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viernes, 11 de marzo de 2016

Comprará deuda a empresas privadas. Cómo el BCE y Draghi reparten gratis nuestro dinero

El Banco Central Europeo (BCE) presentó ayer las nuevas medidas para fomentar el crédito con la intención de reanimar la economía europea y encaminarla al crecimiento y la inflación. ¿Sus medidas estrellas? prestar dinero a un interés del 0% y comprar más deuda a la banca y a empresas privadas.

La economía europea sigue sin mostrar señales de mejora por mucho que el presidente del BCE Mario Draghi haga “lo que sea necesario” tal y como ha declarado ya en varias ocasiones. Las cifras de crecimiento de los países de la zona euro se estancan sin alcanzar las previsiones esperadas al mismo tiempo que la deuda de los países sigue su escalada sin pausa. El estancamiento de la inflación, el que no suba el precio de nuestra cesta de consumo, también preocupa al máximo organismo monetario europeo.

Por ello Draghi ha anunciado las nuevas medidas que adoptará el BCE para reactivar la economía. Este nuevo movimiento del italiano, con visibles trazas de desesperación, no parece ser más que un tímido aumento de las mismas medidas que se llevan implantando en los últimos años, salvo por una nueva medida estrella que ya llevaba tiempo anunciándose: la compra de títulos de deuda a empresas privadas.

Bajada en los tipos de interés del 0,05% al 0%
El tipo de interés de la zona euro, el precio de obtener dinero prestado del BCE, lleva varios años en mínimos históricos desde que Draghi los bajara al 0,25% en noviembre de 2013. Esta medida monetaria expansiva intenta inyectar dinero a los países mediante el incremento del flujo de crédito, o sea que ofrece dinero barato a los bancos para que estos lo presten y se reactive la economía mediante el consumo y la inversión.

En esta ocasión el BCE vuelve a romper un nuevo récord histórico bajando los tipos de interés al 0% ante los ojos perplejos de los inversores y las bolsas europeas que han celebrado la noticia con subidas generalizadas en todos los índices del continente. Al igual que en ocasiones anteriores, Draghi pretende que una baja de interés del 0,05% ejerza un efecto sobre la banca privada que les haga abrir el grifo del crédito y reactive la economía. El problema de esta ecuación, que sigue sin funcionar, es que el grifo del crédito no va a abrirse porque el BCE lo quiera, los gobiernos lo pidan o porque las empresas lo necesiten, ni siquiera se abrirá por una nueva e insignificante bajada del 0,05% del precio del dinero. Los únicos que tienen la llave para abrir ese grifo son los bancos privados y estos no prestarán dinero a empresas y familias mientras les sea más rentable especular en mercados financieros, comprar deuda pública de países en apuros o simplemente mantener el dinero parado. ¿Por qué iba a correr el riesgo de prestar un banco dinero a una empresa o una familia de una economía estancada o en crisis pudiendo especular con la deuda soberana de un país?

Si dejan dinero en la caja fuerte del BCE les costará un 0,4%
Aunque parezca absurdo, muchos bancos piden prestado dinero del BCE para dejarlo depositado en el mismo BCE. Aprovechan el tipo de interés barato para después lanzarse a pedir dinero prestado pero al no encontrar sitios fiables donde invertirlo o prestarlo lo dejan en depósito. Hasta ahora el BCE cobraba un 0,3% a los bancos privados que hacían uso de este depósito. Hoy, esa “comisión” se eleva en una décima hasta el 0,4% -como ya ocurrió en diciembre del año pasado- con la intención de que de ese modo a la banca privada no les salga tan rentable tener el dinero parado y empiecen a prestarlo. De nuevo nos encontramos con la misma problemática que con la medida anterior ¿obliga esa subida a prestar dinero? ¿fluirá el crédito mientras los bancos tengan la libertad de usar ese dinero en actividades meramente especulativas?

El BCE comprará 80.000 millones de deuda al mes
A partir del próximo mes de abril, la máxima institución monetaria europea aumentará la compra mensual de deuda, que lleva realizando desde enero del año pasado, de 60.000 a 80.000 millones, superando así las expectativas de los expertos que cifraban este incremento en 10.000 millones. De ese modo, Draghi comprará títulos de deuda a los bancos y empresas financieras (cómo ya hizo en el caso de la empresa financiera de Volkswagen) para que estos puedan disponer de más capital líquido para prestar. Esta medida sirve de paso para limpiar sus balances de unos títulos de deuda, que dada la poca capacidad que están demostrando algunos países como España para devolver sus deudas, parecen estar condenadas a convertirse en nuevas refinanciaciones de deuda más que en capital líquido.

El BCE también rescatará a grandes empresas
Otra de las medidas estrellas y que ya se llevaba anunciando desde hace tiempo es la compra de deuda a las grandes empresas no financieras. En el día de hoy han anunciado que el BCE podrá comprar deuda emitida en euros y que tengan el grado de “inversión”, o sea todos aquellos que no tengan la calificación de "bono basura". Un vez más parece que el BCE muestra una mayor disposición en rescatar a la banca y a grandes empresas privadas que en rescatar a la ciudadanía europea. Tendremos que esperar para ver quienes son las empresas agraciadas con esta inyección de capital casi gratuita.

Una Europa con un banco central que funcionara para solventar los problemas económicos de la ciudadanía europea y de los países podría comprar directamente la deuda emitida por estos o prestarles dinero a esos tipos de interés nulos, eliminando a ese incomodo y egoísta intermediario en el que se ha convertido la banca privada y los “mercados”. Los gobiernos podrían invertir ese dinero a coste cero en reactivar la economía real de los países, enfocando la inversión donde más se necesite y donde ejerza un efecto positivo sobre la población, en lugar de dejar en manos de la banca que acepta a invertir basándose en meros parámetros de retorno económico. Los países no necesitarían ir a los mercados a pedir dinero con un ojo puesto en la prima de riesgo o en índices variables -y manipulables- como el EURIBOR. Las administraciones podrían obtener dinero al 0% que les ofrecería la posibilidad de aplicar políticas de crecimiento sin tener que depender de la banca privada ni sentirse ahogados por los intereses. Y puestos a soñar, el BCE podría cancelar las hipotecas de muchas familias para sustituirlas por préstamos a un interés 0%, lo que descargaría una enorme cantidad de intereses sobre las economías familiares que podrían conseguir ese efecto sobre el consumo que las medidas de Draghi llevan buscando durante años sin mucho éxito.

Pero todo esto ocurriría en una Europa diferente, donde las decisiones de las políticas económicas y monetarias no dependieran de un organismo no democrático como el BCE presidido por un ex-banquero al que nadie ha votado. Una Europa donde sus instituciones y sus políticas sirvieran a la ciudadanía y no a la banca privada. Una Europa democrática, pero no en la actual del señor Draghi. Yago Álvarez
El Salmón Contracorriente
Fuente: http://www.elsalmoncontracorriente.es/?Como-el-BCE-y-Draghi-reparten

jueves, 26 de noviembre de 2015

Entrevista a Pedro Páez. “Discutamos si se puede forzar a un país a priorizar el pago de deuda"

Pedro Páez Pérez es Superintendente de Control del Poder de Mercado en Ecuador. En 2007 fue nombrado ministro de Política Económica de Ecuador en el Gobierno de Rafael Correa y ha sido presidente de la Comisión Técnica Presidencial Ecuatoriana para el diseño de la Nueva Arquitectura Financiera Regional-Banco del Sur. Páez fue uno de los impulsores de la reforma de la Ley de Hidrocarburos de la República de Ecuador, que aumentó la participación del Estado en la renta petrolera de las compañías internacionales


Eres uno de los impulsores de la arquitectura financiera en latinoamérica, ¿en qué consiste?
La propuesta de la nueva arquitectura regional es parte de un esfuerzo que se hace desde América Latina desde condiciones precarias, pero que ha resultado muy exitoso a nivel mundial. Replanteamos la relación entre finanzas y producción. Partimos de la idea de que hay que someter la finanza a los intereses de la sociedad y es en ese sentido por donde ha tomado cuerpo, de forma desigual y a pesar del poco acompañamiento de la academia.

Se plantean tres pilares fundamentales que han sido firmados ya por siete presidentes, los de Argentina, Brasil, Ecuador, Venezuela, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Esta arquitectura se basa en la creación del Banco del Sur, en la construcción de una red de seguridad financiera alternativa al FMI (el Fondo del Sur) y una moneda común. No única como la locura del euro, pero sí unitaria, que permita uniformizar el proceso de integración social. Es necesario movilizar monedas nacionales y generar monedas regionales, como el SUCRE y hay que establecer redes de seguridad financiera que rompan con la trampa de la necesidad de acumular reservas financieras internacionales.

¿Qué diferencia hay entre esta nueva arquitectura financiera y la vieja?
La vieja arquitectura financiera provoca políticas de austeridad y niega recursos a la gente que quiere trabajar, que quiere cultura o desarrollo, porque se lo da a bancos que, a su vez, encuentran contraproducente hacer inversiones productivas porque asistimos a una crisis de sobreproducción.

A estas alturas de desarrollo, en las que incluso se paga a agricultores para que no siembren, hay más de mil millones de personas, concentradas sobre todo en África, muriendo de hambre. Esta situación es solucionable a corto plazo si se destinase a su resolución una mínima parte de lo que se ha pagado a los bancos más importantes del mundo.

Los dirigentes económicos suelen recurrir a eso de que "no hay dinero para todo"...

Es un cuento ese asunto de que no hay plata, aunque no se sabe a ciencia cierta cuánto se ha entregado a los bancos. ¿En qué se ha mejorado? Esa entrega de dinero ha servido para empeorar la situación de especulación y para distorsionar precios fundamentales (por ejemplo, el del petróleo). Todo está basado en las manipulaciones de los grandes bolsillos, que son los mismos círculos que desde la incompetencia, la inoperancia y la corrupción han llevado al mundo a esta crisis y que, aun así, siguen recibiendo cantidades ilimitadas de recursos

¿Cómo se plantean estas medidas alternativas al FMI?
El Banco del Sur nace como alternativa al Banco Mundial, tratando de hacer una crítica constructiva que nos permita trabajar conjuntamente. Es necesaria una nueva banca de desarrollo, pero que sea también una banca para nuevo tipo de desarrollo.

El despliegue y la recuperación de la banca de desarrollo local, provincial, regional y nacional tiene que ser replanteada en términos de grandes proyectos que sometan la lógica del capital especulativo a las necesidades de la sociedad y no sacrifique las soberanías nacionales, sino que las fortalezca.

