miércoles, 3 de septiembre de 2025
Sopa bullabesa
domingo, 31 de agosto de 2025
Recetas que puedes hacer con una lata de bonito o atún. En bocadillos, ensaladas, patés, o como remate de cremas y otros platos, con estos pescados en conserva puedes apañar una comida o una cena
Sabéis que en la redacción de El Comidista somos grandes admiradores de las conservas en general y de las conservas de pescado en particular. Especialmente en este punto del verano, cuando vas muy justito de energía porque de las vacaciones ya ni te acuerdas y además te da galbana encender un fogón, una buena conserva de pescado te apaña muchas comidas/cenas si la sabes acompañar o reelaborar con salero. En nuestro país tenemos una conserva que de tan ubicua y habitual ya no nos llama la atención: las latas de bonito/atún son un tesoro al que vamos a aprender a sacar todo el partido en este artículo.
Atún/bonito y bonito/atún, ¿en qué se diferencian?
Como cuentan los conserveros, tanto el bonito del norte (Thunnus alalunga) como el atún claro (Thunnus albacares y Thunnus obesus) que encontramos habitualmente en conserva en los lineales de los supermercados pertenecen a la familia de los túnidos, sin embargo, existen diferencias significativas entre ambos. El bonito del norte es el más apreciado gracias a su excelente sabor, finura y color claro (y tradición, porque es local). El atún claro tiene un color más rojizo y su textura no es tan fina, pero también tiene un sabor muy rico. Ambas especies se diferencian asimismo en el tamaño, siendo el bonito del norte más pequeño, en torno a los 15 kilos como máximo, mientras que el atún claro es más grandote, llegando a un máximo de 50 kilogramos.
Los sabios nos cuentan que el bonito del norte pasa el invierno en el Atlántico, cerca de las islas Azores y Canarias, pero se acerca al mar Cantábrico de junio a septiembre, donde se captura en lo que se conoce como la costera del bonito. Se pesca habitualmente con caña, con un método muy selectivo que evita que se capturen otras especies. Por el contrario, las especies que se envasan con el nombre de atún claro (Thunnus albacares y Thunnus obesus) habitan en aguas tropicales de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico. Se capturan habitualmente con redes de cerco, localizando el banco de peces y cercándolo con una red flotante de gran tamaño. Estos métodos evitan daños al fondo marino.
Las conservas de atún y bonito que encontramos en los comercios se centran habitualmente en dos piezas del animal: los lomos y la ventresca. El lomo es una pieza magra y carnosa, sin demasiada grasa: es la conserva clásica de bonito y atún que todos sin duda conocemos e identificamos con este animal. La ventresca corresponde al vientre del pez y es un corte muy apreciado por su grasa, sabor y jugosidad; resulta una conserva más cara que la de los lomos porque además es más escasa.

Método de conserva: al natural, en aceite y en escabeche
El atún o bonito que compramos en conserva ya viene cocinado y se conserva mediante tres métodos, en general:
- En la denominada conserva al natural el pescado va acompañado únicamente de agua y sal, y/o los jugos soltados en la cocción. Es el método que conserva más puro el sabor del pescado, como es lógico.
- El atún/bonito en conserva de aceite se ha cocinado en el aceite, que puede ser de oliva o girasol. Aunque en general se valora más la conserva en aceite de oliva por sus cualidades organolépticas y nutricionales, no perdamos de vista que el aceite de girasol, al ser más insípido, también deja que luzca más el sabor del pescado.
- La conserva en escabeche implica que el pescado se ha cocinado en un líquido de escabeche, una mezcla de vinagre, aceite y sal; hay que tener en cuenta que este es el método que más modifica el sabor del pescado.

