jueves, 5 de septiembre de 2013

El gran traidor

Nokia le pagaba el sueldo y los bonus, pero Stephen Elop ha trabajado durante tres años para entregar el símbolo de Finlandia a Microsoft

El caballo de madera, introducido en Troya con soldados escondidos en su barriga para acabar con la ciudad desde dentro, fue una broma infantil comparada con lo que ha hecho Stephen Elop con el simbolo tecnológico de Finlandia. En solo tres años ha acabado con Nokia y se lo ha entregado como una baratija a Microsoft, su ex empresa.

El trabajo de Elop en Nokia (2010-2013) ha sido de lo más burdo y descarado en favor de Microsoft y en contra de la propia empresa que le pagaba, ante la pasividad del Consejo de Administración. El canadiense Stephen Elop, ex de Microsoft, cogió Nokia con el 34% de cuota de mercado de móviles y lo deja en el 3%; cogió la empresa con la acción a 12 dólares y la deja en 3; de los 125.000 trabajadores solo quedan 97.000. Cuando llegó Elop, Nokia tenía beneficios trimestrales de 820 millones de euros ahora pierde más de 100. El sistema operativo Symbiam era el primero del mundo y ahora prácticamente no existe. También ha tenido tiempo para cerrar todas las plantas de fabricación de teléfonos de Nokia en Finlandia. Todo, según repetía reiteradamente Elop, por un futuro brillante de Nokia. Pues no, será por un futuro brillante de Microsoft.

Si hace años Europa se quedó sin fabricantes de ordenadores, ahora también, gracias a Elop, sin fabricantes de móviles. Quizás la puntillosa comisaria europea Kroes debería repasar las ayudas que la Comisión Europea dio a Nokia para sus desarrollos tecnológicos, ya que han pasado a propiedad de una empresa norteamericana. También quizás despierte alguna comisión de ética profesional que sin duda hay en Finlandia, uno de los países menos corruptos del mundo, por lo menos hasta la llegada de Elop.

Elop ha sido el gran traidor de Nokia. Su fichaje causó críticas desde el primer momento por proceder de Microsoft, y a los pocos meses se justificaron al anunciar que Nokia prescindiría de su sistema operativo, el primero del mundo, Symbian; pero no adelantaba su muerte -que hubiera ocurrido más tarde- en beneficio del sistema que la empresa estaba desarrollando, Meego, sino en beneficio de uno de Microsoft que aun iba a tardar un año en salir. Con ese anuncio, aceleró la muerte de Symbian y por tanto de Nokia. Ningún consumidor se iba a comprar un móvil con un sistema que iba a desaparecer un año de después.

No hay caso igual en la industria del móvil: Del 34% al 3% en menos de tres años. Un descalabro tal no es casualidad. Es la consecuencia de un trabajo metódico y premeditado para hundir una marca y favorecer a un tercero: Microsoft. Porque Elop, no solo decidió que el sistema operativo de Nokia era una porquería. También decidió su sustituto, Microsoft, y además, lo más sospechoso de todo, en exclusiva. Samsung, Huawei, HTC, LG, ZTE fabrican móviles con diferentes sistemas. Nokia solo con Microsoft. Más aún, la fidelidad de Nokia hacia la marca de Redmond no era correspondida, pues Microsoft incluso estrenó su sistema operativo Windows Phone con otras marcas.

Sin duda, si Nokia hubiera lanzado móviles con Android, no habría perdido tanto mercado, y tampoco si no hubiera anunciado la muerte de Symbian; pero el acuerdo con Microsoft solo ha favorecido a una parte.

Si la estrategia del caballo de Troya del siglo XXI fue de Steve Ballmer se merece un retiro dorado. Ha conseguido comprar Nokia por un precio irrisorio, ha tenido a un ejecutivo de confianza en Nokia trabajando para él, pero el sueldo, los bonus, los coches y la casa se lo pagaba Nokia. Si Roma no pagaba a traidores, parece que Redmond sí. Microsoft le guarda a Elop el sillón sucesorio de Ballmer.
Fuente: Javier Martín. El País.
Ver más: El largo declive.
Elop el candidato a Microsoft 
Microsoft afina la máquina con la compra de Nokia por 5.440 millones.
Finlandia ve la venta de su mayor empresa como el fin de un sueño.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Otra memoria de España es posible, porque es la verdadera, no propagandas y mentiras

Hugo Martínez Abarca
Cuarto Poder

Cada año, el 25 de agosto, París conmemora el aniversario de su liberación del fascismo. En los últimos años participa en los desfiles la bandera de la Segunda República Española, la bandera tricolor, en reconocimiento a La Nueve, la 9ª Compañía de la 2ª División Blindada de Francia, compuesta por republicanos españoles que, tras perder la Guerra Civil siguieron combatiendo por la democracia y, esta vez en Francia, protagonizaron la derrota del fascismo.

Apenas en un puñado de medios digitales hemos tenido noticia de esta conmemoración del heroísmo y la decencia protagonizado por compatriotas que tuvieron que huir de su país.

Uno de los triunfos más importantes de la derecha española y que garantiza una hegemonía cultural más sólida es habernos convencido de que el ADN de España es el vertebrado por Isabel La Católica, Torquemada, Felipe II, El Cid, Franco o Aznar. Los episodios reaccionarios de nuestra Historia constituirían, gracias a esta triunfante imagen de lo español, la normalidad; mientras que los brotes ilustrados, los episodios de democracia, de emancipación, los científicos y pensadores, los luchadores por la libertad, los episodios de convivencia entre diferentes… son anomalías dentro de una línea de continuidad en nuestra esencia reaccionaria, católica, anti-ilustrada y quema-herejes.

La memoria colectiva es lo que da identidad y consiguiendo que nuestra memoria sea la de una tradición reaccionaria se consigue que de alguna manera intuyamos que toda lucha por la emancipación es en nuestro país una lucha contra natura.

En América Latina comprendieron bien la importancia de asumir que los procesos liberadores no sólo no son una anomalía sino que forman parte de la esencia de sus pueblos. Por eso aparece la figura del libertador Bolívar como inspirador de nuevos procesos de liberación de sus pueblos. Hablan de socialismo del siglo XXI, sí, porque no son procesos tradicionalistas, pero se definen bolivarianos para situarse en el punto presente de la larga tradición de lucha por la libertad y la soberanía que definió la primera independencia de sus países.

Conseguir que el imaginario colectivo identifique una lucha como contraria a la esencia de un país es casi definitivo. Ya pueden estar regalando la economía a la troika y a Bruselas y la política exterior a Washington, que conseguirán que aparezca como antiespañol quien ose proponer un modelo de país en el que manden su pueblo y no sus curas y sus banqueros. Lo español es el vivan las caenas, lo emancipador es afrancesado y siempre antiespañol. Al fin y al cabo es en París donde se homenajea a la bandera tricolor.

Si queremos construir un nuevo país, y más nos vale quererlo, tenemos que modificar el imaginario colectivo y engarzar nuestras luchas con la memoria que adecenta nuestro país.

No sólo tenemos la II República española como fuente de ejemplos históricos, aunque también: desde la propia constitución que nos situaba en la vanguardia democrática, el voto de la mujer, el laicismo… a la resistencia antifascista con el ejemplo de solidaridad internacional más inmenso que ha conocido la humanidad, las Brigadas Internacionales, seguido por la lucha antifascista en la Segunda Guerra Mundial referida supra. También la propia resistencia contra la dictadura franquista es una de las herencias más dignas de las que sentirnos justos continuadores y cuyos protagonistas siguen siendo en muchísimos casos referentes de honestidad, valentía y generosidad. Son héroes que se jugaban la vida y la libertad por su país, mucho más patriotas que los felones que lo gobernaban con la palabra patria en la boca todo el día.

Las raíces de otra memoria española podrían tener muchas ramificaciones. Frente al España Una tenemos la I República Española que intentó un avanzado modelo federal de Pi i Margall (“¡España no habría perdido su imperio colonial de haber seguido sus consejos!“ reza la lápida de su tumba desmintiendo la imagen desintegradora del federalismo); también de la I República heredamos el ejemplo de Salmerón que antes que firmar una pena de muerte firmó su dimisión como presidente, ejemplo de que en nuestra historia cabe defender los derechos humanos desde el poder político e incluso dimitir. Frente a la España católica intransigente de Santiago Matamoros podemos incluso enarbolar el casi mítico Toledo de las tres culturas; frente a la España cateta tenemos una serie de pensadores musulmanes, judíos y cristianos que habitaron la península durante unos siglos.

Por supuesto a casi cada fenómeno se le pueden oponer pegas, contextos e incluso evidenciar que son sólo idealizaciones. Cómo no. La memoria es una construcción subjetiva. Como lo es la memoria de un individuo, que es la base de su identidad. De lo que se trata es de oponer una identidad distinta, emancipadora y libre, a la esencia de lo español que han conseguido que asumamos. La memoria (colectiva o individual) siempre tiene algo de mítico: lo tiene cuando la derecha reaccionaria celebra el 2 de mayo y a El Cid y lo tiene cuando la izquierda latinoamericana canoniza a Bolívar.

La identidad se nutre de diversos alimentos, pero la memoria es la base de una dieta triunfante. Por eso es tan importante para la derecha española que no tengamos una memoria democrática que rechace el genocidio franquista: es crucial que la memoria colectiva no identifique a criminales y a víctimas sino que borre de su memoria un episodio ya cicatrizado. Aznar no fue ningún imbécil cuando puso tanto empeño en promocionar una serie de intelectuales que reescribieran la Causa General franquista y confrontaran con la superioridad moral de la izquierda.

La tarea de recuperar episodios y personajes que permiten fraguar una memoria distinta es necesaria para construir un nuevo país que tenga raíces sólidas, para que como pueblo entendamos que la anomalía es entregar nuestro destino a un puñado de grandes fortunas y de élites ajenas al control popular, que lo normal, lo que llevamos en nuestro ADN, es luchar por la libertad, por la emancipación, por la soberanía popular, por los derechos humanos. Es una tarea que toca a nuestros intelectuales. Si la emprenden con éxito, el camino quedará muy allanado.