Planteamos la soberanía continental en alimentación, salud, energía, conocimiento, recursos naturales e infraestructura para la construcción de mercados domésticos y la implantación de otras lógicas productivas al margen del capital. Por ejemplo, con la economía popular y solidaria, el autoempleo, las empresas recuperadas... que no respondan a la eficiencia, pero sí a las necesidades y al trabajo digno.

¿Es posible adaptar este modelo al funcionamiento de la Unión Europea?
No estamos inventando el agua tibia. Hay elementos nuevos, pero se recuperan algunos que forman parte de la experiencia europea anterior a la locura del Tratado de Maastrich. La Revolución científico-tecnológica en la que estamos inmersos se puede adaptar peligrosamente fácil a este nuevo sistema, pero las innovaciones son suprimidas por el interés de una oligarquía especulativa. Es un modelo perfectamente adaptable en cualquier sitio o lugar, no hablamos de nada de otro mundo. Gurús de la economía y facultades no discuten estos temas, que ya se han planteado en los más altos foros internacionales -Asamblea de las Naciones Unidas-. Se suprime el debate. Nadie tiene el monopolio de la verdad ni de las soluciones, pero tiene que existir un debate que plantee opciones a problemáticas ya definidas.

En esta soberanía de la que hablo, la posibilidad de alianzas entre Europa y América Latina -que replantee las relaciones norte-sur- se puede hacer desde una perspectiva pragmática que favorezca a las dos partes, el ganar-ganar.

Es posible evitar la desestabilización social abriendo puertas que faciliten un despliegue productivo en tecnología e innovación que ahora está bajo siete candados por la mezquindad de una oligarquía cada vez más minúscula y la miopía de unas élites políticas cada vez más inservibles. Vivimos una situación anómala con respecto a la propia historia del capitalismo: es el esfuerzo en frenar la difusión de nuevas tecnologías a través de leyes de propiedad intelectual o de patentes de copyright en perjuicio de la sociedad.

En América Latina hay vientos frescos, lo digo sin ningún tipo de dogmatismo, no venimos a dar lecciones a nadie. Pero es en este momento de crisis de sobreproducción cuando se hace necesario que los pueblos empiecen a dialogar. Hay que poner el debate encima de la mesa y superar ciertos callos mentales que podrían evitar que Europa caiga en una depresión como la de Japón.

Este modelo económico, sin embargo, es criticado por algunos sectores de la sociedad europea y medios de comunicación, que tratan de descalificarlo...

Estas descalificaciones evidencian la decadencia política en buena parte del mundo occidental, que les está llevando a un suicidio histórico, porque todo lo que Europa ha logrado desde que venció al fascismo ha sido gracias a la lucha de los pueblos. Y es ahora la ciudadanía quien tiene que ver que lo conquistado no es gratis.

Estamos a las puertas de una degradación civilizatoria de larga duración si la agenda sigue basada en la especulación y en el expediente fácil, pero muy rentable, de provocar conflictos o guerras y jugar en el casino con los dados cargados, endeudando a los puntos en conflicto para luego obligarles a vender armas y adjudicarse después los contratos de reconstrucción. La gente tiene que reaccionar ante esto y ver que la solución la tenemos aquí y ahora y que existe un horizonte de posibilidades más allá de las ideologías.

¿Qué crees que podemos aprender de esta crisis?
La crisis aún no ha terminado. Es ineludible el compromiso y la movilización de los pueblos del mundo para ejercer un control ciudadano sobre el poder que las grandes empresas tienen sobre los mercados. Hay que sacudirse imposibilidades que nos hemos autoimpuesto y definir las prioridades de la sociedad.

En Ecuador se auditó la deuda externa y en España se empieza a plantear esta opción desde movimientos ciudadanos y algunos partidos políticos, ¿es necesaria?

¿Quién puede oponerse a esto?, más allá de cualquier ideología, esto no es un tema de izquierda o derecha...¿quién está opuesto a que se transparenten los contratos públicos que generan deudas públicas?, ¿quién se opone a que se sepa dónde va el dinero que han recibido los bancos centrales? Que los políticos pongan la cara y digan por qué están a favor de ocultar. Que algunos economistas digan por qué están en contra de la auditoría.

Primero estudiemos los términos de esa auditoría, transparentemos ante quién responden los bancos centrales...en Europa hay muchos bancos centrales que son privados, ¿cómo es esto posible? Discutamos si esto debería seguir así y el rol que FMI, Banco Mundial, Banco Central Europeo, transnacionales y gobiernos deben adoptar y discutamos si se puede forzar a un país a priorizar el pago de deuda por encima, por ejemplo, de la defensa de la salud nacional

¿Qué ocurre si no se paga esta deuda?
En la historia han sido frecuentes los episodios de no pago. Una de las necesidades de la modernidad capitalista ha sido la de eliminar la prisión por deudas, porque es necesario el reciclaje del cliente y constituye parte de la vitalidad del sistema.

Asistimos al abandono de la primacía del capital productivo en favor del capital especulativo y de la usura. Es el retorno a prácticas rentistas y tributarias y ese predominio de una lógica parasitaria implica el fomento de la guerra de clases y la asfixia del capital productivo. La Europa continental tendría que reflexionar en torno a esto, más allá de cualquier ideología. Europa tiene un sitio en el mundo en base a la producción de tecnología punta, pero es irrelevante en un escenario definido desde la especulación y la deuda externa, el ajuste, la deslocalización, la reducción de salarios y el desmantelamiento del Estado del Bienestar. En el marco de esta crisis de sobreproducción, asfixiar los mercados no será nunca una solución

¿Cuál es el peso de la Economía Social y Solidaria en Ecuador y cómo se fomenta desde el Gobierno?
Es un tema muy complejo. La economía popular, a través un gigantesco trabajo no reconocido en el mercado, está alcanzado altas cotas de resiliencia como forma de supervivencia. Se trata de una fuerza de trabajo que ha sido expulsada de la lógica del mercado -basada en la eficiencia- y que busca la forma de ganarse la vida porque no tiene forma de entrar en el llamado “capital formal”. Ir contra la dinámica del gran capital y la globalización es ser un salmón contracorriente y desde el Gobierno se hacen grandes esfuerzos, pero no deja de ser ir contracorriente.

En Ecuador funciona la Agencia de Regulación Antimonopólica, que acaba de emitir un manual de uso obligatorio para los supermercados que los obliga, entre otras cosas, a destinar el 15% de sus estanterías a productos procedentes de la economía popular y solidaria, para que también tengan presencia los pequeños y medianos productores del país y no sólo las grandes marcas.

Es, sin embargo, un reto enorme que tiene una doble vertiente. Por un lado, hay que huir del paternalismo y trabajar colectivamente para que esos productores afronten los retos de calidad y cantidad para facilitar la entrada de los productores en el mercado. Por otro, es necesario que la población adopte la conciencia de consumidor responsable. Que entendamos que comprar por moda lo que viene importado genera un problema de puestos de trabajo. Que entendamos que consumir comida chatarra no sólo nos cuesta un problema de salud a nivel individual, sino un problema de salud pública, igual que sucede con el consumo de determinados alimentos prefabricados.

A la hora de consumir, hay que saber que una decisión tomada con conciencia y responsabilidad social puede definir un nuevo horizonte de posibilidades. Que no nos dejemos manipular, no somos autómatas al servicio de las grandes multinacionales. Seamos soberanos de nuestra decisiones, más allá de cualquier ideología o de cálculos electorales.

¿Qué más puedes contarnos acerca de ese Manual de Buenas Prácticas?
Es parte de un proceso que nos involucra a todos. Además, estamos muy optimistas con la posibilidad de ir más allá y firmar con grandes cadenas y proveedores un código de ética.

Rompiendo con determinados esquemas establecidos se pueden conseguir cosas, defendiendo y exigiendo al consumidor. Defendiendo a los proveedores, que se quejaban de que se les pagaba tarde, mal y nunca y de que eran víctimas de prácticas casi mafiosas por parte de cadenas de supermercados. La situación se ha ido transformando, hemos encontrado una excelente apertura por parte de las cadenas, que parecen haberse dado cuenta de que hay que establecer ciertas líneas rojas.

Tratamos de proteger a los proveedores, crear conciencia en el consumidor y abrir las puertas a productores que nunca tuvieron oportunidad de colocar sus productos en grandes superficies. Hablamos de cómo ser mejores seres humanos y decidir el tipo de sociedad que queremos.

Para finalizar, recomiéndanos un libro
Estoy leyendo ahora mismo el último de Jean Luc Mélenchon, “L’Ere du peuple”. Habla del principio de incertidumbre y trata temas filosóficos muy importantes... Es formidable, hay que leerlo despacio porque está lleno de reflexiones. Es muy refrescante el hecho de que el debate en sectores progresistas tenga ese nivel. Plantea ejercicio de la política con sólidos fundamentos y un proceso de cambio con rigor y responsabilidad. Lo que se esta viviendo en Europa, aunque aquí tengan una visión pesimista, está lleno de posibilidades y arma una cuestión muy esperanzadora. Demuestra que vivimos un tiempo que no admite pretextos.
Ana Encinas
Fuente: http://www.elsalmoncontracorriente.es/?Discutamos-si-se-puede-forzar-a-un

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Estados Unidos es el obstáculo. Joseph E. Stiglitz. Apple, Google y General Electric han demostrado que a la hora de encontar maneras de evadir impuestos son aún más geniales que cuando desarrollan productos innovadores


Recientemente  se ha celebrado la Tercera Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo en la capital de Etiopía, Addis Abeba. La reunión se llevó a cabo en un momento en que los países en desarrollo y los mercados emergentes han demostrado su capacidad de absorber grandes cantidades de dinero de manera productiva. De hecho, las tareas que estos países están emprendiendo —como inversiones en infraestructura (carreteras, electricidad, puertos, y mucho más), la construcción de ciudades que un día van a llegar a ser el hogar de miles de millones de personas y el cambio hacia una economía verde— son realmente enormes.

Al mismo tiempo, no falta dinero a la espera de que se le dé un uso productivo. Hace apenas unos años, Ben Bernanke, el entonces presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, habló de un exceso de ahorro mundial. Y, no obstante, los proyectos de inversión con alta rentabilidad social no salían adelante por falta de fondos. Eso sigue siendo cierto hoy en día. El problema, tanto entonces como ahora, fue y es que los mercados financieros globales, en vez de cumplir con su objetivo de realizar una intermediación eficiente entre el ahorro y las oportunidades de inversión, asignan mal el capital y crean riesgo.

Hay otra ironía más. La mayoría de los proyectos de inversión que necesita el mundo emergente son a largo plazo, al igual que lo son gran parte de los ahorros disponibles —es decir, los billones de dólares y euros que se encuentran en cuentas de jubilación, fondos de pensiones y fondos soberanos— Pero nuestros mercados financieros, cada vez más miopes, se interponen. 

