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miércoles, 4 de enero de 2017

Entrevista a Alberto Garzón, Coordinador general de Izquierda Unida. “El populismo de izquierda no busca reconstruir la izquierda sino demolerla”

Entrevistamos a Alberto Garzón en la redacción de La Marea tras la victoria de Donald Trump en EEUU y con el ambiente en Europa enrarecido por el auge de la extrema derecha. Preguntamos al coordinador general de IU, por las causas del ascenso de los neofascismos y sobre los retos a los que se presenta la izquierda para limitar su implantación.

¿Cuáles cree que son las causas principales del auge actual de opciones neofascistas en Europa y el mundo?
Cada país tiene sus singularidades y no hay respuestas simples. Una de las variables fundamentales es que la extrema derecha sabe canalizar la rabia y la frustración de un espacio social al que llamaríamos los perdedores de la globalización, aquellos sectores sociales que durante las últimas décadas han visto mermadas sus capacidades materiales para desarrollar un proyecto propio como consecuencia de la dinámica del capitalismo y de la globalización. Esta frustración se canaliza a través de actitudes políticas que, en este caso, transmiten la xenofobia, el racismo o el machismo como una suerte de herramienta protectora que le devuelva sus supuestos privilegios. Fundamentalmente, es el aspecto económico el que hace que los perdedores de la globalización apoyen estas opciones en ausencia de alternativas.

¿Qué responsabilidad tiene la izquierda del auge de estas opciones?
La izquierda clásica nació como expresión de la clase obrera y las clases más populares, explotadas y oprimidas. Esto ha ido mutando. Es obvio que la clase trabajadora ha cambiado mucho en los últimos siglos y la izquierda institucional cada vez ha estado menos vinculada con los sectores sociales menos desfavorecidos, en algunos casos incluso despreciándolos, como describe Owen Jones en Chavs. No se establece una relación de igual a igual entre la izquierda institucional y estos sectores. Por otra parte, la izquierda ha ido centrándose en temas como el ecologismo o el feminismo, que para mí son imprescindibles, pero lo ha hecho a costa de abandonar las vivencias cotidianas y materiales de las clases populares. Esto explica por qué sectores claramente víctimas de la globalización, como los parados, apuestan fundamentalmente por partidos de derecha como PP y Ciudadanos, en torno a un 21%; otro 20% se abstiene; un 11% vota al Partido Socialista, y sólo un 13% en este momento vota a Unidos Podemos. Creo que es una manifestación clara de que hay una izquierda desconectada de los intereses de la clase que dice representar.

¿Qué peso pudo haber tenido en esto la Tercera Vía de Tony Blair?
Por decirlo de una forma provocadora, la izquierda se hizo más pija en la medida en que se ha institucionalizado al aceptar los códigos y los contornos de un sistema que por naturaleza es injusto. La Tercera Vía de Blair lo que hacía era comprar las instituciones del capitalismo y también el discurso que justificaba este capitalismo, dejando huérfana a las capas de la población que sufrían las consecuencias de este sistema, huérfana de referencias políticas. Esta gente luego encuentra un espacio en la extrema derecha por falta de alternativa, entre muchos otros factores. En España la situación es distinta a la del Reino Unido y EEUU, pero hay un correlato. Existe una izquierda institucionalizada que desde la transición aceptó que el régimen del 78 era el mejor instrumento para la vida de las personas. Pero éstas han seguido sufriendo regresiones políticas, sociales, económicas. La izquierda institucionalizada se ha ido alejando de la vida cotidiana de la gente que más sufre la precariedad, el desempleo y la opresión. El discurso y la práctica de esta izquierda se ha hecho ininteligible y pueden ser el caldo de cultivo para una extrema derecha también en nuestro país. Es la señal de alarma que hemos de ver.

¿Cree que el discurso anti-establishment que emplean formaciones de izquierda puede ser contraproducente ya que los frutos luego los recogen opciones de extrema derecha?
Creo que sí hay que tener un discurso anti-establishment y rupturista pero lo que no puedes es calcar los discursos xenófobos ni tirar por esa línea. Una cosa es aceptar que el sistema es malo y que por lo tanto tu eres antisistema. Eso es correcto, pero no puedes comprar, como hacen los socialistas en Francia, el discurso o parte del discurso xenófobo para mitigar. Eso alimenta a la bestia. No se trata de enfrentarse a la extrema derecha con nuestra capacidad discursiva porque es muy difícil explicarle a la gente que sus problemas cotidianos de no poder la luz o alimentarse tres veces al día tienen que ver con un sistema económico frente a un discurso que culpa a los inmigrantes. Si esa batalla discursiva es la solución estamos perdidos. La solución no es discursiva, es de práctica política. Eso quiere decir que necesitas organizaciones que estén en el núcleo del conflicto. Un desahucio es un conflicto social, igual que un despido o un asesinato machista. Allí deben estar las organizaciones mostrando solidaridad y ayudando a las víctimas de la crisis, especialmente de la crisis de la globalización. A la hora de prestar esta ayuda sí que se debe emplear el discurso que explica cuáles son las causas de la crisis. Así es posible canalizar la rabia y la frustración por la vía de la izquierda. Eso siempre había sido una enseñanza de la izquierda clásica. Está claro que el anarquismo y el movimiento obrero socialista no entraron en España por la vía de los manifiestos sino por la práctica. La solución no es copiar los discursos sino ser coherente con una práctica que lleva incorporado un discurso coherente.

¿No hubiera sido más práctico para mejorar las condiciones materiales de la gente haber llegado a un pacto con el Partido Socialista?
No, porque nosotros decimos que las soluciones no van a venir solo del lado de las instituciones. Las transformaciones sociales se hacen fundamentalmente fuera del parlamento. Tiene que ver con las transformaciones que hace el propio capitalismo fuera de las instituciones, tiene que ver con la autoorganización de la gente en sus barrios, con el cambio de la concepción del mundo. Un ejemplo para entender el fondo de estos debates algo abstracto es la Plataforma para los Afectados de las Hipotecas (PAH). Es lo que Gramsci llamó intelectual orgánico o colectivo, es estar en el centro del conflicto, praxis política, acompañado de un discurso pedagógico que sea capaz de elevar la rabia a compromiso político. Imaginemos que la PAH en vez de tener estos valores de izquierda hubiera tenido valores de extrema derecha. Probablemente, hoy estaríamos hablando de otro fenómeno. La extrema derecha podía haber aprovechado ese espacio para introducir su discurso fascista con más facilidad, precisamente por vincularlo a la praxis política.

Como Amanecer Dorado en Grecia, que ayuda a las víctimas de la crisis económica, o el Hogar Social en Madrid…
Efectivamente, no es una situación nueva. El marxismo siempre se ha interpretado como la filosofía de la praxis. Quizás lo que le ha transformado fue el giro posmoderno de los años 1960 y 1970, que le dio cada vez más peso al discurso. En España la rabia se ha canalizado a través de un 15-M, por lo tanto la extrema derecha tiene más dificultad en encontrar espacios. Pero no cabe la menor duda de que el triunfo de la iglesia católica se debe a su capacidad de solucionar los problemas de la gente. Cuando cogen el pan, cogen la biblia. Todo eso es evidente para todo el mundo menos una élite academicista que sigue encerrada en su torre de marfil.

Así también funciona cierto caciquismo en muchas partes de España.
Sí, también. La izquierda ha pecado durante mucho tiempo de desinteresarse por las cuestiones materiales. La derecha, sin embargo, sí se preocupa por ellas, y su discurso está muy vinculado a las vivencias cotidianas. Cuando el PP habla de recuperación económica en las familias, se entiende como “puedo tener trabajo” y “puedo comer”. Ese es el populismo más profundo que tiene el PP. Mientras, la izquierda habla de otros asuntos, que insisto son imprescindibles, como el ecologismo, el feminismo, los derechos civiles, pero a costa de abandonar la parte material de la vida. A final esta izquierda ha entrado en una contradicción consigo mismo. Decimos representar una clase social que no nos vota.

En EEUU desde los sectores más progresistas se ha ridiculizado a Trump y sus seguidores. ¿Este clasismo puede existir también en Unidos Podemos?
Cuando uno ve que hay jóvenes anti-Trump en las grandes ciudades, con una visión cosmopolita y una comprensión de ser ganadores de la globalización, jóvenes que en términos clásicos llamaríamos pequeños burgueses, que queman las zapatillas New Balance porque su director o empresario ha dicho que apoya a Trump, es en el fondo una forma de demostrar cierto desprecio a las razones por las que Trump ha ganado, en cierta medida porque parte de la clase trabajadora se ha sentido empujada a votarle. Porque la victoria de Trump tiene que ver con este cambio de la clase trabajadora, en este caso blanca, que le vota más que a otros candidatos republicanos. Analizar esto es mucho más importante para la izquierda, en lugar de demostrar y decir qué idiotas son los votantes de Trump. Las causas son materiales, también racistas, pero en el fondo del racismo también hay causas materiales. Los que viven en burbujas pequeño burguesas sencillamente no son capaces de ver lo que ocurre en barrios más populares. Es un problema de entendimiento y es el gran riesgo de la izquierda. Deberíamos cambiar también la composición de nuestras organizaciones, otorgar cupos para que haya dirigentes que son trabajadores manuales, trabajadores precarios, del ámbito de los cuidados, es decir hacer del partido un reflejo más puro de lo que es la sociedad que pretende representar. En Unidos Podemos los dirigentes somos fundamentalmente expresión de gente que es víctima de la crisis pero no por las mismas razones por las que lo es la gente en los barrios más populares. Somos jóvenes que han sufrido una falta de perspectivas por causa de la crisis, sin ascensores sociales, expulsados de las universidades o del trabajo, viviendo en el mundo de la precariedad, aunque hemos tenido ciertos soportes como apoyo familiar o del Estado social. Pero es muy difícil que pertenezcamos al sector que lleva cinco años sin ningún ingreso. Cuando hay gente que dice orgullosa que los votantes de Podemos son los más cultos, que confunden con los más preparados, para nosotros debería ser un problema.

También es un problema que Unidos Podemos tenga dificultades para llegar a sectores rurales…
En IU sí que llegamos con facilidad porque hay una tradición fuerte campesina vinculada al movimiento obrero, como en Andalucía. Pero es verdad que Podemos ha tenido una irrupción más fuerte en las grandes ciudades, en los sectores digamos más ilustrados, y tiene más dificultad de llegar al mundo rural. Hay que reflexionar y aceptar el enfoque de clase para ver dónde están las deficiencias y dónde están las posibilidades de resolverlas. En UP efectivamente tenemos el riesgo de decir representar a una clase pero que en el tiempo se está abriendo un camino muy amplio para la extrema derecha porque nosotros somos incapaces de cubrir este espacio, un espacio que todavía cubren PP, PSOE, Ciudadanos, el espacio de la gente más desposeída que cree que votar a estos partidos es mejor que votar a UP.

¿Y qué puede hacer Unidos Podemos hoy para mejorar las condiciones materiales de esta gente?
continuar aquí:Antonio Maestre y Thilo Schäfer
La Marea

domingo, 13 de noviembre de 2016

Feminismo & prostitución. “La prostitución no afecta solo a las prostituidas, sino a todas las mujeres”.

TribunaFeminista

La Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres ha organizado, por segundo año consecutivo, una Jornada Internacional en Madrid sobre Prostitución y Trata. La novedad de este año es que las mesas de expertos han estado ocupadas, únicamente, por hombres. Los ponentes han hablado sobre el papel de los hombres en la erradicación de la prostitución.

La Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres celebraba el jueves pasado la Jornada Internacional sobre Prostitución y Trata de Mujeres en el Ayuntamiento de Madrid. Se trata de la segunda jornada consecutiva que organiza la Comisión alrededor de este tema. Asunción Miura, representante de la Coalición Internacional contra la trata de Mujeres en España (CATW), Rosario Carracedo, representante de la Plataforma de organizaciones de mujeres por la abolición de la prostitución, y Susana Martínez, Presidenta de la Comisión para la investigación de malos tratos a mujeres, han sido las encargadas de presentar el acto. Susana Martínez, presidenta de la Comisión, ha agradecido la colaboración a las organizaciones participantes y al Ayuntamiento, lugar en el que se han celebrado estas segundas Jornadas. “Nuestras jornadas, desde los años 90, han tratado la materia desde diferentes perspectivas: tráfico internacional, tratamiento informativo, anuncios… Ahora queremos saber cuál es la responsabilidad de la demanda”, comenta. “Queremos complementar la jornada del año pasado y conseguir un punto de vista más novedoso mediante la implicación de los hombres en la erradicación.

Que sean ellos los que aportan y cuestionen los comportamientos de otros hombres que entienden las relaciones sexuales entre mujeres y hombres de forma dominante”, defiende la presidenta de la Comisión. Martínez ha añadido el efecto que esto tiene en la juventud: “Hay que cambiar el imaginario social”. “Esta Jornada gira en torno a los hombres porque las abolicionistas pensamos que la prostitución y la trata existen porque hay hombres que pagan por ello”, comienza Miura, explicando el porqué de una jornada con solo expertos. “Cada vez hay más hombres en desacuerdo con la prostitución, dispuestos a seguir luchando por una sociedad libre de violencia hacia las mujeres, entre las que se incluyen la trata y la prostitución”, asegura. Miura ha resaltado que “con la violencia, es imposible la igualdad”.

Necesidad de avances
España es uno de los países con más demanda, con más prostituidores. Por ello, el posicionamiento de los poderes públicos es fundamental. “Los partidos políticos tienen que considerar intolerable esta práctica y tienen que incluir en sus programas medidas reales y efectivas para acabar con esta lacra”, propone la representante de CAWT. Rosario Carracedo ha resaltado la importancia de que exista un debate en torno a esta temática. “En 22 años, hemos avanzado conceptualmente. El tema ha formado parte del debate del movimiento feminista, de la doctrina académica… Hemos avanzado y presionado a que los partidos políticos hayan tenido que introducir en su agenda alguna mención, aunque tibia”, reflexiona Carracedo. En el año 1995, el proxenetismo fue despenalizado y, desde entonces, ha habido un total de 30 modificaciones legislativas en el Código Penal. “En 2003 conseguimos que se volviera a incluir la penalización de nuevo.

El Tribunal Supremo lo derogó. En 2015 parecía que lo conseguíamos, pero volvieron a parar la reforma”, cuenta Carracedo. Mientras esto sucede en España, en Europa sí que se ven avances. Francia es un país pro-abolición y ha desarrollado políticas públicas compatibles con la igualdad. Por otro lado, en 2016, el Parlamento Europeo reflejó que la prostitución, el consumo sexual de mujeres por un precio, constituía una práctica de desigualdad. Richard Poulin es uno de los hombres que la Comisión ha seleccionado para estas jornadas. Poulin es Profesor Emérito del Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de Ottawa y profesor asociado del Instituto de Investigaciones y Estudios Feministas de la Universidad de Quebec. También es autor, entre otros, del libro Sexo, capitalismo y crítica del valor. Su ponencia se ha basado en estos pilares que considera inseparables.

Relaciones construidas en desigualdad
“Una de las primeras preguntas que hay que hacerse es cuál es la ventaja para un hombre cuando paga por tener sexo. Lo único que existe es el placer de saber que es más humano que la persona a la que está pagando, porque al pagar por ella la estás convirtiendo en un objeto”, explica Poulin, comparándolo con el racismo, donde hay un sentimiento de superioridad. Es en el “creerse superior” donde se encuentra su felicidad. “La prostitución tiene una relación directa con la violencia sexual, porque mediante el pago se asume un ‘consentimiento’ y conviertes a una persona en prostituida”, refleja Poulin. En España, un 40 por ciento de hombres pagan por tener sexo. Esto fomenta la creación de relaciones en desigualdad, en una sociedad violenta desde el punto de vista sexual.

“La prostitución no es un acto individual, no es una elección ni una relación de compra-venta en igualdad. Los hombres compran sexo para sentirse superiores y esto no afecta solo a las prostituidas, sino a todas las mujeres. Desconocemos que es una relación social de desigualdad entre sexos”, comenta Poulin.

En las últimas décadas, hemos asistido a un crecimiento de la prostitución, de la trata de mujeres con fines de explotación sexual, del turismo sexual y de la pornografía. “Estamos fomentando la aparición de violadores cada vez más jóvenes, insensibles ante la violencia sexual por el consumo de la pornografía. Su imaginario sexual se construye a través de esas imágenes que cada vez consumen más pronto. El único placer importante en la pornografía es el masculino”, denuncia Poulin. Actualmente, los niños comienzan a consumir pornografía hacia los 12 años y las niñas alrededor de los 13.

Regular la prostitución es banalizarla “La banalización de la prostitución se origina en los estados en los que se regula. Desde ese momento, el Estado avala esas relaciones sociales desiguales y, además, vemos cómo crece la prostitución”, plasma Poulin. El porcentaje de prostituidores en los países donde se ha legalizado, como Países Bajos (60), Alemania (66), Camboya (65) o Tailandia (95), es mucho mayor que en otros donde no es legal como Canadá (11,1), Suecia (13), Francia (12,5), Noruega (13) o Estados Unidos (16).

Con la legalización, hay una expansión de la prostitución, por lo que se recurre a mujeres extranjeras para satisfacer la demanda que crea el turismo sexual, ya que hay un mayor número de prostituidores locales y extranjeros. “La trata de mujeres hace que los precios bajen y se fomenta el turismo sexual. Son las políticas del neoliberalismo”, denuncia Poulin, que incluye la perspectiva económica. “No se pueden separar los distintos niveles de análisis”, justifica.

Ideología neoliberal
Los estados con políticas neoliberales han fomentado la desregulación y el fin del Estado del Bienestar. “La ideología imperante es que cada uno es responsable de su suerte. Si has fracasado no es culpa del estado o del sistema, sino tuya, por eso nos encontramos ahora tantos manuales de psicología para tener ‘éxito’ en la vida”, comenta el Profesor. Siguiendo esa línea, Poulin denuncia que a estas mujeres se les inculca la idea de que son culpables y que si están en el mundo de la prostitución es porque quieren. “Estas mujeres no son vistas como víctimas, sino como responsables”, destaca. Y añade: “Además, no tenemos que intervenir en contra de su prostituidor, porque los proxenetas son considerados empresarios o protectores”.

Todo lo que puede hacer el Estado, si considera a las mujeres responsables de su prostitución, es tener una legislación a la que puedan recurrir como cualquier otra persona trabajadora. El Estado permite así que las mujeres evolucionen en ese medio en condiciones que dicen aceptables. “El Estado presenta dos caminos: la creación de burdeles y zonas de tolerancia; y la penalización a quienes no lo hacen legalmente. En ambos casos, quienes pierden son las prostitutas. Si optan por el primer camino, sus ingresos se verán ampliamente reducidos en favor del burdel. Si no lo hacen, serán criminalizadas por el propio Estado”, denuncia Poulin.

La educación como solución principal
“Para luchar con eficacia contra eso, se debe permitir por ley que las mujeres puedan estudiar. Muchas mujeres han dejado su hogar jóvenes, sin estudios, y se han visto sin alternativa a la hora de encontrar un trabajo. Sin otra opción, solo pueden practicar la prostitución para sobrevivir. Es una perpetuación sin fin”, refleja. Asimismo, el Profesor asegura que –además de la legislación- se debe educar al alumnado de los centros educativos para que se impida la captación, pero también para evitar que los niños se conviertan en futuros prostituidores. “Sin clases de educación sexual, el discurso pornográfico es el que enseña a la juventud. Tenemos un problema si ese es el aprendizaje. Si el porno es lo que construye su imaginario, la violencia sexual será considerada como algo común y banal”, reflexiona Poulin.

Para finalizar la ponencia, Richard Poulin ha asegurado que la industria del sexo se debe analizar como un todo, que aúna prostitución, trata de mujeres, turismo sexual y la industria pornográfica, que sirve como propaganda para todo lo demás. “La igualdad se conseguirá cuando no haya relaciones mercantiles”, culmina.

Fuente:
http://tribunafeminista.org/2016/10/la-prostitucion-no-afecta-solo-a-las-prostituidas-sino-a-todas-las-mujeres/

miércoles, 9 de noviembre de 2016

De la evaluación a los alumnos a la evaluación de los docentes o de la muerte de la pedagogía

Introducción
El Consejo Federal de Educación (CFE), constituido por los ministros de educación de todas las provincias y de la Ciudad de Buenos Aires, bajo la presidencia del Ministro de Educación y Deportes de la Nación, reunido en la provincia de San Luis, el 23 de agosto de 2016, aprueba un documento clave en la “gestión” de la vigente política educativa de índole neoliberal: “Argentina Enseña y Aprende. Plan Estratégico Nacional 2016-2021.”(1) En cinco oportunidades señala explícitamente que sus considerandos se fundamentan en la Ley Nacional de Educación nº 26.206/2006, sancionada bajo un gobierno progresista. El apartado 2, ítem 2.2.4 afirma: /el/ “desarrollo de una política de evaluación docente de manera gradual y consensuada”. (2) Independientemente de la cuestión que nos atañe, la evaluación docente, la presente “gestión” de gobierno no se caracteriza por el consenso, más allá de la enunciación en múltiples oportunidades del término “diálogo”, tampoco hubo consenso con el “Operativo Aprender 2016”, puesto que se “aplicó” una evaluación a los alumnos, la evaluación fue sobre-otros y no con-otros, en la acepción freireana. Lo que sí entrevemos es que existe una gradualidad forzada (3) en la concreción de las políticas neoliberales en educación, con drástica ausencia de información significativa del real sentido global de la reforma educativa que se intenta implementar.

Qué nos dice uno de los fundadores del neoliberalismo
Los fundadores (fundamentalistas) de la economía de mercado o neoliberalismo son prístinos en su lenguaje, no ocultan, ilustran con claridad. Así, aparece el sentido de la privatización de la educación en Milton y Rose Friedman, quienes sostienen: “Es bastante deseable que todos los jóvenes, independientemente de la riqueza, de la religión o del color, o, también, del nivel social de sus propias familias, tengan la oportunidad de recibir tanta instrucción cuanto puedan asimilar, siempre que estén dispuestos a pagar por ella, sea en el presente, sea a costa de rendimientos superiores que percibirán en el futuro, gracias a la instrucción recibida.” (4) Si bien este párrafo se especifica para el nivel superior de educación, establece un marco de referencia para todo el sistema educativo. En la actualidad, teniendo en cuenta las condiciones de pobreza de la mayor parte de la población mundial, la noción privatizadora se verbaliza o expone de otro modo, los discursos son diferentes, las maneras son diferentes, pero el trasfondo mercantilista es el mismo.

El caso que nos atañe, en este texto, es el de la evaluación docente, no como fin en sí misma, sino como herramienta funcional para la mercantilización de la educación. Extrapolando una categoría de Carlos Marx, hasta puede encuadrarse en lo que él denomina “fetichización de la mercancía”.

