Mostrando entradas con la etiqueta Campos de exterminio. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Campos de exterminio. Mostrar todas las entradas

lunes, 12 de mayo de 2025

La Universitat de València organiza una jornada sobre antigitanismo y “racismo opaco”. El genocidio nazi contra el pueblo romaní sumó medio millón de muertes

Fuentes: Rebelión [Imagen: genocidio romaní - wikipedia]


El informe 2024 Discriminación y Comunidad Gitana, de la Fundación Secretariado Gitano, destaca la atención de 384 casos de discriminación durante 2023; la mayoría de estos, 136, corresponde al discurso de odio en Internet y las redes sociales; seguido de la denegación del acceso a restaurantes, bares, discotecas o piscinas (65); y la discriminación y antigitanismo en los medios de comunicación (63).

Además Secretariado Gitano ha recogido 32 ejemplos de barreras en el acceso al empleo e igualdad de oportunidades; 28 casos de dificultades para alquilar una vivienda por prejuicios; 27 casos de discriminación hacia el alumnado gitano; y 11 paradas e identificaciones policiales por perfil étnico.

La llegada del pueblo gitano al estado español se produjo hace cerca de 600 años; actualmente continúan dándose muestras de discriminación y rechazo; en este contexto, el Aula d’Història i Memòria Democrática de la Universitat de València (UV) organizó el 20 de febrero una jornada sobre Antigitanismo, un racismo opaco: del genocidio nazi a la España franquista.

Otro acto programado por la UV es la proyección del filme Tiefland, estrenado en febrero de 1954 con la dirección de la cineasta y actriz alemana Liene Riefenstal; a la realizadora germana se le ha considerado una propagandista del III Reich; Tiefland “se rodó con la participación forzada de personas gitanas deportadas desde campos de concentración nazis”, detalla la nota informativa de la UV.

En el acto convocado por la UV participó, asimismo, la catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla, María Sierra, quien se ha dedicado durante la última década al estudio del pueblo gitano, los tópicos racistas y los procesos de racialización en el estado español y Europa.

María Sierra es autora de Holocausto gitano. El genocidio romaní bajo el nazismo (Ed. Arzalia, 2020); “Aunque aún no está definitivamente determinado el número de víctimas de esta persecución, se estima que en torno a medio millón de personas consideradas zigeuner (gitanas) murieron en los campos de concentración nazis, los guetos o víctimas de los fusilamientos masivos ejecutados por las fuerzas especiales”.

La historiadora señala el ejemplo de Rosa Mettbach, austriaca y de familia sinti (comunidad gitana mayoritaria en Alemania); fueron sometidos a reclusión en el campo de internamiento nazi de Lackenbach, donde se encerraba a personas gitanas austriacas; Rosa Mettbach logró escapar, pero de nuevo fue capturada y enviada a Lackenbach; pasó además por los campos de concentración de Auschwitz-Birkenau (Polonia) y Ravensbrück (norte de Alemania).

La mujer resistente salvó la vida, pero no se libró de la realización de trabajos forzados ni de las torturas; su madre, hermana y sobrinos perdieron la vida en el gueto de Lodz (Polonia ocupada por el III Reich).

“La operación de liquidación sistemática de la población romaní europea que ideó y efectuó el nazismo sólo se entiende cabalmente si se inscribe en la historia del antigitanismo, un fenómeno complejo que tiene una trayectoria tan larga como la historia del pueblo roma en el mundo occidental”, escribe María Sierra.

La historiadora detalla también precedentes de discriminación, como los ocurridos en el estado español durante el reinado –en el siglo XV- de los reyes católicos:

“Igual que sucedió con otras minorías -judíos y moriscos-, los gitanos fueron amenazados de expulsión; en caso de querer permanecer en tierras españolas, una Pragmática de 1499 los obligaba a abandonar su lengua e indumentaria y someterse a la obediencia de algún señor”.

A estos casos de represión se suman otros como los desplegados -también en España, a mediados del siglo XVIII- por el monarca Fernando VI de Borbón: mediante una Orden de 1749 dispuso la captura de toda la población gitana del país (la gran redada).
 
Pero los precedentes no se limitan al estado español; así, en el ámbito alemán, Franfcfort determinó la expulsión de la población romaní en 1449 y en otras ciudades germanas sólo les fue permitida la acampada en la periferia; Holocausto gitano detalla el extremo al que se llegó en algunos territorios, como Sajonia, donde el príncipe elector los sancionó con la pena capital.
 
María Sierra se encargó de la edición del libro de memorias Philomena Franz. Entre el amor y el odio. Una vida gitana (Ed. Xordica, 2021); Philomena Franz estuvo en el campo de extermino de Auschwitz, entre otros, y sobrevivió a las matanzas de la población gitana durante el nazismo; en estos centros pereció una parte de la familia de esta escritora sinti, nacida en 1922 en Biberanch an der Rib (Baden-Wurtemberg, Alemania).
 
“En 1938 el régimen nazi expulsó a los gitanos del sistema educativo alemán y Philomena tuvo que abandonar la escuela secundaria para pasar a ser una trabajadora obligada en una fábrica de municiones. Después llegarían los estudios científicos raciales del nazismo, que clasificaron a los gitanos como inferiores y asociales”, se subraya en Entre el amor y el odio.
 
Cuando Philomena Franz ingresó en Auschwitz, en marzo de 1943, fue marcada con la letra Zeta (zigeuner, gitano) y el guarismo 10.500; entre sus experiencias figura la de permanecer en una fila a la espera de una posible gasificación.

En 2018 María Sierra publicó en la revista Ayer el artículo Historia gitana: enfrentarse a la maldición de George Borrow. Sobre las iniciativas racistas emprendidas por el nazismo contra la población romaní, escribe:

“Estuvo tan llena de inconsistencias como para albergar un proyecto (del Propio Himmler, jefe policial en la Alemania nazi) de reserva en la que guardar, cual curiosidad étnica, a unos cuantos clanes puros de gitanos-sinti alemanes, a los que protegería la paradoja de su origen ario”.

Ello no obsta para que se impusieran los baldones de asocial y vago (el calificativo de zigeuner); de hecho, concluye María Sierra, “fue lo que primó y llevó a la muerte al 70-80% de los romaníes (sin consideración de su mayor o menor pureza)”.Hitler llegó al extremo, pero las persecuciones pueden rastrearse desde la llegada de las comunidades gitanas a Europa y América. 

martes, 11 de febrero de 2025

El Holocausto franquista: los judíos a los que el dictador no quiso salvar

_- Fuentes: El Diario [Foto: Refugiados en la frontera hispanofrancesa, en 1939 (Yad Vashem)]


El régimen se negó a repatriar a los judíos sefardíes y condenó a miles a morir en las cámaras de gas mientras diplomáticos españoles en diferentes países pedían que se les extendieran documentos para salvarlos.

Berlín, verano de 1943. 
Los diplomáticos franquistas que trabajan en la embajada española de la capital del Reich son plenamente conscientes de que sus aliados nazis están exterminando a la población hebrea. Saben, también, que tienen una baza para salvar a miles de ellos de las cámaras de gas.

Bastaría con que informaran a los dirigentes alemanes de que España, nación amiga, está dispuesta a proteger y a repatriar a los judíos sefardíes, apelando a su origen hispano. Algo tan sencillo como sellarles un documento oficial que les reconociera como compatriotas supondría un pasaporte hacia la vida. Pero Francisco Franco, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, había ordenado a todas sus embajadas en la Europa ocupada por Hitler que solo se preocuparan por aquellos judíos “de indiscutible nacionalidad española”.

