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lunes, 27 de junio de 2016

6 cifras que muestran cómo aumentó la pobreza en España. Redacción BBC Mundo

España es la cuarta economía de la zona euro y la decimotercera del mundo en términos de PIB (Producto Interno Bruto) y cuenta con argumentos para decir que está viendo la luz al final del túnel de la fuerte crisis que sufre desde 2008.

Antes de las elecciones del domingo, las segundas en seis meses, el partido gobernante, el conservador Partido Popular (PP), presume de la ligera mejora en el desempeño de la economía y las cifras de desempleo, que es actualmente el problema que más preocupa a los españoles.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística, el Producto Interno Bruto (PIB) creció en 2015 un 3,2%, el mayor aumento desde 2007.

Y el paro registrado cayó por debajo de los cuatro millones de personas por primera vez desde agosto de 2010.

Sin embargo, datos de organizaciones como Cáritas y la Federación de Bancos de Alimentos y del Instituto Nacional de Estadística muestran que la pobreza no sólo no remite, sino que crece o se hace crónica.

BBC Mundo te muestra las 6 cifras clave que muestran esta realidad.

Trabajadores, pero pobres
14,8% de los trabajadores son pobres.
Pese a que mejoran las cifras de empleo, la precarización y el trabajo temporal hacen que un sueldo no asegure salir de la exclusión.
Cáritas

El drama del desempleo
44,8% de personas desempleadas son consideradas pobres.
El desempleo alcanza al 21% de la población activa, un total de 4,8 millones de personas
Cáritas

Sin ingresos
720.000 hogares sin ningún ingreso.
En 2009 la cifra era de 497.200. Para volver a esas cifras, Cáritas estima que se necesitarán 7 años. Cáritas

Poder adquisitivo
10% caída de los ingresos de los hogares desde el inicio de la crisis en 2007.
Los expertos consideran que la recuperación tardará en dejarse sentir.
Cáritas

Vulnerabilidad
28,6% de los ciudadanos está en situación de riesgo de pobreza o de exclusión social.
El 14,8% de las familias tiene dificultades para llegar a fin de mes
Instituto Nacional de Estadística (INE)

Desconfianza
92% de la población cree que hay mucha o bastante desigualdad económica.
Encuesta de Metroscopia

Pobreza crónica
"Nuestro objetivo principal al hacer el estudio era poner encima de la mesa y visualizar a la gente que se trata de invisibilizar", le explicó a BBC Mundo Guillermo Fernández, sociólogo y miembro del equipo de estudios de Cáritas España, que a comienzos de junio presentó un informe sobre exclusión y desarrollo social.

"Pese a que los indicadores podrían mejorar, hay mucha gente que se está quedando fuera (de la recuperación)", agregó.

¿Les conviene más a los españoles no tener gobierno?
"La situación ha mejorado ligeramente para un conjunto de personas. El número de pobres y excluidos se ha reducido, pero no con la intensidad como para volver a cifras anteriores a la crisis", afirmó el sociólogo.

En el punto más alto de la crisis, en 2014, Cáritas atendió a 2,5 millones de personas. Antes de la recesión eran 300.000. Ahora, la cifra es de 2 millones.

"La situación (crítica) de las familias se ha hecho más crónica", analizó Fernández. "Gente aislada y descolgada"

La Federación Española de Bancos de Alimentos, que los distribuye a organizaciones locales, registró un descenso en el número de personas atendidas: de 1,66 de 2014 al 1,57 millones en 2015. ¿Una buena noticia? No tan rápido.

Es una reducción "meramente puntual", le explicó a BBC Mundo Ángel Franco, portavoz de la federación. "Aunque los indicadores macroeconómicos hablan de un repunte de trabajo y demás, la verdad es que hay gente de cierta edad aislada y descolgada", afirmó Franco.

"La sociedad tiene una necesidad de mirar adelante y olvidar lo que ha pasado, pero esa gente está ahí y las consecuencias son peores que antes", afirmó el sociólogo Guillermo Fernández.

http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-36577849?post_id=10201684103420114_10201996789277065#_=_

viernes, 17 de junio de 2016

Empleo para los más frágiles. La desocupación crónica afecta a cerca de tres millones de personas en España.

La crisis ha intensificado en España una tendencia de largo recorrido e inaceptables consecuencias: la progresiva expulsión del trabajo de los adultos menos cualificados. Un problema que está adquiriendo perfiles crónicos y que es la causa principal de la preocupante evolución del riesgo de pobreza. El aumento en la desigualdad de rentas durante la crisis procede básica y precisamente del alarmante aumento en la no ocupación de ese colectivo. Los riesgos sociales para los trabajadores con bajos salarios no tienen parangón con los riesgos de pobreza y de carencia material severa que se derivan de la desocupación prolongada o crónica.

Este es un de los peores resultados del anómalo funcionamiento del mercado de trabajo. Casi la mitad de los últimos treinta años España ha mantenido tasas de paro superiores al 20%; solo cuatro años tasas de menos de 10%. El convulso devenir del empleo en función de los ciclos económicos es incomparable con la evolución laboral de los países de nuestro entorno.

Aunque tan deficiente funcionamiento puede afectar a todos los niveles educativos en diferentes momentos de la biografía laboral, se da una clara preponderancia de la forma en la que perjudica —durante toda su trayectoria vital— a los “menos cualificados”. Los importantes incrementos de nivel de estudios no han logrado cambiar este proceso. Cada nivel de estudios ha sido sustituido, en periodos cada vez más cortos, por el inmediato superior en la proporción de “desocupados”.

Este problema es menos visible en el largo plazo entre las mujeres. Su constante incremento de participación laboral durante el último medio siglo encubre en parte lo que entre los varones es una evidencia palmaria: los adultos menos cualificados se han visto progresivamente expulsados del empleo, incluso en la fase que debería ser la más activa de su biografía laboral, hasta casi cronificar esa expulsión. En cada recesión, su pérdida de empleo ha resultado más acusada, y se ha ido acumulando porque las fases alcistas posteriores sólo han logrado recuperar la mitad de lo perdido. Por tal camino, en 2013, la mitad de los varones españoles autóctonos con estudios primarios llegó a estar sin empleo en la cima de su vida laboral (entre 35 y 54 años).

Urge recuperar su ocupación. Bajo un supuesto moderado, el colectivo recuperable alcanzaría a tres millones de personas potencialmente empleables. Ese colectivo es prioritario porque tiene las menores opciones alternativas al empleo. Además, tienen más probabilidades de pertenecer a hogares con hijos que sufren las más duras consecuencias derivadas de la pobreza de sus padres. No es suficiente “mejorar su empleabilidad”, es imprescindible conseguir su vuelta al empleo.

No puede obviarse que la opción de recualificar a los adultos con desocupación crónica tiene serias limitaciones: por un lado, esta tarea es lenta y costosa, dificultada por las reconocidas insuficiencias del sistema español de formación de desempleados; por otro lado, es posible que esa recualificación mejore algo las condiciones de competencia con otros colectivos, pero resulta poco probable que pueda solucionar el problema de desocupación de los “menos cualificados”.

La progresiva cronificación en la desocupación parece indicar que hay un notorio problema de inadecuación entre su productividad y los costes laborales de su cada vez más improbable contratación. Si no se actúa sobre estos costes, su desocupación será creciente e irreversible.

Dejando aparte los salarios, a los que la crisis ha sometido a un intenso proceso de ajuste en el que ha influido la reforma laboral, hay varios ámbitos de actuación para la capacidad reguladora del Estado: las subvenciones directas, las rebajas del IRPF, las exenciones o bonificaciones de la cotización a la Seguridad Social y la compatibilidad salarial complementaria con el empleo de algunas prestaciones sociales.

Cualquiera de estas políticas presenta problemas de incentivos perversos, porque no es razonable ni eficiente recompensar la descualificación. Por ello, es imprescindible elaborar unos criterios claros de demarcación que se centren en ese objetivo de “recuperación” de unos trabajadores que, habiéndolo sido, han sufrido la tragedia de no haberse preparado para un momento y una sociedad que no supieron ver a tiempo.

Las experiencias en la utilización de las subvenciones directas al empleo no las hace recomendables. El difícil rigor en su aplicación, su tendencia a generar efectos “no queridos” y sus serios problemas de demarcación desaconsejan esta vía.

La opción de una subvención controlada fiscalmente a través del IRPF tendría que tomar la forma de “impuestos negativos”, ya que el IRPF de estos contratos es ya muy bajo.

La vía de importantes rebajas de las cotizaciones a la seguridad Social para los trabajos de menor cualificación parece la más sencilla de aplicar, como ha demostrado la actual carencia de 500€ de cotización para los contratos indefinidos. La demarcación de estas rebajas al objetivo específico de “recuperación”, obligaría a restringirlas a desocupados que ya hubieran cotizado antes y con un tiempo largo de desempleo. La duración de esa cotización anterior tendría que depender de una función que podría tomar en cuenta los estudios y la edad para su cálculo.

La mejora del complejo y disperso sistema de garantía de mínimos es muy necesaria. Ese sistema alcanza ya un volumen de gasto considerable. Las prestaciones no-contributivas por desempleo rondan los 8.000 millones de euros anuales. Son prestaciones predominantemente “pasivas”, con pocos efectos en el logro de empleo. Sin mayor dificultad ni incremento de coste, varias de esas prestaciones se podrían hacer compatibles con un salario, más intensamente para los hogares con menores. Esa compatibilidad habría que promoverla mediante incentivos que la hiciesen atractiva tanto para los empleados como para los empleadores. Su prolongación durante el tiempo en el que esas prestaciones hubiesen podido estar vigentes, de no haber encontrado empleo, serviría de único criterio de demarcación. Recursos que ahora solo palian las carencias económicas de los parados, contribuirían a mejorar su vida.