Dentro de esta problemática ubicamos a maestros y maestras que aún precarizados en sus condiciones laborales de existencia intentan enseñar, bien o mal, mientras tanto se los pretende evaluar desde estándares parametrizados, relacionando los resultados al ingreso y permanencia en sus cargos, relacionando los resultados al salario.(5)

Al respecto, ilustrativamente, veamos el caso de Fernanda, maestra de Juancito.
Juancito vive en un hábitat sucio, hacinado; la escuela le ofrece un mínimo espacio limpio donde cada uno ocupa un espacio propio. Vive dentro de relaciones donde papá y mamá pueden ser ni papá ni mamá, familia desquiciada; la escuela le ofrece un maestro, un maestro, que puede tener conflictos, pero es maestro y con otros maestros que son maestros. Vive en un lugar donde la estética es la falta de estética; la escuela le ofrece la posibilidad de dibujar, de colorear. Vive en un lugar sin sorpresa, pues la pobreza y miseria no le da otra posibilidad; la escuela le ofrece la posibilidad de decir, hablar, hacer cosas muy buenas y que no han sido previstas, que excede a las normas y estándares, pues algo de creatividad siempre es posible. Vive en un lugar donde papá, o quien hace de él, lo maneja y descarga en él sus frustraciones; la escuela le ofrece alguien que, bien o mal, se preocupa de él. Vive con un papá al que solamente le importa su hijo en la medida en que no está en casa (no se pregunta tanto si aprende, sino “¿qué hago con mi hijo si no hay clases?”); en la escuela puede lograr un poquito aprender lo que en casa se le puede negar. Vive en un lugar donde las necesidades son de urgencia, no pueden esperar, y si no se cumplen, no come lo suficiente; en la escuela se le intenta enseñar a esperar cuando tiene dificultades, esperar para lograr los objetivos, aunque no fueren demasiados. … y muchos, pero muchos más ejemplos podrían darse. Pero Fernanda, su maestra, es evaluada, y se le pregunta acerca del Proyecto Educativo Institucional como también acera del tsunami de normativas existentes, y no responde lo que se espera que responda ella y todos los maestros, de la misma manera, como la Coca-Cola es la misma en Tailandia, Grecia, Estados Unidos de América y Argentina, es la misma en Los Altos de San Isidro y en la Villa de las Cavas: entonces, Fernanda, su maestra, es evaluada y aplazada, no sirve. Sin embargo, no se miden los resultados en el deterioro del tejido social como efecto de la hiper especulación financiera durante la última dictadura cívico militar, de la década del noventa y sus incidencias en los primeros años del tercer milenio, tampoco se miden las consecuencias de la especulación financiera que se gesta actualmente, no se miden a los pocos responsables que produjeron tamaño magnicidio, responsables que luego dictaminan desde sus propios intereses cuáles deben ser las políticas públicas. No se miden las implicanciones en el deterioro del tejido social, en la destrucción de las expectativas de las jóvenes generaciones y en el deterioro del universo simbólico cultural siendo que el aula de la escuela pública es caja de resonancia de las mencionadas problemáticas. Pareciera que se “borraron de un plumazo” a los victimarios, y Fernanda es una víctima, pero se la muestra como victimaria. Se borró la historia del conquistador.

Qué dicen los medios de difusión (6) en México, en Argentina es similar
La ONG Mexicanos Primero, quien tuvo la misión de desprestigiar a los docentes mexicanos (7), nos ilustra: “La calidad educativa tiene muchos ángulos, pero el logro de los aprendizajes es imprescindible. Los resultados de evaluaciones nacionales e internacionales arrojan porcentajes de logro por debajo del básico o insuficiente para las mayorías. Sólo 62 de cada 100 alumnos acaban la primaria en los seis años previstos; 3 se pierden en el paso de primaria a secundaria; este nivel es completado en los tres años previstos por sólo 45 de los 100 inscritos; el resultado: menos de la mitad de los mexicanos tienen la esperanza de estar en preparatoria a los 15 años.” (8)

Es el mismo estilo de discurso de las actuales autoridades políticas de nuestro país. “Para saber dónde estamos parados” (9), constante latiguillo enunciativo, se explicita con datos estadísticos, con el lenguaje de los derechos humanos a la educación, así en las publicidades o discursos políticos aparecen los términos: por la justicia, por la igualdad, por los derechos humanos. Empero, esos “datos duros” no serían tan “duros” e inducirían a falsedad, pues la información estadística se comprende a partir de determinados marcos teórico-político-valorativos, y no son “puros” en sí mismos.(10) Cuando desde el Estado, v. gr., se afirma que el 50% de los que reciben título secundario no sabe leer, se lo hace solo para presentar a los egresados como víctimas y a sus docentes como victimarios.

Veamos un pantallazo de la ONG Mexicanos Primero, cuyo perfil es netamente privatista, mercantilista. Claudio X. González Guajardo, co-fundador y primer presidente de Televisa, es el actual presidente de la ONG Mexicanos Primero, sostenida a su vez por Televisa, Bimbo, Kimberly Clark. También colaboran con las mismas ideas el Consejo Coordinador Empresarial, la Confederación Patronal de la República Mexicana, la Cámara Nacional de Comercio, la Asociación Mexicana de Intermediarios Bursátiles y el Consejo Mexicano de Negocios. Además recibe el apoyo de la Universidad Anáhuac, la Universidad La Salle de Chihuahua, el Colegio Israelita de México, la Universidad Hebraica y la ultraderechista Unión Nacional de Padres de Familia.(11)

En Argentina es la Fundación Cambio Democrático quien se encuentra a cargo del denominado “Compromiso por la Educación” del Ministerio de Educación y Deportes de la Nación.(12) La Fundación Cambio Democrático, forma parte de la Red Argentina para la Cooperación Internacional, RACI. Entre otros apoyan a RACI: Ashoka (13), Avina, Fundación Carolina, National Endowment for Democracy –NED- (Fundación Nacional para la Democracia), United States Agency for International Development –USAID- (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) (14), Banco Mundial, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico de la Unión Europea –OCDE-, Embajada de los EE.UU., Universidad de San Andrés, etc. (15) Ashoka, Avina y la Fundación Carolina son también auspiciadas por la USAID. Todo ello signa el perfil netamente privatista, mercantilista de la citada fundación.

Consideremos que en la etapa neoliberal adquieren enorme importancia las denominadas ONGs (16), en general, auspiciadas por el sector privado hegemónico y por Estados con poder hegemónico, ambos asociados, así en última instancia, son esas ONGs, organizaciones no gubernamentales (17), fuertemente marcadas por el neoliberalismo mercantilista, quienes “dictan” a los Estados Nacionales las políticas públicas.

¿Cuál es el sentido último de esta reforma?
Una fuerte definición de Mauricio Macri, actual presidente de Argentina, sobre las políticas públicas (¿públicas? (18), con peso en el sistema educativo, es la siguiente: “Lo central es que una empresa funcione bien, no si es pública o privada.” (19) En el mundo entero los Estados Nacionales, Provinciales y Municipales, en su conjunto, destinan enormes cantidades de dinero para financiar la educación pública. Imaginemos la magnitud de todos los presupuestos económicos estatales de los países del mundo entero bajo este modelo: es un gran negocio para los sectores privados y, en general, para las políticas mercantilistas vigentes.

En este enfoque, uno de los anhelos sería implementar, digamos, “la niña bonita” o “la perla” del neoliberalismo en educación constituida por las “escuelas concesionadas” (20), en lengua inglesa “charters schools” (21). Son escuelas donde el Estado subsidia a la demanda (se entregan bonos o vouchers por alumno y, según la cantidad de ellos, es el dinero que cada docente y escuela recibe), se accede y renuevan los cargos por contrato, sean de directivos o docentes, a partir de proyectos que se monitorean y su incumplimiento puede ser motivo de rescisión contractual, mientras que el pago de los salarios es por productividad, y la responsabilidad gerencial es asumida desde alguna organización de la sociedad civil, padres o docentes concordantes con este perfil. Es el modelo de escuelas preferido en los Estados Unidos de América, que implica una descentralización y privatización total del sistema educativo (22) con los dineros del erario público. Aún, insólita y engañosamente, pueden funcionar bajo el nombre de la pedagogía liberadora de Paulo Freire, por ej., “The Paulo Freire Charter High School” en el Estado de Nueva Jersey de los EE.UU. (23), que se justifica con un modelo pedagógico que incluye la pregunta, la investigación, la reflexión y acción mediante el aprendizaje de una efectiva participación ciudadana a fin del mejoramiento de la comunidad (24), en función de la “justicia social” en educación (25). Discursividad tal en nuestro país tiene sus referentes. Así, v.gr., la vicedirectora del Instituto Nacional de Formación Docente, INFOD, Florencia Mezzadra, quien hace referencia a la “pedagogía dialogante” de Paulo Freire (26), cuestión que raya en el ridículo como si se bautizara al Banco Mundial con el nombre de Carlos Marx o al Fondo Monetario Internacional con el nombre de Che Guevara, exabruptos que tenderían a normalizarse en el tiempo.

Ya no tan lejos se encuentra nuestro país tamaña dislocación con las denominadas “comunidades de aprendizaje. En el decir de la ONG Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento, CIPPEC (27), "Las Comunidades de Aprendizaje están basadas en la pedagogía del educador y pedagogo brasileño Paulo Freire, en la interacción y sobre todo en la transformación del contexto. El objetivo es que a partir de la transformación de la escuela se pueda llegar a la transformación de la comunidad" (28), donde se auspician las denominadas “actuaciones de éxito” (29), y que ya se propone a partir del año 2015 como experiencia piloto (30), bajo el apoyo de CIPPEC, la fundación de la empresa Natura y la Universidad de Barcelona, en los establecimientos de nivel primario Nº 77 "Pedro Goyena", Nº 1254 "Tomás Espora”, Nº 1314 "Victoria Olga Cossettini” de Rosario y la escuela Nº 153 "Gral. Las Heras" de Alvear, con una participación de más de 2.000 personas entre alumnos, docentes, directivos, asistentes escolares y familiares (31), donde los padres no pagan ningún arancel, por lo que para ellos la educación es gratuita, aunque bajo la alianza entre el sector privado, una universidad española y el gobierno de la provincia de Santa Fe. También, durante el año 2015, se crean en la capital de la provincia de Salta la escuela primaria de modalidad intercultural bilingüe nº 4100 de la localidad de Yacuy, la escuela primaria nº 4647 Dr. Mariano Boedo y el bachillerato salteño para adultos nº 7169. (32) En este tipo de escuela, por definición de la misma, para supuestamente ayudar con la enseñanza, ingresan al aula escolar familiares, amigos y amigas, vecinos y vecinas del barrio, miembros de asociaciones y organizaciones vecinales y locales, personas voluntarias (33), con lo que se daría el ingreso a las ONGs., así, por ejemplo, los pasantes de la ong “Enseñá por Argentina” (34) en algunas escuelas estatales de la Ciudad de Buenos Aires, a pesar de la crítica del sector gremial Ademys. La idea es que ingresen miembros de la “sociedad civil”, lenta pero firmemente, así también, vale el Proyecto REMA (recuperación de materias) del 2016 en la Ciudad de Buenos Aires, impulsado por la Subsecretaría de Coordinación Pedagógica y Equidad Educativa, que fomenta el ingreso de personas fuera del Estatuto del Docente para “fortalecer” los aprendizajes de los alumnos que lo requieran (35), también criticado por Ademys.

Retomando el significado de las escuelas bajo la modalidad “comunidades de aprendizaje”, dada la falta de información y considerando los documentos oficiales, a veces existen en ellos párrafos que convendría leer “entre líneas”, ¿mera suspicacia? Usualmente, en los textos pedagógicos, cuando se enuncia el sujeto “comunidad” se lo hace en tanto “educativa”. Llama la atención que en un texto normativo de crucial importancia como es el Anexo de la Resolución 285 del Consejo Federal de Educación, del 23 de agosto de 2016 en la Provincia de San Luis, aparezcan en dos oportunidades el término “comunidades de aprendizaje”, a saber: “Impulsar un nuevo compromiso por la educación con el objetivo de generar comunidades de aprendizaje que impacten positivamente en la vida de los/as estudiantes y educadores/as” y “Generación de redes y comunidades de aprendizaje y de trabajo colaborativo entre docentes y entre directores/as de escuela”. (36)

La mercantilización de la educación que denominamos neoliberalismo en educación, sintetizando, pasa po la descentralización o fragmentación del sistema educativo, fragmentación hasta por escuela, cuya fundamentación radica en cada Proyecto Educativo Institucional, el destino de los fondos del erario público a las arcas de los sectores privados,una hiper inflación normativa o tsunami normativo (37) que oculta, en tanto justifica y legitima, el desamparo laboral (38) y la precariedad en los aprendizajes de los alumnos, que incide en la desvaloración social y política de los docentes, la conceptualización de la misma teoría pedagógica (39) con un trasfondo economicista, y aún con rasgos potentes de “falsa conciencia” puesto que mediante discursos sugestivos y provocativos justifica y legitima el desamparo o la orfandad del docente en el aula escolar, culpabilizándolo personalmente a él, y solamente a él más que nada, del fracaso en el aprendizaje de los alumnos, (40) el poner dentro (inclusión (41) de la escuela masivamente alumnos, mientras se los pone fuera (exclusión (42) de una real alfabetización, lo que resulta pretexto para la aplicación de mediciones a partir de estándares de los aprendizajes, a modo de mercancías cuya calidad puede ser medida y comparada con la medida de otras mercancías, dando pie a políticas educativas neoliberales fundadas en la meritocracia.

la creación de tipos de escuelas que favorecen al mercado, concluyendo, por último, en la precarización del rol educador a partir de una reforma laboral mediante la evaluación a los docentes.

