta el punto de llevar a la destrucción de los mismos, como en el caso de Grecia, provocando, al mismo tiempo, una desigualdad cada vez más obscena y un paro creciente que entran en contradicción con la necesidad del sistema de un perpetuo crecimiento. Como señala Luengo: “la relación existente entre el avance del PIB y la tasa de desempleo es débil o inexistente” (6) debido seguramente, entre otras razones, a que el aumento de productividad a causa de la mecanización del sistema productivo se ha traducido en más beneficios para los empresarios en lugar de beneficiar a los trabajadores, bien económicamente, bien mediante la reducción de la jornada laboral.

La otra contradicción del sistema capitalista parte del supuesto inverosímil de que el crecimiento económico es ilimitado y que la tecnología solucionará las limitaciones de los recursos y de los sumideros, supuesto que nos está llevando a la colisión con los límites planetarios e introduciéndonos en la era del decrecimiento físico impuesto por la naturaleza. El resultado de esta colisión en el terreno económico es una espiral de destrucción de la oferta (de los recursos menguantes) seguida de una destrucción de la demanda (cuando la crisis arrecia) (7).

Frente a la política de “más de lo mismo” que apuesta por el crecimiento y las soluciones tecnológicas milagrosas, un análisis racional de las políticas posibles y de sus riesgos nos decantaría por un cambio en la orientación política encaminado hacia el decrecimiento y la sostenibilidad. Si tuviera razón la política del crecimiento y se lograran poner a punto las tecnologías necesarias para evitar la crisis energética en ciernes y lo peor del cambio climático, lo único que perderíamos, de escoger la prudente política decrecentista, serían oportunidades económicas. Pero de tener razón la opción decrecentista y no dispusiéramos de tales tecnologías, la obsesiva política del crecimiento nos llevaría a un callejón sin salida.

La élite neoliberal y sus acólitos han elegido ya. A pesar de los abundantes datos de las investigaciones y avisos de la comunidad científica, continúan impertérritos escuchando las señales y oráculos de su único dios, el dios mercado, a la espera de un milagro tecnológico. Curiosa forma de entender la ciencia y la tecnología; confían en ellas para aumentar la producción y combatir los riesgos inducidos por los seres humanos, pero no para anticiparse a los mismos y modificar su causa, que no es otra que un sistema económico fagocitador de la vida que nos sostiene. Aunque la escasez de petróleo y su repercusión en el crecimiento ya empiezan a dar señales perturbadoras en los mercados, el sistema necesita “buenas noticias” para embarcar a los Estados y ciudadanía en la trampa de la deuda. Antes de reconocer que está herido de muerte, la élite sembrará los medios de explicaciones tranquilizadoras. Y es que tras la jerga mercadotécnica se esconden los intereses y privilegios de las grandes compañías y poderes financieros (8) por lo que, antes de renunciar a ellos, la élite neoliberal está dispuesta a tensar la cuerda hasta llevarse por delante el clima del planeta y con él a la humanidad.

Dado el dominio que ejerce a escala mundial la ideología neoliberal y su inacción ante los problemas ambientales globales más urgentes, no parece que se pueda evitar ya la colisión con algunos de los límites planetarios (9). Nuestra civilización se verá abocada a un colapso, a una pérdida de complejidad socioeconómica y ecológica. A tenor de los indicios (pico del crudo y otros picos a la vista, manifestaciones del cambio climático, crisis económica persistente, aumento de las tensiones geopolíticas, entre otros), creemos que tal colapso está a la vuelta de la esquina, si no se ha desatado ya. Así parecen haberlo entendido los redactores y firmantes del Manifiesto Última Llamada (10) lanzado en el verano de 2014 a la sociedad.

Descartada la solución del sentido común a escala global -y, al parecer, también a escala europea- no queda otra opción que tratar de mitigar las consecuencias del colapso en nuestro país, ahora que puede abrirse una ventana de oportunidad para un gobierno o una oposición decisiva de la izquierda radical y, posiblemente, del PSOE.

Con motivo de la firma del citado Manifiesto en el que se reclama el cambio del actual modelo económico y social que haga frente a la crisis ecológica por parte de dirigentes de los partidos de la izquierda radical, entre ellos Pablo Iglesias, y de la elaboración de un documento base del programa económico de Podemos, titulado “Un proyecto económico para la gente” encargado a Viçent Navarro y a Juan Torres (11), se ha suscitado un debate en el que han participado algunos firmantes del Manifiesto, como Prieto, Turiel, Torres, Gadrey. En esencia, el debate se centra en la contradicción que supone firmar un manifiesto de corte decrecentista para luego abrazar fórmulas socialdemócratas keinesianas de estímulo al crecimiento, como las que proponen estos economistas en el documento citado.

