sábado, 31 de diciembre de 2022

Ella sobrevivió el Holocausto y nos ayuda a ver lo que jamás debemos olvidar.

Al desvanecerse los recuerdos del Holocausto, siguen vívidas las imágenes en Ciudad de México de una sobreviviente que escapó corriendo de un violador de Auschwitz. 
Buba Stillmann
Credit...
Greta Rico para The New York Times


Cuando Buba Weisz Sajovits y su hermana, Icu, llegaron a Veracruz en 1946, su hermana mayor, Bella, las estaba esperando junto al muelle. Bella, quien había vivido en México con su esposo desde la década de 1930, les insistió que no hablaran sobre lo que les pasó en la guerra. La vida debía vivirse con miras al futuro, no al pasado.

El Times Una selección semanal de historias en español que no encontrarás en ningún otro sitio, con eñes y acentos. Get it sent to your inbox. Así que Buba —su nombre de pila es Miriam, pero siempre la han llamado por su apodo— vivió viendo hacia adelante. Se casó con otro emigrado sobreviviente de un campamento de concentración, Luis Stillmann, cuya historia relaté en un artículo el año pasado. Tuvieron dos hijas, luego cuatro nietos, luego cinco bisnietos. Ella abrió un salón de belleza, el cual tuvo mucho éxito. Se convirtieron en pilares de la comunidad judía en Ciudad de México. Prosperaron en su camino a la vejez.

Solo había un recordatorio del pasado que Buba no podía borrar, ya que estaba grabado en tinta permanente en la parte interna de su antebrazo izquierdo: A-11147. Ese código alfanumérico se quedó tatuado en su memoria, una frase que luego usaría como título de sus memorias, “Tattooed in My Memory”. Décadas después, cuando ya tenía más de 60 años, decidió dedicarse a la pintura y pronto las imágenes de su pasado cobraron más fuerza.

¿Cómo podemos comprender de verdad un evento como el Holocausto o un lugar como Auschwitz? Yo tengo un estante de libros dedicado a esta pregunta, desde La tradición oculta de Hannah Arendt hasta La noche de Elie Wiesel. También he visitado Auschwitz, he caminado por las infames vías del tren, he recorrido el crematorio, he visto las enormes pilas de zapatos y los repulsivos montones de cabello humano.

Sin embargo, siempre hay una brecha entre lo que sabemos y lo que comprendemos, una brecha que se ensancha cuando no hay manera de salvar la distancia por medio de la experiencia personal. Sabemos que 1,3 millones de personas, de quienes una abrumadora mayoría eran judías, fueron esclavizadas por los nazis en Auschwitz y 1,1 millones de ellas fueron asesinadas, casi todas en cámaras de gas. Tenemos miles de testimonios de sobrevivientes y liberadores del campo de concentración, cantidades inmensas de pruebas documentales y fotográficas, la autobiografía y la declaración jurada firmada de su comandante.

Pero a medida que los detalles se acumulan, informan y a la vez adormecen. La información se vuelve estadística; las estadísticas se vuelven conceptos abstractos. Las memorias personales, como Si esto es un hombre de Primo Levi, rescatan la dimensión humana, pero siempre hay un área de incertidumbre entre la palabra escrita y la imaginación del lector. Las películas como La lista de Schindler también realzan el elemento humano, pero corren el riesgo de caer en la semificcionalización. Pueden hacer que Auschwitz parezca menos, no más, real.

Cuando Buba comenzó a pintar, “no podía trazar un círculo”, recordó su hija Mónica. “Pero todo lo que hacía en la vida, lo llevaba al límite y lo hacía bien”.

En su ciudad natal de Cluj-Napoca —o Kolozsvár, para sus residentes hablantes de húngaro— en Transilvania, ella fue una velocista campeona en su escuela. El 31 de mayo de 1944, ella, junto con Icu (que se pronuncia Itzu), sus padres, Bernard y Lotte, así como el resto de la población judía fueron deportados a Auschwitz en vagones de ganado, un viaje de humillación y hambre que duró cinco días. Buba, quien tenía 18 años en ese momento, vio a sus padres por última vez en la noche que llegaron al campo, cuando su padre se salió de la fila para entregarles a sus hijas sus diplomas de bachillerato.

A Buba se le asignó un trabajo de fábrica. Este le daba acceso a raciones adicionales de comida, que compartía con sus compañeras de catre. Un día, la llamaron al cubículo de la anciana del pabellón, una prisionera que estaba a cargo de la disciplina en las barracas. La anciana le quitó la ropa a Buba con brusquedad y la empujó a los brazos de un hombre que la estaba esperando.

“Reuní toda la fuerza que tenía y corrí”, narró.

¿Cómo podemos comprender lo que es ser una mujer judía, hambrienta y desnuda que debe correr por su vida para escapar de un violador de Auschwitz? No podemos. Yo no puedo. Pero en 2002, Buba pintó la escena y a través de su pintura pude entrever un destello de lo que significa ser la persona más vulnerable del mundo.

“Sobra decir que perdí mi trabajo y mi ración”, añadió con indiferencia.

