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lunes, 8 de abril de 2013

La mayoría "exprimida"



Son las familias británicas que viven con menos de 25.000 euros al año
Familias para quienes un gasto imprevisto supone un gravísimo trastorno
Ya pagaron su parte de la factura en la época de las vacas gordas
La vida entonces subió a todo tren pero los salarios se quedaron estancados

La cosa viene de largo, antes de que golpeara la crisis... "Lo habitual en los años 80 era ver cómo la gente de clase media prosperaba y subía peldaños en la escala económica. Pero de un tiempo a esta parte, los únicos que han despegado de veras son los más ricos, cada vez más lejos del resto".

Hablamos con Giselle Cory, analista de la Resolution Foundation, poniendo sobre el tapete los problemas de esos 11 millones de ciudadanos de clase media-baja que componen la Gran Bretaña 'exprimida' ('Squeezed Britain'). En esa franja están las familias que viven con menos de 25.000 euros al año y que muchas veces se ven en la tesitura a fin de mes: o pagar el alquiler o la factura de la luz o la cesta de la compra (todo al mismo tiempo es ya imposible).

Esas familias ya pagaron su parte de la factura en la época de las vacas gordas, cuando el coste de la vida subió a todo tren y los salarios se quedaron, sin embargo, estancados. En plena borrachera de consumo –alimentado por la deuda colectiva- nadie hablaba entonces de la pérdida del poder adquisitivo, y ahí nos duele. Según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS), los ingresos del británico medio, teniendo en cuenta la inflación, han caído un 13% desde la debacle financiera.

Por bien que vayan las cosas, y según estimaciones de la Resolution Foundation, la Gran Bretaña 'exprimida' de clase media-baja no alcanzará hasta dentro de 10 años el nivel de vida que tenía en 2008. Y estamos hablando de un país con el 7,8% de desempleo, que sigue pareciendo la tierra prometida a los ojos de nuestros "jóvenes sin futuro" (que este domingo cruzarán por cierto el puente del milenio sobre el Támesis, denunciando la falta de oportunidades en España).

"Podemos hablar efectivamente de una mayoría exprimida por el estancamiento salarial, por los recortes sociales y por el sistema impositivo", recalca Giselle Cory. "Esta mayoría quedó excluida del crecimiento y ahora está siendo especialmente golpeada por la austeridad. Hablamos de familias que viven al límite y sin ahorros, para quienes una lavadora averiada o un gasto imprevisto supone un gravísimo trastorno".

Según el estudio, el auténtico bache entre ricos y pobres empezó a perpetuarse desde 1995. En apenas una década, el 1% de la población en lo más alto de la pirámide se benefició del 15% del total del crecimiento económico, la misma proporción que le correspondió en el desigual reparto al 50% de los británicos con rentas más bajas.

Hoy por hoy, un británico necesitaría los ahorros de 22 años para poder pagar la entrada de un piso, mientras que en 1983 le bastaba con tres años. El bache entre los que tienen y no tienen se estrella irremediablemente contra el muro de la vivienda: la proporción de propietarios ha bajado al 60% y a los jóvenes se les pone ya el estigma de la 'rent generation' (generación de alquiler).

El problema del subempleo
"Las posibilidades para la gente joven de subir en la escala económica son cada vez más limitadas", sostiene Giselle Cory. "Y esto coincide con los casos cada vez más habituales de mayores de 50 años que dan precisamente un paso atrás, por los cambios del mercado laboral y en medio de la actual incertidumbre económica".

"En Gran Bretaña, aunque el paro no es tan acuciante como en España, tenemos un problema adicional con el subempleo que afecta sobre todo a las mujeres", agrega la analista de la Resolution Foundation. "El nuestro es el segundo país occidental, después de Estados Unidos, con la mayor proporción de trabajadores con salarios bajos, el 21% de la población".

"Tenemos que movernos necesariamente del salario mínimo al concepto del 'living wage' (salario de vida)", sostiene Giselle Cory. "Se trata de una idea que cuenta ya con un amplio consenso político y con el apoyo de gran parte del mundo empresarial, que empieza a moverse ya en esa dirección: comprometerse con unos salarios más equitativos y un estándar de vida para sus trabajadores que vaya más allá del mínimo salarial".

El reto a medio plazo, según la Resolution Foundation, no es ya cómo mitigar los efectos de la austeridad en las clases menos favorecidas, sino cómo volver a abrir el 'círculo de la prosperidad', restringido durante casi dos décadas a la parte más alta de la pirámide.

"Se habla de la necesidad de estimular el crecimiento, pero hay muy poco debate sobre cómo lograr que ese crecimiento sea compartido por la mayor parte de la población", añade Giselle Cory, que nos remite a las recientes recomendaciones de la Comisión de Niveles de Vida: "Más ayudas del Estado para el cuidado de los hijos. Más deducciones fiscales a las familias con dos sueldos. Medidas urgentes pro-empleo entre los trabajadores mayores, incluida una reducción de su aportación a la Seguridad Social. Nuevas vías de aprendizaje y acceso al mercado laboral para los más jóvenes".

Gavin Kelly, director ejecutivo de la Resolution Foundation, con experiencia desde el otro lado de la barrera (trabajó en Downing Street con Tony Blair), pronostica que las próximas elecciones de 2015 girarán irremediablemente en torno a cómo mantener los niveles de vida. En un artículo en 'The Guardian' sobre "la clase media exprimida", Kelly emite su peculiar diagnóstico sobre la frustración palpable y creciente, que puede extenderse hoy por hoy a cualquier país europeo:

"La vida no ha discurrido como se pensaba para la gente que ronda los 35 años. No pueden permitirse comprar una casa, el coste para mantener a la familia va en aumento y la inseguridad económica pasa factura,... seguir leyendo aquí.
Carlos Fresneda (Corresponsal) | Londres
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2013/04/07/economia/1365328437.html
Una bella canción de Aute, "De alguna manera tendré que olvidarte", cantada aquí a dúo con Serrat.

viernes, 22 de febrero de 2013

La crisis española y como resolverla con un cuento de hadas.