Hugo Martínez Abarca es miembro del Consejo Político Federal de Izquierda Unida y autor del blog Quien mucho abarca.
Fuente: http://www.cuartopoder.es/tribuna/otra-memoria-de-espana-es-posible/5000

Ascensión Concheiro, ‘Chonchiña’, un siglo sobre la tierra, La gallega protagonizó una vida de novela durante la Guerra Civil y el exilio

El problema que se dilucida con la cuestión de la memoria histórica no es tanto el olvido, ese inexorable “olvido que seremos”, como la intencionada e impune substracción por parte de los ladrones de esperanza. Con Chonchiña la memoria estaba segura. Era un arca hecha con la mejor madera de la humanidad. Había cumplido cien años el pasado primero de mayo. Ascensión Concheiro, Chonchiña, recibió ese día el mejor homenaje y tal vez en el mejor lugar, en México DF, donde pasó “la época más feliz de mi vida”: gente amiga, curtida en exilios y diásporas, le cantó Las Mañanitas. Y en aquella jornada onírica, ¡un cumpleaños de cien años!, ella correspondió con una chispa de la historia, con una benéfica provocación: cantó La Internacional.

Ahora que la única internacional en activo es el FMI, el canto de Chonchiña sonó a la manera de lo que se escucha por vez primera, como un lieder romántico en que la “joven abandonada” de Schumann serían los parias de la tierra. Ella era siempre así. La sentías así. Cercana y diferente a un tiempo. Una belleza misteriosa y transparente, que ironizaba con el paso del tiempo. Una fuerza ajena al odio, y que nacía de la ternura. Pero de una ternura firme. Valerosa. Sin tonterías. En su casa, fuese en la mejicana calle de Aguascalientes, próxima al mercado de Medellín, o en el barrio de San Bartomeu, en Tui, no había un resquicio para la injusticia.

Chonchiña regresó a México DF a finales del año pasado. Volvía a la tierra de acogida, donde había vivido con su esposo, el médico Francisco Paco Comesaña, desde 1947 hasta la muerte de Franco en 1975. Allí trabajaron y lucharon. Conocieron a gente extraordinaria, como Diego Rivera o Frida Khalo. Fueron 34 años de exilio en México, además en Cuba, adonde llegaron en 1944 a bordo del Marqués de Comillas. Chonchiña hizo la travesía embarazada y daría luz a un niño, Francisco Javier, en el hospital habanero Hijas de Galicia, y que llegaría a ser un gran violinista. La historia se repetía. El doctor Comesaña también había nacido en Cuba. Condenado a pena de muerte por su defensa del régimen legal republicano, fue esa circunstancia, la nacionalidad cubana, la que le salvó in extremis de las manos del verdugo, presionado el franquismo por una fuerte campaña de solidaridad en toda América. Venían nuevos vientos. El Eje se tambaleaba. Ya en México, nacería una niña, Mariángeles. Poeta, activista cultural, fue en su casa donde Asunción Concheiro falleció la pasada madrugada del sábado.

Es una de esas noticias que al principio tratas con incredulidad. La muerte de Chonchiña era una hipótesis que podía enunciarse, pero que parecía de naturaleza irreal. No solo por haber cruzado esa barrera de los cien años cantando La Internacional como una canción de cuna. Sino por todo lo demás. Por la manera en que ella y Paco consiguieron resistir, mantenerse abrazados tantos años, frente a la maquinaria pesada del crimen. Cuando España, como dice con precisión el verso de César Vallejo, “cayó de la tierra para abajo”.

Asunción era la séptima de una familia de doce hijos, con raíces en Ordes (Galicia). De su sensibilidad y humor, habla este fragmento que aparece en Los recuerdos que llenan mi vida (México, abril de 2013) Cuando conoció a Paco, ambos tenían 18 años. Lo contaban como un amor a primera vista. Un fogonazo fotográfico en la cámara oscura de la Alameda de Santiago. Paco empezaba entonces los estudios de Medicina, que terminó en junio de 1936. Pertenecía entonces a las Juventudes Socialistas. Sus referencias vocacionales eran las de aquellos que abrían a la medicina social, como Nóvoa Santos, Marañón o aquel médico Rodríguez, el de las cigarreras de A Coruña, que equivalía el solo a “una seguridad social”.

Cuando estalló el golpe, Comesaña se sumó a las iniciativas para defender las instituciones democráticas. El 26 de julio, se reunió con Chonchiña para presentarle a su madre. Tenían 23 años. Ella fue testigo de cómo una partida de guardias y falangistas lo detenían y lo golpeaban con saña hasta cubrirlo de sangre. Y ahí empezó su vía crucis. Las torturas, las sacas y asesinato de los compañeros, la simulación de paseos, la farsa de los juicios sumarísimos... El doctor Comesaña fue condenado a muerte. La sentencia estuvo a punto de cumplirse en varias ocasiones. Lo salvó esa campaña en la que incluso tomó parte el conservador Diario de La Habana. Como preso, vivió un peregrinaje por diferentes presidios. Chonchiña seguía esa estela. Vio como los presos recorrían cientos de kilómetros en ferrocarril, en pleno invierno, con el único alimento de una lata de sardinas (y nada para abrirla).

En esa deriva por el amor y la muerte, hay un episodio especial. El día en que dos guardias civiles, convencidos por el doctor Comesaña, acceden a que pasen su “noche de bodas” en una pensión de Vigo, antes de que Paco ingrese en el presidio de San Simón, esa “fábrica de cadáveres”. En aquella noche, también onírica, Comesaña se presentó como comandante y a los guardias como sus escoltas. Paco y Chonchiña no quisieron revelar nunca la identidad de aquellos dos hombres que se jugaron la vida por permitirles una noche de amor.

Se ha muerto Chonchiña. Se ha muerto una luciérnaga. Solo queda arrodillarse en un prado, frente al mar, mirando a México, y decir: “Amén.”
Fuente: Manuel Rivas. El País 

El documental "The act of killing" y el contexto político que propició la matanza de comunistas indonesios

“El revolucionario que no va hasta el final cava su propia tumba”, Georges-Jacques Danton

La matanza de comunistas en Indonesia es una página de horror y reacción en la historia contemporánea que se ha procurado y casi conseguido ocultar. En muchas ocasiones en que me he referido a esos acontecimientos me encontré o con el absoluto desconocimiento de mis interlocutores o con sus muestras de incredulidad. En 1965 yo vivía en París y seguí en “Le Monde” (cuando ese periódico todavía ofrecía un considerable grado de fiabilidad, hoy lamentablemente no es así) aquellos acontecimientos, aquel genocidio en el que por “Le Monde” me enteré de que fueron asesinados en cuatro semanas más de medio millón de comunistas, algunos quemados vivos en las calles. Hoy se sabe que la cifra fue finalmente mucho mayor. Parece ser que en el documental “The Act of Killing”, de Joshua Oppenheimer ("En Indonesia matamos a todos los comunistas") se descubre que acabaron con la vida de un millón de personas en menos de un año. No he visto el documental, pero por todo lo que he podido leer sobre él, mucho me temo que a pesar de la valiosa aportación que supone “destapar” ese genocidio, adolezca de la carencia de dos fundamentales aspectos de aquellos hechos: Por un lado el papel de la CIA en fabricar un supuesto intento de golpe de los comunistas, lo que fue reconocido por el gobierno estadounidense hace algunos años al hacer públicos documentos desclasificados de la CIA, hasta entonces materia de alto secreto; y por otro lado, el contexto político que favoreció dicha matanza y que explicaré brevemente:

El PKI (Partido Comunista de Indonesia) era un partido que en el cisma del comunismo entre la URSS y la RPCh, era considerado pro-chino, maoista, y consecuentemente respondía a los dictados de Pekin adoptando posiciones nacionalistas y apoyando las políticas anticolonialistas y opuestas a Occidente del gobierno del presidente general Sukarno, líder de la independencia de Indonesia y genuino representante de la burguesía local.

Con un creciente apoyo popular y casi 3 millones de afiliados en 1965, el PKI era el mayor partido comunista del mundo aparte de los de la URSS y la República Popular China. La creciente influencia del PKI incomodaba a los Estados Unidos. Asimismo, y aunque Sukarno mantuvo una cierta benevolencia con los comunistas indonesios, veía peligrar su régimen ante el rápido y fuerte ascenso de éstos. También veían peligrar sus privilegios sociales los líderes religiosos del Islam (ya entonces Indonesia era el país con más musulmanes del mundo), así como de los sectores del ejército más vinculados, o pertenecientes, a la burguesía nacional. En la noche del 30 de septiembre de 1965 tras una serie de actos violentos patrocinados por la CIA, el PKI fue acusado de instigar un intento de golpe de estado, y sirvió de pretexto para el golpe de estado del general Suharto. El PKI sufrió una durísima represión, en la que más de 500.000 de sus miembros y simpatizantes fueron asesinados y más de un millón fueron detenidos. Las listas de sospechosos de ser comunistas fueron proporcionadas por la CIA. En1966, el PKI y toda su órbita quedaron totalmente al margen de la ley.

Algunos de estos hechos fueron reflejados en la popular novela y película “El año que vivimos peligrosamente” , que estuvo prohibida en Indonesia hasta 1999. La novela fue escrita por el australiano Cristopher Koch y llevada al cine por Peter Weir en 1983.

Según Amnistía Internacional, en 1998 aún quedaban 13 ancianos en las cárceles indonesias acusados de pertenecer al PKI. Los antiguos miembros del PKI estaban todavía en 2004 apartados de determinados trabajos, incluso en la Administración Pública.

En 1965 la política de China era la de apoyar a los gobiernos nacionalistas, recuerdo que cuando se referían al Presidente indonesio le llamaban “el hermano Sukarno”. El PKI controlaba incluso alguna de las grandes islas de Indonesia, tenía sus propias universidades, un brazo militar que, en fotos de la época, pude ver como se permitía desfilar por Yakarta con sus flamantes uniformes rojos.

