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sábado, 4 de marzo de 2017

Las ocho mujeres de Sol, cumplen una semana en huelga de hambre. "Los políticos nos quieren invisibilizar".

Candela Salvador
www.publico.es

8 Mujeres llevan en huelga de hambre en la Puerta del Sol, Madrid-España más de una semana para exigir que las violencias machistas se consideren una cuestión de Estado.

Llevan siete días en la madrileña Puerta del Sol para reclamar los derechos de las mujeres maltratadas en casos de violencia machista. Han recogido más de 100.000 firmas para forzar que esta lacra se considere "cuestión de Estado".

Gloria, Martina, Patricia, Marian, Susana, Sara, Sonia y Celia llevan 7 días apostadas en la madrileña Puerta del Sol en huelga de hambre, una situación que no piensan cambiar hasta que se aseguren que las mujeres "pueden vivir”. El pasado jueves a las 8 de la tarde llegaron al centro de Madrid con una idea clara, reclamar los derechos de las mujeres maltratadas. Sus propuestas están recogidas un manifiesto de 25 puntos que, entre otras cosas, pide impulsar la ley de 2004 de medidas de protección integral contra la violencia de género, en la que se contemple la figura de "feminicidio". Durante estos días las fuerzas han ido decayendo. “Hemos pasado por todos los fenómenos meteorológicos y eso nos ha afectado mucho, pero no nos vamos a mover ”, han advertido a Público.

El pasado sábado, 11 de Febrero, recibieron el apoyo de la Plataforma de Artistas contra la Violencia de Género, con la participación de la cantante Cristina Valle, y el domingo lanzaron una petición a Mariano Rajoy en la que reclamaban que se formase un gabinete de crisis de forma urgente. Pero los días han ido pasando y no han recibido atención de los partidos políticos. “Nadie se ha acercado por aquí, ni se ha puesto en contacto con nosotras.

Los políticos nos quieren invisibilizar”, afirma Gloria Vázquez, presidenta de la asociación 'Ve la luz', organización que ha puesto en marcha esta protesta. Tras una semana sin ingerir nada sólido, no se rinden: “Quieren que nos vayamos a un albergue, pero no vamos a irnos. Queremos estar aquí y que la gente vea lo que ocurre", afirma la presidenta de 'Ve la Luz'.

El pasado fin de semana recibieron la visita de la vicealcaldesa de Madrid, Marta Higueras, y la diputada socialista Ángeles Álvarez, quienes les facilitaron una carpa y plásticos para refugiarse. “El Ayuntamiento nos trajo una carpa de verano. Una vez se inició el protocolo de huelga de hambre, el Samur Social nos trajo hamacas y una carpa para poder dormir. Cuando vino la lluvia nos empapamos y decidimos volver a la carpa que habíamos traído nosotras. Me quejé de la situación y me respondieron: 'Es lo que tenemos'. Tras la queja nos dijeron que nos traerían otra cosa pero era la misma carpa y nos devolvieron nuestras ropas tan mojadas como se las llevaron”, relata Gloria Vázquez.

"Maite Higueras trató de convencernos para que nos fuéramos a un albergue. Me dijo que si éramos consciente de que nos estábamos poniendo enfermas, son ellos quienes nos están enfermando”, afirma Vázquez. Fuentes municipales han querido matizar a Público que "se les ofreció acudir a la Unidad de Estancias Breves debido a la fuerte lluvia que estaba cayendo". Asimismo, afirman que el Samur Social de Madrid está pendiente de su estado de salud y sus necesidades.

A pesar de no tener el apoyo de los partidos políticos sí cuentan con el amparo de otras asociaciones de mujeres. “Estamos apoyando sin duda y sin fisura esta campaña”, han afirmado a Público desde la 'Fundación Mujeres'. Asimismo, coinciden con las activistas en huelga de hambre en que “el Gobierno debería estar más cerca y las Instituciones deberían escuchar”. Además,en la tarde del jueves, comenzaron a llegar grupos de activistas con sus tiendas de campaña para apoyar la causa de estas mujeres "Han venido a apoyarnos grupos de compañeras y sabemos que a lo largo del fin de semana irán llegando más, pero el Ayuntamiento no les da ha dado permiso para acampar con nosotras" comenta Gloria Vázquez.

Esta situación ha provocado que el jueves por la mañana agentes de la policía local llegaran para desalojar las tiendas de las chicas que han venido a apoyar a las ocho mujeres en huelga de hambre. Aunque finalmente han podido quedarse. "Los permisos están pedidos, pero aún no nos han dado nada. Hemos pasado la noche aquí y no nos moveremos. Tenemos que apoyarnos y cuidarnos entre todas", ha señalado a Público una de las chicas que se unió este jueves a la protesta.

Desde el Ayuntamiento les han recomendado que deben pasar la noche en un centro habilitado, "un espacio feminista". Sin embargo, ninguna de las chicas piensan moverse. "Nos quieren ocultar y nosotras no nos vamos a ninguna parte", han expresado. Los transeúntes que pasan por la Puerta del Sol también les ofrecen muestras constantes de apoyo, su carpa es un ir y venir de ciudadanos. “Mucho ánimo y gracias por estar aquí” es una de las frases más escuchadas.

Mientras tanto estas mujeres continúan con la recogida de firmas para pedir un anteproyecto de ley que impulse un gabinete de crisis para la lucha contra la violencia machista y que se aborde como cuestión de Estado”, tal y como recoge en su petición de Change.org. Ya han conseguido más de 4.000 firmas, que se suman a las cerca de 100.000 que han recogido durante estos días en la calle. “Cuando reunamos las suficientes las llevaremos al Congreso”, afirman.

“Queremos una ley específica y especializada que tenga como tronco la violencia machista y a través de sus ramas trate cada una de las especialidades de este problema. Además, pretendemos que se considere el síndrome de negación parental como indicio de violencia machista”, afirma Gloria Vázquez.

Asimismo, estas mujeres han lanzado la campaña “Todas a Sol” , en la que cada tarde organizan una cacerolada en muestra de repulsa por la situación que están viviendo. Tras una semana en huelga de hambre, no dudan. “Tenemos que ir cerrando puertas al maltratador, necesitamos políticos que no tengan miedo al maltratador y por ello vamos a luchar”, argumenta Vázquez.


Fuente:
http://www.publico.es/sociedad/mujeres-semana-despues-ocho-mujeres.html

martes, 21 de febrero de 2017

¿Gestación subrogada? ¿Vientres de alquiler? & neoliberalismo. Explotación reproductiva


TribunaFeminista



Cada vez se esta oyendo más los conceptos de vientres de alquiler, gestación subrogada. La autora, con brillantez pedagógica, nos aclara lo que es está detrás de estos términos y de esta práctica cada vez más interesada en ser normalizada y regularizada: un pensamiento y práctica neoliberal de la vida.

El tema parece estar en boca de todo el mundo. Los medios sociales se llenan de artículos de opinión. Los principales partidos empiezan, con mayor o menor timidez, a mojarse ahora que no les queda otra. ¿Regulación, sí o no?.

Gestación subrogada, vientres de alquiler
Quienes están a favor lo llaman gestación subrogada, que suena más agradable, aunque al fin y al cabo alude al hecho de que se trata de un negocio jurídico y no de una técnica de reproducción asistida, como aseguran con vehemencia. Quienes están en contra muchas veces se refieren a ello como vientres de alquiler.

Como feminista me duele este término, vientre de alquiler, porque además de ser peyorativo hacia las mujeres gestantes y de obviar el hecho de que el objeto de transacción no es ni más ni menos que un bebé, resulta del todo impreciso.

No se alquilan vientres, sino mujeres enteras: sus cuerpos, sus sentimientos, sus experiencias, su tiempo. Sí, seamos claras. Las mujeres se convierten en posesiones de las personas contratantes (y de las empresas intermediarias, si se da el caso), quienes tienen derechos de propiedad sobre ellas a lo largo de todo el embarazo. Esta lucrativa rama de la industria de la tecnología reproductiva es, digámoslo de una vez, violencia contra las mujeres. Por eso me niego a llamarlo otra cosa que explotación reproductiva.

Manipulación de la realidad
Mediante una vergonzosa manipulación de la realidad, las personas que abanderan la causa de la regulación no ofrecen argumentos racionales sino que elaboran toda una mística de las emociones —su maravillosa gestante a la que siempre querrán, su precioso bebé, su sueño de formar una familia— aludiendo, por si fuera poco, a una pretendida libertad de las mujeres para hacer lo que les plazca con su cuerpo.

