miércoles, 18 de septiembre de 2019

_- El apartheid siempre ha sido el plan

_- Kenn Orphan
Counterpunch

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.


La entrada norte al complejo de montañas Cheyenne en Colorado, Dominio público

¿Qué hacen los capitalistas ricos en respuesta a la siempre presente amenaza de aniquilación nuclear o de una biosfera que se tambalea al borde del colapso? Construyen enormes búnkeres fortificados en las profundidades subterráneas, por supuesto. Aquí pueden vivir como los descendientes de los mamíferos que sobrevivieron a la extinción de los dinosaurios en el Cretácico tardío y el Paleoceno temprano hace unos 65 a 100 millones de años. Los extinguidos necrolestes patagonensis, cuyo significado sorprendentemente apropiado para esta comparación es "ladrones de tumbas", son los descendientes del cronopio que escapó por poco del destino de los dinosaurios al excavar profundamente la tierra.

Pero estos mamíferos modernos aparentemente vivirán en un lujo mucho mayor que sus peludos predecesores cuando el planeta sufra el próximo evento cataclísmico. Varios de estos, que pronto serán habitantes del suntuoso inframundo se exhiben en un artículo reciente de Julie Turkewitz en el New York Times titulado "Un momento de auge para el negocio de los búnkeres y los capitalistas del fin del mundo". Y sus guaridas, con todo el buen gusto, están adornadas con las últimas comodidades tecnológicas y de confort como salas de cine, piscinas y salas de yoga. ¿Cómo se sentiría hacer un estiramiento de hatha debajo de un mundo muerto?

Este tipo de noticias a menudo parecen una broma de nuestra situación colectiva. Después de todo, la mayoría de nosotros entendemos que la riqueza no genera inteligencia o un sentido de decencia. Pero la crisis existencial que todos enfrentamos no es divertida. El cambio climático indujo el colapso ecológico y la amenaza siempre presente de la devastación nuclear o incluso la aniquilación son cada vez más grandes. La última cuestión surgió recientemente tras un desastroso accidente en la Federación de Rusia que involucró una prueba de misiles con combustible nuclear. Varios científicos fueron asesinados, muchos otros sufrieron envenenamiento por radiación y un área entera ha sido cerrada debido a la contaminación. Este evento, exacerbado por el amenazado abandono del Tratado de Prohibición de Pruebas Nucleares por parte de la Administración de Trump, ha avivado los temores de una carrera armamentista renovada y envalentonada.

Pero son la contaminación y el cambio climático y su concomitante degradación de los ecosistemas del mundo lo que representa la mayor amenaza porque son cuestiones de múltiples capas que involucran a las empresas transnacionales, el sector financiero global, los gobiernos y el complejo industrial militar. Y se están desarrollando de una manera que a menudo se pasa por alto. Este es un problema que se traduce aterradoramente en sistemas existentes de disparidad de clase, poder y riqueza. Un informe reciente de Philip Alston, relator especial de la ONU sobre pobreza y derechos humanos, subrayó estas desigualdades. Advirtió:

“Nos arriesgamos a un escenario de 'apartheid climático' en el que los ricos pagan para escapar del sobrecalentamiento, el hambre y los conflictos, mientras el resto del mundo sufre. El riesgo de descontento de la comunidad, de una creciente desigualdad y de niveles de privación aún mayores entre algunos grupos, probablemente estimulará respuestas nacionalistas, xenófobas, racistas y de otro tipo. Mantener un enfoque equilibrado de los derechos civiles y políticos será extremadamente complejo".

Pero no seamos tontos aquí. El apartheid siempre ha sido el plan. Vivienda separada, educación separada, infraestructura separada, justicia separada, ambiente separado. Y cuando se trata de la catástrofe climática en curso, podemos ver cómo se desarrolla esto en una variedad de lugares. En los EE.UU., Australia y en Europa, los ricos reconstruyen fácilmente sus mansiones dañadas o destruidas cuando quedan en cenizas por los incendios forestales o quedan anegadas por inundaciones. En la India los millonarios y sus familias pueden escapar del calor sofocante en edificios altos con aire acondicionado y en fincas palaciegas y extensas. Y en lugares como Indonesia, los ricos simplemente mueven una ciudad entera. Mientras la capital, Yakarta, se hunde en el lodo debajo de un mar en ascenso, la élite planea mudarse a una nueva en Borneo.

Yakarta es, en muchos sentidos, un ejemplo de manual de un sistema floreciente de apartheid económico con la gran mayoría de sus habitantes viviendo por debajo del nivel del índice de pobreza global. Sería extremadamente ingenuo creer que la clase dominante indonesia, que está sumida en la corrupción, ideologías religiosas y políticas reaccionarias, discriminación de castas y un fascismo nacido de décadas de brutalidad respaldada por Estados Unidos, trasladaría a sus pobres a la nueva ciudad. No, probablemente serán los primeros abandonados.

Y la nueva ubicación no es una "tierra sin pueblo" como suele decir el mito colonial. Borneo es el hogar de los indígenas dayak, con muchas comunidades e idiomas diversos. Ver cómo el país ha colonizado y maltratado a los papúes indígenas durante décadas deja pocas esperanzas de cómo tratará a los dayak nativos. La isla también tiene algunas de las últimas extensiones de bosque tropical intacto en un país con una historia ambiental extremadamente pobre. Los orangutanes y los osos malayos en peligro crítico se aferran a una existencia precaria aquí gracias a la minería y la deforestación masiva del aceite de palma. Según algunos informes, a los orangutanes solo les quedan 10 años.

Sin duda, los bosques restantes serán talados, su madera será vendida a los Estados Unidos, la UE, Australia y China y la tierra será desarrollada por y para las élites. Los centros comerciales, campos de golf y complejos de viviendas exclusivos serán acordonados del resto de los habitantes de la isla con sistemas de vigilancia y seguridad elaborados que los protegen. La contaminación, que ha plagado a Yakarta gracias a las industrias no reguladas y la falta de infraestructura, ahora contaminará un nuevo lugar en el corazón de la selva tropical de Borneo.

Pero Indonesia no existe en el vacío. Pertenece al "sur global", esa zona de sacrificio designada por la élite de las naciones mucho más ricas. La élite que usa el Banco Mundial y otras agencias de control para mantener un sistema de riqueza y poder concentrados profundamente feudal mientras publicita una campaña verde para paliar nuestra crisis ambiental; se reúnen en salas de juntas o en el campo de prácticas, van a los mismos eventos para recaudar fondos, bodas y cenas y viven en casas elegantes en Londres, Nueva York, París, Tokio, Singapur o Zúrich. Y en menor medida Hong Kong, Tel Aviv, Sao Paulo, Moscú, Riad, Taipei o Pekín. La élite que se encuentra en Biarritz y que arroja migajas a sus peones menores que hacen su voluntad de saquear los recursos de su nación y mantener a raya la disidencia. Que calma su conciencia moribundas arrojando fondos miserables a los problemas mundiales y las calamidades. Estas élites se lanzan a donde quieran en esta esfera que se calienta rápidamente y está protegida por las ganancias mal obtenidas de su fortuna acumulada. En otras palabras: saqueo legalizado.

El acuerdo económico global no es más que crimen organizado. La imposición de la voluntad de los ricos sobre los pobres y las clases trabajadoras a través de la represión violenta. De hecho tienen el complejo industrial militar y el estado de vigilancia como su mayor arma contra las masas. Ejecutores de los "intereses del capital". Y en una era de angustia existencial constante, este apalancamiento se está convirtiendo en un buen negocio.

La quema de la selva amazónica o el derretimiento de las capas de hielo de Groenlandia presentan una oportunidad para la explotación de los recursos o para la mercantilización de la naturaleza misma, lavada de verde como "protegiendo la selva" privatizándola. Después de todo, las corporaciones y los militares depredan, ensucian o talan más bosques en todo el mundo que los granjeros o ganaderos individuales. Por lo tanto, cualquier Nuevo Acuerdo Verde, si no aborda el complejo industrial militar y su relación con la protección del capital, o no es examinado y escrito a fondo por los pobres, la clase trabajadora, los activistas ambientales y los pueblos indígenas, solo servirá para salvar al capitalismo, aunque sea por poco tiempo y para muy pocos, de las fauces de su propia avaricia insaciable. Será un esquema Ponzi de privatización diseñado por la corporación de los demonios neoliberales y estrategas de marketing que ayudaron a crear los problemas en primer lugar.

Sin duda, si se permite que este acuerdo persista, el apartheid es el futuro que tienen reservado para todos nosotros. En verdad siempre ha sido así. Un futuro militarizado y vigilado, lleno de caminos privados, muros de seguridad y comunidades cerradas. Donde reina el espectáculo y la jet set y las celebridades son elogiados sin cesar por sus medios corporativos. Donde los pueblos desplazados que huyen por sus vidas son demonizados y detenidos. Donde sus hijos son arrancados de sus brazos, enjaulados y se les niega el jabón o incluso un abrazo seguro por parte de oficiales con botas. Uno donde el derecho a la alimentación y al agua limpia se considera un privilegio. Donde los documentos controlan quién vive y quién muere. Donde a los trabajadores pobres se les niegan sus hogares ancestrales o se vuelven invisibles. Uno donde las especies en peligro de extinción se consideran prescindibles, donde los antiguos bosques son arrasados ​​y los ríos se utilizan como vertederos para la industria y el ejército. Este es el mundo que existe ahora en lugares en los que el norte global rara vez escucha o siquiera se toma un segundo para pensar.

La clase dominante mundial no tiene planes para abordar o mitigar nuestra crisis existencial sin el sostenimiento del saqueo capitalista. No ven ninguna opción fuera de la preservación de este acuerdo, ya sea a través de la distracción o la explotación del miedo, o por escapar de su enorme costo humano y ecológico por completo. El apartheid, separarse de nosotros, las "masas sucias e indecentes de la humanidad", siempre ha sido su forma, espíritu y plan. Con esto en mente, solo podemos esperar que nos hagan un favor a todos y se escabullan en uno de esos búnkeres de alto precio en el suelo un poco antes de lo planeado.

Kenn Orphan es artista, sociólogo, amante de la naturaleza, radical y activista cansado pero comprometido. Se le puede contactar en kennorphan.com

Fuente:
https://www.counterpunch.org/2019/09/04/apartheid-had-always-been-the-plan/

martes, 17 de septiembre de 2019

_- Feminismo & Transformación social. Yo soy feminista

_- Marisa del Campo Larramendi
Rebelión

Sobre la importancia y la significación social de ser feminista.

Los feminismos son uno de los pocos movimientos que actualmente ofrecen algo de resistencia a la incontenible ola reaccionaria que recorre el mundo. Con todos sus luces y sus sombras, las reivindicaciones y movilizaciones feministas “molestan” al poder realmente existente en su objetivo de vaciar de contenido democrático las instituciones de los ya de por sí devaluados sistemas parlamentarios burgueses en aras de alcanzar sus sueños de acumulación incesante e infinita de capital.

