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sábado, 7 de julio de 2018

Una profesora de Cifuentes: “Me callé; veía que peligraba mi vida, mi carrera y mis hijos”. Clara Souto, vocal del acta del trabajo fin de máster, asegura que ese día estaba en Galicia.

“Me callé. Me parecía que era ir en contra del mundo. Veía que peligraba mi vida, mi carrera y mis hijos”. Así, con este desgarro, la profesora de la Universidad Rey Juan Carlos Clara Souto relató a la juez Carmen Rodríguez-Medel el pasado 10 de mayo su particular vía crucis por El caso Cifuentes. Su supuesta firma aparece en el acta del trabajo de fin de máster de la expresidenta madrileña, pero ella nega su autenticidad. “No fui capaz de enfrentarme. Me veía yendo en contra de mi catedrático, , Enrique Álvarez Conde, que es una persona que le tenía confianza desde hacía 10 años y contra mis compañeras”

La firma de Souto figura en la casilla de vocal del tribunal evaluador. Ella mantiene, sin embargo, que ese 2 de julio de 2012 estaba en Galicia a cargo de sus tres sobrinos al haber enfermado su hermana. “Yo lo único que sé es que yo no estuve el día que pone en ese documento”. La juez parece creerla porque Souto es la única de las tres firmantes del acta que no está imputada.

La profesora ha encontrado un recibo del 30 de junio que atestigua que ese día estaba en Galicia, pero ninguno del 2 de julio, la fecha de autos. Pese a los seis años transcurridos, recuerda “con certeza” el momento porque el día anterior “era la final de fútbol que ganó España y sé que estábamos en Galicia viéndolo”.

Además, la relación de Souto con el máster de Derecho Público fue muy lateral. Apenas dio cuatro horas de clase un sábado del curso 2011-2012. ¿Asistió ese día la delegada del gobierno? “ Yo en ese momento no tenía conocimiento de quién era Cristina Cifuentes. Era la primera vez que daba una masterlass. Estaba muy nerviosa porque me enfrentaba a alumnos más mayores de los de normalmente”.

Souto, aún sin plaza fija y con dos hermanas trabajando como ella en el Instituto de Derecho Público (IDP), lleva años encadenando penas y ante la juez las revivió todas y se desahogó.Sus niños, hoy de dos años y medio, estuvieron delicados de salud y el pasado septiembre murió su padre. Pero asegura que nada ni nadie le ha bloqueado tanto como el caso Cifuentes.“Nunca en mi vida pensé que se me pudiese poner en una situación así”.

El acta presuntamente se falseó el 21 de marzo de 2018, el día que eldiario.es publicó la noticia. “Si mi catedrático, llevo 10 años con él, me dice que hay un problema con el máster de Derecho Público confío completamente y para solucionarlo puede contar conmigo”, relata Souto. Y prosigue estremecida: “Él nunca me ha puesto en una situación negativa como para desconfiar. Pensar que se estaba realizando….”.

Bajo esta premisa Souto dio su permiso a  Álvarez Conde para usar su nombre mientras iba camino de la guardería con sus hijos. Luego, siempre según su relato, impartió clase hasta las dos, se marchó a un centro de estética, volvió a la guardería... Asegura que estuvo tan atareada que hasta las diez de la noche no entró en “shock” al verse protagonista de la historia que abría los telediarios.

“Hasta este momento tenía una relación buena de jerarquía” con Álvarez Conde, contó Souto a la juez, y por unas horas la mantuvo. Se vieron luego en casa de su “maestro” junto a sus compañeras. “Le pedí por favor que solucionase el problema, que me veía incapaz de salir públicamente y llevarle la contraria a él. (...) Le dije: me estás arruinando la vida y él en todo momento nos tranquilizaba”.

Pero su “maestro” quiso mantener la primera versión vertida a los medios -hubo un error técnico en las actas- y Souto tocó fondo la mañana que tenía que declarar en la universidad. “Me levanté absolutamente desquiciada, no había dormido, me había dado un ataque de ansiedad…”. La URJC aplazó la citación de Álvarez Conde y el catedrático Pablo Chico, pero no la de sus tres discípulas que de pronto se vieron declarando primero. “Lo que te parece es que todo va contra ti. Fui a la doctora, me dio una pastilla fuerte y la baja” . La única que habló fue su compañera Alicia López de los Mozos que negó haber firmado.

“Estoy tomando pastillas porque no soy capaz de superar esta situación. Sigo de baja. No puedo entender que te puedan hacer algo así. He venido porque necesito que se aclare esto”, confesó Souto a la juez. Sus contestaciones fueron largas y, cada poco tiempo, echaba mano de una botella de agua para calmar su desazón. No mantiene contacto con ninguno de los implicados, tan solo se cruzó un mensaje con Cecilia Rosado, su compañera, para desearse suerte cuando empezó la instruccción.

https://politica.elpais.com/politica/2018/07/04/actualidad/1530735721_353498.html

P:D: Es una situación dramática e inadmisible la que relata la noticia. En nuestra Universidad hay excelentes profesores, medianos, regulares y francamente malos. Y algunos de estos consiguen construir una especie de Reino de Taifas en pleno siglo XXI. Criticar desde afuera a profesores que se encuentran sumidos en estos reinos es fácil, a veces demasiado fácil. Sufrir su estructura y tener que aguantar sus injusticias es otra cosa, tenemos que vivir, pagar hipotecas, educar a nuestros hijos, mantener una familia,... no no es fácil. Si todo este escándalo que ha salido a la luz con Cifuentes, y que sin duda ha partido de sus propios colegas de partido como cruel venganza, sirve para limpiar aunque sea un poco ese ambiente enrarecido e injusto de algunos departamentos bienvenido sea. Si no es así la coruupción tomará más fuerza. El gobierno debe tomar cartas en el asunto y hacer lo posible e imposible por imponer transparencia en las relaciones y la verdad en el sistema. Por el bien del sistema mismo y de nuestras universidades.

martes, 15 de mayo de 2018

Feminismo & ¿Justicia? ¿Puede la justicia ser feminista?


www.publico.es



La sentencia de la Audiencia Provincial de Navarra que absuelve a los miembros de “La Manada” de violación, tipificando el acto delictivo como un abuso sexual, constituye un indulto repugnante revelador de la íntima relación entre patriarcado e (in) justicia.

Varias de las injusticias contra las que luchan las mujeres se derivan de un patriarcalismo que permea el sistema jurídico, directamente implicado en la reproducción de la dominación masculina y la cultura patriarcal. ¿No es violación que cinco hombres penetren forzadamente a una joven? ¿Qué tipo de mentalidad es la de un juez que solo aprecia en el vídeo de la agresión "actos sexuales en un ambiente de jolgorio y regocijo"? Se trata de una sentencia propia de una justicia miope más preocupada por las reacciones de la víctima ("ni dolor ni asco, era excitación sexual") que por la conducta de los agresores.

La justicia en general y la justicia de género en particular se hallan de nuevo en entredicho en España, una justicia que no ve probada la violencia que requiere la violación, pero que sí ve probada la violencia en la organización de un referéndum pacífico. Lo grave es que no estamos ante un hecho aislado, como ponen de manifiesto otros casos recientes que destilan patriarcalismo jurídico. Me referiré a dos. El primero es el caso de las feministas encausadas de Palma, condenadas a un año de cárcel por interrumpir en 2014 con una protesta pacífica una liturgia religiosa celebrada en la parroquia de Sant Miquel.

La movilización se enmarcaba en un acto de protesta contra la reforma de la ley del aborto que preparaba el por entonces ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón. Las activistas protestaban por la influencia que la Iglesia católica tuvo en la reforma Gallardón. En 2016, la sentencia de la Audiencia Provincial de Palma las consideró autoras de un delito penal contra la libertad religiosa. Ese mismo año, el Juzgado de lo Penal número 6 de Madrid condenaba a la portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, a una multa de 4.320 euros por un delito contra los sentimientos religiosos por una protesta en 2011 en la capilla del campus de Somosaguas de la Universidad Complutense de Madrid, del que posteriormente fue absuelta.

El segundo caso es el de la apertura de juicio oral a la activista feminista Nina Parrón, Consejera de Igualdad del Consell Insular de Mallorca. Parrón se enfrenta a un supuesto delito de injurias y calumnias con publicidad contra Jorge Skibinsky, presidente de la Asociación de Padres de Familias Separados de Baleares, quien, en una carta publicada en julio de 2016 en un rotativo local, negaba que el asesinato de Xue Sandra por parte de su expareja fuera una “acción machista”, sino que se trataba de un “crimen pasional” motivado por la “incapacidad del agresor de aceptar que su pareja iba a dejarle”.

Parrón denunció el caso ante la Fiscalía, que archivó la denuncia. A su salida declaró ante los medios de comunicación que las palabras de Skibinsky podían ser constitutivas de un posible delito de apología de la violencia machista. Skibinsky interpuso una querella criminal contra Parrón por calumnias e injurias con publicidad, alegando que las declaraciones habían generado un “clima de tensión” y una “animadversión injusta” contra él. El Juzgado de Instrucción número 8 de Palma impuso recientemente a Parrón una fianza civil de 30.000 euros a la espera de que se celebre el juicio oral.

¿Cómo es posible que quien defiende desde las instituciones públicas los derechos de las mujeres pueda llegar a ser condenada a raíz de una querella de quien reduce un problema estructural como la violencia de género a un episodio de obsesión y enajenación personal?.

El caso de Nina Parrón recuerda a la justicia invertida de la que habla Lewis Carroll en Alicia a través del espejo, que primero sentencia y después juzga. Ambos casos tienen un denominador común: la denuncia de alguna forma de violencia contra las mujeres, pero también ambos presentan contenidos perturbadores para la libertad de expresión, en estado crítico en España tras sentencias como las de Valtonyc, Pablo Hasel, César Strawberry, Cassandra Vera, el caso de los titiriteros, el secuestro del libro Fariña sobre el narcotráfico gallego y la retirada de la obra “Presos políticos” de Arco.

El caso de Parrón es un suma y sigue: representa una mordaza del patriarcado que limita la libertad de expresión, a la par que un aviso para que las feministas anden con pies de plomo y abanderen sus convicciones de forma silenciosa. Sin embargo, conviene situar el retroceso actual de la libertad de expresión en España en el contexto más amplio de la escalada represiva diseñada para silenciar los movimientos sociales, sobre todo a raíz de las movilizaciones que surgieron del 15M, cuya respuesta institucional fue la aprobación de Ley de Seguridad Ciudadana (más conocida como Ley Mordaza) por el Gobierno de Rajoy en 2015.

