sábado, 26 de octubre de 2019

Pechuga y homofobia: la cadena de pollo frito que arrasa en Estados Unidos dura solo nueve días en Europa. Chick-fil-A abrió su primer local en el Reino Unido el 10 de octubre. Este fin de semana, tras días de protestas, ha anunciado que lo cerrará en 2020

Pechuga de pollo, pepinillos, sal cosher, pimienta negra, azúcar glass, harina, toneladas de fervor religioso y unas tazas de homofobia. La receta ha convertido a la cadena de comida rápida estadounidense Chick-fil-A (léase como chick fillet, o sea, “filete de pollo” en inglés) en una de las más rentables de Estados Unidos y un torrente continuo de noticias, boicots y subsiguientes antiboicots.

Si Chick-fil-A, que nació hace 73 años en Georgia, no suena al lector es porque no existe en España y sus intentos de recalar en Europa se han saldado con unas campañas de protestas que han indicado que sus filetes de pollo podrían tener cabida en el viejo continente, pero sus ideas no. La cadena tiene 2.361 establecimientos en Estados Unidos, uno en Canadá y otro en el Reino Unido. Pero este último, abierto hace nueve días, ha anunciado ya su cierre en 2020.

Existen en Chick-fil-A unas cuantas peculiaridades. Una de ellas es que no se encuentran en sus menús cubos de alitas o muslitos rebozados y crujientes, quizá la estampa más popular de otras grandes multinacionales especializadas en pollo como KFC (iniciales de Kentucky Fried Chicken) o Popeyes. En Chick-fil-A la única materia prima cárnica es la pechuga, de modo que no hay nada que se venda en sus establecimientos que tenga hueso.

Otra particularidad es que si acudimos un domingo a comprar un Chick-fil-A Chicken Sandwich, su plato estrella, encontraremos el local cerrado. El fundador de Chick-fil-A, Truett Cathy, tenía “una filosofía personal y laboral –se puede leer en la web oficial– basada en los principios bíblicos” y la decisión de cerrar los domingos “atiende a ideales que él consideró más importantes que los negocios”. Una práctica que cinco años después de su muerte en 2014, a los 93 años, su hijo Dan Cathy, que lo sucedió al frente de la compañía y tiene hoy 66 años, mantiene religiosamente. Si al séptimo día Dios descansó, los Cathy también.

El hueso que no existe en su menú se lo acaban de encontrar los Cathy en el Reino Unido. La apertura de su local en un centro comercial de Reading, ciudad de 350.000 habitantes en el sur de Inglaterra que vio nacer a Kate Middleton, Kate Winslet, Ricky Gervais o Charlie Brooker, era un movimiento clave para la empresa: la apertura de su primer restaurante fijo en Europa tras experimentar, en 2018, con un restaurante pop up (o sea, temporal) en Edimburgo, Escocia. Chick-fil-A no ha tenido mucha suerte fuera de EE UU: sus dos locales en Sudáfrica no duraron más de cinco años y en Canadá abrió un establecimiento el pasado seis de septiembre tras dos intentos anteriores que tampoco superaron los cinco años.

El pasado 10 de octubre, el primer Chick-fil-A de Europa abrió sus puertas en el centro comercial británico de Oracle Wall. Ese mismo día, unas 60 personas se apostaron en la puerta portando banderas del arcoíris. La manifestación, organizada por Reading Pride (Orgullo de Reading), tenía visos de continuar hasta que el local cerrase. "La actitud moral y ética de la cadena hacia las personas LGTBI va completamente en contra de nuestros valores y los del Reino Unido", anunciaron en un comunicado. Otra organización proderechos LGTBI del Reino Unido tuiteó: "¡Qué os píen, Chick-fil-A! ¡No sois bienvenidos!".

Y lo han conseguido. Nueve días después de su apertura, Chick-fil-A ha anunciado que cerrará su único establecimiento en Europa. Un representante del centro comercial ha dicho a la cadena BBC: "Siempre buscamos introducir nuevos conceptos para nuestros clientes, pero hemos decidido en esta ocasión que lo correcto es permitir que Chick-fil-A solo permanezca con nosotros durante el período inicial de seis meses y no extender el contrato de arrendamiento. La compañía, por su parte, ha declarado que abrir durante seis meses fue siempre su plan, como parte de una estrategia a largo plazo para expandirse internacionalmente".

¿Qué pasa exactamente con Chick-fil-A? En 2012, Dan Cathy, presidente de la compañía, provocó indignación en Estados Unidos al condenar el matrimonio igualitario en un programa de radio estadounidense: "Espero que Dios se apiade de esta generación que con tanto orgullo y arrogancia cree que podemos redefinir en qué consiste el matrimonio”. Un comentario que podría considerarse una opinión personal, privada y acorde a su moral. Pero resulta que su particular idea de lo que es o no es un matrimonio ha saltado a los libros de cuentas de su compañía: han donado cinco millones de dólares (4,4 millones de euros) a grupos de ultraderecha que han luchado políticamente para que no se legalizase el matrimonio igualitario en Estados Unidos y que, en algunos casos, como el de Exodus International, apoyan peligrosas terapias de reconversión.

Esta tormenta mediática hizo que en 2012 Chick-fil-A perdiese contratos promocionales (por ejemplo, con la compañía de Jim Henson, creador de Barrio Sésamo) y muchas ciudades boicoteasen la apertura de futuros locales (como San Francisco). La edición estadounidense del Huffpost consiguió declaraciones anónimas de empleados gais de la compañía que hablaron del vía crucis que atravesaban aquellos días, sirviendo sándwiches, nuggets, ensaladas y mac & cheese bajo un fuego cruzado de boicot y antiboicot: “A veces viene un cliente que te dice cosas como: ‘¡Me alegro de que no apoyéis a los maricones, aquí puedo comer en paz!' Y otras veces me gritan por ser un meapilas, conservador, cristiano homofóbico mientras sirvo la comida”.

Eso sí, mientras los grupos progresistas atacaban a la compañía, popes conservadores como Sarah Palin la apoyaban sin fisuras y publicaban en sus redes sociales fotos comiendo en los restaurantes y animando a sus seguidores a hacer lo mismo.

La actitud homofóbica de los dueños de Chick-fil-A infecta su política laboral. Por ejemplo, véase este detalle que parece no tener importancia hasta que se lo compara con otras compañías rivales. En la letra pequeña de la política de empleo de Chick-fil-A se puede leer: “No discriminamos laboralmente por razones de sexo, género, raza, color, religión, origen, ascendencia, ciudadanía, embarazo, edad, discapacidad física o mental, información genérica o condición de militar o veterano”.

Entre esos motivos de no discriminación no está la orientación sexual, dos palabras que sí incluye la política de empleo de McDonalds o la de Starbucks, dos de sus grandes competidoras en Estados Unidos. En todo caso, a Chick-fil-A le da igual porque toda esta controversia le ha venido bien en su país de origen. Si todo boicot tiene su contra-boicot, el de Chick-fil-A lo ha convertido en la cadena de comida rápida favorita del votante rabiosamente republicano, un cliente generoso y fiel. Según un informe de Kalinowski Equity Research, sus cuentas no han hecho más que crecer en los últimos años y a finales de 2018 acariciaba la posibilidad de convertirse en la tercera cadena de comida rápida más rentable de Estados Unidos tras, Starbucks y McDonalds.

Porque en esta historia de pollos sin hueso y firmes creencias bíblicas hay un tercer elemento que añadir a la trama y que tiene que ver, esta vez por fin, con la comida en sí: el sándwich de pollo es realmente espectacular. “¿Qué debes comer si te gusta tanto el pollo como los derechos igualitarios?”, se preguntó The Guardian el pasado marzo.

Hasta Pete Buttigieg, aspirante a ser candidato demócrata en las elecciones de 2020 y abiertamente gay, dijo en una entrevista de radio a la cadena neoyorquina 105.1: “No apruebo sus políticas, pero debo decir que sí apruebo su pollo”.

La respuesta de la empresa a las críticas a sus políticas siempre suele ser un comunicado parecido a este que lanzaron cuando el aeropuerto de San Antonio (Texas, Estados Unidos) rechazó que uno de sus locales abriese en sus terminales. "Las 140.000 personas que sirven a los clientes de nuestros restaurantes todos los días representan y aceptan a toda la gente, sin tener en cuenta su raza, género, etnia, orientación sexual o identidad de género". Mientras Chick-fil-A lanza mensajes tibios, su competencia de KFC aprovecha la situación y cuelga en sus letreros luminosos mensajes como este: "¡Pollos deliciosos y servidos sin odio!".

https://elpais.com/elpais/2019/10/21/icon/1571659939_921438.html

viernes, 25 de octubre de 2019

_- “Hay un ímpetu para llevar el periodismo a otros horizontes” El reportero de 'The New York Times' produce la primera incursión del periódico en el mundo televisivo

_- Jason Stallman no ha salido de The New York Times en 17 años, y sin embargo ahora se ve produciendo un programa de televisión. Tras el éxito mundial de The Daily, un podcast diario de noticias producido en la redacción neoyorquina, el periódico ha decidido continuar experimentando con The Weekly, esta vez un programa semanal televisivo de reportajes. Desde su estreno en Estados Unidos el pasado julio, primero en la cadena por cable FX y luego en el servicio de streaming Hulu, The Weekly ha investigado desde la injerencia rusa en las elecciones de 2016 al enjaulamiento de menores inmigrantes; ha explorado la influencia ultraconservadora que algunos canales de YouTube ejercen en la política brasileña y cuestionado el proceso de fabricación de iPhones en China. Stallman, productor ejecutivo, vino a Madrid a presentar la serie, cuyos primeros capítulos se pueden ver ahora en Movistar +. La serie completa empezará a emitirse el 12 de noviembre en el canal Odisea.


Pregunta. ¿Qué lleva a un periódico con un legado centenario en prensa escrita a la televisión?
Respuesta. En el Times siempre buscamos aumentar nuestra audiencia. Al haber tenido un gran resultado con The Daily, pensamos cuál era la siguiente plataforma con la que aún no habíamos experimentado seriamente. Y era ésta, resultaba obvio. Debíamos tratar de alcanzar un público de dimensiones televisivas.

P. ¿No es una plataforma incómoda? Una redacción de prensa escrita no habla necesariamente lenguaje audiovisual.
R. Cuando empecé a trabajar en el Times hace 17 años, este era, antes que nada, un periódico impreso. Todo giraba alrededor de la edición en papel. Ahora es una organización digital con una web leída en todo el mundo, aplicaciones para móviles y varios podcasts. No digo que hacer televisión sea fácil, pero hay un ímpetu por llevar el periodismo que hacemos desde hace cientos de años a otros horizontes.

P. ¿Cómo logran que la maquinaria de un periódico escrito produzca un programa de televisión?
R. En The New York Times no sabemos hacer documentales, pero nos asociamos con una productora de periodistas televisivos, Left/Right, que sí sabe. El proceso es que escuchamos las propuestas de nuestros periodistas y cuando encontramos una que pueda funcionar como documental de 30 minutos, juntamos a esos periodistas con la productora. Van adónde tengan que ir, reúnen el material que necesiten, y, de vuelta en Nueva York, Left/Right empieza a montar el capítulo. Luego mi equipo de editores lo supervisa para asegurarse de que sea algo que tenga sentido dentro de The New York Times.

P. En el resultado final, ¿qué porcentaje es Times y qué porcentaje, trabajo externalizado?
R. Es difícil hablar de porcentajes. El reportero del Times nos da la idea, el acceso a las fuentes, y el enfoque. Lo es todo.

P. ¿Cómo dieron con el formato? La duración, por ejemplo, de 30 minutos, debe marcar mucho el tono y el contenido.
R. La televisión tradicional nos exigía encajar en una franja o bien de 30 minutos o bien de una hora. FX, la cadena de televisión por cable, nos compró la idea por lo que al final son 25 minutos más anuncios. Luego en la práctica hay historias demasiado grandes y complicadas para despacharlas en media hora. FX nos permite extendernos a una hora. Podemos cambiar el formato si no nos sirve.

