lunes, 26 de febrero de 2024

Entrevista a José Luis Martín Ramos sobre Afganistán. La última revolución del siglo XX (El Viejo Topo, 2023) «Nunca he considerado una invasión la intervención de la URSS en Afganistán»

Fuentes: Rebelión [Imagen: Paseantes por las calles de Kabul en 1979. Créditos: TASS, tomado de Peoples World]


José Luis Martín Ramos (Barcelona, 1948) es catedrático emérito de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona. Entre sus principales publicaciones cabe citar aquí: Rojos contra Franco. Historia del PSUC, 1939-1947 (2002); La retaguardia en guerra. Catalunya, 1936-1937 (2012); El Frente Popular. Victoria y derrota de la democracia en España (2016); Historia del PCE (2021); La Internacional Comunista y la cuestión nacional en Europa (2022). Recientemente ha publicado en El Viejo Topo, Afganistán. La última revolución del siglo XX. En este último ensayo centramos nuestra conversación.

Salvador López Arnal.- Sorprende el título de tu libro: Afganistán. La última revolución del siglo XX. ¿Qué revolución fue esa? No suele hablarse a día de hoy de la revolución afgana.
José Luis Martín Ramos.- Es un olvido interesado para muchos. El 30 de abril de 1978 el Partido Democrático Popular, comunista, tomó el poder en Afganistán; el proceso de transformación revolucionaria acabó 14 años después.

Salvador López Arnal.- ¿Desde cuándo que existe Afganistán como nación, como Estado-nación si me permites la incorrección?
José Luis Martín Ramos.- Desde el último tercio del siglo XIX, cuando se afirma un poder regional pastún, con sede en Kabul, frente a la dominación británica en la India y en el límite de los avances del Imperio Ruso en el Sur de Asia Central.

El estado afgano –que difícilmente puede considerarse estado-nación– se consolidó cuando el emir Amanulah Khan, aprovechó el fin de la Gran Guerra para conseguir emanciparse del protectorado británico y proclamar luego, en 1926, el Reino de Afganistán.

Salvador López Arnal.- Comentas que Afganistán fue un territorio olvidado por el movimiento comunista hasta después de la Segunda Guerra Mundial, que no constituyó objeto de ninguna consideración particular en los debates de la Internacional Comunista sobre la cuestión colonial, ni en el Congreso de los Pueblos de Oriente desarrollado en Bakú en septiembre de 1920, ni en los debates sobre la cuestión colonial desarrollados entre el segundo y el quinto congreso de la IC. ¿Cómo puede explicarse ese olvido?
José Luis Martín Ramos.- Más que olvido, desconocimiento. La representación exterior de Afganistán estuvo en manos británicas hasta el final de la Primera Guerra Mundial; y dentro del país no había ningún germen de movimiento revolucionario. Por otra parte, el estado soviético consideró a Amanulah Khan como un aliado nacionalista frente al imperialismo. De hecho, la primera intervención del Ejército Rojo en Afganistán se produce en 1929 para ayudar a Amanulah Khan contra el golpe contra él promovido por el Imperio Británico.

Salvador López Arnal.- ¿Qué posición mantuvo Afganistán durante la II Guerra Mundial?
José Luis Martín Ramos.- De no intervención en el conflicto, aunque un sector de la Corte y de la élite de Kabul se inclinó por el Eje, como reacción al antiguo dominador británico.

Salvador López Arnal.- ¿Cuándo y cómo se formó el Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA)? ¿Fue propiamente una formación comunista?
José Luis Martín Ramos.- Lo fue desde el primer momento, por más que no lo explicite su denominación, que se inspiró en la del comunismo iraní (el partido Tudeh, partido de las masas populares).

Se formó por la fusión de diversos grupos marxistas en 1964, oficializada en congreso en enero de 1965.

Salvador López Arnal.- ¿Cómo consiguió el poder el PDPA? ¿Fue en algún momento una formación comunista al servicio de los intereses geopolíticos soviéticos?
José Luis Martín Ramos.- Mediante la insurrección de una parte del ejército, vinculada al PDPA, apoyada por los militantes del partido.

Fue una formación comunista alineada con la URSS, no al servicio de ningún interés geopolítico sino de lo que consideraban el interés de los pueblos de Afganistán.

Salvador López Arnal.- Hablas de “una división histórica” del PDPA. ¿Qué división fue esa? ¿Por qué fue importante en términos políticos e históricos?
José Luis Martín Ramos.- La división sobre los ritmos y los objetivos del proceso revolucionario, sobre si desarrollar un programa democrático popular o un programa de construcción inmediata del socialismo, sobre cuál había de ser la base social de la revolución. Temas todos ellos presentes a lo largo de la historia del marxismo revolucionario.

Tenía antecedentes en las diferentes orientaciones tácticas en los sesenta y setenta y se agravó con la toma del poder.

Salvador López Arnal.- ¿Es correcto afirmar, como tantas veces se ha hecho, que la URSS soviética invadió Afganistán como años antes interviniera en Checoslovaquia para aniquilar la Primavera de Praga? ¿Por qué intervino? ¿Pulsiones imperiales o fue otra cosa?
José Luis Martín Ramos.- Nunca lo he considerado una invasión, sí una intervención que se produjo desde el primer momento de acuerdo con una de las dos partes del PDPA.

La razón de la intervención fue el más que previsible colapso de la RDA ante la política sectaria de Amin. La intervención, que se preveía limitada en su presencia territorial y en su actividad, tuvo que ampliarse ante la debilidad del ejército afgano frente a la rebelión islamista apoyada y financiada por EEUU.

No veo pulsiones imperiales en ningún momento.

«Nunca lo he considerado una invasión, sí una intervención que se produjo desde el primer momento de acuerdo con una de las dos partes del PDPA»

Salvador López Arnal.- ¿Qué interés tenía Estados Unidos en Afganistán? ¿Desde cuándo intervino en los asuntos políticos del país?
José Luis Martín Ramos.- Aunque la CIA está presente desde los años cincuenta, el interés explícito de EEUU se produce en 1978, impulsado inicialmente por la esperanza de generar dificultades en la frontera sur de la URSS y orientar a la población musulmana de la URSS contra el estado soviético. Lo hizo ayudando a la rebelión islamista antes de que se produjera la intervención militar soviética y se mantuvo reforzada tras ella con el objetivo de arrastrar a la URSS a un conflicto de larga duración, a una “trampa para osos”, como la llamó un agente de los servicios secretos pakistaníes, intermediarios fundamentales de esa intervención.

Salvador López Arnal.- ¿Tiene sentido afirmar que la guerra en Afganistán fue también una guerra por delegación entre Estados y la URSS en el marco de la guerra fría?
José Luis Martín Ramos.- Solo por parte de EEUU. La URSS no interviene para luchar contra la influencia de EEUU, que no existía apenas en el país; EEUU sí interviene a través de la rebelión islamista para desequilibrar a la URSS.

Salvador López Arnal.- ¿Hay alguna duda a día de hoy sobre la ayuda política, económica y militar de Estados Unidos a los rebeldes islamistas con el objetivo de erosionar a la URSS?
Ninguna en absoluto.
Dedicatoria que se podía leer en la película Rambo III, estrenada en 1988: «esta película está dedicada a los bravos luchadores muyaidines de Afganistán». Créditos: fotograma de la película, en la actualidad suprimido.

Salvador López Arnal.- ¿Qué balance haces del papel político que ha tenido Babrak Karmal en la historia de Afganistán?
José Luis Martín Ramos.- Pienso que en la pugna que lo enfrentó a Taraki primero y a Amin, tenía razón. Su proyecto de revolución democrática popular era el adecuado. Otra cosa es si tuvo la firmeza y la capacidad suficiente para desarrollarlo a partir de 1980, o si los vaivenes de Gorbachov se lo permitieron.

«Su proyecto [de Babrak Karmal] de revolución democrática popular era el adecuado»

Salvador López Arnal.- ¿Por qué se retiró la Unión Soviética en tiempos de Gorbachov de Afganistán? ¿Fue una decisión correcta en tu opinión? ¿Se tenía que haber producido antes tal vez?
José Luis Martín Ramos.- Correspondió al giro de la política exterior soviética por parte de Gorbachov, de retirada del apoyo a los movimientos revolucionarios en el Tercer Mundo. Fue una decisión compleja –para mí negativa- imposible de resumir en cuatro líneas.

Salvador López Arnal.- ¿Colapsó la República Democrática tras la retirada de la URSS?
José Luis Martín Ramos.- No inmediatamente, no tras la retirada militar, que es la que ordena Gorbachov; en 1990, Yeltsin amplió la retirada a todo apoyo político, financiero y de suministros militares y a pesar de ello el colapso tardó año y medio en producirse.

Salvador López Arnal.- Te cito: “La República de Afganistán desapareció en medio del caos. Con ella acabó el proyecto de reforma revolucionaria iniciado en abril de 1978, recuperado en enero de 1980 y suspendido en espera de un proceso de transición a la paz, que nunca llegó, a partir de 1987. El futuro, en los siguientes treinta años, no volvería a ver una propuesta popular reformadora semejante, el estado afgano fue derivando hacia un estado fallido y la polarización cultural, ideológica, fue dominada finalmente por las versiones extremas del islamismo político, mientras que la narcoeconomía siguió dominando la producción para el mercado e interfiriendo en beneficio de sus mafias, y las internacionales, en todos los ámbitos de la sociedad y de la política afgana”. ¿Esa es aproximadamente la situación de Afganistán a día de hoy?
José Luis Martín Ramos.- Sin duda.