Las políticas de austeridad que la Unión Europea y el Gobierno español adoptaron en respuesta a la crisis forman parte de una misma estrategia neoliberal y conservadora que criminaliza el activismo social y limita la libertad de expresión. Se trata de una estrategia que combina austeridad y represión para garantizar los beneficios del capital financiero mediante las crisis que genera.

En este contexto, urge reformular la pregunta que se hacía Boaventura de Sousa (“¿puede el derecho ser emancipador?”) de este modo: ¿puede el sistema de justicia ser un instrumento de lucha emancipadora de las mujeres? ¿Puede el derecho dejar de ser un producto de la cultura machista y sexista hegemónica al servicio de la dominación patriarcal que trata a las mujeres como el “segundo sexo”, según la conocida expresión de Simone de Beauvoir?.

Cabe cuestionar de raíz la teoría jurídica, poniendo en tela de juicio los presupuestos e intereses que asume, así como poner en jaque el modo en el que el derecho se aplica, todavía por medio de instituciones que, aunque contemplen las demandas de las mujeres, siguen estando moldeadas por la ideología patriarcal.

Necesitamos un derecho articulado con los conocimientos y los movimientos feministas: ¿por qué en las Facultades de Derecho de las universidades públicas no hay asignaturas de jurisprudencia feminista y sí de Derecho eclesiástico del Estado?.

Un derecho con más acciones de sensibilización, formación y sobre todo de movilización de los juristas comprometidos con el cambio social progresista.

Los platos en equilibrio de la balanza de Temis, la diosa de la justicia en la mitología griega, indican que no hay diferencias entre las personas cuando se juzgan sus aciertos y errores. Desgraciadamente, los hijos del patriarcado han desequilibrado una vez más los platos de la justicia a su favor.

Fuente: http://blogs.publico.es/dominiopublico/25670/puede-la-justicia-ser-feminista/

viernes, 27 de abril de 2018

En Madrid las concentradas tomaron la Gran Vía, mientras multitudinarias movilizaciones se repetían en decenas de ciudades españolas. Una marea feminista dicta su sentencia en la calle: "No es abuso, es violación".

eldiario.es

La rabia feminista organizada en la calle. Un grito de furia colectiva se percibió en los ojos de las mujeres que ayer por la tarde decidieron tomar la calle contra la sentencia dictada este jueves que condena a los miembros de 'la manada'. La convocatoria, que ya circulaba en redes sociales desde el miércoles, tomó fuerza tras la lectura pública del fallo, que rebajó los hechos a un delito de abuso sexual, al entender los magistrados que no hubo violencia ni intimidación.

Las protestas se sucedieron por varias ciudades de España tras oír el fallo pronunciado por el presidente de la Sección Segunda de la Audiencia Nacional, José Francisco Cobo, que leyó la sentencia pasadas las 13.00 horas. En ella, condena a los cinco miembros de 'la manada' por un delito continuado de abuso sexual con prevalimiento. Esto es, aprovechándose el agresor de una situación de superioridad manifiesta que coarta la libertad de la víctima.

Les ha absuelto así del delito de agresión sexual, que pedía la Fiscalía y la acusación particular. Y es que el tribunal ha entendido que no medió violencia ni intimidación en los hechos ocurridos el 7 de julio de 2016, cuando una joven denunció haber sido agredida en un portal de la calle pamplonesa Paulino Caballero. La sentencia considera que no hubo agresión sexual porque no hubo una violencia física explícita.

Pamplona, la ciudad donde se produjeron los hechos, fue una de las que más se volcó en esta concentración. Miles de personas marchaban ya a las siete de la tarde por las calles del Casco Viejo. Tanto el Ayuntamiento como el Gobierno foral fueron acusación particular. Centenares de personas coreaban la misma frase que servía de lema en el resto de movilizaciones, la sentencia en la calle: "No es abuso, es violación".

En Madrid, pasadas las 19.30 las aceras de la calle San Bernardo ya estaban repletas de mujeres para mostrar su apoyo a la víctima. Unos minutos más tarde, se echaron al centro de la vía y la Policía Nacional cortó el paso de los vehículos. "Si no nos matan, nadie nos cree", gritaban. Elia y Ester tienen 20 y 19 años respectivamente, y aseguraron que "saliera lo que saliera" ya habían decidido acudir a la concentración en la capital. "No estar es ser cómplice con el sistema" dice Ester, que enseña un cartel morado en el que se lee "Os da más reparo sentenciar una violación que cometerla".

El carácter multitudinario de la concentración ya se observaba en las calles aledañas, repletas de gente que se unían a una misma reivindicación: "Sola, borracha, quiero llegar a casa". Y es que el juicio a 'la manada' ponía en juego varios conceptos sociales y judiciales, entre ellos, qué se entiende por consentimiento o por violencia. Un fallo muy esperado que no contentó a los colectivos feministas. Se notó la fuerza del pasado 8M, el golpe en la mesa que sacó de casa a miles de mujeres en toda España en una jornada histórica de movilización. "Luego diréis que somos cinco o seis", gritaron. Son más, muchas más mujeres y hombres que acompañaban los que le están echando un pulso al machismo y a la "justicia sexista", lo llaman, desde la calle.

En Barcelona, la Plaza Sant Jaume se llenó de gritos como "yo te creo" o "si nos tocan a una nos tocan a todas", uno de los lemas que ya se escucharon en la primera marcha que se celebró en noviembre en apoyo de la víctima de 'la manada'. "Hemos venido aquí a expresar nuestra indignación por una sentencia que no solo es injusta, sino que nos dice que es incapaz de reconocer una violación", expresó Montse Pineda, activista en la entidad Creación Positiva, una de las organizadoras de la protesta.

Las mujeres también se concentraron en Valencia, en una plaza del Ayuntamiento a rebosar que cantaba "Tranquila, hermana, aquí está tu manada" y "Si toquen a una ens toquen a totes" ("si nos tocan a una nos tocan a todas"). "Jueces machistas" fur otro de los lemas más coreados en Sevilla, que también se unió, como casi todas las ciudades españolas, a esta movilización contra la sentencia y a favor de la protección de la mujer ante las violencias sexuales.

En Bilbao, las personas congregadas, que cortaron el tráfico en la calle Buenos Aires, corearon eslóganes como "No estás sola, te queremos". "Es algo así como si todas nos sintiéramos interpeladas por esto. No es solo la víctima de sanfermines, es que muchas mujeres hemos vivido agresiones sexuales a lo largo de nuestra vida. Y eso es una vulneración de derechos", contaba convencida Ángela desde Madrid, que hizo hincapié en el cuestionamiento al que se enfrentan las victimas de violencia sexual. Un clima de sospecha y de duda que pisotearon las asistentes en un clamor colectivo. El poder de convocatoria del movimiento feminista hizo que apenas se pudiera acceder a las puertas del Ministerio de Justicia y la Policía tuviera que cerrar las bocas del Metro que permitían llegar a la sede de un ministerio, clamaban, en el que "no hay justicia".

Teresa señalaba y miraba para los lados para hablar "de la gente joven", con la que asegura que está "muy emocionada" porque "se han sumado al feminismo de una manera que antes no ocurría". Lo dijo recordando los 8M de hace años, cuando "se tenía más miedo". Y es que el movimiento feminista se ha revitalizado en los últimos años con mujeres jóvenes, que, desde los colegios y universidades, han dado un impulso. "Aquí estamos las feministas", gritaban entre palmas.

Poco después, la concentración se convirtió espontáneamente en marcha y las feministas caminaron por Gran Vía escoltadas por la Policía Nacional. A la altura de Callao, un par de furgones policiales cortaron la arteria madrileña y la manifestación se partió por calles aledañas con el grito "Aquí estamos las feministas".

La sentencia de las mujeres fue unánime en las calles de España: "No es abuso, es violación".

Fuente: http://www.eldiario.es/sociedad/Feministas-sentencia-manada_0_765024432.html

sábado, 14 de abril de 2018

14 de abril, memoria, verdad, justicia y reparación

Enrique Javier Díez Gutiérrez


El Presidente del Gobierno del Partido Popular, que hace unos días envió a cuatro ministros a cantar a voz en cuello en la calle como novios de la muerte, homenajeó en Argentina a las víctimas de la dictadura de ese país. Lo hace el presidente de un país que tiene todavía a las de nuestra dictadura en las cunetas y acaba de oponerse su partido en el Congreso a exhumar los restos de Franco del Valle de los Caídos, dignificar a las víctimas enterradas allí y convertirlo en un centro nacional de la memoria. Rajoy recorrió en Buenos Aires el Parque de la Memoria y lanzó al río de la Plata una ofrenda floral en honor a los asesinados. El Parque de la Memoria es uno de los denominados “lugares de la memoria”, un espacio público que recuerda a las víctimas del terrorismo de Estado. Contrasta radicalmente con el Valle de los Caídos en España, donde se rinde honor a Francisco Franco y donde permanecen sepultados cientos de restos de represaliados sin identificar y que funciona en la práctica como un monumento al franquismo. Contrasta con Argentina, donde uno de los principales centros ilegales de detención de la dictadura, la Escuela de Mecánica de la Armada, ha sido convertida en un "espacio de memoria" en el que se explican los crímenes cometidos por el gobierno militar, los procesos judiciales, se recogen testimonios de los supervivientes y se organizan visitas en las que personas que estuvieron confinadas allí cuentan su experiencia.

Por eso Argentina es considerada un ejemplo mundial en la recuperación de la memoria histórica y la reivindicación de los derechos de las víctimas de la dictadura militar que asoló el país. Aunque los juicios a las Juntas Militares que condenaron a la cabeza del régimen, tras la recuperación de la democracia, fueron empañados por las posteriores leyes de Punto Final y Obediencia Debida, además de los indultos del gobierno de Carlos Menem, sin embargo, desde 2005 el país se ha embarcado en un proceso de reapertura de las causas judiciales, que ha supuesto la derogación de esas leyes exculpatorias y también de los indultos, juzgando cientos de crímenes de lesa humanidad.

De ahí el contraste con un presidente de un gobierno que escribe en el memorial una pequeña carta donde muestra “mi testimonio de admiración y mi reconocimiento a todos los que dieron su vida por la libertad y los derechos de todos”. Y cuyo silencio pasmoso, cuando un periodista argentino le preguntó qué iba a hacer con las víctimas del franquismo, muestra claramente la política de su partido respecto a la memoria histórica, dado que su partido es heredero del franquismo y se ha negado sistemática y reiteradamente a condenar los crímenes de la dictadura franquista.

Más que por acudir a los lugares de la memoria, Rajoy ha sido criticado por su “hipocresía” al alabar a las víctimas de la dictadura argentina, pero menospreciar, e incluso obviar, a las españolas, recordándole su partida de 0 euros durante muchos años seguidos para memoria histórica en los presupuestos o que el Estado sigua financiando y permitiendo las actividades de la Fundación Francisco Franco.

