Yorgos Mitralias
Corría la segunda semana del octubre pasado cuando la noticia cayó en España como una bomba: Alemania paga -¡aún hoy!- las pensiones a los fascistas españoles que combatieron al lado de la Wehrmacht en Estalingado. Tras esta revelación, uno tras otro, casi todos los periódicos españoles desenterraban las semanas durante el pasado doloroso y dedicaban numerosos artículos a la infame División Azul y sus 37.000 voluntarios que, con la bendición del dictador Franco, fueron hace 73-74 años a Rusia para echar una mano a la Alemania nazi y a su intento de aplastar el… bolchevismo.
El protagonista, pero también responsable de este retorno inesperado a un pasado que creíamos definitivamente exorcizado, es Andrej Hunko, el diputado de Die Linke, que ha revelado el escándalo por su iniciativa de pedir explicaciones a la canciller Merkel. Conocedores de la lucha del amigo Andrej por la defensa de los derechos del pueblo griego, osamos decir que la primera motivación de sus cuestiones parlamentarias al Gobierno alemán no eran hacer revelar a la opinión pública uno, sino más bien dos escándalos: Ése bien visible del pago por el Estado alemán de las pensiones a los fascistas españoles, pero también otro menos visible, ¡el del rechazo permanente del Estado alemán a indemnizar a los ciudadanos griegos víctimas de las atrocidades nazis!
Desgraciadamente, la noticia de que el Gobierno alemán pague a los fascistas españoles que lucharon al lado de la armada nazi (1) cuando al mismo tiempo rechaza obstinadamente pagar las indemnizaciones a las víctimas griegas de la misma armada nazi, no parece haber provocado emoción alguna ni entre las autoridades ni entre los medios griegos. Ninguna reacción, y peor, absolutamente nada para informar a la opinión pública griega. Solamente un silencio total y ensordecedor...
Sin embargo, este escándalo de escándalos no puede quedar sin continuación. Así, ya que concentra y combina en sí todos los problemas de nuestro tiempo, el pasado de pesadilla con un presente y un futuro no menos amenazantes, nos compete a todos estos ciudadanos griegos, alemanes y españoles que se sienten directamente interesados, darle la continuación que merece. Y el primer paso en esta dirección es la entrevista que sigue. Dando la palabra a Andrej Hunko esperamos que, esta vez, se rompa el muro de silencio y las reacciones estén a la altura de unas circunstancias tan críticas...
Entrevista a Andrej Hunko, diputado de Die Linke, que ha revelado este escándalo
-Yorgos Mitralias: ¿Cuáles han sido las preguntas parlamentarias que has dirigido al Gobierno alemán sobre las pensiones que sigue pagando a los veteranos españoles de la División Azul y cuál ha sido la respuesta oficial de este Gobierno?
-Andrej Hunko: Nuestras preguntas al Gobierno alemán sobre los pagos a antiguos miembros de la División Azul iban sobre la suma pagada y el número de personas que se han beneficiado. Queríamos saber la suma de dinero que Alemania paga a estos colaboradores de los nazis y cuál ha sido la evolución de esta suma desde que el acuerdo bilateral relativo a este affaire fue firmado en 1962 y ratificado en 1965.
Las respuestas han arrojado luz sobre el hecho de que Alemania continúa a día de hoy pagando más de 100.000 euros al año a 41 antiguos miembros de la División Azul, así como a nueve supervivientes de sus familias. Es probable que esta suma haya sido mucho más importante en el pasado, puesto que la División Azul existe desde hace más de 70 años y muchos de sus guerrilleros han muerto. Sin embargo, el Gobierno no nos ha dado las cantidades concretas para todo este periodo. Habrá que investigar en los archivos públicos para poder conocer las sumas exactas.
El Gobierno alemán nos ha dicho también que no espera poner fin a estos pagos.
-Y.M.: Ahora sabemos que el acuerdo sobre la atribución de pensiones a los veteranos de la División Azul concluyó en 1962 entre la Alemania Federal del canciller Adenauer y el Gobierno del dictador Franco quien, a cambio, aceptó hacer los mismo, es decir, pagar las pensiones a los veteranos de la Legión Cóndor nazi, responsable de numerosos crímenes de guerra durante la guerra civil española, entre ellos la destrucción de la ciudad vasca de Gernika. Ahora, o sea solamente algunos días tras el 40º aniversario de la muerte de Franco (20 de noviembre de 1975), sería útil recordar que el mismo régimen de Franco que firmó este acuerdo con la Alemania Federal en 1962 ofreció asilo a nazis notorios como por ejemplo Otto Skorzeny o Léon Degrelle (2) hasta su muerte. ¿Crees tú que el acuerdo de 1962 es emblemático de las "afinidades electivas" existentes entre el régimen de Franco y la Alemania Federal de después de la guerra?
-Andrej Hunko: Yo creo que esta hipótesis es justa. Sin embargo, no refleja solamente las relaciones de la Alemania de después de la guerra con el régimen fascista de Franco. Yo pienso que podemos ver ahí la prueba de la continuidad del personal nazi en la administración pública, las fuerzas armadas, y los servicios secretos de la Alemania tras la guerra. En numerosos casos la desnazificación ha sido inexistente, ya sea muy limitada y numerosos puestos han sido ocupados por nazis notorios en determinados casos. Por dar un ejemplo, uno de los casos más célebres ha sido el de Reinhard Gehlen, que fundó el servicio secreto BND de la Alemania Federal.
Visto desde este ángulo, no es una sorpresa que la Alemania del Gobierno Adenauer haya firmado tal acuerdo con la España de Franco. Naturalmente, esto no lo hace menos nauseabundo.
-Y.M.: ¿Cuál ha sido el impacto en Alemania de vuestras preguntas parlamentarias y de la respuesta del Gobierno alemán? Ha habido reacciones que relacionen este affaire escandaloso con el rechazo permanente de los gobernantes alemanes a pagar las reparaciones y las indemnizaciones al Estado griego y a los ciudadanos griegos víctimas de las atrocidades nazis?
-Andrej Hunko: Evidentemente, hemos intentado hacer esta aproximación en nuestros comentarios a las respuestas del Gobierno alemán. Para mí es un escándalo que la Alemania de hoy rechace pagar las compensaciones y las reparaciones a las víctimas. No ha reembolsado ni siquiera el préstamo forzado que Alemania impuso a Grecia durante la ocupación. Basta un vistazo a los argumentos utilizados por el Ministerio alemán de Asuntos Exteriores para justificar el no reembolso, para constatar que son escandalosos.
Por otro lado, la gente que combatió voluntariamente con la Wehrmacht en la guerra de exterminio que llevó a cabo en Europa del Este continúan aún hoy siendo pagados por Alemania. Me parece incomprensible.
Sin embargo, las reacciones de los medios alemanes han sido bien limitadas. Han hablado de las respuestas del Gobierno, pero no ha habido debate en torno a esta cuestión. Creo que la reacción de los medios españoles ha sido mucho más importante. Una razón podría ser que la dictadura fascista en España terminó mucho más recientemente que la de Alemania.
-Y.M.: ¿Qué dirías si los activistas y los movimientos sociales griegos, españoles y alemanes dan continuación a este affaire escandaloso? ¿Crees que sería útil y posible emprender tal iniciativa?
-Andrej Hunko: Sí, ciertamente. Hemos dado un paso a nivel parlamentario planteando esta pregunta en el Parlamento Europeo en colaboración con Josu Juaristi Abaunz del País Vasco, que es miembro del grupo parlamentario de la Izquierda Unida Europea-Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL). Estamos trabajando actualmente para recoger más elementos sobre los pagos a los voluntarios fascistas y la ausencia de compensaciones a las víctimas de la guerra y de la ocupación. Creo que la asociación de los activistas en este affaire sería no sólo un importante símbolo de solidaridad internacionalista, sino que podría finalmente contribuir a que se haga justicia con todos los que han sufrido la tiranía fascista o que han luchado contra ella.
Notas
1. Ver el artículo (en griego): http://contra-xreos.gr/arthra/928-1936-2015.html
2. Otto Scorzeny era un oficial de las SS conocido por sus misiones audaces, entre ellas la liberación de Mussolini en 1943. Léon Degrelle fue el fundador y el jefe del movimiento fascista belga Rex, antes de encabezar la División SS Valonia sobre el frente del Este.
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sábado, 12 de diciembre de 2015
sábado, 10 de octubre de 2015
Violentos y ladrones, pero más humanos que los nazis. Un historiador ruso rastrea a la División Azul española por la URSS y su impacto
Los españoles de la División Azul (DA) que, en apoyo de los invasores nazis, lucharon en tierras de la URSS de 1941 a 1943 fueron percibidos por los habitantes de las provincias rusas donde se acuartelaron -Nóvgorod y Leningrado- como más benignos que los alemanes y, a diferencia de estos, no se vieron involucrados en represalias masivas a la población, según el historiador Boris Kovalev, profesor de la Universidad Estatal de Nóvgorod.
Para su libro Voluntarios en una guerra ajena, dedicado a la DA, el investigador ha consultado los archivos provinciales de los servicios de Seguridad e Interior y el archivo central del ministerio de Defensa, además de entrevistar a una cincuentena de personas que habitaron en pueblos del territorio controlado por la DA a las orillas del lago Ilmén o en las riberas del río Vólkov, en la provincia de Nóvgorod, y en la de Leningrado.
Kovalev estudió también los diarios de los españoles caídos, la correspondencia incautada y más de 100 expedientes personales, entre transcripciones de interrogatorios de presos, desertores y tránsfugas, y actas de los procesos contra miembros de la DA. En conjunto, su obra presenta una visión polifacética del episodio histórico protagonizado por la Wehrmacht Alemana y los españoles que la siguieron a Rusia en una misión de solidaridad limitada que movilizó a más de 20.000 personas de diversos grupos, desde falangistas convencidos, voluntarios con motivaciones variadas, en gran parte económicas y de ascenso social, y una minoría deseosa de pasarse a la Unión Soviética.
El frio y el hambre dominan los testimonios de españoles y rusos. Desde Alemania, los españoles marcharon a pie por el oeste de la URSS en el verano de 1941. No tenían ropa de invierno y en los pueblos de la provincia de Nóvgorod donde tomaron posiciones ya en otoño se dedicaron a robar prendas de abrigo, desde pañuelos de lana de las campesinas a edredones, que se echaban sobre los uniformes cada vez más harapientos. También se apoderaban de las válenki, las botas de fieltro rusas, que arrebataban a vivos y a muertos. Espoleados por el frío, prendían fuegos que amenazaban con incendiar las modestas viviendas campesinas donde se alojaban.
Sin haberse bañado desde que salieron de Alemania, piojosos y hambrientos, los divisionarios abandonaban su mugrienta ropa interior y se llevaban todo lo que encontraban a su paso: gallinas, vacas, y hasta los gatos. Una anciana invitada por los divisionarios a comer lo que creía un conejo descubrió con horror que había degustado su propio gato, cuando buscó a éste para darle las sobras del banquete.
Soldados irascibles
Los recuerdos de los habitantes de la zona ocupada y las actas de la Comisión Estatal Extraordinaria (ChGK, en ruso, la institución creada por la URSS para investigar los crímenes de guerra de los ocupantes) indican que los españoles eran muy excitables y podían matar a alguien en una riña, como Fédor Morózov, el alcalde colaboracionista con los nazis en Nóvgorod, tiroteado por un soldado español al que empujó en un reparto de leche. La maestra Alexandra Ojapkina, en 1941 una niña de 12 años evacuada al pueblo de Shevélevo, calificaba a los divisionarios de “muy ladrones, pero no crueles y con cierta compasión por los habitantes locales”.