Salvador López Arnal.- Te vuelvo a citar: “La segunda conquista de Afganistán por el movimiento talibán, permitida -como mínimo- por el gobierno de EEUU y consumada el 15 de agosto de 2021…”. ¿Permitida como mínimo, alentada por el gobierno de EEUU? ¿Por qué?
José Luis Martín Ramos.- No tengo la respuesta exacta; sí la sospecha de que Biden decidió soltar el lastre de un país que nunca interesó por sí mismo a EEUU.

Salvador López Arnal.- Una pregunta inapropiada tal vez: ¿cuál es la principal aportación de tu ensayo?
José Luis Martín Ramos.- Espero que sea superar el olvido.

Salvador López Arnal.- ¿Qué sentido tuvo, si lo tuvo, aquella dura y prolongada discusión entre comunistas afganos y no-afganos en los primeros años ochenta en nuestro país (y creo también en otros países próximos)? ¿De qué discutíamos exactamente? Ser afgano era más o menos como ser estalinista, dogmático y antidemocrático.
José Luis Martín Ramos.- Esa sí fue una polémica por delegación. No se discutía de la situación afgana, que desconocíamos, sino de nuestros propios problemas y de los de la relación del comunismo europeo con la URSS.

Salvador López Arnal.- ¿A quién interesa hoy lo que sigue sucediendo allí? ¿Cuál es la situación de la mujer en estos momentos? Hace pocos días mujeres afganas han hecho un llamamiento a la “comunidad internacional” para que las liberen de la esclavitud y la tortura que están sufriendo de nuevo desde agosto de 2021.
José Luis Martín Ramos.- A casi nadie. Y esa situación -muchísimo peor que la de la mujer en Irán- no se originó en 2021, sino en la derrota de la revolución afgana en 1992. Nadie se acuerda, ni parece querer acordarse, del importante movimiento por la emancipación de la mujer que acompañó a la revolución, liderado por Anahita Ratzebad.

Anahita Ratzebad, de pie a la derecha, dirigiéndose a un grupo de activistas. Créditos: familia Ratzebad, vía X, tomado de Peoples World.

Salvador López Arnal.- ¿Sigues estudiando, sigues investigando sobre Afganistán?
José Luis Martín Ramos.- No. Intento seguir lo que está pasando, pero la información que nos llega es prácticamente nula.

Salvador López Arnal.- Muchas gracias por tu amabilidad y por tu libro.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Bisfenol A: el plástico que ingerimos cientos de veces por encima de lo que se considera seguro. La Comisión Europea planea la prohibición de este compuesto, presente en buena parte de los envases alimentarios

Cada vez que alguien come o bebe un producto envasado, es muy probable que esté ingiriendo cantidades microscópicas de bisfenol A, un plástico muy usado por la industria alimentaria que está desde hace años en el punto de mira de las autoridades sanitarias. Es lo que se conoce como un disruptor endocrino, una sustancia que tiene la capacidad de alterar el correcto funcionamiento del organismo. Hasta este mismo año, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) sostenía que estas trazas entraban dentro de los límites de lo que se consideraba seguro. Pero una revisión que publicó en abril da la vuelta a la situación por completo: establece unos umbrales 20.000 veces inferiores y ahora prácticamente cualquier ingesta, por ínfima que sea, está considerada “un riesgo para la salud”.

Límite de ingesta segura de BPA
Microgramos diarios por kg de peso corporal
En 2015 4 μg
Revisión de 2023 0,0002 μg
Fuente: Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria.

Ante este contundente informe, es la Comisión Europea la que tiene que mover ficha: está planeando prohibir el BPA en todos los envases en contacto con los alimentos, pero antes de eso habrá que encontrar alternativas seguras. En el pasado ya tomó cartas en el asunto, reduciendo las cantidades permitidas a medida que iban surgiendo estudios que ponían en entredicho la seguridad del BPA. En 2011 lo vetó de los biberones y de alimentos y bebidas destinados a menores de tres años, ya que son los niños y las mujeres embarazadas los más sensibles a esta sustancia. Pero este nuevo informe de la EFSA supondrá previsiblemente su eliminación total.

Mientras eso ocurre, surgen muchas preguntas: ¿Cómo influye en la salud? ¿qué alimentos están más contaminados? ¿qué alternativas hay a este plástico? ¿qué debería hacer la ciudadanía ante esta situación? ¿qué plazos maneja la Comisión Europea para prohibir el bisfenol? No todas tienen una respuesta clara, pero lo que sigue trata de contestarlas.

El nuevo informe de seguridad de la EFSA está motivado por la revisión de más de 800 estudios que se han ido publicando a lo largo de los años. Algunos de ellos mostraban que estas pequeñas cantidades de BPA producían un incremento de un tipo de glóbulo blanco, denominado T helper, en el bazo de ratones, que se emplean normalmente para evaluar los riesgos de los aditivos alimentarios y de otras sustancias. Estas células desempeñan un papel esencial en los mecanismos inmunitarios y, según el organismo, un incremento de este tipo podría dar lugar al desarrollo de inflamación pulmonar alérgica y a trastornos autoinmunes. La Comisión Técnica también tuvo en cuenta otros efectos potencialmente nocivos para la salud en los sistemas reproductivos, de desarrollo y metabólico que se detectaron en la evaluación del riesgo.

Este tipo de riegos no son inmediatos ni se traducen necesariamente en el desarrollo de enfermedades. Pero una exposición continua al bisfenol incrementa el riesgo de desarrollarlas, sin que esté cuantificado exactamente en qué medida. A pesar de estas incertidumbres, el documento advierte de los peligros y pide su retirada, ya que “la población general de todos los grupos de edad está expuesta a niveles que exceden en dos o tres órdenes de magnitud [cientos o miles de veces] la ingesta diaria tolerable”; esto es, la cantidad que una persona podría consumir todos los días de su vida sin que tuviera repercusión para su salud.

José Manuel López Nicolás, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Murcia, reconoce que es una revisión “contundente e inusual”: “Nunca se había rebajado en 20.000 veces la Ingesta Diaria Tolerable”. Pero recuerda que otros organismos, como la Agencia Europea del Medicamento y el Instituto Federal Alemán de Evaluación del Riesgo, con la misma evidencia sobre la mesa, han llegado a conclusiones distintas y no consideran que se puedan extrapolar de forma directa los resultados de los estudios en ratones a los humanos.

“Dicho esto, sería un error ignorar la evaluación de la EFSA. La Comisión Europea debe hacer caso de la nueva recomendación y revisar la presencia del BPA [de los envases alimentarios]”, prosigue López Nicolás, quien, sin embargo, no considera alarmante la ingesta actual. “Como ciudadano no me preocupa en absoluto. No pienso estar viendo los envases para ver si tienen bisfenol A, habrá que esperar a las medidas que tome la UE y que se adapte a las nuevas recomendaciones”, concluye.

Es una opinión distinta a la de Ángel Nadal, catedrático de Fisiología en la Universidad Miguel Hernández de Elche. Reconoce que hoy por hoy es casi imposible evitar el consumo excesivo de BPA, pero sí recomienda limitar la ingesta de alimentos que están envasados con este producto. “Es especialmente importante en embarazadas y niños de hasta tres años, que son más susceptibles al daño que pueden producir. Los disruptores endocrinos alteran la expresión de los genes y en esta fase se produce la mayor expresión génica”, señala.

Esto no quiere decir, continúa, que los adultos estén por completo exentos de riesgo. “Los estudios epidemiológicos han mostrado su conexión con muchísimas patologías que tienen que ver con el sistema endocrino, desde obesidad y la diabetes, hasta cáncer de mama; también se ha relacionado con el autismo. Lo que sucede a los niveles que estamos expuestos es que aumenta la predisposición a sufrir estos trastornos, pero de forma sutil, no es como un tóxico al uso, que si se consume te enferma”, señala Nadal.

¿Cómo se puede evitar la ingesta de BPA? Los umbrales establecidos son tan pequeños, que prácticamente cualquier alimento en contacto con bisfenol supera ampliamente los límites establecidos ahora por la EFSA. Y una amplia porción de los productos envasados lo tienen. El propio organismo hizo en 2015 un estudio de varias comidas y bebidas y estableció medias de cuánta sustancia llevaban.

Concentración de bisfenol A
Microgramos de BPA por kilo de producto envasado (media)

Producto, μg
Aperitivos, postres y otros alimentos, 52
Hierbas, especias y condimentos 41,4
Pescado y otros mariscos 37
Alimentos compuestos 37
Cereales y productos a base de cereales 36,6
Legumbres, frutos de cáscara y semillas oleaginosas 34,6
Carne y productos cárnicos 31,5
Hortalizas y productos vegetales 23,5
Frutas y productos a base de frutas 13,4
Leche y productos lácteos 4,9
Zumos de frutas y verduras 2,7
Bebidas alcohólicas 0,8
Bebidas no alcohólicas 0,5
Azúcar y confitería 0,2
Agua potable embotellada 0

Fuente: Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, 2015.

