_- De Ucrania a la crisis del coste de la vida, pasando por la pandemia, los retos sociales del momento exigen una respuesta solidaria.
El 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, suele ser un día de celebración en todo el mundo. Pero en 2022 tiene lugar bajo una sombra: la sombra de la guerra en Europa, la crisis del coste de la vida para los trabajadores y los continuos perjuicios a la salud y al empleo tras la pandemia. Puede dar la impresión de que hay poco que celebrar.
Sin embargo, la solidaridad que se encuentra en la base del sindicalismo – tema principal del Primero de Mayo– nunca ha quedado mejor demostrada que en la respuesta de los sindicatos europeos a la brutal guerra de Ucrania. Esa solidaridad y dedicación ya se pusieron de manifiesto a lo largo de la pandemia. Los trabajadores han sufrido una crisis tras otra, con pérdida de puestos de trabajo, recortes en el valor de los salarios y disminución del nivel de vida.
La Unión Europea y los gobiernos nacionales deben mostrarse hoy aún más proactivos en la defensa del futuro de la Europa social. Se necesita una enorme inversión para asegurar una recuperación sostenible e inclusiva, para garantizar los ingresos de los trabajadores, lograr una transición justa en el abandono del petróleo, el gas y el carbón rusos, y mantener las normas sociales y medioambientales frente a desafíos sin precedentes.
La Confederación Europea de Sindicatos ha pedido que se tomen medidas de emergencia para reducir los precios de la energía y proteger a hogares, empleos y empresas del impacto de las sanciones. No se debe volver a la desastrosa política de austeridad.
Movilización masiva
La guerra ha desencadenado una movilización sindical masiva, con manifestaciones a favor de la paz, acciones de huelga y boicots espontáneos a productos y envíos rusos. Los sindicatos han iniciado negociaciones con los empresarios y las autoridades para mitigar el impacto de las sanciones en los trabajadores de toda Europa y para integrar a los refugiados ucranianos en los mercados laborales nacionales. La ayuda humanitaria a gran escala ha llegado a los desplazados de Ucrania y a los millones de refugiados que huyen de la invasión de Putin.
Los sindicatos ucranianos han abierto sus locales para acoger a miles de personas, con el apoyo de los trabajadores ferroviarios rumanos del ferrocarril, que han ayudado a transportar colchones y ropa de cama al país. En Polonia, los sindicatos han creado centros de acogida y asesoramiento y han ofrecido alojamiento a cientos de refugiados.
Los sindicatos húngaros y moldavos han creado fondos de ayuda, y también en Moldavia y Eslovaquia los sindicatos están proporcionando camas gratuitas en sus propios hoteles y sanatorios. En Lituania, los sindicatos de profesores transmiten en directo lecciones de historia a los estudiantes ucranianos, mientras que los periodistas griegos han enviado equipos a sus colegas ucranianos que luchan por contrarrestar las mentiras rusas y relatar la verdadera historia de la guerra.
Estos son sólo algunos ejemplos de la abrumadora respuesta sindical y de su oposición al conflicto. A escala europea, estamos muy orgullosos de esta muestra de solidaridad. La CES se ha manifestado con fuerza y claridad para pedir el fin de la guerra y contribuir al esfuerzo de ayuda humanitaria.
Derechos vulnerados
Los ojos del mundo están puestos en Ucrania, pero el 1 de mayo no nos olvidamos de los habitantes de otros países donde se vulneran los derechos de los trabajadores. En Bielorrusia, al menos 14 dirigentes y funcionarios sindicales fueron detenidos recientemente. En Colombia, los sindicalistas ponen su vida en peligro y en Brasil la mala gestión de la pandemia por parte del presidente, Jair Bolsonaro, ha dejado un gran número de muertos. En Turquía, la inflación desenfrenada está causando dificultades crecientes y las actividades sindicales están siendo atacadas.
La UE tiene la responsabilidad de defender los derechos humanos y de los trabajadores en todo el mundo. Por ello, la CES está luchando por una sólida ley de la UE sobre diligencia debida en materia de derechos humanos, para garantizar que las empresas que operan en Europa respeten los derechos de los trabajadores y los sindicatos en todos los países. Se necesita algo más de l que contiene la propuesta de la Comisión Europea, publicada en febrero, para que los trabajadores y los sindicatos participen en la elaboración y el seguimiento de planes empresariales sostenibles sólidos, para que las empresas rindan cuentas y cambien su comportamiento. La semana pasada se cumplió el noveno aniversario de la catástrofe del Rana Plaza en Bangladesh, en la que murieron más de mil trabajadores. No se deben seguir sacrificando vidas en aras de los beneficios.
Los precios se disparan
En Europa, los trabajadores han hecho enormes sacrificios para frenar la propagación del Covid-19. Pero ahora, incluso los que arriesgaron sus vidas en la batalla están viendo cómo se hunde su nivel de vida, debido a la guerra, la pandemia y la crisis logística mundial. Los precios se disparan, pero los salarios no están a la altura.
La CES exige una Europa más justa, con negociación colectiva para todos y salarios mínimos adecuados. Los datos demuestran que la negociación colectiva por parte de los sindicatos está vinculada a unos salarios más altos. La propuesta de directiva sobre salarios mínimos justos no sólo debe poner fin a la creciente desigualdad salarial en la mayoría de los países de la UE, sino también exigir a los Estados miembros que promuevan y apoyen niveles elevados de negociación colectiva, en consonancia con la postura del Parlamento Europeo.
La crisis energética ha puesto de manifiesto la necesidad de una actuación más rápida para eliminar los combustibles fósiles y pasar a fuentes renovables. Los datos más recientes y alarmantes subrayan que la creciente amenaza del cambio climático sólo puede abordarse mediante la solidaridad mundial. Los sindicatos exigen una transición socialmente justa hacia una economía verde y respetuosa con el clima, haciendo hincapié en el apoyo a aquellos cuyas comunidades y medios de vida son más vulnerables.
Igualdad de derechos
Como sindicalistas, luchamos por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Sin embargo, 65 años después de que el Tratado de Roma consagrara el principio de igualdad salarial, la brecha salarial entre hombres y mujeres sigue estancada en torno al 14%. La tan demorada directiva sobre transparencia salarial transparencia salarial puede ser un paso importante hacia la nivelación, pero debe aplicarse a todas las empresas y dar a los representantes sindicales las herramientas para actuar y acabar con la injusticia.
Los sindicatos a nivel europeo y nacional también luchan por mejorar los salarios y las condiciones del creciente número de personas que trabajan en empresas de plataforma. A menudo colaborando a través de las fronteras, han desafiado las afirmaciones de las empresas de que los trabajadores que gestionan son autónomos. Como resultado, muchos trabajadores de plataformas han logrado nuevos derechos a la seguridad y a unos salarios y condiciones laborales decentes, y la comisión ha presentado una legislación que debería confirmar que las empresas de plataformas son empleadores.
El 1 de mayo de 2022 podría ser un día de reflexión tanto como de celebración. Pero una cosa es segura: la necesidad de solidaridad sindical y de los trabajadores nunca ha sido mayor.
Luca Visentini es secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos (CES).
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