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miércoles, 30 de marzo de 2016

JOSEP FONTANA, HONORIS CAUSA

Juan Romero. Catedrático de Geografía Humana. Universidad de Valencia

El pasado mes de febrero Josep Fontana fue investido Doctor Honoris causa por la Universitat de València de la que fuera profesor como catedrático en la Facultad de Ciencias Económicas durante los años 1974 y 1975. El Doctorado Honoris Causa es la máxima distinción que la Universitat de València concede a una persona en reconocimiento a su trayectoria en el ámbito académico, científico o cultural, a sus valores, así como a su especial vinculación con la Universidad.

Quienes desde las Facultades de Geografía e Historia y de Economía promovimos su candidatura ante los órganos de gobierno queríamos de este modo no solo reconocer de forma solemne sus extraordinarios méritos académicos y científicos y su indiscutible influencia en una nueva generación de jóvenes profesores y estudiantes durante esos años en los que dejó una huella imborrable que aún perdura, sino una forma de darle las gracias y un reconocimiento a sus valores, a su forma de ver mundo y de estar en él. Si existiera un Doctorado Honoris causa global Josep Fontana sería uno de los candidatos indiscutibles.

HISTORIADOR
Queríamos reconocer, en primer lugar, su figura como historiador, por cuanto como tuvo ocasión de argumentar el profesor Pedro Ruiz, catedrático de Historia Contemporánea y ex-Rector de la Universitat que fuera el encargado de leer la “laudatio” que se encuentra completa pulsando aquí.  Abrió nuevos caminos en el estudio de periodos fundamentales de la Historia de España del siglo XIX y XX. También contribuyó a enriquecer los enfoques de la Historia de España y de Cataluña desde su formidable trabajo editorial. Y todavía sigue proponiendo y sugiriendo la necesidad de revisar enfoques y miradas, tanto de la Historia de España, por ejemplo en la espléndida presentación a la Historia de las Españas, como en su propia lección magistral, que se puede consultar aquí. en la que sugiere la necesidad de revisar el concepto de progreso a la vista de la evolución de nuestras sociedades desde los años ochenta del siglo XX.

PROFESOR
En segundo lugar, su figura como profesor, porque desde su cátedra de Historia Económica impresionaba su forma de concebir y practicar la enseñanza de la Historia. Aquella inusual forma de enseñar dejó una huella imborrable. Quienes tuvimos el privilegio de asistir a sus clases, siempre llenas de estudiantes sentados hasta en el suelo, nunca hemos podido olvidarlo. Y muchos de nosotros, que años más tarde nos hemos dedicado a este extraordinario oficio de profesor, todavía procuramos inspirarnos en aquella forma de enseñar.

Con Josep Fontana aprendimos, aprendí y ya no he podido olvidar, que ser profesor significa mucho más que trabajar en la enseñanza. Ser profesor es una tarea noble, la más noble y comprometida que tal vez exista. Ser profesor es un privilegio. Supone una formidable responsabilidad. Un compromiso que no acaba en el aula o cuando se acaba la clase o el periodo lectivo, sino que se ha de prolongar durante todo el curso, toda la carrera e incluso más allá. Un compromiso que no acaba en la obligación de explicar de forma competente los contenidos de la materia.

No se trata de que los estudiantes sepan o piensen lo que dice, exige o piensa el profesor. Se trata de proporcionar a los estudiantes todos los conocimientos disponibles, un buen estado de la cuestión acerca de todo lo que se piensa, sobre las cuestiones relevantes de cada materia, para que cada estudiante sea capaz de comprender en profundidad los procesos en curso y de extraer sus propias conclusiones. Pero también de sugerirles caminos y vías de acceso a información variada y a actividades que tienen lugar fuera del aula.

Se trata de ayudar a formarse, como ciudadanos y como profesionales, a personas que son muy diferentes y que acuden a la universidad con trayectorias vitales muy distintas. Se trata de enseñar a pensar, a ser críticos, a ser capaces de resolver problemas, a saber trabajar en grupo con personas que piensan diferente. Se trata de crear un vínculo, invisible pero sólido, basado en la confianza mutua entre profesor y estudiante, en singular no en plural. Se trata, por supuesto, de ser competente y experimentado y de valorar con justicia el esfuerzo personal. Pero también de estar siempre disponible, de acompañar al estudiante durante su etapa formativa, de estar particularmente pendiente de quienes necesitan más ayuda, de saber también proporcionar alas a quienes quieren volar más alto. Un profesor nunca mira el reloj para ver si la clase o la tutoría han acabado. Esa es la diferencia entre ser profesor y trabajar en la enseñanza.

No es un trabajo cualquiera. Trabajas con personas, abiertas, atentas y sensibles y de tu trabajo y de tu actitud se derivan consecuencias muy importantes. Para bien o para mal. Quien entienda que el oficio de profesor es un trabajo ha equivocado su vocación y no será feliz en el aula. Y si un profesor no es feliz en el aula rápidamente transmite esa sensación a los estudiantes. Y entonces no es posible sacar nada bueno de ahí. Todo esto, y mucho más, es lo que sembró Josep Fontana entre muchos de nosotros. Prueba de ello es que mantiene hasta hoy relación con muchos de sus antiguos alumnos y alumnas. Y sigue disponible.

CIUDADANO CRÍTICO
En tercer lugar, queríamos reconocerle públicamente muchas más cosas. Queríamos agradecerle su incansable compromiso con las causas justas, su mirada crítica sobre el mundo actual, su batalla contra el aumento de las desigualdades, su interés por explicar, en especial a las jóvenes generaciones, que las cosas pueden cambiar y que el futuro será lo que nosotros queramos que sea. Todavía recuerdo que meses antes, en el propio paraninfo de la Universidad de Valencia, Josep Fontana impartió una conferencia sobre el mundo actual, con motivo de la presentación de su gran obra reciente Por el bien del Imperio, y lo más impresionante es que el paraninfo quedó completamente desbordado por la presencia de centenares de jóvenes.

Porque Josep Fontana es también un académico y un ciudadano comprometido con su tiempo y muy atento a los cambios recientes. Con ello quiero decir que entiende la importancia del conocimiento como algo fundamental. Como condición necesaria, pero no suficiente. También es necesario el compromiso cívico, la necesidad de impulsar movimientos sociales amplios y campañas explicativas.

REFERENTE ÉTICO
Personalmente creo que Josep Fontana es mucho más que un académico-activista. Para muchos de nosotros es una referencia ética. Forma parte de un grupo extraordinario de mujeres y hombres que dedican su vida a defender y explicar, con argumentos, que hay otras formas más decentes de hacer las cosas. Que hay una agenda alternativa a la impulsada por el pensamiento neoliberal. Que hay valores que hunden sus raíces en la Ilustración por los que merece la pena implicarse. Que no es posible callar frente a lo intolerable. Que hay que abandonar las “zonas de confort” académicas, el pensamiento “cómodo” y explicar lo que verdaderamente está pasando. Aunque te sientas en minoría en mitad de la gran marea neoliberal con todos sus bien financiados think tanks, fundaciones y departamentos universitarios dedicados a dar apariencia de barniz académico lo que no es más que una descarada estrategia dedicada a desmontar sistemáticamente los pilares fundamentales del Estado social y la democracia allí donde la democracia y el Estado social han ido más lejos. Y a impedir que en otras partes del mundo puedan imaginar un día en que las gentes puedan disponer de algo parecido. Y esto no es nada revolucionario. O sí, según se mire. Pero ese día hizo una afirmación que bien podría resumir lo que ha sido hasta ahora su brújula, que lo es también para muchos de nosotros: procurar que exista el mayor grado de igualdad posible con el mayor nivel de libertad posible.

En este grupo extraordinario de mujeres y hombres están, para mí, junto a Josep Fontana, personas como Susan George, David Harvey, Saskia Sassen, Vandana Shiva, Wendy Brown, Noam Chomsky, Amin Malouf, Zigmut Bauman o Sami Naïr. Desde otro plano personas como José Mujica o Josep Bové. También algunos que ya nos han dejado, como Eduardo Galeano y José Saramago. Son la conciencia global. Son el fundamento que inspira a muchos movimientos alterglobalizadores en el mundo. Y todos reúnen una cualidad que está al alcance de muy pocos: son referente para las jóvenes generaciones. Lo pude comprobar ese día en el paraninfo de mi universidad. También cuando meses más tarde vino al mismo lugar Susan George. Ambos “jóvenes” de más de 80 años.

En ese contexto hay que situar su insistencia en poner la atención en los grandes cambios que se están produciendo en las recientes décadas y además de no resignarse la necesidad de revisar paradigmas como el de progreso social. Y sobre todo en algo sobre lo que insiste de forma reiterada, también en la lección magistral que dictó en el acto académico: “Uno de los aspectos más alarmantes de la evolución actual de nuestras sociedades es que la desigualdad está experimentando un aumento incontrolable”.

Las causas que explican lo que Krugman ha llamado “la Gran Divergencia”, Rosanvallon “el Gran Cambio” y Susan George “ la Gran Regresión Neoliberal”, son de naturaleza política y responde a una estrategia que se remonta a los años setenta del siglo XX. La desproporcionada distribución de ingresos en las sociedades desarrolladas, aquella que hace que realmente haya sido una exigua minoría la que se beneficia en detrimento de la mayoría, obedece a cambios operados en “las normas, las instituciones y el poder político” y es en ese terreno donde ha de formularse un proyecto alternativo. Con un enfoque coincidente, lo explicó muy bien Josep Fontana, en un texto seminal que también merece ser leído con atención: “ (…) necesitamos evitar el error de analizar la situación que estamos viviendo en términos de una mera crisis económica –esto es, como un problema que obedece a una situación temporal, que cambiará, para volver a la normalidad, cuando se superen las circunstancias actuales–, ya que esto conduce a que aceptemos soluciones que se nos plantean como provisionales, pero que se corre el riesgo de que conduzcan a la renuncia de unos derechos sociales que después resultarán irrecuperables. Lo que se está produciendo no es una crisis más, como las que se suceden regularmente en el capitalismo, sino una transformación a largo plazo de las reglas del juego social, que hace ya cuarenta años que dura y que no se ve que haya de acabar, si no hacemos nada para lograrlo. Y que la propia crisis económica no es más que una consecuencia de la gran divergencia”.

Esta profunda transformación del poder se basa en una ideología muy concreta que bien podemos definir como neoliberalismo que ha sido capaz de construir una narrativa hoy hegemónica, y también un nuevo tipo de legitimidad. A esta tarea se dedica “un amplio espectro de oscuros personajes no elegidos” (…) con muchos medios, para influir, infiltrar y en algunos casos reemplazar gobiernos, jibarizando siempre la democracia. Son los “escuderos” de los que habla Owen Jones en The Stablisment.