Una libertad individual que quiere situarse por encima del bien común, una libertad individual que decide lo que hace con una tercera persona, el bebé. Que la parte de la derecha más aferrada al neoliberalismo que a Dios se muestre a favor no es ninguna sorpresa.

Que sectores de la izquierda también sean partidarios ha sido más difícil de digerir. Pero como grafitearon por toda Bolivia las Mujeres Creando: “lo más parecido a un machista de derechas es un machista de izquierdas”. No obstante, lo realmente devastador ha sido encontrarse con compañeras feministas posicionándose a favor de regular que los cuerpos de las mujeres y de las niñas y niños nacidos salgan al mercado.

Libertad individual; desigualdad social y de género.
Libertad no era esto, hermanas. Libertad era disfrutar de nuestra sexualidad, perseguir nuestros sueños, gozar de la vida, mandar a la mierda los cánones de belleza, relacionarnos entre nosotras con sororidad, celebrar la diversidad, avanzar sin obstáculos, poder caminar en la noche oscura, ni sumisas, ni devotas…

En este infame patriarcado parece que no nos queda otra que ser una más en “la larga estirpe de vendidas” de la que hablaba Cherríe Moraga, mujeres que traicionan a mujeres en pos de ese individualismo que olvida que todo lo bueno que hay en nuestras vidas se lo debemos a las que lucharon por todas. Desde una posición feminista y anticapitalista, es imposible tolerar la regulación de la explotación reproductiva, que coloca a las mujeres con menos recursos en una situación de precariedad anímica y física mientras que las (blancas) más privilegiadas pueden dedicarse a trabajos más satisfactorios.

Es del todo imposible el altruismo en un sistema social, económico y político como el nuestro, caracterizado por un desequilibrio de poder en el que la venta de la capacidad sexual o reproductiva puede ser cuestión de supervivencia para muchas mujeres. Un feminismo coherente debe ser impugnador de un sistema capitalista que potencia las libertades individuales antes que las colectivas, que pone precio a la vida y que siempre encuentra nuevas formas de beneficiarse de la desigualdad.

Fuente:
 http://www.tribunafeminista.org/2017/02/explotacion-reproductiva/

sábado, 14 de enero de 2017

_- Urbanismo feminista. Cómo humanizar las ciudades desde la experiencia de las mujeres

Publico.es

El Col.lectiu Punt 6 es una cooperativa de arquitectas, sociólogas y urbanistas que lleva más de diez años reivindicando una transformación social a base de repensar los espacios urbanos para romper jerarquías y discriminaciones.

“La configuración de ciudades y pueblos prioriza un sistema capitalista y patriarcal que no ha tenido en cuenta las necesidades relacionadas con el sostenimiento de la vida. Se trata de transformar la sociedad repensando los espacios para reconfigurar las realidades”, sostiene el Col·lectiu Punt 6, una cooperativa de arquitectas, sociólogas y urbanistas que lleva más de diez años trabajando el urbanismo feminista, o urbanismo con perspectiva de género, en proyectos de ámbito tanto local como internacional. Abogan por reorientar el urbanismo situando como ejes a las personas y su diversidad y analizando la influencia de los roles de género.


El urbanismo feminista, un concepto de tratamiento de las ciudades teorizado en los años 70, que comenzó a aplicarse en los 90 y que ahora, con los nuevos ayuntamientos, empieza a entrar en la agenda de las capitales españolas —Barcelona lo ha incorporado como política pública—, no es, no obstante, algo centrado únicamente en las mujeres. “No nos gusta la idea totalizadora de hablar de las mujeres como grupo social; somos más de la mitad de la población, somos diversas y tenemos privilegios y opresiones diferentes”, explica Blanca Valdivia, socióloga urbana y miembro del colectivo.

“En realidad se trata de visibilizar las tareas del cuidado, de la reproducción, que históricamente han realizado las mujeres, y, a partir de ahí, mejorar la experiencia vital en la ciudad sin perpetuar los roles de género”, anota Adriana Ciocoletto, arquitecta urbanista e integrante, también, del grupo. Es decir, de aplicar una perspectiva interseccional en la que el género se cruza con características como la edad, el origen, la posición socioeconómica o la identidad sexual, para observar cómo se cruzan y, a partir de ahí, trabajar para eliminar las desigualdades.

“En el diseño urbano se pone el énfasis en lo productivo, cuando la ciudad y los elementos urbanos deben ser el soporte para la realización de la vida —añade Valdivia—. Hay que incluir esas necesidades y darles un valor para que cualquier persona pueda realizar labores de cuidado y vida reproductiva”.

Bancos en Gavà y portales en Donosti
Uno de los ejemplos de urbanismo feminista más desarrollados se encuentra en Viena, cuyo ayuntamiento lleva impulsando desde hace dos décadas actuaciones como el programa del distrito Mariahilfer, que, teniendo en cuenta la diversidad de sus habitantes, incluye actuaciones en materias como la seguridad —iluminación—, la movilidad —aceras amplias y eliminación de los aparcamientos en superficie en las más transitadas por peatones— y la socialización, tanto en la calle, con bancos y zonas de contacto para personas, como en las casas, con espacios amplios que facilitan el encuentro en vestíbulos y escaleras. Esta actuación, que incluye una inusual variedad de bancos —de descanso, enfrentados para facilitar la conversación en grupo— repartidos por el barrio, se complementa con tres proyectos de vivienda, diseñados por despachos liderados por mujeres, con espacios flexibles y servicios compartidos, diseñados para acoger a distintos tipos de unidades de convivencia.

“Tienen en cuenta servicios que no existen en la ciudad, como espacios públicos para el cuidado, interconectados entre sí y con las viviendas, o el guardado para elementos que no se suelen tener en cuenta en el diseño como bicicletas o carritos infantiles junto a la escalera —señala Ciocoletto—. Es un pequeño ejemplo de cómo debería ser una ciudad desde esta perspectiva”.

En España, varios ayuntamientos han comenzado a dar pasos en ese sentido.
Girona comienza a trabajar la red de espacios públicos desde la perspectiva del cuidado, Gavà (Barcelona) prioriza la conversión de las esquinas del casco histórico como espacio de encuentro para las personas con bancos y zonas de sombre y Donosti aplica en la vivienda nueva una normativa de portales seguros con puertas accesibles y sin zonas oscuras. Palma incluye la formación en urbanismo feminista en el equipo que va a revisar su plan general de ordenación, en Santa Coloma de Gramanet el área de Urbanismo está dirigida desde una visión feminista de la ciudad, y Barcelona ha creado un área de esta especialidad.

Y, antes, entre 2004 y 2011, el fondo económico de la ley de Barrios de Catalunya permitió impulsar proyectos sobre estructuras urbanas con perspectiva de género y con actuaciones en percepción de seguridad en el diseño de los espacios y movilidad cotidiana desde la participación de las mujeres. Sin embargo, más allá de las administraciones, apuntan las integrantes de Col·lectiu Punt 6, las iniciativas en este ámbito vienen de las propias entidades feministas, como ocurre con la auditoria urbana de género realizada en Manacor (Balears) para presentar al Plan General de Ordenación Urbana un paquete de alegaciones que proponen cambiar el modelo de esa ciudad para tener en cuenta la vida de las personas.

Redes cotidianas que favorezcan el cuidado y la autonomía
Sin embargo, ambas son conscientes de las resistencias que encuentran este tipo de planteamientos humanizadores en las administraciones locales. “Es verdad que a priori entra en la agenda política, pero en la práctica hay muchos intereses económicos y lobbies en las decisiones urbanísticas”, apunta Valdivia. “Si no hay cambio de modelo todo esto se quedará en nada, en pinceladas pero no en un cambio de base”, añade Ciocoletto.

Partidarias de la rehabilitación de espacios y tramos urbanos ya existentes más que de la creación de otros nuevos —“se tiene que gestionar bien lo que ya existe, priorizar el detalle para que los recorridos urbanos sean sencillos”, dice Valdivia—, las urbanistas señalan líneas posibles de actuación como dar usos nuevos a las plantas bajas, potenciar los caminos escolares “como parte de esa red cotidiana para favorecer el cuidado y la autonomía, que favorece a otras personas que usan esa red y no van a la escuela”, e implantar nuevos medios de transporte público como el trambús. Y, también, abrir a la ciudadanía “equipamientos públicos infrautilizados como las escuelas, que tienen bibliotecas y espacios deportivos que se pueden utilizar por la tarde”.

