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lunes, 18 de junio de 2018

_- Un fantasma recorre Europa: la hipocresía

_- Gabriel Moreno González
El diario

EFE

Matteo Salvini, el fulgurante líder de la Liga Norte y nuevo Ministro italiano del Interior, se considera a sí mismo católico y aparece en los mítines con un rosario en la mano. Una mano que, a su vez, no le tiembla al cerrar los puertos de su país a barcos repletos de seres humanos y al alegrarse, sin ocultarlo, de quitárselos de en medio como si de un triunfo deportivo se tratara. Sin embargo, su tocayo de hace más de dos mil años, el evangelista Mateo, recogía así las palabras de quien es considerado por el catolicismo, la religión que Salvini dice profesar, como el mismísimo hijo de Dios: “Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me acogisteis” (Mt 25:35).

En general, este patrón de contradicciones insalvables e hipocresía manifiesta se repite a lo largo y ancho de toda la extrema derecha europea. Desde los confines de la Rusia occidental a los grupúsculos de franquistas españoles, pasando por el Frente Nacional de Le Pen o por la AfD alemana, el neofascismo del viejo continente dice defender la comunidad y los valores tradicionales y benéficos aparejados a ella, pero no duda en apoyar las políticas neoliberales que fragmentan la sociedad y potencian el individualismo egoísta y la competitividad deshumanizadora. Se cree baluarte del cristianismo y su tradición acumulada durante siglos, cuando en verdad constituye el máximo ejemplo de ideario anti-cristiano y contrario a una mínima concepción de la dignidad humana.

Algunos de sus representantes, incluso, se erigen en los más firmes defensores del liberalismo y el Estado de Derecho, cuando en sus acciones demuestran ser sus principales enemigos, pues no hay nada más alejado del pluralismo de valores liberal y de los derechos fundamentales que las categorías trasnochadas, nacionalistas y xenófobas de la ultraderecha. Desde los altavoces de sus nuevas posiciones de poder, políticos como Salvini intentan dar fundamento a su ideología mediante una preeminencia de lo colectivo (“los italianos primero”) que en el fondo, como el resto del andamiaje teórico que pretenden crear, es absolutamente falsa. Al apoyar las políticas que atentan contra los derechos sociales y el bienestar de la mayor parte del pueblo que dicen defender, condenan a éste a niveles cada vez mayores de desigualdad e injusticia. Sus concepciones cerradas de la soberanía también parten, además, de una contradicción flagrante, ya que no tienen reparo alguno en vender la riqueza de sus países y el trabajo de sus ciudadanos a un capital transnacional, parásito, que poco o nada entiende de fronteras.

Las posturas comunitaristas del conservadurismo y las del individualismo neoliberal son en buena medida irreconciliables. A pesar de ello entran constantemente en un proceso de competencia virtuosa mediante el cual la disolución social que provoca el capitalismo sin frenos es canalizada, a modo de terapia, a través de un ilusorio regreso a la tradición, la comunidad y los valores conservadores.

Como ya hemos podido comprobar en Polonia, Hungría, Italia o Estados Unidos, el efecto lisérgico de esta relación de interdependencia contradictoria y en permanente tensión constituye, quizá, uno de los caldos de cultivo más peligrosos para la democracia actual. Su retroalimentación mutua solo puede derivar en el reforzamiento de posiciones autoritarias que están comenzando, ya, a limar las concepciones pluralistas de nuestras débiles democracias liberales.

De ahí que sea extremadamente urgente atacar de manera frontal a la extrema derecha con las armas de sus propias contradicciones. Sin salirnos de la pretendida lógica interna de sus discursos hemos de denunciar su fragilidad, la insalvable incompatibilidad entre el ideario que enarbolan y la práctica que llevan a diario. Con pedagogía, y a veces desde la prudencia del respeto, habríamos de dirigirnos a los votantes de los Salvinis europeos, en su mayoría sectores olvidados o muy golpeados por la crisis y las políticas neoliberales, para mostrarles la incoherencia de los relatos salvíficos que apoyan y la nula voluntad que sus líderes muestran a la hora de mejorar las condiciones de vida de las mayorías sociales. Si blandimos a Deleuze, Negri o Zizek no sólo estos votantes no cambiarán de opinión nunca, sino que posiblemente se verán desconcertados ante unos predicadores extraños y ya de por sí desconcertantes.

En paralelo a esta necesidad de denunciar por oposición y con claridad las contradicciones internas del supuesto conservadurismo, hemos de defender un modelo alternativo a su verdadera cara. Si la extrema derecha no incurriera en contradicciones y completara con sus obras lo que proyecta en sus idílicos idearios, seguiríamos encontrándonos ante un problema grave desde el punto de vista democrático, más urgente de combatir si cabe debido a su posible materialización en el corto plazo.

El regreso al grupo en el rechazo al “otro”, la negación de determinados efectos positivos de la mundialización o la recuperación de concepciones anti-pluralistas aparejadas a ciertas tradiciones de pensamiento ya periclitadas, aun en el supuesto de que consiguieran revitalizar concepciones clásicas de soberanía política, constituirían factores que entrarían, a su vez, en contradicción flagrante con la realidad de un mundo cada vez más complejo, interdependiente y amenazado por problemas globales.

En la labor de construir nuevas subjetividades y consolidar viejas solidaridades, en la tarea siempre inacabada de integrar al “otro” y considerarlo parte indisociable de un “yo” enriquecido, debemos continuar y perseverar. Como siempre recordaba el profesor José María Valverde, en la mejor tradición del cristianismo social español, aun el más lejano es mi prójimo… ese próximo lejano al que Salvini el hipócrita niega la propia necesidad de existir y vivir.

Fuente:
https://www.eldiario.es/contrapoder/fantasma-recorre-Europa-hipocresia_6_782231795.html


jueves, 24 de mayo de 2018

_- Fallece el comandante Luís Otero Fernández. Un compromiso con la República y la Democracia.

_- Comunicado de la Asociación Civil, Milicia y República (ACMYR)

Desde la Asociación Civil, Milicia y República (ACMYR), con gran pesar comunicamos profundamente abatidos, el fallecimiento de nuestro Presidente de Honor, comandante Luís Otero Fernández, quién a lo largo de toda su vida mantuvo un compromiso de lucha por la República y la Democracia. Quienes formamos parte de ACMYR, nos unimos al dolor de su compañera Carmen Macías Sistiaga, sus hijos, familiares y amigos por tan sensible pérdida.

En 1974 del siglo pasado, Luís Otero Fernández, fundó junto con un grupo de jóvenes militares demócratas la organización clandestina Unión Militar Democrática (UMD), que lucharon con la palabra para facilitar el paso de una dictadura fascista mediante la Ruptura Democrática a una verdadera democracia que no era otra que la República, lejos de la Transición impuesta por el franquismo, los poderes fácticos y la CIA, que restauró la monarquía borbónica.

Un año después, en 1975, durante el tardo franquismo, los militares fundadores de la UMD, fueron detenidos, encarcelados y apartados del Ejército. Durante la Transición no se tuvo en cuenta su trayectoria y lucha democrática, quedaron, incluso, fuera de la Amnistía de 1977, que supuso un punto y final a los crímenes cometidos durante la dictadura franquista y no el reconocimiento a los verdaderos demócratas luchadores contra el fascismo.

Luís Otero Fernández, durante toda su vida, estuvo vinculado ideológicamente a la izquierda política y al republicanismo, en la década de 1980 se opuso con firmeza a la entrada de España en la OTAN, formando parte de los comités anti-OTAN y era frecuente verle encabezando las marchas a Torrejón de Ardoz donde está enclavada una importe base militar estadounidense, al servicio de la OTAN.

Por su pertenencia a la UMD, fue juzgado y condenado a ocho años de prisión y apartado del Ejército, sin que se le devolviese su grado y fuese readmitido de forma casi clandestina, en el Ejército en 1987.

En junio de 1977, los militares que tres años antes habían constituido la UMD como organización clandestina antifranquista decidieron su disolución, una vez se habían celebrado elecciones libres y ya había un parlamento democrático.

Como coronel retirado y hasta el final de sus días, se dedicó a la defensa de la Democracia, la República y de los derechos humanos. Así, en diciembre de 1998 fue galardonado con el Premio Nacional de Derechos Humanos, distinción que otorga anualmente la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE).

Desde ACMYR, no queremos que la memoria del comandante Otero y de quienes junto a él lucharon con la palabra desde las filas del Ejército, por las libertades plenas del pueblo español, se pierda y reivindicamos al poder político rinda homenaje de reconocimiento a su limpia defensa de los valores democráticos a estos héroes del pueblo que con su ejemplo nos marcan el camino hacia la democracia plena del pueblo español y proclamar la República. ¡Hasta siempre, Comandante!

Firmado: Junta Directiva de ACMYR.
Madrid, a 22 de mayo de 2018

https://elpais.com/diario/2000/02/02/opinion/949446010_850215.html

Obituario ¡Hasta siempre comandante!Luis Otero fue el oficial de mayor rango entre los condenados por el franquismo por fundar la Unión Militar Democrática (UMD)



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viernes, 2 de marzo de 2018

Elogio de la bondad

Daniel Raventós, Julie Wark

Julie Wark y Daniel Raventós han escrito un libro que Counterpunch acaba de publicar en enero de 2018 con el título de Against Charity. Están previstas las traducciones al catalán y al castellano. Ofrecemos a continuación la traducción del prefacio de Against Charity.

La palabra inglesa kind (tipo, clase)—palabra raíz de kindness (bondad)—en inglés antiguo cynd(e), es de origen germánico y está relacionada con kin (familiares). El sentido original era naturaleza o característica innata, por lo que vino a significar una clase de algo, distinguido por sus características innatas y, para el siglo XIV, cortesía o acciones nobles que expresaban el sentimiento que los familiares o semejantes tienen entre sí. Hay un sentido de igualdad forjado en esta palabra. También de fraternidad. Y de respeto.

La caridad, al menos en su forma institucional, casi ha dejado atrás sus muy tempranos significados de la bondad en sus sentidos de "disposición para hacer el bien" y "buenos sentimientos, buena voluntad y amabilidad" para asumir su forma actual de relación entre el que da y el que recibe, que es desigual porque el receptor no está en posición de corresponder. Pero todavía se presenta generalmente como bondad, o como una forma de enmascarar la poco amable (unkind) disparidad construida en la relación y, a veces, quizás, expresando el deseo de que nunca haya renunciado a su pasado más amable. Por ejemplo, Jack London escribía: “Un hueso para el perro no es caridad. La caridad es el hueso compartido con el perro cuando estás tan hambriento como el perro”. La “caridad” que describe se remonta a los orígenes y se parece más a la bondad que a la caridad tal y como la conocemos porque sugiere igualdad, una suerte de familiaridad o parentesco (kinship) en el hambre entre el que da y el perro. Y tal vez el perro pueda corresponder al hombre dándole calor.

El tipo de caridad más habitual, la que ha sido institucionalizada, es de la que habla Chinua Achebe en su Anthills of the Savannah: “Mientras llevamos a cabo nuestras buenas obras, no olvidemos que la solución real reside en un mundo donde la caridad se habrá vuelto innecesaria”. Este es, por desgracia, el tipo de caridad que se ha vuelto casi sacrosanta, el tipo de caridad que atrae la atención sobre lo diferente, y se enmascara como bondad cuando generalmente beneficia al donante más que a quien recibe. Una de las revelaciones menos jugosas de las grabaciones de Lady Di recientemente lanzadas es que, cuando se le preguntó por qué participaba en obras de caridad, se ríe y dice: “¡No tengo nada más que hacer!”. Demasiado para los destinatarios.

