sábado, 31 de mayo de 2025

Exámenes para subir nota en la concertada hasta que los alumnos logran un 10 en Bachillerato: “Es un agravio de cara a la Selectividad”

Escuelas Católicas, la gran patronal española de los colegios religiosos, defiende la práctica de dar continuas oportunidades a los estudiantes si busca “mejorar su aprendizaje”

“En nuestro colegio siempre ha estado la opción de hacer exámenes para subir nota en Bachillerato, tanto en primero como en segundo. Durante el curso hay exámenes parciales. Y al final de cada trimestre, un examen final. Después, te dan la nota y te dicen: ‘La evaluación se te queda así’. Y una o dos semanas después tienes la opción de presentarte a otro examen, que puede ser para recuperar la asignatura, si la has suspendido, o para subir nota”. A los profesores, dice Manuel, de 19 años, cuyo nombre real se omite en este artículo porque aunque él lleva un año en la universidad tiene familiares que estudian en el mismo colegio concertado de Valencia, no les gusta que los alumnos se presenten por probar. “Te amenazan con que si sacas dos puntos menos de los que tenías, te bajan la nota. Pero vamos, nunca se da el caso”, dice. Manuel se presentó “muchísimas veces” a estas pruebas, sobre todo en segundo, porque además de para subir la nota le servía “para practicar” de cara a la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU). Acabó el Bachillerato con una media de 10. Y ahora estudia una de las carreras con la nota de corte más alta.

No hay datos que permitan cuantificar hasta qué punto está extendida esta práctica en la enseñanza privada ―que solo está concertada en parte de España, aunque en algunas comunidades donde no lo está, como Madrid, el gobierno regional da cheques a las familias para sufragar la matrícula en centros privados puros―. La fórmula, en todo caso, beneficia a sus alumnos, porque la nota de admisión al sistema universitario público se calcula con un 60% de la nota de Bachillerato y un 40% de los exámenes de la fase general de la PAU (a lo que puede sumarse, hasta alcanzar el 14, cuatro puntos adicionales en la fase de ejercicios voluntarios). En la enseñanza pública también hay profesores de Bachillerato que hacen exámenes o plantean otras actividades que permiten subir nota. Pero, según coinciden las fuentes consultadas se trata de decisiones individuales, diferentes de la práctica sistemática y a escala de todo el centro que describe Manuel. Y que la principal patronal de la enseñanza concertada en España, Escuelas Católicas, no solo no critica, sino que defiende.

Justificación
“En nuestro sistema educativo, la evaluación es de proceso, no solo de resultados. Lo cual significa que al alumno se le deben dar todo tipo de oportunidades para que en ese proceso desarrolle al máximo las competencias, a través de múltiples herramientas y estrategias. Presentaciones orales, proyectos, escritos… y exámenes, por supuesto”, afirma Irene Arrimadas, responsable pedagógica de Escuelas Católicas. El tipo de exámenes descritos al principio de este artículo no son censurables, opina Arrimadas, siempre y cuando el objetivo principal sea “que aprenda al máximo”. “Y si eso redunda en una mejor calificación del Bachillerato y una mejor nota para que pueda elegir al final los estudios a los cuales quiere optar, pues bendito sea Dios”, añade.

La información oficial muestra un desajuste entre el porcentaje de estudiantes que acaban el Bachillerato con sobresaliente y el que obtiene esa misma nota en la fase general (u obligatoria) de la PAU. Y que esa distancia es especialmente significativa en el caso de los colegios privados y concertados, como mostró hace dos años una investigación del Observatorio del Sistema Universitario que dirigió la matemática de la Universidad Politécnica de Cataluña Vera Sacristán. Actualizando los datos de aquel informe con los últimos disponibles, de 2024, se observa que la proporción de estudiantes con calificaciones excelentes (9 o 10) en Bachillerato se reduce en la PAU, en el caso del alumnado de la pública, 10,8 puntos porcentuales (lo logra, en Selectividad, el 5,5% del total). El ajuste entre los estudiantes de la concertada ajuste alcanza 16,2 puntos (lo consigue el 5,6%). Y entre los de la privada, la reducción es de 17,4 puntos (lo logra el 7,6%).

Dicho de otro modo, la diferencia en el porcentaje de estudiantes que obtienen sobresalientes entre la pública y la concertada se reduce a una quincuagésima quinta parte (a un 0,1%), 55 veces menos, cuando en lugar de ser el centro educativo quien pone las notas lo hace el tribunal de la PAU. Esa misma diferencia, entre el alumnado de la pública y el de la privada pura, se reduce a una cuarta parte.

Injusto
Dejando al margen la tradicional acusación de que la enseñanza privada hincha las notas ―que arreció en 2023, tras la publicación del informe del Observatorio del Sistema Universitario―, algo que sus patronales rechazan y no ha sido objeto de una investigación oficial (para lamento muchos docentes, familias y estudiantes de la pública), prácticas como la de ofrecer continuos exámenes para subir nota en Bachillerato pueden explicar al menos una parte de dicho abismo. Y que dicha práctica no sea contraria a la normativa ―la responsable pedagógica de Escuelas Católicas subraya que la ley insiste en que la evaluación debe ser “de proceso, no solo calificativa de un examen final”―, no significa que a muchos en la enseñanza pública no les parezca injusto.

Como a David, padre de una alumna que acaba de terminar segundo de Bachillerato en un instituto público en Valencia. “Nuestra hija va una academia en la que coincide con chicas que va a los grandes colegios de la ciudad, y le preguntan sorprendida si ella no hace exámenes para subir nota. A ella, en el instituto, le han hecho dos o tres en todo el curso. Me parece un agravio comparativo, más ahora, con la superpresión que hay para alcanzar la nota en algunas carreras. No tienen las mismas oportunidades. En ramas como la sanitaria, les dificulta mucho poder entrar”.

“Todos los profesores intentamos que nuestros alumnos de Bachillerato estén bien preparados para ir a la universidad y, además, tengan los mejores resultados para la PAU. Por eso a lo largo del curso se hacen pruebas o actividades que son evaluadas y permiten mejorar la nota”, afirma Rosa Rocha, presidenta de la asociación de directores de institutos públicos de Madrid. Rocha añade, sin embargo, que el modelo de exámenes sistemáticos con tal fin en todas las asignaturas al término de cada trimestre “no existe” en ningún instituto público que conozca. “Una profesora de mi centro, que puede tener 100 alumnos, no podría estar haciendo todas las evaluaciones exámenes de subir nota para todos, porque no haría otra cosa, no podría ni impartir la asignatura”, dice.

El presidente de la federación española de directores de institutos públicos, Fedadi, Toni González Picornell, lamenta que las notas de Bachillerato con las que los alumnos de la enseñanza privada llegan a la Selectividad supongan “una pérdida de oportunidades en el acceso a los estudios deseados para el alumnado de la pública”. Y apuesta por un cambio drástico: “Mi opinión es que el Bachillerato solo debería impartirse en los centros públicos, que garantizan una estandarización de los estudios”

viernes, 30 de mayo de 2025

Joan Manuel Serrat: "No he esperado a tener 80 años para saber que todo pasa muy deprisa y que hoy eres fuego y mañana olvido"

Joan Manuel Serrat

Fuente de la imagen,Daniel Mordzinski

Pie de foto,La vida de Joan Manuel Serrat ha estado marcada por América Latina en muchos aspectos.

Hablar con Joan Manuel Serrat (Cataluña, 1943) es casi tan bonito como escucharlo cantar.

El cantautor español -para muchos el mejor de todos junto al cubano Silvio Rodríguez- es un gran contador de historias, y es generoso con las anécdotas que comparte.

Hace unas noches lo escuché en una conversación con el escritor nicaragüense Sergio Ramírez en el Teatro Lux de Ciudad de Guatemala y, aunque algunas de las preguntas que le hizo son similares a las de esta entrevista, las respuestas tenían otros detalles, otro tono, otra forma de narrar.

A los 81 años, Serrat tiene una memoria prodigiosa. Va revelando sus recuerdos y pensamientos como si estuvieran dentro de matrioskas rusas o fueran capas de cebollas, ese vegetal que inspiró uno de los poemas más hermosos de Miguel Hernández y que él convirtió en una canción inolvidable.

El autor de canciones tan emblemáticas como "Mediterráneo", "Cantares", "Lucía" y "Penélope" habló con BBC Mundo en el marco del festival Centroamérica Cuenta, que se celebra en Guatemala entre el 19 y el 24 de mayo.

Joan Manuel Serrat, ¿qué se siente ser la banda sonora de la vida de tanta gente?

¡Uf! Sería un acople tremendo, ¿no? Entiendo lo que quieres decir y pues me siento en parte orgulloso y en parte responsable.

¿Responsable de qué?

Responsable de que las cosas ocurran de esta manera, de que ocurran porque yo he escrito las canciones, las he cantado, he tenido la posibilidad de compartirlas y he empujado este carro que las han convertido en bandas sonoras de la gente.

Por fortuna, la banda sonora de cada quien es una banda muy diferente, cada quien se la hace a su medida y a su tiempo.

Algunas son absolutamente personales y los motivos y las canciones que eligen son de cada uno, pero hay otras que son comunes, canciones que se han quedado en la memoria colectiva y que entonces se convierten más en un himno que en otra cosa.

Como una banda social

Una banda común, sí…

Nos enamoramos con Serrat, sufrimos la muerte con Serrat, nos consolamos con Serrat. Es un registro de emociones muy amplio, ¿no?

Sí, y hace que la vida de uno tenga un cierto sentido.

Pero aclaremos que no es conmigo que se enamoran, se enamoran con una canción mía, y eso es diferente porque paso de ser cómplice a ser... Ni siquiera llego a ser observador; lamentablemente, porque sería muy divertido ser observador de esto.

Serrat habló con Carolina Robino, directora editorial de BBC Mundo, en Guatemala. Hablemos de América Latina, que ha tenido en tu vida y en tu carrera un papel bastante relevante desde que eras muy joven. ¿Qué significa América Latina para ti?

América Latina es en cierta manera un conjunto de territorios, y cada uno de ellos ha formado parte de mi vida.

Sin duda, yo tengo una gran relación con la región, que se ha dado por interés propio. Yo me he sentido muy partícipe de su historia. Han ocurrido tantas cosas aquí que me habría sido imposible pasar por ella de otra manera.

El cariño de la gente me ha hecho sentir parte y mi curiosidad, partícipe. Me ha tocado compartir tiempos realmente extraordinarios, bellísimos y tiempos, como diría Mario Vargas Llosa, muy recios, muy difíciles, en los que he experimentado pérdidas personales cercanas, desapariciones de amigos que de un día a otro dejamos de ver, de saber de ellos, y que aún hoy no sabemos a ciencia cierta de qué manera concreta desaparecieron.

En fin, mi vida está hecha de retazos de América Latina, porque he dejado retazos de mi vida en cada una de estas experiencias.