Es imposible establecer exactamente en qué medida, porque varía en función de marcas y productos, pero en general los postres, pescados envasados y cereales son los que más cantidad tenían (también las hierbas, pero su ingesta suele ser mucho menor). Los alimentos grasos que están en contacto con el químico portan normalmente mayores cantidades, ya que es liposoluble, lo que también le permite entrar con mucha facilidad en las células humanas.

Los envases no tienen por qué advertir de su presencia, aunque el código de reciclaje puede dar pistas. Suele estar más presente en los que tienen los números 3, 6 y 7. Algunas marcas incluyen etiquetas que anuncian que están libres de BPA, aunque hoy por hoy son una minoría. Es complicado evitar esta omnipresente sustancia ligera, resistente, coloreable y muy rentable para la industria.

Ricardo José Bosch Martínez, catedrático de Biología de la Universidad de Alcalá de Henares, recomendaba en una entrevista publicada en la web de la universidad usar envases de vidrio o acero y evitar calentar los plásticos, como los de los tuppers, ya que de esta forma se aumenta la migración del BPA y otras sustancias a los alimentos.

Prohibición en Europa
Una vez que recibió el informe de la EFSA, la Comisión Europea se puso a trabajar para prohibir el bisfenol A. Prevé tener un plan de acción para el primer trimestre de 2024, aunque para que este se pueda desarrollar será necesaria una alternativa segura al BPA. Nadal cree que es posible que busquen otros bisfenoles de la familia, menos estudiados, pero que plantean parecidos problemas para la salud. “Las que están proponiendo hasta ahora son derivados del mismo tipo de molécula: el bisfenol F o S, que molecularmente actúan de maneras parecidas”. Dicen que existen otros plásticos que se están empezando a estudiar y que no presentan efectos estrogénicos.

Pero como reconoce uno de los autores de la revisión de la EFSA, que prefiere no identificarse, es probable que si otros plásticos se someten a revisiones y estudios tan rigurosos como los que se han llevado a cabo con el bisfenol, acabarán apareciendo problemas, en mayor o menor medida. Y renunciar al plástico por otro tipo de envases, como podría ser el vidrio, es hoy por hoy casi impensable por las implicaciones logísticas que esto tiene (es mucho más pesado y difícil de almacenar).

En un mundo plagado de plásticos, el BPA es uno más de los 40 disruptores endocrinos que afectan a los seres humanos y cuyas consecuencias no están del todo medidas. “Es casi imposible hacer ciertos estudios porque no hay nadie libre de ellos, así que no se pueden hacer grupos de control para comparar poblaciones”, señala Nadal. No obstante, la previsible retirada del bisfenol supondrá, en opinión del catedrático, “una victoria para la salud de los europeos”.

PSICOLOGÍA. 10 errores que no cometen las personas emocionalmente inteligentes.

Reprimir emociones, culpar de la infelicidad propia a los demás, y otros fallos que nos alejan de la inteligencia emocional.
 
Desde que, en 1995, Daniel Goleman publicara el ya clásico Inteligencia emocional (Kairós), la capacidad de reconocer las emociones propias y las de los demás se ha incorporado al mundo de la educación y la empresa. Sin embargo, ¿qué implica tener inteligencia emocional en nuestra vida cotidiana? La escritora Brianna Wiest responde a esta pregunta en su antología 101 reflexiones que cambiarán tu forma de pensar (Gaia). Esta joven autora estadounidense, que recientemente ha sido publicada por partida doble en España, aborda la cuestión desde el extremo opuesto: ¿cuáles son las 10 cosas que las personas con un alto nivel de inteligencia emocional no hacen?

Asumir que lo que piensan y sienten se corresponde con la realidad. Cada mirada sobre la situación que se está viviendo es parcial y subjetiva. Considerar que “llevas razón” y que los demás están equivocados es un seguro de sufrimiento, como recomienda Joseph Nguyen en su libro del mismo título, No te creas todo lo que piensas.

Hacer depender el bienestar emocional de causas externas. Culpar de nuestra infelicidad a los demás o a circunstancias fuera de nuestro control lleva a una indignación que nos desempodera, ya que dejamos de ocuparnos de lo que depende de nosotros y nos abonamos a la pasividad y el resentimiento.

Saber qué nos haría felices. Las personas con baja inteligencia emocional suelen asumir que aquello que no tienen es lo que podría darles el bienestar personal. Sin embargo, todo deseo lleva a otro, como una zanahoria que nunca se alcanza.

Retroceder ante lo que tememos. En palabras de Brianna Wiest, “el miedo significa que estás tratando de avanzar hacia algo que amas”. Por lo tanto, una persona con inteligencia emocional asumirá el temor como una puerta que invita a ser cruzada para alcanzar otra realidad.

Entender que la felicidad debería ser permanente. Esta aspiración es ilusoria, ya que la vida se compone de distintas experiencias y hay que aprender a transitar por todas ellas con naturalidad, relativizando lo que estamos viviendo.

Dejarse arrastrar por los pensamientos. Lo que en budismo se llama “mente de mono” describe los brincos de las ideas propias y ajenas que pululan por nuestra mente. Para liberarnos de esa esclavitud, el primer paso es, en lugar de seguir al mono, tomar conciencia de nuestras creencias para desidentificarnos de ellas.

Reprimir las emociones. Inteligencia emocional no es contener lo que sentimos, sino gestionarlo adecuadamente para tomar mejores decisiones y expresarlo en la forma y momento adecuados.

Pensar que el sufrimiento acabará contigo. Según la autora de la mencionada antología, las personas con alta inteligencia emocional “han desarrollado la suficiente conciencia y resiliencia para saber que todas las cosas, incluso las peores, son transitorias”.

Intentar hacerse amigo de todo el mundo. Una persona inteligente emocionalmente es empática y busca promover la confianza y la intimidad, pero no de forma indiscriminada. Elige de modo consciente a quién permite entrar en su vida personal, aunque sea amable con todo el mundo.

Confundir un sentimiento triste con una vida triste. Lo primero obedece a una experiencia puntual y, por lo tanto, pasajera. No hay que extrapolar la tesitura actual con un futuro por hacer. Según Wiest, las personas con verdadera inteligencia emocional “se permiten tener ‘días malos’ porque son plenamente humanas”. No resistirnos a lo que nos trae el presente, de hecho, es la llave de la paz personal.

Este último punto era un fundamento de los filósofos estoicos como Séneca, quien llegó a afirmar que “no hay nadie menos afortunado que la persona a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba”.

Reflexiones de este tipo pueden soliviantar a quien esté pasando por un mal momento, pero el pensador romano nacido en Córdoba apunta a que muchas veces estamos “más asustados que heridos”, en el sentido de que padecemos ante escenarios catastrofistas que no se llegarán a cumplir. Sufrir antes de lo necesario es sufrir más de lo necesario, comenta Séneca, y esa sería la muestra última de inteligencia emocional, ocuparnos de lo bueno y de lo malo en su debido momento, sin anticipar la vida. Entregarlo todo a hoy, haciendo simplemente lo que debemos hacer con atención y naturalidad, es la manera más sabia de caminar por el mundo.

La parábola de los ciegos y el elefante

— Una de las fábulas más célebres de la tradición india cuenta que cuatro personas ciegas estaban intentando examinar un elefante que había llegado al poblado.

— La primera, al tocar la trompa, exclamó asustada que aquello era una enorme serpiente. La segunda, que estaba palpando una de las patas del animal, afirmó que se trataba de un árbol. La tercera tenía las manos en una de las orejas, que identificó como un abanico. La cuarta persona, que había agarrado un colmillo, dijo que estaba tocando una lanza.

— La discusión prosiguió hasta que un lugareño vidente se acercó a explicarles que todos tenían algo de razón, pero el error venía de tomar la parte por el todo; eso les impedía entender el conjunto.

— Aplicado a la inteligencia emocional, una clave es entender que cada persona ve la realidad desde su perspectiva, condicionada por sus propias experiencias, y que por lo tanto la verdad absoluta no existe.

domingo, 25 de febrero de 2024

Raphael Lemkin, el hombre que inventó la palabra "genocidio"

 Raphael Lemkin

Raphael Lemkin dedicó su vida a conseguir que el genocidio fuera considerado un crimen internacional.


Irene Hernández Velasco Especial para BBC News Mundo.

Winston Churchill lo llamó en 1944 "el crimen sin nombre".

Y es que no existía un término, una palabra, para expresar la gigantesca y enorme barbarie que los nazis cometieron contra el pueblo judío, que según los cálculos se saldó con el asesinato de seis millones de hombres, mujeres y niños.

Dos de cada tres judíos que se contaban en Europa antes de la II Guerra Mundial fueron exterminados.

Sólo en agosto, septiembre y octubre de 1942, los nazis perpetraron cada mes alrededor de medio millón de asesinatos de judíos, es decir, mataron cada día a 15.000, según un estudio publicado liderado por Lewi Stone, profesor de Matemáticas en la Universidad de Tel Aviv.

Sin embargo, no había un vocablo con el que denominar a esa matanza contra un colectivo realizada de manera sistemática e industrial, algo desconocido hasta entonces.

"Ocurrió algo sin precedentes, aterrador", en palabras del historiador israelí y experto en estudios sobre el Holocausto, Yehuda Bauer.