Sí, digo de hadas, porque la receta propuesta es que seamos optimistas debido "a lo mucho bueno que tenemos".

Sólo con optimismo no se resuelven las cosas, ni en economía, ni en salud, ni en educación. Estamos en "el reino del pensamiento positivo", de lo políticamente correcto, el que conviene al bloque hegemónico para acallar las críticas -son visiones negativas, pesimistas dicen-.

En cualquier actividad humana, para cambiar las cosas hay que actuar, las cosas no cambian solas, sobre todo para mejor.

Para mejorar la educación, de un niño o un pueblo, hay que actuar. Para curar una enfermedad, hay que actuar y, sobre todo, una enfermedad grave como la que sufrimos. Y para mejorar el empleo, hay que actuar.

Si no, que se lo pregunten a los millones de parados que no encuentran empleos, o de jóvenes suficientemente preparados, mientras ven y oyen como, privilegiados políticos corruptos, reciben sobres millonarios "a cambio de nada".

Los corruptos nos piden confianza, paciencia y optimismo. Optimismo sí, todo el optimismo del mundo para el corazón. Unido a toda la lucidez del mundo para la inteligencia, a fin de comprender bien lo que sucede, analizarlo y aplicar todas las medidas adecuadas y necesarias para acabar con este desastre. Donde miles de niños pasan hambre y miles de familias se ven desahuciadas y en la calle, a causa del paro y no poder pagar sus deudas. Mientras los bancos se quedan con sus viviendas, reciben ayudas a fondo perdido del gobierno y le siguen cobrando deudas infladas a esas familias de por vida. Lo que no ocurre ni en Portugal, ni en USA, ni en Francia,... ¿Cuándo se cambiará esa ley hecha en exclusiva para que nos exploten los bancos?

Hay que decir con el poeta Gabriel Celaya: ¡¡¡Basta!!! ¡¡¡Basta de historias y de cuentos!!!

Dicho lo anterior os invito a ver el ingenioso y optimista vídeo.

 

martes, 19 de febrero de 2013

Teoría sobre Beatriz Talegón

Líbreme Marx de escribir que celebro las lágrimas de cocodrilo de Beatriz Talegón en la mani de ayer. Líbreme Lenin de cuestionar su integridad intelectual y moral. Líbreme Mao de usar palabras como OTAN, GAL, ETT, Yugoslavia, Afganistán, Libia o expresiones como reforma laboral, ERE irregular, reconversión industrial, rescate bancario, reforma constitucional exprés o Ley de Partidos.

Y líbreme Guevara de sospechar o intuir determinada estrategia populista al servicio de la cual la Talegón se deja manipular.

Tengo una teoría más plausible de lo que aquí está sucediendo.
Atención. Aunque Beatriz aparenta tener la misma edad que yo, nada más lejos de la realidad. ¿Han visto alguna vez Futurama? Pues eso es lo que le ha pasado a Beatriz Talegón: Ella vivía en la época de Pablo Iglesias, y le escuchó decir frases como “es cierto que aspiramos a llevar representantes de nuestras ideas al parlamento, pero jamás hemos creído que desde allí pueda destruirse el orden burgués y establecer el orden social que nosotros defendemos”. O: “este partido está en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones". O: “nosotros estamos dispuestos a vencer -¿se entiende?-, no a defendernos. A matar y a dejarnos matar. A todo”.

Pero, entonces, se produjo un misterioso accidente y Beatriz Talegón acabó criogenizada durante casi un siglo. Salió de la cámara y se fue directa a una manifestación en Madrid por el derecho a la vivienda. Y, pobre de ella, se encontró con que la gente (“violentos”, como los calificó después en La Sexta) la abucheaba por ser del PSOE. Acabó, pues, rompiendo a llorar, mientras la policía del régimen la escoltaba fuera de la manifestación.

Beatriz, yo te defiendo. Nadie te comprende, nadie sabe lo que estás sufriendo. Lo que pasa es que tú te has pasado los últimos 90 ó 100 años en una cámara de criogenia, y no sabes que ahora la sigla PSOE representa a los mismos que en tu época representaban Sagasta y el Partido Liberal.

En caso de que no hubieras pasado un siglo criogenizada, me alegraría de que te echen de las manifestaciones y de que llores, porque te lo mereces. Porque, si esa cámara de criogenia no existiera, tus lágrimas no podrían darme pena a la vez que las lágrimas de tantas familias desahuciadas por las leyes del suelo y el fomento de la especulación del PSOE, de tantos usuarios de servicios públicos recortados para pagar una deuda privada hecha pública por el PSOE mediante inyecciones de dinero a la banca, de tantos alumnos de institutos sin medios porque el dinero va a la miserable concertada que creó el PSOE, de tantos enfermos en hospitales con listas de espera infinitas por culpa de la ley 15/97 que abre la puerta a la privatización de la gestión hospitalaria y fue votada por PSOE y PP entre otros, de tantos jóvenes que no cotizan y no tienen convenio colectivo por culpa de la reforma laboral del PSOE o de tanto preso político por culpa de la Ley de Partidos votada por PSOE y PP (y el PA, por cierto) entre otros. En suma, de tanta gente que llora por culpa del PSOE.

Si no existiera esa cámara criogénica, tendría que decirte que las lágrimas de una pija con ínfulas de progre-guay y las lágrimas del pueblo al que dicha pija colabora en aplastar y oprimir no pueden darme pena simultáneamente, por lo que debo elegir. Y que una mujer que llora por no ser aplaudida por aquellos a los que hace llorar es una psicópata que debería estar encerrada con una camisa de fuerza.

Beatriz Talegón, sé que estás triste, como el niño de Inteligencia Artificial. Como él, deberías esperar millones de años, a ver si vuelves a ser feliz. A lo mejor si vuelves a tu cámara resulta que en algún punto de la historia vuelve a surgir algún partido que, casualmente, tenga de siglas PSOE y pretenda hacer alguna “revolución” (como dijiste en el congreso aquel).

