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lunes, 16 de mayo de 2011

Más cine, por favor

La Gran Depresión generó alguna de la mejor ficción escrita, varias de las mejores películas y muchas grandes fotografías del siglo XX. Cómo olvidar los rostros cansados de los ciudadanos que bailan sin cesar en un local cerrado -porque allí tienen donde comer y dormir- en el maratón filmado por Pollack en ¡Danzad, danzad, malditos! Si uno ve ¡Qué bello es vivir!, de Capra, se le graban para siempre las caras asustadas de los vecinos de Bedford Falls al iniciarse el pánico bancario.
O Las uvas de la ira, de Ford, y La fuerza bruta, de Lewis Milestone, basadas en la novela homónima (la primera) y en De ratones y hombres, de Steinbeck. El Fitzgerald de El Gran Gatsby, con las enormes desigualdades de los felices veinte; el Dos Passos de la Trilogía USA, las mejores novelas de Hammett, parte de Faulkner y algo del mejor jazz se vinculan con esos tiempos. O la increíble foto de Dorotea Lange, titulada Madre emigrante: en una autopista ve un coche averiado y a su lado una madre exhausta, con dos niños agotados que se apoyan en sus hombros.
Para reflejar todo aquel sufrimiento, los creadores necesitaron un cierto distanciamiento. Hoy, en la Gran Recesión en la que estamos instalados -la otra gran crisis mayor del capitalismo- comienzan a aparecer las primeras obras que la reflejan. Entre ellas, en el cine. Ya se ha comentado suficientemente aquí y en otros muchos artículos la autopsia del capitalismo que supone Inside jobs, de Charles Ferguson. El boca a boca de los espectadores ha logrado que se multiplique el número de salas donde se expone.
Merecen igual suerte otras dos películas complementarias de aquella, que también expresan las vicisitudes de lo que está ocurriendo. La primera, de ficción, describe el caso de una industria de chimenea en EE UU (unos astilleros), perteneciente a un gran conglomerado societario, que despide a miles de personas acabando con su "sueño americano". Se trata de The company men. Bastantes de los cinco millones de parados españoles se reconocerán en esa vulnerabilidad que sobreviene cuando se va al paro, en la deshumanización del proceso y en el hecho de que los principales ejecutivos de la empresa ganan más dinero cuanta más gente despiden. La paradoja surge cuando aquella persona que está encargada de echar a la gente es también despedida por sus superiores a pesar de su eficacia.
La segunda, un documental de Erwin Wagenhofer, se titula Vamos a hacer dinero (una sola sala en Madrid). En ella -tiene inferior calidad que Inside jobs- se sigue el rastro del dinero a través del mundo de las finanzas; por ejemplo, adónde se destinan nuestros ahorros aplicados en un fondo de pensiones privados. Y se desarrolla el concepto de gánster económico (asesino económico en el filme), que tan felizmente ha incorporado en sus libros John Perkins a la literatura técnica del momento. Parte del mejor análisis económico está hoy en el cine. JOAQUÍN ESTEFANÍA en "El País" de 15/05/2011

miércoles, 27 de abril de 2011

Chloe, la película de ayer, martes 26, en el cine club.