P. Es interesante que, en plena transformación digital, el periódico acabe con una apuesta de televisión tradicional.
R. El equipo del Times que fue a Hollywood a vender el proyecto decidió que lo mejor era la combinación FX y Hulu. FX está en 90 millones de hogares [por comparación, Hulu tiene 25 millones de suscriptores; Netflix, 60]. Luego Hulu nos permite estar en un servicio de streaming.

P. ¿Qué no les ha funcionado?
R. Recuerdo cuando, hablando de la influencia de Facebook en las elecciones de 2016, nos dijeron: “En Brasil es aún peor”. Aquella historia era fascinante pero fue complicado encajarlo todo en 25 minutos. Aquel capítulo quedó particularmente denso.

P. Una seña de identidad del programa son las imágenes del trabajo de los periodistas. ¿Sienten que la transparencia es una exigencia cada vez más ineludible para los periodistas?
R. Necesitábamos un recurso narrativo para que el espectador encontrase su guía en la historia. Tomamos la decisión de no tener presentador, queríamos que el protagonismo recayese en el periodista de The New York Times que mejor conociese la historia. Pero, de esta forma, el espectador puede desorientarse. Así que, por pura necesidad narrativa, dependemos de que el periodista guíe al público. Estás con él o ella cuando entrevista, cuando descubre algo, cuando revisa documentos. Pero al tener 25 minutos, debes tomar la decisión sobre cuánto reporterismo quieres incluir y al final es una dosis muy pequeña.

P. ¿Les gustaría incluir más?
R. Nos consta que hay gente a la que le fascina el proceso. Rukimini [Callimachi, la reportera del Times centrada en el extremismo islámico], que ha entrevistado a docenas de terroristas del ISIS, nos decía: “Pero si es solo una entrevista más”. Y no lo es. Es una oportunidad enorme para algunos lectores. Pero dicho esto, el programa no debería centrarse en procesos y técnicas periodísticas. Es sobre ISIS, inmigración o Trump, con toques de reporterismo.

P. ¿La presencia de la imagen dificulta la relación entre información y entretenimiento?
R. Para mí es igual que cuando redactaba. El objetivo es entregar la historia más interesante y llamativa posible, lo que no quiere decir que te inventes cosas o te tomes libertades con los hechos. No nos estamos alejando del periodismo. Hacemos lo mismo en otra plataforma.

https://elpais.com/cultura/2019/10/23/television/1571842508_816166.html

_- Lo posible y lo necesario, la película de Marcelino Camacho

_- http://www.rebelion.org/noticia.php?id=261756

jueves, 24 de octubre de 2019

¿Qué leer de Santos Juliá? Cinco ensayos esenciales del historiador que indagó durante más de cuatro décadas el pasado reciente

Santos Juliá pasó 42 años haciendo historia política y social de la España contemporánea. Entre el ramillete de temas que le obsesionaron como historiador figuran: la violencia política (coordinó el libro Víctimas de la Guerra Civil, que documentó 120.000 muertos civiles durante el conflicto); el papel de los intelectuales; el eterno problema de España; y, sobre todo, Manuel Azaña (fue el editor de sus Obras Completas en siete volúmenes publicados por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales y Taurus en 2008). Aquí, un recorrido apresurado por cinco ensayos esenciales.

Historias de las dos Españas (Taurus, 2004).

Premiado con el Nacional de Historia, el ensayo ahondaba en uno de los temas que más ha apasionado al historiador: el papel de los intelectuales y el sempiterno debate alrededor de la idea —y el problema— de España. Es con el desastre del 98 cuando se agudiza esa conciencia problemática de España, que va dividiendo a los intelectuales: liberales ilustrados frente a católicos tradicionales, nuevos frente a viejos. "Los intelectuales representaron la historia como la escisión entre dos Españas, una escisión que finalmente se cerró con la generación de Sánchez Ferlosio, Alfonso Carlos Comín o Carlos Barral y otros muchos más, cuando se presentan como hijos de vencedores y vencidos, cerrando ese relato, eliminando la escisión entre vencedores y vencidos".

Vida y tiempo de Manuel Azaña

Vida y tiempo de Manuel Azaña 1880-1940 (Taurus, 2008). En 2008 el historiador volvió a uno de sus personajes esenciales. Fue la evidencia de que era un perfeccionista. En 1990 había publicado la biografía del presidente de la República que, de alguna manera, fue la catapulta hacia la reivindicación histórica de un hombre denostado y ninguneado durante la larga dictadura. Juliá creía que aquel texto resultaba desequilibrado: "Manca de la guerra y del destierro, coja de juventud e hinchada sobremanera de la República". También fue su despedida de Azaña: "No puedo decir que sea la obra definitiva. Azaña tiene muchas caras, pero, por lo que a mí respecta, es el último".

Camarada Javier Pradera

Camarada Pradera (Galaxia Gutenberg, 2012). Una obra trabajada con el rigor del historiador y el calor del amigo. “Javier, y muchos como él arriesgaron mucho", recordaba Juliá en la presentación del libro en noviembre de 2012, "Javier puso en juego su carrera a los 19 años, cuando decidió entrar en el PCE al mismo tiempo que preparaba las oposiciones para acceder al cuerpo jurídico del Ejército del Aire”. La gran pregunta que le empujó a poner en pie este libro sobre Javier Pradera, editor, columnista y fundador del diario EL PAÍS y de la revista Claves de Razón Práctica, fue averiguar por qué los hijos de los vencedores de la Guerra Civil se aferraron a la causa de los vencidos y la hicieron suya.

Nosotros los abajo firmantes

Nosotros, los abajo firmantes. Una historia de España a través de manifiestos y protestas (Galaxia Gutenberg, 2014). A partir de 446 escritos (manifiestos, cartas, artículos, declaraciones…) que representan una voz colectiva y que aspiran a influir sobre las acciones de Gobierno, Juliá reconstruye las convulsiones del pasado reciente español, desde el desastre político de 1898 al desastre económico de 2008. También analiza la evolución de la figura del intelectual —un concepto que él encuentra por vez primera en una carta de Unamuno de 1896, en la que pide clemencia para un anarquista— a lo largo de un siglo. "Del intelectual-profeta se pasa al observador comprometido con valores universales. Con la Red se multiplican los manifiestos. Puede provocar una banalización y ruido, pero es un elemento movilizador como nunca ha habido, como vimos con la defensa de la sanidad pública en Madrid. Aumenta la conciencia crítica, muy importante para la consolidación de la democracia del futuro. El intelectual ya no tiene púlpito pero sí un lugar en el escenario”, escribió Juliá. La obra recibió el Premio Internacional de Ensayo Caballero Bonald en 2015.

Transición

Santos Julia Transición (Galaxia Gutenberg, 2017). Desde 1937, cuando surge el término transición, de la mano de Manuel Azaña y otros intelectuales franceses, hasta la convulsión independentista del otoño de 2017 en Cataluña, Santos Juliá armó este libro que recibió el premio Francisco Umbral y el Premio del Gremio de Libreros de Madrid al mejor ensayo de 2018. En los últimos años, tras el cuestionamiento político de aquel periodo, Juliá se había erigido en una de las voces más críticas contra algunas falsas creencias atribuidas a la Transición, como la gestación del bipartidismo. “Es otro invento. Nadie tuvo mayoría. En el Congreso que sale de las primeras elecciones se encuentran gentes que venían de la Administración del Estado y del PCE. Fraga le veía la cara a Pasionaria. En aquel semicírculo se sentaba gente que se había matado. ¿Qué pueden hacer 350 personas que vienen unos de la oposición y otros del régimen, que son tradiciones excluyentes? Ponerse de acuerdo. Y la posibilidad de que gente que se ha estado matando se pueda volver a hablar, y que tiene una protohistoria anterior a la muerte de Franco, es insólita, no había ocurrido jamás en nuestra historia”, explicó el autor en un encuentro en 2014.

https://elpais.com/cultura/2019/10/23/television/1571842508_816166.html

miércoles, 23 de octubre de 2019

ENTREVISTA Gonzalo Pontón: “Los intelectuales catalanes han sido muy cobardes” El creador de los sellos Crítica y Pasado & Presente es investido doctor 'honoris causa' por la Universidad Pompeu Fabra

Suele ir directo a la bibliografía, busca lo que llama “títulos vertebradores” de la materia y si no aparecen o están desfasados, decide no incorporar ese libro a su catálogo. Es uno de los infalibles trucos con los que Gonzalo Pontón (Barcelona, 1944), creador de sellos como Crítica y Pasado & Presente y autor de La lucha por la desigualdad,* se ha convertido, tras 55 años de labor, en el editor más emblemático de ensayo e historia de España desde la Transición. “Un referente en la difusión del pensamiento histórico, político, humanístico, literario y científico de máxima categoría intelectual”, según la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, que hoy le inviste por ello doctor honoris causa.

El editor barcelonés Gonzalo Pontón.

Pregunta Llegó a la industria del libro muy precoz, con 14 años.

Respuesta. Estaba como enloquecido con la lectura: me escapaba de clase para ir a leer a casa; mi padre, cubano, emigró a España con, no sé por qué, una de las maletas cargada de libros, del que aún recuerdo El fin de una raza, de Pereda; luego, en casa de un amigo vi que trabajaba con galeradas, y me cedió algunas: ¡cobrar por leer: pagaban a 50 céntimos!; luego pasó a Ariel y yo entré ahí en 1964 como aprendiz de corrector.

De Manuel Sacristán aprendí lo que es la responsabilidad intelectual: le vi pasarse dos días consultando para saber si mercado debía traducirlo por concurrencia o competencia

P. Y en 1973 ya era su director editorial.

R. Ariel era un intento de reconectar intelectualmente con la República. Alexandre Argullós, uno de sus fundadores, necesitaba un ayudante: con los autores se mantenía una gran correspondencia; yo me acabé encargando también de gestionar las traducciones y así conocí a dos colaboradores capitales en mi vida: Manuel Sacristán y Josep Fontana. De Sacristán aprendí lo que es la responsabilidad intelectual: le vi pasarse dos días consultando para saber si mercado debía traducirlo por concurrencia o competencia.

P. En ese periodo, coincidiría con la gauche divine…

Las élites no quieren compartir el control del conocimiento real; el sistema capitalista conspira contra el conocimiento y, en consecuencia, contra la igualdad

R. Siempre menosprecié a la gauche divine, incluida la editorial; me provocaban dolor de estómago: su mundo no tenía nada que ver con el mío; nunca me he dedicado a las relaciones públicas... Cuando muchos de aquellos editores llegaban a sus despachos a media mañana tras intensas noches en Bocaccio, yo hacía tres horas que estaba en el mío: mis jornadas siempre han sido de 14 y 15 horas...

P. También acabó haciendo libros muy distintos de los suyos.

R. A pesar de que la edición ha ido a peor desde entonces, siempre he pensado que los libros hacen una labor en España que la universidad, ni la franquista ni la democrática, ha hecho: que el conocimiento traspase sus paredes y la cultura llegue a la gente: nunca he hecho libros solo para la tribu académica; ese fue el planteamiento de Crítica desde el primer día, cuando la fundé en 1976, con ayuda de Juan Grijalbo.