Ideas para usar tu lata de bonito/atún claro
El bonito o atún en lata lleva tantos años formando parte de los menús caseros que difícilmente habrá alguien que no lo haya comido de alguna manera en su casa, aunque solo sea como parte de la famosísima pasta con atún, de la que ya hablamos en este artículo.
Es imprescindible en muchas ensaladas clásicas del verano, tanto en aceite como en escabeche o al natural, desde una ensalada mixta de toda la vida con su tomate, su lechuga y su huevo duro, a la ensaladilla rusa. Un clásico que, si no quieres pasar tiempo en la cocina, puedes preparar con patata envasada –aunque cocer unas patatas no es tan trabajoso, alma de cántaro– y mayonesa de bote, que las hay buenas; a poco que te lo curres te quedará estupenda. No te olvides de la clásica ensalada niçoise o de la popular ensalada de arroz.
En nuestro artículo sobre platos fáciles para hacer con un bote de pimientos en conserva te damos una idea de ensalada de pimientos rojos con caballa que es perfectamente aplicable a cualquier conserva de bonito o atún. Como idea rápida que se elabora con conservas, no solo de pescado –con la agilidad que ello supone–, y que corresponde a la foto del artículo, confita en una sartén con dos cucharadas de aceite de oliva un frasco de pimientos del piquillo en tiras, escurridos de su líquido, a fuego muy suave por lo menos cinco minutos, meneando la sartén de vez en cuando para que formen su pilpil; puedes sofreír previamente unos ajitos laminados, si te gusta. Pásalos a un plato o fuente, y dales tiempo a que se enfríen. Cubre con trozos de lomos de bonito o de ventresca en aceite, acompaña con aceitunas negras y ya tienes un platazo delicioso que se hace en un momento y para el que necesitas una energía mínima. Ah, y se puede mojar pan en el juguillo que queda después de devorarlo, mezcla del pilpil de los piquillos y de las esencias del bonito o atún.

En algunas sopas frías del sur también puede hacer el atún o bonito su aparición estelar, como es el caso de la porra antequerana o del zoque malagueño. También puedes convertir un gazpacho vulgaris en uno sopeao, que triunfa como plato de cuchara fácil, completo y fresquito (si no ves claro lo del melón, no se lo pongas, que no sea eso lo que te frena de probar esta delicia). Una placentera forma de añadir proteína a tu ración de verduras veraniegas.
¿Sabes cuál es una de mis recetas de fondo de armario cocinil cuando no tengo ganas de ná? Una tortilla de bonito en aceite: para dos personas, bate tres o cuatro huevos, sala a tu gusto y añádeles una lata de bonito o atún en aceite, escurrido de su líquido de conserva. Cuaja la tortilla en una sartén amplia, que quede algo jugosa, dale un buen golpe de pimienta recién molida y tendrás un bocado delicioso en poco tiempo y con un esfuerzo escasísimo. Que puedes incluso hacer lo que se llama tortilla vaga, cuajándola solamente por una cara, sin darle vuelta. Acompaña con una ensaladita o una sopa fría, y un pan de categoría, y tendrás un plato bastante completo en tiempo récord para esas cenas calurosas del verano.
¿Te parece bien lo del huevo pero no te gusta el atún caliente? Tira de huevos rellenos, partiendo de la base atún-yema-mayonesa puedes llevarlos hasta donde te apetezca. Un poco de salsa picante o cayena, pepinillos o piparras, anchoas picadas, pimiento, pepino o cebolleta, aceitunas troceadas o en olivada: las posibilidades son casi infinitas y todas deliciosas.
¿Que eres más de guarrindongadas para untar? Hazte un paté de bonito para gastar a lo largo de varios días, desmigando menudamente el contenido escurrido de una lata de bonito/atún claro en aceite, con un par de yemas de huevo duro y mantequilla ablandada a tu gusto. Sazona con algo de sal, pimienta y perejil picadito, y listo. Para mojar pan; nunca mejor dicho, o convertirlo rápidamente en una salsa para pasta o arroz.