La Agenda de Washington no fue más que el corolario lógico de un trabajo previo que desbrozó todo el camino. Responde al gran consenso de las élites. Al consenso del sistema. La extraordinaria concentración de poder y riqueza en manos de grandes corporaciones transnacionales y de una clase alta global, el hecho de que pueda tomar sus decisiones de forma unilateral y sin que apenas se les pueda ofrecer resistencia, que puedan usurpar, detentar, el poder de forma ilegítima, no es ninguna casualidad sino fruto de una estrategia deliberada mantenida durante décadas. Y aunque algunos hechos geopolíticos contribuyeron a allanar el camino, lo cierto es que desde mucho antes había un propósito: ganar la batalla de las ideas y las percepciones. Y esa batalla a día de hoy la han ganado de forma incontestable. Y ganada la batalla de las ideas (y del lenguaje) han conseguido que la política se oriente a beneficiar a una reducida élite social, trasladando a su vez la percepción de que lo que es bueno para esa élite es bueno para la mayoría.

Hoy son los que menos tienen los que están a la defensiva. Bien mirado, el debate sobre el poder (y la capacidad de intimidación) ha sido siempre la gran cuestión central. Y desde hace tiempo el poder (y la capacidad de infundir temor) se ha concentrado solo en un lado de la mesa. La “capacidad de intimidación”, a la que también Fontana presta mucha atención, propia de las sociedades industriales y de los poderosos sindicatos obreros (el “reformismo del miedo” del que habla Rosanvallon es cosa del siglo pasado. Es más, las élites y las grandes empresas transnacionales no ven ahora razón alguna para tener que sentarse a la mesa de los consensos, puesto que en el otro lado hay ruido e indignación fragmentada, pero no alternativas consistentes ni organización. De ahí, la arrogante pero muy sincera afirmación de Warren Buffet, uno de los mayores exponentes de la élite global: “la lucha de clases sigue existiendo, pero los de mi clase van ganando”.

Han sido capaces de cambiar completamente el marco del debate. Para conseguir que las ideas que en los años sesenta eran impensables o extravagantes fueran lo único posible veinte años más tarde. Para “sentar las bases intelectuales para toda una serie de ideas radicales de derechas y luego popularizadas ante el gran público”. Ideas, mitos y creencias, muchas veces equivocadas o sin mayor fundamento que la fe, que hoy se consideran “verdades incuestionables” y que contribuyen a justificar una agenda no muy extensa pero consistente que objetivamente perjudica a la mayoría, aunque esa mayoría no lo perciba así, en el seno de nuestras sociedades.

Hoy, entre las verdades incuestionables de aquella formidable “contrarreforma” consolidada en los noventa (bancaria, educativa, sanitaria, de gestión pública, laboral…) encontramos aquellas que fundamentan la economía política de la desigualdad y de la inseguridad: subir los impuestos a los que más tienen es perjudicial para la mayoría, es necesario introducir recortes en el gasto público social para garantizar el equilibrio de las cuentas públicas, las políticas de austeridad y de recortes salariales acabarán por traer la recuperación a nuestras economías, la gestión privada es mucho más eficiente que la gestión pública por lo que la “externalización” es lo más adecuado, una economía desregulada es mejor que un sistema en el que el Estado mantenga estrictos mecanismos de regulación y control, las empresas funcionan mejor si no están sujetas a rígidos acuerdos sindicales o a convenios que regulan sectores, el Estado es demasiado grande y es necesario reducirlo en favor de los mercados, si las cosas me van mal yo soy el responsable, las políticas keynesianas son el pasado… No hay más que una política posible. No hay alternativa, dicen desde hace décadas.

Porque el marco del debate es otro: lo importante, dicen, es eliminar barreras comerciales porque se crearán millones de empleos, bajar los impuestos porque “el dinero donde mejor está es en el bolsillo de los ciudadanos”, aunque la consecuencia sea recortar gasto público social. Lo importante es, al tiempo que se aprueban regalos fiscales y se decretan amnistías para los evasores de impuestos, perseguir a los “gorrones del Estado” que se “benefician” de forma fraudulenta del cobro de pequeños subsidios o ayudas por desempleo, hijos o vivienda. Lo importante es impedir que inmigrantes puedan acceder a servicios de sanidad o ayudas de vivienda. Estos son los adversarios del Estado a los que perseguir. Y no los otros.

Han conseguido también superar contradicciones injustificables y situar en el imaginario público la versión contraria a la realidad de los hechos. En especial una: afirman que son firmes partidarios de reducir el Estado pero en realidad las grandes corporaciones obtienen formidables beneficios de la esfera pública. Hasta el punto de que probablemente no podrían vivir sin los presupuestos del Estado. El nuevo “neoliberalismo de Estado” defendido por las élites, una curiosa variante del pensamiento liberal, consiste en privatizar y liberalizar lo que proporciona beneficios y en dejar en manos del Estado o devolver lo que no es rentable. Se trata de obtener el máximo de ventajas del presupuesto público, haciendo ver al tiempo que el Estado tiene que reducirse porque es lo mejor para la mayoría. “Se trata de convertir intereses privados en leyes de parlamentos nacionales”.

Y aunque los datos indiquen de forma reiterada que situar excesivamente el foco en déficit y deudas en detrimento de objetivos de largo plazo como crecimiento y reducción del desempleo es un camino equivocado, las corporaciones y sus representantes en los gobiernos y parlamentos insisten. Es el único camino posible que las élites europeas han sido capaces de ofrecer a sus ciudadanos mediante la aplicación sistemática de lo que Fituossi y Saraceno han definido como el Consenso Berlin-Washington. Aunque la teoría evidencie ausencia de robustez empírica y aunque los datos aconsejen lo contrario, no hay elección para los ciudadanos. Gobiernos y parlamentos aplican acuerdos y pactos de inspiración neoliberal.

Es, por tanto, en la política donde están las causas que explican la situación actual. Es el poder concentrado en pocas manos y la política puesta al servicio de las élites y las grandes corporaciones. Las causas que explican esta gravísima erosión del Estado social y el espectacular aumento de renta del 1 por ciento más rico no puede atribuirse a la globalización “sino que derivan del alcance y del poder globalizado de las élites económicas euro-estadounidenses”. Es decir, decisiones que se sitúan en el ámbito de la(s) política(s). Y además, las élites escriben las reglas del juego y también eligen a sus propios árbitros

Pero en ningún lugar está escrito que las cosas no puedan ser de otra manera. Esta es otra de sus ideas fundamentales. Hay que insistir en la batalla de las ideas. Para cambiar completamente el marco del debate. Pero como bien sabemos las ideas cambian lentamente y los cambios profundos todavía más. De ahí que no haya tiempo que perder.

ALTERNATIVA POSTNEOLIBERAL
Yo también creo, como él que es posible construir un nuevo relato alternativo para un futuro postneoliberal. Que lo que hoy puede parecer utópico puede ser un marco de referencia aceptado por la mayoría dentro de una década.

Hay que construir la alternativa sobre otros fundamentos. Trabajando de forma paciente para cambiar los términos del debate. Un reconocimiento honesto y realista de la situación de partida puede ser de gran utilidad para construir una alternativa a medio plazo. Los campos de discusión decisivos tienen que ver con la igualdad, con el papel del espacio público, con la redistribución de la riqueza, con el fortalecimiento del Estado social, con la autonomía de la política, y con la apuesta por la transición hacia nuevas formas de organización política, social, económica y ambiental.

Hoy, las élites europeas solo pueden presentar como credencial más sobresaliente su fracaso y su connivencia a la hora de impulsar su agenda neoliberal y sus políticas de austeridad. Por eso es imprescindible conseguir que suba la marea en favor de otra Europa. Para que las democracias low cost adquieran mayor densidad y capacidad. Para que democracia y soberanía sean conceptos que tengan pleno sentido. Para que el poder tenga que escuchar. Para obligarlo a cambiar. Porque “el poder no hace ninguna concesión a menos que se le exija (…) Nunca ha hecho ninguna y nunca lo hará”. Esto es lo que nos enseña la historia. Y los ciudadanos movilizados tienen una gran capacidad para llevar a las élites a la mesa de los consensos.

Esta es la invitación amable que nos hace Josep Fontana: aunque sea costoso y lento, trabajar con otros para conseguir cambios positivos en el mundo es la forma de vida más reconfortante. También sabemos por experiencia que hay avances y retrocesos, que no hay nada asegurado. Que lo que parecía estable, “sólido”, para una generación de europeos, ya no lo es para la siguiente. Al final dependerá de lo que los ciudadanos organizados decidamos respecto a nuestro futuro y el de nuestros hijos. Como suele repetir a menudo, lo que tengamos será lo que habremos merecido.

Gracias, querido maestro.
(Foto de Rosa Peña: Primavera en mi barrio. Rivermark. Santa Clara. California)

martes, 8 de marzo de 2016

Diversos dirigentes del PSOE encabezados por José Antonio Pérez Tapias, excandidato a secretario general, han suscrito una carta abierta dirigida a Pedro Sánchez con el fin de instarle a lograr un pacto de izquierda.

Debemos lograr un pacto de izquierda
Estimado compañero Pedro:

Estamos de acuerdo en que el PSOE, tras las elecciones del pasado 20-D, pasa por un momento crucial. Sabemos que los resultados no fueron buenos para el partido, pero los 90 escaños conseguidos en el Congreso de los Diputados, que sitúan al Grupo Socialista como principal fuerza de izquierda en el Parlamento español, implican una posición que obliga a asumir con coherencia programática y coraje político lo que del PSOE esperan quienes han puesto en él su confianza.

En medio de la difícil situación de nuestra sociedad y de la estructura territorial del Estado español, de las decisiones que tomemos depende el futuro del socialismo democrático en nuestro país, y estamos convencidos que el futuro del país mismo. El PSOE, superando enfrentamientos estériles, tiene la responsabilidad de encauzar su acción hacia políticas transformadoras, de emancipación y solidaridad, contribuyendo desde su posición en la izquierda a articular su pluralidad y a reforzar sus potenciales de cambio. De no ser así, el PSOE podrá verse replegado sobre políticas alineadas con la derecha, sin ser capaz de ofrecer un proyecto de izquierda creíble, tanto para España como para Europa.

Tanto desde la Ejecutiva del partido, como desde su Comité Federal, se ha manifestado que el PSOE votará "no" a la investidura como presidente del Gobierno de cualquier candidato del Partido Popular. Reconociendo que el PP, con mayor número de escaños en el Congreso, tiene la obligación de intentar formar Gobierno, hay razones de peso para que el PSOE no apoye tal iniciativa, ni activamente con su voto, ni pasivamente mediante su abstención.

Como Secretario General del Partido, y refrendado por el Comité Federal, has manifestado tu voluntad de intentar un pacto para una mayoría parlamentaria que permita un gobierno de cambio, en caso de que no lo logre el candidato de la derecha. Un pacto de izquierdas es indispensable para las políticas de reconstrucción social que nuestro país necesita, desde la lucha contra el paro con nuevas políticas económicas hasta la defensa del Estado de bienestar, así como el logro de un renovado pacto constitucional, dada la crisis del Estado español.