"Por primera vez en la sangrienta historia de la humanidad, en un Estado moderno, en el centro de un continente civilizado, se puso en marcha una decisión cuyo objetivo era localizar, registrar, marcar, aislar de su entorno, desposeer, humillar, concentrar, transportar y asesinar a cada uno de los miembros de un grupo étnico".

Ese "crimen sin nombre" consiguió por fin tener uno gracias al empeño y al tesón de un judío polaco.

Se llamaba Raphael Lemkin y fue él quien acuñó el término "genocidio", una palabra que creó a partir del sustantivo griego "genos" (raza, pueblo) y del sufijo latino "cide" (matar).

Gracias a sus esfuerzos, el genocidio, definido como "actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso", fue reconocido por la ley internacional.

El día en que todo cambió

Hay una fecha en la biografía de Lemkin, nacido en 1900 en Bezwodne (entonces perteneciente al Imperio Ruso, a partir de 1919 a Polonia y desde 1945 a Bielorrusia), que marcó su vida: el 15 de marzo de 1921.

Ese día, en Berlín, un joven armenio llamado Soghomon Tehlirian asesinó en plena calle a Talat Pashá, quien hasta tres años antes había sido ministro del Interior del Imperio Otomano.

Lo hizo por venganza, pues consideraba a Pashá responsable de la masacre que sufrió su aldea al haber sido el principal orquestador de la persecución de los armenios domiciliados en el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial.

Según varias fuentes, entre 1915 y 1923, alrededor de un millón y medio de ellos fueron exterminados.
 
Talat Pashá

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Talat Pashá nunca fue procesado por sus crímenes y vivía en la Alemania de la posguerra como un ciudadano común y corriente, a pesar de ser responsable de la casi destrucción de una comunidad étnica.

Lemkin tenía entonces 20 años, vivía a 885 kilómetros de Berlín y estudiaba Lingüística.

Pero cuando arrancó el juicio por asesinato contra el joven armenio (quien, por cierto, fue absuelto) y salieron a la luz detalles del exterminio sufrido por su pueblo a manos de los turcos, se sintió profundamente conmocionado.

Tanto que decidió aparcar la Lingüística y dedicarse al Derecho.

"Me di cuenta de que el mundo debía adoptar una ley contra ese tipo de asesinatos raciales o religiosos", dejó escrito Lemkin en su autobiografía, titulada "Totalmente Extraoficial".

Y a eso dedicó su vida a partir de ese momento: a lograr que, en nombre de la justicia universal, el Derecho Internacional tipificara una ley que condenara ese tipo de asesinatos en masa.

Ya antes, con tan sólo 12 años, se había dado de bruces con el concepto de genocidio cuando leyó "Quo Vadis", la novela de Henryk Sienkiewicz, especialmente al llegar al pasaje en el que los cristianos eran arrojados a los leones.

Al principio, y al no tener una palabra específica para denominar a esas matanzas, Lemkin las designaba como "crímenes de barbarie", entendiendo por tales aquellas "acciones exterminadoras" realizadas por motivos "políticos y religiosos".

"Cuando una nación es destruida, no es la carga de un barco lo que es destruido, sino una parte sustancial de la humanidad, con toda una herencia espiritual que toda la humanidad comparte", decía en el documento que preparó para presentar en la conferencia sobre Derecho Penal que en 1933 tuvo lugar en Madrid.

Pero finalmente no pudo asistir: las autoridades polacas no querían enemistarse con Hitler -quien ya en 1919 había escrito que la "cuestión judía" debía resolverse mediante la eliminación total de los judíos de Europa a través de una eficiente planificación- y le denegaron el visado para viajar a España.

Y eso que para entonces Lemkin ya era un jurista de gran prestigio.

Huída de Polonia

Como judío que era las cosas se fueron poniendo cada vez más difíciles para él en Polonia, sobre todo después de que los nazis la ocuparon en 1939.

Por suerte, ese mismo año logró escapar de su país y del destino atroz que allí le esperaba.

Sus padres no consiguieron huir y fueron asesinados en el campo de exterminio de Auschwitz.

En total Lemkin perdió a 49 familiares en el Holocausto.

Número en el brazo de una sobreviviente del Holocausto

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Número en el brazo de una sobreviviente del Holocausto

En vísperas de la ocupación alemana en 1939, en Polonia vivían allí 3,3 millones de judíos. Al final de la guerra, unos 380.000 judíos polacos seguían con vida.

Lemkin puso rumbo hacia Estados Unidos, y allí se dedicó a denunciar con voz firme y clara las brutalidades de los nazis mientras daba clases en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte.

En 1944 publicó el libro "El poder del Eje en la Europa ocupada", en el que desgranaba todas las atrocidades cometidas por los nazis con el objetivo de exterminar al pueblo judío y donde por primera vez aparece la palabra "genocidio".

Pero "genocidio" era sólo una forma de dar nombre a lo que hasta entonces no lo tenía.

La gran lucha de Lemkin se concentraba en lograr que la legislación internacional reconociera el delito de genocidio.

En busca de una ley

En los juicios de Nuremberg (los procesos que arrancaron en noviembre de 1945 en esa ciudad alemana y en los que fueron sentados en el banquillo dirigentes y colaboradores del régimen nazi) los fiscales emplearon la palabra "genocidio".

Pero no apareció escrita en ninguna de las 190 páginas de la sentencia.

Todos los 18 condenados en Nuremberg lo fueron por crímenes contra la humanidad, no por genocidio.

"El día más negro de mi vida", lamentó Lemkin.

Los acusados en el tribunal de Nuremberg conversando (diciembre 4, 1945).

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Los acusados en el tribunal de Nuremberg conversando (diciembre 4, 1945).

No obstante, un año después, en diciembre de 1946, la Asamblea General de la recién creada ONU aprobó la resolución 96, donde por primera vez en la legislación internacional se habló de "crimen de genocidio", entendiendo por tal "una negación del derecho de existencia a grupos humanos enteros, de la misma manera que el homicidio es la negación a un individuo humano del derecho a vivir".

Y concluye: "La Asamblea General afirma que el genocidio es un crimen del Derecho Internacional que el mundo civilizado condena y por el cual los autores y sus cómplices deberán ser castigados".

La Convención para la Prevención y Sanción del delito de Genocidio fue aprobada por la ONU en 1948 y, posteriormente, ratificada por cada uno de los estados miembros.

La Corte Internacional de Justicia (el principal órgano judicial de Naciones Unidas, establecido en 1945 y con sede en La Haya) se encargaría a partir de ese momento de juzgar los crímenes de genocidio.

Lemkin invirtió toda su vida y todos sus ahorros en conseguir eso.

De hecho, cuando a los 59 años un ataque al corazón acabó con él, se encontraba en la más absoluta miseria.

Pero había logrado su objetivo.

Alemania reabre el caso de los asesinados por la (medicina) ciencia nazi.

La Sociedad Max Planck conserva fragmentos de cerebros de unos 3.000 niños y adultos ejecutados por padecer enfermedades mentales. Una investigación intenta ponerles nombre casi 80 años después.

Foto inédita de la ficha hospitalaria de Ernestine D., asesinada en el psiquiátrico de Kaufbeuren cuando tenía 13 años
Foto inédita de la ficha hospitalaria de Ernestine D., asesinada en el psiquiatrico de Kaufbeuren cuando tenia 13 añosMUSEO DEL HOLOCAUSTO

Entre 1939 y 1945, unos 300.000 niños y adultos con discapacidad o enfermedades mentales fueron asesinados en Alemania. A un número desconocido les extrajeron el cerebro. Los órganos se enviaban a centros de investigación del país, donde se cortaban en rodajas y se preparaban como muestras para estudiar enfermedades mentales. En aquellos años, Julius Hallervorden, uno de los neurólogos más respetados del país, recordaba haber dicho: “Si realmente vais a matar a toda esa gente, sacadle al menos el cerebro para que puedan ser útiles. Ellos me preguntaron, ‘¿cuántos podría analizar?’ Yo les dije, ‘un número ilimitado, cuantos más, mejor”.

Casi ochenta años después, la Sociedad Max Planck de Alemania ha puesto en marcha una investigación independiente para identificar, por primera vez, a todas las víctimas de la ley de Eutanasia nazi cuyos cerebros laminados siguen en los archivos de este organismo de investigación científica, uno de los más prestigiosos del país. La entidad ha anunciado este mes que un equipo de cuatro investigadores ajenos a la institución comenzará en junio a cotejar las miles de muestras existentes con los archivos de los psiquiátricos donde los pacientes recibían inyecciones letales o eran gaseados usando las mismas técnicas que después se aplicarían en los campos de exterminio.

“Tenemos que analizar todos los archivos de neuropatología en los archivos de la Sociedad Max Planck de Berlín y el Instituto de Psicología Max Planck de Munich”, explica Gerrit Hohendorf, uno de los responsables de la investigación, dotada con 1,5 millones de euros y que durará tres años. “Iremos nombre por nombre para recuperar la cifra exacta de personas cuyos cerebros fueron usados para investigación neuropatológica, calculamos que habrá entre 2.000 y 3.000 víctimas”, señala.
Imagen de la ficha de Adolf H., asesinado a los ocho años.Imagen de la ficha de Adolf H., asesinado a los ocho años. MUSEO DEL HOLOCAUSTO DE EE. UU.
El objetivo final será crear una base de datos pública que contribuya a rememorar este episodio que apenas se recuerda dentro y fuera de Alemania. Cada 27 de enero, fecha de la liberación de Auschwitz, el parlamento alemán rinde homenaje a las víctimas del Holocausto. Por primera vez, este año los diputados recordaron también a las 300.000 víctimas de la ley de Eutanasia, según Deutsche Welle.