En lo que atañe a tostas o bocadillos, las posibilidades son infinitas, desde encerrar el bonito acompañado por unas hojas de lechuga, un buen tomate de temporada, huevo duro y un pringue de mayonesa para un bocadillo “vegetal” –sí, ya sabemos a lo que se suele llamar vegetal en la hostelería de este país–, hasta una buena escalivada casera o precocinada (las hay dignas en los comercios) coronada por el pescadito en cuestión entre dos panes, pasando por la combinación de atún, piparras y aceitunas con una pizca de mayonesa en el pan, como si de una gilda emparedada se tratara. Deja volar tu imaginación: ya tienes todos los mimbres para celebrar la versatilidad de esa bestia de los mares que es el bonito o atún.
viernes, 29 de agosto de 2025
Restaurantes. La taberna gaditana de Romero: “No vendo un pescado de 10 euros a 30, lo vendo a 15. Gano menos, pero fidelizo al cliente”
A la puerta llega la ligera brisa marina y salina del Atlántico. Más allá de la muralla histórica de Cádiz, en segunda línea del paseo marítimo, frente a la inmensa playa de la Victoria y junto al Hospital Puerta del Mar, se esconde una pequeña taberna de barrio. No hay carteles luminosos ni pretensiones; aquí se viene a comer bien y sin florituras. Se llama La Taberna de Romero y, desde que abrió en 2018, es territorio de parroquianos fieles.
Rafael Romero, su fundador, conoce la hostelería como quien conoce las mareas: ha navegado en aguas tranquilas y ha sobrevivido a tormentas. Su padre regentó en los años ochenta una taberna con su apellido en pleno centro gaditano. Él mismo levantó restaurantes, llenó mesas, vivió la gloria del oficio… y también sus naufragios. La crisis de 2008 lo arrasó todo. Por entonces servía 350 menús diarios en un local de la Zona Franca, con 25 empleados. “Empezaron a caer las empresas y se lo llevó todo por delante. Me quedé sin nada. La casa se la llevó el banco. No quiero recordarlo, pero aquello fue tremendo”, cuenta con la mirada hundida un instante.

Rafael Romero, tras la barra de La Taberna de Romero, con capacidad para 35 comensales. Fernando Ruso
Aquí Romero ejerce de anfitrión, corta jamón ibérico a destajo y atiende la sala. En este viaje, le acompaña su yerno, Raúl Morales, en cocina, que sostiene una carta de corte tradicional. El calamar relleno de sus bigotes, jamón y huevo duro (22 euros) es casi una insignia. El San Jacobo de presa de bellota (22 euros) compite en popularidad, aunque esa misma pieza se sirve también a la plancha (22 euros), al vino Tío Pepe (23 euros) o en albóndigas con salsa (15 euros).
Cada mañana, el producto fresco cruza la puerta: doradas, urtas y pescados de caña de la Bahía; acedías, salmonetes y boquerones de la lonja de Conil; langostinos de Sanlúcar; gambas y coquinas de Huelva. Entre los entrantes, el tomate —a temperatura ambiente, como debe ser— llega aliñado con atún (10 euros); las almejas se preparan a la marinera o con vino fino de Jerez (23 euros); las alcachofas de tallo se cubren con lascas de jamón ibérico cortadas al momento (18 euros); y los huevos fritos con patatas caseras (de las de verdad) y jamón (13 euros) saben a casa. No faltan las tortillitas de camarones (2,50 euros, la unidad), el choco de trasmallo frito o a la plancha (17 euros) ni las puntillitas de Sanlúcar (19 euros). Las frituras se hacen con aceite de girasol que se cambia cada día, y todo lo que sale de cocina se prepara al instante, salvo los guisos, que reposan para que sus sabores se asienten
Por encargo elaboran arroces: de marisco (17 euros por persona), con cocochas y gambas (22 euros), negro (17 euros) o con carabineros (26 euros). La carta de vinos es breve, de corte clásico y con precios comedidos. “No puedo vender una botella que me cuesta 18 euros a 42. La pongo a 29. Como tampoco vendo un pescado de 10 euros a 30; lo vendo a 15. Gano menos, pero fidelizo al cliente. La calidad está por encima de todo”, afirma Romero. Su filosofía es sencilla: “Solo queremos hacerlo bien y llevar un sueldo a casa”.
A sus 67 años, no contempla la jubilación: “Aquí atiendo mi ego personal, me realizo. ¿Qué voy a hacer si me retiro, pasear por la playa?”. Afuera, sigue llegando la brisa. Adentro, se escucha el rumor de conversaciones cotidianas.