Para los objetivos señalados están abiertas posibilidades de negociación con Podemos y otras fuerzas políticas que hay que aprovechar. Nos compromete a ello el defender los derechos civiles y sociales de ciudadanas y ciudadanos, la profundización en la democracia, la dignificación de la política erradicando la corrupción y la reforma del Estado de las autonomías para construir el Estado federal plurinacional que la realidad política de España exige. Es en el marco del debate sobre la ineludible reforma constitucional donde ha de plantearse el procedimiento adecuado, como puede ser una consulta legal a la ciudadanía, para el reconocimiento de la realidad nacional de Cataluña. Son tareas que las izquierdas deben acometer sin demora.

EL PSOE tiene la posibilidad de presentar, junto a otras fuerzas políticas, una alternativa a la derecha neoliberal y conservadora. Esa posibilidad hay que hacerla realidad, no resignándonos de antemano a unas elecciones anticipadas sin haberlo intentado. Los procesos internos de cara al próximo congreso ordinario del partido han de tener en cuenta, considerando lo que nuestros Estatutos señalan, la prioridad política de la búsqueda de ese pacto que aglutine aspiraciones de justicia social, igualdad y regeneración democrática, la cual tú, como secretario general y candidato a la presidencia del Gobierno, debes encabezar.

Saludos socialistas.

José A. Pérez Tapias, miembro del Comité Federal del PSOE
Andrés Perelló, miembro del Comité Federal del PSOE y de ES del PSPV-PSOE
Odón Elorza, diputado del PSE-PSOE
Esperança Esteve, ex-diputada del PSC
Manuel de la Rocha Rubí, ex-diputado del PSOE-M y miembro de Izquierda Socialista
Vicent Garcés, exeurodiputado, miembro de ES y del Comité Nacional del PSPV-PSOE
Maite Ibáñez, de la Coordinadora de ES y de la Ejecutiva de PSPV-PSOE de Valencia
Borja Suárez Corujo, militante del PSOE-M y miembro del colectivo Líneas Rojas

http://www.publico.es/politica/perez-tapias-y-otros-dirigentes.html

lunes, 14 de septiembre de 2015

JEREMY CORBYN » ¿Qué propone Corbyn, el favorito a liderar el laborismo británico? El partido revela este sábado quién será su próximo líder

Jeremy Corbyn es el favorito a hacerse mañana con el liderazgo del Partido Laborista británico. De los cuatro candidatos -Yvette Cooper, Andy Burnham, Liz Kendall y el propio Corbyn-, es el que se sitúa más a la izquierda. Sus críticos consideran que el laborismo nunca podrá llegar al poder con un líder tan radical como Corbyn; sus partidarios, que las políticas realmente radicales son las que han puesto en práctica los tories en estos años. Durante el verano, su equipo de campaña ha ido publicando una serie de documentos que recogen sus propuestas en diferentes campos. Documentos que, según el propio candidato, son solo un punto de partida y están abiertos al debate político y ciudadano. Estas son algunas de sus propuestas, agrupadas en 10 áreas:

1. ECONOMÍA: Imprimir dinero para invertir en infraestructuras

El programa económico de Corbyn, bautizado por la prensa como Corbynomics, ha dado mucho que hablar este verano. Hasta el punto de que provocó dos cartas, firmadas cada una por una lista de prestigiosos economistas, una a favor y una en contra. Básicamente, supone terminar con la austeridad, más impuestos para los ricos y protección a las personas que dependen de las ayudas públicas para subsistir.

Se compromete a reducir el déficit presupuestario (actualmente, un 5% del PIB), pero a un ritmo menor, y no a través de recortes en el gasto, sino aumentando la inversión y subiendo los impuestos. Ahí entra su propuesta estrella: el quantitative easing (QE) popular. Consiste en que el Banco de Inglaterra imprime dinero, pero en vez de utilizarse para comprar bonos del Estado, que es lo que sucede en el QE normal, se destina a comprar bonos del Banco Nacional de Inversiones, una institución de nueva creación, que se dedicaría a invertir en proyectos de vivienda, transporte, energías verdes o tecnología. Esto crearía puestos de trabajo peor también, según sus críticos, inflación y tipos de interés más altos, que acabarían penalizando a los hogares con ingresos más bajos.

Otras propuestas consisten en la renacionalización de los ferrocarriles –algo que comparte, según las encuestas, la mayoría de los británicos- y del Royal Bank of Scotland, rescatado en 2008. Propone también subir el salario mínimo e imponer un salario máximo.

2. UNIÓN EUROPEA: Sí, pero "mejor"

Corbyn no es partidario de que Reino Unido abandone la Unión Europea. Pero promete unir fuerzas con otros miembros para crear “una Europa mejor”. “No podemos estar satisfechos con el estado actual de la UE”, declaró en The Guardian, “pero eso no significa abandonarla, sino permanecer en ella y luchar juntos por una Europa mejor”. Se le propuso -y rechazó- liderar una campaña por abandonar la UE desde la izquierda, y por eso sus rivales en la contienda por el liderazgo laborista criticaron lo que consideraron una tibieza en su postura. Pero, de cara al próximo referéndum sobre la permanencia o no del país en la UE, ha dejado claro que hará campaña por permanecer.

Con la misma claridad se opone al Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y la UE (TTIP).

3. DEFENSA: Adiós a los submarinos nucleares

Convencido activista antinuclear, ha declarado que votará en contra de la renovación de la flota de submarinos nucleares del sistema Trident -el único arsenal de estas características con que cuenta Reino Unido- sobre la que debe decidir este Parlamento el próximo año.

No comparte el compromiso, expresado por el Gobierno de David Cameron, de salvaguardar de los recortes el gasto de Defensa, manteniéndolo por encima del 2% el PIB, como recomienda la OTAN.

4. POLÍTICA EXTERIOR: No a bombardear al Estado Islámico

Defiende una “política internacional radicalmente diferente”, basada en “soluciones políticas y no militares”. No es partidario de desplegar tropas británicas en el extranjero sin la autorización de la ONU. Estudiaría la conveniencia de abandonar la OTAN y se opone a los bombardeos contra el Estado Islámico en Irak y Siria.

"Yo voté por un nuevo tipo de políticas", reza un cartel de la campaña de Corbyn. / BEN STANSALL (AFP)

5. EDUCACIÓN Y SANIDAD: Rescatar hospitales, eliminar tasas

Propone el rescate de los hospitales construidos con capital privado, pagando con dinero público su deuda con las empresas. Promete más inversión para combatir “la crisis de la salud mental que atraviesa el país en la actualidad”.

En Educación, plantea la creación de un Servicio Nacional de Educación, siguiendo el modelo del NHS. Eliminaría las tasas de matrícula, lo cual tendría un coste, calcula, de 10.000 millones de libras, que financiaría con subidas de impuestos a los más ricos y a las empresas o retrasando el plazo de reducción del déficit.

6. POLÍTICAS DE GÉNERO: Vagones de tren para mujeres

El candidato publicó un documento con una serie de propuestas para combatir el acoso sexista a las mujeres en el espacio público. Las propuestas incluyen una línea telefónica abierta 24 horas para denunciar agresiones, crear una secretaría de Estado para la seguridad de las mujeres, realizar campañas de concienciación… Pero todos los titulares -y las críticas- se los llevó una de las propuestas: vagones segregados solo para mujeres en los trenes nocturnos.

Corbyn también se ha comprometido a formar un Gobierno, si llega a hacerlo, donde la mitad de los miembros sean mujeres.

7. VIVIENDA: Construir y controlar los alquileres

Promete “viviendas decentes para todos en los sectores público y privado” para 2025, si llega a ser primer ministro, a través de “un gran programa de construcción de casas y un control de los alquileres”. Corbyn extendería a los alquileres privados el llamado derecho a comprar, que permite a los residentes en viviendas sociales adquirirlas con un descuento. Se financiaría “retirando los 14.000 millones de libras en ayudas fiscales que reciben los propietarios que compran viviendas para alquilarlas”.

8. ENERGÍA: Renacionalizar

Propone la renacionalización de las compañías energéticas. Plantearía una moratoria en el fracking, práctica que ha definido como “peligrosa para el medio ambiente”.

9. MEDIO AMBIENTE: Reestructuración radical

Ha publicado un docuento con 10 puntos, sin demasiada concreción, para “una reestructuración radical del envejecido, ineficiente y contaminante mercado energético británico”.

10. INMIGRACIÓN: No a más control en las fronteras

Muchas voces en el partido piden abrir el debate de si el laborismo debería defender el aumento de los controles fronterizos para reducir la inmigración, pues consideran que su postura tradicional de apertura ha provocado un distanciamiento con los electores preocupados por el aumento de inmigrantes en la última década. Esa no es la postura de Corbyn. Él considera que el cambio demográfico en las comunidades locales ha sido beneficioso para los jóvenes porque favorece “una mejor comprensión del resto del mundo”. Insiste en destacar la “enorme contribución” de los inmigrantes al país desde la Segunda Guerra Mundial.

MÁS INFORMACIÓN

http://internacional.elpais.com/internacional/2015/09/11/actualidad/1441979706_931642.html

Jeremy Corbyn es ya el nuevo líder del Partido Laborista. Con el anuncio esta mañana del resultado de la contienda abierta tras la dimisión del derrotado Ed Miliband, culmina uno de los más asombrosos procesos electorales que ha visto Reino Unido en su historia reciente. En cien días, el veterano diputado de 66 años ha pasado de ser un candidato arrojado al cuadrilátero con la única expectativa de enriquecer el debate ideológico, a proclamarse ganador indiscutible en la primera vuelta. En junio las casas de apuestas pagaban su victoria 200 a 1. Hoy es el vencedor con 251.417 votos, un contundente 59,5% de las papeletas emitidas.

La victoria de Corbyn, cosechada en cada uno de los segmentos del elctorado, es de una enorme envergadura, teniendo en cuenta que eran cuatro los candidatos a liderar el partido. Andy Burnham, ha quedado en segundo lugar con el 19% de los votos. Yvette Cooper ha sido tercera, con el 17%. Y Liz Kendall, la candidata favorita de los blairistas, ha ocupado el último lugar con un 4.5%.

"Las cosas pueden cambiar, y cambiarán", ha dicho Corbyn desde el púlpito del Congreso celebrado en Londres para anunciar los resultados. El ya ganador se ha comprometido a combatir “los grotescos niveles de desigualdad del país” y ha tenido palabras de elogio para sus tres contrincantes. También para Ed Miliband, de quien ha destacado su fortaleza ante los ataques personales que recibió por parte de la prensa, acaso preparándose para la previsible campaña de que puede .-y ha sido ya- ser objeto él mismo.

6 . “El partido ha cambiado mucho estos tres meses”, ha dicho Corbyn. “Ha crecido enormemente con gente que reclama un Reino Unido más justo. Doy a los nuevos miembros la bienvenida a nuestro partido, a nuestro movimiento. Y a los que regresan al partido, les doy la bienvenida de vuelta a casa. No supimos comprender las visiones de mucha gente joven a la que tachamos de generación apolítica. No lo era, era un generación muy política pero defraudada por cómo se viene haciendo la política”.