“Lo más sobrecogedor es que la mayoría eran niños”, explica Patricia Heberer-Rice, historiadora del Museo del Holocausto de EE UU y miembro del equipo de investigación. Heberer-Rice estudia los archivos del hospital psiquiátrico de Kaufbeuren, al sur de Alemania, donde médicos y enfermeras asesinaron a 1.500 pacientes durante el nazismo, explica. En 2000 se enviaron al Museo del Holocausto copias de los historiales médicos del hospital alemán. Entre los documentos hay cartas entre los médicos que enviaban los cerebros y los neurólogos que los recibían y relataban cómo los habían preservado para los estudios de neuropatología.

Una de las 118 víctimas ya identificadas por Heberer-Rice es Ernestine D. Nació el 1 de noviembre de 1929 en Bavaria. “Era hija ilegítima y parece que la separaron de su madre en algún momento. Sufría discapacidad intelectual, era medio ciega y sorda, y padecía ataques epilépticos. Murió el 21 de marzo de 1943 en Kaufbeuren por una sobredosis letal de medicamentos. Tenía 13 años”, explica Heberer-Rice. Adolf H., otra de las víctimas, sufrió daño cerebral durante el nacimiento y padecía epilepsia. Tenía ocho años cuando fue asesinado. Los cerebros de estos y otros niños se enviaban a la Sociedad Kaiser Guillermo, de la que el Max Planck es heredera.

El objetivo final es crear una base de datos pública que contribuya a recordar este episodio que apenas se recuerda dentro y fuera de Alemania

Hallervorden, jefe de Neuropatología de la institución, llegó a reunir 697 cerebros. En una entrevista con el neuropsiquiatra estadounidense Leo Alexander, médico experto durante los juicios de Nuremberg, Hallervorden contaba cómo conseguía su material de estudio de los centros de eutanasia: "Les di fijadores, jarras y cajas e instrucciones para extraer y fijar los cerebros y ellos me los enviaban puntualmente como si fueran muebles. Había un material maravilloso entre esos cerebros, bellísimos defectuosos mentales, malformaciones y enfermedades infantiles. Yo acepté los cerebros, por supuesto. De dónde vinieran y cómo llegaban hasta mí no era asunto mío". Hallervorden sobrevivió a la guerra y continuó su carrera científica sin sufrir pena alguna. Hoy su apellido sigue dando nombre a una enfermedad neurológica que describió junto a Hugo Spatz.

“La historia de esas muestras continuó durante mucho tiempo y se siguieron utilizando para hacer estudios científicos hasta los años 80”, explica Paul Weindling, historiador de la Medicina de la Universidad Oxford Brookes (Reino Unido). La Max Planck tardó varios años en tomar en serio las denuncias sobre el origen de las muestras y abrir su propia investigación, según explicaba el investigador en un estudio de 2012. “Estamos ante una institución muy prestigiosa, con un enorme presupuesto de investigación y que hace ciencia rompedora. Pensaron que dañaría su reputación reconocer todo esto, pero ahora han cambiado de opinión, lo que es un indicativo de que las investigaciones futuras se harán en las mejores condiciones posibles”, explica Weindling, que también participa en el análisis encargado por la Max Planck.

En 1990 la Max Planck retiró todas las muestras humanas recogidas durante la era nazi y las enterró como parte de una ceremonia de homenaje a las víctimas, pero sin identificarlas ni aclarar cuántas muestras había. Una investigación posterior demostró que aún quedaban más láminas en el Instituto de Psiquiatría Max Planck que podían ser de víctimas. La sociedad hizo una nueva auditoría de sus archivos en 2016 en la que se listaron 24.500 muestras tomadas entre 1920 y 1980. Es parte del material que el equipo analizará ahora. En último término, opina Weindling, es posible que haya que desenterrar el material inhumado en 1990, “aunque será decisión de la Max Planck”, señala.

Los investigadores reconocen el reto de publicar los nombres de todas las víctimas por las leyes de protección de datos, pero creen que será viable y necesario. “Puede que las familias de los fallecidos sepan que uno de sus parientes fue asesinado”, explica Wiendling. “Lo que seguro será nuevo para ellos es que los cerebros de sus abuelos o tíos siguieron usándose para investigaciones científicas durante mucho tiempo y ahora están o bien en los archivos del Max Planck o bien enterrados en Munich”, concluye.

https://elpais.com/elpais/2017/05/19/ciencia/1495220303_187485.html#?rel=mas

sábado, 24 de febrero de 2024

Traficantes de felicidad.

Felicidad
Una mujer siendo feliz en plena naturaleza.
El pensamiento actual no ha resuelto la tensión entre el hedonismo y la devoción, pero sí ha añadido una nueva dimensión al debate: la búsqueda de una vida psicológicamente rica.

Como todo el mundo quiere ser feliz y nadie lo consigue, la felicidad se ha convertido en una droga legal que venden los oportunistas y compran los adictos al género. Este tráfico de esperanzas infundadas ya se había consolidado antes de las redes sociales, aunque con ellas está a punto de alcanzar el paroxismo. Si cometes la osadía de poner “libros sobre la felicidad” en cualquier buscador te verás sepultado bajo estratos de títulos seductores sobre la “auténtica” felicidad, el flow, los hábitos de un cerebro feliz, la ciencia de la felicidad y la vida que florece, junto a una ensalada de inventarios de los 12 mejores libros sobre la felicidad, los 10 mejores libros para ser feliz y los mejores libros sobre la felicidad para niños. De las webs ya ni hablemos.

Conscientes de que la búsqueda de la felicidad es un asunto central para la naturaleza humana, los filósofos llevan milenios analizando el asunto con su lupa analítica de alta precisión. Han identificado dos categorías muy diferentes en este apartado de apariencia tan simple. La primera es el hedonismo, la recomendación clásica de priorizar el placer, la estabilidad y el disfrute sobre otras consideraciones. Y la segunda, llamada a veces eudaimonía, aconseja buscar un significado a la vida, tener un propósito, una devoción, un espíritu virtuoso. Ya sé que comprarías los dos paquetes enteros, pero el problema es que hay que elegir entre uno y otro. Ambas filosofías de vida persiguen la felicidad por caminos contradictorios. No se puede ser Bertrand Russell y Frank Sinatra al mismo tiempo, y solo se vive una vez.

El pensamiento actual no ha resuelto la tensión entre el hedonismo y la devoción, pero sí ha añadido una nueva dimensión al debate: la búsqueda de una vida psicológicamente rica. El énfasis se pone ahora en los compromisos mentales complejos, la amplitud de las emociones profundas y las experiencias novedosas, como resume el psicólogo Scott Barry Kaufman. Ni entregarse al placer ni cocerse en la devoción, sino buscar una vida intensa, interesante e inteligente (las tres intes, si me permites el chascarrillo). El demonio ya no es la inestabilidad ni la falta de propósito en la vida, sino el puro y simple aburrimiento. Se trata de buscar la riqueza psicológica. Es un cambio de óptica interesante.

Según los experimentos con voluntarios, la riqueza psicológica muestra una fuerte correlación con la curiosidad, el espíritu abierto al mundo y la capacidad de experimentare emociones intensas, sean positivas o negativas. La aversión al riesgo está muy bien si paseas por un acantilado, pero no como guía vital ni tabla de los mandamientos.

Cuando los investigadores preguntan a sus voluntarios si prefieren el hedonismo, la entrega a un propósito o la riqueza psicológica, la mayoría (del 50% al 70% según los países) opta por el hedonismo, y bastante gente (del 14% al 39%) elige la devoción. Solo una minoría prefiere la riqueza psicológica, y curiosamente son muchos menos en Singapur (7%) que en Alemania (17%). De entrada, esto da la razón a la filosofía clásica, pues la gran mayoría de la gente encaja muy bien en las dos categorías tradicionales. Pero la diferencia entre Singapur y Alemania también indica que la cultura recibida tiene un peso sustancial en las decisiones vitales. Tal vez la riqueza psicológica se pueda estimular en las poblaciones humanas, y tal vez eso incremente el bienestar de las personas. Tal vez lo incremente más que los traficantes de felicidad que hemos padecido hasta ahora.

El filósofo austriaco-israelí Martin Buber (1878-1965) escribió: “No acepto ninguna fórmula absoluta para vivir. Ningún código preconcebido puede prever cualquier cosa que pueda ocurrir en la vida (…). Apostemos nuestra existencia entera por nuestra voluntad de explorar y experimentar”. El consejo es gratis.

Un proyecto de información que desafía a los dueños del mundo. Democracy Now! Contra el silencio y las mentiras

Producido en Nueva York cada día, de 8 a 9 de la mañana hora local, Democracy Now! es un programa de radio y televisión que se transmite a través de internet y más de 900 emisoras de los cinco continentes. Desde su fundación en 1996, sus contenidos combinan informaciones, entrevistas, debates y reportajes de investigación, con una orientación preferente hacia la cobertura de los movimientos y luchas sociales por la justicia en todo el mundo. La crítica del poder corporativo y la política exterior norteamericana son también objetivos destacados.