De hecho, las principales organizaciones de derechos humanos argentinas –Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, CELS y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, entre otros– se han negado a acompañar a Rajoy en su visita, plantándole. Todos estas asociaciones y organismos defensores de los derechos humanos le hicieron llegar una carta en la que le exigían que se juzguen los crímenes cometidos durante el franquismo y que “contribuya a la Memoria, Verdad y Justicia” de las víctimas de la dictadura.

También le reclamaron que “adopte las medidas necesarias” para que “el Estado español extradite” a exfuncionarios y antiguos miembros de las fuerzas de seguridad españoles imputados en la causa que desde hace ocho años encabeza la jueza federal María Servini de Cubría y en la cual aparece el exministro leonés Rodolfo Martín Villa, que ocupó diversos altos cargos a lo largo de los años del régimen dictatorial franquista, investigado por delitos de lesa humanidad por los "sucesos de Vitoria" de 1976, cuando él era ministro de Relaciones Sindicales, en los que la represión policial de una concentración de trabajadores dejó cinco muertos, así como por estar acusado de ser responsable de otros seis asesinatos cometidos en operativos policiales cuando era titular del Ministerio de la Gobernación, cartera entonces encargada de las fuerzas de seguridad del Estado.

Pero el gobierno Rajoy lo ha impedido anulando la legislación española que aplicaba el principio de la jurisdicción internacional para juzgar crímenes de lesa humanidad, por el que España se había convertido en pionera en materia de derechos humanos a nivel internacional.

Todos estos graves hechos, que marcan la política del Partido Popular y del Gobierno Rajoy, han llevado a que el Relator Especial de Naciones Unidas sobre la promoción de la Verdad, la Justicia, la Reparación y las Garantías de No Repetición, se haya pronunciado en 2017 recordándole a España que "el Estado debe atender de forma urgente los reclamos de las víctimas de la guerra civil y del franquismo". El relator señaló como prioridad las exhumaciones, el Valle de los Caídos y la nulidad de las sentencias arbitrarias adoptadas durante la Guerra Civil y el franquismo.

Por eso las asociaciones de memoria histórica seguimos luchando por la verdad, la justicia y la reparación y celebramos cada 14 de abril en el Cementerio de León la memoria, la dignidad, la lucha y los valores por los que dieron su vida tantos luchadores antifranquistas y republicanos que fueron asesinados por la dictadura que el PP se niega siquiera a condenar. Este año además se iniciarán los actos de homenaje en el Campo de Tiro de Puente Castro a las 11 horas, recordando el lugar de la memoria donde fueron asesinados masivamente tantos defensores de la democracia republicana.

El homenaje continuará posteriormente, a las 12 horas, como todos los años en el Cementerio de León, conducido por Eloina Terrón, Coordinadora Provincial de Izquierda Unida de León, donde participarán como ponente principal Maite Mola, Vicepresidenta del Partido de la Izquierda Europea que hará el discurso inicial; a continuación, intervendrá José Sarrión, Procurador en las Cortes de CyL de Izquierda Unida; y posteriormente asumirá la palabra Ana Marcello, diputada nacional de Unidos Podemos. Finalmente tomarán la voz diversos poetas y cantautores que pondrán palabras, música y poesía a la dignidad.

Este acto anual rinde tributo a la memoria de aquellos que fueron represaliados por la defensa de la legalidad republicana y de una sociedad más justa y democrática, sí, pero también es una mirada al futuro compartiendo la lucha y los valores por una República de justicia y dignidad para toda la humanidad que es su legado y nuestro compromiso, transformando el olvido y no-memoria propiciado por la dictadura, en un espacio de impulso para seguir luchando por una tercera república de la justicia social, el trabajo digno y la solidaridad.

Enrique Javier Díez Gutiérrez. Vicepresidente del Foro por la Memoria de León

viernes, 2 de marzo de 2018

Elogio de la bondad

Daniel Raventós, Julie Wark

Julie Wark y Daniel Raventós han escrito un libro que Counterpunch acaba de publicar en enero de 2018 con el título de Against Charity. Están previstas las traducciones al catalán y al castellano. Ofrecemos a continuación la traducción del prefacio de Against Charity.

La palabra inglesa kind (tipo, clase)—palabra raíz de kindness (bondad)—en inglés antiguo cynd(e), es de origen germánico y está relacionada con kin (familiares). El sentido original era naturaleza o característica innata, por lo que vino a significar una clase de algo, distinguido por sus características innatas y, para el siglo XIV, cortesía o acciones nobles que expresaban el sentimiento que los familiares o semejantes tienen entre sí. Hay un sentido de igualdad forjado en esta palabra. También de fraternidad. Y de respeto.

La caridad, al menos en su forma institucional, casi ha dejado atrás sus muy tempranos significados de la bondad en sus sentidos de "disposición para hacer el bien" y "buenos sentimientos, buena voluntad y amabilidad" para asumir su forma actual de relación entre el que da y el que recibe, que es desigual porque el receptor no está en posición de corresponder. Pero todavía se presenta generalmente como bondad, o como una forma de enmascarar la poco amable (unkind) disparidad construida en la relación y, a veces, quizás, expresando el deseo de que nunca haya renunciado a su pasado más amable. Por ejemplo, Jack London escribía: “Un hueso para el perro no es caridad. La caridad es el hueso compartido con el perro cuando estás tan hambriento como el perro”. La “caridad” que describe se remonta a los orígenes y se parece más a la bondad que a la caridad tal y como la conocemos porque sugiere igualdad, una suerte de familiaridad o parentesco (kinship) en el hambre entre el que da y el perro. Y tal vez el perro pueda corresponder al hombre dándole calor.

El tipo de caridad más habitual, la que ha sido institucionalizada, es de la que habla Chinua Achebe en su Anthills of the Savannah: “Mientras llevamos a cabo nuestras buenas obras, no olvidemos que la solución real reside en un mundo donde la caridad se habrá vuelto innecesaria”. Este es, por desgracia, el tipo de caridad que se ha vuelto casi sacrosanta, el tipo de caridad que atrae la atención sobre lo diferente, y se enmascara como bondad cuando generalmente beneficia al donante más que a quien recibe. Una de las revelaciones menos jugosas de las grabaciones de Lady Di recientemente lanzadas es que, cuando se le preguntó por qué participaba en obras de caridad, se ríe y dice: “¡No tengo nada más que hacer!”. Demasiado para los destinatarios.

Dado que, en su sentido más antiguo, la bondad (kindness: el tratamiento otorgado a los familiares o a los miembros de una comunidad de semejantes) se ocupa del bien de los familiares y de la comunidad, Aristóteles nos dice en el primer parágrafo de la Política: “Todo estado es una comunidad de algún tipo, y cada comunidad se establece con miras a algún bien [...] Pero si todas las comunidades aspiran a algún bien, el estado o la comunidad política que es superior, y que abarca a todas las demás, apunta al bien en mayor grado que cualquier otra, y al más alto bien”. Hoy en día, sin embargo, la palabra operativa en política es “división”, el gran abismo entre los muy ricos y la gran cantidad de pobres, la división entre hombres y mujeres, ciudadanos y refugiados, negros y blancos, el enfrentamiento de un grupo étnico contra otro, una religión contra las otras, el “progreso” contra el planeta, lo privado contra lo público, y así sucesivamente. El gobierno, y especialmente la Administración Trump, está incitando a la división en beneficio de unos pocos poderosos en lo que equivale a una guerra abierta contra la esfera pública, lo público en sí y el bien público. La caridad institucional, que enriquece aún más a los millonarios y multimillonarios exentos de impuestos mientras reparten su filantropía entre sus proyectos preferidos, solo contribuye a sostener esta división.

La historia, por supuesto, y los estudios psicológicos -siendo el experimento de Milgram uno de los más notorios- han mostrado cómo en un contexto autoritario y egocéntrico, seres humanos aparentemente razonables pueden llegar a ser insensibilizados ante el sufrimiento de los otros y actuar cruelmente entre sí. El coste psicológico de esta insensibilización sobre los perpetradores o los instrumentos humanos de falta de amabilidad o la crueldad (unkindness) (donde kind se toma como adjetivo [bondadoso] y sustantivo [semejantes]) no recibe mucha atención, pero, por poner un ejemplo, el Centro RAND para Investigación de Políticas de Salud Militar estima que el 20% de los veteranos que sirvieron en Irak o Afganistán sufren depresión grave o trastorno de estrés postraumático. Ser cruel (unkind) y, por tanto, actuar en contra de la propia familia humana (kin), no es bueno para los humanos. Sin embargo, la misantropía sistemática de líderes políticos para quienes la gente común tiene escaso valor, y los multimillonarios que no son personas como nosotros, sino que se pavonean como personajes extravagantes que hacen extrañas declaraciones en sus demostraciones de irrealidad [i], insensibilizan a naciones enteras ante la difícil situación de los demás, llevando, a nivel individual, a crímenes de odio, ataques racistas y un resurgimiento de la extrema derecha, y a nivel nacional, a los que imponen políticas de austeridad que, con conocimiento de causa (y sólo hace falta leer las memorias recientes de Yanis Varoufakis, Comportarse como adultos, para ver lo bien que conocen la causa) destruyen millones de vidas, y a gobiernos que están gastando miles de millones de dólares para dañar a refugiados e inmigrantes, para vergüenza y angustia de muchos ciudadanos ante este tratamiento de nuestros semejantes.

La compulsión terrible y estúpida de la vida capitalista está, en nombre de la libertad, restringiendo cada vez más nuestras opciones de elección de vida y estrangulando nuestra capacidad para apreciar la belleza de nuestro planeta y aprender de otras especies más humildes hasta tal punto que lo estamos matando todo sin pensar, con tal de obtener bienes de consumo innecesarios e idiotas distracciones. Los científicos están hablando de una Sexta Extinción. Si no somos capaces de reconocernos y respetarnos mutuamente, reclamar nuestra especie (kin), nuestra familia humana, reconocer a todos los seres humanos como nuestros parientes, y practicar la bondad (kindness) con nuestros semejantes y otras especies animales y vegetales no tan semejantes con las que compartimos el planeta, la alternativa a la que nos dirigimos es realmente aterradora.