Lo que más me gustó del film fue: 1. El hecho de utilizar el escenario natural de la ciudad de Toronto para el rodaje. 2. La música. El contenido principal me resultó frío y algo forzado, no convincente para un hispano, aunque para los estereotipos que tenemos de los angloamericanos funciona y 3. El hecho de que la prostitución no es solo un intercambio comercial como muchos nos quieren hacer ver, en el film vemos que el contrato comercial el toma y daca del cuerpo por dinero se rompe por los sentimientos. El amor, su aparición, rompe la frialdad del intercambio comercial. Amanda Seyfried, muestra la realidad de la vida y la desigualdad e injusticia que supone esa relación que parece neutral y puramente de "mercado"; la prostitución no es "un oficio más". Lo cual lo muestra de una forma muy realista, elegante y artística la película.
Catherine (Julianne Moore), una ginecóloga de éxito que lleva una vida acomodada, aunque monótona, junto a su marido David (Liam Neeson) y su hijo Michael (Max Thieriot), comienza a tener sospechas de que David la engaña. Tras conocer casualmente a Chloe (Amanda Seyfried), una joven y bella prostituta de lujo, decide contratarla para que seduzca a su marido y poner a prueba su fidelidad. Pero los relatos de los encuentros de Chloe con David no sólo prenden en Catherine la mecha de los celos, sino también una serie de deseos ocultos que la desconciertan. Atrapada en una telaraña de pasiones y sentimientos encontrados, Catherine descubrirá que en el peligroso juego de seducción de Chloe toda su familia está implicada.
NOTAS DE PRODUCCIÓN
Para poner sobre papel un guión que narrara la irresistible historia de intriga erótica, el productor Ivan Reitman se puso en contacto con Erin Cressida Wilson, quien escribió el guión de La Secretaria y Retratos de una Pasión, trabajo que causó admiración a los productores. De esta manera comenzaron una colaboración que duraría cuatro años. "Lo gracioso es que comencé escribiendo esta película siendo Chloe y la terminé siendo Catherine; tanto tiempo tardé en escribirla", comparte Wilson riéndose durante la grabación en Toronto. "Estos personajes todavía me fascinan."
En la primavera de 2007, Reitman envió el guión a su compatriota canadiense, el cineasta Atom Egoyan. "Acudimos a Egoyan para que se encargara de la dirección ya que, ideológicamente, mucho de lo que se trata en esta película él ya lo había abordado en sus filmes. Hay una clara conexión entre su trabajo y la temática de Chloe", explica Reitman. Son característicos de Egoyan los personajes ricos y complejos, la dinámica familiar, las diferencias entre las apariencias y la realidad y la naturaleza subjetiva de la verdad que se entretejen a lo largo de CHLOE.
Al recibir el guión, Egoyan lo encontró interesante por diferentes razones. "Me interesa mucho el proceso de narración de historias y cómo la gente cuenta sus propias vidas, y CHLOE realmente examina todo esto", aporta Egoyan. "Fue genial recibir el guión ya que, finalmente, tenía la oportunidad de trabajar con Erin, soy un gran admirador suyo. Me fascinan sus obras de teatro e historias eróticas, y, por supuesto, el hecho de que el proyecto viniera a través de Reitman, que es alguien por quien siento un gran respeto, fue increíble".
Dirigida por Atom Egoyan ("Ararat", "El Viaje de Felicia", "Exótica") protagonizada por Julianne Moore ("Un Hombre Soltero", "A Ciegas", "Lejos del Cielo"), Liam Neeson ("Furia de Titanes", "Venganza", "La Lista de Schindler") y Amanda Seyfried ("Mamma Mia!", "Alpha Dog", "Nueve Vidas"), CHLOE es un intenso thriller dramático de tintes eróticos.
Producida por dos directores de éxito Ivan Reitman ("Los Cazafantasmas", "Poli de Guardería", "Dave, presidente por un día" o "Evolution") y Jason Reitman ("Up in the Air", "Juno", "Gracias por Fumar") y con guión de Erin Cressida Wilson ("Retrato de una Obsesión", "La Secretaria"), CHLOE está basada en la película francesa de 2003 "Natalie X", protagonizada por Gérard Depardieu, Fanny Ardant y Emmanuelle Beart.
Para esta nueva versión, Atom Egoyan ha querido potenciar la carga sexual y psicológica de la historia y sus personajes, centrando CHLOE en los peligros de la fantasía de querer reinventarse a uno mismo.
Sobre el personaje...
La guionista de Chloe, Erin Cressida Wilson, admite que Julianne Moore fue la primera y única actriz que iba a ser Catherine Stewart. "Escribí el papel pensando en Julianne. Como es lógico, me quedé absolutamente encantado cuando aceptó". "La única cosa que Catherine creía entender era su relación con su marido e hijo y, de repente, ya no comprende nada y se siente fuera de lugar" declara Moore de su personaje. "La gente que ella quiere parece tan distantes. Su intención (al contratar a Chloe) es comprender a su marido, encontrar la forma de entender qué es lo que él quiere. Y, por tanto, la intimidad que desarrolla con Chloe es para acercarse a su marido. Formar parte de una película donde se trata la naturaleza de las relaciones íntimas y lo peligroso y fuerte que pueden llegar a ser es realmente apasionante".
Toronto como escenario, plató y estudio del film.
La ciudad de Toronto está muy presente en la película: desde restaurantes como el Café Diplomatico y The Rivoli, a lugares tales como los hoteles The Windsor Arms y The Fairmont Royal York. La escenografía de fondo que incluye la CN Tower, la Art Gallery of Ontario diseñada por Frank Ghery y el Ontario College of Art diseñado por Will Alsop, funcionan como personajes de la película. "Lo increíble de CHLOE es el hecho de que disfrutamos y celebramos Toronto y aprovechamos cada oportunidad que nos brinda para homenajear lugares específicos", aporta Sarossy entusiasmado. "Como cineastas, grabamos Toronto como Nueva York o Chicago, o como casi cualquier otra ciudad, no obstante, ésta ha sido una maravillosa oportunidad para mostrar Toronto y hemos disfrutado enormemente las libertades que nos brindaba para narrar la historia".
A Egoyan le entusiasmó la posibilidad de mostrar la ciudad. "Lo que me encantó de esta historia, tanto como haber escogido a estos fantásticos actores, es haberla ambientado en una ciudad que conozco tan bien", explica. "Destacar esta época del año, donde vamos dejando atrás el invierno anticipándonos a la primavera, junto con nuestra elección de lugares, explica visualmente la idea de la gente tratando de encontrar espacios donde protegerse de las inclemencias del exterior. Gente intentando refugiarse en áreas donde no sean vulnerables o donde están protegidos, ésta es la metáfora de la cinta ya que los actores hacen esto mismo con sus relaciones en la película y es interesante tener un estilo visual que recree este sentimiento de refugio".
Con una oficina en "Yorkville", el lujoso barrio de Toronto, asidua a salas de té, restaurantes y bares de hoteles de lujo, el mundo de Catherine y el territorio de Chloe sugieren cierto glamour y elegancia. La noción tiende a desvanecerse a medida que la historia se acerca hacia el hogar de los Stewart (una casa de cristal donde todo "se contiene").
La "Casa Ravine" de Toronto, construida por el arquitecto Drew Mandel fue elegida hogar de los Stewart. La casa muestra una serie de cubos acristalados que penden sobre la ladera de un bosque. Esta sirvió como escenario para muchas escenas claves de la película. No obstante, la habitación principal fue reinventada en el estudio de grabación con mucho más espacio por el diseñador de producción Philip Barker. El diseño de Barker respetaba el concepto global de la casa, así como sus líneas estéticas, e incluía obras de arte de los artistas canadienses Ed Burtynsky y Joanne Tod. El arquitecto Mandel visitó el plató en varias ocasiones. "Me honra que mi casa juegue un papel tan importante en la película. Es como si Atom, Philip y yo hubiéramos colaborado en silencio"
"UN REMAKE QUE MEJORA AL ORIGINAL Y POR FIN UN FILME DE MUJERES EN INGLÉS QUE SUPERA A LOS FRANCESES EN EL GÉNERO QUE MEJOR HACEN". Mick LaSalle: San Francisco Chronicle