Uno de esos momentos recios fue tu exilio en México en 1975, donde te quedaste luego de que el gobierno de Franco dictara una orden de búsqueda y captura en tu contra. Si cierras los ojos, ¿cómo ves a ese hombre que no podía volver a España?

Era un hombre triste que procuraba divertirse todo lo que podía.

Tenía una tristeza del exilio que me acompañaba por más que mantuviera la ilusión y el espíritu en alto, y tuviera la certeza de que esto se acababa, que no duraba más de cuatro días.

Me era muy difícil desprenderme de ella y me hizo muy difícil la escritura.

Si tú me preguntas cuándo escribí una canción, puedo más o menos saber la época, pero no tengo nunca la certeza. La única certeza que sí tengo es que yo en aquellos años no escribí absolutamente nada.

Lo intenté, sí, pero lo que aparecía era muy seco, muy triste.

Y entonces lo sustituí por una cosa que me fue muy bien. Cuando se acabaron los conciertos que me habían llevado hasta allí en aquel viaje, y seguía sin poder volver a España, decidí hacer una gira por mi cuenta.

Quiero decir que compré un camión, nos metimos con los músicos y los técnicos todos allá arriba, y con mi empresario -que sigue siendo el mismo que tengo ahora, René León, igual que el de España es José Navarro desde hace 50 años- empezamos a fantasear, a crear con papel y lápiz una ruta y le dimos la vuelta a la República.

Tocábamos donde buenamente se podía. Donde había un teatro grande, si estaba libre, lo alquilábamos; donde no estaba libre, pues otro más chico o un auditorio.

Montamos así una gira que para mí fue sumamente educativa, porque es la que me hizo conocer México, descubriendo un país inmenso, mágico, maravilloso. Y conmigo hospitalario e inolvidable.

Serrat se tuvo que exiliar en México durante el gobierno de Francisco Franco en España. ¿Te acuerdas de qué te salió cuando volviste a España después de estar ese tiempo sin escribir en México?

Sí, lo primero que quise fue trabajar en un disco con poemas de Joan Salvat Papasseit, que era un poeta maravilloso, muy cercano a mí, no tanto por el lenguaje, sino por el barrio.

Y después ya inmediatamente vinieron otros discos. Fue una época muy productiva.

Piensa también que cuando yo regreso a España la vida florece por todos los lados. Franco ha muerto y la libertad sube por los quioscos, las calles, los teatros, y se derrumba la moral nacional católica que teníamos allí.

La gente empezaba a vivir una vida más libre, más descarada, y los movimientos artísticos también florecieron mucho. Había mucha espuma y mucho fuego para poner la olla.

Me imagino que tienes muchos hitos en América Latina. A mí personalmente, porque lo viví, se me viene a la cabeza cuando volviste a Chile en 1990 tras el regreso de la democracia y cantaste "Volver a los 17" en el Estadio Nacional. Fue un momento muy emocionante para el país, para el público. ¿Cómo lo viviste tú?

Para mí fue tremendo.

Primero porque hacía poco más de un año que había intentado entrar a Chile cuando fue el plebiscito de 1988. Y no me dejaron entrar. Me tuvieron retenido durante un tiempo y me devolvieron a España.

Iba con una delegación muy amplia de gente española, incluidos políticos, y curiosamente a mí fue el único que me retuvieron.

Luego, cuando volví, Patricio Aylwin ya había asumido, y eran otras las circunstancias, aunque todavía había presos políticos. Yo estuve visitando gente en las cárceles que no tardaron mucho en salir, pero que todavía estaban ahí.

Y debo confesar que el ambiente que se respiraba en general era de un gran temor al gobierno militar, porque mis propios amigos y compañeros, cuando conversábamos en espacios abiertos, hablaban con mucha precaución de las cosas.

Desde joven se convirtió en un trovador. ¿Y Violeta Parra y "Volver a los 17"?

¡Ah! La Negra…

Yo tengo unos personajes que pueden ser muy curiosos, pero forman parte de mi educación profunda sentimental con América Latina: Violeta, Yupanqui, Gardel.

Por tu padre, ¿no? que era tanguero

Sí, era muy tanguero… Y bueno, alguno más.

Pero el único disco entero que hiciste de un poeta latinoamericano fue de Mario Benedetti. ¿Por qué Benedetti?

Porque le tengo mucho cariño. Y hablo en presente porque lo tengo siempre presente.

Benedetti es uno de los poetas más cantables que yo he conocido, y uno de a los que más le gustaba que le cantaran las canciones.

Fíjate que se han hecho barbaridades con Benedetti, como con muchos poetas musicados, pero a él nunca le importó nada, nunca discutía. Él, como Miguel Hernández, decía que la poesía es una canción que debe salir soplada por los poros.

Y era muy agradecido con quien le musicaba poemas. Creo que de todos, Mario fue el poeta que más promocionó la poesía cantada. Les gustará más a unos que a otros, pero así es.

O sea, fue por eso, pero también y sobre todo, porque estaba en España, y podía hablar con él y contestaba rápidamente a las propuestas.

Era muy consciente de que no es lo mismo la letra de un poema que la de una canción, y que en muchos casos es necesario, si quieres ajustar bien ambas cosas, que el poeta sea muy tolerante.

Como yo nomás había musicado poetas difuntos, no tuve nunca la posibilidad de poder hablar con ellos para tratar de modificar nada, para saber qué habrían pensado (Antonio) Machado o Hernández, por ejemplo. Así que nunca modifiqué nada.

En cambio, ahora que tenía al poeta vivo, sí agradecí que nos viéramos constantemente.

Las giras de Serrat por países de América Latina generaron gran expectación.

Hace casi dos años y medio que hiciste tu última gira, "El vicio de cantar", pero no has parado. Estás recibiendo premios, viajando, participando en charlas, en eventos. Al final, más que un retiro se podría decir que hubo una transformación de Serrat, ¿no?

¡Ah! Es que el vicio de cantar está hasta sus últimas consecuencias en uno, pero ahora lo reservo solo para ocasiones en las que coincidan muchas cosas.

¿Pero estás disfrutando todas estas otras actividades, esta otra relación con el público?

Sí, bueno, unas más que otros. Es como en la vida: hay lugares a los que vas con todo, feliz de poder ir y gozar, y hay otros a los que vas porque sabes que tienes que ir. Pero no por eso tienes que ir con un sentimiento de infortunio.

Yo procuro ser feliz en el lugar que tengo, pero a veces voy extraordinariamente feliz y motivado y emocionado y a lo mejor no me responde el alma de la misma manera.

Pero esto me ha ocurrido siempre y espero que me siga ocurriendo.

Pocas personas tienen una carrera tan exitosa y lograda como la tuya. Creaste un mundo y hasta existe un adjetivo nacido de tu apellido: serratiano. ¿Cómo combatiste el ego y mantuviste los pies en la tierra?

No tengo un método, pero sea lo que haya hecho no me ha ido mal. Además, porque no he esperado a tener 80 años para saber que todo pasa muy deprisa y que hoy eres fuego y mañana olvido.

Entonces más vale la pena no enamorarse de algo que es tan, tan voluble.

Hablas mucho de Viana, este pueblo en Navarra al que comenzaste a ir en la adolescencia y en el que te sientes muy a gusto. Dices que allí eres simplemente Juanito. ¿Quién es Juanito?

Pues el mejor amigo de un albañil.

A mí mis padres me dejaron caer ahí en un verano determinado porque no tenían dónde meterme, y ahí hice los amigos que se hacen normalmente. Mis mejores amigos son casi todos de la infancia.

Y a mis hijos cuándo les preguntan de dónde eres, dicen de Barcelona, pero si les preguntan de qué pueblo, entonces dicen de Viana.

En seis décadas de trayectoria, Serrat se convirtió en uno de los cantautores favoritos del público hispanohablante. No te voy a preguntar cuál es tu canción favorita, porque ya sé que no lo contestas, pero entonces te voy a contar cuál es la mía, que es "Elegía", del disco de Miguel Hernández. En 2023 Orihuela, el pueblo donde él nació, te nombró hijo adoptivo. Cuéntanos de esa canción y de esa historia tan redonda, tierna y dolorosa.

Bueno, a ver, a mi modo de ver, "Elegía" es un poema tan desgarrador y tan maravilloso; es una canción de amor extraordinaria del desgarro del que sigue vivo, como si hubiera cometido algún grave pecado viviendo mientras el amigo muere.

Y cuando le puse la música reconozco -y perdona la inmodestia- que acerté mucho.

Quizá no es una de las canciones más fáciles, pero fíjate que después de tantos años sigue siendo una canción que cuando la toco en medio de un concierto provoca una emoción que notas como te viene del público, te viene a las manos, ¿sabes?

Tienes un público que está ahí y viaja contigo a aquella canción.

¿Y por qué elegiste cantar "Esas pequeñas cosas" en la ceremonia de entrega del Premio Princesa de Asturias, uno de los últimos que has recibido?

Porque tiene todos los requisitos que yo creía que la ajustaban a las circunstancias: es corta, es muy bonita, sencilla, popular. Y la podía tocar con un violín.

Pero te digo que fue mucho más emocionante todavía cuando tuve que bajarme del escenario y salir a la calle y pasar por debajo de un túnel hecho con gaitas que tocaban por encima de tu cabeza.

Para terminar, uno de los últimos eventos en que participaste fue una charla con la periodista Rosa María Calaf sobre hacerse mayor, y entre muchas cosas dijiste, me llamó la atención esta: "Tengo 81 años y pienso seguir haciendo cosas en defensa de mi familia, de mi pueblo y sobre todo en defensa propia". ¿Qué cosas quieres hacer en defensa propia? ¿Qué quieres decir con eso?

Quiero decir que al llegar a los 80 años esta sociedad ingrata en la que vivimos tiene una cierta tendencia a no solamente permitir que uno se jubile, sino a jubilarlo obligatoriamente.

Y no solamente le saca el trabajo, sino que le saca los mapas de la vida con los que uno se mueve. Se le retira también el derecho a ser visible y se acaba convirtiendo en un ser invisible que va de aquí para allá.

Yo no pienso renunciar a mi visibilidad ni a mi derecho a ser útil. O sea, sigo siendo un ciudadano útil. ¿Que me quieran utilizar para una cosa u otra? Pues para las que me gusten, me dejaré, y para las que no me gusten, no me dejaré.

Y si creen que no soy útil, pues entonces me buscaré otras posibilidades.

Quiero decir que tengo todas las ganas de vivir, y no me las van a quitar mientras pueda sentir esa maravilla que es la vida.

Esto a pesar de que corren tiempos bien recios, en los que todo está puesto en tela de juicio y la sensibilidad del hombre parece que desaparece y que no es buena sentirla, que no es bueno dar ni vivir en un mundo sensible y menos en un mundo solidario y, por tanto, en un mundo justo.