Cien días de verano han bastado para consumar en Reino Unido un proceso al que asiste, en mayor o menor medida, toda la izquierda europea desde la crisis financiera de finales de la década pasada. Con la peculiaridad de que aquí no es una formación nueva la que acecha por la izquierda al partido tradicional. Es el propio Partido Laborista, uno de los dos que han venido alternándose en el Gobierno de la cuarta economía del mundo durante la mayor parte de su historia, el que adopta el nuevo –o viejo- discurso. Para bien o para mal, el laborismo emprende hoy su huida del centro político.

El nuevo líder llega arrastrado por una energía que el laborismo no había vivido al menos desde que, de la mano de Tony Blair en los noventa, el partido diera un bandazo en la dirección contraria a la que se dirige ahora. "Somos hoy un partido más grande y más fuerte de lo que hemos sido en muchos años", ha señalado el líder. Jeremy Corbyn ha ilusionado a una generación desencantada y ajena a los mecanismos tradicionales de la gestión pública. Con él, promete, llega una nueva forma de hacer política.

“El establishment británico ha sido sacudido hasta la médula, incluido el laborista”, opina Len McCluskey, secretario general del sindicato Unite, cuyo apoyo a Corbyn muchos señalan como decisivo en el desenlace de la contienda. “Por primera vez se ha puesto en la agenda una alternativa real a la austeridad, a las políticas neoliberales. Es un discurso que los jóvenes nunca han escuchado”.

A pesar el contundente resultado, al nuevo líder no le espera una labor fácil. La suya es una figura que, en tres meses, ha polarizado el partido hasta los extremos. Su triunfo se lo han proporcionado, en gran medida, decenas de miles de nuevos militantes que se han unido al partido en estos tres meses para votar por él. Entre ellos, el voto a Corbyn ha sido superioor al 90%.

Su apoyo en la calle no se replica, sin embargo, en el aparato del partido. Ni en una bancada laborista en el Parlamento, en la que Corbyn se sienta desde 1983, pero donde apenas cuentas con fieles aliados. Su reto ahora es retener a aquellos recién llegados y convencer al aparato de que todas las ideas tienen cabida bajo el paraguas de su prometido nuevo estilo de liderazgo. Desde la puerta de su casa en el norte de Londres, el propio Ed Miliband pidió al nuevo líder que apele "a todas las partes del partido".

“Corbyn ha dicho que cambiará la forma de organización del partido”, recuerda por teléfono Steven Fielding, profesor de historia política en la universidad de Nottingham experto en el Partido Laborista. “No puede sentarse en el Parlamento tan tranquilamente cuando el 90% de los diputados no le apoya. El partido se ha duplicado en tamaño en estos meses. Habrá un conflicto abierto entre el partido parlamentario y el partido real. Toda una batalla. Y tardará años en arreglarse”.

Corbyn promete un liderazgo colegiado, inclusivo y abierto. Dirigirá el partido con Tom Watson como segundo, un diputado con más experiencia en el poder que salió elegido también ayer, aunque en segunda vuelta. En su equipo de oposición, asegura, habrá sitio para todas las corrientes del partido. Pero muchos diputados laboristas ya han anunciado que sus diferencias ideológicas con el nuevo líder les impiden formar parte de su equipo directo.

En el grupo laborista en el Parlamento, del que Corbyn deberá extraer su equipo de oposición, la conversación en las últimas semanas no ha sido tanto sobre su reinado como sobre su caída. Cuándo y cómo caerá por su propio peso, y cuál es la mejor estrategia para estar bien situado cuando se produzca el inevitable desenlace. Aunque en los últimos días se han repetido las llamadas a arrimar el hombro, y la contundencia de la victoria del veterano diputado de Islington Norte no puede sino desanimar a quienes confían en su pronta caída.

Enfrente, en la bancada conservadora, el silencio que ha reinado durante la campaña debería preocupar a los laboristas. En algún lugar debe de haber un tory frotándose las manos mientras organiza toda la artillería que 32 años de disidencia de Corbyn ha puesto a disposición del Gobierno.

En apenas cinco meses los tories han pasado de resignarse a no gobernar en solitario a prepararse para al menos diez años de mayoría absoluta, confiados en que los británicos nunca podrán elegir a un primer ministro como Corbyn. Su liderazgo de la oposición podría acercar al pragmático Cameron al centro, con la esperanza de afianzarse en el poder contando con los votantes laboristas desilusionados por el giro a la izquierda consumado hoy.

Tres pruebas de fuego esperan a Jeremy Corbyn en el horizonte cercano. Una de ellas es la elección del alcalde de Londres, el año próximo. El nombre del candidato laborista se conoció ayer. Sadiq Kahn, el más izquierdista de quienes pugnaban por la candidatura, se impuso a los más centristas Tessa Jowell y David Lammy. Algo que confirma que la corbynmanía no es un fenómeno estrictamente personal y, que al mismo tiempo, supondrá la primera vez que el nuevo partido se mida ante el conjunto de los votantes y no solo laboristas. En el Congreso celebrado esta mañana para anunciar los resultados, minutos antes de conocerse el nombre del nuevo líder del partido, Kahn realizó desde el escenario un llamamiento a la unidad del partido en torno al ganador.

Otra prueba serán las elecciones al Parlamento escocés, también en 2016. La debacle del laborismo en su otrora feudo de Escocia fue una de las razones de su contundente derrota en las elecciones generales de mayo pasado. Los comicios al norte de la frontera demosrarán si el efecto Corbyn es capaz de devolver a la izquierda escocesa del nacionalista SNP al laborismo.

Y la tercera prueba importante será el referéndum sobre la permanencia o no del país en la Unión Europea, que se celebrará en algún momento antes del final de 2017. El nuevo líder ha confirmado que hará campaña por permanecer. “La victoria de Corbyn puede ser positiva para las expectativas del país de permanecer en la UE”, opina John Curtice, catedrático de Políticas de la universidad de Strathclyde y responsable del famoso sondeo que, en la noche previa a las elecciones del 7 de mayo, predijo la inesperada mayoría absoluta de Cameron. “Una parte de la izquierda se ha sentida desencantada con el proyecto europeo tras la crisis griega y, después, la de los refugiados. Si Corbyn, convertido en un icono de la izquierda, defiende abiertamente la permanencia y consigue movilizar a ese electorado, se apuntará una importante victoria.

http://internacional.elpais.com/internacional/2015/09/12/actualidad/1442052609_506671.html

sábado, 5 de septiembre de 2015

Las lecciones de Syriza

Miguel Manzanera Salavert

Las cuestiones económicas han prevalecido en la discusión de este verano sobre la política griega y las decisiones del partido de izquierda gobernante, la coalición Syriza. Se trataba de saber si es posible cambiar la nefasta política económica de austeridad, que las autoridades europeas imponen a los Estados miembros de la Unión Europea. A pesar de que esa rectificación cuenta para justificarse con serios argumentos de ciencia económica y el apoyo de numerosos economistas de prestigio, tal pretensión se ha manifestado como una ilusión ingenua acerca del funcionamiento de la sociedad capitalista en crisis. Quizás esa ilusión ha sido creada por una evaluación errada de la profundidad y extensión de la actual crisis económica, pero en todo caso, la vía reformista ha encallado en las realidades fácticas del capitalismo actual.

Entonces la cuestión es que quizás sea mejor una ruptura con el espacio económico de UE, ¿por qué no se ha puesto en marcha un proceso revolucionario de ruptura con las instituciones europeas? Que no haya sido así, constituye una enorme decepción para los sectores más radicales de la izquierda europea, y merece una reflexión acerca de las posibilidades reales de la política económica en los países de la UE.

Pues la conclusión del debate económico es que, si bien habría que afrontar ciertas dificultades inmediatas, la mejor opción para la economía griega era romper con el euro. Especialmente el ministro de economía y finanzas, el brillante profesor universitario Yanis Varoufakis, ha mostrado la viabilidad económica de esa solución, y su bondad a largo y medio plazo, frente a la agonía de la deuda impagable y la subordinación a los buitres financieros que están esquilmando a la nación helena. Sin embargo, el gobierno griego ha preferido mantener al país dentro de la Unión Europea, a costa de abandonar su propio programa político. El gobierno de Syriza ha aceptado poner en marcha las reformas impuestas por las autoridades europeas, basadas en la austeridad del gasto público, y liquidando el estado del bienestar y derechos esenciales de la ciudadanía griega. Y esto supone renunciar a tener una política propia y soberana, que Syriza se había propuesto implementar con su ascenso al poder del Estado, apoyada mayoritariamente por el pueblo griego y refrendada por una holgada mayoría expresada en el referéndum de julio. Ahora parece que había cierta dosis de ilusionismo en ese programa, y una confianza ingenua en la democracia formal. Las lecciones de la experiencia griega deben valer también para lo que va a pasar en nuestro país, y Pablo Iglesias, dirigente de Podemos, ya ha sacado sus conclusiones cuando ha dicho que no podemos hacer gran cosa para cambiar las cosas.

Pero el debate ya no puede centrarse en cuál es la mejor reforma de las instituciones europeas –que se muestran inmunes al diálogo social-, sino acerca de cuál es la mejor opción para los pueblos del sur de Europa: si permanecer o romper con el euro. Desde un punto de vista estrictamente económico, no pueden caber ya muchas dudas: mientras las autoridades de la UE continúen imponiendo la política de austeridad presupuestaria, la ruptura con el euro es mejor opción que someterse a las directivas de las instituciones europeas. Sin embargo, voy a argumentar que el factor decisivo para la decisión final de permanecer en la zona euro no ha sido económico, sino geoestratégico.

Pues ¿cuál es la racionalidad que sustenta las decisiones de los gobiernos europeos, para subordinarse a las decisiones de los poderes reinantes en la UE –los cuales a su vez están en dependencia de los intereses de fuerzas políticas y económicas internacionales, que superan el propio marco de la UE-? Varios factores han incidido en esa decisión de Syriza; primeramente, la explicación del propio primer ministro Tsipras reconoce que la población griega es europeísta y en ningún momento se ha planteado abandonar la zona euro. Efectivamente, el único partido que ha apostado claramente por la ruptura con el euro, el Partido Comunista de Grecia, KKE, retrocedió en intención de voto en las pasadas elecciones.

Esta observación vale también para la ciudadanía española. La población del sur europeo vive una profunda contradicción: asociar el disfrute de su bienestar a la pertenencia a la UE, que ha permitido gozar de altos niveles de vida, y que gracias a su moneda fuerte ha podido mantener envidiables niveles de consumo. Pero a su vez la política neoliberal de las instituciones europeas es la causa de la actual crisis económica, que no se resolverá más que con un cambio drástico de dirección económica. Será difícil que los europeos comprendan esa realidad a corto plazo, mientras que la necesidad del cambio es cada día más urgente y perentoria.

Una consecuencia de esa situación es la enorme presión migratoria desde los países africanos y asiáticos hacia el continente europeo; ese flujo de emigrantes plantea uno de los problemas más acuciantes para los Estados de la UE, y es fuente de tendencias racistas y xenófobas entre las poblaciones europeas, con grave riesgo de generar movimientos fascistas. Este mismo verano una ola de inmigrantes ha alcanzado las costas de las islas griegas, creando un importante problema humanitario. Además la criminal política de inmigración, implementada por la UE para controlar el flujo de inmigrantes, genera miles de muertos todos los años. Esa política de control poblacional responde a un uso discriminatorio de los derechos, establecido en contra de los ciudadanos del sur periférico a favor del centro imperialista.

