sábado, 7 de marzo de 2020
¿Es una revolución impensable?
La huelga francesa contra la involución que el Presidente Macron anima, ahora en el sistema de jubilación, languidece. Llevamos más de diez semanas de protestas y necesariamente la capacidad huelguística remite. Menos paros y menos gente en las manifestaciones sindicales. Pero, ¿cómo leer este hecho? Seguramente en el gobierno, en el Elíseo y en general en el ámbito de los dominadores, eso se lee con alivio. Recuerdan lo ocurrido con anteriores protestas, la Nuit debut o el movimiento contra la reforma (involución) laboral durante la presidencia de François Hollande, y deducen que también ahora la protesta se desinfla. ¿Derrota? ¿Resignación? No quisiera tomar los deseos por realidad, pero no creo que en el Elíseo tengan motivos para tranquilizarse. ¿Pasar página y seguir con lo suyo, concentrándose, por ejemplo, en las próximas e intrascendentes elecciones municipales, cuando da la impresión de que la olla sigue cociendo a fuego lento la sustancia del descontento?
Hay menos gente en la calle, sí, pero las encuestas confirman que la oposición a la involución del sistema de pensiones, uno de los pilares del consenso social elaborado en la posguerra, no disminuye, sino aumenta. Un 67% pide un referéndum sobre la cuestión y hasta el Consejo de Estado ha criticado, “la falsa promesa de un régimen (de pensiones) universal” que vende Macron. La inusitada violencia policial que centenares de miles de ciudadanos ha sufrido u observado en directo, ha acabado siendo tematizada hasta por los medios de comunicación del establishment, mayormente controlados por la oligarquía financiera y los superricos. Se discute que es más conveniente, si el lema habitual de “Todo el mundo detesta a la policía”, u otro del tipo, “¡compañero policía, únete!” (De hecho el gobierno ha pactado un régimen de pensiones especial para los policías, por si acaso).
El dato fundamental no es que haya menos gente en las manifestaciones sindicales, sino que desde 2014, la temperatura social no ha dejado de subir en Francia. La pregunta fundamental es si el enfado de base, latente o manifiesto, acabará explotando. Si la gente que está enojada dará un paso más para convertir lo latente y pasivo en una explosión social activa y enérgica. Los sindicatos, pensados para negociar, no sirven en una situación en la que el poder no tiene nada que negociar.
Es obvio que no hay marco de negociación. El neoliberalismo consiste precisamente en la ruptura de los consensos sociales de posguerra. Y eso no tiene una solución electoral. Solo se puede cambiar por la fuerza. Desde la campaña electoral francesa del 2017 tengo claro que en el mejor de los escenarios para un cambio político institucional adverso al neoliberalismo en Francia -la hipótesis de una victoria electoral del único candidato de izquierdas, Jean-Luc Melenchon, que rozó el 20% del voto en la primera vuelta en 2017- el asunto se habría saldado con un estrepitoso fracaso. Si Melenchon hubiera intentado cambiar cosas fundamentales, aplicando su programa de transformación social y ecológica, el poder financiero, nacional e internacional, y los medios de comunicación a su servicio le habrían organizado una presión total hasta tumbarlo o convertirlo en un nuevo Alexis Tsipras, es decir obligándole a hacer todo lo contrario de aquello para lo que se le votó y desembocando en una traición pura y simple en nombre del realismo y el pragmatismo.
Entonces, ¿por la fuerza? Pero ¿Quién está dispuesto en nuestras sociedades modernas, donde casi todo el mundo tiene algo que perder, a dar la cara, a arriesgarse a ser detenido, encarcelado y juzgado por violar la ley que defiende el orden establecido y sus instituciones cuya violencia es extrema cuando se plantea su cuestionamiento? ¿Quien no teme la violencia? Yo, desde luego no estoy dispuesto a tomar por asalto una comisaría, pongamos por caso. Tengo mucho que perder y nunca lo haría. ¿Nunca? Hombre, si a mi lado hubieran 100.000 personas unidas en ese propósito, ya no sería una cuestión personal. Ni siquiera sería un negocio arriesgado. Así fue como se tomaron por asalto las comisarías de la odiada y corrupta policía en El Cairo, aunque luego el asunto acabara como el rosario de la aurora.
La conciencia de la debilidad es lo que fundamenta el miedo, pero ¿qué pasa cuando el enfado estalla, se hace masivo y hegemónico y el orden establecido se hunde como un castillo de naipes. Como recuerda Frederic Lordon, mencionando muchos de estos ejemplos, solo la revuelta general vence el miedo, cuando las instituciones dejan de ser sacralizadas. En definitiva, ¿es una revolución impensable? ¿Es imaginable un cambio social fundamental en la estructura de poder y en la organización de la sociedad, impuesto por la fuerza de una mayoría convencida de que no hay solución institucional posible para los acuciantes problemas que padece? ¿Es deseable?
En cuanto a pensamiento aun vivimos en la época retro de François Furet en la que la Revolución es igual a terror y a matriz de la dictadura, pero en el run-run de su descontento y ante la evidencia de que no hay negociación posible ni salida electoral que ponga fin a la involución en curso, es lógico que toda esa ideología se replantee. Y eso está ocurriendo en Francia. ¿Es significativo? Habrá que ver.
Recuerdo en ese contexto una entrevista mantenida en 2016 con el historiador francés Pierre Serna, del Instituto de Historia de la Revolución Francesa (IHRF) de la Sorbonne. Había entonces en París una petición de historiadores para darle una calle a Robespierre, figura demonizada. La derecha se negaba. El Incorruptible fue quien puso los derechos sociales en el centro del escenario. Introdujo en la Constitución de 1793, la más democrática, el invento de la pensión de jubilación, la seguridad social, los subsidios para las familias de más de tres hijos, las casas de educación para las madres solteras o el derecho al trabajo contra las condiciones más degradantes. Se opuso a las colonias y el esclavismo. Está claro por qué se le adjudicó, en solitario, los muertos del terror y la dictadura: “para tapar lo social”, decía Serna.
El profesor tenía una idea muy innovadora de la Revolución Francesa como algo inscrito en un largo proceso aun inacabado y que forma parte de un conglomerado atlántico-universal, en el que Francia es inseparable de Estados Unidos y de Haití. “Toda revolución es una guerra de independencia, el periodo moderno es tanto la historia de una Revolución permanente como de construcción de los Estados”. Y es, sobre todo, un “proceso de descolonización” en marcha, inacabado, abierto y con futuro, decía.
Aunque hoy se tienda a hablar de “revolución” con cierta ligereza, designando como tal meros golpes de estado, operaciones de cambios de régimen propiciadas por las potencias, o movimientos de protesta civil más o menos importantes, la Revolución sigue ahí, agazapada y siempre inesperada por definición. La idea de que los dos siglos y medio de revolución iniciados por la Revolución Inglesa (1642-1689) concluyen en los años 1970 con el fin de la era industrial, es errónea y eurocéntrica, sostenía Serna. Las revoluciones empiezan en la periferia, como ahora en lugares como Túnez, precisan que la gente salga a la calle y que en un momento dado las fuerzas del orden, los militares, se cambien de bando. Tanto en Estados Unidos, como muestra la cuestión negra, como en Francia donde, “se ha roto el nexo entre República y democracia”, la revolución está “inacabada”, decía.