Dado que, en su sentido más antiguo, la bondad (kindness: el tratamiento otorgado a los familiares o a los miembros de una comunidad de semejantes) se ocupa del bien de los familiares y de la comunidad, Aristóteles nos dice en el primer parágrafo de la Política: “Todo estado es una comunidad de algún tipo, y cada comunidad se establece con miras a algún bien [...] Pero si todas las comunidades aspiran a algún bien, el estado o la comunidad política que es superior, y que abarca a todas las demás, apunta al bien en mayor grado que cualquier otra, y al más alto bien”. Hoy en día, sin embargo, la palabra operativa en política es “división”, el gran abismo entre los muy ricos y la gran cantidad de pobres, la división entre hombres y mujeres, ciudadanos y refugiados, negros y blancos, el enfrentamiento de un grupo étnico contra otro, una religión contra las otras, el “progreso” contra el planeta, lo privado contra lo público, y así sucesivamente. El gobierno, y especialmente la Administración Trump, está incitando a la división en beneficio de unos pocos poderosos en lo que equivale a una guerra abierta contra la esfera pública, lo público en sí y el bien público. La caridad institucional, que enriquece aún más a los millonarios y multimillonarios exentos de impuestos mientras reparten su filantropía entre sus proyectos preferidos, solo contribuye a sostener esta división.

La historia, por supuesto, y los estudios psicológicos -siendo el experimento de Milgram uno de los más notorios- han mostrado cómo en un contexto autoritario y egocéntrico, seres humanos aparentemente razonables pueden llegar a ser insensibilizados ante el sufrimiento de los otros y actuar cruelmente entre sí. El coste psicológico de esta insensibilización sobre los perpetradores o los instrumentos humanos de falta de amabilidad o la crueldad (unkindness) (donde kind se toma como adjetivo [bondadoso] y sustantivo [semejantes]) no recibe mucha atención, pero, por poner un ejemplo, el Centro RAND para Investigación de Políticas de Salud Militar estima que el 20% de los veteranos que sirvieron en Irak o Afganistán sufren depresión grave o trastorno de estrés postraumático. Ser cruel (unkind) y, por tanto, actuar en contra de la propia familia humana (kin), no es bueno para los humanos. Sin embargo, la misantropía sistemática de líderes políticos para quienes la gente común tiene escaso valor, y los multimillonarios que no son personas como nosotros, sino que se pavonean como personajes extravagantes que hacen extrañas declaraciones en sus demostraciones de irrealidad [i], insensibilizan a naciones enteras ante la difícil situación de los demás, llevando, a nivel individual, a crímenes de odio, ataques racistas y un resurgimiento de la extrema derecha, y a nivel nacional, a los que imponen políticas de austeridad que, con conocimiento de causa (y sólo hace falta leer las memorias recientes de Yanis Varoufakis, Comportarse como adultos, para ver lo bien que conocen la causa) destruyen millones de vidas, y a gobiernos que están gastando miles de millones de dólares para dañar a refugiados e inmigrantes, para vergüenza y angustia de muchos ciudadanos ante este tratamiento de nuestros semejantes.

La compulsión terrible y estúpida de la vida capitalista está, en nombre de la libertad, restringiendo cada vez más nuestras opciones de elección de vida y estrangulando nuestra capacidad para apreciar la belleza de nuestro planeta y aprender de otras especies más humildes hasta tal punto que lo estamos matando todo sin pensar, con tal de obtener bienes de consumo innecesarios e idiotas distracciones. Los científicos están hablando de una Sexta Extinción. Si no somos capaces de reconocernos y respetarnos mutuamente, reclamar nuestra especie (kin), nuestra familia humana, reconocer a todos los seres humanos como nuestros parientes, y practicar la bondad (kindness) con nuestros semejantes y otras especies animales y vegetales no tan semejantes con las que compartimos el planeta, la alternativa a la que nos dirigimos es realmente aterradora.

Nuestro título es Against Charity, pero podría ser igualmente "For Kindness" (también en el sentido común de reconocer a todos, a cada uno, de nuestro tipo), que de hecho sería un llamado por los derechos humanos universales y sus tres grandes principios de libertad, justicia y dignidad. Casi cualquier ser humano dirá que él o ella aspira a tenerlos y disfrutarlos. Pero no pueden ser dados por la caridad porque la igualdad y la fraternidad son sus otras dos cualidades esenciales. Solo pueden ser efectivos cuando reconocemos que todos somos parientes (kin). Y cuando actuamos en (y para el bien de la) especie. Entonces, al escribir este libro, no nos limitamos a revelar la caridad como la estafa de "bondad" (kindness) que es, sino que también hemos descrito los medios por los cuales podemos ser más amables (kinder) entre nosotros como criaturas, -como familiares -que comparten el mismo planeta.

Tal medida debería ser universal. Nadie puede ser excluido o tratado como diferente. Una renta básica universal e incondicional no es una quimera. En términos económicos, es perfectamente factible. Y podría garantizar el derecho a existir absolutamente de todos. La pobreza podría ser abolida y la violencia de lo que Pankaj Mishra describe en su reciente libro La edad de la ira como una pandemia global de ira podría al menos atenuarse. Con una renta básica universal e incondicional, sería posible compartir los valores de libertad, justicia y dignidad con toda nuestra familia humana por el simple hecho de respetar el derecho básico (o “primer derecho”) de la existencia material. Si pudiéramos lograrlo, la caridad sería innecesaria y podría sentar las bases para que la amabilidad y la bondad (kindness) prevalezcan. 

http://www.sinpermiso.info/textos/elogio-de-la-bondad

miércoles, 28 de febrero de 2018

_- “¿En qué se convierte un país cuando la hospitalidad puede llegar a considerarse un crimen ante la ley?”

_- Motivo de un seminario en los años 1995-1997, la hospitalidad es uno de los grandes temas emblemáticos investigados por Jacques Derrida (1930-2004). El 21 de diciembre de 1996, mientras en el Teatro des Amandiers de Nanterre transcurría una velada de solidaridad con los indocumentados, el filósofo improvisó esta intervención que aceptó luego transcribir para la revista del Grupo de Información y de apoyo a los inmigrantes, Plein droit (n°34) con el título: “Cuando escuché la expresión delito de hospitalidad…”

Recuerdo que el año pasado en un mal día sentí que se me cortaba la respiración. Que en realidad se me detenía el corazón, cuando conocí, casi sin comprenderla, la expresión “delito de hospitalidad”. En realidad no estoy demasiado seguro de haberla oído porque me pregunto si existe alguien que haya podido pronunciar alguna vez con sus propios labios tan venenosa expresión. No, yo no la he oído jamás y apenas puedo repetirla, la leí en silencio en un texto oficial.

Se trataba de una ley que permitía detener y hasta encarcelar a quienes hospedasen y ayudasen a extranjeros en situaciones juzgadas ilegales. Ese “delito de hospitalidad” (todavía me sigo preguntando quién ha podido juntar ambas palabras) es pasible de encarcelamiento. Uno se pregunta, ¿en que se convierte un país, en qué se convierte una cultura, en que se convierte una lengua cuando se es capaz de hablar de “delito de hospitalidad”, cuando la hospitalidad puede convertirse ante los ojos de la ley y de sus representantes en un crimen?

(…) Las fronteras ya no son lugares de paso, sino lugares de prohibición, umbrales que se lamenta haber abierto límites hacia los que se conducen apresuradamente las amenazantes imágenes del ostracismo, de la expulsión, de la prohibición, de la persecución. Nosotros vivimos actualmente al abrigo de áreas muy vigiladas, en barrios de alta seguridad. Y sin olvidar la legitimidad de este o aquel instinto de protección o necesidad de seguridad (enorme problema que evidentemente no podemos tomar a la ligera) somos cada vez más los que nos sofocamos y tenemos miedo de vivir de este modo, de convertirnos en los rehenes de los fóbicos que todo lo mezclan, explotando cínicamente la confusión con objetivos políticos, que ya no saben o no quieren distinguir entre los límites del propio hogar y el odio o el miedo al extranjero y tampoco saben que el hogar de una casa de una cultura, de una sociedad implica también la apertura hospitalaria.

Retóricas politiqueras
(…) La violencia que acompaña a estas políticas represivas, a esas violaciones de la justicia, no son recientes, aunque sintamos que estamos en un particular punto de inflexión original y especialmente crítico de esta historia. Tiene por lo menos medio siglo de antigüedad, desde las vísperas de la guerra, desde antes aún de la famosa ordenanza de 1945, cuando los motivos de un decreto ley de 1938 pretendía en un lenguaje que volvemos a encontrar hoy en todas las retóricas politiqueras, y cito: “no prestarse a las reglas tradicionales de la hospitalidad francesa” Dicho texto argumentaba simultáneamente  igual que hoy y de modo –volveré sobre el tema–poco convincente, destinado a tranquilizar o halagar las fantasías del electorado declaraba y cito (era en 1938 en momentos en que llegaban algunos refugiados de característico acento que Vichy no tardó en enviar a los campos que todos sabemos y a la muerte; como todos los que se les parecen, estos argumentos por anacrónicos nos recuerdan a una suerte de velada “pre-vichysta”) “La creciente cantidad de extranjeros que residen en Francia obliga al Gobierno (…) a promulgar ciertas medidas imperiosamente exigidas por la seguridad nacional, la economía del país y la protección del orden público”.

Y en el mismo texto o mejor aún una vez más se reúnen todas las armas a las cuales ha recurrido toda la legislación francesa, en su guerra contra los inmigrantes, con la misma retórica con que trata de hacer creer que solo son objeto de una represión legítima aquellos que no tienen derecho a ser reconocidos en su dignidad simplemente por haberse mostrado indignos de nuestra hospitalidad.

Cito aún un texto que en 1938 agravaba, como hoy en día, la disposición legislativa en una atmósfera de vigilia de guerra. He aquí lo que decía con evidente denegación y con la insolente jactancia narcisista y patriotera que conocemos muy bien: “Es necesario señalar desde el principio (…) que el presente proyecto de decreto-ley no modifica en absoluto las condiciones normales de acceso a nuestro territorio (…) no implica ningún atentado a las normas tradicionales de la hospitalidad francesa, al espíritu liberal y humanista que constituye una de las más nobles características de nuestro ser nacional”

Estas negaciones no hacen sino subrayar lo que en realidad tienen en sí mismas haciéndonos pensar que en efecto existe una real falta de hospitalidad. Ahora bien, he aquí que ese mismo texto, que extrañamente suena como realmente actual, acusa a todos aquellos a quienes se está presto a culpar de haberse mostrado “indignos” –esa es la palabra, “indignos”– de nuestra hospitalaria tendencia, “indignos y de mala fe”. Se diría que actualmente a los ojos de la ley que está por ser endurecida, los indocumentados no tienen dignidad y son de mala fe porque son indignos de nuestra hospitalidad. Mienten, usurpan y abusan. Son culpables.

Leo este texto de 1938 en el que ya se reconocen toda la lógica y la retórica del poder actual:

“Este espíritu generoso –el nuestro desde luego– hacia el que llamaremos extranjero de buena fe encuentra su contrapartida legítima en la decisión formal de castigar con penas severas a todo aquel extranjero que se muestre indigno de nuestra hospitalidad (…) Si hubiera que resumir brevemente las características del actual proyecto subrayaríamos que crea una atmósfera depurada alrededor del extranjero de buena fe que sigue manteniendo plenamente nuestra tradicional buena voluntad en lo relativo a las leyes y a la hospitalidad de la República pero destacando finalmente que para quien se muestra indigno de vivir en nuestro suelo es justo y necesario actuar con rigor”.

Terrorífica hipocresía
En la época en que se mantenían estos objetivos de tal hipocresía (de justamente mala fe) que sería cómica si no fuera aterradora, justo antes de la guerra, se produjo la ordenanza de 1945 que preveía ya en su capítulo III, “Penalidades” castigos muy graves para los extranjeros en situación irregular (en esa época no se decía aún indocumentados) o para quienes ayudaran a esos indeseables extranjeros, cuyo capítulo titulado: “De la expulsión” consigna una serie de medidas que ya anticipaban las que se están por reactivar o fortalecer actualmente: desde aquel momento, las condiciones hospitalarias en Francia (inmigración, asilo, acogida de extranjeros en general) no han cesado de empeorar y de ensombrecer, hasta avergonzarnos la imagen que pretende proclamar el patriótico discurso de la Francia de los derechos humanos y del derecho al asilo. El año pasado algunos observadores neutrales han llegado a referirse a un “año negro” del derecho de asilo en Francia.