Es decir, las razones por las cuales la justicia y el mundo se tienen que mover están todas relacionadas con el sistema económico, con el sistema financiero.

Y yo que viví toda mi vida pensando que los valores estaban en otro lugar, pienso seguir defendiéndolos y hacerlo con independencia de los gurús del futuro y de las aves de mal agüero.

No me rindo de defender que el hombre merece una vida más justa, más solidaria. Merece un futuro mejor.




jueves, 29 de mayo de 2025

_- El Arca de Noé


_- Estamos viviendo unos tiempos convulsos. No es posible, en pocas líneas, describir el momento difícil que está atravesando nuestro mundo. El caldo de cultivo de la cultura neoliberal en la que estamos inmersos, con sus presupuestos demoledores (individualismo, competitividad, relativismo moral, obsesión por los resultados, olvido de los desfavorecidos, hipertrofia de la imagen, privatización de bienes y servicios, capitalismo salvaje, imperio de las leyes del mercado, reificación del conocimientos…), hace difícil la convivencia pacífica, honesta y respetuosa entre las personas.

 El fascismo avanza con una fuerza arrolladora e impone sus tesis miserables en los países y en las conciencias de la gente. El fascismo se caracteriza principalmente por su nacionalismo extremo, su totalitarismo, su militarismo y su culto a la violencia, junto con un desprecio por la democracia y los derechos individuales. A menudo, se basa en una ideología que promueve la idea de un líder carismático y la unidad nacional en detrimento de la diversidad y la disidencia.

El auge de la ultraderecha en todo el mundo, con sus banderas de odio al inmigrante, a los homosexuales, a los diferentes, a los adversarios políticos, con su amor a los bulos, a las fake news, a las dictaduras, nos sumerge en un clima de preocupación y de temor.

Por si todo esto fuera poco, ahí tenemos las guerras y las invasiones, televisadas cada día, como si se tratase de un espectáculo intrascendente que nos muestran las cámaras de manera rutinaria y fácilmente digerible.

La elección a la presidencia de los EE.UU. de un siniestro personaje, después de un nefasto primer mandato, que impulsó el asalto al capitolio, condenado después por la justicia, que rompe impunemente todas las reglas del juego democrático, que nos hace sentir la inquietante sensación de estar sentados sobre un polvorín que puede hacer estallar por soberano capricho, que pretende convertir la franja de Gaza en un resort de lujo, que quiere anexionarse Groenlandia, que desata una disparatada guerra de aranceles, que gobierna el país olvidándose de los pobres, declarando una dislocada guerra arancelaria, privatizando todo lo privatizable, retirando ayudas a los más necesitados nos llena de incertidumbre y de terror.

En nuestro país, una oposición que no se resigna a serlo desde que no pudiera formar gobierno, exige a cada minuto elecciones generales, ataca sin piedad a la izquierda que gobierna, sin que se digne arrimar el hombro para resolver los problemas de la ciudadanía. En estos días he escuchado al alcalde de Madrid, con un aplomo insultante, decir “que resulta lamentabilísimo tachar de genocidio lo que está haciendo Israel en la franja de Gaza”. Lamentabilísimo es el horror de la masacre.

Imagino la realidad que estamos viviendo como un mar proceloso, en pleno diluvio, con tempestades y vientos huracanados. Y pienso en el Arca de Noé. En esa nave salvadora del Génesis que nos puede salvar del diluvio y que puede hacernos arribar a un mundo nuevo, cuando aparezca la paloma de la paz con un ramo de olivo en el pico, anunciando una nueva era. Una era en la que podamos vivir de otra manera, como seres humanos que se respetan, que reconocen su dignidad esencial.

¿De qué Arca salvadora estoy hablando? Hablo del Arca de Noé que ha de ser la escuela. Una escuela democrática, inclusiva, coeducativa, pacifista, crítica, solidaria, feminista, comprometida, participativa, antifascista. Una escuela que forme ciudadanos y ciudadanas para la democracia. La tarea de la escuela no es formar súbditos ni clientes, sino formar ciudadanos y ciudadanas para una sociedad democrática. La escuela tiene que formar no a los mejores del mundo sino a los mejores para el mundo. Voy a plantear a continuación diez rasgos que caracterizan al ciudadano capaz de construir una convivencia justa y armoniosa donde todos y todas puedan ser felices.

– Piensa, analiza, sabe por qué suceden las cosas. No es ingenuo, sino crítico. Sabe que existen hilos ocultos que mueven las decisiones que se toman, saben cómo iluminar esos hilos ocultos para no caer en la trampa de la manipulación. Cuestiona las leyes injustas y las decisiones arbitrarias. Es capaz de desmontar las fake news, de detectar los bulos, de descubrir las mentiras…

– Habla, opina, levanta la voz, se expresa con libertad sin las cortapisas del miedo al poder, sin caer en los señuelos de la adulación, sin hacer caso a desalentadoras admoniciones de los escépticos.

– Participa con su actividad laboral y social en la vida pública sabiendo que la democracia no acaba sino que comienza en las urnas. Se manifiesta, interviene en asuntos de interés general, no solo en los estrictamente privados.

– Se agrupa, no está solo, no permanece aislado, se organiza para la acción, consciente de que el grupo multiplica la fuerza individual.

– Exige, asume riesgos ante el poder, practica la valentía cívica que es una virtud democrática que nos hace ir a causas que de antemano sabemos que están perdidas.

– Se informa, lee críticamente, está al día, cuestiona las explicaciones inconsistentes e interesadas tanto del gobierno como de la oposición.

– Respeta a los demás y reconoce y valora la diversidad. Sabe que existen culturas diferentes y personas diferentes, más allá de la dignidad esencial de cada ser humano.

Es solidario y sensible a la injusticia, se compadece de quienes sufren, no va exclusivamente a lo suyo, no se encoge de hombros ante las desigualdades que existen en su país y en el mundo.

– Vive de forma honesta, trabaja responsablemente y se esfuerza por mejorar ética y socialmente la sociedad en la que vive. Cumple con sus deberes públicos, paga fielmente los impuestos, cumple las leyes, respeta las reglas de tráfico y es consciente de que la libertad individual tiene unos claros límites en la del prójimo.

– Se esfuerza para que el planeta sea la casa común en la que todos y todas puedan vivir felizmente, ya que es consciente del peligro que supone el calentamiento global y de los estragos que causa en el planeta el comportamiento irresponsable de los seres humanos.

Si queremos formar ciudadanos críticos y salen adocenados, si queremos formar ciudadanos solidarios y salen egoístas, si queremos formar ciudadanos democráticos y salen fascistas algo estamos haciendo mal. Pues bien, no hay viento favorable para un barco que va a la deriva. Dicho de manera más contundente: no hay nada más estúpido que lanzarse con la mayor eficacia en la dirección equivocada

No basta proponérselo. Hay que saber si se está consiguiendo. Para ello hace falta interrogarse, poner en cuestión la práctica. Y comprobar si aquello que se pretendía conseguir se ha conseguido. Se trata de un mecanismo de comprobación cargado de lógica y de ética. ¿Esto que pretendíamos conseguir lo hemos conseguido? ¿Actuando como lo hacemos se alcanzan los objetivos propuestos?

Y luego hace falta poner en marcha otro mecanismo importante que llamo de atribución. Si no se ha conseguido, ¿por qué ha sido? Si no conseguimos lo que pretendíamos no podemos explicar el fracaso diciendo que los alumnos no han sido suficientemente esforzados, inteligentes o aplicados. Porque de esa forma nunca podremos mejorar.

Ese Arca salvadora tiene que tener una tripulación bien formada, competente, valerosa. Porque los tiempos y la tarea lo exigen. Hay que acabar con ese pensamiento arraigado en muchas sociedades de que para realizar la tarea educativa vale cualquiera, O, mejor dicho, valen quienes no sirven para otra cosa. Bernard Shaw dice con indudable cinismo: El que sabe hace y el que no sabe enseña. Pensamiento que adorna Muriel en la excelente novela “La elegancia del erizo”: “El que sabe hace, el que no sabe enseña, el que no sabe enseñar enseña a los que enseñan y el que no sabe enseñar a los que enseñan se mete en política”.

El Arca de Noé es responsabilidad de todos, no solo de la tripulación que la guía en circunstancias tan problemáticas, en tiempos del diluvio de la desigualdad, de las malas prácticas políticas, de las guerras insensatas, de un clima social en el que los valores se han olvidado y en el que las tormentas del poder amenazan con la destrucción. En el año 2014 publiqué en México un libro titulado “El Arca de Noé. La escuela salva del diluvio”. Hoy le añadiría algunos capítulos más inquietantes.

miércoles, 28 de mayo de 2025

_- De lo que no se puede escribir

_- Shakespeare, Faulkner o Quevedo no podrían escribir lo que escribieron si fueran sometidos al rigor de lo social y políticamente correcto de hoy.

A lo largo de mi vida como periodista he cometido lógicamente muchos errores. En este caso me refiero a los errores que solía cometer cuando realizaba una entrevista o un perfil literario a cualquier personaje público y tenía la costumbre de describirlo físicamente en su parte menos agraciada hasta el punto de insistir en los defectos más evidentes. Leídos ahora a gran distancia del tiempo aquellos retratos y entrevistas, me pregunto cómo fue posible que no me diera cuenta de esa agresión que indicaba un grado de prepotencia estúpida del periodista, que se cree que todo vale con tal de encontrar una imagen o una metáfora sorprendente.

Luis Escobar: "Soy igual que hace 50 años, sólo cambian las cosas a mi alrededor"

Releer a estas alturas cosas que escribí con alegre impunidad según el aire de aquella época es algo que me llena de estupor. Sé muy bien que la literatura se diluye con la atmósfera de un tiempo determinado y ni Shakespeare, Faulkner ni Quevedo podrían escribir lo que escribieron si fueran sometidos al rigor de lo social y políticamente correcto de hoy. El lenguaje escrito y oral está sometido a una asepsia sanitaria que lo tiene constreñido en un corsé. No sé si esto es bueno o malo. A la hora de escribir, por ejemplo, que el hombre descubrió el fuego comienzo a dudar porque pudo haber sido una mujer la que lo descubrió, como serían también mujeres, tal vez, las que realizaban las pinturas rupestres. En ese caso me veo obligado a cambiar el vocablo hombre por ser humano. Ignoro si esta vigilancia sirve para empujar la literatura hacia delante o hacia atrás.

Con la democracia recién instaurada, recuerdo que en el Congreso se recibió la visita de Edgar Faure, un hombre de Estado, expresidente del Consejo de Gobierno francés. Estaba sentado en el palco de invitados y a la hora de constatar su presencia en mi crónica parlamentaria escribí: “Por encima de la barandilla asomaba su nariz hebraica Edgar Faure”. Un gran periodista holandés, Eppo Janssen, muy amigo, corresponsal de la televisión pública holandesa, y de un periódico progresista de su país, me dijo: “En mi periódico esa crónica no te la hubieran publicado y probablemente te habrían mostrado la puerta de salida para que allí no escribieras más”.