A los 14 años, Buba se unió a una protesta escolar contra el decreto alemán que ordenaba que Rumanía le entregara Transilvania a Hungría. Un compañero de clase la apartó de un empujón. “¿Qué haces aquí, judía sucia? Ni siquiera eres rumana”. A la postre, los obligaron a portar estrellas amarillas, les prohibieron la entrada a lugares públicos, los encerraron en sus casas y los llevaron al gueto de Cluj. La deshumanización era tanto el prerrequisito para Auschwitz como su consecuencia directa.

Parece apropiado que uno de los primeros oficiales alemanes que Buba recuerda haber visto en el campo fuera Josef Mengele. “Con una postura más a tono para una ópera”, recuerda; tarareaba la melodía de El Danubio azul mientras les señalaba a los prisioneros en qué fila formarse.

A Icu la formaron en la misma fila que su madre, pero ella la envió de vuelta a la fila de Buba. Es casi una certeza que Lotte Sajovits no lo supo, pero la última decisión deliberada que tomó en su vida salvaría a su hija de la cámara de gas.

En una entrevista que Buba dio en 2017 al Museo Estadounidense Conmemorativo del Holocausto, relató su otro encuentro con el infame doctor: “Teníamos que ir —no sé si era un consultorio o un hospital— donde trabajaba Mengele. Era cruel, como no tienes idea. Nos acostaron y no tengo idea de qué ocurrió. Es posible que nos hayan dormido… No puedo saber lo que él hizo después”.

Buba también pintó esto y eligió, en sus propias palabras, “colores fríos”. Pese a su gran escala, la mayor maldad de Auschwitz a fin de cuentas radicaba en el hecho de que el asesinato y la tortura eran clínicos, algo que yo no comprendía del todo hasta que vi la pintura de Buba. Si notan los animales de la escena llevan puestas batas blancas.

Nueve días antes de que el Ejército Rojo liberara a los cautivos de Auschwitz, Buba y su hermana estuvieron entre los 56.000 prisioneros que fueron obligados a marchar 56 kilómetros en pleno invierno. Al menos 15.000 de los que emprendieron el trayecto desde Auschwitz murieron. El resto, junto con Buba e Icu, fue puesto a bordo de trenes hacia Alemania.

Aun cuando prácticamente habían perdido la guerra, la determinación de los nazis por matar judíos no cesaba.

“Las Schutzstaffel nos hicieron formar una sola fila”, narró Buba sobre la marcha. “Eliminaban a una de cada diez mujeres. Yo corrí al lado de Icu para que nos tocara el mismo destino”.

No fue así. Icu y ella fueron liberadas del campo de Bergen-Belsen, el 15 de abril por el ejército británico. Ninguna pintura de Buba me persigue más que en la que aparece ella sola, con la cabeza entre sus brazos escuálidos, el alambre de púas aún frente a ella, la chimenea, aún ardiendo detrás de ella, no muy lejos.

“Me pregunté qué debía hacer con la libertad que acababan de otorgarme”, pensó Buba. “Mi mundo había sido hecho trizas”. ¿Qué mejor que esta imagen para ayudarme a entender lo poco que podría significar la vida para alguien que había perdido tanto?

Buba dejó de pintar hace unos años. Ahora tiene 95 años, una de solo alrededor de 2000 sobrevivientes de Auschwitz que siguen con vida. Su esposo, Luis, quien sobrevivió al campo de Mauthausen, tiene 99. Para mí, ambos personifican lo que significa ser judío: miembro de una religión que valora tanto la vida como la memoria y cree que vivimos mejor, y comprendemos mejor, cuando recordamos bien.

En este mes de conmemoración del Holocausto, vale la pena hacer una pausa y considerar cómo la memoria, y el arte, de una valiente mujer nos ayudan a ver lo que jamás debemos olvidar.

Bret L. Stephens ha sido columnista de opinión del Times desde abril de 2017. Ganó un Premio Pulitzer por sus comentarios en The Wall Street Journal en 2013 y anteriormente fue editor en jefe de The Jerusalem Post. Facebook
https://www.nytimes.com/es/2021/04/13/espanol/opinion/holocausto-sobreviviente.html?action=click&module=RelatedLinks&pgtype=Article

_- Starbucks y el nuevo movimiento sindical

_- Fuente: La Jornada 


Alrededor de mil empleados en unos 100 locales de la cadena de cafeterías Starbucks en Estados Unidos efectuaron una huelga del viernes al domingo como parte de su campaña para formar un sindicado que vele por los derechos de todos los trabajadores de la mayor empresa del sector.

Se trata del segundo paro en un mes y del más prolongado en el año que lleva el esfuerzo de sindicalización.

Se trata de un movimiento incipiente, en el que apenas 260 de las 9 mil sucursales con que cuenta Starbucks en territorio estadunidense votaron a favor de agremiarse. Sin embargo, reviste importancia tanto histórica como simbólica por representar la irrupción de la lucha por los derechos laborales en una compañía que encarna el denominado american way of life.