Evaluación a los docentes (43)
En mi texto “La evaluación como práctica política opresora y colonizadora” he trabajado la cuestión de la evaluación a los docentes, por lo que en este apartado haré algunas breves consideraciones más.

Al respecto de la evaluación a los docentes, nos dice lúcidamente el especialista mexicano en educación Ángel Díaz-Barriga:

“La intención ha sido siempre evaluar a los maestros para poder correrlos. Aunque formalmente se hable de la calidad de un buen docente, en realidad el tema central es que la evaluación habilita al gobierno para despedir profesores.” “Es muy importante que la evaluación no sea individualizada. Es incorrecto pensar que los maestros mejoran a través de sistemas de evaluación individualizados. Si queremos que la evaluación realmente tenga impacto en la mejora del trabajo educativo, tenemos que tomar a la escuela en su conjunto como unidad de evaluación. De este modo, podremos comparar una escuela con otra que realmente sea comparable. Esto nos permitiría preguntarnos por qué se producen resultados distintos bajo condiciones similares.” (44)

Además, importa señalar en relación a los sistemas de evaluación individualizados, bajo el pretexto de la calidad educativa, que fragmenta a toda la comunidad, se anula todo sentido de comunidad pedagógica y aún se pretende anular la posibilidad de organización sindical en virtud de reducir a los docentes a meros individuos preocupados por su lugar laboral, por su propia subsistencia (45). Y todo ello, a veces se afirma hasta bajo el manto de un pregonado Paulo Freire absolutamente distorsionado, vaciado o “lavado”. Así, aludiendo al pedagogo brasileño, la ultra neoliberal ONG Mexicanos Primero afirma: “Paulo Freire decía que necesitan tanto de formación técnica, científica y profesional como de sueños y utopía”.(46)

O bien, “Paulo Freire insistía en que los educadores tenemos la obligación de no perder nunca la esperanza, de ser optimistas para conquistar un futuro mejor. La propuesta pedagógica contiene elementos que alimentan el optimismo, /sin perder/ el ojo crítico.”(47)

En México, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) es activamente obsecuente a los dictados de Mexicanos Primero y a la evaluación docente como política de Estado, que en esa nación tiene rango constitucional. Quien se opone, hasta en la calle y con represión, es la otra central, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Veamos la cosa desde Argentina.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=218730

miércoles, 27 de julio de 2016

¿Qué pasa en la Facultad de Letras? Jordi Ibáñez fundamenta la necesidad de la literatura, la filosofía, la filología o la estética frente a una administración que tiende a minimizarlas cuando no a amenazarlas.

Este no es un libro para profesores universitarios. Escrito con generosidad y benevolencia, sin pedantería y sin rencor, puede disfrutarlo cualquier lector “culto” o al menos interesado en “las letras”, pues su tema es el significado y el lugar de esas “letras” en el mundo contemporáneo. Su forma es la de un diario en el que se registran anotaciones con orígenes variados, pero incluso los “tres estudios” con los que acaba el texto mantienen el mismo ritmo estilístico —ensayístico, tentativo, narrativo y exigente— del resto del libro.

En este registro autorreflexivo, Ibáñez despliega los principales argumentos que suelen utilizarse para definir la literatura, la filosofía, la filología o la estética, y para fundamentar su necesidad frente a una administración educativa que, tras haberlas minimizado en el bachillerato, las amenaza en la enseñanza superior; y no es nada complaciente: muestra la grotesca grandilocuencia con la que a menudo sus apologetas —ya sea en calidad de profetas o de resentidos— enaltecen las virtudes de la cultura literaria y crítica al precio de dar de ella una visión ahistórica y falsificada, y matiza con mucha elegancia los argumentos de quienes se presentan como detractores o enemigos de las “humanidades”. Dedica, por ello, una buena porción de páginas a despachar sobre este asunto con los otros dos Jordis, Llovet y Gracia, que han intervenido recientemente en él, desmontando pieza a pieza la melancolía y el entusiasmo, aunque su dictamen no es salomónico ni imparcial. Y, al final (lo cual es cada vez menos corriente), se compromete con una explicación de lo que significan y valen las “letras” en nuestras sociedades, y de su alcance moral y político. Aunque se trate de una conclusión de las que no podrían ocupar los últimos minutos de un telediario, ni siquiera caber en la respuesta a las preguntas de un entrevistador en un programa cultural, ni tampoco tener un lugar relevante en un informe para la mejora de las universidades públicas, todavía puede escribirse en un periódico: «para que el mundo de la política y sus mentiras a medias no lo contagien y lo ensucien todo (…),
para que la lucha por el poder no nos someta a una extendida y sostenida pantomima basada en la práctica de la intoxicación
(…), para que la política, en fin, no se apodere de nuestros mejores y más nobles deseos (…), hay que pensar en unas zonas sagradas, en unos diques de contención, en unos puntos de referencia en los que la posibilidad de decir lo que son las cosas sea todavía una experiencia consistente, dotada de realidad y de sentido». Esos diques son los estudios de filosofía y letras (o, mejor dicho, son lo que constituye el objeto de esos estudios). Y lo malo es que en su interior también los acosadores cuentan con unos poderosísimos aliados dedicados exhaustivamente a convertir las “letras” en una inversión rentable a medio plazo.

Pero, sin ser un libro para profesores de universidad, en sus páginas encontramos quienes lo somos la referencia constante al tormento que, mucho más que la supuesta “pérdida de rango” social que sufrimos, mina diariamente nuestra resistencia y tiende a ocupar todas nuestras conversaciones, antaño dedicadas a temáticas mucho más floridas, amargando la existencia a los más mayores y secuestrando la actividad intelectual y vital de los más jóvenes: me refiero a los sistemas de evaluación y promoción que determinan de antemano a qué congresos hay que asistir, qué artículos hay que escribir y en qué revistas han de publicarse, cuántos puestos de gestión hay que ocupar y, en definitiva, «todo, menos el criterio del interés o la originalidad, o la consistencia real de lo que se presenta para ser evaluado» (y esto no es patrimonio exclusivo de las humanidades, claro está). En los países civilizados, dice Ibáñez, se mira a la cara de los candidatos y se leen sus libros y artículos. En el nuestro, «se evita mirar a nadie a los ojos, conversar con él, leer sus cosas, discutirlas. Toda referencia al talento y la inteligencia se considera un signo de mala educación y una ofensiva impertinencia». Y aquí no estamos sencillamente ante unas medidas impuestas por un poder exterior, sino ante un sistema del que somos tanto víctimas como cómplices. Si todos sabemos que es ignominioso, ¿por qué no hacemos algo al respecto? Pues claro está: porque nos beneficiamos en mayor o menor medida de esa mediocracia, no solamente como evaluados (es mucho más fácil seguir un manual de instrucciones que escribir algo interesante) sino también como evaluadores (es mucho menos comprometido aplicar un baremo numérico que juzgar la calidad de un artículo). Tengan todo esto en cuenta cuando escuchen a rectores y ministros hablar de “calidad de la enseñanza” y de excelencia en la investigación.

El reverso de la historia.
Apuntes sobre las humanidades en tiempo de crisis. Jordi Ibáñez. Barcelona, Calambur, 2016, 298 págs.

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/07/19/babelia/1468926221_421135.html?por=friso

domingo, 5 de junio de 2016

El FMI admite que el neoliberalismo es un fracaso. Después de haber dado poder al 1 por ciento y empobrecido a millones...

La semana pasada un departamento de investigación del Fondo Monetario Internacional (FMI) hizo público un informe en el que admite que el neoliberalismo ha sido un fracaso. El informe, titulado Neoliberalism: Oversold? (¿se han exagerado los meritos del neoliberalismo?), es una esperanzadora señal de la muerte de esa ideología. El FMI está atrasado solo unos 40 años. En relación con el informe, Naomi Klein tuiteó: “Entonces, los multimillonarios creados [por la ideología] devolverán el dinero, ¿no es así?”. Muchos de los hallazgos del informe que sacude el centro mismo de la ideología neoliberal se hacen eco en lo que sus críticos y víctimas vienen diciendo desde hace varias décadas.
“En lugar de promover el crecimiento”, dice el informe, las políticas de austeridad propiciadas por el neoliberalismo han hecho que se reduzcan las regulaciones para limitar el movimiento de capitales y que, de hecho, “aumente la desigualdad”. Esta desigualdad “podría por sí misma debilitar el crecimiento...”. Por lo tanto, señala el informe, “los responsables políticos deberían estar mucho más abiertos a la redistribución [de la riqueza] de lo que lo están”.

Sin embargo, el informe omite mencionar algunos aspectos notables de la historia y el impacto del neoliberalismo.

El FMI sugiere que el neoliberalismo ha sido un fracaso, pero ha funcionado muy bien para el 1 por ciento de la población mundial, algo que ha sido siempre el propósito del FMI y el Banco Mundial. Tal como informó Oxfam a principios de este año, el 1 por ciento más rico del mundo posee tanta riqueza como el resto de la población del planeta (del mismo modo, la periodista de investigación Dawn Paley ha comprobado en su libro Drug War Capitalism (la guerra capitalista contra la droga) que la guerra contra la droga, lejos de ser un fracaso, ha sido un éxito enorme para Washington y las corporaciones multinacionales).

El informe del FMI ha elegido a Chile como caso de estudio del neoliberalismo, pero no menciona ni una sola vez que allí se aplicaron sus puntos de vista económicos durante la dictadura de Pinochet –respaldada por Estados Unidos–, una omisión muy importante de los investigadores, que no ha sido casual. Es un conocido tópico que en toda América latina, el neoliberalismo y el terrorismo de Estado han ido siempre de la mano.

En 1977, en su Carta abierta a la Junta Militar Argentina, el valiente periodista argentino Rodolfo Walsh denunció la represión de ese régimen, una dictadura que organizó el asesinato y la desaparición de más de 30.000 personas.

“No obstante, estos acontecimientos, que conmueven la conciencia del mundo civilizado, no constituyen el mayor sufrimiento infligido al pueblo argentino, tampoco la peor violación de los derechos humanos que ustedes han cometido”, escribió Walsh respecto de la tortura y los asesinatos. “Es en la política económica de este gobierno donde uno advierte no solo la explicación de los crímenes, sino una gigantesca atrocidad que castiga a millones de seres humanos: la miseria planificada... No tienen más que darse una vuelta de unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez con que esa política ha convertido la ciudad en una ‘Villa Miseria’ de 10 millones de personas.”

Tal como lo demuestra vívidamente Noami Klein en su Shock Doctrine, esta “miseria planificada”, formaba parte de la agenda que el Fondo Monetario Internacional ha impulsado durante décadas.

Un día después de que Walsh enviara por correo la carta a la Junta, fue capturado por el régimen, asesinado, quemado y su cadáver arrojado a un río, es decir, una víctima más de los millones de ellas que el neoliberalismo se llevó por delante.

Benjamin Dangl ha trabajado como periodista en América latina, ocupándose durante más de una década de los movimientos sociales y la política en el continente. Es autor de Dancing with Dynamite: Social Movements and States in Latin America y de The Price of Fire: Resource Wars and Social Movements in Bolivia. Hoy día, Dangl está cursando un doctorado en Historia de América latina en la McGill University; es editor de UpsideDownWorld.org, un sitio web sobre activismo y política en América latina, y hace el mismo trabajo en TowardFreedom.com, una mirada progresista de los acontecimientos mundiales.