Las ilusiones europeístas de la población griega han jugado un papel importante, si no fundamental, en la decisión del gobierno de Syriza para renunciar a su programa político. Pero lo que se oculta detrás de esas ilusiones europeístas de los pueblos europeos, es la aceptación de la política y la ideología neoliberales en trance de transformarse en política fascista. Romper con el euro significa cambiar de bando para ponerse al lado de los pobres y los proletarios, posicionándose al lado del nuevo bloque emergente, los BRICS; es necesario superar el parlamentarismo burgués y su falsa democracia, abandonar una mentalidad de inconsciente hedonismo en los valores y poner la justicia por encima de los deseos satisfechos mercantilmente… Y eso solo podrá hacerse cuando se hayan disuelto las ilusiones de las masas en la sociedad de consumo.

En Grecia han estado muy cerca de conseguirlo; el referéndum de julio mostraba que la ciudadanía había desbordado los mecanismos del parlamentarismo burgués, que sirven para hacer gobernable la democracia en favor de la oligarquía financiera. La decisión del pueblo era clara, los espejismos de la sociedad de consumo se habían quebrado con la crisis económica; sin embargo, el gobierno se ha rendido antes de alcanzar la meta que parecía tener en sus manos. No critiquemos a la ligera esa decisión. Pero es urgente saber por qué las cosas suceden así en la historia. ¿Cuál ha sido la razón decisiva para que el gobierno de Tsipras haya tirado la toalla? No han sido razones económicas, pues éstas por el contrario constituían el motor del cambio empujando hacia la ruptura con la UE. No han sido razones políticas o ideológicas, pues el pueblo griego con el referéndum de julio había mostrado su decisión para seguir adelante con el proceso político revolucionario. En mi opinión han sido razones geoestratégicas y militares, que han inclinado la balanza de las decisiones políticas del Estado griego hacia la sumisión.

La crisis económica ha hecho inservibles los mecanismos financieros para el dominio de la oligarquía mundial; el dólar es papel mojado y solo mantiene su poder mientras a la República Popular China le interese: ya están en marcha las instituciones financieras que sustituirán a las actuales instituciones neoliberales controladas por el imperialismo ‘occidental’. La aparición del BRICS amenaza con liquidar para siempre la hegemonía europea vigente en los últimos 500 años sobre la humanidad. Y sin embargo, el imperio se resiste a perder su hegemonía, y ha montado una nueva maquinaria para mantener su hegemonía a través de la superioridad militar. La economía ya no es el campo principal en la lucha mundial por el dominio político, ahora ha sido sustituida por el desnudo poder militar…, acompañado del ascenso de las ideologías fascistas: integrismo islámico en Oriente Medio, nacionalismo chovinista en la UE, nacional socialismo en la Europa del Este. Podemos comprobarlo también en la presión que la OTAN está implementando en el Este de Europa frente a la Federación Rusa, y de EE.UU. con sus aliados en el Pacífico frente a las costas de China.

¿Qué papel juega Grecia en el tablero geopolítico mundial? Obsérvese, primero, que el Estado griego se encuentra en la retaguardia de un amplio frente bélico que se extiende desde Ucrania hasta Yemen y Libia, pasando por Turquía con el problema kurdo, Siria e Irak con el Estado islámico, Líbano en permanente guerra civil y Palestina invadida por Israel. La guerra de civilizaciones de Huntington tenía como primer objetivo el control del Oriente Medio, para atacar Asia desde estas posiciones. El plan ha fracasado, porque la OTAN está atascada en este escenario incontrolable, donde emerge una potencia militar de carácter medievalizante: Arabia Saudí apoyándose en el integrismo islámico. La propia clase dirigente de los EE.UU. está dividida al respecto, al mismo tiempo que tiene que afrontar una importante crisis interna por causa del racismo. Por tanto, la ofensiva militar de la OTAN ha sido detenida aquí, aunque continua por otros frentes en Europa y Asia; el imperialismo todavía no ha sido vencido, aunque la derrota podría ser previsible. Especialmente si Grecia se pasara ahora al otro bando, concretando la alianza con la Federación Rusa, la situación para la OTAN se tornaría comprometida.

En segundo lugar, se debe tener en cuenta que una parte importante de la deuda griega es consecuencia de un enorme gasto militar. El Estado griego está armado mucho más allá de lo que permiten sus posibilidades económicas reales. Y eso significa que el ejército juega un papel importante en las decisiones políticas. Pero ¿qué papel ha jugado el ejército griego en la crisis política? Es seguro que no ha sido progresista: no hace todavía medio siglo que los coroneles griegos dieron un golpe de Estado para crear una dictadura militar desde 1967 hasta 1974. En la primera semana de julio se habló de un golpe de Estado preparado por la OTAN en Grecia. [1] Obama advirtió que Grecia no podía salir de la UE, y aunque esa salida no es lo mismo que salir de la OTAN –estructura militar a la que pertenece el ejército griego-, la inestabilidad política así creada en la retaguardia del frente bélico sería insoportable.

Teniendo en cuenta esos factores, y pensando que era probable un golpe de Estado militar, cabe preguntarse si la decisión de Syriza ha sido correcta. Este gobierno no ha llegado en ningún momento a arriesgar tanto su propia posición, como para que las amenazas de golpe militar se concretaran. ¿Se podía haber tensado más la acción política para desenmascarar la falsedad de la democracia formal burguesa? Cabe imaginar que Grecia hubiera podido entrar en la dinámica bélica que atraviesa la zona oriental del Mediterráneo y el Este de Europa. La OTAN no va a permitir que uno de sus miembros abandone la coalición por las buenas para pasarse al otro bando. Y mientras el BRICS es una alianza puramente económica, la Federación Rusa tiene dificultades para parar la ofensiva imperialista, aunque está jugando bien sus bazas diplomáticas.

La decisión del gobierno griego es esperar acontecimientos. Mientras tanto, la economía se deteriora y los derechos de ciudadanía se difuminan. La decadencia europea se manifiesta en la incapacidad para reformar una política económica desastrosa. Es el signo de los tiempos: solo una superioridad militar decisiva de Estados democráticos, que estén auténticamente comprometidos con los derechos humanos y la legislación de la ONU, frente al belicismo fascista de la OTAN y sus aliados, nos abrirá las puertas del futuro. Parece la cuadratura del círculo, pero hay que partir de las realidades presentes en este mundo. La opción racional en esta coyuntura histórica no es refugiarse en un pasado que no volverá; hay que ponerse al lado de las nuevas realidades políticas emergentes y luchar por democratizarlas.

Nota
[1] http://elmicrolector.org/2015/07/06/la-otan-prepara-un-golpe-de-estado-en-grecia/

martes, 26 de mayo de 2015

Taifa: Reflexionando sobre las alternativas

Dani Bravo
Seminario de economía crítica Taifa Septiembre 2013 126 págs, 7€

Un gran punto de partida para reflexionar sobre alternativas

La crisis económica ha agrietado aún más la legitimidad del capitalismo. Con el cuestionamiento general del sistema, reaparece la necesidad de encontrar alternativas. Este número de los Informes de Economía Crítica del seminario Taifa muestra que existen, no son pocas y están en constante movimiento.

El capitalismo no funciona. Ese es el trasfondo implícito de la crisis y del que parte este informe. Comienza planteando esta necesidad de una alternativa, junto a los criterios mínimos que ha de tener para ser considerada como tal. Esto es: sin explotación, con una distribución equitativa, sostenible, democrática, etc. Por utópica que suene esta descripción, a través del análisis de la historia y de alternativas teorizadas hace siglos, llevadas a la práctica o que se están intentando construir ahora mismo, se demuestra de forma clara que no hay nada más utópico que pensar que el capitalismo puede no ser injusto, cruel e insostenible.

A partir de aquí, las autoras facilitan la comprensión y el debate sobre la complejidad del “cómo” se construye esa alternativa, cuál es el papel de elementos como el estado, la violencia, la confluencia de distintos sectores, etc. De entre todas las propuestas y teorías que aparecen a lo largo de la historia, se centran acertadamente en aquellas que hacen más hincapié en analizar el sistema actual y cómo transformarlo que en las que intentan describir esa hipotética sociedad futura.

Sin embargo, eso no quita que no deban ir planteándose cuestiones relativas al objetivo, ya que en muchos casos, conforme se va avanzando en la lucha por tener el poder para cambiar el sistema, es necesario ir creando esas nuevas estructuras. Por ejemplo, y esto se ilustra también con las distintas experiencias empíricas, ¿cuál debe ser la forma primordial de administración: local, estatal, comunal? No hay un posicionamiento claro en este informe, pero se perfilan muy bien las alternativas y las características ideales de esa revolución.

En este sentido, es muy interesante el perfil que hacen de teorías sobre alternativas anticapitalistas actuales, especialmente de John Holloway, que propone que el proceso de cambio es el que determina qué alternativa se construye. Es muy interesante, a la vez que se lee, ir viendo extrapolaciones a procesos actuales como las distintas luchas contra la crisis (mareas, movimiento 15M, huelgas…), mayormente defensivas pero cuyos procesos pueden ser la base de la construcción de un poder alternativo que pueda iniciar una transformación. Y por supuesto, es interesante ver dónde queda un proyecto como Podemos entre todas estas propuestas.

Otra gran aportación es el análisis sobre las experiencias empíricas de distintas alternativas, desde la URSS y su órbita, hasta el nuevo “socialismo del siglo XXI” que se gesta y madura en Latinoamérica, junto con otras experiencias interrumpidas como la revolución española o la chilena. Se analiza la forma de la propiedad (pública, estatal, comunal), la organización de la producción (planificación, consejismo), la distribución y la organización política y de toma de decisiones. Lo que sí se echa en falta es un análisis de por qué fracasaron muchos de estos proyectos, aunque sí pueden sacarse conclusiones como que el hecho de que la propiedad sea estatal y no privada no tiene que implicar una mejora sustancial para la clase trabajadora, o el peligro de la burocratización, etc. Se clarifica un poco implícitamente cuál es la diferencia entre utilizar al estado para conseguir avanzar en la construcción de la alternativa o sustituirlo por una nueva forma de organización. Esto queda patente en todos los procesos descritos, especialmente en la revolución española. Aunque no se profundiza demasiado, siendo más descriptivo que analítico.

En la tercera parte, “Pensando el aquí y ahora”, existe un mayor posicionamiento sobre el modelo de cambio, partiendo del municipalismo y formas locales de producción y organización; de nuevo muy clarificador sobre el realismo de las alternativas anticapitalistas para hoy. Pero se echa en falta una profundización en cuestiones complejas como la forma en que esta alternativa puede vencer a gigantes como los grandes poderes económicos y políticos estatales e internacionales.