Tal era el poder del PKI que se podía hablar casi de una situación de “doble poder”, un equilibrio de fuerzas entre las clases populares dirigidas por los comunistas y la burguesía nacional compuesta en gran parte por los altos mandos del Ejército. Lógicamente las situaciones de doble poder no se pueden mantener mucho tiempo y el equilibrio entre las fuerzas es frágil y está llamado a romperse, bien sea con una revolución social (en Indonesia no podía ser otra que la toma del poder del PKI) o una contrarevolución que fue lo que allí ocurrió, cuando una parte del Ejército tomó la iniciativa y con la ayuda de EEUU rompió dicho equilibrio, exterminó a los comunistas e implantó la dictadura del corrupto general pro-yanqui Suharto que se mantuvo en el poder durante 34 años. Algunos partidos comunistas que actuando bajo la batuta de Moscú o de Pekín supeditaron el hacer la revolución a los intereses nacionales de Rusia o de China pagaron caro, muy caro, su falta de independencia y la renuncia a hacer la revolución. Al PKI le supuso su exterminio. Y al pueblo indonesio sufrir durante décadas una cruel dictadura y ser inducido a buscar refugio en el fundamentalismo islámico. Ya lo decía el revolucionario francés Georges-Jacques Danton “El revolucionario que no va hasta el final cava su propia tumba”, el propio Danton, por conciliador, acabó con su cuello en la guillotina al no ser consecuente con sus palabras.
Pepe Arrastia.

Está pasando, lo estamos sufriendo

Frente a nosotros una situación descorazonadora; y ¿qué hemos hecho para merecer esto?: pues que una parte de la población española, con derecho a voto, votó en contra de los intereses de la mayoría. Y como el Sistema lo permite, el partido que se llama popular, representante de la derecha más rancia y extrema, con mayoría absoluta parlamentaria y minoría absoluta social, está ejecutando su política, como si rodillo fuera, dejando a los habitantes de este país en la miseria más mísera. Todos los datos estadísticos indican, que pese a las reformas que pretendían solucionar los problemas sociales y económicos de los españoles, están resultando un fracaso; salvo que lo que se pretendiese fuera, precisamente eso: ajustar la situación, a imagen y semejanza de la ideología neoliberal que representa el gobierno, eliminando derechos, servicios públicos y dejando el Estado hecho unos zorros. Decía yo que «la crisis ha terminado», dando por bueno lo que se escucha a los voceros del gobierno, cuando vaticinan que todo va a mejor, salvo algunas cosas, y tienen razón: la crisis ha terminado. Ha llegado a su fin, aunque no se vean los brotes verdes, ni la luz al final del túnel, porque todo es «un tronco con ramas secas, por falta de riego; y un túnel sin fin, frío y oscuro». Aquí estamos. Es su modelo y lo sufrimos. La crisis en EEUU de hace seis años, contagió al mundo entero una Gran Recesión. A quienes peor les ha ido, han sido a aquellos países cuya economía se basaba en burbujas, que explotaron, cuando les llegó la onda norteamericana. Desde entonces, con fórmulas económicas neoliberales, se han desmontando los modelos de «bienestar», pactados y construidos tras la Segunda Guerra Mundial. Y con el fin de la guerra fría, oscuridad y crujir de dientes para los desposeídos. La crisis fue provocada, por quienes pretendieron mayores beneficios a corto plazo —capitalismo financiero especulativo—, que desvincularon el capital de la economía real, con el compromiso de los gobiernos de no intervención y alejar a la ciudadanía del funcionamiento de la economía. «Ya hay una generación de jóvenes, que se ha hecho adulta, con una falta crónica de perspectivas sociales, una política de desigualdad creciente, de contorsionismo ideológico y de corrupción política», son palabras de Joaquín Estefanía. La «carrera cuesta abajo» es evidente en casi todos los ámbitos: relaciones laborales, protección social, política fiscal, legislación medioambiental, regulación financiera y un largo etcétera. Todo para el poder, nada para el pueblo. En España, el gobierno, en lugar de trabajar para solucionar los problemas de la mayoría, se dedica a legislar, por decreto y sin debate, para beneficiar exclusivamente a quienes representan: el poder económico y sus amistades peligrosas. La corrupción, en sobres, ya abiertos, campea por despachos e instituciones, dejando las arcas públicas exhaustas para servir a la ciudadanía. No existe una democracia real. Se parece más a una «plutocracia», en la que el partido, que se llama popular, es más una marioneta, que ostentan un poder absoluto, al servicio de sus valedores y el interés general, relegado a segundo plano, desplazado por el interés del capital financiero. El paro, la economía, la corrupción, el fraude, los políticos en particular, la política y los partidos en general, son los principales problemas de España; mejor dicho, de los españoles. Se les llena la boca de patrioterismo y de ¡España!, olvidando la razón de ser del Estado: el bienestar de las personas que vivimos en este país, a quienes con sus cosas y su peor hacer, nos amargan la existencia. Los recortes en sanidad, los desahucios, los bancos, la educación, las pensiones, las dependencia y otros problemas de índole social, son otras tantas preocupaciones de la ciudadanía y que con todo, hacen que la vida, de por si dura, se presente como ingrata y desalentadora. El modelo —España es un Estado social y democrático y de Derecho—, está perdiendo la dimensión social de su declaración, al dar prioridad a lo económico en detrimento de lo social. Un ejemplo es la reforma de la Constitución, aprobada a finales de 2011, en la que se introdujo el artículo 135, quedando obligados a dar prioridad al pago de la deuda, por encima de cualquier otro derecho fundamental; o con el rescate permanente a los bancos, por encima de gastos sociales, prestaciones y pensiones. La democracia ha quedado viciada, por los propios partidos políticos, que se han alejado de la ciudadanía, de sus intereses y de la propia democracia. El Sistema debe abrirse a nuevas vías de participación; debe reformarse la ley de financiación de los partidos, para evitar, en lo posible, casos como el de los ERE, Gürtel o Barcenas, de presunta financiación ilegal. Es preciso reformar la ley electoral con listas desbloqueadas y la eliminación de la barrera electoral del 3%, que garanticen la proporcionalidad y equidad del voto y la igualdad de oportunidades para todas las opciones políticas y ciudadanas, acercando la voluntad popular, al reparto de escaños en los parlamentos. El Estado está viéndose perjudicado en su propio ser, por las privatizaciones de entidades y servicios y por la venta sistemática de su patrimonio. Frente a la política que vacía de contenido el Estado, una Administración eficaz y eficiente, al servicio de la ciudadanía. Es inaplazable reformar la Constitución, que cierre el modelo autonómico y avance hacia el estado federal, laico y republicano, basado en la transparencia y mayor participación social, para la mejor convivencia y el mejor bienestar. Las mayorías absolutas caen en el despotismo. Existe la impresión que desde la política se engaña sistemáticamente a los ciudadanos y se miente sin consecuencias; la justicia no se aplica por igual y la ley no es igual para todos; la política del gobierno está causando víctimas reales: parados, dependientes y enfermos; la innovación, el desarrollo y el avance tecnológico se desprecia y la cultura se grava con más impuestos; los niños vuelven a pasar hambre y los jóvenes no tienen futuro; el fraude fiscal es una constante desventaja; desaparece la enseñanza universal y gratuita, con imposiciones ideológicas y religiosas; las leyes ya no recogen el sentir del pueblo; la austeridad solo se reparte entre los que menos tenemos; y se criminaliza las protestas. ¿Más cosas? Las hay. Está pasando, lo estamos sufriendo, y tenemos que combatirlo. Víctor Arrogante. Diario Progresista @caval100 Fuente: http://www.diarioprogresista.es/esta-pasando-lo-estamos-sufriendo-36520.htm

Lo que no se dijo sobre Martin Luther King

A raíz del cincuenta aniversario de la Marcha de Washington, donde el Reverendo Martin Luther King dio su famoso discurso “Yo tengo un sueño” (I Have a Dream), se han escrito muchos reportajes, tanto en EEUU como en España, sobre aquella marcha y sobre Martin Luther King, refiriéndose a este último como una figura inspiracional que, actuando como la conciencia de la nación estadounidense, exigió a aquella sociedad el fin de la discriminación contra la población negra, de origen africano. Es difícil ver u oír aquel discurso sin conectar con su causa.

Ahora bien, esta imagen inspiracional de Martin Luther King se ha construido a costa de olvidar y hacer olvidar a otro Martin Luther King, el Martin Luther King real, que veía esta discriminación como resultado de unas relaciones de poder basadas en una explotación, no solo de raza, sino también de clase social. Se ha silenciado que Martin Luther King (a partir de ahora MLK) fue un socialista que, sin lugar a dudas, hubiera sido muy crítico con las sucesivas políticas, tanto domésticas como internacionales, llevadas a cabo durante todos estos años por los gobiernos federales, incluyendo la Administración Obama.

MLK estuvo en contra de la guerra del Vietnam, como hubiera estado en contra de las guerras de Irak y Afganistán, y no solo por su pacifismo, sino también por su antimilitarismo y antiimperialismo. Definió al gobierno de EEUU como “el máximo agente de violencia hoy en el mundo… gastándose más en los instrumentos de muerte y destrucción que en programas sociales vitales para las clases populares del país”. Era profundamente anticapitalista, como consta en su discurso de que “deberíamos denunciar a aquellos que se resisten a perder sus privilegios y placeres que vienen junto a los beneficios adquiridos de sus inversiones, extrayendo su riqueza a través de la explotación”.

Y en 1967 condenó con toda contundencia los tres diablos que –a su parecer- “caracterizaban al sistema de poder estadounidense, a saber, el racismo, la explotación económica y el militarismo”, acentuando que “las mismas fuerzas que consiguen enormes beneficios a través de las guerras son las responsables de la enorme pobreza en nuestro país” (todas estas notas proceden del excelente artículo de Michael Parenti “I Have a Dream, a Blurred Vision”, 29.08.13).