Fuente: http://www.counterpunch.org/2016/06/01/after-empowering-the-1-and-impoverishing-millions-imf-admits-neoliberalism-a-failure/
Benjamin Dangl Counterpounch Traducción del inglés para Rebelión de Carlos Riba García.

lunes, 16 de mayo de 2016

Neoliberalismo: la raíz ideológica de todos nuestros problemas. Desde el colapso económico hasta el desastre ambiental, pasando por el ascenso de Donald Trump: el neoliberalismo ha desempeñado un papel en todos ellos. ¿Cómo es posible que la izquierda no haya planteado una alternativa?

The Guardian,
George Monbiot

Imaginen que los ciudadanos de la Unión Soviética no hubieran oído hablar del comunismo. Pues bien, la mayoría de la población desconoce el nombre de la ideología que domina nuestras vidas. Si la mencionan en una conversación, se ganarán un encogimiento de hombros; y, aunque su interlocutor haya oído el término con anterioridad, tendrá problemas para definirlo. ¿Saben qué es el neoliberalismo?

Su anonimato es causa y efecto de su poder. Ha sido protagonista en crisis de lo más variadas: el colapso financiero de los años 2007 y 2008, la externalización de dinero y poder a los paraísos fiscales (los "papeles de Panamá" son solo la punta del iceberg), la lenta destrucción de la educación y la sanidad públicas, el resurgimiento de la pobreza infantil, la epidemia de soledad, el colapso de los ecosistemas y hasta el ascenso de Donald Trump. Sin embargo, esas crisis nos parecen elementos aislados, que no guardan relación. No somos conscientes de que todas ellas son producto directo o indirecto del mismo factor: una filosofía que tiene un nombre; o, más bien, que lo tenía. ¿Y qué da más poder que actuar de incógnito?

El neoliberalismo es tan ubicuo que ni siquiera lo reconocemos como ideología. Aparentemente, hemos asumido el ideal de su fe milenaria como si fuera una fuerza natural; una especie de ley biológica, como la teoría de la evolución de Darwin. Pero nació con la intención deliberada de remodelar la vida humana y cambiar el centro del poder.

Para el neoliberalismo, la competencia es la característica fundamental de las relaciones sociales. Afirma que "el mercado" produce beneficios que no se podrían conseguir mediante la planificación, y convierte a los ciudadanos en consumidores cuyas opciones democráticas se reducen como mucho a comprar y vender, proceso que supuestamente premia el mérito y castiga la ineficacia. Todo lo que limite la competencia es, desde su punto de vista, contrario a la libertad. Hay que bajar los impuestos, reducir los controles y privatizar los servicios públicos. Las organizaciones obreras y la negociación colectiva no son más que distorsiones del mercado que dificultan la creación de una jerarquía natural de triunfadores y perdedores. La desigualdad es una virtud: una recompensa al esfuerzo y un generador de riqueza que beneficia a todos. La pretensión de crear una sociedad más equitativa es contraproducente y moralmente corrosiva. El mercado se asegura de que todos reciban lo que merecen.

Asumimos y reproducimos su credo. Los ricos se convencen de que son ricos por méritos propios, sin que sus privilegios (educativos, patrimoniales, de clase) hayan tenido nada que ver. Los pobres se culpan de su fracaso, aunque no puedan hacer gran cosa por cambiar las circunstancias que determinan su existencia. ¿Desempleo estructural? Si usted no tiene empleo, es porque carece de iniciativa. ¿Viviendas de precios desorbitados? Si su cuenta está en números rojos, es por su incompetencia y falta de previsión. ¿Qué es eso de que el colegio de sus hijos ya no tiene instalaciones de educación física? Si engordan, es culpa suya. En un mundo gobernado por la competencia, los que caen pasan a ser perdedores ante la sociedad y ante sí mismos.

La epidemia de autolesiones, desórdenes alimentarios, depresión, incomunicación, ansiedad y fobia social es una de las consecuencias de ese proceso, que Paul Verhaeghe documenta en su libro What About Me?. No es sorprendente que Gran Bretaña, el país donde la ideología neoliberal se ha aplicado con más rigor, sea la capital europea de la soledad. Ahora, todos somos neoliberales.

No es sorprendente que Gran Bretaña, el país donde la ideología neoliberal se ha aplicado con más rigor, sea la capital europea de la soledad.

El término neoliberalismo se acuñó en París, en una reunión celebrada en 1938. Su definición ideológica es hija de Ludwig von Mises y Friedrich Hayek, dos exiliados austríacos que rechazaban la democracia social (representada por el New Deal de Franklin Roosevelt y el desarrollo gradual del Estado del bienestar británico) porque la consideraban una expresión colectivista a la altura del comunismo y del movimiento nazi.

En Camino de servidumbre (1944), Hayek afirma que la planificación estatal aplasta el individualismo y conduce inevitablemente al totalitarismo. Su libro, que tuvo tanto éxito como La burocracia de Mises, llegó a ojos de determinados ricos que vieron en su ideología una oportunidad de librarse de los impuestos y las regulaciones. En 1947, cuando Hayek fundó la primera organización encargada de extender su doctrina (la Mont Perelin Society), obtuvo apoyo económico de muchos millonarios y de sus fundaciones.

Gracias a ellos, Hayek empezó a crear lo que Daniel Stedman Jones describe en Amos del universo como "una especie de Internacional Neoliberal", una red interatlántica de académicos, empresarios, periodistas y activistas. Además, sus ricos promotores financiaron una serie de comités de expertos cuya labor consistía en perfeccionar y promover el credo; entre ellas, el American Enterprise Institute, la Heritage Foundation, el Cato Institute, el Institute of Economic Affairs, el Centre for Policy Studies y el Adam Smith Institute. También financiaron departamentos y puestos académicos en muchas universidades, sobre todo de Chicago y Virginia.

Cuanto más crecía el neoliberalismo, más estridente era. La idea de Hayek de que los Gobiernos debían regular la competencia para impedir monopolios dio paso entre sus apóstoles estadounidenses −como Milton Friedman− a la idea de que los monopolios venían a ser un premio a la eficacia. Pero aquella evolución tuvo otra consecuencia: que el movimiento perdió el nombre. En 1951, Friedman se definía neoliberal sin tapujo alguno. Poco después, el término empezó a desaparecer. Y por si eso no fuera suficientemente extraño en una ideología cada vez más tajante y en un movimiento cada vez más coherente, no buscaron sustituto para el nombre perdido.

Ideología en la sombra
A pesar de su dadivosa financiación, el neoliberalismo permaneció al principio en la sombra. El consenso de posguerra era prácticamente universal: las recetas económicas de John Maynard Keynes se aplicaban en muchos lugares del planeta; el pleno empleo y la reducción de la pobreza eran objetivos comunes de los Estados Unidos y de casi toda Europa occidental; los impuestos al capital eran altos y los Gobiernos no se avergonzaban de buscar objetivos sociales mediante servicios públicos nuevos y nuevas redes de apoyo.

Pero, en la década de 1970, cuando la crisis económica sacudió las dos orillas del Atlántico y el keynesianismo se empezó a derrumbar, los principios neoliberales se empezaron a abrir paso en la cultura dominante. En palabras de Friedman, "se necesitaba un cambio (...) y ya había una alternativa preparada". Con ayuda de periodistas y consejeros políticos adeptos a la causa, consiguieron que los Gobiernos de Jimmy Carter y Jim Callaghan aplicaran elementos del neoliberalismo (sobre todo en materia de política monetaria) en los Estados Unidos y Gran Bretaña, respectivamente.

El resto del paquete llegó enseguida, tras los triunfos electorales de Margaret Thatcher y Ronald Reagan: reducciones masivas de los impuestos de los ricos, destrucción del sindicalismo, desregulación, privatización y tercerización y subcontratación de los servicios públicos. La doctrina neoliberal se impuso en casi todo el mundo −y, frecuentemente, sin consenso democrático de ninguna clase− a través del FMI, el Banco Mundial, el Tratado de Maastricht y la Organización Mundial del Comercio. Hasta partidos que habían pertenecido a la izquierda adoptaron sus principios; por ejemplo, el Laborista y el Demócrata. Como afirma Stedman Jones, "cuesta encontrar otra utopía que se haya hecho realidad de un modo tan absoluto".

"Me siento más cerca de una dictadura neoliberal que de un gobierno democrático sin liberalismo", dijo Hayek en una visita al Chile de Pinochet

Puede parecer extraño que un credo que prometía libertad y capacidad de decisión se promoviera con este lema: "No hay alternativa". Pero, como dijo Hayek durante una visita al Chile de Pinochet (uno de los primeros países que aplicaron el programa de forma exhaustiva), "me siento más cerca de una dictadura neoliberal que de un gobierno democrático sin liberalismo".

La libertad de los neoliberales, que suena tan bien cuando se expresa en términos generales, es libertad para el pez grande, no para el pequeño. Liberarse de los sindicatos y la negociación colectiva significa libertad para reducir los salarios. Liberarse de las regulaciones estatales significa libertad para contaminar los ríos, poner en peligro a los trabajadores, imponer tipos de interés inicuos y diseñar exóticos instrumentos financieros. Liberarse de los impuestos significa liberarse de las políticas redistributivas que sacan a la gente de la pobreza.

En La doctrina del shock, Naomi Klein demuestra que los teóricos neoliberales propugnan el uso de las crisis para imponer políticas impopulares, aprovechando el desconcierto de la gente; por ejemplo, tras el golpe de Pinochet, la guerra de Irak y el huracán Katrina, que Friedman describió como "una oportunidad para reformar radicalmente el sistema educativo" de Nueva Orleans. Cuando no pueden imponer sus principios en un país, los imponen a través de tratados de carácter internacional que incluyen "instrumentos de arbitraje entre inversores y Estados", es decir, tribunales externos donde las corporaciones pueden presionar para que se eliminen las protecciones sociales y medioambientales. Cada vez que un Parlamento vota a favor de congelar el precio de la luz, de impedir que las farmacéuticas estafen al Estado, de proteger acuíferos en peligro por culpa de explotaciones mineras o de restringir la venta de tabaco, las corporaciones lo denuncian y, con frecuencia, ganan. Así, la democracia queda reducida a teatro.

La afirmación de que la competencia universal depende de un proceso de cuantificación y comparación universales es otra de las paradojas del neoliberalismo. Provoca que los trabajadores, las personas que buscan empleo y los propios servicios públicos se vean sometidos a un régimen opresivo de evaluación y seguimiento, pensado para identificar a los triunfadores y castigar a los perdedores. Según Von Mises, su doctrina nos iba a liberar de la pesadilla burocrática de la planificación central; y, en lugar de liberarnos de una pesadilla, creó otra.

Menos sindicalismo y más privatizaciones
Los padres del neoliberalismo no lo concibieron como chanchullo de unos pocos, pero se convirtió rápidamente en eso. El crecimiento económico de la era neoliberal (desde 1980 en GB y EEUU) es notablemente más bajo que el de las décadas anteriores; salvo en lo tocante a los más ricos. Las desigualdades de riqueza e ingresos, que se habían reducido a lo largo de 60 años, se dispararon gracias a la demolición del sindicalismo, las reducciones de impuestos, el aumento de los precios de vivienda y alquiler, las privatizaciones y las desregularizaciones.

La privatización total o parcial de los servicios públicos de energía, agua, trenes, salud, educación, carreteras y prisiones permitió que las grandes empresas establecieran peajes en recursos básicos y cobraran rentas por su uso a los ciudadanos o a los Gobiernos. El término renta también se refiere a los ingresos que no son fruto del trabajo. Cuando alguien paga un precio exagerado por un billete de tren, sólo una parte de dicho precio se destina a compensar a los operadores por el dinero gastado en combustible, salarios y materiales, entre otras partidas; el resto es la constatación de que las corporaciones tienen a los ciudadanos contra la pared.