Espacios inhóspitos pero mercantilizables Las urbanistas llaman la atención sobre tres aspectos clave del desarrollo habitual de las ciudades europeas, que condicionan la vida en ellas. Uno es su planificación en polígonos según la funcionalidad, es decir, basada en los usos predominantes en estos, principalmente residencial, productivo, comercial y de ocio. Otro, el diseño de las redes de transporte, realizado “desde el punto de vista productivo, para ir al trabajo, y para conectar las zonas residenciales también con esas áreas de ocio y de comercio”, apunta Ciocoletto, que añade que “las redes de transporte público y las peatonales no están pensadas para el resto de los recorridos cotidianos, como ir a un equipamiento o a un centro deportivo”.

“Esta estructura no favorece a quien no hace un uso productivo”, anota Valdivia, que señala un tercer aspecto: “Se tiende a construir espacios públicos pavimentados, con un fácil y barato mantenimiento, pero que no acompañan las actividades cotidianas. No hay bancos, fuentes o un espacio público que ayude a socializar. Son amplios y asépticos, inhóspitos, e invitan a mercantilizarlos. A veces una terraza es el único sitio en el que te pueden sentar”.

Fuente:
http://www.publico.es/sociedad/urbanismo-feminista-humanizar-ciudad-experiencia.html

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Feminismo & Neoliberalismo sexual. La desigualdad sexual que normaliza la pornografía: no todo tiene justificación.

TribunaFeminista

La autora reclama que hay que reaccionar socialmente, también a la izquierda, ante una forma de entender la sexualidad y la erótica desde un pensamiento neoliberal del hecho sexual, fomentando la normalización de una pornografía mantenedora de la desigualdad y violencia de género.

En lo que llevamos de mes han sido publicadas diversas noticias y artículos informando de las grabaciones de porno extremo que se han realizado estos días en Barcelona. Feministas ya se han posicionado en contra de la permisividad de estas grabaciones en el espacio público, como el Partido Feminista de España enviando una carta al Ayuntamiento de dicha ciudad, o como Purificación Causapié, Portavoz Socialista del Ayuntamiento de Madrid, dirigiéndose al gobierno municipal para que actúe contra otras grabaciones de porno que también han tenido lugar en la capital. La primera de estas instituciones ha declarado querer poner coto a estas situaciones, ha llamado a la participación ciudadana para denunciarlas y ha expresado su preocupación por “proteger a personas externas ajenas al rodaje, y en especial a los menores de edad”. Al mismo tiempo, ha manifestado su opinión acerca de que “el sexo que se practica en el porno, como cualquier otro marco en el que se practique sexo entre adultos, es legítimo siempre que todas las partes estén de acuerdo y lo hayan negociado previamente al contenido de las escenas”.

Esta afirmación, compartida por gran parte de la sociedad e incluso por personas que se autodenominan “progresistas” y “feministas”, me inquieta: se trata de la concepción neoliberal de la sexualidad por la que se entiende que mientras haya consentimiento todo vale, como si viviésemos en una sociedad de libres e iguales en la que no existen unas estructuras normativas que nos coaccionan; como si las elecciones y los consentimientos del dominador y de la dominada no estuviesen condicionadas -y señalo los géneros porque, qué curioso, en lo relacionado con violencia y sexo, dos acciones que se han unificado y que configuran la pornografía mainstream, el guión al que se ajustan unos y otras es bien distinto-.

No estoy haciendo apología de que se impongan prohibiciones en las relaciones sexuales que cada cual decida tener con quien desee, estoy defendiendo una postura crítica feminista ante la pornografía, que en una sociedad formalmente igualitaria como la nuestra, tan comprometida con la igualdad entre los hombres y las mujeres y en la que se desarrollan políticas activas de igualdad, no debería ni cuestionarse. Lo que sucede es que esta sociedad formalmente igualitaria es solo eso -que no es poco pero no debe dejarnos completamente satisfechas-, igualitaria en su forma, no en su contenido.

Alicia Puleo diferencia entre sociedades patriarcales de consentimiento y de coerción, España es una de las primeras: la igualdad sexual es un principio constitucional, de modo que para cumplir fielmente con los estereotipos de género no se aplican normas legales que nos obligan a ello, actúa nuestra “libertad” para ajustarnos -casualmente- al lugar que históricamente la sociedad patriarcal nos ha asignado. ¿Cómo puede suceder esto en sociedades “desarrolladas”, tan convencidas de que no es deseable que no existan relaciones igualitarias entre mujeres y hombres?

Lo que sucede es que esta sociedad formalmente igualitaria es solo eso -que no es poco pero no debe dejarnos completamente satisfechas-, igualitaria en su forma, no en su contenido

El pasado 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, se celebró multitud de actos condenando las violencias machistas gracias al trabajo del feminismo por darles cada vez más visibilidad para que se asuman como un problema social y estructural, no como problemas individuales o casuales. Me pregunto cómo podemos pretender que esas violencias se erradiquen si no vamos precisamente a la raíz de los problemas: que somos sociedades formalmente igualitarias en las que el patriarcado se solapa con el mundo de la creación y de lo simbólico, ofreciendo modelos de construcción del cuerpo, de las relaciones amorosas y de la sexualidad en los que se inscribe la desigualdad sexual -siendo este frente solo uno de todos los que el patriarcado tiene abiertos-.

Es precisa una reacción feminista y en bloque contra la violencia sexual hacia las mujeres que es la pornografía y que se ha convertido en el modelo hegemónico de sexualidad. No tiene ningún sentido encajonar las diferentes discriminaciones y violencias que experimentamos las mujeres, la mitad de la población, por parte de la otra mitad, como si no estuviesen conectadas y no partiesen de la misma raíz: el patriarcado, el machismo.

Es precisa una reacción feminista y en bloque contra la violencia sexual hacia las mujeres que es la pornografía y que se ha convertido en el modelo hegemónico de sexualidad.

No posicionarse en contra de la industria pornográfica que está generando modelos femeninos y masculinos en los que se dan unas relaciones desigualitarias, de dominación y de humillación en las que mujeres y hombres tienen su lugar establecido y que contribuyen a alimentar en el imaginario simbólico que las mujeres somos cuerpos a los que es legítimo oprimir, entiendo que es estar a favor de todo ello. No oponerse a un negocio en el que sobre los cuerpos de las mujeres se practican estas violencias es haber caído en la concepción neoliberal del “todo vale si hay dinero y consentimiento”, qué casualidad que “todo vale” si tiene que ver con los cuerpos de las mujeres (pornografía, prostitución, úteros de alquiler).

Por mucha ficción que se diga que es, estamos viendo a personas de carne y hueso sobre las que se ejecutan estas violencias, las cuales además forman parte de toda una violencia simbólica contra las mujeres con la que se nos dificulta la lucha cognitiva para alcanzar nuestra autoconciencia como mujeres en un mundo patriarcal, nuestra autonomía como parte oprimida de este sistema social. No, todo no vale, no se pueden vulnerar los Derechos Humanos de las mujeres para hacer dinero ni para ninguna otra cosa, no nos debería valer que nos estén vendiendo un sexo en el que no se busca tanto el placer erótico como el placer de humillar a las mujeres.

Me pregunto cuál sería la reacción de la gente de a pie y de las instituciones si apareciese una industria audiovisual que hiciese un negocio espectacular recreando situaciones vejatorias hacia personas negras por el hecho de ser negras, judías por el hecho de ser judías, musulmanas por el hecho de ser musulmanas; por la razón de que las personas que ejercen esas violencias disfrutan con ellas porque son racistas, antisemitas, xenófobos, islamófobos; y porque además, las personas agredidas lo están consintiendo porque, por el motivo que sea, les satisface una barbaridad ser degradadas por esos motivos.

Hay consentimiento y se supone que disfrute por ambas partes, ¿quiénes somos las demás para oponernos a ello? Y, sobre todo, ¿quiénes somos para recriminar a otras que disfruten viendo violencia sobre personas negras, judías o musulmanas a las que les gusta ser humilladas por ello? ¿Por qué nos debería parecer mal que esos vídeos se descargasen, que se pagase por ellos y que nuestras amistades y familiares formasen parte de la rueda que hace crecer a ese boyante negocio, tan lleno de disfrute y consentimiento?

¿Por qué la izquierda lo tiene tan claro cuando hablamos de defender a la clase trabajadora, de combatir el racismo y la xenofobia, de defender a todos los grupos oprimidos y no cuando se trata de los derechos de la mitad de la raza humana?

¿Por qué la izquierda lo tiene tan claro cuando hablamos de defender a la clase trabajadora, de combatir el racismo y la xenofobia, de defender a todos los grupos oprimidos y no cuando se trata de los derechos de la mitad de la raza humana? ¿Por qué nuestros compañeros y compañeras de partido -porque en la trampa patriarcal de la normalización de estos modelos caen tanto hombres como mujeres- saltan de sus sillas con cada apología de las barbaridades anteriores y permanecen impasibles ante la cosificación y humillación que se hace de esta manera de nuestros cuerpos?.