El mando soviético recibía informes de los interrogatorios, en los que se constataba que la moral de combate de la DA había mermado al aumentar las dificultades. Los españoles jugaban a las cartas por dinero y algunos pagaban a sus compañeros para que hicieran guardia por ellos. En la DA se dio una orden contra quienes se autolesionaban para evitar el frente. Uno de los presos, Juan Trias Diego, confirmó a los soviéticos que en la División se había fusilado a soldados por autolesionarse y que otros recibieron castigos tales como patrullar en calzoncillos o ser abandonado frente a las trincheras con un farol encendido. Los soldados se “perdían” cuando volvían al frente desde el hospital, por lo que el mando de la DA organizó el transporte en grupos vigilados por un oficial. El método no fue eficaz, a jugar por un caso en el que además del grupo desapareció también el oficial controlador.
En Chudovo, a 100 kilómetros de Leningrado, había dos campos de prisioneros de la Wehrmacht donde fueron exterminados más de 53.000 personas. Al iniciarse la retirada, el comandante del campo hizo formar a los prisioneros y pidió dar varios pasos al frente a quienes no se valían por sí mismos. Los 55 hombres que avanzaron, esperando que les facilitaran el transporte, fueron fusilados a la vista del resto. Chudovo estaba 40 kilómetros al norte de la zona controlada por la DA.
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/10/05/actualidad/1444068649_594486.html
Para su libro Voluntarios en una guerra ajena, dedicado a la DA, el investigador ha consultado los archivos provinciales de los servicios de Seguridad e Interior y el archivo central del ministerio de Defensa, además de entrevistar a una cincuentena de personas que habitaron en pueblos del territorio controlado por la DA a las orillas del lago Ilmén o en las riberas del río Vólkov, en la provincia de Nóvgorod, y en la de Leningrado.
Kovalev estudió también los diarios de los españoles caídos, la correspondencia incautada y más de 100 expedientes personales, entre transcripciones de interrogatorios de presos, desertores y tránsfugas, y actas de los procesos contra miembros de la DA. En conjunto, su obra presenta una visión polifacética del episodio histórico protagonizado por la Wehrmacht Alemana y los españoles que la siguieron a Rusia en una misión de solidaridad limitada que movilizó a más de 20.000 personas de diversos grupos, desde falangistas convencidos, voluntarios con motivaciones variadas, en gran parte económicas y de ascenso social, y una minoría deseosa de pasarse a la Unión Soviética.
El frio y el hambre dominan los testimonios de españoles y rusos. Desde Alemania, los españoles marcharon a pie por el oeste de la URSS en el verano de 1941. No tenían ropa de invierno y en los pueblos de la provincia de Nóvgorod donde tomaron posiciones ya en otoño se dedicaron a robar prendas de abrigo, desde pañuelos de lana de las campesinas a edredones, que se echaban sobre los uniformes cada vez más harapientos. También se apoderaban de las válenki, las botas de fieltro rusas, que arrebataban a vivos y a muertos. Espoleados por el frío, prendían fuegos que amenazaban con incendiar las modestas viviendas campesinas donde se alojaban.
Sin haberse bañado desde que salieron de Alemania, piojosos y hambrientos, los divisionarios abandonaban su mugrienta ropa interior y se llevaban todo lo que encontraban a su paso: gallinas, vacas, y hasta los gatos. Una anciana invitada por los divisionarios a comer lo que creía un conejo descubrió con horror que había degustado su propio gato, cuando buscó a éste para darle las sobras del banquete.
Soldados irascibles
Los recuerdos de los habitantes de la zona ocupada y las actas de la Comisión Estatal Extraordinaria (ChGK, en ruso, la institución creada por la URSS para investigar los crímenes de guerra de los ocupantes) indican que los españoles eran muy excitables y podían matar a alguien en una riña, como Fédor Morózov, el alcalde colaboracionista con los nazis en Nóvgorod, tiroteado por un soldado español al que empujó en un reparto de leche. La maestra Alexandra Ojapkina, en 1941 una niña de 12 años evacuada al pueblo de Shevélevo, calificaba a los divisionarios de “muy ladrones, pero no crueles y con cierta compasión por los habitantes locales”.
El mando soviético recibía informes de los interrogatorios, en los que se constataba que la moral de combate de la DA había mermado al aumentar las dificultades. Los españoles jugaban a las cartas por dinero y algunos pagaban a sus compañeros para que hicieran guardia por ellos. En la DA se dio una orden contra quienes se autolesionaban para evitar el frente. Uno de los presos, Juan Trias Diego, confirmó a los soviéticos que en la División se había fusilado a soldados por autolesionarse y que otros recibieron castigos tales como patrullar en calzoncillos o ser abandonado frente a las trincheras con un farol encendido. Los soldados se “perdían” cuando volvían al frente desde el hospital, por lo que el mando de la DA organizó el transporte en grupos vigilados por un oficial. El método no fue eficaz, a jugar por un caso en el que además del grupo desapareció también el oficial controlador.
En Chudovo, a 100 kilómetros de Leningrado, había dos campos de prisioneros de la Wehrmacht donde fueron exterminados más de 53.000 personas. Al iniciarse la retirada, el comandante del campo hizo formar a los prisioneros y pidió dar varios pasos al frente a quienes no se valían por sí mismos. Los 55 hombres que avanzaron, esperando que les facilitaran el transporte, fueron fusilados a la vista del resto. Chudovo estaba 40 kilómetros al norte de la zona controlada por la DA.
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/10/05/actualidad/1444068649_594486.html
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lunes, 29 de junio de 2015
Así éramos y así somos: 10 grandes cambios en España desde 1985 Hace 30 años en España solo había dos canales de televisión, el paro ya estaba por encima de la media europea y la población extranjera se limitaba al 0,63%. 30º ANIVERSARIO DE LA FIRMA DE LA ADHESIÓN DE ESPAÑA A LA UE
El 12 de junio de 1985 España firmó el tratado de adhesión a la Unión Europea. La integración española en la UE tuvo lugar el 1 de enero de 1986. Han pasado 30 años desde aquella España, que contaba con una población de 38 473.418 personas por los 47.691.772 de la actualidad. Entonces solo había dos canales de televisión, las selecciones de fútbol y de baloncesto solo soñaban con el éxito
Crecimiento del PIB: a la caza de la media europea
Al concluir 1986, el primer año completo que España formó parte de la UE, el PIB per cápita español se situaba en el 73,2% del de la unión, formada entonces por 12 países. En 1995, con 15 integrantes en la UE, el PIB por habitante español alcanzó el 78,4% y siguió creciendo hasta alcanzar en 2007 su máximo, el 102,8%, en una Europa extendida a 27 países. A partir de ese año la crisis económica fue erosionando esa cifra, que se situó en el 94,5% en 2014.
Una población más envejecida
En 1985 los mayores de 64 años eran 11,9 de la población total. En 2014, el porcentaje se había elevado al 18,11%, según el INE. En estos 30 años hemos envejecido siete años de promedio. La edad media de los hombres españoles era de 33,6 años en 1985, en 2014 de 40,8. Las mujeres han pasado de 36,3 a 43,3. El índice de envejecimiento, el porcentaje de población mayor de 64 años respecto de los menores de 15, se ha disparado: del 47% al 112%. La tasa de natalidad también se ha reducido notablemente: del 11,95 por mil hasta el 9,1 en 2013, último año del que el INE ofrece datos.
El eterno problema del paro
La tasa de paro en España siempre se ha situado durante estos 30 años por encima de la del conjunto de la UE, aunque con muchas fluctuaciones. En 1986 era del 17,4%, frente al 10,7% de la unión. En 2005 ambas cifran casi coincidieron, en torno al 9% de la población activa. Tras marcar un punto de inflexión en 2007, el desempleo en España se disparó hasta situarse en el 26,1% en 2012, bastante más del doble que la tasa del conjunto de la UE. En 2014 se moderó el paro en España pero el porcentaje de desempleados siguió muy por encima del europeo: 24,5% frente a 10,2%.
Inmigración: de emisores a receptores
Desde los años 70 España ha pasado de ser un país que generaba emigración a ser uno que recibe un gran flujo. Durante el año 86 se registraron en España a 241.971 extranjeros (un 0,63%) de la población. Según los últimos datos, de 2014, la proporción ha subido al 10,7% (4.925.089). El mayor número de inmigrantes procede de países como Rumania, Marruecos, Ecuador, China y reino Unido. España ocupa desde finales de 2014 el décimo puesto en la lista de países que más inmigrantes tienen. De países de la UE solo está superada por Alemania, Francia y Reino Unido.
El inicio de la ley del aborto
El 12 de junio de 1985, fecha de la firma del Tratado de Adhesión a la Comunidad Europea, en España aún no se había aprobado la ley del aborto. Fue unas semanas después, el 5 de julio y solo se despenalizó en tres supuestos: violación, grave riesgo para la salud física o psíquica de la madre y malformaciones del feto. En 2010 la norma cambió para convertirse una ley de plazos: se despenalizó durante las primeras 14 semanas del embarazo, ampliable a 22 en caso de graves riesgos para la salud de la madre o del feto. En 2012 el entonces ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, anunció su intención de reformar la ley, pero en septiembre de 2014 el Gobierno de Rajoy retiró el proyecto. El 3 de julio de 2005 entró en vigor otra norma que provocó la reacción de los sectores más conservadores: la ley del matrimonio homosexual. Ese mismo año se casaron en España 1.275 parejas, un 1,06% del total de matrimonios celebrados. El número ha ido creciendo hasta situarse en unos 3.800 anuales, más del 2% del total.
La revolución de Erasmus
Las tres décadas en las que España ha compartido camino con la Unión Europea también han sido las de la explosión del programa Erasmus EuRopean Community Action Scheme for the Mobility of University Students (Plan de Acción de la Comunidad Europea para la Movilidad de Estudiantes Universitarios) de movilidad de estudiantes. Los jóvenes españoles, 30 años después, son mucho más cosmopolitas, hablan más idiomas y han estado expuestos a otras culturas. Las cifras del éxito del Erasmus hablan por sí solas: de los 95 estudiantes pioneros en el curso académico 1987/1988 a los 39.249 participantes en el 2012/2013, según los últimos datos del Ministerio de Educación del Gobierno de España. Ya en el curso 1988/1989 hubo un incremento del 1018,9% en el número de estudiantes que hicieron las maletas hacia otro país europeo. Italia es el destino más buscado por los estudiantes españoles (18,92%), seguido de Alemania (12,58%), Reino Unido (10,64%), y Francia (11,58%). España sigue siendo el principal receptor de estudiantes españoles (casi 40.000 en 2012/2013, según datos de la Comisión Europea).
De lo analógico a lo digital
La tecnología ha supuesto una revolución en las tres décadas de España en la UE. En 1985 los españoles vivían en un mundo analógico, los datos de 2014 del INE (Instituto Nacional de Estadística) reflejan esa transformación radical. En 2014, de acuerdo con el INE, un 74% de los hogares españoles tiene conexión a Internet (casi 11,9 millones de total de los españoles); un 76,2% de los ciudadanos se ha conectado para buscar alguna información o navegar en los últimos tres meses; las compras por Internet las han realizado en los últimos tres meses el 27,5%. El 77,1% de los usuarios de Internet accede a través del teléfono móvil. El 74,8% de los hogares españoles con al menos un miembro de 16 a 74 años dispone de un ordenador. 96,4% tiene teléfono móvil y 99, 2, televisión. Las redes sociales triunfan entre los entretenimientos de los españoles, de los cuales declaran haberlas usado en los tres últimos meses desde que se realizó la encuesta el 67,1%. Otro dato curioso que tiene que ver con la forma en que nos identificamos: el 47,9% de la población declara disponer de DNI electrónico.