Como conclusión, esta es una lectura imprescindible. A pesar de que a veces se echa en falta más análisis y posicionamiento, es perfecto para pasar a profundizar sobre las experiencias reales que tratan. Un gran punto de partida para un debate sobre cómo cambiar el mundo.
Dani Bravo (@daniatg) es militante de En lucha En lluita

viernes, 3 de abril de 2015

Entrevista con el economista Juan Torres López. "Se están creando 'tendencias y demonios terroríficos' en Europa"

Gilberto Lopes
Europa “está en situación muy delicada. No se encuentra a sí misma”, dijo a “Universidad” el economista Juan Torres, uno de los autores, junto con Vincenç Navarro, de la propuesta económica de Podemos, organización que es hoy la principal fuerza política de oposición en España. Están creando “tendencias y demonios terroríficos”, advirtió. Su voz no es la única. Hace un par de semana Jospeh Stiglitz, premio Nobel de Economía, dijo en una entrevista a la cadena norteamericana CNBC que el problema de Europa no era Grecia, sino Alemania. La moneda única, el euro, “despojó a los ciudadanos —sobre todo en los países en crisis— de cualquier decisión que ellos pudiesen tener sobre su destino económico”.

“¿Por cuánto tiempo puede esto continuar?”, se preguntó Stiglitz.
Parece que no por mucho más. Aunque Torres enfatizó que “Podemos no es Syriza”, nos advirtió que España, pese al optimismo del presidente del gobierno conservador, Mariano Rajoy, “vive una situación singular”. El gobierno vende la idea de que España ya salió de la crisis, pero de ahí a que esto sea una realidad “hay una gran distancia”, en su opinión.

Economista de larga trayectoria, Torres pasó revista a la situación del país, de Podemos y de Europa, en una conversación con Universidad, en Sevilla, donde es profesor catedrático de economía. Lo que sigue son apuntes de esa conversación.

Gilberto Lopes – El presidente del gobierno Mariano Rajoy, ha augurado para España un crecimiento superior al 2% este año. “Y si no, al tiempo”, agregó. En su opinión, ¿esa es una predicción realista?
Juan Torres López - Estamos en una situación singular en España. El gobierno, la patronal y los medios de comunicación están llevando a cabo una campaña impresionante para difundir la idea de que salimos de la crisis.

A finales de año habrá elecciones generales y, en mayo, se llevarán a cabo alecciones autonómicas. La verdad es que el gobierno ha aflojado la presión sobre el gasto y eso, unido al clima preelectoral, refleja una cierta mejora del ambiente económico. Pero será una mejora artificial y aparente que lleva consigo, después, un nuevo empeoramiento, porque no se están corrigiendo las políticas que han ocasionado la recesión.
De ahí a que esa mejor expectativa se convierta en una recuperación efectiva hay una gran distancia. También está por verse si esta recuperación va a significar una mejora sustancial en las condiciones de vida de la gente.

Rajoy dice que al final de su gobierno habrá creado un millón de empleos. En España se hizo una reforma laboral en 2010 para dar mayor poder a la patronal para que esta pudiera llevar a cabo una transformación en los tipos de contratación. Pero los empleos que se crean no son resultado de una mayor contratación de trabajo, sino que se cambia contratos a tiempo completo por otros, a tiempo parcial, como lo deja en evidencia el hecho de que se están reduciendo las horas trabajadas. Se está cambiando la lógica de contratación, yéndose a un modelo laboral mucho más precario, con sueldos de miseria.

El crecimiento de la actividad económica tampoco es sustantivo. No se recupera el crédito. Aumenta el consumo sin que esté aumentando la renta familiar. La gente con algún recurso está gastando sus ahorros.
La deuda va a seguir creciendo sin remedio mientras no se pongan en marcha políticas de reactivación de la demanda que generen mayor ingreso y mayor inversión. Será difícil lograr un crecimiento del 2% este año, como promete Rajoy.

GL – En el programa de Podemos se recuerda las afirmaciones de que la políticas de austeridad eran imprescindibles para reducir la deuda pública. Lo cierto es que esas políticas no cumplieron sus promesas. En materia de deuda pública, esa ha subido en la Eurozona del 72% del PIB en 2007 al 103% en 2014. En Grecia paso del 103,1% al 174,9% y en España del 35,5% al 96,8%. ¿Cuál es la alternativa?
JTL - El documento hecho para Podemos parte del diagnóstico de una crisis general, de problemas de políticas europeas a lo cual se añade la quiebra del modelo productivo de nuestra economía y la crisis de deuda.
Estamos ante una combinación de factores desencadenantes de una situación de emergencia económica frente a la cual tenemos poca capacidad de maniobra, entre otras razones porque la política macroeconómica nos viene dada desde Europa.
Tenemos una economía que ha tratado de ser competitiva por vía de bajar salarios, lo cual nos ha empobrecido y generado problemas de exclusión social muy fuerte.
A nuestro juicio el problema fundamental es la concentración extraordinaria de la riqueza. Se ha debilitado así el mercado interno, que es el que puede generar recursos endógenos para activar la economía.
En segundo lugar, ha habido una especialización dañina de la economía en sectores como la construcción y servicios, de poco valor agregado. Hay que modificar esa lógica.
En tercer lugar, tenemos hoy una crisis de la deuda muy importante a la que hay que hacer frente racionalizando gastos y mejorando la política fiscal. Tenemos los impuestos más altos de Europa, pero también una gran evasión.
Se está produciendo, además, un auténtico desmantelamiento de los servicios básicos, como consecuencia de dos factores: la pérdida de presupuesto y la estrategia de ir dinamitando lentamente el sector público para fortalecer el negocio privado.
Rajoy habla de un mundo en el que no vive la gente. Es imposible que un sistema de salud universal no se haya resentido con los recortes que ha sufrido. Aumenta la falta de atención, los retrasos, despidos, centros de investigación que se cierran.
Eso no puede dejar de afectar los servicios. Es un proceso muy sutil que no se aprecia en el día a día pero que, con el paso del tiempo, va produciendo un auténtico destrozo en los servicios públicos.
Nosotros creemos que hay que actuar en esos campos. Hay que llegar a un gran acuerdo para que política fiscal sea efectiva, que permita combatir el fraude. Tenemos margen en el ámbito fiscal. Hay que optimizar el gasto. Pero, en realidad, ni siquiera yendo al 100% en optimización del gasto sería posible recuperar el dinamismo de nuestra economía.
Necesitamos un acuerdo de amplísimo alcance para recuperar el peso de los salarios en la economía porque eso es lo que puede generar demanda interna. Eso es delicado, pero es el prerrequisito para poner en marcha la economía.

GL – En prácticamente toda Europa se extiende el problema de la deuda. Cada vez más se apunta a Alemania como motor de una política que ha ahondado esa crisis. ¿Cuál es su criterio al respecto?
JTL - Tenemos un problema de deuda. Todavía no es completamente insostenible, pero va a llegar a serlo. España tiene compromisos, pero no es menos cierto que, en algún momento, hay que ponerse firmes.
Alemania ha impuesto a Europa una situación que ha hundido la economía. Hay que despertar de esa pesadilla, hablar de tu a tu a Europa.
La historia nos enseña que prácticamente todas las crisis de la duda se han resuelto con algún tipo de reestructuración. Hay que ser realistas y plantear las cosas de otro modo. Ahogar al deudor, como está ocurriendo en Europa, es la peor de las formas para resolver el problema de la duda.
Hay que transmitir a los españoles un mensaje de mucha sinceridad. Las políticas de los últimos decenios han empobrecido a una gran parte de España, han creado un modelo insostenible, se ha destruido tejido empresarial, han creado una enorme dependencia de centros financieros extranjeros, nos han situado en un entorno europeo muy dañino y eso ha producido heridas difíciles de curar.
El problema que tiene Europa es que Alemania ha generado un espacio tan asimétrico, tan vacío de elementos de contrapeso, que cuando ha venido una perturbación fuerte el barco se va a pique. Como decimos en el programa de Podemos, “es cada día más evidente que Europa se convierte poco a poco en una dictadura”.
La zona monetaria euro está mal diseñada, en beneficio de Alemania y de las grandes corporaciones; muy en especial de las financieras
Alemania utilizó el gran excedente comercial que lograba gracias a esas condiciones asimétricas (como la falta de políticas comunes, de políticas redistributivas, o la ausencia de una hacienda europea) para promover burbujas en la periferia. Cuando estallaron esas burbujas, no tuvo inconveniente en dedicar miles de millones de euros para financiar a sus bancos. Y ha hecho lo imposible para que la deuda privada que sus bancos alimentaron se convirtiera en deuda pública.
Alemania ha impuesto un régimen de apropiación constante de los excedentes de la periferia pero, al mismo tiempo, impone políticas que frenan la producción de esos excedentes en esa misma periferia.
Alemania está esclavizando a una gran parte de Europa con el inconveniente, además, de que son sus principales clientes y fuentes de riqueza. Lo cual no puede dar lugar sino a una contradicción en Europa que, si no se resuelve pronto, la hará saltar por los aires.

GL – En su criterio, ¿adónde puede conducir el descontento que los programas de austeridad están creando en Grecia y Europa?
JTL - Europa está en situación muy delicada, no se encuentra a sí misma y se convierte en un factor de desestabilización a su alrededor. Se están creando tendencias y demonios terroríficos.
Grecia es un caso particular. La agresión nazi fue terrible y hoy está presente. Hay un sentimiento antinazi y, por proyección, antialemán, muy fuerte. Todavía le deben dinero a Grecia, por la invasión y por crímenes de guerra.
La connivencia de los poderes europeos con los gobiernos conservadores que arruinaron el país también ha sido muy grande y muy evidente.
Es muy importante que aparezcan fuerzas que generen otras referencias intelectuales, que la gente vea que es posible otro camino, que es lo que el poder se ha empeñado en negar en Europa.

domingo, 29 de marzo de 2015

¿Qué dice, qué demuestra y qué propone Piketty?

El fenómeno Thomas Piketty está aquí, frente a nosotros. Y por las más diversas razones se hace necesario saber qué dice el joven economista francés que tanto revuelo ha causado. Pues bien: dice que vivimos en el reino de la desigualdad. Un puñado de ricos y un océano de individuos viviendo en medio de relativas penurias y escaseces.

Esto que dice Piketty no es, ciertamente, una novedad. Así ha sido el mundo casi desde siempre. Y la única excepción que se puede encontrar a esta regla histórica sería aquel estadio de la humanidad -que Luis H. Morgan y Federico Engels llamaron la comunidad primitiva- en el que todos los miembros de la sociedad eran pobres. Ese antiquísimo periodo de la historia humana en que, como decía el Quijote, no se habían inventado esas feas palabras “tuyo” y “mío”. Ese lapso de la historia en que no habían nacido ni el concepto ni la palabra riqueza. En el que todo eran penurias para todos.

A cazar, pescar y recolectar frutos e insectos para apenas sobrevivir no se le puede llamar riqueza. Pero con la aparición del pastoreo, hace 15 mil años, y de la agricultura, hace 10 mil, empezaron a aparecer la riqueza y la acumulación de ella. Y donde hay riqueza hay ricos; y donde hay ricos hay pobres. Y, como todos sabemos desde siempre, la clave está en la propiedad. De la tierra, de los animales, de las máquinas. Ser propietario es ser rico; y ser un gran propietario es ser muy rico.