Tal y como Ana de Miguel reflexiona en su libro Neoliberalismo sexual: el mito de la libre elección, las sociedades democráticas no podemos seguir obviando la complicidad con la que consentimos que la desigualdad sexual siga presente en nuestro proyecto de ciudadanía a través de este tipo de construcciones simbólicas. Y para ello es preciso que seamos críticas, que conozcamos de dónde venimos y cuál es nuestra historia como mujeres para así poder entender lo que el patriarcado hace con nosotras hoy en día.

Fuente:
http://tribunafeminista.org/2016/11/la-desigualdad-sexual-que-normaliza-la-pornografia-no-todo-tiene-justificacion/

domingo, 13 de noviembre de 2016

Feminismo & prostitución. “La prostitución no afecta solo a las prostituidas, sino a todas las mujeres”.

TribunaFeminista

La Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres ha organizado, por segundo año consecutivo, una Jornada Internacional en Madrid sobre Prostitución y Trata. La novedad de este año es que las mesas de expertos han estado ocupadas, únicamente, por hombres. Los ponentes han hablado sobre el papel de los hombres en la erradicación de la prostitución.

La Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres celebraba el jueves pasado la Jornada Internacional sobre Prostitución y Trata de Mujeres en el Ayuntamiento de Madrid. Se trata de la segunda jornada consecutiva que organiza la Comisión alrededor de este tema. Asunción Miura, representante de la Coalición Internacional contra la trata de Mujeres en España (CATW), Rosario Carracedo, representante de la Plataforma de organizaciones de mujeres por la abolición de la prostitución, y Susana Martínez, Presidenta de la Comisión para la investigación de malos tratos a mujeres, han sido las encargadas de presentar el acto. Susana Martínez, presidenta de la Comisión, ha agradecido la colaboración a las organizaciones participantes y al Ayuntamiento, lugar en el que se han celebrado estas segundas Jornadas. “Nuestras jornadas, desde los años 90, han tratado la materia desde diferentes perspectivas: tráfico internacional, tratamiento informativo, anuncios… Ahora queremos saber cuál es la responsabilidad de la demanda”, comenta. “Queremos complementar la jornada del año pasado y conseguir un punto de vista más novedoso mediante la implicación de los hombres en la erradicación.

Que sean ellos los que aportan y cuestionen los comportamientos de otros hombres que entienden las relaciones sexuales entre mujeres y hombres de forma dominante”, defiende la presidenta de la Comisión. Martínez ha añadido el efecto que esto tiene en la juventud: “Hay que cambiar el imaginario social”. “Esta Jornada gira en torno a los hombres porque las abolicionistas pensamos que la prostitución y la trata existen porque hay hombres que pagan por ello”, comienza Miura, explicando el porqué de una jornada con solo expertos. “Cada vez hay más hombres en desacuerdo con la prostitución, dispuestos a seguir luchando por una sociedad libre de violencia hacia las mujeres, entre las que se incluyen la trata y la prostitución”, asegura. Miura ha resaltado que “con la violencia, es imposible la igualdad”.

Necesidad de avances
España es uno de los países con más demanda, con más prostituidores. Por ello, el posicionamiento de los poderes públicos es fundamental. “Los partidos políticos tienen que considerar intolerable esta práctica y tienen que incluir en sus programas medidas reales y efectivas para acabar con esta lacra”, propone la representante de CAWT. Rosario Carracedo ha resaltado la importancia de que exista un debate en torno a esta temática. “En 22 años, hemos avanzado conceptualmente. El tema ha formado parte del debate del movimiento feminista, de la doctrina académica… Hemos avanzado y presionado a que los partidos políticos hayan tenido que introducir en su agenda alguna mención, aunque tibia”, reflexiona Carracedo. En el año 1995, el proxenetismo fue despenalizado y, desde entonces, ha habido un total de 30 modificaciones legislativas en el Código Penal. “En 2003 conseguimos que se volviera a incluir la penalización de nuevo.

El Tribunal Supremo lo derogó. En 2015 parecía que lo conseguíamos, pero volvieron a parar la reforma”, cuenta Carracedo. Mientras esto sucede en España, en Europa sí que se ven avances. Francia es un país pro-abolición y ha desarrollado políticas públicas compatibles con la igualdad. Por otro lado, en 2016, el Parlamento Europeo reflejó que la prostitución, el consumo sexual de mujeres por un precio, constituía una práctica de desigualdad. Richard Poulin es uno de los hombres que la Comisión ha seleccionado para estas jornadas. Poulin es Profesor Emérito del Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de Ottawa y profesor asociado del Instituto de Investigaciones y Estudios Feministas de la Universidad de Quebec. También es autor, entre otros, del libro Sexo, capitalismo y crítica del valor. Su ponencia se ha basado en estos pilares que considera inseparables.

Relaciones construidas en desigualdad
“Una de las primeras preguntas que hay que hacerse es cuál es la ventaja para un hombre cuando paga por tener sexo. Lo único que existe es el placer de saber que es más humano que la persona a la que está pagando, porque al pagar por ella la estás convirtiendo en un objeto”, explica Poulin, comparándolo con el racismo, donde hay un sentimiento de superioridad. Es en el “creerse superior” donde se encuentra su felicidad. “La prostitución tiene una relación directa con la violencia sexual, porque mediante el pago se asume un ‘consentimiento’ y conviertes a una persona en prostituida”, refleja Poulin. En España, un 40 por ciento de hombres pagan por tener sexo. Esto fomenta la creación de relaciones en desigualdad, en una sociedad violenta desde el punto de vista sexual.

“La prostitución no es un acto individual, no es una elección ni una relación de compra-venta en igualdad. Los hombres compran sexo para sentirse superiores y esto no afecta solo a las prostituidas, sino a todas las mujeres. Desconocemos que es una relación social de desigualdad entre sexos”, comenta Poulin.

En las últimas décadas, hemos asistido a un crecimiento de la prostitución, de la trata de mujeres con fines de explotación sexual, del turismo sexual y de la pornografía. “Estamos fomentando la aparición de violadores cada vez más jóvenes, insensibles ante la violencia sexual por el consumo de la pornografía. Su imaginario sexual se construye a través de esas imágenes que cada vez consumen más pronto. El único placer importante en la pornografía es el masculino”, denuncia Poulin. Actualmente, los niños comienzan a consumir pornografía hacia los 12 años y las niñas alrededor de los 13.

Regular la prostitución es banalizarla “La banalización de la prostitución se origina en los estados en los que se regula. Desde ese momento, el Estado avala esas relaciones sociales desiguales y, además, vemos cómo crece la prostitución”, plasma Poulin. El porcentaje de prostituidores en los países donde se ha legalizado, como Países Bajos (60), Alemania (66), Camboya (65) o Tailandia (95), es mucho mayor que en otros donde no es legal como Canadá (11,1), Suecia (13), Francia (12,5), Noruega (13) o Estados Unidos (16).

Con la legalización, hay una expansión de la prostitución, por lo que se recurre a mujeres extranjeras para satisfacer la demanda que crea el turismo sexual, ya que hay un mayor número de prostituidores locales y extranjeros. “La trata de mujeres hace que los precios bajen y se fomenta el turismo sexual. Son las políticas del neoliberalismo”, denuncia Poulin, que incluye la perspectiva económica. “No se pueden separar los distintos niveles de análisis”, justifica.

Ideología neoliberal
Los estados con políticas neoliberales han fomentado la desregulación y el fin del Estado del Bienestar. “La ideología imperante es que cada uno es responsable de su suerte. Si has fracasado no es culpa del estado o del sistema, sino tuya, por eso nos encontramos ahora tantos manuales de psicología para tener ‘éxito’ en la vida”, comenta el Profesor. Siguiendo esa línea, Poulin denuncia que a estas mujeres se les inculca la idea de que son culpables y que si están en el mundo de la prostitución es porque quieren. “Estas mujeres no son vistas como víctimas, sino como responsables”, destaca. Y añade: “Además, no tenemos que intervenir en contra de su prostituidor, porque los proxenetas son considerados empresarios o protectores”.

Todo lo que puede hacer el Estado, si considera a las mujeres responsables de su prostitución, es tener una legislación a la que puedan recurrir como cualquier otra persona trabajadora. El Estado permite así que las mujeres evolucionen en ese medio en condiciones que dicen aceptables. “El Estado presenta dos caminos: la creación de burdeles y zonas de tolerancia; y la penalización a quienes no lo hacen legalmente. En ambos casos, quienes pierden son las prostitutas. Si optan por el primer camino, sus ingresos se verán ampliamente reducidos en favor del burdel. Si no lo hacen, serán criminalizadas por el propio Estado”, denuncia Poulin.