La recuperación para el empleo de los menos cualificados es el objetivo más urgente para un verdadero rescate social. La mejora del sistema de mínimos es necesaria, pero no puede resolver un problema de esta magnitud en la participación laboral de adultos. Y hay algo mucho más importante: la ocupación no es solo un medio para obtener rentas; es también una fuente imprescindible de dignidad y de motivación para la mejora de las propias capacidades, una fuente de estabilidad y de regulación cotidiana de la vida en los hogares, y el medio más eficiente y humano que se conoce de equilibrar derechos y deberes sociales de los ciudadanos.

Luis Garrido y Rodolfo Gutiérrez son catedráticos de Sociología y autores del documento El urgente rescate social: recuperar el empleo de los menos cualificados, del Círculo Cívico de Opinión.

http://elpais.com/elpais/2016/04/29/opinion/1461942035_603683.html

lunes, 30 de mayo de 2016

Las carreras con mayor tasa de empleo. Titulaciones universitarias con mayor número de ocupados en el extranjero. Los titulados de la crisis con más empleo son médicos e ingenieros.

Las titulaciones universitarias con mayor y menor salida laboral.
La encuesta emplea datos recogidos entre septiembre de 2014 y febrero de 2015. Y analiza la situación de licenciados y graduados universitarios del curso 2009-2010, con una muestra de 30.000 titulados, entrevistas directas y datos administrativos.







Las titulaciones universitarias con mayor y menor salida laboral.
http://elpais.com/elpais/2015/12/22/media/1450786621_713557.html



martes, 26 de abril de 2016

Economistas han examinado 7 programas de prestaciones sociales para ver si han hecho a la gente holgazana. ¡Y no las ha hecho!

Desde que ha habido programas del gobierno diseñados para ayudar a los pobres, ha habido críticos insistiendo en que ayudar a los pobres los mantendrá sin trabajar. Pero la evidencia de esta proposición ha sido siempre bastante endeble.

Un estudio reciente[1] de economistas de Harvard y del MIT - Massachusetts Institute of Technology, ha debilitado aún más esta propuesta. Abhijit Banerjee, Rema Hanna, Gabriel Kreindler, y Benjamin Olken volvieron a analizar los datos de siete experimentos aleatorios evaluando los programas de ayuda económica en países pobres y encontraron que “no hay evidencia sistemática de que los programas de prestación de dinero en metálico desanimen a la gente a trabajar”. Atacar a los receptores de las prestaciones llamándolos gandules es una retórica fácil, pero cuando de verdad examinas científicamente la proposición, ésta no se sostiene.

No han tenido este efecto en Honduras, ni en Indonesia, ni en Marruecos…

Los programas tratados en el estudio tienen una extensión geográfica bastante amplia. Hay cuatro en América Latina (dos en México, uno en Nicaragua y otro en Honduras), dos en el Sudeste asiático (Filipinas e Indonesia), y uno en Marruecos.

La mayor parte de los programas que analiza este estudio se conocen como “transferencias de dinero condicionales” (CCTs – Conditional Cash Transfers), en la que las familias reciben dinero con la condición de que, digamos, lleven a sus hijos a la escuela, o que los vacunen. La idea es doble: ayudar a la gente pobre, y usar la ayuda como presión para que sus hijos se eduquen y reciban asistencia sanitaria. Estas “transferencias de dinero condicionales -- CCTs” se pusieron de moda antes en América Latina, por eso la mayoría de los programas analizados se han hecho en esta región. Pero el estudio incluye también un Programa mexicano[2] que proporcionaba 13 dólares al mes en metálico “sin condiciones” a familias de las regiones pobres.

Exactamente: cero. Ese fue el número de programas (de entre estos siete programas) en los que vieron un cambio estadísticamente significativo en los niveles de desempleo o en las horas trabajadas a la semana:

Banerjee, Hanna, Kreindler, y Olken, 2015. Efectos en el trabajo, por programa.

En algunos casos el trabajo subió; en otros, el trabajo bajó. En ninguno de ellos hubo un cambio sustancial. En todos los programas, excepto en el de Honduras y Filipinas, los datos fueron lo suficientemente equiparables como para que los investigadores pudieran hacer un fondo común y calcular los efectos a través de todos los programas. Esto permitió estimaciones más precisas que las que se hubiesen podido obtener de cualquiera de los cinco estudios comparados en solitario. El intervalo de confianza fue de un 95% en cuanto a cómo afectaron a la tasa de empleo, comprendidos entre un descenso de un 1,6 % y un incremento de un 0,9%. Prácticamente esto es una indicación de que no hay cambios.

Otros estudios encontraron que el dinero en metálico anima a trabajar

Hasta cierto punto, esto abarata los programas de transferencia de dinero. Dos recientes trabajos de investigación en estos programas de transferencia de dinero sugieren que dar dinero a la gente pobre de los países en desarrollo podría incluso, en algunos casos, fomentar el trabajo. Un estudio hecho por Christopher Blattman, Nathan Fiala, y Sebastian Martinez evaluaron un programa que dio becas (382 dólares por persona, de media) a grupos de ugandeses desempleados jóvenes para ayudarles a aprender oficios cualificados, y descubrieron que aumentaron un 17% en horas de trabajo y sus salarios en un 38%. Otro trabajo de investigación de: Blattman, Eric Green, Julian Jamison, y Jeannie Annan, examinó un programa de Nigeria en el que daban unos 150 dólares y un entrenamiento con algunas habilidades básicas de negocios a mujeres del norte de Uganda: el trabajo aumentó en un 61%.

Esos programas son significativamente diferentes de los evaluados en el estudio de Harvard/MIT. La diferencia es que estaban orientados a ayudas para los negocios. El programa para mujeres proporcionó capacitación y supervisión, y el programa para adultos jóvenes exigió a los candidatos que presentaran sus propuestas explicando cómo utilizarían el dinero para mejorar sus negocios. También hubo otro de una beca pagada en una vez, en vez de una transferencia a plazos, y operando por regla general a una escala menor que las de los programas gubernamentales evaluados por Banerjee et al.

Pero el razonamiento que hacen los contrarios a los programas de prestaciones sociales escépticos acerca de los programas de transferencias de dinero, debería también preocuparse por darle a la gente pobre grandes pagos únicos para usarlos como capital para negocio; ¿por qué no cogerían este dinero y lo gastarían? Por tanto el éxito de estos programas proporciona otro contraargumento más para la paranoia acerca de la “welfare queen - – reina del subsidio[3]”.

No es solo en el extranjero

Todas las evidencias mencionadas anteriormente se refieren a países en desarrollo. Pero merece la pena ser escépticos también en los países ricos acerca las denuncias a las “welfare queens – reinas del subsidio”. Por una sencilla razón, el mayor programa de EEUU que hay actualmente funcionando para jóvenes adultos pobres es el “EITC - Earned Income Tax Credit[4]”.

Hay una abundante evidencia que demuestra que el programa de EITC fomenta el trabajo, normalmente atrayendo a los padres solteros al mercado de trabajo. Esto tiene un impacto anti-pobreza más allá del dinero que este crédito fiscal[5] proporciona a la familia.

Pero incluso los programas de donación de dinero sin condiciones probablemente no tengan un mayor efecto en el trabajo en los países ricos. Varios estudios en los años 70 en los EEUU examinaron los programas de “impuesto negativo sobre la renta”[6], donde se tomó como ejemplo un grupo de familias pobres que recibieron becas, cuya cantidad fue disminuyendo a medida que las familias ganaban más dinero con sus trabajos. Los estudios encontraron un descenso muy bajo en el trabajo, debido sobre todo a que la gente tardaba más en encontrar un buen trabajo cuando estaba desempleada y alargaba el periodo de estudios. Incluso esos cálculos fueron exagerados por los participantes que ocultaban la cantidad de trabajo que hacían, quizá para obtener mayores cheques; cuando los investigadores examinaron los datos administrativos, en vez de las respuestas de los sondeos, no encontraron apenas efecto en cuanto al trabajo.

Hay un ejemplo mucho mejor en Canadá, donde una ciudad entera obtuvo unos ingresos garantizados a través del sistema de “impuesto negativo sobre la renta”, y se observaron incluso menores reducciones en trabajo, y allí donde se encontraron fueron en los casos de madres que habían parido recientemente (que pasaron más tiempo en casa con sus recién nacidos), y adolescentes.

No hay duda alguna de que los programas sociales mal diseñados pueden disuadir de trabajar. En el estudio de las ayudas a familias con niños dependientes, la reforma anterior del actual programa de prestaciones sociales se encontró que decrecieron las horas trabajadas de un 10 a un 50% entre los receptores; esto probablemente tuvo que ver con el hecho de que los beneficios de AFDC[7] fueron sustraídos con una proporción de un 100%, por lo que cada dólar ganado trabajando, era un dólar menos que se recibía del AFDC. ¿Quién querría trabajar en esas circunstancias?

Pero la mayoría de los programas de prestaciones sociales son mejores que el AFDC. Tanto si se llevan a cabo en los EEUU o en países en desarrollo no tienden a disuadir a la gente de trabajar.