En aquellos momentos dramáticos y convulsos no había tiempo ni medios para investigar la vida de aquellos hombres, mujeres y niños que llegaban a las sedes diplomáticas españolas luciendo la estrella de David en sus vestimentas y pidiendo que les salvaran la vida. Por ello el secretario de la embajada, Federico Oliván, escribió una dramática carta a sus superiores en la que expresaba su frustración: “Mal profeta seré si no llega el día en que se nos critique acertadamente el que, sabiendo lo que iba a ocurrir, nos hayamos lavado las manos como Pilatos y abandonado a su triste suerte a estos, al fin y al cabo, compatriotas sin siquiera elevar la más mínima protesta y sin hacer nada por salvarlos (…) Si España, por razones que a nadie pueden escapar, se niega a recibir esta parte de la colonia en el extranjero (…) la condena automáticamente a muerte –pues esta es la triste realidad y lo que no hay que tratar de disimularla–”.

La misiva escrita por Oliván y rescatada por el historiador Manu Valentín es solo una de las muchas huellas documentales que demuestran la complicidad pasiva que el régimen franquista tuvo con el Holocausto. Una tesis que la mayoría de académicos e investigadores sostiene con contundencia, como la que manifiesta a elDiario.es el historiador: “La afirmación que define a Franco como un ”salvador de judíos“, zanja Valentín, no es más que una aberración, un insulto a los hechos y a las víctimas que se derivan de la inacción del régimen franquista durante su persecución”.

Una inacción que comenzó desde el mismo inicio de la invasión de Europa occidental por parte de Hitler.

A Franco sí le interesaba el dinero de “sus judíos”

Franco mantuvo la frontera de los Pirineos cerrada a quienes trataban de huir de las tropas alemanas. Los judíos que intentaban escapar de una muerte segura se topaban con una muralla infranqueable en todos y cada uno de los pasos fronterizos españoles. Solo eran autorizados a pasar aquellos que disponían de un visado de tránsito para llegar a Portugal o a otros países. Se calcula que entre 40.000 y 50.000 judíos lograron acceder a uno de esos salvoconductos y escapar de Francia a través de España. El resto intentó cruzar clandestinamente a través de las montañas o acabó en las garras de los nazis.


Una de las muchas soflamas antisemitas que vertió Francisco Franco

Ya en aquellos primeros momentos hubo diplomáticos franquistas que se jugaron sus trabajos y hasta su integridad física para intentar salvar vidas. El cónsul español en Burdeos, Eduardo Propper de Callejón, expidió centenares de visados de tránsito a judíos, incumpliendo las órdenes que había recibido de Madrid. La entonces mano derecha de Franco, Ramón Serrano Suñer, se lo pagó con el cese, con un traslado a Marruecos y con una mancha en su expediente que nunca le permitió alcanzar el cargo de embajador.

En Burdeos, París o Vichy las sedes diplomáticas españolas tenían la orden de mantener una “actitud pasiva” frente a la persecución judía. Madrid solo pidió a sus cónsules y embajadores que mediaran ante las autoridades alemanas para lograr un objetivo: declararse legítimos administradores de los bienes que dejaran atrás los judíos españoles deportados a guetos o campos de concentración.

Esta actitud era coherente con el profundo antisemitismo de “la nueva España”. La cúpula franquista insultaba al pueblo judío en sus discursos y jaleaba la persecución emprendida por Hitler. El propio dictador la justificó reiteradas veces, alegando que él no tenía que seguir el ejemplo alemán porque aquí ya se había expulsado a la comunidad hebrea mucho tiempo atrás. “Por la gracia de Dios y la clara visión de los Reyes Católicos, hace siglos nos liberamos de tan pesada carga”, afirmó Franco en una de sus tradicionales alocuciones de fin de año.

En paralelo, toda la prensa del régimen alababa la limpieza étnica perpetrada por los nazis. “Europa, sin judíos”, celebraba en su portada el semanario El Español.
Portada del semanario El Español
La hemeroteca del diario ABC está repleta de artículos de opinión e informaciones antisemitas. Un torrente de odio y deshumanización que podemos resumir en esta frase. Forma parte de la crónica que su corresponsal en la capital francesa dedicó a una de las operaciones más criminales perpetrada por los nazis en esa ciudad: “El barrio judío de París Saint Antoine ha sido fumigado, desinfectado mediante la eliminación del censo israelita, el cual acaba de ser conducido a campos de concentración”.

A esas alturas ya había más de 7.000 españoles pudriéndose en el campo de concentración de Mauthausen. En este caso no se trataba de judíos, sino de los exiliados republicanos que primero habían luchado contra la sublevación franquista y, más tarde, se habían alistado en el ejército francés para combatir a Hitler.

Su número ascendería hasta superar los 9.000, de los cuales 5.500 serían asesinados entre las alambradas nazis. Existe numerosa documentación, ya publicada en elDiario.es, en la que se demuestra la responsabilidad, en este caso activa y directa, que tuvo el dictador español en la deportación y muerte de todos estos hombres y mujeres.

Hitler ofrece a Franco repatriar a sus judíos

En enero de 1943 el Reich cursó una circular a todas sus naciones aliadas, entre las que se encontraba España, ofreciéndoles repatriar a “sus judíos”. El periodista e investigador Eduardo Martín de Pozuelo logró documentar la escalofriante pasividad con la que reaccionó Franco ante esa propuesta, realizada en plena Solución Final. “El Gobierno español ha decidido no permitir en ningún caso la vuelta a España a los españoles de raza judía que viven en territorios bajo jurisdicción alemana”, informó a sus superiores un alto representante de la embajada alemana en Madrid tras consultar con la cúpula franquista.

El diplomático nazi añadió en su misiva que España apostaba porque los judíos fueran enviados a terceros países y que solo estaba dispuesta a dar algunos visados, siempre y cuando fueran de tránsito. “Si no se da esta circunstancia, el Gobierno español abandonará los judíos de nacionalidad española a su destino”, sentencia el informe, incluido en el libro El franquismo cómplice del Holocausto.

Dos recordatorios de las innumerables misas que se celebraron por toda España para honrar a Hitler tras su muerte
Esa actitud condenó a morir en las cámaras de gas de Auschwitz-Birkenau a miles y miles de judíos de origen sefardí. Solo desde la ciudad griega de Salónica fueron deportados cerca de 50.000.

La documentación epistolar nos sigue aportando más claves de lo que ocurrió durante aquellos años en toda Europa. El cónsul español en París, Alfonso Fiscowitz, quiso dejar claro en su correspondencia con el ministro de Asuntos Exteriores, Gómez Jordana, qué consecuencias estaban teniendo las órdenes recibidas: “De acuerdo con telegrama VE, intervengo tan solo a favor liberación sefarditas indiscutible nacionalidad española (…) Ha quedado demarcada totalmente diferencia entre los que están condición ser breve plazo repatriados (pocos casos) y aquellos cuya eventual repatriación puede ser objeto estudio”, se lee en el telegrama enviado desde el Consulado General en París al ministro de Asuntos Exteriores, el 18 de diciembre de 1943.

Fiscowich envió más telegramas, algunos tan elocuentes como este: “Familias Mayo y Abastado después de larga detención han sido deportadas Alemania (…) Ambas han sufrido … consecuencias señaladas en mi telegrama n.º 44”. El diplomático explicaba a sus jefes que la familia Abastado “no había cumplido todos los requisitos exigidos para considerar su nacionalidad como indiscutible”, explica un telegrama del 10 de marzo de 1944.

En el caso de la familia Mayo se dictaminó que sí eran plenamente españoles, pero demasiado tarde. Ya habían sido deportados a un campo de concentración.
 
