Mostrando entradas con la etiqueta medicina. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta medicina. Mostrar todas las entradas

viernes, 24 de abril de 2015

PSEUDOCIENCIA. Un hospital con los Hermanos Marx para curar el cáncer.

Un centro público de Madrid organiza una conferencia pseudocientífica que defiende la risa, la meditación y la imaginación como vías para derrotar tumores malignos.

Un hospital público de Madrid acogió el martes una conferencia en la que una médico llegó a sugerir ante 120 asistentes que ver películas de los Hermanos Marx puede hacer remitir un tumor. La ponente, Alicia Abellán Correcher, es una médico especialista en geriatría ya jubilada que defiende la “autosanación consciente” para muchas enfermedades.

En una sala abarrotada del Hospital Clínico San Carlos, gestionado por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Abellán arrancó afirmando que “la enfermedad no es una avería del cuerpo”, sino que “los síntomas son la expresión física de una disarmonía, de un desequilibrio entre nuestras emociones”.

La geriatra puso el ejemplo de la religiosa española del siglo XVI Teresa de Cepeda, más conocida como Santa Teresa de Jesús, para hacer un llamamiento a “trascender la polaridad” de los dos hemisferios cerebrales: el izquierdo, “activo, eléctrico, ácido, el Yang, el Sol, masculino, el fuego”; frente al derecho, “pasivo, magnético, alcalino, el Yin, la Luna, femenino, el agua, la noche, las cuevas y las montañas”.

“Nuestros místicos trascendían la dualidad y volaban. Levitaban. Se elevaban. No lo digo yo porque me lo haya inventado. Santa Teresa meditaba debajo del hueco de una escalera, porque la escalera le paraba”, afirmó Abellán en un escenario presidido por el emblema de la Consejería de Sanidad. “Todo camino de curación lleva de la polaridad a la unidad”, proclamó.

La médico coordinó durante 10 años el Centro de Especialidades Modesto Lafuente, perteneciente al Hospital Clínico, pero desde su jubilación se ha centrado en dar charlas de autoayuda y meditación. El 10 de mayo de 2014, participó en el Foro Internacional de las Ciencias Ocultas y Espirituales, organizado en Madrid, con un taller sobre el Ho'oponopono, “una técnica ancestral hawaiana de sanación y perdón a través del amor”. El curso costaba cinco euros. Un mes antes había dado la misma conferencia en el propio Hospital Clínico San Carlos, que en Twitter resumió así el evento: "Multitudinario taller de Alicia Abellán sobre Ho'oponopono, técnica hawaiana de curación basada en: 'Lo siento, perdóname, te amo, gracias".

La conferencia de este martes estuvo precedida por polémica en redes sociales como Facebook y Twitter. Ciudadanos como Isidoro Martínez, socio del Círculo Escéptico, una asociación para la promoción del pensamiento racional, llegaron a pedir la anulación de la charla a la Consejería de Sanidad madrileña. Nicolás Díaz-Toledo, coordinador del Aula Social Zarco en la que se celebró la conferencia, se negó a cancelar la actividad. “El Aula Social no va a hacer nunca censura previa”, advirtió antes de presentar a Abellán al público. Díaz-Toledo, sin formación médica y miembro de la comisión de dirección del hospital, leyó en voz alta el artículo 20.1.a de la Constitución Española, que reconoce el derecho “a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones”.

El Aula Social Zarco nació en 2010 para "abanderar la responsabilidad social corporativa" del Hospital Clínico, un centro con más de 5.000 trabajadores que es la referencia para la formación de estudiantes sanitarios de la Universidad Complutense de Madrid. El coordinador del aula aseguró a Materia que Abellán “habla de temas con una base científica”, que es "una profesional respetada y competente" y que su centro “no necesariamente se responsabiliza de las opiniones de los conferenciantes”. La Consejería de Sanidad remite a las explicaciones del hospital.

La médico, sin embargo, trufó su intervención de afirmaciones pseudocientíficas o directamente esotéricas. “La creencia impregna tu ADN y puedes transmitirla. Si creo como mi padre que voy a tener azúcar en sangre, no me va a librar nadie de tenerlo”, sostuvo. “Cuando tienes estreñimiento te agarras a cosas del pasado, por eso es muy frecuente en los ancianos. ¿Por qué? Porque no lo sueltan”, pregonó.

Las frases más polémicas de Abellán llegaron al tratar la relación entre el cáncer y la mente. Entre “las causas más comunes de estrés y los riesgos asociados con el cáncer” citó el divorcio, la pérdida de un trabajo, ser conformista o muy autocrítico, tener una relación difícil con uno de los padres y la costumbre de suprimir la ira. “Después de una pérdida importante, ¡cuidadín!”, incidió.

La geriatra citó el ejemplo del estadounidense Norman Cousins (1915-1990), “un periodista al que dicen que tiene un linfoma y va a durar dos meses”. A Cousins, célebre entre los partidarios de la risoterapia, en realidad se le diagnosticó una confusa enfermedad anquilosante y decidió luchar contra ella con vitamina C y comedias cinematográficas. “Se compró todas las películas de los Hermanos Marx y palomitas, todas las que hubiera y más. Y estuvo durante dos semanas solo viendo películas de los Hermanos Marx comiendo palomitas. Cuando volvió al mes, el tumor había remitido considerablemente. Tanto que su médico no se lo creía”, relató Abellán, que esgrimió “estudios que han demostrado que los sentimientos positivos pueden estimular el bazo, incrementando los glóbulos rojos y las células que combaten el cáncer”.

El Instituto Nacional de EE UU para la Salud Mental explica, sin embargo, que “la depresión, por lo general, no está vinculada con el cáncer, y no existen pruebas de que una enfermedad cause la otra”. En la misma línea, el psiquiatra James Coyne, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pensilvania (EE UU), ha publicado varios estudios que ponen en duda el vínculo entre el pensamiento positivo y un mejor desenlace tras un cáncer, calificándolo de “mala ciencia, afirmaciones exageradas y medicina no probada”.

La Sociedad Estadounidense Contra el Cáncer, una organización sin ánimo de lucro que ha financiado la investigación de más de 40 ganadores del premio Nobel, critica directamente la supuesta historia de Norman Cousins. “La evidencia científica disponible no respalda el humor como un tratamiento efectivo contra el cáncer o cualquier otra enfermedad. Sin embargo, la risa tiene muchos beneficios, incluyendo cambios físicos positivos y una sensación general de bienestar”, matiza la institución.

“La meditación y la visualización elevan las defensas contra el cáncer, eso lo demostró el doctor Carl Simonton”, continuó Abellán. Simonton fue un médico estadounidense que en la década de 1970 afirmó que sus pacientes de cáncer con una actitud positiva ante la enfermedad vivían más tiempo. Como tratamiento contra los tumores, promovía la meditación y la visualización mental del propio cuerpo ganando la batalla al cáncer.

La Sociedad Estadounidense Contra el Cáncer maneja otros datos. “La evidencia científica disponible no respalda que la visualización influya en el desarrollo o en el progreso de un cáncer”, subraya en su página web. “La evidencia científica disponible no sugiere que la meditación sea efectiva para tratar el cáncer o cualquier otra enfermedad, sin embargo, puede ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas con cáncer”, apunta.

Las terapias pseudocientíficas no son nuevas en los complejos hospitalarios españoles. El Hospital General 'La Mancha Centro' de Alcázar de San Juan organizó el pasado diciembre un taller de reiki, una técnica japonesa por la cual alguien supuestamente transmite una energía vital a otra persona a través de las manos, con presuntos fines terapéuticos. Una asociación de practicantes de reiki también colabora con el Hospital Vall d'Hebron, en Barcelona, para asistir a pacientes si lo piden. La Cancer Research UK, una organización británica que financia con millones de libras la investigación oncológica, insiste en que "no hay evidencia científica que pruebe que el reiki puede prevenir, tratar o curar el cáncer o cualquier otra enfermedad".

