miércoles, 9 de marzo de 2016

ENTREVISTA A ÁNGEL OLARÁN: “La pobreza no se va a erradicar porque no interesa”.

El misionero vasco llegó hace cuatro décadas a África para “servir a los demás”.

Está convencido de que hay medios para salir de la pobreza pero falta voluntad.


Sentados en el sofá de su pequeña oficina rodeados de papeles y diverso material recaudado por distintas ONG españolas, el misionero vasco Ángel Olarán (Hernani, 1938) conversa con la calma de quien lo ha visto casi todo en este mundo de injusticias y solidaridad, de ricos y pobres, de hambre y abundancia, de dualidades infinitas.

Tras más de 40 años en África, primero en Tanzania y después en Etiopía, el religioso comparte sus vivencias personales, experiencia y opiniones sobre los problemas del llamado Tercer Mundo, sobre los valores y las maneras de afrontarlos y sobre la imparable globalización y sus consecuencias. Y lo hace sin grandes juegos de palabras, desde la sencillez y con la humildad de quien se considera “un emigrante más” en África.

El misionero hernaniarra dejó su trabajo en un banco cuando tenía 30 años para marcharse a África y “servir a los demás”. Está convencido de que es posible erradicar el hambre y la pobreza extrema, el primero de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de los que tanto se habla últimamente tras la Cumbre para la Financiación del Desarrollo de Addis Abeba y la Conferencia de Naciones Unidas prevista para final de septiembre en Nueva York. Unas reuniones internacionales a las que Olarán mira con cierto recelo por “la cantidad de dólares que se derrochan”.

Prefiere poner el foco de atención en lo inmediato: el acceso al agua y la reforestación para asegurar la alimentación de las poblaciones rurales, en este caso de Wukro, un municipio situado en la región del Tigray al norte de Etiopía, en el que Abba Malaku (padre Ángel), como le llaman allí, lleva residiendo más de dos décadas.

El agua se ha convertido en una especie de obsesión para Ángel y no es de extrañar, tras vivir de cerca la crudeza de las sucesivas sequías que han azotado a esta zona de Etiopía. La última ha sido declarada este mismo verano por Naciones Unidas y sus consecuencias aún se desconocen. Quizá por este motivo, los proyectos hidrológicos y aquellos relacionados con la agricultura y la biodiversidad son tratados con especial cariño por el misionero vasco, que llegó a Etiopía en 1992 con la misión de poner en marcha una Escuela de Secundaria.

Para ello, la Administración local le cedió una superficie de ocho hectáreas, en la que solo había una acacia. Olarán relata la anécdota sobre esta simbólica planta: “Los lugareños la llamaban ‘el espino del Derg` haciendo un paralelismo entre las propiedades invasoras de la acacia que no dejaba brotar ninguna otra vegetación a su alrededor destruyendo el campo y el régimen comunista del Derg que destruía los pocos servicios públicos que había”.

Afortunadamente, aquel capítulo es historia. Hoy en día la Escuela de Secundaria o St. Mary’s College, que acoge un centro de formación agraria, florece con más de 700 estudiantes, de los cuales más del 50% son chicas. Sin duda, un proyecto de desarrollo educativo con éxito, cuya clave, remarca el misionero vasco, es “la motivación de profesores y personal administrativo y la colaboración permanente con la administración local, además de la contribución de los donantes”.

El misionero hernaniarra recuerda el “desolador” paisaje de principio de los años noventa, cuando llegó a Etiopía. Entonces, había tan solo un médico para atender a 300.000 personas, la electricidad era un invento que apenas había llegado a esta región, los servicios de agua eran mínimos, el asfalto en las calles de Wukro era inexistente, no había ni vehículos de motor ni una sola bicicleta y las casas no tenían ventanas y sus techos eran de uralita.

Pero lo peor, remata Olarán, era la “severa” malnutrición que sufría la población, sobre todo infantil: “Había niños que no podían ni sostener la cabeza, rechazaban la comida y no tenían ni fuerza para llorar, la situación era dramática”. Ayudó a atender a cientos de niños malnutridos y más de 1300 huérfanos cuyos familiares murieron por la guerra con Eritrea, el VIH y el hambre.

La sociedad del Primer Mundo es víctima de su propio desarrollo
Uno visita hoy Wukro y la transformación es total. Algunos proyectos de medio ambiente y reforestación implementados por Olarán en el Tigray han sido premiados y son referencia a nivel nacional en Etiopía. Asimismo, expertos en Desarrollo han calificado Wukro como un “oasis”. Sin embargo, como subraya el misionero vasco, todavía queda mucho por hacer, especialmente en las zonas rurales en las que las familias sobreviven del campo. No hay que olvidar que más del 85% de la población etíope vive en zonas rurales.

Precisamente, el objetivo de los proyectos de Olarán, en los que también participa la Fundación Etiopía Utopía, es conseguir que estas familias tengan tres cosechas al año. ¿Cómo? Almacenando el agua de la lluvia en embalses y pozo, construyendo canales e interviniendo en los torrentes.

De ahí que el religioso insista tanto en sus proyectos hidrológicos y de reforestación con el fin de no perder ni una gota de agua y llegar al objetivo último: la seguridad alimentaria. Tarea nada fácil, por lo que los problemas persisten. “Había y hay escasez de alimentos”, subraya. "Hemos pasado de las hambrunas de los años setenta, ochenta y noventa a lo que hoy en pleno siglo XXI llaman hambre crónico”. Dicho esto, sentencia: “la pobreza no se va a erradicar, porque simplemente no interesa. Medios hay para erradicarla, pero eso significa una distribución justa de la riqueza”. Esto se resume en dos palabras: justicia social, un concepto que para Abba Malaku tiene mayor prioridad que la caridad.

La crisis de “más y mejor” en el Primer Mundo
Ángel Olarán es de esas personas que pueden presumir de tener un discurso propio. Pertenece a una institución eclesiástica y sirve a la orden católica de los Misioneros de África (Padres Blancos), pero si tiene que señalar a los responsables de la pobreza, no duda en hacerlo. Tampoco pestañea al criticar actitudes o acciones reprochables de cualquier institución, incluida la Iglesia Católica, como “los lujos de algunos en las altas esferas”.

En cualquier caso, el religioso prefiere ser pragmático y centrarse en lo que más le preocupa. En este sentido, hace una llamada de atención general ante la “dramática” reducción de fondos para financiar los proyectos de cooperación al desarrollo.

En los 20 años que lleva trabajando en Wukro, Olarán y la Oficina de proyectos de St. Mary han puesto en marcha más de una veintena de proyectos con presupuestos dispares, desde 10.000 hasta 900.000 euros. Estos fondos han sido financiados por ONGs alemanas, suizas, españolas, vascas de distinto tamaño y tanto religiosas como no. Los proyectos han sido destinados a la educación. a los niños huérfanos. a la agricultura y al medio ambiente; a los grupos vulnerables, como las trabajadoras sexuales o las personas mayores y a la salud, con mejoras y puesta en marcha de unidades de tuberculosis y VIH en el hospital de Wukro.

Actualmente, los fondos se han reducido tanto que incluso la continuidad de algunos proyectos peligra. “Un proyecto de 50.000 euros hoy nos parece increíble”, sonríe el religioso, que es consciente de la crisis económica que atraviesa el Primer Mundo, pero aún así anima a seguir realizando donaciones, porque “lo que no se da, no llega nunca al que más lo necesita”.

Precisamente, tiene una visión muy particular de la crisis económica de "los [países] ricos", desencadenada, a su juicio, por un “sistema global” que es “criminal”. “La sociedad del Primer Mundo es víctima de su propio desarrollo” porque “le está llevando a un individualismo brutal” y de pérdida de valores. Olarán considera que en los países ricos se ha entrado en una espiral de consumismo y de necesidades superfluas, que ha hecho que los estilos de vida y valores se deterioren.

“En el Primer Mundo interesa vivir en la ignorancia” para no tener que renunciar a esas necesidades. “Pero la realidad es que el planeta no puede soportar el ritmo de vida actual de las sociedades avanzadas. Si el Primer Mundo sigue con la filosofía de más y mejor, la pobreza tiene que existir, porque no hay medios para todos, no hay materia prima para que todo el mundo tenga los coches que tiene Europa o para que haya la electricidad que hay en Estados Unidos, etc. Hemos llegado al punto de que hasta la materia prima se cotiza en bolsa. Para vivir todos al ritmo del Primer Mundo, harían falta tres planetas que produzcan toda la materia prima necesaria”, sentencia.

Olarán lo tiene claro. La solución a muchos problemas —de los países pobres— “viene de fuera”. “El comercio internacional siempre va a favor de quien hace las leyes y quien hace las leyes son los de arriba, cuando hay una relación bilateral para el desarrollo, siempre es a favor del Primer Mundo, éste siempre tiene que sacar algún beneficio”, critica.

Un ejemplo que pone el hernaniarra de la crueldad del sistema económico internacional y la globalización económica es el Congo: “Hay más de medio centenar de multinacionales en este país tratando de sacar tajada del cobalto y otros minerales, mientras que nosotros cambiamos de teléfono móvil —que es para lo que se utilizan esos minerales— como de chaqueta, ignorando que los niños congoleños mueren extrayendo este mineral. Un móvil es un ataúd para los congoleños”.

En este punto, el misionero vasco opina que pese a la miseria, en este escenario global de crisis, “lo’ bueno’ o ‘malo’ es que la gente de aquí [África] está acostumbrada a no tener, no tienen tantas ambiciones materiales, tienen un gran apoyo familiar, estructuras comunitarias de base fuerte y un mayor sentido de la solidaridad”. Algo que en el Primer Mundo se está perdiendo, lamenta, al tiempo que concluye que esto debería llevarnos a una reflexión.

Cooperación con mayúsculas
Entre pregunta y pregunta, Olarán acude a ayudar al personal de la oficina de St. Mary que le reclama para la firma de algún convenio con una ONG y el Ayuntamiento de Wukro. A sus 77 años, el religioso vasco se mantiene en forma y sin perder un atisbo de motivación para seguir trabajando en lo que ha sido y es su vida: la ayuda humanitaria, entendida como una vía para lograr justicia social y no quedarse en la mera caridad, aunque “ésta última —apunta— nunca hay que negar si se necesita”.

Ahora que se apela tanto a la necesidad de redefinir los enfoques de la cooperación al desarrollo, Ángel Olarán propone un enfoque basado en la cooperación con mayúsculas, es decir, que exista colaboración real entre las partes implicadas en los proyectos y participación de las poblaciones destinatarias de la ayuda. Esto es lo que explica precisamente el éxito de los proyectos de St. Mary y la gran transformación de Wukro. Todos los agentes de una comunidad deben estar implicados en el desarrollo de un proyecto para que realmente sea sentido como propio y, en consecuencia, “sostenible”, término que tanto se utiliza en los últimos tiempos y que podría termina desgastándose de tanto usarse.

Abba Malaku concluye la entrevista con una reflexión que resume lo que representa su persona y su forma de hacer: “Se dice que la Iglesia es la voz de los que no tienen voz, pero yo creo que los que no tienen voz, tendrían que ser la voz de la Iglesia. Pero hoy por hoy esa gente no tiene voz en la Iglesia. No se cuenta con ellos, ni se discute con ellos, no se programa con ellos. Son algo así como el objeto de nuestra caridad, y yo creo que tendrían que ser sujetos de desarrollo”, lo que se traduce simplemente en justicia social.
http://elpais.com/elpais/2015/09/04/planeta_futuro/1441370516_372313.html

Movimiento slow contra la inmediatez capitalista

José Luis Vicente Vicente
El Salmóm Contracorriente

La educación ambiental, la educación para la salud y la educación en la justicia social son vitales a la hora de concienciar sobre los beneficios de un consumo lento. En sus orígenes, el movimiento slow fue un fenómeno más bien contestatario frente a la “americanización” de la gastronomía europea. La tecnología y una planificación urbanística adecuada son unos aliados que pueden ser de gran utilidad para poder disfrutar de una vida lenta, que nos permita saborear cada segundo de nuestras vidas. En 1986 el periodista italiano Carlo Petrini vio como en la emblemática Plaza de España de Roma, repleta hasta ese momento de tiendas de productos locales se inauguraba la primera tienda de una cadena de comida rápida estadounidense. La comida rápida había llegado al corazón de Italia, un país que se caracteriza por su gastronomía particular y muy arraigada en la sociedad. En ese momento nace el movimiento slow en su variante de comida, el slow food.