Y su último discurso, en apoyo de las reivindicaciones de los trabajadores de los servicios de saneamiento que estaban en huelga, concluyó con la famosa frase de que “la lucha central en EEUU es la lucha de clases”. Dos semanas más tarde fue asesinado, sin que nunca se haya aclarado tal hecho. Una persona fugitiva de la cárcel de Missouri, James Earl Ray, fue acusado de asesinarle. Fue detenido en el aeropuerto de Heathrow, en Londres, con gran cantidad de dinero en su posesión. Nunca se aclaró quién dio ese dinero.

MLK fue un socialista radical en sus análisis y en sus propuestas
Una cosa es que MLK fuera la conciencia de EEUU, exigiendo que no se discriminara a los negros, petición con un fuerte contenido moral al cual era difícil oponerse. Pero otra cosa muy distinta y amenazante para la estructura de poder era subrayar que el origen de la pobreza y discriminación (que incluye también a amplios sectores de la clase trabajadora blanca, además de la negra, pues la mayoría de pobres en EEUU son blancos) requiera un cambio revolucionario (por muy no violento que sea) de las estructuras capitalistas de aquel país. Y la elección del Presidente Obama prueba, precisamente, la certeza del diagnóstico de MLK. Hoy el Presidente de EEUU es un afroamericano, lo cual, no hay ninguna duda, es un gran adelanto. Pero la pobreza entre negros (y entre blancos) en EEUU no ha cambiado desde entonces.

De ahí la enorme hostilidad del establishment estadounidense, del cual la Policía Federal, FBI, fue un elemento clave, dirigida por una de las figuras más nefastas de la historia de EEUU, J. Edgar Hoover (definido por el famoso periodista Russell Baker, del New York Times, como un “tirano patético”) que había intentado convencer al Fiscal General del Estado Federal, Robert Kennedy, “de que el cerebro de los negros era un veinticinco por ciento más pequeño que el de los blancos”. Era cercano políticamente al senador segregacionista de Carolina del Sur, Strom Thurmond, e intentó por todos los medios desacreditar al movimiento antisegregacionista y a sus dirigentes, gran número de los cuales eran socialistas y comunistas. En realidad, fueron los sindicatos, y muy particularmente, el sindicato del automóvil, el UAW (United Automobile Workers) los que financiaron en gran parte tal marcha. Y a la izquierda de MLK en la marcha estaba Walter Reuther, su secretario general, socialista y blanco. Una tercera parte del cuarto de millón en la marcha de Washington eran blancos, gran número de ellos sindicalistas y miembros de partidos de izquierda. El eslogan de la marcha era “libertad, justicia y trabajo”. Y el organizador de la marcha, Asa Philip Randolph, era el sindicalista afroamericano más conocido en EEUU, dirigente del sindicato ferroviario (Paul Le Blanc, “Revolutionary Road, Partial Victory. The March on Washington for Jobs and Freedom”, Monthly Review, Sept 2013).

Y cuando el Presidente Kennedy, a instancias de Hoover, jefe del FBI, puso como condición para que él apoyara la marcha, que despidiera del liderazgo a aquellos radicales que estaban en puestos de dirección, MLK se negó. La presión de la calle era tal que el Presidente Kennedy decidió a última hora apoyar la marcha, recibiendo a MLK en la Casa Blanca. Y el obispo católico de Washington, Patrick O’Boyle, amenazó con no participar en la marcha a no ser que los discursos (que se habían distribuido con antelación) se moderaran.

Últimas observaciones. En 1986, el día del nacimiento de MLK fue declarado fiesta nacional cada año. Pero en esta captura de la imagen popular de MLK se ha transformado deliberadamente su mensaje y figura para reciclarlo como una figura inspiracional, conciencia del país, a favor de los derechos civiles de la población afroamericana (con especial hincapié en su poder de votar), olvidándose deliberadamente del MLK real, que pidió un cambio profundo, no solo en las relaciones de raza, sino también de clase social. De esto último ni se habla.

La historia se repite: las campañas de Jesse Jackson
Yo tuve la oportunidad de experimentar una situación parecida durante mi participación en la campaña electoral del Reverendo Jesse Jackson (que estaba con MLK cuando fue asesinado), en las primarias a las elecciones del candidato presidencial del Partido Demócrata. En respuesta a su invitación, fue senior advisor (asesor especial) en su campaña del 1984, y más tarde en la del 1988. En 1984, y en contra de mis consejos, se presentó como la voz de la minoría negra, exigiendo su incorporación a la sociedad americana. En aquella campaña, el establishment liberal estadounidense (cuyo mayor portavoz era y es The New York Times) escribió un editorial enormemente positivo acerca de su candidatura. La razón de que yo desaconsejara esta estrategia, sin embargo, era fácil de entender. Un representante de los intereses de una minoría difícilmente podría alcanzar el apoyo mayoritario de la población votante. Presentarse como el candidato de una minoría defendiendo primordialmente los intereses de tal minoría, no era la mejor manera de ganar el apoyo de la mayoría, para ser Presidente de los EEUU.

En 1988, sin embargo, no se presentó como la conciencia de EEUU o la voz de los negros, sino la voz de la clase trabajadora de EEUU. Y cuando los medios le preguntaron cómo él –negro- obtendría el voto del trabajador blanco, contestó: “haciéndole ver que tiene más en común con un obrero negro, por ser obrero, que con su patrón (boss) porque sea blanco”. Cuando se suman todos los colores (negro, blanco, amarillo, gris, etc.) la clase trabajadora de EEUU es la mayoría de la población. En un discurso de clase, movilizó las bases del Partido Demócrata (que están más a la izquierda que su dirección), y consiguió el 40% de todos los delegados en el congreso del Partido Demócrata. Nunca antes, ni después, las izquierdas en EEUU tuvieron tanto poder desde los años 50. Y The New York Times escribió un editorial muy negativo diciendo que Jesse Jackson, en caso de ser elegido, destruiría EEUU, es decir, su EEUU.

La lección de esta situación es clara. La estructura de poder deriva su enorme influencia de su poder de clase (así como género y raza). Y no permite que se toque ese poder, derivando las legítimas demandas de fin de discriminación de género y raza, reciclándolas (incluyendo elementos de tales grupos discriminados dentro de la estructura de poder) para poder adaptarlos a la estructura social dominante. Existe hoy un Presidente afroamericano y una clase media negra que no existían antes, lo cual es motivo de celebración. Pero el estándar de vida de la mayoría de negros y blancos (pertenecientes a la clase trabajadora) no ha mejorado durante todo este periodo. Así de claro.
Fuente: Vicenç Navarro. Público.es
Fuente: http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2013/09/03/lo-que-no-se-dijo-sobre-martin-luther-king/

martes, 3 de septiembre de 2013

A pesar de todo, ¡¡¡Alegría!!!

El mes de agosto no ha sido un buen mes para mi. No he visto, por diversas razones, lejanía, dificultades,... en todo el mes a ninguno de mis 4 nietos y se me ha hecho un mes muy laargooo. Demasiado laaaargooooooooooo,... y algo triste. Voy ilusionado, una vez más a probar con septiembre y espero con júbilo la alegría que siento al verlos y mientras me reconforto con un poema de Blas de Otero:


ALEGRÍA

Para el hombre hambreante y sepultado
en sed —salobre son de sombra fría—, en nombre de la fe que he conquistado:
alegría.

Para el mundo inundado de sangre, engangrenado a sangre fría,
en nombre de la paz que he voceado:
alegría.

Para ti, patria, árbol arrastrado
sobre los ríos, ardua España mía,
en nombre de la luz que ha alboreado:
alegría.

BLAS DE OTERO

(Gracias a J. M. Lama)

Borrado de discos duros

El PP ha borrado o destruido los discos duros que contenían la información, presuntamente comprometedora, de los ordenadores que le había reclamado el juez Ruz. ¿A alguien le extraña? ¿Alguien pensaba que los ordenadores iban a contener información inculpatoria? Se ha dispuesto de meses para eliminar las presuntas pruebas que podrían haberle incriminado al PP en su presunta financiación ilegal, así como del presunto cobro de dinero negro por parte de sus dirigentes.

Lo que parece lógico es que, en su momento, la policía se hubiera presentado por sorpresa en la sede del partido y se hubiera llevado los ordenadores sin dar tiempo a borrar nada. Eso, me parece, es lo que suele hacerse en todos los casos; estamos hartos de verlo en la televisión: la policía sacando cajas y ordenadores de los domicilios y despachos de los sospechosos.

El PP no ha demostrado su disposición a colaborar con la justicia, ni tampoco con la investigación parlamentaria, solicitada por la oposición y es lógico que cualquiera que tenga algo que ocultar (y no digo que el PP lo tenga aunque, con las pruebas acumuladas hasta ahora, lo parece) y la justicia le facilite la oportunidad de hacerlo, lo haga. ¿Quién va a aportar pruebas que le incriminen pudiendo no hacerlo? El caso es que a los ciudadanos se nos ha quedado cara de tontos.— Juan Antonio Melero. Cartas al director, El País.

El coste de la educación. Por favor, dejen de insultar nuestra inteligencia

Lo primero que quiero es agradecerle a Lucía Figar una comunicación que nos resulta de gran utilidad, sin duda compensará con creces el coste que nos ha generado a los contribuyentes. Asimismo me gustaría recordarle que estos 5.100 euros de los que nos habla salen precisamente de nuestra condición de contribuyentes, o sea de nuestros impuestos; del mismo sitio que sale su salario, el de sus consejeros, sus coches oficiales y sus asesores nombrados a dedo. Sin embargo, a día de hoy no hemos recibido nunca una carta en la que nos detallen el coste que supone para nosotros el mantenimiento de dicha estructura.

Desconozco si el motivo de esta información es la de evitar que “abusemos” de las escuelas públicas, como en su día intentaron con la famosa “factura sanitaria”; lo que sí sé es que a la mayoría de los que optemos por esta opción nos costará unos 270 euros al mes, eso si el bebé no tiene menos de un año, porque en ese caso la cuota ascendería a 330 euros. En muchos casos la diferencia con las escuelas privadas es mínima e incluso inexistente.