P. ¿No han cambiado las cosas?

Para ser editor de no ficción hace falta conocimiento: de ahí que me rodeara de gente como Sacristán, Josep Fontana, Jordi Nadal, Francisco Rico…

R. Nada. En el XVIII, los grandes editores intelectuales tiraban entre 1.500 y 2.000 ejemplares; 300 años después, desde Pasado & Presente hacemos los mismos. Es inquietante que esta élite lectora no crezca; no es democrático lo que pasa con el conocimiento en España. Que la gente se escandalice por lo que dicen los de Vox de las Trece Rosas republicanas… Somos ignorantes, es como decir que la Tierra es plana: he publicado al menos 20 libros donde se ha explicado…

P. ¿Dónde está el problema, pues?

Siempre he pensado que si una editorial gana dinero, ese dinero ha de ser para reinvertir en ella y no para que juegue con él el amo del capital

R. En que vivimos en un mundo en el que las élites no quieren compartir el control del conocimiento real; el sistema capitalista conspira contra el conocimiento y, en consecuencia, contra la igualdad; y no nos engañemos: sí, estamos ante la generación más titulada, pero no es la más preparada. Si a ello se añade que al ser humano le da pereza pensar… En ese sentido, como editor he fracasado.

P. Pero ha vendido más de 60.000 biografías del Conde Duque de Olivares de Elliott, ha convertido la Historia de España de Pierre Vilar, los diarios de Azaña o la Historia del tiempo de Stephen Hawking, cuyos derechos adquirió por solo 20.000 dólares, en best-sellers. Ha tenido buena nariz: Fontana, Antony Beevor, El florido pensil…

R. El olfato es para la narrativa, no para el ensayo; si eres analfabeto puedes ser un editor literario, como lo fueron Juan Grijalbo, Juan Salvat o Lara padre, que se guiaban por elementos externos al libro: la actualidad, el sexo, la última polémica, lo más vendido en otro país; pero para serlo de no ficción hace falta conocimiento: de ahí que me rodeara de gente como Sacristán, Fontana, Jordi Nadal, Francisco Rico…

P. La leyenda dice que rechazó para Crítica la biografía de Franco de Paul Preston porque no le gustó y la desvió a otro sello del grupo, Grijalbo…

Muchos se llaman editores, pero son solo capitalistas del producto libro

R. No es cierto: la regalé para ayudar a Grijalbo, donde hacía muy poco había aterrizado como editor Daniel Fernández. En cualquier caso, he sido un editor muy duro: cuando mando, soy despótico.

P. ¿Algún modelo de editor?

R. Javier Pradera; es el que más me ha fascinado: era muy inteligente, conocía perfectamente la cadena del libro; inspirándome en él creé Ariel Quincenal, libros a 50 pesetas para gente que quería leer y no tenía dinero: en 1968 vendíamos 15.000 ejemplares.

P. Allí donde ha ido, Ariel, Crítica, Pasado & Presente, le han seguido sus autores. ¿Cómo ha logrado fidelizarlos?

R. Me he implicado mucho siempre en su labor, he tejido complicidades; muchos de sus originales eran temas muy interesantes, pero no lo sabían comunicar y yo les he ayudado; y luego he tenido mucha paciencia, nunca les he presionado: quería que quedaran satisfechos de su trabajo, independientemente de lo que habíamos firmado en el contrato.

P. En noviembre de 1998 abandonó Grijalbo-Mondadori por diferencias con sus directivos y salió de Planeta en 2009 con una jubilación forzosa y sin su sello Crítica. Usted mismo se ha definido como “un tipo molesto”…

R. Mi amigo editor André Schiffrin hablaba del mercado como la nueva censura, pero ese mercado es el de toda la vida. La edición es un negocio capitalista como cualquier otro y se ha de saber jugar dentro del sistema y yo he jugado y he hecho ganar muchos millones a mis amos con sus editoriales; soy un muy buen CEO: Crítica, con sus 2.500 títulos, nunca perdió dinero, como tampoco lo pierden los 100 que ya he publicado en Pasado & Presente; pero también siempre he pensado que si una editorial gana dinero, ese dinero ha de ser para reinvertir en ella y no para que juegue con él el amo del capital; he tratado de robarles dividendos para hacer más libros; por eso soy un tipo incómodo para ellos; no tengo su cultura empresarial, el gen depredador que se ha de tener para ser directivo de Planeta, por ejemplo… Mucha de esa gente se llaman editores, pero son solo capitalistas del producto libro.

P. Un producto libro que compite y sueña, a la vez, con plataformas audiovisuales…

R. Netflix es el nuevo panem et circenses, el juguete de moda para distraer a la gente, la última zanahoria de la televisión, que se ha quedado con la clientela que tenía antes la religión.

P. Como editor, ¿cómo valora la bibliografía que ha generado el procés?

R. Poco título de calado. Por un lado, los intelectuales catalanes son muy cobardes, debían haber denunciado desde el primer momento la maniobra de CiU para aprovecharse, desde el eje nacionalista, de las justas protestas de la gente por su situación económica; tenían que haber desenmascarado a Artur Mas, monaguillo de Jordi Pujol, y a sus cooptados Puigdemont y Torra.

P. ¿Y desde el otro lado del Ebro?

R. La actitud de la política española ha sido tremendamente idiota; España, sociológicamente, es de derechas, aún tiene una mentalidad de mayorazgo y manos muertas, un punto reaccionaria… En ese contexto conjunto, la infantilización que vemos de la enseñanza está en línea con la voluntad de manipular a las.masas, imbuirlas de porquería con los mass-media. A bajar el listón de la universidad lo han llamado democratizarla; en fin...

P. ¿Qué libro suyo lamenta que haya tenido menos éxito?

R. Sin duda, el de De Sainte-Croix, La lucha de clases en el mundo griego antiguo. Lo edité en 1988: ahí ya explicaba todo lo que pasa hoy; vendí poquísimos y a saber en qué almacén debe de estar pudriéndose; dinero y esfuerzo que no han servido para nada.

https://elpais.com/cultura/2019/10/21/actualidad/1571674947_587735.html 

* la desigualdad es como un monstruo de 7 cabezas, aparece una y otra vez de forma sorprendente, por muy atento que se esté, siempre reaparece y con mil y una justificaciones. Por ejemplo ahora en la secundaria ( y ya también en Primaria) el bilingüismo es un factor utilísimo para introducir la desigualdad, eso si, con toda clase de justificaciones,... y cuela, hasta cuando?.

Si estamos ante una enseñanza obligatoria, y el bilingüismo es útil y mejora los resultados, se debería aplicar a todo el alumnado y si acaso más aún a aquellos que van peor, ¿por qué no se hace?. Por el contrario, se utiliza para de una forma sutil, romper la igualdad y marginar más al alumno con dificultades!!! Podríamos poner muchos más ejemplos, con minorías étnicas, emigrantes, alumnos con dificultades, etc.

El libro es muy, muy interesante.

viernes, 18 de octubre de 2019

Maxim Renahy: "Los paraísos fiscales se usan para hacer creer que una fábrica no es rentable y justificar la deslocalización sin pagar planes sociales"

- "Hay bancos y empresas de seguros francesas que pasan por los paraísos fiscales para hacer cosas que están castigadas por la ley, como, por ejemplo, evitar tener suficientes reservas de dinero"

- "La excusa que dan las empresas es que van a esos paraísos fiscales por 'obligación', porque la 'globalización les obliga'. Pero esa es una falsa excusa. Van ahí para evitar que se vean los fraudes que realizan"

- "Hay estructura empresariales, como en Google, que son completamente ilegales pero que se consideran legales porque hay funcionarios que dicen: 'bueno, es ilegal, pero... la empresa emplea, por ejemplo, 3.000 personas aquí'"

Maxim Renahy, autor del libro Là où est l'argent, sobre paraísos fiscales.

Maxim Renahy (Grande-Synthe, 1978) trabajó de espía para los servicios secretos franceses en Jersey, uno de los "peores paraísos fiscales" del mundo, según los términos de la Red para la Justicia Fiscal. Renahy trabajó en esa isla británica situada en el Canal de la Mancha para el gabinete de abogados Mourant. También estuvo al servicio de Mourant en Luxemburgo. Pensando en que las autoridades francesas perseguirían a las empresas que recurrían a esos paraísos fiscales para cometer actividades fraudulentas, entregó información comprometedora a la que él tenía acceso al servicio de la Dirección General de la Seguridad Exterior de Francia (DGSE), los servicios de inteligencia galos. Pero se llevó una mala sorpresa.

Renahy se topó con la "pasividad" del Estado francés ante las irregularidades que cometían las empresas galas. Convencido de que los esfuerzos franceses – y también los del resto de grandes países europeos – contra los paraísos fiscales son insuficientes, escribió un libro relatando su experiencia hasta 2013 en el oscuro mundo de las finanzas en los paraísos fiscales. El volumen se titula Là où est l'argent o Donde está el dinero (Ed. Arènes, 2019). En él, da cuenta de los muchos usos que se siguen dando a esos considerados agujeros negros de las finanzas que son los paraísos fiscales. Es un auténtico ejercicio de whistleblowing a la francesa.

Usted quería entrar en el mundo de las finanzas para, estando dentro, ponerse al servicio de los servicios de inteligencia. ¿Por qué?

Cuando empecé, en 2007 había muy poca información sobre los paraísos fiscales. Tenga en cuenta que 2007 es mucho antes de que hubiera revelaciones como las del Luxleaks o gente como Edward Snowden, gente capaz de descubrir al menos parte del anverso de la escena política y económica internacional. Puede parecer azaroso que yo trabajara en el sector. Pero muchas cosas hicieron que yo trabajara como espía allí.

Yo tenía un fuerte deseo, desde siempre, de ponerme al servicio de mi país y, segundo, había algo que me intrigaba mucho en el secreto de los paraísos fiscales. Esos son los motivos por los que acabé trabajando para el gabinete de abogados Mourant, el mas grande de la isla. Estaba abierto a este tipo de aventuras, incluso si mi formación no tenía que ver con ese mundo tuve la oportunidad de cumplir ese sueño de trabajar para los servicios de inteligencia franceses.

Haciendo público en su libro su trabajo al servicio de la DGSE, ¿Hasta qué punto se ha convertido en un whistleblower?

En mi libro he tratado de mostrar cómo funciona el mundo de las finanzas, la corrupción de políticos y de multimillonarios. También he tratado de explicar la implicación del estado francés en los paraísos fiscales y cómo los servicios secretos defienden, para bien o para mal, los intereses franceses. También he querido dejar algunas pistas para ver cómo se puede servir mejor los intereses franceses y de Europa a través de una mejor gobernanza.

Esa corrupción de la que habla, no es sólo evasión fiscal, ¿verdad?

Los paraísos fiscales también sirven para todo tipo de fraude, ya sea malversación, uso de información privilegiada, creación de monopolios o estructuras offshore para disimular una estructura accionarial, o llevar a cabo liquidaciones fraudulentas en empresas. Sobre esto último, los paraísos fiscales se pueden usar para hacer creer que en Francia, España o Italia, por ejemplo, un centro de producción de una empresa no es rentable, cuando en realidad lo es, para así justificar una deslocalización sin pagar planes sociales, por ejemplo.

Luego están cuestiones como el pago de retrocomisiones o de inversiones prohibidas hechas a través de paraísos fiscales. Hay bancos y empresas de seguros francesas que pasan por los paraísos fiscales para hacer cosas que están castigadas por la ley, como, por ejemplo, evitar tener suficientes reservas de dinero. Hay 15.000 razones para que las empresas usen los paraísos fiscales.

El argumento más utilizado a la hora de justificar esos usos de paraísos fiscales es que se utilizan para competir mejor en los mercados internacionales.

Esa es la excusa que dan las multinacionales para justificar el estar presentes en los paraísos fiscales. Por experiencia propia puedo decirle que cada vez que he visto a multinacionales o multimillonarios pasando por un paraíso fiscal era para cometer fraudes, pero le hablo de fraudes a todos los niveles. La evasión fiscal nunca va sola. Ésta se suma a otras muchas cosas. Hacer uso de un paraíso fiscal no es algo que se haga únicamente por la evasión fiscal. La excusa que dan las empresas es que van a esos paraísos fiscales por 'obligación', porque la 'globalización les obliga'. Pero esa es una falsa excusa. Van ahí para evitar que se vean los fraudes que realizan.