Para entender la significación del fenómeno, es necesario echar la vista atrás. El ascenso de la ideología neoliberal en los 70 trajo consigo el violento desmantelamiento de los logros obtenidos por los trabajadores en siglo y medio de batallas por sus derechos, así como la promoción de un sentido común, según el cual el empleo es una gracia concedida por los empresarios que los empleados deben recibir con gratitud, sin exigir otra cosa que el menguante salario que se les entrega. Una de las principales características del neoliberalismo en los países avanzados, el traslado de la industria a regiones con bajos salarios con el consiguiente desplazamiento de la clase obrera tradicional por los empleados de servicios, tuvo como correlato una embestida frontal contra los sindicatos y la desarticulación del trabajo organizado. Insertos los trabajadores en la lógica individualista y despojados de los instrumentos de protección de sus derechos, fue fácil imponer condiciones laborales cada vez más precarias, disfrazadas con eufemismos como la flexibilización o el “trabajo independiente (freelance)”.

Ante esta historia, el todavía modesto movimiento de los trabajadores de Starbucks muestra la recuperación de una conciencia obrera que muchos observadores daban por extinta debido a la lejanía de los jóvenes con respecto a las luchas colectivas de los siglos XIX y XX. Comienza a verse cómo, enfrentadas a ingresos insuficientes y a abusos patronales, las jóvenes generaciones rescatan el saber de que sólo unidos pueden plantar cara a los grandes problemas de su propia época.

Los desafíos que enfrentan los trabajadores son formidables. Starbucks, como otras compañías que han visto crecer la exigencia de reconocimiento de derechos laborales en los años recientes (entre ellas, McDonald’s, Amazon o Uber), dispone de un enorme poder para influir en las decisiones judiciales, la clase política y la opinión pública, gran parte de la cual muestra absoluta fidelidad a las marcas sin discernir los daños sociales, ambientales y económicos de la concentración de la riqueza y de las formas extremas de explotación en que basan su éxito dichas empresas.

La respuesta de la cadena de cafeterías a las justas exigencias de sus empleados ha ido desde sabotear las negociaciones del contrato colectivo hasta despedir a los organizadores sindicales y cerrar las tiendas que optaron por agremiarse, por lo que el futuro de la iniciativa resulta incierto. En este escenario, cabe desear que la sociedad estadounidense cobre cuenta de lo que está en juego: nada menos que la esperanza de revertir la precarización laboral y poner los cimientos de un modelo económico en el cual no se sacrifique a la inmensa mayoría para que unos cuantos amasen riquezas fabulosas.

viernes, 30 de diciembre de 2022

El orgullo de ser humilde.


Credit...Francesco Ciccolella

Los estudios encuentran que la humildad no es el más audaz de los rasgos de personalidad, pero es importante. Y, según los psicólogos, es muy difícil de fingir.

En su trabajo cotidiano, los psicólogos de investigación por lo general no necesitan gafas de protección, mucho menos un salacot o un látigo estilo Indiana Jones. No tienen que bajar a rapel y meterse a cuevas para descubrir pergaminos enterrados, ni deben recorrer el lecho marino dentro de submarinos esféricos, o calibrar gigantescos imanes subterráneos a la caza de partículas subatómicas fantasmales.

No obstante, los psicólogos en ocasiones desentierran los hábitos de civilizaciones perdidas. En un ensayo publicado en el número más reciente de Current Directions in Psychological Science, un equipo de investigadores analizó estudios sobre un rasgo humano que alguna vez fue generalizado y que estuvo “caracterizado por una capacidad de reconocer con precisión las propias limitaciones y capacidades, una postura interpersonal que está orientada hacia el otro y no hacia uno mismo”. La humildad.

“La investigación acerca de la humildad ha ido en aumento y a gran velocidad”, comentó Daryl Van Tongeren, un psicólogo del Hope College en Míchigan y autor principal del nuevo ensayo. “Era hora de actualizar a las personas y exponer incógnitas que orientaran investigaciones venideras”.

En una era que los futuros historiadores quizá no etiqueten de inmediato como “La era de las personas íntegras”, el estudio sobre la humildad equivale a una atrevida apuesta a lo contrario, como reducir el mercado del cannabis en California. Actualmente, la palabra “humble” en inglés se utiliza con tanta frecuencia como verbo en su acepción de humillar, que quien encarne su esencia más amable, el adjetivo, puede parecer que invita al troleo en línea, a la invisibilidad profesional o algo peor. Oscar Wilde escribió que antes de descubrir la humildad, pasó dos años tras las rejas experimentando “una angustia que lo hacía sollozar con fuerza” y “una tristeza a la que no lograba darle voz”… lo cual suena más como una derrota que como una victoria.

La humildad es una característica que casi acaba de llegar a la psicología social y de la personalidad, al menos como un rasgo o conducta que debe estudiarse de manera aislada.

Llegó como parte de un esfuerzo que inició en los años noventa para construir una psicología “positiva”: un entendimiento más completo de las cualidades de sostenimiento como el orgullo, la clemencia, la determinación y la alegría. Más recientemente, la humildad ha encontrado un punto de apoyo en la forma de medición más utilizada de los rasgos de la personalidad, el cuestionario de cinco factores. El rasgo ermitaño de la personalidad está llamando la atención y hasta ahora parece estar asimilándolo bien.

En una serie de experimentos, Elizabeth Krumrei Mancuso de la Universidad Pepperdine evaluó a un grupo de voluntarios en un aspecto que ella llamó humildad intelectual: la conciencia de cuán incompletos y falibles eran sus puntos de vista respecto a temas políticos y sociales. Descubrió que este tipo de humildad no estaba relacionado con el cociente intelectual ni la afiliación política, sino que estaba bastante relacionado con la curiosidad, la reflexión y la apertura de mente.