[1] Debunking the Stereotype of the Lazy Welfare Recipient: Evidence from Cash Transfer

[2] Mexico tried giving poor people cash instead of food. It worked. –- México probó a dar dinero a los pobres en vez de comida. Y funcionó.

http://www.vox.com/2014/6/26/5845258/mexico-tried-giving-poor-people-cash-instead-of-food-it-worked

[3] [Nota de la T.] El artículo se refiere al famoso caso de Linda Taylor, que cometió fraude abusando del sistema de prestaciones de ayudas (entre otros muchos y más graves delitos), y que Ronald Reagan utilizó en su campaña para ilustrar sus críticas a los programas de ayudas sociales. https://en.wikipedia.org/wiki/Linda_Taylor http://www.slate.com/articles/news_and_politics/history/2013/12/linda_taylor_welfare_queen_ronald_reagan_made_her_a_notorious_american_villain.html

[4] [Nota de la T.] EITC: Earned Income Tax Credit, es una devolución en el pago de impuestos para trabajadores con bajos o medios ingresos, especialmente para aquellos con hijos https://www.irs.gov/Credits-&-Deductions/Individuals/Earned-Income-Tax-Credit/EITC,-Earned-Income-Tax-Credit,-Questions-and-Answers https://en.wikipedia.org/wiki/Earned_income_tax_credit

[5] [Nota de la T.] Los créditos fiscales reducen la cantidad de impuestos debidos. Los gobiernos pueden conceder un crédito fiscal para promover un comportamiento específico, como renovar el parque automovilístico, o los electrodomésticos antiguos con otros más eficientes, o ayudando los contribuyentes más desfavorecidos reduciendo el coste total de la vivienda. http://www.investopedia.com/terms/t/taxcredit.asp

[6] [Nota de la T.] El impuesto negativo sobre la renta es un sistema de impuestos progresivo en el que la gente que gana por debajo de una cierta cantidad, recibe una cantidad suplementaria de gobierno. https://es.wikipedia.org/wiki/Impuesto_negativo_sobre_la_renta

[7] [Nota de la T.] AFDC (Aid to Families with Dependent Children – Ayuda a familias con hijos dependientes)

https://www.census.gov/population/socdemo/statbriefs/whatAFDC.html
Dylan Matthews

martes, 29 de marzo de 2016

¿Ha creado empleo el ajuste salarial?

Uno de los argumentos centrales del pensamiento económico convencional es que el ajuste salarial tiene un efecto positivo sobre el empleo; existiría una relación inversa entre ambas variables (según este enfoque, el nivel de empleo estaría determinado a corto plazo por los salarios). En primer lugar, porque la moderación de los costes laborales permite la recuperación de los márgenes empresariales, motor de la inversión productiva, que, al reforzarse, se traduce en nuevos puestos de trabajo. En segundo lugar, la contención salarial mejora la competitividad-precio de las empresas, ensanchando sus mercados y, en consecuencia, aumentando las necesidades de empleo. Se sostiene, en tercer lugar, que el ajuste de los salarios a la baja favorecerá, muy especialmente, a los trabajadores de menor cualificación.
De acuerdo con esa línea de argumentación, los países que hubieran aplicado políticas salariales más contenidas habrían obtenido mejores resultados ocupacionales.
¿Qué nos dice al respecto la evidencia empírica proporcionada por Eurostat? A continuación se presentan tres gráficos que relacionan, por un lado, el esfuerzo salarial, y, por otro, la creación de empleo. El primero está referido al periodo comprendido entre 2000 y 2007; el segundo comprende los años de crisis, 2008-2015; y el último se centra en el tramo 2010-2015, cuando se han aplicado con mayor rigor las políticas de austeridad salarial.





Pues bien, los gráficos ponen de manifiesto que, en un sentido muy diferente al defendido por la corriente dominante en economía, no hay evidencia empírica en la Unión Europea que sostenga la afirmación de que la moderación salarial es una vía para la creación de empleo. Más bien al contrario, en el periodo dominado por la austeridad salarial y presupuestaria encontramos una relación positiva entre la compensación real por empleado y el empleo. En otras palabras, el balance en términos ocupacionales ha sido más favorable para aquellas economías que han relajado la disciplina salarial.
¿Cómo interpretar estos resultados? Cuatro aspectos a tener en cuenta.
a) Las políticas de represión salarial, al contraer la demanda, han penalizado el crecimiento económico y, en esa medida, la capacidad de creación de empleo. Ese efecto de demanda supera, con mucho, los supuestos efectos positivos asociados a la activación de la inversión y el aumento de la competitividad.
b) La recuperación de los márgenes empresariales no se ha traducido en una mejora sustancial de la inversión productiva, que, cuando se escriben estas líneas, todavía se mantiene en niveles muy bajos. La atonía de la demanda y, más en general, las incertidumbres que amenazan la evolución de los mercados explican la prudencia inversora de las empresas.
c) El supuesto intercambio entre salarios (moderación) y empleo (crecimiento) no se ha materializado. La represión salarial no mejora sustancialmente el balance ocupacional. Lejos de abrir las puertas a la contratación de trabajadores de baja cualificación, ha supuesto la degradación salarial de los que antes recibían mejores retribuciones.
d) En el contexto de las reformas estructurales llevadas a cabo estos años por los gobiernos europeos, cuya piedra angular ha sido la desregulación de los mercados de trabajo, se han abierto para las empresas mayores posibilidades de intensificar la utilización de los recursos laborales disponibles (aumentar la explotación): alargamiento de las jornadas laborales e intensificación de los ritmos de trabajo. Ello, como no podía ser de otra manera, ha tenido una incidencia negativa sobre la creación de empleo.

Profesor de economía aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, miembro de econoNuestra y del Consejo Ciudadano Autonómico de Madrid

domingo, 7 de febrero de 2016

Siete de cada diez desempleados no percibe ninguna prestación

Apenas 1,3 millones de los casi 4,8 millones de parados con que acabó el año perciben algún tipo de ayuda del Ministerio de Empleo. Es decir, todavía hay casi 3,5 millones de desempleados sin prestaciones o subsidios, el 72% del total, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del último trimestre de 2015. Hay que tener presente que casi medio millón de quienes carecen de ayuda no han trabajado nunca y no han generado el derecho de percibirla.

La cifra se ha reducido desde que a finales de 2013 y comienzos de 2014 tocara techo. Entonces quienes no percibían subsidios o prestaciones sumaban 3,9 millones, según los datos que cada trimestre extrae de la EPA el investigador Enrique Negueruela. Ahora, con la reducción del paro,la creación de empleo y la bajada de la población activa (quien no forma parte de este colectivo tampoco es considerado un parado) el colectivo ha menguado.

El porcentaje de protección frente al paro que se extrae de la EPA, el 27,8%, difiere mucho del que elabora el Ministerio de Empleo sobre la base de los datos de las oficinas públicas de empleo paro registrado: un 55,4% en noviembre. La causa de esta diferencia hay que buscarla en que utilizan metodologías y colectivos muy diferentes. Así, la cifra de parados que contempla la EPA es bastante mayor que la del paro registrado, casi 4,8 millones frente a 4,15 millones, respectivamente.

En cuanto a la metodología: el Instituto Nacional de Estadística (INE) al elaborar la EPA pregunta directamente a los desempleados (aquellos que no han trabajado ni una hora en la semana en que son encuestados) si perciben algún tipo de ayuda. El Ministerio, por su parte, incluye desde que creó su índice de cobertura con Celestino Corbacho al frente, a beneficiarios de prestaciones que en la EPA no se consideran parados (trabajadores a tiempo parcial que completan su sueldo con el seguro de desempleo, prejubilados que también cobran prestación y ocupados suspendidos de empleo temporalmente).

La existencia de un colectivo tan amplio sin prestaciones ni ayudas se explica, principalmente, por la duración de la crisis, durante la que el mercado laboral se hundió siete años, y en la persistencia del paro de larga duración (el cobro seguro de desempleo es temporal en casi todos los casos). También en los recortes de 2012, que endurecieron el derecho a percibir los subsidios y las ayudas del plan Prepara (de 400 a 450 euros). Además, la última paga puesta en marcha a comienzos de 2015 para quienes no hayan trabajado durante un año o más y no cobraran nada se ha quedado por debajo de su objetivo.

http://economia.elpais.com/economia/2016/01/30/actualidad/1454176057_155146.html

miércoles, 13 de enero de 2016

El coco

“Los hombres nacen bajo el yugo, y, criados y educados después en la servidumbre, sin mirar más allá, se acomodan a vivir tal y como han nacido; sin pensar disponer de otro bien ni de otro derecho que aquellos que han encontrado, aceptan la situación en que han nacido como condición natural.”
                                                                 Étienne de La Boétie, Sobre la servidumbre voluntaria, 1548.

Algunos de los cientos de miles de españoles que vivimos en el extranjero hemos vuelto a casa para votar en las elecciones y el horizonte que hemos encontrado en provincias es desolador. Los partidos de siempre, los del “si usted lo dice… señorito” de Delibes, han arrasado en regiones asoladas por el paro, la pobreza y la emigración, como si todo lo que nos pasase fuera un castigo a nuestra particularidad endémica. Ninguna estadística ni encuesta señala una buena situación económica, social o política, ningún ciudadano siente que su territorio prospera. En los pueblos pequeños doblan a diario las campanas y las calles principales de las capitales extremeñas están plagadas de “Se traspasa”, con miles de jóvenes preparándose oposiciones que no se convocarán con el mismo ímpetu que antes se rezaba a San Antonio. Vivimos en una constante decadencia soportada sólo por la expectativa de un milagro, en forma de lotería o de oposición, un cruce del destino que nos garantice la supervivencia en la mediocridad cotidiana. Sin embargo, elección tras elección, elegimos a los mismos gobernantes, a nuestros “señoritos”, movidos por un secreto afán sociológico de perpetuar en el poder al cacique sin valorar su gestión.