(…) No existe ningún país, ni ningún estado en el mundo actual y especialmente en los capitalistas ricos, en los que no se aplique esa política del cierre de fronteras, esta puesta en hibernación de los principios de asilo y de hospitalidad hacia el extranjero, porque por el momento “es buena” o “sirve” o es “muy útil” (entre la eficacia, el servicio y la servidumbre).


En el momento en que, desde hace varias décadas, se produce una crisis sin precedentes en los Estados-naciones que arroja a los caminos a millones de personas ciertamente desplazadas, lo que queda del Estado-nación se crispa a menudo en medio de una convulsión nacional-proteccionista, identitaria y xenófoba, una antigua y renovada imagen del racismo. En los EE.UU. por ejemplo uno dice indocumentado y se organizan cacerías de inmigrantes ilegales.


(…) Ya se trate del creciente desempleo, de una economía de mercado o especulativa cuya desregulación constituye una máquina de producir miseria y marginación o de un horizonte europeo regido por cálculos simplistas, por una falsa ciencia económica o una loca rigidez monetarista, etc. por abandono del poder en las manos de los bancos centrales, desde todo punto de vista es necesario saber que la política en relación con los “sin papeles” y de la inmigración en general consiste en una diversión electoral, en una operación “chivo expiatorio”, en una miserable maniobra para captar votos, en una pequeña e innoble oferta destinadas a vencer al Frente Nacional en su propio terreno.

Y no olvidemos nunca que si las primeras víctimas de esta estrategia de bancarrota son nuestros amigos, nuestros huéspedes, los emigrados y los indocumentados lo que ha puesto en marcha el Gobierno es un sistema policial, de inquisición, de fichaje, de encuadramiento (en territorios tanto francés como europeo). Esta maquinaria amenaza todas las libertades, las libertades de todos, las de los indocumentados y las de los documentados.

Fuente:
http://www.mille-et-une-vagues.org/ocr/spip.php?page=imprimer&id_article=5701

sábado, 11 de noviembre de 2017

Objetivos de Desarrollo Soatenible


Estos objetivos se nos olvidan o actúan para que se nos olviden y han sido votados por la ONU, es decir, por todos los países de la Tierra,

martes, 30 de mayo de 2017

Jean Dumont: el amanecer de los derechos del hombre (la Controversia de Valladolid) Florence Gauthier 07/05/2017.

Jean Dumont, (1923-2001) editor francés y autor hispanista, publicó este libro con el título [original] de La vraie Controverse de Valladolid. Premier débat des droits de l’homme, Centurion, 1995. En castellano lo editó Ediciones Encuentro, 2009.

El autor revisita esta Controversia de Valladolid en la óptica, anunciada de entrada, de una rehabilitación de Juan Ginès de Sepulveda, el antagonista de Bartolomé de Las Casas. Irritado por la película de Roland Joffé, The Mission (1986), y la novela de Jean-Claude Carrière, aparecida en 1992, y adaptada con éxito al teatro el año siguiente,[1] J. Dumont nos propone la «verdadera» interpretación de la Controversia.

En los dos primeros capítulos, J. Dumont recuerda, con absoluto derecho, que ni el «descubrimiento de América» ni la «conquista» que le siguió de inmediato fueron premeditadas ni queridas por la corona de España: como es bien sabido, Colón partió a la busca de una ruta hacia China e India y se encontró un nuevo mundo, ¡y eso sí que fue una verdadera sorpresa!

J. Dumont recuerda una vez más que la «conquista» fue obra de los descubridores, que se transformaron en conquistadores, y luego en colonizadores, por propia iniciativa particular, ¡sin que tuviera conocimiento la monarquía de ello! Subraya de nuevo que la «conquista» una vez empezada, interesó poco a la sociedad española (pág. 24 et ss.): las cifras de los candidatos a partir hacia el Nuevo Mundo son muy reducidas, a lo largo de todo el siglo XVI, y el conocimiento de lo que sucedía al otro lado del océano se limitaba a los estrechos círculos de la Corte real y de su administración, de algunas universidades y, en raras ocasiones, de las Cortes.

J. Dumont insiste en la elección personal que hizo Colón de esclavizar a los «indios», esta denominación nacida de la ignorancia inicial de la empresa y dada a esos pueblos no conocidos. Para justificar su aventura y hacerla perdurar, Colón buscaba riquezas en metales preciosos, pero al no encontrarlos, pensó en organizar la captura de indios y su trata hacia España, para que fueran reducidos a esclavitud y competir así con los cautivos africanos.[2] En 1495, Colón envía un primer cargamento de 400 esclavos indios, pero ¡la Reina Isabel los rechaza! ¡Exige la devolución de esos cautivos, libres, a sus lugares de origen! Sin embargo, Colón vuelve a intentarlo en 1499 e Isabel le castiga entonces: le prohibe la trata de indios bajo pena de muerte y le destituye como virrey. ¡El nuevo continente no llevará el nombre del esclavista Colón!

Pero sobre el terreno son los colonos los que prosiguen la esclavitud de los indios. La Reina Isabel reitera la prohibición en 1501, legislando sobre los indios, convertidos en súbditos naturales de la corona de España. Para ello crea la encomienda en 1503, concebida como institución de protección de los indios: el encomendero es un español encargado de proteger a los encomendados, esos pueblos indios, que son propietarios exclusivos de sus tierras.

Pero, sobre el terreno, los colonos esclavistas transforman la encomienda imponiendo el repartimiento, que va a permitir servirse de la mano de obra en beneficio del amo para toda clase de trabajos. Abusos, violencias, represiones, se desarrollan una serie de crímenes odiosos y suscita un enorme movimiento de indignación y de voluntad de informar a la corona de España para que les ponga fin. Esta sublevación profunda de las conciencias se amplía en la primera mitad del siglo XVI, atraviesa las órdenes religiosas en el Nuevo Mundo, pasa a la acción con denuncias de lo que está allí naciendo, propone proyectos de respuestas y llega a la misma España. Los indignados activos cruzan el océano, van y vienen. Son cada vez más numerosos cuando se trata de informar directamente a la corona de España.

Este movimiento es lo que J. Dumont denomina «crisis de conciencia», que él quiere reducir a una dimensión estrictamente religiosa. A buen seguro, existe ésta, pero la pregunta nueva que se plantea ¡dista de limitarse a la de la conversión de estos pueblos indios! Se trata de la capacidad de la corona de España de controlar a esos aventureros de la conquista y de la colonización esclavista que son los colonos, que han introducido una violencia de tipo nuevo, la del advenimiento de una dominación que se revela un día tras otro de una inhumanidad muy específica y cuyo objetivo consiste precisamente en imponerla a la corona de España lo mismo que a la política de la Iglesia. ¡Bien que se trata de una lucha por el control de los poderes temporal y religioso, algo que J. Dumont se niega a ver!

J. Dumont presenta a Las Casas de manera en principio negativa, concentrando las calumnias contra él dirigidas, tanto en vida como después de su muerte, y hay en ello, a día de hoy, algunas montañas...Veamos más de cerca los procedimientos de J. Dumont.

Las Casas, en la denuncia de los crímenes cometidos por la conquista y la colonización y su defensa de los derechos de los pueblos indios, es a los ojos de J. Dumont un «revoltoso, inútil e impotente», un «enemigo de España», responsable de lo que presenta como «crisis de conciencia», pero también de la leyenda negra. Este «dominico extremista» añadiría «virulencia» a «la exageración» de sus propósitos. Poco le importa a J. Dumont que la expresión leyenda negra de España apareciera a finales del siglo XIX en un contexto histórico diferente, y formulada por intelectuales ilustrados, criticando una acumulación de prejuicios, que reducían la historia de España sólo a las corrientes obscurantistas.[3] Pero J. Dumont tiene una explicación para los excesos que atribuye a Las Casas y que opone a Sepúlveda:

«La persona, la carrera y el pensamiento de Sepúlveda parecen oponerse en todo a Las Casas. Es un cristiano viejo, realmente autóctono de España, mientras que Las Casas, como afirman cada vez más sus biógrafos y analistas, nace en una familia de judíos conversos. Esto produce en Sepúlveda una tranquila y firme afirmación nacional. En Las Casas produce, por el contrario, una inquietud permanente y una puesta en tela de juicio de la contribución española a América, vista como una de esas persecuciones contra los hombres distintos, a causa de su raza y de su religión, que los judíos son conscientes de haber sufrido y de seguir sufriendo» (cap. IV, p. 150).

La «raza judía»: esta invención de los antisemitas de finales del siglo XIX, ha llegado hasta J. Dumont, que no duda en extenderla al pasado: armado de esta «irrefutable» explicación, el lector debe comprender mejor cómo y por qué Las Casas es un «revoltoso» y, llegado a esta cumbre, ¡no hay nada más que añadir! Pues para J. Dumont no hay ni conocimiento ni ciencia históricos, solamente panegiristas y detractores … (véase, por ejemplo, p. 85 y ss., p. 138).

En el retrato de encargo que hace de Las Casas (p. 138-149), el punto central sigue siendo la «raza». Habríamos creído hasta ahora que Las Casas había criticado y rechazado la barbarie de la conquista y la destrucción de las Indias occidentales, pues bien, ¡no! J. Dumont afirma por el contrario que fue un colonizador e incluso un corrupto. ¿Pensábamos que Las Casas había sido un notable etnógrafo de la vida de los pueblos indios? Se trata de otro error y J. Dumont asegura que desconocía [4] las lenguas indias, ¡pero es inexacto! ¡Las Casas aprendió la lengua de los taínos de La Española y de Cuba, donde permaneció largo tiempo!

Todos estos aspectos de la vida de Las Casas han salido poco a poco a la luz a medida que se producían reediciones de sus obras, particularmente abundantes desde finales del siglo XVIII a la ocasión de la Revolución de Santo Domingo/Haití, seguida del ciclo de independencias de las colonias españolas de América, a lo largo del siglo XIX y desde entonces. Cuanto más veían la luz estas publicaciones, más se reducían las calumnias contra Las Casas, fundadas en la ignorancia de las fuentes, pero es verdad que J. Dumont no espera gran cosa del conocimiento de los hechos ni de la paciente crítica de las fuentes ni de las investigaciones y debates, tiene su talismán que le cuenta el lenguaje secreto del «racismo» y que le basta. Se deleita en ello de nuevo en su ataque final contra Las Casas, retomando la vieja calumnia sobre la introducción de cautivos africanos en el Nuevo Mundo:

«Pero no hay duda ninguna de que fue uno de los promotores de la introducción de esclavos negros en América, al menos hasta 1550. (…) En Las Casas hay también un desprecio básico por los negros, un racismo hacia ellos ingenuo pero explícito» (p. 141-42).

Se conocía ya ese primer motivo de calumnias, que insinúa que Las Casas habría sido el iniciador de la introducción de esclavos africanos en América, utilizado por Corneille De Pauw[5] en el siglo XVIII, pero Dumont lo completa con el «racismo», que él juzga natural y eterno ¡y que aqueja, pues, a cualquiera, incluido Las Casas!