Luis Escobar fue uno de los personajes literarios, divertidos e inteligentes al que le hice un perfil. Para encabezar la entrevista escribí: “Feliz, vestido de blanco, con los brazos abiertos, el marqués de las Marismas del Guadalquivir y Grande de España desciende por la escalinata de caracol con tres chuchos liados en las pantorrillas y ya en el vestíbulo se deshace en risotadas de cortesía con la boca llena de lengua y la dentadura un poco suelta castañeteando amabilidad”. Sentados en sillones blancos en la galería de su jardín con un sonido de agua que caía de la taza sostenida por una diosa de mármol, Luis Escobar comenzó a contar cosas divertidísimas de su vida con una gracia e inteligencia extraordinarias. Pese a todo, insistí en describirlo físicamente: “En aquel tiempo los aristócratas tenían todos cara de caballo y la entrepierna les olía a picadero rebajado con maderas de Oriente. A Luis Escobar le queda desde entonces el mentón allá abajo, esa quijada de pala que está pidiendo a gritos una golilla de encaje holandés. Hay algo equino en su perfil. En eso se nota que pertenece a la aristocracia”.

El marqués me rebatió: “Aristocracia es una palabra que los aristócratas no suelen usar nunca. Nosotros decimos la sociedad, los amigos de toda la vida, las familias conocidas”. Y por si fuera poco insistí en su descripción física, que lógicamente él no me perdonó: “Luis Escobar tiene una lengua redonda que le ocupa toda la boca. La voz le sale por la nariz con sonido de flautín carnoso. Una vez fuera, ya en el aire, la recoge con el labio inferior en plan oso hormiguero y la absorbe hacia el paladar. Así comienza a masticar la propia voz con la dentadura un poco suelta y se traga las últimas sílabas de cada palabra, las últimas palabras de cada frase. Observarlo es muy divertido”. ¿Divertido para quién, para el lector, para el propio periodista?, me pregunto. Desde luego al protagonista le sentó a cuerno quemado y como es lógico me retiró el saludo.

En otra ocasión, para referirme a un niño que había nacido con graves malformaciones físicas y mentales escribí la palabra subnormal. Poco después recibí una carta de una madre anónima que al parecer pasaba por un problema similar advirtiéndome de que hasta ese momento me había leído con gusto, pero que ya no lo haría en adelante. La carta terminó diciendo que su hijo era un ángel lleno de amor y cuidar de ese ángel la llenaba de felicidad. Esa carta tan sencilla fue suficiente para que desde entonces yo viera al mundo de otra forma. A la hora de describir a una persona, remarcar e insistir en un defecto físico es algo que ya no haría, aunque me desollaran vivo.

Manuel Vicent

martes, 27 de mayo de 2025

Cómo controlar el nivel de azúcar en la sangre con ejercicio

El movimiento puede ser un medicamento muy eficaz para las personas con diabetes y otras formas de resistencia a la insulina. Sin embargo, la intensidad y el momento en que se realiza pueden marcar la diferencia.

Hoy en día, cada vez más personas tienen que preocuparse por su nivel de azúcar en la sangre.

Alrededor de 38 millones de estadounidenses padecen diabetes y más del doble tienen prediabetes. Muchos millones más presentan algún tipo de resistencia a la insulina, lo que puede provocar cansancio, irritabilidad e incluso mareos. Todas estas afecciones se vuelven más comunes a medida que envejecemos.

La buena noticia es que el ejercicio puede ayudar. Es al menos tan importante como la dieta para prevenir y tratar la resistencia a la insulina y la diabetes. También puede ayudarte a perder peso, lo que suele ser el paso más importante para estabilizar el nivel de azúcar en la sangre.

El ejercicio tiene varias formas únicas de ayudar a tu cuerpo a procesar la glucosa, dijo Donald Hensrud, especialista en Medicina Preventiva y Nutrición y editor médico de The Mayo Clinic Diet. Y aunque cualquier ejercicio es bueno para ti, el tipo de movimiento que elijas y cuándo lo hagas pueden influir mucho en su eficacia.

A continuación, te indicamos algunos aspectos que debes tener en cuenta al planificar tus entrenamientos, según los expertos.

El ejercicio es esencial para controlar el azúcar en la sangre
Las causas de la diabetes son complejas. Los antecedentes familiares, la genética, el peso y la dieta sin duda influyen. Pero está claro que el ejercicio puede reducir drásticamente la glucosa en sangre, independientemente de tu diagnóstico, y mejorar la forma en que tu cuerpo utiliza la insulina.

De hecho, las investigaciones han demostrado que el ejercicio es generalmente más eficaz para prevenir la diabetes que la medicación (aunque es importante utilizar todos los tipos de tratamiento). Durante el ejercicio, las células musculares pueden utilizar más fácilmente la glucosa de la sangre. Esto reduce directamente el azúcar en la sangre y también puede reducir la grasa que rodea los órganos, un importante factor de riesgo para la diabetes y la resistencia a la insulina, dijo Gerald Shulman, profesor de Medicina y Fisiología en la Facultad de Medicina de Yale.

En particular, los estudios demuestran que el entrenamiento regular de alta intensidad por intervalos o el ejercicio continuo moderado pueden marcar la diferencia, revirtiendo la prediabetes en casi el 40 por ciento de los participantes, aunque muchas personas pueden tardar meses o incluso años en ver cambios duraderos.

Prioriza el entrenamiento de fuerza y la intensidad
Cualquier movimiento es mejor que ninguno, y el simple hecho de salir a caminar puede tener beneficios. Pero según las investigaciones, las dos formas más eficaces de reducir el azúcar en la sangre mediante el ejercicio son los entrenamientos de alta intensidad y el entrenamiento de fuerza.

Un estudio reciente descubrió que el entrenamiento de fuerza era significativamente más eficaz para controlar los niveles de azúcar en la sangre que el ejercicio aeróbico en personas con diabetes tipo 2, y es probable que esto sea válido para otras personas preocupadas por su azúcar en la sangre, dijo Shulman.

Además, tanto el ejercicio aeróbico como el entrenamiento de fuerza crean más mitocondrias, que pueden ayudar a combatir la diabetes tipo 2, pero el levantamiento de pesas parece ser ligeramente más eficaz que el ejercicio aeróbico, suponiendo que te esfuerces, dijo Shulman.

El entrenamiento de fuerza es especialmente importante para las personas mayores, ya que la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2 aceleran la pérdida normal de músculo y fuerza que se produce con la edad, especialmente en las mujeres. Y aunque caminar es un buen ejercicio para el corazón, por lo general no desarrolla mucho músculo, dijo Michael Joseph Gross, autor de Stronger: The Untold Story of Muscles in Our Lives.

La forma en que entrenas la fuerza también es importante, añadió. Para que sea más eficaz, las pesas deben sentirse pesadas. Una revisión sistemática de las investigaciones descubrió que levantar pesas pesadas ayudaba a reducir el azúcar en la sangre de forma más eficaz que el entrenamiento de fuerza de baja intensidad.

Considera la posibilidad de alternar tus sesiones de entrenamiento de fuerza con entrenamiento por intervalos de alta intensidad, que ha demostrado ser especialmente eficaz para controlar el azúcar en la sangre en personas con prediabetes y diabetes tipo 2. Si tienes diabetes, consulta a un médico antes de cambiar radicalmente tu régimen de ejercicio.

¿Cuál es el mejor momento para hacer ejercicio?
Si no tienes resistencia a la insulina, la hora del día en que hagas ejercicio no importa mucho.

Sin embargo, para las personas con prediabetes y diabetes tipo 2, los estudios sugieren que el ejercicio por la tarde tiende a ayudar a reducir los niveles de azúcar en la sangre. Esto se debe a que el azúcar en la sangre sube y baja siguiendo patrones regulares a lo largo del día y, a medida que avanza el día, el cuerpo se vuelve menos sensible a la insulina. Por lo tanto, el ejercicio por la tarde suele ser menos propenso a provocar picos peligrosos de glucosa.

Los expertos recomiendan hacer ejercicio al menos tres días a la semana, sin dejar pasar más de dos días seguidos sin actividad. Para las personas con resistencia a la insulina, incluida la diabetes, el mejor momento para hacer ejercicio es unos 30 minutos después de empezar a comer, para evitar picos de azúcar en la sangre.

Si los entrenamientos matutinos se adaptan mejor a tu horario, intenta no comer demasiados carbohidratos antes y empieza el día con una comida ligera que contenga proteínas y carbohidratos saludables, como fruta, verdura y cereales integrales.

La prediabetes y la diabetes de nueva aparición responden mucho mejor a los cambios en el estilo de vida, como la dieta y el ejercicio, que los casos más prolongados, dijo Hensrud, por lo que es importante abordar la resistencia a la insulina lo antes posible.

“Les digo a las personas con diabetes nueva que tienen el control”, dijo, “y que lo más importante es bajar de peso mediante cambios en la dieta y ejercicio”.

Hilary Achauer es entrenadora de fuerza y escritora independiente sobre salud y forma física.

lunes, 26 de mayo de 2025

_- 7 panqueques salados para cualquier momento del día. Prepare esta sencilla y sabrosa mezcla de panqueques, saque algunos artículos de la nevera y estará a solo minutos del desayuno, el almuerzo o la cena.

_- 1 Los panqueques salados, fáciles de ensamblar, son un alimento reconfortante universal. Su versatilidad está indicada por las muchas variaciones que se sirven en todo el mundo: panqueques de calabacín turco, pajeón de verduras coreano y okonomiyaki japonés. Los panqueques esponjosos y ligeros o crujientes y fritos son un vehículo natural para usar las sobras o los ingredientes de la despensa.

Esta mezcla para panqueques utiliza alimentos básicos básicos y forma aproximadamente 8 panqueques:

mezcle 1 1/2 tazas / 190 gramos de harina para todo uso con 1 1/2 cucharaditas de polvo de hornear, 1 cucharadita de sal kosher y 1/2 cucharadita de bicarbonato de sodio.

En un recipiente aparte, mezcle 2 huevos grandes y 1 taza de leche. Agregue la mezcla de panqueques secos a la mezcla húmeda de una vez, luego revuelva la masa hasta que desaparezcan las grandes vetas de harina pero queden muchos grumos pequeños. (Mezclar en exceso la masa puede dar lugar a panqueques densos y masticables).

Doble suavemente en 1 1/2 a 2 tazas de mezclas, pero no vaya al agua: Demasiados y los panqueques no se cocinarán correctamente. (Aunque el montaje es rápido, puede combinar los ingredientes secos por adelantado y guardarlos en un recipiente hermético hasta que esté listo para usar).