Sin duda alguna, la política más razonable consistiría en implementar un decrecimiento organizado y controlado. Sin embargo, hoy por hoy, sería contraproducente poner en marcha una política decrecentista sin realizar previamente un amplio debate transversal en nuestra sociedad, como el que intenta promover el citado Manifiesto. Son demasiados años de dependencia del consumo como para que el mensaje de que cada vez va a haber menos recursos y que hay que cambiar nuestro modo de vida por otro más austero y menos consumista sea aceptado por la sociedad. Sencillamente no lo entendería la ciudadanía y provocaría su distanciamiento del propio concepto de decrecimiento y de los partidos que lo propusieran. Monedero lo sabe y de ahí que despachara la alternativa del decrecimiento con la expresión: “Hablando de decrecimiento no se ganan elecciones“(12).

Más allá de establecer y agrandar las diferencias entre partidarios del decrecimiento y del crecimiento, es necesario y urgente llegar a puntos de encuentro entre ambas posiciones si se pretenden paliar los efectos del colapso, encauzándolo de una manera más o menos ordenada y reducir así el sufrimiento de la población española actual y de las próximas generaciones.

Afortunadamente, todavía es posible la convergencia entre ambas posiciones. Debemos abandonar las políticas de crecimiento y aprovechar la ventana de oportunidad para una supervivencia digna. De acuerdo con Heinberg (13), comenzar a tomar medidas de resiliencia, es decir, medidas que aumenten nuestra capacidad para superar la adversidad, es quizá la mejor manera de adaptar las sociedades al colapso. En torno a un programa basado en la idea de resiliencia pueden alcanzarse acuerdos programáticos muy positivos con el fin de dotar a nuestro país de mayor capacidad para afrontar y sobreponerse ante las presentes y futuras crisis que se avecinan. El diagnóstico de los puntos más vulnerables (14) de la economía y sociedad españolas, así como de los sistemas naturales amenazados, resulta imprescindible y previo a proponer medidas de resiliencia tanto de índole ecológica, como económica y social.

A grandes rasgos, el colapso supondrá la transformación radical del sistema financiero, problemas en el transporte (aviación, buques, camiones), problemas en la agricultura industrial (riego, maquinaria, abonos), muy posiblemente la disolución paulatina del comercio global y la consiguiente relocalización de las economías y un aumento de los riesgos naturales que cada vez tendrán mayor incidencia social y económica (15).

Los partidos de izquierda han recogido en sus programas de las pasadas elecciones del 24 de Mayo, medidas tanto sociales, como económicas y ambientales para mitigar los efectos de la crisis económica, intentar revertir los daños de las políticas del gobierno del PP y así disminuir la vulnerabilidad de la ciudadanía. Muchas de estas medidas coinciden con las que se pueden proponer adoptando el punto de vista de la resiliencia, por lo que nos limitaremos a indicar algunas que nos parecen especialmente relevantes y que, en esencia, se engloban en los siguientes principios:

1. Mayor intervención del Estado: frente a la tendencia actual a la privatización, más nacionalización, frente a la desregulación, mayor control estatal, frente a la mercantilización, imposición de límites y más derechos ciudadanos y obligaciones del Estado.

2. Las sociedades humanas son ecodependientes. Los ecosistemas poseen límites. Aplicación de principios de sostenibilidad para compatibilizar las actividades humanas con la protección de los recursos renovables y los ecosistemas. Desmaterialización en la medida de lo posible de la economía.

3. El ser humano vive en sociedad, es interdependiente. Promoción de la vida en comunidad y de la solidaridad y la cooperación frente al individualismo instalado en la sociedad. Profundización de la democracia. La economía social al servicio de la población.

Vulnerabilidad y resiliencia social

Entre los puntos más vulnerables de la sociedad española destacamos los siguientes: una gran desinformación de la población acerca de los problemas ambientales globales (el cambio climático se ve como un problema episódico y lineal que se manifestará gradualmente, mientras que el pico del petróleo es desconocido por la gran mayoría de la población), así como un desconocimiento bastante generalizado de la responsabilidad de las políticas del crecimiento en la generación de los mismos, el desempleo insoportable que afecta principalmente a los jóvenes, la desigualdad creciente entre ricos y pobres y la exclusión social.