Del récord de tabaquismo a un país sin humo
En 1985, España era el país de Europa donde más se fumaba. En 2006 entró en vigor la ley que permitía elegir a los locales entre ser espacios para fumadores o no: la gran mayoría, un 95%, permitió el tabaco. A partir del 2 de enero de 2011 fumar se vetó en todos los locales de ocio: la anterior imagen nublada que ofrecían restaurantes, bares y discotecas desapareció y España dio ahí otro salto cualitativo en sus costumbres. De un país permisivo, España adoptó una de las leyes más restrictivas, con permiso de Estados Unidos. Un último informe indica que en 2012 el consumo de cigarrillos mata a 60.500 personas cada año. En 1998, el 36% de los mayores de 16 años fumaba a diario. En 2012, último año con datos, la cifra se reducía a un 24% de fumadores. Sin embargo, en 1998 se estimaron unas 55.600 muertes por el tabaquismo en España, unas 5.000 menos que ahora.
Una selección con base española
Por entonces, las selecciones de fútbol y baloncesto tan solo soñaban con llegar a una final. 1986 fue testigo de dos acontecimientos que marcaron las bases de los éxitos que llegarían más tarde con el cambio de siglo. En baloncesto, España fue anfitriona del Mundial, en la que quedó quinta (todavía estaba la URSS y no había tantos equipos europeos) tras la fiebre por este deporte que provocó la medalla de plata de los JJ OO de Los Ángeles. Para España supuso el reto de organizar una competición que ampliaba sus participantes a 24 equipos y las sedes a siete. Otro desafío fue acoger los Campeonatos del Mundo de natación. En fútbol, el Mundial tuvo lugar en México y allí España llegó hasta cuartos de final con una selección en la que los 30 convocados jugaban todos en clubes españoles. En la selección de 2015, y en la que desde 2008 acumula trofeos, hay jugadores que participan en las ligas de Inglaterra, Italia y Alemania. En fútbol también fue el año en que el Barcelona perdió su segunda final de la Copa de Europa, en Sevilla ante el Steaua de Bucarest (Rumania). En 2015 ya ha conseguido su quinta. El club sí que consiguió hace 30 años la Recopa de Europa de baloncesto y la de balonmano.
Solo dos canales de televisión
En la televisión por entonces solo existían las dos cadenas de Televisión Española. Se estrenaron programas como A vista de pájaro, Buenos días (con José Antonio Martínez Soler), Documentos TV, De jueves a jueves (con Mercedes Milá) o El domingo es nuestro (con Natalia Millán). Hoy en día las dos cadenas de TVE están acompañadas por cuatro emisoras privadas, cadenas autonómicas y decenas de canales internacionales, muchos de ellos con su rama española correspondiente. En el cine, los espectadores que visitaron las salas en 1986 vieron películas españolas (producidas con anterioridad de entrar en la UE) como Mambrú se fue a la guerra y El viaje a ninguna parte, ambas de Fernando Fernán Gómez, Tiempo de silencio, de Vicente Aranda, Los presuntos, de Mariano Ozores, Matador, de Pedro Almodóvar (la gran triunfadora en taquilla ese año), El año de las luces, de Fernando Trueba o El amor brujo, de Carlos Saura. Los tres últimos siguen estrenando películas 30 años después, junto a nuevos nombres como Fernando Franco, Mar Coll o Kike Maíllo. http://politica.elpais.com/politica/2015/06/11/actualidad/1434049790_197630.html?rel=lom
Crecimiento del PIB: a la caza de la media europea
Al concluir 1986, el primer año completo que España formó parte de la UE, el PIB per cápita español se situaba en el 73,2% del de la unión, formada entonces por 12 países. En 1995, con 15 integrantes en la UE, el PIB por habitante español alcanzó el 78,4% y siguió creciendo hasta alcanzar en 2007 su máximo, el 102,8%, en una Europa extendida a 27 países. A partir de ese año la crisis económica fue erosionando esa cifra, que se situó en el 94,5% en 2014.
Una población más envejecida
En 1985 los mayores de 64 años eran 11,9 de la población total. En 2014, el porcentaje se había elevado al 18,11%, según el INE. En estos 30 años hemos envejecido siete años de promedio. La edad media de los hombres españoles era de 33,6 años en 1985, en 2014 de 40,8. Las mujeres han pasado de 36,3 a 43,3. El índice de envejecimiento, el porcentaje de población mayor de 64 años respecto de los menores de 15, se ha disparado: del 47% al 112%. La tasa de natalidad también se ha reducido notablemente: del 11,95 por mil hasta el 9,1 en 2013, último año del que el INE ofrece datos.
El eterno problema del paro
La tasa de paro en España siempre se ha situado durante estos 30 años por encima de la del conjunto de la UE, aunque con muchas fluctuaciones. En 1986 era del 17,4%, frente al 10,7% de la unión. En 2005 ambas cifran casi coincidieron, en torno al 9% de la población activa. Tras marcar un punto de inflexión en 2007, el desempleo en España se disparó hasta situarse en el 26,1% en 2012, bastante más del doble que la tasa del conjunto de la UE. En 2014 se moderó el paro en España pero el porcentaje de desempleados siguió muy por encima del europeo: 24,5% frente a 10,2%.
Inmigración: de emisores a receptores
Desde los años 70 España ha pasado de ser un país que generaba emigración a ser uno que recibe un gran flujo. Durante el año 86 se registraron en España a 241.971 extranjeros (un 0,63%) de la población. Según los últimos datos, de 2014, la proporción ha subido al 10,7% (4.925.089). El mayor número de inmigrantes procede de países como Rumania, Marruecos, Ecuador, China y reino Unido. España ocupa desde finales de 2014 el décimo puesto en la lista de países que más inmigrantes tienen. De países de la UE solo está superada por Alemania, Francia y Reino Unido.
El inicio de la ley del aborto
El 12 de junio de 1985, fecha de la firma del Tratado de Adhesión a la Comunidad Europea, en España aún no se había aprobado la ley del aborto. Fue unas semanas después, el 5 de julio y solo se despenalizó en tres supuestos: violación, grave riesgo para la salud física o psíquica de la madre y malformaciones del feto. En 2010 la norma cambió para convertirse una ley de plazos: se despenalizó durante las primeras 14 semanas del embarazo, ampliable a 22 en caso de graves riesgos para la salud de la madre o del feto. En 2012 el entonces ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, anunció su intención de reformar la ley, pero en septiembre de 2014 el Gobierno de Rajoy retiró el proyecto. El 3 de julio de 2005 entró en vigor otra norma que provocó la reacción de los sectores más conservadores: la ley del matrimonio homosexual. Ese mismo año se casaron en España 1.275 parejas, un 1,06% del total de matrimonios celebrados. El número ha ido creciendo hasta situarse en unos 3.800 anuales, más del 2% del total.
La revolución de Erasmus
Las tres décadas en las que España ha compartido camino con la Unión Europea también han sido las de la explosión del programa Erasmus EuRopean Community Action Scheme for the Mobility of University Students (Plan de Acción de la Comunidad Europea para la Movilidad de Estudiantes Universitarios) de movilidad de estudiantes. Los jóvenes españoles, 30 años después, son mucho más cosmopolitas, hablan más idiomas y han estado expuestos a otras culturas. Las cifras del éxito del Erasmus hablan por sí solas: de los 95 estudiantes pioneros en el curso académico 1987/1988 a los 39.249 participantes en el 2012/2013, según los últimos datos del Ministerio de Educación del Gobierno de España. Ya en el curso 1988/1989 hubo un incremento del 1018,9% en el número de estudiantes que hicieron las maletas hacia otro país europeo. Italia es el destino más buscado por los estudiantes españoles (18,92%), seguido de Alemania (12,58%), Reino Unido (10,64%), y Francia (11,58%). España sigue siendo el principal receptor de estudiantes españoles (casi 40.000 en 2012/2013, según datos de la Comisión Europea).
De lo analógico a lo digital
La tecnología ha supuesto una revolución en las tres décadas de España en la UE. En 1985 los españoles vivían en un mundo analógico, los datos de 2014 del INE (Instituto Nacional de Estadística) reflejan esa transformación radical. En 2014, de acuerdo con el INE, un 74% de los hogares españoles tiene conexión a Internet (casi 11,9 millones de total de los españoles); un 76,2% de los ciudadanos se ha conectado para buscar alguna información o navegar en los últimos tres meses; las compras por Internet las han realizado en los últimos tres meses el 27,5%. El 77,1% de los usuarios de Internet accede a través del teléfono móvil. El 74,8% de los hogares españoles con al menos un miembro de 16 a 74 años dispone de un ordenador. 96,4% tiene teléfono móvil y 99, 2, televisión. Las redes sociales triunfan entre los entretenimientos de los españoles, de los cuales declaran haberlas usado en los tres últimos meses desde que se realizó la encuesta el 67,1%. Otro dato curioso que tiene que ver con la forma en que nos identificamos: el 47,9% de la población declara disponer de DNI electrónico.
Del récord de tabaquismo a un país sin humo
En 1985, España era el país de Europa donde más se fumaba. En 2006 entró en vigor la ley que permitía elegir a los locales entre ser espacios para fumadores o no: la gran mayoría, un 95%, permitió el tabaco. A partir del 2 de enero de 2011 fumar se vetó en todos los locales de ocio: la anterior imagen nublada que ofrecían restaurantes, bares y discotecas desapareció y España dio ahí otro salto cualitativo en sus costumbres. De un país permisivo, España adoptó una de las leyes más restrictivas, con permiso de Estados Unidos. Un último informe indica que en 2012 el consumo de cigarrillos mata a 60.500 personas cada año. En 1998, el 36% de los mayores de 16 años fumaba a diario. En 2012, último año con datos, la cifra se reducía a un 24% de fumadores. Sin embargo, en 1998 se estimaron unas 55.600 muertes por el tabaquismo en España, unas 5.000 menos que ahora.
Una selección con base española
Por entonces, las selecciones de fútbol y baloncesto tan solo soñaban con llegar a una final. 1986 fue testigo de dos acontecimientos que marcaron las bases de los éxitos que llegarían más tarde con el cambio de siglo. En baloncesto, España fue anfitriona del Mundial, en la que quedó quinta (todavía estaba la URSS y no había tantos equipos europeos) tras la fiebre por este deporte que provocó la medalla de plata de los JJ OO de Los Ángeles. Para España supuso el reto de organizar una competición que ampliaba sus participantes a 24 equipos y las sedes a siete. Otro desafío fue acoger los Campeonatos del Mundo de natación. En fútbol, el Mundial tuvo lugar en México y allí España llegó hasta cuartos de final con una selección en la que los 30 convocados jugaban todos en clubes españoles. En la selección de 2015, y en la que desde 2008 acumula trofeos, hay jugadores que participan en las ligas de Inglaterra, Italia y Alemania. En fútbol también fue el año en que el Barcelona perdió su segunda final de la Copa de Europa, en Sevilla ante el Steaua de Bucarest (Rumania). En 2015 ya ha conseguido su quinta. El club sí que consiguió hace 30 años la Recopa de Europa de baloncesto y la de balonmano.
Solo dos canales de televisión
En la televisión por entonces solo existían las dos cadenas de Televisión Española. Se estrenaron programas como A vista de pájaro, Buenos días (con José Antonio Martínez Soler), Documentos TV, De jueves a jueves (con Mercedes Milá) o El domingo es nuestro (con Natalia Millán). Hoy en día las dos cadenas de TVE están acompañadas por cuatro emisoras privadas, cadenas autonómicas y decenas de canales internacionales, muchos de ellos con su rama española correspondiente. En el cine, los espectadores que visitaron las salas en 1986 vieron películas españolas (producidas con anterioridad de entrar en la UE) como Mambrú se fue a la guerra y El viaje a ninguna parte, ambas de Fernando Fernán Gómez, Tiempo de silencio, de Vicente Aranda, Los presuntos, de Mariano Ozores, Matador, de Pedro Almodóvar (la gran triunfadora en taquilla ese año), El año de las luces, de Fernando Trueba o El amor brujo, de Carlos Saura. Los tres últimos siguen estrenando películas 30 años después, junto a nuevos nombres como Fernando Franco, Mar Coll o Kike Maíllo. http://politica.elpais.com/politica/2015/06/11/actualidad/1434049790_197630.html?rel=lom
sábado, 20 de junio de 2015
La lista de los 50 mejores restaurantes, según ‘Restaurant’. Son siete en total los españoles en la clasificación. Tres peruanos, tres mexicanos, dos brasileños y un chileno, entre los locales de más prestigio
La lista de los 50 mejores restaurantes, según ‘Restaurant’. Son siete en total los españoles en la clasificación. Tres peruanos, tres mexicanos, dos brasileños y un chileno, entre los locales de más prestigio
El Celler de Can Roca, mejor restaurante del mundo.