Bar La Taberna de Romero
Dirección: Uruguay, 1, Cádiz
Teléfono: 663 51 76 46
Horario: lunes, cerrado; de domingo a jueves, de 13 a 17 horas; viernes y sábados, de 13 a 17 horas, y de 20:30 a 23 horas. Web: no tiene
sábado, 23 de agosto de 2025
_- Salsa de tomate, la receta más famosa creada por Marcella Hazan
domingo, 6 de julio de 2025
Calabacín crujiente sin freír: el rebozado definitivo para horno o freidora de aire. Si crees que la fritura es imprescindible para cocinar empanados deliciosos, te equivocas: esta fórmula con clara de huevo y parmesano cruje sin necesidad de pasar por la sartén
Esta última solución es una delicia, pero presenta un pequeño inconveniente: el circo que montas en la cocina, consustancial a cualquier fritura. ¿Hay alguna manera de obtener ese mismo contraste en el horno o la freidora de aire? El empanado que proponemos hoy, cortesía de la web Serious Eats, es un rotundo sí a esa pregunta, y su fórmula mágica, que incluye clara de huevo y parmesano, vale igual para freír que para hornear. Con los calabacines, liberados de la parte que suelta más agua (las semillas), funciona como un tiro. Tienes todo el procedimiento en el vídeo de arriba.
Ingredientes
Para 4 personas
3 calabacines medianos
100 g de pan rallado grueso
100 g de parmesano rallado
3 o 4 claras de huevo
2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Harina
Sal
Salsa para untar
250 g de yogur griego o queso batido
Hierbas frescas picadas al gusto (albahaca, menta, cilantro, perejil)
½ limón
2 cucharadas de aceite de oliva
Sal
Instrucciones
1. Si se va a usar el horno, calentarlo a 230 grados con ventilador.
2. Cortar la punta y el trocito de tallo de los calabacines. Cortarlo a lo largo en cuartos.
3. Quitar la parte de las semillas con un cuchillo (ver vídeo), y reservarla para otras preparaciones.
Consejo
La parte de las semillas se puede usar para una crema, o saltearla y tomarla con pasta o en tortilla.
4. Cortar cada cuarto a lo largo por la mitad, y después cortar todos los bastones por la mitad (ver vídeo).
5. Repartir los bastones de calabacín sobre una bandeja o unos platos cubiertos con papel de cocina, procurando que quede una sola capa. Salar.
6. Mientras los calabacines sudan por efecto de la sal, poner harina en un plato hondo, las claras de huevo en otro, y el pan rallado y el parmesano en otro.
7. Poner una pizca de sal y el aceite en el pan rallado y el parmesano, y mezclar bien.
El mezclado se hace mejor con las manos.
8. Batir ligeramente las claras hasta que estén un poco espumosas.
9. Preparar dos bandejas de horno cubiertas con papel de ídem.
10. Secar bien los bastones de calabacín presionándolos por encima con papel de cocina. Pasarlos primero por harina, luego por clara de huevo y por último, por la mezcla de pan rallado y parmesano, e ir dejándolos un poco separados en las bandejas (ver vídeo).
11. Si se usa horno, asarlos 12 minutos, darles la vuelta y dejarlos 10 minutos más, o hasta que estén bien dorados. En la freidora de aire se cocinan a 205 grados durante 12 minutos, y se les da la vuelta y se dejan unos seis u ocho minutos más.
Si tu satisfryer llega solo hasta 200 grados, hazlo a esa temperatura y, si lo necesitan, dales un par de minutos más.
12. Si se quieren freír, hacerlo en una sartén o cazuela baja con aceite caliente a fuego medio alto.
13. Mezclar el yogur, el zumo de limón, el aceite, la sal y las hierbas picadas de la salsa y ponerla en un bol.
14. Servir los bastones de calabacín calientes con la salsa para untar.
martes, 24 de junio de 2025
_- Restaurantes. Casa Maruka, el templo del puchero en Palma (con precios comedidos)