El crecimiento económico es un aspecto del capitalismo extraordinariamente arraigado en la población por haber sido imbuido en nuestros cerebros por los políticos, economistas y medios de comunicación como un bien “per se”. Además de haberse asentado ya como una cuestión de fe, la fórmula del crecimiento parece de sentido común para crear empleo y salir de la crisis y, por ello, se encuentra aún más enraizada. Decía Margaret Tatcher, “la economía es el método, el objetivo es cambiar el alma” (16). El neoliberalismo no solo es una ideología, es también, y sobre todo, una práctica generalizada de la que hemos interiorizado sus reglas de juego. De una u otra manera, nos han cambiado el alma a través de la presión que se ejerce sobre la inmensa mayoría de la población en situaciones de competencia cotidiana y de inversión de los pequeños ahorros. Esta presión se ejerce a través de la imposición de una serie de convenciones, prácticas y normas, en definitiva, reglas del juego establecidas política, institucional y jurídicamente (17).

¿Cuál ha sido el antídoto hasta ahora para hacer frente a la crisis económica que, por definición, es una situación de la economía con un débil o negativo crecimiento? Lógicamente, el de activar el crecimiento. Eso es lo que espera la gran mayoría de ciudadanos, que se pongan en marcha políticas de crecimiento para generar trabajo, activar el consumo y salir de la situación actual.

Cualquier convocatoria electoral que se produzca ocultando a la población los límites del crecimiento, rebajaría su calidad democrática. Si bien es cierto que la ciudadanía intuye, de alguna manera, que esta crisis es diferente y que los hijos van a vivir peor que sus padres, la apertura de un debate, tanto en las Cámaras de nuestros representantes como en la sociedad, permitiría tomar conciencia de la situación tan delicada y llena de riesgos que atravesamos y lograría que estos problemas, junto a los sociales, ocuparan la centralidad de la política, aumentando así la resiliencia social. Es de esperar entonces que la sociedad acabara siendo más proclive a admitir la adopción de medidas de mayor alcance, a medio y largo plazo.

Junto a esta iniciativa, un gobierno con sensibilidad ecológica y social debe potenciar los movimientos decrecentistas y de ciudades y pueblos en transición (18), generando así dinámicas favorables al lema decrecentista de” vivir mejor con menos” en detrimento del modo de vida BAU (Bussines As Usual), o sea, el negocio como actividad normal.

España es uno de los países con mayor paro, desigualdad económica y exclusión social de la Unión Europea. Sin la defensa del Estado de bienestar y sin la adopción de medidas sociales como la distribución más equitativa de la riqueza, la generación y el reparto de trabajo reduciendo el periodo de trabajo semanal y la adopción de medidas que eviten la exclusión social, no se podrían entender políticas ecológicas que son absolutamente necesarias para conservar los recursos naturales para la presente y futuras generaciones.

A juzgar por los programas electorales actuales, pensamos que sería relativamente sencillo llegar a acuerdos en el terreno social entre estos partidos. Quizá el punto donde se manifiestan las diferencias más notorias sea el de optar por la inicial propuesta de Renta Básica de Podemos, o por el Trabajo Garantizado, propuesta de IU, aunque no parece que llegar a un acuerdo sea insalvable pues el propio Eduardo Garzón (19), padre de la propuesta del Trabajo Garantizado, ya ha formulado una solución mixta.

No obstante, para llevar a cabo estas iniciativas sociales habrá que tener presente la advertencia de Trainer (20); en una época de decrecimiento impuesto por la naturaleza no se podrán realizar políticas de igualdad de corte socialdemócrata basadas solamente en el reparto de la menguante riqueza. Además de la solidaridad, la austeridad, entendida dentro de una justicia social, tendrá que ser otro de los pilares para poder desarrollarlas.

Vulnerabilidad y resiliencia ecológica

La vulnerabilidad ecológica de nuestro país es elevada. Los recursos renovables que han constituido y constituirán la principal riqueza de este país: como suelo, aguas superficiales y subterráneas, fuentes de energía dependientes del sol, pesca, bosques, humedales y demás ecosistemas y paisajes se encuentran cada día más amenazados por distintos problemas: desertización, erosión, salinización, fragmentación del territorio, sobrexplotación, etc.

Si necesarias son las medidas de resiliencia social para cohesionar el país, las medidas ecológicas son imprescindibles para la conservación de los recursos naturales renovables, fundamento de una economía sostenible a largo plazo.