El Celler de Can Roca vuelve a ser el restaurante número uno del mundo, según la revista especializada Restaurant y recupera la posición que ocupó hace dos años, en 2013. La Osteria Francescana de Modena desplaza al que fue el primero en 2014, el danés Noma de René Redzepi, a la tercera posición. De entre los españoles, hay siete entre los 50 elegidos. Andoni Luis Aduriz con su restaurante Mugaritz, está en el número 6; Arzak ha bajado al puesto 17; el asador Etxebarri de Bittor Arguinzoniz pasa desde la plaza 34 a la 13; el local vizcaíno Azurmendi se sitúa en el lugar 19, con Eneko Atxa al frente; el número 39 corresponde al establecimiento de Quique Dacosta en Dénia, y la clasificación 42 es para el Tickets de Albert Adrià, que entra en la lista de los 50 mejores de Restaurant por vez primera.
Los restaurantes latinoamericanos se colocan con fuerza en la clasificación. Entre todos ellos, sobresale el limeño Central con el chef Virgilio Martínez Véliz a la cabeza. Otros dos peruanos, Astrid y Gastón y Maido ocupan los puestos 14 y 44 respectivamente. Pujol, de Ciudad de México, ocupa la posición 16 y de esta misma ciudad son Quintonil en el número 35 y Biko, en el 37. El local chileno Boragó, en Santiago, ha sido clasificado en el puesto 43.
1. El Celler de Can Roca, Girona, España
2. Osteria Francescana, Modena, Italia
3. Noma, Copenhague, Dinamarca
4. Central, Lima, Perú
5. Eleven Madison Park, Nueva York, Estados Unidos
6. Mugaritz San Sebastián, España
7. Dinner by Heston Blumenthal London, Reino Unido
8. Narisawa, okio, Japón
9. D. O. M. São Paulo, Brasil
10. Gaggan, Bangkok, Tailandia
11. Mirazur Menton, Francia
12. L’Arpège Paris, Francia
13. Asador Etxebarri, Atxondo, España
14. Astrid y Gastón, Lima, Perú
15. Steirereck, Viena, Austria
16. Pujol, Mexico D. F., México
17. Arzak, San Sebastián, España
18. Le Bernardin, Nueva York, Estados Unidos
19. Azurmendi, Larrabetzu, España
20. The Ledbury, Londres, Reino Unido
39. Quique Dacosta, Denia, España
42. Tickets, Barcelona, España
http://elpais.com/elpais/2015/06/01/estilo/1433195222_485262.html
El Celler de Can Roca, mejor restaurante del mundo.
El Celler de Can Roca vuelve a ser el restaurante número uno del mundo, según la revista especializada Restaurant y recupera la posición que ocupó hace dos años, en 2013. La Osteria Francescana de Modena desplaza al que fue el primero en 2014, el danés Noma de René Redzepi, a la tercera posición. De entre los españoles, hay siete entre los 50 elegidos. Andoni Luis Aduriz con su restaurante Mugaritz, está en el número 6; Arzak ha bajado al puesto 17; el asador Etxebarri de Bittor Arguinzoniz pasa desde la plaza 34 a la 13; el local vizcaíno Azurmendi se sitúa en el lugar 19, con Eneko Atxa al frente; el número 39 corresponde al establecimiento de Quique Dacosta en Dénia, y la clasificación 42 es para el Tickets de Albert Adrià, que entra en la lista de los 50 mejores de Restaurant por vez primera.
Los restaurantes latinoamericanos se colocan con fuerza en la clasificación. Entre todos ellos, sobresale el limeño Central con el chef Virgilio Martínez Véliz a la cabeza. Otros dos peruanos, Astrid y Gastón y Maido ocupan los puestos 14 y 44 respectivamente. Pujol, de Ciudad de México, ocupa la posición 16 y de esta misma ciudad son Quintonil en el número 35 y Biko, en el 37. El local chileno Boragó, en Santiago, ha sido clasificado en el puesto 43.
1. El Celler de Can Roca, Girona, España
2. Osteria Francescana, Modena, Italia
3. Noma, Copenhague, Dinamarca
4. Central, Lima, Perú
5. Eleven Madison Park, Nueva York, Estados Unidos
6. Mugaritz San Sebastián, España
7. Dinner by Heston Blumenthal London, Reino Unido
8. Narisawa, okio, Japón
9. D. O. M. São Paulo, Brasil
10. Gaggan, Bangkok, Tailandia
11. Mirazur Menton, Francia
12. L’Arpège Paris, Francia
13. Asador Etxebarri, Atxondo, España
14. Astrid y Gastón, Lima, Perú
15. Steirereck, Viena, Austria
16. Pujol, Mexico D. F., México
17. Arzak, San Sebastián, España
18. Le Bernardin, Nueva York, Estados Unidos
19. Azurmendi, Larrabetzu, España
20. The Ledbury, Londres, Reino Unido
39. Quique Dacosta, Denia, España
42. Tickets, Barcelona, España
http://elpais.com/elpais/2015/06/01/estilo/1433195222_485262.html
miércoles, 22 de abril de 2015
El gran álbum de los emigrantes españoles en Estados Unidos. Un libro reúne 327 fotos de la vida de los que se marcharon a hacer las Américas
"Dentro de pocos años, […] aquellos españoles que están en Hawai trabajando por su salvación serán buenos ciudadanos estadounidenses". Este recorte en The Washington Post del 14 de diciembre de 1907 ilustra la llegada de decenas de miles de emigrantes de Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Andalucía, Valencia… entre el último tercio del siglo XIX y comienzos del XX a una tierra que les prometía oportunidades. Campesinos y obreros que no sabían ni una palabra de inglés y con apenas unas monedas en los bolsillos, reunieron el valor de embarcarse a Estados Unidos para huir de la miseria o de un servicio militar obligatorio cuyo probable destino era morir en las guerras norteafricanas.
Las fotos —con la pátina sepia o en blanco y negro— de aquellas vidas han permanecido desperdigadas en álbumes familiares, cajones, cajas o baúles como los que tenía Elena Barquilla en su casa de Trujillo (Cáceres), forrados con periódicos de 1913 y repletos de imágenes de sus bisabuelos en California.
Ahora, un precioso libro, Invisible Immigrants Spaniards in the US (1868-1945), de James D. Fernández y Luis Argeo, ha reunido 327 fotos y documentos que cuentan la aventura de aquellos españoles que hicieron las Américas. "Mi abuelo paterno, en la cubierta del SS Aquitania. Llegó en 1926 y trabajó de fogonero en Newark", detalla el pie de una de esas instantáneas, en la que se ve a un grupo en el que sobresale la boina negra de Adolfo Losada.
Este gran álbum —en edición bilingüe, inglés y español— de lo que Fernández (Nueva York, 1961) denomina "el heroísmo de lo cotidiano" forma parte de un proyecto que incluye un archivo digitalizado y dos películas ya exhibidas, para alumbrar un capítulo de la historia de España "sobre el que hay mucho desconocimiento", señala el periodista Luis Argeo (Piedras Blancas, Asturias, 1975). “Se ha hablado sobre todo de los que se fueron a Latinoamérica. En EE UU, los españoles fueron invisibles, en comparación con la cantidad de italianos o irlandeses que emigraron”... (foto: españoles en Mountain View, California)
Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2015/03/31/actualidad/1427815418_291816.html
Las fotos —con la pátina sepia o en blanco y negro— de aquellas vidas han permanecido desperdigadas en álbumes familiares, cajones, cajas o baúles como los que tenía Elena Barquilla en su casa de Trujillo (Cáceres), forrados con periódicos de 1913 y repletos de imágenes de sus bisabuelos en California.
Ahora, un precioso libro, Invisible Immigrants Spaniards in the US (1868-1945), de James D. Fernández y Luis Argeo, ha reunido 327 fotos y documentos que cuentan la aventura de aquellos españoles que hicieron las Américas. "Mi abuelo paterno, en la cubierta del SS Aquitania. Llegó en 1926 y trabajó de fogonero en Newark", detalla el pie de una de esas instantáneas, en la que se ve a un grupo en el que sobresale la boina negra de Adolfo Losada.
Este gran álbum —en edición bilingüe, inglés y español— de lo que Fernández (Nueva York, 1961) denomina "el heroísmo de lo cotidiano" forma parte de un proyecto que incluye un archivo digitalizado y dos películas ya exhibidas, para alumbrar un capítulo de la historia de España "sobre el que hay mucho desconocimiento", señala el periodista Luis Argeo (Piedras Blancas, Asturias, 1975). “Se ha hablado sobre todo de los que se fueron a Latinoamérica. En EE UU, los españoles fueron invisibles, en comparación con la cantidad de italianos o irlandeses que emigraron”... (foto: españoles en Mountain View, California)
Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2015/03/31/actualidad/1427815418_291816.html
lunes, 9 de marzo de 2015
Las púas del puercoespin
Desde la lógica neoliberal los argumentos básicos para eliminar el salario mínimo y la prestación por desempleo serían los siguientes:
- Eliminar el salario mínimo (que, por cierto, es bajo en España). Fundamentalmente, hay un triple argumento contra la existencia de un salario mínimo ya que, según los neoliberales el salario mínimo:
1) pone en peligro el empleo y la competitividad de la economía;
2) favorece una espiral inflacionista y
3) al ser superior al salario de equilibrio genera un exceso de oferta laboral y desempleo.
- Eliminar la prestación por desempleo (que, por cierto, cada vez es más bajo en España). Principalmente, el argumento es doble según los neoliberales, ya que la prestación por desempleo:
1) pone en peligro el empleo y la competitividad de la economía y
2) reduce las probabilidades de buscar un empleo, alarga el desempleo y carga el sistema.
De aquí se pueden extraer algunas rápidas lecciones:
1º) Toda medida de carácter social pone en peligro el empleo y la competitividad de la economía (cajón de sastre neoliberal).
2º) La competitividad de la economía es un eufemismo para referirse a la pérdida de derechos sociales, laborales y sindicales.
3º) Los argumentos “al ser superior al salario de equilibrio genera un exceso de oferta laboral y desempleo” y “reduce las probabilidades de buscar un empleo, alarga el desempleo” son contradictorios, el primero genera exceso de oferta y el segundo la mitiga.
De todos modos hay que entender que para los neoliberales el trabajo es una mercancía más, las personas venden su capacidad para trabajar a un precio que el mercado siempre determina impersonal y sabiamente.
Es decir, para un neoliberal los seres humanos somos como cualquier otro producto que se puede vender y comprar en el mercado y como “homo economicus” debemos plegarnos a esa lógica (claro que el llamado “mercado de trabajo” ha sido uno de los inventos más antinaturales que jamás han experimentado los seres humanos y esta concepción supone una aberración antropológica y uno de los mayores fraudes intelectuales de la historia que solo sirven para dar coartada científica a la utopía económica liberal).
Para el neoliberal hay un salario de equilibrio que dicta el mercado libre (que siempre es molón); si éste dice que son 200 euros al mes, ajo y agua.