Cuando usted se pone a disposición de los servicios de inteligencia franceses, ¿pensaba que éstos actuarían contra los actores económicos que usted denunciaba en sus informaciones?

Sí, porque yo he sido educado pensando que el Estado francés hacía su trabajo, porque Francia tiene un Estado fuerte. Pero en realidad eso no es así. Si el Estado francés hiciera bien su trabajo – aunque no es el caso – haría falta que los ciudadanos que lo desean pudieran ayudar al Estado francés. Éste no es omnipotente, por mucho que desde la administración se invite a pensar lo contrario. Un estado que hace bien su trabajo sería honesto, haría las cosas correctamente y pediría ayuda a los ciudadanos. Esto es algo a lo que el estado no se atreve. Parecería que hay un miedo. Habría que crear partenariados informales entre el estado y los ciudadanos, pagados o no. Yo trabajaba gratuitamente.

¿Qué es lo que más le ha llamado la atención del comportamiento de las autoridades frente a los paraísos fiscales?

Lo siguiente: ante las empresas que hacen liquidaciones fraudulentas de centros de producción, ante estas empresas, cuando son extranjeras, el Estado francés no se ocupa para nada, o si lo hace lo hace muy poco. No se les persigue y esto es algo completamente inaceptable. En el proceso, nos roban las patentes, la industria, por ejemplo. Además se ponen en la calle a miles de personas, que pierden sus trabajos. En contra partida, el Estado francés no hace nada para que los responsables de esas acciones rindan cuentas ante la justicia. Esto es lo mínimo que se tendría que hacer.

Por eso dice usted en su libro que los paraísos fiscales están asociados a “catástrofes sociales”.

Exacto.

¿Pero no hubo acciones de la DGSE contra ilegalidades en su tiempo al servicios de la administración?

Sí, las hubo. Una información que yo pasé la DGSE la hizo llegar a diferentes estructuras de la Hacienda francesa y otras haciendas extranjeras y así se logró que hicieran pagar impuestos a clientes nuestros [en Mourant]. Sin embargo, me parece insuficiente cuanto la administración llevó a cabo.

Portada del libro de Maxim Renahy sobre paraísos fiscales Là où est l'argent

¿Cuál ha sido el comportamiento de las autoridades fiscales que usted ha visto, por ejemplo, frente a Google?

Hay estructura empresariales, como en Google, que son completamente ilegales pero que se consideran legales porque hay funcionarios que dicen: "bueno, es ilegal, pero... la empresa emplea, por ejemplo, 3.000 personas aquí". Por eso, dentro del Estado francés también hay paraísos fiscales, algo comparable a la 'City' en Londres. Y esto es algo que hay que cambiar para que haya una auténtica justicia fiscal.

En Francia, hay un laissez-faire a través de lo que se llama el 'Candado de Bercy' [un sistema de la administración modificado a finales de 2018 que ponía en manos de altos funcionarios y no de la justicia decisiones relacionadas con la persecución del fraude fiscal]. Pero es que hay casos en los que el derecho internacional no se respeta en Francia. En la legislación francesa está recogida la iniciativa de la OCDE cuyas siglas son BEPS. Está destinada a la lucha contra la evasión fiscal. La iniciativa tendría que llevar a condenar a Amazon y Google. La ley, se supone, prohibe enviar la facturación a Irlanda, entre otras cosas.

¿Cómo ve usted la lucha a nivel europeo contra los fraudes de los que usted da cuenta en su libro?

Lo que yo veo es que Francia no es una excepción en Europa. Tiendo a pensar que en España, Italia, Gran Bretaña o Alemania, pasan las mismas cosas que en Francia.

Hacía usted alusión a Google o Amazon, pero, exactamente, ¿de qué empresas estamos hablando cuando se trata de recurrir a paraísos fiscales con fines fraudulentos?

Podría darle el nombre de decenas de empresas, francesas y extranjeras, implantadas en Francia. Pero siendo la difamación, según la ley francesa, no decir cosas falsas, sino decir cosas que pueden afectar a la reputación y al honor de una persona moral o física, prefiero evitar dar nombres y las consiguientes medidas legales contra mí.

Pero el mensaje de su libro es claro: se deja a las empresas recurrir a paraísos fiscales incluso cuando hay informaciones de los servicios secretos de que allí habrá actividades ilegales.

Eso es, sí. Esas informaciones existen, no sólo por espías o por whistleblowers, sino también por el trabajo de funcionarios que hacen bien su trabajo, porque no todos lo hacen mal. Yo estoy en contacto con un grupo de funcionarios dentro del Ministerio de Finanzas francés que trabaja bien. Ahora bien, yo no quiero echarle toda la culpa a los políticos, pero hay una gran responsabilidad de los políticos en esto. Me refiero a los políticos que, por ejemplo, en España llaman "la casta".

Puede resultar violento ver que hay quienes gozan de un trato de favor por las autoridades, cuando entre el resto de los ciudadanos, por ejemplo, pueden sufrir económicamente, también por causa de la presión fiscal.

Así es. Esto crea mucha violencia. En Francia, por ejemplo, yo apoyo el movimiento de los Chalecos Amarillos, concretamente un grupo que lucha por la justicia fiscal. Pero también, tengo que decírselo, yo me veo en una paradoja: denunciar estas actuaciones de la oligarquía es una forma de ayudarles. El día que haya otra crisis financiera, no sé si todo el mundo tendrá la paciencia que yo tengo para hacer revelaciones puramente factuales. Haciendo revelaciones, en realidad, estamos ayudando también a que quienes viven con el fraude vuelvan al camino de la legalidad.

Fuente:

https://www.eldiario.es/economia/razones-empresas-utilizan-paraisos-fiscales_0_951555141.html