Desde fuera las cosas se ven bastante claras: gobiernos corruptos e inmorales sin ningún aprecio por el estado ni por la ciudadanía llevan años repartiéndose cargos y prebendas. Estos partidos-mafia, aplaudidos y refrendados electoralmente cada cuatro años por una ciudadanía complaciente: “lo que usted diga, señorito…”, han puesto a su servicio todo el poder de las instituciones para vender y arruinar el país en nombre de un nacionalismo mal entendido, resignificado en la órbita de las narrativas hasta el punto de identificar la patria con intereses privados. A partir de complejos sistemas imaginarios proyectados por los medios de comunicación –que subsisten a veces por la “generosidad” de partido o por el interés de grupos de poder en el control de la opinión-, han inoculado el mensaje de la no alternativa o de la seriedad de estado frente a la inexperiencia o el peligro.

Cánovas arriba y Cánovas abajo, no hay conversación en la que se haya justificado el voto a PPSOE a partir de la gestión, sino que la sombra de Podemos ha actuado como agente movilizador. Estos días he escuchado barbaridades que no superan la condición de falacia, pero por su fortaleza ejemplarizante construyen modelos dicotómicos. Dos señores decían que por la ley electoral Podemos había tenido más diputados de los que le correspondían, que lo “habían oído”; otros, que Podemos iba a expropiarnos las casas; en la pescadería unas señoras hablaban que el “coletas” iba a quitar las pensiones; y unos jóvenes “habían leído” que unas mujeres de Podemos habían profanado una iglesia y habían introducido en su vagina Formas Consagradas. Como sabrán, todas estas informaciones son falsas, pero atemorizan más si cabe a una sociedad precarizada. Que tenga que aclarar el alcalde de Valencia que no va a prohibir la paella desmintiendo una noticia dice mucho de nuestra cultura política y nutre las memorias del cine nacional, de Berlanga a Cuerda. La lectura codifica los mensajes políticos en la prensa y de esta forma defender el referéndum en Cataluña equivale a pedir su independencia; cobrar el IBI a la Iglesia se transforma con el teléfono “escacharrao” en la quema de conventos y la violación de monjas, “que lo he oído o lo he escuchado, señorito…”; subir impuestos a las grandes fortunas se convierte en quitar las pensiones y expropiar casas; y así hasta un sinfín de disparates que culminan en el aquelarre de podemitas desnudas y hombres con coleta copulando con el diablo las noches de luna llena. Un jefe de mesa me comentó asombrado: “pues estuve con una de interventora de Podemos y era maja y pacífica, una cosa muy extraña…” Si alguno de los “¿está bien, señorito?” se hubiera preocupado al menos de informarse comprobaría atónito que Podemos lo conforman principalmente personas de mediana edad, médicos, profesores y funcionarios, con presencia también importante de jóvenes de alta cualificación académica, ciudadanos con experiencia en asociaciones sociales e incluso cristianos de base. Pero no importa, porque la maquinaría mediática ha funcionado y más en provincias que languidecen a la espera.

No he vivido la guerra civil, pero estos días he comprendido aquel lamento de Max Aub en Campo de los Almendros. Y ahora sé que estos optimistas –no sólo de Podemos-, buscadores del bien común, desinteresados y justos, “son lo mejor de España”, los únicos que de verdad se han alzado sin fuerzas contra una economía que mata, insolidaria y esclavista, y contra una clase política que del poder ha hecho opresión y de la responsabilidad, corrupción. “Por la sola justicia, cada uno a su modo, como han podido, sin que les importara su comodidad, su familia, su dinero”, lo han intentado con dignidad. Éstos, “no lo olvides”, imperfectos y contradictorios, son “lo mejor de España.” Una España maltrecha y decente que volverá por mera inercia generacional, aunque seamos en provincias los últimos en verla aparecer.

  in Artículo

domingo, 10 de enero de 2016

Atados a la casa paterna. La tasa de emancipación juvenil española se sitúa entre las más bajas de Europa.

Que casi el 80% de los jóvenes españoles menores de 30 años vivan todavía en la casa de los padres da cuenta de la profundidad de la crisis que vivimos. La tasa de emancipación juvenil española se sitúa entre las más bajas de Europa, solo por encima de la de Grecia, Italia y Croacia, y muy por debajo de la media europea, donde los jóvenes se emancipan de media a los 26,1 años, mientras que aquí lo hacen a los 28,9. Es muy posible, además, que estas estadísticas escondan una parte de la realidad, pues muchos de los jóvenes que han abandonado el hogar paterno siguen necesitando la ayuda económica de sus padres.

Estos datos marcan un panorama social deprimente para las expectativas de las nuevas generaciones, pues las causas son estructurales y se necesitan políticas más decididas que las aplicadas hasta ahora para cambiar la tendencia. En primer lugar, la alta tasa de paro —el 38,7% de los menores de 30 años están desempleados— y la precariedad laboral de los que trabajan impiden que tengan ingresos suficientes. A ello se añade el alto precio de la vivienda, inasequible para los salarios medios que perciben quienes comienzan su vida laboral.

La incertidumbre sobre la continuidad en el puesto de trabajo es otra barrera importante a la hora de decidir la emancipación. El nuevo gobierno que se forme en España no puede ignorar esta realidad. Su prioridad debe ser un plan de choque de empleo juvenil.

http://elpais.com/elpais/2016/01/01/opinion/1451674254_231965.html?rel=cx_articulo#cxrecs_s

domingo, 20 de diciembre de 2015

¿Por qué no ha habido nunca pleno empleo en España?

El Captor

Dentro del Título I de la Constitución española -De los derechos y deberes fundamentales-, en el capítulo III -De los principios rectores de la política social y económica-, el Artículo 40.1 indica: “Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa, en el marco de una política de estabilidad económica. De manera especial realizarán una política orientada al pleno empleo.”

Pero nunca en la historia de la actual Constitución española se ha producido una situación de pleno empleo, resultando posible añadir, inclusive, que ninguna -o casi ninguna- formación política ha planteado recientemente, y ante la gravedad del contexto económico actual (más del 20% de la población activa desempleada), un objetivo programático de pleno empleo y de consecución en el corto plazo.

Cuestión, aunque parezca mentira, en absoluto baladí, ya que los preceptos constitucionales fueron aprobados para establecer su cumplimiento sin que sobre ellos recayese discrecionalidad alguna por parte de los poderes y agentes institucionales.

De ahí que de no observarse una situación de pleno empleo en el actual mercado laboral ello sea debido a que o bien no se ha realizado “de manera especial una política orientada” a la consecución de dicho objetivo, o bien el ejercicio de las funciones ejecutiva, legislativa y judicial ha sido estrepitosamente fraudulento en este sentido, situación ante la cual el actual sistema democrático de España debería de disponer de los pertinentes mecanismos, también constitucionales, para la debida rendición de cuentas ante la soberanía nacional (recuérdese; “reside en el pueblo español”).

Por consiguiente, ¿que por qué no ha habido nunca pleno empleo en España? Lo diremos de nuevo y de todas las únicas formas posibles. Porque los poderes públicos no han realizado de manera especial una política orientada al pleno empleo. Y porque, ahora, o en el instante siguiente en el que usted decida sentarse ante su televisor, cualquiera de los candidatos al próximo gobierno de la nación podrá aparecer disputando una simpática partida de futbolín, al tiempo que le confirma a un graciosillo cantante de rancheras/”periodista” que sí, que esta idea de mostrarse ante la gente así es total no solo porque le humaniza como representante político sino también porque le homogeneiza con el conjunto de los representados.

Será entonces cuando usted piense: “¡Y una mi...!, ¡siguiente candidato, por favor!” Tan solo aquél cuyo sueldo sirva para defender alguno de los artículos más mentirosamente bellos, por el momento, de nuestra Constitución.

Fuente: http://www.elcaptor.com/2015/11/por-que-no-pleno-empleo-espana.html

miércoles, 11 de noviembre de 2015

La brecha salarial crece pese al fin de la crisis y la creación de empleo. El sueldo medio, que se sitúa en 1.881 euros, creció para los hombres y cayó para las mujeres y los jóvenes, según el INE.

El empleo se está recuperando a buen ritmo y se da por finalizada la crisis. Pero apenas se nota en los sueldos y la desigualdad aumenta. El salario medio en 2014 apenas creció: 1.881,3 euros, tan solo un 0,65% más (12,2 euros) que el año anterior, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Además, esa leve recuperación se debió al aumento de las remuneraciones de los que más ganan, porque cayeron las de los salarios más bajos. Y la distancia entre unos y otros se ensanchó. La brecha también se agrandó por sexos y por edades: aumentaron los sueldos de los hombres y bajaron los de las mujeres y los jóvenes.

La distancia entre los que ganan menos y más no deja de crecer. El año pasado siguió ensanchándose. El sueldo medio del 10% de los asalariados que menos cobran bajó en 3,3 euros mensuales y quedó en 411,2 euros brutos al mes. En el otro extremo, las remuneraciones de los que más ganan crecieron en 42 euros, hasta una mensualidad de 4.616,9. De esta forma, la brecha salarial se ensanchó en 45 euros y se situó en 4.205,7, según el decil de salarios de la Encuesta de Población Activa, un estudio que divide la población asalariada en diez partes iguales según su retribución y que el INE ha divulgado este viernes.