La sección en español de Democracy Now! se incorporó en 2005 y en la actualidad es transmitida por más de 430 medios. Cualquiera canal de radio puede emitir estas noticias sin costo y también se ofrece una columna semanal a los periódicos interesados en publicarla.

La voz más frecuente al frente de los programas es la de Amy Goodman, periodista que se dio a conocer por sus arriesgadas indagaciones en asuntos como la independencia de Timor Oriental, la ocupación marroquí del Sáhara Occidental o las actividades criminales de la petrolera Chevron en Nigeria. David Goodman, Denis Moynihan, Juan González y Nermeen Shaikh son otros colaboradores habituales.

Para celebrar el vigésimo aniversario de las emisiones, en 2016 Amy Goodman publicó Democracy Now! Veinte años cubriendo los movimientos que están cambiando Estados Unidos (versión castellana de Hoja de Lata, 2018, trad. de Miguel Sanz Jiménez). Este libro repasa la historia de un proyecto que nació para informar de hechos y procesos esenciales que los poderes económicos, políticos y mediáticos, tres cabezas de la hidra capitalista, no quieren que sean divulgados. La crónica nos acerca así a las movilizaciones contra las guerras sucesivas del imperialismo norteamericano y a las heroicidades de personas como Julian Assange, Edward Snowden, Chelsea Manning o Thomas Drake, gracias a las cuales fueron reveladas informaciones clasificadas enormemente relevantes. Ocupan un lugar preferente también los problemas de los inmigrantes ilegales, la pena de muerte y las luchas del movimiento Occupy Wall Street y de los que enarbolan la justicia climática o los derechos LGTBI+. No faltan tampoco capítulos en el libro sobre lacras como la violencia policial contra las gentes de color o la tortura institucionalizada en los interrogatorios policiales, asuntos todos ellos abordados reiteradamente en las emisiones.

Algunos episodios destacados de la historia de Democracy Now! reflejan bien su insobornable compromiso. Un buen ejemplo es lo que ocurrió en 1997, tras un año en antena, cuando el programa entrevistó a Mumia Abu-Jamal, que llevaba ya por entonces quince años en el corredor de la muerte de una cárcel de Pensilvania culpado del asesinato de un policía. Este exmiembro de los Panteras Negras tenía mucho que decir sobre la discriminación racial en el país y la pena de muerte, y dijo mucho aquel día, pero su plática a través de las ondas sirvió para que las doce emisoras de Pensilvania que retransmitían el programa, y eran propiedad de la universidad Temple, cancelaran su contrato.

Noam Chomsky, Angela Davis, Arundhati Roy, Joseph Stiglitz, Noemí Klein y Ralph Nader han sido entrevistados frecuentemente. Respecto a los debates, algunos de los más memorables en la historia del programa fueron los dos entre Tariq Ali y Christopher Hitchens en 2003 y 2004 sobre la guerra de Irak, o el que se realizó en julio de 2016, en plena campaña de las elecciones que llevarían a Donald Trump a la presidencia y tras la derrota de Bernie Sanders como optante a la nominación demócrata. Los contendientes en este caso fueron Robert Reich, que defendió apoyar a Hillary Clinton, como mal menor, y Chris Hedges, que se decantó por Jill Stein, candidato del partido verde.

El programa es fiel a su lema de ir siempre a donde está el silencio y ha recibido numerosos reconocimientos, pero no han faltado tampoco coletazos represivos. En 2008, mientras cubrían protestas durante la convención nacional republicana, Amy Goodman y otros dos periodistas de Democracy Now! fueron arrestados con acusaciones por “causar disturbios”. Sin embargo, la rápida circulación en internet de un video que recogía una de las detenciones, extraordinariamente violenta, consiguió que los cargos fueran retirados. En 2016 se emitió una orden de arresto contra Amy Goodman después de que cubriera las protestas contra la construcción de un oleoducto en Dakota del Norte durante las cuales la policía soltó perros y atacó con gases a los manifestantes. Los cargos fueron desestimados por el juez, pero los fiscales del condado no descartaron presentar otros en el futuro.

En un mundo en el que los canales dominantes de la información se superponen con las instituciones del poder económico, los problemas creados por la dinámica perversa del sistema tienden a ser silenciados, lo mismo que los movimientos que surgen para denunciarlos o proponer alternativas y mejoras. Democracy Now!, con sus veintiocho años de esfuerzo y lucha, ha servido para demostrar que a las ocultaciones, mentiras y artimañas de los mass media es posible oponer un honesto caudal de información veraz que llegue a todos los rincones y cree una nueva conciencia.

Blog del autor: http://www.jesusaller.com/

En él puede descargarse ya su último poemario: Los libros muertos.

Renueva tu relación en 7 pasos. Las parejas pueden salir de la pandemia más fuertes que nunca, dicen los expertos, si aprenden del pasado y miran hacia el futuro.

 

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A medida que emergemos, parpadeando, de nuestra reclusión pandémica, todos hemos cambiado, en mayor o menor medida. También lo han hecho nuestras relaciones.

“Durante este tiempo, las parejas pueden haber pasado juntas tanto tiempo como el que normalmente se extendería a lo largo de un período de dos a tres años”, dice Bryce Doehne, psicólogo clínico de Portland, Oregón. “Y han tenido que ocupar múltiples papeles que antes habrían ocupado otras personas, como los amigos, lo cual es imposible”.

Ahora, cuando muchas parejas vuelven de nuevo a la rutina de la vida, es una oportunidad perfecta para un reinicio de la relación, para aprender de este tiempo de inactividad juntos y mirar hacia el futuro.

He aquí un plan de siete puntos para empezar.

Hagan una revisión de la relación
En primer lugar, siéntense juntos para evaluar lo que funcionó en su relación —y lo que no— durante la cuarentena, dice Christiana Ibilola Awosan, terapeuta de Nueva York. Para hacer cambios positivos en el futuro, empieza por compartir con tu pareja lo que aprendiste de ti mismo durante la pandemia, recomendó.

A continuación, Awosan dijo que consideraran la posibilidad de usar estas preguntas para continuar la conversación: ¿Qué nos ha enseñado la pandemia sobre nuestra relación? ¿Qué queremos mantener en el futuro? ¿Qué queremos descartar? ¿Qué te ha sorprendido de mí durante esta pandemia?

“A veces tendemos a centrarnos en lo que nos molesta de nuestra pareja, pero puede haber cosas buenas que te hayan sorprendido, como una fortaleza que no sabías que tenía”, dice.

Expresen su agradecimiento
Tal vez durante el último año no hayas tenido ganas de hacer cumplidos a tu pareja, pero los comentarios positivos son importantes, según un estudio realizado a lo largo de casi tres décadas sobre el matrimonio y el divorcio liderado por Terri Orbuch, profesora investigadora de la Universidad de Michigan y profesora de sociología de la Universidad de Oakland. Uno de los mayores remordimientos de los divorciados era no haber dado a su pareja más “afirmación afectiva”, es decir, estímulo y apoyo en forma de palabras o gestos considerados. Eso incluye cumplidos como: “eres un gran padre”. Orbuch ha dicho que la negligencia de estos simples actos es una “asesina de relaciones” que pasamos por alto.

¿Conoces ese momento fugaz en el que una ráfaga de afecto o atracción por tu pareja revolotea por tu mente? “No lo pienses sin más”, dice Don Cole, terapeuta matrimonial certificado y director clínico del Instituto Gottman de Seattle. “No debería ‘estar implícito’”.

“Muchos de nosotros creemos que nuestras parejas deberían saber que las amamos, especialmente después de estar juntos durante años”, dijo. Pero una investigación del Instituto Gottman, el renombrado laboratorio para el estudio de las relaciones de pareja, descubrió que las parejas con más éxito regularmente “abrían la boca y de hecho pronunciaban sus palabras de amor y respeto y admiración”.

Esas palabras son aún más significativas, dice Cole, cuando son específicas. “Mi mujer es soprano de formación y le dije: ‘Ayer andabas arreglando la casa y cantando, y me dio un escalofrío por la espalda cuando lo escuché’”, dijo.

¿Por qué importa la especificidad? Decir “eres considerado” es bonito, dijo Cole, “pero cuando tu pareja te cuenta una historia positiva en la que demostraste tu consideración, eso hace que sea más probable que la mantengas, que la aprecies, que te sientas bien con ella”.

Dediquen tiempo a estar solos
Asegúrense de que cada miembro de la pareja se dedique un tiempo a solas en su día, aunque sea un pequeño paseo. Liad Uziel, profesor del departamento de psicología de la Universidad de Bar-Ilan, en Israel, afirma que tanto el tiempo a solas como el estar con otras personas “moldean nuestro carácter desde diferentes perspectivas”.

Cuando estamos solos, dijo Uziel, “la presión externa se reduce, solemos tener más control de los acontecimientos y podemos gestionar nuestro tiempo con más libertad”. El tiempo a solas, dijo, también es importante para lo que se denomina “consolidación de la identidad”, en la que se piensa en el pasado para procesar los acontecimientos, y en el futuro para establecer objetivos.

En nuestras relaciones, tomarse tiempo a solas “ofrece una mayor oportunidad para que cada miembro de la pareja desarrolle su identidad personal de forma independiente, que luego puede aportar a su relación y fortalecerla”, dijo Uziel.