Muchas cosas han cambiado en los 13 años transcurridos desde la Primera Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo Internacional que se celebró en Monterrey (México) en 2002. En aquel entonces, el G-7 dominaba la formulación de políticas económicas a nivel mundial; hoy en día, China es la economía más grande del mundo (en términos de paridad del poder adquisitivo), con una tasa de ahorro que supera en alrededor de un 50% al nivel de EE UU. En el año 2002, se pensaba que las instituciones financieras occidentales eran magos de la gestión del riesgo y la asignación de capital; hoy en día, vemos que son brujos en manipular los mercados y otras prácticas engañosas.

Atrás han quedado los llamamientos que instaron a los países desarrollados a cumplir con su compromiso de dar al menos un 0,7% de su producto nacional bruto (PNB) en ayuda al desarrollo. Unos cuantos países del norte de Europa –Dinamarca, Luxemburgo, Noruega, Suecia y, sorprendente, el Reino Unido —en medio de su austeridad autoinfligida— cumplieron sus promesas en 2014. Sin embargo, Estados Unidos (con un 0,19% de su PNB ese mismo año) se queda muy, muy lejos.

Hoy en día, los países en desarrollo y los mercados emergentes dicen a EE UU y a los otros países: si no van a cumplir sus promesas, al menos no estorben y permítannos construir una arquitectura internacional para una economía mundial que también sirva a los pobres. No es sorprendente que las potencias hegemónicas existentes, con EE UU a la cabeza, estén haciendo todo lo posible por frustrar tales esfuerzos. Cuando China propuso la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras para ayudar a redirigir algunos de los excesos de ahorro mundial hacia lugares donde la financiación es muy necesaria, Washington trató de torpedear el esfuerzo. Cuando finalmente el proyecto salió adelante, el Gobierno del presidente Barack Obama sufrió una dolorosa (y muy vergonzosa) derrota.

EE UU también está bloqueando el camino hacia un derecho internacional para la deuda y las finanzas. Para que funcionen bien los mercados de bonos, por poner un ejemplo, se debe encontrar una forma ordenada para resolver los casos de insolvencia soberana. Sin embargo, hoy en día, no existe tal manera. Ucrania, Grecia y Argentina son ejemplos del fracaso de los acuerdos internacionales existentes. La gran mayoría de países ha pedido la creación de un marco para la reestructuración de la deuda soberana. EE UU sigue constituyéndose como el principal obstáculo.

También es importante la inversión privada. Pero las nuevas disposiciones incluidas en los acuerdos comerciales que el gobierno de Obama está negociando en ambos océanos implican que cualquier inversión extranjera directa viene acompañada por una marcada reducción en la capacidad de los Gobiernos para regular el medio ambiente, la salud, las condiciones de trabajo e incluso la economía.

La posición de Estados Unidos en relación con el tema más debatido en la conferencia de Addis Abeba fue particularmente decepcionante. A medida que los países en desarrollo y los mercados emergentes abren sus puertas a las multinacionales, se hace cada vez más importante que puedan imponer impuestos a estos gigantes, gravando las ganancias generadas mediante la actividad empresarial que se produce dentro de sus fronteras. Apple, Google y General Electric han demostrado que a la hora de encontrar maneras de evadir impuestos son aún más geniales que cuando desarrollan productos innovadores.

Todos los países —tanto los desarrollados como los en desarrollo— han estado perdiendo miles de millones de dólares en ingresos fiscales. El año pasado, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, en sus siglas en inglés) dio a conocer información sobre las decisiones fiscales de Luxemburgo que expusieron la magnitud y la diversidad de las formas de evasión fiscal. Aunque un país rico como EE.UU. pudiese soportar el comportamiento descrito en el denominado caso Luxleaks, un país pobre no puede hacerlo.

He sido miembro de una comisión internacional, la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Internacional de Sociedades, cuya labor es examinar maneras de reformar el sistema tributario actual. En un informe que presentamos a la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, acordamos por unanimidad que el sistema actual está roto, y que no basta con un par de arreglos aquí y allá. Hemos propuesto una alternativa —similar a la manera en la que las empresas son gravadas en EE UU— asignando la recaudación que corresponde a cada Estado sobre la base de la actividad económica que ocurre dentro de las fronteras estatales.

EE UU y otros países desarrollados han presionado a favor de una serie de cambios mucho menores recomendados por la OCDE, que es el club de los países desarrollados. En otras palabras, los países de los que provienen los políticamente poderosos evasores de impuestos son los países que, se supone, tienen que diseñar un sistema para reducir la evasión fiscal. Nuestra Comisión explica por qué las reformas de la OCDE han sido, en el mejor de los casos, pequeños ajustes a un sistema fundamentalmente defectuoso. Son, simplemente, inadecuadas.

Los países en desarrollo y los mercados emergentes, encabezados por India, han argumentado que el foro adecuado para debatir estos temas es un grupo ya establecido en Naciones Unidas, el Comité de Expertos sobre Cooperación Internacional en Asuntos Fiscales, del que es necesario mejorar su situación jurídica e incrementar su financiación. EE UU se ha opuesto de manera tenaz: quería mantener las cosas como en el pasado, de forma que la gobernanza mundial sea llevada a cabo por y para los países desarrollados.

Las nuevas realidades geopolíticas exigen nuevas formas de gobernanza mundial, en las que la voz de los países emergentes y en desarrollo resuene más alto y con mayor peso. EE UU impuso su parecer en Addis Abeba; sin embargo, también mostró que se encuentra en el lado equivocado, una postura que será juzgada por la historia.

Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía, es profesor universitario en la Universidad de Columbia. Su libro más reciente es La Gran Brecha: las sociedades desiguales y qué podemos hacer al respecto.

Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2015/08/27/actualidad/1440698084_045516.html

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domingo, 30 de agosto de 2015

Un nuevo feudalismo

Para pagar nuestra deuda, nuestros hijos y nuestros nietos, por el hecho de ser nuestros descendientes, tendrán que entregar a otros la riqueza que sean capaces de producir. Así sucedía con los siervos de la gleba, que debían entregar parte de sus cosechas al Señor porque ellos eran hijos de siervos y el Señor hijo de señores.

Karl Marx señaló hace ya mucho tiempo que desde que las sociedades producen más riqueza de la imprescindible para la mera supervivencia de sus integrantes, es decir desde los principios de la Historia, las formas por la que una minoría se ha apropiado de ese excedente y las justificaciones que se han dado para ello han variado. La apropiación por parte de los amos del producto del trabajo de los esclavos era por la fuerza y esto era ostentosamente visible. Aunque la tradición y la religión propusieran razones para justificar el derecho de los señores al producto del trabajo de sus siervos, hijos de los siervos de los padres de los señores, la fuerza era también patente y garantizaba acto de la recaudación.

El capitalismo clásico supuso la introducción de una sutileza sin precedentes. Seguía habiendo una minoría que se apoderaba de la riqueza que no era imprescindible para la supervivencia de la mayoría de la población. Pero la apropiación no se producía en un acto en el que la fuerza fuera visible. Al revés, a cambio de realizar su labor, el trabajador recibía un salario que le permitía subsistir, volver a trabajar al día siguiente y alimentar unos retoños que pudieran sustituirlos cuando murieran o fueran incapaces de seguir trabajando. El acto por el que aparentemente se enriquecía el patrón era la venta de un producto que estaba claro que era suyo porque suyos eran los medios empleados para producirlo y él había pagado el esfuerzo necesario para ponerlos en marcha. Allí no había fuerza visible. Esto permitió hacer creíble la idea de que, a diferencia de lo que sucedía con esclavos y amos en la sociedad esclavista o con siervos y señores en la sociedad feudal, trabajadores y patrones eran iguales en derechos y que la democracia era posible. En el feudalismo se nacía siervo o señor. Durante los años de paraíso capitalista se nacía ciudadano.

El estallido financiero del capitalismo ha terminado con esta ilusión. Hay grupos humanos que han acumulado deudas que son impagables entre otras cosas porque no hay en el mundo ni una pequeña fracción de la riqueza real a la que hacen referencia los títulos dinerarios en base a los cuales los reclaman los acreedores. Y hay, por tanto, grupos de seres humanos que han nacido o van a nacer distintos de otros a los que van tener que entregar la riqueza de producto porque son hijos de otros padres y que van a engendrar hijos que se van a ver en la misma situación porque la deuda no es pagable en el lapso de una vida humana.

¿O nos hemos vuelto locos?
Alberto Fernández Liria
Alberto Fernández Liria es psiquiatra

domingo, 9 de agosto de 2015

25 verdades del economista Thomas Piketty sobre la deuda griega

Salim Lamrani
Al Mayadeen

El autor del libro El capital en el siglo XXI denuncia la hipocresía de la troika y del Fondo Monetario Internacional sobre la cuestión de la deuda. [1]

1. En el pasado, las deudas públicas fueron mucho más importantes que la actual deuda de Grecia. Esta se eleva a 312.000 millones de euros y representa el 170% de la producción anual del país. La deuda de Grecia en realidad es irrisoria, pues la economía del país sólo representa el 2% del PIB de la zona euro. Por lo tanto la deuda apenas representa el 3% del PIB de la zona euro y no constituye un peligro para el equilibrio económico de Europa.

2. Las grandes potencias europeas como Francia, Alemania y el Reino Unido también tuvieron en el pasado, particularmente en el siglo XIX y el siglo XX, una deuda superior al 200% de su PIB. Cada vez que ocurrió, se encontró una solución.

3. “En el siglo XX, Francia y Alemania son los dos países por excelencia que nunca rembolsaron su deuda pública”.

4. “Hay algo irónico” en exigir a Grecia un rembolso imperativo de su deuda olvidando que “Europa se construyó después de la Segunda Guerra Mundial sobre ciertos principios, particularmente la cancelación de las deudas del pasado para invertir en el porvenir”.

5. Así, en 1953, Europa decidió colectivamente cancelar toda la deuda exterior de Alemania pues había “elegido el porvenir”.

6. Existen varios métodos frente al problema de la deuda. El método lento e ineficiente, que se aplica actualmente a Grecia, consiste en pedir a la nación que acumule excedentes presupuestarios (recaudaciones tributarias superiores a los gastos públicos) y los dedique al rembolso de los créditos. Tiene el defecto de durar a veces más de un siglo, socavar el crecimiento económico y tener un costo social muy elevado.

7. “Cuando se supera cierto nivel de deuda pública hay que utilizar métodos más rápidos”. Existen tres que se usaron en el pasado: la inflación moderada, los impuestos excepcionales sobre los patrimonios privados y sobre todo la cancelación de las deudas.

8. “Hubo cancelaciones de deudas en la pasado y habrá otras en el futuro”.