Uno de los muchos telegramas enviados al Mº de Asuntos Exteriores en los que los diplomáticos explicaban las letales consecuencias de proteger exclusivamente a los judiós de “indiscutible” nacionalidad española. 
Solo la decisión personal y valiente de algunos diplomáticos franquistas permitió aportar algo de luz entre tanta oscuridad. Ángel Sanz Briz salvó a unos 5.000 judíos en Budapest desoyendo las órdenes que le llegaban desde Madrid. Sanz Briz seguía la estela de su antecesor en el cargo, Miguel Ángel de Muguiro, que fue cesado por sus superiores cuando se supo que estaba prestando protección a grupos de judíos.

En Atenas, el cónsul Sebastián Romero Radigales informó a sus superiores del exterminio al que estaban abocados decenas de miles de sefardíes. Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores le pusieron todo tipo de trabas cada vez que intentó evitar las deportaciones. Nada mejor que poner nombre y apellidos a la tragedia. Para ello, recuperamos esta orden que le envió el ministro de Asuntos Exteriores, Gómez Jordana: “Únicamente se autoriza concesión visados sefardita Hassid e hija en el caso de que realmente fueran deportados sin que baste para ello simple aviso o intimidación”. Podemos hacernos una idea de lo que sintió Romero Radigales al recibir esta instrucción. Si no podía protegerles hasta el mismo momento de ser deportados, ¿a dónde les llevaría el visado? ¿A la antesala de la cámara de gas de Auschwitz-Birkenau?
La correspondencia entre la cúpula franquista y sus diplomáticos demuestra el interés que la “nueva España” tenía en apropiarse de los bienes abandonados por los judíos españoles deportados a guetos y campos de concentración.
Solo en la fase final de la guerra, cuando ya se vislumbraba la derrota de Hitler y Franco trataba de congraciarse con los Aliados, España permitió la repatriación de dos convoyes de sefardíes procedentes de Salónica. Fueron unos 700 que lograron salvar la vida por el pragmatismo de un dictador que se veía obligado a cambiar de chaqueta. Aun así, el desprecio que el régimen español sentía por ellos provocó que uno de los dos trenes cargados de desesperados judíos permaneciera “olvidado” en la frontera. Solo el telegrama urgente que envió un diplomático español desde Berlín provocó la reacción de las autoridades franquistas e impidió que los alemanes, hartos de esperar, desviaran el convoy hacia Auschwitz: “Lleva 36 horas en frontera hispano-francesa sin ser recibidos por autoridades españolas y que servicio competente alemán le hace saber (…) la imposibilidad de continuar haciéndose cargo de ellos como hasta el presente, por haber expirado hace meses plazo concedido para repatriación de judíos extranjeros, y procederá a su inmediato transporte a campos de concentración en Polonia, de donde no podrán salir en ningún caso ni en manera alguna”.

El historiador Manu Valentín concluye, por tanto, que el papel jugado por Franco durante el Holocausto no es opinable: “La respuesta nos la ofrecen los propios documentos elaborados por el régimen. Léanlos, hierve la sangre”.

Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/holocausto-franquista-judios-dictador-no-quiso-salvar_1_11990086.html?utm_source=Al+d%C3%ADa&utm_campaign=f135450c4e-EMAIL_CAMPAIGN_2025_01_26_08_07&utm_medium=email&utm_term=0_-f135450c4e-70387644&mc_cid=f135450c4e&mc_eid=25a657c028

domingo, 9 de febrero de 2025

_- Liberación de Auschwitz: cómo este campo de concentración se convirtió en el centro del Holocausto nazi

Auschwitz

_- Auschwitz era inicialmente un cuartel del ejército de Polonia en el sur del país.

El 27 de enero de 1945, las tropas soviéticas entraron con precaución en Auschwitz.

Primo Levi, uno de los sobrevivientes más famosos, estaba en un hospital de campaña con fiebre escarlatina cuando llegaron los libertadores.

Aquellos hombres lanzaron "miradas sorprendentemente avergonzadas a los cuerpos amontonados, a los refugios destrozados y a los pocos que quedábamos vivos", escribió más tarde.

"No nos saludaron ni sonrieron; parecían angustiados no solo por compasión sino por... el sentimiento de culpa de que tal crimen hubiera existido".

"Vimos gente demacrada, torturada y empobrecida", dijo el soldado Ivan Martynushkin sobre la liberación del campo de exterminio. "Podríamos decir por sus ojos que estaban felices de ser salvados de aquel infierno".

Play video, "¿Qué pasó en el campo de concentración de Auschwitz?", Duración 2,47 02:47 

Título del video,¿Qué pasó en el campo de concentración de Auschwitz?
En menos de cuatro años, la Alemania nazi asesinó sistemáticamente a al menos 1,1 millones de personas en Auschwitz. Casi un millón eran judíos.

Los deportados a este complejo fueron gaseados, obligados a trabajar o pasar hambre hasta la muerte e incluso asesinados en experimentos médicos. La gran mayoría murió en el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau.

Seis millones de judíos murieron en el Holocausto, la campaña de los nazis para erradicar a la población judía de Europa. Y Auschwitz, precisamente, estaba en el centro de ese genocidio.
 
¿Qué fue el Holocausto?

Cuando los nazis llegaron al poder en 1933, comenzaron a despojar a los judíos de todas sus propiedades, libertades y derechos recogidos por la ley.

Tras la invasión alemana de Polonia en 1939, los nazis comenzaron a deportar judíos desde Alemania y Austria hasta Polonia, donde crearon guetos para separarlos del resto de la población.

En 1941, durante la invasión alemana de la Unión Soviética, los nazis comenzaron en serio con su campaña de exterminio.

Prisioneros llevados en tren a un campo de concentración nazi.

Prisioneros llevados en tren a un campo de concentración nazi.

Fuente de la imagen,Getty Images


Pie de foto,
En menos de cuatro años, los nazis asesinaron a al menos 1,1 millones de personas en Auschwitz. 

Los nazis se referían a su invasión como una guerra racial entre Alemania y el pueblo judío, así como con la población eslava y los gitanos.

 Grupos de soldados alemanes llamados Einsatzgruppen (grupos de operaciones, en alemán) se lanzaron a masacrar a civiles a través de tierras recién conquistadas en Europa del Este.

A finales de 1941 habían matado a 500.000 personas, y en 1945 habían asesinado a unos dos millones de los que 1,3 millones eran judíos.

Los comandantes nazis estaban experimentando con formas de matar en masa. Temían que dispararle a la gente fuera demasiado estresante para sus soldados, por lo que pensaron en métodos más eficientes de asesinato.

Cámaras de gas en Auschwitz 
Cámaras de gas en Auschwitz I

Fuente de la imagen,Getty Images


Pie de foto,
Auschwitz puso en marcha sus cámaras de gas a inicios de los 40. 

En Polonia ya se habían utilizado en 1939 furgonetas de gas para matar a personas con discapacidad mental. Se expulsaban gases venenosos en un compartimento sellado para asfixiar a quienes estaban dentro.

Para el invierno de 1941, los nazis habían construido las primeras cámaras de gas en Auschwitz, donde los guardas usaban Zyklon B para asesinar a los prisioneros.

Los líderes nazis se reunieron en enero de 1942 para coordinar la matanza industrial.

En la Conferencia de Wansee acordaron lo que llamaron una "solución final a la cuestión judía": matar a toda la población judía europea, 11 millones de personas, mediante el exterminio y el trabajo forzado.

¿Qué fue Auschwitz?

Auschwitz era inicialmente un cuartel del ejército polaco en el sur de Polonia. La Alemania nazi invadió y ocupó Polonia en septiembre de 1939, y en mayo de 1940 convirtió el lugar en una cárcel para prisioneros políticos.

Esta área, con la infame mentira Arbeit Macht Frei ("el trabajo libera", en alemán) escrita sobre la entrada, se conoció como Auschwitz I.

Auschwitz.
Auschwitz.

Fuente de la imagen,Getty Images


Pie de foto,
"Arbeit Macht Frei" ("el trabajo libera", en alemán) es la inscripción que se encuentra a la entrada de Auschwitz. 