jueves, 17 de octubre de 2019

Brigitte van Tiggelen y Annette Lykkness Investigación y Ciencia

Brigitte van Tiggelen y Annette Lykkness Investigación y Ciencia 

 La química alemana Ida Noddack, que abandonó un puesto en la industria para investigar los elementos, participó en el descubrimiento del renio. [Archivos de la Universidad Católica de Lovaina] La historia de la clasificación de docenas de elementos en una tabla periódica no se ciñe a una persona ni a un momento en el tiempo. Los científicos habían clasificado y predicho la existencia de los elementos antes de que Dimitri Mendeléiev propusiera su esquema en 1869, y siguieron haciéndolo después. Fueron muchos los que trabajaron para descubrir y explicar el comportamiento de las nuevas sustancias. Los gases nobles, la radiactividad, los isótopos, las partículas subatómicas y la mecánica cuántica todavía no se habían descubierto a mediados del siglo XIX. Para celebrar el Año Internacional de la Tabla Periódica, dedicamos este artículo a algunas de las mujeres que revolucionaron nuestra concepción de los elementos. Marie Curie es la más famosa, por sus investigaciones sobre la radiactividad y el descubrimiento del radio y el polonio, que le valieron el Nobel en dos ocasiones. La mayoría, sin embargo, son poco conocidas. Tampoco suele apreciarse la tenacidad y diligencia que requiere el trabajo experimental, la valoración de datos y la reconsideración de las teorías vigentes. Demostrar la existencia de un nuevo elemento no es tarea fácil. El primer paso consiste en detectar una actividad inusual; un comportamiento químico o una propiedad física (las emisiones radiactivas y las líneas espectrales, por ejemplo), que no se corresponda con la de ningún elemento conocido. Luego hay que aislar el nuevo elemento, o un compuesto de él, en cantidades lo suficientemente grandes como para poder pesarlo y convencer a la comunidad científica. Descubrir y ordenar Marie Curie no andaba a la búsqueda de nuevos elementos cuando inició su tesis doctoral sobre los «rayos del uranio», en 1897. Quería explorar la radiactividad, un fenómeno descubierto por Henri Becquerel en 1896. Pero sospechó de la existencia de otros elementos al observar que la radiactividad de la pechblenda, un mineral de uranio, era superior a la que cabía esperar de su contenido en uranio. Su marido Pierre se incorporó entonces a las investigaciones. En 1898 identificaron las líneas espectrales de dos nuevos elementos: el radio y el polonio. Sin embargo, les llevó más de tres años pulverizar, disolver, hervir, filtrar y cristalizar toneladas de pechblenda para extraer tan solo 0,1 gramos de un compuesto de radio. La extracción del polonio sería aún más difícil, porque su vida media es más breve. En 1903, Pierre y Marie Curie compartieron el premio Nobel de física con Henri Becquerel por el descubrimiento de la radiactividad, y en 1911 Marie recibió un segundo Nobel por el descubrimiento del radio y el polonio y por la concentración y el estudio del radio. Ubicar un elemento en la tabla periódica requiere establecer su peso atómico y sus propiedades químicas. El radio, por ejemplo, se comporta de modo muy similar al bario, pero su peso atómico es mayor, así que se sitúa justo debajo del bario. Determinar el peso atómico es difícil porque exige disponer de sustancias puras. Cuesta distinguir elementos de peso y carácter similares. Poco después de elaborar su tabla, Mendeléiev propuso a la química rusa Julia Lermontova refinar los procesos de separación de los metales del grupo del platino (rutenio, rodio, paladio, osmio, iridio y platino), como paso previo a su ordenación. Solo sabemos de su trabajo a través del archivo y la correspondencia de Mendeléiev. Lermontova estudió química en Heidelberg con Robert Bunsen (descubridor del cesio y el rubidio en 1860, junto con Gustav Kirchhoff, con el espectroscopio que acababan de inventar), y fue la primera mujer que obtuvo un doctorado en química en Alemania, en 1874. Establecer el peso atómico era, asimismo, crucial para identificar las series de desintegración radiactivas y distinguir entre nuevos elementos y las variedades de elementos conocidos. El concepto de isótopo solucionó el problema planteado por el descubrimiento de numerosos elementos para los que en apariencia no había espacio en la tabla periódica. Aunque el químico británico Frederick Soddy introdujo el concepto en 1913, fue la médica Margaret Todd quien propuso el término, que en griego significa «el mismo lugar». La química polaco-judía Stefanie Horovitz, del Instituto de Radio de Viena, aportó la prueba experimental de la existencia de isótopos. Un elemento tan común como el plomo presentaba distintos pesos atómicos, según si procedía de la desintegración radiactiva del uranio o de la del torio. También era problemática la naturaleza de una curiosa «emanación» del radio. ¿Era una partícula o un gas? La física canadiense Harriet Brook resolvió el problema junto con su director de tesis, Ernest Rutherford, en la Universidad McGill de Montreal. En 1901, Brooks y Rutherford mostraron que la emanación se difundía como un gas pesado y aportaron la primera prueba de que la desintegración radiactiva producía nuevos elementos. En 1907, William Ramsay sugirió que el gas, al que se denominaría radón, pertenecía al «grupo de los elementos del helio», que hoy conocemos como gases nobles. En 1902, Rutherford y Soddy anunciaron su teoría de la desintegración radiactiva, según la cual los átomos se transmutan espontáneamente en nuevos átomos con la emisión de radiación. Si bien Rutherford obtuvo el Nobel de química de 1908 por estas investigaciones, la crucial contribución inicial de Brooks apenas ha sido reconocida. Tras publicar conjuntamente un primer artículo, el siguiente, en Nature , lo firmó Rutherford, que se limitó a indicar en los créditos la asistencia de Brooks. Como mujer de ciencia, Brooks tuvo dificultades, especialmente tras casarse, para obtener puestos estables y desarrollar sus investigaciones. Al fondo de la materia A todo esto, no dejaban de producirse avances en la comprensión del núcleo atómico. En 1918, la física Lise Meitner y el químico Otto Hahn descubrieron en Berlín el elemento 91, el protactinio. Meitner era austríaca y, tras completar su doctorado, había buscado en Alemania una oportunidad profesional. En 1907 fue admitida como colaboradora no remunerada de Hahn en el departamento de química de la Universidad de Berlín. Tuvo que trabajar en el sótano porque las mujeres no podían acceder al edificio principal. En 1913, cuando Hahn se incorporó al Instituto Emperador Guillermo de Química en Berlín-Dahlem, Meitner fue nombrada «asociada» del instituto. Hahn y Meitner descubrieron el protactinio en el curso de una investigación sobre la «sustancia madre» de la serie de desintegración del actinio. Otros científicos perseguían el mismo objetivo e, inevitablemente, se produjeron disputas de prioridad. El descubrimiento fue atribuido a Meitner y Hahn porque concentraron el nuevo elemento en mayor cantidad y lo caracterizaron de forma más completa que sus competidores. También el renio (elemento número 75) fue descubierto conjuntamente en 1925 en Berlín por la química alemana Ida Noddack y su marido, el también químico Walter Noddack, junto con Otto Berg, de la empresa de ingeniería eléctrica Siemens–Halske. Ida Tacke, que adoptaría el apellido de su marido, dejó un puesto en la industria química para ir a la caza de elementos. En 1925 se incorporó en calidad de investigadora no remunerada al Instituto Físico-Técnico Imperial de Berlín, donde Walter Noddack dirigía el departamento de química. Los Noddack tuvieron que emplearse a fondo para producir cantidades ponderables de renio, así denominado por el Rin. Es uno de los elementos más raros de la Tierra y no es radiactivo. Los Noddack reclamaron asimismo el descubrimiento del elemento 43, al que denominaron masurio por la región de Masuria, en Polonia. Pero no consiguieron replicar las líneas espectrales ni aislar la sustancia. Las técnicas de la «química húmeda» no eran apropiadas para la identificación de este elemento, el primero en ser producido artificialmente, en 1937, y que recibiría el nombre de tecnecio. A diferencia de Marie Curie, cuyas contribuciones fueron reconocidas y que tras la muerte de Pierre ocupó su cátedra en la Universidad de París, Ida Noddack trabajó como invitada en el laboratorio de su marido durante la mayor parte de su carrera. Esta es una de las razones por las que no se tomó en serio su sugerencia, en 1934, de que el núcleo podía partirse, un proceso que hoy denominamos fisión. Los descubrimientos del neutrón, en 1932, y de la radiactividad artificial, en 1934, abrieron una nueva línea de investigación: la fabricación de elementos en el laboratorio mediante el bombardeo de átomos con partículas. En 1934, el físico Enrico Fermi y sus colaboradores en la Universidad de Roma anunciaron que habían producido los elementos 93 y 94 tras bombardear uranio con neutrones. Ida Noddack señaló en un artículo en Angewandte Chemie que Fermi no había demostrado que no se hubieran producido elementos más ligeros. «Es concebible», argumentó, «que el núcleo se haya dividido en varios fragmentos grandes». Los físicos la ignoraron. Sin embargo, en 1938, Meitner y Hahn demostraron que el bario se encontraba entre los productos de las reacciones estudiadas por Fermi y que el núcleo se había partido. Para entonces, a falta de meses para que estallara la Segunda Guerra Mundial, Meitner, de ascendencia judía, había huido a Suecia. Pese a que sus cálculos habían convencido a Hahn de la fisión del núcleo, este no la incluyó como coautora al publicar los resultados en 1939, y en 1945 no aprovechó el discurso de aceptación del Nobel de química de 1944 para reconocer el papel de Meitner. La mayoría de estas pioneras colaboraron con colegas masculinos, y no es fácil distinguir sus contribuciones. La física francesa Marguerite Perey es una excepción: se la considera la única descubridora del elemento 87, el francio, en 1939. Se incorporó al instituto de Marie Curie en París a los 19 años como técnica de laboratorio, bajo la dirección de Irène Joliot-Curie y André Debierne. Ambos le pidieron, independientemente, que midiera con precisión la vida media del actinio 227. En el curso de este delicado procedimiento técnico, identificó el nuevo elemento. Al no ponerse de acuerdo sobre quién dirigía a Perey, ninguno de ellos pudo reclamar un papel en el hallazgo. Perey acabaría dirigiendo el departamento de química nuclear de la Universidad de Estrasburgo, y en 1962 se convirtió en la primera mujer escogida como miembro correspondiente de la Academia de las Ciencias francesa. Pese a que no había ninguna regla que excluyera la elección de mujeres, la Academia no admitiría una mujer como miembro de pleno derecho hasta 1979. El francio fue el último elemento natural en ser descubierto. Actualmente, el hallazgo de nuevos elementos requiere grandes equipos, aceleradores de partículas e importantes presupuestos [ véase « Disputas en la tabla periódica », por Edwin Cartlidge; Investigación y Ciencia , mayo de 2019]. El significado de elemento químico ha cambiado. Si para Mendeléiev era una sustancia estable incapaz de transmutarse, hoy incluye especies isotópicas que existen apenas unos milisegundos. Mediante esas técnicas, la química estadounidense Darleane Hoffman llevó a cabo un avance monumental a principios de los años setenta. Demostró que el fermio 257 se fisionaba espontáneamente, no solo al ser bombardeado con neutrones. También descubrió el plutonio 244 natural. Fue la primera mujer que dirigió una división científica en el Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Nuevo México, donde se formaron generaciones de científicas. Una de ellas, Dawn Shaughnessy, es la investigadora principal de un proyecto sobre elementos pesados del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore en California, en el marco del cual se han descubierto seis elementos (del número 113 al 118). Usar los elementos Muchas otras mujeres han contribuido a ampliar nuestro conocimiento sobre los elementos. Tras el aislamiento del flúor por el químico francés Henri Moissan en 1886, un equipo de mujeres (entre ellas, Carmen Brugger Romaní y Trinidad Salinas Ferrer) trabajó con José Casares Gil en la Universidad de Madrid en los años 1920 y principios de 1930 en el estudio de las propiedades terapéuticas y la presencia en las aguas minerales de este elemento. Cuando tuvieron que dejar las investigaciones como consecuencia de la Guerra Civil (1936-1939), el trabajo de estas mujeres fue incorporado a la bibliografía de Casares. La química Reatha C. King fue la primera mujer afroamericana que trabajó en la Oficina Nacional de Estándares de los Estados Unidos, en Washington. En los años sesenta estudió la combustión de mezclas gaseosas de flúor, oxígeno e hidrógeno. La alta reactividad del flúor sugería su uso en la propulsión de cohetes. Algunas mezclas eran tan explosivas que requerían técnicas y aparatos especiales, que King diseñó y fueron adoptadas por la NASA. En la década de 1910, la médica estadounidense Alice Hamilton demostró la toxicidad del plomo y los riesgos que entrañaba para la población y los trabajadores de la industria metalúrgica. Su trabajo obligó a las compañías de seguros y a las empresas a adoptar medidas de protección y compensar a los damnificados. También organizó acciones sociales para que se reconocieran las enfermedades laborales relacionadas con otros metales pesados, como el mercurio. En 1919 se convirtió en la primera profesora nombrada por la Universidad Harvard. Ya en 1925 se pronunció contra la adición de plomo a la gasolina. La técnica japonesa-estadounidense Toshiko «Tosh» Mayeda era en los años 1950 una experta en la medida de los radioisótopos del oxígeno. Había empezado su carrera limpiando los recipientes de vidrio del laboratorio de Harold C. Urey en la Universidad de Chicago, pero pronto se hizo cargo de los espectrómetros de masa. Contribuyó a la medida de la proporción de isótopos de oxígeno en conchas marinas fosilizadas, a fin de deducir la temperatura de los océanos prehistóricos, y extendió el uso de este método a los meteoritos. Como estadounidense de ascendencia japonesa, Mayeda fue confinada en un campo de internamiento tras el ataque a Pearl Harbor del 7 de diciembre de 1941, y tuvo que hacer frente a la discriminación. Contando solo con un título de graduada en química, sus contribuciones podían haber sido invisibilizadas, como las de tantas técnicas. Afortunadamente, Mayeda recibió el apoyo de sus superiores y su nombre apareció en las publicaciones junto al de doctores y catedráticos. Ampliar la perspectiva Como ocurre con los descubrimientos científicos, la recuperación de la historia de todas estas mujeres de ciencia ha sido un trabajo de equipo en el que han participado Gisela Boeck, John Hudson, Claire Murray, Jessica Wade, Mary Mark Ockerbloom, Marelene Rayner-Canham, Geoffrey Rayner-Canham, Xavier Roqué, Matt Shindell e Ignacio Suay-Matallana. El estudio de las mujeres que han contribuido al desarrollo de la química ofrece una perspectiva más amplia del descubrimiento científico y de las personas que participan en él, desde ayudantes y técnicos no asalariados a líderes de grandes laboratorios. En este año de celebración de la tabla periódica, es esencial reconocer los esfuerzos individuales y colectivos que nos han permitido construirla y siguen dándole forma. 

 Fuente: 

_- El acoso a Peter Handke

_- Rafael Poch de Feliu Blog personal

El Nobel de literatura se interpone en el camino de los apologistas de la guerra humanitaria de la OTAN

Los premios Nobel de literatura -no hablemos ya de los de la Paz- siempre fueron asunto polémico y politizado. Hace unos años el galardón literario se le concedió a Patrick Modiano, autor de una sola novela que se repite, una y otra vez, en toda su extensa obra. En 2010 se le concedió a Mario Vargas Llosa, un gran escritor que, curiosamente se ha ido haciendo mediocre (y hasta plagiador, véase el artículo de Enrique Serbeto sobre La fiesta del chivo) conforme se hacía más reaccionario. En 2016, llegó la broma de considerar un gran literato a Bob Dylan… Políticamente es bastante corriente premiar a los escritores críticos con los gobiernos de países adversarios, lo que hace particularmente notable que autores no disidentes de esos países accedan al título, como fue el caso de Mo Yan en 2012. Considerando todo esto, es doblemente destacado que el Nobel de literatura haya recaído este año en el poeta y dramaturgo austríaco Peter Handke.

Peter Handke

No solo tiene Handke méritos más que sobrados para tal premio, sino que desde los años noventa figuraba en el índice de los apestados, circunstancia que había convencido a todo el mundo, y en primer lugar al propio autor, de que nunca sería premiado. El motivo es que Handke criticó, con toda la razón, el informe mediático occidental contra Serbia que preparó las guerras de Bosnia (1992-1995) y Kosovo (1999). Sin aquello nunca habríamos llegado a comprender que las bombas de Javier Solana explicadas por el infame Jamie Shea, eran necesarias y humanitarias, que la agresión de la OTAN violadora del derecho internacional iba destinada a prevenir el genocidio. Por eso, su publicación, en enero de 1999, del texto Gerechtigkeit für Serbien (“Justicia para Serbia”) lleno de buen sentido, fue el escándalo literario del año en el mundo germanoparlante. Algo parecido le sucedió a Régis Debray en Francia, con su “Carta de un viajero al Presidente de la República” (1999). Ovejas negras que desentonaban en el rebaño. Notas que desafinaban en la disciplinada y gregaria orquesta.

Parecido pero de diferente calidad. Porque los Nouveaux Chiens de garde que sufrió Debray en Francia eran los habituales payasos mediáticos de la derecha parisina, Alain Finkielkraut, André Glucksmann, Bernard-Henri Lévy y similares, mientras que los apologistas de la guerra en Alemania que denigraron a Handke eran gente de mayor categoría, Jürgen Habermas, habitualmente descrito como “el principal filósofo alemán vivo”, Hans Magnus Enzensberger o Peter Schneider. Habermas vio en el ataque de la OTAN a Serbia un “salto en el camino del derecho internacional clásico de los estados hacia el derecho cosmopolita de una sociedad civil mundial”. En ausencia de instituciones responsables de mantener el orden global, la OTAN debía actuar como “instrumento de un derecho superior”.