Se conocieron en el restaurante de Martín Berasategui, en Lasarte (Gipuzkoa). Ella, María José Calabria, manchega, trabajaba en pastelería; él, Alberto Serrano, valenciano, en la partida de pescados. Siguieron sus carreras en paralelo en diferentes casas, como La Paloma, Santceloni, del inolvidable Santi Santamaría, Café de Oriente, Galopín o Goizeko Kabi, hasta que un día decidieron emprender juntos. De esto hace ya 19 años. El lugar elegido: una casa antigua con cochera y patio con pozo incluido, en Palma (Mallorca), la isla en la que él había vivido desde que era pequeño. El modelo de negocio: una casa de comidas, con mucha cuchara y guisos tradicionales —callos, alubias, fideos de caza, rabo guisado, bacalao al pilpil...—. “Lo que ya no se suele comer en las casas ni en muchos restaurantes. Es la comida que se pierde y hemos descubierto que la gente quiere comer puchero en Palma”, advierte Serrano, que ha convertido Casa Maruka en un lugar de encuentro de clientes locales y extranjeros residentes, además de uno de los restaurantes preferidos por los cocineros de renombre de la isla.
Una dirección —al lado de la Plaza de España, en una zona de sucursales bancarias y oficinas— que muchos guardan con celo y por la que no faltan quienes claman que merece una estrella Michelin. Al margen de posibles reconocimientos, la casa conserva la esencia de los inicios: con buena materia prima a precios razonables —el tique medio ronda los 50 euros—, algo que en una isla como Mallorca es algo de agradecer. Aquí nadie encontrará pescados a precios desorbitados, “esos van a otros lugares para extranjeros que los pagan bien”, advierte el cocinero, antes de entrar en cocina donde hierven los pucheros.

Entre las recetas clásicas, siempre tiene un plato de legumbres, que va cambiando según el mercado, y otro de verduras, como el carpaccio de alcachofas de Tudela, con cecina, queso Idiazabal ahumado y tomate seco (23,5 euros). Uno de los platos sobresalientes que mantiene desde los inicios es la fina coca de aceite con atún en tataki, macerado en soja con ralladura de lima, con compota de tomate y berenjena asada (20 euros).
También son demandadas las mollejas braseadas con sepia muy fina con una guarnición de zanahoria y calabacín en brunoise (en pequeños cubos), servida con una salsa pilpil (22,50 euros), o las alcachofas cocidas con estofado de perdiz, yema de huevo y pasta de trufa (8,5 euros). Obligados, aunque haga calor, son los fideos de Porreres —localidad donde se encuentra la única fábrica de pastas de Mallorca—, un guiso al que le echa conejo, perdiz, faisán y albondiguillas de pollo campero (19 euros).
En la carta, ofrece, además, canelón de jarrete y foie (19 euros), arroz en cuchara de ciervo y hongos (19,50), bacalao desalado en la casa al pilpil con verduras asadas (24,50 euros), albóndigas de solomillo de cerdo, faisán y boletus edulis (19,75 euros), chuleta de vaca a la parrilla (65 euros el kilo), que le surten desde San Sebastián, y pescados, según la temporada.