Pero a medida que la guerra y el Holocausto avanzaron, el régimen nazi amplió en gran medida el lugar.

Los primeros prisioneros en ser gaseados fueron un grupo de polacos y soviéticos en agosto de 1941.

El mes siguiente, los trabajos comenzaron en un nuevo campo, Auschwitz II-Birkenau. Allí se encontraban las enormes cámaras de gas donde cientos de miles fueron asesinados hasta noviembre de 1944 y los crematorios donde quemaban sus cuerpos.

Hornos de cremación en Auschwitz

Hornos de cremación en Auschwitz

Fuente de la imagen,Getty Images


Pie de foto,
Los nazis cremaban a sus víctimas en hornos de incineración. 

La compañía química alemana IG Farben construyó y operó una fábrica de caucho sintético en Auschwitz III-Monowitz.

Otras compañías privadas como Krupp y Siemens-Schuckert también tenían fábricas cerca para utilizar a los prisioneros como mano de obra esclava.

Tanto Primo Levi como el ganador del Premio Nobel Elie Wiesel sobrevivieron al campo de concentración de Monowitz o Auschwitz III.

 Cuando Auschwitz fue finalmente liberado, aglutinaba más de 40 campos y subcampos.

¿Cómo funcionaba Auschwitz?

Personas de toda Europa fueron hacinadas en trenes sin ventanas, baños, asientos ni comida para ser transportadas a Auschwitz.

Allí eran clasificados entre quienes podían trabajar y quienes serían asesinados de inmediato.

Al último grupo se le ordenaba desnudarse y se los enviaba a las duchas para "despiojarse", un eufemismo utilizado para las cámaras de gas.

Los guardias del llamado "Instituto de Higiene" arrojaban entonces gránulos de gas Zyklon-B en las cámaras selladas y esperaban a que la gente muriera. Demoraba unos 20 minutos. Los gruesos muros no podían ocultar los gritos de las personas asfixiándose en el interior.

Zyklon B
Zyklon B

Fuente de la imagen,Getty Images


Pie de foto,
Los guardas usaban Zyklon B para asesinar a los prisioneros en las cámaras de gas. 

Otros prisioneros conocidos como Sonderkommandos -generalmente judíos obligados a trabajar para los guardias y no ser asesinados- retiraban el cabello, los dientes, anteojos y extremidades artificiales de los cadáveres antes de arrastrarlos a las incineradoras. Las cenizas de los cuerpos eran enterradas o utilizadas como fertilizante.

Las pertenencias de las víctimas se llevaban entonces para ser clasificadas a una parte del campo conocida como "Canadá", llamada así porque el país era visto como una tierra de abundancia.

¿Quiénes fueron las víctimas?

Los guardias de las SS intentaron ocultar sus crímenes cuando se aproximaron las tropas soviéticas. Intentaron destruir sus extensos registros de prisioneros, lo que dificulta cuantificar con exactitud el número de víctimas.

Desde entonces, estudios académicos coinciden en que cerca de 1,3 millones de personas llegaron a Auschwitz. Alrededor de 1,1 millones de ellos murieron allí.

Judíos de toda la Europa controlada por los nazis suponían la gran mayoría de las víctimas. Casi un millón de judíos fueron asesinados en Auschwitz.

Un ejemplo específico fue la población judía de Hungría. En solo dos meses, entre mayo y julio de 1944, Hungría transportó a 437.000 judíos a este campo de concentración.

Judíos húngaros llegando a Auschwitz

Judíos húngaros llegando a Auschwitz

Fuente de la imagen,Getty Images


Pie de foto,
 Decenas de miles de judíos húngaros eran enviados a Auschwitz cada día. 

Tres de cada cuatro fueron asesinados a su llegada.

Unos 75.000 civiles polacos, 15.000 prisioneros de guerra soviéticos, 2.000 gitanos, así como homosexuales y prisioneros políticos fueron también ejecutados por el Estado alemán en el complejo de Auschwitz.

¿Qué pasó cuando Auschwitz fue liberado?

Las autoridades alemanas ordenaron detener los gaseos y destruir las cámaras de gas y los crematorios a finales de 1944, a medida que las tropas soviéticas avanzaban hacia el oeste.

La reserva de objetos de valor robados que se almacenaban en el sector de Canadá se envió a Alemania poco después.

Decididos a borrar la evidencia de sus crímenes, los nazis ordenaron a las decenas de miles de prisioneros que quedaban marchar hacia el oeste a otros campos de concentración, como Bergen-Belsen, Dachau y Sachsenhausen.

Los que estaban demasiado enfermos para caminar se quedaron atrás. Todos los que se retrasaron en la marcha fueron asesinados.

Las fuerzas soviéticas solo encontraron a unos pocos miles de sobrevivientes cuando entraron en el campo de concentración de Auschwitz el 27 de enero de 1945, además de cientos de miles de prendas de ropa y varias toneladas de cabello humano.

Elie Wiesel en 2015 

Elie Wiesel en 2015

Fuente de la imagen,Reuters

Pie de foto,

Elie Wiesel, sobreviviente de Auschwitz fallecido en 2016, perdió a sus padres y a su hermana menor en el campo de concentración.

Los soldados recordaron años después cómo tuvieron que convencer a algunos sobrevivientes de que los nazis realmente se habían ido.

Elie Wiesel dijo durante un discurso para conmemorar el 50 aniversario de la liberación que los crímenes nazis en Auschwitz "produjeron una mutación a escala cósmica, que afecta los sueños y los esfuerzos del hombre".

"Después de Auschwitz, la condición humana ya no es la misma. Después de Auschwitz, nada volverá a ser lo mismo".

miércoles, 5 de junio de 2024

Últimas noticias desde el infierno: 7.500 españoles murieron en los campos nazis. El libro ‘Deportados y olvidados’ amplía el listado de víctimas nacionales que perdieron la vida engullidos por el Holocausto, así como el número de deportados, que sumaron 15.000.

‘Deportados y olvidados’ libro
La célebre imagen de los supervivientes de Mauthausen recibiendo a los soldados estadounidenses el 5 de mayo de 1945, día de la liberación del campo, bajo una pancarta que dice en español: "Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas libertadoras".

El libro ‘Deportados y olvidados’ amplía el listado de víctimas nacionales que perdieron la vida engullidos por el Holocausto, así como el número de deportados, que sumaron 15.000

“¿En caso de defunción, a quién quiere usted que se le comunique?”. Esta pregunta, de cierta cortesía, planteada por un oficial de un campo de concentración nazi resulta macabra. Es lo que se les decía a los deportados a Mauthausen tras un recibimiento que consistía en tener que desnudarse, ser rapado y dar los datos personales. “Muchos infelices se desploman por el frío [...]. De allí son llevados al crematorio, son ya seres inservibles”. Es el testimonio de un español en su primer día en el infierno creado por los nazis durante la II Guerra Mundial. “Desde hoy dejas de llamarte García, tu nuevo nombre es este número que debes saber siempre”, le ordenaron. De ahí pasaban a recoger el conocido pijama de rayas blancas y azules y al barracón a intentar descansar en una pequeña cama de madera que compartían tres personas. Así se cuenta en el libro Deportados y olvidados. Los españoles en los campos de concentración nazis (La Esfera de los Libros), de los historiadores Diego Martínez López y Gutmaro Gómez Bravo.

Esta obra ofrece como principal novedad un listado actualizado y ampliado de las víctimas españolas, los Spanier, porque se ha rastreado su presencia en los diferentes campos, subrayan los autores. “Hemos registrado que murieron unos 7.500, cuando hace tiempo se hablaba de 4.500″, dice por teléfono Gómez Bravo, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid y autor de numerosos libros sobre el franquismo.