En sus inicios este movimiento tenía el fin de impedir que la comida rápida acabara sustituyendo a la comida tradicional, y endémica en muchos casos, italiana. Conservar las comidas tradicionales no solo implica conservar una gastronomía, sino conservar también aquellas especies animales y vegetales de las que se nutre ésta. Hoy en día, por ejemplo, las especies ganaderas que no son rentables en este modelo se encuentran al borde de su desaparición. Un ejemplo es la raza sayaguesa de bovino, característica de la comarca de Sayago (Zamora). Gracias a nuevas iniciativas emprendedoras se ha conseguido frenar su desaparición, aunque todavía sigue estando en peligro de extinción.

Decía que al principio fue un movimiento más bien contestatario frente a la “americanización” de la gastronomía europea (entendiendo como americanización el consumo rápido y de productos de poca calidad propio de la cultura estadounidense), pero sin embargo a medida que pasó el tiempo, y especialmente en la última década, el movimiento se ha transmitido a otros ámbitos igualmente afectados por la invasión de lo rápido. Así, fueron las ciudades el segundo ámbito en sumarse a este movimiento, denominado cittaslow. Estas ciudades, normalmente con una población que no supera los 50.000 habitantes, se caracterizan por organizar su vida en torno a las plazas, que consideran como núcleos que funcionan como puntos de encuentro de la población. Sin embargo, no son plazas por las que transiten coches, ruidosas o contaminadas, son plazas peatonales, donde la gente pueda pasear y, si lo desea, observar productos y comprarlos, ya que en estas plazas suelen abundar las pequeñas tiendas de comercio local y de vez en cuando también se celebra algún mercado temporal con los productos típicos de la zona. En estas ciudades la planificación urbanística y las políticas ambientales son puntos clave, aumentando la calidad de vida de los ciudadanos. Por tanto, son ciudades que conservan lo tradicional pero mejorando los problemas aplicando la modernidad.

Uno de los últimos ámbitos en el que este movimiento ha conseguido una gran aceptación es el mundo de la moda. Acostumbrados al consumo rápido con prendas que prácticamente se desechan al final de cada temporada, nuevas marcas han surgido con el fin de promover un consumo de ropa alejado de la inmediatez y la alta variabilidad de las modas. Es el slow fashion. Estas marcas apuestan por prendas de autor, realizadas con tejidos de calidad, en muchos casos ecológicos, y fabricados de una forma socialmente justa.

Sin embargo, y a pesar de que en el caso de las ciudades lentas o en el sector de la moda sí existen agrupaciones de municipios, normalmente el movimiento slow se caracteriza por no estar regido por unas normas concretas, ni por la existencia de ningún tipo de certificación. Surgen de manera espontánea por iniciativas locales que pueden tener un mayor o menor alcance. Por ejemplo, en las ciudades de gran tamaño pueden quedar restringidas a ciertos barrios, o aparecer diseminadas por la ciudad. No obstante, no debemos verlo como movimientos aislados, sino tener en cuenta que parten de unas inquietudes comunes: el respeto al medio ambiente y a lo local, la justicia social y la eficiencia en el uso de recursos. También se evita todo lo relacionado con la producción en serie y se sustituye por la creatividad, la innovación y la adaptación a las características específicas del entorno.

Por desgracia, en ciertas ocasiones este movimiento (como está ocurriendo también en el caso de los productos ecológicos, que forman parte también de éste) está siendo adoptado por personas con un nivel adquisitivo medio o medio-alto y cuya consecuencia directa es la elevación de los precios, empezando a adquirir cierto carácter elitista. Esto, sin duda, no es nada bueno si lo que se desea es que prevalezca la cultura autóctona, tradicional, la ligada a la lentitud de la creatividad y la meticulosidad. Necesitamos que la filosofía se extienda a todas las capas sociales, que se democratice su acceso. Un ejemplo muy claro es la relación entre la obesidad y la renta de las familias en Estados Unidos. Ahí, se está viendo cómo la obesidad, especialmente la infantil, es mayor cuanto menor es el nivel de renta familiar. La explicación es muy sencilla, su bajo precio y facilidad de acceso. Mientras que en cada esquina de Estados Unidos hay un negocio de comida rápida, los barrios más deprimidos son auténticos desiertos de frutas y verduras, donde para encontrar algún producto de este tipo es necesario invertir tiempo de viaje y recursos económicos.

Sin embargo, hay alternativas que pueden contribuir a la extensión del movimiento slow a las capas sociales con menos recursos. Por un lado la educación ambiental, la educación para la salud y la educación en la justicia social son vitales a la hora de concienciar sobre los beneficios de un consumo lento. Por otro lado, esto no es posible sin una adecuada planificación urbanística. Necesitamos remodelar nuestras ciudades, creando espacios de encuentro donde poder intercambiar experiencias y fomentar las relaciones sociales, donde se restrinjan las grandes superficies comerciales en favor del pequeño comercio. Crear barrios dormitorio, calles sin pequeños comercios, sin espacios de reunión de la comunidad o sin parques a lo único a lo que conducen es al aislamiento y el egoísmo, porque uno de los pilares básicos de un consumo lento es la solidaridad con los productores, con el entorno natural y con las generaciones futuras.

Por otra parte, es complicado invertir tiempo en comprar en las tiendas, en la preparación de la comida cuando se trabaja todo el día y se tiene muy poco tiempo para disfrutar fuera del trabajo. Es por ello por lo que el movimiento slow debería aplicarse a todos los ámbitos de la vida, ya que si el trabajo te permite tener tiempo libre ello te facilitará hacer la compra, cocinar, dar un paseo… en definitiva, disfrutar de los pequeños momentos de la vida, aprovechándolos y evitando así esa sensación de vacío que produce el consumo rápido de “usar y tirar”. La tecnología y una planificación urbanística adecuada son unos aliados que pueden ser de gran utilidad para poder disfrutar de una vida lenta, que nos permita saborear cada segundo de nuestras vidas.

Quiero volver al inicio de este pequeño artículo, a la Plaza de España de Roma. Por razones de trabajo me encuentro viviendo temporalmente en Roma y es sorprendente ver cómo en esta plaza no hay negocios de consumo rápido, sino que ahora la Plaza está rodeada de tiendas de alto nivel como Valentino, Prada… No es un consumo rápido, pero tampoco es socialmente justo. Se trata de una perversión del consumo lento. Sin embargo, algo de esperanza albergo cuando caminando por las calles de Roma es tan complicado encontrar un local de una famosa conocida marca de coMida rápida que para que la encuentres fácilmente tiene carteles indicadores distribuidos por algunas de las principales calles de la ciudad. Es, sin duda, una pequeña victoria.
Fuente original: http://www.elsalmoncontracorriente.es/?Movimiento-slow-contra-la

martes, 8 de marzo de 2016

Diversos dirigentes del PSOE encabezados por José Antonio Pérez Tapias, excandidato a secretario general, han suscrito una carta abierta dirigida a Pedro Sánchez con el fin de instarle a lograr un pacto de izquierda.

Debemos lograr un pacto de izquierda
Estimado compañero Pedro:

Estamos de acuerdo en que el PSOE, tras las elecciones del pasado 20-D, pasa por un momento crucial. Sabemos que los resultados no fueron buenos para el partido, pero los 90 escaños conseguidos en el Congreso de los Diputados, que sitúan al Grupo Socialista como principal fuerza de izquierda en el Parlamento español, implican una posición que obliga a asumir con coherencia programática y coraje político lo que del PSOE esperan quienes han puesto en él su confianza.

En medio de la difícil situación de nuestra sociedad y de la estructura territorial del Estado español, de las decisiones que tomemos depende el futuro del socialismo democrático en nuestro país, y estamos convencidos que el futuro del país mismo. El PSOE, superando enfrentamientos estériles, tiene la responsabilidad de encauzar su acción hacia políticas transformadoras, de emancipación y solidaridad, contribuyendo desde su posición en la izquierda a articular su pluralidad y a reforzar sus potenciales de cambio. De no ser así, el PSOE podrá verse replegado sobre políticas alineadas con la derecha, sin ser capaz de ofrecer un proyecto de izquierda creíble, tanto para España como para Europa.

Tanto desde la Ejecutiva del partido, como desde su Comité Federal, se ha manifestado que el PSOE votará "no" a la investidura como presidente del Gobierno de cualquier candidato del Partido Popular. Reconociendo que el PP, con mayor número de escaños en el Congreso, tiene la obligación de intentar formar Gobierno, hay razones de peso para que el PSOE no apoye tal iniciativa, ni activamente con su voto, ni pasivamente mediante su abstención.

Como Secretario General del Partido, y refrendado por el Comité Federal, has manifestado tu voluntad de intentar un pacto para una mayoría parlamentaria que permita un gobierno de cambio, en caso de que no lo logre el candidato de la derecha. Un pacto de izquierdas es indispensable para las políticas de reconstrucción social que nuestro país necesita, desde la lucha contra el paro con nuevas políticas económicas hasta la defensa del Estado de bienestar, así como el logro de un renovado pacto constitucional, dada la crisis del Estado español.

Para los objetivos señalados están abiertas posibilidades de negociación con Podemos y otras fuerzas políticas que hay que aprovechar. Nos compromete a ello el defender los derechos civiles y sociales de ciudadanas y ciudadanos, la profundización en la democracia, la dignificación de la política erradicando la corrupción y la reforma del Estado de las autonomías para construir el Estado federal plurinacional que la realidad política de España exige. Es en el marco del debate sobre la ineludible reforma constitucional donde ha de plantearse el procedimiento adecuado, como puede ser una consulta legal a la ciudadanía, para el reconocimiento de la realidad nacional de Cataluña. Son tareas que las izquierdas deben acometer sin demora.

EL PSOE tiene la posibilidad de presentar, junto a otras fuerzas políticas, una alternativa a la derecha neoliberal y conservadora. Esa posibilidad hay que hacerla realidad, no resignándonos de antemano a unas elecciones anticipadas sin haberlo intentado. Los procesos internos de cara al próximo congreso ordinario del partido han de tener en cuenta, considerando lo que nuestros Estatutos señalan, la prioridad política de la búsqueda de ese pacto que aglutine aspiraciones de justicia social, igualdad y regeneración democrática, la cual tú, como secretario general y candidato a la presidencia del Gobierno, debes encabezar.

Saludos socialistas.

José A. Pérez Tapias, miembro del Comité Federal del PSOE
Andrés Perelló, miembro del Comité Federal del PSOE y de ES del PSPV-PSOE
Odón Elorza, diputado del PSE-PSOE
Esperança Esteve, ex-diputada del PSC
Manuel de la Rocha Rubí, ex-diputado del PSOE-M y miembro de Izquierda Socialista
Vicent Garcés, exeurodiputado, miembro de ES y del Comité Nacional del PSPV-PSOE
Maite Ibáñez, de la Coordinadora de ES y de la Ejecutiva de PSPV-PSOE de Valencia
Borja Suárez Corujo, militante del PSOE-M y miembro del colectivo Líneas Rojas

http://www.publico.es/politica/perez-tapias-y-otros-dirigentes.html

Plan B Europa: La lucha por los derechos laborales y sociales

Intervencion Mikel Noval en las Jornadas Plan B Europa

El capital ha pasado a la ofensiva a todos los niveles para acabar con todo lo que suponga el poder organizado de manera colectiva, lo que afecta, obviamente, al poder sindical. El sindicalismo tiene que hacer frente a esta realidad, ser una herramienta útil para confrontar con ese modelo, tanto en los centros de trabajo como en la calle. ELA ha optado por ser un instrumento de lucha para los trabajadores y trabajadoras precarias.