miércoles, 23 de febrero de 2011

The Girlfriend Experience, la película de ayer en el cine club


The Girlfriend Experience es una película experimental que se desarrolla en New York, estadounidense, de 2009, dirigida por Steven Soderbergh y escrita por Brian Koppelman y David Levien. Fue protagonizada por Sasha Grey, quien ha trabajado como actriz porno en la vida real.
Soderbergh citó a las películas El desierto rojo de Michelangelo Antonioni y Gritos y susurrosde Ingmar Bergman como sus influencias.
  • Sasha Grey, como Christine, alias Chelsea.
  • Chris Santos, como Chris, un entrenador personal, novio de Chelsea.
  • Peter Zizzo, como un hombre casado adinerado, cliente favorito de Chelsea.
  • Timothy J. Cox, como un hombre de negocios.
  • Timothy Davis, como Tim.
  • Jeff Grossman, como un agente de negocios.
  • Ted Jessup, como "Chatty John".
  • Kimberly Magness, como "Happy Hour".
  • Ken Myers, como un maître de restaurante.
  • Bridget Storm, como una cliente.
  • Glenn Kenny, como un crítico de "The Erotic Connoisseur".
  • Freedom Tickler, como músicos callejeros.
La película recibió una valoración de un 58% respecto a críticas en el sitio Rotten Tomatoes, con el consenso de que "la más reciente producción de Steven Soderbergh es muy elaborada, pero emocionalmente imprecisa".
Roger Ebert calificó la película con cuatro de cuatro estrellas, declarando: "Esta película es una verdad acerca de la naturaleza humana. Se ven claramente las necesidades y deseos. No es universal, pero dentro de este enfoque particular, es implacable." Chazz Lyon, del sitio Gone Cinema Poaching, le concedió a la película cuatro de cuatro estrellas, manifestando que: "Para mi dinero, el estilo de la decimonovena película de Soderbergh, estructuralmente innovadora y visualmente impactante es, sin excepción, la mejor película del año 2009 hasta la fecha y la primera obra maestra del año".
En el extremo opuesto del espectro, Kyle Smith del New York Post otorgó a la película una estrella de cuatro. David Edelstein de la New York Magazine se quejó de que "la mayor parte del diálogo es lánguido, y no importa cuanto Soderbergh corta y sutura, la película es un cadáver con extremidades temblorosas".
MI COMENTARIO.
La película describe la vida diaria de "una chica de compañía" en Nueva York. Comienza tratando de hacer ver que es "un trabajo como otros", incluso la chica tiene novio que, aparentemente, acepta su "trabajo" sin más. A veces, el trabajo consiste en ofrecer compañía y conversación a un estresado y triste "hombre de negocios", lo que podemos considerar una especie de terapia afectiva, y en ese caso es una terapeuta más. Pero la película va mostrando, poco a poco, la cara oculta de los personajes y con ellos de la sociedad; sus debilidades, sus vicios y morbosidad. Y, sobre todo, como ella se ve requerida a ser "la que desea que sea el que paga" perdiendo su aparente, al principio, libertad y personalidad. Así se van sintiendo moldeada y va deslizándose, suave e inexorablemente, hasta que se ve convertida en un ser algo extraño incluso para ella misma. 