Los sueldos medios mantuvieron el comportamiento anémico de los años precedentes. Entre 2013 y 2014, el incremento apenas fue del 0,65%, hasta los 1.881,3 euros al mes. No obstante, como los precios todavía tuvieron un comportamiento peor (-1% de caída anual el año pasado), los asalariados ganaron poder adquisitivo. El aumento se debió, como apunta el Ministerio de Economía, al incremento del tiempo medio de trabajo, que pasó de 36,5 a 36,7 horas semanales.

El comportamiento plano de las retribuciones se pone aún más de manifiesto si se considera que el salario mediano —el que divide el colectivo en dos partes iguales y que se acerca más al que cobra la mayoría de los trabajadores— que apenas subió dos euros hasta situarse en 1.602,5 euros mensuales.

El aumento de la desigualdad no es homogéneo, porque también aumentan las distancias entre diferentes colectivos. Entre ellos están los que trabajan a jornada completa y a tiempo parcial, una brecha que se ha ensanchado hasta los 1.433 euros mensuales: los primeros ingresan 2.132,2 euros frente a los 698,2 de los contratos por horas.

Precisamente el alto número de mujeres que trabajan a tiempo parcial —un tipo de empleo peor pagado y más precario— explica buena parte de la diferencia entre los sueldos medios de hombres y mujeres, como advirtió el propio INE en su nota de este viernes. En 2014, las empleadas por horas se acercaban a los dos millones, en cambio, los trabajadores masculinos a tiempo parcial no llegaban a los 620.000.

De esta forma, la diferencia entre los que ganan los hombres y las mujeres superó por primera vez los 500 euros en 2014. La distancia creció porque las ganancias de las mujeres bajaron (3,5 euros menos al mes) hasta situarse en 1.618,1 euros mensuales, mientras que la de los hombres aumentó (23,8 euros más), para fijarse en una media de 2.125 euros.

La desigualdad creciente en España es una de las consecuencias que más se han dejado sentir de la crisis como se aprecia en la estadística. Además de por género, también creció la brecha por edades. El sueldo de los más jóvenes del mercado laboral, quienes tienen entre 16 y 24 años, menguó en dos euros al mes, dejando el salario bruto en 1.030 euros mensuales. Por el contrario, el de los más mayores, subió en 54 euros, hasta los 2.198 euros. En este caso también pesó la mayor tasa de empleo a tiempo parcial entre los trabajadores jóvenes como causa de esa desigualdad. En 2014, la excepción hay que buscarla en las remuneraciones de indefinidos y temporales. Si el año anterior la separación entre unos y otros alcanzó su techo (765,9 euros), este se ha reducido hasta poco menos de 750 euros.

También se estrecharon las diferencias entre el sector público y el privado. Los trabajadores de la Administración ganan 2.544 euros brutos mensuales, con un aumento del 0,57% respecto al año anterior, mientras que en el sector privado se situó en los 1.710,3 euros, con un crecimiento del 1,1%.

Por territorios, se ensanchó la distancia entre la comunidad en la que el sueldo medio es más alto y la que lo tiene más bajo. En Madrid, donde se pagan los salarios más elevados, la ganancia media ha crecido en más de 200 euros en los últimos cuatro años, hasta los 2.272 euros mensuales. En cambio, en Extremadura —tradicionalmente la región de España con remuneraciones más bajas, excepto el año pasado en el que lo fue Canarias— el incremento fue de 34 euros en el mismo periodo de tiempo, hasta los 1.588. El País Vasco es la comunidad donde más proporción de trabajadores está en la escala alta de salarios.

Tres millones de trabajadores no llegan a mileuristas
Casi tres millones de trabajadores tenían un sueldo de 972,8 euros brutos a mes el año pasado, según la encuesta de deciles divulgada este viernes por el INE. Es decir, que al menos tres millones de empleados ni siquiera llegan a ser mileuristas. No obstante, si consideramos al salario bruto que computa la encuesta, le restamos los descuentos de IRPF y Seguridad Social y el hecho de que se incluyen las pagas extraordinarias, la cifra de los trabajadores españoles que no gana ni 1.000 euros netos al mes se eleva por encima de los cuatro millones, del total de 14,2 millones de asalariados a los que se refiere el informe.

En el análisis que hace el Ministerio de Economía de la encuesta, el departamento que dirige Luis de Guindos destacó que si en 2010 el 20,1% de asalariados ganaba menos de 1.221 euros, ese porcentaje ha caído hasta el 17,5% en 2014.

En lo referente a ocupaciones, los salarios más bajos se concentraron en las actividades de los hogares como empleadores de personal doméstico (84,7% por debajo de 1.221,1 euros) y en el sector primario, agricultura, ganadería, silvicultura y pesca (59,6%). Las remuneraciones más elevadas se dieron en actividades financieras y de seguros (el 71,6% recibieron salarios superiores a 2.173,5 euros), en educación (58%) y en suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire acondicionado (56,1%).

 http://economia.elpais.com/economia/2015/11/06/actualidad/1446805661_224683.html

martes, 18 de agosto de 2015

Los 'pepenadores' alemanes utilizan Internet y el celular. Las botellas vacías han creado un gran negocio en Alemania para más de dos mil recolectores de basura

Hace un par de semanas, Robert, un receptor de la ayuda social alemana de 63 años, recibió una noticia que le cambió la vida. Un amigo indigente le contó sobre la existencia de pfandgeben.de, un portal en Internet que concentra un banco de datos de recolectores de botellas en toda Alemania, un pequeño ejército de pobres e indigentes que nació el 1 de mayo de 2006, cuando entró en vigor una ley casi revolucionaria en el país. La nueva ley, convirtió a varios miles de habitantes de este rico país en alumnos aventajados de los miserables 'pepenadores' mexicanos, ese grupo de indigentes que nace, vive y muere en los grandes basureros recogiendo cualquier objeto de valor que les reporte un par de pesos.

Desde mayo de 2006, todas las tiendas que venden bebidas, incluidas las alcohólicas, con una superficie mayor de 200 metros cuadrados, quedaron obligadas por ley a pagar entre 13 y 34 centavos de dólar por cada envase que lleva una etiqueta mágica: 'retornable'. La noticia se propagó de boca a boca entre los indigentes, los parados y también los jóvenes que visitan religiosamente los institutos de Enseñanza Básica y Media en el país. De la noche a la mañana, los contenedores de basura se habían convertido en pequeñas islas del tesoro que ofrecían sus riquezas (los envases retornables) a los modernos piratas de la sociedad alemana.

Este nuevo fenómeno social, que nació gracias a la titánica lucha que libró el ex ministro de Medio Ambiente Jürgen Trittin (1998-2005), un combativo militante de los Verdes, para ponerle precio a la basura, es un ejemplo patético de que en la rica Alemania existe un grupo social que las estadísticas no toman en cuenta: los pobres.

Gracias a Jürgen Trittin, miles de 'pepenadores' en todo el país, tienen ahora la posibilidad de ganar algunos euros extras recogiendo envases vacíos. La nueva invasión está causando estragos en los grandes supermercados, donde los clientes habituales se abastecen de cerveza y agua mineral.

Decenas de indigentes y parados esperan con paciencia infinita su turno para depositar el tesoro en máquinas especiales para poder canjear los envases vacíos retornables por un cupón que amortiza la compra de las bebidas y forman colas que pueden durar hasta un par de horas.

Robert es un pepenador de Berlín y sus ingresos de multiplicaron gracias a otra idea genial, esta vez diseñada por un diseñador gráfico, que no sabía que hacer con las botellas que se juntaban después de las fiestas en su departamento ubicado en Friedrichshein, un barrio de moda de la capital

“Después de cada fiesta o reunión con mis compañeros de piso quedaban decenas de botellas en la cocina. Con un amigo pensamos que sería de gran ayuda avisarles a los recolectores de botellas: en mi cocina tengo muchas botellas y las puedes venir a recoger”, contó Jonas Kakoschke, creador de pfandgeben.de.

Jonas preparó un catálogo de preguntas, salió a la calles de Berlín a entrevistar a los recolectores y les explicó su idea. Investigó cuántos de ellos contaban con un teléfono móvil. La mayoría le facilitó con gusto su número teléfono y en la actualidad tiene registrados alrededor de dos mil recolectores. Para que el botellero sea ubicado en su localidad tiene que estar registrado en la página. Por semana hay entre cinco y diez nuevos registros. Los interesados en deshacerse de sus botellas eligen en el portal su lugar de ubicación y éste arroja los números telefónicos de los botelleros en el área. El resto se coordina directamente entre el donador y el recolector. Kakoschke no interviene, ni exige dinero por el servicio.

“Gracias a Pfandegen.de mis ingresos aumentaron y ya puedo darme algunos lujos”, dijo Robert, quien trabaja hurgando en los basureros en los alrededores del Europa Center de la capital alemana. A pesar de seguir saliendo a las calles en busca de botellas, la plataforma web le ha facilitado su trabajo de pepenador: “Lo tengo que seguir haciendo. No soy el tipo de persona que pediría limosna en la calles, mejor recolecto botellas”.´

Eduard Lüning también es un pepenador alemán que nació hace 51 años en Münster y es el único que ha escrito un libro sobre su experiencia como recolector de envases vacíos retornables. Pero Lüning, a diferencia de Robert, el pepenador de Berlín, es un hombre famoso y está en camino de almacenar una pequeña fortuna gracias al tesoro que sus compatriotas abandonan en los contenedores de basura o dejan tirados en el suelo durante los grandes festivales de música

Hace ocho años y mientras intentaba dormír en su coche, Lüning observo como un anciano escarbaba en un contenedor armado de una linterna. “Busco botellas” le dijo el anciano. Al fin de semana siguiente, Lüning armado de varias bolsas espero la llegada de los trenes en la estación de Münster.