Como medida administrativa más importante para frenar el deterioro ecológico (21) y proporcionar resiliencia se encuentra la Ordenación del territorio.

La Ordenación del territorio se fundamenta, desde el punto de vista de la sostenibilidad, en un principio de integración de actividades, según el cual la huella humana no debe exceder la biocapacidad del territorio. Aunque la palabra austeridad está hoy en día muy vituperada (austericidio, austerocracia, austeritarismo) debido a las políticas aplicadas por los gobiernos neoliberales, lo cierto es que, desde el punto de vista ecológico, no solamente los españoles, sino la gran mayoría de los ciudadanos de los países desarrollados han vivido por encima de sus posibilidades, apropiándose “de facto” de un territorio mayor a costa de otras naciones.

La salida civilizada a la situación actual consiste en construir una economía que no rebase la biocapacidad de cada territorio, con un comercio local y regional estrictamente necesario y que sea socialmente justa. De figurar algún tipo de déficit en las constituciones de los países, debería ser el déficit ecológico cero. Ateniéndonos a él, a los españoles nos tocaría vivir a un nivel de vida menor de la mitad del que disponemos actualmente, pues nuestra huella ecológica supera unas dos veces y media la biocapacidad del territorio nacional. Sabemos que, con un nivel de renta más austero pero bien repartido, se pueden mantener todavía unos buenos servicios públicos indispensables para que la ciudadanía pueda tener una vida tan digna o más que en la actualidad. Así lo indican los índices de felicidad/PIB y problemas sociales/desigualdad (22). En el primero se comprueba que, a partir de un nivel de riqueza, la felicidad no aumenta significativamente, mientras que en el segundo aparece una clara correlación entre el aumento de los problemas sociales y la desigualdad.

Aunque limitar el déficit ecológico a cero no es posible todavía, sin embargo, es necesario avanzar en esa línea tanto para hacer frente a las consecuencias del cambio climático, pico del petróleo y pérdida de biodiversidad, como para aumentar nuestra autonomía y resiliencia en caso probable del colapso de la red de comercio mundial.

En este sentido, con la Ordenación del territorio se propone cubrir los siguientes objetivos:

- Uso y protección de nuestros recursos naturales (suelos, aguas, bosques, pesca y biodiversidad…) atendiendo a los principios de sostenibilidad para recursos de Daly

- Evitar impactos (contaminación, incendios, introducción de especies foráneas, etc.) utilizando los principios de sostenibilidad de Daly para los desechos, además de los de eficiencia y precaución.

- Prevención de riesgos naturales e inducidos (erosión, salinización, incendios, sequías, temporales) aplicando el principio de precaución.

- Regulación de las actividades humanas (agrícola, industrial, construcción de infraestructuras, asentamientos humanos, turismo) a través de la promulgación de leyes: Ley del suelo, Ley de aguas, Ley de costas, etc.

Otra estrategia relevante es la de avanzar en la soberanía alimentaria ya que el colapso, como hemos dicho, puede llegar a suponer la disolución del comercio global y la relocalización de las economías. España importa aproximadamente un 40% de los alimentos que consume (23). Se trata de hacer compatible una producción agrícola nacional suficiente para alimentar a la población con la conservación de los suelos y recursos hídricos, frenando así la desertización y la salinización. Dicho de otra manera, se trata de sustituir paulatinamente el modelo de agricultura industrial imperante por el de la agricultura ecológica, aumentando la diversificación de cultivos (un estudio de Gómez Cantero (24) del IPCC para Grupo Los Verdes del Parlamento Europeo revela que en el plazo de 35 años habrá un incremento de la aridez que, junto a la erosión y las plagas, puede acabar con las grandes extensiones de monocultivos como las viñas, naranjos y olivos), utilizando abonos orgánicos, desechando malas prácticas agrícolas (como el cultivo en pendiente arando a favor de la misma y el riego sin control), etc.