No nos están regalando nada. Por favor, dejen de insultar nuestra inteligencia.
— María A. Encinas Cabrero. Cartas al director de El País

Antonio Gramsci ha pasado el verano en el Bronx.

El artista Thomas Hirschhorn resucita al revolucionario italiano con una instalación en Nueva York


Las Forest Houses ocupan 15 edificios de 14 pisos de altura con más de 1300 apartamentos destinados a vivienda social, en un área de cerca de 7 kilómetros cuadrados en el corazón del Bronx. El complejo fue levantado a mediados de los cincuenta, dos décadas después de que el pensador italiano Antonio Gramsci, encarcelado desde 1926, muriese a los 46 años en Roma. El artista suizo Thomas Hirschhorn se propuso conectar estos dos dispares puntos y decidió plantar un monumento en honor al pensador marxista entre estas casas del Bronx.

Ayudado por un grupo de vecinos planeó y levantó una precaria estructura de madera con pasarelas, terrazas y varias habitaciones en uno de los parques que comunican las Forest Houses. Una pancarta de tela clama contra la indiferencia y apenas unos metros más allá un grupo de jóvenes ignora el monumento sentados en unos bancos una tarde de finales de julio. Quizá las ideas revolucionarias de un italiano no son el plan veraniego más atractivo.

En el monumento suena jazz, y un cartel rojo a la entrada de esta peculiar residencia veraniega de Gramsci anuncia que la conferencia de esa tarde estará dedicada a Wittgenstein. Charlas sobre filosofía al aire libre, un bar-restaurante, una sala de ordenadores, una biblioteca, una emisora de radio o un periódico son algunas de las actividades que desde el 1 de julio y hasta el 15 de septiembre han dado vida a esta pieza-centro comunitario de Hirschhorn, la última de una serie con la que este artista suizo ha llevado barrios humildes de Ámsterdam, Avignon y Kassel monumentos dedicados a Spinoza, Deleuze y Bataille.

En el Bronx una pequeña exposición en uno de los habitáculos del monumento presenta objetos pertenecientes a Gramsci como sus pantuflas, los cubiertos de madera que usó en prisión o su peine, prestados para la ocasión por la Casa Museo Gramsci y la fundación dedicada al filósofo. El proyecto ha sido una iniciativa de la fundación DIA de Nueva York, y a juzgar por la respuesta del público la sala de ordenadores es la parte más concurrida y popular de la pieza, donde los niños ajenos a las cartas que Gramsci escribió desde prisión juegan. “Todo ser humano es un intelectual”, reza otro de los carteles, citando al propio Gramsci en su monumento. Saquen Scott, un joven adolescente afromericano hoy está encargado del periódico donde a diario recogen textos de artistas, hacen breves perfiles de los vecinos y reproducen algunos de los artículos que la prensa ha ded.icado al moumento. “Yo soy artista”, explica Scott, “poeta y músico de rap. Mi abuela vive en estas casas”.

En la biblioteca hay libros en italiano, una completa colección sobre fascismo y filosofía y obras como Las cenizas de Gramsci de Paolo Pasolini o el poemario Yes Thing, No Thing de Edwin Torres. Pero más allá de las ideas y principios de Gramsci, su idealismo y su poesía, los vecinos Forest Houses se han apropiado del espacio a su manera y en una de las mesas una pila de números recientes de la edición de la revista Vogue marca una nota discordante frente a la línea marxista. “Estos son pequeños gestos que me encantan”, afirma sin ápice de ironía Hirschhorn sentado a la barra del bar mientras disfruta de un plato de arroz con frijoles. “Hay que encontrar un equilibrio que permita que las cosas fluyan sin comprometer las ideas de Gramsci”.

El artista dice no poder evaluar el calado que las ideas del revolucionario están teniendo en el barrio y reconoce que algunas de las conferencias sólo cuentan con media docena de personas como público. Esto no le desanima. “Es un reto, quizá algo utópico, pero eso también es arte, es un gesto, una reafirmación de poder”, asegura. Lo más inesperado de esta experiencia ha sido la simpatía de los vecinos, la respetuosa acogida que han dado al que fuera líder y uno de los fundadores del partido comunista italiano. La fuerte presencia de la comunidad hispana y afroamericana en este barrio también han diferenciado este monumento de los anteriores.

Lo cierto es que la obra de Hirschhorn también ha atraído inusuales visitas a las Forest Houses, desde críticos de arte hasta estudiantes de filosofía llegados de Manhattan o Brooklyn. ¿Turismo social o artístico? “La gente que vive en estos barrios es muy interesante, las visitas de gente de otros lugares no es uno de los objetivos de mi obra, más bien algo que tengo que aceptar. Puede generar algo de escepticismo entre los vecinos, pero no hostilidad”, explica. “Lo que de verdad busco es que venga la gente que reside en estas casas y lo disfruten y a veces resulta más difícil que atraer a la gente de Manhattan”. Gramsci en sus Cuadernos de Prisión ya lo dijo: “La realidad existe independientemente del individuo pensante”.
Fuente: El País (Foto: Un visitante lee en una de las salas del archivo y librería de Gramsci en las Forest Houses, para la serie 'Thomas Hirschhorn. Monumento a Gramsci. 2013'. / ROMAIN LOPEZ (CORTESÍA DE LA FUNDACIÓN DIA ART)

lunes, 2 de septiembre de 2013

Entrevista a David Harvey. La importancia de la imaginación post capitalista.

Ronan Burtenshaw y Aubrey Robinson
Red Pepper

Hace cinco años la financiera Lehman Brothers hizo la declaración de quiebra más importante en la historia de EE.UU. El colapso de la financiera señaló el inicio de la Gran Recesión -la crisis más sustancial en la historia del capitalismo desde la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo deberíamos entender los aspectos fundamentales de este sistema actual en crisis? Y, a medida que este libra una guerra -disfrazada como austeridad- contra la clase trabajadora, ¿qué mundo alternativo podemos imaginar?

Pocos pensadores han tenido mayor influencia para responder a estos interrogantes que el geógrafo marxista David Harvey. A principios del verano boreal, Ronan Burtenshaw y Aubrey Robinson conversaron con él sobre estos temas.

-En este momento usted está trabajando con un nuevo libro, Las diecisiete contradicciones del Capitalismo. ¿Por qué se ha enfocado en estas contradicciones?

-David Harvey: El análisis del capitalismo sugiere que hay contradicciones significativas y fundamentales. Periódicamente esas contradicciones se escapan de todo control y generan una crisis. Acabamos de experimentar una crisis y creo que es importante preguntarse, ¿cuáles fueron las contradicciones que la causaron? ¿Cómo podemos analizar la crisis en relación a las contradicciones? Una de las afirmaciones geniales de Marx era que una crisis es siempre el resultado de contradicciones subyacentes. Por lo tanto, tenemos que centrarnos en esas contradicciones y no en las consecuencias.

-Una de las contradicciones que usted analiza es la diferencia entre valor de uso y valor de cambio de un bien o mercancía (commodity en inglés). ¿Por qué esta contradicción es tan fundamental para el capitalismo, y por qué utiliza el tema de la vivienda para explicarla?

-Debe entenderse que toda mercancía tiene un valor de uso y un valor de cambio. Si tengo un bistec, el valor de uso es que puedo comerlo y el valor de cambio es el precio que pagué por el.

Pero la vivienda es muy interesante porque por valor de uso se puede entender el refugio, la privacidad, una amplia gama de relaciones afectivas entre personas, una larga lista de cosas que te brinda una casa. Pero también está la cuestión de cómo obtienes una casa. En una época, las viviendas fueron construidas por la mismas personas que las habitarían, y no tenían un valor de cambio. Luego, a partir del siglo XVIII se inició la construcción especulativa de viviendas -que fueron construidas para ser vendidas. Desde entonces la vivienda adquirió un valor de cambio para los consumidores como una forma de ahorro. Si compro una casa y pago la hipoteca, puedo llegar a ser dueño de la casa. Entonces, poseo un bien. Y por ende, empiezo a preocuparme por las características de ese bien. Esto genera reacciones políticas interesantes: "No en mi patio trasero", "No quiero tener de vecinos a personas diferentes a mí". Se inicia un proceso de segregación en el mercado inmobiliario porque la gente quiere proteger el valor de sus ahorros.

Después, hace aproximadamente treinta años, la gente comenzó a usar la vivienda como un negocio especulativo. Podías comprar una casa y hacer dinero -comprabas la casa por £200.000 y después de un año podías venderla por £250.000. Ganabas £50.000, ¿por qué no hacerlo? Se impuso el valor de cambio. Y partir de ahí, surgió el boom especulativo. En 2000 después del colapso bursátil global el superávit de capital comenzó a fluir hacia el mercado inmobiliario. Es un tipo de mercado interesante. Si compro una casa y luego los precios suben, tú dices "los precios de la vivienda están subiendo, debería comprar una casa", y otros se suman. Se inicia una burbuja inmobiliaria. Se infla hasta que explota. Luego, repentinamente mucha gente se entera de que no pueden tener el valor de uso de la vivienda porque el sistema del valor de cambio lo ha destruido.

Esto genera la pregunta, ¿es una buena idea permitir que el valor de uso de la vivienda, que es crucial para la gente, sea determinado por un sistema de valor de cambio que está loco? Esto no es un problema exclusivo de la vivienda sino también de la educación y de la salud. Hemos desatado las dinámicas del valor de cambio pensando que va a proveer el valor de uso pero lo que sucede frecuentemente es que el valor de cambio destruye el valor de uso, y la gente termina careciendo de buenos servicios para salud, educación y vivienda. Por ello, creo que es muy importante enfocarse en la distinción entre valor de uso y valor de cambio.

-Otra contradicción, que usted describió, se refiere al proceso de cambio, a lo largo del tiempo, entre el énfasis sobre la oferta en la producción y el énfasis sobre la demanda en el consumo capitalista. ¿Podría referirse a cómo se manifestó esta contradicción en el siglo XX, y por qué es tan importante?