El martes, la geriatra Alicia Abellán remató su conferencia de dos horas y media con un ejercicio de meditación y "autosanación consciente" en la que los 120 asistentes, con los ojos cerrados y a oscuras, recibían instrucciones de la médico para que "la luz" inundara sus células y se curasen. La charla acabó con aplausos. El próximo lunes, 23 de marzo, Abellán tiene previsto repetir en el hospital público con otra conferencia, titulada "Lo que tu enfermedad quiere decirte”.

Puestos a oír, más nos dicen cantantes como Diana Krall, por decir alguna. La Ciencia y sus procedimientos para adquirir conocimientos, no acaban de tener "éxito" en nuestro mundo. Parece increible como desde los tiempos de Galileo toda suerte de instituciones y personajes conspiran contra ella para hacer que el oscurantismo y la ignorancia sigan campando a sus anchas por este mundo injusto,... donde sería tan fácil acabar con el hambre infantil aplicando procedimientos científicos y vemos como sigue imperando la caridad, en el mejor de los casos, como intento fallido de solución una y otra vez, lamentable.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/03/18/ciencia/1426677852_671356.html

miércoles, 4 de marzo de 2015

Oriol Mitjà. El joven médico que va a erradicar la segunda enfermedad humana


Hay un par de fotografías históricas que dejan claro que la humanidad, cuando quiere, puede superar en bondad y poder a cualquiera de los dioses adorados por las 4.000 religiones diferentes que existen en el mundo. La primera imagen muestra al cocinero somalí Alí Maow Maalin, de 23 años, con el cuerpo lleno de úlceras. En la segunda foto, tomada unos meses después, aparece el mismo joven pero sonriente, con sus heridas sanadas. Alí Maow Maalin fue, el 26 de octubre de 1977, la última persona que se infectó de manera natural de viruela, una enfermedad que llegó a matar a más de medio millón de personas al año, incluidos cinco reyes europeos solo en el siglo XVIII. Gracias a una campaña de vacunación masiva, la viruela fue la primera, y única hasta la fecha, enfermedad humana erradicada de la faz de la Tierra.

“Técnicamente es posible que veamos la foto del último enfermo de pian en 2017”, sostiene el médico español Oriol Mitjà. En el mundo rico, la palabra pian no dice nada. Pero en las regiones remotas de algunos países tropicales es una peste que azota donde se acaban los caminos, allí donde los médicos son como seres imaginarios de los que hablan los más viejos. El pian es una enfermedad olvidada provocada por una bacteria, emparentada con la sífilis, que sin tratamiento deforma los huesos, deja las piernas como lunas en cuarto menguante y llega a borrar, literalmente, la cara de las personas afectadas, sobre todo niños.

Ahora, el pian, que afecta a unas 500.000 personas, puede desaparecer del planeta gracias a una estrategia que, según se ha anunciado este miércoles, funciona. Un personaje del dramaturgo alemán Bertolt Brecht proclamaba: “Desgraciada la tierra que necesita un héroe”. En este caso, la tierra desgraciada son 13 países de África, el sudeste asiático y el Pacífico occidental, con los que se ceba el pian. Y el héroe es Oriol Mitjà.

En 2010, cuando tenía 29 años, el joven investigador aterrizó en la remota isla de Lihir, en Papúa Nueva Guinea, para trabajar como médico. Llegaba con un premio extraordinario de licenciatura y un máster en Londres sobre enfermedades tropicales bajo el brazo. Al poco de llegar, pasó por su consulta un niño con un síntoma que no había estudiado ni había visto antes en una estancia en India: una úlcera roja en el brazo del tamaño de una moneda de dos euros. Un médico local le puso al día: “Es el pian”.

La enfermedad llevaba olvidada medio siglo. En 1952, cuando había 50 millones de afectados en el mundo, la Organización Mundial de la Salud y Unicef pusieron en su punto de mira al pian con el objetivo de erradicarlo. Iniciaron una campaña de tratamiento masivo con inyecciones de penicilina en 46 países. Doce años después, el número de casos clínicos se había reducido un 95%. Entonces, se decidió relajar el cerco y la bacteria resurgió, volviendo a borrar rostros de niños en las regiones más pobres de los países más pobres.

Mitjà, enfrentado a un enemigo derrotable con un simple antibiótico, decidió no sumarse a la desidia de las autoridades. Junto a su director de tesis, Quique Bassat, ambos del Instituto de Salud Global de Barcelona, se puso a diseñar una estrategia para combatir el pian. Necesitaban un tratamiento más sencillo que un pinchazo de penicilina, una medida que requiere personal médico entrenado y genera miedo entre la población. En 2012, anunciaron los resultados de un estudio con 250 niños en la revista británica The Lancet: con una sola pastilla de otro antibiótico, la azitromicina que en los países ricos se suele emplear para bronquitis y otitis, los chavales con pian se curaban.

Animada por el impulso del español, la OMS decidió retomar el objetivo de erradicar el pian y se fijó como meta el año 2020. Como se necesitan tres años sin casos para dar una enfermedad por extinguida, el último enfermo de pian tendría que ser curado en 2017. Faltaba demostrar que la estrategia de Mitjà funcionaba a gran escala. Y funciona.

Un nuevo estudio que se publica este miércoles en la revista The New England Journal of Medicine muestra los resultados de una campaña de tratamiento masivo para la mayor parte de los 16.000 habitantes de la isla de Lihir. En solo un año, entre 2013 y 2014, la proporción de enfermos cayó casi un 90%. La presencia de la enfermedad en la población pasó del 2,4% al 0,3%. Y el estudio continúa con seguimientos para llegar a los cero casos.

“Nuestros resultados demuestran que, técnicamente, la estrategia puede erradicar la enfermedad en 2020”, explica Mitjà por teléfono desde Papúa Nueva Guinea, donde coordina el Centro Médico de Lihir, a 48 horas de viaje desde su casa en España. En su hospital, el pian ha desaparecido. Cuando llegó en 2010, el médico novato se acercó a los colegios de la zona para conocer la extensión de la enfermedad que acababa de descubrir en su consulta. Solicitó a los profesores que pidieran a sus alumnos con úlceras que se levantaran. “La mitad de la clase se ponía en pie”, recuerda. Otros, con la cara borrada o los huesos torcidos, ni siquiera querían ir al colegio y se quedaban en casa.


Los 13 países donde la enfermedad es endémica. Leer más aquí.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Medicamentos que matan y crimen organizado. Big Pharma: superbeneficios criminales

En Dinamarca, el gasto en medicamentos y en hospitales públicos se ha duplicado en sólo siete años y los pronósticos anuncian que las autoridades sanitarias deberán destinar a este apartado 1,1 billones de euros. Evidentemente, este dato ha provocado debates entre los profesionales de los hospitales, los políticos, los periodistas y los académicos del sector.

Desafortunadamente, se trata de un debate equivocado: ¿puede permitirse la sociedad medicamentos tan caros que sólo sirven para prolongar la vida de personas con enfermedades graves durante unos meses o quizás un año? Como ejemplo de los medicamentos caros, en un reciente artículo de prensa se han citado los siguientes: . Zytica, para el tratamiento del cáncer de próstata. Yervoy del tratamiento de cáncer de melanoma. Gileneva, para el tratamiento de la esclerosis

Si la periodista se hubiera molestado en investigar un poco, habría comprobado que estos tres fármacos los producen JanssenBiotech (antiguamente Johnson & Johnson), Bristol-Myers Squibb y Novartis. Esta información habría dado una pista de dónde se encuentra el verdadero problema. Las tres empresas farmacéuticas que hemos citado se encuentran entre las infames citadas en un libro publicado el año pasado en Dinamarca: "Deadly medicina and organisedcrime" [1] El libro está escrito por un reconocido profesor danés, Peter C. Gøtzsche, que a lo largo de 450 páginas presenta una larga y bien documentada requisitoria contra la industria farmacéutica (Big Pharma) por fraude, corrupción, beneficios ultra exagerados y distribución de medicamentos mortales.