Eso que ya sabíamos lo repite Piketty. Pero el joven economista lo documenta estadísticamente para los últimos 250 años. Y ahí está el mérito de su última y ya muy comentada obra: El capital en el siglo XXI. Con un exhaustivo estudio histórico-estadístico, demuestra irrefutablemente que vivimos en el reino de la desigualdad.

Hasta aquí no caben las etiquetas: ni keynesiano ni marxista. Sólo científico social. Llamarlo marxista o keynesiano por su apabullante demostración de la desigualdad social no es certero ni pertinente. Pero Thomas Piketty dice algo más. Propone un remedio para situación tan injusta, tan dolorosa, tan potencialmente peligrosa y sangrienta. La historia de la humanidad está llena de ejemplos de rebeliones, revueltas y revoluciones populares como fruto de una desigualdad insoportable. Digamos que, como se dice popularmente, Piketty propone no estar jalándole más los bigotes al tigre.

Esa solución que propone consiste en el establecimiento de un impuesto universal a la riqueza y a las herencias. Y por esto tampoco cabe llamarlo keynesiano o marxista. A John Maynard Keynes no le preocupaba la desigualdad, sino el mantenimiento de la actividad económica para paliar el desempleo, fruto del estancamiento de la producción en la fase descendente del ciclo económico.

Y por esto tampoco procede llamarlo marxista. Porque los marxistas proponen la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, origen real de la desigualdad a lo largo de milenios. Abolir la propiedad privada de los medios de producción significa abolir las desigualdades. Al menos las desigualdades mayores y más potencialmente peligrosas. Platón decía que el hombre más rico sólo podría poseer cinco veces más que el individuo más pobre. Una desigualdad, digamos, razonable.

¿Pero cabe, entonces, adherirle una etiqueta a Piketty? ¿Le quedaría bien la de utopista? ¿O tal vez la de socialdemócrata? ¿Un moderno reformista? ¿Un nuevo edulcorador del capitalismo? ¿Un contrarrevolucionario? En todo caso, y sin duda alguna, una de esas personas inteligentes, cultas y sabias que piensan, contra toda evidencia histórica, que por las vías fiscal y reformista se pueden atemperar los rasgos más injustos, perversos y abominables del capitalismo. La desigualdad entre ellos.

Blog del autor: www.miguelangelferrer-mentor.com.mx

lunes, 23 de marzo de 2015

Islandia reduce el paro al 4% en 2014 con una subida de sueldos del 6%. La economía islandesa está a punto de superar sus niveles previos a la crisis, según el FMI

Islandia, el país que dejó caer a sus bancos, la economía que acaba de rehusar formar parte de la Unión Europea, está a punto de recuperar todo el terreno perdido durante la crisis de 2008 y 2009 y de incluso superar su nivel previo al declive. Esa es la conclusión del último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la economía islandesa, en el que destaca que la tasa de desempleo bajó al 4,1% en 2014, pese a que los salarios del país aumentaron un 5,8% en términos reales (el año anterior habían subido el 3,5%).

La pesca y el auge del turismo han tirado especialmente del país, uno de los más dinámicos. "Islandia ha sido una de las mejores economías de Europa en los últimos años en términos de crecimiento económico y tiene una de las tasas más bajas de paro", explica Peter Dohlman, el jefe de la misión del FMI para el país, que ha terminado recientemente el informe del Artículo IV, el documento que el Fondo elabora anualmente sobre cada nación.

Islandia es un país de moda, sus ingresos por turismo se han disparado desde 2010 y esta industria se ha convertido en una nueva y pujante fuente de ingresos para el país que ayuda a equilibrar la balanza de pagos. El FMI proyecta un robusto crecimiento del PIB para este año y el próximo -del 3,5% y del 3,2%, respectivamente-, después de la desaceleración de 2014, cuando la economía avanzó un 1,8%, la casi la mitad de lo que se expandió en 2013.

El Fondo aplaude en su análisis la rápida recuperación de su sector bancario -lo que ha ayudado con la deuda doméstica- y un ajuste fiscal que no ha impedido mantener "el modelo nórdico de bienestar social", destaca Dohlman. Además, la política del banco central ha servido para controlar la inflación al mismo tiempo que la temprana depreciación de su divisa impulsó la competitividad.

No obstante, el Fondo también lanza advertencias a los islandeses. El informe pone el foco en el exceso de la balanza de pagos, contenida por el control de capitales del país. Las autoridades, señala el FMI, esperan avances significativos este año en acabar una estrategia actualizada de liberalización de capitales. Además, también advierten de que, a pesar de las mejoras en las pruebas de resistencia a los bancos, pero alerta de que aún hay que reforzar las redes de seguridad.

Con la caída de la banca a finales de 2008, Islandia llegó a perder el 8% de su riqueza en dos años y a sufrir un desempleo del 11,9%, algo bajo para el estándar español pero inédito en Islandia. Y el Gobierno ha previsto una expansión del PIB del 3,3%. El presidente islandés, Olafur Ragnar Grimsson, estuvo en febrero en Barcelona y atribuyó en parte esa recuperación a haber desoído los consejos de los organismos internacionales, en particular la Comisión Europea, para que aplicara medidas de austeridad.

Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2015/03/20/actualidad/1426844952_201102.html

domingo, 22 de marzo de 2015

Entrevista a Juan Torres, Catedrático de Economía de la Universidad de Sevilla. "Esta generación está poniendo las bases para un estallido de caos gigantesco"

Juan Torres es un claro ejemplo de que el hábito no hace al monje. Cuando Pablo Iglesias presentó el programa económico de Podemos con su habitual coleta y una camisa de leñador canadiense, este catedrático de la Hispalense -que fue uno de los redactores del texto- lo hizo vestido con una impecable americana azul y una corbata que entonaba con la camisa, un atuendo que no hubiese desentonado en un acto de la FAES. Lo que distingue a Juan Torres es el verbo, la palabra, esas ideas que expresa con cordialidad y educación pero que son auténticas cargas de profundidad. El que quiera ver en él a un radical rabioso se equivoca. Al catedrático no se le cae ningún anillo por demostrar su acuerdo con algunos economistas liberales y en todo momento hace un llamamiento al diálogo para llegar a pactos que permitan a la sociedad española salir definitivamente de la crisis. Aunque no lo dice claramente, a Juan Torres se le notan las heridas provocadas por la exposición mediática a la que ha estado sometido desde que trascendiese su colaboración intelectual con Podemos, ese partido que levanta las mismas filias y fobias que un equipo de fútbol. Al fin y al cabo, como él mismo dice, España sigue siendo un país cainita. Y nadie está haciendo nada para que deje de serlo.

-Cuesta encontrar algún economista que no sea liberal. ¿Dónde se sitúa usted?
-Cada vez me siento más incómodo y menos reflejado en las etiquetas, aunque me las han puesto de todo tipo. Unos me llaman keynesiano, otros marxista... Francamente, entiendo la economía como una ciencia social, incluso como una ciencia moral. Creo que, como decía el profesor Fuentes Quintana, los problemas económicos no tienen soluciones técnicas, sino soluciones políticas, y eso significa que no se puede entender la economía sin tener en cuenta la vida social, los intereses, la política, etcétera. Soy una persona crítica y de izquierdas, pero en el campo económico sigo aprendiendo de estudiosos como los liberales austriacos, con los cuales comparto bastante de su crítica al sistema financiero.

-Usted ha estado recientemente en la palestra mediática al formar parte, junto a Vicenç Navarro, del equipo que elaboró el programa económico de Podemos, una formación política que levanta auténticas filias y fobias. ¿Es usted militante?
-No. Yo no estoy afiliado a ninguna fuerza política y mantengo una posición independiente, lo cual es bastante difícil hoy en día, porque las fuerzas políticas quieren personas que se casen con ellas y yo me casé con mi mujer y nadie más. Soy independiente, pero Podemos me pidió colaboración y yo se la di como se la doy a cualquiera que me la pida como profesor e intelectual. Para eso me paga la sociedad.

-¿Se arrepiente? Exponerse mediáticamente siempre es incómodo.
-Nuestra España es cainita. No olvidemos que cuando gobernaba Zapatero la oposición lo acusaba de ser cómplice de ETA... Si eso le decían al presidente del Gobierno qué no le dirán a un economista contrario al discurso imperante. Yo me he sentido cómodo porque he hecho lo que creía en conciencia que tenía que hacer; me he sentido privilegiado por poder decir en público lo que pienso, pero también me he sentido herido porque ha habido críticas francamente groseras y porque algunos colegas confunden postulados ideológicos con principios científicos... Eso sí, también me he sentido muy acompañado cuando mucha gente normal y corriente me ha saludado por la calle. Como pasa muchas veces en la vida, suelen ser más dolorosos los silencios que las propias palabras.

-Da la sensación de que hay un pensamiento único en Economía. Hay multitud de personas que creen que es una ciencia exacta en vez de una ciencia social. ¿Hay una alternativa al capitalismo que sea viable respetando las libertades, entre ellas las económicas?
-La alternativa la estamos viendo hoy en día. El capitalismo propugna una economía de mercado donde el trabajo y el medio ambiente se mercantilizan y, sin embargo, vivimos en una sociedad con enseñanza y sanidad pública que no tienen nada que ver con el capitalismo y, sin embargo, funcionan. A mis estudiantes les enseño que los sistemas económicos no son puros... En la actual economía capitalista, como hemos visto, hay elementos de la economía socialista. Hace unos meses una persona me dijo en una conferencia que yo debería proponer la abolición del capitalismo; yo le dije que eso era una tontería: se puede abolir un régimen político pero las transformaciones económicas son mucho más lentas y complejas. Yo aspiro a un mundo en el que la lógica de la mercancía y el beneficio no sea la que domine la vida. Friedrich Hayek decía que el comercio es el orden básico de la sociedad y yo creo que no... La democracia está, precisamente, para que estas diferencias se diriman de una forma pacífica. El problema es que, como está pasando, esa democracia está degenerando y la están desmantelando para que no se pueda dar ese diálogo. Eso es lo que da la sensación de que no hay alternativas.

-Últimamente, el Gobierno de la nación está sacando pecho y dice que hemos entrado en la vía de la recuperación económica. ¿Qué opina usted?
-Está habiendo una cierta recuperación y es lógico. Lo raro sería lo contrario. En primero de Economía se estudia lo que se llama el ciclo político. Todos los gobiernos de países democráticos aumentan el gasto y animan la economía antes de unas elecciones. ¿Eso se va a consolidar? Ojalá, pero yo no lo veo tan claro. El empleo, en realidad, no se está recuperando. Es verdad que el paro registrado ha disminuido ligeramente, pero la demanda de empleo no. También sabemos que las horas trabajadas están disminuyendo: tenemos más empleos pero, en realidad, el número de personas con trabajo a tiempo completo se está reduciendo. Es decir, se están descuartizando los empleos en varios trozos de menos horas y retribución.