El broche dulce aquí es notable —ella se inició en pastelería—. Conviene reservar la fina y crujiente tarta de manzana que se acompaña con un helado de queso (6 euros). Otros dulces para terminar: la clásica tarta de San Marcos (5,50 euros), los canutillos de hojaldre y crema (5,50 euros) o la tartaleta de limón y frambuesa (6 euros). La carta de vinos, concisa y de folio y medio, contiene referencias mallorquinas y de otras regiones, a precios comedidos. Calabria guarda en bodega alguna joya con la que sorprende a los clientes. Sirven vinos por copas, a partir de cuatro euros.
Casa Maruka es una de esas direcciones a anotar en la agenda si se visita Mallorca.
Casa Maruka
Dirección: Reina María Cristina, 7, Palma, Mallorca
Teléfono: 971 20 02 72
Horario: lunes, 13:00–17:00; martes a sábado, 13:00–17:00, 20:00–24:00; domingo, cerrado
Precio medio: 50 euros
lunes, 26 de mayo de 2025
_- 7 panqueques salados para cualquier momento del día. Prepare esta sencilla y sabrosa mezcla de panqueques, saque algunos artículos de la nevera y estará a solo minutos del desayuno, el almuerzo o la cena.
Esta mezcla para panqueques utiliza alimentos básicos básicos y forma aproximadamente 8 panqueques:
mezcle 1 1/2 tazas / 190 gramos de harina para todo uso con 1 1/2 cucharaditas de polvo de hornear, 1 cucharadita de sal kosher y 1/2 cucharadita de bicarbonato de sodio.
En un recipiente aparte, mezcle 2 huevos grandes y 1 taza de leche. Agregue la mezcla de panqueques secos a la mezcla húmeda de una vez, luego revuelva la masa hasta que desaparezcan las grandes vetas de harina pero queden muchos grumos pequeños. (Mezclar en exceso la masa puede dar lugar a panqueques densos y masticables).
Doble suavemente en 1 1/2 a 2 tazas de mezclas, pero no vaya al agua: Demasiados y los panqueques no se cocinarán correctamente. (Aunque el montaje es rápido, puede combinar los ingredientes secos por adelantado y guardarlos en un recipiente hermético hasta que esté listo para usar).
Para cocinar, caliente una capa ligera de aceite de canola en una sartén antiadherente o plancha a fuego medio bajo, luego vierta en 1/3 tazas de masa, teniendo cuidado de no aglomerar la sartén. Cocine los panqueques hasta que estén dorados por debajo y las burbujas suban y exploten en la parte superior, de 2 a 3 minutos. Voltee suavemente los panqueques (¡evite la necesidad de presionarlos!) Y cocine hasta que los panqueques estén hinchados y la masa esté bien cocida, de 1 a 2 minutos.
En cuanto a los complementos, las sugerencias a continuación lo ayudarán a comenzar, pero las opciones son interminables y pueden determinarse en función del contenido de su refrigerador.
Tocino, huevo y guisantes: tocino cocido picado y guisantes congelados (descongelados). Cubra con huevos fritos y salsa picante.
Camarones y cebollín: camarones cocidos con cebollín picado (o cebollino) y jengibre picado (fresco o en escabeche). Servir con salsa de soja y aceite de sésamo, o kimchi picado.
Tortas de pescado con alcaparras y crema agria: atún enlatado en escamas o pescado ahumado (trucha, salmón, pescado blanco), alcaparras y eneldo o perejil picado. Cubrir con crema agria.
Jamón y Queso: Jamón picado y queso suizo rallado o Gruyère. Cubra con salsa tártara.
Espinacas y garbanzos: espinacas picadas congeladas (descongeladas y exprimidas en un paño de cocina para eliminar el exceso de agua), garbanzos y queso feta o queso de cabra desmenuzado. Rocíe con tahini mezclado con jugo de limón.
Pollo y maíz: pollo cocido picado, maíz congelado (descongelado) y queso cheddar rallado. Cubra con salsa o pesto.
Calabacín y pimientos: calabacín rallado (exprimido en un paño de cocina para eliminar el exceso de agua), pimientos rojos asados picados o tomates secados al sol y parmesano rallado. Cubra con tapenade o tzatziki.
https://www.nytimes.com/2020/05/01/dining/pancake-mix-coronavirus.html?action=click&module=Well&pgtype=Homepage§ion=Food
martes, 25 de febrero de 2025
La receta del pastel de ‘kabrarroka’ de Juan Mari Arzak en 1971 y ha dado la vuelta al mundo.