La educación como solución principal
“Para luchar con eficacia contra eso, se debe permitir por ley que las mujeres puedan estudiar. Muchas mujeres han dejado su hogar jóvenes, sin estudios, y se han visto sin alternativa a la hora de encontrar un trabajo. Sin otra opción, solo pueden practicar la prostitución para sobrevivir. Es una perpetuación sin fin”, refleja. Asimismo, el Profesor asegura que –además de la legislación- se debe educar al alumnado de los centros educativos para que se impida la captación, pero también para evitar que los niños se conviertan en futuros prostituidores. “Sin clases de educación sexual, el discurso pornográfico es el que enseña a la juventud. Tenemos un problema si ese es el aprendizaje. Si el porno es lo que construye su imaginario, la violencia sexual será considerada como algo común y banal”, reflexiona Poulin.

Para finalizar la ponencia, Richard Poulin ha asegurado que la industria del sexo se debe analizar como un todo, que aúna prostitución, trata de mujeres, turismo sexual y la industria pornográfica, que sirve como propaganda para todo lo demás. “La igualdad se conseguirá cuando no haya relaciones mercantiles”, culmina.

Fuente:
http://tribunafeminista.org/2016/10/la-prostitucion-no-afecta-solo-a-las-prostituidas-sino-a-todas-las-mujeres/

sábado, 17 de septiembre de 2016

Angela Davis: “Raza, género y clase son elementos entrelazados”. Hablamos con la histórica activista e investigadora sobre feminismo, racismo y sistema penitenciario.


Maria Colera entrevista a Angela Davis, filósofa, profesora de Historia de la Conciencia en la Universidad de California, histórica dirigente del Partido Comunista de EE.UU., ex miembro de las Panteras Negras e investigadora especializada en feminismo, marxismo, abolicionismo del sistema penitenciario, teoría crítica y estudios afroamericanos.

En el ensayo '¿Están las prisiones obsoletas?' (Democracia de la abolición. Prisiones, racismo y violencia. Editorial Trotta 2016), hablas del encarcelamiento masivo de los pobres y de los migrantes ilegales. El capitalismo considera a estas personas como seres prescindibles pero los utiliza como mano de obra esclavizada barata al mismo tiempo que los convierte en consumidores cautivos del excedente de producción, excedente que se sitúa en el origen mismo de una crisis económica que, la vez, genera pobreza y migración, en un bucle perfecto. ¿Observas algún paralelismo entre estas políticas de encarcelamiento y el proceso desarrollado durante la transición del feudalismo al capitalismo, en el que millones de personas fueron expulsadas de las tierras que hasta entonces habían sido su medio de reproducción y fueron forzadas a la esclavitud del salario?

Ciertamente, existen paralelismos entre ambas épocas, pero lo que quizá es más importante es constatar que también hay diferencias considerables entre los dos períodos. En la transición del capitalismo al feudalismo, tal como Marx la describió, los cercamientos y otros procesos de desposesión privaron a la gente de las tierras que constituían su fuente de subsistencia y, de manera simultánea, generaron una clase de personas a quienes no les quedó nada más que su fuerza de trabajo. Así, pues, se convirtieron en la mano de obra necesaria para que el capitalismo naciente pudiera incrementar su riqueza. Aquellas personas fueron liberadas de los constreñimientos del feudalismo, pero se vieron forzadas a cambiar una forma de opresión por otra.

Si bien es cierto que suele resultar inútil hacer un ranking de las diferentes formas de opresión, se puede afirmar que, a pesar de que el capitalismo depende total y absolutamente de la explotación, el hecho de dejar atrás la esclavitud y el feudalismo supuso cierto grado de progreso. Algunos trabajadores al menos encontraron su camino hacia el empleo, por degradante que fuera y siga siendo el trabajo.

Por otra parte, el complejo penitenciario industrial global es ciertamente rentable, pero su rentabilidad reside en las tecnologías destinadas a relegar ingentes cantidades de personas a unas vidas marginales, improductivas y cargadas de violencia. El encarcelamiento masivo de personas negras, de color e inmigrantes en EE UU, Australia y partes de Europa, junto con la persistencia de un racismo y una xenofobia estructurales, son prueba del fracaso absoluto del capitalismo global a la hora de responder a las necesidades de personas reales en todo el mundo.

Se podría argumentar, igualmente, que ello también es la prueba más convincente de la necesidad de concebir un sistema socioeconómico más allá del capitalismo. Así, pues, el movimiento abolicionista contemporáneo, en su llamamiento a desmantelar el complejo penitenciario industrial, se presenta como un movimiento anticapitalista que exige igualdad racial, puestos de trabajo con salarios vivibles, vivienda asequible, sanidad y educación gratuitas y justicia medioambiental para todos los seres vivos.

Abogas por la justicia restaurativa, en lugar de la punitiva. ¿Cómo se restauran la desigualdad y la injusticia causadas por el proceso de acumulación primitiva que conforman la base del capitalismo? En otras palabras, ¿qué forma tendría una justicia restauradora destinada a reparar el 'pecado original' de explotación y acumulación que se encuentra en el origen de las desigualdades de redistribución de nuestras sociedades?

Efectivamente, a menudo he utilizado el término 'justicia restauradora', junto con otros, como 'justicia reparadora' y 'justicia transformadora', como alternativas a la justicia punitiva o retributiva. De hecho, prefiero el término 'justicia transformadora', ya que no presupone la existencia de un estado ideal que sea necesario restaurar.

Respondiendo a tu pregunta, me gustaría destacar la importancia de la memoria histórica, especialmente en cuanto a la necesidad que hay hoy en día de un análisis explícitamente anticapitalista. "La llamada acumulación originaria" es uno de los capítulos más importantes de El capital, precisamente porque desenmascara la expropiación, injusticia y violencia que marcaron el inicio del capitalismo y que, aunque pudiera parecer que ya no es así, siguen en el centro del proceso capitalista. A finales del siglo XX, el complejo penitenciario industrial comienza a mostrar el grado en que las sociedades capitalistas continúan basándose en ideologías racistas y coloniales a la hora de fabricar tecnologías de violencia, reflejo, a su vez, de la violencia histórica ligada a la esclavitud y a la colonización.

Has hablado de nuestra problemática reacción automatizada con que a menudo respondemos al crimen y al delito, recurriendo a las instituciones jurídico-policiales, en vez de diseñar soluciones desde dentro de la comunidad. En el caso concreto de la violencia sexual, abogas por la autodefensa, lo cual nos lleva al tema de las mujeres y la violencia. En '¿Están las prisiones obsoletas?' haces referencia a la «necesidad de cuestionar las premisas imperantes según las cuales la única relación posible entre las mujeres y la violencia implica que las mujeres sean víctimas». ¿Qué opinas del uso disuasorio y disciplinandor de la violencia feminista como mecanismo dirigido a defendernos a nosotras mismas? ¿Qué es la autodefensa feminista para ti?

Siempre he tenido un cuidado especial en la manera en que utilizo el término 'violencia'. Como estudiosa de la teoría crítica, siempre me recuerdo a mí misma que las herramientas conceptuales que decido utilizar podrían estar haciendo un trabajo que, en realidad, contraviene lo que pretendo expresar. Así, pues, trato de no equiparar 'autodefensa' y 'violencia contra el agresor'. Y mi apuesta por la formación en autodefensa se inserta en un contexto más amplio, basado en un análisis que vincula la violencia misógina con los sistemas de dominación de raza, género y clase, dentro de una estrategia que pretende purgar nuestras sociedades de toda forma de explotación y violencia.

En 'Mujeres, raza y clase' (Akal, 2004) desmontas el mito del violador negro y explicas que «fue una invención claramente política», propaganda construida con el fin de consolidar y justificar los linchamientos, como método de 'contrainsurgencia' destinado a evitar que los negros alcanzaran sus derechos. El pasado fin de año asistimos al despliegue de este mismo mito en Colonia, en este caso en los cuerpos de hombres "de apariencia árabe o norteafricana", en un nuevo ejemplo de 'purple washing' o utilización de una supuesta defensa de las mujeres para criminalizar a los solicitantes de asilo y a los residentes ilegales, de una manera que parece estar lanzando el mensaje de que "a nuestras mujeres sólo las podemos violar nosotros". ¿Cómo interpretas esta utilización de los derechos de las mujeres (velo, violador negro, opresión de las mujeres afganas ...) para otras cruzadas?