MÁS INFORMACIÓN 

En cuanto a los deportados, estiman que fueron “unos 15.000, cuando la cifra anterior era de 12.000″. Esto significa que murieron algo más de la mitad de los que fueron a parar a los campos. Una investigación que ha sido posible gracias a la documentación consultada de los archivos de los Aliados, especialmente de Estados Unidos (”aunque no lo han desclasificado todo”); de los campos nazis (”las fuentes alemanas nos han servido de mucho”) y de los papeles de los propios internos.

Del total de deportados, a Mauthausen fueron 7.251, “el campo más terrible, conocido como ‘el de los españoles’ por los propios alemanes”, donde empezaron a llegar los prisioneros en agosto de 1940. “Los españoles fueron empleados para construir los hornos crematorios. Mauthausen llegó a tener 50 subcampos y su media de mortalidad estaba 10 puntos por encima de la de otros recintos”. Una diferencia que estribaba en las terribles condiciones por el frío, la escasa alimentación y las enfermedades.

“Era un campo catalogado de categoría III por los nazis, lo que significaba que los presos enviados allí lo eran para ser explotados hasta la muerte”. Los investigadores han contabilizado en Mauthausen “4.747 muertos españoles, el 60% en la cantera del subcampo de Gusen”, y en solo nueve meses. Esa cantera es tristemente conocida por los testimonios y fotografías de su mortal e irregular escalera de 186 peldaños, por la que los prisioneros tenían que subir rocas de más de 20 kilos de peso. “Los guardias no dudaban en recurrir a la paliza o al asesinato en caso de traspiés”, se lee en el libro.

Prisioneros cargando rocas en la cantera de Mauthausen, en 1942, en una imagen cedida por los autores del libro. 
Prisioneros cargando rocas en la cantera de Mauthausen, en 1942, en una imagen cedida por los autores del libro.
Prisioneros cargando rocas en la cantera de Mauthausen, en 1942, en una imagen cedida por los autores del libro. ARCHIVOS DEL MEMORIAL DE MAUTHAUSEN EN AUSTRIA

Hubo también españoles en los campos de Sachsenhausen, Ravensbrück (que era para mujeres), Buchenwald, Dachau, que tenía en su entrada el célebre lema “Arbeit macht frei” (El trabajo nos hace libres)… o en el castillo de Hartheim, escenario de siniestros experimentos médicos. “Hemos contabilizado 445 españoles usados como cobayas, fundamentalmente para probar vacunas, que murieron entre septiembre de 1941 y febrero de 1942″, apunta Martínez López, doctor en Historia Contemporánea por la Universidad Complutense de Madrid.

El libro remarca que la presencia de españoles en los campos del nazismo “no obedece a una derivada de la Guerra Civil, como se ha considerado habitualmente, sino que es una cuestión que se inserta en un proceso europeo, que es el de los países ocupados en la guerra mundial”, apunta Gómez Bravo. Fueron engullidos por el sistema de campos y por el Holocausto, en el caso de los sefarditas. “Respecto a estos, su suerte no dependió tanto de lo que hizo o no Franco, como se ha querido ver. Ha sido en todo caso difícil rastrearlos porque los había sin nacionalidad española”, añade Martínez López. “Además, por la propia historia de España durante ese periodo es algo que ha pasado más desapercibido”.

“Creemos que con los judíos se han estudiado más las excepciones, las que protagonizaron varios diplomáticos españoles a título personal que salvaron vidas”, señala Gómez Bravo. “Tras la guerra mundial, el franquismo decía que había ayudado a los judíos, pero no fue así. Según los propios archivos alemanes, más allá incluso del Desembarco de Normandía [6 de junio de 1944], España no muestra oposición a lo que sucede con los sefarditas en Europa. Los alemanes los tratan como a judíos, pero al ser de países amigos tienen alguna consideración hacia ellos, como dilatar el proceso de deportación o, cuando lo hacen, mandarlos a Bergen-Belsen, que dentro del horror era un campo menos terrible”.
Ficha del preso español Juan Andreu Adelantado en Mauthausen. Ficha del preso español Juan Andreu Adelantado en Mauthausen. Ficha del preso español Juan Andreu Adelantado en Mauthausen. AROLSEN ARCHIVES

Su compañero agrega: “Cuando el régimen franquista responde a las requisiciones alemanas, a veces han pasado seis meses, con lo cual esas personas ya habían sido asesinadas. La respuesta habitual era el silencio administrativo. Franco solo permitió el tránsito de judíos por España hacia otros países”. Este historiador asegura que “la idea de la neutralidad del franquismo en la II Guerra Mundial está cada día más discutida” por los expertos.

En cuanto a las españolas, fueron enviadas sobre todo a Ravensbrück. “Se trataba principalmente de mujeres que habían pasado a Francia tras la Guerra Civil y que no cumplían con la legislación del régimen colaboracionista de Vichy. Por lo tanto, se las envía para trabajar. Allí lo hacen para la compañía Siemens, algo que hemos sabido gracias a los recibos localizados de esta empresa”, sostiene Gómez Bravo.

Por fin, el 5 de mayo de 1945, 22 soldados de la 11ª División Acorazada de EE UU entraron en Mauthausen por la puerta principal. Un momento histórico registrado con la célebre fotografía de los supervivientes recibiendo a los militares con una pancarta en uno de los accesos que decía en español: “Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas liberadoras”. Los informes de los soldados estadounidenses hablaban de que hasta seis personas compartían cama en algunos barracones y que las inyecciones de benzeno o los lanzamientos desde lo alto de la cantera formaban parte de los métodos de aniquilación en las postrimerías del espanto.
Presos españoles trabajaban en el campo de concentración de Mauthausen, en una imagen sin datar.
Presos españoles trabajaban en el campo de concentración de Mauthausen, en una imagen sin datar. EFE

Tras la guerra mundial, la Organización Internacional para los Refugiados, de las Naciones Unidas reconoció a los Spanier como “víctimas del régimen falangista en España”, señala Martínez López. Sin embargo, hasta 1951 la Convención de Ginebra (sobre derecho internacional humanitario) no estableció un marco jurídico. “Hubo unas docenas de prisioneros que volvieron a España pero no sabemos qué pasó con ellos”. En paralelo, se produce una diáspora entre Francia, adonde van la mayoría; Austria y otros países europeos, y luego están los que embarcan para América, en especial a Argentina. Una dispersión que impidió cualquier tipo de reconocimiento a estas personas en España. No fue hasta 2019 cuando el Gobierno de Pedro Sánchez aprobó que el 5 de mayo de cada año se instaurara como día de homenaje a las víctimas españolas del nazismo.


martes, 29 de agosto de 2023

Carta durante el nazismo. Testificando la Verdad

Estas líneas fueron escritas por la Dra. Eva Reichmann a “ES”

1 en una carta fechada el 10 de diciembre de 1958. 

 2 Reichmann, entonces Director de Investigación de la Biblioteca Wiener de Londres, se refería a un relato de más de 40 páginas de un testigo presencial que ES había proporcionado a la Biblioteca y que fue recopilado por la colega de Reichmann, Elisabeth (“Li”) Zadek, en octubre de 1958. 

El informe de ES fue presentado como parte de los ambiciosos esfuerzos de la Biblioteca Wiener para recopilar relatos de testigos presenciales del período del Holocausto a mediados de la década de 1950, un iniciativa que resultó en la recopilación de más de 1.300 informes escritos en siete idiomas diferentes. 

Estos informes ahora han formado la base de un nuevo recurso digital que está produciendo la Biblioteca de Wiener, Testificando la Verdad, al que actualmente se puede acceder en la Sala de Lectura de la Biblioteca y, en un futuro próximo, estará disponible en línea. 