Para cocinar, caliente una capa ligera de aceite de canola en una sartén antiadherente o plancha a fuego medio bajo, luego vierta en 1/3 tazas de masa, teniendo cuidado de no aglomerar la sartén. Cocine los panqueques hasta que estén dorados por debajo y las burbujas suban y exploten en la parte superior, de 2 a 3 minutos. Voltee suavemente los panqueques (¡evite la necesidad de presionarlos!) Y cocine hasta que los panqueques estén hinchados y la masa esté bien cocida, de 1 a 2 minutos.

En cuanto a los complementos, las sugerencias a continuación lo ayudarán a comenzar, pero las opciones son interminables y pueden determinarse en función del contenido de su refrigerador.

Tocino, huevo y guisantes: tocino cocido picado y guisantes congelados (descongelados). Cubra con huevos fritos y salsa picante.

Camarones y cebollín: camarones cocidos con cebollín picado (o cebollino) y jengibre picado (fresco o en escabeche). Servir con salsa de soja y aceite de sésamo, o kimchi picado.

Tortas de pescado con alcaparras y crema agria: atún enlatado en escamas o pescado ahumado (trucha, salmón, pescado blanco), alcaparras y eneldo o perejil picado. Cubrir con crema agria.

Jamón y Queso: Jamón picado y queso suizo rallado o Gruyère. Cubra con salsa tártara.

Espinacas y garbanzos: espinacas picadas congeladas (descongeladas y exprimidas en un paño de cocina para eliminar el exceso de agua), garbanzos y queso feta o queso de cabra desmenuzado. Rocíe con tahini mezclado con jugo de limón.

Pollo y maíz: pollo cocido picado, maíz congelado (descongelado) y queso cheddar rallado. Cubra con salsa o pesto.

Calabacín y pimientos: calabacín rallado (exprimido en un paño de cocina para eliminar el exceso de agua), pimientos rojos asados ​​picados o tomates secados al sol y parmesano rallado. Cubra con tapenade o tzatziki.

https://www.nytimes.com/2020/05/01/dining/pancake-mix-coronavirus.html?action=click&module=Well&pgtype=Homepage&section=Food

domingo, 25 de mayo de 2025

"Es peor que la maldad": qué es la estupidez y dónde podemos encontrar un remedio para ella, Antonio Fernández Vicente

Digámoslo así: todos cometemos estupideces. Todos somos estúpidos en un grado mayor o menor. Una vida sin tonterías sería demasiado aburrida, al fin y al cabo. Quizás, discurrir sobre la estupidez sea también una soberana necedad. Pero…

Si la Humanidad se halla en un estado deplorable, repleto de penurias, miseria y desdichas es por causa de la estupidez generalizada, que conspira contra el bienestar y la felicidad.

¿Cuánto debería preocuparnos la "estupidez artificial"?
La estupidez es la forma de ser más dañina. Es peor aún que la maldad, porque al menos el malvado obtiene algún beneficio para sí mismo, aunque sea a costa del perjuicio ajeno. Nos lo decía el historiador Carlo Cipolla en la Tercera ley fundamental (ley de oro) de la estupidez:

"Una persona estúpida es una persona que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio".

Llorar o reír
Ante la estupidez, podríamos lamentarnos como hacía Heráclito respecto a la vana condición humana. Pero resulta sin duda más reconfortante una mirada humorística, como la de Demócrito de Abdera.

El filósofo Séneca precisaba en su tratado "De la ira": "Uno reía nada más mover los pies y sacarlos de casa, el otro, por el contrario, lloraba". Es lo que vemos reflejado en el lienzo del pintor Johannes Paulus Moreelse: Demócrito, el filósofo riente; Heráclito, el plañidero.

Michel de Montaigne señalaba en sus "Ensayos" que prefería ese semblante risueño y burlón: "Porque es más desdeñoso, y nos condena más que el otro, y me parece que jamás podemos sufrir tanto desprecio como merecemos".

Ahora bien, ¿qué se puede entender por estupidez?
Michel de Montaigne señalaba en sus "Ensayos" que prefería ese semblante risueño y burlón.

La estrechez mental
En 1866, el filósofo Johann Erdmann definió la "forma nuclear de la estupidez". La estupidez se refiere a la estrechez de miras. De ahí la palabra mentecato, privado de mente. Estúpido es el que sólo tiene en cuenta un punto de vista: el suyo. Cuanto más se multipliquen los puntos de vista, menor será la estupidez y mayor la inteligencia.

Es por ello que los griegos inventaron la palabra idiota: el que considera todo desde su óptica personal. Juzga cualquier cosa como si su minúscula visión del mundo fuera universal, la única defendible, válida e indiscutible.

El egoísmo intelectual
El estúpido padece egoísmo intelectual. El estúpido es tosco y aun así fanfarrón. Niega la complejidad y difunde su simplicidad de forma dogmática. Opina sobre todo como si estuviese en posesión de la verdad absoluta. Es un ciego que se cree clarividente.

A través de la filosofía tratamos de valorar otros puntos de vista. Luchamos contra el embrutecimiento. Ampliamos horizontes y ponemos en cuestión nuestro comportamiento y manera de pensar.

De esta forma se intenta atenuar la estupidez: al ejercitar la duda y la autocrítica. Al dejar de enfrascarnos en nuestra propia imagen, como ocurría en el mito de Narciso. El estúpido está enamorado de sí mismo e ignora todo lo demás. Incluso lo desprecia con autosuficiencia.

El totalitarismo de la estupidez
En 1937, el poeta Robert Musil retomó la cuestión sobre la estupidez. En pleno auge de corrientes totalitarias, nos recordaba "la barbarización de las naciones, Estados y grupos ideológicos".

Se intenta atenuar la estupidez al ejercitar la duda y la autocrítica. Al dejar de enfrascarnos en nuestra propia imagen, como ocurría en el mito de Narciso. El estúpido está enamorado de sí mismo e ignora todo lo demás. La estupidez se parece al progreso, a la civilización. Brota no sólo de un "Yo" exacerbado, sino de un "Nosotros" acrecentado y envanecido. La estulticia es altamente contagiosa y se alimenta de grandes ideales difusos, de lugares comunes, de proclamas simplistas: todo es negro o todo es blanco.

El único punto de vista legítimo es el de un grupo social determinado, el de una facción concreta: la nuestra. La estupidez se emparenta con la intolerancia y la ausencia de diálogo. Es un hermetismo mental y gregario. Se expande mediante consignas engreídas y sin fundamento, coreadas en un clamor colectivo esperpéntico.

La estupidez funcional
Todos en algún momento podemos ser estúpidos ocasionales. Pero lo que distingue al obcecado funcional, según Musil, es la incapacidad permanente para apreciar lo significativo. ¿Qué es importante y qué no?

En su presunción, el estúpido se obstina con tozudez en lo baladí y accesorio. Es inepto a la hora de jerarquizar prioridades. Como sugería Nietzsche, la estupidez más común consiste en olvidar nuestro propósito.

Se trataría de discernir con rigor y exactitud las complejidades de la vida. Pero las majaderías se extienden con la rapidez del pánico. Podría decirse que hoy en día se viralizan como la pólvora. Adivine usted a qué me refiero…

Ante la estupidez, podríamos lamentarnos como hacía Heráclito respecto a la vana condición humana. Uno de los remedios contra la estupidez es la modestia. Así, es inteligente cuestionar lo que uno hace y piensa. Quien vive en el "quizás" en lugar de en las afirmaciones rotundas y contundentes, se aleja de las memeces. Quizás lo que creemos inteligente no sea más que una sandez. Era la duda que planteaba Erasmo de Rotterdam.

Y una buena cura de humildad es la risa inteligente. De Aristófanes y Luciano de Samósata a Jonathan Swift, Mark Twain o Groucho Marx, satirizar la estupidez de nuestra vida siempre es un ejercicio de buen entendimiento. Nos hace ver que las convenciones sociales son en muchos casos absurdas y lerdas.

La pregunta fundamental
Para concluir, quizás usted dirija sus invectivas hacia ciertos grupos sociales o personas. Pero piense que la estupidez puede afectar sin distinción a cualquier persona.

Hay estúpidos en la misma proporción en todos los estratos económicos y culturales, corrientes políticas y geografías. O incluso podría usted pensar que yo mismo adolezco de una estupidez envanecida. Y no le faltaría razón.

Qué es el coeficiente de adaptabilidad (AQ), la medida de "inteligencia" clave para encontrar trabajo en el futuro. La cruzada contra la estupidez está perdida de antemano. Decía Albert Camus en "La peste" que "la estupidez siempre insiste".

Puede ser que tuviésemos que formular cada cierto tiempo, como hacía el escritor Giovanni Papini, la pregunta fundamental para acabar de una vez con la estupidez (al menos funcional): ¿soy un imbécil?

"¿Y si estuviese equivocado? ¿Si fuese uno de aquellos necios que toman las sugerencias por inspiraciones, los deseos por hechos? […] Sé que soy un imbécil, advierto que soy un idiota, y esto me diferencia de los idiotas absolutos y satisfechos".

*Antonio Fernández Vicente es profesor de teoría de la comunicación, Universidad de Castilla-La Mancha

https://www.bbc.com/mundo/noticias-53604276

sábado, 24 de mayo de 2025

Tu salud oral también depende de tus encías. Te decimos cómo cuidarlas. Casi la mitad de los adultos estadounidenses mayores de 30 años muestran indicios de tener gingivitis, la cual puede provocar la pérdida de los dientes.

Si cuando escupes tu saliva tiene un color un poco rojizo al menos un par de veces a la semana después de que te cepillas los dientes o usas hilo dental, es posible que estés en una fase inicial de una enfermedad de las encías. Este padecimiento también puede tener algunos otros síntomas sorprendentes… o ninguno.

“Es una enfermedad muy silenciosa”, señaló Rodrigo Neiva, catedrático de Periodoncia en la escuela Penn Dental Medicine.

De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), casi la mitad de los adultos estadounidenses mayores de 30 años muestran señales de enfermedad las encías, y el 9 por ciento tienen una enfermedad gingival grave, conocida como enfermedad periodontal.

Cuando esta enfermedad no se atiende, su curación puede volverse más difícil. “Al final, es posible que a los pacientes se les caigan los dientes”, señaló Neiva. Además, algunas investigaciones han relacionado la enfermedad periodontal con otros trastornos de salud como la demencia, la diabetes y las enfermedades cardiacas.

¿Cuáles son las causas de la gingivitis?
La enfermedad periodontal temprana se llama gingivitis y se caracteriza por la inflamación de las encías.

“Es causada por las bacterias de los dientes, placa dental, que liberan sustancias que irritan las encías”, explicó Deborah Foyle, directora interina del departamento de Periodoncia en la Escuela de Odontología de la Universidad de Texas A&M.