En su libro 'Arrested Justice: Black Women, Violence, and America's Prison Nation' [La justicia bajo arresto: mujeres negras, violencia y la nación prisión de América], Beth Richie expone los peligros de confiar en tecnologías de criminalización como supuestas soluciones a los problemas de la violencia de género. Su argumento es que el movimiento antiviolencia predominante en EE UU dio un giro peligrosamente equivocado cuando comenzó a apoyar la represión policial y el encarcelamiento como principales estrategias destinadas a proteger a las «mujeres» de la violencia masculina. Era fácilmente previsible que quienes más estarían el punto de mira de estas iniciativas destinadas a garantizar la seguridad de las «mujeres» serían los hombres de comunidades ya sometidas a una hipervigilancia de la policía y que ya contribuían de manera desproporcionada al incremento de la población penitenciaria.

Resulta, sin embargo, que el uso generalizado de la categoría 'mujer' escondía una racialización clandestina operativa dentro de esta categoría, según la cual 'mujeres' en realidad significaba 'mujeres blancas' o, aún más concretamente, 'mujeres blancas acomodadas'.

El caso de Colonia y el discurso sobre el violador árabe, que pretende consolidar aún más las representaciones colonialistas de los hombres árabes como agresores sexuales, nos recuerdan la importancia de las teorías y prácticas feministas que cuestionan la instrumentalización racista de los 'derechos de las mujeres' y enfatizan la interseccionalidad de las luchas por la justicia social.

En las últimas décadas, hemos experimentado lo que Nancy Fraser define como "desacoplamiento de las llamadas 'políticas identitarias' de las políticas de clase", en lo que se ha convertido en una lucha por el reconocimiento, en lugar de por la redistribución, con un desplazamiento del sujeto colectivo hacia uno individual(ista). Tú, en cambio, siempre has defendido las 'comunidades de lucha', al considerar que "las comunidades son siempre proyectos políticos". ¿Qué opinas sobre las políticas identitarias y cuáles son, en tu opinión, las luchas y los proyectos políticos que deberían situarse en el centro, en la actual era de hegemonía neoliberal?

Lo que encuentro más problemático de las políticas identitarias es la manera en que las identidades muy a menudo se naturalizan y no son consideradas como un producto de la lucha política, de modo que no se sitúan en relación con las luchas de clase y antirracistas.

Recientemente, el movimiento trans, por ejemplo, se ha convertido en un importante territorio donde luchar por la justicia. Con todo, hay una diferencia fundamental entre las representaciones dominantes de las cuestiones trans, que habitualmente hacen hincapié en la identidad individual, y los movimientos trans interseccionales, que consideran que tanto la raza como la clase son elementos fundamentales en las luchas de las personas trans. En vez de centrarse en el derecho de la persona a 'ser' él mismo, ella misma, o ell@ mism@, estos movimientos trans afrontan la violencia estructural (en manos de la policía, la prisión, el sistema sanitario, el sistema de la vivienda, el ámbito laboral, etc.) que las mujeres trans de color tienen más probabilidades de experimentar que ningún otro grupo de la sociedad. En otras palabras, luchan por unas transformaciones radicales de nuestras sociedades en contraposición a la asimilación en un estado de cosas determinado e inamovible.

Continuando con el tema de la identidad, por lo que dices sobre la interseccionalidad, entiendo que apuestas por una confluencia de luchas (Ferguson, Palestina), más que por una conjunción de identidades diferentes, diversas y múltiples, en un momento en que gran parte de las defensoras de las políticas interseccionales afirman y naturalizan las identidades, en vez de cuestionarlas, ignorando a menudo el contexto material e histórico que rodea estas identidades. ¿Cómo entiendes la interseccionalidad y en qué términos resulta productiva hoy en día?

El concepto de interseccionalidad, tal como yo la entiendo, tiene una genealogía muy interesante, que se remonta al menos al período de finales de los años 1960 y principios de los 1970. Como ahora no puedo entrar en gran detalle, me limitaré a mencionar alguno de los elementos fundamentales que me gustaría destacar: la creación de la organización Alianza de Mujeres Negras, como respuesta a la voluntad de plantear un debate sobre cuestiones de género dentro del Comité de Coordinación Estudiantil No Violento (SNCC), principal organización juvenil del Movimiento por la Libertad del Sur.

La Alianza planteaba que no era posible entender el racismo en toda su complejidad sin incorporar un análisis del sexismo y, para sustentar esta tesis, en 1970 Fran Beale escribió un artículo que tuvo gran difusión, titulado "Double Jeopardy: To Be Black and Female" [Riesgo doble: ser negra y mujer]. Poco después de la publicación del artículo, de resultas del hecho de tener conocimiento de luchas como las de las mujeres puertorriqueñas contra la esterilización forzosa, la Alianza de Mujeres Negras se convirtió en Alianza de Mujeres del Tercer Mundo y publicó un periódico titulado Triple Jeopardy, en referencia al racismo, el sexismo y el imperialismo. Aquello implicaba una militancia sobre el terreno que abordaba de manera simultánea el racismo, la misoginia y la guerra imperialista.

Es con el espíritu de aquellos esfuerzos intelectuales orgánicos de comprender las categorías de raza, género y clase como elementos conectados, entrelazados y entrecruzados que entiendo actualmente los conceptos feministas de interseccionalidad.

En un ciclo de conferencias recientemente celebrado en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, con el título "La frontera como centro. Zonas de ser y de no ser [migra y colonialidad]", la representante del partido Indigènes de la République Houria Bouteldja afirmó lo siguiente: "No sé quién es blanco, pero la policía francesa lo sabe perfectamente. Nunca se equivoca a la hora de decidir a quién discriminar y a quien apalear". Igualmente, la feminista vasca Itziar Ziga, en una entrevista en Argia, decía que "Soy una mujer porque es así como he sido violentada física, afectiva, económica y simbólicamente... Proclamo que soy mujer, pero no por lo que tengo entre las piernas". En estos dos casos, el sujeto se define políticamente para/desde el locus de opresión y, por tanto, de lucha. En este sentido, ¿qué es para ti ser mujer y qué ser negra?

Ambas categorías se han ensanchado y expandido más allá de cualquier límite que hubiera podido imaginar en anteriores fases de mi vida. De modo que, si pretendiera aferrarme a modos de ser históricos, continuaría sintiéndome obligada a basarme en definiciones políticas del género y la raza en ambos casos, tal y como planteas en tu pregunta, tanto desde el punto de vista de las estructuras de dominación y sus ideologías asociadas como desde el punto de vista de los movimientos colectivos que buscan desmantelar estas estructuras y hacer frente a estas ideologías.

"Siempre he insistido en la prioridad de la práctica radical por encima de la identidad pura y simple"

Al mismo tiempo, siempre he insistido en la prioridad de la práctica radical por encima de la identidad pura y simple. Importa más qué haces para facilitar la transformación radical que cómo te imaginas que eres. Y, claro, como ya he indicado, las categorías de género y raza, al igual que la sexualidad y la clase, sólo son significativas dentro de unas interrelaciones más complejas.

En relación con el panorama político estadounidense, has destacado "el reto de complicar el discurso", en vista de que "la simplificación de la retórica política facilita la adopción de posturas extremistas". En los últimos años, en Europa, hemos sido testigos de la aparición de la autodenominada 'nueva política', que se opone a 'los de arriba', con miras a provocar una 'revolución democrática' por la vía de la 'revolución de las sonrisas'. ¿Qué significa para ti la democracia en esta era del populismo despolitizador y de los significantes vacíos?

Está claro que los que nos situamos a la izquierda en Estados Unidos, y no sólo a la izquierda, sino también en algunos círculos conservadores, asistimos totalmente estupefactos a la creciente influencia de Donald Trump, el cual se está aprovechando la atracción que importantes sectores de las comunidades de clase trabajadora blanca sienten por este tipo de retórica política simplista, extremista y de tendencia fascista. Esto también ocurre con la peligrosa atracción hacia personajes y partidos de extrema derecha que está habiendo en Austria, Francia, Polonia y otros lugares de Europa, crisis masiva de los refugiados —la cual pone de manifiesto el impacto que la historia de esclavitud y colonialismo de Europa sigue teniendo—, ha hecho prosperar el populismo de extrema derecha, alrededor del racismo antinegros y antiinmigrantes, y ha reactivado la islamofobia, con espectáculos que traen a la memoria racismos del pasado.

No será posible hacer frente al populismo de extrema derecha y generar un diálogo sobre futuros democráticos –enfoques sustantivos y transformadores que desplacen el foco político de la representación neoliberal del individuo hacia las necesidades y aspiraciones de las comunidades–, si no somos capaces de construir movimientos potentes contra el racismo y la xenofobia en el mundo.