9. “Los gobiernos no tienen el valor de poner [el tema de la cancelación de la deuda] en la mesa”, lo que de todas formas es inevitable si se quiere salir de la crisis y “cuanto antes mejor”.

10. Se presenta al pueblo griego como que vive por encima de sus recursos. No obstante en la actualidad, bajo el gobierno de Alexis Tsipras, el presupuesto de Grecia está en equilibrio sin contar el servicio de la deuda. Incluso hay “un leve excedente primario” equivalente al 1% del PIB, lo que representa 1.830 millones de euros. El rembolso de la deuda se vuelve insostenible, sobre todo si se toma en cuenta el hecho de que los bancos privados concedieron a Grecia préstamos con tasas usurarias que podían alcanzar el 18%, convirtiendo los créditos en algo matemáticamente impagable.

11. Las instituciones financieras internacionales exigen a Grecia, en virtud de los acuerdos impuestos en 2012, que dedique el 4% de su PIB al rembolso de la deuda durante los 30 próximos años. “El presupuesto total de todo el sistema de la enseñanza superior griego representa menos del 1% del PIB. Significa entonces que se le pide al contribuyente griego que dedique, durante los próximos 30 años, cuatro veces más de dinero a rembolsar la deuda del pasado que todo lo que se invierte en la formación superior del país. ¿Acaso es la mejor forma de preparar el porvenir? Desde luego ¡no! Entonces es absurdo”.

12. “Jamás se pidió, afortunadamente, a Alemania, Francia y a los países europeos después de la Segunda Guerra Mundial que hicieran eso. Se procedió a cancelaciones de las deudas y ello permitió la reconstrucción de Europa en los años siguientes. Pudimos librarnos del peso de la deuda e invertir los recursos públicos en las infraestructuras, la educación y el crecimiento”.

13. “Europa, mediante el Tratado Presupuestario de 2012, eligió el método británico del siglo XIX, de la penitencia durante décadas y décadas, en vez del método europeo de la posguerra, que consistió en proyectarse en el porvenir”.

14. “Hay una amnesia histórica extremadamente grave. La ignorancia histórica por parte de nuestros dirigentes es algo que consterna en absoluto”.

15. “El Gobierno francés tiene una responsabilidad muy grande” en esta situación al no oponerse a la intransigencia de Alemania. El presidente “Hollande debe tomar sus responsabilidades y decir que la restructuración de la deuda es ahora”.

16. Sin un gesto firme hay un riesgo de “prolongar el periodo de incertidumbre”, que tiene un gran impacto en el crecimiento, y “volver a hundir a Grecia en la recesión, lo que es extremadamente grave”.

17. “El problema de la deuda en Europa no es más importante que en Japón o en Estados Unidos”.

18. “Hay mucha hipocresía en todo esto, pues los bancos franceses y alemanes están muy contentos de ver los activos financieros de los griegos ricos que se transfieren a esos mismos bancos y por supuesto no se transmite la información a la Hacienda griega”, privando así al Estado helénico de fuentes de ingresos fundamentales y haciéndose cómplices del fraude fiscal a gran escala.

19. Desde 2010, las instituciones financieras internacionales han cometido “enormes errores en Grecia”. “Incluso el FMI reconoció haber subestimado las consecuencias de las medidas de austeridad en términos de recesión”.

20. Esas medidas de austeridad “llevaron a un aumento desmesurado de la deuda” griega pues el PIB cayó un 25 % entre 2010 y 2015. “Esta fue la razón de la explosión de la deuda hasta un 170% del PIB mientras que sólo representaba un 110%”.

21. “Me ubico en el punto de vista de las jóvenes generaciones griegas. ¿Acaso son responsables de los actos del [primer ministro] Papandreu en 2000 y 2002? No son más responsables de esos errores que los jóvenes alemanes de los años 1950 o 1960 de los errores precedentes. Dios sabe sin embargo que los gobiernos alemanes hicieron cosas mucho más graves que los gobiernos griegos”.

22. “Todas las deudas de la zona euro deben reestructurarse. Hace falta cancelar una parte como siempre ocurrió en la historia”.

23. “Hace seis meses que el Gobierno griego pide una reestructuración de la deuda” y cada vez recibe el rechazo obstinado del Eurogrupo.

24. No obstante en 2012 Europa “prometió a los griegos que cuando el país estuviera en situación de excedente se renegociaría el importe de la totalidad de la deuda”. Hoy Europa se niega a cumplir su promesa.

25. “Los charlatanes que pretenden que se va a expulsar a un miembro de la Unión Europea para disciplinar a los demás son sumamente peligrosos. El ideal europeo está a punto de ser destruido por las decisiones de esos charlatanes”.

Nota:
[1] Thomas Piketty, «C’est à vous», France 5, 23 de junio de 2015. https://www.youtube.com/watch?v=VIzv3peNLFk (sitio consultado el 9 de julio de 2015); Thomas Piketty, «Il faudra parler de la restructuration de la dette grecque», Europe 1, 29 de junio de 2015. https://www.youtube.com/watch?v=e6SUVZmCxgM (sitio consultado el 9 de julio de 2015).

*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, the Media, and the Challenge of Impartiality, New York, Monthly Review Press, 2014, con un prólogo de Eduardo Galeano. http://monthlyreview.org/books/pb4710/ Contacto: [email protected] ; [email protected] Página Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel

Fuente: http://espanol.almayadeen.net/Study/Suaxbsfy_0q97qTpAG2_Rg/25-verdades-del--economista-del-a%C3%B1o--thomas-piketty-sobre-la

martes, 4 de agosto de 2015

El hombre endeudado. La deuda de España ha pasado del 253% del PIB al 320% en siete años. ¿Qué austeridad es esta?

Un congreso sobre toda la deuda europea, como sucedió después de la Segunda Guerra Mundial, porque la reestructuración de la mayor parte de la deuda, no solo de Grecia sino de varios países europeos, es inevitable. Esta es la principal propuesta que hace el economista francés Thomas Piketty en una entrevista dedicada a analizar “la ideología alemana” del primer tercio del siglo XXI.

Las declaraciones tienen valor porque se han hecho en la prensa germana y porque Piketty ha puesto negro sobre blanco lo que muchos piensan pero nadie se atreve a decir en voz alta: la imposibilidad de pagar los gigantescos volúmenes de deuda, pública y privada, interna y externa, acumulada en muchos países como factor determinante del modelo de crecimiento desde mucho antes de la crisis.

Los datos los acaba de publicar Analistas Financieros Internacionales (AFI) en un informe para la Fundación de las Cajas de Ahorro (“Endeudamiento de España: ¿quién debe a quién”?). Desde 2007 a 2014 la deuda mundial ha continuado creciendo, tanto en las economías emergentes como en las desarrolladas. En estas últimas, la deuda agregada ha pasado de representar el 230% del PIB al inicio de la crisis al 272% a finales del año pasado, 42 puntos más.

En España, por poner el ejemplo más cercano, esa evolución ha sido aún peor: del 253% al inicio, al 320% del PIB en 2014, ¡67 puntos de PIB más de deuda! Curiosos casos de “austeridad expansiva” con estancamiento (o recesión), enormes recortes presupuestarios, reducción de los déficit... y aumento desaforado de la deuda, que habrán de pagar nuestros descendientes si no se produce esa reestructuración por la que clama Piketty (“Los griegos, sin duda, ha cometido muchos errores; hasta 2009 el Gobierno de Atenas falsificaba sus cuentas, pero a pesar de ello la nueva generación de griegos no tiene mayor responsabilidad por los errores de los más viejos que la nueva generación alemana en los cincuenta y en los sesenta (...) Europa se fundó sobre el perdón de las deudas no sobre la idea de la penitencia eterna”).

En La fábrica del hombre endeudado (Amorrortu Editorial), el sociólogo italiano Maurizio Lazzarato descubre el estupor de que quienes hasta el año 2007 estimularon los créditos para mantener el consumo y la apariencia de una cierta igualdad en los signos externos de los ciudadanos sean ahora los mismos que denuncian sus consecuencias nefastas; cómo experimentar vergüenza y culpa por estar endeudado cuando poco antes la acumulación de préstamos en buenas condiciones (bajos tipo de interés y periodos largos) era una señal de ser buen ciudadano económico.

Lazzarato dice que se ha sustituido la figura del “homo economicus” (aquel que era racional en sus decisiones económicas) por la del “hombre endeudado” cuya vida entera (bancos, aseguradoras, empresas de servicios,...) es su fábrica cotidiana de producción de devoluciones de préstamos.

Más:
Estancamiento autoinfligido
Las recesiones parecen fenómenos naturales, ajenos a la mano del hombre

Creadores de escasez.
Tras las políticas de austeridad el panorama es desolador: se multiplica el paro, la exclusión y mueren miles de empresas.

domingo, 5 de julio de 2015

Influyentes economistas toman partido en el referéndum griego. Los argumentos de importantes académicos, tres de ellos premios nobel, a favor de la opción del sí o del no

La convulsa situación que se vive en Grecia, inmersa en un ‘corralito’ financiero y en el intento de alcanzar un acuerdo de tercer rescate con la Eurozona, ha provocado que algunos de los más influyentes teóricos de economía se hayan posicionado en uno u otro lado en el referéndum del próximo domingo. Estos economistas, entre los que destacan tres premios Nobel, argumentan el porqué de su decisión así como las posibles consecuencias que conllevaría para el país heleno y su población el hecho de decantarse por el ‘sí’ o por el ‘no’ en la consulta.

A favor del no
Joseph Stiglitz, nobel de Economía 2001: “Las condiciones impuestas a Grecia son indignantes” El teórico estadounidense ha defendido claramente el ‘no’ en el referéndum en diversas entrevistas y artículos publicados en los últimos días. Pese a reconocer que es complicado aconsejar a los griegos, Stiglitz no tiene dudas de que un ‘sí’ en la consulta “significaría una depresión casi interminable” y solo llevaría a Grecia a una crisis más profunda, tal y como afirmó en su artículo ‘Obligar a Grecia a ceder’ publicado en ‘El País’ y The Guardian.

Stiglitz cree que la antigua troika (BCE, FMI y Comisión Europea) tiene una importante responsabilidad en la situación de crisis que atraviesa el país. Sin exculpar a Grecia, defiende en una entrevista en BBC Mundo que Europa debió apostar en el año 2010 por un plan de deuda que devolviera al país a la senda del crecimiento en lugar de adoptar unas medidas que dieron paso a una etapa de austeridad que da por fracasada. Para culminarla, apuesta por decir ‘no’ a unas condiciones que tacha en la misma entrevista como “indignantes y un ataque para la democracia”.