“Las materias primas, el extractivismo, se han convertido en el esclavo del Siglo XXI”, afirmaba este profesor, adelantando algo que hoy suscriben muchos adolescentes cada viernes. Cuando en febrero de 1794 se dijo que no se quería más esclavismo, se proclamó una locura desde el punto de vista de cómo se ganaba el dinero, de cómo se consumía el algodón, el café y el azúcar sobre la desestructuración de la India y la masacre de América Latina y los esclavos. La puesta en cuestión del esclavismo, como hoy del extractivismo, determina una nueva manera de funcionar. La revolución es la imposición de un nuevo sentido común que revienta la base del viejo orden.
Si la ley de las revoluciones del XVIII, revoluciones que nacen en la periferia que van al centro (del imperio colonial a la metrópoli, de la provincia francesa a París), se traduce hoy, el vector de Túnez debería apuntar hacia el nuevo centro mundial desplazado hacia oriente: hacia China, con su enorme clase obrera. ¿Una China con una demografía anciana, en el papel de revolucionaria? Por qué no: La revolución es lo impensable por definición, ¿Quién imaginaba la abolición de la monarquía en 1789, o aún más, la abolición de la esclavitud, motor de la economía-mundo, por los diputados en 1794?
Pensar lo impensable supone abrirse a escenarios como el de una población vieja radicalizada en Europa por el deterioro/abolición de las pensiones actualmente en curso. Es el momento de los yayoflautas: “Viejos bien conservados por los progresos de la ciencia, ¿se dejarán desposeer, o se sumarán a los jóvenes estigmatizados y sin futuro de la periferia urbana?”, se preguntaba Serna. ¿Una revolución europea contra la UE neoliberal sin que exista pueblo europeo? “Tampoco existía el pueblo francés en 1789. Lo inventaron”, decía Serna. Solo la imaginación, la audacia y el sueño permiten tantear y anticipar lo que por definición es siempre inesperado.
(Publicado en Ctxt)
https://rafaelpoch.com/2020/02/20/es-una-revolucion-impensable/
jueves, 29 de marzo de 2018
_- El conflicto como motor del mundo. Un singular proyecto artístico reflexiona sobre la revolución, la resistencia y la rebeldía en el Círculo de Bellas Artes de Madrid
A partir de ahí idearon un ambicioso proyecto intelectual que cuenta con citas e imágenes reconocibles, pero que centra su interés en el conflicto a través del tiempo, del arte, de la historia, de la política. Un relato poliédrico que igual alude el origen de la expresión revolucionaria “asaltar los cielos” (popularizada por Marx, aunque ya había sido empleada por Homero o Platón) que proyecta unos dibujos soviéticos de los años 20 apenas conocidos; exhibe recortes de periódicos sobre acontecimientos históricos que rememora el viaje en barcaza de una gigantesca estatua de un lenin caído, mientras en las orillas del río algunos súbditos se arrodillan como si fuera una deidad, en unas imágenes magnéticas filmadas por Angelopoulos para su película La mirada de Ulises.
“El conflicto es lo que mueve el mundo”, dice Juan Barja, poeta y director del Círculo, en mitad de la sala de exposición interactiva que conjuga frases, fotografía, vídeo y cine para conformar el discurso de El gran río. Resistencia, Rebeldía, Rebelión, Revolución. Comisariada por Lucía Jalón Oyarzun y David Sánchez Usanos, la muestra se prolongará hasta el 26 de agosto. “En vez de organizar una celebración sobre el 17 y el 68, hemos propuesto, tras más de dos años de trabajo, una reflexión sobre el conflicto en un proyecto en el que cobra especial relevancia la película y el catálogo”, añade Barja.
Potencial poético
La película está compuesta por 22 episodios (algunos más históricos, otros enfocados temáticamente), que se pueden ver independientemente o en conjunto. El montaje pretende también subrayar el potencial poético de las imágenes de archivo de múltiples procedencias, apoyándose en textos de Leonardo da Vinci, Bertold Brech, Sófocles y Albert Camus, entre muchos otros.“Hemos planteado El gran río como una intervención a distintos niveles: visual (exposición), textual-libresco (catálogo), fílmico (película) y conversacional (ciclo de diálogos y conferencias). Pensamos que la revolución no es algo del pasado, que pertenezca a los grandes nombres y momentos insignes de la historia, la revolución no es para los museos ni las conmemoraciones: la revolución ha de ser de todos, ha de cambiar la experiencia y la vida cotidiana de la gente. La revolución es aquí y ahora”, explica Sánchez Usanos, uno de los dos comisarios de un proyecto en que el que también han trabajado Elisa y Farael Celda, Óscar Vincentelli y el propio Barja.
El gran río es un proyecto singular, similar a los que el Círculo dedicó a Walter Benjamin y a Fernando Pesoa. Ofrece una experiencia cultural que se filtra como el agua en el espectador y lector que se deje llevar por la corriente del pensamiento.
UNA ANTOLOGÍA DE CITAS
El catálogo de la exposición es una antología de fragmentos de textos y citas, relativa a los materiales de que está hecho el pensamiento. Por ejemplo, en el epígrafe Revolución, teorías y definiciones, se incluyen citas de Hannah Arendt (“La naturaleza del inicio ya implica y comporta (...) la arbitrariedad de lo absoluto”), J. W. Goethe (“Cuanto existe merece perecer”) o P. J. Proudhon (“El poder es en sí cosa mecánica, la revolución es creación”). En el apartado Sobre la verdad, entran F. Fanon (“La búsqueda de la verdad es colectiva”) o T. Adorno (“La necesidad de expresar el sufrimiento es condición de toda verdad”).
https://elpais.com/cultura/2018/03/23/actualidad/1521822589_230864.html
domingo, 31 de diciembre de 2017
1917-2017. El porvenir de la revolución
Para conmemorar el centenario de la revolución rusa de 1917 hemos seguido mes a mes los acontecimientos que sucedieron y analizando los diversos problemas políticos que tuvo que afrontar el movimiento revolucionario. La revolución rusa sigue siendo motivo de un gran interés, se han publicado innumerables libros, se han escrito miles de artículos, convocado actos, debates y congresos, porque es uno de los acontecimientos que ha marcado la historia contemporánea y continúa siendo una fuente de lecciones para quienes quieren transformar el mundo. Este aniversario ha servido también para repensar la actualidad de la revolución. En los ataques contra la revolución de 1917 se ha hecho un coctel imbebible entre la situación actual en Rusia, la degeneración estalinista o que toda la evolución histórica estaba ya en las ideas y práctica de Lenin y Trotsky, con el declarado fin de negar que sea posible un cambio social y político, un cambio de contenido revolucionario. Hemos intentado lo contrario: las causas de la revolución están dentro del sistema capitalista, ni son un sueño ni las inventamos.