Es indispensable tener una buena higiene oral para prevenir la gingivitis debido a que con esta se elimina la placa dental antes de que las bacterias puedan dañar las encías. Es frecuente que los pacientes desarrollen gingivitis porque no se cepillan los dientes ni usan el hilo dental de manera adecuada. Algunas veces, solo algunas partes de las encías resultan afectadas, sobre todo las que están alrededor de la parte posterior de los dientes donde, por lo general, la gente no se cepilla bien, comentó Neiva.

Los dentistas pueden diagnosticar la gingivitis mediante un instrumento especial que mide la distancia entre las encías y los dientes, puntualizó Y. Natalie Jeong, profesora y presidenta del departamento de Periodoncia de la Escuela de Medicina Dental de la Universidad Rifts. Si los espacios son más grandes, quiere decir que tenemos esta condición.

Cuando no se atiende la gingivitis, las bacterias pueden invadir y destruir los tejidos que hay debajo de las encías y causar una enfermedad gingival avanzada. “El hueso que da sostén a los dientes comienza a desintegrarse y en algunos casos hace que las raíces de los dientes se queden expuestas y más sensibles”, afirmó Foyle. “Se abren los espacios que hay entre los dientes y estos comienzan a aflojarse”.

Según Jeong, las personas que fuman, padecen diabetes o rechinan los dientes tienen mayores probabilidades de desarrollar gingivitis. Algunos medicamentos, como los esteroides, y algunos para la epilepsia y el cáncer también pueden aumentar el riesgo. Jeong señaló que la genética también puede hacer que las personas sean más o menos susceptibles.

También es probable que las personas que casi nunca tienen caries sean más propensas que otras a desarrollar gingivitis. Eso sucede porque las bacterias que causan la gingivitis superan a las bacterias que causan las caries y las eliminan.

“Es muy frecuente ver pacientes con una enfermedad periodontal muy avanzada sin que tengan ni una sola caries”, aseveró Neiva.

Las señales y lo que puedes hacer
La gingivitis casi nunca es evidente porque no es dolorosa, pero, según Neiva, las personas que la tienen quizás observen que sus encías sangran cuando se cepillan los dientes o usan el hilo dental. Es probable que las partes de las encías que están junto a los dientes también se vean rojas en lugar de rosas.

Jeong afirmó que tal vez los fumadores con gingivitis no tengan sangrado ni ningún otro síntoma. “La gente tiende a pensar: ‘bueno, nunca me sangran las encías, así que todo debe estar bien’”, pero esa es una equivocación, dijo.

Cepillarse los dientes y usar el hilo dental de manera periódica puede ayudar a prevenir la gingivitis, pero cuando esta se instala, quizás no baste con una buena higiene oral en casa. Eso ocurre porque es probable que las bacterias se hayan comenzado a acumular debajo del nivel de las encías, explicó Neiva. En esos casos, en ocasiones pueden servir una limpieza profesional y a veces antibióticos para tratar (y curar) la gingivitis.

Cuando la gingivitis se ha convertido en una enfermedad periodontal más avanzada, es posible que la encía de los pacientes comience a retroceder haciendo que los dientes parezcan más largos, afirmó Jeong. Tal vez también experimenten más sensibilidad alrededor de las encías. Quizás sus dientes no encajen igual que antes cuando muerden debido a que estos se han modificado y es posible que tengan mal aliento crónico. Finalmente, sus dientes pueden comenzar a aflojarse e incluso a caerse.

La enfermedad periodontal avanzada puede ser incurable. Sin embargo, es posible que los dentistas y periodoncistas recomienden tratamientos que detengan el avance o prevengan una mayor pérdida de hueso y encía. También pueden limpiar a fondo las raíces de los dientes afectados y recomendar realizar una cirugía de las encías.

Al final, no es difícil mantener las encías saludables. Neiva recomienda cepillarse los dientes dos veces al día, usar hilo dental una vez al día y visitar al dentista para que realice una limpieza al menos cada seis meses.

“Cuanto más pronto detectemos esta enfermedad, más podemos hacer al respecto”, señaló Neiva.

viernes, 23 de mayo de 2025

Portugal: la peligrosa nostalgia de la dictadura

Si un país hizo la revolución más alegre de la contemporaneidad, fue Portugal en 1974. Ahora, su Parlamento se contamina con los herederos del salazarismo

No hay ningún país donde al desaparecer la generación política que tuvo experiencia directa del fascismo no se haya producido un cambio importante, aunque a menudo silencioso, en su política, en su perspectiva histórica del pasado y en su imaginario colectivo.

En ‘El ocaso de la democracia: la seducción del autoritarismo’ Anne Applebauma borda este escenario: “La generación actual de jóvenes de Europa y EEUU ha crecido en un mundo sin guerras, sin dictaduras. Dan por sentado que hay democracia, que ésta siempre va a existir. Pero la democracia no es inevitable, requiere esfuerzo y tiempo. Me preocupa que no hayamos transmitido esa verdad a los jóvenes”. 

En septiembre de 2023, la Open Society Foundation de George Soros, hizo público un estudio basado en más de 36.000 entrevistas en treinta países en la que el 42% de los menores de 36 años estaba convencido de que una dictadura militar sería una buena forma de gobierno. Un 35% decía que aceptaría tener un líder fuerte, aunque jamás convocase elecciones. España no es una excepción: un estudio del CIS de este 2025 apunta a que el 17,3% de los jóvenes entre 18 y 24 años y el 17,4% de los ciudadanos entre 25 y 34 cree que “en algunas circunstancias, un Gobierno autoritario es preferible a un sistema democrático”.

Si un país hizo la revolución más alegre de la contemporaneidad, fue Portugal en 1974. Ahora, su Parlamento se contamina con los herederos del salazarismo. Las políticas de memoria que siguieron a la revolución del 25 de abril se materializaron en iniciativas como la creación del Museu do Aljube Resistência e Liberdade con el objetivo fundacional de combatir la “amnesia cómplice con respecto a la dictadura que enfrentamos entre 1926 y 1974” y promover “la historia y memoria de la lucha contra la dictadura, y el reconocimiento de la resistencia a favor de la libertad y la democracia”. El edificio se alberga desde 2013 en la que fue sede de la Policía Internacional de Defensa del Estado (PIDE), lugar de detención y tortura bajo el régimen del Estado Novo. Pero la entropía y el revisionismo han afectado a la que fue modelo de revolución incruenta en Europa y a la larga dictadura derechista que la precedió.

Durante los años de la rendición a los dictados austericidas de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional se desarrolló una tendencia a considerar la revolución de los claveles como un brote indeseado, surgido en un momento en que ya se estaba dando en el país una transición natural hacia la democratización. La revolución habría venido a interrumpir una tendencia modernizadora ya en marcha que hubiera permitido asegurar un cambio tranquilo sin comprometer la estabilidad del Estado como ocurrió peligrosamente durante el denominado Proceso Revolucionario en Curso (PREC), el periodo comprendido entre el 25 de abril de 1974 y el 25 de noviembre de 1975, durante el que la radicalización de la revolución –ocupación de tierras en el Alentejo, socialización de industrias, nacionalización de la banca, confrontación con los pequeños propietarios y el conservadurismo católico– parecía abocar a una vía portuguesa al socialismo bajo el control del Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA). Los excesos socializantes habrían sido, en definitiva, responsables del endeudamiento al que los conservadores debían hacer frente ofrendado al país en holocausto a la troika comunitaria.

De la revisión de la revolución de los claveles se pasó al rescate del salazarismo con motivo del cuadragésimo aniversario de la muerte del dictador. En 2010, un concurso televisivo sobre los “grandes portugueses de la historia”, alzó al primer lugar del podio al dictador Antonio de Oliveira Salazar, seguido del legendario secretario general del Partido Comunista, Álvaro Cunhal. Las biografías de Salazar, celebrado como un hombre de Estado ajeno a la corrupción que se cernía en torno a él sin saber nada –al estilo de los monarcas del Antiguo Régimen («¡Viva el rey y muera el mal gobierno!»)–inundaron los anaqueles de los supermercados de libros.
 
El debate más reciente se cierne en torno al proyecto de creación de un museo dedicado a la interpretación del Estado Novo en Vimiero, localidad natal de Salazar. Ubicado en la escuela-cantina del pueblo, que aún ostenta el nombre del dictador, es concebida por José Pacheco Pereira, fundador de la asociación Ephemera, como un lugar para la preservación del legado documental del régimen salazarista, para la investigación sobre su historia, sobre la resistencia que se le opuso y de los mecanismos de consentimiento que explicaron su larga duración (1926-1974). Para ello, deberá sortear los riesgos de una nostalgia no desdeñable y de incurrir en un mensaje emoliente que no se vería contrarrestado en las aulas por la reducción del horario de la materia de Historia.

La erosión generacional de la memoria de la dictadura se manifiesta en las respuestas estereotipadas de las generaciones más jóvenes: “Se habla de la falta de libertad y responden que ‘al menos Salazar nos salvó de la Segunda Guerra Mundial’ […] Se habla de presos políticos y dicen que las ocupaciones ilegales del PREC mostraron que mucha gente debería estar en prisión. Se habla de pobreza y responden que ‘Salazar también era pobre y nunca robó’. Se habla de analfabetismo y dicen que Salazar hizo escuelas en las aldeas. Se habla de mujeres a las que se les prohibió votar y responden con un chiste. Se habla de las guerras coloniales y se dice que son ‘antiguallas’. Se habla del miedo a la denuncia y responden que hoy existe la ”dictadura de lo políticamente correcto“. Estos adolescentes viajan en jets, acuden a escuelas públicas y privadas, navegan en redes sociales…”, contaba en marzo pasado el diario portugués Público.

Como era de esperar, no tardó en surgir un referente político que aglutinara el malestar social, generacional y de género con el revisionismo histórico: Chega, un partido de fuerte liderazgo personalista sobre el que el Global Project Against Hate and Extremism –una ONG estadounidense especializada en el estudio de los movimientos extremistas–, en su informe de 2023, lanza una alerta al definirlo como nacionalista, liberal en la economía, conservador en las costumbres, euroescéptico, antiinmigrante, antifeminista, antigitano, anti-LGBT, antimusulmán y conspiranoico. El pack completo con algunos extras.

En la madrugada del 25 de abril de 1974, la emisión de Grândola, Vila Morena por la emisora Rádio Renascença fue la señal para la puesta en marcha del movimiento de las fuerzas armadas destinado a derribar al sucesor de Salazar, Marcelo Caetano, poner fin a la dictadura más longeva de Europa y a las guerras coloniales que estaban desangrando al país. Era una canción compuesta por el cantautor José Afonso en homenaje a la Sociedad Musical Fraternidad Operaria Grandolense, un coro de trabajadores de aquella población del Alentejo litoral, en el distrito de Setúbal. Poco más de medio siglo después, en la terra de fraternidade, la derecha sobrepasa a la izquierda (3.368 votos contra 2.779) y Chega es la segunda fuerza política (1.872 votos, a solo 47 sufragios del Partido Socialista). Si esto es lo que ha elegido o povo que mais ordena, es hora de que la izquierda empiece a preocuparse. Y a actuar.