El ‘no’ que, tal y como reconoce en el artículo citado, podría abrirles la puerta a un futuro que “aunque no tan próspero como el pasado” será “más esperanzador que el inadmisible tormento actual”. Una situación que para Stiglitz ha llegado por culpa del programa económico impuesto por la Troika y cuyos resultados, entre los que se encuentran un descenso del 25% del PIB nacional o una tasa de paro juvenil del 60%, han sido “terribles”. En definitiva, un rechazo rotundo a un ‘sí’ que solo agravaría la crisis del país heleno.

Joseph Stiglitz es economista y profesor estadounidense. Logró el Premio Nobel de Economía en el año 2001. Antes, en 1979, recibió la medalla John Bates Clark. 'El precio de la desigualdad' es una de sus obras más importantes. Es execonomista jefe del Banco Mundial.

Paul Krugman, nobel de Economía 2008: "Grecia debe votar 'No"
Todavía más contundente que Stiglitz se muestra Paul Krugman, quien en su artículo ‘Grisis’ publicado en ‘The New York Times’, afirma con rotundidad que la población helena debe decidirse por el ‘no’ en el referéndum del domingo y que el gobierno de Tsipras debe estar preparado para abandonar el euro si fuera necesario. El motivo, la postura de la Troika. El Premio Nobel de Economía considera que la austeridad impuesta a Grecia en los últimos años ha sido la causante de esta situación y que por lo tanto el ‘sí’ supondría "una prolongación indefinida del momento actual".

Por ello, los ciudadanos griegos deben decir 'no' y rechazar al que ha sido el causante del desplome de la economía helena desde el año 2010, cuando comenzaron los recortes del gasto público, los aumentos de los impuestos y demás medidas austeras que solo provocaron una enorme reducción de la recaudación, tal y como explica el teórico estadounidense en su columna.

En ella, critica a la troika su actitud de extrema dureza y su decisión de aplicar una mayor dosis de austeridad, rechazando las medidas de un Tsipras para el que pide el apoyo del pueblo griego. Pese a afirmar que el ‘Grexit’ no es un efecto automático del 'no', argumenta que no sería una vía tan catastrófica como hace ver la eurozona, puesto que "las consecuencias más temidas serían el cierre de bancos y el control de capital", algo que ya se ha dado con el ‘corralito’ financiero impuesto el lunes.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía en el año 2008 y ganador del Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2004.
Actualmente es profesor de Economía y Asuntos Exteriores en la Universidad de Princeton y columnista de ‘The New York Times’.

Postura intermedia
Thomas Piketty: "La salida de Grecia del euro sería el principio del fin"
El economista francés desglosa y argumenta con dudas su posición respecto al referéndum del próximo domingo. Sin decidirse por el 'no' como hacen Stiglitz o Krugman, Piketty considera en una entrevista a Efe que el plan puesto en marcha por los acreedores es “malo y recesivo” y que por lo tanto es absolutamente negativo para Grecia. Piketty considera que el ‘no’ nunca debería suponer la salida de Grecia del euro, un escenario al que augura consecuencias catastróficas.

Por otro lado, entiende a aquellos griegos que voten 'sí’ por miedo a las “amenazas de expulsión” recibidas por la Troika y a la “política de asfixia del Banco Central Europeo”. Unas amenazas que no considera nada creíbles, ya que para Piketty “la salida de Grecia sería el principio del fin” para una Europa que se quedaría en una posición mucho más frágil. Por tanto, en la entrevista, el francés considera que es una utopía pensar que la zona euro está preparada para la marcha de cualquier miembro y aboga por el diálogo y la reestructuración del conjunto de deudas sea cual sea el resultado del referéndum.

Thomas Piketty es economista francés y autor del conocido ensayo El capital en el siglo XXI. El impulsor de la Escuela Económica de París es profesor en ese centro y en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París. Fue galardonado con el premio Yrjö Jahnsson en el año 2010.

A favor del sí
Christopher Pissarides, nobel de Economía 2010: "El 'no' podría dejar a Grecia fuera del euro"
Pissarides cree que la única salida viable para Grecia pasa por un ‘sí’ de los ciudadanos en el referéndum del día 5 de julio. El Premio Nobel considera que el gobierno de Tsipras ha tomado decisiones equivocadas, como "retrasar el control de capitales o negar la existencia del pánico a la fuga de capital", tal y como reconoce en una entrevista en Deutsche Welle. Además, critica la forma de llevar las negociaciones por parte del primer ministro griego, quien debería haber negociado con más insistencia ciertas medidas impuestas por la eurozona. En la entrevista, advierte de que un 'no' "podría dejar a Grecia fuera del euro mientras que el 'sí' asegura su permanencia".

Pese a ser partidario del ‘sí’ en la consulta, no está a favor de las exigencias de la Troika, a quien también critica. En una columna que escribió en The Guardian, Pissarides afirma que cualquier medida de austeridad es "negativa no solo para Grecia sino también para toda la Unión Europea"y que lo único que ha provocado es agravar la situación griega así como "generar una división en Europa". Por ello, anima a los dirigentes europeos a ser más benévolos en ciertos puntos, renegociar la deuda y hacer ver así a Grecia que quieren mantenerse unidos.

En ambos medios pide a los helenos que apuesten por el ‘sí’ para solucionar su crítica situación. Por otro lado, si llega el ‘no’ augura a Grecia un enorme distanciamiento de Europa, un retroceso y un mayor aumento de la recesión.

247 profesores de economía de universidades griegas abogan por el 'sí' en una declaración conjunta
La crítica situación vivida en Grecia y la convocatoria del referéndum provocó que 247 profesores de economía de diversas universidades del país se juntaran para publicar una declaración firmada en la que piden el ‘sí’ para Europa a la población griega, haciéndoles ver las graves consecuencias que conllevaría la victoria del ‘no’ y la posible salida de la Eurozona. Este grupo de profesores defiende en su manifiesto que este ‘no’ siempre sería peor que pagar la deuda y sentarse a negociar y pactar con el resto de socios de Unión Europa y el FMI.

Además, la negativa a Europa supondría unos efectos “económicos, sociales, políticos y geopolíticos desastrosos” y una serie de consecuencias funestas a corto y medio plazo que han querido hacer llegar a la población griega:

"Consecuencias a corto plazo: Cierre de los bancos, corte en el valor de los depósitos, notable descenso del turismo, escasez de productos básicos y materias primas, mercado negro, hiperinflación, quiebras, gran aumento de la tasa de desempleo, rápida bajada de los salarios y del valor real de las pensiones, profunda recesión, disturbios sociales y graves problemas en el funcionamiento de la sanidad pública".

A continuación, detallan los efectos a medio plazo: "aislamiento internacional, falta de acceso al mercado internacional de capital durante varios años, crecimiento bajo e inversión anémica, enorme desempleo combinado con altas tasas de inflación, suspensión del flujo de fondos estructurales de la Unión Europea, importante disminución del nivel de vida, deficiente prestación de bienes y servicios públicos básicos".

Consideran que todas estas consecuencias no deben producirse tras los graves sacrificios realizados por el pueblo griego en los últimos años ni tampoco en un momento en el que la situación económica estaba empezando a recuperarse. El manifiesto culmina con la petición al pueblo heleno de un ‘sí’ que les asegure mantenerse del lado de la Unión Europea y la eurozona.

http://internacional.elpais.com/internacional/2015/07/03/actualidad/1435913452_956868.html

lunes, 25 de mayo de 2015

La inmoralidad e ilegalidad de la deuda pública griega

Vicenç Navarro
El pasado 4 de abril el Estado griego nombró un Comité parlamentario, The Debt Truth Commitee (Comité de la Verdad sobre la Deuda), para analizar los orígenes de la deuda pública y por qué ha ido aumentando considerablemente durante los años de la Gran Recesión. Este Comité está compuesto por expertos nacionales e internacionales para asesorar en temas de financiación de la deuda pública. Otra dimensión importante de tal Comité es también analizar la legalidad de tal deuda, es decir, ver si los mecanismos que se utilizaron para su establecimiento eran legales o ilegales, tal como se concluyó que fueron en el análisis de las deudas públicas en casos anteriores, como en Cuba en 1898, en Irak en 2003 y en Ecuador en 2007. En estos casos la deuda pública se anuló precisamente por haberse demostrado que en ninguno de ellos se había respetado la legalidad internacional (ver Ozlem Onaran, “Should Greece Pay Back its Debt?”, Social Europe Journal, 23 de abril de 2015). El Comité establecido en el pasado abril debe, pues, ver si el Estado griego respetó la legalidad internacional cuando se endeudó y cuando, más tarde, pagó los intereses de la deuda así como la deuda en sí. Y en la misma línea, el Comité debe también analizar si los que compraron deuda pública griega (fueran los bancos públicos o privados, o los Estados) respetaron las leyes internacionales que rigen tal tipo de compras y ventas.

Pues bien, parece que, como señala Ozlem Onaran en el citado artículo, hay abundante evidencia de que tales leyes internacionales tampoco fueron respetadas en el establecimiento y crecimiento de la deuda pública griega, unas leyes reconocidas por las Naciones Unidas y por la propia Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Así, las leyes que rigen el establecimiento de la Seguridad Social Europea han sido violadas sistemática y continuamente en el inicio y engrandecimiento de tal deuda pública. Y todas estas leyes tienen en común un principio básico y es que el Estado no puede intervenir para infringir los derechos humanos de su población. La evidencia acumulada es que durante los años de la Gran Recesión, gran número de Estados –incluido el griego- han tenido un efecto muy negativo sobre estos derechos humanos (como el de la salud y bienestar de sus ciudadanos) con la aplicación de sus políticas.

La violación de los derechos humanos en Grecia y otros países de la Eurozona
Hoy, en la Eurozona, como resultado de las políticas de austeridad, justificadas para reducir la deuda pública, hemos visto:
1. El desmantelamiento de los convenios de negociación colectiva, causando en Grecia un descenso de un 25% del salario real por hora durante el periodo de aplicación de tales políticas.

2. El descenso del salario mínimo griego a niveles de los años setenta.

3. Una reducción de las pensiones públicas griegas, alcanzando las más reducidas unos niveles por debajo del umbral de la pobreza.

4. La extensión de la pobreza al 35,7% de la población, y al 44% de los niños entre 11 a 15 años.

5. Un aumento sin precedentes de las tasas de suicidio.

6. Una disminución del nivel de riqueza del país, con un descenso de un 25% de su PIB durante los años de su recesión, una situación sin precedentes en Europa en tiempos de paz.

Todos estos indicadores –y muchos otros- muestran la violación de las condiciones acordadas en tales leyes, que determinan que los préstamos a un Estado no pueden desestabilizar las sociedades ni afectar negativamente sus derechos humanos. En realidad, estudios han mostrado que si no se hubieran aplicado las políticas de austeridad para pagar la deuda, la economía griega no hubiera perdido el 25% de su PIB como ha ocurrido. Las enormes crisis humanas creadas por estas políticas de austeridad están violando los derechos humanos de la población afectada por ellas.