Nuestro título es Against Charity, pero podría ser igualmente "For Kindness" (también en el sentido común de reconocer a todos, a cada uno, de nuestro tipo), que de hecho sería un llamado por los derechos humanos universales y sus tres grandes principios de libertad, justicia y dignidad. Casi cualquier ser humano dirá que él o ella aspira a tenerlos y disfrutarlos. Pero no pueden ser dados por la caridad porque la igualdad y la fraternidad son sus otras dos cualidades esenciales. Solo pueden ser efectivos cuando reconocemos que todos somos parientes (kin). Y cuando actuamos en (y para el bien de la) especie. Entonces, al escribir este libro, no nos limitamos a revelar la caridad como la estafa de "bondad" (kindness) que es, sino que también hemos descrito los medios por los cuales podemos ser más amables (kinder) entre nosotros como criaturas, -como familiares -que comparten el mismo planeta.

Tal medida debería ser universal. Nadie puede ser excluido o tratado como diferente. Una renta básica universal e incondicional no es una quimera. En términos económicos, es perfectamente factible. Y podría garantizar el derecho a existir absolutamente de todos. La pobreza podría ser abolida y la violencia de lo que Pankaj Mishra describe en su reciente libro La edad de la ira como una pandemia global de ira podría al menos atenuarse. Con una renta básica universal e incondicional, sería posible compartir los valores de libertad, justicia y dignidad con toda nuestra familia humana por el simple hecho de respetar el derecho básico (o “primer derecho”) de la existencia material. Si pudiéramos lograrlo, la caridad sería innecesaria y podría sentar las bases para que la amabilidad y la bondad (kindness) prevalezcan. 

http://www.sinpermiso.info/textos/elogio-de-la-bondad

sábado, 6 de enero de 2018

¿Cuándo surge en los humanos el deseo de venganza?

Teatro de marionetas

A la edad de 6 años, los niños ya quieren ver cómo se castiga a quienes se comportan mal incluso si tienen que pagar por ello.

No sólo eso, sino que también disfrutan al observar la aplicación del castigo.

Esta es la conclusión a la que llegó un equipo internacional de investigadores del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebros Humanos en Leipzig, Alemania, que llevó a cabo un experimento a fin de determinar en qué momento surge el sentido de justicia.

Nikolaus Steinbeis, coautor del estudio publicado en la revista Nature Human Behaviour, y sus colegas presentaron un espectáculo de marionetas a un grupo de 72 niños de entre 4 y 6 años.

Una de las marionetas compartía juguetes con los niños, mientras que otra se burlaba y se los quitaba.

Más tarde, un tercer personaje entraba en acción y aporreaba indistintamente a uno u a otro y finalmente la cortina se cerraba.

Los niños no podían ver lo que estaba ocurriendo detrás del telón, pero sí escuchar que los golpes continuaban.

A los 6 años, los niños ya disfrutan al presenciar el castigo a los "malos". Si querían seguir viendo lo que pasaba, debían pagar con pegatinas (algo que los niños valoran mucho pues se les suelen dar como recompensa por comportarse bien).

Lo que los científicos observaron fue que los niños de 6 años estaban dispuestos a invertir el doble de pegatinas para continuar viendo cómo castigaban a la marioneta "mala" en comparación con la marioneta "buena".

Además, sus expresiones faciales mostraban satisfacción cuando el malo era quien recibía el castigo.

Esto, señalan, muestra que a partir de esa edad son capaces de sacrificar algo que valoran para ver que se cumpla un acto de justicia.

En cambio, los niños de 4 o 5 años no mostraron ningún deseo de venganza.

"El estudio muestra que los niños tienen una motivación para ver la ejecución de un castigo merecido", le dijo Steinbeis a la revista New Scientist.

Deseo de justicia compartido
Los investigadores también evaluaron la reacción ante una situación similar en nuestros parientes más cercanos, los chimpancés.

En este caso, la escena se componía de dos personas de las cuales una compartía comida con ellos y la otra se las quitaba.

Se trata de una estrategia de cooperación cuya raíz es evolutiva.
Luego aparecía un tercer individuo que castigaba a uno o a otro indistintamente.

Para continuar viendo la escena que se interrumpía con la interposición de una puerta pesada, los chimpancés debían hacer el esfuerzo de moverla.

Como ocurrió con los niños, los chimpancés estaban dispuestos a realizar un mayor esfuerzo para ver la aplicación del castigo sobre el individuo malo.

No obstante, la expresión de los animales no reveló signos de satisfacción, como en el caso de los niños.

Los chimpancés también valoraron más el castigo a los malos. Según los autores, el rasgo común es que tanto los chimpancés como los niños de 6 años tienen una motivación mayor para ver cómo se castiga a los individuos antisociales más que a los mejor adaptados.

Por otra parte, el estudio apoya la evidencia de que el sexto año es un momento importante en el desarrollo cognitivo y emocional, en que los niños se muestran dispuestos a sacrificar sus propios recursos en beneficio de la justicia.

El hecho de que los chimpancés compartan con los humanos esta motivación, señalan los investigadores, indica que esta conducta que apunta a mantener la cooperación tiene un origen evolutivo.

http://www.bbc.com/mundo/noticias-42426390

domingo, 3 de diciembre de 2017

_- Poner en palabras el genocidio. Calle Este Oeste, relato del origen de la figura de derecho genocidio. “¿Es posible que el antónimo de ‘olvidar’ no sea ‘recordar’, sino justicia?”

_- Lisa Appignanesi

El 20 de noviembre de 1945, exactamente diez infernales años después de que las Leyes de Nuremberg de los nazis hubieran instituido la legalidad del antisemitismo – despojando a los judíos de su ciudadanía, derechos, propiedad y, finalmente, de su vida – la antigua ciudad bávara albergó los juicios por crímenes de guerra que dieron nacimiento al moderno sistema de justicia internacional.

Por primera vez en la historia, se procesó a líderes nacionales por sus hechos homicidas ante un tribunal internacional. Hermann Göring y otros destacados nazis como el “carnicero de Polonia”, Hans Frank, preeminente asesor legal de Hitler y cabeza del “Gobierno general” de la Polonia ocupada, afrontaron su último juicio. Allí fue también donde los conceptos de “crímenes contra la humanidad” y “genocidio”, tan centrales para la vida contemporánea, tuvieron su primera aparición en una sala de vistas.

Philippe Sands comienza en Nuremberg este libro importante y atractivo. El juicio de Frank le dota de su momento culminante. No resultará una sorpresa que Sands sea un destacado abogado de derechos humanos que participó en el juicio para la extradición de Pinochet, así como en muchos casos claves que llegaron hasta el Tribunal Penal Internacional. La sorpresa es que incluso rastreando las complejidades de la ley, la escritura de Sands mantiene la intriga, el ímpetu y la densidad material de una novela de suspense de primera.

Pero, al cabo, no se trata únicamente de la historia de los juicios de Nuremberg y de las leyes sobre derechos humanos inscritas en el mapa global. Un hilo del libro, y acaso el que lo provoca, es una memoria familiar que desentierra la vida del abuelo materno de Sands, bastante taciturno, Leon Buchholz, y de su esposa Rita. De niño, y luego ya de joven, Philippe visitaba a sus abuelos en París, donde vivían. Nunca supo mucho de su historia, salvo que se trataba de judíos que procedían, en el caso de Leon, de Lemberg, y en el de Rita, de Viena. Los lúgubres años de la guerra, la pérdida de progenitores y parientes en los campos de la muerte, o el penoso periodo anterior a la guerra, rara vez se mencionaban.

La madre de Sands nació también en Viena. Luego, misteriosamente, la trajeron a París, siendo una niña, en el verano de 1939 para reunirse con su padre, mientras su madre se quedaba en una ciudad que suponía ya un riesgo para los judíos. Las razones de esta separación no le quedaban claras a nadie cuando Philippe empezó a hacer preguntas. .

Su relato insinúa que su primera curiosidad acerca de estos asuntos del pasado cristalizó solo cuando le llegó una invitación pidiéndole que diera una conferencia sobre derechos humanos en la ciudad de Lviv. Dependiendo del punto de la historia y los desplazamientos de las regiones de precarias fronteras de Europa oriental, Lviv es una de esas ciudades cuyo nombre se metamorfosea fácilmente en Lwów o Lemberg. Avanzadilla oriental del imperio de los Habsburgo en la región de Galicia, esquina occidental de Rusia, orgullosa ciudad de la Ucrania de breve independencia, luego de Polonia, luego de Rusia, luego de Alemania y vuelta otra vez, la única constante de Lwów hasta los terrores de la II Guerra Mundial era su considerable población judía, de unas cien mil personas.

Entre ellos se contaban dos brillantes pensadores jurídicos cuyas vidas ofrecen otras hebras del relato entretejido por Sands. Hersch Lauterpacht, profesor de Derecho Internacional, y abogado ya de derechos humanos en la década de 1920 y 1930, creció en Lwów, no lejos de la misma familia Buchholz de Sands. Es esta la “Calle Este Oeste” de su título.

Ahuyentado por uno de los estallidos regulares de antisemitismo (el barrio hebreo fue incendiado en 1918) y la imposibilidad como judío de presentarse a los exámenes de Derecho, Lauterpacht se marchó a Viena en 1919. Esa ciudad era sólo ligeramente menos alérgica a los judíos en los años inmediatamente posteriores a la I Guerra Mundial, y pronto él y su nueva esposa viajaron a Inglaterra y a la London School of Economics. La tesis doctoral de Lauterpacht ya había puesto los cimientos de las obligaciones internacionales que refrenarían el poder que el Estado tenía sobre los individuos. Acabaría aceptando un puesto en Cambridge, donde su hijo, Sir Elihu Lauterpacht, sería un día profesor de Philippe Sands. Lauterpacht incluyó la acusación de “crímenes contra la humanidad” – es decir, actos homicidas contra individuos por parte del Estado, con bastante frecuencia contra sus propios ciudadanos – en los juicios de Nuremberg y preparó una parte substancial de las alocuciones de Sir Hartley Shawcross, el fiscal jefe británico.

Al igual que Lauterpacht, Raphael Lemkin estudió también en la Facultad de Derecho de Lwów. Se convirtió en un significado fiscal polaco antes de que los acontecimientos le obligaran a marcharse a los EE.UU. Fueron su pensamiento y sus presiones sobre el equipo legal norteamericano las que pusieron en movimiento el delito de genocidio – crímenes contra una raza o un grupo sobre la base de su identidad – en Nuremberg, y en 1948 vio cómo lo adoptaba la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Aunque el genocidio se ha convertido en nuestra época de derechos humanos en el crimen de los crímenes en los tribunales internacionales, Sands se mantiene un poco receloso frente Lemkin. Evoca una vida personal que es, si acaso, un poco turbia, sexualmente hablando. Entretanto, la conducta social de Lemkin resalta como un tanto decidida en exceso, hasta febril, en el previo de los juicios de Nuremberg, cuando apremia acerca de la necesidad de que se reconozca el genocidio como crimen dominante de los nazis, algo que precede a la guerra misma. En un pasaje fascinante, Sands confiesa que la sospecha de Lauterpacht respecto a ello ha aparecido como algo justificado en juicios más recientes por genocidio, cuando la necesidad de demostrar solidaridad con las víctimas y activar una identidad de grupo ha reforzado a veces los errores y ha convertido la reconciliación política en algo casi imposible.