Fue el comienzo de una aventura que aún no finaliza. En una entrevista reciente, el ex taxista y obrero de la construcción admitió que ganaba más de 10.000 euro al mes recolectando botellas y latas de cerveza. Lüning viaja con su caravan por todo el país, visitando festivales de música

“Me sigue fascinando como se puede ganar dinero con la basura de los demás”, dijo el más famoso de los pepenadores alemán, quien gracias a la iniciativa del ex ministro Jürgen Trittin, se convirtió en un exitoso empresario que está en camino de hacerse rico con los envases que abandonan sus compatriotas.

¿Hay algo de esto en España?
Ha habido un proceso de apoderamiento por las grandes empresas de los productos que pueden ser reciclado y una eliminación de este mercado de los más pobres y necesitados.

¿Cómo ha ocurrido? pues mediante la prohibición de compra de esos productos por las empresas que los compraban. Ahora no se compran libremente ni papel, ni cartón, ni envases de plásticos, metal o vidrio. Y son grandes empresas las que los compran y mediante los contenedores de recogida, puesto por los Ayuntamientos, y las campañas de "concienciación" ciudadana.

Somos los vecinos quienes hacemos el trabajo gratis de llevarles los objetos a los contenedores de esas empresas. Para ello se llevan a cabo campañas de responsabilidad social y ecológica. Productos que luego ellos se encargan de vender.

Mientras, a la multitud de necesitados, que no tenían otro medio de vida que la recogida de esos productos, se les ha privado y expropiado de esa posibilidad y se les ha arrojado aún más a la marginación y la pobreza aumentando la desigualdad.

¿No es hora de hacer algo por ellos?
Creo que sí, son muchos millones de euros que se llevan a costa del trabajo gratis* de muchos vecinos y que podría ser el origen de miles de empleo.

   *Con respecto al trabajo gratis y que, por lo tanto, no ganamos nada con ello y en consecuencia no produce empleo, hay mucho que hablar:

Cada vez hay más gasolineras que no tienen empleados, su trabajo, que antes eran empleos, se ha trasladado gratis al público y no dan nada a cambio por ello, un trabajo peligroso y especializado. Las ganancias pasan integras y únicamente al empresario.

Lo mismo está ocurriendo en multitud de gestiones con los bancos, es un proceso lento y parece imparable.
Han pasado de poner un cajero gratuito para acceder a nuestro dinero en cualquier momento, lo que sin duda es un buen servicio, a delegar trabajos de transferencia, pago de impuestos, de recibos, etc. al cliente de forma gratuita y a cobrar por su utilización. Y se da la paradoja que, en muchos casos, tenemos que ser nosotros, los clientes, quienes le hacemos el trabajo voluntario a personas mayores que, por falta de visión o habilidades, no son capaces de realizar las gestiones en el cajero automático.

Y así con la gestión de multas, de compras de entradas, etc. etc.

Trabajos todos ellos no remunerado que beneficia exclusivamente al empresario y que supone la eliminación de miles de puestos de trabajo.

Lo mismo sucede con la implantación paulatina del autoservicio en bares y restaurantes que no repercute en el comprador o cliente.

Y todo esto está ocurriendo en una sociedad con más del 20% de paro y cientos de miles de jóvenes que se ven expulsados del país para poder sobrevivir. Ello significa una vuelta de tuerca más en la explotación, la desigualdad y la lucha de clases. Aparentemente a cambio de nada.

Digo aparentemente porque en realidad no es a cambio de nada, es a beneficio exclusivamente del empresario con el consiguiente aumento de la marginación y desigualdad. Es decir, para poner un ejemplo, cuando los "buenos y responsables ciudadanos" hacemos el trabajo de clasificar las basuras y llevarlas al contenedor adecuado, estamos ayudando al empresario a ganar más dinero a la vez que se lo quitamos al que antes recogía y podía vender esos productos,... con lo cual ayudamos a crear más pobreza y marginación, de forma voluntaria con un trabajo no remunerado que le hacemos al capitalista.  Esos trabajos deberían beneficiar a los que hacemos el trabajo y en todo caso a los parados.

¡Hasta cuando vamos a aceptar estos trabajos voluntarios que significan arrojar al paro a miles de trabajadores!!
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/01/07/actualidad/1389119012_397307.html

sábado, 8 de agosto de 2015

Más de 1,2 millones de trabajadores llevan cuatro años o más en paro. El colectivo de desempleados de más larga duración no deja de crecer



Los que llevan más tiempo en paro todavía no se benefician de la recuperación económica. Según la encuesta de población activa (EPA), hay 1,2 millones de trabajadores que no han tenido empleo alguno en los últimos cuatro años o más. Desde que ha comenzado la crisis, este colectivo, el que tiene más difícil volver a reengancharse al mercado de trabajo, se ha multiplicado por 12. La situación es especialmente dramática para 180.000 de ellos, ya que viven en hogares que no reciben ningún tipo de ingreso, ni de ellos ni de otros familiares.

El paro tocó su techo histórico al comienzo de 2013, casi 6,3 millones de trabajadores sin empleo. Desde entonces ha caído en más de un millón. Prácticamente todos los colectivos se han beneficiado, menos uno: los trabajadores que llevan cuatro años o más sin una ocupación. 1.201.459 personas, según la última encuesta de población activa, no han tenido un empleo desde, al menos, el comienzo del verano de 2011.

Esta evolución dice mucho de cómo es la crisis en España y su duración. También ilustra perfectamente las dificultades que tienen los desempleados cuanto más tiempo pasan así para volver a reengancharse al empleo. Y esto se ve más en la distribución del colectivo de desempleados en diferentes momentos de la crisis. Cuando comenzó la primera recesión, a mitad de 2008, el 77% de quienes no tenían empleo estaban un año o menos en esa situación, sumaban 1,8 millones. Los que se encontraban en el extremo opuesto apenas representaban el 7,3%, 115.229.

Todavía al principio de la segunda recesión, en 2011, y pese a haber sumado 290.000 personas más, el colectivo de trabajadores que llevaban más de cuatro años en paro no llegaba al 6% del total, como consecuencia del mayor incremento de trabajadores que llevaban menos tiempo en el paro.

El paso del tiempo y la falta de oportunidades han cambiado radicalmente la situación. Ahora, en los microdatos de la encuesta de población activa del segundo trimestre de 2015, desagregados por Enrique Negueruela, investigador de la Fundación Primero de Mayo, de CC OO, se aprecia que casi uno de cada cuatro parados (23,4%) lleva cuatro años o más sin trabajar.

“La probabilidad de entrar en el empleo es más alta para quien está un día parado que para quien está dos. Esto es ley”, explica Florentino Felgueroso, investigador de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). Tanto Felgueroso como Negueruela apuntan que las cifras infravaloran el problema porque un parado que en este periodo haya trabajado una semana o un mes no está en mejor situación que el que no ha trabajado nada en este tiempo, pero, en cambio, no aparece en la estadística.

La gravedad de esta situación también se aprecia en cifras desagregadas, como las de la edad. Dos tercios de este grupo tienen entre 30 y 54 años, casi 800.000 personas.

“La idea de que volvemos a crecer y así las opciones llegarán a todos no es cierta del todo. No llegan a todos por igual. Los que llevan cuatro años sin trabajo, hasta que no haya un crecimiento muy sostenido no saldrán de esta situación”, apunta Felgueroso, que señala que en la penúltima gran crisis que vivió España, la de los años noventa, el paro de larga duración comenzó a reducirse dos años más tarde que entre el resto de desocupados.

Entre 30 y 54 años de edad
Otro punto que muestra que, pese a la recuperación del mercado laboral, todavía está muy lejos la salida de la crisis es el número de personas que, habiendo estado sin trabajar más de cuatro años, viven en alguno de los 774.500 hogares en los que no entra ningún tipo de ingreso. Son 180.836 personas, de las que la inmensa mayoría, concretamente 135.707, tienen entre 30 y 54 años, personas sobre las que suelen concentrarse las cargas familiares.

Para afrontar la situación, Negueruela propone “políticas de empleo muy potentes y mucha inversión”. Señala que se ha perdido mucho tiempo en los últimos años y que las políticas activas “son inexistentes” y que en ellas se invierte el dinero de forma equivocada. “Se han destruido más de 1,5 millones de puestos de trabajo en la construcción. Hay muchos parados procedentes de este sector y todavía hay cursos para formar a albañiles desde cero. No tiene sentido, se tira el dinero. ¿Cómo puede ser que todavía se hagan talleres de empleo en Ayuntamientos para formar albañiles cuyo verdadero objetivo es arreglar algo del patrimonio local?”, lamenta.

También Felgueroso reclama políticas activas. Propone un abanico amplio de instrumentos para los servicios públicos de empleo que, en su opinión, debe comenzar por tener orientadores profesionales. Los siguientes puntos de la receta son: “un perfilado potente que detecte las características de los parados, su capital humano, sus estudios, luego programas de formación, orientación, empleo público, contratación con ayudas...”.