-¿Están en peligro las pensiones?
-Claro que están en peligro. Las pensiones se financian con el sueldo de los asalariados y los salarios tienen cada vez menos peso en la renta nacional. ¿Y por qué ocurre esto cuando trabaja más gente que hace veinte años? Pues porque los sueldos están bajando y las retribuciones van en mayor medida al capital. Si actualmente los salarios en España tuviesen el mismo peso en la renta nacional que en 1976, en los bolsillos de los asalariados habría 155.000 millones de euros más todos los años, que irían directamente al consumo y a dinamizar la actividad económica.

-En el programa que ustedes han elaborado para Podemos proponen un aumento de los salarios; una demanda popular, pero peliaguda.
-Los neoliberales creen que el paro se debe a que los salarios son demasiado altos. Opinan que sobran trabajadores por la misma razón que pueden sobrar tomates en un mercado y que la manera de conseguir vender esos tomates es bajar el precio de los mismos. Para estos economistas el paro es voluntario y si los trabajadores aceptasen sueldos más bajos disminuiría el desempleo. Eso ya se demostró hace unos 80 años que es falso. Se ha visto claramente que el paro no depende sólo de lo que ocurre en el mercado del trabajo, en los salarios, sino, sobre todo, de lo que pasa en el mercado de bienes y servicios. La cafetería de la esquina no deja de contratar a camareros porque los salarios sean muy altos, sino porque no tienen clientes. A las empresas no les importa pagar salarios altos si tienen volumen de negocio.

-Bueno, todo el mundo quiere pagar lo mínimo posible por los servicios que recibe...
-En las economías en las que vivimos se da una paradoja curiosa: a un empresario en particular le interesa pagar salarios bajos a sus empleados, pero también que el resto de los empresarios paguen sueldos altos a los suyos para que tengan capacidad adquisitiva suficiente para consumir sus productos. Esa paradoja hay que resolverla colectivamente. No se trata sólo de subir linealmente los salarios, sino de procurar que la masa salarial no siga cayendo; hacerlo con inteligencia y discreción en el sentido de saber distinguir los tipos de empresas, la situación en la que se encuentra cada una... Hay que sentarse. Lo que es inconcebible es creer que una economía como la nuestra puede funcionar dejando que cada uno intente salvar su cartera. Lo fundamental que necesita hoy la economía española es que Gobierno, empresarios y trabajadores se sienten para ponerse de acuerdo sobre cuál va a ser el reparto de la tarta, de lo contrario esto se va a convertir en una lucha a muerte. Ya estamos viendo que la desigualdad que se está generando hace que miles de empresas que viven del salario de la gente, del consumo, se vengan abajo.

-¿Comparte las tesis de Piketti sobre el enorme aumento de la desigualdad que se está dando en los países desarrollados?
-Ese proceso se está produciendo desde hace muchos años. Fíjese que en EEUU el 1% de la población se queda con el 93% del incremento anual de la riqueza ... ¿Dónde va esa acumulación enorme de capitales? ¿A las pequeñas y medianas empresas? No, va a los mercados financieros, a la especulación, a los derivados. Mientras tanto, las empresas que producen bienes y servicios están escuálidas. Si ese 93% de incremento de la riqueza se dedicase a salarios iría directamente a alimentar a las empresas productivas, que son las que generan empleo. El gran cáncer de nuestras economías es la desigualdad.

-¿Se puede dar un escenario parecido al de los inicios de la Revolución Industrial, con personas que pese a tener un empleo apenas tienen para cubrir sus necesidades?
-Sí, ya se está hablando de trabajadores pobres, personas con empleo pero que están excluidas, condición que tradicionalmente afectaba sólo a los desempleados. Según un informe de la OCDE, más de la mitad de los trabajadores del mundo ganan menos de dos dólares diarios y no tienen ni contrato ni protección social, proporción que subirá al 70% en 2020. Eso es una forma de esclavitud, con millones de personas sin derechos, sin educación, sin alimentación... El infierno en la tierra. Vivimos en un mundo donde todo está globalizado, menos los resortes que permiten que la gente viva dignamente. O abordamos este problema o vamos a ser arrollados por una fuerza destructiva como probablemente nunca se ha visto en la historia. También está la cuestión de la degradación del medio ambiente... Esta generación está poniendo las bases para un estallido de desorden y caos gigantesco.

-Otra de las cuestiones polémicas que están sobre el tapete económico es la propuesta de una renta básica universal. ¿Qué opina usted de este asunto?
-La renta básica universal es la que se le daría a una persona por el simple hecho de ser ciudadano. Aunque no estoy totalmente de acuerdo con esta idea la respeto mucho, porque creo que hay una literatura científica rigurosa que la defiende. En general le veo algunos efectos perversos y dificultades. Yo más bien soy partidario de estrategias de trabajo garantizado. La sociedad puede garantizarle a todo el mundo un ingreso básico decente recibiendo al mismo tiempo una contraprestación. Es un debate que habría que plantearse rigurosa y abiertamente, sin tirarse los tratos a la cabeza.

-La propuesta de la nacionalización de algunas empresas estratégicas también levanta sarpullidos y recelos. ¿Por qué ese empeño por lo público?
-Se ha visto que la privatización de algunas empresas públicas ha sido negativa desde el punto de vista de la eficiencia, de la calidad y de los precios. Eso ha pasado en todos los países y hay estudios que lo demuestran. Estas privatizaciones han sido un negocio para determinados grupos, pero los ciudadanos recibimos peores suministros y más caros. Además, algunas de estas empresas que se privatizaron con el argumento de que el Estado no debe intervenir en ellas han pasado a ser propiedad de otros estados extranjeros... Es una barbaridad. Esas empresas deben volver a pertenecer al sector público o por lo menos a intereses españoles que apliquen los beneficios a nuestra economía.

-Usted es miembros del comité científico de Attac, que promueve la llamada Tasa Tobin. Un asunto polémico más.
-Desde hace muchos años se empezó a comprobar que los movimientos financieros se estaban desarrollando de una manera desproporcionada en comparación a la actividad productiva de bienes y servicios, y que además ese desarrollo lo alimentaba la especulación financiera. El premio Nobel James Tobin defendió que hay que meterle arena a las ruedas de la especulación y en los años 90 nació el grupo Attac para apoyar esta idea. Hoy en día, según el Banco Internacional de Pagos, cada día circulan cinco billones de dólares en especulación en el mercado de divisas sin un solo impuesto ni tasa. Si el conjunto de las actividades financieras tuviera una tasa mínima del 0,001%, en la Unión Europea se recaudarían unos 500.000 millones de euros al año... No habría crisis financiera y no habría que hacer recortes.

-Terminemos con Europa. ¿Nos hemos convertido en una colonia de Alemania?
-Alemania y Francia han impuesto sus intereses en las instituciones europeas. El que no reconozca esto está negando la realidad. No voy a negar las ventajas que ha tenido la UE para España, como el flujo de ingresos importantes gracias a los fondos europeos de cohesión, pero nos han desmantelado nuestra industria y nuestro tejido empresarial. Un economista poco sospechoso como Antonio Torrero, de la Universidad de Alcalá, afirma que nuestra entrada en el euro fue un "error inevitable". No sé si fue inevitable o no, pero lo cierto es que nos desmanteló por completo. Mitterrand se lo dijo a sus empresarios: "España está en venta, vayan ustedes a comprarla". Soy un firme defensor de Europa, pero tal como está diseñado el euro es una trampa sin remedio. A las empresas españolas no les interesa el euro, porque es una unión monetaria diseñada para que se beneficien los países centrales, Alemania y Francia fundamentalmente.
Fuente original:
http://www.diariodesevilla.es/article/rastrodelafama/1984888/esta/generacion/esta/poniendo/las/bases/para/estallido/caos/gigantesco.html#opi

lunes, 9 de marzo de 2015

Austero Berlinguer. En qué momento se perdió el concepto de austeridad como modelo alternativo al existente

Ahora que la austeridad ha dejado de ser la moda (aunque se siga aplicando) y que sus autores intelectuales intentan, avergonzados, soltarse de ella como si fuera un chicle pegado en la suela del zapato, la cuestión es en qué momento se perdió la batalla de la austeridad como uno de los medios centrales para impugnar desde la raíz un modelo de crecimiento basado en el derroche y en el desaprovechamiento de los recursos naturales y sustituirlo por otro que tenía como objeto luchar contra el cambio climático, considerado el problema mas grave de la humanidad.

La austeridad fue arrebatada de su significado inicial para devenir, siempre, en sinónimo de las mal llamadas reformas estructurales (recortes) de devaluaciones internas salariales, de reducción de la protección social. Aquella versión de una política de austeridad transformadora y redistributiva fue desarrollada en los años setenta del siglo XX por el partido intelectualmente más imaginativo que ha existido en el pasado inmediato: el Partido Comunista Italiano (PCI). Antes de que Syriza rompiese en Grecia el molde del bipartidismo tradicional de los países europeos, el que estuvo a punto de conseguirlo fue el PCI de Enrico Berlinguer.

En 1977 Berlinguer publicaba un opúsculo titulado Austeridad (editorial Materiales, hoy inencontrable) en el que se defendía ésta como algo radicalmente distinto de una política de rentas y de estabilización económica, pese a que ambas presenten algunas apariencias comunes. Berlinguer diferencia la austeridad concebida como instrumento de depresión económica y de perpetuación de las injusticias sociales, de aquélla considerada como una ocasión para el desarrollo de un modelo de desarrollo económico y social alternativo que, al final, supondría una defensa y expansión de la democracia.

Berlinguer plantea ya entonces un dilema muy actual: o nos abandonamos al curso actual de los acontecimientos, dejándonos caer peldaño a peldaño por la escalera de la decadencia y de la barbarización de la vida, o se afronta la versión redistributiva de la austeridad. Por cierto, que el prólogo a la versión castellana del libro estaba firmado por un jovencísimo catedrático de Política Económica, que se reclamaba del marxismo, llamado Julio Segura. Segura se pregunta por qué antes de la crisis del petróleo (1973) la izquierda no hablaba de la austeridad como estrategia superadora del capitalismo y por qué la misma izquierda defendía ahora (1977) la austeridad cuando antes combatía la política de estabilidad y de rentas tradicionalmente utilizadas para salir de las crisis.

Así se activa un nuevo debate: cómo la austeridad fue concebida como herramienta tanto contra los defensores del injusto orden existente como contra los que la consideraban la única situación posible de una sociedad destinada a permanecer cada vez más desequilibrada y más cargada de desigualdades, y ha devenido para muchos ciudadanos en austericidio.
 8 MAR 2015-
Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/03/06/opinion/1425643550_655488.html

https://www.google.es/url?sa=t&source=web&rct=j&url=http://www.mientrastanto.org/boletin-101/documentos/la-austeridad-1977&ved=2ahUKEwiGkdPp8tXbAhWLQBQKHZYdC-UQFjABegQIBRAB&usg=AOvVaw2QY2tIxztWORt_VpJaA8FK