Para el neoliberal quedarte sin empleo y pasar a cobrar el paro es una incongruencia ya que presupone que cuando nos quedamos en paro tenemos que buscar otro empleo de continuo, sin esperar ni siquiera unos días para digerir el golpe o pararse a reflexionar mínimamente sobre lo que nos pasa; obviamente si eliminamos la prestación por desempleo las personas se apresuraran más en buscar otro trabajo porque tendrán que seguir pagando las hipotecas, facturas, dar de comer a sus hijos, etc.
Para finalizar quiero compartir las palabras de Walter Block economista de la escuela austriaca, aynrandiano y “anarquista de mercado” del ultraliberal Mises Institute de EE.UU. (también ex economista jefe del Fraser Institute y gurú de nuestro Instituto Juan de Mariana, todos ellos lobbies centrados en extender el llamado Consenso de Washington y los intereses de la plutocracia) relacionados con los asuntos comentados:
- El argumento esclavista:
Dice, “un contrato basado en la propiedad privada llega a más reinos de la interacción humana, incluso para voluntarios contratos de esclavo.”
En la película “Stico” de Jaime de Armiñán, un Fernando Fernán-Gómez arruinado se ofrece como esclavo a Agustín González que acaba aceptando; lo que veíamos antes como parábola propia de tiempos pasados es lo que proponen hoy algunos renombrados “expertos” para el día de mañana.
- El argumento darwinista social:
Dice “algunos animales son más débiles que otros. Por ejemplo, el puercoespín es un animal indefenso excepto por sus púas, el ciervo es vulnerable excepto por su velocidad. En la economía también hay personas relativamente débiles. Los discapacitados, los jóvenes, las minorías, los que no tienen preparación, todos ellos, son agentes económicos débiles. Pero al igual que les ocurre a los seres en el mundo animal, estos agentes débiles tienen una ventaja sobre los demás: la capacidad de trabajar por sueldos más bajos. Cuando el gobierno les arrebata esa posibilidad fijando sueldos mínimos obligatorios, es como si se le arrancaran las púas al puercoespín.”
Sin comentarios.
https://lpedeuda.wordpress.com/2013/02/07/las-puas-del-puercoespin/
- Eliminar el salario mínimo (que, por cierto, es bajo en España). Fundamentalmente, hay un triple argumento contra la existencia de un salario mínimo ya que, según los neoliberales el salario mínimo:
1) pone en peligro el empleo y la competitividad de la economía;
2) favorece una espiral inflacionista y
3) al ser superior al salario de equilibrio genera un exceso de oferta laboral y desempleo.
- Eliminar la prestación por desempleo (que, por cierto, cada vez es más bajo en España). Principalmente, el argumento es doble según los neoliberales, ya que la prestación por desempleo:
1) pone en peligro el empleo y la competitividad de la economía y
2) reduce las probabilidades de buscar un empleo, alarga el desempleo y carga el sistema.
De aquí se pueden extraer algunas rápidas lecciones:
1º) Toda medida de carácter social pone en peligro el empleo y la competitividad de la economía (cajón de sastre neoliberal).
2º) La competitividad de la economía es un eufemismo para referirse a la pérdida de derechos sociales, laborales y sindicales.
3º) Los argumentos “al ser superior al salario de equilibrio genera un exceso de oferta laboral y desempleo” y “reduce las probabilidades de buscar un empleo, alarga el desempleo” son contradictorios, el primero genera exceso de oferta y el segundo la mitiga.
De todos modos hay que entender que para los neoliberales el trabajo es una mercancía más, las personas venden su capacidad para trabajar a un precio que el mercado siempre determina impersonal y sabiamente.
Es decir, para un neoliberal los seres humanos somos como cualquier otro producto que se puede vender y comprar en el mercado y como “homo economicus” debemos plegarnos a esa lógica (claro que el llamado “mercado de trabajo” ha sido uno de los inventos más antinaturales que jamás han experimentado los seres humanos y esta concepción supone una aberración antropológica y uno de los mayores fraudes intelectuales de la historia que solo sirven para dar coartada científica a la utopía económica liberal).
Para el neoliberal hay un salario de equilibrio que dicta el mercado libre (que siempre es molón); si éste dice que son 200 euros al mes, ajo y agua.
Para el neoliberal quedarte sin empleo y pasar a cobrar el paro es una incongruencia ya que presupone que cuando nos quedamos en paro tenemos que buscar otro empleo de continuo, sin esperar ni siquiera unos días para digerir el golpe o pararse a reflexionar mínimamente sobre lo que nos pasa; obviamente si eliminamos la prestación por desempleo las personas se apresuraran más en buscar otro trabajo porque tendrán que seguir pagando las hipotecas, facturas, dar de comer a sus hijos, etc.
Para finalizar quiero compartir las palabras de Walter Block economista de la escuela austriaca, aynrandiano y “anarquista de mercado” del ultraliberal Mises Institute de EE.UU. (también ex economista jefe del Fraser Institute y gurú de nuestro Instituto Juan de Mariana, todos ellos lobbies centrados en extender el llamado Consenso de Washington y los intereses de la plutocracia) relacionados con los asuntos comentados:
- El argumento esclavista:
Dice, “un contrato basado en la propiedad privada llega a más reinos de la interacción humana, incluso para voluntarios contratos de esclavo.”
En la película “Stico” de Jaime de Armiñán, un Fernando Fernán-Gómez arruinado se ofrece como esclavo a Agustín González que acaba aceptando; lo que veíamos antes como parábola propia de tiempos pasados es lo que proponen hoy algunos renombrados “expertos” para el día de mañana.
- El argumento darwinista social:
Dice “algunos animales son más débiles que otros. Por ejemplo, el puercoespín es un animal indefenso excepto por sus púas, el ciervo es vulnerable excepto por su velocidad. En la economía también hay personas relativamente débiles. Los discapacitados, los jóvenes, las minorías, los que no tienen preparación, todos ellos, son agentes económicos débiles. Pero al igual que les ocurre a los seres en el mundo animal, estos agentes débiles tienen una ventaja sobre los demás: la capacidad de trabajar por sueldos más bajos. Cuando el gobierno les arrebata esa posibilidad fijando sueldos mínimos obligatorios, es como si se le arrancaran las púas al puercoespín.”
Sin comentarios.
https://lpedeuda.wordpress.com/2013/02/07/las-puas-del-puercoespin/
martes, 17 de febrero de 2015
Últimos testigos de Mauthausen. El periodista Carlos Hernández reconstruye la historia de los 9.000 republicanos españoles internados en campos nazis con la aquiescencia de Franco
Durante años Sigfried Meier fue muchas cosas en la vida para tratar de ocultar aquella que le habían obligado a ser contra su voluntad: un superviviente del nazismo. Judío de Fráncfort, Meier llegó de niño a Auschwitz, donde vio morir a su padre y afinó al máximo dos armas: el afán de supervivencia y el espíritu de rebeldía. Cuando entró en Mauthausen, trasladado en un convoy de la muerte sin ninguna noción de estar vivo, llevaba consigo tanta rabia que se atrevió a gritarle a los nazis que intentaron raparle. Y así fue, gracias a sus gritos y a su impecable perfil ario, cómo el capo de turno lo puso en manos de Saturnino Navazo, el preso español que organizaba partidos de fútbol en Mauthausen y que le adoptó como un hijo. Meier se emociona cada vez que recuerda a Saturnino. José Alcubierre lo hace cada vez que recuerda a su padre, asesinado a golpes en el campo de Gusen.
Ambos son algunos de los protagonistas de Los últimos españoles de Mauthausen (Ediciones B), el libro donde el periodista Carlos Hernández de Miguel rastrea la historia de los 9.000 deportados a campos nazis, con un doble objetivo: “Darles voz a las víctimas e identificar a los culpables”.
Meier y Alcubierre se cruzaron una vez en Mauthausen y no volvieron a hacerlo hasta el lunes, cuando coincidieron en Madrid para arropar la presentación de la obra. Ellos custodian de las pocas memorias aún vivas de la deportación, aunque su relación con aquel pasado ha diferido. Alcubierre nunca quiso olvidar. Meier luchó casi toda su vida por hacerlo: “No me gusta contarlo, preferiría que nunca hubiera existido. No es mi título de gloria, fue como una violación... yo viví todo esto como un niño, no podía entender por qué estaba allí”.
Alcubierre fue uno de los ocupantes del tren que partió hace 75 años de la estación de Angulema (Francia) cargado con 925 mujeres, hombres y niños españoles que ignoraban que su destino era Mauthausen. Aquel agosto de 1940 se consumaba la definitiva trapacería contra los republicanos refugiados en Francia, que habían sido movilizados —voluntariamente o no— para luchar contra Alemania sin obtener por ello ningún reconocimiento. “Los trabajadores españoles capturados en Francia durante la guerra son por lo tanto prisioneros civiles”, recogía un documento del Estado Mayor del Ejército francés en mayo de 1942, citado en el libro.
No era un simple formalismo: los alemanes trataron a los combatientes del ejército enemigo con arreglo a ciertas convenciones internacionales. Ser clasificado como civil sin patria reconocida dejó a miles de españoles desarbolados. Porque si la Francia de Pétain se despreocupó, la España de Franco los echó directamente en las fauces de los leones. “Franco fue un cómplice activo. Si acaban en los campos de concentración fue por orden de Franco”, denuncia el periodista Carlos Hernández de Miguel.
Alcubierre sobrevivió a cinco años de cautiverio en Mathausen, incluso al terrible dolor de recibir la noticia de la muerte de su padre a golpes, y fue uno de los artífices del salvamento de las fotografías que luego se usaron en los juicios de Núremberg. “Llevábamos el triángulo azul con el símbolo de los apátridas”, recuerda Alcubierre, que sigue viviendo en Angulema. “Ahora Francia nos respeta, nos ha dado una pensión. El Gobierno español no nos ha dado nada”, compara.
También Carlos Hernández lamenta la dejación de España con las víctimas de los campos nazis, como Alcubierre y Meier, el niño que renegó del alemán y de sus congéneres. “He aprendido que no se puede confiar en el ser humano, que un pueblo tan cultural como el alemán haya podido hacer lo que hizo... En Auschwitz no había ni una pizca de ayuda, cada uno iba a lo suyo, a vivir un día más, a robar aunque eso le pudiese costar la vida a otro, estas cosas fueron mi universidad… Yo podía haber terminado en la cárcel porque solo sabía robar y engañar. Me salvó Navazo… solo tengo una referencia. No creo en la bondad de la gente. Siempre hay un interés detrás. No soy amargo pero en general soy pesimista”.
Fuente:
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/01/26/actualidad/1422295851_665791.html
domingo, 13 de abril de 2014
Ecuador recluta a más de 800 españoles para sus universidades. El gasto en educación en este país se ha triplicado en seis años
En 2012 Rafael Correa, presidente de Ecuador, ordenó cerrar 14 universidades que no cumplían unos mínimos de calidad. En 2013 clausuró la 15º y 86 carreras. Un tiempo en el que ha habido un continuo goteo de profesores españoles hacia el país. “Hace dos años en la Universidad Técnica de Ambato no había ninguno y ahora somos 14 y otros seis se han marchado a Quito o a España”, cuenta José María Lavín, hasta 2012 profesor en la facultad de Telecomunicaciones de la Universidad Rey Juan Carlos.
Esto no ha hecho más que empezar. Solo el 2,33% de la población tiene educación superior, cuando UNESCO recomienda el 10%. Dentro del Plan Internacional de Captación y Selección de Educadores se han ofertado 500 puestos para profesores españoles que impartirán clase en la gratuita Universidad Nacional de Educación (UNAE). La República Dominicana también ha hecho el esfuerzo de formar a sus educadores, pero sin contar con profesorado extranjero.
Enrique Iglesias, ex Secretario General Iberoamericano, resume los motivos del auge educativo en el subcontinente en tres ideas: la pobreza solo se erradica desde una educación de calidad; en la sociedad del conocimiento no habrá espacio para los no formados a todos los niveles y edades; y la vorágine tecnológica es de tal magnitud que solo quien reciba la formación de base podrá pertenecer a la sociedad del futuro.