Con el apoyo de la Conferencia sobre Reclamaciones Materiales Judías contra Alemania (Claims Conference), el proyecto comenzó en Londres, desde donde Reichmann dirigió un pequeño equipo de al menos cuatro o cinco miembros del personal remunerados y voluntarios adicionales para recopilar informes de los supervivientes. 

Los entrevistadores estuvieron ubicados por toda Europa y trabajaron en localizar, contactar y persuadir a los entrevistados potenciales para que participaran en el proyecto. Su estrategia fue algo desordenada al principio, pero con el tiempo se desarrolló de manera más sistemática. El proyecto comenzó a mediados de la década de 1950 y continuó hasta mediados de la década de 1960, avanzando en una dirección concéntrica y centrífuga: comenzaron cerca de Londres y gradualmente se extendieron más y más a medida que se ampliaba la red de entrevistadores y entrevistados. 

Los informes generalmente no fueron elaborados por los propios sobrevivientes, sino que se desarrollaron a través de conversaciones con los entrevistadores de la Biblioteca. 

Posteriormente, el borrador del informe se presentaba al superviviente para garantizar que fuera una representación precisa de su relato, verificación que a menudo dio lugar a una extensa correspondencia con Reichmann y sus colegas, así como a una firma del entrevistado para confirmar que el relato había sido sido registrado con precisión. 

Sin embargo, hasta donde pueden concluir las investigaciones actuales, no existe ningún registro de las preguntas o tipos de preguntas formuladas a los sobrevivientes ni hay ningún audio disponible de los diálogos entre los sobrevivientes y sus interlocutores. 

Como bien ha señalado Madeline White, los relatos deben considerarse informes altamente mediatizados, elaborados en conjunto en la mayoría de los casos tanto por el entrevistador como por el entrevistado, en lugar de “testimonios” directos palabra por palabra en el sentido contemporáneo de la palabra. 

3 Aunque la colección de informes de testigos presenciales de la Biblioteca Wiener es un registro escrito y los diálogos de las entrevistas no se han conservado, la colección en su conjunto exhibe características y desafíos de interpretación similares a los del testimonio audiovisual del Holocausto, que han sido identificados por Noah Shenker en su estudio Reframing Holocaust Testimony. . 

Al igual que el testimonio audiovisual, los informes de los testigos presenciales de la Biblioteca también “surgieron de una práctica arraigada individual e institucionalmente enmarcada por una amplia gama de objetivos…”

Shenker ha señalado, además, que los testimonios son “moldeados por intervenciones institucionales y técnicas en el momento de su grabación, [y] también se moldean a medida que migran a través de diversas plataformas de medios y a medida que los archiveros desarrollan nuevas formas de preservación digital”.

4 Los intentos de estudio de Shenker para encontrar las “voces institucionales” inextricablemente involucradas en la creación de testimonios de sobrevivientes, y examina las formas en que las prioridades institucionales y las políticas de memoria han estado en conflicto potencial con la agencia de los sobrevivientes en su producción. 

El relato de ES es un ejemplo notable de la colección de la Biblioteca para considerar hasta qué punto algunas de las conclusiones de Shenker podrían aplicarse a los “testimonios” escritos. En su contenido relativamente extenso, el relato de ES demuestra cómo la persecución sufrida por los judíos y otras personas durante el período del Holocausto causó una ruptura irreparable en la vida familiar. El relato describe la desgarradora trayectoria de ella y su familia como familia judía húngara en Fiume, separada por la ocupación y la deportación, y parcialmente destruida por el genocidio. También es uno de los pocos ejemplos entre los relatos de la Biblioteca en el que se registran las reflexiones del superviviente sobre el significado de su experiencia. 

Debido a que el archivo institucional de la Biblioteca Wiener contiene importante correspondencia contextual relacionada con el proyecto de testimonios de testigos presenciales, incluido el relato de ES, este informe en particular demuestra la tensión potencial entre la agencia de los sobrevivientes y las prioridades institucionales, dejando al descubierto algunas de las capas de mediación involucradas en el proyecto de la Biblioteca. 

Finalmente, este breve estudio de caso plantea preguntas adicionales sobre la mediación por parte de instituciones que registran testimonios y el uso continuo de los informes como registros digitales, particularmente mientras la Biblioteca y otras instituciones se esfuerzan por hacer que los testimonios sean más accesibles en línea. 

El relato de “ES”: información histórica clave 
El relato de ES sigue las pautas de formato de los informes de la colección de relatos de testigos presenciales antiguos de la Biblioteca Wiener.

5 Su informe, escrito en alemán, incluye una portada elaborada por el personal de la biblioteca que describe (en inglés ) los siguientes elementos: el título del informe: “Kanada”, el número de índice de serie proporcionado por la Biblioteca: P.III.h (Auschwitz) No. 997, la extensión del informe en páginas: 41, cuando el informe fue registrado: octubre de 1958, por quién: Miss E Zadek, y cuándo ingresó a la colección: marzo de 1959. 

La portada también incluye los contornos del camino de persecución de ES y hace referencia a palabras clave identificadas por el personal de la biblioteca con fines de referencia cruzada. Estos reflejan intereses institucionales e incluyen nombres personales (tanto de ayudantes como de colaboradores), ubicaciones geográficas, nombres de campamentos y guetos, grupos de personas, nacionalidades y otros términos. También hay una sección de “referencias adicionales” que indica al investigador secciones dentro del informe de potencial interés particular (aquí “No judíos ayudando a judíos”, “Dr. Mengele”, los nombres de pila de Blockaelteste y su hermana, y un italiano colaborador y ayudante llamado “Silvano Guerrini.” Firma y fecha de Helen Hirsch, página 5 Solicitud de asistencia IRO, AS, 1949. Archivos CM/1 originarios de Italia, 3.2.1.2. Archivo digital del Servicio Internacional de Seguimiento, Biblioteca Wiener, 80491723. AS era la hija menor de ES. 

En sus 41 páginas, el relato detalla los movimientos de la familia, que incluía a ES y su marido, que se había quedado ciego, sus dos hijas, MS y AS, y los padres de ES, desde su casa en el disputado ciudad de Fiume (Rijeka en croata). A pesar de vivir bajo el régimen fascista en Fiume, ES enfatizó en su informe que ella y su familia no experimentaron antisemitismo en Italia hasta septiembre de 1943, cuando la Alemania nazi ocupó la zona. Con esta dura realidad, la familia partió hacia Venecia, luego a Florencia y luego a Prato, tratando de escapar de las redadas. La familia se separó y ES, sus padres y su marido se trasladaron a Sesto Fiorentino, donde encontraron un respiro temporal al esconderse, hasta que la madre superiora de una parroquia católica local los denunció. 

Sus hijas y su madre se quedaron en la zona de Florencia. ES, su marido y su padre fueron arrestados y enviados a Fossoli, luego trasladados a Auschwitz-Birkenau. Aquí fue separada de su marido y de su padre y los vio por última vez. ES fue seleccionado para realizar trabajos forzados en el llamado comando Kanada, clasificando ropa, bienes, alimentos y otras pertenencias que los deportados traían al campo. Con el tiempo, ES fue trasladada a Zschopau, cerca de Chemnitz, donde la obligaron a trabajar para la Deutsche Kraftwerk Union, después de lo cual la enviaron en un transporte de evacuación en tren, “los ocho días más horribles de [su] deportación”, al Gueto de Theresienstadt. Después de cinco o seis semanas en Theresienstadt, fue liberada y enviada primero a Praga para recuperarse y luego a campos para desplazados en Kaisersteinbrueck, cerca de Viena y Marburg. Regresó a Fiume, donde supo que ...