En otro estudio, que está en desarrollo, Krumrei Mancuso les pidió a 587 adultos que respondieran un cuestionario diseñado para medir sus niveles de humildad intelectual. Los participantes calificaron qué tanto coincidían con diferentes declaraciones, entre ellas: “Me siento menospreciado cuando otros discrepan conmigo en temas que son importantes para mí” y “La mayoría de las veces, otros tienen más cosas que aprender de mí que yo de ellos”. Quienes obtuvieron notas altas en el aspecto de la humildad (aunque no alardearon de ello) también obtuvieron notas bajas en reactivos relacionados con la polarización política e ideológica, ya sea que fueran conservadores o liberales.

Otra investigación reveló que las personas que obtienen notas altas en el aspecto de la humildad son menos agresivas y menos críticas hacia miembros de otros grupos religiosos que las personas menos humildes, incluso y en particular después de que sus propios puntos de vista se cuestionaban.

“Estos descubrimientos quizá explican el hecho de que no se puedan manipular con facilidad las opiniones de las personas que tienen una humildad intelectual alta”, afirmó Krumrei Mancuso. Agregó que los descubrimientos también podrían “ayudarnos a comprender cómo se puede asociar la humildad con mantener nuestras convicciones”.

En el nuevo ensayo del análisis, Van Tongeren y sus colaboradores propusieron varias explicaciones a la razón por la que la humildad, intelectual o de otro tipo, es un rasgo tan valioso de la personalidad. Tener un temperamento humilde puede ser fundamental para mantener una relación estable. También podría fomentar la salud mental en términos más generales, ofreciendo un recurso psicológico para sacudirse los resentimientos, afrontar los engaños con paciencia y perdonarse a uno mismo.

Van Tongeren aseveró que, ahora que la humildad está atrayendo la atención de los investigadores, han surgido ciertas interrogantes, por ejemplo, si esta se puede enseñar de alguna manera, o quizá integrarse a la psicoterapia. “Uno de los aspectos polémicos es que quienes están más abiertos y dispuestos a cultivar la humildad quizá son los que menos la necesitan”, afirmó. “Y viceversa: quienes más la necesitan podrían ser los más reticentes a cultivarla”.

Es probable que los terapeutas que tratan a pacientes con trastornos límite de la personalidad o de personalidad narcisista estén de acuerdo con esto; al igual que muchos de sus pacientes. Hoy en día, nadie ha investigado el lado oscuro de la humildad, a pesar de que se cree que demasiada humildad puede provocar un retraimiento social, baja autoestima y desconfianza excesiva. En la época actual de postureo y autopromoción en línea, Charlie Brown tendría que levantar la mano y gritar con un altavoz solo para hacerse presente.

Por ahora, y gracias a las recientes excavaciones de la psicología, quizá sea suficiente saber que él no sería el único, en lo que a temperamento se refiere. Entre el diez y el quince por ciento de los adultos obtiene notas altas en las mediciones de humildad, dependiendo de la escala de medición utilizada. Eso representa al menos a 25 millones de personas humildes solo en Estados Unidos.

¿Quién lo diría?
Benedict Carey has been a science reporter for The Times since 2004. He has also written three books, “How We Learn” about the cognitive science of learning; “Poison Most Vial” and “Island of the Unknowns,” science mysteries for middle schoolers.

Magdalenas al estilo Proustiano Ingredientes (para unas 25 a 30 magdalenas)

4 huevos
180 gr. de azúcar
175 gr. de harina de pastelería
1 sobre y ½ de levadura Royal
la ralladura de un limón
unos moldes de papel (o plancha de molde de metal con las formas tipo concha de peregrino alargada)
180 gr. de mantequilla derretida y enfriada
un pellizquito de sal
Encienda el horno a 180ºC. (10 minutos antes).en una ensaladera ponga las claras y el pellizco de sal; bátalas a punto de nieve muy firme y añádale luego las yemas. Cuando estas estén incorporadas, agregue el azúcar, la ralladura de limón y al final la harina mezclada con la levadura. Todos estos ingredientes debe ir echándolos poco a poco y unos detrás de otros, removiendo bien y sin dejar de batir.

Con una cucharita de las de café, rellene los moldes hasta algo menos de la mitad de la altura del mismo.

Métalas a horno mediano flojo y no abra la puerta del mismo hasta que estén bien doraditas. Y hayan levado. Sáquelas entonces y déjelas enfriar.

Magdalena al estilo prousiano, receta de Marcel Proust
GEMMA MECA
18/04/2022 17:30 ACTUALIZADO: 18/04/2022 17:39b Comentar
Marcel Proust fue el ideólogo del efecto magdalena, un concepto que hoy en día se aplica a varios campos del saber, parte del placer de esta receta ideal para mojar en el té o café.
Marcel Proust fue el ideólogo del efecto magdalena, un concepto que hoy en día se aplica a varios campos del saber, parte del placer de esta receta ideal para mojar en el té o café. La compañera de viaje perfecta para crear recuerdos especiales, recordar el pasado y vivir una conexión con el presente especial es una magdalena. La típica receta de la abuela, como si de un bizcochito se tratará o con algunas variaciones actuales, ponerle un poco de fruta y eliminando el azúcar, son versiones de la célebre magdalena de Marcel Proust que puedes preparar fácilmente en casa con esta receta.