Otras tres universidades del conocimiento de excelencia —relacionadas con la investigación, las ciencias de la vida (energías renovables o cambio climático) y la tierra (geología, minas o petróleo)— están en marcha. Además, el programa de investigación Prometeo ha seleccionado ya a 180 españoles de los que 125 ya están allí o han trabajado. “Se trata de captar a los mejores científicos e investigadores de todas las áreas para que aporten sus conocimientos en nuestro país”, explica el embajador de Ecuador en España, Miguel Calahorrano. “Un 25% aproximadamente de los prometeos proceden de España, país con el que Ecuador tiene unas excelentes relaciones consolidadas por el lazo histórico, la cultura, el idioma y la religión y acentuada a partir del siglo XXI por el fenómeno migratorio”, se felicita.
Los prometeos acuden para una estancia de entre dos meses y un año pero resulta muy fácil reengancharse. Aunque hay quien se lo plantea como una estancia de movilidad. Es el caso de Gorka Moreno, sociólogo de la Universidad del País Vasco. En mayo se va con su familia por cuatro meses. Allí investigará sobre cómo invertir las remesas económicas en el turismo, formará a profesores y estudiantes y dará alguna charla divulgativa a la población. Es un programa “con una logística muy buena”. La dotación económica va entre los 3.300 y los 4.500 euros mensuales ya Moreno, director del Observatorio Vasco de Migraciones, le pagan además la casa, un seguro médico y el billete de avión.
“Me ha sorprendido el cambio del flujo migratorio. Tantísimos ecuatorianos que llegaron a nuestro país durante nuestros años de bonanza (1999-2005) —llegaron a ser medio millón— y ahora están volviendo y nosotros yendo”, razona el murciano Rafael López, ingeniero agrónomo, que trabaja en un programa de uso sostenible del agua y el suelo de la Universidad de Cuenca. El gasto en Educación en el país se ha triplicado en seis años. Pero el peso de la enseñanza privada sigue siendo muy fuerte. Representa un tercio del total en el mundo, pero en el caso de Latinoamérica el 50%.
El sueldo en la UNAE va de los 1.600 a los 3.800 euros, más un bono adicional de vivienda (de 300 a 530 euros), comida en el centro de trabajo y transporte. Cuentan en la embajada que recibieron 19.000 candidaturas por vía telemática, pero se descartaron a muchos no licenciados. Se entiende el interés despertado por la precariedad peninsular. Lo ilustra bien la malagueña Alba Anaya, que estudió Bellas Artes y Comunicación Audiovisual, es técnica superior en Artes Gráficas y tiene un máster en Didáctica. “En España estaba trabajando de profesora de extraescolares, de acomodadora en un teatro y daba clases en un centro cultural. No ganaba lo suficiente para vivir dignamente y estaba estresada”. En una semana en Ecuador tuvo varias ofertas de universidades y empresas de diseño. Da clase en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador...
Fuente: El País.
Esto no ha hecho más que empezar. Solo el 2,33% de la población tiene educación superior, cuando UNESCO recomienda el 10%. Dentro del Plan Internacional de Captación y Selección de Educadores se han ofertado 500 puestos para profesores españoles que impartirán clase en la gratuita Universidad Nacional de Educación (UNAE). La República Dominicana también ha hecho el esfuerzo de formar a sus educadores, pero sin contar con profesorado extranjero.
Enrique Iglesias, ex Secretario General Iberoamericano, resume los motivos del auge educativo en el subcontinente en tres ideas: la pobreza solo se erradica desde una educación de calidad; en la sociedad del conocimiento no habrá espacio para los no formados a todos los niveles y edades; y la vorágine tecnológica es de tal magnitud que solo quien reciba la formación de base podrá pertenecer a la sociedad del futuro.
Otras tres universidades del conocimiento de excelencia —relacionadas con la investigación, las ciencias de la vida (energías renovables o cambio climático) y la tierra (geología, minas o petróleo)— están en marcha. Además, el programa de investigación Prometeo ha seleccionado ya a 180 españoles de los que 125 ya están allí o han trabajado. “Se trata de captar a los mejores científicos e investigadores de todas las áreas para que aporten sus conocimientos en nuestro país”, explica el embajador de Ecuador en España, Miguel Calahorrano. “Un 25% aproximadamente de los prometeos proceden de España, país con el que Ecuador tiene unas excelentes relaciones consolidadas por el lazo histórico, la cultura, el idioma y la religión y acentuada a partir del siglo XXI por el fenómeno migratorio”, se felicita.
Los prometeos acuden para una estancia de entre dos meses y un año pero resulta muy fácil reengancharse. Aunque hay quien se lo plantea como una estancia de movilidad. Es el caso de Gorka Moreno, sociólogo de la Universidad del País Vasco. En mayo se va con su familia por cuatro meses. Allí investigará sobre cómo invertir las remesas económicas en el turismo, formará a profesores y estudiantes y dará alguna charla divulgativa a la población. Es un programa “con una logística muy buena”. La dotación económica va entre los 3.300 y los 4.500 euros mensuales ya Moreno, director del Observatorio Vasco de Migraciones, le pagan además la casa, un seguro médico y el billete de avión.
“Me ha sorprendido el cambio del flujo migratorio. Tantísimos ecuatorianos que llegaron a nuestro país durante nuestros años de bonanza (1999-2005) —llegaron a ser medio millón— y ahora están volviendo y nosotros yendo”, razona el murciano Rafael López, ingeniero agrónomo, que trabaja en un programa de uso sostenible del agua y el suelo de la Universidad de Cuenca. El gasto en Educación en el país se ha triplicado en seis años. Pero el peso de la enseñanza privada sigue siendo muy fuerte. Representa un tercio del total en el mundo, pero en el caso de Latinoamérica el 50%.
El sueldo en la UNAE va de los 1.600 a los 3.800 euros, más un bono adicional de vivienda (de 300 a 530 euros), comida en el centro de trabajo y transporte. Cuentan en la embajada que recibieron 19.000 candidaturas por vía telemática, pero se descartaron a muchos no licenciados. Se entiende el interés despertado por la precariedad peninsular. Lo ilustra bien la malagueña Alba Anaya, que estudió Bellas Artes y Comunicación Audiovisual, es técnica superior en Artes Gráficas y tiene un máster en Didáctica. “En España estaba trabajando de profesora de extraescolares, de acomodadora en un teatro y daba clases en un centro cultural. No ganaba lo suficiente para vivir dignamente y estaba estresada”. En una semana en Ecuador tuvo varias ofertas de universidades y empresas de diseño. Da clase en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador...
Fuente: El País.
sábado, 4 de enero de 2014
sábado, 19 de octubre de 2013
Sobre el nivel intelectual de los españoles
En estos últimos días, estamos sufriendo el bombardeo de los medios de comunicación por esa evaluación del nivel formativo de ciudadanas y ciudadanos de 23 países, en la que los españoles hemos quedado a la “altura del betún”. Sin la más elemental reflexión los informativos, y esos pseudotertulianos, se han limitado a dar la noticia, y a echar la culpa al empedrado: que si es culpa de las leyes anteriores, que si el rango de la muestra se extiende a un largo periodo que abarca tiempos de la dictadura, etc. etc.El asunto no deja de ser una táctica más de distracción de las que se utilizan para embelesar, y evitar entrar en temas importantes que afectan a amplias capas sociales, como son el paro, la precariedad, la corrupción, las mentiras de los políticos y, entrando en asuntos algo más profundos, la supeditación de aquellos, de los políticos, a los dictados del poder real.
La práctica educativa, encuadrada en el actual sistema, juega el papel que le corresponde, muy alejada del auténtico desarrollo integral de las personas. En algún momento pensé que la dinámica del propio sistema entraría en contradicción, y forzaría el cambio de lo educativo en beneficio de la producción y del consumo. Ahora, con algún dato más, y un mayor tiempo de reflexión, me atrevo a decir, con rotundidad, que no son posibles cambios aislados de cualquiera de las estructuras que sustentan al sistema, a saber: el modelo político, la función de los medios de comunicación (que hoy se emplean sólo para alienar) y el modelo educativo y cultural, así como la propia organización productiva y social. El cambio debe de ser global y simultaneo.
La historia, y la propia experiencia, avalan lo que digo. Reformas y más reformas desde las administraciones no han variado en lo más mínimo la práctica docente. Con la LOGSE, Ley de 1990, se hizo un intento para cambiar, al menos, la forma de presentar los procesos de aprendizaje. Después de un cierto periodo de confusión en las aulas, las aguas volvieron a su primitivo cauce, cauce primitivo, ineficaz, anquilosado y arcaico. El profesorado se ha erigido en un “rodillo” que aplasta cualquier intento de mejora. Pero, ¿por qué ocurre esto?, ¿por qué todo este colectivo no se moviliza para adquirir una profesionalidad de la que carece?, ¿cuáles son las verdaderas razones? El profesorado, como tantos otros colectivos, como la sociedad en su conjunto, está enajenado, conducido. En el terreno laboral, sus “propios actos se convierten para él [para el(la) profesor(a)] en una fuerza extraña, situada sobre él y contra él, en vez de ser gobernada por él” (K. Marx, el Capital). Se trabaja al dictado, aplicando programas definidos por otros sin que él o ella intervengan, los órganos de control de las administraciones se encargan de presionar para que esto sea así, las editoriales hacen el resto. (http://www.bubok.es/libros/193055/EN-LOS-LIMITES-DE-LA-IRRACIONALIDAD-analisis-del-actual-sistema-socioeconomico, pág. 136).
La sociedad, incluidos los “expertos”, entienden la educación como una simple transmisión de conocimientos, tal como escuchamos, hasta la saciedad, en los medios. El interés de algunos, y la ignorancia de otros, centran la instrucción en la adquisición desestructurada (y no constructiva) de contenidos, olvidándose o desconociendo que la auténtica formación debería centrarse en el desarrollo de capacidades intelectuales, cultivando tres dimensiones a saber: el razonamiento, la resolución de problemas (y no de ejercicios) y la creatividad.
Esta deformación interesada de la enseñanza justifica estos resultados que se han obtenido. Pienso que esa demostrada ignorancia de los nuestros en ese estudio desborda fronteras, es decir, es extrapolable a los demás países de nuestro entorno. La confección del ranking sólo responde a leves diferencias entre unos resultados y otros, origen del absurdo y desenfocado planteamiento de la prueba.
El diseño de un verdadero modelo educativo que permita la mejora de las capacidades innatas está por encima de las múltiples leyes que regulan la estructura educativa, a veces cargadas de ideología, como es el caso que nos ocupa ahora con el actual Gobierno conservador. Pero, tal como hemos señalado, es imposible llevarlo a cabo en el marco del actual sistema. Tiene más interés para el poder formar seres obedientes e ignorantes que necesiten ser guiados, aunque les lleven por un camino de autodestrucción, y pérdida de esas capacidades naturales que pidieran tener. “El sistema capitalista necesita personas que cooperen sin pensar, individuos que quieran ser mandados, hacer lo que se espera de ellos y adaptarse sin fricciones al mecanismo social” (Fromm, 1971).
A mi modo de ver, la verdadera evaluación del nivel intelectual de la ciudadanía de este mundo globalizado se puede llevar a cabo a través de los hechos y los comportamientos que observamos, y que no han sido mínimamente enmendados a lo largo del tiempo. Estos son algunos ejemplos:
La terrible pobreza en el mundo. Los fuertes desequilibrios entre unos países y otros, entre diferentes naciones, pueblos o razas. La desigualdad galopante entre habitantes de un mismo país.
La guerra como cobertura para la invasión imperialista con el consiguiente resultado de asesinatos indiscriminados de personas, que a veces se convierten en genocidios.
