lunes, 10 de noviembre de 2008

La victoria histórica de Obama

Por Howard Zinn | 09/11/2008 | EE.UU.

Fuentes: La Jornada.

Aquellos de nosotros que desde la izquierda hemos criticado a Obama, como yo lo he hecho, porque no ha podido asumir posturas fuertes en torno a la guerra y la economía, debemos unirnos a las expresiones de júbilo de aquellos estadunidenses, negros y blancos, que gritaron y lloraron el martes por la noche al darnos cuenta de que había ganado las elecciones presidenciales. Es en verdad un momento histórico, que un hombre negro vaya a conducir a nuestro país. El entusiasmo de los jóvenes, negros y blancos, la esperanza de los viejos, simplemente no pueden ser ignorados.

Hubo un momento similar hace un siglo y medio, en 1860, cuando Abraham Lincoln fue electo presidente. Lincoln había sido criticado duramente por los abolicionistas, por el movimiento contra la esclavitud, por no haber logrado asumir una posición clara y valiente contra el esclavismo, por actuar como astuto político y no como fuerza moral. Pero cuando lo eligieron, el líder abolicionista, Wendell Phillips, que había sido un furioso crítico de la cautela de Lincoln, reconoció la posibilidad que yacía en haber logrado la presidencia.

Phillips escribió que por vez primera en la historia de la nación «los esclavos han escogido a un presidente de Estados Unidos». Lincoln, dijo, no era un abolicionista, pero de algún modo «consiente representar la posición antiesclavista». Para Phillips, como peón en un tablero de ajedrez, Lincoln tenía el potencial, si el pueblo de Estados Unidos actuaba vigorosamente, para moverse por todo el tablero, convertirse en reina y, como Phillips lo dijo, «barrer con todo».

Obama, al igual que Lincoln, tiende a mirar primero sus fortunas políticas en vez de tomar decisiones basadas en principios morales. Pero, siendo el primer afroamericano en la Casa Blanca, elegido por una ciudadanía entusiasta que espera una jugada decisiva hacia la paz y la justicia social, él presenta la posibilidad de un cambio importante.

Obama se hace presidente en una situación que grita por un cambio de esa naturaleza. La nación se ha enfrascado en dos guerras fútiles e inmorales, en Irak y Afganistán, y el pueblo estadunidense se ha vuelto decididamente contrario a tales guerras. La economía está siendo sacudida por golpazos tremendos y corre el peligro de colapsarse, conforme las familias pierden sus hogares y la gente trabajadora, incluidos aquéllos de la clase media, pierden sus empleos. Así que la población está lista para un cambio. De hecho, está desesperada por un cambio, y «cambio» fue la palabra más utilizada por Obama en su campaña.

¿Qué tipo de cambio se necesita? Primero, anunciar la retirada de nuestras tropas de Irak y Afganistán, renunciar a la doctrina Bush de la guerra preventiva y a la doctrina Carter de la acción militar para controlar el petróleo de Medio Oriente. Obama necesita cambiar radicalmente la dirección de la política exterior estadunidense, declarar que Estados Unidos es una nación amante de la paz que no intervendrá militarmente en otras partes del mundo, y que comenzará a desmantelar las bases militares que mantenemos en más de cien países. Además, debe comenzar a reunirse con Medvediev, el líder ruso, para alcanzar acuerdos acerca del desmantelamiento de los arsenales nucleares, en cumplimiento del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares.

Esta retirada del militarismo liberará cientos de miles de millones de dólares. Un programa fiscal que incremente con decisión los impuestos para el uno por ciento más rico de la nación y que incida en su riqueza y no solamente en sus ingresos, arrojará más de cientos de miles de millones de dólares.

Con todo ese ahorro de dinero, el gobierno podrá otorgar una atención gratuita a la salud para todos, poner a millones de personas a trabajar (lo que el llamado libre comercio no ha conseguido). En suma, emular los programas del New Deal, en los que el gobierno otorgó empleo a millones. Esto es sólo un bosquejo de lo que podría transformar a Estados Unidos y hacerlo un buen vecino para el mundo.

Traducción: Ramón Vera Herrera.

* Howard Zinn creció en Brooklyn, sirvió como bombardero en la Segunda Guerra Mundial y desde entonces está profundamente involucrado en los movimientos por los derechos civiles y contra la guerra. Es autor de muchos libros, incluido A Power Governments Cannot Suppress (Un poder que los gobiernos no pueden suprimir) publicado por City Lights Books, 2007. 

viernes, 3 de marzo de 2000

Aznar, arropado por el mundo del espectáculo



José María Aznar aprovechó la mañana de ayer para reunirse con figuras del mundo de la cultura y el espectáculo en el Palacio de Cristal de la Arganzuela, en Madrid, ante los que detalló las propuestas culturales de su programa. Hubo asistentes de clara adscripción al partido popular, como los escritores Fernando Sánchez Dragó y Luis Racionero, y los actores José Luis López Vázquez, Pepe Rubio, Rosa Valenty, Pedro Osinaga y Norma Duval; y otros vinculados a TVE, como José Manuel Parada y José Luis Moreno. A ellos se sumaron Nati Mistral, Ramiro Oliveros, Mariano y Antonio Ozores, Quique Camoiras, Teresa Rabal, Victoria Vera, Silvia Tortosa, las hermanas Valverde, Eduardo Rodrigo, Paloma San Basilio, la bailarina María Rosa y el torero Pedro Moya, Niño de la Capea. También había caras menos habituales en actos del PP: Tina Sainz, Pepe Sancho, Assumpta Serna y Fernando Méndez Leite.

Manuel Gutiérrez Aragón acudió como presidente de la SGAE, y también ostentaban representación institucional los directores de las Reales Academias de Historia, Gonzalo Anés, y de Bellas Artes de San Fernando, Ramón González de Azúa, o el rector de la Complutense, Rafael Puyol. Los compromisos fundamentales del líder del PP en materia cultural son la promesa de elaborar una nueva ley de fundaciones y otra de mecenazgo, mediante la que se establezcan incentivos y beneficios para las empresas y particulares que quieran colaborar con donaciones, inversiones y gastos en instituciones y actividades de "indudable interés cultural".

Asimismo, el líder del PP se comprometió a tramitar la próxima legislatura, si gana el 12-M, la ley de Promoción del Cine que ha pactado recientemente con el sector. También se comprometió a crear la Red de Teatros y Auditorios Iberoamericanos sobre la base del programa Ibermedia, impulsor de la acción exterior de España en materia cultural.

Aznar afirmó que el Gobierno podrá embarcarse en este esfuerzo al disponer de "unas cuentas públicas en orden, a punto de eliminar el déficit público y con una economía en expansión".

https://elpais.com/diario/2000/03/02/espana/951951617_850215.html