Ingredientes:
4 huevos
180 gr de azúcar
175 gr de harina de pastelería
1 sobre y ½ de levadura
La ralladura de un limón
180 gr de aceite de oliva o mantequilla
Un pellizquito de sal
Cómo preparar la magdalena de Marcel Proust
La magdalena de Marcel Proust ha pasado a la historia como un bocado que recuerda el pasado, te sumerge en otra época mientras la mojas en un té o café.

Con todo listo nos ponemos manos a la obra con esta clásica receta de magdalenas, batimos el azúcar con los huevos.
Crearemos una salsa que tendrá un ligero color blanco y será cremosa, ideal para que nos queden unos bizcochitos esponjosos.
Añadimos la ralladura de la cáscara de un limón para que le aporte ese toque cítrico que estamos buscando.
Con todo casi listo nos faltará el último ingrediente líquido, el aceite de oliva o la mantequilla derretida en caso de querer darle un acabado más mantecoso.
La masa ya estará casi lista, nos faltará la harina tamizada que vamos poniendo poco a poco hasta que esté perfectamente integrada.
Por último, colocamos la levadura también tamizada. La masa ya estará lista para la acción, solo nos faltará cocinarla.
Vertemos la masa en los moldes dejando espacio para que la levadura haga su efecto. Horneamos a 180º unos 15 minutos hasta que tenemos las magdalenas listas.
Podemos añadirles un poco de fruta como los arándanos y dejar a un lado el azúcar, en su lugar la Stevia le dará muy buen sabor.

Ingredientes:

200 gr de mantequilla
150 gr de azúcar 60 ml de leche
3 huevos
30 gr de miel
vainilla
200 gr de harina
10 gr de levadura

1. En un bol batimos los huevos, azúcar, leche, miel y vainilla.
2. En otro bol aparte mezclamos la harina y levadura ya tamizadas y las añadimos a la mezcla anterior.
3. Fundimos la mantequilla en el microondas o en un cazo que llevaremos al fuego. luego la vamos añadiendo poco a la masa mientras seguimos batiendo. Al terminar de incorporar la mantequilla aumentamos la velocidad de batido.
4. Con la ayuda de una cuchara o una manga pastelera, vamos rellenando los moldes de las madeleines, pero sin llegar al borde y horneamos a 200º unos 15 minutos o hasta que veas que están doradas.
Ya solo nos queda esperar a que se enfríen y disfrutarlas de una taza de chocolate, té o café.

jueves, 29 de diciembre de 2022

IDEAS Filósofos y amantes culpables: el nazi Martin Heidegger y la judía Hannah Arendt

En pleno siglo XX, el deslumbramiento ante las grandes figuras masculinas no solo parecía una buena idea, sino una necesaria, irremplazable e inolvidable, escribe Vivian Gornick en un libro del que ‘Ideas’ adelanta un extracto. La devoción de la filósofa alemana por su maestro es el caso más inquietante del siglo del totalitarismo. 

VIVIAN GORNICK 

Retratos de los filósofos Hannah Arendt (1906-1975) y Martin Heidegger (1889-1976). ALAMY/ALBUM 

La cosa se reduce a lo siguiente: quien no entiende sus sentimientos se pasa la vida vapuleado por ellos, a su merced; quien los entiende pero no es capaz de procesarlos está abocado a años de dolor; quien niega y desprecia el poder que tienen está perdido. De esto quieren hablarnos Hardy e Ibsen con sus grandes personajes: de mujeres y hombres atenazados. (…).

La historia de Hannah Arendt y Martin Heidegger es cosa de dramaturgos más que de críticos. Es un relato sobre una conexión emocional muy temprana en la vida de ambos, que nunca llegó a asimilarse del todo y que acabó enterrada viva en unos sentimientos que los protagonistas se empeñaron en ocultarse a sí mismos. Los sentimientos de este cariz son como las malas hierbas que crecen en el cemento y que, cuando pasa el huracán y siembra el mundo de destrucción, siguen allí cimbrándose al viento.

Hannah Arendt empezó a asistir en 1924 a las clases de Martin Heidegger en la Universidad de Marburgo. Ella tenía 18 años; él tenía 35 y era ya famoso en los círculos universitarios. (La publicación de Ser y tiempo tres años después lo encumbraría al Olimpo de la filosofía). Ella era guapa y, ni que decir tiene, la alumna más inteligente de la clase. Él se vio atraído e hizo sus avances. Al cabo de unos meses eran amantes. El idilio duró cuatro años.

Heidegger llevó las riendas de la relación y Hannah las de la veneración —por supuesto, ¡cómo iba a ser de otra manera!—, pero, en cierto modo, la dinámica entre ambos los empataba. Él necesitaba la veneración inteligente de ella tanto como ella necesitaba prodigarla. Ambos abordaban con reverencia el talento de él para pensar, los dos creían que era el receptáculo de algo grandioso, algo que siempre habrían de servir y proteger y ante lo que era necesario reaccionar siempre. El tiempo demostraría que fue esta intensidad que existía entre ellos lo que los unió con más fuerza incluso que el amor o la historia mundial.