Pero no solo “molestan” a los poderosos, sino que determinados feminismos “perturban” con sus denuncias la conciencia de hombres y mujeres del común. Nada más atractivo para ese ser egoísta y conformista que todos llevamos dentro que los cantos de fraternidad o sororidad universal que entonan los coros y danzas del poder.

La unidad de la nación, bajo el palio de la soberanía del pueblo, como cortina que encubre la división real en clases; la unidad de los sexos, bajo la bandera de la igualdad, que oculta la auténtica estructura patriarcal de nuestras sociedad. Porque ahí está la bicha, no lo duden: la división en clases y la estructura patriarcal.

Los feminismos nos recuerdan a los hombres y a las mujeres que existe violencia de género aquí y ahora, en el piso de arriba, en la calle que vivimos, en la ciudad que habitamos. Violencia de género de baja intensidad en nuestras relaciones cotidianas; violencia de género de alta intensidad en el interminable rosario de asesinatos machistas.

Los feminismos nos recuerdan que son mujeres las que ocupan los lugares más inhóspitos de la escala social, que son mujeres la fuerza de trabajo más explotada por el sistema, que son mujeres y niñas la mayor parte del ominoso ejército de esclavos que aún subsiste en el mundo.

Los feminismos nos recuerdan que existe un techo de cristal para las mujeres; que los lugares de trabajo son espacios de acoso sexual sobre las mujeres; que en las calles, en las fiestas y en las noches ronda la perversión machista de creer que la mujer es objeto y propiedad del deseo incontenible del macho. Sí, esto y más cosas nos recuerdan los feminismos.

Y por eso molesta a los de arriba en su objetivo de acallar cualquier voz que se levante contra su poder; y por eso molesta a sectores de los de abajo en su deseo de que les dejen vivir tranquilos, de que no les perturben en su sueño de habitar el mejor de los mundos posibles, de que no les quiten esas micro ventajas que da la sociedad patriarcal incluso a los hombres pertenecientes a las clases sometidas. Sí, por eso el feminismo es atacado por tanto flautista de Hamelín, bella pluma del poder y corifeo del Leviatán.

Y siempre con los mismos “argumentos”: el rasgarse las vestiduras ante el irracional radicalismo feminazi; la vergonzosa insistencia en desconfiar de las víctimas; la hipócrita reivindicación de la presunción de inocencia del hipotético victimario; la hiperbólica denuncia de una supuesta guerra sin cuartel desatada contra el hombre; las angélicas llamadas a ser, antes que feministas, femeninas, personas, seres humanos fraternalmente unidos en la costilla de Adán; la abracadabrante teoría de la existencia de un poderosa conspiración compuesta por feminazis, maricones y bolleras dispuesta a hundir la moral de occidente, pervertir nuestros usos y costumbres e imponer una terrible dictadura de “lo políticamente correcto”; la reducción del carácter estructural del sometimiento de la mujer a casos extremos de individuos anómicos; la elevación de la anécdota a categoría, de la excepción a regla, por ejemplo si hay una denuncia falsa por maltrato se utiliza como “argumento” para negar la violencia sistémica contra las mujeres; la igualación de víctimas y victimarios, poniendo al mismo nivel el daño que sufren las mujeres con el acoso estructural en el trabajo y las penosas consecuencias que para un caso individual conlleva una acusación que resulte fraudulenta…

Sí, los feminismos tienen sus luces y sus sombras, poseen puntos en conflicto y desacuerdo – es por eso que no se debe de hablar de “feminismo” sino de “feminismos” pues existen diversas corrientes, algunas muy enfrentadas entre sí – Por ejemplo: la complicidad de algún feminismo con el liberalismo pseudo progresista y meritocrático, que olvida la discriminación hacia las mujeres de clase baja o de etnias marginadas; o la mitificación por otros feminismos de una supuesta naturaleza femenina que en buen parte reproduce conceptos patriarcales y es funcional al sistema; o el determinismo de algunas teorías feministas que pretenden encontrar la explicación de todo en una “estructura patriarcal” concebida de un modo mecanicista, como otrora el marxismo vulgar creyó encontrar la llave de la historia en el determinismo económico.

Sí, los feminismos han cometido y cometerán muchos errores… como toda praxis humana. Pero los feminismos tienen “la” razón, una razón poderosa, innegable, radical: vivimos en una sociedad patriarcal que somete a la mujer, que genera violencia contra la mujer, que impide su libre desenvolvimiento como ser humano. Y los feminismos tienen un objetivo profundamente ético, revolucionario y emancipador: acabar con ese estado de cosas. Por eso yo soy feminista.

lunes, 16 de septiembre de 2019

Los perdedores silenciosos de la recuperación económica

Carrión i Huguet Cuarto Poder

Hace unos días conocíamos datos que apuntan a una desaceleración del crecimiento de la economía en un contexto de turbulencias y guerra comercial entre las dos principales economías del mundo, Estados Unidos y China, y de salida del Reino Unido de la Unión Europea. Así pues, parece que a los trabajadores nos toca volver a preocuparnos por nuestros puestos de trabajo en el enésimo avatar al que nos somete el capitalismo, después de un periodo de bonanza generalizada.

Pero, ¿ha percibido usted esa bonanza? Las cifras macroeconómicas indican que la economía ha ido a mejor desde que tocamos fondo en 2012-2013 y que se han recuperado muchos de los indicadores, que han alcanzado o superado las cifras previas a la crisis. Quizás usted ha sido uno de esos afortunados que ha mejorado su situación, pero aunque ello no ocupe portadas en los medios de comunicación, no todo el mundo se ha recuperado del golpe. Nadie habla de los que se han quedado atrás, quizás porque supondría quebrantar el relato oficial de la economía con viento en popa, pero allí están, silenciosos, sufriendo todavía las consecuencias de una crisis que, a lo mejor, nunca se fue. Hay varios indicadores que nos permiten saber quiénes son esas personas, y en esta ocasión nos centraremos en los datos que nos proporciona la Encuesta anual de estructura salarial a través del INE para el periodo 2008-2016.

Efectivamente, si observamos dichos datos podemos afirmar que, en general, los asalariados españoles cobramos más ahora que antes de la crisis en términos absolutos. Así, el salario mediano bruto anual (es decir, aquel punto en el que se sitúan por debajo el 50% de salarios y por encima el otro 50%) pasó de 18.244,40 euros en 2008 a 19.432,62 euros en 2016, esto es, un incremento interanual acumulado del 6,4% (1.188,22 euros más al año). La recuperación, pues, habría llegado a los salarios. Sin embargo, si ahondamos en los datos y observamos su evolución en los distintos niveles salariales veremos que este incremento no ha sido, ni mucho menos, homogéneo.

Así, tras la crisis y varios años de recuperación económica, los datos muestran que el 10% de trabajadores con un salario bruto más bajo tuvieron un descenso salarial interanual acumulado del 9,1% entre 2008 y 2016, o lo que es lo mismo, pasaron de tener un salario de 8.903,52 euros a uno de 8.095,44 euros (808,08 euros menos al año). Aunque entre 2014 y 2016 este grupo de trabajadores tuvo un aumento salarial de casi 470 euros anuales, este incremento no fue suficiente para compensar las pérdidas que acumularon entre 2008 y 2014, que fueron de unos 1.277 euros. Así pues, durante el periodo 2008-2016 los salarios de estos trabajadores descendieron, como decíamos, un 9,1%; si a ello sumamos que durante el mismo periodo el crecimiento acumulado de la inflación fue del 7,6%, nos daremos cuenta de la magnitud del desastre que están sufriendo los trabajadores con salarios más bajos.

Pero las complicaciones no terminan aquí, no al menos para el resto de asalariados. Si observamos qué ha ocurrido en otros niveles salariales, podemos ver que el 25% de los trabajadores con salarios brutos más bajos han experimentado un crecimiento salarial interanual acumulado de solamente el 0,3% durante el periodo 2008-2016. Esto equivale a un incremento de 27,21 euros (de 13.342,53 a 13.369,74 euros anuales). Al mismo tiempo, y como ya habíamos indicado anteriormente, el salario bruto mediano creció un 6,4% durante el mismo periodo. Con todo ello podemos concluir que entre 2008 y 2016 la mitad de los trabajadores (es decir, los que tiene salarios por debajo de la mediana) tuvieron pérdidas en su poder adquisitivo (con las distintas intensidades que hemos observado), ya que la inflación acumulada (7,6%) fue superior a las ganancias o pérdidas que tuvieron sus respectivos salarios.

Pero, efectivamente, no todo el mundo ha perdido entre 2008 y 2016. Mientras el 10% de los trabajadores con salarios más bajos han visto como su salario descendía en 808,08 euros anuales, el 10% de trabajadores con salarios brutos más elevados han experimentado un incremento salarial de 3.297,09 euros anuales , ya que su salario ha pasado de 38.558,29 a 41.855,38 euros. Esto representa un aumento interanual acumulado del 8,3%, con lo que este 10% de trabajadores ha ganado poder adquisitivo a pesar de la crisis, a diferencia de la mitad de los trabajadores con salarios más bajos. Como último apunte cabe resaltar que este escenario de ganancias reales también ha sido experimentado por el 25% de trabajadores con mayores salarios brutos anuales, los cuales han visto como su salario crecía en 2.317,54 euros entre 2008 y 2016, con un aumento interanual acumulado del 8,4%.

Podemos ver, pues, que a pesar del discurso oficial la recuperación económica en términos salariales sólo ha existido y ha sido tangible para una parte, seguramente minoritaria, de la ciudadanía . Ello hace que sea todavía más preocupante imaginar el escenario que podría producirse a nivel social si los tambores de recesión que resuenan ahora acaban concretándose en el futuro, ya que lo más probable sería que la nueva contracción económica se cebara sobre la clase trabajadora en general y, más concretamente, sobre sus estratos más débiles. Ante este panorama se hace patente que sólo con un giro de 180º en las políticas económicas y laborales de los poderes públicos se conseguirá proteger a estos trabajadores. Medidas como por ejemplo el aumento de la productividad, el incremento del salario mínimo, la mejora en la redistribución de las plusvalías entre capital y trabajo, o la orientación de la economía hacia la competitividad en calidad y no en salarios se convierten en esenciales para garantizar el progreso del conjunto social y de la clase trabajadora en particular.

Fuente:
http://www.cuartopoder.es/economia/2019/09/08/los-perdedores-silenciosos-de-la-recuperacion-economica/

domingo, 15 de septiembre de 2019

_- “Para qué te matriculas, si no vas a venir a clase”. El Secretariado Gitano denuncia la discriminación escolar de esta etnia sin referentes académicos y bajas expectativas. El 64% de los gitanos no termina la ESO frente al 18 % total.