Llega el momento en que no se conoce y se ve forzada a satisfacer necesidades a "individuos repelentes que llevan varios días sin ducharse" y que incluso la manipulan, hasta tal punto que incluso no le pagan, incumpliendo todas sus acuerdos o promesas, y quebrando "su trabajo" o forma de buscarse la vida. En este proceso, o baño de realidad, pierde a su novio y se encuentra convertida en un ser solitario en la gran ciudad, donde ha perdido su "espíritu" entendido como libertad, personalidad, iniciativa, autocontrol sobre su "trabajo"... 

En definitiva, la película describe perfectamente la transición desde la sensación de libertad en su trabajo, su aparente juego divertido, autonomía e iniciativa, el sentido de autocontrol sobre el mismo, hasta la paulatina conciencia de malestar, de perdida de control sobre "el trabajo", hasta la plena percepción -no sé si plenamente consciente- de alienación.

La película la muestra metida de lleno en una vorágine, sórdida, morbosa, sucia, desagradable, donde ha perdido la libertad de iniciativa que creía poseer y es una victima más del lado oscuro de nuestras sociedades, nuestro estilo de vida. Ya no es la chica mona que tiene un "trabajo rentable" que "lo controla y lleva una vida normal", es una victima más de este sistema de explotación capitalista de juego sucio e imprevisible, que también, nos va mostrando la película, como otra historia paralela. Se trata, nada menos, que de la crisis económica en la que estamos desde el 2008, y del proceso de las elecciones presidenciales norteamericanas, cuando sale elegido Obama, aunque el judío ortodoxo le indique, en medio de un encuentro y mostrando sus miedos, que debe votar a los republicanos, a McCain.

La película no tiene una secuencia temporal lineal, el montador ha incrustado pasajes cuya realización temporal no corresponde al intervalo en el que se ve en el film, sino que son secuencias cortadas de otras escenas e intercaladas en otras secuencias, que no corresponderían si el tempo se desarrollase exclusivamente en una secuencia temporal lineal. Un ejemplo claro son las escenas intercaladas del viaje del grupo de hombres, donde va su exnovio, a las Vegas. Cuando se ve la primera escena del viaje en avión aun no se tiene idea, por la narración principal, de ese viaje. Además, la grabación de la escena es de aficionados, con lo cual le da un toque de realismo como si estuviese tomada por uno de ellos con su cámara personal, como ocurre en la escena, con mal sonido, inadecuado enfoque y falta de definición. Lo que contribuye a desorientar, por momentos, al espectador, que se pregunta qué está ocurriendo, hasta que otra secuencia llega a mostrarnos la razón de las escenas del viaje, entonces todo se aclara para el espectador. Ese juego temporal llena de confusión al espectador normal.