Tómense un tiempo para conectar
¿Tienes menos sexo estos días? No eres sólo tú. Una reciente encuesta en línea realizada por el Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana a 1559 adultos sobre su vida íntima reveló que más del 43 por ciento de los participantes declararon haber disminuido la calidad de su vida sexual desde que comenzó la pandemia.

La sequía sexual no es una sorpresa, dado que el estrés y la incertidumbre de la pandemia fueron “asesinos de la libido”, según Shannon Chavez, terapeuta de Los Ángeles. Si necesitas un empujón para volver al juego, dijo, piensa en la conexión sexual “como una forma de autocuidado, que es cualquier cosa que hagas para cuidar de tu salud y bienestar general”. Si se prioriza el sexo como una forma de salud, añade, es más fácil dedicar tiempo a la intimidad.

Eso incluye ponerlo en la agenda. “Programar el sexo puede ser mejor para la vida sexual de lo que parece”, dijo Chávez. “La gente teme que le quite la emoción, pero en todo caso, agrega anticipación al planearlo, y no se apresura ni lo pone en segundo plano”.

¿Por qué no proponerse tener sexo una vez a la semana? No solo es un objetivo alcanzable, sino que, según un estudio realizado con más de 25.000 adultos, es realmente óptimo. Una investigación publicada en 2016 en la revista Social Psychology and Personality Science descubrió que el sexo semanal era ideal para alcanzar el máximo bienestar. Si los encuestados, que tenían entre 18 y 89 años, tenían más de eso, su felicidad autodeclarada de hecho se estabilizaba, y ese hallazgo era válido tanto para hombres como para mujeres, y era consistente sin importar cuánto tiempo habían estado juntos.

¿Crees que debes divorciarte? Hazte estas preguntas primero

Vayan a una fiesta
Kendra Knight, profesora adjunta de estudios de comunicación en la Universidad de DePaul, afirma que, aunque hemos visto a muchas de nuestras parejas durante el último año, lo que falta es una reunión social en la que veamos a nuestra pareja a través de los ojos de los demás. Dijo que ver a tu pareja en un evento —arreglada, tal vez desplegando ingenio— puede renovar tu propia atracción.

Nuestro cálculo del atractivo de nuestro cónyuge, a veces denominado “valor de la pareja”, dijo, “depende en parte de las valoraciones de los demás”. Según Knight, esto puede abarcar desde el atractivo físico hasta el atractivo social (si, por ejemplo, es el alma de la fiesta), pasando por el llamado “atractivo de tareas”, por ejemplo, al hacer una tanda de sus famosas margaritas o ganar una partida de algún juego en el patio trasero.

Por supuesto, si tú o tu pareja no están preparados para grandes eventos, o nunca les han gustado las fiestas de barrio, pueden optar por una cena con amigos cercanos o con la familia. Cada uno tiene su propio nivel de comodidad a la hora de salir al mundo después de tanto aislamiento. “Comprueben regularmente cómo se sienten al salir”, dice Awosan. “Y trabajen en ser amables y pacientes dondequiera sea la situación que esté su pareja”.

Redescubran su lado juguetón
El último año y medio ha sido pesado. Ahora que en algunos países nos adentramos en un verano con muchas menos restricciones que el anterior, está bien pensar en recuperar algo de frivolidad. Según un estudio de la Universidad Martin Luther de Halle-Wittenberg, Alemania, ser más juguetón en la relación puede reavivar la chispa.

El autor principal del estudio, Kay Brauer, investigador del departamento de psicología, descubrió que las personas que obtuvieron una alta puntuación en “juego dirigido al otro”, o en bromear con los demás, “podrían ser especialmente importantes para reavivar las relaciones tras los largos periodos de monotonía durante la cuarentena”.

Las personas juguetonas, dijo, tienden a compartir chistes privados, sorprender a su pareja, ponerle apodos cariñosos o recrear experiencias conjuntas, como su primera cita o aquella vez desastrosa que intentaron hacer karaoke. Busquen oportunidades para crear chistes privados o para actuar de forma tonta, como tener su próxima cita en un parque de diversiones. “Si alguna vez hubo un momento para sorprendernos a nosotros mismos y a nuestra pareja con lo nuevo e inesperado, es ahora”, dijo Brauer.

Hagan planes
Hacer planes juntos, como unas vacaciones, un proyecto de renovación de la casa, o incluso simplemente pasar por un nuevo restaurante, activa el ansia de nuestro cerebro por las experiencias novedosas, dijo Knight, “lo que a su vez puede amplificar la atracción y el interés por nuestra pareja”.

También refuerza su vínculo, dijo Awosan: “Las investigaciones han demostrado que cuando las parejas trabajan en equipo, la satisfacción y la calidad de su relación aumentan”.

En el último año y medio, “la gente ha perdido trabajos, seres queridos, sentido de sí misma”, dijo Awosan. “Todos hemos perdido algo”. Planear algo para mirar hacia adelante, juntos, simboliza la esperanza y el optimismo.

“Se trata del futuro”, dijo. “Dice: ‘estamos avanzando’”.

Jancee Dunn es la autora de How Not To Hate Your Husband After Kids.

viernes, 23 de febrero de 2024

Cómo cambiar su forma de pensar sobre el envejecimiento.

Las personas que piensan positivamente acerca de envejecer suelen vivir vidas más largas y saludables. He aquí cómo reconsiderar su perspectiva.

illustration of a person sitting on a chair with a book in hand at the beach; the sun is setting and there's a dog and a bicycle next to the person
Credit... Mikyung Lee

En una fiesta en la piscina este verano, Johnnie Cooper se subió al trampolín, ejecutó un salto perfecto y luego se unió a un estridente juego de Marco Polo. ¿La ocasión? Su 90 cumpleaños.

“Siempre he esperado con ansias esta edad”, dijo Cooper, que vive en Huntsville, Alabama, y está retirada del Comando de Misiles y Aviación del Ejército de EE. UU. “Ya no tienes muchas de las luchas que tuviste. Hay mucha más paz”.

Su entusiasmo por envejecer podría ser parte de la razón por la que ha vivido una vida tan larga y rica. Si bien la experiencia de cada persona con el envejecimiento es diferente, los expertos descubren cada vez más que tener una mentalidad positiva se asocia con un buen envejecimiento.

Un estudio de décadas de duración con 660 personas publicado en 2002 mostró que aquellos con creencias positivas sobre el envejecimiento vivieron siete años y medio más que aquellos que tenían opiniones negativas al respecto. Desde entonces, las investigaciones han descubierto que una mentalidad positiva hacia el envejecimiento se asocia con una presión arterial más baja, una vida generalmente más larga y saludable y un riesgo reducido de desarrollar demencia. Las investigaciones también muestran que las personas con una percepción más positiva del envejecimiento tienen más probabilidades de tomar medidas de salud preventivas, como hacer ejercicio, lo que, a su vez, puede ayudarlas a vivir más tiempo.

No puedes detener el paso del tiempo, pero tampoco tienes por qué temerlo. A continuación se muestran algunas formas de ayudarle a cambiar su forma de pensar.

Observe de dónde provienen sus creencias sobre la edad.

Desde el vecino cascarrabias hasta el ludita despistado, los estereotipos negativos sobre el envejecimiento están por todas partes. Asumir creencias negativas sobre el envejecimiento puede afectar nuestra visión del proceso y nuestra salud, dijo Becca Levy, profesora de epidemiología en Yale y autora de “Breaking the Age Code: How Your Age Beliefs Determine How Long and Well You Live”. " Un estudio de 2009, por ejemplo, encontró que las personas de 30 años que tenían estereotipos negativos sobre el envejecimiento tenían significativamente más probabilidades de experimentar un evento cardiovascular, como un ataque cardíaco o un derrame cerebral, más adelante en la vida que aquellos con estereotipos positivos.

Para cambiar sus creencias negativas sobre la edad, primero debe ser más consciente de ellas, dijo el Dr. Levy. Pruebe con una semana de "diario de creencias sobre la edad", en el que escriba cada retrato de una persona mayor, ya sea en una película, en las redes sociales o en una conversación. Luego pregúntese si esa representación fue negativa o positiva y si la persona podría haber sido presentada de manera diferente. Simplemente identificar las fuentes de sus concepciones sobre el envejecimiento puede ayudarle a distanciarse un poco de las ideas negativas.

"Las personas pueden fortalecer sus creencias positivas sobre la edad a cualquier edad", dijo el Dr. Levy. En un estudio de 2014, 100 adultos (con una edad promedio de 81 años) que estuvieron expuestos a imágenes positivas del envejecimiento mostraron mejores percepciones del envejecimiento y una mejor función física.

Encuentre modelos a seguir de envejecimiento.
Si asociamos el envejecimiento únicamente con una pérdida o limitación, “no obtenemos una imagen completa de lo que significa envejecer”, dijo Regina Koepp, psicóloga especializada en envejecimiento. En cambio, dijo, “cambie su atención: busque modelos a seguir, vea quién lo está haciendo bien”.

"No tiene por qué ser una persona que se lanza desde un trampolín a 90 grados", dijo el Dr. Koepp. Podría ser simplemente alguien que asiste a una clase de yoga todas las semanas o se ofrece como voluntario para una causa.

El Dr. Levy recomienda encontrar cinco personas mayores que hayan hecho algo que usted considere impresionante o que tengan una cualidad que admire, ya sea enamorarse más adelante en la vida, mostrar devoción por ayudar a los demás o mantener un compromiso con la aptitud física.