Heidegger fue nombrado rector de la Universidad de Friburgo en la primavera de 1933. En un discurso inau­gural de infausto recuerdo dio su respaldo al nacionalsocialismo y puso a la universidad al servicio del régimen nazi. Ese verano Hannah Arendt abandonaba Alemania. Tardaría diecisiete años en regresar a su país de nacimiento. Para entonces, ella se había labrado fama internacional como pensadora política y Heidegger vivía en la pobreza, en la Alemania ocupada, y no se le permitía ejercer la enseñanza.

Ese febrero de 1950, Arendt se dijo que por nada del mundo pensaba ponerse en contacto con él, pero fue pisar Friburgo y llamarlo por teléfono. Al cabo de unas horas, él estaba en su hotel. Dos días después ella le escribía por carta:

“Cuando el camarero pronunció tu nombre, fue como si de pronto se detuviera el tiempo. Entonces tomé conciencia de manera fulminante de algo que antes no habría confesado ni a mí misma, ni a ti, ni a nadie: que la presión del impulso, después de que Friedrich me diera la dirección, tuvo la clemencia de preservarme de cometer la única infidelidad realmente imperdonable y de hacerme indigna de mi vida. Pero una cosa debes saber (…): si lo hubiera hecho, habría sido por orgullo, es decir, por una estupidez pura y simple y loca. No por ciertos motivos”.

Tres meses después, Heidegger le envía cuatro cartas en rápida concatenación para decirle la alegría que le ha supuesto que ella haya vuelto a su vida; que cuando pensaba, solo ella estaba cerca de él; que soñaba con que viviera cerca de él y con pasarle los dedos por el pelo. Sonaba a un hombre que acaba de recobrar la energía, lleno de esperanza y anhelo, emocionado e inmensamente alegre de estar vivo. (…)

Fue este un apego que perduró en el tiempo, contra toda razón, entre dos personas que, según todas las leyes de la historia social instauradas, deberían haber acabado repeliéndose. Aquí lo interesante es la irracionalidad, donde reside el drama, donde un supuesto interpretativo es tan válido como cualquiera. La pregunta se plantea: ¿cómo pudo ella —cuando la vida ética era una de sus inquietudes vitales— no solo seguir queriendo a un hombre que había sido nazi, sino que además no cejó, durante la década de 1960, de argumentar por escrito que, en realidad, él no había sabido lo que se hacía, que era políticamente inocente?

(…) No me cabe duda de que el amor de Arendt por Heidegger se asemejaba al de una niña angustiada por el padre primero inaccesible y luego difunto; y no me cabe duda de que eso reforzó la maraña de miedos e inhi­biciones emocionales que encerraba la rigidez intelectual que acabó convirtiéndose en el distintivo estilo de Arendt. Pero, como bien sabe cualquier dramaturgo, un análisis en términos psicológicos como este solamente es interesante cuando se presenta dentro de una mitología mayor, una que aporte un correlato objetivo a esa necesidad incontrolable de la protagonista. ­Arendt y Heidegger tenían una mitología así muy a mano.

Ambos encarnaban el prototipo del intelectual europeo. Adoraban el acto de la intelección. Para ellos, pensar era lo que hacía a los humanos superiores a los animales. Más que superiores: los dotaba de sentido y trascendencia. (…)

Para tales personas, Heidegger fue un visionario, un hombre envuelto en un aura, imbuido con el oscuro poder de “pensar”. Este impresionante don lo situaba, en la imaginación de prácticamente todo el que lo conocía, más allá de la crítica corriente. Hacerlo como él lo hacía era ascender al monte Olimpo. (…)

Tal apego es, en esencia, una parábola del anhelo de trascendencia. El anhelo es el meollo romántico del asunto. Era letal. Lanzaba un anzuelo a todos a quienes hablaba. El anzuelo estaba unido a una intensidad que tiraba del corazón. La cuestión de quiénes pueden zafarse cuando la devoción amenaza la integridad del ser, y quiénes no, es ciertamente una cuestión de temperamento, de comprensión y de integridad del ser: esto es, la libertad de acción que surge de la unificación de mente y espíritu. (…)

Arendt desdeñaba a Freud y aborrecía de la devoción de los estadounidenses por el psicoanálisis. Le parecía una cháchara obsesiva e inmadura; no despertaba en ella ni interés ni simpatías; no podía imaginar que, ocultas en su interior, había ideas que reflejaban una realidad que sí era relevante. El desprecio era sintomático; la dejaba fuera de todo conocimiento de sus conflictos internos. Al quedar fuera, era más vulnerable a ellos de lo que podía ser otra persona quizá más sencilla pero más dispuesta a la introspección. Más vulnerable y, por ende, más dramáticamente culpable.