El texto de Handke se basaba en un viaje que el autor hizo con amigos en noviembre y diciembre de 1995 a través de Serbia. Su propósito era contar la verdad sobre Serbia y el conflicto. “Cuando los criminales de la OTAN bombardean el país, mi lugar está en Serbia”, decía en un contexto dominado por las acusaciones unilaterales y las tergiversaciones mediáticas más groseras. Handke volvió a Yugoslavia en 1999, cuando caían las bombas de la llamada guerra de Kosovo, y publicó sus notas “Unter Tränen fragend” (Preguntando entre lágrimas). Católico practicante, anunció que dejaba la “Iglesia actual” en protesta porque en su mensaje de Pascua, el papa no condenó “el arrollador asalto de la OTAN contra un país pequeño”. Mas tarde visitó a Slobodan Milošević en La Haya y escribió sobre él nuevos textos incorrectos.

Por su comprensión hacia Milosevic, Handke fue comparado con Ezra Pound por sus loas a Mussolini, y con Louis-Ferdinand Céline, ese enorme escritor que fue fan de Hitler, poniendo el signo de igualdad entre actitudes, situaciones y personajes tan diferentes. Como escribió hace unos años el historiador Kurt Gritsch en la revista Hintergrund, “apenas se intentó entender la motivación de Handke, al revés: se cuestionó su credibilidad e integridad”. Es una manera moderada de decirlo.

Lo que hubo fue un linchamiento, algo particularmente asqueroso cuando los pateadores de la víctima hablan alemán, lo que inevitablemente se asocia con perros de presa y un fondo de reflectores y alambre de espino. Se le tachó de “negacionista”, de “tonto útil”, etc., y todo para justificar una enormidad: la primera participación alemana en una guerra desde Hitler. Esa circunstancia no concurría en Francia.

A Habermas en 2001 le dieron el premio de la paz de los libreros alemanes. A Handke se le nominó en 2006 para el premio Heinrich Heine pero el consejo municipal de Düsseldorf protestó recordando la “actitud proserbia del autor” y el entonces presidente de la región de Renania del Norte-Westfalia, Jürgen Rüttgers, declaró indigno de tal premio “a quien ha relativizado el holocausto”.

Este tipo de acusaciones y reproches deshonestos se han mantenido hasta hoy y han resurgido con motivo de la concesión del Nobel de literatura. “Nadie ha convertido en tanta pequeñez las masacres, la guerra y el sufrimiento en los Balcanes tan expresivamente como Peter Handke, para las víctimas, la decisión de Estocolmo tiene un mensaje demoledor”, señalaba hace unos días el Frankfurter Allgemeine Zeitung. “Alemania estaba en guerra con Milosevic por muy buenas razones humanitarias, ¿no honramos ahora a los apologistas del dictador?”, se pregunta en el Tagespiegel el embajador y lobbysta del complejo militar-industrial alemán Wolfgang Ischinger.

Los mismos que en su día contaminaron el informe yugoslavo, sobre el que hoy disponemos de cuadros mucho más completos y realistas, continúan manipulando y tergiversando. Por una vez el Nobel de literatura se les ha atravesado en el camino.

(Publicado en Ctxt)

Fuente: https://rafaelpoch.com/2019/10/16/el-acoso-a-peter-handke/#more-347

miércoles, 16 de octubre de 2019

_- Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista “Quienes practicamos la ciencia somos un segmento privilegiado de la población mundial".

_- Salvador López Arnal
Rebelión

Profesor de Historia de Europa y de Teoría de la Historia en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Comahue (Argentina), Ariel Petruccelli ha publicado numerosos ensayos y artículos de marxismo, política y teoría de la historia. Es miembro del consejo asesor de la revista Herramienta. En esta conversación nos centramos en su libro Ciencia y utopía, Buenos Aires, Ediciones Herramienta y Editorial El Colectivo, 2016. Se define como “marxista libertario con una amplia participación política en el movimiento estudiantil (en tiempos ya lejanos) y sindical docente”. Ha cultivado el humor político en un colectivo de agitadores culturales (El Fracaso) que editó a lo largo de más de una década dos publicaciones satírico-revolucionarias: La Poronguita y El Cascotazo.

***

Nos habíamos quedado aquí. Para usted los fracasos revolucionarios del siglo XX no permiten concluir que en el futuro tampoco podrá construirse una sociedad genuinamente socialista. Si hablamos de implicación seguramente no, pero ¿no cabe inferir, aunque sea probabilísticamente, que esa tarea es una aspiración demasiado compleja, un ideal hermoso pero demasiado difícil? Podemos soñar, está bien que soñemos, pero el mundo no es una entidad onírica.

Por supuesto, el mundo no es una entidad onírica. Acepto este punto. Pero precisamente: el mundo real en el que vive la gente real corre un peligro mortal justamente por el capitalismo. Este es el punto que hay que discutir hoy. Si usted cree que el capitalismo, incluso sin ser un sistema demasiado bonito, es un sistema capaz de desarrollo indefinido (más o menos como hasta ahora), es una cosa. Pero si usted piensa que el desarrollo capitalista nos lleva a la catástrofe, es otra. Yo pienso lo segundo. Y déjeme precisar. El desarrollo del capitalismo, mirándolo históricamente, nunca me pareció algo uniformemente hermoso: siempre tuvo dos caras, como muy bien vio Marx. Pero ahora la situación es diferente, dado que el desarrollo del capitalismo nos ha colocado a las puestas de un colapso ecológico. Y navegamos al borde del abismo sin que, entre tanto, hayan desaparecido el hambre, la miseria, la pobreza o las guerras (cosas que, al menos en teoría, podrían no existir en el capitalismo; como no sucede con la explotación, por caso, y por ello no la incluí en el listado).

Puestas las cosas así, la alternativa socialista, antes que un sueño (hermoso o no), podría ser vista como una vía para despertarnos de la pesadilla capitalista.

No niego que las dificultades de elaborar un sistema social alternativo al dominado por el capital sean enormes. Pero pienso que seguir (más o menos) como hasta ahora es seguir navegando en dirección a un iceberg.

Por cierto, le he preguntado poco sobre Cuba. ¿Cuba no sería una sociedad que, a su manera, con dificultades, con “contradicciones”, con imperfecciones, intenta construir una sociedad igualitarista, socialista?

Cuba vivió una revolución popular que rápidamente se encaminó a construir el “socialismo” tal y como lo entendían los soviéticos. En su momento tampoco había muchas otras alternativas, dada la ubicación geográfica y el tamaño de Cuba. El Che lo vio muy bien, y mucho no le simpatizaba la situación: por eso prefirió irse a hacer la revolución en el Congo primero y en Bolivia después. Su famoso discurso de Argel es muy claro sobre lo que pensaba de los soviéticos. Pero creo que entendía que, más allá de los deseos, la dirigencia revolucionaria cubana estaba entre la espada y la pared. De todas las sociedades “estilo soviético”, Cuba debe haber sido una de las menos represivas y más igualitaria. En los últimos años, sin embargo, las desigualdades han crecido mucho. Ahora bien, si definimos al socialismo como lo hiciera Ralph Miliband (y yo creo que es una excelente definición), Cuba no es hoy ni ha sido nunca exactamente socialista. Miliban dice que el socialismo debe aunar: a) democracia; b) igualdad; c) socialización de al menos los principales medios de producción. Y bien, la democracia en la que piensa Miliband presupone la libertad de que existan diferentes partidos: no se puede decir que Cuba sea una democracia en este sentido, dado el monopolio del PC. Igualdad ha tenido mucha (como dije, ahora menos), y este punto acaso se le debería conceder. En cuanto a la socialización, hay que decir que en Cuba las empresas son estatales, antes que socializadas en el sentido de Miliband (sentido que se conjuga con la democracia, en virtud del derecho de los trabajadores a participar en la gestión de sus empresas y elegir a sus autoridades).

Le vuelvo a citar: “Aunque es indudable que en la mayor parte de su obra manifestó Marx un respeto y un interés por la ciencia, así como un cierto desprecio o desinterés por la ética y la justicia, no es menos evidente que en su práctica concreta valoró por igual a la ciencia y a los ideales”. No es cualquier cosa eso de que un clásico socialista manifieste cierto desprecio o desinterés (sobre todo lo primero) por la ética y la justicia. Pero, sea como fuere, ¿nos puede dar algún ejemplo concreto donde, en la práctica, Marx valorase por igual ciencia e ideales?

Creo que en sus últimos años es muy evidente cómo valora por igual a sus “amigos científicos”, como Kovalevsky, y a sus “amigos revolucionarios”, como Narodnaia Volia. La meticulosidad con la que estudió el caso ruso (para lo cual aprendió ese idioma a los 56 años) es muestra de la seriedad con la que se tomaba sus investigaciones científicas. Pero nunca abandonó su espíritu revolucionario. Al analizar las posibilidades de la comuna rural, luego de sopesar todos los elementos fácticos, concluyó: “pero no se trata de resolver un problema teórico, sino de vencer a un enemigo”. Más allá de los datos, él estaría con las masas campesinas.

De nuevo sus palabras: “Por otra parte, la completa síntesis entre subjetividad y objetividad -estoy seguro de ello- nunca lograremos alcanzarla”. ¿De dónde su seguridad? ¿No subyace a esa seguridad una implicación que antes rechazaba?

Creo que no. La seguridad de esa expresión es deudora de mi convencimiento en el carácter limitado del conocimiento humano. Siempre tendremos análisis incompletos y muchas veces al menos parcialmente errados. Las consecuencias imprevistas de la acción, además, no pueden ser eliminadas. No creo que sea posible una acción subjetiva basada en un conocimiento perfecto capaz de controlar completamente sus consecuencias ulteriores. Por eso pienso que la completa síntesis entre objetividad y subjetividad nunca lograremos alcanzarla. Pero ello no obsta para que procuremos basar nuestras decisiones en el mejor conocimiento disponible, mientras estamos atentos y dispuestos a examinar críticamente tanto las premisas de las que partimos como las consecuencias de nuestras creencias y acciones.

Sus palabras finales: “Pero si hemos de ser fieles al legado de Marx, entonces habremos de llevar en nuestras mochilas tanto el ropaje del científico riguroso que procura acaso sin éxito pero provechosamente alcanzar la verdad, cuanto los atuendos del apasionado revolucionario dispuesto a realizar los mayores sacrificios en pos de sus ideales”. Ciencia y utopía, pues, concluye. Pero, perdone la insistencia, a día de hoy, finales de septiembre de 2019, mirando el mundo de cara, sin engaños, sin sueños excesivos que enturbien la razón (que pueden producir monstruos), teniendo en cuenta nuestros tres jinetes del Apocalipsis (desigualdades inimaginables, armamento atómico en aumento, calentamiento global y afines), ¿es posible llevar una mochila con ese peso?

Justamente por todo lo que usted señala es que debemos llevar esa mochila. Estando las cosas como están, ya no es ni muy sensato ni muy viable entregarnos a ensoñaciones utópicas despreocupadas de su viabilidad, como a puros análisis de lo que hay mientras el barco se hunde. Por otra parte, quienes practicamos la ciencia, en el mundo contemporáneo, somos por definición un segmento privilegiado de la población mundial. Las mayorías llevan mochilas mucho más pesadas e incómodas, cargadas de miseria, hambre, violencia cotidiana, sufrimientos inauditos. Para mí es casi un imperativo que quienes tenemos el privilegio de que se nos pague para estudiar e investigar debemos asumimos el compromiso de criticar este mundo desquiciado y proponer posibilidades alternativas. Quizá eso haga nuestra mochila más pesada, pero nunca tanto como la que llevan los olvidados de la tierra.

¿Quiere añadir algo más? Por mi parte, muchas, muchísimas gracias. Ha sido gran honor dialogar con usted, aprender de usted, durante todos estos meses (que no han sido pocos). No le extrañe que intente repetir. Le voy a echar en falta. Lo bueno, si ausente, genera melancolía.