La permanencia de monarquías y su cohorte en lo que se supone son estados modernos.
Las grandes fortunas de magnates y mafiosos.
Asumir, sin vislumbrar alternativas, el sistema capitalista como única forma de producción y de organización social.
La creencia ciega en lo que se conoce como instituciones democráticas, de carácter netamente formal, incuestionables y ausentes de toda crítica.
La inamovible e ineficaz práctica educativa.
Ese desmedido afán de confundir lo deseable con lo posible.
La generalizada contradicción entre la paciencia (algunas veces) y la impaciencia (en otras).
Las desmedidas “retribuciones” de unas nuevas clases adineradas: gestores financieros, políticos, deportistas, actores y actrices, periodistas y “tertulianos”, cantantes, etc.
La aceptación incondicional de magias, religiones y/o sectas (incluida la católica).
La utilización fetichista y patriotera de signos y símbolos tales como himnos o banderas.
La afición y la pasión por los deportes, inducidas por los medios de comunicación.
La formas vigentes de administrar el ocio, condicionadas por los medios de comunicación, plasmadas en hechos tan aberrantes como las salidas masivas en fiestas, “puentes” y fines de semana, con el consiguiente sufrimiento que supone soportar los atascos de tráfico que se originan, así como asumir sin reflexión el riesgo de padecer accidentes mortales.
La degeneración de la juventud entregada a la bebida incontrolada, y a otros tipos de sustancias, como medio de evasión de un mundo que se les ofrece complicado.
Nota añadida: Torpeza y maldad.
Existe una circunstancia que justifica el comportamiento de algunos seres, y que se convierte en un “cáncer” social. Esa circunstancia se concreta en la confluencia de la torpeza con la maldad. La unión de ambas la estamos observando, por ejemplo, en nuestros días en nuestro país. Los torpes gobernantes actuales son malos, son malvados. Están castigando con dureza a las capas sociales más desposeídas, más humildes. Con su torpeza es posible que nos arrastren a situaciones irreversibles de las que ellos mismos pudieran lamentarse.
Fuente: Aquí.
jueves, 3 de octubre de 2013
miércoles, 10 de julio de 2013
Con la desconfianza en el ADN
-Los españoles, junto con los franceses, somos los europeos que más recelo mostramos hacia el prójimo
-Sociólogos e historiadores coinciden en que es un carácter forjado durante siglos
-Influyen la corrupción y la religión, la crisis solo lo agudiza
Los españoles somos tolerantes, familiares, poco religiosos, estamos en general bastante satisfechos con nuestras vidas y nos importa más el equilibrio entre la vida privada y la laboral que el nivel del salario.
Estas son algunas de las conclusiones del informe Values and Worldviews II sobre estilos de vida, valores y creencias realizado por la Fundación BBVA, un trabajo que toma como base 15.000 encuestas realizadas a ciudadanos de 10 países miembros de la Unión Europea.
Arrepentirse y tener perdón permite da manga ancha entre los católicos.
Algunas de las conclusiones del informe encajan con las ideas predominantes en el imaginario colectivo europeo: italianos y polacos son los que muestran un mayor nivel de religiosidad; a los franceses les atrae la seguridad de un empleo fijo, a los suecos les gusta estar bien informados (más del 70% lee el periódico todos los días)... El estudio pone de relieve, sin embargo, una característica de los españoles mucho menos conocida hasta ahora: España es el país, junto con Francia, con mayor nivel de “desconfianza interpersonal”. Con un resultado de 4,7 puntos, tan solo uno por encima de los franceses, los españoles no solo se colocan por debajo del resto de los países analizados (Alemania, Dinamarca, Italia, Países Bajos, Polonia, Reino Unido, República Checa y Suecia), sino que ni siquiera se acercan a la media, situada en 5,5.
Que no se aplique castigo a quienes mienten exacerba el recelo generalizado
La falta de confianza en las instituciones se extiende al resto de la ciudadanía
Según este informe, los españoles no creen que se pueda confiar en otras personas, exceptuando las que formen parte de su círculo más cercano de familiares y amigos. ¿Cuándo y por qué ha surgido esta actitud? ¿Tiene algo que ver la crisis económica o con la coyuntura política actual? ¿O siempre hemos sido desconfiados por naturaleza? Puesto que no existe apenas literatura sobre el tema, los expertos coinciden en que es muy difícil dar una respuesta científica a estas cuestiones. Pero precisamente, es la literatura la que primero se viene a la cabeza: un lazarillo de Tormes y un viejo ciego compartiendo un racimo de uvas.
—¿Sabes en qué veo que las comiste de tres a tres?
—En que comía yo dos a dos y callabas.
Pura picaresca. Hay algunas teorías sociales, psicológicas e históricas al respecto que pueden dar algunas otras pistas. La primera, aunque es de la historia reciente, remite a la política. Es la más recurrente y establece una relación entre la desconfianza hacia las instituciones políticas y hacia los individuos. “Los españoles tienen poca confianza en las instituciones, valoran de forma más negativa la democracia y tienen un nivel de asociación bastante bajo”, señala la socióloga Chelo Perera, coordinadora del estudio, que considera que estos pueden ser algunos de los factores que expliquen el origen de esta actitud desconfiada. Según explica, cuanta más inestabilidad política y corrupción, mayor nivel de desconfianza interpersonal.
Teniendo en cuenta que en España, la media de confianza en los políticos es de un 1,5 en una escala de 0 a 10, según el estudio Values and Worldviews, y que no suele haber día en el que los medios no recojan alguna información sobre corrupción, ya se trate de la contabilidad b de un partido o de un caso sobre ERE irregulares, esta teoría podría tener fundamentos sólidos. Si sumamos que a confiar y a desconfiar se aprende como consecuencia de repetidas interacciones sociales, como explica la doctora en Psicología de la Universidad Complutense, María Luisa Vecina, es “lógico” que los españoles se muestren desconfiados hoy, ya que “acumulan experiencias negativas donde se ha traicionado su confianza”. El hecho de que no se les haya aplicado “el castigo social correspondiente” a los que han actuado egoístamente aprovechándose de la confianza depositada en ellos no favorece el clima de confianza.
Pero, ¿por qué esa desconfianza hacia los políticos y las instituciones se extiende a los ciudadanos que, en principio, no han tenido nada que ver con esas traiciones? El sociólogo Jaime Andreu, Decano del Colegio de Política y Sociología de Andalucía, razona que las instituciones son la base de la sociedad y están formadas por individuos: “Si desconfiamos de esa base, estamos desconfiando de nuestra propia sociedad y, por ende, de sus ciudadanos”. El experto matiza que hay que excluir de este grupo a los miembros de los círculos más íntimos, como amigos y familiares, los únicos a los que los españoles consideran dignos de su confianza. “La confianza disminuye conforme la distancia social aumenta”, comenta. El sociólogo también defiende que el clima de corrupción política multiplica la desconfianza, tanto institucional como interpersonal.
Aclarada la cuestión sobre cómo la inestabilidad política representa un papel importante en el origen de la desconfianza de los españoles, cabría analizar cómo incide en dicho rasgo del carácter la crisis económica que azota al país desde hace más de un lustro.
Andreu deja claro que no existen datos sociológicos al respecto, pero sostiene que es un sentimiento que se fraguó poco antes de que naciera la democracia, en los años setenta, ya que desde su nacimiento, los españoles empezaron a desconfiar de las instituciones democráticas. En su opinión, desde entonces, se ha seguido una tendencia descendente que, en la actualidad, se ha visto reforzada por la crisis económica.
La coordinadora del estudio, por el contrario, opina que el elevado nivel de desconfianza de los españoles no está directamente relacionado con la situación económica del país. Perera admite una relación con la baja confianza en las instituciones democráticas, pero considera que la desconfianza es un rasgo que forma parte del carácter de los españoles más allá de la coyuntura económica actual.
Para arrojar algo de luz sobre esta discrepancia, consultamos a José Miguel Campo Rizo, secretario general del Colegio Oficial de Historiadores. Campo Rizo también establece la misma relación entre desconfianza hacia las instituciones y hacia los ciudadanos y afirma que en España no nos fiamos de nuestras instituciones “desde siempre”. El historiador sostiene que “tópicos como la envidia y la picaresca del carácter español han sido forjados a lo largo de la historia” y se remonta a un siglo antes de la democracia para poner un ejemplo. “El siglo XIX fue una centuria de guerras civiles, enfrentamientos por corrupción y denuncias entre ciudadanos. Somos un país internamente enfrentado entre nosotros”, señala.
Campo Rizo, al igual que la coordinadora del estudio, tampoco considera que sea un fenómeno asociado directamente a la situación de la economía española. A pesar de reconocer que la crisis no ha hecho más que exacerbar este sentimiento, no cree que se trate de algo coyuntural por la debacle económica, sino de “un rasgo propio del pueblo español”. Un carácter que, según él, no se puede cambiar. Si las instituciones son fruto de los ciudadanos que conforman la sociedad, aunque intentemos copiar el modelo de otros países que funcionen mejor, como por ejemplo Finlandia, nunca lo lograremos, “sencillamente porque los españoles no somos como los finlandeses”, sentencia.
Los resultados del informe confirman la diferencia que nos separa, al menos en términos de desconfianza hacia los demás, de países como Dinamarca, Holanda o Suecia, donde registran los niveles más altos de confianza interpersonal y la mejor valoración de sus instituciones políticas y sus sistemas democráticos.
Otra historiadora, Ana Clara Guerrero de la Torre, profesora titular en el departamento de Historia Contemporánea de la UNED, concuerda con su colega en que existe una disparidad entre los pueblos latinos de Europa del sur, como Francia y España, y los pueblos del norte. Según su teoría, estas diferencias podrían tener un origen religioso, ya que unos tienen cultura católica y otros son protestantes o calvinistas. “En el ámbito católico, el que miente es el listo, porque luego se arrepiente y Dios le perdona; eso permite una manga ancha que no existe en los países protestantes o calvinistas, donde los ciudadanos son más conscientes de su comportamiento y más responsables de unos actos por los que tienen que responder ante la sociedad”, explica.
Guerrero cita la obra del Lazarillo de Tormes [el clásico del siglo XVI que cuenta cómo un crío tiene que aprender a engañar a los demás para sobrevivir] para defender que “hasta en literatura nos encontramos con ejemplos del mundo de la picaresca que caracteriza a los españoles”; un rasgo que además, asocia especialmente a los países del sur.
La coordinadora del estudio, en cambio, no cree que se pueda establecer esa relación entre países latinos en el caso de la desconfianza interpersonal. Sostiene que, aunque sea cierto que en España, Francia, Grecia o Portugal tengan un nivel de confianza medio-bajo en la mayoría de la gente, Italia se sitúa en un nivel intermedio. Como muestra el informe, estos vecinos mediterráneos superan la media europea, con un 5,7. Por tanto, no considera que la desconfianza forme parte de un patrón asociado al carácter latino.
Discusiones sobre vínculos latinos aparte, y si aceptamos que la desconfianza es un rasgo propio del carácter español, cabe preguntarse cómo puede afectar la desconfianza al futuro del país. Y viceversa: ¿son previsibles cambios que recorten este nivel de recelo?
La mayoría de los expertos consultados ven el futuro con relativo optimismo. El sociólogo Jaime Andreu opina que una de las cosas buenas que provocará la crisis es que “tarde o temprano se producirán cambios sociales y políticos y mejorará el funcionamiento de las instituciones, y entonces aumentará la confianza de los ciudadanos en las instituciones y por extensión, en sus compatriotas”. Andreu considera que las sociedades se van regenerando a sí mismas y, cuando se desequilibran, llega un momento en que se vuelven a equilibrar. En su opinión, la sociedad española “tiene un problema de infravaloración, porque también demuestra valores muy positivos”. Es curioso que, aunque nuestro nivel de desconfianza interpersonal sea tan bajo, eso no afecta a nuestros niveles de tolerancia.