Los dueños y directivos de los servicios públicos privatizados o semiprivatizados de Gran Bretaña ganan fortunas gigantescas mediante el procedimiento de invertir poco y cobrar mucho. En Rusia y la India, los oligarcas adquieren bienes estatales en liquidaciones por incendios. En México, Carlos Slim obtuvo el control de casi toda la red de telefonía fija y móvil y se convirtió en el hombre más rico del mundo.

Andrew Sayer afirma en Why We Can't Afford the Rich que la financiarización ha tenido consecuencias parecidas: "Como sucede con la renta, los intereses son (...) un ingreso acumulativo que no exige de esfuerzo alguno". Cuanto más se empobrecen los pobres y más se enriquecen los ricos, más control tienen los segundos sobre otro bien crucial: el dinero. Los intereses son, sobre todo, una transferencia de dinero de los pobres a los ricos. Los precios de las propiedades y la negativa de los Estados a ofrecer financiación condenan a la gente a cargarse de deudas (piensen en lo que pasó en Gran Bretaña cuando se cambiaron las becas escolares por créditos escolares), y los bancos y sus ejecutivos hacen el agosto.

Sayer sostiene que las cuatro últimas décadas se han caracterizado por una transferencia de riqueza que no es sólo de pobres a ricos, sino también de unos ricos a otros: de los que ganan dinero produciendo bienes o servicios a los que ganan dinero controlando los activos existentes y recogiendo beneficios de renta, intereses o capital. Los ingresos fruto del trabajo se han visto sustituidos por ingresos que no dependen de este.

El hundimiento de los mercados ha puesto al neoliberalismo en una situación difícil. Por si no fuera suficiente con los bancos demasiado grandes para dejarlos caer, las corporaciones se ven ahora en la tesitura de ofrecer servicios públicos. Como observó Tony Judt en Ill Fares the Land, Hayek olvidó que no se puede permitir que los servicios nacionales de carácter esencial se hundan, lo cual implica que la competencia queda anulada. Las empresas se llevan los beneficios y el Estado corre con los gastos.

A mayor fracaso de una ideología, mayor extremismo en su aplicación. Los Gobiernos utilizan las crisis neoliberales como excusa y oportunidad para reducir impuestos, privatizar los servicios públicos que aún no se habían privatizado, abrir agujeros en la red de protección social, desregularizar a las corporaciones y volver a regular a los ciudadanos. El Estado que se odia a sí mismo se dedica a hundir sus dientes en todos los órganos del sector público.

De la crisis económica a la crisis política
Es posible que la consecuencia más peligrosa del neoliberalismo no sea la crisis económica que ha causado, sino la crisis política. A medida que se reduce el poder del Estado, también se reduce nuestra capacidad para cambiar las cosas mediante el voto. Según la teoría neoliberal, la gente ejerce su libertad a través del gasto; pero algunos pueden gastar más que otros y, en la gran democracia de consumidores o accionistas, los votos no se distribuyen de forma equitativa. El resultado es una pérdida de poder de las clases baja y media. Y, como los partidos de la derecha y de la antigua izquierda adoptan políticas neoliberales parecidas, la pérdida de poder se transforma en pérdida de derechos. Cada vez hay más gente que se ve expulsada de la política.

Chris Hedges puntualiza que "los movimientos fascistas no encontraron su base en las personas políticamente activas, sino en las inactivas; en los 'perdedores' que tenían la sensación, frecuentemente correcta, de que carecían de voz y espacio en el sistema político". Cuando la política deja de dirigirse a los ciudadanos, hay gente que la cambia por consignas, símbolos y sentimientos. Por poner un ejemplo, los admiradores de Trump parecen creer que los hechos y los argumentos son irrelevantes.

Judt explicó que, si la tupida malla de interacciones entre el Estado y los ciudadanos queda reducida a poco más que autoridad y obediencia, sólo quedará una fuerza que nos una: el poder del propio Estado. Normalmente, el totalitarismo que temía Hayek surge cuando los gobiernos pierden la autoridad ética derivada de la prestación de servicios públicos y se limitan a "engatusar, amenazar y, finalmente, a coaccionar a la gente para que obedezca".

El neoliberalismo es un dios que fracasó, como el socialismo real; pero, a diferencia de este, su doctrina se ha convertido en un zombie que sigue adelante, tambaleándose. Y uno de los motivos es su anonimato. O, más exactamente, un racimo de anonimatos.

La doctrina invisible de la mano invisible tiene promotores invisibles. Poco a poco, lentamente, hemos empezado a descubrir los nombres de algunos. Supimos que el Institute of Economic Affairs, que se manifestó rotundamente en los medios contra el aumento de las regulaciones de la industria del tabaco, recibía fondos de British American Tobacco desde 1963. Supimos que Charles y David Koch, dos de los hombres más ricos del mundo, fundaron el instituto del que surgió el Tea Party. Supimos lo que dijo Charles Kock al crear uno de sus laboratorios de ideas: "para evitar críticas indeseables, debemos abstenernos de hacer demasiada publicidad del funcionamiento y sistema directivo de nuestra organización".

Las palabras que usa el neoliberalismo tienden más a ocultar que a esclarecer. "El mercado" suena a sistema natural que se nos impone de forma igualitaria, como la gravedad o la presión atmosférica, pero está cargado de relaciones de poder. "Lo que el mercado quiere" suele ser lo que las corporaciones y sus dueños quieren. La palabra inversión significa dos cosas muy diferentes, como observa Sayer: una es la financiación de actividades productivas y socialmente útiles; otra, la compra de servicios existentes para exprimirlos y obtener rentas, intereses, dividendos y plusvalías. Usar la misma palabra para dos actividades tan distintas sirve para "camuflar las fuentes de riqueza" y empujarnos a confundir su extracción con su creación.

Franquicias, paraísos fiscales y desgravaciones
Hace un siglo, los ricos que habían heredado sus fortunas despreciaban a los nouveau riche; hasta el punto de que los empresarios buscaban aceptación social mediante el procedimiento de hacerse pasar por rentistas. En la actualidad, la relación se ha invertido: los rentistas y herederos se hacen pasar por emprendedores y afirman que sus riquezas son fruto del trabajo.

El anonimato y las confusiones del neoliberalismo se mezclan con la ausencia de nombre y la deslocalización del capitalismo moderno: Modelos de franquicias que aseguran que los trabajadores no sepan para quién trabajan; empresas registradas en redes de paraísos fiscales tan complejas y secretas que ni la policía puede encontrar a sus propietarios; sistemas de desgravación fiscal que confunden a los propios Gobiernos y productos financieros que no entiende nadie.

El neoliberalismo guarda celosamente su anonimato. Los seguidores de Hayek, Mises y Friedman tienden a rechazar el término con el argumento, no exento de razón, de que en la actualidad sólo se usa de forma peyorativa. Algunos se describen como liberales clásicos o incluso libertarios, pero son descripciones tan engañosas como curiosamente modestas, porque implican que no hay nada innovador en Camino de servidumbre, La burocracia o Capitalismo y libertad, el clásico de Friedman.

Cuando las políticas económicas de laissez-faire llevaron a la catástrofe de 1929, Keynes desarrolló una teoría económica completa para sustituirlas. En el año 2008, cuando el neoliberalismo fracasó, no había nada.

A pesar de todo, el proyecto neoliberal tuvo algo admirable; al menos, en su primera época: fue un conjunto de ideas novedosas promovido por una red coherente de pensadores y activistas con una estrategia clara. Fue paciente y persistente. El Camino de servidumbre se convirtió en camino al poder.

El triunfo del neoliberalismo también es un reflejo del fracaso de la izquierda. Cuando las políticas económicas de laissez-faire llevaron a la catástrofe de 1929, Keynes desarrolló una teoría económica completa para sustituirlas. Cuando el keynesianismo encalló en la década de 1970, ya había una alternativa preparada. Pero, en el año 2008, cuando el neoliberalismo fracasó, no había nada. Ese es el motivo de que el zombie siga adelante. La izquierda no ha producido ningún marco económico nuevo de carácter general desde hace ochenta años.

Toda apelación a lord Keynes es un reconocimiento implícito de fracaso. Proponer soluciones keynesianas para crisis del siglo XXI es hacer caso omiso de tres problemas obvios: que movilizar a la gente con ideas viejas es muy difícil; que los defectos que salieron a la luz en la década de 1970 no han desaparecido y, sobre todo, que no tienen nada que decir sobre el peor de nuestros aprietos, la crisis ecológica. El keynesianismo funciona estimulando el consumo y promoviendo el crecimiento económico, pero el consumo y el crecimiento económico son los motores de la destrucción ambiental.

La historia del keynesianismo y el neoliberalismo demuestra que no basta con oponerse a un sistema roto. Hay que proponer una alternativa congruente. Los laboristas, los demócratas y el conjunto de la izquierda se deberían concentrar en el desarrollo de un programa económico Apollo; un intento consciente de diseñar un sistema nuevo, a medida de las exigencias del siglo XXI.

Traducción de Jesús Gómez

domingo, 1 de mayo de 2016

Las mentiras de la teoría económica neoliberal y la demagogia de los políticos profesionales del sistema. Entrevista.

Segunda parte de la entrevista realizada por Chris Hedges a Michael Hudson en el programa radiofónico Days of Revolt. La versión castellana de la primera parte de la transcripción de entrevista se publicó también en SinPermiso la semana pasada (“Matar al huésped: el gran esquema Ponzi de la economía capitalista mundial”).

CHRIS HEDGES: Bueno, en la anterior entrevista (publicada la semana pasada en SinPermisohablamos del parasitismo de los bancos, de los fondos de cobertura y, en general, del parasistismo de la clase especuladora que, en substancia, ha canibalizado a la economía (incluida, merece resaltarse, la propia industria), reduciendo al común de los norteamericanos a una insostenible servidumbre por deuda. También con los préstamos académicos a los estudiantes, o con las tasas predatorias de intereses cargados a las tarjetas de crédito y otros productos-señuelo por el estilo, en los que empiezas con tipos del cero por ciento e, inopinadamente, te ves pagando un 26%, un 23%... 
MICHAEL HUDSON: Si te demoras en el pago...
HEDGES: Si te demoras en el pago. En el crédito hipotecario, por ejemplo, con tantos hogares como hay ahora mismo con el agua al cuello a causa de la crisis de 2008. Me gustaría empezar hablando de esa clase política que se identifica con los valores liberal-progresistas del Partido Demócrata y con Barak Obama. Suelen servirse del lenguaje de la justicia económica y aun criticar retóricamente a Wall Street, pero han estado tan comprometidos con ese proyecto neoliberal como los Republicanos. 

HUDSON: La clave para entender esa política demagógica pasa por darse cuenta de que quien apoya realmente es quien financia las campañas electorales. La tarea del político profesional consiste en esto: entregar su electorado a quien les apoya. Obama fue un genio haciendo eso que ahora trata de hacer Donald Trump: secuestrar a un electorado. Esa fue su columna capital A: un grupo focal que atendía a todo lo que los electores desean. Desean un alivio de la deuda. Desean mejores empleos. Desean un salario mínimo más alto.
HEDGES: Y desde luego no acuerdos comerciales como el NAFTA…
HUDSON: Cierto. Y la segunda columna de carga, la B, la que escondieron, fue lo que deseaban los financiadores electorales de Wal Street. A Obama lo eligió básicamente Robert Rubin, quien se convirtió en el jefe de Citibank cuando salió de Goldman Sachs. Obama fue elegido por Robert Rubin de Wall Street bajo promesa de hacer lo que realmente iba a hacer. Que era lo mismo que se apresta a hacer hoy cualquier presidenciable. La tarea del político profesional consiste en entregar a quienes le financian la campaña –todos ubicados en Wall Street— a quienquiera que le vote. Republicanos lo mismo que Demócratas, pero especialmente los Demócratas, que son realmente el ala wallstreetiana del sistema político norteamericano. Los Republicanos están más por las grandes empresas monopolistas, son el ala petrolera y gasística del sistema político. No bien Obama lo consiguió, Hank Paulson –el Secretario republicano del Tesoro— habló con Barney Frank y le dijo: mira, ya sabes, se suponía que, con el TARP, podíamos dedicar algún dinero a la reducción de la deuda.