Soy consciente de que algunos lectores expresarán dudas de la eficacia de tales argumentos legales pues, en general, los derechos de propiedad siempre se respetan más que los derechos humanos. Pero un principio que, al menos en teoría, se aplica para que un Estado permanezca en la Unión Europea, es precisamente el respeto a la democracia y a los derechos humanos, derechos que hoy están siendo abusivamente infringidos en Europa. La pérdida de legitimidad de las instituciones de gobernanza de la Unión Europea se basa, precisamente, en la amplia percepción de que estos principios –que no son solo morales, sino también legales- se están violando sistemáticamente.
Vicenç Navarro
Público

Fuente original: http://www.caffereggio.net/2015/05/14/la-inmoralidad-e-ilegalidad-de-la-deuda-publica-griega-de-vicenc-navarro-en-publico/

sábado, 16 de mayo de 2015

Las cifras de la deuda 2015. Los países en desarrollo destinan más dinero a sus acreedores que lo que reciben en préstamos

La nueva publicación del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM), Las cifras de la deuda 2015, ahora disponible en español, francés e inglés, constituye un documento de especial relevancia para cualquier persona que quiere investigar o simplemente tener a su alcance herramientas para combatir las desigualdades, consecuencias de un sistema capitalista devastador basado en el endeudamiento.

Tal y como establece el manifiesto político de la red internacional del CADTM, «tanto en el Norte como en el Sur del planeta, la deuda constituye un mecanismo de transferencia de riquezas creadas por los trabajadores y trabajadoras y los pequeños productores y productoras a favor de los capitalistas. El endeudamiento es utilizado por los prestamistas como un instrumento de dominación política y económica». [1] Ahí se pueden observar desigualdades enormes recordando el famoso lema “somos el 99%” del movimiento Occupy Wall Street, de la ’clase pueblo’ en contra de la clase capitalista, el poderoso 1% restante. Así, la publicación recopila muchísimos datos como el que nos dice que “En 2013, el 0,7 % de la población mundial acaparaba el 41 % de la riqueza mundial mientras que el 68,7 % de la población tenía une riqueza conjunta de apenas el 3 % del total mundial.” [2]

En la misma línea, aprendemos que “en el continente africano, el 0,01% de la población se reserva el 60% del PIB africano”. ¡Una desigualdad tan explosiva solo puede provenir de una explotación brutal! Como mencionan los autores, los planes de ajuste estructural y otros planes de austeridad ligados a préstamos, “constituyen una máquina de guerra que tiene por objetivo destruir todos los mecanismos de solidaridad colectiva y someter todas las esferas de la vida humana a la lógica mercantil.” Estos mecanismos de endeudamiento obedecen a intereses imperialistas y son utilizados para someter y vigilar a los gobiernos y sus pueblos.

Como en las ediciones anteriores [3], el CADTM persigue el doble objetivo de proponer, por una parte, un análisis crítico y riguroso y, por otra, una denuncia de los fines y resultados nefastos del “sistema deuda” en todos los países. La lectura del documento, enriquecido con numerosas tablas y gráficos, nos lleva a entender cómo los ricos acreedores acaparan las riquezas producidas en detrimento de la mayoría de la población, nos permite desmontar el discurso dominante y luchar para acabar con el lastre de la deuda. Pues, contrariamente al discurso mediático y las afirmaciones de los dirigentes europeos, el actual incremento de la deuda pública en Europa fue posterior al sobreendeudamiento privado: Ha sido primero una crisis de la deuda privada que luego se transformó en crisis de deuda pública vía la socialización de pérdidas.

Las cifras de la deuda 2015 describe una breve historia de la crisis de la deuda (aumento de la deuda pública desde finales de los años 1960 hasta la crisis de la deuda y cesación de pagos en 1982) y los dos factores principales que llevaron a los pueblos de los PED a la trampa de la deuda: aumento de intereses y bajada de precios de materias primas. Dos tendencias que todo indica que podrían volver a repetirse. Se subraya también el rol y nefasto impacto que tienen los organismos financieros multilaterales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial o el Club de París) y los grandes grupos financieros internacionales sobre el desarrollo de los países, comprometiendo la soberanía y la democracia. La regla ’un dólar, un voto’, que persiste tanto en el FMI como en el Banco mundial desde su creación, pone en evidencia la supremacía de la potencia de los EEUU en aquellas instituciones, otorgándole el mayor derecho de voto al país norteamericano, lo que impide cualquier cambio que contravenga a sus intereses. También, en otra sección, se apunta al fracaso de la iniciativa de PPME (Países Pobres Muy Endeudados) lanzada en 1996 por el Banco Mundial y el FMI que concierne a tan sólo un 11% de la población total de los Países en Desarrollo (PED) y que no consiguió aliviar los desembolsos de estos países hacia sus acreedores.

El informe también aborda diversos aspectos estructurales o coyunturales. Temas cruciales como la salida al escenario mundial de China como país acreedor, las crisis alimentaria y climática, los fondos buitre, el carácter regresivo de la fiscalidad y, como consecuencia, la falta de recaudación tributaria de los ingresos y rentas altas, las desigualdades salariales de género y otros factores que no hacen más que desembocar en una mala repartición de la riqueza, profundizando las desigualdades generadoras de endeudamiento, la extrema pobreza y el hambre para millones de personas.

Si nos centramos en los recursos destinados al reembolso de la deuda, observamos una hemorragia sangrante de capitales hacia los acreedores. A menudo, una parte importante de este reembolso cabe bajo la definición de deuda odiosa y, según el derecho internacional, no debería ser reembolsada por haber sido contraída en ausencia de consentimiento de la población, en ausencia de beneficio para ella y en conocimiento por parte de los acreedores. A pesar de que muchos países siguen reembolsando esas deudas odiosas (y piden nuevos préstamos para eso, o sea se endeudan para reembolsar antiguas deudas), la foto a nivel global nos enseña una barbaridad poco difundida en manuales escolares o en medios que se autoproclaman “de información”: Los denominados países en desarrollo (PED) destinan más dinero a sus acreedores ubicados en “países desarrollados” - o mejor dicho industrializados - que lo que reciben en préstamos o donaciones, y no la inversa como en principio cabría esperar. En concreto, entre 1985 y 2012, las Administraciones Públicas de los PED transfirieron a los países industrializados del norte, el equivalente a 2,5 veces el Plan Marshall para la reconstrucción de Europa después de la segunda guerra mundial. Se trata de una transferencia neta de recursos negativa, ya que el deudor ha transferido una cantidad de dinero mayor a sus acreedores que la recibida como nuevos créditos. Este concepto es clave a la hora de contestar ¿Quién debe a quién?

Así, durante el periodo 1985 – 2000, las administraciones públicas de los países de África del norte, de África subsahariana y de Oriente Medio reembolsaron 61.000 millones de dólares más de lo que habían recibido durante ese mismo periodo. Los montos totales de la deuda externa de estos países en su conjunto se multiplicaron por 73 entre 1970 y 2012 mientras pagaron 145 veces la cantidad inicial que se debía en 1970. Se trata de una hemorragia sangrante. El CADTM nos advierte que esas transferencias deberían resultar aún más negativas si tomamos en cuenta en el análisis lo que podríamos añadir como la fuga de capitales, el coste de la fuga de cerebros, un cálculo del saqueo de los recursos naturales, etc.

Por otra parte, aberraciones reveladas en este precioso documento, como el hecho de que, para el año 2012, los PED reembolsaron a los acreedores 182.000 millones de dólares, mucho más que los 133.000 millones de dólares que “recibieron” como Ayuda oficial al desarrollo (AOD), permite relativizar el discurso paternalista occidental. Así, por ejemplo, la ayuda para el desarrollo para Oriente Medio en 2012 fue a parar casi en su totalidad al pago del servicio de la deuda externa. En 2012, la repatriación de los beneficios de las empresas en África, el continente más empobrecido del planeta, representó el 5% de su PIB contra el 1% de la Ayuda pública al desarrollo. Además, cabe distinguir entre ayuda real y ayuda fantasma, sabiendo que una gran parte de dicha “ayuda” esta compuesta de alivio de deuda y, como simple ejercicio contable, nunca llega a los países empobrecidos, supuestos destinatarios.

Al respecto de los países de Europa, se menciona a los bancos rescatados con ayudas públicas, sus beneficios privados y el enorme aumento de sus activos que pone en riesgo la estabilidad de las economías europeas. En España vemos cómo la parte del gasto público dedicado al pago de los intereses de la deuda casi se duplicó, pasando de 3,9% en 2008 al 6,4% en 2012, mientras el presupuesto afectado a educación y sanidad disminuyó (entre 2009 y 2011) un 13% y un 11% respectivamente. En Grecia, para “honrar” el pago de la deuda, la masa salarial del sector público pasó de 24.500 millones de euros a 15.800 millones entre 2009 y 2013 con cerca de 277.000 empleos menos. La prohibición a los bancos centrales de actuar como prestamistas ante los Estados (artículo 21.1 del estatuto del BCE) no hace más que encarecer la financiación por parte de dichos Estados. Así lo menciona el estudio citando a Olivier Bonfond: “...si Bélgica hubiera podido tener prestamos al 1% del Banco Central, la deuda pública habría pasado del 135% del PIB en 1992 al 34% del PIB en 2012 (…) Bélgica habría ahorrado 248.000 millones de euros entre 1992 y 2012.”

En fin, la moratoria, la auditoría ciudadana de la deuda y la anulación de la parte definida como ilegítima son expuestas como respuestas posibles y necesarias a la crisis que padecemos. La auditoría ciudadana debe poner en evidencia las sumas dedicadas al pago de una deuda en muchos casos odiosa, ilegal, insostenible o ilegítima, en detrimento de los derechos y necesidades fundamentales de la población. Se pone el ejemplo del informe del Colectivo para una auditoría ciudadana de la deuda pública francesa (CAC) que llegó a la conclusión de que el 59% de la deuda francesa resulta ilegítima por provenir principalmente de regalos fiscales y de unos tipos de interés excesivos.

Estos procesos de auditorías pueden ayudar a los países endeudados a tomar una decisión unilateral y soberana, dado que tienen poco control sobre su deuda, ya que a menudo, ésta se expresa en otras monedas o está sujeta a la legislación de otros países (cuyas jurisdicciones son, con frecuencia, más favorables a los acreedores). El CADTM lo reivindica como una respuesta necesaria a la hora de retomar la soberanía perdida, permitiría a los pueblos decidir sobre la utilización de sus recursos provenientes de su trabajo y reconquistar un poder popular en el sentido verdaderamente democrático.