Entre sus acusaciones, se encuentran las siguientes:
· Que un desmesurado número de personas muere a causa de los medicamentos
· Que Big Pharma comercializa, con conocimiento de causa, medicamentos sin efectos positivos sobre las enfermedades de los pacientes.
· Que la industria farmacéutica retiene y manipula datos con el fin de ocultar serios efectos secundarios.
· Que la industria paga (soborna) investigadores para aconsejar sus productos, y paga a médicos para comercializar y distribuir los productos a sus pacientes.
· Que Big Pharma tiene sentencias reiteradas que le obligan a pagar millones de euros en multas a causa de comercializar productos peligrosos o medicamentos sin ningún efecto pero que, a menudo, negocia acuerdos extrajudiciales para evitar resoluciones que les obligarían a dar información detallada de los medicamentos.
· Que hay Investigadores académicos y autoridades públicas que asesoran a la industria farmacéutica para que reemplace medicamentos relativamente baratos por otros más caros y con el mismo resultado.
· Que la industria asigna más fondos para la comercialización que para la investigación, al mismo tiempo que intenta legitimar su patentes monopólicas con los altos costes de investigación.

Todo ello está basado en documentos provenientes de la industria farmacéutica mundial. Varios de los ejemplos incluyen a Bristol Myers Squibb y a Novartis.

Entre sus conclusiones de Gøtzsche señala: "En 2012 cincuenta grandes empresas vendieron 610 billones de dólares en medicamentes prescritos. Estoy absolutamente convencido que esta cantidad podía reducirse en un 95% (es decir, en 580 billones de dólares), porque nuestro medicamento más común es 20 veces más caro que el alternativo con el mismo efecto y porque la ciudadanía esta "sobre medicada"

Así pues, puede que la solución para la sanidad pública danesa no sea negar a las y los pacientes el tratamiento que necesitan, sino revisar los métodos y beneficios de la industria farmacéutica privada y comenzara poner límites a su poder y a su lucro. Incluso para esto, el profesor Gøtzsche presenta algunas pistas. Un capítulo entero está dedicado a ofrecer soluciones políticas a este problema.

En el nivel más básico, sugiere que las autoridades podrían perseguir la criminalidad de la Big Pharma con la misma energía que atacan el crimen ordinario y que podrían proteger a los delatores que pudieran existir en la propia industria y compensarles en caso de que pierdan el empleo. Y avanzado hacia medidas más radicales, Gøtzsche propone las siguientes:
· Obligar a las empresas a hacer públicos los datos de investigación y otro tipo de conocimientos sobre sus medicamentos
· Obligar a las empresas a publicar todos sus contratos.
· Prohibir a las empresas médicas privadas realizar sus propias investigaciones; en su lugar, deberían pagar un impuesto especial para financiar la investigación pública.
Finalmente, el libro analiza el núcleo del problema y las soluciones reales. La primera es desmedicar la sociedad. La segunda, prohibir la propiedad privada de las empresas médicas y reemplazarlas por la empresa públicas sin ánimos de lucro: "Dejar que las fuerzas del mercado determinen las reglas no favorece las necesidades de las y los pacientes, y es incompatible con una profesión basada en la ética. El ánimo de lucro no produce beneficios sociales".
Notas
1/ La versión castellana del libro: Medicamentos que matan y crimen organizado ha sido editada por Los libros del Lince, 2014
Fuente: Michael Voss. Tribuna Viento Sur.
Comunicado oficial:
“Medicamentos que matan y crimen organizado” premio de la British Medical Association 2014 La editorial Los Libros del Lince se complace en anunciar que el libro de Peter Gøtszche, “Medicamentos que matan y crimen organizado”, publicado a primeros de septiembre por esta pequeña editorial barcelonesa, ha obtenido el primer premio de la British Medical Association 2014 en la categoría de Bases de la Medicina. Dado el carácter extraordinariamente polémico de este libro, que denuncia a la industria farmacéutica por haber olvidado sus referentes éticos en nombre de la maximización de beneficios, que pide una revolución completa de todo el sistema, desde la investigación hasta las agencias de control y las revistas y asociaciones médicas, resulta especialmente significativo y tal vez incluso esperanzador que una institución como ésa haya decidido premiarlo. En España, han apoyado su publicación numerosas autoridades del mundo de la sanidad, entre las que destacamos a Joan-Ramon Laporte, Teresa Forcades, Juan Gérvas, Abel Novoa, así como el colectivo NoGracias y la campaña de la OCU sobre la necesidad de reducir el consumo de medicamentos.
 -See more at: http://www.loslibrosdellince.com/comunicado-oficial-medicamentos-que-matan-y-crimen-organizado-premio-de-la-british-medical-association-2014/#sthash.cXpGBPax.dpuf

viernes, 14 de noviembre de 2014

Un asunto de clases

Las minorías, como concepto, siempre han encontrado dificultades a diferentes niveles como pueden ser el social y el político. De esta situación no quedan exentos, todavía en la actualidad, los pacientes de enfermedades catalogadas como raras. “Vuelve a visitarnos si algún día ves que te sangra el ojo”; esa fue la respuesta de una profesional de la sanidad pública a un paciente de una enfermedad rara y de tipo cancerígeno denominada Von Hippel Lindau con un creciente tumor en el ojo. Afortunadamente, este paciente en concreto tuvo medios para extraerse el tumor a tiempo por vía privada. Pero cuando te encuentras viajando a Alemania para realizar una operación especializada que te permita no perder una glándula suprarrenal con tan solo 20 años te preguntas: ¿y toda la gente que no tiene esta suerte? En otras palabras: ¿qué pasa con aquellos que no puedan pagar semejantes cantidades de dinero? Es increíble que el tratamiento de las enfermedades raras sea, todavía hoy, un asunto de clases.— Barcelona 10 NOV 2014 -cartas al director. El País.

https://youtu.be/_yer-9MCQG0

sábado, 28 de junio de 2014

Las facturas de la mentira o las pseudociencias.

Recientemente ha sido noticia que un  un cuidadoso metaanálisis que involucra a 1.256.407 niños en cinco estudios ha concluido que las vacunas no están asociadas con las afecciones del trastorno de espectro autista. El análisis también determinó que los componentes de las vacunas, como el timerosal, y las vacunas múltiples, tampoco se asocian con el autismo. Los tres investigadores que firman el estudio son miembros de la Escuela Clínica Nepean de la Universidad de Sidney, Australia.

De toda la información que nos dan, un dato está notablemente ausente: cuánto costó el estudio. Cuántas horas de estos tres investigadores con qué salarios y usando qué recursos se necesitaron para llegar a estas conclusiones.

Otros estudios similares realizados en el pasado han llegado a las mismas conclusiones, como uno que  incluyó a todos los niños nacidos en Dinamarca entre 1990 y 1996, otro estudio de Polonia u otra revisión crítica de 2004.

El actual movimiento antivacunas se originó en un estudio fraudulento del exmédico Andrew WakefieldEse solo estudio fraudulento, que nadie pudo replicar jamás, ha provocado que se invierta una incalculable cantidad de recursos, dinero, tiempo y dedicación de numerosos científicos.

¿Cuánto ha costado la mentira de Wakefield?
Cada uno de los embustes que se le puedan ocurrir a cualquiera, literalmente a cualquiera, en cualquier lugar del mundo, puede dar lugar a un dispendio en recursos científicos que muy probablemente habrían estado mejor dedicados a otras investigaciones.

La presión de la opinión pública, que frecuentemente no sólo dispone de escasa información, sino que además está sometida al bombardeo de la desinformación, motiva a instituciones e investigadores a emprender estos estudios incluso si no hay un mecanismo plausible para la correlación establecida por el proponente del fenómeno.

No es necesario demostrar que algo ocurre, que un fenómeno es real. Ni siquiera es necesario presentar un solo caso de estudio bien analizado. Basta decir que el cáncer se cura con alguna pócima o alimento milagroso y curanderos, alternativistas, pseudomédicos, conspiranoicos y periodistas poco avisados se encargarán de difundirlo y presentarlo, frecuentemente, como un descubrimiento o una denuncia que valerosamente enfrentan a algún villano poderoso y malévolo.