Las investigaciones sobre Las Casas han sacado a la luz una «historia», la de la conquista y la colonización y la de su toma de conciencia progresiva de lo que allí estaba naciendo. Las Casas provenía de medios dominantes españoles, su padre fue gobernador de La Española y él mismo recibió, muy joven, una primera encomienda, y luego una segunda durante su estancia en Cuba. Es lo que los historiadores de Las Casas han llamado su «primera conversión», seguida de una segunda y de tomas de conciencia sucesivas en relación a hechos nuevos de la colonización, como la revisión de sus primera propuestas de respuesta, todo eso forma un proceso complejo, sin duda alguna, ¡pero accesible a un cerebro humano! J. Dumont no quiere tenerlo en cuenta. Es posible, en efecto, no decir más que una parte de las cosas, como: Las Casas ha recibido encomiendas, y concluir de ello que se trataba de un encomendero como otro cualquiera. Es exacto, pero sólo en parte, puesto que renunció y entregó sus encomiendas cuando tomó conciencia, entre 1512 y 1514, de los malos tratos infligidos a los indios, lo que le determinó a volver a la corte de España para informar de los crímenes que se cometían en su nombre. Entonces, ¿por qué J. Dumont recorta la historia de esta manera? Añade que Las Casas tenía una visión colonialista, y es verdad que en una época había creído posible una «buena colonización» y llegó incluso a convencer a la corona de España y recibió los medios para lanzar su expedición, en la costa de Paria, en 1520. Pero fue un desastre y los «buenos colonos» que había reclutado se volvieron en contra de su proyecto para sacar provecho de la trata de cautivos indios. Las Casas llevó a cabo entonces un largo retiro en el convento de los domínicos de La Española para reflexionar y tomó conciencia de que era ilusoria una «colonización buena» y que era la conquista y la colonización mismas lo que había que impedir, pues en esa época pensaba todavía que la cosa era reversible.

Si J. Dumont quiere contar la historia, ¡debe presentarla completa! Lo mismo vale para la calumnia de un Las Casas introductor de la trata negrera. A este respecto, la fuente de esta cuestión proviene del mismo Las Casas, que lo contó en detalle en su Historia de las Indias, cómo había imaginado aliviar temporalmente a los esclavos indios con ayuda de esclavos africanos. Pero iluminado por las realidades de la esclavitud, cuyo desarrollo relata desde sus comienzos en la isla de La Española, la condenó de modo general, ya se impusiera a los indios, a los africanos o a cualquier otro, pues, al librar su lucha, había adquirido una concepción universal del derecho de libertad propio de todos los individuos del género humano.[6]

Ahora bien, una conciencia así es producto igualmente de un proceso histórico. Y es precisamente esta conciencia crítica y su historia la que rechaza J. Dumont y toda una corriente de calumniadores de Las Casas. En cuanto al tema de un Las Casas iniciador de la introducción de la trata de africanos en el Nuevo Mundo, se revela inconsistente, puesto que ¡existía antes incluso de que llegara Las Casas!

El segundo motivo de un Las Casas que separa la condena de la esclavitud de los indios y la de los africanos es de otro orden. Cuando lo empleó De Pauw, arrojaba dudas sobre las capacidades intelectuales de Las Casas, acusándole de no haber entendido de inmediato la unidad del género humano. Ahora bien, De Pauw ignoraba la fuente de la Historia de las Indias, no publicada todavía en esa época, y mal proceso le incoaba a Las Casas, pues si él, De Pauw, podía emplear el arma de un derecho universal, ¡se lo debía también al esfuerzo de Las Casas, de Vitoria y de sus amigos!

Pero existe otra corriente de calumniadores: si Las Casas no es capaz de pensar la unidad del género humano y la igualdad de derechos, es que la cosa sería sencillamente imposible, y J. Dumont es de estos. Y aunque esto disguste a nuestro autor, la idea de unidad del género humano, cuyos miembros nacen y permanecen todos libres e iguales en derechos, se ha convertido hoy en la de todos los amigos de la humanidad, y ¡bien que corresponde a Las Casas y sus amigos haber tomado conciencia y arrojado luz sobre ello al librar esta batalla!

La interpretación que hace J. Dumont de las Leyes Nuevas de 1542 se apoya en una historia una vez más mutilada. En efecto, Las Casas volvió a España en 1540, con la intención de convencer a Carlos V de que tomara medidas generales para prohibir nuevas conquistas y suprimir la esclavitud de los indios. El rey, que había escogido a Las Casas como consejero, promulgó las Leyes Nuevas en 1542, con el consentimiento de las Cortes de Castilla, que intentaban «poner remedio a las crueldades que se cometían en las Indias». Con esta legislación, Las Casas había logrado uno de sus objetivos: persuadir a la corona de España sobre estas cuestiones de fondo. ¡Se apreciará que había conseguido la primera abolición de la esclavitud en la América colonizada! Pero su victoria se transformó inmediatamente en fracaso, claramente expresado por los colonos esclavistas, que maldijeron a Las Casas «de México a Perú»! Enviado a Chiapas como obispo para aplicar allí esas leyes, Las Casas se vio acosado por la revuelta de los colonos esclavistas, que escribieron al rey pidiéndole que enviara «religiosos que se ocuparan de la conversión de los indígenas y no de escribir novedades»[7]. Este nuevo motivo se dirigía también a la Iglesia para que comprendiera la necesidad de enviar religiosos formados para obedecer a la dominación de los colonos esclavistas en el Nuevo Mundo y será, en efecto, una verdadera lucha la que habrá de librar para conseguir ganar el caso.

Con el fracaso de las Leyes Nuevas experimentó un giro la historia del Nuevo Mundo. Carlos V, vencido por la rebelión de los colonos, no se atrevió a imponer las Leyes Nuevas y prefirió suprimirlas en 1545. La Iglesia se había manifestado en 1537, en la persona del Papa Paulo III, que siguió las críticas de Las Casas y sus amigos y publicó la bula Intersublimis deus, que sostenía que a los indios «no se les debe privar de su libertad ni del goce de sus bienes» y «no deben ser reducidos a la servidumbre»[8]. Pero Paulo III murió en 1549 y sus sucesores guardaron silencio: el derecho divino se negaba a tomar partido sobre las cuestiones de la conquista, la colonización, la esclavitud de los vencidos y otros crímenes contra los derechos de la humanidad.

J. Dumont ha hecho notar el giro histórico de la victoria del partido de los colonos esclavistas a su manera: ridiculiza las Leyes Nuevas de 1542, «ese desastre», ¡como si no se debieran más que a Las Casas solito! Reduce su contenido a la supresión de la encomienda, sin más explicaciones. Evoca después largamente el apogeo de esta misma encomienda en el Nuevo Mundo a partir de 1550, como una nueva inspiración finalmente desembarazada de ese cascarrabias de Las Casas, ¡y ahora defendida incluso por religiosos! Escribe: «Es un fénix que renace de sus cenizas, gloriosa resucitada. No hay sobre ella (la encomienda) la menor crisis de conciencia, especialmente entre los religiosos» (cap. III, p. 114). Pero J. Dumont no precisa en qué forma se realiza este «renacimiento» de la encomienda: ¿según la previsto al inicio por la reina Isabel o la que le dieron los colonos esclavistas en el curso de los años transcurridos?

Llegamos finalmente a la Controversia de Valladolid, pero el lector quedará decepcionado, pues, en la versión de J. Dumont, no se trata de un debate entre dos puntos de vista que difieren y se enfrentan, sino de un combate muy desigual, ¡pues ridiculiza a Las Casas y remacha sin descanso la gloria de Sepúlveda!

Sin embargo, la documentación es abundante y permite, a día de hoy, acceder al desarrollo de los argumentos de cada uno, así como a los resúmenes originales de las sesiones, pero J. Dumont no evoca la posición de fondo de Las Casas, que yo recuerdo así: conquista y colonización son crímenes contra los derechos personales y colectivos de los pueblos en cuestión y la corona de España tiene el deber de restituirles lo que se les confiscó y protegerles contra la prosecución de esos crímenes. Las Casas había intentado él mismo con algunos amigos una experiencia de ese tipo en Vera Paz[9]. Pero J. Dumont se niega a decir esas cosas ¡y se limita a calificar la posición de Las Casas «de extremismo»! ¡Queda un poco escaso! Emprende una apología de Sepúlveda por su justificación de la conquista, de la colonización y de la sumisión de los vencidos a la soberanía de la corona de España. Siendo bárbaras las costumbres de los indios– y Dumont insiste en la sodomía, el canibalismo, los sacrificios humanos - la corona de España está facultada para «civilizarlos» convirtiéndolos. Dumont presenta a Sepúlveda como un «moderado», he aquí un ejemplo:

«Por lo demás, Sepúlveda se mostró relativamente moderado por lo que respecta a los indios. Evitó tratarlos de simples «animales» (…) prefirió el calificativo de «bárbaros», más abierto al perfeccionamiento» (p. 205).

«Bárbaros» en el sentido aristotélico del término, lo que implica una inferioridad que justifica que sean «esclavos por naturaleza». En ese caso, «moderado» significa para J. Dumont que Sepúlveda no propone ni violencia ciega ni esclavitud generalizada ni exterminio, sino más bien poner a estos pueblos bajo una tutela «que daría progresivamente más libertad a los indios, a medida que se fueran civilizando y cristianizando » (p. 208). La moderación consistiría aquí en la adquisición de «libertad por la dominación»: ¡tenemos aquí sin duda una idea en forma de oxímoron al gusto del relativismo actual!

¡No hacía falta esperar a J. Dumont para saber que Sepúlveda había justificado conquistas, colonización, sumisión y sometimiento de los vencidos! Pero el autor quiere hacerlo inspirador de la política imperial de la corona de España y no duda en aproximarlo a la política de protección de la libertad y derechos de las sociedades indias, proclamada por la reina Isabel, ¡lo que lleva a muchas confusiones! Empezando por ésta: ¿adopta Sepúlveda la defensa de la corona de España y de su política de protección de los indios? ¿O bien adopta la defensa de los intereses de los colonos esclavistas, que niegan precisamente las limitaciones a su poder que les imponen las leyes de la Corona? Esos colonos se quejaban también ante las autoridades eclesiásticas de la independencia de espíritu de algunos religiosos y reclamaban un clero más sumiso a sus propios intereses.

Las Casas había visto muy bien estas líneas de fuerza: en 1554, por ejemplo, Felipe II tenía grandes necesidades financieras para hacer la guerra y el partido de los colonos esclavistas de México le propuso, oportunamente, una gran suma de dinero a cambio de la legalización de la encomienda. Felipe no se atrevió a aceptar. Los colonos, esta vez peruanos, insistieron. Las Casas y sus amigos quisieron entonces impedir la corrupción de la corona por parte del partido colonial y organizaron una colecta de fondos que se proponían entregar al rey si suprimía la encomienda! Felipe II, humillado, no se atrevió a tomar una decisión, una vez más, y no se atreverá en vida. Se podrá añadir al activo de Las Casas haber iniciado la historia de evitar los intentos de corrupción de la corona de España por parte del partido colonial…

¿Por qué no quiere ver J. Dumont estos envites? Esa negativa le lleva a acercar a Sepúlveda a Las Casas, lo que no resulta muy sostenible, y revela confusión sobre la cuestión de los derechos humanos. Que Las Casas y Vitoria hayan sido los inventores de los derechos universales de la humanidad contra las políticas de conquistas y de expolio de los pueblos, gracias a la experiencia del «descubrimiento de América – destrucción de las Indias», [10] lo reconocen hasta los adversarios más feroces de la idea de derechos del hombre, pero intentar, en el cambio del siglo XX, presentar a un teórico del imperialismo como Juan Ginés de Sepúlveda, como defensor de los derechos humanos, eso sí que denota fantasía.

Si esta fantasía y la tesis racista constituyen la aportación de J. Dumont a las montañas de calumnias ya existentes contra Las Casas, en lo que toca al resto se instala en las cimas que se deben a Ramón Menéndez Pidal, empezando por un Las Casas presentado como caso patológico, lo cual atañe a la psicopatología y no a la Historia, y herético. Ahora bien, pese a las tentativas de Sepúlveda, durante la Controversia, de lograr un proceso inquisitorial contra él, hay que reconocer que la Iglesia misma no lo emprendió jamás» Y Marcel Bataillon, siguiendo a numerosos historiadores, hace notar que ninguna fuente presenta a Las Casas como un loco.

Es innegable que J. Dumont se inspira principalmente en Menéndez Pidal[11] y retoma su justificación central de la encomienda, pero también la insinuación de una divergencia entre Las Casas y Vitoria acerca de un eventual abandono del Nuevo Mundo por parte de Carlos V. Pero ¡no se encuentra ningún rastro de esta divergencia en Vitoria ni en Las Casas! Por contra, es necesario recordar a este respecto que numerosos historiadores respondieron al libro de Menéndez Pidal[12] y, en particular, Marcel Bataillon. Este último ha encontrado las fuentes y el autor, conocido hasta entonces como Anónimo de Yucay, que dejó un memorial, publicado en 1848, a cuyas tesis antilascasianas recurrió en buena medida Menéndez Pidal.