Junto a su abuelo “de sangre”, Leon, los otros dos judíos de Lwów, Lauterpacht y Lemkin, se convierten para Sands en una suerte de manto profesional de abuelos. Escruta detenidamente lo que llama la “mugre de las evidencias” con tanta diligencia como en el caso de su familia. Sands demuestra celo de abogado en las pruebas, adentrándose en un trabajo de detective de largo alcance y cribando lo que encuentra con magistral inquisición forense. Puede conjurar mágicamente historias completas de heroísmo en tiempos de guerra sacadas de direcciones de ocho décadas atrás. O bien, persiguiendo la pista de una foto desvaída, puede desenterrar posibles abuelos alternativos y relaciones ilícitas solo verificables con una prueba de ADN.

A veces, la pura energía de su ojo inquisitivo sugiere que está dispuesto a juzgar de nuevo una vez más a los perpetradores del Holocausto, no tanto por rabia o rectitud sino porque la evidencia de sus crímenes resulta tan abrumadora. En Treblinka, el campo de la muerte que los nazis trataron de sepultar, ve la impronta del Gobierno general de Frank, que tenía jurisdicción sobre Lemberg, así como sobre Treblinka, junto al comandante del campo, Franz Stangl. Es “una señal negra, indeleble y definitiva respecto al asunto de la responsabilidad”.

El retrato que hace Sands de Frank, el abogado que siguió el mal camino, y su juicio en Nuremberg, ofrecen el potente hilo final de este relato. El hijo de Frank, Niklas, trabó amistad con Sands durante la investigación, y junto a Horst, hijo de Otto Von Wächter – gobernador de Galicia y por tanto el hombre inmediatamente a cargo de la solución final en Lemberg – fue tema de la película de Sands, My Nazi Legacy.

East West Street constituye un volumen memorial de excepción. De paso, subraya que fueron abogados judíos, hombres con experiencia directa de la persecución, los que pusieron los cimientos del Derecho humanitario. Acaso Sands se haya inspirado en ese gran erudito e historiador, Yosef Yerushalmi, que preguntaba conmovedoramente: “¿Es posible que el antónimo de ‘olvidar’ no sea ‘recordar’, sino justicia?”

The Guardian, 22 de mayo de 2016 
http://www.sinpermiso.info/textos/lemberg-fuente-del-derecho-internacional-la-ciudad-que-invento-la-verdad-dossier

Lisa Appignanesi (1946), escritora, novelista, profesora de Literatura, crítico y activista por la libertad de expresión, preside la Royal Society of Literature.

miércoles, 30 de agosto de 2017

_- Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. España, entre los países con más víctimas de desapariciones forzadas.

_- Público.es

Más de 100.000 víctimas del franquismo y la Guerra Civil continúan en paradero desconocido. Amnistía Internacional recuerda que lejos de buscar mecanismos de reparación, el Gobierno español ni investiga ni deja investigar los crímenes.

"Una noche sacaron a mi madre de casa y se la llevaron mientras mi hermano y yo dormíamos. A mi padre le habían matado un mes antes; hoy sigue enterrado en una fosa común". Antonio Narváez tenía tres años cuando su madre desapareció. Ahora, a sus 83, sigue pidiendo justicia: "A ver si puedo juntarles y darles un entierro digno".

Los padres de Antonio forman parte de un registro fantasma, inexistente. No aparecen en ningún lado ni como víctimas ni como fallecidos. España tiene el dudoso honor de ser uno de los países con más víctimas de desapariciones forzadas. Según Amnistía Internacional, de los más de 114.000 crímenes de derecho internacional cometidos durante la Guerra Civil y el franquismo y denunciados ante la Justicia, la mayoría corresponden a desapariciones forzadas.

Cifras que, según el investigador de Derecho Penal Internacional de la Universidad de Castilla-La Mancha Miguel Ángel Rodríguez Arias, sitúan a España en segundo lugar en número de desaparecidos, sólo por detrás del régimen de Pol Pot en Camboya. Con motivo del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, que se conmemora este miércoles, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha convocado una protesta en Ponferrada a las 19.30 horas para denunciar que "no se puede llamar reconciliación a la decisión de abandonar los cadáveres de más de 100.000 personas asesinadas por los franquistas en las cunetas".

Por su parte, Amnistía presenta también este miércoles la campaña Nada es igual, si alguien desaparece con la que denuncia que en España se sigue privando del derecho a la verdad, la justicia y la reparación a las víctimas. "En los últimos años, al menos cinco mecanismos de Naciones Unidas han constatado y expresado que España ni investiga ni deja investigar los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y el franquismo", destaca la ONG en un comunicado.

La organización recuerda que durante una visita a España en 2013, el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas "se mostró especialmente preocupado por el cierre, archivo, paralización o mínima investigación de cualquier proceso para esclarecer y juzgar estos crímenes e instó al Estado español a investigar de oficio y juzgar todas las desapariciones forzadas, así como a eliminar todos los obstáculos que pudieran impedir dichas investigaciones".

Con el Partido Popular en contra, el Congreso aprobó el pasado mes de mayo una Proposición No de Ley (PNL) con la que se instaba al Gobierno a “revitalizar” el contenido de la ley de la Memoria Histórica de 2007 y que, entre otros aspectos, asumiera las labores de localización y exhumación de fosas e identificación de los cadáveres de víctimas de desaparición forzada. Como todas las PNL, esta tampoco tiene fuerza jurídica.

Amnistía también destaca la querella contra el franquismo interpuesta en 2010 en Argentina y cómo España ha evitado colaborar con la justicia argentina. "En dos oportunidades ha rechazado extraditar a los procesados a Argentina, ha negado información a la justicia de ese país y ha impedido que la jueza argentina María Servini a los 19 acusados, así como la toma de declaración de algunas víctimas y testigos", denuncia la ONG.

Para dar cuenta de los efectos en los familiares de los desaparecidos, la organización ha recurrido a series de ficción para preguntarse qué ocurriría si faltara alguno de sus personajes más emblemáticos, como Marge en Los Simpsons. Dentro sus acciones, Amnistía también ha puesto en marcha una recogida de firmas, que ya suma más de 189.000, para recordar al Gobierno y al ministro de Justicia, Rafael Catalá, en particular que los casos de desaparición forzada siguen vigentes.

Con la campaña, la ONG también quiere poner el foco en otros países como Siria ─75.000 desaparecidos entre 2011 y 2016─ o México, donde, de acuerdo a datos del Gobierno, 32,096 personas se hallaban en paradero desconocido en junio de este mismo año. No son, ni mucho menos, los únicos con cifras alarmantes de desapariciones forzadas. Según datos de la ONU, desde 1980 siguen abiertos 44.159 casos en 91 estados. Sólo entre el 16 de mayo de 2015 y el 18 de mayo de 2016, se registraron 766 nuevos casos en 37 Estados.

Manifestación ante el Congreso
Coincidiendo con el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, las víctimas de bebés robados y adoptados ilegales han convocado una concentración a las 10.30 horas ante el Congreso para reivindicar que su causa se convierta en una "cuestión de Estado" con el propósito de que prime "la verdad, la justicia y la reparación".

En un comunicado, la plataforma "Camino de la Justicia", la asociación AVIDNA y el Observatorio Internacional para la defensa de los Derechos Humanos "Nuevo Ágora", explican que es la segunda concentración que convocan y destacan que la de este miércoles se celebrará tras "un año muy duro", en el que no han dejado de trabajar para lograr que se escuche su voz.

Denuncian que han tenido que "ejercer de detectives privados" para recopilar los documentos sobre sus causas y critican que no sea el Ministerio de Justicia y la Iglesia los que les entreguen documentos relativos a "nacimientos, historias clínicas u otros asuntos". Además, reiterarán su demanda de que se cree un banco de ADN y un censo de afectados y de víctimas, según las diferentes situaciones, entre las que figuran las de bebés robados, falsos biológicos o adopciones ilegales.

Fuente:
http://www.publico.es/espana/dia-internacional-victimas-desapariciones-forzadas-espana-paises-victimas-desapariciones-forzadas.html

domingo, 26 de marzo de 2017

Frente a la impunidad del mayor crimen de la historia. El descubrimiento de antiguos criminales nazis recuerda que miles de perpetradores del Holocausto no tuvieron castigo.

El Holocausto es el crimen por antonomasia de la historia de la humanidad. Lamentablemente, también es el crimen cuyos principales perpetradores y responsables, tanto inspiradores políticos como organizadores y asesinos directos, menos han pagado sus culpas ante un tribunal. Y si esa apreciación vale para los escalones más altos en la cadena de implicación, se multiplica casi exponencialmente cuando se piensa en los miles de implicados a pie de obra en el exterminio, imprescindibles para que el mecanismo funcionase.

Solo en los campos de concentración, unos 60.000 “si no más” hombres y mujeres sirvieron en algún momento, como recuerda Nikolaus Wachsmann en KL, su monumental historia del mundo concentracionario. Súmense los varios miles que pasaron por los cuatro Einsatzgruppen (unidades móviles de matanza) desplegados en el frente oriental y que arrancaron en 1941 con 2.990 miembros. Los miles de miembros de la Policía del Orden, las Totenkopfverbände y otras unidades de las SS que cometieron o ayudaron a cometer asesinatos, fundamentalmente en el Este. Los miles de soldados de la Wehrmacht o las Waffen SS que facilitaron el trabajo de los perpetradores. Los miles de burócratas —lo que nunca dejó de ser Eichmann—, de colaboradores.

Súmense a los alemanes o austriacos los ucranianos, lituanos, letones, croatas, bielorrusos… que se apuntaron de forma entusiasta a la hora estelar de los asesinos. Una cifra incalculable —en el sentido de que no existe ningún cálculo hecho—, pero no menos de "varios cientos de miles", como los cifra el historiador británico Max Hastings.

“La lista completa de perpetradores llenaría varias guías telefónicas (…) Pero no hay informe de posguerra sobre la gran mayoría. Algunos huyeron a Sudamérica, Australia o el Oriente Próximo árabe. Algunos se mantuvieron completamente en silencio y pasaron desapercibidos. A la mayoría simplemente los pasaron por alto. No habían vivido según la ley. No murieron por la ley”. La frase de Raul Hilberg en su imprescindible La destrucción de los judíos europeos simboliza bien lo que ocurrió ya en los primeros años, cuanto más a medida que iba pasando el tiempo. “La falta de voluntad política para llevar a los criminales de guerra nazis a los tribunales y/o castigarlos sigue siendo el principal obstáculo para lograr justicia, especialmente en la Europa del Este poscomunista”, enfatiza uno de los últimos informes del Centro Simon Wiesenthal.