En 1922, al monje budista japonés Mikao Usui se le ocurrió afirmar que podía curar a la gente acercándole sus manos. Aseguraba que al hacerlo, él transfería a la persona una misteriosa energía llamada “ki” o “chi” y cuya existencia nadie ha demostrado. Usui bautizó a su presunta técnica como “reiki” (palabra en japonés que significa, muy apropiadamente, “atmósfera misteriosa”) y se lanzó, junto con sus adeptos, a por acercarle las manos a personas enfermas o simplemente deprimidas e insatisfechas y asegurar que ello tenía un efecto real. Se funda así un negocio multimillonario que en menos de 100 años se ha difundido por todo el planeta con variantes aún más extravagantes, como el reiki para animales o vegetales.

Uno pensaría que sería responsabilidad del señor Usui o de sus honorables asociados de negocios demostrar la existencia de la tal energía llamada “ki” y, una vez habiéndolo hecho, demostrar, en condiciones debidamente controladas y con todo el rigor que le exigimos a cualquier procedimiento médico, que tal energía realmente se “transfiere” de un practicante de reiki a su “paciente” y, finalmente, demostrar que esa transferencia energética es, efectivamente, responsable de las curaciones milagrosas que prometen.

Si así lo hicieran, seguramente habría numerosos científicos interesados en desentrañar el mecanismo mediante el cual ocurre esa curación. Quizás podría enriquecer de modo generosísimo nuestra comprensión de los mecanismos de la biología, la fisiología, la patología y el tratamiento de numerosas afecciones.

No ha sido así. Los “maestros reiki” siguen instalándose por todo el mundo, exigiendo dinero de verdad a gente ignorante y deseosa de respuestas a cambio de pasarles las manos cerca. En estos casi 100 años, presionados por los creyentes en las maravillas del reiki, diversos científicos, investigadores, universidades y hospitales se han ocupado en tratar de determinar si hay algo de verdad en las ya de por sí implausibles afirmaciones de Usui y sus adeptos. En estos años se han hecho literalmente cientos de estudios, de más o menos calidad, que al ser analizados críticamente llegan a la bastante esperable conclusión de que el reiki no muestra capacidad de curar nada y su eficacia es igual a la del placebo.

Como pasa con el reiki, hay una horda cada vez más numerosa de supuestas “terapias alternativas”, literalmente cientos de ellas que ofrecen afirmaciones sobre las más extrañas, descabelladas o francamente ridículas prácticas que alguien aseguró que eran “curativas” y otros creyeron… sin demostrarción de por medio. Y de muchas de ellas hay estudios y estudios que, o bien demuestran que no hay capacidad curativa alguna, o resultan sesgados, poco rigurosos, irreproducibles o francamente fraudulentos.

En otros espacios alternativos distintos de la medicina, las cosas no son muy distintas. Científicos de diversas disciplinas se ven presionados para “demostrar” que tal o cual locura es falsa o incorrecta, desde los círculos de las cosechas (que desde 1994 se sabe que son un fraude nacido de una broma práctica de dos ciudadanos ingleses) hasta la telepatía o la “energía libre”, que es como ahora se llama a lo que serían las máquinas de movimiento perpetuo de toda la vida.

No importa que sepamos que es imposible obtener de un sistema más energía de la que se introduce en él, porque esto violaría la primera y segunda leyes de la termodinámica, que están empíricamente validadas y se confirman día a día. La idea de obtener algo a cambio de nada (que es la premisa esencial de la magia) sigue consumiendo recursos para demostrar que sigue siendo imposible.

Y en ocasiones, lo que está en juego son vidas. Muchas. Desde la década de 1990 se comercializaron varios presuntos “detectores moleculares” con nombres aparentemente técnicos como Quadro Tracker, Ade650, Ade651, Alpha6, H3TEC, HEDD1, AL-6D y GT200. Se trataba de genuinas “varitas mágicas” que afirmaban ser capaces de detectar a distancia, incluso dentro de recipientes cerrados, muy diversas sustancias: drogas, armas, explosivos e incluso personas. No son sino un mango de plástico negro totamente vacío al que está fijada una antena telescópica que gira libremente como una bisagra. Los fabricantes afirmaban que no necesitaba electricidad pues se alimentaba de la electricidad estática del propio operador. El mango tenía una ranura donde se introducían tarjetas que indicaban al aparato qué detectar: mariguana, cocaína, explosivo C40 o inmigrantes ilegales. Cada aparato podía llegar a venderse en más de 30 mil euros.

En realidad, se trataba de aparatos inútiles cuyo aparente funcionamiento se debía al “efecto ideomotor”, los movimientos involuntarios realizados en respuesta a una idea y que son también responsables del movimiento del puntero de la ouija y de las varitas de los zahoríes. Era muy fácil determinar que estos aparatos no tenían ningún mecanismo plausible de funcionamiento. Sin embargo, numerosos gobiernos invirtieron cantidades millonarias en su adquisición. Tailandia, México en su lucha contra el narcotráfico e incluso las fuerzas de ocupación occidentales en Irak fueron clientes de los fabricantes. No fue sino hasta que hubo una serie de atentados con autos bomba que pasaron sin ser detectados por los retenes con personal militar equipado con estos aparatos que el gobierno británico prohibió su compra y empezó a investigar a sus principales fabricantes.

Y pese a ello, fue necesario el esfuerzo de numerosos militares, civiles y científicos en cada uno de los distintos países víctimas de los delincuentes para que las corporaciones que utilizaban los dispositivos los retiraran aceptando –no de muy buen grado– que habían sido objeto de una estafa. Dos de los fabricantes han sido sentenciados a penas de cárcel por fraude en Inglaterra.

Sin embargo, las investigaciones raras veces consiguen que los creyentes en una u otra afirmación maravillosa y disparatada acepten siquiera la posibilidad de estar en el error. Todavía en distintos países hay corporaciones militares y policiacas que arriesgan la vida de su personal y de civiles inocentes confiando en los improbables “detectores moleculares”. Los movimientos antivacunas están influyendo en nuevos brotes preocupantes de enfermedades prácticamente erradicadas. El reiki se difunde con cada vez más practicantes que simulan y cobran sin control alguno. Y, por supuesto, todas las pseudoterapias son uno de los mayores negocios del mundo, con ventas sólo en Estados Unidos de más de 34 mil millones de dólares en 2007 según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud de ese país.

Esto subraya el absurdo de la inversión que puede hacer la sociedad para confirmar cosas que ya se saben, pero con la esperanza o bien de encontrar un verdadero milagro o de convencer a los creyentes y ayudarles así a conservar su dinero y mejorar las probabilidades de tratamiento exitoso de sus afecciones, labor en la cual ciertamente no tienen interés en colaborar.

Investigar las afirmaciones de aspecto más incongruente no es forzosamente un desperdicio. Pero una mayor alfabetización científica de nuestra sociedad al menos pondría, como es lógico, la carga de la prueba sobre los hombros de quienes hacen tales afirmaciones, y les exigiría pruebas sólidas antes de lanzarse a financiar la búsqueda del monstruo del Lago Ness, las hadas en el fondo del jardín o la capacidad del bicarbonato de sodio para curar todos los cánceres. O simplemente rendirse ante ellos y admitir como medicamentos diversos preparados, pócimas o mejunjes sin exigirles que demuestren que sirven para lo que afirman en su publicidad.

Algo no marcha bien cuando parte de la política de investigación de una sociedad se ve dictada por los caprichos de cualquiera que tenga una idea descabellada y un medio de comunicación a su alcance para difundirla, obligando a todos a pagar una elevada factura por las falsedades cuando toman por asalto el imaginario popular.
Este post ha sido realizado por Mauricio Schwarz (@Elnocturno) y es una colaboración de Naukas con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.

Libro recomendado:
Las pseudociencias ¡vaya timo! Mario Bunge

miércoles, 18 de junio de 2014

El exilio por una cuestión de conciencia

Llevo nueve años trabajando como psiquiatra en el Sistema Nacional de Salud, pero por primera vez he tomado conciencia del desamparo en el que viven las personas que se encuentran en una situación de gran fragilidad. Durante esta semana he tenido que abordar un caso de violencia intrafamiliar, la víctima posee un diagnóstico psiquiátrico. En primer lugar, tuve que vivir la frustración de que todos esos recursos que se presupone que existen para casos de violencia son falsos. Las órdenes de alejamiento tardan hasta 72 horas en ser emitidas, los alojamientos de emergencia son escasos y es necesario tener un perfil muy definido, no hay un servicio de acompañamiento a las víctimas para realizar trámites o simplemente para recoger sus efectos personales antes de instalarse en una nueva vivienda.