@FernandoHS61 

Fuente:

jueves, 22 de mayo de 2025

La rutina es un cáncer

He participado en el “Congreso Internacional por la educación socioemocional” (CIPESE), celebrado en la ciudad colombiana de Villavicencio los pasados días 7 y 8 de mayo. El Congreso tuvo carácter gratuito y estuvo organizado por la Fundación “Crear soluciones con las manos”, dirigida con indudable eficacia por Martha Prieto e integrada por un grupo de jóvenes empáticos, entusiastas y trabajadores. También organizaba el Congreso Cofrem, una importante Caja de compensación familiar de El Meta, cuya capital es Villavicencio. Respondieron a la convocatoria más de ochocientas personas, en su mayoría docentes.

Se fueron desarrollando las diferentes actividades (conferencias, talleres paneles…) en el Parque de la Vida, anexo al Colegio Vainilla en el que tuve la feliz oportunidad de conversar con tres grupos de alumnos y alumnas en un clima de receptividad, de apertura y de intensa emoción. Formidables jóvenes que te hacen soñar con un mundo que será mejor del que nosotros les dejamos. Una de las alumnas, en el trascurso de la conversación, cuando les decía que tenían que atreverse a pedir, a dar, a recibir, a rechazar y a encajar, levantó la mano y me preguntó:

¿Puedo darle un abrazo?
Claro que sí, le dije. Ahora mismo.

Nos dimos un abrazo que sus compañeros aplaudieron. Al volver a su puesto se aplaudía a sí misma por su coraje, dando saltos y batiendo las palmas por encima de su cabeza.

Cada vez se hace más patente la necesidad de la educación emocional. La felicidad de los seres humanos echa sus raíces en el ámbito de nuestra salud emocional. No está conectada con el dinero conseguido, el poder alcanzado o la fama conquistada. Por otra parte, en el mundo de los sentimientos afianzamos la autoestima, garantizamos la salud mental, encontramos las estrategias para la comunicación sana con el prójimo y alimentamos la disposición emocional hacia el aprendizaje.

Sin embargo, la escuela sigue siendo el reino de lo cognitivo, pero no el reino de lo afectivo. La pregunta de la escuela es cuánto sabes, pero no cómo te sientes. Y el currículum fija sus objetivos en el conocimiento académico pero no en el reconocimiento de las emociones y en su regulación. Ya en 1978, Alexander Neill, fundador de la escuela de Summerhill, tituló así uno de sus libros: “Corazones, no solo cabezas en la escuela”.

Fueron dos días de intenso trabajo, de numerosos encuentros y de ricos aprendizajes. Claro que la tarea fundamental que se nos presenta a los asistentes es trasladar a la vida cotidiana y al trabajo todo aquello que aprendimos durante esos dos días trepidantes. Mi temor radica en que todo el esfuerzo realizado por los organizadores, por los expositores y por los participantes quede reducido a la entrega de una certificación académica.

Sucede algunas veces. Al regresar al trabajo o a la familia, los participantes son destinatarios de una lógica pregunta:

¿Qué vas a hacer ahora?
Pregunta que, a veces recibe una decepcionante respuesta:

¿Cómo ahora, si el Congreso terminó ayer por la tarde?
¿Para qué sirvió, entonces? Esa es la cuestión. Hay una perversión meritocrática que consiste en medir la bondad de la formación de un profesional por el ángulo que forman los certificados que ha ido acumulando durante la vida cuando los coloca debajo de los brazos. Nada cambia en la escuela. O, mejor dicho, nada mejora. Hago esta distinción porque no todos los cambios son mejoras. Un amigo le dice a otro:

¡Qué pena esta vida, nadie cambia.
El interpelado contesta.
No digas eso porque yo he cambiado muchísimo desde el año pasado.
Observación que matiza el amigo:

Me refería para bien.

Esta tremenda trampa se ve muy bien reflejada cundo al comenzar una experiencia de formación, dice uno de los asistentes a la organización:

¿A cuánto se puede faltar?
Es decir, ¿cuánto tiempo me puedo ahorrar con tal de que me entreguen el certificado? Claro que es más grave, como me ha comentado que sucedió no hace mucho tiempo, que formule la pregunta quien va a impartir la sesión.

En la clausura hice alguna reflexión al respecto. Formulé el siguiente interrogante: ¿Y ahora qué? Porque es ahora cuando empieza de verdad el Congreso. Es ahora cuando se puede comprobar para qué ha servido tanto trabajo y tanto esfuerzo

Alguien hizo referencia en la clausura a un cuento que he incluido en mi último libro “La caja mágica. Historias para pensar y para sentir”.

Cuentan que en la historia del mundo hubo un día terrible en el que el Odio, que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas actitudes, convocó a una reunión urgente a los sentimientos más oscuros del mundo y los deseos más perversos del corazón humano. Éstos llegaron a la reunión con la curiosidad de saber cuál era el propósito. Cuando estuvieron todos, habló el Odio y dijo:

Les he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien.
Los asistentes no se extrañaron mucho, pues era el Odio el que estaba hablando y él siempre quiere matar a alguien. Sin embargo, todos se preguntaban entre sí quién sería tan difícil de matar para que el Odio los necesitara a todos.

Quiero que maten al Amor, dijo.
Muchos sonrieron malévolamente pues más de uno quería destruirlo. El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo:
Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto, provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará. Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el informe del Mal Carácter quedaron decepcionados.

Lo siento, lo intenté todo; pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante. Fue entonces cuando, muy diligente, se ofreció la Ambición que, haciendo alarde de su poder dijo:

En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo de la riqueza y el poder. Y empezó la Ambición el ataque hacia su víctima, que efectivamente cayó herida y adoró a los ídolos, que son una tentación constante y una causa frecuente del alejamiento del amor verdadero. Pero después de luchar por salir adelante, el Amor renunció a todo deseo desbordado de poder y placer y triunfó de nuevo.

Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición, envió a los Celos quienes, burlones y perversos, intentaban toda clase de artimañas para despistar al Amor y lastimarlo con dudas y sospechas. Pero el Amor, confundido, lloró y pensó que no quería morir, y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.

Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes compañeros. Envió a la Frialdad, al Egoísmo, a la Indiferencia, a la Pobreza, a la Enfermedad, y a muchos otros que fracasaron siempre; porque cuando el Amor se sentía desfallecer, tomaba de nuevo fuerza y lo superaba todo. Cuando venían las desgracias parecía sucumbir, pues los golpes imprevistos no permiten muchas veces reaccionar, a causa del abatimiento y turbación que se levantan en el alma; pero, con un poquito de paciencia, el Amor salió victorioso. El Odio, convencido de que el Amor era invencible, les dijo a los demás:

Veo que el Amor es invencible. Nadie ha podido matarlo. El Amor ha superado todas las pruebas. Ha sido más fuerte que todas las dificultades.

De pronto, en un rincón del salón, se levantó alguien poco reconocido que vestía de negro y llevaba un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver. Su aspecto era fúnebre como el de la muerte.

Yo mataré al Amor, dijo con seguridad.

Todos se preguntaron quién era ese que pretendía hacer solo lo que ninguno había podido. El Odio dijo:

Ve y hazlo.

Había pasado poco tiempo, cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles que después de mucho esperar, por fin el Amor había muerto. Todos estaban felices, pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro habló:

Ahí les entrego al Amor totalmente muerto y destrozado, Y sin decir más, se iba.

Espera, dijo el Odio, en tan poco tiempo eliminaste por completo al Amor, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quién eres?»

El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo:

Soy la Rutina.

La rutina es ausencia de amor, es monotonía, y la monotonía es falta de energía y de coraje. La rutina es el cáncer de las instituciones. La energía que ha generado el Congreso ha de servir para alimentar el amor a la tarea y el amor a las personas con quienes se trabaja. Ha de romper la rutina a través de la innovación. Dice Emilio Lledó que la profesión docente gana autoridad por amor a lo que se enseña y por el amor a quienes se enseña.


El Adarve, Miguel Ángel Santos Guerra

miércoles, 21 de mayo de 2025

_- Directamente a por el presidente del Gobierno

_- El hecho de que de los mensajes entre Sanchez y Ábalos no se derive ninguna responsabilidad para el presidente no es un elemento tranquilizador, sino todo lo contrario. Es un indicador de hasta dónde se está dispuesto a llegar en la cacería contra el jefe del Ejecutivo

Hasta el momento ni el PP, ni la Audiencia de Madrid, ni la de Badajoz, ni la Sala Segunda del Tribunal Supremo se han atrevido a intentar perseguir judicialmente de manera directa al presidente del Gobierno. Han puesto en marcha diversas maniobras de aproximación para alcanzar este objetivo a través de la cacería dirigida contra su hermano, su mujer y el fiscal general del Estado.

Da la impresión de que los impulsores de tales maniobras han llegado a la conclusión de que, con ellas, no van a conseguir lo que persiguen y han decidido poner en marcha una nueva operación intentando vincular al presidente del Gobierno con la causa por presunta corrupción ya iniciada contra José Luis Ábalos.

A través de El Mundo se están dando a conocer mensajes de WhatsApp intercambiados entre Pedro Sánchez y el que fuera secretario de Organización del PSOE, con la finalidad de vincular al presidente del Gobierno en dicha operación de presunta corrupción. Pedro Sánchez no habría participado en la operación de corrupción, pero sí habría tenido conocimiento de la misma y la habría encubierto mediante la expulsión de Ábalos del partido y del grupo parlamentario.

De lo publicado hasta la fecha no hay nada que permita llegar a esa conclusión. Los correos intercambiados ponen de manifiesto que la competición política en el Estado Democrático es simultáneamente una competición intra-partidista e inter-partidista. La competición en el interior del partido es previa a la competición con los otros partidos. Es el entrenamiento indispensable para competir en el exterior, ya que, como todo el mundo sabe en un país en el que el fútbol tiene la importancia que tiene, un equipo vale lo que entrena. El presidente o secretario general de un partido tiene que conseguir primero y mantener después la autoridad dentro del mismo para poder competir con éxito en unas elecciones generales. De ahí que deba estar pendiente de los movimientos que se producen en el interior del partido para mantener el control de la organización. Es puro instinto de conservación política.

Esto no ocurre solamente en España, sino en todos los Estados democráticamente constituidos sin excepción. Angela Merkel ha mantenido durante cuatro legislaturas al actual canciller, Friedrich Merz, fuera de juego. La comparación es pertinente, ya que en los Estados políticamente descentralizados la organización territorial del partido tiende a coincidir con la del Estado.

Nadie puede sorprenderse, en consecuencia, de que Pedro Sánchez y José Luis Ábalos se intercambiaran correos sobre lo que ellos entendían que eran movimientos dentro del PSOE, que podían poner en cuestión la autoridad del secretario general.