Lo que más me gusta de la película es que toma partido. Desmonta la idea engañosa, que tantos se han encargado y se encargan de vender como cierta -véase "Pretty Woman", entre otras muchas- tratando de hacernos creer que la improbable excepción es la regla. El cuento de Hadas donde la prostituta se casa con el chico guapo, bueno y rico, con "El principe", lo que no es, en absoluto, verdad, pero consiguen a fuerza de repetirlo, que se lo crean muchas chicas y mucha gente. Ello contribuye sin duda a la percepción del "oficio" no solo como normal, sino incluso como oportuno y valioso, ya que es un peldaño a la "felicidad", la gran mentira en el 99,99% de las veces.


La prostitución está llena de maltrato, esclavitud, trata de blanca, mentiras, delitos y crímenes no investigados, véanse la cantidad de maletas con mujeres descuartizadas que han aparecido en España, sobre todo por Levante, sin que se esclarezcan los hechos. Y el carácter simbólico del crimen es nítido; quiere irte? ahí tienes tu maleta donde harás el viaje a tu sueño eterno. Las demás, las que intenten liberarse del "oficio", ¡¡¡Ahí tenéis lo que les pasa a las que intenta escapar!!!.

No faltan otras muchas escenas esclarecedoras; la conversación de "los amigos" en el avión, nos muestra un machismo y misoginia terribles, aunque la fachada sea de "modernos, liberales y agradables chicos". El recurso al personaje del periodista sirve también para cuestionarse otras muchas cosas, mediante sus incisivas preguntas, que parecen obvias. Las fiestas, en la vida real y entre personas "normales" trabajadores, no millonarios, no suelen durar mucho.

En medio de la polémica que existe, dentro incluso de la izquierda, sobre si la prostitución es un trabajo, una profesión, como cualquier otra -y se debiera legalizar- o no lo es -y se debería prohibir y perseguir a los "clientes" e intermediarios-. Esta película opta por mostrar, en una inmersión de realismo, que la prostitución, incluso la de lujo, no es un trabajo normal, como cualquier otro; sino que esta lejos de serlo, aunque tantos se empeñen en hacernos creer lo contrario, pintándola de color de rosa. En este sentido, y otros muchos, la película es muy esclarecedora y recomendable.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Caza a la espía. Fair Game. Una extraordinaria película

El lunes pasado vimos la película "Caza a la espía" (en inglés "Fair Game") Fuimos con la intención de pasar el rato y nos encontramos con una extraordinaria obra, muy bien hecha. La dirección, el guión, los actores, la fotografía, la música y el tema tratado, consiguen una película que nos reconcilia con el cine americano y, es más, con ella volvimos a ver al cine como una de las Bellas Artes, lo que ya teníamos olvidado.

Aquí unas críticas:

"Entretenida película de espionaje contemporáneo, en las antípodas de la serie James Bond, centrada en los tejemanejes -por decirlo de alguna manera- de la Administración Bush, en relación con las armas de destrucción masiva que propició de forma torticera la Guerra de Irak. "Caza a la espía" propina asimismo un inmisericorde varapalo a la todopoderosa CIA, a partir de una intriga basada en hechos reales protagonizados por una analista de la "Central Intelligence Agency", Valerie Plame (interpretada con elegancia por Naomi Watts), traicionada por la propia organización. Una tragedia política y familiar, puesto que también se vieron involucrados su marido y sus hijos.

Tiene garra la precisa exposición argumental de este siniestro juego de espías que, paso a paso, se escora hacia el drama intimista, absorvente en su primera parte y más convencional en la segunda, pero siempre interesante. A partir de ahí, "Caza a la espía" guarda cierta relación con otros recomendables filmes de espionaje, incluidos "Telón de acero" (William A. Wellman, 1948), "Brumas de traición" (Gotfried Reinhardt, 1954), "Orden de ejecución" (Anthony Asquith, 1958), "Todos los hombres del presidente" (Alan J. Pakula, 1976) y "Syriana" (Stephen Gagham, 2005).

Doug Liman ("El mito Bourne") se muestra eficaz a la hora de crear tensión a la trama con muy pocos elementos, menos trucos y ausencia de efectos especiales. Éste era uno de los principales atractivos de su primera película, "Swingers", que aquí aparece reforzado por el competente plantel estelar, así como por el correcto empleo de la pulsión dramática, que llega a crear una inquietante sensación de autenticidad. En otras palabras, esta película arriesgada se muestra tan honesta, tan poco pretenciosa -como el propio realizador, por lo demás- que bien podría pasar desapercibida. Sobre todo de cara a quienes no siguen a pies juntillas la información internacional." ("El diario Montañez")


Recordando Irak
, (En la foto Joe Wilson)
Carlos Carnero.