Resulta vergonzoso comprobar cómo el Estado se gasta millones de euros en campañas para la prevención y la concienciación, pero es incapaz de crear la infraestructura necesaria que garantice una cierta protección. En este momento, me resulta absolutamente comprensible que a pesar de los esfuerzos realizados en apariencia, las víctimas de violencia de género crezcan todos los años...Mi segunda gran frustración se ha producido recientemente. Me resulta profundamente decepcionante formar parte de una sociedad hipócrita, donde todo se camufla bajo discursos basados en lo políticamente correcto. Siempre he ejercido mi profesión desde una idea de cambio y recuperación, pero en este momento me resulta evidente que solo ejerzo un rol de agente de control social. Hace unas semanas el señor Gallardón en su reforma del Código Penal propuso el internamiento prolongado de pacientes psiquiátricos por peligosidad potencial, sin que hayan cometido ningún delito. Ésa va a ser mi función a partir de ahora, la gestión de cadenas perpetuas encubiertas de personas inocentes. Ante todo esto, lo único que puedo decir es que si en momentos me planteé la emigración como una opción económica, hoy me planteo el exilio por una cuestión de conciencia.—   Ciudad Real 16 JUN 2014 - El País

miércoles, 28 de mayo de 2014

España cae de la lista de 10 países con más médicos por habitante. El sistema sanitario lleva dos años perdiendo puestos en la clasificación mundial de facultativos. La reducción de plazas MIR agravará la situación

En solo un año, España ha pasado del puesto décimo del mundo en proporción de médicos por cada 10.000 habitantes al 16º, según el Atlas de la Sanidad Mundial que ha hecho público la Organización Mundial de la Salud (OMS). El país encadena dos años de bajada: hace dos años estaba en el puesto séptimo. Ello se debe a un efecto combinado: por un lado, ha caído el número de facultativos en relación con la población (de 39,6 por 10.000 habitantes a 37). Por otro, países como Qatar, Lituania, Alemania, Bulgaria y Bielorrusia han adelantado a España en esta clasificación.

 La manera que tiene la OMS de elaborar este estudio es peculiar: no toma el dato de un año, sino la media de los últimos ocho. Es decir, en el atlas de 2014 se da un promedio de los datos entre 2006 y 2013; en el de 2013, de las cifras entre 2005 y 2012 y así sucesivamente. Esta manera de presentar los datos acumulados evita que haya variaciones bruscas interanuales por motivos extraordinarios, y sirve para medir mejor una tendencia. Y, siguiendo este análisis, lo que cabe esperar de los atlas de los próximos años será un descenso aún mayor. De hecho, los datos de 2013 y 2012 son los más altos alcanzados por España en la serie. En 2014 se desciende por debajo de los de 2010.

No es en los únicos indicadores que se baja. También lo hace España en los de enfermeras, hospitales y camas hospitalarias. Solo sube en el ratio de farmacias, según estos datos de la OMS. Por ejemplo, en la proporción de personal de enfermería España está en el puesto 49 del mundo.
Fuente: Leer más en El País.

jueves, 30 de enero de 2014

Los expertos piden al Gobierno que detenga la proliferación de nuevas facultades de Medicina

España tiene más facultades de Medicina por millón de habitantes que Reino Unido, Francia, Italia... En realidad, tiene más que cualquier otro país grande—más de 20 millones de habitantes— del mundo, con la excepción de Corea del Sur. En apenas ocho años, los centros en los que se puede estudiar esta carrera han pasado de 28 a 41. Con los alumnos de nuevo ingreso ocurre otro tanto: de 4.250 a más de 7.000. La conclusión de esta ensalada de cifras es que ahora, con los servicios públicos de salud recortando en personal y con España a la cabeza de los países europeos que pierden población por culpa de la crisis, sobran estudiantes de Medicina.

...aumentó considerablemente el número de plazas en las universidades. Un aumento procedente en buena parte de facultades privadas. “Además se creó un problema de equidad en el sistema. Mientras en la pública se entra con expedientes brillantísimos y estudiantes con sobresaliente se quedan fuera, en la privada se ingresa si el padre del estudiante paga,...

El paro entre los facultativos, algo insólito en la última década, y la creciente emigración en busca de oportunidades laborales empiezan a evidenciar el desajuste entre el número de especialistas y los puestos de trabajo que ofrece el sistema. Y eso, a juicio del Foro de la Profesión Médica, que agrupa a las principales organizaciones del sector, quiere decir que hay que tomar medidas. La petición no es nueva, pero ha tomado impulso ante la anunciada apertura de siete facultades más, tres de ellas privadas. Los médicos quieren frenar lo que consideran una “proliferación” descontrolada de estos centros. No solo no son necesarios, dicen, sino que además ponen en peligro la calidad de la formación.

“El número de estudiantes tiene que estar ajustado a los hospitales que están acreditados para formarles de forma adecuada. Ahora tenemos aproximadamente 1.000 estudiantes más de Medicina que la formación que podemos ofrecerles. Hay unas 7.000 plazas para cursar la carrera, y unas 6.000 de MIR”, dice el presidente de la Organización Médica Colegial, Juan José Rodríguez Sendín. “Por tanto, es pura matemática, hay 1.000 con los que no sabemos qué va a pasar, porque no se van a poder formar. El aumento de facultades es un disparate; no hay ninguna necesidad. Se ha querido satisfacer a políticos de comunidades autónomas y alcaldes; ha pasado exactamente igual que con la creación indiscriminada de hospitales que ahora no sabemos cómo pagar”, añade.
...
Detrás de la apertura de facultades ha habido intereses tanto políticos como económicos. Una universidad privada cobra entre 10.000 y 20.000 euros por un curso. “Si somos el segundo país con más facultades de Medicina es por algo. Esto es simplemente porque hay dinero detrás. Son unos estudios muy demandados, a los que entran los mejores y la gente paga”, dice Rodríguez Sendín. La proliferación de facultades ha generado polémica en algunas regiones por el uso de instalaciones públicas (hospitales) para un uso particular. José Carrillo, rector de la Universidad Complutense, ha denunciado que hay hospitales públicos en Madrid que cobran menos a las universidades privadas que a las públicas por hacer uso de sus instalaciones. ...
Más en El País.
Fuente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/01/30/actualidad/1391113575_604573.html

miércoles, 15 de enero de 2014

Juan Carlos Izpisúa deja la ciencia en España por falta de apoyo

El referente mundial en investigación dimite como director del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona por falta de soportes políticos y financieros. La institución se vacía de contenido.
Leer más aquí.
Telegrama enviado a Juan Carlos Izpisúa por Miguel Ángel Aguilar:

viernes, 15 de noviembre de 2013

El coste humano de las políticas de recorte. Por qué la austeridad mata.

"La política no es más que medicina a gran escala" Rudolph Virchow, 1848

Interesante libro de David Stuckler y Sanjay Basu, editado por Taurus en 2013. D. Stuckler es investigador en la Universidad de Oxford en Inglaterra y S. Basu es epidemiólogo y trabaja en la Universidad de Stanford en California.

Es el primer libro que aborda el debate político y económico sobre la llamada "crisis" desde una nueva y muy necesaria perspectiva: su coste humano. La recesión económica global ha tenido un impacto brutal sobre la riqueza de los países pero todavía ignoramos cómo afecta a un elemento esencial; el bienestar humano y mental de sus ciudadanos.

¿Por qué tras enfrentarse a la crisis la salud de unos países (como Grecia) se ha deteriorado mientras en otros (como Islandia) ha mejorado? Tras una década de investigaciones los autores nos demuestran que incluso ante las peores catástrofes económicas los efectos negativos de la salud pública no son inevitables. Es la mala gestión de los gobiernos la que puede conducir a un desastroso saldo de tragedias humanas.