En nuestros días (…), esa devoción histórica por la trascendencia a través del arte y del intelecto suena extraña, incluso extranjera, en cierto modo. Pero es una historia de sensibilidad compartida, eso que todos sentíamos hasta hace nada. ¿Cuántos hombres y mujeres no he visto, en mi corta y confusa vida, subyugados por El Gran Hombre, el que parecía encarnar al Arte o la Revolución en mayúsculas? Somos legión. Nosotros mismos éramos personas inteligentes, cultas, talentosas, ninguno éramos monstruos de la moralidad, solamente personas corrientes con ganas de vivir la vida a un nivel simbólico. En su momento El Gran Hombre no solo parecía una buena idea, sino una necesaria, irremplazable e inolvidable.

Pienso que estamos demasiado cercanos en el tiempo a los acontecimientos internos de esta historia para poder juzgar su significado. Pero juzgar es una necesidad que tenemos: interpela directamente a nuestras propias angustias, nos alivia del lastre de nosotros mismos. Podemos resistirnos tanto como Hannah Arendt pudo resistirse a Martin Heidegger. 



VIVIR MEJOR. Qué hace que las personas sean carismáticas.

Sabemos que por instinto sentimos atracción hacia ciertas personas más que a otras. Determinar por qué nos agradan sirve para mejorar nuestro carisma.

Pídele a la gente que nombre a alguien que considere encantador y te dará respuestas predecibles. Por ejemplo, James Bond, el espía ficticio con predilección por los martinis agitados, no mezclados. Quizá mencionen a Oprah Winfrey, Bill Clinton o a una figura histórica como Martin Luther King o Mahatma Gandhi. Ahora pídeles a esas mismas personas que describan, en pocos segundos, qué hace que estos encantadores individuos sean tan agradables.

Es en este punto, en la definición precisa de qué es el carisma, donde la mayoría se topa con pared. Sabemos que por instinto nos sentimos atraídos hacia ciertas personas más que a otras. Cuantificar por qué nos gustan es un ejercicio totalmente diferente.

Los antiguos griegos describieron el carisma como un “regalo de gracia”, una descripción apropiada si crees que ser agradable es una característica otorgada por Dios que a unos les es natural, y a otros no. La verdad es que el carisma es un comportamiento adquirido, una habilidad que hay que desarrollar, así como aprendimos a caminar o practicar el vocabulario al estudiar un idioma nuevo. Otras características deseables, como la riqueza o apariencia, sin duda están ligadas a la capacidad de agradar, pero haber nacido sin ninguna de estas no te impide ser carismático.

Cuantificar el carisma
A pesar de todo el esfuerzo que se ha dedicado a cuantificar el carisma (y a lo largo de los tiempos ha sido estudiado por expertos, incluyendo a Platón y aquellos con los que hablamos para este artículo) hay mucho que aún no se sabe. Sin embargo, hay dos verdades irrefutables.

La primera es que sentimos atracción casi de manera sobrenatural hacia algunas personas, sobre todo las que nos agradan. Aunque este no siempre es el caso, también nos puede atraer un villano carismático.

La segunda verdad es que somos poco hábiles para identificar qué hace que estas personas sean tan cautivadoras. Más allá de observaciones superficiales (una linda sonrisa o la capacidad de contar una buena historia), pocos de nosotros podemos identificar, en un instante, qué hace que las personas carismáticas sean tan magnéticas.

Quizá sea algo evolutivo. Como especie, los sentimientos instintivos innatos nos conducen a sensaciones que solemos describir como intuitivas. En realidad, estas sensaciones son una respuesta subconsciente a decenas, o quizá cientos de pistas verbales y no verbales que sin darnos cuenta procesamos en todas nuestras interacciones con los demás. Es una habilidad necesaria, una que permite que todos los mamíferos sopesen la intención de los demás haciendo un inventario continuo de cosas como el lenguaje corporal, el ritmo de su habla y movimientos sutiles que quizá aluden a un posible peligro.

John Antonakis, profesor de Comportamiento Organizacional en la Universidad de Lausana en Suiza, señala que el carisma, en su nivel más básico, no es más que una señalización de información. “En términos llanos, el carisma se trata de señalizar información de manera emotiva, simbólica y basada en valor. Así que señalizar carisma consiste en usar técnicas verbales (lo que dices) y no verbales”, explicó.

Para fines de comparación, lo que Antonakis describió es básicamente una versión más simple de la reacción de lucha o huida. Pero en lugar de luchar o huir, constantemente estamos tomando microdecisiones sobre si la persona que pide nuestra atención la merece.

Los tres pilares del carisma y cómo practicarlos
Olivia Fox Cabane, una guía de carisma y autora del libro The Charisma Myth, dice que podemos resumir el comportamiento carismático en tres pilares.

El primero, presencia, tiene que ver con estar en el momento. Cuando ves que tu atención se desvía al hablar con alguien, vuelve a enfocarte centrándote en ti mismo. Presta atención a los sonidos del entorno, a tu respiración y a las sensaciones sutiles de tu cuerpo; las cosquillas que empiezan desde los dedos de tus pies y que se difunden por todo tu cuerpo.

Poder, el segundo pilar, se trata de derribar barreras autoimpuestas más que lograr un estatus más alto. Se trata de eliminar el estigma que conlleva el éxito que ya has logrado. El síndrome del impostor, como se le conoce, es el miedo prevalente a que no mereces estar en la posición en la que te encuentras. Entre más arriba estés en la pirámide, ese sentimiento se vuelve más persistente.