_- Miriam Salazar, de 21 años, lo relata sin un ápice de rencor: “En 1º y 2º de ESO había niños que me hacían comentarios: ‘Ya está aquí la gitana’ o ‘Sí, me voy a creer que tú vas a estudiar’. Tonterías, pero que terminan afectando. Yo les contestaba ‘igual que estudias tú, estudio yo’, y fui a la orientadora que les puso una sanción”. Años después dejó las clases agobiada por una enfermedad y quehaceres caseros, pero ahora Miriam cursa un grado medio en Administración. Sigue la senda marcada por tres primas bachilleres que quieren entrar en el Ejército y la policía. Son la excepción, porque el abandono escolar entre el colectivo es elevadísimo: el 64% de los de los gitanos no termina la ESO —requerido para los trabajos menos cualificados—, frente al 18% total. Unos datos tremendos.

El Secretariado Gitano lanza una campaña, El pupitre gitano, para visibilizar la hostilidad. Un artesano ha construido cuatro escritorios que van a viajar por España. “Están llenos de taras que simbolizan las dificultades de un gitano. Cojean porque el sistema educativo no compensa las desigualdades; la tapa no se levanta por el aislamiento; la madera es rugosa por la discriminación de las mujeres…”, describe Fernando Morión, psicopedagogo del equipo educativo del secretariado. Él, gitano de 32 años, es el primer graduado de su familia. Se calcula que en España viven más de 800.000 gitanos, aunque no hay datos oficiales

Mónica Chamorro, directora del departamento de Educación de Secretariado Gitano, explica que la frustración de las familias se remonta a 1976 cuando se decidió escolarizar por fin a los gitanos iletrados. “Las escuelas puente nacieron como un acuerdo entre el ministerio y la Iglesia. Pero era complicado matricularles sin el mínimo nivel de competencia curricular. Al final, lo que iba a ser una medida transitoria, se alargó hasta 1985. Fueron al colegio de los gitanos, tuvieron malos resultados... Cero inclusión. Eso se traduce ahora en que muchas veces la motivación de estas familias no es la deseable”. El absentismo escolar es muy alto. El 42% de las chicas que abandonan la escuela lo hacen para ayudar en el hogar o para casarse.

Chamorro elogia a los centros “que hacen acciones muy positivas, que curricularmente les benefician, con cinco niños por clase, unos profesores muy motivados...”, pero recuerda que “eso supone que no sociabilicen”. Desde el secretariado distinguen dos tipos de segregación: centros gueto de gitanos o clases de compensatoria —para los alumnos que van rezagados— exclusivos casi para esta etnia e inmigrantes. “Querían meterme en compensatoria, donde te ponen a colorear, pero traía de Primaria el certificado de Cambridge y terminé en bilingüe. Los profesores tenían un listado con todos los alumnos gitanos y ponía ‘integrado’, o ‘integrado a medias’. De ahí solo salí yo”, relata indignado Marcos Montaño, que acaba de ingresar en Derecho en la Universidad Carlos III con un 13,2 sobre 14.

“Un gitano tiene que demostrar la suficiente capacidad para entrar en una clase normal. ¿Por qué no se le hace al resto?”, se pregunta. Además, añade, “hay alumnos que te discriminan. Te dicen cosas como ‘para qué te matriculas si no vas a venir”. Marcos es embajador de un proyecto del Secretariado Gitano: “Vamos a centros. Hay que terminar con la imagen de caricatura que hacen los medios del gitano: que no estudia, que tiene mansiones de los Gipsy Kings… Hay gitanos abogados, médicos... y tienen que ver que no eres más o menos gitano por estudiar”.

Chamorro explica que tratan de convencer a las familias de que escolaricen a sus hijos en otros centros para no formar guetos, pero no es fácil por la proximidad y las relaciones sociales. No ayuda el recibimiento en muchos colegios. “Se utilizan mecanismos aparentemente neutros para que no te matricules. Te dicen que ese itinerario no es bueno para ti, que quizás no vayas a terminar… Y esas bajas expectativas llega un momento en que te las crees”, cuenta la directora.

“NUESTRA HISTORIA NO ESTÁ EN LOS LIBROS DE TEXTO”
“La historia del pueblo gitano no está en los libros de texto, eso te provoca el desconocimiento y el prejuicio. O se ha invisibilizado nuestra cultura o se ha hablado mal”, cuenta el educador de Secretariado Gitano Fernando Morión. “Recuerdo que un día en Lengua el texto lo protagonizaba un gitano que robaba gallinas y todos mis compañeros me miraron”.

A los 18 años solo la mitad de los gitanos están escolarizados. Uno de cada cinco que abandona la ESO vuelve a estudiar cumplidos los 20 años.

“Hay una falta de referentes, no solo familiares, sino también en las profesiones”, prosigue el psicopedagogo. “Si en una clase de Matemáticas con alumnas gitanas explicas que la primera mujer en plantilla de una universidad fue gitana abren los ojos. Fue una rusa”, sostiene. Se trataba de la matemática Sofia Kovalévskaya (1850-1891), que fue contratada por una Universidad en Suecia.

Morión pone también de ejemplo el Holocausto, “se habla de los judíos y del colectivo LGTB, pero nosotros los gitanos fuimos cobayas humanas”. Se calcula que murió más de un millón de gitanos.

No es el caso de Isaac Heredia, estudiante de 2º de Telecomunicaciones en la Politécnica de Madrid, que no ha sufrido racismo y como los otros tres cuenta con el apoyo familiar. “No he tenido muchos libros en casa, pero sí un abuelo mucho más culto que yo. No tuvo la oportunidad de estudiar y le encanta leer, aprender…”, cuenta orgulloso. Le escucha Aitana Padilla, de 13 años y en 2º de ESO. “Mi familia me dice que estudie, porque si no luego no tienes nada”. Reconoce desde la timidez que es muy buena estudiante y que quiere ser profesora de Matemáticas en un instituto. Ella ya es referencia para su hermana, en 2º de Primaria. Hay menos gitanas que estudien, pero quien se anima llega más lejos que los hombres.

Su futuro laboral lo ven incierto. Isaac, que querría trabajar en una gran multinacional, teme que con sus “características, a lo mejor” el que lo contrate no le va “a tener tanto en cuenta”. Miriam ya sabe lo que es trabajar, fue dependienta, y no se sintió discriminada pero sabe de otras chicas que no han logrado despachar en una tienda. “Creen que vas a robar”. El más pesimista es Marcos: “En una entrevista de trabajo lo primero que te preguntan es si eres gitano o te ponen pruebas. Si eres limpiadora dejan un anillo a ver qué haces”.

https://elpais.com/sociedad/2019/09/11/actualidad/1568205246_440495.html

_- Lo que hacemos mal en educación

_- La Editorial Octaedro acaba de publicar (julio, 2019) un libro titulado “¿Qué hacemos mal en la educación?”. Lo coordinan los profesores Agustín de la Herrán, Javier M. Valle y José Luis Villena. A mí me encargaron un capítulo que titulé así: “Errores a troche y moche en la evaluación educativa”.

La estructura de la obra se ocupa de diferentes parcelas de la educación sobre las que diversos autores reflexionamos de forma crítica (mejor sería decir autocrítica), explorando las dimensiones defectuosas detectadas en las prácticas, sean éstas de aula, de las instituciones o de las políticas educativas.

Son trece los capítulos que configuran el libro, que roza las 400 páginas (399, exactamente): implantación de políticas educativas supranacionales, políticas educativas sobre el profesorado, curriculo escolar, educación de la sexualidad, uso de las TIC en las escuelas, evaluación, universidad, educación bilingüe, inclusión, educación social, investigación educativa, pedagogía y educación. Podrían ser otros los núcleos elegidos, podrían ser más. Muchos de ellos se entrecruzan, como es obvio. Creo que son suficientes para alimentar la reflexión e invitar al análisis crítico y a la mejora.

Quiero compartir con los lectores y lectoras algunas ideas que reflejan, a mi juicio, el espíritu y sentido de la obra.

Hace algunos años me pidieron que participase en un Congreso de Médicos que se iba a celebrar en Marbella. Un Congreso peculiar. Porque los Congresos de medicina, como casi todos los Congresos, suelen celebrarse a la luz de los éxitos alcanzados, de los hallazgos conseguidos. Éste, tan atípico como valiente, pretendía estudiar los fracasos de la medicina, los errores de diverso tiempo que llevan a desastres a veces irreparables. Deseaba consagrar el error como una forma de aprendizaje y de mejora profesional. Me encargaron la ponencia inaugural que titulé así: “La fertilidad del error”.

Entonces pensé que nunca se había hecho algo similar en el campo de la educación. Y que sería necesario hacerse muchas preguntas críticas. Cuando recibí el encargo de participar en este libro sobre los errores que cometemos en educación, pensé que había llegado el momento de hacer algo similar a aquel Congreso, algo fructìfero (en formato libro ahora) que nos condujese a la necesaria actitud humilde con la que se debe afrontar la enseñanza y que, a la vez, nos pusiese en el camino de la mejora.

Reproduzco algunos párrafos de aquella intervención porque vienen como anillo al dedo.

“(…) En este Congreso, vamos a reflexionar sobre los fracasos como una estrategia de aprendizaje. Muchos de esos fracasos se apoyan en gravísimos errores. Algunos de ellos de consecuencias irreparables. Han muerto pacientes a causa de errores de los profesionales de la salud. Otros han empeorado. Algunos se han quedado como estaban después de realizar extremos sacrificios.

El catálogo de errores no tiene límites. Hay errores de conocimiento, de diagnóstico, de memoria, de habilidad, de voluntad, de coordinación, de estrategia, de organización, de orden… Hay errores individuales y colectivos. Hay errores reiterados y errores únicos. Ninguno intencionado, quizás, pero alguno fatal… A través de ellos, la ciencia puede avanzar, las instituciones aprender y los profesionales mejorar la práctica. Además, los médicos pueden, reconociendo los errores, hacerse más humildes y prudentes. Más sabios. Me decía José Luis Pinillos, famoso e imprescindible psicólogo español, ante una taza de café:

Desde el día en que me convencí de verdad de que no era Dios, se me solucionaron casi todos los problemas. Porque antes no podía cometer errores, no podía tener fallos, no podía aceptar desafecciones.

Aprender es arriesgarse a errar. El que nunca se equivoca es el que no hace nada. Lo decía lapidariamente Théodore de Banville: “Los que no hacen nada, nunca yerran”. No hay mayor equivocación que pretender evitar cualquier equivocación. El temor a equivocarse puede resultar paralizante.

Hace ya más de cincuenta años decía Gaston Bachelard que “se conoce en contra de un conocimiento, destruyendo conocimientos mal hechos, superando lo que en la mente hace de obstáculo”. Viene a decir que no hay verdad sin error rectificado.