M. Bataillon ha sacado a la luz los siguientes elementos: en 1571, tras la muerte de Las Casas, Francisco de Toledo, virrey del Perú, guardó la memoria de su confesor, Ruíz del Portillo, que compartía su propio punto de vista sobre «la tiranía de los incas», con el propósito de refutar a Las Casas, que había adoptado la defensa de las culturas de los indios. Este texto dio lugar en los años 30 a nuevos estudios sobre la supuesta divergencia entre Las Casas, Vitoria y Carlos V, partiendo de la memoria de Ruíz del Portillo[13].

Las autojustificaciones del partido colonial comenzaron en el siglo XVI y han nutrido corrientes que han hinchado, deformado y añadido motivos con el fin de construir un Las Casas que ya no es denunciante infatigable de los crímenes cometidos por «la destrucción de las Indias», sino que se transforma ahora en ¡«enemigo de España»! Sin embargo, la historia de España no podría reducirse a ésta, unilateral, del partido colonial esclavista…

Notas:

[1] La película de Roland Joffé evoca los últimos años de la historia de las «Reducciones » fundadas por los jesuitas a partir de 1610 con los indios guaraníes en el Paraguay, y su destrucción total promovida por iniciativa de colonos portugueses y españoles que recibieron apoyo de sus gobiernos respectivos al término de una guerra que duró de 1758 a 1768.

[2] La trata de indios del Nuevo Mundo costaba más barata que la trata negrera, pues había que contar con los intermediarios de los reinos africanos, que controlaron las condiciones del mercado hasta principios del siglo XIX, mientras que en el Nuevo Mundo los conquistadores podían ser organizadores directos de esta nueva trata.

http://www.sinpermiso.info/textos/jean-dumont-el-amanecer-de-los-derechos-del-hombre-la-controversia-de-valladolid

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Feminismo & Neoliberalismo sexual. La desigualdad sexual que normaliza la pornografía: no todo tiene justificación.

TribunaFeminista

La autora reclama que hay que reaccionar socialmente, también a la izquierda, ante una forma de entender la sexualidad y la erótica desde un pensamiento neoliberal del hecho sexual, fomentando la normalización de una pornografía mantenedora de la desigualdad y violencia de género.

En lo que llevamos de mes han sido publicadas diversas noticias y artículos informando de las grabaciones de porno extremo que se han realizado estos días en Barcelona. Feministas ya se han posicionado en contra de la permisividad de estas grabaciones en el espacio público, como el Partido Feminista de España enviando una carta al Ayuntamiento de dicha ciudad, o como Purificación Causapié, Portavoz Socialista del Ayuntamiento de Madrid, dirigiéndose al gobierno municipal para que actúe contra otras grabaciones de porno que también han tenido lugar en la capital. La primera de estas instituciones ha declarado querer poner coto a estas situaciones, ha llamado a la participación ciudadana para denunciarlas y ha expresado su preocupación por “proteger a personas externas ajenas al rodaje, y en especial a los menores de edad”. Al mismo tiempo, ha manifestado su opinión acerca de que “el sexo que se practica en el porno, como cualquier otro marco en el que se practique sexo entre adultos, es legítimo siempre que todas las partes estén de acuerdo y lo hayan negociado previamente al contenido de las escenas”.

Esta afirmación, compartida por gran parte de la sociedad e incluso por personas que se autodenominan “progresistas” y “feministas”, me inquieta: se trata de la concepción neoliberal de la sexualidad por la que se entiende que mientras haya consentimiento todo vale, como si viviésemos en una sociedad de libres e iguales en la que no existen unas estructuras normativas que nos coaccionan; como si las elecciones y los consentimientos del dominador y de la dominada no estuviesen condicionadas -y señalo los géneros porque, qué curioso, en lo relacionado con violencia y sexo, dos acciones que se han unificado y que configuran la pornografía mainstream, el guión al que se ajustan unos y otras es bien distinto-.

No estoy haciendo apología de que se impongan prohibiciones en las relaciones sexuales que cada cual decida tener con quien desee, estoy defendiendo una postura crítica feminista ante la pornografía, que en una sociedad formalmente igualitaria como la nuestra, tan comprometida con la igualdad entre los hombres y las mujeres y en la que se desarrollan políticas activas de igualdad, no debería ni cuestionarse. Lo que sucede es que esta sociedad formalmente igualitaria es solo eso -que no es poco pero no debe dejarnos completamente satisfechas-, igualitaria en su forma, no en su contenido.

Alicia Puleo diferencia entre sociedades patriarcales de consentimiento y de coerción, España es una de las primeras: la igualdad sexual es un principio constitucional, de modo que para cumplir fielmente con los estereotipos de género no se aplican normas legales que nos obligan a ello, actúa nuestra “libertad” para ajustarnos -casualmente- al lugar que históricamente la sociedad patriarcal nos ha asignado. ¿Cómo puede suceder esto en sociedades “desarrolladas”, tan convencidas de que no es deseable que no existan relaciones igualitarias entre mujeres y hombres?

Lo que sucede es que esta sociedad formalmente igualitaria es solo eso -que no es poco pero no debe dejarnos completamente satisfechas-, igualitaria en su forma, no en su contenido

El pasado 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, se celebró multitud de actos condenando las violencias machistas gracias al trabajo del feminismo por darles cada vez más visibilidad para que se asuman como un problema social y estructural, no como problemas individuales o casuales. Me pregunto cómo podemos pretender que esas violencias se erradiquen si no vamos precisamente a la raíz de los problemas: que somos sociedades formalmente igualitarias en las que el patriarcado se solapa con el mundo de la creación y de lo simbólico, ofreciendo modelos de construcción del cuerpo, de las relaciones amorosas y de la sexualidad en los que se inscribe la desigualdad sexual -siendo este frente solo uno de todos los que el patriarcado tiene abiertos-.

Es precisa una reacción feminista y en bloque contra la violencia sexual hacia las mujeres que es la pornografía y que se ha convertido en el modelo hegemónico de sexualidad. No tiene ningún sentido encajonar las diferentes discriminaciones y violencias que experimentamos las mujeres, la mitad de la población, por parte de la otra mitad, como si no estuviesen conectadas y no partiesen de la misma raíz: el patriarcado, el machismo.

Es precisa una reacción feminista y en bloque contra la violencia sexual hacia las mujeres que es la pornografía y que se ha convertido en el modelo hegemónico de sexualidad.

No posicionarse en contra de la industria pornográfica que está generando modelos femeninos y masculinos en los que se dan unas relaciones desigualitarias, de dominación y de humillación en las que mujeres y hombres tienen su lugar establecido y que contribuyen a alimentar en el imaginario simbólico que las mujeres somos cuerpos a los que es legítimo oprimir, entiendo que es estar a favor de todo ello. No oponerse a un negocio en el que sobre los cuerpos de las mujeres se practican estas violencias es haber caído en la concepción neoliberal del “todo vale si hay dinero y consentimiento”, qué casualidad que “todo vale” si tiene que ver con los cuerpos de las mujeres (pornografía, prostitución, úteros de alquiler).

Por mucha ficción que se diga que es, estamos viendo a personas de carne y hueso sobre las que se ejecutan estas violencias, las cuales además forman parte de toda una violencia simbólica contra las mujeres con la que se nos dificulta la lucha cognitiva para alcanzar nuestra autoconciencia como mujeres en un mundo patriarcal, nuestra autonomía como parte oprimida de este sistema social. No, todo no vale, no se pueden vulnerar los Derechos Humanos de las mujeres para hacer dinero ni para ninguna otra cosa, no nos debería valer que nos estén vendiendo un sexo en el que no se busca tanto el placer erótico como el placer de humillar a las mujeres.

Me pregunto cuál sería la reacción de la gente de a pie y de las instituciones si apareciese una industria audiovisual que hiciese un negocio espectacular recreando situaciones vejatorias hacia personas negras por el hecho de ser negras, judías por el hecho de ser judías, musulmanas por el hecho de ser musulmanas; por la razón de que las personas que ejercen esas violencias disfrutan con ellas porque son racistas, antisemitas, xenófobos, islamófobos; y porque además, las personas agredidas lo están consintiendo porque, por el motivo que sea, les satisface una barbaridad ser degradadas por esos motivos.

Hay consentimiento y se supone que disfrute por ambas partes, ¿quiénes somos las demás para oponernos a ello? Y, sobre todo, ¿quiénes somos para recriminar a otras que disfruten viendo violencia sobre personas negras, judías o musulmanas a las que les gusta ser humilladas por ello? ¿Por qué nos debería parecer mal que esos vídeos se descargasen, que se pagase por ellos y que nuestras amistades y familiares formasen parte de la rueda que hace crecer a ese boyante negocio, tan lleno de disfrute y consentimiento?

¿Por qué la izquierda lo tiene tan claro cuando hablamos de defender a la clase trabajadora, de combatir el racismo y la xenofobia, de defender a todos los grupos oprimidos y no cuando se trata de los derechos de la mitad de la raza humana?

¿Por qué la izquierda lo tiene tan claro cuando hablamos de defender a la clase trabajadora, de combatir el racismo y la xenofobia, de defender a todos los grupos oprimidos y no cuando se trata de los derechos de la mitad de la raza humana? ¿Por qué nuestros compañeros y compañeras de partido -porque en la trampa patriarcal de la normalización de estos modelos caen tanto hombres como mujeres- saltan de sus sillas con cada apología de las barbaridades anteriores y permanecen impasibles ante la cosificación y humillación que se hace de esta manera de nuestros cuerpos?.

Tal y como Ana de Miguel reflexiona en su libro Neoliberalismo sexual: el mito de la libre elección, las sociedades democráticas no podemos seguir obviando la complicidad con la que consentimos que la desigualdad sexual siga presente en nuestro proyecto de ciudadanía a través de este tipo de construcciones simbólicas. Y para ello es preciso que seamos críticas, que conozcamos de dónde venimos y cuál es nuestra historia como mujeres para así poder entender lo que el patriarcado hace con nosotras hoy en día.

Fuente:
http://tribunafeminista.org/2016/11/la-desigualdad-sexual-que-normaliza-la-pornografia-no-todo-tiene-justificacion/

domingo, 10 de julio de 2016

La mentira. Aznar es el único que hasta el momento no ha pedido perdón a su país por llevarlo a una guerra injusta e injustificada.

Siempre recordaré el aplauso de los diputados de las bancadas del Partido Popular en el Congreso tras la aprobación de la decisión del Gobierno de Aznar de ir a la guerra de Irak, que apoyaron sin una sola excepción, contra la opinión de millones de españoles, que nos habíamos manifestado en contra. Nunca había visto a nadie tan contento de ir a una guerra; mejor dicho: tan contento de que fueran otros, pues ni los diputados ni los ministros ni el presidente del Gobierno iban a ir. Para eso están los profesionales.

El informe Chilcot, elaborado por un comité independiente de Reino Unido a petición del Gobierno de ese país, acaba de poner negro sobre blanco las cosas que ya se sabían o se sospechaban de aquella guerra: que la decisión de invadir Irak estaba tomada antes de su justificación, que ésta se hizo sobre una gran mentira: la posesión por Sadam Hussein de armas químicas y biológicas prohibidas (nunca he entendido por qué están prohibidas unas armas y otras no, será que soy un poco panoli), y que, en el triunvirato que se formó al frente de los belicistas, Aznar jugó el papel de becario, ni siquiera de George Bush, el jefe de la coalición, sino del británico Toni Blair, ante la retirada del resto de los países europeos, con Alemania y Francia a la cabeza. “No se puede pedir ayuda a un amigo y luego, cuando él te la pide a ti, negársela”, se justificaría tiempo después en el más puro estilo Benzema el héroe de Perejil, el único que hasta el momento no ha pedido perdón a su país por llevarlo a una guerra injusta e injustificada, como si en el cumplimiento de su deber de amistad pudiera disponer de la voluntad y las vidas de sus compatriotas.