El libro presenta una conclusión demoledora; los recortes son seriamente perjudiciales para su salud. Son las recetas de austeridad, las que agravan fatalmente las consecuencias de la crisis, mutilando programas sociales claves justo en el momento en el que más se necesitan, empeorando el desempleo y obstaculizando la recuperación.

En el se defiende que las decisiones económicas no son únicamente una cuestión de ideologías, de tasas de crecimiento y de déficit presupuestarios, sino también una cuestión de vida o muerte. Solo un sistema más justo e igualitario, acompañado de políticas inteligentes que refuercen las redes públicas de protección, garantizará el bienestar de nuestras sociedades.

Y ¿qué propone?
Curar el cuerpo económico.
Ante todo "No hacer daño".
En segundo lugar, ayudar a la gente a volver a trabajar.
Tercero, invertir en salud pública.

lunes, 14 de octubre de 2013

"Mi cura del cáncer fue un milagro muy currado". La médica de familia y superviviente de cáncer Odile Fernández explica cómo cambios sencillos en la alimentación y el estilo de vida pueden prevenir y alterar la evolución de la enfermedad

En los últimos tres años, la doctora andaluza Odile Fernández ha vivido el más difícil todavía. Superó un cáncer cuando los oncólogos estimaban que sólo tenía el 5 por ciento de posibilidades de curación y, contra todo pronóstico, quedó embarazada de un bebé, su segundo hijo, que ahora tiene dos meses.

Como tantos otros enfermos, ya embarcada en un tratamiento de quimioterapia Fernández preguntó a los oncólogos qué comer y qué medidas tomar para combatir por su cuenta la enfermedad. De su negativa a aceptar la respuesta del equipo que le atendía –"no hagas nada y come todo lo que te apetezca"–nace su libro 'Mis recetas anticáncer', que se publicó en junio y está en su quinta edición. “El problema es que los médicos no tienen formación sobre nutrición y todo les da miedo”, señala Fernández frente a un batido de mango, kiwi y manzana –su desayuno– en una cafetería de Madrid. “El cáncer es la enfermedad del miedo. Pero comer lechuga no va a tener una interacción con la quimio”.

Fernández, de 34 años, insiste en que el libro se titula así porque esas son las recetas que le funcionaron a ella. “No hay ninguna fórmula mágica. Pero el mensaje que quiero hacer llegar es que podemos hacer mucho contra el cáncer a través de la alimentación. No seas el sujeto pasivo. Infórmate, muévete, pregunta, toma las riendas de tu enfermedad junto a tu equipo médico”.

¿En qué medida cree que su curación se debe a los cambios en su alimentación y estilo de vida, versus tratamiento convencional?

No sabemos si fue la quimio o la alimentación. Lo que creo es que fue todo. Me habían dado un 95 por ciento de posibilidades de morir en cinco años. En principio, no se planteó como quimio curativa, sino paliativa, que podía alargar la vida unos meses o años. Pero yo no quería vivir unos pocos meses más, quería sanarme. Así que hice mi quimio junto con grandes cambios en la alimentación y en el tema emocional.

¿Cuáles fueron, en esencia, estos cambios?
Lo primero fue eliminar todo lo refinado y azucarado; los niveles altos de azúcar se relacionan con niveles más altos de cáncer. Después eliminé fritos, barbacoas, precocinados, la comida fácil de microondas. En aquel momento hacía muchas guardias y me alimentaba con mucha prisa, no había tiempo para cocinar. En lugar de eso, introduje verdura cruda y fruta y eliminé la leche y la carne.

¿Y en el estilo de vida?
Dejé de trabajar, se acabaron las guardias. Aprendí a mantener la mente en calma a través de la meditación. Era muy perfeccionista, muy dada a los demás, y aprendí a sosegarme, a pensar primero en mí y después en los otros. Empecé a hacer ejercicio. Perdí 25 kilos en la época de la quimio. Una de las cosas más importantes es tener el peso adecuado. Y aprender a decir que no, a relajarte.

¿Si tuviera que recomendar un único cambio en la dieta, cuál sería?
Huir de la comida envasada y comer alimentos frescos y de temporada. Mira cómo comían nuestras abuelas. Recuperemos la dieta mediterránea tradicional, la alimentación hecha en casa.

¿Por qué dice no a la leche?
En la facultad nos dicen que la leche es buena por el calcio, para la osteoporosis. Pero observemos las estadísticas: donde hay más osteoporosis es en los países donde más leche se consume. La leche no es tan buena. Nos enseñan ese dogma y no nos lo planteamos, pero es antinatural. Para digerirla necesitamos lactasa. La tenemos al 100 por cien cuando somos pequeños, pero a partir de los 6 o 7 años va descendiendo. Estamos concebidos para tomar leche sólo de pequeños, cuando la necesitamos.

¿Qué tiene de malo la carne?
Un alto consumo, sobre todo de carne roja y embutidos, aumenta la incidencia de cáncer, principalmente de colon. La carne no tiene fibra, viene cargada de nitratos, de pesticidas, de omega 6 por el tipo alimentación que llevan los animales. La carne blanca podríamos consumirla con moderación. Pero el problema es que somos hiper-carnívoros: hay gente que toma carne tres veces al día. En la dieta mediterránea original se hacía matanza en Navidad y se tiraba de ello todo el año.

¿Nos recomienda un plato anticancerígeno?
El gazpacho, que es de mi tierra. Lleva tomate, cebolla, ajo, aceite de oliva, pimiento y pepino, todos ellos alimentos anti-cáncer y crudos.

¿Cómo se alimenta ahora?
Procuro seguir la misma alimentación que hacía durante la quimio. Mucha gente descubre que la alimentación influye y víctima del miedo cambia, pero luego vuelve a las andadas. Sin embargo, el cambio hay que mantenerlo en el tiempo.

Hay quien ha seguido todo esto –una alimentación y un estilo de vida más saludable– y no le ha funcionado. ¿Cuál es el mensaje para estas personas?
No hay fórmula mágica, y por eso tenemos tanto miedo al cáncer. No hay ningún tratamiento que sea totalmente efectivo. El problema es que no hay una enfermedad, sino enfermos, y cada caso es diferente. Hay casos de cáncer muy extendido que se curan, y otros muy localizados que se extienden. Yo creo que el tratamiento emocional marca la diferencia. No es lo mismo enfrentar un cáncer desde la positividad y la alegría que desde el miedo y la soledad. Aquí se demuestra el poder de lo emocional, pero no sólo en el cáncer sino en todas las enfermedades. Por eso reivindico que seamos parte activa.

No recomienda usar la olla exprés, presente en todos los hogares. ¿Por qué?
Porque alcanza los 140 grados, y queremos conservar los fitoquímicos de los alimentos, que se pierden a partir de los 95 grados. Está bien para legumbre y cereal, pero si metes verdura le haces fosfatina.

Asumía que la barbacoa era una forma de cocinar saludable hasta que leí su libro.
Lo que es saludable es la plancha, siempre y cuando no quemes el alimento. Pero en la barbacoa, ese color negro son los benzopirenos, carcinógenos… Lo ideal es cocinar el vapor, sin grasa ni aceite.

Recomienda encarecidamente las setas…
En Japón, donde más se consumen, algunos oncólogos lo utilizan como suplemento alimentario. Permiten que la quimio se tolere mejor.

La colonia, mejor no olerla.
Para que perduren tanto, los perfumes tienen ftalatos (un grupo de compuestos químicos). Cuanto más permanezcan en nuestro cuerpo, peor para nuestra salud. "Sexy para ellas, veneno para el bebé", decía una campaña en EEUU para mamás embarazadas. Los perfumes van al torrente sanguíneo; se asocia con cáncer de mama. Lo ideal son aceites esenciales o algo que se está perdiendo: ser más sencillos y oler a personas, no enmascarar nuestro olor.

¿Y de dónde bebemos agua?
Este es un tema muy controvertido. El agua del grifo de Madrid, por ejemplo, contiene muchos tóxicos. Se podrían eliminar si en lugar de filtrar con sales de aluminio, como se hace ahora, se filtrase con filtros de carbono. El agua embotellada no es la solución: es un atentado ecológico.