La revolución se enfrentó a tareas inmensas, nada estaba escrito por anticipado. Sobre la base de las anteriores experiencias, sobre todo la Comuna de París de 1871 y la revolución rusa de 1905, los revolucionarios rusos tuvieron que emprender un camino hasta entonces nunca explorado: construir el socialismo sobre las ruinas de una larga guerra imperialista y una posterior intervención militar de los ejércitos imperialistas en la Rusia de los soviets. Hay que tener muy presente estos hechos para poder entender las posteriores dificultades del proceso revolucionario. Los capitalistas utilizaron toda la resistencia posible antes de ser derrotados. Lo más importante para ellos era mantener sus propiedades y beneficios, lo de menos todos los sufrimientos que pudieran causar al pueblo. Esa es la eterna lucha de clases de los capitalistas, aún hoy. Si la guerra imperialista entre 1914-1917 causó en Rusia más de 2 millones de muertos y unos 5 millones de personas heridas, la llamada guerra civil entre 1918-1923 causó alrededor de 9 millones de muertos. La producción industrial era en 1921 el 31% de la de 1913 y solo el 21% en la industria pesada. En ese mismo año, la extensión de tierra cultivada era sólo el 62% de la de 1913. Dejaron un país arrasado sobre el que hubo que empezar a construir la nueva sociedad. Trotsky escribiría en su autobiografía Mi vida: “Entonces no podía preverse si habíamos de seguir en el poder o íbamos a ser arrollados pero lo que desde luego era indispensable, cualesquiera que fuesen las eventualidades del mañana, era poner la mayor claridad posible en las experiencias revolucionarias de la humanidad. Más tarde o más temprano, vendrían otros y seguirían avanzando sobre los jalones que nosotros dejásemos puestos. Tal era la preocupación de los trabajos legislativos en todo el primer período”.
En pocos años el proyecto de construcción socialista demostró su superioridad sobre el capitalismo, tanto en el terreno del desarrollo industrial y agrícola como en el de los derechos y libertades, participación en el ejercicio del poder, reconocimiento de derechos de las mujeres, ambiciosos planes contra el analfabetismo, desarrollo de la cultura y las artes, etc. La previsión de los revolucionarios rusos contaba con el éxito de la revolución en los países más desarrollados para poder avanzar en la vía del socialismo y, sin embargo, la revolución en Europa no triunfó. Rosa Luxemburg escribió acertadamente: "En Rusia, el problema solo podía plantearse. No se puede resolver en Rusia, solo se puede resolver a nivel internacional". Sobre el fondo de una revolución aislada en un país destruido y atrasado fue surgiendo una burocracia que se impuso sobre las conquistas de la revolución y a la que Stalin representó. La victoria de la burocracia estalinista representó la degeneración política y social definitiva de las conquistas socialistas. Citando al poeta ruso Óssip Mandelstam, “lo que podría haber sido un amanecer se convierte en un ocaso”. La movilización popular y una sociedad colapsada económicamente acabó con el poder burocrático en 1989. Los procesos sociales no se desarrollan sobre una línea recta, se aceleran o se enlentecen, avanzan o retroceden. La revolución francesa acabó con la monarquía y la nobleza, pero años después se reinstauró la monarquía y fue necesaria otra revolución para volver a instaurar la república. Es evidente que el camino hacia el socialismo será mucho más complejo de lo que nos habíamos imaginado, pero no hay ninguna duda de que son las revoluciones quienes modifican el mundo y permiten que la humanidad avance en la mejora de sus condiciones de vida y en sus derechos.
[Muchos balances y artículos de reflexión se han escrito en este centenario, de todos ellos recomiendo la lectura del escrito por Adolfo Gily y publicado en Sin Permiso
http://www.sinpermiso.info/textos/los-destinos-de-una-revolucion]
Seguir aqui.
martes, 5 de abril de 2016
Sobre el estilo del Manifiesto Comunista. Umberto Eco (1932-2016)
Comienza con un formidable golpe de timbal, como la Quinta Sinfonía de Beethoven: "Un fantasma recorre Europa" (no olvidemos que estamos todavía cerca del florecimiento preromántico y romántico de la novela gótica, y los espectros son entidades que hay que tomarse en serio). Sigue justo después una historia a vuelo de águila de las luchas sociales, desde la antigua Roma hasta el nacimiento y desarrollo de la burguesía, y las páginas dedicadas a las conquistas de esta nueva clase "revolucionaria" constituyen su poema fundador, todavía válido para quienes apoyan el liberalismo. Se ve (quiero decir exactamente "se ve", en sentido casi cinematográfico) esta nueva fuerza irrefrenable que, impulsada por la necesidad de nuevas salidas para sus mercancías, recorre todo el orbe terráqueo (y, a mi entender, aquí el hebreo y mesiánico Marx piensa en el inicio del Génesis), altera y transforma países lejanos porque los bajos precios de sus productos son una especie de artillería pesada con la que bombardea cualquier muralla china, hace capitular a los bárbaros más endurecidos en el odio al extranjero, instaura y desarrolla las ciudades como signo y fundamento de su propio poder, se multinacionaliza, se globaliza, hasta inventa una literatura ya no nacional sino mundial...
Al final de esta apología (que conquista en la medida en que es sincera admiración), llega de improviso el giro dramático: el hechicero se encuentra impotente para dominar les fuerzas subterráneas que ha invocado, el vencedor se ahoga en su propia sobreproducción y cría en su propio seno, de sus mismas entrañas, a sus sepultureros, los proletarios.
Entra ahora en escena esta nueva fuerza que, dividida y confusa en un primer momento, se empecina con furia en la destrucción de las máquinas y es empleada por la burguesía como masa de choque, obligada a luchar contra los enemigos de sus propios enemigos (las monarquías absolutas, la propiedad feudal, los pequeños burgueses), y absorbe gradualmente a parte de los adversarios que la gran burguesía proletariza: artesanos, tenderos, campesinos propietarios. La revuelta se convierte en lucha organizada, los obreros están en contacto recíproco por medio de otro poder que los burgueses han desarrollado en su propio beneficio: las comunicaciones. Y aquí el Manifiesto cita los ferrocarriles, pero piensa también en las nuevas comunicaciones de masas (no olvidemos que Marx y Engels supieron utilizar en La sagrada familia la televisión de la época, es decir, la novela de folletón como modelo de imaginario colectivo, criticando su ideología pero, al mismo tiempo, utilizando lenguaje y situaciones que ésta había popularizado).
En este punto entran en escena los comunistas. Antes de decir de manera programática quiénes son y qué quieren, el Manifiesto (con un movimiento retórico soberbio), se detiene en el punto de vista de la burguesía que les teme y adelanta algunas preguntas aterradoras: ¿Queréis abolir la propiedad privada? ¿Queréis poner en común las mujeres? ¿Queréis abolir la religión, la patria, la familia?
Aquí el juego se vuelve sutil, porque el Manifiesto parece contestar de manera tranquilizadora a todas estas preguntas, como para ablandar al adversario, pero luego, con un movimiento improvisado, le golpea en el plexo solar y consigue el aplauso del público proletario... ¿Queremos abolir la propiedad privada? Pues no, las relaciones de propiedad siempre han objeto de transformación, ¿acaso la Revolución Francesa no abolió la propiedad feudal en favor de la burguesa? ¿Queremos abolir la propiedad privada? Qué bobada, no existe, porque es la propiedad de una décima parte de la población en perjuicio de las otras nueve. ¿Nos acusáis entonces de querer abolir “vuestra” propiedad? Si, es exactamente lo que queremos hacer. ¿La comunidad de las mujeres? Pero, a ver, ¡lo que nosotros queremos es más bien quitarle a la mujer el carácter de instrumento de producción! Pero, ¿queréis de verdad poner en común las mujeres? ¡La comunidad de mujeres la habéis inventado precisamente vosotros, que además de utilizar a vuestras propias esposas, sacáis partido de las de los obreros y como máximo pasatiempo practicáis el arte de seducir a las de vuestros iguales! ¿Destruir la patria? Pero, ¿cómo se le puede quitar a los obreros lo que no tienen? Nosotros queremos más bien que, al triunfar, los proletarios se constituyan como nación...