Entre tanto, como el problema no se solucionará de la noche a la mañana, Negueruela defiende aumentar la protección a los parados con más subsidios. “Solo uno de cada cinco parados que no ha trabajado en los últimos cuatro años recibe alguna ayuda. Ahí es donde están las bolsas de pobreza”, analiza
http://economia.elpais.com/economia/2015/08/02/actualidad/1438541164_733483.html

Ayudas escasas y al final de la legislatura

El último gran acuerdo que firmó el Gobierno con sindicatos y patronal fue el que daba luz verde a una ayuda específica (426 euros durante seis meses) para todos los parados de larga duración (un año o más sin trabajo) que hubiesen agotado todas las prestaciones. Se rubricó en diciembre de 2014, pero sus múltiples requisitos han limitado sus beneficiarios: los sindicatos contaban con llegar hasta los 450.000, las cifras de Empleo hasta junio no pasaban de 70.000.
El reparto autonómico de fondos para políticas activas de empleo tiene en cuenta desde este año los resultados en mejorar las oportunidades de parados de larga duración. El Gobierno pondrá su granito de arena, pero en el Presupuesto de 2016, condicionado por las elecciones generales: reservará 129 millones a un programa de atención personalizada a parados de larga duración entre 30 y 55 años.

Los hombres, más protegidos

Poco más del 21% de trabajadores que está cuatro años o más sin trabajar cobra algún tipo de ayuda: 261.982 de 1,2 millones. Pero esta media esconde una importante brecha de género. Los parados de muy larga duración están mucho más protegidos que las paradas. Un 28,3% de ellos percibe algún tipo de prestación o subsidio del Ministerio de Empleo; frente al 14,9% de ellas.
En todos los segmentos de edad se aprecia la mayor protección de los hombres. Especialmente entre los más mayores, de 55 a 64 años. La de ellos supera por poco el 60%; en el de ellas, el 28,2%.
La tasa de parados que reciben ayudas de Empleo crece conforme la edad. Entre quienes tienen entre 15 y 24 años la tasa cae al 2,2%, algo lógico puesto que el seguro de desempleo suele estar vinculado a haber trabajado antes. En cambio, entre los más mayores, de 55 a 64 años, el porcentaje aumenta hasta el 45,6% de los desempleados.

Bajar los impuestos o reducir la pobreza
España vive una situación que se puede calificar de emergencia social

jueves, 6 de agosto de 2015

Más de 3,7 millones de parados no perciben prestación alguna. Solo el 27,8% de desempleados percibe de algún tipo de seguro de desempleo, según la EPA


Esta cifra deja en un 27,8% el porcentaje de parados con ayudas. La tasa oficial de cobertura que elabora el Ministerio de Empleo es más alta: en mayo, último dato disponible, ascendía al 54,5%. Esta diferencia tiene varias causas. La primera que el número de parados del INE (5,1 millones) es mucho mayor que el del Ministerio de Empleo, que solo cuenta a los registrados en sus oficinas (4,1 millones).

La otra es que en la cifra de beneficiarios de prestaciones de Empleo hay receptores que la EPA no considera parados (trabajadores a tiempo parcial con prestación, afectados por regulaciones temporales de empleo, prejubilados). En cambio, el INE para averiguar si un desempleado percibe ayudas pregunta directamente al encuestado si percibe prestación o subsidio.

El Ministerio de Empleo ha admitido esta misma diferencia en una pregunta parlamentaria efectuada por el parlamentario socialista Antonio Pradas, que fue publicada en el Boletín de las Cortes del pasado 3 de junio. En ella, el departamento dirigido por Fátima Báñez repasa los datos de la encuesta de población activa de finales de 2014 y reconoce que el número de parados que en ese momento no percibía prestación alguna ascendía a 3.747.000. También apunta que, partiendo de esa fuente, el porcentaje de quienes no recibían nada era del 30,3%, frente al 56,49% de la cifra oficial de Empleo correspondiente a enero.

Más de 3,7 millones de parados no reciben ningún tipo de prestación del Ministerio de Empleo, según la EPA del segundo trimestre de este año. La cifra ha bajado en los últimos meses, pero aún está por encima de los 1,3 millones de 2007. En resumen, solo percibe algún tipo de subsidio el 27,8% de parados. Hay que tener en cuenta que 561.000 del total no ha trabajado nunca y no han generado el derecho para percibir cobrar ayudas.

La mejora laboral ha reducido el número de parados que no recibe ayuda alguna procedente el Ministerio de Empleo. Pero todavía no lo hace con la suficiente fuerza como para reducir uno de los problemas graves que se han generado por la larga duración de la crisis: la gran cantidad de parados que han agotado el seguro de desempleo en todas sus modalidades, no encuentran un trabajo y no reciben ayuda alguna del Ministerio de Empleo. Este colectivo asciende a más de 3,1 millones de parados, a los que hay que sumar los 561.000 parados que no han trabajado nunca. La suma arroja un resultado de 3.711.680, según la extracción de los microdatos de la encuesta de población activa que elabora trimestralmente el investigador Enrique Negueruela para la Fundación Primero de Mayo, vinculada a CC OO.

Esta cifra deja en un 27,8% el porcentaje de parados con ayudas. La tasa oficial de cobertura que elabora el Ministerio de Empleo es más alta: en mayo, último dato disponible, ascendía al 54,5%. Esta diferencia tiene varias causas. La primera que el número de parados del INE (5,1 millones) es mucho mayor que el del Ministerio de Empleo, que solo cuenta a los registrados en sus oficinas (4,1 millones).

La otra es que en la cifra de beneficiarios de prestaciones de Empleo hay receptores que la EPA no considera parados (trabajadores a tiempo parcial con prestación, afectados por regulaciones temporales de empleo, prejubilados). En cambio, el INE para averiguar si un desempleado percibe ayudas pregunta directamente al encuestado si percibe prestación o subsidio.

El Ministerio de Empleo ha admitido esta misma diferencia en una pregunta parlamentaria efectuada por el parlamentario socialista Antonio Pradas, que fue publicada en el Boletín de las Cortes del pasado 3 de junio. En ella, el departamento dirigido por Fátima Báñez repasa los datos de la encuesta de población activa de finales de 2014 y reconoce que el número de parados que en ese momento no percibía prestación alguna ascendía a 3.747.000. También apunta que, partiendo de esa fuente, el porcentaje de quienes no recibían nada era del 30,3%, frente al 56,49% de la cifra oficial de Empleo correspondiente a enero.
Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2015/07/26/actualidad/1437938831_440383.html

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miércoles, 22 de julio de 2015

Tocar dos teclas (clave). Las ayudas a la contratación cuando se generalizan raramente impulsan la contratación y convierten en más estables los empleos

Decir en un país que ha superado el 20% de paro tres veces en los últimos 30 años que las políticas de empleo no funcionan suena a obviedad. En cambio, la persistencia de esos dos datos (20%, 30 años), muestra que muchos gobiernos centrales y autonómicos han fracasado o fallado tratando de acabar con esa obviedad. Para hacerlo, el PSOE propone un programa que toca, entre otras cuestiones, dos puntos importantes de las políticas de empleo: la eliminación de las bonificaciones para estimular la contratación y la descentralización de las prestaciones por desempleo para que las gestiones las comunidades autónomas.

La primera propuesta arrancará, sin duda, aplausos entre los estudiosos del mercado laboral. La ineficacia de las ayudas a la contratación (tanto si son bonificaciones como simples reducciones de cotizaciones) cuando se generalizan —eso es lo que sucede ahora y ha sucedido en el pasado— está demostrada por la literatura económica desde hace años y admitida por casi todos los responsables políticos. Raramente impulsan la contratación y convierten en más estables los empleos que se benefician de estas ayudas.

Pese a ello, año tras año la partida ronda los 3.000 millones de euros. Solo los recortes de 2012, que acabaron con buena parte de las bonificaciones, parecieron acabar con este error histórico. La partida se redujo casi a la mitad, pero ya al año siguiente superó los 2.000 millones. Para este año, los presupuestos esperan un gasto, de nuevo, superior a los 3.000 millones de euros.

La otra tecla que plantea tocar el PSOE, que las autonomías gestionen las prestaciones por desempleo, es un cambio todavía más profundo, pero le va a costar más defenderlo. Las autonomías gestionan las políticas activas de empleo (orientación, formación, búsqueda...) desde los años noventa y no se puede decir que hayan tenido un gran éxito. Basta con ver los datos de colocación: solo el 2,5% de trabajadores encuentra empleo a través de los servicios públicos. Además, los casos más grandes de fraude en la formación continua y de parados (desde que se acabó con el Forcem) han aparecido en esas administraciones.

Desde luego, sacar adelante esta medida puede acabar con la situación bipolar que se vive ahora en las oficinas públicas de empleo, en las que conviven los funcionarios estatales (encargados de la gestión de las prestaciones) con los autonómicos (responsables de las políticas activas), y el lío que supone al parado saber a qué ventanilla acudir. Y también puede servir para adaptar mejor las políticas activas —si estas mejoran de una vez— al desempleado. Pero también es cierto que la bipolaridad podría incluso multiplicarse si, siguiendo al archicitado Conde de Romanones (“hagan ustedes las leyes y ya me encargo yo de los reglamentos”), cada autonomía fija una instrucción para reconocer las prestaciones o las aplica de forma distinta, con más o menos rigidez.
http://politica.elpais.com/politica/2015/06/29/actualidad/1435603192_415978.html

lunes, 6 de julio de 2015

5.450.000 personas en desempleo. 771.000 hogares sin ingresos laborales. Aumento de la desigualdad.

Aquí tienes el enlace a un nuevo número de Gaceta Sindical en el que se analizan algunas de las causas estructurales que inciden en el aumento de la desigualdad, la pobreza laboral y la devaluación de los salarios.

La desigualdad y la exclusión social han alcanzado en España niveles insoportables, que evidencian que la recuperación de la economía no está llegando a las personas. La prueba más palpable de esta cruda realidad son los datos del desempleo: casi 5.450.000 personas están paro y más de la mitad son parados de larga duración, que corren el riesgo de convertirse en “parados estructurales”; es decir sin posibilidad de reinserción en el mercado de trabajo, incluso aunque la economía se recupere por completo.