Salgo de ver “Caza a la espía" (excelente película con magníficos actores: Naomi Watts y Sean Penn) y le digo a quien me acompaña: “Espero que sirva para que la gente se acuerde de cómo son los que provocaron la Guerra de Irak y nos metieron en ella”. La respuesta que recibo es tan lacónica como contundente: “A la vista de las encuestas, no se acuerdan”...

(NUEVATRIBUNA.ES - 8.11.2010)

...Lleva razón. Y eso es algo más que preocupante.
“Caza a la espía” narra la historia de Valerie Plame, agente de la CIA, y Joe Wilson, su esposo y embajador norteamericano. O, mejor dicho, la historia de la Administración de George Bush en torno al conflicto en Irak y los métodos que utilizó para provocarlo, violentando incluso el sistema político norteamericano.

"El 6 de julio de 2003, poco después del cierre oficial de una guerra que no ha terminado ni tiene visos de hacerlo, Wilson denunció en The New York Times que tenía la constancia directa y personal de que la Casa Blanca había falseado las propias informaciones de la CIA (venta de uranio de Níger a Irak) para fabricar el conflicto. La respuesta de la Administración republicana no pudo ser más sucia: filtró el nombre de Plame a través del artículo sindicado de un columnista, hundiendo su carrera, poniendo en peligro a sus fuentes y tratando de acallar las denuncias de Wilson. Esto último no lo consiguieron.
Lo dicho no pasó hace cincuenta años, sino solo 7. Tuvo que ver con una guerra que sigue costando miles de vidas. Y lo protagonizaron desde el gobierno los mismos que quieren volver a él, vía Tea Party a ser posible.

La memoria suele ser débil y selectiva. Hasta el punto de que muchas veces no es suficiente para impedir que los árboles no nos dejen ver el bosque, considerando que los problemas inmediatos son los únicos existentes. O haciéndonos creer que, al fin y al cabo, son todos iguales: las dos orillas que dijo alguien. La verdad es que no es así. Obama ha decidido sacar a Estados Unidos de Irak y lo está haciendo, aplicando una política exterior que nada tiene que ver con la que Bush aplicó desde la Avenida Pensilvania. De ahí que la derecha y la derecha extrema de los Estados Unidos hayan emprendido una cruzada para sacarle de la Casa Blanca cuanto antes, sencillamente para volver a las andadas. Puede pensarse que no todo lo ha hecho bien ni tan rápido como se esperaba. Pero en la vida y en la política no se elige siempre entre lo bueno y lo muy bueno, sino entre lo menos malo y lo peor.

Hablamos de política exterior, pero lo mismo podría decirse de la agenda interna. Ahí está la historia que cuenta otra película que acabo de ver y que recomiendo: “Capitalismo: una historia de amor”, de Michael Moore. El odio de los conservadores contra Obama corre parejo al vuelco que representó su victoria en las presidenciales en términos económicos y sociales.

¿Cansados de Obama? ¿Cansados de los demócratas? Pues que ese cansancio no lleve al Tea Party y a los republicanos a la victoria electoral, porque las consecuencias ya se conocen, para los Estados Unidos y para el resto del Mundo. Y luego será tarde para lamentarse.

Lo que me trae a España, claro está. Que cada uno critique lo que corresponda, demande lo que es justo y se movilice por sus ideas e intereses. Pero que nadie olvide que lo hecho por el gobierno socialista ha representado un cambio profundo respecto a la gestión del PP en La Moncloa. Una gestión que su líder aspira a repetir o aumentar: ajuste económico a lo Cameron (que deja en un juego de niños el aplicado por Zapatero), coincidencia con la derecha extrema norteamericana en la política exterior,  derogación de las leyes del aborto y del matrimonio entre parejas del mismo sexo, fin de las políticas de igualdad de la mujer y así hasta un largo etcétera de una agenda nada oculta, sino más vieja que la rueda.

Ni todos son iguales, ni están en la misma orilla. Para comprobarlo, basta con recordar Irak." Carlos Carnero.
Cronología del caso real, en ABC.
Aquí en El Mundo el caso Joe Wilson y Valerie Plame. Ver más aquí.