Melancolía de izquierdas, que diría Enzo Traverso. Yo también voy a extrañar mucho este intercambio. No se en qué momento decidió usted que este diálogo tendría la extensión que terminó teniendo (al principio yo imaginé algo mucho, mucho más breve); pero en verdad se lo agradezco. He aprendido mucho con usted y de usted. Y he ganado un gran amigo. ¡¡Hasta la victoria siempre, amigo Salvador!!

Hasta la victoria siempre amigo Ariel. Salud, amor, prudencia, indignación ante la injusticia y socialismo en serio.

* Nota de edición. Conversaciones anteriores :

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (I). "La perspectiva materialista en los términos de Marx que asumo puede sintetizarse en la sentencia: ‘el ser social determina la conciencia social'" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=238338

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (II). "El socialismo como la organización de los productores libremente asociados nunca vio la luz, salvo a pequeña escala o por momentos fugaces" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=238571

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía en Marx y en la tradición marxista (III). "Sobre el marxismo sin ismos de Paco Fernández Buey tengo la mejor de las opiniones. En realidad la tengo del conjunto de su obra" (*) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=238794

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (IV). "Antoni Domènech ha realizado un estudio histórico magistral del concepto de fraternidad" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=239177

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (V). "Intento mostrar que Marx tuvo -hasta finales de los sesenta del XIX- una concepción relativamente ingenua del proceso de expansión capitalista" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=239526

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (VI). "Para Marx las cosas verdaderamente valiosas son las que constituyen un fin en sí mismas y no un mero medio para otra cosa" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=239785

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (VII), "La concepción usual de la dialéctica en la tradición marxista se basa en generalidades como la negación de la negación" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=240133

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (VIII). "La pasión política es tomar la política como una necesidad vital, como un fin en sí mismo y en el que se juegan las convicciones" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=240735

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (IX). "Marx, en sus últimos años, corrige algunas concepciones suyas de años anteriores; pero no veo una ruptura total o completa". http://www.rebelion.org/noticia.php?id=241240

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (X). "Engels solía ser más perspicaz que Marx en muchas cuestiones históricas, y en asuntos científicos, por no hablar de los militares" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=241504

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (XI). "Plajanov es un exponente del determinismo tecnológico: una concepción que yo no comparto" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=242601

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (XII). "No hay ningún vínculo necesario entre clase obrera y socialismo" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=242899

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (XIII). Una elite revolucionaria con pocos privilegios materiales sería un gran avance pero no puede ser el objetivo".

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=243199

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (XIV) "Hasta ahora la historia ha sido mucho más padecida que racionalmente creada". http://www.rebelion.org/noticia.php?id=243480

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (XV). “Hay muchas vetas en la producción intelectual de Mariátegui. Es un autor vivo, y cabe esperar que lo seguirá siendo”. h ttp://www.rebelion.org/noticia.php?id=243852

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (XVI). “Mariátegui no rechaza la existencia de una dimensión moral o racial, sino lo que pretendía “explicar” la miseria indígena por elementos raciales o culturales”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=244104

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (XVII)“La de Trotsky es una ética de la igualdad, del lado de los oprimidos y explotados, y de la rebeldía”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=245998

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “El hiperrealismo suele estar basado en la aceptación moral, no solamente intelectual, de un estado de cosas deplorable” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=246277

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “La libertad era para Marx el mayor bien, nunca estuvo dispuesto a sacrificar el principio de la libertad por consideraciones pragmáticas de prudencia” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=246858

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “Conviene no perder de vista los usos sociales y políticos de las concepciones éticas” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=247348

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “Las convicciones socialistas deben afincarse en un plano ético sobre el que empíricamente se puede argumentar, pero nunca demostrar nada concluyente” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=249319

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista

“Igual que con la libertad, las reservas marxianas sobre la justicia son útiles para tener una mirada crítica sobre la misma” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=249588

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “Marx concebía la libertad como autodeterminación individual y colectiva para establecer nuestros fines sin coacciones y la capacidad de alcanzarlos” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=251127

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “La fuerza del desarrollo tecnológico y económico es el imperativo de la ganancia y no las humanas necesidades en armonía con el medio ambiente”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=251397

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “La igualdad es un valor irrenunciable de la izquierda” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=254618

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “Militar en una organización revolucionaria no fue en el siglo XX un juego de niños” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=259892

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “Las reservas de Marx sobre la mitología de la igualdad sigue teniendo vigencia.” http://www.rebelion.org/docs/260155.pdf

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “Marx se hizo comunista mucho antes de entender cómo funciona exactamente el modo capitalista de producción” http://www.rebelion.org/docs/261057.pdf

martes, 15 de octubre de 2019

El destierro eterno del ‘generalísimo’ francés. A diferencia de lo ocurrido en España, los restos del mariscal Pétain, líder de la Francia colaboracionista con los nazis, reposan en el cementerio de una minúscula isla.

A él le habría gustado que le enterrasen en la necrópolis de Douaumont, donde reposan los soldados muertos en la batalla de Verdún. O habría podido acabar en los Inválidos de París, cerca de Napoleón o de Foch, héroe, como él, de la Primera Guerra Mundial. Pero los restos de Philippe Pétain están enterrados a centenares de kilómetros de los monumentos a los caídos y de todos los honores.

“Philippe Pétain. Mariscal de Francia”, reza la inscripción en una tumba blanca junto al muro del cementerio de Port-Joinville, capital de la Île d’Yeu, una pequeña isla de 4.500 habitantes a 30 minutos en ferri de la costa francesa.

El mariscal Pétain —el comandante que en la Gran Guerra disfrutó como ningún otro de la admiración de los franceses, y que años más tarde encabezó el régimen colaboracionista con la Alemania nazi— acabó sus días en este pedazo de tierra en el Atlántico. Tras la liberación de Francia, fue condenado a muerte por “alta traición” e “inteligencia con el enemigo”, pero el general De Gaulle le conmutó la pena. Después de un paso breve por una fortaleza de los Pirineos, se le trasladó a la isla de Yeu, lejos de todo y de todos. Encarcelado en un fuerte militar, pasó aquí sus seis últimos años. Su esposa, Annie Pétain, conocida como la Mariscala, vivía en el Hôtel des Voyageurs, junto al puerto. Cuando se acercaba la hora final, le trasladaron a una casa de Port-Joinville, cerca de la iglesia. Murió el 23 de julio de 1951. Tenía 96 años.

Pequeño museo
“Me acuerdo bien de la Mariscala yendo a la iglesia. Y la veíamos subiendo por la calle cuando iba a ver al mariscal a la ciudadela”, dice Marie-Louise Nolleau, que tenía 12 años cuando los Pétain llegaron a la isla. El mariscal, en la ciudadela de Pierre-Levée. La Mariscala, en el hotel que regentaban quienes serían los suegros de la mujer, la familia Nolleau. El marido de Marie-Louise Nolleau convivió durante aquellos años con Madame la Maréchale. “Me contaba que era una mujer dura, estricta”, recuerda. Y, mientras tanto, muestra el minúsculo museo dedicado a la memoria de Pétain, situado en la casa de sus suegros, donde Annie Pétain residió. Allí está la cama donde murió el mariscal, así como todo tipo de objetos, desde sellos hasta cartas manuscritas. Y una caja de naranjas —vieja y vacía, con una bandera rojigualda— que Franco envió a Pétain. “Gracias por esta evocación del destino del mariscal Pétain. ¡Muchas gracias! ¡Viva nuestro mariscal!”, ha escrito alguien en el libro de visitas. Y otro: “Gracias por haber sabido conservar los testimonios de una vida extraordinaria de un hombre cuyo recuerdo sigue persiguiendo Francia y la República”.

La isla de Yeu, el minúsculo museo que parece una capilla pétainista, la tumba imponente pero sobria y sin adornos oficiales podrían ser una metáfora del lugar que Pétain ocupa hoy en la historia. Un personaje maldito que representa los momentos más oscuros del siglo XX, incluido su papel en la deportación de los judíos, y, al mismo tiempo, un personaje idolatrado en los años veinte y treinta por su papel en la victoria de 1918 ante los alemanes.

“Su nombre está ligado al traumatismo de la Segunda Guerra Mundial, es sinónimo de la Francia que colaboró con los nazis”, explica la historiadora Bénédicte Vergez-Chaignon, autora de la biografía de referencia sobre Pétain. “Sigue siendo difícil evocar su papel en la Primera Guerra Mundial sin que parezca que se le excusa por lo que hizo en la segunda”.

Desde el mismo momento en que Pétain fue enterrado, empezó el debate sobre los restos. El presidente François Mitterrand, que en su juventud había sido funcionario en el régimen de Vichy y fue condecorado por Pétain, enviaba flores cada año. En el centenario del final de la Gran Guerra, el actual presidente, Emmanuel Macron suscitó una polémica cuando afirmó: “El mariscal Pétain fue un gran soldado, es una realidad. La vida política, como la naturaleza humana, a veces es más compleja”.

El otoño se ha instalado en la Île d’Yeu, la lluvia y la mala mar refuerzan la sensación de encontrarse en una burbuja remota, pese a que la travesía no supera la media hora. La pesca, el turismo y la construcción son el motor económico. En temporada baja, Port-Joinville marcha a medio gas. En el cementerio nada indica que ahí yace Pétain. La tumba es un engorro para una isla donde pocos se identifican con el mariscal: la extrema derecha recoge peores resultados que en el resto del país. En ocasiones es objeto de vandalismo. Los visitantes son escasos. Cada 23 de julio hay una conmemoración. Los fieles envejecen, cada año son menos.

EL FALLIDO COMANDO QUE TRATÓ DE LLEVAR LOS RESTOS A VERDÚN
Hubert Massol, presidente de la Asociación para la defensa del mariscal Pétain, fue protagonista en la noche del 18 al 19 de febrero de 1973 de un episodio rocambolesco: el intento de cumplir la voluntad de Pétain y trasladarlo a Douaumont, junto a Verdún, en el este de Francia. “Un día nos dijimos que había que hacer algo y montamos un pequeño comando. Yo lo dirigí”, recuerda Massol por teléfono. Eran cinco personas. Viajaron en camioneta y en ferri hasta la isla de Yeu. Abrieron la tumba, sacaron el ataúd y lo cargaron en la camioneta. De camino a Verdún, y antes de llegar a París, escucharon en la radio la noticia del secuestro de los restos de Pétain, y por prudencia decidieron esconderlo en un garaje de las afueras de París. Pero la policía localizó a Massol, que les acabó indicando donde estaba escondido el ataúd. “Me di cuenta de que no había salida: no podíamos dejar a Pétain ahí”, explica. Pasó una noche en el calabozo, nada más. No volvió a intentar la operación. Los pétainistas siempre observaron con envidia el Valle de los Caídos, que Massol ha visitado varias veces. Hoy, ante las noticias del anunciado traslado de Franco a un pequeño cementerio en El Pardo, lo tiene claro: “Me parece escandaloso”.

https://elpais.com/politica/2019/10/12/actualidad/1570899646_559645.html

lunes, 14 de octubre de 2019

_- La importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa. No es lo mismo.

_- Rafael Poch de Feliu
Blog personal

Cómo el Parlamento Europeo aprueba la versión de la historia de la Segunda Guerra Mundial de la derecha polaca, de acuerdo con los planes estratégicos de Estados Unidos en el continente.

Con su resolución de 19 de septiembre sobre la Importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa, el Parlamento Europeo, ha dado un nuevo y vergonzoso paso en la reescritura de la historia europea. A iniciativa de 19 diputados, 18 de ellos polacos y uno letón, una feliz coalición de conservadores, liberales, nacionalistas, socialdemócratas y algunos verdes, aprobó, por 535 votos a favor, 66 en contra y 52 abstenciones, “un retroceso ideológico hacia los peores tiempos de la guerra fría”, en palabras de la Federación Internacional de combatientes de la Resistencia (FIR).