Siete años les ha costado a los miembros del comité encabezado por John Chilcot, un alto funcionario británico de gran prestigio, y la consulta de miles de documentos, así como entrevistar a un centenar y medio de testigos, llegar a unas conclusiones que, pese a no suponer ninguna novedad, no dejan de estremecer de rabia y de consternación. Que tres hombres por su santa voluntad provocaran lo que han provocado: miles de muertos y heridos y la ruptura del frágil equilibrio en que vivía una región del mundo que ahora se desangra en guerras y actos de terrorismo que nos están afectando a todos (a España especialmente el 11-M) deberían provocar más que una crítica formal y abstracta. En el mundo han sido juzgados por crímenes de guerra o contra la humanidad muchos dirigentes con menos delito que el trío de las Azores.

http://elpais.com/elpais/2016/07/08/opinion/1467979566_242541.html

viernes, 15 de abril de 2016

El Consejo de Europa critica que España deje la búsqueda de las víctimas del franquismo en manos de los familiares

El comisario de Derechos Humanos advierte de la dificultad de acceder a los archivos militares
Agencias

El Comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa ha reprochado a España que deje los procesos de búsqueda, exhumación e identificación de los desaparecidos durante la Guerra Civil y la dictadura franquista en manos de las propias familias, quienes se enfrentan a “obstáculos” como el hecho de que sea “prácticamente imposible” acceder a los archivos, especialmente los militares.

En un informe el comisario Nils Muižnieks lamenta que el alcance de la Ley de Memoria Histórica siga siendo “limitado” y su aplicación deficiente, debido a la “falta de presupuesto” que se destina para cumplir los objetivos de reparar a las víctimas y sus familiares, así como a luchar contra la exaltación de la represión, en particular, a través de la retirada de símbolos y monumentos franquistas.

“En cuando a la investigación y la sanción de los responsables, muy poco se ha hecho, debido, entre otros factores, a la aplicación de la Ley de Amnistía de 1977“, prosigue el documento, que pone de relieve la ausencia de una “cifra oficial” sobre el número de desaparecidos y víctimas de la desaparición forzada a falta de una “base de datos centralizada”.

Por ello, el comisario de Derechos Humanos se remite a la investigación que llevó a cabo el exjuez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón y que calculó que fueron 114.226 personas entre el 17 de julio 1936 y diciembre 1951, una cifra que “no pudo ser confirmada de forma fiable porque se bloqueó la investigación”.

Apunta que cerca de 30.960 hijos de detenidos republicanos fueron “presuntamente” entregados a familias que apoyaban al régimen y otros fueron enviados a centros del Auxilio Social. “Muchos de estos niños fueron adoptados sin el conocimiento o consentimiento de sus familias biológicas que, hasta la fecha, no saben de su suerte y paradero”, añade.

“LEY DE MEMORIA HISTÓRICA SIGUE EL MODELO DE FRANCO”
El jurista Miguel Ángel Rodríguez Arias, que denunció por primera vez ante la ONU la pasividad de España en la búsqueda de los desaparecidos, ha subrayado que Naciones Unidas, el tribunal de Estrasburgo o la Corte Interamericana de Derechos Humanos han coincidido en que el “Estado en ningún caso puede cargar sobre los hombros de los familiares la iniciativa de buscar a los afectados”.

Rodríguez Arias, autor del libro ‘El caso de los niños perdidos del franquismo. Crimen contra la humanidad’, ha denunciado además que la Ley de Memoria Histórica de 2007 “siguió el modelo de la orden de Franco del 1 de mayo de 1940, que establecía que los familiares debían pedir permiso al gobernador civil para ser ellos quienes buscaran a los ejecutados a cambio de desgravarse fiscalmente”.

“El Gobierno de Zapatero estableció que las familias pidieran permiso administrativo, emprendieran las búsquedas y a cambio se daban subvenciones, en lugar de seguir el modelo internacional de que el Estado busque a los desaparecidos”, ha proseguido el jurista, para entender que su norma vulnera los artículos 2 y 13 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos.

sábado, 2 de abril de 2016

ADOLFO PEREZ ESQUIVEL | PREMIO NOBEL DE LA PAZ. “No se puede bastardear ni manipular los derechos humanos”. "Ahora que tiene el premio Nobel, que intente ser coherente y trabaje por la paz", dice sobre Obama.

Al momento de anunciarse la visita de Barack Obama a la Argentina, todos los ojos apuntaron a uno de sus colegas: Adolfo Pérez Esquivel (Buenos Aires, 1931) también recibió un Premio Nobel a la Paz. El activista argentino comprometido con la no violencia y la teología de la liberación fue reconocido en 1980, en plena dictadura, por su compromiso con la defensa de la Democracia y los Derechos Humanos frente a los regímenes militares en América Latina.

Pérez Esquivel recogió el guante y le envió una carta al presidente de los Estados Unidos, para que reconsiderara la fecha de su visita a la Argentina, que coincide con el 40º aniversario del golpe de Estado que instauró la dictadura. “Es importante que sepas que los días 24 de marzo ningún presidente ni personalidad puede representar al pueblo argentino, que en toda su diversidad siempre se representa a sí mismo a través de sus consignas y su movilización pacífica en todas las calles y plazas del país” y “no puedes desconocer que tu país tiene muchas deudas pendientes con el nuestro y con muchos otros”, son algunas de las frases de la contundente texto que se publicó en diversos medios del país. Pérez Esquivel creía que había logrado con su carta que Obama no estuviera en Buenos Aires el 24, pero finalmente sí estará. El presidente de Estados Unidos, que ha llegado este miércoles a Argentina tras su histórico viaje a Cuba, rendirá homenaje este jueves por la mañana a las víctimas, aunque no visitará la ESMA, el lugar más simbólico, porque los grupos de derechos humanos rechazaban que lo hiciera.

Pregunta: ¿Cuál fue el objetivo de la carta a Obama?
Respuesta: El objetivo era advertirle que no venga el 24 a Buenos Aires por los antecedentes del gobierno de Estados Unidos con América Latina, porque ese país tiene participación en nuestros golpes de Estado. La decisión de ir a Bariloche [el 24 a mediodía] es una respuesta muy clara a la carta. Obama fue prudente de no interferir en un momento de la memoria y evitar disturbios que podrían dañar su visita porque el pueblo no ve conveniente que vaya a la ESMA (el espacio de la memoria creado en la vieja escuela de la Armada). Sería bueno para su visita el reconocimiento público del intervencionismo de Estados Unidos. Hay muchísima información, como las bases militares norteamericanas en muchos países de Latinoamérica.

P. ¿Qué cree que sucederá con el Gobierno de Macri y el proceso de Memoria que inició Argentina?
R. Macri no puede desconocer lo que es la voluntad del pueblo porque tendría dificultades. Me preocupa la gobernabilidad de Argentina porque hay cosas que no vemos bien, por ejemplo, bajar las retenciones a las empresas mineras y a los productores del campo porque eso no coincide con pedir crédito para el pago a los buitres. Hay otros caminos para resolver los problemas económicos del país.

P. ¿Considera que mejorado el diálogo en Argentina?
R. No. Aunque es lógico que de todas maneras vamos a tener que abrir una instancia de diálogo. Lo hemos hecho en la provincia y ahora tendremos que repetirlo en la nación. Me irrita que Macri solo refiere a los derechos humanos cuando habla de Venezuela pero no dice nada de lo que ocurre aquí. No se puede bastardear ni manipular los derechos humanos.

P. ¿Usted nota algún cambio en la política en este asunto del nuevo gobierno?
R. Tuvimos una reunión con el secretario de DDHH, Claudio Avruj. Ellos dicen que van a seguir acompañando la cuestión de los juicios. Les pedimos que el banco genético [para identificar a hijos de desaparecidos] no quede reducido a la época de la dictadura, sino que se abra a todos aquellos que lo necesitan, también que se preserven los espacios de memoria.

P. ¿Cómo analiza al protocolo de seguridad que permite reprimir las manifestaciones?
R. El protocolo de seguridad hay que revisarlo. No pueden reprimir con balas de goma a menores de edad como fue el caso de la murga [en la villa 1-11-14]. No puede ser que en lugar de buscar una solución a través del diálogo sean actitudes represivas porque este es un retroceso que además viola el derecho del pueblo a manifestarse.

P. Y las declaraciones del ministro de Cultura de Buenos Aires, Darío Lopérfido, poniendo en duda que hubiera 30.000 desaparecidos?
R. Los 30.000 desaparecidos son un número estimativo. Lopérfido quiere hacer de esto una cuestión de cantidad y no habla de un hecho gravísimo. Si hubiese un solo desaparecido tendríamos que haber trabajado igual y él no puede desmerecer eso. Tal vez nos quedamos cortos, porque entre los muertos, los desaparecidos y la gente en el exilio hay mucho daño hecho a un pueblo. Lo que dice Lopérfido se descalifica en sí mismo.

P. ¿Como ve estos 40 años en la lucha por los derechos humanos en Argentina?
R. Fue difícil y es difícil hasta el día de hoy, porque muchos tratan de apropiarse de los derechos humanos con intereses políticos. Si bien el kirchnerismo habló mucho del tema en épocas de la dictadura, nunca hablo de los derechos humanos de hoy. La pobreza, la megaminería, los agrotóxicos. De eso no se habló absolutamente nada y se provocaron situaciones muy conflictivas con los pueblos originarios. Los gobiernos privilegian al capital financiero sobre la vida de los pueblos y es ahí donde nosotros tenemos que denunciar. Se habla únicamente de lo que pasó con las personas, pero hay complicidad de grandes empresas con el golpe y de algunos sectores de la Iglesia Católica. Los militares por sí solos no dan un golpe de Estado. Esto es lo que se está tratando de abrir porque la única forma es preservar la memoria colectiva del pueblo.

P. ¿Existe un abuso del poder policial en Argentina?
R. Sí. Y trabajamos para cambiar esto. Es necesario reformular la formación de la policía judicial y supervisar el rol de la policía. No puede ser que el país tenga 6.835 casos de tortura entre 2014 y 2015 en 50 institutos penitenciarios. La policía sigue con los mismos mecanismos de la dictadura y de fuerzas de prevención se transformaron en fuerzas de represión. Todo lo quieren resolver por medio de la tortura y eso es nefasto.

P. ¿Cómo se tradujeron en la modernidad los golpes de estado en América Latina?
R. Ahora se utilizan los golpes blandos, a través de los poderes económicos y a través del poder judicial. Esto lo hicieron contra Fernando Lugo en Paraguay, en Honduras contra Manuel Zelaya y en Brasil, ahora, están contra Dilma y Lula. Los desprestigian para que la gente no les crea y no los voten. Es la política que se utiliza al día de hoy. Cuando logran consenso, derrocan a los gobiernos sin necesidad de las Fuerzas Armadas.

P. Obama y usted tienen un Premio Nobel, ¿Se siente parecido al presidente de Estados Unidos?
R. Yo le dije a Obama que me extrañó que le hayan dado el premio Nobel pero que ahora que lo tiene intente ser coherente y trabaje por la paz.

http://internacional.elpais.com/internacional/2016/03/22/argentina/1458682757_119259.html

lunes, 28 de marzo de 2016

EL MÓN EN QUÈ VIVIM. PRESONS, DRETS HUMANS I MITJANS DE COMUNICACIÓ

Josep Fontana
Historiador

Confesso que l’altre dia vaig sentir vergonya davant l’espectacle que se’ns donava a la televisió d’un periodista nord-americà demanant al president de Cuba pels presos polítics a l’illa. Perquè és veritat que a l’illa hi ha presos polítics, entre els quals n’hi ha que estan sotmesos a condicions que vulneren els drets humans més elementals, com són els que els Estats Units retenen a la seva base de Guantánamo.