3 ejemplos de estos días:

-Kutxabank-
Hemos hecho campaña, con movilizaciones y manifestaciones, para defender un sistema financiero público vasco. Estuvimos en contra de la conversión de las Cajas en Banco, y estamos dificultando su privatización y salida a Bolsa. Hemos actuado como sindicato, y también siendo parte de una alianza entre organizaciones sindicales y sociales (en la que toman parte los colectivos antideshaucios, entre otros).

En el Banco no hemos aceptado un nuevo recorte de 380 empleos, vía prejubilaciones, y estamos llevando a cabo una campaña para conseguir que 170 eventuales, que trabajan en situación precaria y discriminatoria, dignifiquen sus condiciones de trabajo.

-Residencias de Bizkaia-
Un sector feminizado y precarizado. En 2013 se consiguió, vía movilizaciones y paros, un convenio que blindó la reforma laboral, es decir, garantizó su no aplicación. Fue un convenio para 3 años. Ahora la patronal quiere eliminar ese blindaje e imponer recortes salariales y aumento de la jornada y de la precariedad. ELA, con un 66% de representatividad, se ha levantado de la mesa esta misma semana y ya tentemos un calendario de movilizaciones.

-Laminaciones Arregi (Grupo Celsa Atlantic)-
Empresa que ha represaliado a sindicalistas. La empresa destruyó empleo castigando a quienes pertenecían a determinadas organizaciones sindicales. Los tribunales dieron la razón a nuestras demandas. La batalla ha durado cuatro años, en las que la empresa incumplía sistemáticamente las resoluciones. Pero gracias a la lucha de los trabajadores y trabajadoras y del apoyo social que se ha producido, se ha conseguido un acuerdo que recupera los derechos vulnerados. Sin duda, el compromiso del sindicato en esta batalla ha sido clave para conseguirlo.

Consideramos que la acción sindical tiene que enfocarse en gran medida hacia la lucha por los derechos de los colectivos más precarios. Para esa lucha el sindicalismo tiene que seguir desarrollando las formas tradicionales de organización (la organización de los trabajadores y trabajadoras en los centros de trabajo es más necesaria que nunca para dar respuesta a los ataques que estamos sufriendo). Otra cosa es que debe adaptar su organización a los cambios tan grandes que se están produciendo en el mundo del trabajo.

Además, cada día tratamos de buscar otras formas, otras dinámicas de actuación y de lucha. Vamos a señalar dos ejemplos de formas de actuación diferentes:

a) La campaña Jai egunetan jai (los domingos y festivos no se trabaja)
Vivimos una sociedad que potencia valores tan poco saludables como el consumo. Para ello una de las estrategias es la de extender los horarios comerciales. En el País Vasco llevamos años de dura pelea en la que hemos logrado que los comercios no abran los domingos y festivos. Las tiendas de más de 150 metros cuadrados no abren ninguno en todo el año. Somos una excepción en el Estado español, que disgusta a las grandes cadenas y a los políticos que legislan para sus intereses. Nos tachan de anacrónicos, de antiguos, de poco modernos o de ir contra el turismo. Cuando no de violentos.

La defensa de las condiciones de trabajo de este sector, también feminizado, y del derecho a conciliar su vida laboral, familiar y personal; la defensa de un modelo de comercio más pequeño y de cercanía; la defensa de un ocio basado en otros valores. Todo esto ha permitido crear una alianza sindical y social, con organizaciones de consumidores, con asociaciones de comerciantes, que defendemos seguir con cero aperturas en festivos. Sabemos que si aceptamos una nos van a llevar al modelo de Esperanza Aguirre: 365 días de apertura al año, salvo los bisiestos, con 366.

b) La resistencia y la propuesta en alianza entre organizaciones sindicales y sociales
Tenemos muy claro que la movilización social es el camino imprescindible para el cambio de las políticas. Para ello hay que confrontar con los poderes económicos, financieros y mediáticos. Quienes defienden el actual status quo no tienen ningún reparo en utilizar toda la artillería de la que disponen, que es mucha, para impedir cambios reales. Pueden aceptar pequeños cambios pero siempre que no cuestionen el fondo del reparto cada vez más injusto de la riqueza. Pero el cambio radical va a tener una oposición frontal, no pacífica.

Para conseguir ese cambio de las políticas ni siquiera es suficiente que el gobierno de turno lo quiera realizar. Los gobiernos del cambio son sometidos a presiones y chantajes tremendos. Es imprescindible la movilización y la presión social para que, desde fuera de las instituciones, desde la calle, la gente, el pueblo, lo exija.

La desmovilización social, delegar la acción en quienes pueden llegar o han llegado al gobierno, y confiar en que ya está todo hecho, es equivocado. Con desmovilización social ese cambio real no se va a producir.

Es imprescindible articular una alianza sindical y social que trabaje por el cambio radical de las políticas, y que sea independiente del poder económico y de los partidos políticos. Se requiere un movimiento social con capacidad de diagnóstico y acción propio. Y eso es algo aplicable en Euskal Herria o en toda Europa.

Trabajamos en la práctica en esa dirección.
6 huelgas generales.
-Mayo de 2009, para exigir un cambio de las políticas. Si no, decíamos, vendrían los recortes;
-junio de 2010, contra la reforma laboral de Zapatero;
-enero de 2011, contra la reforma de pensiones acordada por Zapatero, CCOO, UGT y CEOE (retraso de la edad de jubilación, recorte de las nuevas pensiones y poner las bases para la pérdida de poder adquisitivo generalizada de las pensiones);
-marzo de 2012, contra la reforma de Rajoy;
-septiembre de 2012, contra los recortes de de Rayoy;
-mayo de 2013, ante el anuncio de una nueva reforma de pensiones y por los Derechos laborales y sociales dignos.

Las últimas huelgas, junto a otro tipo de movilizaciones, las convocamos desde una Plataforma de organizaciones sindicales y sociales que compartimos unos elementos básicos: la necesidad de dar una alternativa radical al sistema (no valen parches); aceptación de trabajo conjunto entre organizaciones grandes y pequeñas. En la práctica esto supuso la configuración de un espacio con todos los sindicatos menos CCOO y UGT (la crítica al denominado diálogo social es otro elemento común) y la inmensa mayoría de los movimientos sociales que trabajan ámbitos diversos como el feminismo, la lucha contra la exclusión, etc.

Cuando convocamos la última huelga general decidimos poner en marcha un proceso participativo con el objetivo de poner en común nuestras alternativas al modelo económico y social dominante. Esto es lo que ha dado lugar a la Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria.

Una vez acordada dicha carta decidimos dar un paso más: la interpelación política. Y con ello vinieron las manifestaciones del 14 de marzo de 2015 demandando la aplicación de un Programa Social.

Por último, Alternatiben Herria, que tuvo lugar el 24 de octubre pasado en Bilbao. Al hilo del llamamiento Alternatiba “Cambiar el sistema, no el Clima”, se tomaron las calles de Bilbao para mostrar que existen ya alternativas reales, en aspectos diferentes como las finanzas éticas, la soberanía alimentaria, las energías renovables, etc. Fue una combinación de espacio formativo y participativo, celebrado en ambiente festivo.

Sin duda tenemos mucho que mejorar, mucha tarea por hacer. Dar respuesta a las necesidades de la clase trabajadora es un reto permanente. Pero tenemos la convicción de que la lucha y la confrontación son el camino, tanto en los centros de trabajo como en la calle. Nuevas y tradicionales formas de organización y de lucha. Este es el camino por el que transitamos en Euskal Herria, dando muestra de un sindicalismo que está vivo, muy vivo.

Como decía un antiguo miembro del sindicato: vivimos tiempos apasionantes. Es lo que nos toca y vamos a intentar hacer todo lo posible por estar a la altura de ese reto.

lunes, 7 de marzo de 2016

“A mi hijo lo ha matado la incultura científica”. Se reabre el caso de un joven que murió tras abandonar la quimioterapia por culpa de un curandero, según denuncia su padre

"Papá, me he equivocado". Una frase tan simple estremece cuando es Julián Rodríguez quien la pronuncia. Repite lo que le dijo Mario, su hijo de 21 años, poco antes de morir. Su error: abandonar el tratamiento médico de su leucemia para abrazar una pseudoterapia recomendada por un curandero que asegura ser capaz de curar el cáncer con vitaminas. El calvario de Mario duró seis terribles meses hasta que falleció en julio de 2014. Su padre aprieta con rabia los dientes al repetir: "Papá, me he equivocado".

"O te tiras por la ventana o peleas". Es tan duro lo que ha sufrido Julián que decidió luchar para que nadie más vuelva a pasar por lo que él ha pasado. Dos semanas después de que muriera Mario ya había declarado la guerra contra los curanderos que se aprovechan de las tragedias de la gente y su falta de conocimientos médicos: "Es tan doloroso saber que tuvo una oportunidad tan clara de salvarse... A mi hijo lo ha matado la incultura científica".

Su primera batalla es denunciar al curandero que apartó a Mario del tratamiento que podría haberle sanado. La Audiencia Provincial de Valencia le acaba de dar la razón y exige al juez —que inicialmente desestimó la denuncia— que reabra el caso para procesar al falso médico "como mínimo, por un delito de intrusismo". Las magistradas consideran que este pseudoterapeuta, que se presenta como experto en "medicina natural y ortomolecular", debe responder por fingir que es capaz de curar el cáncer con sus recomendaciones.

Según el médico que trataba a Mario —el de verdad—, no sólo le convenció para que se negara a un trasplante y a darse la quimio, sino que le prescribió un tratamiento que interfería en su recuperación con elementos contraproducentes, como hongos y alcohol. En su martirio, a Mario hubo que intervenirle en el intestino por una infección.

Pero Julián tiene muchas más batallas por delante: quiere ayudar a la gente —"no podemos saber de todo"— a evitar el error de su hijo: "Es necesario ofrecer información para contrarrestar los mensajes de estos estafadores". Para encauzar esa labor, ha creado la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP), desde la que pelea con ayuda de divulgadores, activistas y especialistas contra la difusión de mensajes contrarios a la ciencia médica que, como se ha visto, puede costar la salud y hasta la vida. Sus primeros objetivos: evitar que los charlatanes vendan sus servicios en espacios públicos o con el aval de instituciones académicas y ofrecer información contrastada sobre la verdad de las pseudoterapias.

El trabajo que tienen por delante es monumental. Para empezar, porque los charlatanes cuentan con importantes plataformas de difusión en la red y medios como Discoverysalud, que promociona sin tapujos estas pseudoterapias y que aparece mencionado en el escrito de la Audiencia, porque esta web promocionó el falso tratamiento contra el cáncer del curandero. Además, se presentaba como médico aunque no tenga el título: la Generalitat de Valencia retiró el cartel de su consulta después de la denuncia de Rodríguez.

Además, va a ser complicado romper la espiral de engaño y confusión porque en muchos casos el caballo de Troya está en casa. En el caso de Mario, fue su madre quien le llevó a la consulta del falso médico: el 7 de enero diagnosticaron su leucemia y el 9 de enero "ya tenía un saco de píldoras". Julián Rodríguez calcula que su hijo tomaba "religiosamente" unas 25 pastillas al día por encargo del denunciado. La madre del joven fallecido colocó un panel en casa con las pautas indicadas para seguir este inútil tratamiento, que les costó unos 4.000 euros, calcula el padre. Siempre en negro, sin facturas, a una familia sin apenas recursos que se veía obligada a convivir bajo el mismo techo incluso después de que padre y madre se hubieran separado.

Alrededor del 13% de los españoles, según un estudio del CIS, prefiere las medicinas alternativas, aquellas que están fuera del sistema sanitario por no haber probado su utilidad. Pero si no se combate su discurso, los crédulos y engañados podrían crecer. Era el caso de la madre de Mario, que sumó sus creencias al pavor que su hijo sentía por los efectos de la quimioterapia. El joven, sin embargo, no era para nada ajeno al método científico, ya que estudiaba Física en la universidad. "Mucha gente me pregunta cómo un estudiante de Física pudo tomar esa decisión", asegura su padre, "y yo les respondo: estudiante de Física y enfermo de cáncer. Nunca sabes cómo te va a afectar al coco algo así".