Mientras tanto, tal vez deberías ir pensando en cambiar de partido.
¿O es que tienes miedo a ser abucheada allá donde tengas la desfachatez de aparecer?
¿O es que no eres más que una máscara y detrás acecha, como siempre, Emilio Botín?
¿O es que en el PSOE habéis tomado a la gente por gilipollas y ahora estáis cagados de miedo al ver que la cosa se os va de las manos…?
Fuente: Manuel Navarrete.
Lo que Beatriz Talegón no dijo y debería haber dicho, Vicenc Navarro


lunes, 22 de octubre de 2012

Una tercera vía para los jóvenes investigadores en España. Me planto, me uno y reivindico

En abril de 2009, la Junta de Andalucía, a través de financiación recibida del Fondo Social Europeo, me otorgó un contrato de cuatro años de duración. El objetivo del mismo era formar a personal docente e investigador al más alto nivel en determinadas áreas de conocimiento, consideradas deficitarias por tener falta de recursos humanos. Casi cuatro años después de haberme otorgado dicho contrato, estoy a punto de ser doctor (o eso espero), tengo 5 artículos publicados en revistas de alta calidad (otros 5 sometidos a evaluación), 4 capítulos de libro, un libro editado, he presentado y defendido comunicaciones en más de 20 conferencias de investigación y de docencia (nacionales e internacionales), he realizado dos estancia de investigación, multitud de cursos para mejorar mi formación docente e investigadora (incluyendo el curso de adaptación pedagógica y el curso de iniciación al profesorado universitario novel), y he impartido conferencias, seminarios y realizado labores docentes (en total he dado unos 24 créditos de docencia). Sinceramente creo que he sobrepasado con creces lo que mi contrato exigía, mostrando con indicadores objetivos que estoy preparado para dedicarme a la docencia y a la investigación universitaria. Sin embargo, en el mejor de los escenarios posibles, suponiendo que se alinearan los planetas y un rayo de luz me diera de lleno sólo a mí, mi futuro en España estaría vinculado a un contrato mucho más precario que el que tengo actualmente y cobrando en torno a un 20% menos. Como digo, ese sería el mejor de los escenarios posibles, un escenario por el que compiten tantos investigadores e investigadoras igual o más preparados que yo. ¿Qué sentido tiene esto? La respuesta es, simple y llanamente, ninguno. No sólo es una incoherencia, es un error que lejos de beneficiar al país va a lacrar e hipotecar su senda en las próximas décadas. No por no contratarme a mí, claro está, sino por hacer gala de esa orientación en una materia que marca las diferencias cualitativas entre países, la educación.

Quizás, con un ejemplo de un ámbito diferente al académico se vea el error de manera más gráfica y más claramente. Pongamos el caso de que una compañía dedicada a la venta de coches decide pagar a uno de sus trabajadores un máster de venta personalizada valorado en 90.000€. Lo último que se le ocurriría a esa empresa una vez que el trabajador ha acabado su formación, habiendo demostrado su capacidad para vender muchos más coches, sería despedirlo o bajarle el sueldo un 20%. Al contrario, tendrá que pagar más por sus servicios y mejorar sus condiciones laborales, puesto que su rendimiento es mayor y hace a su empresa ganar mucho más dinero.

Esta situación es exactamente la misma que se ha dado en mi caso y en el de muchos otros que han disfrutado o disfrutan aún de contratos de investigación similares (becas FPU, FPI, etc.). La idea del gobierno español al contratarnos fue formar a personal excelente en el ámbito académico para mejorar, en el corto plazo, la plantilla de las universidades españolas. Así, se lograría, tanto que aumentase la productividad científica como que los futuros titulados y tituladas españoles pudiesen contar con mejores docentes que los capacitasen para ser más competitivos en sus respectivas profesiones (ver el BOE o el BOJA publicado para cada uno de los contratos de investigación mencionados). Sin embargo, cuando finaliza nuestra formación, en lugar de valorarnos más y mejorar nuestras condiciones para que revirtamos todo nuestro aprendizaje en la sociedad, lo que hace el gobierno es reírse de nosotros y de todos los que han pagado sus impuestos con la intención de que en el futuro aportásemos nuestro valor añadido a la sociedad española. Esto es justo lo que está haciendo la universidad española con los jóvenes a los que ha formado, invertir y gastar miles de euros en ellos para luego echarlos a la calle (en mi caso, la inversión aproximada que se ha hecho en los últimos 4 años ha sido de unos 90.000€).

Y el problema no es para nosotros, afortunadamente no abundan los doctores en paro y no les suele faltar el trabajo, el problema es para el país y para sus ciudadanos, para Andalucía y los que viven allí, en mi caso. En el ejemplo de la empresa de coches habría muchas empresas encantadas de contratar al susodicho trabajador con lo ojos cerrados, en nuestro caso, también hay universidades y centros de investigación públicos y privados (Europa, Asia, América Latina, Australia, África) interesados en contar con nuestros servicios, puesto que no sólo no han de desembolsar nada de dinero en nuestra formación, sino que se beneficiarán de unas competencias que pocos otros poseen y que hemos demostrado sobradamente.

Ésta es la situación en la que nos encontramos en la actualidad miles de investigadores noveles formados en España. Ante este escenario, se están produciendo dos tipos de reacciones en el gremio: la primera es aguantar a costa de paro, precariedad y muchos rezos propios y familiares para tener suerte y conseguir un contrato irrisorio en el medio plazo; la segunda, es irnos fuera de España.