Hace tiempo leí un pequeño libro de Jean Pierre Astolfi titulado “El error, un medio para enseñar”. Dice el autor que si analizamos el error podemos comprender qué obstáculos existen para el aprendizaje. Por eso, el profesor puede decir a los alumnos: “Vuestros errores me interesan”. El error es un indicador de procesos. Los errores no son fallos condenables sino ocasiones para identificar los obstáculos.

Hay que explorar en el contenido del error, en su naturaleza. No basta detectarlo. Es preciso ponerse de acuerdo en lo que vamos a considerar un error, descubrirlo y analizarlo con precisión. Y luego ver cómo y por qué se produce. Finalmente, hay que aprender del error.

Umberto Eco habla de la fertilidad del error, de las posibilidades educativas de las equivocaciones y de los fallos. Reflexionar sobre ellos es un instrumento para la enseñanza y para el aprendizaje de los profesores.

Lo pernicioso del error no es haberlo cometido sino obstinarse en él, aferrarse a él como si la rectificación fuese humillante. Lo pernicioso del error es despreciarse por haberlo cometido. Hay quien no se perdona haber incurrido en un error. Es inadmisible para su autoestima. Esa es la gran equivocación.

Me gustará comprobar qué líderes políticos reconocen algún error en público. Si rectificar es de sabios, ¿tendremos muchos políticos entre ellos? Precisamente ellos, que podrían sentirse felices con las palabras de John Kenneth Galbraith: “Aunque todo lo demás nos falle, siempre podremos asegurarnos la inmortalidad cometiendo algún error espectacular”. Además, aprenderíamos del error de forma gratuita. Es buen maestro (…)”.

No hacerse nunca preguntas o hacerlas pero responderlas de manera interesada y poco rigurosa es el origen de la instalación en las rutinas y en el error. Téngase en cuenta que la enseñanza es una de las pocas profesiones en las que es muy fácil atribuir a otros el propio fracaso. Los alumnos fracasan porque son torpes, perezosos, distraídos, revoltosos, poco esforzados… Las instituciones educativas fracasan porque los políticos promulgan leyes estúpidas y recortan de forma irresponsable los presupuestos, el sistema educativo obtiene malos resultados en PISA porque los profesores están mal formados y porque las familias tienen un nivel sociocultural desastroso…

El error reiterado, reconocido y nunca corregido constituye una calamidad profesional. Es empecinarse en la incompetencia o, lo que es peor, en la perversidad. Para que el error sea beneficioso son necesarias algunas exigencias:

Estar en una actitud abierta, humilde y atenta para reconocer cuando y dónde se ha producido una limitación, un error, un fallo. Estudiar cuál ha sido el origen del mismo. No es lo mismo un error causado por la incompetencia, que otro que tiene su origen en la falta de esfuerzo o de interés.

En tercer lugar, es preciso asumir humildemente el fallo, de manera que no sigamos achacando a los demás las deficiencias desde una posición autosuficiente.

En cuarto lugar, es necesario poner en acción aquellos medios y cambios que son necesarios para que el error no vuelva a repetirse. En quinto lugar, es conveniente evaluar la situación para comprobar que las iniciativas que se han llevado a cabo han producido el efecto deseado.

De nada sirve confeccionar un catálogo de errores si no hacemos nada para remediarlos. Resulta masoquista regodearse en los fallos y en las limitaciones como si hubiéramos sido deslumbrados por un hechizo pesimista. Lo importante de la autocrítica y de la apertura a la crítica es avivar la reflexión y espolear el compromiso.

No se hace todo mal. No. Se hacen muchas cosas bien. Se conciben bien, se hacen bien, se tratan de hacer mejor. No es muy sensato ver solo los agujeros en el queso. Pero no podemos olvidarnos de que existen. No se trata de fustigarnos inútilmente. Se trata de ver lo que estamos haciendo mal para poder mejorarlo.

Este libro puede ser una cura de humildad, tan necesaria para algunos profesionales. Una cura que nos haga poner los pies en la tierra y reflexionar con rigor y responsabilidad sobre aquello que hacemos y dejamos de hacer con el fin de mejorarlo. Bienvenido sea.

https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2019/09/14/lo-que-hacemos-mal-en-educacion/#comments

87 libros en Rebelion.org Rebelión amplía la recopilación de las obras completas de Marta Harnecker (actualizado hasta 2015)

Desde el 3 de julio de 2009, dentro de un apartado especial abierto en la sección Libros Libres, Rebelión ha publicado todos los libros escritos por Marta Harnecker, desde el clásico

"Los conceptos elementales del materialismo histórico"

(publicado en 1969 y que ya alcanza las 67 ediciones con Siglo XXI) hasta sus últimos trabajos. Este especial —en homenaje al 40 aniversario de su primer libro— incluía 82 títulos que sumaban más de 11.000 páginas. Luego se han publicado 7 libros más.

En esta bibliografía, los títulos esta vez se han ordenados desde el más reciente al más antiguo. Cada título va seguido de una breve explicación de su contenido, datos editoriales y revisiones o ampliaciones sufridas. En algunos libros, ha habido reediciones que han implicado alteraciones del texto original o se ha agregado algún material. Esto se explica en la nota que acompaña a cada título. Para su ubicación en la bibliografía se ha usado como criterio la fecha de su primera edición.

Y como Marta Harnecker ha incursionado en los últimos años en el terreno de los audiovisuales pedagógicos, hemos incluido al final de esta bibliografía los links de estos materiales.

86. Sobre la explotación capitalista (36 páginas) AÑO 2012 Cuaderno de Educación Popular Nueva Serie No 2,
Publicado en

http://www.rebelion.org/docs/153035.pdf

En este cuaderno retoma en forma más pedagógica el Cuaderno.Nº 2 de la serie: Cuadernos de Educación Popular: ¿Qué es el socialismo?, escritos por Marta Harnecker con la colaboración de Gabriela Uribe. En el se explica en una forma sencilla pero rigurosa el origen de la explotación capitalista: la producción de la plusvalía. Empieza por analizar el proceso de producción mercantil simple, para luego pasar al proceso de producción capitalista. Parte de las apariencias para ir descubriendo cuál es la explicación de fondo del problema. Comienza, por tanto, desde los precios para llegar a entender de donde surge verdaderamente el valor de las mercancías. Después de haber examinado en forma detenida el concepto de valor y trabajo socialmente necesario, pasa a definir la plusvalía, partiendo de un análisis del valor de la fuerza de trabajo. Luego, para poder distinguir entre plusvalía absoluta y relativa, define los conceptos de capital constante y capital variable.Publicado por MEPLA, La Habana, Cuba.2012 y por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Venezuela, 2012.

_- Seis años y medio de cárcel para el juez que conspiró contra la diputada de Podemos. Victoria Rosell. La parlamentaria de Unidas Podemos, también magistrada, tuvo que renunciar al escaño en el Congreso en 2016 por las acusaciones de su colega.

_- El Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) ha condenado al magistrado de la Audiencia Provincial de Las Palmas Salvador Alba a seis años y medio de prisión por conspirar contra la juez Victoria Rosell y tratar de desacreditarla profesionalmente tras el salto de esta a la política en 2015 de la mano de Podemos, bajo cuyas siglas fue diputada durante cuatro meses en 2016 hasta que tuvo que presentar su dimisión. En la sentencia, notificada este martes a las partes, el tribunal condena a Alba por prevaricación, cohecho y falsedad en documento público, según ha informado la propia Rosell, hoy de nuevo diputada en el Congreso por Unidas Podemos, en un mensaje en su red social Twitter.

El juicio ha sido uno de los más mediáticos de los últimos años en el archipiélago. Alba intentó desacreditar profesionalmente a Rosell en relación con una causa que esta llevaba contra el empresario canario Miguel Ángel Ramírez, considerado el rey de la seguridad en las islas y presidente de la Unión Deportiva Las Palmas.

En 2016, Rosell renunció a repetir como cabeza de lista de Podemos por Las Palmas. La magistrada, denunciada en aquel momento por el exministro de Industria José Manuel Soria por un presunto caso de prevaricación y cohecho, estaba a la espera de ser llamada a declarar como investigada —imputada, según la denominación previa a la reforma—. Esa querella fue archivada por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias en diciembre de aquel año.

En declaraciones a La Sexta, visiblemente emocionada y tratando de aguantar las lágrimas en directo, Rosell ha asegurado estar muy contenta y haberse "echado a llorar" cuando ha conocido la noticia. "He pensado en mi familia. Tengo una madre y unas hijas, y una pareja. Tienes un entorno que te cree pero que es difícil explicarles", ha dicho. Según ha valorado la hoy diputada de Podemos, la sentencia es un triunfo sobre las cloacas del Estado. "El juez no se estaba jugando la destrucción de su carrera, sino de un puesto superior que pensaba estaba en manos del presidente de Canarias, el exministro Soria, que en esos momentos era candidato a suceder a Rajoy", ha dicho. "Es emocionante haberlo conseguido probar. Este juez me ha causado muchísimo dolor y para mí ha cometido el mayor delito que puede cometer un magistrado, que es manipular unas pruebas y unos informes", ha rematado.

Por su parte, el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, ha valorado a través de Twitter la sentencia. "No es frecuente que se haga justicia pero a veces ocurre. Intentaron destruir a la magistrada Rosell por presentarse a las elecciones con Podemos. Hoy las cloacas pierden a uno de los suyos", ha escrito.

 https://elpais.com/politica/2019/09/10/actualidad/1568112822_113657.html

sábado, 14 de septiembre de 2019

_- ¿Qué pasa si hereda una vivienda con hipoteca? Antes de decidir si acepta o renuncia al legado, tendrá que sacar la calculadora y tener en cuenta muchos factores, entre ellos, la existencia de una interesante alternativa: el beneficio de inventario.

_- El año pasado, los españoles renunciaron a una de cada 10 herencias que recibieron de sus difuntos. Si en 2017 las renuncias fueron unas 42.600, en 2018 no se aceptaron 46.679 legados, un 8,6% más. Según el Consejo General del Notariado, esta cifra se ha multiplicado por cuatro desde 2007. Aunque no existen datos sobre las razones que llevan a rechazar una herencia, entre los expertos hay consenso en decir la causa de una parte importante de los desistimientos se encuentra en la deuda que presentan las viviendas que forman parte de los legados.

¿Qué es mejor hacer cuando se hereda una vivienda que está gravada por un préstamo hipotecario?

“Es muy frecuente que, tras el fallecimiento de un familiar o allegado, automáticamente vayan los herederos al notario y acepten la herencia, sin reparar en que el fallecido podía tener deudas y desconociendo la responsabilidad que asumen con ello, ya que podrían responder con su patrimonio personal de las cargas y obligaciones que tuviese el fallecido”, dice Natalia López, abogada del bufete Maher. Por ello, esta letrada destaca que, antes de decantarse por una aceptación o una renuncia, es fundamental hacer un inventario de los bienes que tenía el difunto y, sobre todo, de sus deudas.