Aunque parezca un tanto paranoica esta preocupación por la soberanía alimentaria y pudiera levantar sospechas de proteccionismo en la UE, se pueden dar algunos pasos obviando este problema como, por ejemplo, el fomento de la repoblación de pueblos, la formación en agricultura ecológica, la creación de un banco de semillas tradicionales, el fomento de pequeñas explotaciones agrícolas y ganaderas en detrimento de las grandes explotaciones, la prohibición de cultivos transgénicos, la promoción de una campaña para la paulatina modificación de la dieta de los españoles hacia una dieta más vegetariana,…

Quizá algunas de las medidas que se vayan a tomar en este terreno se encuentren entre las más controvertidas entre partidarios del crecimiento y de la resiliencia. Por ejemplo, ¿Cómo llevar a cabo la protección de nuestros recursos naturales al tiempo que los utilizamos? ¿Hasta qué punto y cómo pueden aplicarse las reglas de Daly en una economía capitalista? ¿Puede la agricultura ecológica alimentar a todo el país o ha de convivir con la industria agrícola y ganadera actuales? Este tipo de cuestiones son las que hay que debatir y ponderar con el fin de priorizar unas medidas sobre otras y de establecer plazos para llevarlas a cabo.

Vulnerabilidad y resiliencia económica y política

La vulnerabilidad de la economía española es crítica. La elevada deuda pública y privada, la dependencia financiera del Estado de la banca privada y del BCE, la fuerte dependencia de los combustibles fósiles y de la industria manufacturera a causa del declive industrial de nuestro país, la escasa diversidad del modelo productivo, su reducido I+D con una financiación que no está enfocada hacia el cambio del modelo productivo (25), la pérdida de derechos de los trabajadores y una fiscalidad retrógrada que grava las rentas del trabajo y las de los pequeños y medianos empresarios muy por encima de las del gran capital, hacen que la economía española sea muy sensible a futuras eventualidades, como, por ejemplo, crisis financieras, fluctuaciones de los precios del petróleo, consecuencias del cambio climático en la agricultura, etc.

El principal objetivo entonces no será el crecimiento económico (aumento de productividad, aumento del valor añadido), ni tampoco el decrecimiento, sino dotar a nuestro país de un sistema económico con mayor resiliencia y encaminado a lograr la sostenibilidad ecológica. Podría pensarse que la mejor manera de aumentar la resiliencia es potenciar el crecimiento y así obtener ventajas comparativas respecto a otros países pero, como se ha comentado anteriormente, el capitalismo es un sistema que nos lleva a la destrucción y en este contexto no hay ventajas comparativas que valgan.

Creemos que un aspecto esencial para el futuro de nuestro país es el cambio del modelo productivo actual. Dada su fuerte dependencia del exterior, su escasa diversificación y su insostenibilidad ambiental, el modelo actual es muy vulnerable a un contexto de decrecimiento de energía y materiales, de agravamiento del cambio climático o de una crisis financiera.

Queda fuera de nuestra capacidad y de los objetivos de este artículo la elaboración de una propuesta de un modelo productivo, por lo que solo nos limitaremos a enunciar unos criterios e indicar algunas medidas a modo de ejemplos.

Creemos que el nuevo modelo productivo ha de basarse en los siguientes criterios:

- El sistema productivo está enclavado en el territorio por lo que ha de ajustarse a la legislación derivada de la nueva Ordenación del Territorio.

- En un contexto de decrecimiento energético y material, el sistema productivo ha de iniciar el camino hacia una relativa desmaterialización de la economía, mediante el ahorro, la eficiencia, el reciclado y el desarrollo de economías con bajos insumos de materiales y energías, como la economía de cuidados.

- Ha de ser más sostenible con predominio de un uso de energías y materiales renovables, adoptando medidas como, por ejemplo, la reforestación de zonas próximas a pueblos y ciudades para el aprovechamiento comunitario dentro de unos años de biomasa para cocina y calefacción elevando así la Tasa de Retorno Energético de esta fuente de energía y preservando la diversidad biológica.

- Ha de ser más adaptable aumentando la diversificación y la localización de la producción, fomentado la empresa cooperativa y la reestructuración de los sectores estratégicos actuales: agroalimentario, transporte y automoción, turismo y construcción.

- Promover el desarrollo de una tecnología apropiada a la escala de nuestro sistema productivo y que sea coherente con sus objetivos mediante un Plan I+S+i (denominación más apropiada que la de I+D+i en una economía encaminada a la Sostenibilidad)

- El trabajo no es una mercancía, por lo que han de garantizarse los derechos de los trabajadores; en primer lugar, el derecho al trabajo.