¿Cuál fue la reacción de sus compañeros tras su curación?
Cuando se cumplieron los dos años libre de enfermedad, me dijeron que había sido un milagro. Pero les dije que no, que era un milagro que había hecho yo. Lo mío es un milagro muy currado. La reacción de mis compañeros de primaria fue buena. Recomiendan mucho el libro, no sólo para cáncer, también para diabetes, hipertensión, obesidad… Los especialistas son más reacios.

¿Qué planes tiene tras la baja por maternidad?
Tengo mi plaza en atención primaria. Me gustaría continuar en sanidad pero centrada en el paciente oncológico, aconsejando sobre alimentación y estilos de vida.

¿Cuál fue para usted la mayor sorpresa al investigar y, después, escribir este libro?
El poder de los alimentos, de la naturaleza. Cómo contienen fitoquímicos anti cáncer, y como algunos medicamentos incorporan fitoquímicos en quimio. La curcumina de la cúrcuma, por ejemplo, o la quimio que se extrae de un alga del mar. Si tiene poder a nivel de laboratorio ¿por qué no tomar nosotros más algas, más cúrcuma, etc? Me sentí engañada porque nadie me hablase de esto, sólo de quimio, de radioterapia.

Pero es lo que a menudo hacen los médicos: en cuanto entras a la consulta tienen lista la receta.
Hay pacientes que si no salen de la consulta con su pastilla creen que eres un mal médico. Pero cada vez más profesionales contamos al paciente lo que puede hacer para prevenir la enfermedad. Los médicos y sanitarios tenemos mucho poder en este sentido. Más medicina preventiva y menos pastillas.

@nataliamartin es periodista. Si quieres ponerte en contacto con ella escribe a natalia@vidasencilla.es
Fuente; El País.

Nota:
El que una alimentación adecuada a base de verduras, hortalizas, cereales, legumbres, frutos secos, frutas y aceite de oliva, junto a huevos, pescado y poca carne roja o ninguna -lo que conocemos por cocina mediterránea- así como nada de comidas enlatada o procesadas industrialmente, con mucha sal y aditivos químicos, tiene beneficios para la salud, parece indiscutible.

Otra cosa muy distinta es que con ello podamos curar, una vez contraído, un cáncer... Esa afirmación no se basa en evidencias científicas y puede ser un fraude médico. Los diarios están llenos de noticias de este tipo. La ciencia parece que, por distintas y variadas razones, no acaba de formar parte de la cultura cotidiana y la mayoría de la gente se guía por un tipo de pensamiento no formal, no científico, seudocientífico, Hay mucho fraude.

https://elpais.com/elpais/2017/08/30/ciencia/1504118737_744798.html?rel=lom

https://verdecoloresperanza.blogspot.com/2014/06/las-facturas-de-la-mentira.html

Libro recomendado: La pseudociencia. ¡Vaya timo! Mario Bunge.

sábado, 17 de agosto de 2013

“Mientras haya vida habrá cáncer; es el precio que pagamos por estar vivos”

El investigador Joan Massagué sostiene que “España tiene que elegir ya si quiere ser un país líder o un país rémora”

Nació en Barcelona en 1953. Dirige desde 2003 el Programa de Biología y Genética del cáncer en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York. Es director adjunto del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona.
Es que con 25 años ya era doctor en Bioquímica. Se marchó a EE UU y se convirtió en uno de los investigadores más importantes del mundo en la lucha contra el cáncer. Ganó el Príncipe de Asturias y todos los premios habidos y por haber, que en su caso siempre serán pocos. Fíjense en ese gesto imperceptible de empolloncete amable recolocándose las gafas mientras el fotógrafo retrata su rostro de niño de 60 años en su precioso piso modernista del Eixample barcelonés. Mentira. Joan Massagué, implacable, lo hace solo para enfocar bien y reanudar el combate, para seguir mirando de frente a los tumores y sus trágicos estallidos, las metástasis: su gran especialidad.

Pregunta. ¿Qué es un tumor?
Respuesta. Un crecimiento anómalo de nuestros tejidos. Somos una sociedad de células muy bien organizada, aunque tenemos trillones. Su misión es mantener el organismo, eso, organizado. Pero alteraciones, mutaciones que pueden ser causadas desde el sol hasta el tabaco, o heredadas de nuestros padres, o adquiridas por accidente, rompen esas normas y, entonces, hay células que dejan de respetar las normas de urbanidad prescritas por nuestros genes a través de cientos de millones de años.

P. Así que el cáncer es una rebelión de células que se van por ahí a su bola. Trágico. Y curioso: el concepto más esencial en nosotros, la célula, ya hace lo que le da la gana y pasa de todo.
R. Sí. Pero esas células lo hacen pagando un gran coste. Porque cuando el tumor empieza a desarrollarse, la mayoría de las células malignas muere. El tumor que vemos y nos espanta son las células supervivientes de ese proceso, pero por cada uno de esos hay miles que nunca veremos porque al llegar a medio milímetro o a un milímetro son liquidados por la policía del cuerpo, que es el sistema inmunitario. Sin embargo, algunas células se escapan. Y eso es el tumor: el resultado final de un proceso de selección brutal contra esa delincuencia. Mientras desayunamos, generamos células premalignas. A la hora de la comida ya no existirán.

P. ...y su fuga con éxito trae el tumor.
R. Los principios más básicos son los principios esenciales de la vida. Por eso decimos que mientras haya vida habrá cáncer. Cáncer es el precio que pagamos por estar vivos.

P. Dice que las infracciones se pagan. Oiga, ¿no hay un término medio al que poder acogerse entre el suicida “la vida son cinco minutos y voy a vivirlos a tope” y la desesperantemente aburrida obsesión por la vida sana?
R. El término medio es el término medio, y por eso le llamamos término medio.

P. Mensaje captado. ¿Hay células buenas y células malas? O de otro modo: ¿la célula se corrompe, como le pasa a la persona?
R. Sí. Y la principal manifestación de esa corrupción de las células es justamente el cáncer. Elementos corruptos que han logrado burlar dispositivos de vigilancia, de policía. Igual que en toda sociedad humana. Ahora ya sabemos, después de muchos estudios, que el principal talento que tiene que desarrollar una célula maligna para formar un tumor es ese: el de corromper.

P. O sea, lo de siempre, que las células corruptas no se autocorrigen por naturaleza, y entonces la policía va a por ellas y las mete en la cárcel. Igual que con Bárcenas. Perdón por la frivolidad.
R. Exactamente, es lo mismo...seguir en El País.

viernes, 5 de abril de 2013

_- DECLARACIONES DE UN PREMIO NÓBEL DE MEDICINA. Richard J. Roberts denuncia la forma en la que operan las grandes farmacéuticas

_- Premio Nobel de Medicina: Las Farmacéuticas bloquean las medicinas que curan porque no son rentables impidiendo su distribución.

El ganador del Premio Nobel de Medicina Richard J. Roberts denuncia la forma en la que operan las grandes farmacéuticas dentro del sistema capitalista, anteponiendo los beneficios económicos a la salud y deteniendo el avance científico en la cura de enfermedades porque curar no es tan rentable como la cronicidad.

Hace unos días se publicó una nota sobre datos revelados que muestran que las grandes compañías farmacéuticas en Estados Unidos gastan cientos de millones de dólares al año pagando a doctores para que éstos promuevan sus medicamentos.

Para complementar reproducimos esta entrevista con el Premio Nobel de Medicina Richard J. Roberts quien señala que los fármacos que curan no son rentables y por eso no son desarrollados por las farmacéuticas que en cambio sí desarrollan medicamentos cronificadores que sean consumidos de forma serializada. Esto, señala Roberts, también hace que algunos fármacos que podrían curar del todo una enfermedad no sean investigados. Y se pregunta hasta qué punto es válido y ético que la industria de la salud se rija por los mismos valores y principios que el mercado capitalista, los cuales llegan a parecerse mucho a los de la mafia. La entrevista originalmente fue publicada por el diario español La Vanguardia:

¿La investigación se puede planificar?
- Si yo fuera ministro de Sanidad o el responsable de Ciencia y Tecnología, buscaría a gente entusiasta con proyectos interesantes; les daría el dinero justo para que no pudieran hacer nada más que investigar y les dejaría trabajar diez años para sorprendernos.
- Parece una buena política.
- Se suele creer que, para llegar muy lejos, tienes que apoyar la investigación básica; pero si quieres resultados más inmediatos y rentables, debes apostar por la aplicada…

- ¿Y no es así?
- A menudo, los descubrimientos más rentables se han hecho a partir de preguntas muy básicas. Así nació la gigantesca y billonaria industria biotech estadounidense para la que trabajo.