Número uno: infórmese
El primer paso, en palabras de Antonio Ripoll, notario en Alicante, es acudir a la notaría de referencia, en la que se podrá tramitar el certificado de últimas voluntades, tras haber presentado el certificado de defunción. “Con ambos documentos se obtiene la copia autorizada del testamento, si existe”, explica Ripoll. De lo contrario, el notario tramitará una declaración de herederos abintestato, un documento imprescindible cuando la persona que ha fallecido no ha dejado testamento.

Una vez establecido con exactitud quiénes son los herederos, estos podrán “investigar el patrimonio y la solvencia que tenía el difunto, recopilar los títulos de propiedad, la información del registro de la propiedad y los extractos bancarios”, añade este notario. Es muy probable que los herederos sean personas próximas al fallecido, por lo que suelen tener indicios sobre su situación patrimonial, cuál era su banco o las propiedades que tenía. “Sin embargo, en otros casos será necesario hacer una labor de investigación”, admite Ripoll.

Habrá que calibrar todo ello, sin que de la cuenta se escapen los impuestos. “En muchas comunidades autónomas –por suerte, cada vez menos–, aceptar una herencia supone pagar tributos que pueden ser astronómicos”, destaca el experto en finanzas del comparador bancario iAhorro, Ricardo Gulias. Se trata del impuesto de sucesiones, que varía entre el 7,65% y el 35% (“aunque en muchas regiones está bonificado al 100%”, insiste Gulias) y el impuesto de plusvalía municipal.

Situaciones complejas
Ya que las herencias no se pueden aceptar solo en parte, una vez liquidado el impuesto de sucesiones en el plazo de seis meses desde el fallecimiento, según Ripoll es necesario calcular si el activo, es decir, el conjunto de los bienes y derechos del difunto, supera al pasivo, que son las obligaciones a las que debía hacer frente.

De esta manera, “puede ser que la hipoteca esté prácticamente pagada y represente una parte insignificante en el conjunto de los bienes hereditarios”, sugiere Ripoll, para quien, en este caso, lo lógico sería aceptar la herencia y que los herederos hagan frente al pago del préstamo. Pero, cuidado. Todos ellos responderán indistintamente del total del importe de la deuda, independientemente de los acuerdos que hayan pactado entre ellos. “El que pague por los demás podrá reclamar contra sus coherederos, si se da tal circunstancia”, añade.

“En ocasiones, el único activo de la herencia es el bien hipotecado”, detalla Ripoll. “En tal caso, lo conveniente es calcular cuánto quedaría después de venderlo, ya que, a veces, todo lo obtenido se debería destinar al pago de las deudas hereditarias, como consecuencia de la depreciación”, explica. “Si fuera así, sería un grave riesgo aceptar la herencia”, advierte “pues, puede que solo traiga quebraderos de cabeza”.

Si, además del difunto, existen codeudores (a menudo, el cónyuge) o fiadores (por ejemplo, los padres), que posiblemente figuren entre los herederos, las cosas se complican. El problema, en estos casos, no es tanto aceptar o no la herencia, sino “los enredos que se generan como consecuencia de la posición contractualmente asumida en el momento de la contratación del préstamo”, señala Ripoll.

El seguro de vida
Sea como fuere, una vez averiguados los bienes y deudas que se heredarían, y antes de tomar cualquier decisión, López del despacho de abogados Maher aconseja comprobar si existe un seguro de vida vinculado a la hipoteca y las condiciones financieras que tenía firmadas el fallecido. “La mayoría de las hipotecas que se conciertan en nuestro país tienen asociado un seguro de vida a nombre de los deudores hipotecarios, de tal manera que al fallecimiento de uno de ellos o de los dos, se cancela la hipoteca”, apunta López.

No obstante, al no ser obligatorio, el seguro podría no existir, por lo que los herederos que acepten la herencia tendrán que asumir la hipoteca en las mismas condiciones que suscribió el difunto y abonar el pago mensual de las cuotas por la vivienda que recibirán. “El banco sólo sustituirá al titular de la hipoteca los herederos, por la proporción que cada uno ha heredado”, detalla.

Basta con comunicar al banco el fallecimiento y este abriría un expediente al que habría que acompañar la escritura de aceptación de la herencia realizada por los herederos e inscrita en el Registro de la propiedad en el que se encuentre el bien hipotecado. “El cambio de titularidad no suele conllevar gastos ni tasas en la entidad bancaria”, asevera López, “pero si los herederos quieren hacer algún tipo de modificación en las condiciones financieras del préstamo, deberán solicitar al banco una novación de la hipoteca y pagar las comisiones que imponga la entidad, más los gastos notariales y registrales”.

¿Cómo renunciar?
Renuncia a una herencia, en opinión de Ripoll, es un procedimiento muy sencillo. Basta con una declaración formal realizada ante el notario. “En ocasiones, sin embargo, debe tenerse en cuenta quiénes serán los llamados tras el renunciante, porque puede que algún allegado, como nuestros hijos, a los que queremos proteger, se coloquen en nuestro lugar y deban reiterar declaraciones de renuncia”. Por ello, aconseja renunciar de forma asesorada y con conocimiento de los efectos, también para evitar realizar, antes de la decisión, actos de gestión patrimonial que puedan implicar aceptación tácita de herencia.

La tercera vía: el beneficio de inventario
En el sistema hereditario español existen dos formas de aceptar una herencia: la aceptación pura y simple, o a beneficio de inventario. “La primera de ellas, supone que aceptamos la herencia en su totalidad, con sus derechos y obligaciones; el patrimonio heredado se fusiona con el propio y se responde de las deudas de la herencia con los bienes heredados y con los propios”, dilucida López.

Por el contrario, a través de una aceptación a beneficio de inventario, el heredero separa por completo el patrimonio propio y el heredado. O, dicho de otra manera, “la aceptación de la herencia a beneficio de inventario excluye la obligación del heredero que acepta una herencia de responder con su patrimonio de las deudas que se heredan”, aclara. Solo tendrá la obligación de pagar las deudas de la herencia con los bienes de la herencia, heredando el sobrante –si lo hay– libre de cargas.

Pero, ojo con el plazo, que es perentorio: “el heredero solo dispone de 30 días desde que supiera su condición”, afirma López, por lo que “el heredero que pretenda valorar si acepta o no una herencia a beneficio de inventario, tiene que acudir lo antes posible a un abogado o a un notario, ya que, pasado este plazo, ya no podrá beneficiarse de esta opción”.

https://elpais.com/economia/2019/08/23/mis_finanzas/1566561140_960680.html

_- Los suspensos en las oposiciones de maestros y secundaria dejan 1.780 plazas vacantes El profesorado sale de la crisis envejecido: por cada docente menor de 30 años hay seis mayores de 50

_--El curso escolar arranca esta semana en España con 1.780 funcionarios docentes menos de los previstos por la Administración. Son las plazas que han quedado vacantes debido a los suspensos en la gran convocatoria de oposiciones, celebradas en junio, para la que muchos aspirantes llevaban estudiando años, según el informe presentado este miércoles por Comisiones Obreras.

La distribución por especialidades de las plazas no cubiertas —el 5,8% de las 30.462 convocadas, a las que se presentaron 185.173 personas— fue muy desigual: el 1,6% entre los maestros (se ofertaban 22.711 plazas); el 7,1% en profesores de música y artes escénicas (126); el 14,8% de Secundaria (5.783); el 19% de Escuelas Oficiales de Idiomas (247), el 31,4% de Formación Profesional (1.533) y el 46,8% de los docentes de artes plásticas y diseño (62).

La distribución de las plazas desiertas también ofrece grandes diferencias territoriales. Según el informe de CC OO alcanzó el 21,1% en Baleares; el 14,8% en la Comunidad Valenciana; el 10,1% en Cataluña y el 7,4% en Galicia. En el resto de comunidades supuso menos del 2%. En Madrid, que convocó 7.500 plazas, quedaron desiertas 20 (el 0,6%). Y en Castilla-La Mancha, donde se ofertaban 1.050, ninguna.

osé Ruiz, responsable de enseñanza pública de Comisiones Obreras y coordinador del informe, considera que las 359 plazas de maestro no cubiertas son un problema, pero observa con especial alarma lo sucedido en Secundaria, donde se elevan a 855. Esta etapa educativa ya concentró el año pasado la mayoría de las 1.984 plazas que quedaron vacantes en otra gran convocatoria después de años de recortes. Ruiz atribuye lo sucedido en Formación Profesional (482), donde han quedado vacías una de cada tres plazas, al hecho de que se trata de una rama formativa con muchas "especialidades pequeñas" a las que se presentan pocas personas.

Evaluación El dirigente sindical, que defiende un cambio en el sistema selectivo que suprima el carácter eliminatorio de las fases de las oposiciones, atribuye la disparidad territorial a los diferentes criterios de evaluación de las comunidades. Y también al azar. El tipo de examen y el temario son comunes en toda España, pero los temas sobre los que se pregunta se deciden por sorteo en cada autonomía.

El sindicato calcula que para reducir la temporalidad, que ahora estima en torno al 24%, y compensar las jubilaciones, resulta necesario convocar otras 89.000 plazas en los próximos años.

El departamento de Educación de Baleares, la comunidad peor parada en el recuento de Comisiones, atribuye el resultado a que convocaron plazas "de todas las especialidades, incluidas las de más difícil cobertura", al hecho de que los aspirantes no se presentaban en toda la autonomía, sino por islas, y a la relación relativamente baja de candidatos por plaza, que fue globalmente de cuatro a uno.

Profesorado envejecido El informe de Comisiones Obreras también refleja que el sistema educativo español ha salido envejecido de la crisis. Las grandes restricciones que se establecieron para acceder a un empleo docente han provocado que por cada profesor menor de 30 años haya seis con más de 50, cuando la OCDE recomienda que la proporción sea de dos a uno.

Los datos de edad son del curso 2017-2018, los últimos disponibles. Ruiz admite que las últimas oposiciones deben haber tenido un efecto rejuvenecedor, pero cree que será limitado, ya que ocho de cada 10 plazas han ido a parar a interinos, cuya edad ya se tenía en cuenta en el cálculo.

Según esa fotografía, el grupo de edad más numeroso es ahora el de 50 a 59 años (al principio de la crisis era el de 40 a 49). Los menores de 30 años se han reducido un 45% desde 2009. Dos de cada tres docentes tienen más de 40 años. Y los que tienen entre 60 y 64 han aumentado un 93% debido a la eliminación de las jubilaciones incentivadas que contemplaba la Ley Orgánica de Educación (LOE).

"Lo grave no es que haya profesores mayores, sino que no se esté produciendo una renovación por abajo", afirma Miquel Martínez, profesor de Teoría de la Educación de la Universidad de Barcelona. Martínez cree que el envejecimiento lastra la innovación educativa y tiene otras consecuencias negativas: "Los profesores jóvenes tienen, de entrada, una proximidad generacional que les permite estar más cerca del modo en que los alumnos construyen el conocimiento. En una sociedad digital hay una serie de recursos que son el lenguaje habitual de los alumnos, y a partir de una edad muchas veces el profesorado ha perdido el ritmo. Y no se trata solo de la tecnología, sino de la cultura. Si no sabes qué canciones escuchan los alumnos, qué películas ven, cómo se mueven y qué tipo de relaciones tienen, es más difícil que entres en interacción con ellos. Hay muchos docentes mayores que son sensibles a ello y siguen conectando, pero también hay profesores que está cansados", señala.