Hoy Julián reconoce, conteniendo las lágrimas, que se arrepiente de no haber peleado más contra la decisión de su hijo, aunque ya era mayor de edad, mientras modula la voz para enumerar situaciones sobrecogedoras que vivió junto a él en la habitación del hospital por culpa del curandero. Se exalta al relatar que los centros de pseudoterapias proliferan de forma imparable ante la "pasividad de las autoridades sanitarias", que "no protegen a la gente" en momentos tan delicados como los que tuvo que vivir. Y agarra con fuerza una foto de Mario mientras repite las palabras con las que le respondió aquel día, cuando ya sabía que iba a perderlo: "No te has equivocado, hijo, te han mareado".

"SI SE EQUIVOCÓ, SE EQUIVOCÓ ÉL"
El terapeuta acusado, José Ramón Llorente, se presenta como experto en "medicina natural y ortomolecular", que fue el cartel que le retiró la Consellería de Sanitat tras confirmar que no tiene titulación en Medicina. Además, es presidente de la Asociación Española de Nutrición Ortomolecular. La llamada terapia ortomolecular, que se basa en el uso de altas cantidades de vitaminas, es considerada una pseudomedicina por no existir evidencia científica de que funcione. Llorente asegura que el joven abandonó el tratamiento por miedo a la quimioterapia y que tomó la decisión antes de acudir a su consulta: "Si se equivocó, se equivocó él". Defiende que solo le prescribió un tratamiento para mejorar sus condiciones bioquímicas: "No curo enfermedades, capacitamos al organismo para potenciar su recuperación. Y si se cura del cáncer, perfecto". Sin embargo, se pueden encontrar vídeos en los que defiende que la vitamina C cura el cáncer y que la quimioterapia entorpece ese supuesto proceso. Llorente se defiende afirmando que se limitaba a divulgar esa idea y que, aunque se muestra convencido de que funciona, él no le propone ese tratamiento a la gente que acude a su oficina.

http://elpais.com/elpais/2016/02/24/ciencia/1456341289_969832.html

domingo, 6 de marzo de 2016

YO TE NOMBRO LIBERTAD

YO TE NOMBRO LIBERTAD
Canción basada en el poema "Yo te nombro" de Paul Eluard

Por el pájaro enjaulado,
por el pez en la pecera,
por mi amigo que está preso,
porque ha dicho lo que piensa.

Por la flores arrancadas,
por la hierba pisoteada,
por los árboles podados,
por los cuerpos torturados:

YO TE NOMBRO, LIBERTAD.

Por los dientes apretados,
por la rabia contenida,
por el nudo en la garganta,
por las bocas que no cantan.

Por el beso clandestino,
por el verso censurado,
por el joven exilado,
por los nombres prohibidos:

YO TE NOMBRO, LIBERTAD,

Te nombro en nombre de todos
por tu nombre verdadero.
Te nombro cuando oscurece,
cuando nadie me ve:
escribo tu nombre
en las paredes de mi ciudad.
Tu nombre verdadero,
Tu nombre y otros nombres
Que no nombro por temor.

Por la idea perseguida,
por los golpes recibidos,
por aquel que no resiste,
por aquellos que se esconden.

Por el miedo que te tienen,
por tus pasos que vigilan,
por la forma en que te atacan,
por los hijos que te matan:

YO TE NOMBRO, LIBERTAD.

Por las tierras invadidas,
por los pueblos conquistados,
por la gente sometida,
por los hombres explotados.


Por los muertos en la hoguera,
por el justo ajusticiado,
por el héroe asesinado,
por los fuegos apagados:

YO TE NOMBRO, LIBERTAD.

Te nombro en nombre de todos...

La primaria ensaya un futuro sin asignaturas ni exámenes

Estos centros buscan una educación que responda a las demandas sociales

Trabajan los contenidos de forma global, relacionando todas las materias

¿Se puede aprender sin esta fórmula? Cada vez más escuelas demuestran que sí y revolucionan la forma de dar clase

MAITE GUTIÉRREZ | Actualizado a 17/03/2015

Ni asignaturas, ni exámenes, ni notas. La santa trinidad de la educación tradicional salta por los aires en un número creciente de escuelas. Aún son minoría, pero estos centros ponen sobre el tapete la necesidad de dar la vuelta a un sistema que muchos consideran obsoleto.

Lo de eliminar horarios y exámenes, al menos parcialmente, es la parte más llamativa de estas iniciativas. En realidad, se trata de una pieza más dentro de un cambio profundo, sistémico, que intenta responder a una pregunta fundamental: ¿Cómo ha de ser la escuela del siglo XXI?

Del tema se habló ampliamente en Barcelona a principio de mes, durante la celebración del ITworldEdu, un certamen sobre innovación educativa ligada a la tecnología. Allí, Richard Gerver, profesor británico que asesora a varios gobiernos en materia de educación, hizo un llamamiento a derribar los muros de la escuela del siglo XIX, la que, según él, todavía predomina en cualquier país del mundo. Colegios en los que sigue sonando el timbre para que los niños cambien de materia o salgan al patio, "como en una fábrica". Es la educación de la sociedad industrial. "Pero ahora estamos en la sociedad del conocimiento, ¿o no era así?", planteaba Gerver.

Estas inquietudes están muy cerca, no sólo en boca de gurús internacionales y congresos. No hay más que pasarse por las jornadas de puertas abiertas de escuelas e institutos estos días. Se vio, por ejemplo, en las sesiones informativas de la escuela pública El Martinet de Ripollet (Vallès Occidental), el mes pasado. Muchos padres quedaron sorprendidos al descubrir que allí no existen horarios ni "la clase de matemáticas, la de lengua o la de inglés", sino que los contenidos se aprenden de forma transversal en torno a un centro de interés o proyecto -la Luna, la historia del tiempo, el número pi...-; que los alumnos no realizan exámenes al uso, sino que están sometidos a una evaluación continua, y que, por lo tanto, los padres tampoco reciben calificaciones numéricas de sus hijos, sino un informe sobre lo que el alumno ha aprendido y lo que no.

El caso más notorio de esta "nueva educación" estos días es el de las escuelas Jesuitas de Catalunya, un proyecto que ha captado la atención del sector educativo del país. Bajo el nombre de "Horizonte 2020", los ocho centros que integran la red se han embarcado en un cambio radical. Aparte de eliminar horarios y asignaturas, han modificado el espacio de la escuela, han unido grupos de alumnos y profesores, han creado una nueva etapa intermedia que unifica los cursos de 5º y 6º de primaria con los de 1º y 2º de ESO... Este curso tres centros realizan una prueba piloto y en cinco años, los 13.000 alumnos de estas escuelas trabajarán con la nueva metodología.

Una transformación parecida ha emprendido la Escola Pia. Los veinte colegios que integran el grupo, con 20.000 alumnos, han preparado durante cuatro años una metamorfosis educativa que iniciarán el curso que viene en tres escuelas. Poco a poco la extenderán a todos sus centros.

En la red pública, cada vez más escuelas de primaria trabajan de una forma similar, aunque en la secundaria resulta más difícil encontrar iniciativas de este tipo. Una excepción: la red de institutos innovadores que coordina el Institut de Ciències de l'Educació de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).

El Institut-Escola Les Vinyes (Castellbisbal) forma parte de esta red. En infantil y primaria todo el currículo se reparte entre "rincones, ambientes y proyectos". Los ambientes serían lo más parecido a una asignatura tradicional, explica Boris Mir, su jefe de estudios. Está el rincón de matemáticas, de lengua... donde los alumnos adquieren conocimientos básicos. Luego, los ambientes imitan situaciones de la vida real, y en los proyectos los estudiantes elaboran trabajos en grupo.

En la secundaria, cada profesor imparte dos asignaturas y se crean equipos docentes encargados de cada uno de los cursos. La enseñanza se organiza en ciclos de entre tres y cuatro semanas: las dos primeras los alumnos tienen clases "más tradicionales", y luego realizan un trabajo globalizado, donde las diferentes disciplinas se funden para dar respuesta a una pregunta o desafío. ¿Se puede medir la belleza? ¿Quiénes somos? ¿Estamos realmente en el año 2015? ¿Qué desigualdades perduran? Son cuestiones que los alumnos han trabajado, y aquí se integran las lenguas, las matemáticas, la tecnología o la historia. Redactan documentos, buscan información, se organizan para crear una exposición, una revista o una producción audiovisual que responda a estas preguntas. "Esta metodología también nos permite trabajar habilidades sociales, la organización, la colaboración, la creatividad, la empatía... capacidades que la sociedad actual reclama y que la escuela tradicional no potencia lo suficiente", afirma Mir.

En la escuela jesuita Infant Jesús, de Barcelona, la clase de 5.º de primaria se ha organizado en grupos para elaborar una línea del tiempo, de la prehistoria a nuestros días. Las tres profesoras que están con los 50 alumnos explican el nacimiento de la antigua Grecia y Roma y aportan recursos de internet, los alumnos buscan información en catalán, castellano e inglés; realizan una línea del tiempo a escala, sitúan en un mapa interactivo ciudades y hechos históricos... "Así es divertido trabajar. El año pasado, con las asignaturas normales, todo era más aburrido", asegura un grupo de alumnas.

"Uno de los objetivos de nuestro cambio es luchar contra el absentismo emocional, niños que vienen a la escuela por obligación, pero que no disfrutan del hecho de aprender", relata el director del Infant Jesús, Joan Blasco. "En la vida no tenemos problemas de matemáticas, lengua o geografía, sino problemas en general, así que es lógico que la escuela funcione de forma interdisciplinar, y potenciando habilidades y actitudes más allá de los conocimientos académicos", añade el director general de la Escola Pia, Joan Vila.

La Lomce va en el sentido contrario, con un currículo muy detallado de cada asignatura y poniendo el énfasis en las notas numéricas desde primaria. De todos modos, los profesores consultados consideran que las escuelas tienen margen de maniobra para seguir con sus proyectos pese a los currículos oficiales.

Eso sí, en los centros públicos reclaman más apoyo para llevar a cabo estas experiencias innovadoras, que en la red concertada suele ser más fácil de instaurar. "La innovación en las escuelas está tolerada, pero no apoyada", coinciden Boris Mir y Rosa Sardà, directora de Les Vinyes. Una de las principales dificultades que encuentran es la inestabilidad de la plantilla. "Sobre todo en la ESO; poder escoger el profesorado resulta fundamental para mantener estos proyectos", continúan.

El cambio en la escuela, defienden todos, se vuelve imperativo.

Las claves de este cambio
Ambientes, proyectos y producciones.
La clase magistral no se abandona del todo. Cuando es necesario, el profesor se sienta con los alumnos y les explica las multiplicaciones, ecuaciones o el complemento directo. Pero una parte importante del tiempo de clase se dedica a trabajar de forma transversal. Por ejemplo, si se toma como centro de interés la Luna, se pueden integrar contenidos de ciencia, historia, lengua y literatura y tecnología.
Los contenidos del currículo se integran igual, se aprenden, pero de otra manera. Otras capacidades. Además de conocimientos curriculares, estas escuelas defienden la necesidad de potenciar las habilidades sociales, el trabajo en equipo, la autonomía personal, la capacidad crítica y la creatividad.
Preparar al alumno para una sociedad cambiante, dotarlo de recursos intelectuales y personales para enfrentarse con éxito al futuro. Mucho rigor. Impartir clases magistrales es más sencillo para el profesor. "En cambio, introducir el currículo mediante proyectos o ambientes es más complicado, requiere de un esfuerzo mayor por parte del docente y de mucho rigor científico", advierte Carme Ruiz, directora del Institut de Ciències de l’Educació de la UAB.