-Uno de los problemas más importantes es mantener una demanda adecuada en el mercado para poder absorber lo que produce el capital. El otro es crear las condiciones para que el capital pueda producir obteniendo ganancias.

Estas condiciones de producción con ganancias, a menudo, significa la eliminación del trabajador. Hasta el punto que implica represión del salario -pagar salarios más y más bajos- para incrementar el índice de ganancias. Entonces, desde el punto de vista de la producción, se intenta exprimir al trabajador tanto como sea posible porque esto aumenta las ganancias. Pero entonces surge la pregunta, ¿quién va a comprar los productos? Si el trabajador es exprimido al máximo, ¿dónde quedaría el mercado? Si se exprime al trabajador demasiado se produce una crisis porque no hay suficiente demanda en el mercado para absorber el producto.

Poco después de la crisis de 1930, primó la interpretación de que el problema había sido la demanda insuficiente. Hubo por lo tanto un cambio hacia la inversión estatal para construir nuevas carreteras, la inversión en los servicios públicos del New Deal, y todo eso. Dijeron "vamos a revitalizar la economía mediante una demanda financiada por endeudamiento" y, al hacer esto, se produjo un giro hacia la teoría keynesiana. Entonces, al terminar la década de 1930, se logró obtener una capacidad muy fuerte para manejar la demanda con alto nivel de intervención del estado en la economía. Como resultado de lo cual, la tasa de crecimiento fue muy alta, pero una tasa de crecimiento alta conlleva más poder de la clase trabajadora con incrementos salariales y sindicatos más fuertes.

Sindicatos fuertes y salarios altos implican que la tasa de ganancia comienza a decrecer. El capital está en crisis porque no está reprimiendo al sector laboral lo suficiente, entonces, se produce el cambio. En la década de 1970, recurrieron a Milton Friedman y la Escuela de Chicago. Ellos se volvieron el factor dominante en la teoría económica y la gente empezó a prestar atención a la oferta, en particular a los salarios. Se produjo la represión salarial, lo que comenzó en la década de 1970. Ronald Reagan atacó a los controladores aéreos; Margaret Thatcher, a los mineros; Pinochet mató a la gente de izquierda. Se produjo un ataque contra el sector laboral -lo que aumentó la tasa de ganancias. Cuando llegamos a la década de 1980, la tasa de ganancias dio un salto porque los salarios estaban siendo reprimidos y al capital le iba muy bien. Pero luego surgió el problema de no tener dónde vender los productos.

La década de 1990 se caracteriza por la economía de endeudamiento. Comenzaron a animar a la gente a pedir préstamos -surgió una economía basada en las tarjetas de crédito y una economía financiada en las hipotecas de alto costo para la vivienda. Ello ayudó a tapar el hecho de que no había una demanda real, lo que explotó en 2007-2008.

El capital formula esta pregunta: "¿trabajas desde el lado de la oferta o de la demanda?". Mi punto de vista de un mundo anticapitalista es que se debería unificar esa dualidad. Debemos regresar al valor de uso. ¿Qué valores de uso necesita la gente y cómo organizamos la producción de manera que satisfaga esos valores de uso?

-Parecería que estamos en una crisis de oferta, y sin embargo la austeridad es un intento de hallar una solución a la oferta. ¿Cómo se entiende eso?

-Hay que diferenciar entre los intereses del capitalismo como un todo y qué es específicamente de interés para la clase capitalista o para una sección de ella. Durante esta crisis, y de una manera marcada, a la clase capitalista le ha ido muy bien. Algunos de ellos fueron afectados por la crisis, pero a la mayoría le ha ido extremadamente bien. Según estudios recientes de países de la OCDE la desigualdad social se incrementó pronunciadamente desde el inicio de la crisis, lo que significa que los beneficios de la crisis han llenado las arcas de las clases altas. En otras palabras, ellos no quieren salir de la crisis porque les va muy bien con ella.

El conjunto de la población está sufriendo, el capitalismo, como un todo, no goza de buena salud pero la clase capitalista -particularmente la oligarquía- está extremadamente bien. Hay muchas situaciones en las que los capitalistas a nivel individual, actuando en función de sus propios intereses de clase, pueden hacer cosas que son perjudiciales para el sistema capitalista en conjunto. Creo que actualmente estamos en una situación de ese tipo.

-Usted dijo recientemente que una de las cosas que deberíamos hacer en la izquierda es desarrollar la imaginación post capitalista, comenzando por preguntarnos cómo sería un mundo post capitalista. ¿Por qué es eso tan importante? Desde su punto de vista, ¿cómo sería un mundo post capitalista?

-Es importante porque durante mucho tiempo nos han machacado la cabeza diciendo que no hay alternativa. Una de las primeras cosas que tenemos que hacer es pensar sobre la alternativa para poder empezar a construirla.

La izquierda se volvió tan complaciente con el neoliberalismo que resulta difícil distinguir entre sus partidos políticos y los de la derecha, excepto en cuestiones nacionales o sociales. En política económica no hay muchas diferencias. Debemos hallar una economía política alternativa a cómo funciona el capitalismo, y hay algunos principios. Es por ello que las contradicciones son interesantes. Si miras a cada una de ellas, por ejemplo, la contradicción de valor de uso y de cambio y dices: "el mundo alternativo sería uno donde generemos valores de uso". Entonces, nos concentramos en valores de uso y tratamos de disminuir el papel de los valores de cambio.

O en la cuestión monetaria -necesitamos dinero para hacer circular las commodities, sin duda. Pero el problema con el dinero es que puede ser apropiado por personas, de manera privada. Se vuelve una forma de poder personal y luego un deseo fetichista. La gente organiza sus vidas alrededor de la búsqueda del dinero incluso cuando no se dan cuenta de que esto sucede. Por ello, debemos cambiar el sistema monetario -ya sea poniendo impuestos a los excedentes o creando un sistema monetario que lo disuelva e impida su almacenamiento, como sucede con las millas aéreas.

Pero para poder hacerlo también se debe superar la dicotomía de propiedad privada-estatal y obtener un régimen de propiedad común. Y en cierto punto se necesita generar un ingreso básico para la gente porque si existe una forma de dinero anti-ahorro entonces hay que darle garantías a la gente. Es necesario decir "no necesitas ahorrar para un día de lluvia porque siempre recibirás este ingreso básico no importa lo que suceda". Hay que otorgar esa seguridad por encima del ahorro privado, personal.

Al cambiar cada una de esas contradicciones se logrará un sociedad diferente, que sea mucho más racional que la actual. Lo que sucede en este momento es que producimos cosas y luego tratamos de persuadir a los consumidores de que consuman lo que sea que producimos, en lugar de lo que necesitan o quieren. En su lugar, deberíamos averiguar cuáles son las necesidades y los deseos básicos, y luego poner en marcha un sistema de producción para generarlos. Al eliminar la dinámica del valor de cambio se puede reorganizar todo el sistema de una manera diferente. Podemos imaginar la dirección que tomará una alternativa socialista a medida que rompa con esta forma dominante de acumulación de capital, que determina todo lo que sucede hoy en día.
Fuente: http://www.redpepper.org.uk/david-harvey-interview-the-importance-of-postcapitalist-imagination/

CHRISTIAN FELBER: “Las empresas deben regirse por criterios de utilidad social”

El promotor del modelo de economía del bien común sostiene que el dinero no debe ser un fin sino un medio

Christian Felber tuvo una intuición: en los mercados financieros estaba lo gordo, pensó. Eso es lo que había que estudiar con detenimiento, ahí estaba la raíz del problema. Conciencia ecológica no le faltaba. De hecho, ya había pasado por Greenpeace. Pero el tomate estaba en la economía, una ciencia social que había que abordar teniendo en cuenta aspectos éticos, filosóficos, morales.

Tras investigar y reflexionar, adentrándose en estudios de Sociología y Ciencias Políticas, el joven filólogo y psicólogo austriaco, nacido en Salzburgo en 1972, convirtió su visión panorámica de las ciencias sociales en 50 propuestas para un mundo más justo, que publicó en 2006. El siguiente paso fue ponerse a indagar los valores en que se sustenta el sistema capitalista: competitividad, rendimiento, crecimiento, beneficio. “¡Qué valores son estos!”, pensó. ¿No hay otros? Empezó a estudiar algunos de los que rigen el comportamiento del ser humano en sociedad como la ayuda, la cooperación, la solidaridad. Y se encontró con que estos no estaban presentes en los mercados.

Pregunta. ¿El problema es que el dinero pasó de ser un medio a convertirse en un fin?
Respuesta. Sí. El dinero, el capital, el beneficio. Si una empresa puede obtener ese fin más fácilmente socavando la democracia y corrompiéndola, lo va a hacer; porque para una empresa la democracia es un fin menor, frente al incremento de sus beneficios y su patrimonio. Si el fin de la empresa fuera el bien común, no corrompería la democracia. Este es el núcleo.

Christian Felber pronuncia estas palabras en perfecto castellano en una terraza, en Barcelona, con un calor que derrite el asfalto. El profesor de Economía Alternativa de la Universidad de Viena pasó años de estudiante en Madrid. Explica que la definición de los valores, los objetivos y los medios le permitió poner de manifiesto que el sistema vive preso del medio: el dinero.

Convirtió sus reflexiones en un libro, Nuevos valores para la economía (2008), en el que diferenció valores, objetivos y medios del sistema capitalista. La claridad de su exposición hizo que varios empresarios austriacos se le acercaran. “Me dijeron que eso era lo que llevaban en las tripas, pero que nunca lo habían podido verbalizar de forma tan clara”. La interacción de Felber, portavoz en Austria de ATTAC (Asociación para la Tasación de las Transacciones Financieras y la Ayuda al Ciudadano), con una docena de empresarios produjo el modelo de la economía del bien común, que aúna ética y economía.