Ingredientes
Para el pastel
Medio kilo de 'kabrarroka' en crudo, sin cabeza
8 huevos
¼ litro de nata líquida
¼ litro de salsa de tomate
una zanahoria
1 puerro
perejil
sal
pimienta
Para la salsa mahonesa
Un litro de aceite de cacahuete
Dos huevos enteros
Una cucharada de vinagre de Jerez
Sal
Instrucciones
1. Elaboración del pastel
Se cuece la 'kabrarroka' con el puerro, la zanahoria y la sal. Cuando está suficientemente cocida para quitarle las espinas, se quitan estas y la piel; se desmenuza y se desmiga.
2. Aparte se montan los huevos (yemas y claras) a punto de tortilla e inmediatamente se añade la nata, la salsa de tomate y el pescado que hemos reservado
3. Se vierte en un molde de litro y medio rectangular, previamente untado con mantequilla y pan rallado
4. Se cuece a baño maría en el horno (temperatura: 225º) durante una hora y cuarto
6. Elaboración de la salsa mahonesa
Se ponen en un recipiente adecuado los huevos con el vinagre y algo de sal
7. Se bate y se va añadiendo poco a poco el aceite para que se vaya emulsionando
8. Se obtendrá una mayonesa de tono más blanco que lo normal.
miércoles, 22 de noviembre de 2023
Hacer unas buenas lentejas
Nuestra fórmula paso a paso no sólo es apta para cocinillas y para zotes en la cocina e incluye trucos para multiplicar el sabor, sino que puedes adaptarla a tus gustos / manías o a lo que tengas en la nevera. ¿Admite chorizos, morcillas y otras carnes? Sí, pero desde aquí hacemos un llamamiento a probarla sin ellos, porque jugando bien la baza del sofrito y las especias -especialmente el pimentón-, no los echarás de menos. Mira el vídeo de arriba para conocer el método, y si eres de los que necesita una receta concreta porque si no se pierde, también la tienes aquí abajo.
Tiempo: 50 minutos
Dificultad: Muy fácil
Ingredientes
Instrucciones
1. Poner las lentejas en una olla grande con 1,6 litros de agua fría (es posible que durante la cocción haya que añadir más, pero mejor empezar con esta cantidad).
Si vives en una zona con aguas duras, mejor remoja previamente las lentejas durante un par de horas.
2. Añadir media cebolla entera, el ajo, el laurel, pimienta negra y sal.
3. Calentar a fuego medio alto. Cuando hierva, bajar el fuego a suave y dejar tapado casi del todo. El tiempo de cocción puede variar entre 30 y 45 minutos: lo mejor es ir probándolas y añadiendo más agua si se quedan demasiado secas.
Puedes reducir el tiempo a unos 15-20 minutos usando olla rápida.
4. Arrancar el sofrito picando la otra media cebolla y el pimiento. Ponerlo con un buen chorro de aceite y una pizca de sal en una sartén a fuego medio bajo para que se vaya pochando. Consejo
Al sofrito le puedes poner también ajo, zanahoria, apio o puerro picados.
5. A los cinco o 10 minutos, cuando la cebolla y el pimiento se hayan ablandado, añadir el tomate.
6. Pelar la patata y cortarla en dados o trozos pequeños. Pelar la zanahoria y cortarla en rodajas finas. Añadirlas a las lentejas cuando estas lleven unos 20 minutos cocinándose. Consejo
Puedes usar otras verduras como calabaza, boniato, alcachofas, espinacas o acelgas, pero siempre teniendo en cuenta sus tiempos de cocción. También carnes o embutidos previamente blanqueados aparte en agua hirviendo para que pierdan parte de su grasa.
7. Añadir el pimentón y el comino al sofrito y remover un minuto. Si se quiere, incorporar el vino blanco o jerez otro minuto o hasta que deje de oler a alcohol. Consejo
Se pueden usar otras especias al gusto, como curry o cúrcuma, o hierbas aromáticas como orégano, tomillo o romero.
8. Juntar el sofrito con la media cebolla y el ajo de las lentejas en un vaso batidor. Triturar y sumarlo a la olla de las lentejas, remover y cocer un par de minutos más. Corregir de sal. Consejo
Si las lentejas se ven muy densas, añadir agua o caldo de verduras. Si se ven muy líquidas, se puede triturar un cazo de lentejas y devolverlo a la cazuela.
martes, 31 de octubre de 2023
Este es el pastel de chocolate definitivo.