En mi opinión, tomar cualquiera de estas salidas sería un error, creo que nuestro deber como investigadores, por dignidad y por ética, debe ser negarnos y plantarnos ante estos escenarios, exigiendo una tercera vía para nuestro futuro. Por dignidad, porque no podemos aceptar que se nos trate así, no es justo, ni lógico, no tiene ningún sentido, y si lo aceptamos estamos legitimando esa manera de operar e incluso me atrevería a decir que reproduciéndola y haciendo que el que venga después lo tenga si cabe aún peor. Por justicia, porque no es justo que nos hayan formado aquí, hayan invertido y apostado por nosotros, y cuando podemos devolver con nuestro trabajo el enorme desembolso que millones de ciudadanos han pagado con sus impuestos, no debemos irnos a revertir nuestro saber a otros países, no es justo, ni ético, ni moral...
Fernando García-Quero. Investigador FPDI-Junta de Andalucía, Departamento de Economía Aplicada, Universidad de Granada

sábado, 6 de octubre de 2012

Mi hija emigró

Esta vez no voy a hablar de ciencia ni políticas de I+D; lo retomaré en el próximo post. Esta vez voy a hablar de lo que ocurre en mi casa, y que refleja lo que con toda seguridad está ocurriendo en muchos otros hogares, porque en el día de hoy la verdad es que no puedo pensar en otra cosa.

 Ayer me despedí de mi hija. Emigra en busca de un futuro que no ha podido encontrar en su país y que la sociedad, o sus padres, no le ha sabido dar. Es extraordinariamente frustrante para un padre ver marchar a sus hijos, pero mantenerlos a costa nuestra no es opción porque supondría llevarles a una situación en la que quedarán atrapados sin futuro.

 Vivir en el extranjero ni es nuevo para ella ni le intimida, porque en los últimos 5 años ha vivido y trabajado en Canadá, Francia e Inglaterra, pero entonces se trataba de mejorar sus cualificaciones profesionales. Ahora se trata de rebelarse contra quienes se refieren a su generación como la generación perdida.

Marchar le ha costado quedarse sin pareja, por lo que el llanto, apagado, que oía por la noche desde mi cama, se me hacía aún más amargo. Como muchos jóvenes de su edad, mi hija ha completado su formación profesional con el paso cambiado. En la primavera regresó a España con la intención de buscar un empleo en España, en lo que fuese pero a poder ser "de lo suyo".

Consiguió algunas entrevistas de trabajo, pero las condiciones siempre eran abusivas: salario de becario, 400 € al mes, para una persona con una licenciatura, un master, que domina cuatro idiomas y con experiencia laboral en el extranjero. Estos sueldos no le darían ni para comer ni para alquilar una habitación en las ciudades donde le ofertaban estos empleos. Tendría que tener una ayuda de sus padres, a lo que, por supuesto, estamos dispuestos. Pero ella no quiere seguir dependiendo de nosotros, con una ayuda que, de hecho, estaría subsidiando a los empresarios que abusan de nuestros jóvenes. 

Este verano han pasado por casa, para despedirse, muchos amigos suyos. Sus conversaciones siempre giraban en torno a lo mismo: la depresión de la crisis, los despidos o el miedo a ser despedido, los abusos de los empresarios que, aprovechándose de la crisis imponen condiciones leoninas, despidiendo a buena parte de la plantilla para que los "supervivientes" hagan el trabajo del resto, intimidados por la amenaza de ir a la calle. Me pareció que se sienten culpables y quizá -como a todos- algo de culpa les corresponde, pero no el peso excesivo que estamos cargando sobre ellos.

 En Mallorca, donde vivo, ha sido un año espectacular de turismo, con cifras récord de viajeros e ingresos. Un amigo que tiene un restaurante me dice que este verano ha hecho un 15 % más de caja. Sin embargo, muchas empresas del sector han despedido a buena parte de sus plantillas, de nuevo forzando al resto a asumir las tareas de los despedidos, aprovechándose del miedo a perder el empleo para aumentar sus márgenes de beneficios. ¿Es esto lo que ha conseguido la reforma laboral?.

 La mayor parte de sus amigos también emigraban, unos a Alemania -sin saber alemán pero cargados de ilusión y desparpajo; otros a Uruguay, para poder desenvolverse en español, otros a Canadá, Australia, Inglaterra, Noruega...

Estoy seguro de que muchos se han ido en condiciones mucho más difíciles que mi hija o sus amigos, o que incluso, queriendo hacerlo, no se hayan podido ir porque tengan dependientes a su cargo a quienes no puedan abandonar.

La emigración no es nueva en nuestro país, pero pensábamos haberla dejado atrás en el siglo XX y haberla cambiado por la movilidad internacional. Pensábamos que nuestros jóvenes se formaban y maduraban en un país moderno, avanzado, miembro destacado de la Unión Europea, con euros en su bolsillo, y pujando por entran en el G8 ante el asombro del mundo. Todo eso era una ilusión, un escenario de cartón piedra.

Como padre me siento inmensamente frustrado y fracasado. Los padres siempre anhelamos que nuestros hijos conozcan una vida mejor que la que nosotros tuvimos, y así ha sido al menos desde que la Guerra Civil nos hizo tocar fondo. Ochenta años después estamos cayendo en barrena en una involución económica y política que, ya lo escribía hace un año, amenazaba con arrastrarnos por el túnel del tiempo hacia la España de mi infancia en los años 1960, a la que ya estamos llegando en muchas cosas.

También me siento frustrado como formador de jóvenes científicos, aunque estos, estoy convencido, tienen un mejor futuro, porque el largo período de formación de investigadores, que se completa al final de treintena, supone que estos jóvenes, de la misma edad que mi hija, a quienes dirijo tesis de doctorado y master, seguirán progresando como científicos para -espero- completar esa formación cuando nuestro país haya salido del hondo agujero en que se encuentra. Sin embargo, para ellos no será fácil, y también habrán de ser duros y resistentes para salir adelante.

Pero no se trata de compartir mis sentimientos como padre ni como formador de jóvenes investigadores, sino de mis sentimientos como ciudadano español. ¿Qué futuro espera a una sociedad en la que sus jóvenes solo tienen la opción de desaparecer o amoldarse a condiciones laborales las más de las veces abusivas y requiriendo del subsidio de sus padres?...

Nadie pide perdón a nuestros jóvenes. Yo lo quiero hacer desde aquí, por la responsabilidad, quiero creer que poca, que me toca.