P. En La economía del bien común, usted ofrece datos que muestran que la diferencia de renta entre ejecutivos mejor pagados y operarios en las empresas ha pasado de una relación de 24 a 1, en 1965, a una de 325 a 1, en 2011. Propone usted que los sueldos no superen 20 veces el salario mínimo. ¿Cuáles serían las primeras medidas que se tomarían en una transición hacia una economía del bien común?
R. La limitación de la desigualdad podría ser una de las primeras medidas, ya se está haciendo en Suiza. Cuando por primera vez demandé esto, en 2006, y, por supuesto, no he sido el primero en hacerlo, me tachaban de comunista por proponer una limitación de la desigualdad. Yo me considero liberal. Para salvaguardar las libertades hay que poner límites, por motivos liberales. Pero la única libertad que no limitamos es la de la propiedad. Este año, el fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, propuso en Davos la limitación de la renta en el factor 20, es decir, que los salarios más altos no sean veinte veces superiores al salario mínimo. Pero los medios de comunicación lo acallaron. En noviembre se va a hacer un referéndum en Suiza sobre la implementación del factor doce en las empresas. No es una propuesta comunista; ni, utópica; entra en la lógica de los propios líderes económicos, que saben que si seguimos así vamos a desembocar en una guerra civil. Esta no es una buena perspectiva para ellos tampoco, así que prefieren limitar la desigualdad a perderlo todo y perder la paz.

El modelo de la economía del bien común desarrollado por Felber es eminentemente práctico. Las empresas en vez de regirse únicamente por sus resultados, lo hacen por criterios de utilidad social. Tan importante es que produzcan beneficios, como que respeten el medioambiente, remuneren igual a hombres y mujeres, no exploten a sus trabajadores, creen empleo… El instrumento, para las empresas, es el balance del bien común, en el que se evalúan todos esos factores. Lo mismo con los países: el indicador del producto interior bruto (PIB) es sustituido por el producto del bien común, un indicador que mide la calidad de la democracia, la política medioambiental, el justo reparto de los beneficios generados, la igualdad, entre otros factores.

Han transcurrido tres años desde la publicación, en agosto de 2010, de La economía del bien común (editado por Deusto). Más de 3.800 personas se han sumado a la causa, además de 159 asociaciones y 1.277 empresas (más de doscientas españolas).

P. En su modelo, las empresas que mejor velan por el bien común reciben incentivos, pero en este punto del proceso, ¿qué incentivos tienen las empresas para sumarse a esta idea?
R. El sentido es el más fuerte. A muchas empresas les importa saber por qué están haciendo lo que están haciendo y formar parte de un sistema que tenga sentido, no de un sistema que vaya en contra de nuestra ética. Se sienten pioneros de una economía al servicio del ser humano. El balance del bien común es para ellos un instrumento de desarrollo organizativo: la evaluación ética de lo que están haciendo les lleva a una metamorfosis. En la plataforma en la que operan, las empresas se prestan ayuda entre sí, incluida la financiera. Atraen a mano de obra ética y a clientes éticos.

P. Una de las claves de su modelo se basa en una apuesta por la democracia directa. Los ciudadanos son consultados más a menudo, intervienen en los anteproyectos de ley, por ejemplo, gracias a las posibilidades que brindan las tecnologías digitales.
R. A lo mejor esta es la primera clave. Todo es posible con otro tipo de democracia que combine democracia directa, democracia participativa y democracia económica. Los partidos están demasiado lejos del pueblo soberano. La cultura de la democracia directa está empezando, porque la gente se da cuenta de que los supuestos representantes no nos representan. Para mí la solución es democracia directa, referéndums, asambleas democráticas para ciertos temas como el sistema económico, monetario, los medios de comunicación…

P. Habla usted de un nuevo sistema democrático de la economía…
R. Sí, pero ¿por dónde empezamos? Por los municipios del bien común, que organizan los procesos de participación ciudadana. El primero es el desarrollo del índice de calidad de vida municipal, para saber cuál es la meta. Y, segundo, las asambleas económicas democráticas, donde la ciudadanía define el orden económico, según sus preferencias, necesidades y valores. La economía del bien común no es un modelo perfecto y acabado. Las cuestiones clave deben ser debatidas por los ciudadanos.

P. Y aboga por la denominada banca democrática, ¿cómo funcionarían los bancos?
R. Habría que empezar por descuartizar los bancos sistémicos, los que son demasiado grandes y que están muy interconectados, motivo por el que se les rescata. Con eso conseguiríamos que el mercado vuelva a ser mercado. Se ofrecería a los bancos la alternativa de orientarse al bien común, convirtiéndose en entidades sin ánimo de lucro, como eran al principio las cajas de ahorros, para que pudieran gozar de ventajas ante el Estado. Si optan por ser entidades con ánimo de lucro, se les retiran los apoyos del Estado, como, por ejemplo, el apoyo del banco europeo. El Estado no contrataría con ellos, ni garantizaría los ahorros depositados en ellos. Y si van a la bancarrota, el Estado no tiene por qué salvarlos. A largo plazo, la idea es que todos los bancos estén orientados al bien común, igual que los colegios, los institutos, las universidades.

P. Frente a la competencia usted propone cooperación. Frente a la desconfianza, la necesidad de control y el miedo, generosidad, altruismo y solidaridad. Más de una vez le habrán criticado por esta visión idílica y utópica de lo que pueden ser las cosas…
R. Sí, también me han dicho que van contra la naturaleza humana. La ciencia dice que la cooperación nos motiva de forma más fuerte que la competencia; que el ser humano tiene una sensación de justicia innata y la capacidad de compasión, empatía, y el impulso espontáneo de ayudar a otro, incluso los bebés de dos años lo tienen. El hecho de que hoy en día seamos tan egoístas es porque lo aprendemos, no es algo genético.

Cuatro ideas

¿Una voz alternativa que debería ser escuchada? Teresa Forcades, monja española que clama contra el sistema. “Habla del capitalismo sin miedo, con lucidez, y está comprometida con la democracia directa”.

¿Una idea o medida concreta para un mundo mejor? “Democracia directa: referéndums y asambleas democráticas para definir un proceso constituyente”.

¿Un libro? No contest: The case against competition (no hay caso: el caso contra la competencia), de Alfie Kohn. “Nos abre los ojos acerca de la cuestión de la cooperación y la competencia”.

¿Una cita? “Una de Max Frisch: El problema del capitalismo es que el ser humano explota al ser humano. Y en el comunismo es exactamente al revés”.
Fuente: El País.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Elijo elegir

Elijo elegir

Y elijo la condición del árbol.

Porque come luz.

¡Qué delicia desayunar

transparencia,

almorzar lucidez

cenar ocasos anaranjados!

y con ellos construir el verdor

y la sombra

y la rara nube que es toda copa

donde se esconde el canto de

los pájaros.

Ahora no puedo,

pero cuando lo deje,

seré lo que he elegido.

(de Joaquín Araújo)
(Gracias a mi amigo, Pedro Díaz Acero)

Un vaso de vino al día reduce el riesgo de tener una depresión

Un estudio con más de 5.000 personas sin antecedentes descubre este valor de este componente de la dieta mediterránea

El estudio Predimed (prevención con dieta mediterránea) que analizó el efecto de la dieta mediterránea en la salud continúa dando información. El último fruto que se ha publicado es que un consumo moderado de alcohol (de dos a siete vasos a la semana, el equivalente a una copa al día) reduce el riesgo de caer en depresión. Lo ha publicado un equipo dirigido por Miguel Ángel Martínez-González, de la Universidad de Navarra, en la revista BMC Medicine.

Los investigadores hicieron durante siete años el seguimiento de un grupo de 5.500 bebedores con consumos ligeros y moderados de alcohol, de entre 55 y 80 años. “Los hallazgos mostraron una asociación inversa entre estos niveles bajos-moderados de alcohol y la ocurrencia de nuevos casos de depresión”, indica Martínez-González.

En verdad, el estudio Predimed estaba enfocado a medir el efecto protector de la dieta mediterránea, reforzada con aceite de oliva virgen y nueces, en las enfermedades cardiovasculares, y determinó que las personas que seguían esas pautas de alimentación tenían un riesgo un 30% inferior de sufrir un infarto de miocardio o un ictus.

Pero la amplitud del ensayo (10 años de seguimiento a 7.500 personas) ha permitido obtener otras conclusiones aparte del objetivo principal del trabajo. Por ejemplo, también se ha observado que la dieta interactúa y consigue compensar la predisposición genética al ictus. Es decir, actúa a un nivel epigenético incluso en la población con más riesgo de enfermar.
Fuente, El País
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Los padres se implican más que nunca en las tareas escolares, no siempre de forma adecuada
Hollande propone que se hagan en la escuela con supervisión para evitar desigualdades


Faltan tres días para los exámenes de Matemáticas y Ciencias de Álvaro, de 10 años, que estudia en un colegio concertado con fama de duro. Miguel, su padre, se sacaba las castañas del fuego a su edad, pero estos días se tomará la tarde para repasar juntos las materias más duras. ¿Es necesario? ¿Perjudica a su autonomía? “Los padres y, sobre todo, las madres de todos los estratos sociales dedican varias horas diarias a ayudar a sus hijos con los deberes o a vigilar que los hagan. Y esta realidad contrasta con el extendido y falso discurso de que el fracaso escolar se debe a que los padres no se preocupan por la educación de sus hijos”, sostiene Enrique Martín Criado, profesor de Sociología en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. El 80% de los estudiantes de primaria reciben ayuda y el 45% de los de secundaria, según la Encuesta sobre los hábitos de estudio de los niños españoles de TNS Demoscopia.

“Los padres empezaron a involucrase hace más de una década. No solo por las medidas de conciliación familiar, también porque los padres de ahora tienen al menos estudios medios, algo de lo que no disfrutaron las generaciones anteriores”, explica la pedagoga Maite Rodríguez Estévez, que imparte cursos para educadores y terapeutas. “Eso ha hecho que la relación padre-hijo se escolarice. Lo que importa son los resultados académicos. Todo gira alrededor de esa necesidad y se ha olvidado el inculcar valores, el juego, la responsabilidad... No hay tiempo para otras cosas en las horas que pasan juntos”. La también maestra pone como ejemplo las actividades extraescolares que ya no son en su mayoría deportivas —como tradicionalmente—, sino clases de refuerzo o de inglés. “Hay una obsesión por la cantidad, cuando no se trata de echarle horas”.