Martínez cree que lo ideal, aunque caro, sería que los buenos docentes mayores ejercieran un tutelaje de nuevas hornadas de profesores jóvenes inexpertos. "Facilitemos la jubilación anticipada de todos aquellos que estén hartos o cansados y pongamos gente nueva al lado de buenos profesores con experiencia, que no se van a ir porque disfrutan con lo que están haciendo. Eso sería una forma de rejuvenecer el sistema en buenas condiciones".

El número total de profesores sigue por debajo del que había al inicio de la crisis. A 1 de enero de 2019, España tenía 511.250 docentes, entre funcionarios e interinos, 2.214 menos que nueve años antes. El responsable de enseñanza pública de CC OO no cree que la última oferta pública de empleo haya recortado esa diferencia, ya que la convocatoria solo permite cubrir jubilaciones y plazas que lleven ocupadas más de tres años de forma temporal. La recuperación del número global de profesores va realizándose así con ampliaciones de plantilla, es decir, con interinos, lo que según Comisiones "condena al sistema a una temporalidad crónica".

https://elpais.com/sociedad/2019/09/10/actualidad/1568142051_263678.html?rel=lom

viernes, 13 de septiembre de 2019

El PIB y su grave error de cálculo. El baremo para medir el éxito de un país no tiene en cuenta los efectos nocivos de la producción

DAVID PILLING
3 FEB 2019 - 00:10 CET

El pasado mes de abril, un cachalote de más de nueve metros de largo quedó varado en la costa de Murcia, en el sur de España. La autopsia reveló que había muerto a consecuencia del impacto gástrico producido por la ingestión de casi 29 kilos de plástico, entre los que había bolsas, sacos y hasta un bidón.

MÁS INFORMACIÓN El PIB y su grave error de cálculo 'Más allá del PIB', por Joseph Stiglitz

El PIB y su grave error de cálculo 'La edad de la ira', por Joaquín Estefanía

El mundo ha comprendido demasiado tarde el daño catastrófico que los residuos plásticos causan en nuestro entorno, y en particular en los océanos. Los lectores de este artícu­lo habrán visto playas desde Europa hasta Asia, pasando por el Caribe y las costas de África, desfiguradas por los desechos de plástico que generamos en esta era del usar y tirar.

Desde la década de 1950 se han producido 8.300 millones de toneladas de este material, gran parte de las cuales nunca se han reciclado. Una de las cosas más sorprendentes es que aproximadamente la mitad fueron producidas en el tiempo transcurrido desde 2004, cuando el consumismo que invade nuestras vidas se aceleraba y se expandía a zonas del mundo muy pobladas, como China e India. Si no hay nada que lo frene, el peso del plástico en los océanos pronto superará al de los peces.

Afortunadamente, parece que hemos comprendido los peligros que entraña este material. En Reino Unido, el Gobierno se ha propuesto prohibir la venta de pajitas, palitos y bastoncillos de plástico. También estudia aplicar un recargo obligatorio a los vasos de plástico, 2.500 millones de los cuales se desechan tan solo en ese país. Este mes, Andrew Cuomo, gobernador de Nueva York, anunció que iba a presionar para prohibir totalmente en ese Estado las bolsas de plástico de un solo uso.

Pero lo cierto es que el plástico es solamente una parte pequeña —y muy visible— de un problema mucho más profundo, cuya raíz entronca con una concepción errónea de lo que es el progreso económico.

La emisión de carbono contribuye al PIB. Si el mundo se fríe en el proceso, que se fría

La medida que ha acabado dominando la evolución de nuestras economías es el producto interior bruto (PIB), y desde esta perspectiva, cuanto más plástico produzcamos, mejor. De hecho, ateniéndonos al PIB, cuanto más produzcamos, mejor, ya sean cubos o balas, melocotones o contaminación. El PIB no distingue entre producción buena y mala. ¿Cómo deberíamos decidir entonces qué es bueno y qué es malo?

La clave está en “bruto”, la última palabra del acrónimo. Porque nuestro principal baremo para medir el éxito económico, el PIB, no resta nada. Es decir, no tiene en cuenta ninguno de los posibles efectos secundarios nocivos causados por la producción. Talar un añoso árbol de caoba para hacer una mesa se considera estrictamente un beneficio económico. Si una fábrica vierte sus desechos en un río cercano, también es una acción de lo más positiva. De hecho, si las futuras generaciones deciden limpiar sus cursos de agua contaminados, lo que les cueste volverá a contribuir al PIB.

Probablemente, más allá del plástico, el efecto colateral más destructivo de la producción —lo que los economistas denominan una “externalidad”, lo cual no resulta de mucha ayuda— es el carbono consecuencia de nuestra vida ávida de energía. La emisión de carbono contribuye al PIB. Cuanto más generamos, mejor funcionan nuestras economías. Si el mundo se fríe en el proceso, pues que se fría.

El pasado diciembre un hombre cruza en la India Yamuna, altamente contaminado por residuos tóxicos. GETTY

Preferimos negar que el cambio climático existe —como hizo la petrolera estadounidense ExxonMobil durante décadas y actualmente Donald Trump— antes que hacer peligrar el crecimiento económico. O, dicho de manera más suave, podemos poner en un lado de la balanza el crecimiento económico y, en otro, las emisiones de carbono y llegar a la conclusión de que no podemos sacrificar lo primero para frenar lo segundo. Pero ¿por qué enfrentamos ambas cosas? Sin duda, en un mundo racional estos dos asuntos se evaluarían juntos. ¿Cómo es que hemos llegado a medir el éxito económico de la manera más burda posible?

El producto interior bruto tiene su origen en la Gran Depresión. En 1932, tras ser elegido presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt quiso cifrar el daño que había sufrido la economía del país tras el crash de 1929. Y por increíble que puede parecernos hoy, en aquel momento no había consenso en torno a una única medida a la que poder recurrir para evaluar la economía. El presidente sabía que el paro era alto, que el volumen de los cargamentos que circulaban por el país había descendido, y que la Bolsa se había desplomado. Pero ¿qué había pasado con “la economía”?

Roosevelt pidió al economista y estadístico Simon Kuznets que se pusiera manos a la obra. Kuznets y un pequeño equipo recorrieron EE UU preguntando a las empresas y a los ciudadanos cuánto habían gastado, producido y consumido.

Su objetivo era comprimir toda la actividad económica en una única cifra, mediante el cálculo del “valor añadido” de la economía, es decir, en función de lo que va sumando cada fase de la producción al transformar el trigo en harina, y la harina en pan. Cuando, en 1934, Kuznets publicó sus hallazgos en un artículo —que llevaba el apasionante título de Ingresos nacionales 1929-1932—, reveló que, durante esos tres años la economía estado­unidense había perdido la mitad de su valor. El resultado se convirtió en la base intelectual del new deal de Roosevelt.

Alrededor del 80% de nuestras economías hoy consisten en servicios en cuya medición el PIB resulta totalmente inadecuado

Pero, incluso en su momento triunfal, Kuznets tenía dudas acerca del concepto que había creado y que ha llegado a dominar el pensamiento económico durante los siguientes 80 años. Sin duda, razonaba, la definición de economía no debería contabilizar todo lo que producimos. ¿Debe contarse el armamento? Él creía que no. ¿Y la contaminación? Kuznets pensaba que había que excluir la especulación de la suma, una lección que habríamos hecho bien en tener en cuenta cuando, mientras nos precipitábamos hacia la crisis financiera de 2008, se afirmaba que nuestros bancos, fuera de control, “aportaban” alrededor de un 10% al PIB.

El economista incluso se preguntaba públicamente si no habría que excluir la publicidad, ya que —desde su punto de vista algo paternalista— los brillantes anuncios no hacen sino instarnos a comprar cosas que no necesitamos. Podría haber añadido que esos productos innecesarios tal vez acaben en el vientre de un cachalote.

A partir de estos comienzos, el PIB se ha convertido en la principal manera de calcular la contabilidad nacional, o, dicho en pocas palabras, en la forma en que definimos el éxito económico. Cuando los políticos declaran que quieren “fortalecer la economía”, la cifra número uno que quieren mejorar es el PIB.

En el periodo de posguerra, el PIB se extendió por el mundo, en gran parte gracias a los esfuerzos de instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que insistieron en que los países miembros de sus organizaciones adoptasen métodos de contabilidad comunes. Hasta Rusia y China, que al principio se resistían a adoptar la idea occidental del éxito económico, acabaron sucumbiendo y se entregaron al culto al PIB con mayor avidez aún que sus contrincantes ideológicos.

El auge del PIB ha estado acompañado por otro fenómeno tal vez más insidioso. Se trata de la fusión del éxito de una sociedad con los resultados de “la economía”, siendo ésta un ente abstracto que se trata como si fuese algo separado de la experiencia de un país. Bajo ningún concepto debemos hacer nada que pueda ocasionar algún daño a la preciosa y delicada flor de la economía —cosas como aumentar los impuestos, reducir la contaminación, limitar las horas de trabajo—. Y en un mundo así, los árbitros de nuestras decisiones políticas son los propios economistas.

En Reino Unido, antes de 1950, el Partido Conservador no mencionaba la palabra “economía” —en su sentido contemporáneo— en ninguno de sus programas. En el de 2015, el término aparecía casi 60 veces.

Nos hemos convertido en esclavos de una definición sesgada y restrictiva de lo que la economía significa de verdad. El PIB nació en la era industrial, y es perfecto para medir objetos físicos que se puedan coger con la mano o meter en un carrito, pero resulta inapropiado para la era actual, en la que gran parte de lo que consumimos tiene forma digital y muchos de los bienes que más valoramos —desde el seguro médico hasta los retiros de yoga o los conciertos sinfónicos, por no hablar del aire puro y las playas limpias— no son en absoluto objetos físicos o producidos por el ser humano.

Alrededor del 80% de nuestras economías hoy consisten en servicios en cuya medición el PIB resulta totalmente inadecuado. Por ejemplo, ¿cómo distingue esta cifra entre una comida buena y una mala, o entre un tren japonés rápido y eficiente y uno estadounidense lento e ineficiente? La respuesta es que no puede.

En 1966, el filósofo y economista estadounidense Kenneth Boulding creó dos conceptos: la “economía del vaquero” y la “economía del astronauta”. En la primera, con una población reducida y unos recursos infinitos, lo único racional que se puede hacer es maximizar la producción. No vale la pena que los modelos económicos tengan en cuenta las limitaciones del entorno, ya que los recursos naturales son prácticamente inagotables y la capacidad de dañarlos está limitada por el reducido número de habitantes.