- El Estado se reserva el derecho de planificar democráticamente la economía y la producción y nacionalizar total o parcialmente los distintos sectores productivos para garantizar los objetivos del modelo productivo. Por ejemplo, habría que crear una banca pública no solo para facilitar el crédito a familias y empresas sino para financiar las nacionalizaciones y un Plan I+S+i, así como aminorar las consecuencias de un posible colapso del sistema financiero internacional. Nacionalizar Red Eléctrica Española con la perspectiva a medio plazo de hacer lo propio con las empresas eléctricas. Recuperar la gestión pública del agua.

No obstante, el principal problema de la sociedad y economía españolas es político y viene determinado por la existencia de una oligarquía que domina las finanzas, es dueña de los grandes medios de comunicación privados y que, aliada del poder político, acaba imponiendo la política económica. El crecimiento económico español, que con la crisis nos ha llevado al endeudamiento actual del Estado y a un alto grado de corrupción, es resultado de esta alianza. El movimiento 15M ya denunció este pacto. Con el gobierno del PP se puso de manifiesto la falta de escrúpulos para mentir con tal de conseguir el poder y desmontar el estado de bienestar con la anuencia de la UE, mientras los numerosos escándalos de corrupción distanciaban cada vez más a los ciudadanos de la clase política.

La emergencia de Podemos, como partido que ha sabido recoger las demandas del 15M, ya ha empezado a airear las estructuras de los partidos y a modificar el discurso de sus dirigentes. Pero sería muy importante para empoderar a la ciudadanía, revitalizar la política, mejorar la democracia representativa con sistemas de control eficaces y promover la democracia participativa. Sin duda alguna, estas medidas aumentarían la confianza de la gente en el sistema político y la resiliencia, en general.

Pero todos los logros carecerán de sentido si no se detienen la implantación del TTIP y del TiSA (Acrónimos en inglés del Tratado de Libre Comercio e Inversión y de Asociación Trasatlántica de Comercio e Inversión, respectivamente).

Si ya es fuerte la dependencia del Estado de las reglas del juego de corte neoliberal surgidas de Maastricht, con la firma de estos tratados la dependencia y vulnerabilidad de los Estados, de los trabajadores y de la ciudadanía sería extrema e irreversible por mucho tiempo debido a las cláusulas de indefensión de los mismos frente a las compañías privadas. El TTIP es un tratado entre EEUU y la UE. Con este tratado, la población europea se encontraría indemne ante las empresas de transgénicos, de la ganadería hormonada y de los agroquímicos (26) y los agricultores quedarían a merced de las compañías multinacionales. Con el TTIP, España perdería no solo la seguridad alimentaria sino la posibilidad de alcanzar la soberanía alimentaria. En la negociación del TiSA, participan, además de la UE y EEUU, 21 países más. El secretismo más absoluto preside la negociación de este tratado cuyos términos no se podrán dar a conocer hasta 5 años después de su implantación. Con este Tratado unas cuantas compañías privadas van a monopolizar el sector servicios de los países firmantes.

Sería de desear que la población española apoyara a la izquierda en las próximas elecciones generales. Pero de no ganar, hay tres compromisos que el conjunto de la izquierda radical debería asumir en la próxima legislatura:

- Informar y promover un debate sobre la emergencia de la situación que vivimos a causa del pico del petróleo y del cambio climático.

- Promover sendos debates sobre el contenido y consecuencias del TTIP y del TiSA para España, en general, y la clase trabajadora, en particular.

- Formar una comisión de científicos y técnicos que elabore un Plan de Ordenación del territorio que garantice el uso sostenible de nuestros recursos renovables.

Es la hora de las grandes decisiones y para eso se requieren grandes estadistas. Las autoridades de un pequeño Estado, el archipiélago de Kiribati, pretenden comprar 20 kilómetros cuadrados de tierra en las islas Fiji para poder alojar a 103.000 compatriotas ante la irreversible subida del nivel del mar y la salinización de sus acuíferos. Sin duda se trata de una medida radical (27). ¿Por qué no se percibe en España una situación de emergencia como la que se nos viene encima y comienzan a tomarse medidas para mitigar el sufrimiento de la población actual y asegurar el futuro de las próximas generaciones?
Máximo Luffiego García y Julio Soto López


Referencias
(1) Rosa, I (2015). Sí se puede, pero solos no podemos. http://www.eldiario.es/
(2) Turiel, A (2010). Digámoslo alto y claro: esta crisis económica no acabará nunca.http://crashoil.blogspot.com.
(3) Deroeux, I (2015). California se seca y las autoridades imponen severas restricciones al consumo de agua.http://www.infolibre.es/
(4) Crespo, J.I (2015). En los límites de lo desconocido. http://www.elmundo.es/opinion/
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martes, 7 de julio de 2015

Tania Sánchez: “Estoy disponible para participar en la lista de Pablo Iglesias”. La excandidata de IU revela su disposición a integrarse en la candidatura de Podemos

Tania Sánchez (Madrid, 1979), excandidata de Izquierda Unida a la presidencia de la Comunidad de Madrid y exdiputada regional por ese partido, conoció la semana pasada que la justicia archivaba la querella presentada por el PP contra ella por prevaricación en su etapa como concejal de Rivas (Madrid).