Implicarse no puede significar hacerle los deberes al alumno. “El padre se tiene que poner en la posición del entrenador. Un entrenador no corre con el jugador ni tiene que comer las mismas calorías, ni, por supuesto, sufrir sus lesiones. Un entrenador tiene dos funciones fundamentales: organizar y asesorar con el objetivo de mejorar el rendimiento”, argumenta la psiquiatra Orlanda Varela.

Como ella opina la mayoría de expertos. “Las tareas deben entenderse como un compromiso que el alumno debe adquirir, pero sin precisar de la orientación constante de otra persona”, recalca el equipo pedagógico del Liceo Francés de Madrid. En otras palabras, codos sin nadie en la silla de al lado.

“Hacer los deberes con él genera dependencia y si el niño tiene dificultades refuerza la idea de que no es capaz de hacerlo él solo”, enfatiza Rodríguez Estévez, que coordina la página www.preparadosparaaprender.com. “En Finlandia apuestan por el aprendizaje cooperativo y los deberes en casa son individualizados, para ampliar o investigar conocimiento. Si un niño va mal en lectura hace una actividad que tenga que ver con eso. Si va mal en matemáticas, problemas...”.

“Pero hay muchas diferencias en la posibilidad que tienen las familias de ayudar escolarmente a los hijos. Los padres que tienen menor nivel de estudios solo pueden en los cursos inferiores de primaria. Más allá, están perdidos. Y si intentan socorrer explicándoles conceptos que ellos no aprendieron bien, pueden incluso empeorar las cosas”, alerta Martín Criado, que trabaja en estos momentos en un estudio sobre maternidad y clase obrera. Pregunta a las mujeres encuestadas por su rutina y las madres le explican que dedican una o dos horas (dependiendo del curso) al día a ayudar a sus hijos con las tareas escolares.

Muchos estudios —como el informe PISA de 2009 (véanse los gráficos)— demuestran que el rendimiento académico está muy asociado al origen social del estudiante, la profesión de sus padres, la estructura de su familia y, finalmente, el género. Es decir, existe un desequilibrio en las oportunidades educativas. “Los padres con estudios superiores pueden ayudar a sus hijos hasta cursos avanzados. Ello produce una enorme desigualdad por origen social, que se acentúa a medida que se asciende de curso. A ello se le suma, además, que las familias con más recursos materiales pueden contratar academias o clases particulares”, se lamenta Martín Criado, autor de La escuela sin funciones: crítica de la sociología de la educación.

“Es mucho más igualitario y eficaz que los deberes se hagan en la escuela bajo la supervisión de profesores. Mandarlos a casa genera desigualdad, al traspasar parte de la responsabilidad de la instrucción a las familias. El colegio deja que actúen todas las desigualdades de recursos culturales y económicos entre unos y otros”, cuenta sobre su apuesta el sociólogo. “Que las tareas se hagan en el colegio es lo que propone la nueva ley educativa que está preparando el Gobierno de François Hollande”, prosigue esperanzado.

El pasado octubre, al poco de llegar a la presidencia de Francia, Hollande informó de este cambio en los deberes escolares. Su ministro de Educación, Vicent Peillon, lo argumentó así en una entrevista en Le Monde: “Deseamos una sociedad justa. Una escuela que ofrezca las mismas posibilidades de éxito a todos. Y eso pasa por acompañar a los alumnos en su trabajo personal, en vez de hacer uso de recursos privados, como ocurre demasiado hoy día”.

En la Comunidad Valenciana el próximo año se pondrá en marcha un proyecto pionero, Club de Deberes, que aún se está perfilando y que sigue esta senda igualitaria que está dispuesto a implantar Hollande. “Ha sido una propuesta de un grupo de profesores jubilados que quieren apoyar en horario extraescolar en los centros. La idea es que actúen de voluntarios ellos y estudiantes de Magisterio que quieran adquirir experiencia”, explica la popular Beatriz Garbó, directora general de Calidad Educativa de la Comunidad Valenciana. “No todos los padres saben hacer una integral o analizar sintácticamente una frase. Pensamos, sobre todo, que vayan los hijos de familias desfavorecidas. Ahora tenemos que ver qué colegios se apuntan, que las asociaciones de padres y madres nos pasen una relación de nombres…”. La localidad que va a servir de conejillo de indias es Castellón: “Una ciudad de 200.000 habitantes fácil de controlar. Si va bien, extenderemos el club a otros sitios”.

Intervenir en los deberes no es bueno, pero familiarizarse en el hogar con otros idiomas les facilita a los niños el aprendizaje. En el Estudio europeo de competencia lingüística (2012), Sara de la Rica y Ainara González San Román, de la Universidad del País Vasco, han comparado a los alumnos españoles, con muy bajos resultados en inglés, con los suecos, orgullosos de su excelente nivel. Y, además de otros condicionantes, consideran que es importante el uso de inglés en el entorno familiar “para que este pueda desarrollar una capacidad auditiva desde edades tempranas que mejore su rendimiento en comprensión lectora en inglés, y a su vez progrese su expresión escrita y destreza auditiva”.

Claro que hablar la lengua franca en casa no es fácil cuando solo el 20,4% de los padres españoles la domina, frente al 78% de los suecos. Aunque, paradójicamente, los españoles comienzan a estudiar inglés antes y le dedican muchas más horas a la semana, “el hecho de que [los suecos] en el hogar puedan estar más expuestos compensa”, subrayan en su informe De la Rica y González San Román.

Escolarizar al niño en un idioma que no es el propio causa cierto miedo a los padres. Quieren que, a diferencia de ellos, su hijo se desenvuelva en otra lengua, pero temen no poder ayudarle en las tareas o entenderse con su profesorado. El bilingüismo en la enseñanza está en plena expansión y en no mucho tiempo no habrá opción de elegir si se prefiere o no este sistema. “Aunque se tenga miedo a no controlar el idioma, en realidad es mejor, porque no hay la tentación de corregir los deberes”, tranquiliza Varela, que trabaja en Sinews, un gabinete madrileño de terapia multilingüe. Pero matiza: “Por supuesto, las cosas se complican si el hijo tiene alguna dificultad de aprendizaje en otro idioma y los padres no dominan suficiente la otra lengua. Puede necesitar una ayuda extra y lo ideal es tener un profesor de apoyo que le enseñe a estudiar y el idioma. Nosotros tenemos cada vez más clases de este tipo”.

En el Liceo Francés de Madrid también consideran que la función paterna es la de organizar el tiempo y el espacio adecuados para las tareas, pero añaden: “Si además quieren participar en el contenido de los deberes pueden hablar de estos en su propia lengua y posteriormente sus hijos escribir en francés o en otros idiomas”.

La gran mayoría de los alumnos del Colegio Británico de Madrid son niños de origen español y eso condiciona —y les gusta remarcarlo de antemano— la forma de trabajar del profesorado del centro. “Todo está muy medido, coordinado por cada departamento, no es cada profesor quien decide sus deberes. Están pensados para que los haga el niño solo en un tiempo determinado: 10 minutos, 20… Si no es capaz de terminarlos o no sabe cómo, hay que informar al colegio para adaptar las tareas al niño”, explica Silvia Prado, directora de comunicación de este colegio del British Council.

“La metodología británica de enseñanza es distinta a la española y los padres tienen algo de miedo cuando los niños son pequeños, pero en cuanto se habitúan todo va bien. Por ejemplo, las matemáticas británicas a los cinco o seis años son muy distintas y por eso organizamos talleres para padres. Muchos acuden. Aunque trabajen mucho se implican en la educación de sus hijos. También les despista el sistema de lectura, que es muy fonético”, cuenta Prado.

La enseñanza en las lenguas cooficiales también preocupa. Según el estudio Creencias y actitudes lingüísticas de la población castellanohablante hacia el euskera, del grupo de investigación Amarauna de Unesco Etxea, el 53% de los padres aprende o aprendería este laberíntico idioma (solo uno de cada 10 lo hace) en primer o segundo lugar para ayudar a sus hijos con los deberes. Atrás quedan la comunicación con los vascohablantes, el sentido de pertenencia a una tierra o el deseo de preservarla.

Interesarse por los deberes ya está en la cabeza de todos los padres, el objetivo ahora es implicarles en las actividades del centro. Por ahora, una utopía. Acuden a ellas un 32%, el doble que a las reuniones, y eso por no hablar de la engorrosa organización, a la que solo se anima un pírrico 4% de los padres, según el estudio La participación de las familias en la escuela pública (2008), de Jordi Garreta. Tiempo al tiempo.

Recomendaciones con sentido común
-El padre no debe sentarse en una silla al lado del estudiante porque transmite mensajes negativos: “No sabes hacerlo solo”, “descuida, que yo me ocupo”.

-No hay que corregir los ejercicios en casa. El objetivo no es llevarlos perfectos, sino probar a hacerlos para ser conscientes de la dificultad. El profesor corrige mejor; hay que oírle. No hay que dedicar toda la tarde a estudiar. Mejor si juega con los amigos en algún parque; mejora la concentración al llegar a casa.

-El niño tiene que anotar en una agenda los deberes, lecciones a estudiar, trabajos a entregar y fechas de examen.

-Hay que comenzar por una tarea breve y sencilla para calentar motores y luego hacer la menos agradable. Reservar para el final algo liviano y entretenido.

-Un reloj en la mesa ayuda a controlar el tiempo.

-Recordar que no es posible mantener la atención ininterrumpidamente más de 40 minutos.

-Es recomendable estudiar en un lugar de la casa que no sea de uso común, con el móvil apagado.

-Hay que comprobar que ha corregido en clase los deberes y en qué ha fallado.

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Fuente: El Pais, ELISA SILIÓ 17 ENE 2013.