Un cálculo del Centro Simon Wiesenthal apunta que desde los juicios de Nuremberg unos 106.000 nazis han sido acusados de crímenes de guerra, de los que cerca de 13.000 han sido hallados culpables, y más o menos la mitad, sentenciados. Sin salir, por ejemplo de las SS, la organización del aparato nazi más íntimamente implicada en el Holocausto, la mayoría de sus líderes “fueron tratados con una magnanimidad considerable”, en palabras del historiador y periodista Heinz Höhne. Dicha cifra puede parecer alta, pero hay que tener en cuenta, por ejemplo, que solo en los primeros años cuarenta el número de miembros estimados de las SS ascendía a unos 800.000 y una cifra similar en sus unidades de combate (las Waffen SS).

¿Quedan grandes criminales nazis vivos que pudieran ser capturados y llevados ante un tribunal? No. Quizá los dos últimos casos más relevantes —y ninguno de ellos juzgado— hayan sido los de Alois Brunner, muerto en 2001 en un sótano de Damasco, según la investigación más reciente, y Aribert Heim, declarado en 2012 oficialmente muerto —muy probablemente falleció en Chile— por un tribunal alemán. ¿Y criminales nazis sin más? Sí, pero no solo cada vez menos por el paso del tiempo, sino —y hay que resignarse— en niveles más bajos —o muy bajos— que medios de la escala de responsabilidad, con dificultades para que se pueda armar en un tribunal un caso que lleve a su condena, con papeles auxiliares y, en ocasiones, ajenos a lo que específicamente sería la maquinaria del Holocausto. El más reciente episodio conocido, el del carpintero de Minneapolis, Michael Karkoc, lo muestra: la única causa de la que se tienen testigos presenciales en su contra es el asesinato de 44 personas en una localidad polaca (Claniow) en 1944 en una operación de represalia. ¿Criminal de guerra si se llega a demostrar su culpa? Sí, muy probablemente ¿Relacionado directamente con el Holocausto? No (en ese caso concreto al menos). Es importante la diferenciación. Muchos (y notables) criminales de guerra nazis, no tuvieron relación con el crimen específico que fue el Holocausto. Oradour-sur-Glane, Lidice, las Fosas Ardeatinas son tan infames como Treblinka o Auschwitz, pero etiológicamente —y numéricamente— diferentes.

Uno de los últimos —y más interesantes, léase o reléase a Gitta Sereny— casos llegados a los tribunales —y no una sola vez— fue el de John Demjanjuk y se le acusaba, primero en Israel, de ser uno de los operarios de las cámaras de gas de Treblinkay luego en Alemania de ser un guardia auxiliar en Sobibor, otro de los campos de exterminio de la Operación Reinhard.

El lugar en la cadena no resta relevancia a los nuevos casos que se puedan descubrir. Y no solo por recordar a las víctimas —cada nombre importa—, sino por recordar cuántos hombres corrientes —los “hombres grises”, los “ordinarymen” de Christopher R. Browning, de cuyo libro homónimo son estas palabras—“llevaron a cabo por voluntad propia el mayor genocidio de la historia de la humanidad”. Solo en el campo de exterminio de Treblinka, fueron asesinadas entre finales de julio de 1942 y mediados de octubre de 1943, el plazo en que estuvo en funcionamiento, entre 870.000 y 925.000 personas, según los dos principales museos del Holocausto. Ajustando las fechas, suponen entre 1.916 y 2.037 asesinatos diarios. Cada día. Uno tras otro. Sin parar. Es ocioso decir que no lo cometieron solos Eber, Stangl y Franz, sus sucesivos comandantes. La mayoría de los oficiales, suboficiales y clases de tropa de las SS y los auxiliares, en su mayoría ucranianos y polacos, que actuaron en campos de la Operación Reinhard (Belzec, Sobibor y Treblinka) nunca fueron llevados a juicio. Esos tres campos de exterminio son comparativamente los peores mataderos de la historia: en ellos fueron asesinados (fundamentalmente en las cámaras de gas) 1,7 millones de personas, en su inmensa mayoría judíos. Hubo solo alrededor de 120 sobrevivientes. Y además Auschwitz, Majdanek, los asesinatos en masa en el Este, las muertes en los guetos…

En virtud de ambos recuerdos, esta es la última relación de criminales de guerra nazis más relevantes elaborada, a fecha de 2016, por el Centro Simon Wiesenthal. Varios de ellos están localizados e incluso ha habido intentos de llevarlos ante la justicia:

1. Helma Kissner. De 92 años, y pendiente de proceso, sirvió como operadora de radio en Auschwitz. Acusada de complicidad en 260.000 asesinatos.

2. Helmut Oberlander, de 93. Sirvió en el Einsatzkommando 10A, parte del Einstazgruppe D, que asesinó a unos 23.000 judíos.

3. Hubert Zafke, de 94 años. Médico en Auschwitz durante 1943 y 1944. Complicidad en 3.681 asesinatos.

4. Alfred Stark, de 93. Participó en el asesinato masivo en septiembre de 1943 de 120 oficiales italianos en la isla griega de Cefalonia.

5. Helmut Rasbol, de 91 En 1942 y 1943 sirvió como guardia en el gueto de Bobruisk, en Bielorrusia. Casi todos internos del campo fueron ejecutados o murieron.

6. Aksel Andersen. El mismo caso del anterior.

7. Johann Robert Riss, de 93. Participó en el asesinato de 184 civiles en Padule di Fucecchio (Italia) el 23 de agosto de 1944.

8. Algimantas Dailide, de 96. Sirvió en la Saugumas (la policía de seguridad lituana) en Vilna. Arrestó a judíos y polacos ejecutados por los nazis y sus colaboradores en Lituania.

9. Jakob Palij, de 93. Fue guardia en el campo de Trawniki, de donde salieron muchos de los auxiliares que actuaron en los campos de la Operación Reinhard.

En diciembre pasado, el centro listó otros ocho casos: cinco miembros del Einsatzgruppe A, cuya zona de actuación fueron los Estados del Báltico, (identificados como Alfreds B., Anton K., Rudolf L, Andreas L. y Siegfried R.) y otros tres de Einsatzgruppe C, que actuó en Ucrania (Kurt. G., Karl o Wilhem H. y Herbert W.).

¿Merece la pena seguir persiguiendo a estos ancianos? Responde en el mismo texto el autor del informe, Efraim Zuroff, quien coordina las investigaciones del centro sobre criminales de guerra nazis en todo el mundo: "Durante los últimos 15 años, se han logrado al menos 103 condenas contra criminales de guerra nazis, se han presentado al menos 102 nuevas acusaciones y se han abierto más de 3.600 nuevas investigaciones. Pese a la premisa de que es demasiado tarde para llevar a los asesinos nazis a la justicia, las cifras demuestran claramente lo contrario”.

Fuente: El País

martes, 21 de febrero de 2017

Reflexiones. El lenguaje es la manifestación más maravillosa del pensamiento humano, una fuente inagotable de alegrías y desafíos.

Miquel Roca, padre de la Constitución hace cuatro décadas, abogado de Cristina de Borbón en la actualidad, ha pedido a la ciudadanía que reflexione sobre la sentencia del caso Nóos.

Me he propuesto complacerle y reflexionar, aunque el primer objeto de mi análisis no es jurídico, sino semántico. Si un tribunal me impusiera una multa de más de 265.000 euros, ¿me consideraría yo absuelta? Me parece que no. Interpretaría que he sido condenada, puesto que si los jueces me hubieran hallado inocente, no me obligarían a pagar esa enorme, al menos para mí, cantidad de dinero.

Sigo reflexionando. El tribunal ha impuesto dicha multa a Cristina de Borbón por considerarla responsable a título lucrativo de los delitos cometidos por su marido. Es exactamente la misma calificación aplicada al PP por el tribunal que juzga el caso Gürtel.

A propósito de la igualdad de los españoles ante la ley, reflexiono sobre el revuelo jurídico, político y mediático que desencadenó la imputación del partido del Gobierno en un proceso de corrupción. Y, me pregunto, si los jueces condenaran al PP por esa responsabilidad, obligándole a devolver lo que obtuvo gracias a los delitos de Correa, ¿también resultaría absuelto?

El lenguaje es la manifestación más maravillosa del pensamiento humano, una fuente inagotable de alegrías y desafíos. A partir de ahí, cada uno es responsable de lo que dice. Por eso reflexiono sobre el júbilo expresado por el PP ante una sentencia que manda tres años a la cárcel a un dirigente de su partido, modelo de presidente autonómico hasta hace muy poco. Y me pregunto por el poder de la Monarquía, a la que sus súbditos aman más que a sí mismos.

No encuentro ninguna respuesta, excepto la que explica por qué soy republicana.

Almudena Grandes
http://elpais.com/elpais/2017/02/18/opinion/1487446327_201595.html

jueves, 23 de junio de 2016

Criminales nazis: justicia tardía, pero justicia. La mayoría de los SS destinados en Auschwitz han logrado escapar a los tribunales

Puede parecer que no tiene mucho sentido que un anciano de 94 años sea condenado por crímenes ocurridos hace más de siete décadas. Sin embargo, lo tiene. Un antiguo SS de Auschwitz, Reinhold Hanning, fue sentenciado el viernes en Alemania a cinco años de prisión por su colaboración en la muerte de 170.000 personas durante su servicio como guardia en este campo de exterminio nazi. La condena pudo producirse gracias a un reciente cambio en la legislación alemana que permite perseguir a cualquier persona que haya trabajado en un campo de exterminio, sin necesidad de que sea necesario probar la comisión de algún crimen concreto. En otras palabras, la justicia considera algo que parece de sentido común: haber sido guardia en Auschwitz, donde fueron asesinadas 1,1 millones de personas, es un crimen en sí.

La historia de Hanning es muy representativa de lo que ocurrió después de la II Guerra Mundial en Alemania Occidental, donde solo fueron juzgados 29 de los aproximadamente 6.500 miembros de las SS que pasaron por Auschwitz (otros 20 fueron procesados en Alemania del Este), un olvido relatado en dos excelentes películas alemanas recientes, La conspiración del silencio y El caso Frizt Bauer, que relatan las enormes resistencias a las que se enfrentaron los fiscales que trataron perseguir los crímenes contra la humanidad cometidos por los nazis. Hanning fue detenido por los aliados al final del conflicto, recluido hasta 1948, cuando regresó a Alemania, donde no relató a nadie su pasado y vivió tranquilo hasta ahora.