HEDGES: Explique qué es el TARP.
HUDSON: Son las siglas del Troubled Asset Relief Program (Programa de Alivio para los Activos Problemáticos). Estaba concebido para tratar a los bancos como si estuvieran en problemas. Si usted era un criminal y estaba robando a la gente, pues a eso se le llamaba “problemático”. Los medios informan de un proceso judicial reciente incoado contra un joven conductor ricachón que atropelló y mató a cuatro personas. Su defensa fue esta: “No es mi culpa, yo padezco del virus de la abundancia. Soy tan rico, que carezco de sentido social. Así que, sí, claro, los atropellé. Pero soy inocente, porque soy rico. ¿Qué esperaban?”. Bueno, pues, en substancia, esa es la visión que tiene Goldman Sachs de la economía. No se les puede castigar por lo que hacen. Porque se limitan a hacer lo que tiene hace una institución financiera predadora. Así que Obama dijo: “No, no voy a hacer eso” (es decir, reestructurar las deudas hipotecarias, como había prometido a sus electores en la Columna capital A). Llegó, y ¿qué es lo que hizo? Pues ¡poner de Secretario del Tesoro al principal lobista de Wall Street, Tim Geithner.

HEDGES: En su último libro Matar al huesped (Killing the Host), le dedica usted mucho espacio al personaje.
HUDSON: En efecto. Y es que Geithner aparece en casi todos los episodios sucios narrados en mi libro. Fue el hombre del maletín. Fue la persona a la que Sheila Baoir acusó de bloquear a la FDIC [Entidad Federal de Seguros de Depósitos, por sus siglas en inglés] cuando esta agencia pública se disponía a tomar bajo su control a Citibank, que no sólo estaba quebrado, sino que era ya una organización tipificada como criminal.

HEDGES: Explíquenos un poco por qué fue tipificada como una organización para delinquir.
HUDSON: Citibank, junto con Countrywide Financial, estaba haciendo hipotecas basura. Eran unas hipotecas llamadas NINJA, o sea (por sus siglas en inglés) “hipotecas mentirosas para gentes sin ingresos, sin empleo y sin activos”. Recuerde la película The Big Short (La gran apuesta): como si algún genio de Wall Street hubiera descubierto que las hipotecas iban a desplomarse. También está la historia de la Reina Isabel preguntando al economista…

HEDGES: “¿Cómo es que ninguno de ustedes sabía lo que iba a pasar?”
HUDSON: En efecto. Pero el caso es que, si todo el mundo en Wall Street llamaba a esas hipotecas “préstamos mentirosos”, si sabían que estaban haciendo NINJAs para gente insolvente, entonces todo Wall Street sabía que se trataba de un fraude. La clave es que, si eres un delincuente realmente muy astuto, tienes que planear la situación para cuando el pastel se descubra. Hay que planear cómo quedar impune. En el caso de Wall Street, si compras activos porquería, ¿cómo haces para que el gobierno te rescate? Para eso está el presidente de los EEUU, ya sea Obama o John McCain…

HEDGES: O Bush.
HUDSON: O Hillary, o Trump, hoy. Su tarea consiste en rescatar a Wall Street y hacer que pague la gente, no Wall Street. Porque Wall Street es “la gente” que selecciona a los políticos, los cuales saben demasiado bien de dónde viene el dinero de sus campañas electorales. Si tienes a un financiador de campaña, ya sea uno de Wall Street o, en el plano local, un inversor en bienes raíces, siempre sabes quiénes son tus sostenes. El talento que necesitas tener como político pasa por lograr que los votantes crean que vas a defender sus intereses…

HEDGES: ¿Cuál era aquella gran cita de Groucho Marx?
HUDSON: “El secreto del éxito es la sinceridad; si puedes fingirla, la cosa está hecha”.

HEDGES: Sí, de eso va. Ya sabe, aquel libro de Ron Suskind, ¿cómo se llama?
HUDSON: Confidence Men.

HEDGES: Confidence Men, eso es. Entrevista a alguien de Wall Street y le pregunta por qué son tan hostiles a Obama, cuando Obama no ha dejado de proteger a Wall Street. Respuesta: porque si le seguimos siendo pública y abiertamente hostiles, siempre hará lo que queremos.
HUDSON: Es como el Tío Remus y el zarzal, cuando el Hermano Conejo dice: no me tires al zarzal. Y finalmente, la zorra lo tira al zarzal, y va y el conejo se escapa triscando y cantando tan tierno aquello de “Nacido y crecido en un zarzal”. La moraleja del asunto es que es puro prejuicio eso de que si un político discursea contra Wall Street y llega a convertirse en portavoz del resentimiento popular, tiene que ser porque comprende al pueblo y apoyará al pueblo.

HEDGES: Bueno, eso es exactamente lo que está haciendo Hilary Clinton ahora mismo, y a lo bestia.
HUDSON: Exactamente. Hay una película de Fellini, La dolce vita, con Anita Ekberg. El periodista italiano Marcello va tras la Ekberg, y en entonces el novio de ella se dirige a él y le dice: “Te entiendo”. Y va, y le mete un puñetazo en pleno rostro. Eso es lo que tenemos básicamente aquí. El político dice a los votantes: “Siento vuestro dolor, os entiendo”. Y ellos piensan, ¡vaya, nos entiende!. Y entonces va el político y se pone del lado de Wall Street: les da en todo el morro y trata de privatizar los fondos de pensiones y la Seguridad Social. Y no mete preso ni a un solo banquero, sino que nombra para el Departamento de Justicia a gentes del gusto de Wall Street y que tratan a Wall Street como a un rico “problemático”. Así pues, en substancia, los financiadores de campaña procedentes de Wall Street se arrogan un poder de veto a la hora de elegir al Secretario del Tesoro. Quieren al…

HEDGES: Fiscal General...
HUDSON: Sí, al Fiscal General. Para asegurarse de que nadie pagará el precio del delito financiero. Luego viene el Consejo de Asesores Económicos [del Presidente], para seguir afirmando que Wall Street realmente aporta cosas a la economía y que sólo puede hacerse lo que hace la Reserva Federal. Viene Janet Yellen, y dice: dad más dinero a los bancos, y la economía podrá salir del endeudamiento gracias al préstamo…, si tenemos suficiente flexibilización cuantitativa. La Reserva Federal ha dado a Wall Street 4,5 billones de dólares. Esos 4,5 billones podrían haberse usado para reestructurar la deuda. Y ya no tendríamos mayores problemas: todo el mundo podría vivir mejor con un coste de la vida más bajo. Los 4,5 billones de dólares podrían haberse gastado en la economía.

HEDGES: Habríamos evitado ejecuciones hipotecarias y desahucios…
HUDSON: Sí. Pero no es lo que hizo Obama.

HEDGES: Aun cuando prometió que lo haría. Y luego cambió. Reservó algún dinero para salvar a la gente del desahucio, pero nunca llegó a gastarlo.
HUDSON: Así es. No se gastó ese dinero. Es lo que descubrió Niel Barofsky, el jefe del SIGTARP –Inspección General Especial para el TARTP—. Vino a decir, “¡eh, un minutito, que no están gastando un solo céntimo! ¡Es un fraude!”. Y escribió un libro entero, Bailout [Rescate], para explicar las mentiras Geithner. Y cuando luego salió Geithner con su libro autobiográfico, Barofsky lo reseñó denunciándolo como a un embustero que debería estar preso. Geithner fue convenientemente recompensado con un empleo millonario en Wall Street. Los japoneses llaman a eso “descenso del cielo”. Cuando recoges la recompensa por haber vendido la economía a quien te apoyó, lo que tienes es un estupendo empleo y terminas rico de por vida.

HEDGES: Bueno, hablemos un poco sobre lo que todo eso entraña de cara al futuro, porque lo cierto es que no se ha puesto el menor límite a estos comportamiento criminales y fraudulentos de la clase especuladora. Las burbujas se han vuelto a hinchar con fondos públicos. Me parece que usted escribió un artículo para la revista Harper’s antes de 2008 diciendo esto: estamos a punto de tener un accidente catastrófico y pegárnosla todos. Puesto que ahora volvemos a jugar al mismo juego, me pregunto qué pasara en el futuro inmediato. ¿Volverán a ser capaces de saquear el Tesoro como ya hicieron entonces?
HUDSON: Lo más destacable de todo es que la economía no se ha recuperado desde 2008. Se habla de que ha habido recuperación, pero lo cierto es que la recuperación sólo la ha experimentado el Uno por Ciento. El 99 Por Ciento no se ha recuperado. Por eso se aprestan a votar por Trump, y por eso se aprestan también a votar por Sanders. Pero autoinculpándose. Las víctimas tienden a culparse a sí mismas. Y lo otro que hay que…

HEDGES: Pero seamos claros: los medios no explican la realidad económica. En absoluto. No dejan de hablar de recuperación económica.
HUDSON: Ese es el asunto. Resultado: los medios que cuentan ese cuento están creando un síndrome de Estocolmo; la víctima secuestrada se identifica con el victimario. La idea es que, con sólo que lográramos dar más dinero a Wall Street, estaríamos salvados. Así que la Reserva Federal no tendría sino que bombear más y más dinero a la economía… Hablan de la Reserva Federal y de su helicóptero regador de dinero. Pero el helicóptero de la Reserva Federal sólo inunda con dinero a Wall Street, no a la economía. La gente no lo percibe. La Fed no dice: “Vamos a ingresar 200 dólares en los depósitos bancarios de todo el mundo para que dispongan de dinero y puedan hacer frente a sus deudas”. Sólo se presta dinero a Wall Street. ¿Y qué hace Wall Street con ese dinero? Prestar dinero. De manera que la solución al problema de deuda en que nos hallamos –deflación por sobreendeudamiento— sería prestar aún más dinero. Eso es lo que convierte al conjunto de la economía en un esquema Ponzi, como usted mismo observó al comienzo de la primera parte de esta entrevista. En un esquema Ponzi, las gentes parecen ganar un montón de dinero, pero eso sólo es porque realmente no tienes beneficios. Lo único que haces es lograr que más y más gente esté convencida de que estás ganando dinero. Y entretanto tú vas pagando a los primeros que entraron en el esquema con el dinero procedente de los suscriptores más recientes. Es lo que hizo Bernie Madoff. El conjunto de la economía se ha convertido en un esquema Madof.

HEDGES: Y en muy buena medida, a través de los bienes raíces, ¿no?
HUDSON: En muy buena medida, sí. Porque los bienes raíces son el activo más grande.

HEDGES: El valor de tu casa crece y crece y crece, y tu crees que has creado ese valor, que eso es una forma de creación de valor.
HUDSON: Ese es el problema que se dio en 2008. Obama tenía la opción de salvar a la economía o salvar a Wall Street. Eligió salvar a Wall Street. Y la única forma de salvar a Wall Street, si los bancos han hecho un montón de malos préstamos, es ayudarlos para que no quiebren. ¿Qué harás? Pues les darás dinero. La justificación mediática de eso es la teoría, según la cual los bancos ganan dinero prestando dinero a la industria para que ésta construya más fábricas y dé empleo a más gente. 

HEDGES: Y resultó que el crédito para la pequeña empresa y para los consumidores siguió encallado.
HUDSON: En efecto. Wall Street sabía que el mercado de bienes raíces estaba saturado de préstamo. En otras palabras: fin de partida. Nadie podía ya seguir pagando alquileres e hipotecas por encima de sus ingresos. Los bancos ni siquiera podían ya hacer más préstamo a través de las tarjetas de crédito. Así que empezaron a reducir también sus riesgos en ese ámbito de las tarjetas de crédito. Y lo que hicieron fue pasar a jugar con las divisas.

HEDGES: Y con la deuda académica estudiantil.
HUDSON: Y con la deuda estudiantil, sí.