El dia mateix de prendre possessió de la presidència dels Estats Units, pel gener de 2009, Obama es va comprometre a tornar la política nord-americana al terreny de la moral, amb compromisos concrets com el tancament de Guantánamo abans que passes un any. Però n’han passat més de set sense que ho faci i és segur que la lliurarà intacta al seu successor. La qual cosa no li ha impedit anar a Cuba a donar lliçons de democràcia, i callar quan el periodista demanava informacions sobre presos polítics.

Tot va començar el 2001, quan el govern de G.W. Bush va decidir aplicar un règim especial als terroristes i als sospitosos de terrorisme, que admetia l’ús de la tortura en els interrogatoris, el judici davant de tribunals militars i la retenció indefinida dels detinguts.

Com que això no es podia fer en el territori dels Estats Units, perquè era contrari a la constitució, es va decidir fer-ho en presons fora del territori nord-americà, com a les bases de Bagram, Guantánamo o Diego García, o en presons secretes (”black sites”) facilitades a la CIA per països com Tailàndia, Polònia, Romania o Lituània (en aquests dos darrers casos sembla que a canvi d’accelerar el seu accés a l’OTAN).

Doncs bé, pel gener d’aquest any de 2016 hi havia a Guantánamo 93 presos, entre ells alguns “d’alt valor”, com el palestinià Abu Zubayda, capturat a Pakistan en 2002, que, segons l’Open Society Foundation (una fundació creada per Soros) ha estat sotmès al menys 83 vegades a tortura per ofegament (“waterboarding”) i portat d’una presó secreta a l’altra, perdent un ull en aquest transcurs, fins que el 2006 va anar a parar a Guantánamo, on segueix encara.

L’aspecte més vergonyós d’aquesta situació és el cas dels presos que estan en “detenció indefinida” –uns trentena en l’actualitat– perquè no hi ha evidència suficient per processar-los, ni davant d’un tribunal militar; però se’ls considera massa perillosos per deixar-los en llibertat.

No vaig sentir vergonya per Obama, que va callar, essent com era el responsable de la presència d’aquests presos polítics a l’illa de Cuba, perquè en la seva gestió hi ha coses molt pitjors, com la generalització del sistema d’execucions sense judici previ amb l’ús de drones. Ni pel periodista, perquè ja sabem que les coses són diferents quan els interessos dels Estats Units estan involucrats. Ho ha demostrat Marc Thiesen, un catòlic practicant que va ser redactor de discursos de Bush, que assegurava fa uns anys que torturar sospitosos de terrorisme per ofegament “no solament era útil i desitjable, sinó que estava permès pels ensenyaments de l’Església Catòlica”. I que ara ha dit al Washington Post que el viatge d’Obama és inoportú perquè perllongarà la dictadura i empitjorarà la situació dels drets humans a Cuba, “marginant l’oposició democràtica i comprometent la seguretat nacional dels Estats Units”.

No és per això que he sentit vergonya, sinó per la manca de criteri dels nostres mitjans de comunicació, que es limiten a reproduir notícies d’agència sense fer ús del sentit crític, i fan ben difícil entendre el que passa al món als que depenen per a la seva informació dels que llegeixen als nostre diaris o del que veuen a la nostra televisió. En aquest terreny concret ens fan falta periodistes de veritat, capaços d’opinar i d’orientar el lector.

http://lamentable.org/presons-drets-humans-i-medis-de-comunicacio/#more-29883

CÁRCELES, DERECHOS HUMANOS Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN, en castellano.

jueves, 17 de diciembre de 2015

La ONU reprende a España por el “trato inhumano” a las víctimas del franquismo.

Fabián Salvioli, presidente del Comité de Derechos Humanos, pide además que el Estado no se ampare en la amnistía


El presidente del Comité de los Derechos Humanos de la ONU, Fabián Omar Salvioli, pidió ayer a España que dé “una respuesta inmediata” en materia de Memoria Histórica al considerar que se somete a las víctimas del franquismo a “un trato inhumano y degradante continuo” y no se ampare en la Ley de Amnistía.

Salvioli impartió en Bilbao una conferencia con el título “El Comité de derechos humanos: Control de la aplicación del Pacto Internacional de derechos civiles y políticos. Especial referencia a las reclamaciones contra España”, organizada por el Ararteko y el Colegio de Abogados de Bizkaia. En su intervención recordó que España fue examinada en julio de este año. Según explicó, el Estado argumentó que, “al no haber una Ley que establezca que hay que aplicar las decisiones de los órganos internacionales, no se pueden aplicar”. “Es un gran error decir eso porque viene la pregunta inmediata. ¿Y, si usted es el Gobierno, por qué no propone la Ley?”, se preguntó.

Fabián Omar Salvioli destacó que el comité señaló a España “cuestiones relativas a la preocupación por el tema de la Memoria Histórica” porque “no puede ser que no se avance en ese sentido”. “No puede ser que no se avance en procesos de memoria, de verdad, de justicia y de reparación a las víctimas de violaciones de derechos humanos cometidas durante la dictadura de Franco”, añadió. Salvioli también destacó que se observó en el Estado español “una falta de investigación debida” de las denuncias de torturas y malos tratos, además de la carencia de “una normativa adecuada para hacer frente a estos hechos”. También consideró que se ha condenado en España “muy poco” por estos hechos, “y de lo poco que se ha condenado, se ha indultado”, lo que “marca una preocupación fuerte en relación a la impunidad y a un clima que favorece la comisión de hechos parecidos en el futuro”. “Viola el derecho y el deber de garantía de no repetición que tiene el Estado”, puntualizó.

Además, recordó que la responsabilidad de proteger derechos humanos no es solo del poder ejecutivo”. “Es de todos los órganos del Estado. El poder legislativo puede, por acción o por omisión, generarle responsabilidad al Estado y el Poder Judicial igualmente”, apuntó. - E. P. Sábado, 12 de Diciembre de 2015. Deia.

sábado, 29 de agosto de 2015

El hambre y la pobreza se instrumentalizan para usarse como un arma de fuego


Un estado emocional transitorio de satisfacción plena que percibe el ser humano al alcanzar exitosamente una meta deseada, sea ésta una experiencia física y/o mental percibida como agradable. La felicidad es un estado emocional primario –como también lo es la sorpresa, el asco, el miedo, la ira y la tristeza–, cuyo patrón de conducta, tales como respuestas motrices, endocrinas y autonómicas son reconocibles independientemente de diferencias culturales, raciales o sociales en los seres humanos. Si la “felicidad” dependiera única y exclusivamente de las condiciones materiales, de las facultades cognitivas y de la salud física y mental del individuo, de acuerdo al juicio de Tales de Mileto, deberíamos concluir que la “felicidad” le es ajena a la mayor parte de los seres humanos.

A “los tristes más tristes del mundo, mis compatriotas, mis hermanos…” Roque Dalton

Cuenta Diógenes Laercio que Tales de Mileto, considerado uno de los siete sabios en la antigua Grecia, ante la pregunta de uno de sus discípulos acerca de quién es feliz, respondió lo siguiente: “El sano de cuerpo, abundante en riqueza y dotado de entendimiento”. Mientras que para John Lennon y Paul McCartney en los años sesenta del siglo pasado, la felicidad era un arma caliente –“Happiness is a warm gun”–, tan caliente como el cañón del revólver que utilizó Marc David Chapman para asesinar a John aquella gélida noche de diciembre de 1980, y para muchas personas en el mundo actual, globalizado y neoliberal, la felicidad consiste en poseer “cosas” materiales, sobre todo dinero.

La Grecia de Tales estaba dividida en tres clases sociales: Los ciudadanos, los metecos y los esclavos. Los primeros eran los únicos que podían poseer tierras y dedicarse a la política. En esta clase social militó, sin duda alguna, Tales el Sabio. Los metecos, es decir los extranjeros residentes, podían meter sus narices libremente solo en la banca, en los asuntos sociales, comerciales y administrativos de la polis (ciudad). Y, por último, en el escalafón más bajo, estaban los esclavos, los parias de la época, los que sudaban la gota gorda, para que los ciudadanos y los metecos pudieran dedicarse a las actividades políticas, sociales, artísticas y académicas.

Tales de Mileto se dedicó –según dicen– a observar el cielo y la tierra. Hermipo, el poeta ateniense, cuenta que una vieja en una ocasión habiendo sacado a Tales de casa para que observase las estrellas en el firmamento, éste salió a la calle como un bólido celeste, sediento por conocer los secretos del cosmos, con tan mala suerte que no reparó en el hoyo que tenía ante sus pies. Todavía no se conocía en aquellos días la existencia de los agujeros negros, aunque, los había por todos lados. Al escuchar el feroz grito doloroso del Sabio la vieja contestó compungida: “¡Oh Tales, tu presumes ver lo que está en el cielo, cuando no ves lo que tienes a los pies!“. La sabiduría de Tales de Mileto –a pesar del famoso traspié o tortazo– es indiscutible y su aporte en el campo de las matemáticas, de la geometría aprendida de los egipcios, de la física, de la astrología y de la filosofía, lo convirtieron en el primer pensador del hemisferio occidental, quien buscó una explicación racional del mundo en que vivimos.

Muchas de las sentencias filosóficas que se le atribuyen como propias todavía tienen aplicación en la sociedad moderna. Por ejemplo, sabemos por experiencia propia que no hay algo más difícil en la vida que conocerse a sí mismo o que es muy fácil dar consejos a otros o que es más sabio el tiempo, porque todo lo descubre o que raras veces veremos a un tirano viejo (con la excepción de Pinochet, quien murió en sus cómodos aposentos a la avanzada edad de 91 años).

Ahora, si bien es cierto que el concepto de “felicidad” de Tales de Mileto, es en sentido estricto egocentrista, elitista y discriminante, la “búsqueda de la felicidad” ha sido fuente de inspiración para el neoliberalismo anglosajón. Tales de Mileto descendiente de una familia noble fenicia fue producto de su época y como tal, reflejó el pensamiento autosuficiente de la élite intelectual griega. Hermipo escribe en su obra “Vidas” que Tales daba gracias a la fortuna por tres cosas:

1. la primera, por haber nacido hombre y no bestia;
2. la segunda, por ser varón y no mujer;
3. y la tercera, por ser griego y no bárbaro.

Y no pudo ser de otra forma ya que Tales no cuestionó ni la organización social ni la organización política de la sociedad en que vivió, la que excluyó del derecho de ciudadanía, la quintaesencia en la Grecia antigua, a las mujeres, a los extranjeros, a los esclavos y a los libertos (esclavos liberados).

¿Qué es la felicidad?
Pero esta conclusión es falsa, ya que la felicidad es uno de los estados emocionales básicos en el ser humano. Más bien, diría yo, que la sentencia de Tales de Mileto coincide mejor con el concepto moderno de bienestar. En consecuencia con ello, es erróneo suponer que los ciudadanos suizos, islandeses, daneses y noruegos son más felices que los habitantes de Togo, Burundi, Siria y Benín, por tener los primeros un desarrollo económico más fuerte y una superestructura más eficiente y organizada. Pero no nos confundamos, bienestar socio-económico no es sinónimo de felicidad ni tampoco el vivir en la opulencia.

¿Quién garantiza la felicidad?
Nadie. Ni siquiera las naciones más ricas y poderosas del planeta pueden garantizar la felicidad; por la sencilla razón de que la “felicidad” no es un traje Armani que vestimos el sábado por la noche ni un Patek Philippe ni un Porsche Panamera Turbo ni la más bella sortija ni tampoco la más sonora carcajada de un payaso del Cirque du Soleil. Aunque no me sorprende ni es blanco de mis críticas que alguien pueda “sentirse feliz” conduciendo un coche deportivo de lujo. La felicidad no conoce fronteras ni mediciones, así pues, no es de extrañar que un guajiro pobre también pueda sentirse feliz y contento cantando la Guantanamera allá en su bohío o un cipote mocoso cazando lagartijas en la campiña cuzcatleca con una hondilla de guayabo. La felicidad, por ser una emoción inherente a la naturaleza humana no se encuentra en ningún lugar del universo, salvo en el cerebro de cada individuo. Por lo tanto, la “búsqueda de la felicidad” en la sociedad de consumo más que un “derecho inalienable” es una fatamorgana político-ideológica para obnubilar el alma y la razón de los consumidores. No así, el derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad social, a la educación y al trabajo, que sí son derechos inalienables del hombre.