Exámenes.
Cuando hace falta, se utiliza este método de evaluación, pero no se basa todo en ellos. Los profesores de estas escuelas también aplican una evaluación cualitativa, del progreso del alumno, de sus habilidades sociales y comunicativas, de su esfuerzo. Las cualificaciones se preparan en consecuencia con este método de evaluación. Innovar con un objetivo. Toda innovación ha de tener un objetivo claro y una finalidad, aclara Carme Ortoll, directora general de Educació Primària de Ensenyament. El departamento apoya los proyectos singulares de los centros, sigue Ortoll, siempre que se mejore la formación de los alumnos y que adquieran las competencias básicas. "Hemos de innovar a partir de evidencias, no de ocurrencias", dice Ortoll. Ensenyament apuesta por las competencias.

El País.
https://politica.elpais.com/politica/2015/03/27/actualidad/1427473093_128987.html

sábado, 5 de marzo de 2016

Vida de Galileo Galilei en el Valle Inclán de Madrid.


GALILEO:
Durante dos mil años la Humanidad creyó que el Sol y todos los astros del cielo daban vueltas a su alrededor. El Papa, los cardenales, los príncipes, los sabios, capitanes, mercaderes, pescaderas y escolares creían estar inmóviles en esa esfera de cristal. Pero ahora nosotros salimos para hacer un gran viaje. Porque los viejos tiempos han pasado y ahora es una nueva época. Desde hace cien años es como si la Humanidad esperase algo. Las ciudades son pequeñas, y también lo son las cabezas. Superstición y peste. Pero ahora se dice: que sean así las cosas no quiere decir que tengan que seguir siéndolo. Porque todo se mueve, amigo.

PRESENTACIÓN
Nadie puede ver mucho tiempo cómo dejo caer una piedra y digo que no cae, declara un optimista Galileo aunque, más adelante, constate, atónito, una cerrazón generalizada a admitir evidencias surgidas de la comprobación empírica. Mide mal el poder de las creencias. Y es que, como dijo Einstein (sobre cuya figura, por cierto, Brecht proyectó escribir también una pieza), resulta más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio. De la natural resistencia a aceptar hechos probados capaces de desestabilizar el orden establecido trata esta obra, así como del viejo afán humanista de asentar un saber en que se ensamblan Ciencia, Pensamiento, Artes y Política. El eco lejano de un sueño, al día de hoy.

En su primera versión, Brecht presenta a Galileo como un perspicaz estratega que logra escribir y difundir los Discorsi, aunque para ello, en un momento dado, deba abjurar públicamente de sus investigaciones. La conocida frase "pobre del país que necesita héroes" enuncia ese posibilismo. Sin embargo, años más tarde, el autor corrige la última escena haciendo que el propio Galileo (Brecht) declare abiertamente la gran infamia que ha supuesto su retractación: una imperdonable traición a la Humanidad. Entre una y otra ha caído la bomba atómica sobre dos ciudades japonesas. Brecht entiende ahora que la pureza de la investigación científica, su compulsiva especialización de funestas consecuencias, parte precisamente de ese pecado original de las ciencias modernas.

El tema, pues, de Vida de Galileo no es otro que el de la responsabilidad social de la Ciencia. El sabio renacentista, en principio, no concibe sus experimentos desvinculados de la idea de progreso social; sin embargo, el veto de las autoridades eclesiásticas le aboca a canalizar su creatividad a través de cauces más selectos y restringidos. Se convierte en un especialista.

También Brecht –el Galileo del teatro contemporáneo- pensó el arte como una herramienta para transformar el mundo llegando a formular innovadores planteamientos que desencadenaron un cambio copernicano (nunca mejor dicho) en nuestro modo de entender el hecho teatral. Tampoco pudo evitar el exilio ni la prohibición de sus obras. Finalmente, después de la guerra, gozó de una cómoda, aunque controlada, vida de investigador en su teatro de Berlín oriental. Y así como el científico paduano pasó sus últimos días retirado en una casa de campo florentina bajo la complaciente tutela de la Inquisición, uno puede imaginar al gran dramaturgo alemán custodiado por devotos feligreses de la nueva iglesia histórico-materialista, tratando de justificar las limitaciones del férreo sistema de la RDA como inevitables piedras en la senda hacia la emancipación final. (Este comentario, sobra, -o no sobra,- pues es el voluntario donativo que justifica su cargo de director de una obra en un teatro nacional, en tiempos del anticultural gobierno del PP)

Pero, en fin, lo que importa es que dos magnas obras -los Discorsi y Vida de Galileo- han prevalecido para dar un poco de claridad en nuestra noche, tan inexplicable aún.

ENTREVISTA CON ERNESTO CABALLERO
Bertolt Brecht escribió tres versiones de Vida de Galileo. ¿En cuál se te has fijado?

Efectivamente Brecht escribió tres versiones. Me he centrado en la última,en la que modificó en 1955, después del uso de la bomba atómica. Los cambios más sustanciales entre las tres obras están en las últimas escenas, en la retractación y cuál es el punto de vista del autor al respecto. Considero que Vida de Galileo es una obra que podría titularse perfectamente La retractación.

Brecht siempre quiso hacer una obra sobre Albert Einstein. Si bien en todas las versiones el autor planteó una reflexión sobre el progreso científico y el progreso social, es cierto que a partir del uso de las bombas atómicas se empezó a cuestionar su beneficio. Estudió la retractación en la última versión como un momento crucial cuando la ciencia se especializa y se desentiende de la vida de las personas y esto, según Brecht, puede conducir a una tecnificación que en determinadas manos y sin tener en cuenta el beneficio para la Humanidad puede acarrear consecuencias nefastas.

El tema de la obra se centra en la oposición de la Iglesia al progreso científico, pero hay algo más que esta contraposición que aparece de manera evidente, ¿no es así?

Efectivamente como bien dices, y Brecht así lo expresó claramente, mal iríamos si la representación se centrara solo en el papel de la Iglesia. La iglesia era el orden establecido en el plano político pero también en el social e intelectual. Lo que quiere plantear Brecht es el tema de la resistencia de toda una estructura establecida al cambio. Admitir ciertos principios que se dan por sentados, genera un proceso de desestabilización que puede poner patas arriba la estructura social. De lo que está hablando Brecht es de cómo siempre existen pioneros que terminan cuestionado principios inamovibles, en este caso científicos, y cómo hay una reacción natural de resistencia, de ponerse a la defensiva, para evitar la incertidumbre de reinventarse o reinventar la explicación del mundo. Eso cuestiona principios y relaciones de poder. Brecht habla de la ciencia y de muchas otras cosas, de la necesidad de no dar por inamovibles los principios por más inmutables que parezcan, incluso los de la ciencia. Como decía Einstein hay que cultivar la actitud de no dar nada por sentado, de que todo es provisional. Ese es el tema de la obra: la responsabilidad social del científico, y también de la resistencia a la verificación empírica de los fenómenos, de cómo las creencias pueden ser refractarias a la razón. El error de Galileo es pensar que a él no le va pasar como a Giordano Bruno que fue condenado a la hoguera por sostener idénticas premisas. Él piensa que no le va a pasar lo mismo porque ahora sus afirmaciones se pueden comprobar. Su error, su venda, -su hamartya- es pensar que las pruebas irrefutables pueden vencer un sistema de creencias. Esto es muy de ahora y lo he querido resaltar. Las opiniones se pueden cambiar, pero es mucho más difícil cambiar las creencias. Las creencias no se abandonan así como así por muchas pruebas que haya. Hay toda una superestructura diseñada para justificarse que se auto justifica y que fabrica sus razones. Tiene un argumentario frente a la realidad, y la realidad que no se ajusta a sus postulados cuenta poco. Este es el choque que he querido potenciar porque me parece que está muy vigente.

Has comentado en varias ocasiones que deseas crear un cierto distanciamiento, muy característico por otra parte del teatro épico de Brecht. ¿Cómo vas a hacerlo?

Creo que el distanciamiento ya está incorporado en todo el teatro. En lo teatral Brecht es el Galileo del siglo XX.

En el teatro contemporáneo el distanciamiento se puede potenciar más o menos y es cierto que yo lo potencio mucho. Trato de privilegiar el relato y para eso me gusta que esté muy presente el actor, que establezca una relación en presente, en el aquí y ahora, con el espectador. Este es uno de los muchos enunciados que hace Brecht con respecto al teatro épico: privilegiar la historia.

Otra premisa del teatro épico es analizar cómo pasan las cosas que previamente se anuncian más que crear suspense sobre lo qué va a pasar. Eso a mí también me interesa y creo que en el caso de esta obra es muy evidente este recurso. La historia de la vida de Galileo es conocida, sabemos lo que pasa con él, no hay intriga. Lo interesante es indagar las razones de los actos de los personajes (o de sus omisiones).

Con todo, no nos hemos preocupado mucho en cómo aplicar el distanciamiento porque creo que ya está instalado en todo el teatro. Sí nos hemos ocupado en ponernos en el lugar del espectador, el espectador de hoy en día. Eso, entiendo, sí es brechtiano; la actualización bien entendida ¿en qué lugar nos colocamos hoy para entender esta historia? Es desde luego un lugar que no es el mismo que en los años 40 o en los 60. Probablemente el espectador de hoy ya no reclame tanto el elemento didáctico- discursivo como que busque explorar otras zonas que tienen que ver con cómo gestionamos en la sociedad nuestras convicciones. Eso a mí me ha parecido de sumo interés. Todos tenemos que poner en el fiel de la balanza nuestro grado de heroísmo, a qué estamos dispuestos a renunciar, si somos posibilistas o no, si merece la pena colaborar en una estructura que sostiene la mentira para que florezca la verdad.

Vida de Galileo se nos presenta como un tablero de ajedrez. Brecht es un gran dramaturgo al que no le interesa tanto crear los personajes de carne y hueso como resaltar sus representaciones arquetípicas. En el teatro del mundo todos tenemos que movernos y estamos condicionados. Galileo, si tiene algo heroico, es la decisión de romper y abandonar ese papel de hombre reconocido, disputado por las grandes cortes italianas que le tienen como científico cualificado. Galileo está contaminado por la fruta el árbol de conocimiento y su afán de saber le hace desentenderse de su actividad más práctica y utilitarista. Eso le reprochan, quizá con buen tino, los que le sufragan sus investigaciones. Por qué no hace uso de sus conocimientos para cosas útiles. Este es otro de los temas que se plantean en la obra. Hay un elemento contradictorio que a Brecht le gusta poner en relieve. Las grandes obras de Brecht se problematizan. Madre coraje, una obra antibelicista, plantea un personaje que necesita la guerra para vivir. Estas contradicciones hacen que las obras de Bertolt Brecht sean complejas y, por tanto, reales.

En el texto escrito casi todas las escenas comienzan con un pequeño verso. ¿Se dirá en escena o son más bien acotaciones que el espectador no oirá?

Sí, son canciones. Forman parte de la música de la obra y del recurso dramático de Brecht. Anuncian lo que va a pasar. En el original, Hanns Eisler las compuso para coros infantiles y en nuestra versión las ejecuta el actor y cantante Alberto Frías.

Hablando de la puesta en escena te has decidido usar un escenario redondo en vez de la disposición frontal habitual. ¿Puedes hablarnos de ello?

Estamos más acostumbrados a trabajar a la italiana. Esta disposición plantea diferentes requerimientos. El trabajo de los actores se modifica. A mí me parecía muy coherente con la idea galileana de cambiar una perspectiva. En este caso es literal; cambiamos la perspectiva del escenario. El espectador está en todos lados. La Tierra ya no está en un punto fijo. Me parecía que guardaba coherencia también con las tesis brechtianas; la fuerza metafórica del círculo. Quería además asemejar el escenario a un espacio para la investigación, que el espectador estuviera asistiendo a un proceso de investigación científica. Prefería también evitar la tentación que puede darse en el espacio a la italiana de monumentalismo, de grandeza. En definitiva, la decisión de trabajar en un espacio escénico no convencional obedece a diversas razones.

Ernesto Caballero

viernes, 4 de marzo de 2016

Isabelle Huppert: “El cine no merece la pena sin transgresión”. Musa de Claude Chabrol y Michael Haneke, la actriz francesa es desde hace décadas una de las voces más rotundas de la interpretación europea.