Y así sucesivamente, hasta esa obra maestra de reticencia que es la respuesta sobre la religión. Se intuye que la respuesta es "queremos destruir esta religión", pero el texto no lo dice: antes de afrontar un tema tan delicado, que pasa por alto, da a entender que todas las transformaciones tienen un precio, pero mejor por ahora no abrir capítulos demasiado candentes...
Sigue luego la parte más doctrinaria, el programa del movimiento, la crítica a los diversos socialismos, pero en este punto el lector ya está fascinado por las páginas anteriores. Y por si la parte doctrinaria resultase demasiado difícil, he aquí el golpe final, dos lemas que cortan la respiración, fáciles de retener en la memoria, destinados (me parece) a una fortuna clamorosa: "Los proletarios no tienen nada que perder [...] salvo sus cadenas" y "¡Proletarios de todos los países, uníos!".
Además de la capacidad ciertamente poética para inventar metáforas memorables, el Manifiesto permanece como una obra maestra de oratoria política (y no sólo eso) que tendría que estudiarse en las escuelas, junto con las Catilinarias y el discurso shakespeariano de Marco Antonio ante el cadáver de César. Porque tampoco ha de excluirse, dada la amplia cultura clásica de Marx, que justamente estos textos los tuviera presentes.
Umberto Eco, Sulla Letteratura (2002). Publicado originalmente en L´Espresso el 8 de enero de 1998, en el 150 aniversario del Manifiesto Comunista.
Umberto Eco (1932-2016) Escritor, semiótico y filósofo, fue catedrático de la Universidad de Bolonia y una de las mayores figuras intelectuales de la Italia de postguerra.
http://www.sinpermiso.info/textos/sobre-el-estilo-del-manifiesto-comunista
viernes, 30 de octubre de 2015
Lucha de clases en la Inglaterra victoriana. Marc-Alexis Côté, director del nuevo 'Assassin's creed', defiende la ambición artística del ocio electrónico para generar debate cultural.
Un año después, Marc Alexis-Cotê (Quebec, 1980), director al frente de Assassin's creed syndicate —noveno capítulo de esta saga que debuta ahora en las tiendas para Xbox One y PlayStation 4 y que ha vendido más de 73 millones de videojuegos—, no tiene problema en enmendar esa blanda respuesta. "Es algo bueno. Estoy seguro de que muchos franceses revisaron la historia de la revolución y la figura de Robespierre a raíz de esta controversia. Genera debate y agitación y eso tiene mucho que ver con la eterna cuestión de si los videojuegos son o no un arte. Que un videojuego cree polémica histórica, prueba la madurez del medio".
Alexis-Cotê no tiene problema en hundir sus manos en los asuntos más turbios de la historia. La época que le ha tocado retratar en esta nueva entrega es la victoriana. Imagen que se mueve entre los tópicos de los carruajes, la belleza arquitectónica, las fiestas suntuosas, pero también el nacimiento de la Revolución Industrial, la figura de Karl Marx o la explotación infantil. "Bueno, hay que reconocer que había leyes contra ella", apunta el diseñador. "Los niños solo podían trabajar 10 horas como máximo al día [sonríe con ironía]. Para nosotros es clave retratar la época victoriana como una época de contrastes. Y reflejar especialmente el conflicto entre clases. Por eso la figura de Marx y sus ideas como germen del socialismo jugarán un papel importante".
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/10/23/actualidad/1445575776_453162.html?rel=cx_articulo#cxrecs_s
viernes, 3 de julio de 2015
El «Terror», de Robespierre a Daech, pasando por Podemos: Pedro J. Ramírez, Wieviorka y otros excesos fementidos de la lumpenintelectualidad de nuestro tiempo. Florence Gauthier
Un nuevo acceso de prurito “aterrorizante” ataca desde hace algún tiempo. Ha sido recientemente reactivado por Pedro J. Ramírez, exdirector del diario madrileño EL Mundo, que ha publicado un tocho rayano en las 1000 páginas titulado originalmente El primer naufragio (Madrid, 2013) y traducido al francés con el provocador título siguiente: El golpe de Estado. Robespierre, Danton y Marat contra la democracia (Paris, 2014). Y el pasado 15 de junio, en el diario Ouest-France, el sociólogo Michel Wieviorka la emprende también con Robespierre para compararlo con… ¡Daech!
Hay que observar que Pedro J. Ramírez ha colado de matute una comparación con Pablo Iglesias, fundador del partido Podemos, no en su libro –en el que no aparece siquiera mencionado—, sino en las entrevistas que va ofreciendo a cuenta de su libro: compara a Iglesias con Robespierre para expresar sus posiciones políticas personales. [1]
Partiendo de la situación actual, caracterizada por un crecimiento inquietante de la deuda pública que el gobierno de Rajoy no ha hecho sino aumentar, la compara con la situación de Francia… en 1789. Iglesias y Podemos representan a sus ojos un peligro, porque amenazan con ser los beneficiarios de esa política desastrosa. Por esa vía se convierte Pablo Iglesias en un nuevo Robespierre que, ciertamente, se representa una amenaza para España, pero también en el indicado de la urgencia de imponer un cambio de política: si no es substituido el partido de Rajoy, la amenaza “terrorista” de Podemos se realizará. Tal es el propósito argumentativo de su libro.
El autor tiene que probar que Podemos no podrá hacer otra cosa que repetir el “Terror”. Se empeña, así pues, en construir una narración de “la toma del poder por Robespierre, Danton y Marat” en forma de… ¡golpe de Estado! Empresa harta osada y aun muy audaz, habida cuenta de que lo ocurrido entre el 31 de mayo y el 2 de junio de 1793 está abundantemente documentado y no ha dado pie a ningún tipo de violencia, ni jurídica ni física. Recordaré brevemente lo que pasó, que resulta de lo más interesante.
La Revolución del 10 de agosto de 1792 había derribado a la monarquía y liquidado la Constitución aristocrática de 1791 que reservaba el derecho de sufragio a los “ricos”, para establecer una República democrática en Francia. Resultó elegida una nueva asamblea legislativa en septiembre de 1792: la Convención. El primer gobierno fue girondino, pero se opuso a la democratización de la sociedad y creyó poder desembarazarse del asunto por la vía de declarar la guerra a todos sus vecinos. ¡Pésimo cálculo! La ofensiva militar fracasó, precipitando la caída de la Gironda.
Las instituciones democráticas de la época concebían los cargos electos como fideicomisos, lo que significa responsables ante sus electores. Y la Revolución del 31 de mayo de 1793 consistió precisamente en el ejercicio práctico de llamar a capítulo a los mandatarios en los que se había perdido confianza: los electores se habían expresado en los meses precedentes exigiendo la destitución de esos mandatarios infieles precisamente porque ya no confiaban en ellos.
Eso se hizo el 31 de mayo, y 22 diputados de la Gironda fueron destituidos y enviados a sus casas.