Tras esa noticia, Sánchez, líder de la plataforma Convocatoria por Madrid, revela a EL PAÍS que está dispuesta a ir en la lista que Pablo Iglesias (Podemos) está confeccionando para las generales, que será votada en primarias.

Pregunta. Una vez despejado su futuro judicial, su futuro político cambia. ¿Va a integrarse en la lista de Podemos para las elecciones generales?
Respuesta. Con independencia de la causa judicial, yo entiendo que el proceso que abre Podemos, especialmente la propuesta que hace Pablo Iglesias, ofrece una voluntad de construir candidaturas que vayan más allá de Podemos e incorporen a personas de la sociedad civil en una voluntad de trabajar de aquí a las generales, para generar una movilización muy amplia de un sector popular que quiere un cambio. En ese sentido, si esa es la voluntad y ese es el perfil del proceso que está construyendo Pablo Iglesias, eso es coincidente con la posición política de Convocatoria por Madrid, por lo que yo estaría disponible a discutir participar del mismo.

P. ¿Se ofrece entonces para participar en la lista de Iglesias?
R. Entendiendo que la voluntad de esa lista no sea exclusiva de un partido, sino que tenga la voluntad de construir un proyecto que vaya más allá de la estructura partidista, sí.

P. ¿Qué posición tendrá dentro del partido?
R. Yo entiendo que lo que tiene Podemos es una voluntad de construir una herramienta donde pueda participar mucha gente sin necesidad de tener una vinculación absolutamente partidista.

P. ¿Le ha pedido Pablo Iglesias que se integre en la lista?
R. No he hablado aún con él.

P. ¿Es consciente de que si finalmente se integra en la lista de Iglesias será polémico, porque fue la candidata de IU?
R. Yo fui la candidata de un proyecto político que tenía una voluntad firme y colectiva por construir un referente para Madrid, capaz de desbancar al PP y que sumase lo mejor de todos los espacios políticos y sociales. Una estructura de dirección bloqueó ese proyecto y un grupo amplio de militantes decidimos que, si el proyecto político por el que nos movíamos, que se define primero por un interés del país y por último, muy por último, por estructuras partidarias no iba a ser desarrollado en esa herramienta, pues íbamos a desarrollarlo por otras vías. Son tiempos de cambio, de mucha militancia líquida, de mucha descomposición de estructuras y composición de otros proyectos.

P. También podría enfrentarse a críticas de nepotismo por su relación personal pasada con Pablo Iglesias.
R. Cuando los procesos van a ser sometidos a votación popular, a primarias, esto queda fuera de lugar. Da igual lo que haga que siempre me van a criticar. Estamos en un momento en el que hay mucho nerviosismo con las fuerzas del cambio y cualquiera que tenga una posición en la que esté empujando en ese proceso de cambio va a recibir muchísimas críticas.

P. ¿Cree que otros dirigentes de IU deberían seguir su camino?
R. Creo que el resultado de las elecciones municipales demuestra el fracaso de la dirección política de Cayo Lara y un éxito de la organización de base de IU. Por eso creo que esa organización de base no se puede quedar fuera del proyecto político de cambio. La dirección no es creíble cuando apuesta por algo que ha estado impidiendo en el proceso previo a las municipales.

P. ¿Alberto Garzón debería entrar también en esa lista?
R. Creo que el conjunto de militantes de ese espacio político no deberían de dejar de participar del cambio.
P. ¿Se puede hacer una unidad popular selectiva, excluyendo a algunas fuerzas?
R. La unidad popular se tiene que basar en un acuerdo político sobre lo que se quiere hacer. Y creo que hay dirigentes de este país que no creen que haya un cambio de régimen, porque yo he debatido con ellos, que no creen que se pueda hacer una alternativa al modelo europeo y que no creen que haya otra forma de hacer política y que buena parte de lo que nos pasa tiene que ver con demasiados años de derrotas y pocos de victorias. Quien no crea que estamos en momento histórico y no esté en disposición del cambio por encima de cualquier otro interés de partido o individual, creo que no va a ayudar al cambio. Pero eso no significa excluir. Lo que tampoco hay que hacer es engañarse ni engañar.