El encuentro tiene lugar en el Luxemburgo más profundo, en una pequeña ciudad de pasado industrial situada en medio de frondosos valles de un verde amarillento. Isabelle Huppert se encuentra en el interior de una fábrica abandonada junto a las vías del tren, que sirve de escenario a la película que está rodando, Souvenirs. En ella interpreta a una cantante que, en un tiempo ya lejano, representó a su país en Eurovisión. La actriz recibe al visitante en un pequeño camerino, recostada en un sofá sobre el que ha colocado la bandeja del almuerzo, que terminará quedándose frío, además de sus lecturas del momento: un par de guiones de título ilegible y la última novela de Laurent Binet.

Su fama de mujer arisca e incluso intratable, propagada con ecos ligeramente misóginos, resulta injusta al descubrir a una mujer perfectamente educada y, a ratos, incluso generosa. Huppert sí mantiene, pese a todo, su apego por una marcada distancia prudencial respecto a su interlocutor – comprensible, después de todo, frente a un desconocido–, como si se protegiera detrás de un perímetro de seguridad invisible. Tal vez por eso la han tildado ad nauseam de reservada, sigilosa y gélida, resguardada por un código secreto tan difícil de descifrar como esas cajas fuertes que vendía su padre en la periferia burguesa de París.

Tras 40 años de carrera, Huppert se ha convertido en una de las grandes actrices del continente europeo, delineando una carrera que la ha vinculado a los mejores cineastas del planeta –como Claude Chabrol, Michael Cimino, Jean-Luc Godard, Bertrand Tavernier, Benoît Jacquot, Marco Ferreri, Michael Haneke, Claire Denis o Hong Sang-soo–, a lo largo de la que ha interpretado variantes de un mismo personaje con el que comparte un rostro pálido y pecoso, en el que se mezclan la dureza y la fragilidad, la melancolía y la perplejidad.

Erigida en ejemplo de rigor interpretativo y modernidad perdurable, la actriz inicia ahora el que podría ser su mejor año, aunque el tópico le haga arrugar el rictus. Tras protagonizar una renovada versión de La religiosa, que ya llevó al cine el fallecido Jacques Rivette, tiene a punto de estreno El amor es más fuerte que las bombas, del noruego Joachim Trier, nuevo adalid del cine de autor europeo, donde interpreta a una fotógrafa de guerra. Acaba de presentar L’avenir en la Berlinale, a las órdenes de la joven cineasta Mia Hansen-Løve, y tiene un papel estelar en Elle, lo nuevo de Paul Verhoeven, que podría estrenarse en el Festival de Cannes. A mediados de marzo regresará al teatro para convertirse en Fedra en el Odéon parisiense, con el director polaco Krzysztof Warlikowski. Y, tras reunirse con Gérard Depardieu en Madame Hyde, protagonizará la nueva película de su adorado Haneke, Happy end, con la crisis de los refugiados como telón de fondo.

Cuando le preguntan en qué se parecen sus personajes, suele responder: “Me tienen en común a mí”. ¿Lo que está diciendo es que interpreta a pequeñas variaciones de sí misma? ¿Cómo que pequeñas? Espero que sean grandes… [sonríe]. Siempre he tenido una convicción: no interpreto a personajes, sino a personas. Y resulta evidente que todos tienen mi cara, con todo lo que eso implica. Interpretar no puede consistir en imitar o en someterse a una transformación física. Para mí, interpretar significa encarnar.

¿Le molesta que el público la confunda con sus personajes, que la tomen por esas mujeres ariscas y desequilibradas de sus películas? Me parece inevitable que sea así. No me molesta, porque la gente que me conoce bien sabe que no soy como ellas. Siempre digo que es como vivir en dos mundos distintos, aunque no me resulte esquizofrénico. Le concederé que tiendo a subestimar hasta qué punto esa confusión condiciona mis relaciones con los demás. Cada vez que conozco a alguien, me toma por una persona que no soy. Mi relación con los demás se fundamenta en esa incomprensión. Pero le confieso que, en el fondo, no me resulta desagradable del todo. Es algo que crea una pantalla, una especie de protección.

La acabamos de ver interpretando a una monja en La religiosa. Es sorprendente descubrirla con el hábito… A mí también me pareció curioso. El hábito hace que solo se vea tu cara, como si el resto de tu cuerpo no existiera. Cuando me observé por primera vez, solo veía mi boca y mis ojos. Puedo decir que me impresionó mucho más lo estético que lo espiritual… [sonríe]. Pero también diría que para el mismo Diderot, que escribió la obra en la que se basa la película, la espiritualidad de ese personaje no era demasiado importante. Lo era menos, en todo caso, que su anhelo por los placeres carnales…

Es el tipo de papel que las actrices de cierta categoría prefieren rechazar. Interpreta a una madre superiora que se mete en la cama de una menor. Y, por si fuera poco, se trata de un secundario que no llega hasta el final de la película… No tuve la sensación de meterme en un terreno especialmente resbaladizo. La novela fue publicada en 1756 y, si estuvo prohibida durante tanto tiempo, como lo estaría después la película de Rivette, es solo porque el autor presenta esa situación con una normalidad sorprendente. Mi personaje ordena a esa novicia que la bese en la boca, pero lo hace con el mismo tono que si le dijera: “¿Te apetece un helado de vainilla?”. No es una depredadora, sino alguien que no sabe controlar sus pulsiones y sentimientos, y eso es lo que la debilita. Eso es lo que más me interesó.

A su entender, ¿los sentimientos nos debilitan? No, los sentimientos nos hacen humanos. No tengo nada en contra de los sentimientos, pero sí del sentimentalismo. En general, me gusta que las cosas sean un poco más contundentes, un poco más radicales…

¿No está tomando el cine actual la dirección contraria? En Hollywood, por lo menos, se detecta una voluntad de regresar a esa era del entretenimiento, a las franquicias de superhéroes y la evasión pura… Es verdad, puede que estemos dando marcha atrás. Y no solo en Hollywood, sino también en el cine francés. Hoy todo tiende a la ligereza generalizada, a esa obsesión por seducir a un público masivo. Yo apuesto porque sigamos agitando un poco las cosas y hagamos reflexionar más a ese público.

¿Qué responde a quienes dicen que la cultura francesa ya no cuenta en el mundo? Es innegable que Francia ya no es hegemónica, pero en mi país existe una idea de la cultura distinta de la que reina en la mayoría de lugares. En Francia, el cine es considerado un bien público, una noción que me parece más frágil en países vecinos como Alemania o Italia. El caso español lo conozco menos...

http://elpais.com/elpais/2016/02/24/eps/1456315893_753906.html?rel=lom

jueves, 3 de marzo de 2016

Elecciones en EE.UU. El socialismo norteamericano de Bernie Sanders

Vecinos en conflicto/Viento Sur

Nací en Carolina del Norte, aunque mis padres son de Vermont. Crecí haciendo largos viajes de verano por la costa este para visitar a nuestra familia en Burlington, la ciudad más grande del estado con tan solo 40 000 habitantes. Fue en uno de esos viajes, en algún momento de los noventas, cuando escuché por primera vez acerca de Bernie Sanders y su versión tan particularmente norteamericana del socialismo democrático.

Vermont es un pequeño y extraño lugar. Es el número 49 de cincuenta estados, tiene solo 626 000 habitantes y la mayoría de ellos vive en pequeños pueblos agrícolas que salpican las Green Mountains en toda su extensión. La población de Vermont se jacta de su autosuficiencia marcada por un perfil tozudamente independiente y ocasionalmente revolucionario. El Estado fue fundado por una milicia separatista durante la Guerra Revolucionaria. Luego sería el primer Estado en abolir la esclavitud y jugaría un papel crucial en el llamado Underground Railroad (ferrocarril subterráneo), que ayudó a ocultarse a esclavos fugitivos en su terreno sinuoso y los escoltó a través de la frontera norte con Canadá. Durante mi infancia, escuchaba estas historias como pruebas de que la población de Vermont es gente comprometida que no se toman a bien las injusticias o el doble discurso político.

En 1980, Bernie Sanders (nacido en Brooklyn) entró en el escenario político por la izquierda como candidato independiente a la alcaldía de Burlington, describiéndose a sí mismo como socialdemócrata. Derrotó por 10 votos al candidato oficialista que se presentaba a su quinta reelección, y luego fue reelegido 3 veces. Durante su período como alcalde, Bernie fue ampliamente reconocido como un izquierdista sin pelos en la lengua, pero también como un administrador eficiente. Fue él quien abrió la primera comisión de la mujer en la ciudad, apoyó el desarrollo de cooperativas de trabajadores e inició uno de los primeros y más exitosos experimentos de viviendas comunales financiadas por el Estado. Esta última medida aseguró garantizar viviendas accesibles para sectores de ingresos bajos y medios, y frenó el proceso de gentrificación en medio de un proyecto para revitalizar la zona rivereña, que de lo contrario habría transformado el centro de la ciudad. Bernie el izquierdista, invitó a Noam Chomsky a hablar en la casa de gobierno y viajó a Nicaragua para conocer a Daniel Ortega y hermanar una ciudad sandinista. Bernie el administrador, mantuvo equilibrado el presupuesto de la ciudad y fue parte de la transformación de Burlington en una de las ciudades más lindas y habitables de Estados Unidos.

En 1990, Bernie se presentó como candidato para la cámara de representantes de Estados Unidos y se convirtió en su primer miembro independiente en cuarenta años. Rápidamente fundó el Congressional Progressive Caucus, que hasta el presente es uno de los pocos baluartes de izquierda en el Capitolio. Criticó a políticos de ambos partidos por subordinarse a la lógica corrupta de Washington. Se reveló como un político serio, con un mensaje directo y franco, y alarmado por las crisis que enfrenta nuestro país. Si bien a veces sus modales pueden parecer hoscos y sus aptitudes sociales escasas, nunca hubo dudas acerca de su devoción por el trabajo. Bernie pudo emerger como una voz calificada a nivel nacional en temas que van desde la desigualdad en los ingresos a la cobertura médica universal, la reforma de la campaña financiera y los derechos LGBT. También fue uno de los primeros críticos prominentes de la guerra de Irak y los programas de vigilancia interna como la Ley Patriota (Patriot Act).

Básicamente, Bernie mantuvo el camino que él mismo se había propuesto desde el principio, el del un progresista imperturbable que basa su trabajo en una independencia sólida y la obstinación para que se hagan las cosas. De nuevo en Vermont, donde desde 2006 ha sido senador, Bernie continuó incrementando su popularidad y ganó con el 71 % de los votos en su elección más reciente, consiguiendo la mayor tasa de aprobación de todos los políticos de Estados Unidos. Su reconocido rechazo a las campañas de desprestigio, así como su compromiso en encontrar terrenos comunes con figuras políticas de otros bandos, solo han fortalecido su reputación. Precisamente, su mayor logro y el secreto de su éxito, ha sido construir un nuevo consenso político en el estado de Vermont. Por supuesto, él interpela a los liberales más acérrimos pero saca su fortaleza real de familias trabajadoras blancas de las pequeñas ciudades, no tan conocidas (al menos en las décadas recientes) por sus inclinaciones socialdemócratas.

Mi familia es una familia de peluqueros, a los que se suman un par de enfermeras y electricistas. Somos una familia de cazadores y fanáticos de Katy Perry. Somos una familia a la que la cultura política contemporánea le ha hecho creer que su voz no cuenta. Y puedo decir, con total honestidad, que Bernie Sanders ha hecho pensar distinto a mi familia. De cara a las próximas elecciones primarias, casi todos ellos – propensos a votar a los republicanos en cualquier otra elección – darán su voto a Bernie Sanders. Cuando estoy en Vermont no solemos hablar de política pero cuando lo hacemos hablamos de Bernie. Puedo escuchar a mi tía decir “Quizás no estoy de acuerdo con todo lo que él dice o hace, pero se que él sabe lo que dice y cree en lo que hace. Se que él nunca nos entregaría y que siempre nos dirá las cosas de frente”.