Es verdad que esta institución, democrática por excelencia, no suele practicarse en nuestros sistemas electorales actuales. Valdría la pena que se enseñara en las facultades de ciencias políticas para que los estudiantes se familiarizaran con los lazos que vinculan íntimamente la responsabilidad fideicomisaria de los cargos electos con la noción misma de soberanía popular: así podrían reconocerla sin mayores dificultades cuando la vieran puesta en práctica. Y así se evitarían también groseras traiciones de la ignorancia como las reveladas por la lectura del voluminoso libro de Pedro J. Ramírez.
Difícil empresa, la de demostrar que Robespierre, Danton y Marat, los tres diputados electos, habrían dado un “Golpe de Estado” el 31 de mayo de 1793, habida cuenta, encima, de que la Convención votaría la Constitución del 24 de junio de 1793 a la que el gobierno girondino había venido dando largas hasta entonces.
No, decididamente, Pedro J. Ramírez no consigue “aterrorizarnos” con este asunto, ni siquiera olvidándose de mencionar en su libro el voto de esta Constitución… El primer golpe de Estado sigue siendo el del general Bonaparte el 18 de Brumario (9 de noviembre) de 1799, ¡un golpe desde luego militar¡ *
Pero volvamos a la evolución de ese prurito “aterrorizante” reciente.
Xavier Bertrand, diputado-alcalde de Saint-Quentin en el Aisne, ha declarado a BFMTV el pasado 5 de mayo de 2015 lo que sigue, a propósito de las relaciones extremadamente tensas entre Le Pen padre y su hija en el seno del Frente Nacional:
“Cuando su padre sube a la tribuna del Primero de Mayo, lo que se ve es más que una afrenta. Se ve perfectamente que ella no puede dirigir su partido. Cuando no consigues dirigir tu partido, no puedes dirigir un país ni una gran región. Esa es la limitación que está revelando. Y no podrás impedir hoy que algunos pretendan ajustes de cuentas internos. Mire al señor Philipot, un pequeño Robespierre que quiere la cabeza de Luis XVI. Eso es hoy el Frente Nacional.”
El autor de esta alusión a la Revolución francesa vincula a Robespierre al proceso del rey, como si se hubiera tratado de la decisión de un solo individuo aislado. ¡Nada más falso! El proceso al rey fue largamente debatido en la Convención y votado por una mayoría de diputados, el detalle de cuyos votos se conoce perfectamente.
En cuanto a la alusión por un tercero a “la muerte del padre” en la familia Le Pen, la cosa mueve más a sonreír que a “aterrorizarse”.
* El más reciente acceso del prurito viene firmado por Michel Wieviorka en Ouest-France el pasado 10 de junio. El autor se lanza a una comparación entre Daech y Robespierre, y –si es que el título no es de la Redacción— se felicita por la excelencia de su idea: “La comparación entre Daech y la Francia de Robespierre tal vez resultará chocante, pero es muy instructiva”.
También aquí encontramos el tono del exceso fementido, vecino del de Ramírez. Vean, si no:
“En el Oriente Próximo de 2015 como en la Francia de 1793, uno o dos Estados podrían construirse sangrientamente. El bien llamado Terror fue precedido por masacres de sacerdotes, preludio de las guerras de la Vendée. Un decreto del 31 de julio de 1793 pedía la destrucción de las tumbas reales y de otros mausoleos en toda la República. Daech no ha inventado nada nuevo (…).”
Robespierre resulta aquí el responsable de la masacre de los sacerdotes, de las guerras de la Vendée y de la destrucción de las tumbas de los reyes: ¡es “el bien llamado Terror”!
Lleva razón Wieviorka al creer que su fórmula “tal vez resultará chocante”. Pero yo estoy menos chocada por sus intenciones que por el descubrimiento de la magnitud de su ignorancia de los hechos más elementales del período revolucionario: ¡las fuentes para conocerlos no son precisamente escasas!
Empecemos con la masacre de los sacerdotes. Robespierre, en tanto que diputado elegido cada mes por la Convención para el Comité se Salud Pública después del 17 de julio de 1793, ha rechazado la “descristianización” llevada a cabo por dos corrientes: los “desfanatizadores sectarios”, una, y los contrarrevolucionarios, otra. Ambas querían sacar provecho de las divisiones creadas por esas tensiones religiosas. Robespierre reclamó la aplicación de los principios de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano en lo tocante a la libertad de conciencia: precisamente por eso fue castigado por la historiografía adepta a la “desfanatización intolerante”, que afectó ver en él a un obscuro defensor de la religión católica, al gran sacerdote de una supuesta religión del Ser supremo. Lo único cierto es que Robespierre defendió el principio de libertad de culto de la Declaración de derechos. [2] ¿Probablemente como Daech?
Veamos ahora las guerras de la Vendée. El señor Wieviorka cae aquí en su inevitable instrumentalización luego de que un historiografía surgida del bicentenario y pilotada por el lobby vendeano buscara tercamente un genocidio en la Revolución francesa. Los resultados de esa búsqueda desesperada de un supuesto “genocidio… franco-francés” en la Vendée fueron ridículos. Por lo demás, Robespierre no desempeñó papel alguno en esos sucesos, al contrario de lo que martillea sin descanso este lobby vandeano. [3]
En lo tocante a las destrucciones de tumbas reales, el diputado Grégoire hizo votar en la Convención medidas contra lo que él mismo llamó “vandalismo que no conoce sino la destrucción”, al que calificó de “barbarie contrarrevolucionaria”. [4] Esas medidas fueron apoyadas sin reservas por Robespierre, como es harto sabido. ¡También aquí es harto difícil cargarle el sambenito!
Comparar el vandalismo del período revolucionario con los actos cometidos por Daech no sólo es un error. Es ridículo. Mejor habría hecho el señor Wieviorka comparando esos actos con la destrucción de la civilización romana en el momento de la caída plurisecular del Imperio romano de Occidente, que no sólo destruyó monumentos, sino lengua, literatura y bibliotecas. [5]
NOTAS:
[1] Entrevista en Vox Populi, 9-X-2014 : http://vozpopuli.com/economia-y-finanzas/50674-pedro-j-en-espana-puede-crearse-una-situacion-prerrevolucionaria-y-podemos-saldria-beneficiado41
[2] Robespierre, 5 y 6 de diciembre de 1793, exigió en la Convención la aplicación de los principios de la Declaración contra los desfanatizadores : Ouvres, Volmen X, p. 26 y ss. Declaración de derechos de 1793, Art. 7 : « El derecho de manifestar pensamiento y opiniones propios, ya a través de la prensa o por cualquier otro medio, el derecho de reunión pacífica y el libre ejercicio de los cultos no podrán ser prohibidos ».
[3] Cfr. Marc Belissa, Robespierre, bourreau de la Vendée ? »: une splendide leçon d’anti-méthode historique [Robespierre, ¿verdugo de La Vendée? Una espléndida lección del antimétodo histórico], en: www.revolution-francaise.net/2012/03/15/476.
[4] Archives Parlementaires, Volumen 83, p. 186, Grégoire à la Convention, 22 nivoso Año II-11 enero 1794, Rapport sur les inscriptions des monuments publics.
[5] Cfr. Bryan Ward-Perkins, La chute de Rome. Fin d’une civilisation, (Oxford 2005) trad. francesa del inglés: Paris, Alma, 2014.