Acostumbrados a comulgar con rueda de molino, ya no nos da escalofríos saber que la cifra de desempleo entre nuestros jóvenes supera el 50 % (sin contar, claro está, con los que ya se han ido, que son multitud).

Mientras la Roja siga metiendo goles y Cristiano esté alegre seguiremos embotados y aceptando con resignación estos males que se nos han echado encima, sin que nadie asuma responsabilidades y nadie pida perdón...

Hay quien se felicita, estúpidamente, de que muchos seguimos en silencio, pero algo está cambiando. Ya no nos vale más de lo mismo, ya no nos aplacan con mentiras calculadas, engaños burdos, eufemismos y la cantinela de que lo que nos pasa es que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y nos merecemos lo que pasa...

Deseo que mi hija y todos los que como ella se han ido a la emigración, sean felices y puedan en un futuro cercano regresar a su país para contribuir, con su capacidad, a nuestro futuro.

Me gustaría cerrar este texto recitando a mi hija, y a todos los jóvenes de su generación que, como ella han emigrado, el poema de José Agustín Goytosolo, Palabras para Julia; pero es mejor que lo escuchen cantado por Paco Ibáñez en su concierto en el Olympia de París. Por Carlos M. Duarte, Profesor de Investigación, CSIC, en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA). Fuente, 6 octubre 2012, Huffington Post.

viernes, 27 de julio de 2012

Manual para cobrar el paro. He perdido mi trabajo, ¿puedo cobrar el paro?

¿Cuánto voy a cobrar por la prestación? ¿Durante cuánto tiempo?
¿Qué trámites hay que seguir para cobrar la prestación?

Cuando uno pierde su trabajo, lo habitual es acudir a las oficinas de empleo. Allí tiene que darse de alta como demandante de un trabajo y reclamar la prestación. Pero este no es un trámite automático y no todo el mundo tiene derecho a cobrar el paro.

 ¿Quién puede cobrar del paro?
 Pueden cobrar la prestación quienes hayan perdido su empleo y trabajaran por cuenta ajena, bien sea porque son despedidos o porque se les acaba el contrato. También pueden percibir el paro los autónomos que hayan dejado su actividad y cotizaran para tener el derecho a cobrar el paro, los altos cargos de la Administración, los militares de complemento y los funcionarios y personal contratado temporalmente, de las administraciones. La protección frente al desempleo también da cobertura a los afectados por expedientes de regulación de empleo de suspensión temporal de empleo o reducción de jornada.

 ¿Qué requisitos hay que cumplir?
 El parado tiene que haber cotizado al menos durante 360 días en los seis años anteriores a perder el empleo.

 ¿Cuánto tiempo puedo cobrar el paro?
 La duración de la prestación por desempleo oscila entre un mínimo de cuatro meses y un máximo de dos años. Para la mayoría de trabajadores, el periodo está en función del tiempo cotizado durante los seis años precedentes a la pérdida de empleo. Para los autónomos que cesan su actividad cambian los periodos de cotización y el tiempo que tienen derecho a percibir prestación.

 ¿Cuánto voy a cobrar?
 Para calcular el paro se toma como base el promedio de las bases reguladoras de los 180 días previos a la pérdida del empleo. Durante los seis primeros meses, el parado percibirá el 70% de la base reguladora (se calcula con el promedio de la base de cotización por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, excluyendo las horas extraordinarias). A partir del séptimo mes, la paga mensual se reduce al 50% de la base reguladora. La prestación mínima asciende este año a 497 euros al mes (el 80% del Indicador Público de Rentas Múltiples, IPREM). Cuando el parado tiene al menos un hijo a su cargo, la paga mínima sube hasta los 664,74 euros. El desempleado nunca percibirá más de 1.087,20 euros (el 175% del IPREM), aunque le corresponda una paga mayor por lo cotizado. Si el parado tiene un hijo a su cargo, la prestación sube hasta 1.242,52 euros; si tiene dos o más, hasta los 1.397,83 euros mensuales.

 ¿Puedo cobrarlo todo de una vez?
 El parado tiene derecho a cobrar toda la prestación de una vez, en lugar de mensualmente, cuando decide darse de alta como autónomo o incorporarse como socio a una cooperativa. Será un requisito imprescindible tener al menos pendiente de cobro tres mensualidades y no haber hecho uso de este derecho en los cuatro años previos.

 ¿Puedo cobrar el paro y trabajar al mismo tiempo?
Se puede cobrar la prestación al mismo tiempo que se trabaja a tiempo parcial, siempre que el interesado lo solicite. La cuantía de la prestación se reduce en la misma proporción que la jornada que se realice.

¿Qué pasa cuando se agota la prestación?
Una vez se ha agotado la prestación, los parados con obligaciones familiares y los mayores de 55 años tienen derecho a percibir un subsidio siempre que no tengan otra fuente de ingresos que supere el 75% del salario mínimo interprofesional (481,05 euros). También tienen derecho a cobrar la prestación los liberados de prisión, los trabajadores españoles que regresen a España desde un país de la Unión Europea y no cobren prestación del país de procedencia o los parados que no han cotizado por el tiempo suficiente para percibir una prestación contributiva.

 Me he quedado en paro y quiero solicitar la prestación, ¿qué hago?
 Si ha perdido su trabajo, tiene 15 días hábiles para darse de alta como demandante de empleo y solicitar la prestación, por este orden, en la oficina de los servicios públicos de empleo que le corresponde.
Sin estar dado de alta como demandante, el parado no puede reclamar la prestación a la que tiene derecho.
 El mismo día que solicita cobrar el paro, el desempleado tiene que suscribir el compromiso de actividad, que implica que el firmante se compromete a buscar trabajo de forma activa, a aceptar una oferta de empleo adecuada y participar en las acciones que los servicios públicos de empleo le ofrezcan para formarse, reciclarse o reducir su tiempo de estancia en el desempleo.