This Is the Ultimate Chocolate Cake
Claire Saffitz has cracked the code to an irresistible moist-tender cake that’s not too sweet and not too dense.
This supple cake is based on an oil-based batter, not a butter-based one, making it resistant to drying out.Credit...Joseph De Leo for The New York Times. Food Stylist: Laurie Ellen Pellicano.
Este pastel suave se basa en una masa a base de aceite, no a base de mantequilla, lo que lo hace resistente a la desecación. Credito...Joseph De Leo para The New York Times. Estilista gastronómica: Laurie Ellen Pellicano.
Una vez leí una entrevista al chef francés Alain Ducasse, en la que decía: “El azúcar es enemigo del chocolate”. El señor Ducasse es dueño de su propia empresa de chocolate, que fabrica barras y trufas extraordinarias, por lo que me inclinaría a confiar en su palabra, incluso si toda mi experiencia como panadero no respaldara su afirmación. Sin duda, el exceso de azúcar embota y enmascara el singular sabor del chocolate.
Receta: Pastel De Capas De Chocolate

Sin embargo, al mismo tiempo, el azúcar, en la cantidad justa, le da vida al chocolate, atenuando su amargor y resaltando sabores más sutiles. Entonces, cuando me propuse desarrollar mi pastel de capas de chocolate ideal, mi objetivo era agregar suficiente azúcar para producir un pastel y un glaseado que fueran sabrosos pero no notablemente dulces. El pastel final tenía que estar húmedo, pero no pesado, y tener un sabor a chocolate considerable sin ser abrumador.
Para eso, me salté el chocolate derretido en favor del cacao en polvo. El chocolate derretido tiende a secar la masa del pastel y, a menos que esté usando chocolate 100 por ciento sin azúcar, agregar chocolate en barra también significa agregar azúcar, lo que le brinda un poco menos de control sobre el dulzor final. Utilice cacao de la mejor calidad que pueda encontrar y asegúrese de que esté etiquetado como "proceso holandés". Esto significa que el cacao ha sido alcalinizado, neutralizando parte de la acidez natural y dándole al cacao un color más oscuro y un sabor más redondo y tostado.
Para asegurar un pastel suave, opté por una masa a base de aceite en lugar de una a base de mantequilla. El aceite es líquido a temperatura ambiente, por lo que las tortas a base de aceite tienden a resistir mejor la desecación que las de mantequilla. Pero como siempre es bienvenido un poco de sabor a grasa láctea, uso crème fraîche (o crema agria) en lugar de un líquido más tradicional, como leche o suero de leche. El ácido de la crème fraîche también reacciona con el bicarbonato de sodio de los ingredientes secos, creando elevación para que el pastel quede ligero y elástico.

Una sola capa de pastel de chocolate se glasea sobre un plato blanco. En la parte de atrás hay un cuenco de glaseado. Poner un poco de glaseado en el plato ayudará a mantener la primera capa de pastel en su lugar. Credito...Joseph De Leo para The New York Times. Estilista gastronómica: Laurie Ellen Pellicano.

Dos capas de un pastel se encuentran sobre un plato blanco, siendo glaseadas. Un recipiente con más glaseado se encuentra en la parte posterior del marco.
Servir el pastel a temperatura ambiente mantiene el glaseado esponjoso. Credito...Joseph De Leo para The New York Times. Estilista gastronómica: Laurie Ellen Pellicano.

Una mano que sostiene una espátula aplica glaseado a la capa superior del pastel. Este glaseado, una variación de la crema de mantequilla alemana, es suave, denso y ligero al mismo tiempo. Credito...Joseph De Leo para The New York Times. Estilista gastronómica: Laurie Ellen Pellicano. Imagen

Los pasteles en capas pueden resultar un poco intimidantes para algunas personas, pero si tienes una batidora, preparar la masa no podría ser más fácil. Se elabora utilizando un método similar al método de “crema inversa” popularizado por la experta en pasteles Rose Levy Beranbaum, en el que primero se mezclan los ingredientes secos, el azúcar, la grasa y una porción del líquido antes de agregar los huevos y el líquido restante. . Esta técnica no solo le permite medir casi todo directamente en el tazón, sino que también da como resultado un pastel muy tierno que se hornea en capas relativamente planas, lo que facilita un poco el montaje.
El glaseado es donde brilla el chocolate derretido (literalmente), dándole un alto brillo y una textura ultrasedosa. En lugar de emplear cremas de mantequilla de merengue suizo o italiano a base de clara de huevo, que son esponjosas y un poco técnicas, hago una variación de la crema de mantequilla alemana, que requiere batir la mantequilla hasta obtener una base de crema pastelera para obtener una textura más densa. Después de cocinar un pudín rápido en la estufa, agrego una alta proporción de chocolate picado hasta que se derrita, luego agrego la mantequilla para hacer un glaseado que logra ser suave, denso y ligero al mismo tiempo.
Como ocurre con cualquier pastel elaborado con glaseado a base de mantequilla, este debe servirse a temperatura ambiente para salvaguardar la textura del glaseado (cuando está fría, la crema de mantequilla se endurece). Absolutamente puedes prepararlo con anticipación y refrigerarlo (el sabor del pastel a base de aceite tiende a mejorar con el tiempo), solo recuerda darle varias horas para que alcance la temperatura ambiente antes de servirlo. Si bien definitivamente describiría este pastel como "no demasiado dulce", a diferencia de los pasteles de chocolate más densos que saturan el paladar, es equilibrado y no demasiado intenso, por lo que el último bocado es tan bueno como el primero.
https://www.nytimes.com/2023/10/27/dining/best-chocolate-cake-recipe.html
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