- ¿Cómo nació?
- La biotecnología surgió cuando gente apasionada se empezó a preguntar si podría clonar genes y empezó a estudiarlos y a intentar purificarlos.
- Toda una aventura.
- Sí, pero nadie esperaba hacerse rico con esas preguntas. Era difícil obtener fondos para investigar las respuestas hasta que Nixon lanzó la guerra contra el cáncer en 1971.

- ¿Fue científicamente productiva?
- Permitió, con una enorme cantidad de fondos públicos, mucha investigación, como la mía, que no servía directamente contra el cáncer, pero fue útil para entender los mecanismos que permiten la vida.

- ¿Qué descubrió usted?
- Phillip Allen Sharp y yo fuimos premiados por el descubrimiento de los intrones en el ADN eucariótico y el mecanismo de gen splicing (empalme de genes).

- ¿Para qué sirvió?
- Ese descubrimiento permitió entender cómo funciona el ADN y, sin embargo, sólo tiene una relación indirecta con el cáncer.

- ¿Qué modelo de investigación le parece más eficaz, el estadounidense o el europeo?
- Es obvio que el estadounidense, en el que toma parte activa el capital privado, es mucho más eficiente. Tómese por ejemplo el espectacular avance de la industria informática, donde es el dinero privado el que financia la investigación básica y aplicada, pero respecto a la industria de la salud… Tengo mis reservas.
- Le escucho.
- La investigación en la salud humana no puede depender tan sólo de su rentabilidad económica. Lo que es bueno para los dividendos de las empresas no siempre es bueno para las personas.
- Explíquese.
- La industria farmacéutica quiere servir a los mercados de capital…
- Como cualquier otra industria.
- Es que no es cualquier otra industria: estamos hablando de nuestra salud y nuestras vidas y las de nuestros hijos y millones de seres humanos.
- Pero si son rentables, investigarán mejor.
- Si sólo piensas en los beneficios, dejas de preocuparte por servir a los seres humanos.
- Por ejemplo…
- He comprobado como en algunos casos los investigadores dependientes de fondos privados hubieran descubierto medicinas muy eficaces que hubieran acabado por completo con una enfermedad…

- ¿Y por qué dejan de investigar?
- Porque las farmacéuticas a menudo no están tan interesadas en curarle a usted como en sacarle dinero, así que esa investigación, de repente, es desviada hacia el descubrimiento de medicinas que no curan del todo, sino que hacen crónica la enfermedad y le hacen experimentar una mejoría que desaparece cuando deja de tomar el medicamento.
- Es una grave acusación.
- Pues es habitual que las farmacéuticas estén interesadas en líneas de investigación no para curar sino sólo para convertir en crónicas dolencias con medicamentos cronificadores mucho más rentables que los que curan del todo y de una vez para siempre. Y no tiene más que seguir el análisis financiero de la industria farmacológica y comprobará lo que le digo.
- Hay dividendos que matan.
- Por eso le decía que la salud no puede ser un mercado más ni puede entenderse tan sólo como un medio para ganar dinero. Y por eso creo que el modelo europeo mixto de capital público y privado es menos fácil que propicie ese tipo de abusos.

- ¿Un ejemplo de esos abusos?
- Se han dejado de investigar antibióticos porque son demasiado efectivos y curaban del todo. Como no se han desarrollado nuevos antibióticos, los microorganismos infecciosos se han vuelto resistentes y hoy la tuberculosis, que en mi niñez había sido derrotada, está resurgiendo y ha matado este año pasado a un millón de personas.

- ¿No me habla usted del Tercer Mundo?
- Ése es otro triste capítulo: apenas se investigan las enfermedades tercermundistas, porque los medicamentos que las combatirían no serían rentables. Pero yo le estoy hablando de nuestro Primer Mundo: la medicina que cura del todo no es rentable y por eso no investigan en ella.

- ¿Los políticos no intervienen?
- No se haga ilusiones: en nuestro sistema, los políticos son meros empleados de los grandes capitales, que invierten lo necesario para que salgan elegidos sus chicos, y si no salen, compran a los que son elegidos.
- De todo habrá.
- Al capital sólo le interesa multiplicarse. Casi todos los políticos – y sé de lo que hablo- dependen descaradamente de esas multinacionales farmacéuticas que financian sus campañas. Lo demás son palabras…
Fuente: La Vanguardia.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Josep Baselga, nuevo director español del Memorial Sloan-Kettering de Nueva York, líder mundial en cáncer

El oncólogo Josep Baselga (Barcelona, 1959) ha sido nombrado nuevo director médico del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York, un centro monográfico considerado de referencia mundial en la investigación y tratamiento del cáncer.

En su nuevo puesto dirigirá un equipo de 834 facultativos y administrará un presupuesto de 2.600 millones de euros al año.

 El oncólogo catalán cursó sus estudios de postgrado e inició su carrera como especialista en este hospital, con lo que su regreso a Nueva York cierra un círculo profesional que le ha convertido en uno de los oncólogos de mayor prestigio internacional.

 Tras permanecer en el Memorial durante varios años como médico, investigador clínico y profesor, en 1996 regresó a España para dirigir el área de Oncología Médica del hospital universitario de Vall d'Hebrón. En 2008, la Asociación Americana de Investigación Oncológica le concedió el Premio Rosenthal, instituido en 1977 para distinguir a investigadores de menos de 50 años cuyo trabajo haya reportado avances importantes en el tratamiento del cáncer. Era la primera vez que ese premio se otorgaba a un investigador que desarrollaba su trabajo fuera de Estados Unidos, y la asociación tuvo que cambiar sus estatutos para podérselo conceder.

 En 2010 Baselga se trasladó a Boston para dirigir la división de Oncología del Hospital General de Massachusetts, cargo que ha compaginado con la dirección del Vall d'Hebrón Instituto de Oncología creado bajo su mandato. En el Memorial coincidirá de nuevo con Joan Massagué, otro investigador español que figura entre los más citados del mundo por sus trabajos sobre metástasis.

martes, 8 de mayo de 2012

Uno de cada seis cánceres está causado por infecciones que se pueden evitar. La proporción aumenta hasta uno de cada tres en África

Cuando se habla de vacunas contra el cáncer se suele pensar en las específicamente dirigidas a que el sistema inmunitario ataque las células oncológicas. Pero hay otra variante, mucho más sencilla y desarrollada: las que evitan infecciones que van a ser, a su vez, causa de tumores. El caso más claro es la inmunización contra el virus del papiloma o la hepatitis. Y es que los agentes infecciosos son responsables de dos millones de casos de cáncer en el mundo. De los 7,5 millones que este conjunto de enfermedades causó en 2008 en el mundo, aproximadamente 1,5 millones se podía haber evitado combatiendo la infección previa. Los datos, que publica The Lancet Oncology, son un compendio de estudios dirigidos por Catherine de Martel y Martyn Plummer, de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer de Francia (IARC por sus siglas en francés). El hecho de que se trata de una consecuencia de una enfermedad fácilmente prevenible, como lo son muchas infecciones víricas (mediante vacunas), bacterianas (con antibióticos) o de otro origen hace que el reparto del impacto entre los países dependa de la capacidad de los sistemas sanitarios. Por eso, mientras en Australia y Nueva Zelanda la proporción de tumores de origen infeccioso es de poco más del 3%, en África llega hasta el 32,7%. En esta línea, Goodarz Danaei, de la Facultad de Medicina de Harvard, indica que el estudio demuestra que es posible combatir el cáncer extendiendo programas preventivos sencillos, con especial incidencia en la ampliación de la cobertura para las vacunas de la hepatitis B y el papiloma, que son responsables de gran proporción de los tumores hepáticos y genitales. Ver en El País.