Ahora bien, el hecho de que de lo publicado no se derive ninguna responsabilidad para el presidente no es un elemento tranquilizador, sino todo lo contrario. Es un indicador de hasta dónde se está dispuesto a llegar en la cacería contra Pedro Sánchez.

La publicación de los correos por el diario El Mundo es un caso de libro de vulneración del “secreto de las comunicaciones”, reconocido en el artículo 18.3 de la Constitución.

La jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y del Tribunal Constitucional ha tenido ocasión de delimitar el contenido de este derecho, que está integrado por cuatro elementos:

1º. La finalidad de impedir la penetración desde fuera en el proceso de comunicación entre dos o más personas: “Sea cual sea el ámbito objetivo del concepto de ”comunicación“, la norma constitucional se dirige inequívocamente a garantizar su impenetrabilidad por terceros (públicos o privados: el derecho posee eficacia ”erga omnes“) ajenos a la comunicación misma” (STC 114/1994, FJ. 7º).

2º. El contenido constitucionalmente protegido está delimitado por el término “secreto” y, en consecuencia, solamente puede ser definido de manera “formal”. Está protegido todo. “El concepto de 'secreto' en el artículo 18.3 tiene un carácter ”formal“ en el sentido de que se predica de lo comunicado, sea cual sea su contenido y pertenezca o no el objeto de la comunicación misma al ámbito de lo personal, lo íntimo o lo reservado”. El precepto parte de una presunción iuris et de iure de que lo comunicado es “secreto” en un sentido sustancial (STC 117/1994, FJ 7º).

3º. De la conexión de la finalidad que el reconocimiento del derecho persigue y de su contenido constitucionalmente protegido se deduce cuál es el alcance que debe dársele al elemento subjetivo del mismo. La vulneración del derecho únicamente puede producirse por quien penetra desde fuera y no por quien es sujeto del proceso comunicativo. “Quien graba una conversación 'de otros' atenta, independientemente de toda otra consideración, al derecho reconocido en el artículo 18.3 de la Constitución; por el contrario, quien graba una conversación 'con otro' no incurre en conducta contraria al precepto constitucional citado” (STC 117/1994, FJ. 7º).

4º. El elemento más decisivo es la “resolución judicial”. De ahí que en ella se haya centrado la jurisprudencia constitucional, en la que ha tenido un peso decisivo la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que ha exigido que la resolución judicial se adopte “con base en la ley”. Pero no simplemente con base en una norma con rango de ley, sino en una norma en la “que se expresen todos y cada uno de los presupuestos y condiciones de la intervención” (STC 49/1999, FJ 4º), es decir, “una ley de singular precisión” (STC 49/1996). El TEDH, en el caso Valenzuela, concreta las exigencias mínimas relativas al contenido o “calidad” de la ley en las siguientes: “La definición de las categorías o personas susceptibles de ser sometidas a escucha judicial; la naturaleza de las infracciones susceptibles de poder dar lugar a ellas; la fijación de un límite a la duración de la ejecución de la medida; el procedimiento de transcripción de las conversaciones interceptadas; las precauciones a observar, para comunicar, intactas y completas, las grabaciones realizadas a los fines de control eventual por el juez y por la defensa; las circunstancias en las cuales puede o debe procederse a borrar o destruir las cintas, especialmente en caso de sobreseimiento o puesta en libertad”. Se trata, en definitiva, de que la regulación legal ofrezca la “protección adecuada contra los posibles abusos” (caso Kruslin, núm. 35, y caso Klass, núm. 50) (STC 49/1999).

Es obvio que la filtración a un diario impreso de alcance nacional de la comunicación entre el presidente del Gobierno y un diputado no responde a ninguna de las exigencias contenidas en la Constitución y en la jurisprudencia del TEDH y del Tribunal Constitucional.

En mi opinión, el fiscal general del Estado debería intervenir de manera inmediata y ordenar la investigación correspondiente con la finalidad de averiguar si se ha producido o no la vulneración del derecho reconocido en el artículo 18.3 de la Constitución. También debería dársele la orden al Abogado del Estado a que interviniera en defensa del presidente del Gobierno. Y José Luis Ábalos debería ejercitar las acciones que el ordenamiento le permite.

La forma en que se ha puesto en marcha la operación pone de manifiesto que nos encontramos ante una estrategia golpista, que no debe quedar sin respuesta.

martes, 20 de mayo de 2025

Recomiendo: No copies a la extrema derecha

Fuentes: El diario [Imagen: Protesta de la extrema en Reino Unido contra la acogida de refugiados, imagen de archivo Drik/Getty Images]


                                                                                                                                                                           Uno de los errores estratégicos más graves que puede cometer una fuerza de izquierdas es adoptar el discurso de la extrema derecha, aunque sea con la esperanza de neutralizar los sentimientos reaccionarios presentes en ciertos sectores populares.

La realidad es que esta táctica suele fracasar: quienes ya simpatizan con posiciones xenófobas no van a cambiar de bando, y el electorado progresista se desmoviliza al ver cómo su propio referente político abandona sus principios fundamentales.

Hay precedentes de sobra. El reciente caso alemán, donde el SPD y los Verdes endurecieron su postura migratoria para frenar el ascenso de Alternativa por Alemania (AfD), solo sirvió para consolidar la narrativa ultra. Sin embargo, el nuevo gobierno laborista británico encabezado por Keir Starmer parece empeñado en tropezar con la misma piedra. Tras los recientes comicios municipales, los laboristas han optado por calcar el discurso nacionalista que culpa a los inmigrantes de casi todos los males. No es solo una concesión retórica: han anunciado nuevas restricciones a la inmigración legal, en un torpe intento por reconectar con sectores desencantados.

Puede que el nuevo proyecto laborista anti-inmigración no tenga la crudeza abiertamente hostil de las normas aprobadas previamente por los tories, pero su lógica no es sustancialmente distinta. Lo más preocupante es que Starmer, abogado especializado en derechos humanos, no puede alegar ignorancia. Estoy convencido de que conoce a la perfección el sufrimiento y las dificultades por las que pasa la mayoría de los inmigrantes que se trasladan al Reino Unido en búsqueda de una vida mejor, contribuyendo de paso a hacer prosperar al país. El movimiento de Starmer es por lo tanto es deliberado, táctico y profundamente errado.

El trasfondo cultural es conocido. Parte de la sociedad británica vive anclada en una nostalgia idealizada de su pasado imperial y keynesiano-fordista, donde el bienestar parecía reservado para las clases trabajadoras blancas. Esa visión distorsionada –porque siempre hubo un intenso conflicto, pobreza y desigualdad– se proyecta sobre el presente con una mezcla de ansiedad e inseguridad. Hay elementos propios de la política británica que se retrotraen al Brexit e incluso a su pérdida de lugar privilegiado en el siglo XX, pero también hay elementos comunes a lo que sucede en todo el mundo. Existe una parte de la sociedad atemorizada ante el futuro, pero es improbable que entrar en el mismo marco mental haga otra cosa que no sea reforzar el problema.

Tras una década de fuerte crecimiento de la extrema derecha pocas cosas están más claras que el hecho de que cuando las emociones dominan el debate público –sobre todo el miedo–, reproducir el marco de la extrema derecha no hace sino validarlo. De hecho, los laboristas no sólo tienen que cabalgar sus contradicciones, tratando de convencer a sus votantes progresistas de que esto tiene algún tipo de sentido, sino que también andan enredados en los medios de comunicación hablando de la inmigración en clave negativa, algo que consolida la percepción popular de que es el gran problema de la sociedad. Lo he señalado otras veces: en España la percepción de la inmigración crece siempre proporcionalmente a la cantidad de veces que algunos políticos se van a la frontera a hacerse fotos. En 2018, a mi mujer y a mí un tipo nos agredió al grito de “mételos en tu casa”, y en el juicio reconoció que venía exaltado tras ver en televisión cómo su país estaba siendo “invadido”. En aquel momento Pablo Casado y Albert Rivera competían cada día por ver quién decía la mayor barbaridad desde la valla de Melilla.

No se trata de un debate racional, como es ya evidente para todo el mundo. Se trata de un clásico recurso nacionalista que convierte la anécdota en categoría y que elude todos los datos rigurosos que se pueden aportar. La verdad es bien diferente. Por ejemplo, uno de cada tres médicos del sistema público de salud británico (el NHS) es inmigrante. Lejos de ser una amenaza, la inmigración ha demostrado ser un motor de riqueza, cohesión y sostenibilidad económica, no solo en el Reino Unido sino en todos los países desarrollados. Sin embargo, el dato desaparece cuando lo que prima es el relato del miedo.

La semana pasada tuve la fortuna de poder asistir a la representación de ‘14.4’, la obra de teatro dirigida por Sergio Peris Mencheta y Juan Diego Botto y que interpreta magistralmente Ahmed Younoussi. La historia que se narra es la del propio Ahmed, quien cuando todavía era un niño, y tras varios intentos en los que se jugó la vida, llegó a España procedente de Marruecos. A diferencia de algunos amigos suyos, Ahmed pudo esquivar la muerte en el Mediterráneo, pero todavía sigue enfrentándose a la frontera del racismo. Al terminar la obra, los largos aplausos reconocieron no solo la calidad de la representación sino también las injusticias que asolan a quienes emigran buscando una vida mejor. Empatía y humanidad para un público de doscientas personas a lo sumo, y que apenas puede compararse con los millones de personas que son bombardeadas continuamente con mensajes xenófobos e inhumanos en los medios de comunicación y redes sociales.

En efecto, la ola reaccionaria no se explica solo por el racismo estructural, sino también por una angustia social amplificada por los medios de comunicación y las redes sociales. Casos como el de la plataforma X, dirigida por Elon Musk, demuestran que hay actores tecnológicos con una agenda explícitamente reaccionaria que intervienen en la política nacional promoviendo el miedo, muchas veces mediante bulos y desinformación. X es una ventana a un mundo de odio, violencia y terror. No es la realidad, sino mera propaganda reaccionaria.

¿Qué puede hacer la izquierda? En este tiempo hemos aprendido que no basta con mejorar las condiciones materiales para frenar el auge reaccionario, pero sería ingenuo pensar que puede hacerse sin ello. No olvidemos que estas reformas anti-inmigración de los laboristas coinciden en el tiempo con las reformas anti-pensiones y con otros recortes en los servicios públicos del gobierno de Starmer, con lo que una lectura rápida concluiría que no hay ningún aporte progresista del nuevo gobierno. Y sin duda una sociedad atravesada por la precariedad, la soledad y la frustración es un terreno fértil para el autoritarismo, de modo que abordar esos problemas de fondo no resuelven de facto el problema, pero ayudan a hacerlo más manejable. En mi opinión, la izquierda no vencerá al monstruo convirtiéndose en una copia suya. Al contrario: solo tiene posibilidades si se mantiene fiel a sus principios, atreviéndose a enfrentarse al poderoso, no al pobre.

@agarzon

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