Pese a los procesos de Núremberg contra algunos gerifaltes del Tercer Reich o a la captura y posterior juicio en Israel de Adolf Eichmann, o a las investigaciones que se llevaron a cabo en algunos países ocupados, tenemos que enfrentarnos a una incómoda verdad: la inmensa mayoría de los crímenes cometidos durante el horror nazi han quedado impunes, pese a que fue necesario inventar una nueva palabra para describirlos, genocidio.

Al final de su biografía de Hitler, el historiador Ian Kershaw, que acaba de publicar Descenso a los infiernos. Europa 1914-1949, escribió: "Muchos de los que tenían una mayor responsabilidad consiguieron escapar sin castigo y, en algunos casos, lograron prosperar y triunfar en la posguerra". En 2014, cuando comenzaron a activarse de nuevo los procesos contra guardias de Auschwitz, el semanario Der Spiegel publicó un largo reportaje en el que sus autores mantenían: "El castigo de los crímenes cometidos en Auschwitz fracasó no porque un puñado de jueces y políticos tratasen de frenar esos esfuerzos, sino porque muy poca gente estaba interesada en perseguir y condenar a los perpetradores. Muchos alemanes eran indiferentes a los crímenes cometidos en Auschwitz en 1945 y así siguió".

Los últimos testigos están desapareciendo. Los testimonios de las víctimas son esenciales, pero también los de los verdugos, porque tratar de comprender qué convirtió a seres humanos normales en monstruos es una pregunta que sigue sin respuesta. Es posible que este tipo de sentencias entorpezcan este proceso. Sin embargo, por muy importante que sea la memoria, la justicia lo es todavía más.

http://elpais.com/elpais/2016/06/20/opinion/1466445968_256932.html

domingo, 20 de marzo de 2016

Justicia social

El pasado 20 de febrero se celebró el Día Mundial de la Justicia Social proclamado por Naciones Unidas. No todo el mundo conoce el significado de la justicia social, principio fundamental para la convivencia dentro y entre las naciones. Defendemos sus principios cuando promovemos la igualdad de género o los derechos de los pueblos indígenas. Pero a decir verdad, este día no es un día que merezca celebrarse puesto que actualmente son 22 los países que están en guerra y hay unos 300.000 niños implicados en ellas. Creo que todos deberíamos reflexionar sobre la cita de José Luis Sampedro (antiguo miembro de la Real Academia Española), que dice: “Es asombroso que la humanidad todavía no sepa vivir en paz, que palabras como competitividad sean las que mandan frente a palabras como convivencia”.— Sevilla 

viernes, 15 de enero de 2016

‘Hacienda somos todos’, entre el axioma y el eslogan. La precisión de la abogada del Estado resulta desdichada por dos razones: era innecesaria y transmite la idea de que decenios de pedagogía fiscal han sido una farsa

Extraño resulta este proceso por el caso Nóos. El fiscal actúa en la práctica como un abogado defensor, Hacienda produce informes sin parar para que quede claro que la infanta Cristina no ha cometido delito y la Abogacía del Estado se comporta como eficiente auxiliar de la defensa. Nadie entiende que la Unidad de Delitos contra la Hacienda Pública escriba otro informe para argüir que Cristina de Borbón no cometió delito fiscal, porque tal escrito repite los argumentos expuestos durante todo el proceso. El ministerio podía haberse ahorrado el papel y las horas de trabajo de la funcionaria (Caridad Gómez Mourelo). Y menos todavía se entiende que, en el curso de su encendida exposición exculpatoria, la abogada del Estado, Dolores Ripoll, asombrara a los presentes explicando que la frase Hacienda somos todos “es de ámbito publicitario y no aplicable a derecho”. Solo le faltó añadir “y los Reyes son los padres”, pero Cayetana Álvarez de Toledo no se lo hubiera perdonado.

No es que no se entienda lo que quería decir la señora Ripoll. Pretendía trasladar a la sala con la contundencia debida (o la requerida por sus superiores) que los delitos o infracciones fiscales del caso solo afectan a la Hacienda pública; no perjudican al conjunto de los ciudadanos. Por tanto, si el perjudicado único (Hacienda) no reclama, pues se aplica la doctrina Botín y asunto resuelto. Pero el caso es que, primero, es discutible que en este caso solo haya un damnificado (Hacienda); existe una obligación o principio de redistribución justa de las cargas tributarias (artículo 31 de la Constitución). Un delito o infracción fiscal lesiona los intereses de todos los ciudadanos; y, en virtud de ese daño social, Hacienda debería haberse presentado contra los autores de los presuntos delitos en el caso Nóos.

Segundo, la Abogacía del Estado podría haber recurrido sencillamente al “no hay delito; no acusamos a la Infanta”, más corto e igual de dudoso, aunque menos conflictivo. Pero la abogada se empeñó no solo en negar, sino en “defender a la defensa” de Cristina de Borbón y cayó en el despropósito. Cuando la señora Ripoll dice que el venerable (nació en 1977) eslogan Hacienda somos todos es mera publicidad y no es aplicable a derecho, ¿se refiere a la frase en sí o a los principios constitucionales en que está basada, que obligan a todos los españoles a contribuir a las cargas del Estado? Aunque el primero no sea aplicable, los segundos sí lo son. Y, por tanto, como queda dicho, no es solo Hacienda quien tiene que contabilizar su daño. La precisión de la señora Ripoll resulta desdichada por dos razones: era innecesaria y transmite a los ciudadanos la idea de que decenios de pedagogía fiscal han sido una farsa.

Y una farsa es lo que están representando algunas instituciones públicas en este caso. Hacienda va en cabeza de las extravagancias, porque, igual que sucedió con los pagos en negro del PP, ha invertido totalmente sus prácticas inquisitorias; si con los contribuyentes en general solo cree lo que está documentado y sellado en papel timbrado, en lo que se refiere a Nóos acepta cualquier cosa que se diga en defensa de Cristina de Borbón.

http://elpais.com/elpais/2016/01/12/opinion/1452625537_540670.html

lunes, 30 de noviembre de 2015

La Universitat de València presenta el documental “The troublemaker”, de Roberto Salinas. Miguel d’Escoto, el sacerdote que quiso revolucionar la ONU.

Enric Llopis

El año 2008 fue el de la quiebra de Lehman Brothers y el del inicio de la crisis global. También el último en el que George W. Bush gobernó el mundo. Pero fue asimismo un año fundamental en la historia de Naciones Unidas, en el que un cura sandinista y suspendido en el sacerdocio por el Vaticano, Miguel d’Escoto Brockmann, que había ejercido durante más de una década como ministro de Asuntos Exteriores en el gobierno revolucionario de Nicaragua, llegó a la ONU con la idea de transformarla. Miguel d’Escoto fue presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas durante un año, y su labor –una lucha denodada contra los elementos políticos, económicos y mediáticos- aparece resumida en el documental “The Troublemaker”, de 82 minutos, producido en 2014 por el director de cine italo-nicaragüense Roberto Salinas.

“El cargo de presidente de la Asamblea General de la ONU tiene rango de jefe de estado, pero le quieren cortar las alas; uno no recibe un sueldo ni una casa, y sólo tiene un año para realizar cosas significativas”, se lamenta el padre d’Escoto en el documental presentado en el Fórum de Debats de la Universitat de València. El audiovisual está basado en el libro “El año en que vivimos atrevidamente”, del periodista Enrique Yeves, quien fue en 2008 portavoz del sacerdote en la ONU y actualmente ejerce como director de comunicación de la FAO. Además, ha escrito libros como “La Contra. Una guerra sucia”.

La conclusión del cura que quiso revolucionar Naciones Unidas, después de un año en el cargo, fue que la ONU no podía reformarse, había que “reinventarla” y preguntarse por la función de este organismo en el siglo XXI. Pero sus planteamientos eran “radicales”, “utópicos”, para lo que se acostumbraba en la institución. “D’Escoto pensaba que había un problema serio con la diplomacia, pues se utilizaba un lenguaje vacío y oscuro para no molestar a los poderosos; estas declaraciones las hizo ya en la primera asamblea que presidió”, recuerda el director general de Le Monde Diplomatique, Ferran Montesa, quien ha participado en el acto de presentación del documental. Esta valoración sobre el uso de las palabras no la hacía cualquiera. La asamblea que presidía d’Escoto era un foro donde estaban representados 192 países, más democrático que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde cinco países todavía cuentan con derecho de veto para las grandes decisiones.

Explica Montesa que en la Asamblea General de la ONU los representantes de los países votaban, pero el problema era la falta de mecanismos para hacer cumplir las resoluciones. Se llega hasta el punto de que cada año todos los países representados en Naciones Unidas –salvo Estados Unidos e Israel- votan a favor de levantar el embargo estadounidense contra Cuba, pero la resolución no va más allá. Por eso en la Carta de Naciones Unidas que el religioso nicaragüense dejó como propuesta pedía una ampliación de los poderes de la Asamblea General. A todo esto se añadían dificultades como la de un presupuesto raquítico, “menor que el de la ONG de un país que no fuera rico”.

Enrique Yeves, que pasó un año muy cerca de Miguel d’Escoto en la ONU, coincide en que éste no quería que se plantearan los asuntos “de manera diplomática”. “Hay que llamar a las cosas por su nombre y utilizar el lenguaje como arma”, reiteraba el sacerdote. Esta idea tan sencilla y radical “ya supuso una pequeña revolución”, opina el periodista, en un contexto como el “palacio de cristal” que representaba la sede de Naciones Unidas en Nueva York. También coincide en señalar la precariedad de recursos en la que, deliberadamente, se dejaba a la Asamblea General de la ONU, sobre todo en comparación con el Consejo de Seguridad, que contaba con más trabajadores y medios económicos.

El año de mandato de d’Escoto, ese cura que se inspiraba en Tolstoi, Gandhi y Martin Luther King, fue también el del golpe de estado contra Mel Zelaya en Honduras. Por primera vez en la historia de Naciones Unidas se invitaba a parlamentar en esta institución internacional a un presidente derrocado, y se aprobó una resolución en la que se pedía la “inmediata e incondicional” restitución de Zelaya como presidente “legítimo y constitucional” de Honduras. Además, ante el estallido de la crisis económica y financiera global la ONU impulsó una Cumbre con la participación de economistas como Joseph Stiglitz, en la se planteaban medidas innovadoras, por ejemplo, la de una “cesta” de divisas para el comercio internacional que representara una alternativa al dólar. Los grandes medios de comunicación ridiculizaron la propuesta. También se decía que Naciones Unidas no contaba con recursos, medios ni experiencia y que esa idea habían de materializarla las grandes instituciones económicas internacionales. Pero d’Escoto insistió, pues no entendía cómo los responsables de la crisis iban a encontrar la respuesta adecuada. Era como “poner la zorra a cuidar de las gallinas”, afirmaba. Ante los ataques cruentos e indiscriminados del ejército de Israel sobre la franja de Gaza, en 2008, Miguel d’Escoto se esforzó por poner freno a la barbarie y abogó por la unidad entre Hamas y la Autoridad Nacional Palestina.