 ¿Qué documentación necesito?
 A la hora de solicitar la prestación, el demandante tiene que presentar:
 • El DNI si es español o el pasaporte o tarjeta de residencia si es extranjero.
 • Los certificados de empresa de las compañías en los que hubiera trabajado en los últimos seis meses.
 • Impreso de la prestación.
 • Datos de domiciliación bancaria.
 • Declaración de hijos a su cargo.
 • Y autorización a la oficina de empleo para que recabe datos de rentas e información fiscal a Hacienda.

 ¿Qué trámites se pueden hacer por Internet? 
 A través de Internet el parado puede solicitar el reconocimiento de la prestación y el cobro de la prestación. Lo que no puede es darse de alta como demandante de empleo, el requisito previo para poder iniciar todo el proceso.
Ver en El País.

martes, 24 de julio de 2012

La creatividad de los adolescentes

“Luis, si vivieses en Estados Unidos te habrían dado un millón de dólares”. Esa frase es una cantinela en la vida de Luis Iván Cuende. A los 12 años creó una distribución Linux para Asturias, Asturix, que se han instalado 30.000 usuarios en 20 países. Un éxito empresarial que no corresponde con su presupuesto o su reconocimiento social y mediático. “Se nos margina por la edad. Ninguna Administración se ha interesado por mi sistema que es gratuito, no he conocido a ningún político, cuando buscaba financiación se reían…”, cuenta. El premio a mejor hacker adolescente de Europa 2011, otorgado en el concurso de programación HackNow, le hizo subir enteros como profesional y ahora junto al murciano Alberto Elías de Ayala, de 16, busca inversores para su empresa Holalabs. Les separan 1.000 kilómetros, pero no la ilusión de lanzar un nuevo escritorio o posicionar su proyecto Incubator. Este canaliza en la Red cinco proyectos de jóvenes ambiciosos, enfrascados en crear un Twitter para vídeos o un competidor de Google.
 Ellos no son el futuro sino el presente. “El futuro pertenece a las sociedades que faciliten el despliegue de la capacidad emprendedora de los ciudadanos —aquellas que defienden y fomentan la libertad— porque alumbrarán las nuevas empresas que convertirán los problemas actuales en oportunidades para mejorar la calidad del sistema productivo”, afirman el economista Ángel Pes y el filósofo Norbert Bilbeny en Emprender con responsabilidad (Lid).
 “Entre mis compañeros hay mucho talento, pero están dormidos. Les animo, pero les puede el miedo o les aburre”, lamenta Cuende. En vacaciones no se despega del ordenador y durante el curso saca seis horas diarias para sus proyectos. Con su pantalón corto y su camiseta azul, se diluye en la masa. Pero no es uno más. Es un inspirational speaker. Piensa que no es positivo que se fuerce a la gente a ser emprendedora, pero que se frena la originalidad en las escuelas. “Con los años se gana experiencia y se pierde creatividad”.
 Se entiende, pues, que este pequeño Bill Gates autodidacta, al que ayudan una veintena de personas, se sienta un incomprendido, aunque reconfortado tras compartir días con 240 estudiantes del bachillerato internacional (BI). Una conferencia de futuros emprendedores de más de 30 países que se ha celebrado en la IE University de Segovia. Su objetivo: que estos chicos aprendiesen herramientas para levantar empresas sociales que sirvan de vehículo para cambiar lo que les rodea. La imagen opuesta a los denigrados ni-nis. Potenciar esta creatividad es tarea de Max Oliva, cofundador de HubMadrid, un espacio de trabajo que comparten emprendedores empeñados en mejorar el mundo”. “Hay 4.000 millones de personas que viven con dos o cuatro dólares al día y pagan más por productos y servicios que, además, son de peor calidad. Dar un 0,6% del PIB en ayuda al desarrollo es caridad. Hay que apostar por poner en valor real su budget (presupuesto) y no olvidar su dignidad”, resalta el cofundador la cooperativa de educación Teamlab.
 Oliva coordina en la IE los talleres de Design Thinking, el mismo proceso de creación al que se enfrentan los diseñadores para desarrollar productos o servicios. El primer paso es descubrir las necesidades del usuario. Después, generar ideas tangibles que den solución. Luego se crea un storyboard, en el que se relata su vida y la estrategia a seguir. Y, finalmente, un vídeo. Así, para afrontar la integración de las minorías en un instituto de California, los adolescentes del BI decidieron organizar una fiesta con eventos deportivos en el que cada uno mostraba su cultura. Un festejo sufragado con la venta de camisetas y de entradas... Leer más en el País.

viernes, 6 de julio de 2012

España sí puede. La selección española, ejemplo ante la crisis: sacrificio, disciplina e inteligencia. El país tiene más empuje de lo que se cree en el exterior

La alegría y el orgullo que sienten los españoles ante el triunfo de la selección de fútbol, y la cascada de halagos con la que el mundo entero ha respondido al equipazo que aplastó a Italia para coronarse campeón de Europa, tendrán su sobria respuesta en los próximos días. España goza de buen circo, nos recordarán los realistas, los cabezas duras. ¿Pero dónde está el pan?
 La pregunta no es injusta. España también es campeona de Europa del desempleo, con la cuarta parte de la población sin trabajo, y a los bancos les ahogan las deudas tras inflar el globo hipotecario alegremente durante una década hasta que un día reventó. La austera medicina que exige Alemania a cambio de acudir en nuestro rescate ha dado como resultado duros recortes de los servicios públicos —sin excluir la salud y la educación— y la reducción de los sueldos de aquellos afortunados que aún mantienen sus trabajos. Mucha euforia. Mucho “¡campeones!, ¡campeones!”. Sin embargo, los jarros de agua fría no escasean.
 No se ven más mendigos que en Londres y las calles son seguras Pero hoy, mientras el fútbol español se da un baño de admiración global, ¿por qué no hacer un esfuerzo por buscar otras razones para contemplar la vida con un cierto buen humor, incluso optimismo? Dentro y fuera de España hay muchos que parecen deleitarse ante la aparente constatación de que, dejando a un lado el fútbol, este país es un desastre. Pues que se sigan deleitando, ya que motivos les sobran.
 Pero, ¿por qué no proponer argumentos que contradigan, o al menos diluyan un poco, los previsibles y cansinos pronósticos catastrofistas? Empezando por el hecho de que mientras un creciente porcentaje de alemanes, británicos y holandeses aparentemente claman por librarse de las cadenas de la Eurozona, hoy son más que hace un año los que se toman vacaciones en España. El ‘Financial Times’ ponía en cuestión el abismo en que se encuadra a España La industria de la construcción padece rigor mortis —aunque no sería un mal momento para que un alemán con ahorros y necesidad de sol invirtiera en un chollo en la costa mediterránea—, pero el otro pilar de la economía española, el turismo, sigue en plan boom. Gracias a los amigos —más amigos, quizá, de lo que parecen— del norte, los turistas han gastado un 4,6% más en España en los primeros cinco meses del año que en el mismo periodo de 2011. En mayo, la cifra llegó a un 7,5% más que el mismo mes del año pasado. Lo cual ayuda a explicar la feliz noticia de este martes de que el paro bajó en 98.853 personas en junio... Ver más en El País