¿Quién garantiza entonces los derechos humanos de todos los ciudadanos?
La sociedad moderna ha hecho de las “cosas” materiales un fetiche y ha convertido al “poderoso caballero, Don Dinero”, en el nuevo Mammon de la humanidad.

¿Es que el hombre moderno no tiene la capacidad ni la disposición para vivir en una sociedad, en la cual todos los ciudadanos contribuyan, de acuerdo a sus capacidades y facultades, al desarrollo de una economía socialista sostenible, a fomentar el acopio cultural y a garantizar el ejercicio pleno de los derechos humanos?

Al parecer sí. Pues hasta la fecha, todos los intentos por construir una sociedad en la cual no haya explotadores ni explotados han fracasado.

¿Es que nadie puede imaginarse vivir en una sociedad de personas íntegras, cultas y libres? Este es el dilema de la humanidad: ¡Socialismo o barbarie! Tal como lo expresara Rosa Luxemburg hace 99 años.

En su insistente y obcecada búsqueda de maximizar el rendimiento en sus transacciones, el capitalismo neoliberal impuso su voluntad a rajatabla a nivel mundial en 1989 a través del decálogo del consenso de washington, las “nuevas tablas de la ley” del mercado internacional. Mientras tanto, el intercambio comercial desigual entre países ricos y pobres seguirá produciendo hambre, enfermedades, desempleo y éxodo económico, pues el bienestar y “felicidad” de unos pocos significa la miseria y desgracia de muchos. Esta asimetría socio-económica de las políticas neoliberales es el germen de la violencia, el crimen organizado y la corrupción en los países catalogados como los “más tristes” del mundo (http://worldhappiness.report/).

En este sentido, la felicidad no es un arma de fuego, como dice la canción de los Beatles, sino el hambre y la pobreza.

Roberto Herrera
Blog del autor: http://robiloh.blogspot.de/

lunes, 13 de julio de 2015

Entrevista a Jorge Molano, abogado defensor de los Derechos Humanos en Colombia. “Las estructuras paramilitares continúan actuando con impunidad”

Defender los derechos humanos en Colombia es una tarea de alto riesgo, entre otras razones, porque el paramilitarismo no ha desaparecido. “Continúa actuando y las agresiones permanecen en una absoluta impunidad”, sostiene el abogado defensor de los derechos humanos, Jorge Molano, quien ha participado en el X aniversario de la Coordinación Valenciana de Solidaridad con Colombia. Molano forma parte de la red de defensores no institucionalizados dhColombia y es asesor de las organizaciones Nomadesc y Sembrar. Junto a dhColombia y el abogado Germán Romero, representa jurídicamente a víctimas y familiares de las ejecuciones extrajudiciales de Manizales, el Palacio de Justicia, la masacre en la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, la “Operación Dragón” y el asesinato de Jhonny Silva. El abogado y activista ha sido distinguido en 2015 con el premio que otorga “Lawyers of Lawyers” de Holanda a los abogados que ejercen su profesión en situación de riesgo.

-El informe de la IV Delegación de Juristas en materia de Derechos Humanos (2014) señala que Colombia vive “un momento crucial”. ¿Se ha constatado un aumento de las violaciones de los derechos humanos?
-En 2014 persistieron los ataques a los defensores de los derechos humanos, lo que incluye a sindicalistas, luchadores por la tierra, población campesina e indígena. En el año 2014 se registraron 626 agresiones (entre las que destacan 488 amenazas, 55 homicidios y 41 atentados). Los ataques se focalizaron en los luchadores por la tierra, y las amenazas en los trabajadores por la paz, integrantes de ONG y sindicalistas. Los asesinatos afectan principalmente a los trabajadores por la tierra. En el primer trimestre de 2015 se está produciendo un incremento muy claro respecto al pasado año. Entre enero y marzo se han registrado 295 agresiones (destacan 249 amenazas, 19 asesinatos y 20 atentados).

-¿En qué territorios del país se concentran las agresiones?
-Según los datos del primer trimestre de 2015, los asesinatos se producen básicamente en Antioquía, Cauca, y el Caquetá. Son las zonas donde más se focaliza el conflicto armado entre el estado y las organizaciones insurgentes. Bogotá, donde los crímenes obedecen más bien a la presencia paramilitar, también destaca por el número de asesinatos. El 78% de las agresiones son atribuibles a paramilitares y el 5% a la fuerza pública. No hay reportes en relación con la guerrilla. Además, de las 295 agresiones producidas entre enero y marzo de 2015, 130 han ocurrido en Bogotá, 42 en el Cauca, 40 en el Valle del Cauca y 39 en el Atlántico.

-¿Qué conclusiones cabe extraer de estos números? ¿Puede hablarse de impunidad?
-Desarrollar la lucha por los derechos humanos en Colombia continúa siendo una labor de alto riesgo. El paramilitarismo, contra lo que ha dicho el gobierno, no ha desaparecido. Tampoco se ofrecen garantías para los defensores de los derechos humanos en el contexto de los diálogos de paz, y esto es muy grave con vistas a un escenario post-conflicto. Las agresiones permanecen en una absoluta impunidad. No hay una labor de investigación seria por parte de la justicia. Las estructuras y agentes paramilitares continúan actuando con libertad y sabiendo que no se les va a perseguir. Por último, el balance demuestra que las medidas adoptadas por el gobierno son insuficientes, porque han limitado la protección de los defensores de los derechos humanos al ámbito material (escoltas y carros blindados), pero sin entrar en el origen de los ataques.

-¿Tiene alguna relación con las agresiones la presencia de empresas multinacionales?
-Hay casos como el de Anglo Gold Ashanti, empresa sudafricana que llega a principios de 2000, y que antes de aterrizar en Colombia financió en la República Democrática del Congo al Frente Nacional Integracionista, una estructura paramilitar. Es decir, la compañía ya tiene antecedentes. AngloGold Ashanti solicitó permisos para la explotación de oro en Colombia en más de tres millones de hectáreas. En el 99% de los territorios donde se iban a desarrollar los proyectos, los campesinos fueron previamente desalojados de las tierras, mediante grupos paramilitares. Hubo despojos en departamentos como Nariño, Cauca, Valle del Cauca, Antioquía, Santander y Bolívar.

-¿Hay ejemplos de represión contra dirigentes populares por parte de esta compañía?
-Hemos conocido casos como el del asesinato del líder minero Alejandro Uribe Chacón, en septiembre de 2006. Fue un líder que participó en reuniones para oponerse al ingreso de la multinacional. Alejandro es presentado por el ejército como “guerrillero” muerto en combate. Además, la AngloGold pide medidas de protección y paga al ejército para que le brinde seguridad. Así, se va privatizando el ejército, que en la práctica se convierte casi en la guardia de seguridad de las multinacionales. De hecho, es el cuerpo militar el que en un informe de inteligencia acusa a Alejandro Uribe de ser “guerrillero”, por promover reuniones de la comunidad contra la entrada de la empresa. En zonas donde la AngloGold empezó a operar, aumentó la militarización, y en consecuencia los abusos frente a las comunidades. Hoy, muchas de las tierras en las que se despojó a los campesinos son utilizadas por las transnacionales de la minería o los agrocombustibles.

-¿Hay una criminalización de los sectores que trabajan en la defensa de los derechos humanos?
-Desde la fuerza pública, y particularmente el Ministerio de Defensa, se considera que los activistas por los derechos humanos (ONG, sindicalistas, población campesina…) hacen parte de los grupos “subversivos”. Este discurso se mantiene hoy dentro de la estructura del ejército. Quienes defienden a las víctimas hacen, según estas estructuras militares, una guerra jurídica con el fin de paralizar y desmoralizar a las tropas. Este discurso se repite desde las comandancias y guarniciones militares, por ejemplo contra las Comunidades de Paz de San José de Apartadó. Estas comunidades se crearon en 1997 en el Urabá antioqueño con cerca de 900 integrantes, de los que 260 han sido asesinados hasta hoy.

-¿De qué modo se ha estigmatizado a la Comunidad de San José de Apartadó?
-Recientemente hemos conocido la existencia de manuales dentro del ejército, en uno de los casos, creado en febrero de 2002 en Bogotá por el Centro de Educación Militar “Escuela de Armas y Servicios”, en el que se dice: “Es de obligatorio conocimiento para nosotros como militares para tener un mayor conocimiento y poder manejar estas comunidades dentro del ámbito de la guerra política, y de estos conocimientos depende el adecuado manejo para quitarle los grupos subversivos”. Aunque con fatal redacción, se les señala como “enemigo de guerra”. Altos mandos del ejército estigmatizan a esta comunidad, que continúa siendo blanco de ataques. Entre el 8 y el 16 de junio la Comunidad de Paz de San José ha denunciado seis agresiones por parte de militares y paramilitares.

-Representas, con la Red de Defensores de Colombia y el abogado Germán Romero, a familiares y víctimas de la violencia militar y paramilitar en casos como la llamada “Operación Dragón”. ¿En qué consistió?
-El 22 de septiembre de 2004 el senador Alexander López, dirigentes del sindicato SINTRAEMCALI (empresa de servicios públicos de Cali) y defensores de derechos humanos fueron alertados de un plan para asesinarlos, en el que estaban vinculados miembros del ejército, de la empresa EMCALI y otras empresas privadas. Los hechos fueron puestos en conocimiento del vicefiscal de la nación. Ese mismo día la Fiscalía ordenó registros domiciliarios en Cali y Medellín, en los que se obtuvieron computadores y la agenda de un coronel del ejército. La información que allí reposaba era una estrategia para infiltrar sindicatos, penetrar en los esquemas de seguridad y conocer las actividades habituales de las víctimas. En definitiva, era un plan para atacar a quienes se oponían a la privatización de la empresa.

-¿En qué punto se encuentra el proceso judicial?
-Actualmente se está celebrando el juicio contra un coronel del ejército y otros dos mandos. Es de los pocos casos en que se logró evitar un crimen. Como aspecto relevante, el Ministerio del Interior, que suministraba los mecanismos de protección a las víctimas, era quien al tiempo proporcionaba información a los que pretendían acometer el atentado.

-Lleváis asimismo el caso de las ejecuciones extrajudiciales en Manizales (Caldas). ¿Cuál es la historia?
-Tres jóvenes son llamados en el municipio de Pradera (Valle del Cauca) para desplazarse a Manizales (a una distancia de 267 kilómetros) bajo el ofrecimiento de un empleo, que les hace un soldado. Cuando llegan a Manizales, son obligados a descender del vehículo. Unos soldados les obligan a arrodillarse, les disparan y asesinan a dos de los tres. El que se libra, logra huir y cuenta lo ocurrido. En este caso ha habido intento de asesinar a los testigos. Se ha amenazado reiteradamente de muerte a la madre de uno de los jóvenes asesinados, que ha tenido que abandonar el país. Por otro lado, los comandantes del batallón y quienes participaron en las operaciones fueron felicitados y condecorados. A las víctimas, se las presentó como muertos en combate dentro de las acciones frente a los grupos armados. Fueron dos de los 4.800 “falsos positivos”. Siete militares ya han sido condenados, todos ellos de baja graduación.

-¿Qué otros aspectos relevantes presenta el caso?
-El comandante de la brigada y el segundo comandante firmaron un acta el 17 de marzo de 2008 con el comandante del batallón, en la que dicen que le pagaron a un ciudadano el equivalente a 800 euros por la información que permitió causar la muerte de esos dos muchachos, el 7 de febrero de 2008. Actualmente se celebra el juicio al comandante del batallón. Los dos coroneles que pagaron por la información fueron ascendidos a generales. Pero el ciudadano declaró ante la Fiscalía que nunca dio información al ejército, que no recibió plata y que la firma donde dice que recibió plata es falsa.

-¿En qué fase se halla el procedimiento judicial?
-Está pendiente la investigación judicial contra los dos generales. El gobierno los ascendió, teniendo conocimiento de lo que sucedió en Manizales.