P. ¿Qué le parece el rechazo de Podemos a incluir a IU en una candidatura de confluencia para las generales?
R. Yo creo que lo que dice IU es: siéntate conmigo y vamos a llegar a un acuerdo de partidos, y lo que dice Podemos es: vamos a ir a un proceso de unidad con gentes vinculadas a otros procesos y no vamos a llegar a un acuerdo con tu partido. Eso no tiene que ver con la unidad popular, tiene que ver con los intereses de dos organizaciones políticas. Yo llevo meses trabajando en muchos municipios de Madrid con militantes de IU en espacios de unidad y no hay ningún problema y no ha habido necesidad de hacer un acuerdo entre partidos para eso. En unos sitios se ha dado el acuerdo y en otros no, en otros son militantes trabajando por el país. El que necesite un aval de su organización pues… 

P. ¿Qué le ha parecido la propuesta de unidad popular de Alberto Garzón?
R. Yo quiero mucho a Alberto y creo que coincido políticamente con él muchísimo. Pero no sé si tiene la fuerza orgánica suficiente para hacer algo más que una coalición de organizaciones. Sé que cuando yo estuve allí no la teníamos.

P. ¿IU tiene que quedarse fuera?
R. Hace 10 años en los que aprobaron unos documentos en los que decían que tenían ir a un proceso de refundación de la izquierda para ir a un modelo amplio, para hacer un bloque político y social, y no se ha hecho. Creo que hay que aprovechar los espacios en los que ya se está trabajando de forma unitaria y hacer una apuesta colectiva por entender dónde está el motor del cambio, y no está en IU. 

P. ¿Comparte las críticas de Pablo a IU, llamándoles cenizos que en 25 años no han hecho nada?
R. A Pablo Iglesias le honra haber pedido disculpas por esas palabras, yo le he oído hacerlo tres veces. Yo conozco mucho a Pablo Iglesias, evidentemente, y yo sé que tiene un inmenso respeto por lo que ha significado miles de militantes que cuando no había nada seguían peleando y levantando banderas por evitar que fuera un páramo esta ciudad. Creo que él tiene un enorme respeto por quienes han mantenido luchas que han permitido que surgiese un germen por el que al final apareció el 15-M. Los procesos de cambio político nunca son lineales, sino de acumulación compleja. De muchas de las cosas que han ido pasando desde los 90 hasta aquí Pablo también ha sido parte, como buena parte de la gente que está en Podemos.

P. Iglesias ha pedido disculpas por el tono de esas críticas en una entrevista, pero en un artículo en EL PAÍS ha explicado porqué rechaza a IU, y dice entre otras cosas que en España la izquierda comunista ha fracasado tras la Transición. ¿Está de acuerdo?
R. Esto intelectualmente es un análisis correcto. Pero el conjunto de la izquierda. En el 82 gana Felipe González, el proceso de Transición supone para la mayoría de la gente una oportunidad para abandonar un periodo gris e iniciar un proceso de futuro. Y es tal el ansia de la mayoría de la gente de mirar hacia delante que hay una tremenda confianza en los líderes políticos. Y la evolución que ha tenido ese sistema nos ha traído a un momento en el que los gobernantes no responden a los intereses de las mayorías sino a los del mercado. Lo estamos viendo en Grecia. Frente a eso, la izquierda no ha tenido capacidad de generar una alternativa capaz de construir una mayoría alternativa a eso. No hemos sido capaces, colectivamente, no solo IU. Esto lo evidenció el 15-M. Yo he militado durante años y no he sido capaz de generar eso, algo habremos hecho mal. No reconocer esto es no querer asumir una realidad.

P.¿Qué papel le queda a IU?
R. Tengo un enorme respeto por toda la gente que milita en IU, me costó emocionalmente mucho salir de ella. Hay militantes imprescindibles para el cambio. Todo el rato deseo reencontrarnos en ese proceso de cambio. Por el bien del país, deseo que todos los cuadros no se queden fuera de este momento histórico del cambio.

 P. ¿Le apenaría que acabe fagocitada por Podemos?
 R. Me apenaría que los militantes valiosos acabaran en su casa, las personas. No las estructuras. Y no todo el mundo que está en IU es valioso.

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