En la economía del astronauta, por el contrario, la población y la presión sobre el medio ambiente son mucho mayores. En un mundo así, puede que maximizar la producción no sea la mejor expresión del éxito económico. Ese es el mundo en el que vivimos. No necesitamos producir más y más discos compactos, puesto que podemos descargar tanta música como queramos sin que tenga prácticamente ningún impacto en nuestro entorno natural. Tampoco necesitamos seguir en la carrera por la producción física ilimitada obedeciendo a una definición errónea del crecimiento económico.

Por desgracia, justamente eso es lo que estamos haciendo. Cualquier intento de reducir la producción física o de señalar las contrapartidas del crecimiento económico (medido de forma convencional) frente al deterioro ambiental es susceptible de ser tachado de freno al progreso económico. Si se midiera de otra manera el “crecimiento” y la conservación del medio ambiente, no tendrían por qué entrar en conflicto, ni ser antagónicos. Si usamos únicamente el PIB para medir el progreso de nuestras economías, la mejora de nuestra vida es a costa del planeta.

David Pilling es editor para África del diario británico Financial Times. Es autor de El delirio del crecimiento, publicado en enero de 2019 por Taurus.

jueves, 12 de septiembre de 2019

Un modelo fracasado sin desnutrición, una dictadura con record de elecciones.

José Manzaneda
Cubainformación

El periodista Manuel Durán ha pasado un año y 100 días en una prisión (1). Pero como no ha sido en Cuba, sino en EEUU, donde fue arrestado mientras cubría una protesta contra la detención de inmigrantes, solo lo leemos en la prensa alternativa (2).

Hay decenas de notas sobre las penurias y la escasez de alimentos en Cuba, que apuntan a que, allí, el modelo económico, “no funciona” (3). Pero los escasos medios que hablan de la desnutrición en Honduras –que afecta al 77% de niños y niñas, según Unicef- no hacen la menor crítica a su modelo de libre mercado, supuesta solución a los problemas de Cuba (4). País –por cierto- con desnutrición infantil cero (5).

En Washington, una “pareja de ancianos se suicida por no poder pagar sus gastos médicos” (6). No es una simple noticia de sucesos. Es la realidad de un país donde, cada año, 530.000 familias se declaran en bancarrota por las facturas médicas (7). Un drama –por cierto- imposible de ubicar en Cuba, cuyo sistema universal de salud ha sido catalogado por la Organización Mundial de la Salud, en varias ocasiones, como “un ejemplo mundial a seguir” (8).

Nos dice “El País” que el actual “jefe del Ejército de Colombia dirigió una brigada acusada de matar a civiles” (9). Que estaría implicado en al menos 283 ejecuciones extrajudiciales, realizadas durante la presidencia de Álvaro Uribe, quien sigue siendo el jefe político del actual presidente Iván Duque (10). No leemos, sin embargo, condena alguna al gobierno, al “régimen” colombiano. Pero ¿verdad que cambiaría la “intensidad informativa” del caso de ocurrir en Venezuela (11)?

En julio, más de 150 migrantes morían en Libia, en “el naufragio más mortífero” del año en el Mediterráneo, según “El Mundo” (12). Este diario atacaba a los “señores de la guerra”, por maltratar a los migrantes e internarlos en centros infrahumanos. Qué curioso. Porque “El Mundo” fue uno de tantos órganos de la propaganda contra Gaddafi de estos “señores de la guerra” (13) (14), que convirtieron el país con mayor desarrollo social de África en un estado casi… medieval (15).

Colombia produce el 70% de la cocaína mundial (16), siendo EEUU el mayor consumidor. Pero la prensa corporativa nos asegura que el narcoestado es… Venezuela (17). En junio era detenido en Sevilla, con 39 kilos de cocaína, un militar de la comitiva del presidente brasileño Jair Bolsonaro (18). Fue apenas noticia de un día. Pero ¿se imaginan que el militar hubiera sido venezolano?

Porque Venezuela sigue siendo tema informativo diario. Una dictadura, nos dicen (19). Un tanto extraña, porque, en 20 años, el chavismo ha convocado 25 procesos electorales: 6 presidenciales, 4 parlamentarios, 5 regionales, 5 municipales, 2 constituyentes y 3 referendos (20).

Un país en “crisis humanitaria”, nos aseguran (21). Curioso, porque Naciones Unidas-Hábitat ha reconocido a Caracas como líder en el "derecho a la vivienda" para su ciudadanía (22), tras haber construido, en ocho años, 2.800.000 viviendas sociales (23). Una noticia que no leeremos en ningún medio corporativo. ¿Por qué será?

Notas (1) https://www.democracynow.org/es/2019/7/12/titulares/salvadoran_journalist_manuel_duran_released_from_ice_jail_after_15_months

(2) https://www.infobae.com/america/america-latina/2019/08/21

miércoles, 11 de septiembre de 2019

La pena de muerte como arma política. La ejecución de Ethel y Julius Rosenberg

Rossen Vassilev Jr.
Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

El 19 de junio [de 2019] se conmemoró el sexagésimo sexto aniversario de la ejecución de Julius y Ethel Rosenberg, una joven pareja judío-estadounidense de la ciudad de Nueva York, cuya supuesta culpabilidad como “espías atómicos” soviéticos nunca se ha demostrado, a pesar de las muchas mentiras, falsificaciones y otro tipo de engaños de la propaganda blanca, gris y negra arrojados contra ellos desde entonces. Quienes son partidarios del absolutismo moral creen que todo asesinato es inmoral, excepto en casos de legítima defensa justificada o quizá en casos de asesinatos por misericordia o suicidios asistidos médicamente (“eutanasia”). Esa es la razón por la que todas las naciones europeas han abolido la pena de muerte. Excepto en los antiguos países comunistas de la Europa del este, la tasa de crímenes violentos de Europa (incluida la tasa de asesinatos) no ha aumentado a consecuencia de esta drástica reforma legal (Rachels & Rachels 149-150). La pena de muerte es especialmente controvertida e indefendible moralmente cuando se aplica a delitos que no son de sangre, como la deserción militar en tiempo de guerra o la “alta traición” (espionaje) en tiempo de paz. Un caso particularmente escandaloso de “alta traición” fue el de Ethel y Julius Rosenberg, a los que se acusó falsamente de ser “espías atómicos” de Moscú y fueron electrocutados el 19 de junio de 1953 por algo que el director del FBI J. Edgar Hoover calificó de forma grandilocuente de “crimen del siglo”. Muchos años después un eminente experto en derecho, formado en la Facultad de Derecho de Harvard, concluyó de forma inequívoca que “por muy controvertido que fuera, el caso Rosenberg también fue un enorme error judicial. Nadie puede estar orgulloso de lo que hizo la justicia estadounidense en el caso Rosenberg. Merece un lugar especial en la conciencia de nuestra sociedad” (Sharlitt 256).

Sin embargo, los fanáticos “patriotas”, que antaño condenaron injustamente y asesinaron a los Rosenberg, ahora quieren juzgar y condenar a muerte por “alta traición” a Edward Snowden , exempleado de la National Security Agency (NSA, Agencia de Seguridad Nacional) que denunció las prácticas ilegales de esta organización y ahora está fugitivo. Gracias a Snowden ahora sabemos que la NSA ha estado espiando a ciudadanos y ciudadanas estadounidenses, grabando y almacenando en secreto todas sus comunicaciones privadas. Otro posible objetivo futuro es Julian Assange , el famoso aunque controvertido director y fundador de Wikileaks, en caso de que este periodista australiano conocido por el Russiagate sea extraditado de Gran Bretaña y juzgado en Estados Unidos. Este artículo trata del abuso por parte del gobierno [estadounidense] de la pena de muerte como castigo y arma política casi legal, como ocurrió en el juicio injusto y la ejecución de los Rosenberg acusados de espiar en tiempo de paz, un acontecimiento que históricamente se conoce como “el punto culminante de la Era McCarthy” (Wexley xiii).

La Era McCarthy
En 1948 comenzó la era del macartismo, la tristemente célebre histeria de acoso al rojo del Estados Unidos de postguerra. El término “macartismo” proviene del nombre del entonces recién elegido senador republicano por Wisconsin, Joseph McCarthy . Como miembro de la Subcomisión Permanente de Investigaciones del Senado el senador McCarthy persiguió a las personas comunistas que supuestamente operaban dentro del gobierno demócrata del presidente Harry Truman, especialmente en el Departamento de Estado del general George C. Marshall, al que se culpó de haber “perdido a China” frente a los comunistas chinos de Mao Tze-Tung apoyados por los soviéticos en 1948-1949. Con la ayuda del Comité de Actividades Antiestadounidenses (HUAC, por sus siglas en inglés) del Congreso estadounidense Joe McCarthy quería demostrar que el gobierno Truman, que contaba con muchos partidarios del “New Deal” y algunos vestigios izquierdistas de la anterior presidencia de Franklin Delano Roosevelt (FDR), estaba plagado de “comunistas” que espiaban secretamente para Moscú. Hasta el propio gobierno Truman había establecido el Programa Federal de Fidelización de Empleados y varios grupos (como el Comité Estadounidense para la Libertad Cultural) con el fin de descubrir a las personas supuestamente comunistas que había en el gobierno y en los medios de comunicación (Carmichael 1-5, 41-46).

Lo que hizo especialmente célebre al senador McCarthy fue su activo papel en la persecución y encarcelamiento de miles de personas que eran verdaderamente comunistas estadounidenses o que eran sospechosas de serlo, incluidos casi 150 miembros destacados del Partido Comunista de Estados Unidos (CPUSA, por sus siglas en inglés), acusados de conspirar supuestamente para derrocar el sistema constitucional de Estados Unidos por medio una revolución violenta. Según la draconiana Ley Smith, cualquier persona estadounidense que fuera miembro del CPUSA podía ser procesada por traición y por ser espía soviético. Ni siquiera Hollywood se libró de esta caza de brujas anticomunista en todo el país ya que cientos de actores y actrices de cine, directores, guionistas, productores, compositores de música, publicistas e incluso tramoyistas fueron incluidos en una lista negra, despedidos de sus trabajos o, como los “antipáticos” Hollywood Ten [Diez de Hollywood], encarcelados por sus simpatías y filiaciones “comunistas” (Carmichael 46-47). Algunas personas famosas de la “Dream Factory”, como Charlie Chaplin y Bertolt Brecht, prefirieron marcharse al extranjero para no acabar en la cárcel.