La resolución afirma la curiosa tesis de que “La Segunda Guerra Mundial fue el resultado directo del infame Tratado de no Agresión nazi-soviético de 23 de agosto de 1939, también conocido como Pacto Molotov-Ribbentrop”. La Unión Soviética y la Alemania nazi, los dos principales adversarios de la Segunda Guerra Mundial, son de nuevo presentados como gemelos: “dos regímenes totalitarios que compartían el objetivo de conquistar el mundo, repartirse Europa en dos zonas de influencia”. Poniendo un nuevo signo de igualdad, se pide a los estados miembros que “conmemoren el 23 de agosto como Día Europeo de las Víctimas del Estalinismo y del Nazismo a escala tanto nacional como de la Unión”, y se llama a elevar los ánimos bélicos agitando a las “generaciones más jóvenes” para “fomentar la capacidad de resistencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia”.

Una vieja ideología de nuevo funcional
Esta amalgama no tiene nada de inocente y está directamente relacionada con las actuales y artificiales tensiones de “nueva guerra fría” a las que han conducido un cuarto de siglo de marginación de Rusia de un sistema de seguridad atlantista contra ella dirigido, vía ampliación de la OTAN, abandono de acuerdos de desarme e instalación de infraestructuras militares junto a sus fronteras. Tampoco es algo nuevo.

En el pasado, poner el signo de igualdad entre nazismo y comunismo fue extremadamente funcional en el periodo de posguerra, cuando el frente aliado de la coalición anti Hitler del que la URSS era pilar fundamental, se fracturó dando lugar a la nueva tensión entre potencias del mundo bipolar que conocemos como guerra fría entre Estados Unidos y la URSS. El paralelismo y la equivalencia entre nazismo y comunismo estalinista rehabilitó a los ex nazis alemanes que construyeron la República Federal Alemana , integrándolos en la primera línea del frente común anticomunista en Europa. Gracias a la teoría de los totalitarismos de uno u otro signo , los ex nazis fueron eximidos de la mitad de su culpa: por un lado eran culpables de atrocidades, pero por el otro habían sido precursores en la lucha contra el nuevo enemigo, al que se habían anticipado identificándolo aunque fuera desde una ideología algo equivocada . En Alemania occidental, donde apenas hubo desnazificación, un pequeño ejercicio verbal de arrepentimiento, les bastó para convertirse en cristiano-demócratas, liberales e incluso socialdemócratas, no solo sin renegar de su pulso contra el comunismo, sino reivindicándolo. Franco sacó buen partido de ese mismo recurso reciclando la criminal alianza de su régimen con las potencias del eje para convertir a España en base militar aeronaval del mundo libre y reserva espiritual de Occidente.

Mantener la división continental
Ahora esa misma ideología, que en la Europa de los años, sesenta, setenta y ochenta habría sido considerada desvergonzado disparate reaccionario, avanza impulsada por la dinámica de nueva tensión con la Rusia postsoviética (cuyo “comunismo” es igual a cero), acusada de “amenazar Europa” pese a que su gasto militar es más de catorce veces inferior al del conglomerado noratlántico que la rodea. En este despropósito, que retrata un aspecto del regreso de la Europa parda, no hay nada de casual.

Algunos países del Este de Europa, enemigos históricos de Rusia son utilizados para la estrategia de división continental impulsada desde Washington. Es sabido, y los documentos oficiales de los estrategas de Washington así lo proclaman desde hace años, que imposibilitar el ascenso de la Unión Europea como sujeto autónomo, por ejemplo con una política independiente en Oriente Medio, es el objetivo estratégico de Estados Unidos en el continente, por lo que es imperativo mantener una tensión artificial con Rusia. Una relación normalizada de la Unión Europea con la nación más poblada de Europa y la más rica en recursos, además de su principal suministrador energético, es condición sine qua non para esa hipotética autonomía.

Los gobiernos de países como Polonia y las repúblicas bálticas actúan como el caballo de Troya de ese propósito, con el que sus gobiernos ultraconservadores sintonizan -por razones históricas bien comprensibles dada la tormentosa relación de esos países con Rusia en el siglo XIX y XX. Su ingreso en la OTAN y en la UE fue priorizado desde Estados Unidos por esa razón y sus gobiernos tienen en ese papel de acicate anti ruso su principal carta de influencia en Washington y en Bruselas. Es significativo que la resolución llame a “fomentar, en particular entre las generaciones más jóvenes, la fuerza de resistencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia”, dando por buena la leyenda de la “amenaza rusa” sobre Europa que esos países proclaman de forma histérica, así como apelando a tomar “firmes medidas” ante la “guerra de la información librada contra la Europa democrática con el objetivo de dividirla”, es decir a silenciar el aparato de propaganda ruso en el continente que asegura un pluralismo de propagandas que debilita los monopolios establecidos.

La desvergüenza de los diputados polacos, y la tontería de los diputados que han votado esta resolución muchos de ellos seguramente sin leerla o sin entenderla, llega al extremo de solicitar la declaración del “Día Internacional de los héroes de la lucha contra el totalitarismo, el 25 de mayo, aniversario de la ejecución de un militar anticomunista polaco, Witold Pilecki, que fue internado en Auschwitz por los nazis en una rocambolesca historia y posteriormente ejecutado por los comunistas polacos como agente militar del gobierno polaco en el exilio. Aquí la intención que se adivina es eminentemente nacional: blanquear la escandalosa complicidad polaca en el holocausto, así como la sintonía de la Polonia de preguerra con los nazis, con quienes firmó un acuerdo de no agresión en 1934. Polonia fue cómplice en la desmembración nazi de Checoslovaquia en 1938 y sus dirigentes tuvieron una gran responsabilidad en la posterior ruina de su nación, algo de lo que se prefiere no hablar . Europa debe odiar a los rusos, de acuerdo con el nacionalismo polaco, y para ello se falsifica y manipula lo que haga falta.

“Totalitarismos de uno u otro signo”
La llamada teoría de los totalitarismos intentó explicar el hecho histórico de que en el siglo XX algunos sistemas tuvieron un nivel de coerción y control político tan superior al de la mayoría de las dictaduras, que merecían una nueva categoría. Pero el término totalitarismo no tiene un claro contenido y sí claros inconvenientes. Uno de ellos es que no es un concepto histórico, sino propagandístico cuyo uso se generalizó durante la guerra fría. En la práctica sirvió para rehabilitar a los nazis y movilizar a Occidente contra el comunismo. Desde ese término, los propagandistas occidentales introdujeron la idea del “comunismo” y el estalinismo como despotismos sin relación alguna con el pasado, obviando toda explicación histórica. La historia de la autocracia y el absolutismo rusos, con una larga tradición secular y de la que el estalinismo fue genuina expresión en las condiciones técnicas del siglo XX, simplemente desapareció en beneficio de una cruzada ideológica encaminada a demonizar la peligrosa idea de la nivelación social.

Fue así como una teología de la maldad explicó, por ejemplo, la compleja historia del acuerdo germano-soviético de agosto de 1939, que viene después, y no antes, de acuerdos similares de no agresión firmados por Polonia con los nazis contra la URSS, o del espectáculo de Munich que convenció definitivamente a los soviéticos de que los liberales occidentales acabarían aliándose con los nazis contra la URSS, o por lo menos dejándoles hacer en el Este, tal como el propio Hitler confirma en sus reflexiones póstumas transcritas por su último secretario personal, Martin Bormann.

Tras la derrota del fascismo en la Segunda Guerra Mundial, la teoría del totalitarismo se utilizó para presentar al nazismo y al comunismo estalinista como hermanos gemelos, ignorando la diferencia ideológica fundamental; que no puede haber un “buen” nazismo, contrario a todo planteamiento humanista, pero sí un “buen” socialismo que desarrolle ideales humanistas radicalmente antagónicos con el antihumanismo estalinista.

El punto de vista de Primo Levi
Todo esto era bastante banal en la Europa de la guerra fría. En uno de los libros más importantes del siglo, la Trilogía de Auschwitz (1971), Primo Levi, un superviviente de aquella catedral de la historia europea, relataba en estos términos las diferencias entre los Lager alemanes y los soviéticos. La principal, decía, “consiste en su finalidad”:

Los Lager alemanes constituyen algo único en la no obstante sangrienta historia de la humanidad: al viejo fin de eliminar o aterrorizar al adversario político, unían un fin moderno y monstruoso, el de borrar del mundo pueblos y culturas enteros. A partir de más o menos 1941, se volvieron gigantescas máquinas de muerte: las cámaras de gas y los crematorios habían sido deliberadamente proyectados para destruir vidas y cuerpos humanos en una escala de millones; la horrenda primacía le corresponde a Auschwitz, con 24.000 muertos en un solo día de agosto de 1944. Los campos soviéticos no eran ni son, desde luego, sitios en los que la estancia sea agradable, pero no se buscaba expresamente en ellos, ni siquiera en los años más oscuros del estalinismo, la muerte de los prisioneros: era un hecho bastante frecuente y se lo toleraba con brutal indiferencia, pero en sustancia no era querido; era, en fin, un subproducto debido al hambre, el frío, las infecciones, el cansancio. En esta lúgubre comparación entre dos modelos de infierno, hay que agregar que en los Lager alemanes, en general, se entraba para no salir: ningún otro fin estaba previsto más que la muerte. En cambio en los campos soviéticos siempre existió un término: en la época de Stalin los “culpables” eran condenados a veces a penas larguísimas (incluso de quince y veinte años) con espantosa liviandad, pero subsistía una esperanza de libertad, por leve que fuera.

De esta diferencia fundamental nacen las demás. Las relaciones entre guardias y prisioneros, en la Unión Soviética, están menos deshumanizadfas: todos pertenecen al mismo pueblo, hablan la misma lengua, no son “superhombres” e “infrahombres” como bajo el nazismo. Los enfermos, aún mal, son atendidos; ante un trabajo demasiado duro es concebible una protesta, individual o colectiva; los castigos corporales son raros y no demasiado crueles: es posible recibir cartas y paquetes de víveres de casa; en una palabra, la personalidad humana no está negada ni se pierde totalmente. En contraposición, al menos por lo que hacía a los judíos y gitanos, en los Lager alemanes el exterminio era casi total: no se detenía ni siquiera ante los niños, que murieron por centenares de miles en las cámaras de gas, caso único entre las atrocidades de la historia humana. Como consecuencia general, los niveles de mortandad resultan bastante diferentes en los dos sistemas. Al parecer, en la Unión Soviética, en el periodo más duro, la mortandad era de un 30 por ciento de la totalidad de los ingresados, un porcentaje sin duda intolerablemente alto; pero en los Lager alemanes la mortandad era del 90-98 por ciento.

En conclusión, los campos soviéticos siguen siendo una manifestación deplorable de ilegalidad y deshumanización. Nada tienen que ver con el socialismo sino al contrario: se destacan en el socialismo soviético como una fea mancha; han de considerarse más bien como una barbarie heredada del absolutismo zarista de la que los gobiernos soviéticos no han sabido o no han querido liberarse. Quien lea las Memorias de la casa de los muertos, escrito por Dostoyevski en 1862, no tendrá dificultad en reconocer los mismos rasgos carcelarios descritos por Solzhenitsin cien años después. Pero es posible o, más bien, es fácil imaginar un socialismo sin Lager: en muchas partes del mundo se ha conseguido. No es imaginable, en cambio, un nazismo sin Lager.

La historia es una obra en construcción. Cada generación, grupo social y nación, la reescribe a su medida constantemente. A lo que asistimos hoy en la Unión Europea es a la reescritura de una versión de la historia de la Segunda Guerra Mundial de la derecha polaca, acorde con los planes estratégicos de Estados Unidos para mantener al continente divido y en tensión interna.

(Publicado en Ctxt)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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