Angela Davis fue juzgada y declarada inocente por su activismo en las Panteras Negras.

Preguntada por tu posición ante las elecciones presidenciales de EE.UU., recientemente has destacado la necesidad de un partido nuevo. ¿Por qué motivo? ¿Qué tipo de partido tienes en mente? Como ex candidata a la vicepresidencia por el Partido Comunista de EE UU, ¿qué similitudes y qué diferencias con el PC debería tener este partido nuevo? En cuanto a su programa, ¿consideras que sigue vigente el Programa de 10 puntos del Partido de las Panteras Negras? ¿Y cuál sería la base electoral de este nuevo partido?

La política electoral norteamericana lleva muchos años siendo rehén del sistema bipartidista. Tanto el Partido Demócrata como el Republicano están absolutamente encadenados al capitalismo. Necesitamos una estructura política alternativa que no capitule ante las estructuras empresariales, sino que represente, en primer lugar, las necesidades de los trabajadores, de la gente pobre y de las personas de color. Esto es evidente desde hace muchos ciclos electorales, y cuando hace muchos años participé de manera directa en la política electoral, como candidata a la vicepresidencia por el Partido Comunista, fue precisamente para visibilizar esta necesidad de declarar la independencia respecto al sistema bipartidista.

Dada la respuesta que ha obtenido Bernie Sanders, ha quedado claro que hay un número considerable de personas que quieren una alternativa al capitalismo. Cada vez más gente está reflexionando seriamente sobre la necesidad de un partido que represente la clase trabajadora, los movimientos antirracistas, las cuestiones feministas y LGBTQ, las reivindicaciones contra la guerra y la justicia medioambiental.

En cuanto al Partido de las Panteras Negras, está claro que el Programa de 10 puntos está profundamente arraigado en las condiciones históricas de mediados del siglo pasado, pero, al mismo tiempo, todos y cada uno de sus puntos tienen un profundo vínculo con luchas radicales contemporáneas.

Continuando con las Panteras Negras, fueron pioneras en su política de womanism, que puso la lucha por los derechos de las mujeres al mismo nivel que la lucha de clases y racial, apoyó el derecho al aborto, organizó cuidados de niñas y niños durante sus reuniones, fomentó el modelo tradicional africano de familia extensa en contraposición a la familia nuclear burguesa, el diario del partido estuvo dirigido por mujeres, y hasta un 70% de su militancia era femenina. ¿Cómo se logró todo ello, más allá de que los hombres estaban siendo asesinados o encarcelados? ¿Qué lecciones pueden sacar los movimientos de liberación, y especialmente las feministas de estos movimientos, de la experiencia del Partido de las Panteras Negras?

En realidad, no debería sorprendernos excesivamente saber que la mayoría de militantes de las Panteras Negras eran mujeres, de la misma manera que no deberíamos sorprendernos por el papel fundamental que las mujeres jugaron dentro del Movimiento por la Libertad del Sur. Lo que sí resulta sorprendente es que medio siglo más tarde sigamos cautivos de visiones históricamente obsoletas sobre el liderazgo carismático masculino.

Históricamente, los paradigmas asociados al liderazgo de las mujeres –desde Ella Baker hasta Ericka Huggins– han tendido a enfatizar el liderazgo colectivo por encima del individualista. Los jóvenes de los actuales movimientos radicales están priorizando el liderazgo de las mujeres, el liderazgo queer y el liderazgo de las colectividades.

"Resulta sorprendente que sigamos cautivos de visiones históricamente obsoletas sobre el liderazgo carismático masculino"

Como fuiste alumna de Marcuse, me gustaría hacerte una pregunta que él ya planteó en su Un ensayo sobre la liberación: "¿Cómo puede [el individuo] satisfacer sus necesidades sin [ ...] reproducir, a través de sus aspiraciones y satisfacciones, su dependencia de un aparato explotador que, al satisfacer sus necesidades, perpetúa su servidumbre?". En otras palabras, ¿cómo podemos liberarnos de la mercantilización de nuestros sentimientos?

A estas alturas, no estoy segura de si es posible eludir completamente las consecuencias del deseo mercantilizado, ya que es esa la naturaleza del deseo contemporáneo; el capitalismo ha invadido hasta tal punto nuestras vidas interiores que nos resulta extremadamente difícil separar capitalismo y deseo. Sin embargo, creo que sigo la tradición filosófica de Marcuse cuando afirmo que deberíamos tratar de desarrollar una conciencia crítica sobre las maneras en que, en parte, estamos implicados en la propia reproducción del capitalismo, a través de la mercantilización de nuestros sentimientos. Es a través de este tipo de reflexiones negativas que podemos empezar a vislumbrar posibilidades de liberación.

Durante tu visita al País Vasco estuvimos hablando sobre la importancia del arte y la literatura como esferas donde expandir los límites de lo inteligible, desmontar los paradigmas del sentido común hegemónico, confrontar la camisa de fuerza de la verosimilitud, derribar el monopolio de la realidad y traducir, dar forma y ensayar nuestras nociones políticas. ¿Cómo se concreta todo esto?

Especialmente ahora que la posibilidad de liberación parece ser descartada por las mismas luchas políticas que pretenden mostrarnos vías hacia futuros mejores, podemos aprovechar lo que Marcuse llama 'dimensión estética' y Robin Kelley, 'sueños de libertad' o 'imaginación radical'. Lo que el reino del capitalismo ha sofocado completamente es nuestra capacidad colectiva de imaginar una vida que no esté repleta de mercancías. Es por esta razón que necesitamos el arte, la literatura, la música y otras prácticas culturales, para educar nuestra imaginación de manera que consiga liberarse de las restricciones impuestas por la privatización.

Durante aquella visita, te organizaron un concierto de homenaje en Bilbao, donde hiciste mención de una canción preciosa de Nina Simone titulada 'I Wish I Knew How It Would Feel to Be Free' [Ojalá supiera qué se siente al ser libre ], y que dice así: "I wish I could break all the chains holdin' me, I wish I could say all the things that I should say, say 'em loud, say 'em clear for the whole 'round world to hear" [Ojalá pudiera romper todas las cadenas que me retienen, ojalá pudiera decir todo lo que debería decir, decirlo todo bien alto, decirlo para que todo el mundo lo oiga] .¿Qué significa ser libre para ti, y cuáles son las cadenas que tenemos que romper?

Recordé esa canción de Nina Simone no tanto porque quisiera dar a entender que medio siglo o más después yo tenga una respuesta definitiva a la cuestión subyacente a su anhelo de saber qué es sentirse libre, sino más bien porque seguimos rigiéndonos por este deseo de poner nombre y experimentar la libertad. En los EE.UU., este objetivo nos resulta mucho más complicado hoy en día que a mediados del siglo XX. De hecho, parece que, cuanto más nos acercamos a lo que originariamente habíamos imaginado como 'libertad', más nos damos cuenta de que se trata de algo mucho más complicado, de algo con un alcance mucho mayor... 

https://www.diagonalperiodico.net/libertades/31326-raza-genero-y-clase-son-elementos-entrelazados.html

sábado, 10 de septiembre de 2016

España ¡Basta ya!

Movimiento Democrático de Mujeres (MDM)


Texto que aborda una reflexión sobre el feminicidio, como denomina el MDN, a los casos de violencia machista que se han dado este verano en España sin que haya una respuesta contundente hacia los mismos.

Emparedada, estrangulada, quemada, acuchillada, disparada, a machetazos y golpetazos… son algunas de las violentas y repugnantes formas de extrema violencia que utilizan los asesinos para acabar con la vida de las mujeres que están cerca de ellos: parejas, ex parejas, novias, hijas, cuñadas, suegras, etc. Una vez más, asistimos perplejas y desgarradas a la espiral asesina de cada verano, en el que todos los días es noticia el asesinato brutal y ruin de una mujer a manos de un hombre.

La violencia contra las mujeres tiene su origen en el seno del núcleo familiar, y la sociedad, la política y la educación no consiguen erradicarla, ni tan siquiera evitarla, porque la violencia contra las mujeres es intrínseca a una sociedad en la que las mujeres experimentan opresión familiar en forma de esclavitud doméstica, debido al papel desigual de la mujer en los trabajos reproductivos y de los cuidados.