Florence Gauthier es miembro del Consejo Editorial de SinPermiso.
Fuente: www.sinpermiso.com
viernes, 25 de abril de 2014
25 de abril. 40 años de la revolución de los claveles en Portugal,...
Uno de los antiguos capitanes de abril, el coronel Duran Clemente, dirigente de la Asociación Conquistas de la Revolución que resumía hace unos meses los tres ejes de Abril en “tres D”: democratizar, descolonizar, desarrollar; sintetizaba la situación actual de Portugal con “otras tres D”: desemprego, desigualdade, desastre (desempleo, desigualdad, desastre), y señalaba la necesidad de “¡descolonizar Portugal!” como el objetivo revolucionario para nuestro tiempo.
Así pues, en este 25 de abril, la canción que inició la Revolución de los Claveles: Grándola Vila Morena vuelve a sonar en los corazones de las clases populares más que como una nostalgia de tiempos mejores como un anuncio de tiempos nuevos." (Antonio Maira)
Entrevista a un capitán de abril.
http://aviagemdosargonautas.net/2014/02/19/diaspora-duran-clemente-capitao-de-abril-por-moises-cayetano-rosado/
Reportaje de tve sobre el 25 de abril
http://www.rtve.es/alacarta/videos/documentales-en-el-archivo-de-rtve/reporteros-25-abril-claveles-libertad/2531307/
miércoles, 15 de junio de 2011
Una foto del Che en Yemen
Jon Lee Anderson, biógrafo del guerrillero, celebra la desclasificación íntegra de sus diarios de campaña en Sierra Maestra.
Es un día de combate en Sierra Maestra. Ernesto Guevara está solo y huye al ser descubierto por guardias del dictador Batista. Esa misma noche, el guerrillero relata lo ocurrido en su cuaderno de campaña y concluye: "Sentí algo que nunca sentí: la necesidad de sobrevivir. Tendré que corregir eso la próxima vez". El episodio aparece en las pequeñas libretas de notas que el Che escribió durante su estancia en Sierra Maestra, a las que hasta ahora solo había tenido acceso completo el reportero Jon Lee Anderson para escribir Che Guevara. Una vida revolucionaria, considerada la mejor biografía sobre el mítico líder revolucionario. Hoy, coincidiendo con la celebración oficial del 83 aniversario de su nacimiento -en realidad nació un mes antes, pero su familia falseó la fecha porque fue concebido antes de que sus padres contrajeran matrimonio-, se publican por primera vez de forma íntegra con el título de Diario de un combatiente."Son reveladoras, a pesar de que buena parte ya se conocía a través de otros textos. En ellas se puede ver cómo Ernesto Guevara se convirtió en el Che", explica Anderson por teléfono, celebrando la desclasificación de los apuntes...
Los diarios son una muestra sin precedentes de cómo se forja el guerrillero. Su obsesión por ser alguien que no teme a la muerte, de superar su naturaleza humana. "Un relato esclarecedor es el que cuenta cómo ejecuta personalmente al primer traidor, en el segundo mes de revolución, algo que no se supo hasta que se conocieron estas notas. Explica secamente cómo lo hizo, las últimas palabras del muerto y una única observación: esa noche no sintió asma", dice Anderson. La escritura es áspera, no hay intención literaria y algunos pasajes no tienen jugo histórico, pero su lectura resulta fascinante, asegura el biógrafo. "Los cuadernos son la materia prima que el Che utilizó para publicar años más tarde su famoso Pasajes de la guerra revolucionaria, un libro que elaboró de forma muy consciente, a modo de parábolas de la revolución, para fijar la crónica de los sucesos. Y es muy interesante ir de las notas al libro para ver cómo va extrayendo y limando esa materia prima"...
"Pero el mundo no es tan blanco ni tan negro como lo era en tiempos del Che y su postura sería muy compleja. Por ejemplo, no consideraría verdaderas revoluciones las revueltas en el mundo árabe porque las vería carentes de ideología...
Centro de Estudios Che Guevara en La Habana... Leer más. en El País. Más sobre la mujer y los movimientos pro democracia árabes aquí.(en la foto, una mujer yemení porta el retrato-icono del Che en una manifestación, tomada de El País)
sábado, 16 de abril de 2011
O los archirricos empiezan a pagar impuestos o deberemos enfrentar una revolución. Paul B. Farrell, The Wall Street Journal
Sí, fiscalicen a los súper ricos. Y háganlo ahora. Antes de que el 99% restante desencadene un nueva Revolución Estadounidense, una implosión y la Gran Depresión 2.
Las revoluciones se construyen a lo largo del tiempo, una masa crítica, un punto de deflagración. Luego, se inflaman repentinamente, de manera impredecible. Al igual que en Egipto, que comenzó en la página de Facebook de un joven ejecutivo de Google. Y se hacen virales, rabiando incontrolablemente. No se pueden detener. Aquí en Estados Unidos, esa revolución está configurada alrededor de la ilusión de súper riqueza dominante.
Una protesta de trabajadores británicos se vuelve violenta.
Un grupo disidente es acusado de romper vitrinas y de atacar los vehículos policiales mientras decenas de miles de personas marchan contra los recortes del gobierno.
Sabemos que a los súper ricos no les importa. No es con ellos. Ni con el público estadounidense. Ellos no ven. Ni oyen. Están atrapados en la burbuja de la Forbes-400, como en una cámara de sonido que los aísla. Ellos ven al público como trabajadores sin rostro, clientes, contribuyentes. Vemos como el Partido Republicano recobra el poder. Las políticas económicas de la era Reagan (la Reaganomía) está de vuelta. Los sindicatos huyen. Las masas ignorantes son fáciles de manipular...
"El 1% superior lleva vidas privilegiadas, no les preocupa mucho. Sus familias hacen vacaciones en los mejores centros turísticos. Sus mayores preocupaciones son encontrar el mejor maestro de Pilates, el mejor masajista, los mejores cirujanos, las mejores escuelas privadas. Ellos no se preocupan por el subyacente deterioro de los Estados Unidos o del mundo, excepto en lo abstracto, porque no se ven directamente afectados por él. Eso no quiere decir que no se conmuevan, que no sean conscientes o que no hablen de los problemas que se suscitan. Pero lo que principalmente les preocupa es proteger y mejorar sus posiciones económicas y sociales, garantizando el buen vivir de sus familias. Y nada de lo que escribas cambiará esto".
Advertencia: en 2011 esa actitud es delirante, mortal y, sin embargo, omnipresente en los Estados Unidos.
Los súper ricos quieren revivir la era del "Gran Gatsby", y no van a aprender hasta que sea demasiado tarde.
Nuestro 1% superior cree honestamente que es inmune, que está protegido de las consecuencias no intencionadas de apabullar a los estadounidenses por tres décadas con la cantaleta del libre mercado y el chorreo de las doctrinas Reagan que los hicieron súper ricos.
Están convencidos de que las mismas doctrinas los protegerán de la inevitable depresión que se nos viene. ¿Por qué? Debido a que tienen megadólares guardados. Sus 'provisiones' para el largo plazo. Viven en recintos cerrados, custodiados por mercenarios.