La responsable del estudio, ofrece datos del informe que respaldan esta opinión: los españoles destacan por encima de la media europea en lo que se refiere a aceptar el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción por parte de parejas homosexuales o a prácticas como el divorcio o la eutanasia. Además, al igual que su colega sociólogo, opina que a medida que la situación política se vaya estabilizando y los valores democráticos se asienten, la confianza, tanto institucional como personal, aumentará.
El historiador José Miguel Campo Rizo, se muestra convencido de que la desconfianza se moderará en las nuevas generaciones gracias a fenómenos como el auge de las redes sociales, que modifican notablemente las formas de socialización y exigen un mayor nivel de confianza en el otro para no quedarse fuera de determinados circuitos. Para la psicóloga María Luisa Vecina, en épocas difíciles como la actual el cerebro humano adopta posiciones “directamente enfocadas a la supervivencia”, por lo que desconfiar “es lo más normal”.
Habrá que esperar pues a que lleguen tiempos mejores para comprobar si somos capaces de empezar a confiar en los demás... sigue. Fuente: El País.
-Sociólogos e historiadores coinciden en que es un carácter forjado durante siglos
-Influyen la corrupción y la religión, la crisis solo lo agudiza
Los españoles somos tolerantes, familiares, poco religiosos, estamos en general bastante satisfechos con nuestras vidas y nos importa más el equilibrio entre la vida privada y la laboral que el nivel del salario.
Estas son algunas de las conclusiones del informe Values and Worldviews II sobre estilos de vida, valores y creencias realizado por la Fundación BBVA, un trabajo que toma como base 15.000 encuestas realizadas a ciudadanos de 10 países miembros de la Unión Europea.
Arrepentirse y tener perdón permite da manga ancha entre los católicos.
Algunas de las conclusiones del informe encajan con las ideas predominantes en el imaginario colectivo europeo: italianos y polacos son los que muestran un mayor nivel de religiosidad; a los franceses les atrae la seguridad de un empleo fijo, a los suecos les gusta estar bien informados (más del 70% lee el periódico todos los días)... El estudio pone de relieve, sin embargo, una característica de los españoles mucho menos conocida hasta ahora: España es el país, junto con Francia, con mayor nivel de “desconfianza interpersonal”. Con un resultado de 4,7 puntos, tan solo uno por encima de los franceses, los españoles no solo se colocan por debajo del resto de los países analizados (Alemania, Dinamarca, Italia, Países Bajos, Polonia, Reino Unido, República Checa y Suecia), sino que ni siquiera se acercan a la media, situada en 5,5.
Que no se aplique castigo a quienes mienten exacerba el recelo generalizado
La falta de confianza en las instituciones se extiende al resto de la ciudadanía
Según este informe, los españoles no creen que se pueda confiar en otras personas, exceptuando las que formen parte de su círculo más cercano de familiares y amigos. ¿Cuándo y por qué ha surgido esta actitud? ¿Tiene algo que ver la crisis económica o con la coyuntura política actual? ¿O siempre hemos sido desconfiados por naturaleza? Puesto que no existe apenas literatura sobre el tema, los expertos coinciden en que es muy difícil dar una respuesta científica a estas cuestiones. Pero precisamente, es la literatura la que primero se viene a la cabeza: un lazarillo de Tormes y un viejo ciego compartiendo un racimo de uvas.
—¿Sabes en qué veo que las comiste de tres a tres?
—En que comía yo dos a dos y callabas.
Pura picaresca. Hay algunas teorías sociales, psicológicas e históricas al respecto que pueden dar algunas otras pistas. La primera, aunque es de la historia reciente, remite a la política. Es la más recurrente y establece una relación entre la desconfianza hacia las instituciones políticas y hacia los individuos. “Los españoles tienen poca confianza en las instituciones, valoran de forma más negativa la democracia y tienen un nivel de asociación bastante bajo”, señala la socióloga Chelo Perera, coordinadora del estudio, que considera que estos pueden ser algunos de los factores que expliquen el origen de esta actitud desconfiada. Según explica, cuanta más inestabilidad política y corrupción, mayor nivel de desconfianza interpersonal.
Teniendo en cuenta que en España, la media de confianza en los políticos es de un 1,5 en una escala de 0 a 10, según el estudio Values and Worldviews, y que no suele haber día en el que los medios no recojan alguna información sobre corrupción, ya se trate de la contabilidad b de un partido o de un caso sobre ERE irregulares, esta teoría podría tener fundamentos sólidos. Si sumamos que a confiar y a desconfiar se aprende como consecuencia de repetidas interacciones sociales, como explica la doctora en Psicología de la Universidad Complutense, María Luisa Vecina, es “lógico” que los españoles se muestren desconfiados hoy, ya que “acumulan experiencias negativas donde se ha traicionado su confianza”. El hecho de que no se les haya aplicado “el castigo social correspondiente” a los que han actuado egoístamente aprovechándose de la confianza depositada en ellos no favorece el clima de confianza.
Pero, ¿por qué esa desconfianza hacia los políticos y las instituciones se extiende a los ciudadanos que, en principio, no han tenido nada que ver con esas traiciones? El sociólogo Jaime Andreu, Decano del Colegio de Política y Sociología de Andalucía, razona que las instituciones son la base de la sociedad y están formadas por individuos: “Si desconfiamos de esa base, estamos desconfiando de nuestra propia sociedad y, por ende, de sus ciudadanos”. El experto matiza que hay que excluir de este grupo a los miembros de los círculos más íntimos, como amigos y familiares, los únicos a los que los españoles consideran dignos de su confianza. “La confianza disminuye conforme la distancia social aumenta”, comenta. El sociólogo también defiende que el clima de corrupción política multiplica la desconfianza, tanto institucional como interpersonal.
Aclarada la cuestión sobre cómo la inestabilidad política representa un papel importante en el origen de la desconfianza de los españoles, cabría analizar cómo incide en dicho rasgo del carácter la crisis económica que azota al país desde hace más de un lustro.
Andreu deja claro que no existen datos sociológicos al respecto, pero sostiene que es un sentimiento que se fraguó poco antes de que naciera la democracia, en los años setenta, ya que desde su nacimiento, los españoles empezaron a desconfiar de las instituciones democráticas. En su opinión, desde entonces, se ha seguido una tendencia descendente que, en la actualidad, se ha visto reforzada por la crisis económica.
La coordinadora del estudio, por el contrario, opina que el elevado nivel de desconfianza de los españoles no está directamente relacionado con la situación económica del país. Perera admite una relación con la baja confianza en las instituciones democráticas, pero considera que la desconfianza es un rasgo que forma parte del carácter de los españoles más allá de la coyuntura económica actual.
Para arrojar algo de luz sobre esta discrepancia, consultamos a José Miguel Campo Rizo, secretario general del Colegio Oficial de Historiadores. Campo Rizo también establece la misma relación entre desconfianza hacia las instituciones y hacia los ciudadanos y afirma que en España no nos fiamos de nuestras instituciones “desde siempre”. El historiador sostiene que “tópicos como la envidia y la picaresca del carácter español han sido forjados a lo largo de la historia” y se remonta a un siglo antes de la democracia para poner un ejemplo. “El siglo XIX fue una centuria de guerras civiles, enfrentamientos por corrupción y denuncias entre ciudadanos. Somos un país internamente enfrentado entre nosotros”, señala.
Campo Rizo, al igual que la coordinadora del estudio, tampoco considera que sea un fenómeno asociado directamente a la situación de la economía española. A pesar de reconocer que la crisis no ha hecho más que exacerbar este sentimiento, no cree que se trate de algo coyuntural por la debacle económica, sino de “un rasgo propio del pueblo español”. Un carácter que, según él, no se puede cambiar. Si las instituciones son fruto de los ciudadanos que conforman la sociedad, aunque intentemos copiar el modelo de otros países que funcionen mejor, como por ejemplo Finlandia, nunca lo lograremos, “sencillamente porque los españoles no somos como los finlandeses”, sentencia.
Los resultados del informe confirman la diferencia que nos separa, al menos en términos de desconfianza hacia los demás, de países como Dinamarca, Holanda o Suecia, donde registran los niveles más altos de confianza interpersonal y la mejor valoración de sus instituciones políticas y sus sistemas democráticos.
Otra historiadora, Ana Clara Guerrero de la Torre, profesora titular en el departamento de Historia Contemporánea de la UNED, concuerda con su colega en que existe una disparidad entre los pueblos latinos de Europa del sur, como Francia y España, y los pueblos del norte. Según su teoría, estas diferencias podrían tener un origen religioso, ya que unos tienen cultura católica y otros son protestantes o calvinistas. “En el ámbito católico, el que miente es el listo, porque luego se arrepiente y Dios le perdona; eso permite una manga ancha que no existe en los países protestantes o calvinistas, donde los ciudadanos son más conscientes de su comportamiento y más responsables de unos actos por los que tienen que responder ante la sociedad”, explica.
Guerrero cita la obra del Lazarillo de Tormes [el clásico del siglo XVI que cuenta cómo un crío tiene que aprender a engañar a los demás para sobrevivir] para defender que “hasta en literatura nos encontramos con ejemplos del mundo de la picaresca que caracteriza a los españoles”; un rasgo que además, asocia especialmente a los países del sur.
La coordinadora del estudio, en cambio, no cree que se pueda establecer esa relación entre países latinos en el caso de la desconfianza interpersonal. Sostiene que, aunque sea cierto que en España, Francia, Grecia o Portugal tengan un nivel de confianza medio-bajo en la mayoría de la gente, Italia se sitúa en un nivel intermedio. Como muestra el informe, estos vecinos mediterráneos superan la media europea, con un 5,7. Por tanto, no considera que la desconfianza forme parte de un patrón asociado al carácter latino.
Discusiones sobre vínculos latinos aparte, y si aceptamos que la desconfianza es un rasgo propio del carácter español, cabe preguntarse cómo puede afectar la desconfianza al futuro del país. Y viceversa: ¿son previsibles cambios que recorten este nivel de recelo?
La mayoría de los expertos consultados ven el futuro con relativo optimismo. El sociólogo Jaime Andreu opina que una de las cosas buenas que provocará la crisis es que “tarde o temprano se producirán cambios sociales y políticos y mejorará el funcionamiento de las instituciones, y entonces aumentará la confianza de los ciudadanos en las instituciones y por extensión, en sus compatriotas”. Andreu considera que las sociedades se van regenerando a sí mismas y, cuando se desequilibran, llega un momento en que se vuelven a equilibrar. En su opinión, la sociedad española “tiene un problema de infravaloración, porque también demuestra valores muy positivos”. Es curioso que, aunque nuestro nivel de desconfianza interpersonal sea tan bajo, eso no afecta a nuestros niveles de tolerancia.
La responsable del estudio, ofrece datos del informe que respaldan esta opinión: los españoles destacan por encima de la media europea en lo que se refiere a aceptar el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción por parte de parejas homosexuales o a prácticas como el divorcio o la eutanasia. Además, al igual que su colega sociólogo, opina que a medida que la situación política se vaya estabilizando y los valores democráticos se asienten, la confianza, tanto institucional como personal, aumentará.
El historiador José Miguel Campo Rizo, se muestra convencido de que la desconfianza se moderará en las nuevas generaciones gracias a fenómenos como el auge de las redes sociales, que modifican notablemente las formas de socialización y exigen un mayor nivel de confianza en el otro para no quedarse fuera de determinados circuitos. Para la psicóloga María Luisa Vecina, en épocas difíciles como la actual el cerebro humano adopta posiciones “directamente enfocadas a la supervivencia”, por lo que desconfiar “es lo más normal”.
Habrá que esperar pues a que lleguen tiempos mejores para comprobar si somos capaces de empezar a confiar en los demás... sigue. Fuente: El País.
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