Ha triunfado el modelo social capitalista-patriarcal, que se encarga de reproducir el papel de la mujer cuidadora dentro del seno de la familia. Es obvio que, a pesar de los grandes avances en la consecución de derechos por parte de las mujeres y en su emancipación, muchos de ellos gracias a las batallas desarrolladas por el movimiento feminista a lo largo de estos dos últimos siglos, en el fondo no hemos conseguido la igualdad real. Es más, en momentos de profunda crisis económica y de valores como los que estamos sufriendo en la actualidad, parece que el sistema de Justicia, Democracia, Igualdad se esté diluyendo sigilosamente, procediéndose, de ese modo, al vaciado de una sociedad que puede aceptar el asesinato vil de cientos de mujeres cada año y que, mientras tanto, nuestros gobernantes no hagan nada desde las estructuras del Estado y de las comunidades autónomas para evitarlo y erradicarlo.

¿Qué clase de sociedad tolera este feminicidio? ¿Cómo se ha llegado a soportar el dolor de tantos asesinatos? ¿Por qué no se reacciona desde los organismos públicos?.

En la maltrecha e imperfecta Democracia de este país son pocos los pasos que se han dado para crear una sociedad basada en la Justicia Social, en la que todas y todos vivamos con dignidad, y no tengamos que gritar que necesitamos “pan, techo y trabajo”. Son muchos los pasos que se han dado para saquear y aniquilar los servicios públicos; para despojarnos de derechos como trabajadores/as; de tutelar la vida y las decisiones de las mujeres a través de reformas como la de la Ley del Aborto; de despojar a la Educación Pública de su objetivo de ser libre, crítica, coeducativa para la transformación de la realidad; de establecer protocolos de actuación en caso de violencia de género que sólo proponen la autodefensa y la cumplimentación de exhaustivos formularios (todo un insulto para las mujeres que viven esta violencia todos los días). Todas estas contrarreformas desarrolladas en los últimos años son el caldo de cultivo perfecto para la violencia, para la desigualdad, para la insolidaridad.

Pero no vamos a consentir esta deriva socio-económica que nos condena a la muerte, a la pobreza y a la desprotección. Ahora más que nunca necesitamos construir una sociedad basada en la Solidaridad, la Igualdad y la Justicia, en el que las mujeres sean esencial y auténticamente libres. Las mujeres del Movimiento Democrático de Mujeres vamos a luchar por conseguir las sinergias necesarias para plantarle cara a este sistema destructivo, y para ello hacemos un llamamiento a todas las fuerzas políticas, sindicales y sociales para conquistar las calles, la sociedad, la política y la economía, y así empiecen a mirarnos a los ojos. Sólo de esta manera conseguiremos cambiar la realidad.

Movimiento Democrático de Mujeres (MDM): Movimiento democrático de las Mujeres participamos mujeres, organizaciones y colectivos de mujeres anticapitalistas y antipatriarcales de todo el estado Español.

https://movimientodemocraticodemujeres.wordpress.com/

jueves, 4 de agosto de 2016

La ola de indignación que ha provocado una tribuna de la escritora estadounidense Cathy Young. "Las feministas tratan mal a los hombres"

En su tribuna, Las feministas tratan mal a los hombres, Cathy Young critica la supuesta deriva radical del feminismo en Estados Unidos. La escritora asegura: “Gran parte de la retórica feminista actual ha cruzado la línea que separa las críticas al sexismo de las críticas a los hombres, y se centra en el comportamiento personal”. Para Young, el movimiento empezó a cambiar, “en los años setenta con el ascenso del feminismo radical y su eslogan ‘lo personal es político’. Autoras como Andrea Dworkin y Marilyn French representaron a los hombres corrientes como los brutales soldados de a pie del patriarcado”.

comenzaron a llegar las quejas. Asunción Oliva Portolés, del Consejo del Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid, expresaba así su total discrepancia con Young: “Las feministas españolas no hemos entrado en esa dinámica, y si eso ocurre en EE UU me parece intempestivo traerlo a colación en nuestro país en donde se puede dar la impresión de que el feminismo es eso para regocijo de aquellos y aquellas que solo buscan denigrarlo”. Luisa Posada Kubissa, profesora de Filosofía de la Universidad Complutense y miembro del mismo Consejo, me envió una réplica al texto de Young en la que, entre otras cosas, afirma: “Decir, como dice Cathy Young en su periódico, que ‘las feministas tratan mal a los hombres’ podría parecer un chiste malo, si no fuera porque pretende ser una afirmación descalificadora del propio feminismo. Y porque amplificar esta intención en EL PAÍS implica querer conferirle carta de autoridad y contribuir al descrédito del mismo”.

La escritora Laura Freixas se declara también disconforme con el artículo y con su publicación: “Primero, porque nos parece alarmante que cuando miles de mujeres en todo el mundo son asesinadas y violadas por hombres (por mencionar solo los síntomas más escandalosos de la desigualdad), EL PAÍS publique un artículo que ataca, no a los responsables, por acción u omisión, de semejante estado de cosas, sino a las feministas que lo denuncian. Segundo, porque dar voz a tan pocas mujeres, pero hacerlo con una que defiende tesis antifeministas, es una vieja y burda estrategia patriarcal (ya utilizada por los enemigos del voto femenino a través de Victoria Kent) en la que un periódico como EL PAÍS, tradicional referente del lectorado progresista y democrático, no debería caer”.

http://elpais.com/elpais/2016/07/04/opinion/1467635693_524761.html
http://elpais.com/elpais/2016/07/22/opinion/1469199915_424365.html

martes, 22 de marzo de 2011

La gran feminista y laicista egipcia Nawal El Saadawi electrifica a su auditorio en Nueva York vinculando feminismo, democracia e igualdad económica

Tiene cerca de 80 años, peinado hacia atrás su blanco pelo, descubriendo un rostro tan radiante como seductor.

Ha sido censurada, perseguida, amenazada, transterrada, sometida a fatwah y encarcelada.
Su clítoris le fue sajado a la edad de 6 años, y escribió sus memorias sobre un rollo de papel higiénico mientras estaba en la cárcel por atreverse a escribir abiertamente sobre sexualidad femenina.

Estas últimas semanas se plantó día tras día en la Plaza Tahrir durante el levantamiento popular egipcio, animando la protesta y albergando en su propia casa a los manifestantes.

Ayer por la noche, en el lado occidental de la ciudad de Nueva York, la leyenda feminista Gloria Steinem organizó una recepción para una mujer cuya obra ha dejado una enorme impronta en el anhelo global de libertad e igualdad. Nawal El Saadawi, la homenajeada, es la indomable escritora, activista, médica y psiquiatra feminista que ha centrado su trabajo en las relaciones entre hombres y mujeres y el Islam: una relación complicada, por decirlo con moderación. "El feminismo islámico vive y goza de buena salud", anunció en medio de un gran aplauso en una sala atestada de periodistas y activistas reunidos para rendir homenaje a una figura de dimensiones mundiales. Vivaz y rebosante de humor, la Dra. Saadawi electrizó la sala con la energía y el carisma que comunicaron coraje a la protesta democrática egipcia.

Oí hablar por vez primera de la Dra. Saadawi a fines de los 90, cuando preparaba un reportaje sobre la asombrosamente difundida mutilación genital femenina. Aprendí que a centenares de millones de mujeres del Norte de África y el Próximo Oriente se les habían rebanado los órganos genitales, mutiladas y estragadas mediante una variedad de prácticas que resultan en horribles problemas de salud, por no hablar de traumas psicológicos, y aun la muerte. Es un problema cultural y es, también, un problema económico. Las mujeres que llevan la carga del grueso de las labores agrícolas en muchas zonas en las que se practica la clitrictomía están tan debilitadas por las complicaciones de salud resultantes, que no puede desarrollar el trabajo necesario para producir y cultivar las cosechas que precisa la supervivencia de la comunidad. A lo largo de su dilatada carrera, la Dra. Saadawi ha trabajado sin desmayo para explicar la devastación económica resultante de la subyugación de las mujeres.

En la reunión de Nueva York, la Dra. Saadawi contó el trabajo histórico de las feministas islámicas en todo el planeta, sorprendiéndome con el hecho de que las mujeres tunecinas consiguieron el derecho al aborto 8 años antes de que las norteamericanas lograran la sentencia Roe vs. Wade. Nos recordó que no se puede tener una democracia en un país islámico sin la plena participación de las mujeres, como no se puede tener una democracia en una sociedad capitalista en la que hay un abismo que separa a ricos y pobres. Nos dejó meridianamente claro que los vínculos entre el feminismo y la política y la economía globales resultan cruciales para entender las vías por las que podría progresar la especie humana. Combativa tras décadas de desafiar a algunos de los peores defensores del patriarcado en los distintos lugares del planeta, diríase que, con la edad, se ha hecho aún más radical.

Nawal el-Saadawi es una veterana escritora, ensayista y luchadora feminista egipcia, mundialmente reconocida. Lynn Parramore es coeditora del diario electrónico de economía New Deal 2.0.