Pero el CADTM no quiere pararse aquí y plantea la lucha contra el “sistema deuda” en el marco de una resistencia por un mundo liberado de todas formas de opresión y explotación. “Atacar a los fundamentos del poder de las finanzas significa el desmantelamiento de esos mecanismos y, por lo tanto, la anulación de la deuda pública”, interpela François Chesnais (Tobin or not Tobin, L’Esprit Frappeur, Paris, 1998) en una cita, pues aquí, la lectura de este documento constituye un avance de comprensión y conciencia del problema que padecen los pueblos, siendo un primer paso hacia la acción.
Jérôme Duval
Se puede descargar o leer el documento integro aquí: http://cadtm.org/Las-Cifras-de-la-Deuda-2015
Fuente original: http://www.elsalmoncontracorriente.es/?Las-Cifras-de-la-deuda-2015

jueves, 14 de mayo de 2015

La deuda griega

Entevista al economista Éric Toussaint sobre la deuda griega "No imaginaron que un gobierno antiausteridad haría una auditoría"
Txisko Fernández
Naiz

De la mano de la Fundación Hitz, Hitz, Éric Toussaint ha pasado esta semana por Euskal Herria con su última obra bajo el brazo –Bancocracia (publicado en castellano por Icaria Editorial)– y cargado de reposadas reflexiones sobre un ámbito en el que lleva décadas trabajando. Portavoz del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM), su trayectoria comenzó con la vista puesta en Europa –auditando, en los años 80, la explosión de la deuda de países del Norte, como Bélgica o Italia, coincidiendo con el inicio de las políticas neoliberales– y ahora está en el ojo del huracán de lo que unos denominan “crisis de la deuda en la zona euro” y otros “crisis humanitaria en Grecia”. Gara compartió con otros medios una entrevista tras una rueda de prensa el pasado martes en Bilbo. Este artículo recoge extractos de ambas comparecencias.

Txisko Fernández: ¿Cuál es el mandato que les ha dado el Parlamento griego?
Éric Toussaint: La decisión tomada por Grecia de constituir un comité de auditoría de la deuda, que han denominado “comité de la verdad sobre la deuda”, es inédita a nivel europeo. Ningún parlamento, ninguna institución de un estado de la Unión Europea o del conjunto de Europa, había tomado este tipo de iniciativas. Y lo ha hecho con un mandato tan claro como el de identificar la parte ilegítima, ilegal, odiosa y/o insostenible de la deuda reclamada a Grecia hoy en día.

Ese mandato es muy importante porque hay una amplia conciencia entre la población griega sobre la ilegitimidad y la ilegalidad de una parte de la deuda pero faltan argumentos sólidos, basados en el derecho internacional, con una visión de auditoría de las cuentas públicas, y con el criterio global de las finanzas públicas y de sus relaciones con las finanzas privadas. Hasta la fecha hay una falta de argumentación en la que basar las decisiones soberanas pertinentes en relación a la identificación de este tipo de ilegitimidad e ilegalidad.

Nosotros no vamos a hacer recomendaciones al Gobierno sobre la estrategia a seguir con la Unión Europea; no es parte de nuestra misión. Pero sobre la base de nuestras conclusiones, las autoridades podrán tomar de forma soberana decisiones fundadas en argumentos de derecho interno e internacional para lograr hacer frente a sus acreedores.

Aclaremos estos conceptos sobre la deuda: ilegítima, ilegal, odiosa e insostenible.
Una deuda ilegítima es la contratada en contra del interés general de la población. Por ejemplo, la deuda contratada como consecuencia de regalos fiscales a una minoría privilegiada, a través de la exoneración de impuestos. También se puede considerar ilegítima la deuda contratada para favorecer a los banqueros privados responsables de la crisis, la contraída para el rescate bancario.
Una deuda ilegal es la que ha sido contratada sin respetar las normas jurídicas en vigor en un estado o en una región económica o política como la eurozona o la UE. En el caso de Grecia, vamos a analizar si se respetó la Constitución a la hora de firmar el Memorándum de 2010 y el programa de rescate, de reestructuración de la deuda, de 2012; si se respetaron las reglas en vigor en la UE; si el Fondo Monetario Internacional, cuando otorgó crédito a Grecia, respetó sus propios estatutos…
También hay que analizar la legalidad desde el punto de vista de los tratados internacionales que garantizan el ejercicio de los derechos humanos. Es decir, si no se respetaron o se derogaron convenciones que protegen a los ciudadanos en el ejercicio de sus derechos humanos fundamentales, como el de alcanzar un alto nivel de educación, de salud pública, a un empleo decente, a una jubilación digna... si sucedió así, entonces estaríamos hablando de ilegalidad y de carácter odioso.

Y llego al punto de la insostenibilidad. No hablamos de sostenibilidad en términos financieros –la posibilidad de un Estado de seguir reembolsando una deuda porque encuentra cómo pagar–, sino en relación al derecho, donde se entiende que una deuda insostenible es aquella cuyo reembolso impide a un gobierno garantizar a su ciudadanía el ejercicio de sus derechos humanos fundamentales.

¿A quiénes llamarán a declarar ante la comisión?
Vamos a convocar en audiencia a Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo en la época; a Dominique Strauss-Kahn, entonces director general del FMI; al grupo Goldman Sachs, que participó del «maquillaje» de las cuentas de Grecia. Entre otros, invitaremos a declarar al representante brasileño en el FMI, Paulo Noguera Batista, que manifestó que la decisión del Fondo de otorgar crédito a Grecia fue tomada bajo la presión de Angela Merkel, Nicolas Sarkozy y los bancos franceses y alemanes, que exigieron el rescate público.

Hay testimonios de una discusión en la dirección del FMI en la que varios directores ejecutivos dijeron: “Hay que conceder una quita de deuda a Grecia, hay que reestructurar esa deuda ahora (era 2010), porque otorgar un crédito va a crear una situación en la que Grecia será incapaz de reembolsarlo”.

Pues resulta que el FMI solamente puede otorgar crédito a un país miembro si hace sostenible de manera estructural el reembolso de la deuda. ¿Y qué pasó? Los representantes de Francia y Alemania, apoyados por el resto de países de la zona euro, dijeron que no se podía hacer una quita porque implicaba un costo para los bancos franceses, alemanes, italianos…

Luego, esos acreedores privados, una vez cobrado el cupo de los bonos griegos, vendieron esos títulos en el mercado secundario a otros bancos y fondos especulativos. Y así, los grandes bancos privados salieron del mercado de la deuda griega. Y entonces, en 2012, hicieron la reestructuración de la deuda, con una quita, pero los afectados ya no eran los mismos banqueros; ahora eran, por ejemplo, los bancos chipriotas, que habían comprado a los bancos alemanes y franceses los títulos griegos pensando que era un buen negocio. Y eso provocó la crisis de Chipre.

¿Es compatible esta auditoría de la deuda con la negociación entre el Gobierno de Alexis Tsipras y la Unión Europea?
Por supuesto que es compatible. Aquí hay un especie de ironía de la historia, que es la siguiente: en mayo de 2013, el Parlamento Europeo, bajo la presión de la Comisión Europea, adoptó un reglamento muy duro para los países sometidos a un plan de ajuste estructural –en esa época, Grecia, Portugal, Chipre e Irlanda–. Se llama Reglamento 472 y es extremadamente duro en el tutelaje de las economías de los países bajo asistencia financiera. En el artículo 7.9 se dice que un país bajo ajuste estructural tendrá que realizar una auditoría integral de su deuda para explicar cómo aumentó hasta un nivel insostenible y para identificar posibles irregularidades.

¿Qué está haciendo Grecia al crear el comité de auditoría? Está implementando ese reglamento, que para mí es injusto, pero existe. Cuando se adoptó, claro está, no imaginaron a un gobierno antiausteridad llevando a cabo una auditoría de la deuda; pensaron en otro tipo de escenarios. Pero, a veces, este tipo de situaciones imprevistas permiten a un gobierno basar en el derecho un acto importante; en este caso, un acto democrático y elemental.

¿Hasta ahora no lo ha hecho ningún otro gobierno europeo?
Creo que es importare preguntar a la Comisión Europea, responsable de implementar ese reglamento, por qué no le exigió al Gobierno de Antonis Samaras la auditoría; por qué no se la exigió a Pedro Passos Coelho en Portugal; por qué no se la exigió a Chipre… Realmente, no querían que se hicieran esas auditorías de la deuda.

¿Podría revertirse de alguna manera la socialización de la deuda privada? ¿Obligar a los bancos a asumir la quita?
Podrían pagar la factura de anulación de la deuda, quizás con una contribución a un fondo específico… Si la pregunta es quiénes son los dueños de la deuda de los Estados, no hay ninguna duda de que la respuesta es que los bancos son los principales acreedores. En el caso español, son bancos privados nacionales o extranjeros los tenedores de la deuda pública. En el caso de Grecia, son los acreedores públicos; es un caso que yo calificaría de excepcional, junto a los de Portugal y Chipre.

¿Se puede documentar claramente a dónde han ido a parar los créditos concedidos a Grecia?
Lo que es absolutamente seguro, porque hay declaraciones muy claras al respecto, es que Grecia fue obligada a utilizar el dinero recibido para hacer los pagos a los bancos. El dinero que se quedó en Grecia fue sumamente minoritario. Y eso lo vamos a mostrar con la auditoría, aunque ya está bastante documentado, tanto la parte que salió de Grecia inmediatamente en pago a los bancos, como la parte que llegó entre 2010 y 2012 a los bancos griegos, que en gran parte eran filiales de bancos franceses y alemanes.

¿Y qué repercusiones puede tener fuera de Grecia?
Puede ser un ejemplo para los demás pueblos. Hay mucha esperanza en la opinión pública europea sobre lo que puede ocurrir en Grecia. Si el Gobierno elegido democráticamente con un programa de ruptura con la austeridad logra garantizar a su ciudadanía el restablecimiento de los derechos humanos fundamentales, enfrentándose a las autoridades europeas y a los acreedores, sería un ejemplo extraordinario para la UE y para los pueblos de Europa.