HEDGES: Porque está garantizada.
HUDSON: Claro. Hicieron que el Estado…

HEDGES: Quiero decir, públicamente garantizada…
HUDSON: Desde el desplome de 2008, el Estado ha garantizado casi todo el nuevo préstamo hipotecario. Se garantiza públicamente hasta el 43% del ingreso del prestatario. Los préstamos estudiantiles, están todos públicamente garantizados. Pero, básicamente, los bancos se dedicaron a ganar dinero fuera. Si puedes tomar prestado de la Reserva Federal a una décima de un uno por ciento, con eso puedes comprar bonos brasileños, que rinden al 9%, si no más. Y puedes hacer también apuestas en los mercados internacionales de permutas sobre la quiebra de Grecia. Cuando Grecia tuvo problemas reales por el hecho de que los bancos alemanes y francesas le habían prestado demasiado, lo que el FMI quiso hacer fue cancelar la deuda griega. Pero entonces Geithner se puso en contacto telefónico con Europa, y Obama fue a las reuniones del G20 y vino a decir: “Miren, no pueden cancelar la deuda griega, porque los bancos norteamericanos se han convertido entretanto en apostadores de ese hipódromo. Tenemos un capitalismo de casino. Nuestros bancos han apostado y han prometido garantizar los bonos griegos. Si se cancelan los bonos griegos, los bancos norteamericanos sufrirán las consecuencias. Y si nosotros sufrimos las consecuencias, les aseguro que ustedes sufrirán también las consecuencias. Arrastraremos a los bancos europeos. ¿Están ustedes seguros de querer eso? De manera, pues, que los juegos de apuestas de Wall Street terminaron por apartar a Grecia de la Unión Europea. Wall Street quería disgregar políticamente a Europa sólo para favorecer a los bancos de inversión de Wall Street –básicamente, cuatro— y hacerles ganar dinero asegurando la deuda griega y tratando el mercado financiero como una carrera de caballos. En este punto nos hallamos ahora. Fíjese que no se trata aquí de un imperialismo que drena economías foráneas. No, no. Se trata de Wall Street y sus apuestas. Y en substancia, se trata del control ejercido por Wall Street sobre el Banco Central Europeo. Así como Europa tiene que cargar con su parte de gastos de colaboración con la OTAN, así también tienen sus ministerios de finanzas que cargar con los costes de colaborar con el Tesoro estadounidense.

HEDGES: Hablemos un poco, si le parece, de todo lo que esto significa, de hacia dónde vamos… 
HUDSON: Significa que los mercados no están creciendo, porque el consumidor norteamericano tiene que gastar tanto dinero en pagar a los bancos y en pagar impuestos, que no le queda suficiente dinero para comprar bienes y servicios.

HEDGES: Una de las cosas que usted observa en su libro, y que yo no sabía, es que cuando medimos la economía, lo hacemos con una contabilidad que incorpora la devolución de las distintas deudas –incluidas las de las tarjeta de crédito— como una forma de ahorro.
HUDSON: En efecto. Luego de 2008, la tasa de ahorro se disparó al alza. Solo que el ahorro no está disponible. Pero para una contabilidad de este tipo, si tú posees menos dinero, es porque has hecho lo mismo que pagar a partir del ahorro. De manera que estaríamos en una economía de ahorros. La tasa de ahorro en 2008 era cero. En realidad, era del menos 2%, si tomabas en cuenta los empréstitos del extranjero. El conjunto de la economía estaba compuesto por unos consumidores que mantenían sus niveles de vida recurriendo al préstamo y a su tarjeta de crédito, así como retirando lo que Alan Greenspan llamó efectivo derivado del valor creciente de la vivienda: un nuevo préstamo sobre el valor de la casa revalorizada. Pero eso no es realmente retirar dinero en efectivo. Es endeudarte más. Un vocabulario vuelto del revés. Norteamérica se iba embarcando más y más en el endeudamiento pensando que se hacía rica, y de repente se encontró en una situación, como usted bien dice, de servidumbre por deuda, una situación en la que los trabajadores asalariados y otros tienen que hacer devoluciones que se comen cualquier incremento salarial que consigan; va para pagar…

HEDGES: Porque terminas dedicando todo tu ingreso a pagar el principal. Y por eso los incrementos salariales se terminaron en los 70. La clase especulativa de Wall Street no quiere que la gente sea capaz de quitarse de encima las deudas.
HUDSON: Esta es una de las cosas a las que contribuyó la teoría económica de Alan Greenspan: el Síndrome del Trabajador Traumatizado. Dijo esto, sobre poco más o menos: la razón de que tengamos todas esas enormes ganancias de productividad sin el menor aumento salarial es que los trabajadores temen ir a la huelga, incluso protestar por las condiciones laborales: porque están todos a una sola cuota de convertirse en unos parias sin techo.

HEDGES: Y es verdad.
HUDSON: Y si se saltan una mensualidad de la tarjeta de crédito, de repente los intereses de su tarjeta se disparan hasta el 29%. Hasta si se retrasan en una factura bancariamente domiciliada, el banco les aumentará los recargos.

HEDGES: Y bien, ¿qué significado hay que darle a todo esto? Quiero decir: ¿adónde iremos a parar? 
HUDSON: Significa un desplome a cámara lenta. Significa que lo que…

HEDGES: Que ha empezado ya, ¿no es cierto?
HUDSON: Sí, estamos ya en una lenta caída. Todo eso fue analizado en los años 30 del siglo pasado, cuando Irving Fisher habló de deflación por sobreendeudamiento. Pero fíjese que la deuda no aparece en los libros de texto. Hablan de ahorro, pero no de deuda. Lo cierto es que todo dinero es, de una u otra forma, deuda. El efectivo en tu bolsillo es, técnicamente, deuda del Estado. Está en el lado de los pasivos del balance. Lo que la gente creía ser un activo sólo se mantenía a flote por la deuda. Pero la marea creciente de deuda, a diferencia de la marina, no levanta a todos los botes y esquifes por igual; sólo eleva a los yates. El resto de la economía queda con el agua al cuello o hundida, por seguir con la metáfora.

HEDGES: Bien, cuente esto para el gran público. ¿Qué está pasando? ¿Hemos perdido el control de esa fuerza predatoria o parasitaria?
HUDSON: Bueno, usted puede ver el futuro observando lo que pasa ahora mismo en Grecia, o lo que pasó en Rusia luego de su traumática terapia de choque. Norteamérica se halla en rumbo de terapia de choque, gane quien gane las presidenciales…

HEDGES: Represéntemelo plásticamente. ¿Cómo tendremos que vernos?
HUDSON: Bueno, más y más gentes tendrán cargas deudoras más y más grandes en sus gastos en asistencia médica. En sus gastos educativos. Más y más, hasta llegar al punto de quiebra. Y tendrán que tirar de los ahorros que tengan, o tendrán que apretarse el cinturón, o tendrán que declararse en quiebra. La tasa de quiebras está ya subiendo muy aceleradamente en los préstamos estudiantiles. Y esos son préstamos que no puedes quitarte simplemente de encima con una declaración de bancarrotota.

HEDGES: No, a menos que hayas muerto. Y entonces pasará a tus padres, si siguen vivos. 
HUDSON: Así es. Los padres han avalado el préstamo. Entretanto, los estudiantes que han tomado esos préstamos se han visto obligados a vivir en casa de los padres. No pueden permitirse la compra de una vivienda. Y si no puedes acceder a una vivienda, es muy complicado casarte. Estuve hace poco en China, y mi intérprete allí contaba que las mujeres chinas buscan maridos que puedan acceder a casa propia, porque necesitas casa para tener hijos. Todo eso se ha frenado aquí. Cuando tu observas ese fenómeno en Grecia, en Rusia o en otros lugares, lo que ves es una contracción de la tasa de natalidad, un incremento de las tasa de mortalidad y de enfermedades. La esperanza de vida retrocede. Letonia siguió este tipo de políticas a pies juntillas, y ha perdido ya el 20% de su población desde finales de los 90. Tienes una enorme emigración islandesa, griega… Pero los norteamericanos no tienen adonde emigrar.

HEDGES: Es verdad. Y usted dice en su libro que, realmente, las únicas opciones subsistentes son o la esclavitud por deuda o la revuelta.
HUDSON: Así es, exactamente. Pero los enzimas que el parásito ha instilado a través del control de los medios de comunicación sugieren al pueblo que no es culpa de Wall Street, que no es culpa del parásito, sino que es culpa del huésped, tu culpa. Las víctimas no habrían sido capaces de ganar dinero bastante para pagar al Uno por Ciento, los victimarios. Esto es una gripe financiera, y mata a una economía.

HEDGES: ¿Pero funciona? Porque yo no creo que la mentira de la teoría económica neoliberal se la traguen así como así amplios segmentos de la población, ni siquiera quienes se arremolinan en torno a Trump.
HUDSON: Es verdad. Saben que algo va mal, pero no saben qué es, porque nadie les cuenta cómo funciona realmente la economía. La razón de que yo pudiera alertar de la llegada de la crisis un año antes de que estallara es que yo disponía de los gráficos que publiqué en la revista Harper’s. Mis gráficos se citaron en el Financial Times como los únicos, entre los que pronosticaron la crisis, que preveían cómo y explicaban por qué iba a suceder. Cualquiera que atienda a los diagramas de Wall Street sobre la capacidad de pago, se da cuenta de que esto es exactamente lo que pasó en los años 20 del siglo pasado. Cualquiera que atienda a este tipo de gráficos le dirá que hay una intersección, un punto de ruptura, y que hay una crisis. Norteamérica tiene ahora la misma crisis que tuvo la Argentina, que tuvo Grecia, que tuvo Letonia, que tuvo Rusia. Esas economías son nuestro futuro. Iremos yendo paulatinamente a peor, en un desplome a cámara lenta.

HEDGES: ¿Pudiera ser que yendo paulatinamente a peor, a cámara lenta, termináramos en una forma de neofeudalismo, con una rapaz elite oligárquica al mando de un atroz Estado policial encargado de reprimirnos y represarnos?
HUDSON: Eso es precisamente lo que pasó en el Imperio romano.

HEDGES: Pues sí…
HUDSON: Si usted lee a los grandes historiadores romanos, como Tito Livio y Plutarco, verá todos cargan la decadencia del Imperio romano en la cuenta de una clase acreedora predadora y de los latifundistas. Los acreedores se hicieron con todo el dinero y se dedicaron a comprar más y más tierras, desplazando a todos los demás. El resultado en Roma fue una Edad Obscura, y eso puede durar mucho tiempo. La Edad Obscura viene cuando los rentistas toman el mando. Si echa usted una mirada retrospectiva a los años 30, verá que Leon Trotsky dijo que el fascismo venía de la incapacidad de los partidos socialistas para avanzar una alternativa. Si los partidos socialistas y los medios de comunicación no avanzan alternativas a ese neofeudalismo, lo que tendremos será una vuelta triunfal del feudalismo. Pero en vez de ocupación militar de las tierras, como ocurrió con la conquista Normanda [de Inglaterra], lo que tendremos será una toma de control financiera de los bienes raíces. Las finanzas se han convertido en el nuevo modo de hacer la guerra. No militarmente –salvo en Europa, huelga decirlo—, sino sencilla y financieramente. Puedes conseguir la toma de control de las tierras y de las compañías mediante incursiones y razias empresariales. Repare usted en el hecho de que el léxico de Wall Street es de conquista y exterminio. Porque a lo que estamos asistiendo es a una reviviscencia, en la esfera financiera, de lo que fue el feudalismo en la esfera militar.

HEDGES: Y, en substancia, nos estamos convirtiendo en un país de aparceros.
HUDSON: Exactamente. De aparceros obligados a comprar en el galpón del propio patrón.
HEDGES: En el galpón del propio señor.
HUDSON: Sí.

HEDGES: Bueno, eso aclara mucho. Yo creo que ilustra la necesidad que tenemos de una visión capaz de contrarrestar la visión del capitalismo depredador, parasitario. Si no conseguimos pronto esa visión alternativa, entraremos en una suerte de edad obscura.
HUDSON: Y recuerde que la tarea del político del sistema es prometer una visión amable para luego estafar al electorado.

HEDGES: Bueno, hasta ahora, desgraciadamente, lo han hecho muy bien.
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