Sus dos hijas y su madre habían sobrevivido en Florencia y la estaban buscando. Las tres generaciones de mujeres se reunieron después de la guerra. Vea la visualización en pantalla completa del “Mapa del camino de persecución de la familia”: Neatline (un complemento de Omeka) hizo posible mapear la trayectoria de persecución de la familia. 

El relato de ES es vívido y desgarrador, particularmente de su trabajo en el comando de Canadá, con sus descripciones gráficas de las tensas negociaciones entre diferentes grupos nacionales de prisioneros, así como descripciones de las relaciones sexuales entre prisioneros, muchos de los cuales intercambiaban comida y buscaban medios para sobreviven a las condiciones del campamento complementando sus escasas dietas. 

ES también hizo una observación convincente sobre el nombre “Kanada”, cuyos orígenes no han sido completamente aclarados en la literatura sobre Auschwitz. Ella señala: “La pregunta sigue siendo por qué se llamó 'Kanada'. Creo que su nombre original era 'Kanaan' (la tierra de la leche y la miel) y luego los SS, que no estaban muy versados en la Biblia, lo rebautizaron como 'Kanada'”. Al igual que otros relatos de la Biblioteca Wiener (lo que sugiere que este enfoque era potencialmente una pregunta común a los entrevistados), describió algunos casos de ayuda, incluso de un guardia de las SS. Examinó las divisiones nacionales entre los judíos internados, incluso después de su traslado a Zschopau. Su informe termina con una conmovedora reflexión sobre su propia agenda personal al explicar el motivo de su supervivencia, que es una inclusión algo poco común en la colección de testimonios de la Biblioteca. En una sección final separada titulada “Por qué sobreviví – Cómo lo veo” ha concluido que su deseo de seguir viva, su persistente sentimiento de responsabilidad hacia sus hijas y su madre (esta última supone que esperaba el regreso de su hija sana, pero no de su anciano marido o de su yerno ciego), y su experiencia práctica y su intento de permanecer lo más limpia físicamente posible durante su deportación contribuyeron a su supervivencia. Observó desafiante que una vez que se introdujeron las leyes raciales en Italia, una mujer no judía había proclamado que “Todos los judíos tendrán que morir”, a lo que ella respondió: “¡Que me condenen si lo hago!”. Agencia de sobrevivientes y prioridades institucionales Firma y fecha de Helen Hirsch, página 5 Extracto de la portada de “Kanada”, P.III.h (Auschwitz), no. 997 con anotaciones manuscritas. Colecciones WL. Quizás tan convincente como el contenido histórico del informe en sí, la creación del informe y su adquisición para la Biblioteca atestiguan aún más la percepción que ES tenía de su propia agenda mientras intentaba mantener cierto control sobre la vida futura de la narrativa que ella misma tenía. había compilado con Li Zadek (aunque, nuevamente, no hay documentación sobre el diálogo entre los dos – sólo algunos esbozos, como se sugiere a continuación). Como lo demuestra la correspondencia con el personal de la biblioteca, la concepción que ES tenía de su propio papel en la creación del relato y el control de su contenido no siempre iba de la mano con las prioridades institucionales, que se centraban principalmente en reunir material para avanzar en la investigación. Las anotaciones manuscritas en la copia del informe de 1958, así como la correspondencia con ES almacenada en el archivo institucional de la Biblioteca Wiener, revelan las múltiples capas de mediación involucradas en la producción de este informe, un proceso que probablemente más investigaciones revelarán que es aplicable a otros. Las anotaciones en el informe de octubre de 1958 incluyen correcciones de algunos errores gramaticales en alemán, adiciones aclaratorias adicionales, incluida, por ejemplo, la anotación del número de recluso asignado a ES en Auschwitz, así como una nota manuscrita en la portada indicando que el informe debe mantenerse “estrictamente confidencial: en su lugar, consulte la copia revisada”. Es de suponer que es a esta versión del informe a la que se refirió ES al responder a la carta de Eva Reichmann del 10 de diciembre de 1958 antes mencionada con una carta propia unos años más tarde. ES comienza su carta del 5 de febrero de 1962 con una observación mordaz de que cree que Reichmann “se sorprenderá” al leer esta carta, tal vez porque habían pasado varios años desde que ella presentó el informe, pero probablemente también por la naturaleza de su solicitud. Después de haber tenido múltiples conversaciones con conocidos que le habían preguntado sobre sus experiencias durante el Holocausto, se propuso reelaborar y revisar el relato que había enviado a la Biblioteca porque notó varios “defectos” en la versión que le habían enviado, a pesar de haber trabajado con Li Zadek para corregirlos y revisarlos. Ella estaba disgustada por la falta de atención por parte de su interlocutor, pero recomendó a Reichmann ser discreto en sus conversaciones con Zadek sobre estas deficiencias, ya que Zadek la había ayudado con otros asuntos personales en ese momento. ES enfatizó la necesidad de una revisión porque “cuando le conté mi historia a la señorita Zadek, lo único que salió de mi boca fue lo que había pasado y lo que había estado sufriendo, lo que había estado sufriendo durante años en silencio. 

6 ES solicitó además la devolución del informe original, incluidas las copias que se habían enviado a Yad Vashem (en ese momento, la Biblioteca trabajaba en cooperación con Yad Vashem, que canalizó los fondos de la Conferencia de Reclamaciones a la Biblioteca para la producción e indexación de los informes a cambio de copias de los informes para la colección de Yad Vashem). Después de que la biblioteca le devolviera su cuenta original, explicó ES, ella a su vez volvería a enviar la versión revisada. Sin embargo, cuando la carta de E llegó a la Biblioteca, Eva Reichmann ya no ocupaba el puesto de Directora de Investigación. Una carta de fecha 6 de marzo de 1962 de C.C. Aronsfeld, entonces directora interina de la biblioteca, confirma el retraso en la recepción de su carta e indica que el proceso de retractación no fue tan sencillo como ES esperaba. Aronsfeld notó que había una copia en la Biblioteca y dos en Yad Vashem, a quienes tendría que escribir directamente para solicitar esas copias. Aronsfeld aseguró a ES que su informe sería excluido de cualquier publicación e intentó convencerla de que el informe original debería mantenerse en el archivo para fines internos, ya que contenía información que estaba excluida de la segunda versión que había presentado. (Presumiblemente, ES ya había enviado la versión editada a la Biblioteca en ese momento). Aronsfeld también señaló que la versión revisada no contiene su firma, lo cual fue problemático para la Biblioteca. ES respondió inmediatamente desde Berna el 12 de marzo de 1962, señalando su “sorpresa” y su “decepción” con la posición de la Biblioteca, aunque admitió que se olvidó de firmar la versión revisada. ES

Admitió que, además de permitir que se mantuvieran algunos aspectos personales del testimonio que ella había deseado que no se incluyeran en el expediente, también añadió información importante que, en su opinión, la señorita Zadek había omitido en la presentación original. Solicitó que le devolvieran una copia de la segunda versión para poder volver a enviarla con su firma. La correspondencia final registrada entre ES y el personal de la Biblioteca es una respuesta algo concisa de Aronsfeld el 19 de marzo de 1962, indicando que había adjuntado el manuscrito original así como la segunda versión, que ES debería firmar y devolver a la Biblioteca. El registro de correspondencia se cierra en este punto. Mayor mediación y ética del acceso Como se señaló anteriormente, la colección de los primeros relatos de testigos oculares recopilados por Reichmann y su equipo de la Biblioteca Wiener, incluido el informe de ES, ha formado un cuerpo de material que sirve como base para un nuevo recurso digital para investigadores. , 

Testificando la verdad, actualmente sólo accesible parcialmente desde las instalaciones de la Biblioteca en Londres. La creación de este recurso encaja con los esfuerzos recientes de la Biblioteca para revisar sus procesos digitales y su prioridad de hacer que más colecciones sean accesibles a investigadores fuera de Londres. Por ello, muchos de los informes han sido traducidos al inglés, digitalizados, catalogados en su totalidad y preservados digitalmente. La Biblioteca tiene la intención de publicar la colección en línea para que sea accesible a los investigadores, aunque actualmente se están investigando y considerando cuidadosamente una serie de cuestiones relacionadas con la privacidad y la propiedad intelectual antes de continuar. En el proceso de desarrollo de la nueva versión digital, la Biblioteca ha llevado a cabo un esfuerzo de colaboración colectiva para identificar a aquellos que fueron entrevistados o a sus descendientes, y se han realizado y continúan otras investigaciones para garantizar el cumplimiento de las normas de protección de datos y derechos de autor, así como de consideraciones éticas. Estos esfuerzos se están documentando plenamente y, cuando sea posible, en el futuro podrán formar parte del registro documental de la creación de este “nuevo” archivo.