Por eso mismo, un Gobierno como el de Mariano Rajoy es tan riguroso como el de Angela Merkel cuando se está dialogando con las autoridades griegas. Porque Mariano Rajoy, quizás más que otros, quiere el fracaso de la experiencia del Gobierno de Syriza para convencer a los pueblos de España de que no hay salida fuera de la austeridad y que un gobierno de tipo Syriza es imposible, inconcebible, en el Estado español. De ahí la importancia de brindar nuestro apoyo al pueblo griego para permitir que esa experiencia sea exitosa.
Éric Toussaint es un economista belga (Namur, 1954) y portavoz del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM) que ha sido elegido por el Parlamento de Grecia para coordinar al grupo de expertos –30 personas de 10 nacionalidades distintas– que analizarán cómo se ha generado la deuda pública y quiénes son los responsables.
Fuente: http://www.naiz.eus/eu/hemeroteca/gara/categories/consecuencias-de-las-politicas-de-ajuste-en-europa

miércoles, 8 de abril de 2015

Grecia cifra la deuda de Alemania por la invasión nazi en 279.000 millones. La cantidad comprendería los préstamos concedidos y el valor de las piezas expoliadas

El Gobierno griego ha plasmado finalmente en la cifra de 279.000 millones de euros la demanda de reparaciones por la ocupación nazi de Grecia durante la Segunda Guerra Mundial. La comisión del Parlamento griego sobre el tema que comenzó a funcionar la semana pasada busca reclamar las reparaciones, pero también la devolución de los préstamos concedidos por el Gobierno griego títere impuesto por los invasores y de las piezas arqueológicas expoliadas. Atenas hace público este informe precisamente en una semana clave de negociación con sus acreedores, en la que deberá afrontar un pago al FMI, una subasta de Letras del Tesoro, además de prepararse para el desembolso de salarios y pensiones el próximo día 15.

Durante su comparecencia ante esta comisión, el viceministro de Finanzas, Dimitris Mardas, ha explicado que Berlín debe 278.700 millones de euros según los cálculos de la Oficina General Contable del Estado. Los créditos suman de por sí 10.300 millones de euros. La reivindicación de las reparaciones de guerra ha tenido más repercusión en los últimos años, coincidiendo con la crisis y los sucesivos rescates griegos de la troika (Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo y Comisión Europea) que suman un total de 240.000 millones de euros.

Alemania en cambio rechaza las reclamaciones griegas y asegura que ha cumplido con todas sus obligaciones y recuerda el abono a Grecia de 115 millones de marcos alemanes a Grecia en 1960.

Por otra parte, el Gobierno ha asegurado que no se incluirá una subida del IVA en la lista de reformas presentada a los acreedores internacionales, según el portavoz del Gobierno, Gavriil Sakellaridis, que ha realizado declaraciones a la emisora de radio privada Real FM.

"Por parte del Gobierno griego no hay incremento del IVA para ninguna isla en la lista de reformas presentada", ha afirmado. "Pero el debate está abierto", ha advertido. En cuanto a la reunión del domingo en Estados Unidos entre el ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, Sakellaridis ha destacado que se produjo a petición del ministro griego.

"Varoufakis tenía un viaje a Washington previsto para entrevistarse con cargos del Ministerio de Finanzas estadounidense, reuniones que se producirán hoy, y como estaba de visita en Washington, pedimos esta reunión con la señora Lagarde", ha explicado. En la reunión se abordó en conjunto el programa de reformas planteado por el Gobierno griego. "Hubo un debate de fondo sobre el marco de las reformas", ha asegurado Sakellaridis.

Este mismo lunes, fuentes del Gobierno griego han asegurado que Lagarde no pidió a Varoufakis, ...
Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2015/04/07/actualidad/1428400924_433682.html

jueves, 12 de marzo de 2015

Grecia, la deuda inútil La UE debe acabar la era de los recortes a ultranza e iniciar la del estímulo inversor

Una vez que el Gobierno de Grecia ha alcanzado un acuerdo político solo para cuatro meses con el Eurogrupo, aceptando básicamente las condiciones de este, es un buen momento para analizar la situación de ese país en el contexto europeo. El caso griego es el paradigma de la crisis. Cientos de miles de euros entregados a Grecia desde 2010 para evitar la caída de la banca acreedora europea, que valieron únicamente para refinanciar esa deuda privada y transmutarla en deuda pública en manos de los Gobiernos de la eurozona y del BCE. No sirvieron para sanear la economía griega. Entre otras cosas porque la inoperancia de los sucesivos Gobiernos helenos y las condiciones deflacionistas de los rescates, consistentes en deprimir el consumo, la hundieron aún más. Ha sido una deuda inútil.

Su contrapartida debió ser —y no lo fue— un programa de inversiones, al tiempo que de reformas internas en la Administración, contra la corrupción, y en el sistema fiscal —injusto e inservible— que padece Grecia, junto a un descenso en los abultados gastos en Defensa y la desaparición de los privilegios fiscales y salariales de la poderosa Iglesia ortodoxa. No hay más que ver la “lista de reformas” enviada al Eurogrupo por el Gobierno griego para comprender que está casi todo por hacer. Eso explica que el ministro de Finanzas, Varoufakis, renegase de la deuda considerándola una adicción, una droga. Eso es exactamente.

La pretensión del Gobierno griego era abolir el programa de rescate o asistencia financiera y sustituirlo por un préstamo puente que no condicionara su política económica. O sea, más deuda, aunque incondicional. El programa de rescate se impuso a Grecia porque no era capaz de financiarse en los mercados por sí misma, nadie le prestaba a intereses asumibles. Solo la Unión, naturalmente, y con condiciones, pero hasta hoy han sido demasiado duras para el pueblo griego e ineficaces para salir del hoyo.

Hay otras sendas que se podrían y deberían transitar. En el corto plazo, además de la liquidez monetaria que ha de aportar el BCE, el pueblo griego necesita respirar, recibir ayuda, ya prácticamente humanitaria. No creemos que sea imposible un plan europeo, acotado en el tiempo, dirigido a elevar el consumo y la calidad de vida de los griegos y de los europeos más necesitados, en materias como la salud o el derecho elemental —especialmente de niños y mayores— a la alimentación. Sin embargo, los problemas de fondo de Grecia van más allá. Sin resolverlos, un alivio momentáneo no sería sostenible, ni un tercer rescate clónico de los anteriores. Se requiere política y no otro diluvio de deuda solo para salir del paso. La enésima crisis griega está, efectivamente, más que nunca teñida de política, pues convive con una reciente decisión democrática de los electores, que habría de servir para que, con la participación del Banco Europeo de Inversiones y de la Comisión Europea, Grecia —a cambio de reformas estructurales— dispusiera, no de más deuda pasiva para tapar los vencimientos de cada día, sino de un programa inversor sólido que inyecte energía a su congelado sistema económico.

Ese programa debería insertarse en lo que es verdaderamente estratégico: un giro en la economía europea hacia la política que, con éxito, ha impulsado Obama en Estados Unidos. El último proyecto de presupuesto que ha presentado al Congreso es un ejemplo válido para Europa: subida de impuestos sobre el capital y las herencias a los más ricos, personas y sociedades —particularmente a las multinacionales que se escapan a los paraísos fiscales, algunos de ellos europeos—, inversiones en infraestructuras, ayudas a las clases medias.

Al lado de lo anterior, la UE debería abordar una renegociación de la deuda griega, a todas luces impagable en las actuales condiciones. Se pueden utilizar diversos mecanismos: mayores plazos, reducción de intereses y un objetivo de superávit primario más razonable que el vigente. Cuando se trata de los “grandes” la UE es siempre flexible, como acabamos de ver con los déficits de Francia e Italia. Lo que no pueden hacer ni Grecia ni la Unión es seguir con una política de ajuste hipócrita que solo ha hecho aumentar la deuda pública y no sacarnos del crecimiento plano, del desempleo crónico, de la deflación.

Cambiar esto es lo que realmente puede ayudar a Grecia y nos puede ayudar a los demás. ¿Qué podría hacer Tsipras al respecto? No ir de llanero solitario, o caer en la tentación de liderar radicalismos estériles. Esa inclinación no es sencilla de evitar, cuando Syriza prometió tanto. Pero no conduce a nada bueno. Solamente a dejarse seducir por un neonacionalismo o neosoberanismo aislacionista, incluidos amagos de cambios de alianzas, que llevaría de forma natural al antieuropeismo, igualmente estéril. Grecia haría bien en acercarse a fuerzas y Gobiernos progresistas, como los de Francia e Italia, para empujar a la Unión a acabar con la era de los recortes a ultranza, e iniciar la era del estímulo inversor, que solo se puede conseguir eficazmente desde Europa como algo que beneficie a todos, no solo a Grecia. La idea de las “soluciones en un solo país” ha pasado ya a la historia.

Diego López Garrido es diputado y presidente del Consejo de Asuntos Europeos de la Fundación Alternativas. Nicolás Sartorius es vicepresidente ejecutivo de la Fundación Alternativas.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/03/10/opinion/1426005028_278601.html

jueves, 19 de febrero de 2015

Mi gran deuda griega

Oigo en la tele que mi parte en la deuda griega, lo que ese bello país me debe como español, es de unos 1.000 euros. Puesto que me asignan ese papel de acreedor, quisiera sugerir cómo deseo que se me devuelva lo prestado. Ya anticipo que no tengo nociones de economía (¡afortunadamente!), pero creo que me sobra sensatez: todos hemos prestado cantidades semejantes a un hermano o a un amigo que lo necesitaba, o nos lo han prestado a nosotros. Cuando mi hermano está en semejante situación y le es imposible devolverme los 1.000 euros, no quiero que viva miserablemente ni le pido que se haga el haraquiri, tan solo que modere ciertos gastos (no en sustento, calefacción, ropa o material escolar) y que me entregue lo que pueda cuando pueda. Con el tiempo ni siquiera me acordaré de aquella deuda, y tan amigos. Pero también puedo ponérselo fácil recuperando lo prestado en forma de servicios: si mi hermano tiene un bar y me hace buen descuento en las consumiciones, podré recuperar poco a poco lo adeudado sin quebranto de lo mío y con estímulo de su medio de vida. 

Cuando era más ingenuo creía que la Unión Europea era una hermandad de naciones libres, unidas por los derechos sociales y la democracia, ese invento griego que cada día pervierten nuestros políticos. Como acreedor de esa miserable cantidad, exijo que se trate a Grecia como a mi hermano de sangre: ¿de verdad no es posible dejar que los griegos paguen poco a poco, sine die, y sin obligarlos a vivir en la miseria, o bien olvidar alguna vez parte de lo prestado, o dejar que nos hagan buenos precios por disfrutar de sus playas y monumentos como parte del reintegro de esa deuda? ¡Pues claro que se puede, Frau Merkel!—
 Segovia 14 FEB 2015.
P. D.: El préstamo no se ha hecho al pueblo griego, sino a los bancos griegos, como en España, para que no dejen de pagar los prestamos concedidos por los bancos alemanes, entre otros. Y todo ello sin consultarnos y responsabilizando al pueblo español de los pagos. ¿Es eso un ejercicio de democracia? ¿No hay responsables de esa deuda en Grecia y España?