Ellos creen que van a seguir viviendo muy bien en una depresión. Pero Ud. no. Tampoco su jubilación. Tampoco el resto de EEUU. Y aún así, a los súper ricos no les importa, "excepto en lo abstracto, porque no se ven directamente afectados".
Advertencia: El espejismo de los súper-ricos nos ha empujado al borde de un gran precipicio: ¿Se acuerda Ud. de los locos años veinte? ¿Del Crash de 1929? ¿De la Gran Depresión? Apenas unos días antes del crash un destacado economista, Irving Fisher, pronosticó que las acciones habían "alcanzado lo que parece ser una meseta permanentemente".
Sí, estaba atrapado en el "Síndrome del Gran Gatsby", una versión anterior de la ilusión de los super-ricos de hoy. Era tan enceguecedor en 1929 que el propio Presidente, Wall Street y todos los estadounidenses estaban absorbidos en él... hasta que la masa crítica alcanzó el misterioso punto de deflagración, provocando la caída de la bolsa.
El Cerebro Colectivo estadounidense está atrapado en esta ilusión de súper-ricos, repitiendo el período previo al crash del 29.
Como tampoco nadie predijo las revoluciones en el mundo árabe.
Advertencia: Mubarak, Gadafi, Ali, Assad, incluso los sauditas, también vivían en el espejismo de los súper-ricos. Y lo venían haciendo desde hacía mucho tiempo. Pero ya vemos que eran vulnerables. Estaban maduros, como para una revolución. Ellos, también creían sinceramente que estaban protegidos por Dios, elegidos para la gran riqueza terrenal, disfrutando de sus grandes ejércitos.
Entonces, de repente, de la nada, una nueva generación "educada, desempleada y frustrada" se volvió en su contra, se rebeló, reclamando su parte de los beneficios económicos, las oportunidades, y provocando las revoluciones, en busca de retribución...
Negación y mentiras. Recuerde, el 93% de lo que oímos acerca de los mercados, las finanzas y la economía son conjeturas, ilusiones y puras mentiras con la intención de manipularnos a tomar decisiones que nos fuercen a sacar nuestro dinero de nuestros bolsillos para ponerlo en Wall Street. Porque ellos se enriquecen diciendo mentiras sobre las acciones. Odian toda norma fiduciaria de la SEC que los obliga a decir la verdad.
Pero el hecho es que, sobre una base ajustada por inflación, Wall Street perdió 20% del dinero de los fondos de pensiones en la década de 2000 a 2010, ¡más de 10 billones de dólares! En Exuberancia Irracional, Robert Shiller nos advierte de una tercera caída de los mercados. ...una pandemia que altera la mente e infecta el liderazgo de nuestro país en Washington, en las corporaciones y en Wall Street... pero que también "chorrea", infectando a muchos estadounidenses. Escuche:
1. Advertencia: los súper ricos quieren recortes de impuestos, creando desempleo para los jóvenes. Bloomberg advierte: "Los chicos no están bien" (The Kids Aren'the Alright, en alusión a una canción del grupo británico The Who. NdT). A nivel mundial, el desempleo juvenil está impulsando la revolución. En una columna del New York Times, Matthew Klein, un investigador de 24 años del Consejo de Asuntos Extranjeros establece un paralelo entre la tasa de desempleo del 25% entre los jóvenes revolucionarios de Egipto y el 21% de los jóvenes trabajadores de EEUU: "Los jóvenes serán los más afectados por los reajustes presupuestales de los gobiernos. Aumentarán los impuestos sobre los trabajadores y recortarán el gasto en educación, mientras que los subsidios hipotecarios y los beneficios para las personas de edad seguirán siendo intocables, como lo son los recortes fiscales para los ricos. Más oportunidades perdidas. ¿Cuánto tiempo falta hasta que el resto de los países ricos estallen como Egipto?
2. Advertencia: mientras que los ricos se hacen más ricos con los precios de los productos básicos, los pobres se ponen más furiosos.
El comentarista de USA Today John Waggoner advierte: "el aumento de los precios de los alimentos manda a millones a la pobreza y el hambre: el maíz subió 52% en 12 meses. El azúcar, 60%. La soja 41%. El trigo, 24%. Para 44 millones de personas, el "aumento de los precios de los alimentos significa un descenso a la pobreza extrema y el hambre", advierte el Banco Mundial. Las causas son múltiples: los especuladores, el precio del petróleo, las políticas comerciales, la explosión demográfica. Pero en su conjunto, exponen "las desigualdades subyacentes y las cuestiones relacionadas con el nivel de vida, que hierven bajo la superficie", dice un gerente de PIMCO.
3. Advertencia: los pobres del mundo son una bomba de tiempo dirigida a los súper ricos.
Un informe especial de la revista TIME, "Pobres vs. Ricos: un nuevo conflicto mundial", advierte que " se está desarrollando un conflicto entre dos mundos - uno rico y uno pobre -, y el campo de batalla es el propio mundo". 25 países desarrollados con tan sólo 750 millones de habitantes consumen la mayor parte de los recursos del mundo, producen la mayor parte de sus bienes manufacturados y disfrutan de los más altos niveles de vida de la historia. "Pero ahora están frente a 100 países subdesarrollados y pobres con 2 mil millones de personas, cientos de millones de las cuales viven en la pobreza y exigen una mayor participación en esa riqueza". Piense en Egipto. Un líder británico llama a esto una "bomba de tiempo para la raza humana".
4. Advertencia: la siguiente revolución será en el "Tercer Mundo Estadounidense".
Estamos maduros para una revolución: En Tercer Mundo Estadounidense, Arianna Huffington advierte: "Washington se apresuró al rescatar a Wall Street, pero se olvidó del estadounidense de a pie... Uno de cada cinco estadounidenses está desempleado o subempleado. Una de cada nueve familias no puede hacer el pago mínimo de sus tarjetas de crédito. Una de cada ocho hipotecas está atrasada o en ejecución. Uno de cada ocho estadounidenses sobrevive con cupones de alimentos". La movilidad social siempre ha sido parte del sueño estadounidense... esa promesa se ha quebrado... El sueño estadounidense se está convirtiendo en una pesadilla. Pronto va a implosionar: fusión, revolución, depresión.
5. Advertencia: hay que rehabilitar a los súper ricos de su adicción a la codicia.
En Almuerzo Gratis: Cómo los estadounidenses más ricos se enriquecen a expensas del gobierno (y nos clavan la factura), David Cay Johnston, advierte que los ricos son como los adictos, y para los adictos, "el dinero es como la cocaína, demasiado nunca es suficiente". Hace pocos años, una elite de 300.000 estadounidenses en "la décima parte del 1% de los ingresos tenían tanto ingreso como los 150 millones estadounidenses que constituyen la mitad más baja de nuestra población, económicamente hablando". La ilusión de súper ricos es una adicción que requiere una dolorosa desintoxicación.
6. Advertencia: si los políticos siguen infectados por la ilusión de la súper-riqueza, lo que viene es la revolución.
Leer todo aquí en El Wall Street Journal, 29 marzo 2011
sábado, 12 de marzo de 2011
Fathi Chamki: Las causas de la revolución árabe; paro, bajo poder adquisitivo y dignidad. "Estábamos hartos de ser tratados como imbéciles"
El eco de estas palabras suena contundente cuando se refiere a toda la región árabe...