7 Como han sugerido Shenker y otros autores, este tipo de información es vital para comprender las formas en que las “voces institucionales” ayudan a crear colecciones de testimonios y, por lo tanto, informan nuestra interpretación de estos testimonios. Shenker ha señalado que, en lugar de relegar “los momentos que capturan un sentido del trabajo dialógico y mutuo involucrado en el testimonio” a la periferia del proceso de archivo, esta mediación debe reconocerse a través del desarrollo de una “alfabetización testimonial”.

8 Volver a los desafíos de leer el informe de ES en particular: la biblioteca parece conservar una copia original de la versión editada por ES, en la que agregó información a mano que, enfatizó, Li Zadek había omitido. Sin embargo, no está firmado, por lo que es posible que la versión firmada nunca haya sido devuelta (o conservada). Como se señaló anteriormente, ES indicó que su informe era “estrictamente confidencial” y que en su lugar debería usarse la versión revisada, pero esta es la única copia que se encuentra en la colección de la Biblioteca, incluidas las partes que han sido tachadas, explicadas o subrayadas. presumiblemente por su propia mano. Esta versión ha sido digitalizada y traducida, pero como se ha marcado como confidencial, como ocurre con una docena de otras cuentas, el acceso al informe está restringido. En consecuencia, he anonimizado mis propias referencias al informe, con la esperanza de defender el deseo de privacidad del autor, pero también reconozco el “trabajo compartido” (en palabras de Bolkosky y Greenspan

9 que probablemente produjo el importante contenido histórico del informe y que se visualiza en parte en el mapa de arriba, aquello a lo que sin duda Reichmann se refirió en sus comentarios sobre el “significado histórico más allá de lo personal”. Curiosamente, la correspondencia con ES sobre la “vida futura” de su narrativa de hecho devuelve la discusión a lo “personal”: los elementos que quería eliminar, en su opinión, reflejaban opiniones personales problemáticas que tenía en el momento de ser entrevistada. “Ha ayudado a garantizar que sus experiencias se guarden ahora en un archivo y se conserven para la posteridad. De este modo han recibido un significado histórico más allá de lo personal”. Dra. Eva Reichmann a “ES”, 1958 Finalmente, el caso de ES es un ejemplo ilustrativo que respalda cómo se pueden leer e interpretar los testimonios teniendo en cuenta las prioridades institucionales en el momento en que fueron recopilados, así como cuando se digitalizan y difunden. , como ha demostrado hábilmente Shenker. El hecho de que se haya elaborado una portada que incluye indexación, referencias de palabras clave y una secuencia numérica para el informe de ES sugiere que el objetivo de la Biblioteca de recopilar recuerdos de los sobrevivientes “para la posteridad” puede haber pesado más que las intenciones de ES al proporcionar el informe; después de todo, fue adquirido. e indexados dentro de la colección. El hecho de que Aronsfeld haya enfatizado la necesidad de conservar información que la propia ES deseaba que se omitiera indica aún más las prioridades de la época. Del mismo modo, las prioridades actuales de la Biblioteca continúan dando forma a su decisión de digitalizar, mediar más y hacer accesibles informes como el de ES para un mayor acceso a la investigación, mientras intenta equilibrar esto con las solicitudes de confidencialidad y privacidad de los individuos.

10 La exploración de este relato como un caso El estudio para obtener una mayor comprensión de la historia de esta colección plantea preguntas adicionales: ¿Cómo hacemos que la información personal de los testimonios y relatos de testigos oculares esté disponible para la investigación, la educación y la conmemoración respetando al mismo tiempo los deseos e intenciones de los sobrevivientes (o más generalmente, los donantes de material personal)? a archivos)? ¿Cómo pueden los archivos hacer que sus propias “voces institucionales”, sus prioridades y su papel en la creación de colecciones sean más accesibles y centrales en el registro archivístico para los investigadores a medida que interpretan diferentes colecciones de testimonios? ¿Y qué pasa con la posibilidad de una lectura atenta y una “lectura a contracorriente” (en palabras de Jeffrey Shandler)? 

11 de un testimonio cuando están “fuera de contexto” o quedan huérfanos de la colección original a la que fueron adquiridos o si se desprenden de colecciones afines (en este caso, el archivo institucional de la Biblioteca)? Nuestro agradecimiento a Wolfgang Schellenbacher por su ayuda con la visualización de datos, a Ben Barkow por la revisión del borrador y a Leah Sidebotham y Toby Simpson. Notas La autora del informe del testigo ocular en este estudio de caso ha sido anonimizada de acuerdo con sus deseos de confidencialidad, lo cual es en parte un tema de discusión en esta publicación de blog. 

↩ Biblioteca de Viena, Archivo de la Biblioteca de Viena, Correspondencia con ES, 3000/9/1/1370. 

↩ Royal Holloway, candidata al doctorado de la Universidad de Londres, Madeline White, se enfrenta a la definición de testimonio y su aplicación a los relatos de los testigos presenciales de la Biblioteca Wiener en su tesis, que se presentó como “Contextualización de la metodología de la historia oral: un estudio de caso de las colecciones de testimonios del Holocausto de la Biblioteca Wiener”. ”, Research Workshop: Holocaust Testimony, Royal Holloway, Universidad de Londres y Wiener Library, 7 de diciembre de 2018. Para una discusión más detallada sobre los límites del término “testimonio” al describir diálogos entre “entrevistador” y “entrevistado”, ver Henry Greenspan y Sidney Bolkosky, “¿Cuándo una entrevista es una entrevista? Notas de Listening to Holocaust Survivors”, Poetics Today 27, no. 2 (verano de 2006): 431-449. 

↩ Noah Shenker, Reformulación del testimonio del Holocausto (Bloomington: Indiana University Press, 2015), 1-2. 
 
↩ Biblioteca Wiener, P.III.h (Auschwitz) No. 997. 

↩ Biblioteca Wiener, Archivo de la Biblioteca Wiener, Correspondencia con ES, 3000/9/1/1370.  

↩ Nuestro agradecimiento a Toby Simpson, ex director de Digital (ahora director de desarrollo) de la biblioteca, y a Leah Sidebotham, directora de activos digitales de la biblioteca, por su útil discusión sobre estos temas. 

↩ Shenker, 151. 

↩ Greenspan y Bolkosky, 439. 

↩ Sara S. Hodson, “Archivos en la Web: Desbloqueo de colecciones mientras se protege la privacidad”, Primer lunes 11, no. 8 (agosto de 2006). https://journals.uic.edu/ojs/index.php/fm/article/view/1389/1307 (consultado el 13 de abril de 2019). Agradecemos a Leah Sidebotham por esta referencia. 

↩ Jeffrey Shandler, “Sobrevivientes del Holocausto en la lista de Schindler; o leer un archivo digital a contrapelo”, American Literature 85, no 4 (2013). Véase también Shandler, Holocaust Memory in the Digital Age (Stanford: Stanford University Press, 2017).