No confunda la positividad forzada con el optimismo.
Las investigaciones sugieren que las mujeres optimistas tienen más probabilidades de vivir más de 90 años que las mujeres menos optimistas, independientemente de su raza o etnia. Pero pensar de manera más positiva sobre el envejecimiento no significa ocultar preocupaciones reales con pensamientos felices o usar frases como "¡No has envejecido!" como un cumplido.

"Los tópicos no funcionan; los hemos escuchado, son trillados, sordos", dijo Melinda Ginne, de 74 años, psicóloga del área de la Bahía de San Francisco que se especializa en envejecimiento.

En lugar de ello, trate de mirar la realidad honesta con optimismo. Si se siente desanimado porque su juego de tenis no es tan fuerte a los 70 como lo era antes, dijo el Dr. Ginne, recuerde: "No, no puedo jugar tenis como lo hacía cuando tenía 50, y Sólo se puede jugar durante 10 minutos. Pero todavía puedo jugar”.

Desafía tus propios miedos acerca de envejecer.
Para sentirse más positivo acerca del envejecimiento, dijo el Dr. Koepp, examine qué preocupaciones tiene sobre el proceso y luego reflexione sobre cuán preocupantes son en realidad esas preocupaciones.

Por ejemplo, la Dra. Koepp, de 47 años, ha tenido un problema con su cadera izquierda. “Diré que soy vieja porque me siento rígida y crujiente”, dijo. “Pero luego pienso: Bueno, mi cadera derecha no está rígida ni chirriante, y tengo la misma edad”.

El punto es que, si bien el envejecimiento puede contribuir al dolor de cadera, dijo, no es el único factor. "Pero combinamos edad y discapacidad, y creo que eso asusta a la gente", dijo.

No descartes los beneficios.
Concéntrate también en lo que estás ganando. Las investigaciones han demostrado, por ejemplo, que el bienestar emocional generalmente aumenta con la edad y que ciertos aspectos de la cognición, como la resolución de conflictos, a menudo mejoran en la vejez.

Con el tiempo, “es probable que desarrollemos más resiliencia”, afirmó el Dr. Koepp. Envejecer exitosamente no significa que no te enfermarás, sufrirás pérdidas o necesitarás atención en algún momento, dijo. Y nadie dijo que cambiar una mentalidad sea fácil. Pero si puede, añadió, puede permitirle verse más claramente “como una persona con experiencia y sabiduría vividas” a medida que envejece.

Holly Burns es colaboradora frecuente de The New York Times.

La maldición millonaria de los indios osage.

David Grann rescata la historia de este pueblo nativo americano y la oscura conspiración para acabar con ellos y robarles su fortuna petrolera. 


Uno de los matones de William 'King' Hale, muerto tras huir de prisión en 1934.

En 1870 los osage fueron desplazados de sus tierras y ubicados en un seco y pedregoso rincón de Oklahoma. Sin embargo, el descubrimiento de una inmensa reserva de petróleo en el subsuelo convirtió a este pueblo nativo americano en el más rico per cápita del mundo a principios de 1920. Modestos asentamientos como Gray Horse se llenaron de fastuosas casas, enormes coches e indios con un extenso servicio personal en un orden social inaudito en EE UU. Una oscura conspiración de hombres blancos, en connivencia con las autoridades y las fuerzas del orden, inició un lento e implacable trabajo de robo y exterminio para acabar con los osage y quedarse con el dinero del petróleo, una época que los nativos definen como una “orgía de chanchullos y explotación”.

Mollie (derecha), con su hermana y la madre de ambas, Lizzie. Mollie (derecha), con su hermana y la madre de ambas, Lizzie. MUSEO DE LA NACIÓN OSAGE

No se preocupen si no han oído esta historia real que parece sacada de la ficción más siniestra. En EE UU apenas era conocida antes de que el periodista David Grann publicara Los asesinos de la luna, que ahora llega a España (Literatura Random House). “Cuando empecé a investigar llegué a un museo osage y vi una foto en la que habían recortado la cabeza de un hombre. Cuando les pregunté por qué, me dijeron que ahí salía el diablo. Se referían a William King Hale, el urdidor del plan. Ellos no podían olvidar algo que el resto de EE UU ignoraba, que no se estudia en el colegio, que incluso en Oklahoma era obviado”, relata por teléfono Grann a EL PAÍS desde su casa en Nueva York.
Esta historia tiene una heroína: Mollie Burkhart, una osage que perdió a toda su familia en asesinatos, intoxicaciones provocadas por alcohol adulterado, desapariciones y muertes por enfermedades nunca vistas. Aunque se quedó sola y murió a los 50 años en 1937, Burkhart nunca calló. “Es imposible contar lo que tuvo que sufrir. No es lo que pretende el libro”, asegura Grann. El drama para los nativos radicaba en que los derechos de explotación de los recursos de la reserva solo podían pasar a manos ajenas a su linaje por herencia. Y aquí entra en juego el diablo: David Hall, un cowboy reconvertido en hombre de orden que casa a sus sobrinos y amigos con los indios para luego ir eliminándolos y heredar. Pero esta mente criminal no estaba sola. El propio Estado usó todos sus recursos para el expolio y, por ejemplo, declaró menores de edad a los osage y designó a un tutor blanco para cada fortuna petrolera. “Se creó un sistema federal de robo por el que algunos ganaron millones y millones y millones”, resume Grann. “Hale es el típico monstruo y resultaba reconfortante pensar que fue el único responsable de esta matanza prolongada. Darse cuenta de que la maldad anidaba en los corazones de tanta gente ordinaria fue terrible”, añade antes de contar cómo el libro pasó de ser la clásica pesquisa para saber quién había cometido el crimen a describir “una cultura del asesinato”.  
Una familia osage, en su automóvil, en los años veinte.

Una familia osage, en su automóvil, en los años veinte.

El nacimiento del FBI
Los osage contrataron a detectives privados como el mítico William J. Burns, siempre al borde de la ley, o a la agencia Pinkerton que poco pudieron hacer ante la connivencia de las autoridades, policía y jueces con los asesinos. W. W. Vaughan, el primer abogado que se interesó de verdad por los osage, murió arrojado desde un tren cuando tenía en su poder pruebas esenciales para destapar la trama. La prensa de la época hablaba de “complot para matar a los indios ricos” pero nadie hacía nada.

Tras un tortuoso proceso, Hale fue condenado por algunos de los asesinatos, pero el libro, con una estructura del mejor thriller, va más allá y destapa una conspiración más amplia. “Soy un gran lector de novela negra y eso me ha ayudado mucho. Además, la gente lo vivió como un misterio. Mollie no sabía quién iba a ser el siguiente en morir, quién les estaba matando. Con esta forma de narrar trato de atrapar al lector y de transmitir lo mejor posible la realidad”, cuenta Grann, que estuvo cinco años investigando el caso.

Las instituciones blancas y el 'establishment universitario borraron esta tragedia de la narración histórica establecida porque las víctimas eran indias David Grann

Sin embargo, los malos de esta historia no contaban con un factor: el FBI y la ambición del joven J. Edgar Hoover. La agencia federal se había creado en 1908 y en los años veinte del siglo pasado tenía una estructura débil y escasa jurisdicción en casos de asesinato, pero sí podía actuar en todo lo que pasara en las reservas indias. Armado de su despiadada inteligencia y usando como jefe de la investigación al agente White –un implacable vaquero de otro tiempo, un hombre de honor que no usaba armas y causaba respeto y estupor entre los criminales– el director del FBI convirtió el caso en el pilar sobre el que construyó el prestigio de la agencia. “Hoover lo usó para avanzar en todos los sentidos. Así es como acumuló todo el poder y empezó a abusar de él. Solo tenía 28 años pero ya se veía su genio organizativo, su megalomanía y su obsesión por la buena prensa”, explica Grann.

“Estas son tierras empapadas en sangre”, dice la nieta de una de las víctimas, parte de un pueblo orgulloso que no quiere ni puede olvidar. El autor lo explica así: “Las instituciones blancas y el establishment universitario borraron esta tragedia de la narración histórica establecida porque las víctimas eran indias. Cuando conoces a los descendientes osage empiezas a comprender el infierno que vivieron, historia viva para ellos, una masacre que no ocurrió hace 300 años sino en pleno siglo XX”.

'El viejo y la pistola', más allá del 'true crime'
David Grann (1967) es un escritor que investiga o un investigador que escribe. En el momento álgido de las historias basadas en crímenes reales, de la producción en masa de libros y podcast sobre true crimes, Grann se toma su tiempo, intenta entender las claves, ir más allá. "No se trata de buscar lo sensacional, la sangre o un cadáver", afirma. El viejo y la pistola y otros relatos de true crime (publicado también por Literatura Random House) recoge tres de sus mejores reportajes publicados en The New Yorker a lo largo de los tres últimos lustros. Un elegante ladrón septuagenario maestro en fugas, un escritor polaco que incluyó las claves de su crimen en una novela y un artista francés del engaño protagonizan los tres relatos, historias que si fueran ficción nadie creería y que guardan algunas de las esencias de un periodista que se aventuró en el interior del Amazonas en busca de una ciudad perdida o que encontró el éxito desentrañando las claves de la extraña muerte del mayor experto mundial en Sherlock Holmes.