Foto: Ethel y Julius Rosenberg (Fuente: Wikimedia Commons)

El presidente Truman había asegurado reiteradamente al pueblo estadounidense que la URSS no podría conseguir un arma nuclear en los siguientes entre 10 y 20 años, de modo que cuando los rusos probaron una bomba atómica en agosto de 1949 se emprendió la búsqueda de traidores dentro del propio Estados Unidos y de espías atómicos que trabajaran para Moscú. El senador McCarthy y el igualmente infame ayudante del fiscal Roy Cohn, que fue asesor principal de la Subcomisión Permanente de Investigaciones del Senado, acusaron públicamente a muchos “comunistas” conocidos y desconocidos de espionaje atómico para la Unión Soviética. Uno de los acusados era el oscuro propietario de un pequeño taller en la ciudad de Nueva York llamado David Greenglass, que había sido un joven sargento destinado al Proyecto Manhattan en Los Álamos, Nuevo México, donde se desarrollaron las primeras bombas atómicas de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Las acusaciones de Cohn contra él carecían de todo fundamento ya que no había “ni un solo testigo ni una sola prueba de que Greenglass hubiera cometido espionaje” (Wexley 113-114). Pero llevado por el pánico y temiendo por su vida, Greenglass implicó falsamente a su hermana Ethel y a su marido Julius (como lamentablemente reconoció muchos años después) presionado por los fiscales y para protegerse a sí mismo y especialmente a su querida esposa Ruth de posibles acusaciones criminales de espionaje atómico y alta traición (Roberts 479-484).

Basándose únicamente en el sospechoso testimonio de Greenglass los fiscales del gobierno detuvieron, encarcelaron y juzgaron a Julius y Ethel Rosenberg por robar secretos de la bomba atómica de Estados Unidos y pasarlos a Moscú. En una grave violación del código de conducta judicial Cohn, el fiscal del juicio Irving Saypol y el juez que presidía el tribunal Irving Kaufman se consultaron ilegalmente casi a diario y conspiraron en secreto con otros altos cargos del Departamento de Justicia, incluido el Fiscal General de Estados Unidos Herbert Brownell Jr., para socavar la defensa legal de la pareja acusada.

La acusación se inventó la mayoría de las pruebas contra los Rosenberg con la ayuda de David Greenglass, que se convirtió en testigo del gobierno a cambio de indulgencia por las supuestas actividades en el pasado como espías soviéticos tanto de él como de su esposa (Roberts 476-477). Un libro relativamente reciente de un destacado redactor del New York Times revela que Greenglass cometió perjurio al declarar en el tribunal contra los Rosenberg, lo que finalmente llevó a la condena y ejecución de su hermana y cuñado (Roberts 482-483). Y lo que es peor, “durante el juicio ni los Rosenberg ni su abogado defensor pudieron acceder a ninguna prueba documental que apoyara las afirmaciones del gobierno sobre Julius y Ethel” (Carmichael 109). Esta omisión deliberada convirtió el juicio en una farsa, que “violó además el derecho fundamental de los Rosenberg según la Cuarta Enmienda a conocer qué pruebas había contra ellos” (Carmichael 109).

Debido a las fuertes presiones políticas, especialmente por parte del presidente del Tribunal Supremo Fred Vinson, el Tribunal Supremo de Estados Unidos denegó la revisión de las condenas por espionaje de los Rosenberg y la suspensión de sus ejecuciones ordenada por el juez del Tribunal Supremo William O. Douglas con el fin de reabrir su controvertido caso (Sharlitt: 46-49, 80-81). Aunque era obvio que eran inocentes de la acusación de ser espías atómicos, los Rosenberg fueron ejecutados en la temible cárcel Sing Sing de Nueva York el 19 de junio de 1953 a pesar de las enormes protestas tanto en Estados Unidos como en el mundo y de las peticiones de clemencia. Sólo dos meses después un bombardero soviético lanzó la primera bomba de hidrógeno (termonuclear) operativa del mundo en una prueba en superficie, que demostró lo absurdo de la idea de que Moscú necesitara robar los secretos atómicos a Estados Unidos para producir sus propias armas nucleares. Un revelador libro recién publicado resume los sórdidos detalles legales del caso Rosenberg: “[…] Una pareja joven judío-estadounidense rehusó hacer la falsa confesión de haber cometido traición contra Estados Unidos. Debido a un idealismo fuera de lugar el marido había cometido un crimen respecto al cual la acusación no afirmaba que hubiera perjudicado a Estados Unidos. Para satisfacer una agenda política varios altos cargos, los fiscales, y el juez, que eran unos irresponsables y oportunistas, elevaron este crimen a la categoría de “traición”. Los Rosenberg no podían confesar un delito que no habían cometido y por el que los funcionarios de Justicia exigían cínicamente los nombres de los cómplices, los cuales también se iban a enfrentar a la amenaza de ser ejecutados por un delito no cometido. Habrían enviado a familiares y amigos a la muerte, habrían dejado huérfanos a sus hijos y los habría cargado en el futuro de una vergüenza inmerecida” (David & Emily Alman 377).

Desde entonces han salido a la luz muchas pruebas nuevas (algunas de las cuales habían sido suprimidas previamente por el gobierno o retenidas por la fiscalía) que confirman la inocencia de los Rosenberg. Actualmente se acepta mayoritariamente que Ethel Rosenberg nunca fue una espía soviética y que los fiscales lo sabían perfectamente. Esta mujer madre de dos hijos fue detenida y encarcelada y el FBI de J. Edgar Hoover la mantuvo como rehén para chantajear a su marido y hacer que confesara su supuesta culpabilidad y dijera los nombres de otros espías soviéticos. Aparte de muchos “testimonios de oídas”, ni la fiscalía ni el juez presentaron prueba alguna que “demostrara a existencia de una red de espionaje encabezada por Julius Rosenberg” alegando convenientemente que todas esas pruebas documentales “tenían que permanecer secretas por razones de seguridad nacional” (Carmichael 109).

Julius trató infructuosamente de defenderse insistiendo en que, aunque las acusaciones de espionaje fueran, en efecto, ciertas, el supuesto espionaje que había hecho durante la Segunda Guerra Mundial lo hizo a favor del entonces aliado soviético de Estados Unidos durante la guerra y no tenía absolutamente nada que ver con robar información sobre la bomba atómica. Pero el argumento del juez sentenciador (ridículo desde el punto de vista legal y de los hechos) de que los Rosenberg habían puesto la bomba atómica en las “ensangrentadas manos” del dictador soviético Joseph Stalin, lo que más tarde provocó la muerte de 54.000 soldados estadounidenses en la Guerra de Corea (1950-1953), tuvo éxito, al menos a ojos de la enfurecida opinión pública estadounidense y selló el destino de la pareja acusada.

Pero lo más trágico de todo este caso fabricado fue que los británicos ya habían detenido y encarcelado al científico nuclear alemán Klaus Fuchs, el cual había admitido haber enviado a Moscú información secreta acerca de la bomba atómica estadounidense mientras estuvo trabajando para el ultrasecreto Proyecto Manhattan en Los Álamos durante la Segunda Guerra Mundial. Obviamente, los macartistas de la caza de brujas necesitaban varios chivos expiatorios en su país a los que echar la culpa de que Stalin hubiera desarrollado un arsenal nuclear.

Si la pena de muerte por un “delito no de sangre”, como la alta traición en tiempo de paz (que en el caso de los Rosenberg el presidente Dwight Eisenhower se negó a conmutar por cadena perpetua) no hubiera estado en vigor en aquel momento, los Rosenberg habrían sido exonerados más tarde y puestos en libertad al ir disminuyendo gradualmente la histeria anticomunista. Esto es exactamente lo que ocurrió a los líderes convictos y encarcelados del Partido Comunista, todos los cuales fueron liberados uno tras otro por los tribunales: “A principios de 1958 los exdirigentes del Partido Comunista condenados en 1948 en virtud de la Ley Smith habían sido puestos en libertad; el Tribunal Supremo había anulado sus condenas” (Roberts 453).

Conclusión
El caso de Ethel y Julius Rosenberg es un ejemplo flagrante de la corrupción y politización del sistema judicial de Estados Unidos en el muy tenso ambiente de Guerra Fría de la década de 1950. A pesar tanto de su valentía y de su indomable voluntad de vivir como del fuerte apoyo público que recibieron en Estados Unidos y en el extranjero, los Rosenberg no sobrevivieron a las injusticias inconstitucionales que les infligieron unas autoridades judiciales llenas de prejuicios políticos y moralmente deshonestas, decididas a cumplir sus objetivos anticomunistas por todos los medios posibles, tanto legales como ilegales. El Departamento de Justicia había falsificado gran parte de las pruebas condenatorias contra los Rosenberg, mientras que los testigos clave en el juicio cambiaron reiteradamente sus testimonios tras haber sido adiestrados por los fiscales. Como escribió más tarde un experto analista de juicios sobre la condena y ejecución “injustificada” de los Rosenberg: "Dado el miedo al comunismo en el que estaba sumido Estados Unidos en la década de 1950, es dudoso que pudiera haber otro resultado. [...] Sus muertes siguen siendo una mancha en la sociedad estadounidense. [...] Cuando la paranoia se apodera de una nación las personas inocentes sufren con las culpables” (Moss 97).

Casos judiciales tristemente célebres como el de los Rosenberg siguen recordando a la opinión pública informada que la pena de muerte nunca está ni se debe considerar legalmente justificada o moralmente defendible, especialmente en casos no violentos como el espionaje en tiempo de paz, porque la pena capital hace prácticamente imposible revertir los errores judiciales del pasado al presentar nuevas pruebas o pruebas suprimidas previamente que exoneren a aquellas personas acusadas que han sido ejecutadas. En el caso de los Rosenberg la fiscalía y los tribunales se han negado obstinadamente hasta la fecha a reconocer la inocencia demostrada de los acusados y a anular sus condenas y penas de muerte injustas.

Rossen Vassilev Jr. es estudiante de último año de periodismo en la Universidad Ohio de Athens, Ohio.

Bibliografía:

Alman, David, y Emily Alman, Exoneration: The Trial of Julius and Ethel Rosenberg and Morton Sobell, Seattle, WA, Green Elms Press, 2010.

Carmichael, Virginia, Framing History: The Rosenberg Story and the Cold War, Minneapolis and London, University of Minnesota Press, 1993.

Moss, Francis, The Rosenberg Espionage Case. (Famous Trials series), San Diego, CA, Lucent Books, 2000.

Rachels, James, y Stuart Rachels, The Elements of Moral Philosophy (octava edición), McGraw-Hill Education, 2015.

Roberts, Sam, The Brother: The Untold Story of Atomic Spy David Greenglass and How He Sent His Sister, Ethel Rosenberg, to the Electric Chair, Nueva York, Random House, 2001.

Sharlitt, Joseph H, Fatal Error: The Miscarriage of Justice that Sealed the Rosenbergs’ Fate, Nueva York, Charles Scribner’s Sons, 1989.

Wexley, John, The Judgment of Julius and Ethel Rosenberg, Nueva York, Ballantine Books, 1977.

Fuente: http://www.globalresearch.ca/death-penalty-political-weapon-execution-ethel-julius-rosenberg/5683539

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.