sábado, 12 de marzo de 2011

Portugal. Decenas de miles de portugueses se manifiestan contra la precariedad en la mayor concentración al margen de los partidos. (Foto de (O)Porto)

Las convocatorias han sido promovidas por el movimiento juvenil Geração à rasca (Generación en apuros) en más de 11 localidades lusas.
Decenas de miles de personas, en su mayoría jóvenes, salieron ayer a la calle para protestar pacíficamente contra "la precariedad" en Lisboa, Oporto y otras ciudades portuguesas, en la mayor movilización que se realiza en este país al margen de partidos y sindicatos desde la revolución del 25 de abril de 1974. Los organizadores aseguran que sólo en Lisboa 300.000 personas respondieron a la convocatoria de la autodenominada Geração à rasca (Generación en apuros), efectuada a través de Facebook por un reducido grupo de jóvenes hace poco más de un mes. Al margen de las cifras, lo cierto es que las manifestaciones en Lisboa y Oporto superaron todas las expectativas.
"El país está en apuros" y "La precariedad no escoge edad" eran los lemas de las dos grandes pancartas que abrían la marcha en la capital portuguesa, que abarrotó de punta a punta la Avenida de la Libertad, arteria principal de la ciudad. La consigna más coreada fue "Con precariedad no hay libertad", signo de las condiciones en que viven más de un millón de portugueses, entre desempleados y trabajadores en condiciones lamentables.
"Estoy harta, pero no me callo", podía leerse en un cartel que enarbolaba una joven. Las críticas a los políticos estaba presente en toda la iconografía de las manifestaciones. Ayer quedó meridianamente claro que hay muchos portugueses que no creen en la clase política. Lo demostraron en las elecciones presidenciales del pasado 23 de enero, en las que la abstención llegó al 53,48% (más de cinco millones), y lo dijeron ayer en voz alta en las calles de 11 ciudades.
Los jóvenes eran clara mayoría, pero también había padres y abuelos, porque como decía un veterano de abril "la precariedad no respeta edad". La manifestación era un cuadro variopinto de ciudades de distinta edad y condición, mucho de los cuales difícilmente responderían a una convocatoria partidista, y que ayer lo hicieron no por curiosidad.
La manifestación ha concluído en la plaza de Rossío, símbolo en Portugal por ser escenario de las mayores manifestaciones desde la revolución de los claveles del 25 de abril. "Aquí pasa todo", comentaba en inglés un portugués a un turista despistado. Tres de los cuatro jóvenes que promovieron la protesta leyeron el manifiesto que está colgado en Facebook desde el 5 de febrero. "Somos la generación con mejor educación de la historia del país", "no protestamos contra otras generaciones, protestamos por una solución y queremos ser parte de ella", "protestamos para que todos los responsables actúen en conjunto", dijeron uno tras otro João Labrincha, 27 años, Paula Gil, 26, y Alexandre Sousa Carvalho, 25 antiguos compañeros de facultad en la Universidad de Coimbra que, de la noche a la mañana, han pasado a acaparar la atención de todos los medios de comunicación. "La lucha no acaba hoy", repetía De Sousa Carvalho.
En los días previos a la manifestación hubo intentos de manipulación y de sembrar la confusión, con mensajes falsos que circularon por Internet, como el que pedía un millón de personas en la calle para acabar con la clase política. Algo así como aquel "que se vayan todos" argentino en la época del corralito. Algunos comentaristas criticaron y despreciaron a los organizadores de la manifestación.
Pese al descrédito de los políticos, los promotores de Geração à rasca no son anti-partidos. Tres de ellos militan o han militado en las juventudes del Partido Socialista, Comunista y del Bloco de Esquerda. Y para evitar malas interpretaciones invitaron a los 230 diputados de la Asamblea de la República a acudir a la manifestación. "Tienen que ser parte de la solución, y para nosotros no son el problema", señaló Sousa Carvalho. "No es una protesta contra el Gobierno", añadió Paula Gil. "Hemos contactado a diputados, movimientos estudiantiles, organizaciones de la sociedad civil, religiosas, deportivas..." ...
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viernes, 1 de octubre de 2010

Me han despedido... ¿y ahora qué?

Completar la formación con cursos y posgrados, montar un negocio, opositar e irse al extranjero a perfeccionar un idioma, entre las salidas más habituales 

Desde el 1 de enero de 2008 se han destruido 1.267.200 empleos de menores de 31 años. Varios expertos y jóvenes que han sido despedidos analizan las diversas opciones para salir del bache y qué hacer mientras dura. "Paradoja surrealista". Así define Fátima Vasco, de 30 años, el hecho de ser una orientadora laboral en paro. Busca empleo desde julio, cuando la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de la localidad malagueña de Estepona cancelaron "por motivos económicos" el Servicio Integral para el Empleo en el que trabajaba.