La gran cuestión es, si pasados los años, la ONU se ha convertido en una institución inane, sin facultades operativas, o por el contrario su existencia impide males mayores en el mundo. “Naciones Unidas es la única institución global que puede afrontar los retos del siglo XXI, como la paz o el hambre, y además es la única que tenemos”, explica Yeves. Por otra parte, si se analiza el entramado institucional de la ONU, “no realizan la misma función ACNUR (Agencia para los Refugiados) o la FAO que el Consejo de Seguridad”. Precisamente el gran problema de Naciones Unidas es hoy el Consejo de Seguridad, según muchos analistas, que representa la geopolítica de 1945 y mantiene con derecho de veto a cinco potencias, de manera que resultan excluidos los países africanos o de América Latina. “Habría que reformarlo y dotarlo de una representatividad mucho mayor”, opina el periodista. Una nota positiva, según el actual director de comunicación de la FAO, es que el pasado mes de septiembre los 193 países de la ONU llegaron a un acuerdo sobre la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En un mundo que produce el doble de lo necesario para abastecer a su población total (7.000 millones de habitantes), mientras una de cada nueve personas (800 millones de habitantes) están subalimentadas y cada día mueren de hambre 40.000 personas en el planeta.

Después de dos décadas como profesional del periodismo, a Enrique Yeves le sorprendió la cobertura informativa que los grandes medios (Le Monde, The New York Times o El País) hacían de la presidencia de d’Escoto. Al corresponsal de The New York Times le dijo que donde él (Yeves) estudió Periodismo –en el Campus de Bellaterra en Barcelona- habría suspendido. “Ponían muchísimos adjetivos en las entradillas”, apunta. Las noticias comenzaban diciendo “El radical sandinista revolucionario sancionado por el Vaticano dada su condición de militante radical afirmó ayer…” y a continuación se ridiculizaban las propuestas del sacerdote. Aunque la respuesta de éste era adaptar una consigna de Gandhi: “Primero te ridiculizan, después se ríen de ti… y terminamos ganando”.

En el documental aparece Reagan profiriendo amenazas contra el gobierno sandinista, también asegurando que Nicaragua iba a convertirse en una base militar soviética en el “patio trasero” de Estados Unidos. Se señala asimismo el apoyo de la CIA en los años 80 a la “contra” nicaragüense. O las admoniciones de Juan Pablo II a Miguel d’Escotto, a quien suspendió en el ejercicio del sacerdocio en 1984, en plena “guerra fría”; el papa Francisco le levantó el veto en 2014 y al año siguiente d’Escoto ofició su primera misa en tres décadas. El religioso nicaragüense reivindicaba la palabra “economía” en su sentido etimológico, entendida como la administración de las cosas domésticas. El audiovisual muestra una simpática conversación entre Miguel d’Escoto y Fidel Castro, donde éste revela su fascinación por las nuevas tecnologías, que en cinco minutos permitían obtener la misma información que antiguamente en un mes. “Nuestro mundo está enfermo, hace más de un siglo Tolstoi ya habló del egoísmo demencial”, afirmaba d’Escoto. “Unos pocos estados toman las decisiones y los pobres pagan las consecuencias”. Estas aseveraciones las hacía a su manera, con autenticidad: “Yo voy a hablar de la manera en que yo lo hago, el formato rígido es el rigor mortis”, decía.

domingo, 24 de mayo de 2015

Admirables. La cultura anglosajona resalta las reglas básicas de toda actividad para no olvidarlas. Y eso vale también a la hora de gobernar

La cultura anglosajona tiene una tendencia muy sensata a recordar de vez en cuando los puntos más elementales de cualquier actividad, oficio o profesión. Un observador ajeno a esa cultura se puede quedar algo perplejo cuando en una reunión de expertos el ponente plantea inicialmente, con toda naturalidad, el abecé del tema a tratar, lo que se supone que se debió aprender en el primer día del primer mes del primer año de formación. Pero, si el observador no es demasiado arrogante, enseguida comprende la utilidad de repetir aquellas notas que permiten recordar de qué se trata todo el asunto, su sentido o razón de ser, es decir, aquello que se suele olvidar en cuanto se profundiza en complejidades.

Así que recurramos a la Guía del Buen Gobierno Local elaborada por la Asociación Municipal del Estado de Victoria, el más pequeño, pero el más densamente poblado de Australia. El abecé municipal australiano (muy útil, al margen de las competencias concretas de cada Ayuntamiento del mundo) empieza así: el Gobierno local tiene la obligación de informar, explicar y responder por las consecuencias de las decisiones que toma en nombre de la comunidad que representa. Las personas deben ser capaces de seguir y entender el proceso de toma de decisiones. Esto significa que tienen que ser capaces de ver con claridad cómo y por qué se tomó esa decisión —qué información, qué asesoramiento y qué consultas se efectuaron— y qué requisitos legislativos hubo que cumplimentar.

Parece que se empieza siempre por ahí: transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad del equipo municipal, con su alcalde a la cabeza, respecto a las decisiones que se adoptan y sobre sus consecuencias.

La segunda letra del abecé indica que el Gobierno local está obligado a atender las necesidades de la comunidad entera, guardando el equilibrio entre los distintos intereses en juego. Los distintos sectores de la comunidad deben sentir que han sido escuchados y que sus intereses fueron tomados en consideración, sean finalmente respetados totalmente, solo en parte o rechazados. Todos los grupos, y en particular los más vulnerables, deben tener la oportunidad de exponer sus razones. Es decir, el Gobierno local debe ser equitativo e inclusivo, de manera que ningún sector se sienta menospreciado o no escuchado.

Tercera letra: el Gobierno local debe hacer un seguimiento de las consecuencias de las decisiones que adopta a fin de poder evaluar si se alcanzan los objetivos planteados o en qué grado se cumplimentan.

Existe un cuarto elemento básico: el Gobierno municipal debe ser participativo. Cualquier persona afectada por o interesada en una decisión debe tener la oportunidad de participar en el proceso de toma de esa decisión. Se puede lograr de distintas maneras: asegurándose de que se les hace llegar la información necesaria, facilitando instrumentos para que se les pregunte su opinión o para que tengan la oportunidad de realizar sus recomendaciones o, incluso, incorporándoles a la toma de decisiones efectiva.

Finalmente, dice la guía australiana, conviene recordar que el alcalde, o alcaldesa, tiene una influencia considerable en el establecimiento de las normas de buena conducta y ética de los miembros del consejo. Como líder del gobierno municipal tienen un papel primordial en la vigilancia de su conducta.

¿A que resulta fácil ir hoy a votar y cumplir con el primer deber ciudadano?
El País.  24 MAY 2015 - 

Rechazar un soborno genera más estrés que aceptarlo. La amenaza del castigo basta para que la mayoría decline la oferta, según un estudio sobre la psicología de la corrupción

El nivel de sudoración y la excitación fisiológica es mayor cuando se rechaza un soborno que al aceptarlo. Es la conclusión de un estudio sobre la psicología de la corrupción desarrollado por la Universitat Jaume I del que se extrae que, en realidad, este estrés generado al actuar correctamente no tiene nada que ver con la ética, sino con un pensamiento más materialista. "Lo que desencadena la actividad emocional es la sensación de que se actúa contra el propio interés monetario", asegura Tarek Jaber-López, investigador del  grupo de Economía Experimental y Computacional, que ha desarrollado el experimento. Además, el rechazo al soborno pasa a ser mayoritario si se plantea la posibilidad de ser castigado, apunta el estudio.

"El ser humano es corrupto por naturaleza", asegura Aurora García-Gallego, coautora del trabajo y miembro del grupo de investigación. Por tanto, la investigadora apuesta por la creación de una agencia de control efectiva para conseguir minimizar este problema. "Los mecanismos que hay ahora no son contundentes", añade.

En el estudio se dividió a los sujetos en tres grupos: funcionarios y dos empresas que participaban en una hipotética subasta para conseguir la licencia de unas obras públicas. Las entidades hacían sus pujas basándose en los parámetros de calidad y transferencia (el pago que estaban dispuestos a darle al subastador). Si la transferencia era muy alta, la calidad del proyecto público se vería perjudicada porque ese dinero no estaba destinado a la obra, sino a sobornar al funcionario. El grupo medía entonces, a través de un polígrafo, el comportamiento y las reacciones emocionales de las personas  frente a una situación que podía conllevar decisiones corruptas, es decir, aceptar el proyecto que diera una cifra muy elevada, sin importar el resultado de la obra pública.

"Los resultados muestran que las personas parecen revelar valores intrínsecos que les frenan en contra de las tentaciones corruptas. Tanto empresas como funcionarios públicos se desvían de la estrategia que maximiza su beneficio monetario y optan por una estrategia más pro social", destaca García-Gallego. Sin embargo, en una segunda fase del estudio, los investigadores introdujeron la posibilidad de castigar al corrupto y el rechazo del soborno pasó a ser una decisión mayoritaria. "Esto da esperanza a la sociedad para frenar la corrupción ya que la amenaza de un castigo muestra ser lo suficientemente efectiva como para permitir que los costes de llevar a los corruptos a la cárcel no superen los costes de la ganancia", señala García-Gallego.

¿Responde entonces el corrupto a un perfil concreto? Para Alberto Soler, médico y escritor coautor del libro Golpe a la corrupción, suelen ser personas con necesidades muy concretas. "Narcisistas, con poca autoexigencia, con un código ético reprobable, pero totalmente conscientes de lo que está bien y lo que está mal", añade Soler.

Es habitual ver en la prensa todo tipo de excentricidades, como esconder el dinero en bolsas de basura o  a comprar una escobilla de más de 300 euros. Este tipo de comportamientos son propios de personas que no son capaces de alcanzar el éxito profesional gracias a su "potencial humano", explica Soler, y lo consiguen gracias a la corrupción. "Se les escapa el estrato social del que proceden. Que no es que sea humilde, sino de baja moral y ética", asegura el médico.

"En general, en la sociedad cuesta entender que los bienes públicos son de todos y esto es la base de  la corrupción Por otro lado, la población ya está acostumbrada y la acepta. Esto hace que se cree una apariencia de impunidad. Pero la corrupción es cosa de todos", concluye el escritor.

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http://politica.elpais.com/politica/2015/05/15/actualidad/1431701095_180492.html