El éxito del senador Bernie Sanders, en una campaña engañosamente quijotesca para convertirse en el 45 presidente de Estados Unidos, ha despertado extrañas animosidades en la opinión pública. Bernie atrajo multitudes mucho más grandes y generó más entusiasmo que cualquier otro candidato de los dos partidos. Durante 2015 su campaña recibió 73 millones de dólares de más de un millón de individuos y un récord de 2,5 millones de contribuciones en total. Está recibiendo una gran cobertura mediática en las portadas de los medios más importantes de Estados Unidos y es el tema central en numerosos tweets, mms y conversaciones de internet en general. Tan solo 6 meses antes, su principal contendiente, la todavía favorita Hillary Clinton -ex secretaria de Estado, senadora, primera dama y niña mimada del establishment demócrata- se situaba como la candidata más imparable para toda una generación. Al escribir estas líneas, a mediados de enero, ella se aferra a una ventaja de 7 puntos a nivel nacional y está igualada en las elecciones de dos estados en las primarias, estados que históricamente han sido la referencia para el resto del país (Iowa y New Hampshire). Lo que es más increíble aún, es que Bernie Sanders está haciendo todo esto sin dinero de corporaciones y sin recibir el apoyo del establishment, proclamando las virtudes del socialismo democrático y diciéndole a quien quiera escucharlo que este país necesita una revolución política.

Después de décadas trabajando en política, no debería ser ninguna sorpresa que el programa para la campaña de Bernie sea amplia y detallada, meticulosa se podría decir. Quizás meticulosa pero no confusa: no ha dejado lugar a dudas de que su mayor preocupación es la desigualdad que define cada vez más a la economía estadounidense. Propone subir el salario mínimo de 7,25 a 15 dólares hacia 2020. Promete crear millones de puestos de trabajo a través de programas federales de infraestructura y programas para la juventud. Dice que va a expandir la seguridad social, proporcionando educación gratis en todas las universidades públicas y extendiendo la cobertura de salud a toda la gente a través de un sistema de pago único. Su plan para financiar estos programas es simple: subir impuestos a los ricos y a las grandes corporaciones, y cobrar impuestos a la especulación financiera.

En sus historias, Bernie cuenta cómo Estados Unidos se convirtió en uno de los países con mayor desigualdad en el mundo, y pone especial énfasis en la responsabilidad de las instituciones financieras en la crisis del 2007-08. Lamenta que ni un solo ejecutivo haya sido encarcelado por su papel en estos episodios, y muestra el contraste existente con un sistema de justicia que ha encarcelado a millones de personas de bajos recursos por delitos menores. Propone la implementación de una versión siglo XXI de la Ley Glass-Steagall, la que impidió que los bancos comerciales participaran con bancos de inversión a partir de 1933 y que luego fue derogada bajo la mirada aprobatoria del presidente Bill Clinton en 1999. Recientemente anunció que, de ser elegido, en su primer año disolvería todas las instituciones financieras que alguna vez fueran consideradas “demasiado grandes para caer”.

Sin embargo, su ardiente y popular versión económica no explica por qué millones de personas han llegado al “Feel the Bern”, el viral hashtag (#feelthebern hashtagTwitter) que se ha convertido en un eslogan para la campaña. En realidad, podría decirse que le está hablando a un momento más amplio de la historia de nuestro país. Las deudas personales y la desigualdad económica están en niveles récord, y la generación que hoy en día es mayor de edad ha sido criada en medio de la guerra de Irak y la Gran Recesión. Esta generación creció entre resabios del sueño americano aunque su realidad fue la de una movilidad descendente para la mayoría, mientras solo ascendían una pequeña élite y unos pocos afortunados. En este contexto, Bernie denuncia que el sistema no solo está roto sino que está diseñado para perpetuar el control por parte de una pequeña élite políticamente arraigada con intereses capitalistas, y es eso lo que ha prendido fuego en su campaña de forma tan llamativa. Además de sus propuestas económicas, la otra pieza fundamental de la campaña de Bernie es su llamamiento a expulsar a las grandes corporaciones y a su dinero de la política. Bernie defiende a viva voz una reforma integral de la financiación de las campañas, incluyendo la derogación de la decisión de la Corte Suprema sobre el caso Citizens United y la abolición de los super PACs/1, que en conjunto han permitido que el dinero corporativo ejerza cada vez mayor control sobre el proceso electoral. Bernie nos recuerda que él es el único candidato sin un super PAC y que su campaña está alejada de las corporaciones, financiada en gran parte por pequeñas donaciones y contribuciones un poco más grandes de sindicatos. La campaña de Hillary, en cambio, está sustentada en su mayor parte por ricos y corporaciones; seis de sus diez principales contribuyentes son bancos.

Bernie cree que las corporaciones han tomado el control de la democracia norteamericana, y es aquí en donde retoma su idea de la revolución política. En cada discurso llama la atención sobre esto y siempre es inequívoco: ni él ni ningún otro político puede hacer los cambios necesarios solo. La idea de revolución política de Bernie comienza con el pueblo estadounidense saliendo a votar masivamente, recuperando nuestra democracia, y exige reformas que aumenten nuestro control sobre la economía nacional y el proceso político.

No sorprende que los poderosos no estén contentos con Bernie y la mayor ofensiva la haya tomado el establishment demócrata (lo que también, por desgracia, es lógico). Su candidata, Hillary Clinton, ha recibido hasta ahora 455 avales de los gobernadores y representantes en el Congreso, mientras que solo 3 han sido para Bernie Sanders; ella ha sido respaldada por 18 sindicatos que representan a 12 millones de trabajadores frente a 3 sindicatos que acompañan a Bernie, que a su vez representan a 1 millón de trabajadores. Entre los llamados superdelegados -una desagradable particularidad del sistema electoral de Estados Unidos, quienes en conjunto constituyen cerca de un tercio de los votos del partido, y no tienen la obligación democrática de honrar las decisiones de sus votantes- las preferencias por Hillary tienen una ventaja de 45 a 1. El Comité Nacional Demócrata, por su parte, ha tratado de limitar las oportunidades de debate (y audiencia) en un esfuerzo para proteger la ventaja de Clinton, llegando incluso a eliminar la campaña de Bernie Sanders de su base de datos en un desmesurado castigo por una ofensa menor (y disputada). Mientras tanto, los charlatanes del establishment han disparado contra Bernie diciendo que es incapaz de ganar una elección general, a pesar de las numerosas pruebas en contra de esa idea.

Los partidarios de Hillary con las mejores intenciones dirían “Ella tienen más opciones de ganarle a cualquier loco peligroso que surja en esta especie de lucha libre que son las primarias republicanas”. Dirían también que ella tendrá más posibilidades de hacer las cosas que propone una vez en el gobierno. La política es desagradable y el Partido Republicano se ha redefinido tanto por su obstruccionismo tanto como su fanatismo. Hillary podrá no ser pura, pero es la persona del partido demócrata capaz de forzar al menos un par de reformas positivas en nuestro gobierno disfuncional. Los partidarios de Hillary también dirían que ya es hora de que elijamos una presidenta mujer, después de más de dos siglos ininterrumpidos de gobierno de varones.

Yo respondería que Clinton representa hasta tal punto lo que es disfuncional en nuestro sistema político actual, que es difícil que pueda hacer algo al respecto. Ella está tan estrechamente ligada a Wall Street como cualquier político de ambos partidos. Votó a favor de la guerra de Irak y se mantiene fiel al ala bélica del Partido Demócrata, una sección ampliamente desacreditada del intervencionismo liberal. Clinton está muy volcada a su objetivo de ganar poder, mientras que Sanders ha mantenido valores consistentes durante más de treinta años en cargos de elección popular. Sin duda, el simbolismo de la elección de una presidente mujer es importante, un acontecimiento potencialmente histórico que rivalizaría con la elección de Barack Obama como el primer presidente afroamericano de nuestro país hace ocho años. Sin embargo, también hemos visto las limitaciones del simbolismo en la política durante la administración del presidente Obama, con el ingreso medio y la riqueza de afroamericanos en declive, mientras que la disminución de las tasas de encarcelamiento continúan a un ritmo aparentemente inexorable, a la vez que la deportación de los inmigrantes latinos ha alcanzado niveles récord. Por otra parte, el valor de este simbolismo se puede ver compensado por la alternativa de elegir un presidente con un plan y un mandato que cambie la forma de funcionar de Washington y de nuestro país en general.

Como era esperable en lo que llamaré, en un sentido amplio, “la izquierda“, los debates sobre estas elecciones se han vuelto bastante desagradables en los últimos meses. La insistencia de Bernie en no utilizar técnicas negativas de campaña – y Hillary en un lugar confortable como ganadora- mantuvieron las cosas en buenos términos. Pero a medida que la campaña se fue calentando y la ventaja se redujo, legiones de seguidores de Hillary han salido a los medios de comunicación a descalificar a los partidarios de Bernie como sexistas. Los seguidores de Bernie, por su parte, fueron sarcásticos y en ocasiones políticamente incorrectos – aunque generalmente correctos al juzgar sus posiciones y logros – y respondieron que Bernie apoyó políticas y medidas que son mucho más progresista para la igualdad de las mujeres que las que Hillary propone (al menos, más allá de los escalafones más altos de las profesionales). Estas discusiones, si bien tienen el potencial para dar lugar a un debate necesario sobre las diferencias entre el feminismo liberador y el feminismo corporativo, en general han sido lideradas por fanáticos y no han progresado (al menos por ahora) mucho más allá de insultos superficiales al estilo Twitter.

Más a la izquierda, los sospechosos de siempre, han salido de la nada para acusar a Bernie de no ser el portador de la verdadera revolución. Le acusan de un sinnúmero de desviaciones estilo “pecado original” relacionadas con su falta de alineamiento pleno con alguna estructura particular (y esotérica) de pensamiento político. Algunos dicen que él está actuando como un “perro pastor“ para el Partido Demócrata, atrayendo jóvenes descontentos a su seno -no les importa que él haya sido independiente la mayor parte de su carrera y que ahora se convirtió en el enemigo público Nº 1 del establishment demócrata-. Otros, nunca le perdonarán ser un socialdemócrata cuando él se ha etiquetado tan claramente a sí mismo como un socialista democrático. Y finalmente, están aquellos que piensan que Bernie ha caído en desgracia por su voto en tal o cual política exterior demostrando ser como todos los demás; sin que les importe que critique abiertamente la historia de imposiciones de regímenes en el exterior de nuestro país o que sostenga que el cambio climático representa una amenaza a nuestra existencia mayor que la del terrorismo, a pesar de la exaltación al miedo por parte de los medios. Aunque irrelevantes para la conciencia política dominante, estas patologías son dignas de mención en la medida en que se han agudizado y clarificado diferencias dentro de la vasta izquierda socialista –entre quienes van a donde está la gente y construyen políticas sobre la base de realidad existentes y quienes prefieren situarse al margen de la historia y gritan a quienes no están con ellos.

Pero más interesante y relevante para el momento actual de la política de Estados Unidos es el debate que se inició durante Netroots Nation, una destacada convención política progresista. Activistas del movimiento Black Lives Matter (BLM) interrumpieron un discurso de Bernie para llamar la atención sobre la violencia policial en contra de la comunidad negra y exigir la adopción de una agenda política más directa para desmantelar el racismo estructural en los Estados Unidos. La respuesta de Sanders fue ridiculizada por algunos con desdén, como fuera de lugar. Sus intentos iniciales por remarcar su propio historial en relación a la justicia racial y vincular la cuestión del racismo con las políticas económicas diseñadas para aliviar la desigualdad, no ayudaron. Unas semanas más tarde, un grupo de activistas de BLM con sede en Seattle interrumpió otro discurso Bernie Sanders, esta vez en un acto para celebrar los 80 años de la Seguridad Social. Los manifestantes tomaron el micrófono antes que Bernie pudiera hablar, no le permitieron responder a sus críticas y acusaron a la ciudad de Seattle de “liberalismo con supremacía blanca” en respuesta a los abucheos de la audiencia. El evento fue cancelado.