 Diplomada en Educación Social y licenciada en Pedagogía, envía currículos mientras piensa qué hacer ahora. "Puede que un máster, unas oposiciones, montar una academia, irme con cualquier cosa a Malta o Londres por el inglés...". No es fácil decidir, sobre todo sabiendo que el 16,4% de los universitarios de entre 25 y 29 años está también en paro, el doble que en 2008, según la última EPA. Y sin embargo, el primer despido es, a juicio de todos los expertos consultados, un buen momento para replantearse el futuro. Rafael Saiz, coach especializado en alto rendimiento, recomienda empezar por preguntarse '¿qué quiero hacer?', por consultar a familia y amigos "para qué vales" y por decidir si quieres ser "empleado, autoempleado o empresario". "Con el finiquito puedes pensar en montar tu empresa", recuerda Saiz a un país tradicionalmente poco emprendedor en el que hay casi tantos funcionarios como empresarios y autónomos. Pero esta generación parece distinta. Según un estudio de Metroscopia para la Fundación Bertelsmann de 2009, a más de la mitad de los jóvenes le gustaría constituir su negocio. Pero la mayoría lo que quiere es un trabajo que se ajuste a su currículo, una aspiración difícil de alcanzar teniendo en cuenta que un 44% de los jóvenes licenciados desempeña un oficio inferior a su capacidad, según la OCDE. Aunque varios especialistas aconsejan apurar al máximo antes de rebajar el listón, César Castel, director de Operaciones de Adecco Professional, pide a los jóvenes lo contrario, que sean "realistas e intenten cuadrar su interés a la demanda del mercado". 

Carlos Alemany, director de la empresa de cazatalentos Korn/Ferry en España, recomienda soñar y ser prácticos: "Hay que tener un plan A y un B por si el primero falla, y es normal que pase". Cuando el A y el B fallan, muchos ven como única salida seguir estudiando. "Es el momento de invertir en formación", subraya Rodrigo Barahona, director de Selección de la consultora Tea-Cegos, que añade que debe ser "lo más concreta, corta y operativa posible". Alemany también apuesta por "un máster, a ser posible en el extranjero". En la formación "no vale la enlatada, sino la que te diferencie". Eso hizo Ricardo Coloma, consultor de 29 años, que se marchó a la Universidad de Berkeley (California) tras quedarse en paro en junio. "Fui el último en llegar y el primero en salir", explica sobre su despido de una de las cuatro grandes consultoras. Acaba de volver con un curso de contabilidad financiera americana y espera que este "valor añadido incline la balanza" a su favor. Beatriz Zotes, bilbaína de 30 años, también ha optado por ampliar sus estudios. Licenciada en un campo "de hombres", Ingeniería, no duda de que perdió su trabajo por ser mujer. "Anuncié que me casaba y el jefe me dijo que en breve estaría embarazada. Supe que me iban a echar porque, para ellos, yo ya no era Beatriz sino un útero", se lamenta. Como lo veía venir, poco antes de acabar en la calle se matriculó en un "máster por la UNED". A finales de septiembre terminan las prácticas de su posgrado. "Y entonces, ¿qué?", se angustia. 

En los estudios, la estrella son los idiomas. "Si antes abría puertas hablar inglés, hoy las cierra todas no hablarlo", enfatiza Barahona. "Es absolutamente necesario dominar otros idiomas", subraya Saiz, que apunta al inglés y a "lenguas potenciales" como árabe o chino. Los expertos también aconsejan perder el miedo y los complejos a salir fuera, donde según Alemany "los españoles son muy valorados por su creatividad y capacidad de improvisación". En este sentido, Sandalio Gómez, catedrático de Recursos Humanos del IESE, recuerda que un "mundo global requiere una mentalidad global" y pide a los jóvenes que dejen de buscar en España para hacerlo "en el mundo". "No es una maldición como lo era en los cincuenta irse a Alemania, sino una experiencia enriquecedora". Pero Gómez advierte del peligro de una huida masiva de cerebros. "Y una vez que se han ido, cómo los recuperas". 


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martes, 28 de septiembre de 2010

"Ante la explotación y los abusos, hemos decidido crear un sindicato"

La crisis ha agravado la situación de los profesionales sin convenio laboral
El abuso de la temporalidad o de la figura del falso autónomo ha dejado a muchos jóvenes desprotegidos y les ha alejado de los sindicatos. Dos nuevas asociaciones -de arquitectos y arqueólogos- luchan por recuperar los derechos perdidos.
Después de acabar Arquitectura, María López se dio de bruces con la realidad laboral: "Hace seis años que estoy trabajando y nunca he tenido un contrato. Jamás. Ahora he pasado de cobrar 300 euros en negro a ser contratada ilegalmente como autónoma por unos 21.000 euros brutos".
Esta arquitecta de 28 años trabaja todos los días en la misma empresa con un horario fijo y paga de su bolsillo unos 250 de cuota de autónomos -"se me va el sueldo"-, lo que le asegura menos derechos de los que tienen los empleados fijos (paro, baja por enfermedad, embarazo). Y como muchos de sus compañeros de profesión, está cansada: "Pertenecemos a una generación que acepta casi cualquier cosa. En parte, es culpa nuestra. No hemos sido conscientes de las consecuencias. El problema ha estado en nosotros pero no hemos querido verlo, aunque con la crisis hemos despertado".
María se ha afiliado al primer Sindicato de Arquitectos de España (SAE), que nació a principios de este año con el objetivo de combatir la precariedad laboral y conseguir un convenio colectivo para un sector que, a diferencia de las ingenierías, carece de protección legal. El sindicato, que no revela su número de afiliados, calcula que el 60% de los arquitectos que ejercen en España lo hacen como falsos autónomos. "Contra lo que más estamos luchando es contra arquitectos de otra generación que fomentan un sistema ilegal", explica Ramón Durántez (35 años), portavoz de SAE. "Queremos proteger a los arquitectos, a los arquitectos que trabajan por cuenta ajena, que se les explota y se abusa de ellos", explica Durántez, Ver todo aquí en "El País"