La cara más dramática de LA DESIGUALDAD

La desigualdad y la exclusión social han alcanzado en España niveles insoportables, que evidencian que la recuperación de la economía no está llegando a las personas.

Además, según la EPA, en el primer trimestre de 2015 había 771.000 hogares donde no entra ningún ingreso laboral (40.000 más que en el trimestre anterior). En ellos viven cerca de 1.600.000 personas (330.000 son niños) que siguen sufriendo la crisis.

Por si esto fuera poco, España es el país donde la brecha entre ricos y pobres es más grande (13 puntos).

El Gabinete Económico CCOO advierte que la solución a la desigualdad pasa por impulsar el crecimiento para generar empleo y reducir el paro. Para ello, se necesita cambiar el rumbo de la política económica para que tenga como prioridad a las personas, y se combinen políticas activas de empleo con otras de protección social.

Hace falta una política presupuestaria distinta, que apoye el cambio de modelo de crecimiento y aumente la base industrial, así como otra política fiscal más justa, solidaria y redistributiva, que entienda que la economía funciona mejor cuando funciona para todos y que la salida de la crisis no se puede financiar con un aumento de la desigualdad y la pobreza.

viernes, 26 de junio de 2015

Bajar los impuestos o reducir la pobreza. España vive una situación que se puede calificar de emergencia social

La recuperación de la economía española sigue ofreciendo datos esperanzadores. Cada día es más claro que no estamos ante el efímero efecto rebote que siempre se produce cuando una economía toca fondo, sino ante una recuperación con fundamentos.

Hay buenas razones para alegrarse por esta vuelta al crecimiento. Que pueda favorecer al Gobierno en sus expectativas electorales no es motivo para negar la realidad. Ahora, se trata de que sus beneficios rebosen y lleguen al conjunto de la sociedad.

¿Cómo se deberían utilizar los mayores ingresos que trae la recuperación para las arcas públicas? Hay tres opciones: 1) Acelerar la reducción del déficit público y la deuda. 2) Reducir impuestos a ciudadanos y empresas. Y, 3) Combatir la desigualdad y la pobreza instauradas por la crisis.

Las tres opciones tienen sus partidarios. La primera permitiría la reducción de los desequilibrios fiscales y financieros fortaleciendo la confianza de los inversores. La segunda aliviaría la presión fiscal sobre ciertos grupos, especialmente los de ingresos medios y altos, y podría estimular la demanda. Es la opción que más probabilidades tiene dado el tiempo electoral. Pero la más benéfica para la sociedad y para un crecimiento sano es la tercera. Veamos porque.

España vive una situación que se puede calificar de emergencia social. Una emergencia con riesgo de abocar a una fractura social prolongada, cuando no permanente. De acuerdo con los datos publicados por la OCDE en su trabajo "Society at a Glance 2014. The crisis and its aftermath"(www.oecd.org/social/societyataglance.htm) la caída de los ingresos de los hogares españoles durante la crisis es la más fuerte entre los países de la eurozona.

Siendo esta caída muy intensa, el problema se agudiza porque se ha concentrado en los hogares de menores ingresos. El 10 % más pobre ha visto disminuir sus ingresos en un 14 % anual. Es también, con gran diferencia, la mayor caída entre todos los países de la OCDE, en los que la media ha sido un 2%.

Este desplome de ingresos en la parte baja de la sociedad ha provocado dos graves efectos. Por un lado, un fuerte aumento de la desigualdad. Por otro, la aparición de pobreza de jóvenes y la pobreza infantil. La pobreza de niños surge de hogares formados por jóvenes sin ingresos o con empleos de bajos salarios.

La pobreza de las generaciones jóvenes es el riesgo más grave al que nos enfrentamos como sociedad. Un riesgo que se agudiza porque se puede cronificar, provocando una fractura social duradera.

¿Por qué ha aparecido esta pobreza en España? Por dos razones. Una evidente y previsible; la otra sorprendente e inesperada.

La mayor intensidad del paro en España y su concentración en personas de salarios bajos explica parte de la caída de ingresos de los hogares pobres, tanto de los pobres sin ingresos como de los pobres con empleos de bajos salarios. Este efecto de la recesión era algo previsible.

Lo que no era es el efecto perverso que ha tenido el sistema español de prestaciones sociales y ayudas públicas. Los datos de la OCDE muestran que del total de transferencias a los hogares, el 30 por ciento más rico recibe más que el 30 por ciento más pobre. El mundo al revés, se redistribuye hacia arriba. Los pensionistas y las personas mayores están mejor protegidos que los más jóvenes frente al riesgo de caída de ingresos.

¿Podrá la recuperación económica reducir esta pobreza y curar la herida social? No. La recuperación por si sola no sacará a los parados de larga duración de la cuneta del paro. La evidencia la tenemos en lo ocurrido en la salida a las crisis de los ochenta y noventa. Como recordarán, las recuperaciones de esos años dejaron un elevado paro estructural. Ahora puede ocurrir lo mismo, pero con el agravante de la pobreza y la pérdida de emancipación de los jóvenes.

Esta crisis social no es sólo un problema para los afectados. Lo es para la sostenibilidad de la propia recuperación económica. La investigación económica reciente, entre ella la del FMI, muestra que la desigualdad y la pobreza perjudican el crecimiento, al hacerlo más volátil y de menor calidad.

Volvamos a la pregunta inicial, ¿cómo utilizar los mayores ingresos fiscales de la recuperación económica? La prioridad absoluta debería ser ayudar a estos grupos más desfavorecidos. Es una cuestión moral para una sociedad decente; pero es también una cuestión de buena economía.

Para lograrlo la mejor opción no es la rebaja de impuestos. Los grupos de bajos ingresos se benefician poco, si lo hacen, de las rebajas de IRPF y de IVA.Hay formulas más eficaces para lograrlo. Algunas han comenzado a ser discutidas en nuestro país. Habrá ocasiones para comentarlas.

Pero, hoy por hoy, lo más urgente es tomar conciencia del problema. De momento la pobreza de niños y jóvenes es una enfermedad oculta, asintomática. No está en el debate público ni en la agenda política. Para curarla, lo primero es hacerla visible.
 24 MAY 2015 - El País 

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miércoles, 13 de mayo de 2015

¿Cuáles son los estudios con menos paro? ¿Y los que más tienen? Los matemáticos son el colectivo menos afectado por el desempleo (5,7%). El paro se dispara entre quienes solo tienen formación básica (30,9%)

Los matemáticos y los estadísticos son lo que menos sufren el alto paro que hay en España. Apenas un 5,7% de este colectivo está desocupado, según las variables de la submuestra de la encuesta de población activa divulgada el INE correspondiente a 2014. Tras ellos, el grupo de gente dedicado a los servicios de seguridad, cuya tasa de paro se sitúa en el 7,45%.

Ambos colectivos, catalogados por el INE según su nivel de formación, son los únicos que tienen una tasa de desempleo por debajo del 10%. A partir de ahí todos superan esta cota. Primero los que tienen formación en Derecho, con un 10,63%, y luego dos grupos vinculados a la sanidad: veterinarios (10,65%) y salud (12,18%).

El análisis de estas variables incide en una de las tendencias más observadas durante la crisis: los colectivos menos formados son los que más sufren el desempleo. Así el grupo que tiene una formación básica, sin más, tiene un paro del 30,89%, y en un grupo indefinido, que no tiene una formación definida, el porcentaje se dispara hasta el 39,25%.

La gran magnitud del colectivo con una formación básica, 23 millones de los 38 que analiza la EPA (16 años o más), explica que la tasa de paro media se sitúe en el 23,8%. La mayoría de colectivos segregados por formación tienen tasa de paro inferiores, solo quienes tienen formación vinculada con el ladrillo, como los arquitectos, superan este porcentaje (23,5%).

Del lado del empleo, la foto de 2014 es muy parecido. Los veterinarios son los que tiene una mayor tasa de empleo (porcentaje perteneciente al colectico con trabajo), un 80,48%. Tras ellos, aparecen los matemáticos con un 78,64% y los informáticos, un 76,95%.

Tampoco hay mucho cambios cuando se trata de la tasa de actividad (el porcentaje de gente de una sociedad que tiene empleo o lo busca). En este caso, son los informáticos quienes si sitúan en cabeza con el 90,43%, seguidos de veterinarios (90,07%) y quienes se dedican a la protección del medio ambiente (89,6%).

De nuevo quienes tienen una formación básica vuelven a situarse en la parte más baja de la tabla, con un 49,35%. Un poco por encima de ellos, los dedicados al transporte (68,03%) y a la seguridad (68,5%).

Los datos están extraídos de las llamadas variables de submuestra de la Encuesta de Población Activa (EPA), que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE). Una de las novedades introducidas en los cambios metodológicos de la EPA en 2005 fue la utilización de una submuestra de la Encuesta, distribuida a lo largo de todo el año, con el fin de proporcionar información sobre variables de carácter estructural en media anual. Este sistema de encuesta extendida a una submuestra para cubrir una serie de variables adicionales a las investigadas cada trimestre, se denomina sistema de submuestra y las variables adicionales estructurales obtenidas, variables de submuestra.

Lo que se hace es proporcionar datos en promedio anual obtenidos a partir de una parte de la muestra de la Encuesta. El fichero de submuestra tiene un menor número de registros que los ficheros trimestrales de la EPA. Aproximadamente consta de 40.000 hogares entrevistados, frente a los 60.000 de la muestra trimestral.
http://economia.elpais.com/economia/2015/05/07/actualidad/1430988207_261861.html
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