Nacido en Kairouan, casado y con dos hijos, Chamki es vicepresidente de la Liga tunecina de los Derechos del Hombre, portavoz de la organización ciudadana ATTAC en su país y uno de los activistas más importantes durante las revueltas que acabaron con el derrocamiento de Ben Ali, el 14 de enero, tras 24 años en el poder. "Fue el momento más intenso de toda mi vida. Cuando huyó, volví a nacer", asegura. "Hasta entonces me sentía un hombre humillado".Durante las protestas, Chamki publicó artículos bajo su firma pidiendo la salida del sátrapa. Reconoce que sintió "mucho miedo" por la represión de la policía política del régimen. También explica el trascendental papel de Internet, sobre todo Facebook, para salvar la censura. "Nos dimos cuenta de que éramos un país con un sentimiento y unido contra un enemigo común", afirma este exprisionero político y sindicalista que tiene como fuente de inspiración a Karl Marx. Y da un claro ejemplo: "Cuando estaba en la clandestinidad en los ochenta, en la Organización Comunista Revolucionaria, tardábamos semanas en editar un periódico y encima llegaba a poca gente". En 1976, leyó un artículo en Le Monde Diplomatique sobre las torturas a los estudiantes encarcelados y desde entonces decidió volcar su vida en la lucha por los derechos de los tunecinos.
Mientras el olor de las especias invade la charla, dice que el acto del joven Bouazizi, que se prendió fuego en diciembre, fue "la cerilla para una bala de paja que, antes o después, se tenía que disparar". Y enumera, con cada bocado, las causas de la revolución: paro, bajo poder adquisitivo y dignidad. "Estábamos hartos de ser tratados como imbéciles", sentencia al referirse a Ben Ali, quien acumuló grandes riquezas y resolvió otras revueltas ofreciendo pan barato.
... "Túnez es como un enfermo de cáncer que se está recuperando, pero necesitamos una soberanía popular. EE UU y la UE tienen ahora que dialogar con un pueblo soberano".
Leer todo el artículo de "El País" aquí.
Más información sobre las revoluciones democráticas árabes, en el especial de "El País".
martes, 8 de febrero de 2011
La revolución islandesa
La historia comienza como tantas otras que hemos oído contar últimamente: En octubre del 2009 a Islandia le pasó como a muchos otros países que sucumbieron a la crisis; el déficit alcanzó el 76%, los tres principales bancos entraron en bancarrota y el país se fue literalmente a la ruina. Inicialmente se pidió ayuda al FMI que concedió 2.100 millones de euros en préstamos mas otros 2.500 de países limítrofes. Las familias islandesas deberían pagar esta deuda durante los próximos 15 años al 5,5 % de interés. Inicialmente los islandeses no protestaron, puesto que la falta de costumbre había anquilosado sus neuronas (la última manifestación había ocurrido en 1949 contra la OTAN) y apenas acudieron 15 personas a manifestarse. Pero en enero de ese año la cifra había ascendido a más de 2000.
En contra de la típica actuación de los gobiernos europeos, los islandeses se negaron a pagar la deuda contraída por sus políticos (y por ello tratados como terroristas por Inglaterra), de hecho cambiaron por completo a sus dirigentes, detuvieron y procesaron a los banqueros y ejecutivos responsables del desastre (muchos se dieron a la fuga y están buscados por la Interpol) y redactarán en breve una nueva constitución recurriendo para ello directamente al pueblo soberano: Eligieron a 25 ciudadanos sin filiación política. Esas personas comenzarán la redacción de la carta magna en febrero de 2011 y presentarán su proyecto teniendo en cuenta las recomendaciones consensuadas en distintas asambleas que se celebrarán por todo el país. El texto deberá ser ratificado inicialmente por el actual parlamento y también por el nuevo parlamento que surgirá tras las nuevas elecciones legislativas.
La reciente y más innovadora estrategia en la que trabaja este gobierno consiste en crear un “refugio” informativo. Islandia acogerá y protegerá en su territorio a servidores y portales de la red que publican diversa información secreta y comprometedora, recibida de fuentes anónimas -un paraíso informático, libre de toda presión.
Hay gente que afirma que Islandia y España tienen muchas cosas en común, ya veremos. De todas maneras hoy no voy a escribir más, puesto que toda la información la tienes a un par de clics de ratón. Estas son noticias que evidentemente no leerás en la prensa oficiosa:
- La revolución de Islandia: Ejemplar – Blog Despertares
- La Revolución Silenciada – Blog No sin mi bici
- Islandia Vuelve a ser Vikinga – Tiempo de Hoy
- Transparencia sostenible: Coger el toro por los cuernos – A*magazine
- Islandia demanda a los banqueros y los mete en la cárcel – Estrategumtrading.com
- La Revolución de Islandia – rebelion.org
- Ojo que no sólo hay volcanes en Islandia – Indymedia.org (Barcelona)
Lo único que encontré en la prensa “oficial” fue un minúsculo artículo de El País (en El Mundo y el resto de diarios nacionales ni se menciona).
- Pásalo:
La revolución de Islandia. Ignacio Escolar en Público.
Qué está pasando en Islandia.
Fuente Blog de Mino.
jueves, 3 de febrero de 2011
Las revoluciones todavía se ganan en la calle
Preguntaba ayer un periódico en una encuesta a los lectores de su edición digital si creían que Internet y las redes sociales han jugado un papel fundamental en las revueltas de Túnez y Egipto. Un 87% respondía afirmativamente. Y no me extraña, pues todas las informaciones y análisis insisten en la importancia de estas formas de comunicación a la hora de explicar los estallidos populares.
Ahora bien: me gustaría saber qué responderían los egipcios a esa misma encuesta, si ellos consideran fundamental Facebook o Twitter para echar a Mubarak. No qué responderían los egipcios que tienen acceso a Internet (menos del 20% de la población), sino los cientos de miles que se la están jugando en las calle estos días.
Lo de la ciberrevolución es ya en un tópico de nuestro tiempo, pero dudo que lo de Egipto se explique en esa clave. La decisión del gobierno de Mubarak de cortar Internet no me parece, como pretenden algunos, una prueba de su importancia –también cortó las carreteras, y nadie habla de revolución automovilística-, sino más bien una muestra de la vulnerabilidad de estas formas de comunicación, que pueden ser apagadas por quien controla los operadores.
De hecho, el bloqueo de Internet ha devuelto el protagonismo al teléfono de toda la vida y hasta al vetusto fax para comunicar con el exterior. Los propios Google y Twitter han habilitado un servicio que funciona mediante una convencional llamada de teléfono. Y días atrás la oposición distribuía octavillas recomendando no usar las redes sociales para convocar, por ser fácilmente vigilables y manipulables por las autoridades, lo que demuestra una vez más que, cuando más libres nos sentimos on-line, más controlados estamos.
No dudo que Internet ayuda, facilita las comunicaciones y rompe bloqueos informativos. Pero lo que estamos comprobando estos días es lo contrario: que las revoluciones se siguen ganando en la calle, en manifestaciones, y con muertos nada virtuales (147 en Túnez, tal vez más en Egipto). Una lección para nosotros, que confiamos en que todo cambiará con un clic, y de salir a la calle nos olvidamos. Isaac Rosa en Público.
lunes, 1 de junio de 2009
Belén Gopegui
(Aquí su novela "El Padre de Blancanieves")