Después de este segundo acontecimiento, la campaña de Sanders dio a conocer un programa de justicia racial (presumiblemente elaborado después de la primera intervención) que abrió con un gesto explícito a las demandas de BLM y otros activistas, citando los nombres de las mujeres y hombres de color recientemente asesinados por la policía. Continuó abordando directamente la cuestión de la violencia física perpetuada por el Estado y los extremistas de derecha contra hombres y mujeres afroamericanos, y luego enumeró una lista de propuestas y demandas que abordan también cuestiones de la violencia desde lo político, jurídico, económico y ambiental. Este nuevo programa ha sido aplaudido por los líderes del movimiento BLM.
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miércoles, 2 de marzo de 2016

La gran apuesta. Sobre "The Big Short" y predicciones

Ya se está estrenando en varios cines. The Big Short (La gran apuesta, en España) describe a varios de los actores clave en la creación de la permuta de incumplimiento crediticio en el mercado, que buscaba apostar en contra de la obligación colateralizada por deuda (CDO), y terminó aprovechando la crisis financiera de 2007- 2010. El libro también destaca la naturaleza excéntrica del tipo de persona que apuesta contra el mercado o va contra la corriente. Yo he asistido al preestreno en Atenas, organizado por una universidad privada y con la interesante ocurrencia de invitar a todos sus alumnos de un Master de Administración de Empresas a verla y finalizar el acto con un debate de dos de sus profesores de Economía. Me ha gustado la película y me ha resultado interesante el resumen de mi compañera y traductora, de lo que estos profesores comentaron tras terminar la proyección, pero me sorprendió mucho el optimismo con el que tanto estos profesores como tantos otros expertos -quizá el lector ha escuchado también a otros- vislumbran el futuro. Días después, un amigo al que le recomendé verla, que también estudió Economía, me afirmaba convencido lo mismo. Y aun más convencido que sendos profesores: “¡claro que se puede esperar que esta crisis no se repita en 20 años! Los expertos ahora cuentan con potentes ordenadores que les permiten predecir con exactitud cuándo ocurrirá la siguiente”.

Pueden parecer hilarantes estas afirmaciones, pero lo cierto es que el Análisis Económico y nuestras herramientas (la Estadística y los ordenadores) mejoran día a día, y algunas de sus predicciones (en Geografía Económica, por ejemplo) alcanzan ya la precisión de algunas parcelas de la Medicina. ¿Por qué parece imposible saber con esta antelación, la fecha exacta de la próxima crisis? La respuesta es Sí y también No, dependiendo del sujeto. ¿Quién lo sabe?

Para determinar algo así, primero debemos partir de una definición de crisis. Se suele aceptar la de recesión cuyos efectos (sobre todo, el aumento del desempleo) duran varios años. Y ¿qué es recesión? Es esa fase final (o inicial, según se mire, porque por algo decimos que el capitalismo es cíclico) de cada ciclo económico, muy habitual (en 240 años de los EEUU, se han producido 42, una cada 6 años), durante la cual la Renta Nacional disminuye. En la OCDE se suele considerar como tal si dura al menos 9 meses, puesto que hay muchas economías con reducción (estacional, y por tanto no crítica) del PIB por unos meses tras el “agosto” propio de su estructura: suele coincidir con la temporada alta en el turismo. Es por eso que la recesión que provocó en España el pinchazo de la burbuja inmobiliaria no se pudo constatar hasta mediados de 2009, cuando llevábamos 9 meses de recesión, y que ésta tenía magnitud de crisis, años más tarde.

Los protagonistas de The Big Short se dedicaban a estudiar los vaivenes del mercado financiero y en un momento dado, pasan de creer que hay que seguir apostando por el “boom” inmobiliario, a apostar en contra. Gracias a que hoy se puede comprar y vender casi de todo, se convierten en multimillonarios en cuestión de meses por el catastrófico hundimiento de dicha burbuja. Al comprarle a diversos bancos derechos a vender en el futuro sus participaciones en carteras de hipotecas (préstamos agrupados de modo que muchos inversores contribuyen en la financiación y obtienen parte de los intereses, cuando se cobran, si se llegan a cobrar) al precio vigente en el momento de la transacción -altísimo en la recta final de esta fase febril-, estaban apostando a que todo se iba al garete. Solo así se puede rentabilizar este acuerdo: pagas por un derecho que solo ejerceríamos si baja el precio de nuestra cartera. De ese modo, cuando de hecho así sucedió, pudieron vender todos sus activos muy por encima del nuevo precio. Algunos multiplicaron así su fortuna por más de 200 veces en un solo año.

La película y la novela también te cuentan que dos de los protagonistas sufren tanto remordimiento de ser de los pocos que se beneficiarán de este hallazgo personal -de momento, parece ser que solo unos pocos no solo comprendieron que esto iba a suceder, sino que interesaba comprar cuantos más derechos de venta de “subprime”, mejor-, cuando la debacle que se avecina dejará a millones en el mundo sin trabajo, sin empleo y muchos más, con sus ingresos recortados, quieren publicar sus análisis en la prensa económica. Wall Street Journal desprecia la propuesta por las escasas credenciales de estos inversores: ni su CV ni el valor de los activos que manejan les sitúan por encima del anonimato. Más de uno se preguntará: ¿y si les hubieran hecho caso y se publica este “boom” en 2006?

La historia no habría sido muy diferente, salvo que el desastre se habría adelantado un año. Si mucha gente creyera la veracidad de sus conclusiones, el pánico se extendería a partir de su publicación, en lugar de meses después, por las noticias que finalmente pregonaron el final de esa burbuja especulativa. Y ahí está la clave para entender este lío: cuando se avecina una crisis, lo único que puede hacer un agente económico influyente es adelantarla mostrando su preocupación -por ejemplo, echando más leña alarmista al fuego-, o ignorar estos análisis, pero tarde o temprano, las personas racionales tomarán medidas: muchas empresas despedirán a sus trabajadores al haber comprometido su viabilidad en esta burbuja; los despedidos, no seguirán endeudándose; todo el que tenga activos relacionados, tratará de venderlos como sea. Todas estas acciones se alimentan entre sí y el fuego de la crisis, que desinfla la burbuja hasta que los precios -en este caso, de los inmuebles y varios activos- tocan fondo.

Supongamos ahora que un grupo de economistas, con los ordenadores más potentes, las mejores herramientas de análisis económico y recursos suficientes, hacen un estudio sesudo que arroja como conclusión que la próxima crisis empezará con una recesión durante los meses de enero a septiembre de 2030. Hay dos escenarios extremos: que todo el mundo les crea y que nadie les crea. En el primer caso, el pánico cundiría antes. Las expectativas autocumplidas están bastante estudiadas y diversos estudios nos demuestran que ante una convicción grande, los agentes tratan de anticiparse para evitar pérdidas personales, pero obviamente esto acelera el desastre y colectivamente, la mayoría sufrirá pérdidas. Es lógico: si crees que este estudio es cierto y conoces la teoría de las expectativas autocumplidas y la teoría de juegos, ¿esperarás al 31/12/29 a vender tus activos? Quizá te juegas mucho; sabes que si hay miles queriendo anticiparse, puede que el 31 ya sea tarde. Mejor el 30. ¿O el 29? ¿Qué hacemos? “Ya está, metemos todas las variables en un programa informático que resuelve sistemas de ecuaciones por teoría de juegos”. Es decir: realiza diversas simulaciones del comportamiento de todos los agentes que queramos considerar. Tras cada simulación, nos ofrece un resultado. Como queremos anticiparnos, se repite la simulación (o juego) pero cambiando la variable esperada, pues es posible que otros agentes también hagan el mismo análisis y quieran anticiparse, y obtenemos un nuevo resultado, pero entonces ¿a qué fecha se anticiparán los actores? Si intentamos anticiparnos a millones de inversores, al final, el ordenador concluirá que debes vender mañana mismo. La Teoría de juegos es un área de la matemática aplicada que utiliza modelos para estudiar interacciones entre sujetos que reciben incentivos o “castigos” por sus acciones y nos permite trazar varios escenarios posibles y la decisión óptima. Si ésta es anticiparse, tenemos que considerar cuantos sujetos participan, la probabilidad de que éstos se anticipen a nosotros, el coste de anticiparse y el de no hacerlo. Entonces, tiene que entrar la subjetividad del decisor -no queda otra- y unos venderán mucho antes de la fecha señalada por los agoreros, y otros serán más crédulos con la profecía, esperando a ver qué pasa, pero seguro que venderán antes de 2030, puesto que para 2029 ya habrán caído tanto las cotizaciones que será imposible el optimismo. Así, tendremos que la crisis que todo el mundo creía perfectamente predicha por unos analistas formidables, tendrá lugar mucho antes de lo previsto, por la credibilidad total de los afectados.

En el segundo caso extremo, nadie creerá a estos magníficos economistas y la recesión tendrá lugar en las fechas y magnitudes previstas. Estos economistas podrán luego complacerse con un “os lo dije”, como Casandra según aquel mito griego, pero lo paradójico es que acertarán justo porque nadie les cree -aparte de que sus predicciones sean asombrosamente pertinentes-. Es lo que tienen las Ciencias Sociales: si el analista hace predicciones que pueden alterar las expectativas -¡y tanto! porque hay mucho en juego-, estas predicciones tendrán que cambiar en cuanto los agentes estudiados cambien su comportamiento. El “observador” -que en estos casos, hace algo más que observar-, modifica lo observado. En parte, es lo que criticaba Miguel Angel Ordoñez a Rajoy. Anunciar que la cosa está muy mal -magnificando la situación- puede servir para que si aun no lo estaba, empeore hasta el punto deseado, pero solo si alguien te hace caso. Si todo el mundo ignora la predicción, ésta no tiene modo de afectar a las decisiones de los agentes. Solo así puede cumplirse.

Cualquier otro caso será una situación intermedia entre estos extremos: algunos creerán la predicción y sus decisiones afectarán a las de otros agentes, pero cuantos más sean los que se anticipan, antes ocurrirá la recesión anunciada. Cuantos menos crean el estudio en cuestión, mas probable será que se puedan mantener las premisas -lo cual no quita que si la predicción es errónea, lo seguirá siendo-. Y esto nos lleva a una terrible conclusión: las predicciones sobre la próxima crisis no son útiles para evitarlas. Solo pueden ser certeras cuando casi nadie ve venir la hecatombe y en tal caso, tan solo sacarán tajada unos pocos avispados como los de la película. Por otra parte, siempre nos quedarà la duda de si son realmente unos pocos, tal y como nos muestra el director, o muchos del famoso 1% que posee casi la mitad de la riqueza mundial, los que se anticipan y la reubican en “lugares” y formas convenientes para cada momento. Dada la apertura financiera de nuestras economías hoy, esto es sumamente fácil para quien posee un patrimonio considerable.

Lo que está claro es que la inestabilidad del capitalismo es inherente a su funcionamiento y puede que cada crisis tenga algo distinto a todas las anteriores, pero siempre viene otra y otra más. Y en parte es así porque es imposible saber cuándo es la próxima. Esta incertidumbre confiere al fantasma de la crisis una autonomía que adquiere casi rango de personalidad propia, como un agente más que decide tanto o más que un gobierno o incluso un G-8. De este modo, las clases y grupos dominantes se exoneran de culpa y como ya decía Roxa Luxemburg*, este resultado de la suma de decisiones humanas, conscientes y hasta premeditadas, se convierte en “catástrofe natural” en manos de la prensa. Ya a principios del siglo XX se hablaba así de una crisis y aun hoy se utilizan símiles como “terremoto”, “tsunami”, etc. Al llamarlo “terremoto financiero”, nos quedamos mas tranquilos, porque es un apelativo que nos invita a la resignación. Poco podemos hacer contra la Naturaleza, incluso en la sociedad del conocimiento. No parece casualidad que Hollywood nos haya relatado decenas de formas fantásticas de solucionar o anticiparse a una hecatombe y salvar así al mundo, pero no se puedan salvar más de 10 personas a una crisis financiera ni en un film de George Lucas. No nos quieren dar ideas.
David Romero
Nota *Luxemburg, Rosa. Introducción a la Economía Política. Siglo XXI de España, 1974.