La clave para este pilar es dejar de dudar de ti, asegurándote de que mereces estar donde estás y de que tus habilidades y pasiones son valiosas e interesantes para los demás. Es más fácil decirlo que hacerlo.

El tercer pilar, la calidez, es un poco más difícil de fingir. Aquí debes irradiar un cierto tipo de vibra que indica bondad y aceptación. Es una sensación parecida a la que recibes de un pariente cercano o amigo íntimo. Es complicado, considerando que quienes se distinguen en este aspecto son personas que evocan esta sensación en los demás, aunque los acaben de conocer.

Para dominar este pilar, Cabane sugiere imaginarte a una persona por la que sientas mucho afecto y cariño, y luego enfocarte en lo que más disfrutas de tus interacciones compartidas con dicho individuo. Puedes hacer esto antes de las interacciones con los demás, o en momentos más breves mientras escuchas a otra persona. Ella afirma que esto puede cambiar la química del cuerpo en unos segundos, haciendo que hasta el más introvertido de nosotros exude la calidez que se relaciona con la gente carismática.

Más allá de la superficie
Todos nuestros expertos concuerdan con que el carisma no es un descriptor uniforme en todos los casos; más bien es una jerarquía. Algunos exudan encanto gracias a su calidez y generosidad, mientras que otros son agradables en un sentido evolutivo: los individuos tipo alfa que irradian confianza y éxito.

Regresando a los tres pilares, la gente más carismática que conoces a nivel personal generalmente ha logrado un alto nivel de éxito en solo una, o quizá dos, de estas características. Sin embargo, hay unos pocos que han logrado dominar las tres.

Por ejemplo, Martin Luther King, demostraba un dominio de cada uno de estos tres pilares, lo cual lo coloca en la clasificación única que Cabane llama “carisma visionario”.

Si esa es la jerarquía más alta, los siguientes tres ejemplos estarán en algún punto intermedio.

Steve Jobs, el cofundador de Apple, demostró dominar el pilar del poder y tenía puntajes altos en el de presencia. Sin embargo, de acuerdo con su hija  Lisa Brennan-Jobs, en su autobiografía Small Fry publicada en 2018, él carecía de calidez. El director ejecutivo de Tesla,  Elon Musk, al parecer también carece de calidez. Es un típico introvertido que compensa su falta de habilidades sociales con destreza en el pilar de la presencia y niveles de poder que superan el promedio.

Jobs, de acuerdo con Cabane, se clasificaría más como alguien con un “carisma de autoridad”, mientras que Musk tiene un “carisma enfocado”.

Luego están aquellas personas como Emilia Clarke, protagonista de  Juego de tronos de HBO. Su exuberancia hace que obtenga una puntuación alta en “carisma bondadoso”, una clasificación para aquellos que sobresalen en el pilar de la calidez y a la vez mantienen una presencia alta, pero un poder bajo.

Desde luego que esto no es más que raspar la superficie. Aquí la lección con la que hay que quedarnos es que el carisma no es una sola cosa. Más bien hay que pensar en él como lo haríamos con la inteligencia. Obtener calificaciones altas en matemáticas y ciencia es una señal de inteligencia, pero también lo es dominar un arte o la música. Intentar comparar a una persona inteligente con otra solo crea más confusión. Podemos afirmar lo mismo del carisma.

Entrenamiento en carisma: la versión accesible
Si estás buscando un buen punto de partida para ser más agradable, Antonakis sugiere contar historias.

Dice que las personas más carismáticas son las que hablan con metáforas, quienes le dan sustancia a una conversación a través de un uso ejemplar de anécdotas y comparaciones. No están relatando sucesos sino parafraseando la acción y usando gesticulaciones, lenguaje corporal con mucha energía e inflexiones de la voz para subrayar puntos clave. Tienen mucha experiencia en usar la convicción moral y reflejar el sentimiento del grupo ante el que se habla, además, emplean preguntas, incluso retóricas, que mantienen a la gente interesada. En pocas palabras: saben contar una buena historia.

De hecho, surgió un patrón al hablar sobre carisma con expertos, uno que se vuelve inmediatamente reconocible para cualquiera que haya tomado un curso para hablar en público: las personas más carismáticas suelen ser buenos para hablar en público.

Sin embargo, el carisma va más allá de ser un orador refinado y atrayente. La gente carismática es agradable no solo porque sabe contar una buena historia, sino también por cómo hace sentir a los demás. Además de ser simpáticas e interesantes, las personas carismáticas pueden bloquear las distracciones, lo cual hace que los individuos con los que interactúan sientan que el tiempo se ha detenido y solo ellos importan. Hacen sentir a los demás mejor consigo mismos y por eso desean regresar para tener más interacciones, o prolongar las que ya existen, tan solo para disfrutar de esos momentos.

La manera más rápida de ser agradable comienza en casa, al eliminar tus propias dudas y concentrarte en participar activamente en conversaciones e interacciones con otras personas.

A partir de ahí, se necesita poco más que decir que sí a más invitaciones sociales, unirse a una clase de oratoria y seguir buscando maneras de mostrar tus fortalezas mientras reduces tus debilidades. Cada interacción ofrece una oportunidad de practicar, estudiar y emplear nuevas estrategias.

Parecido a cuando aprendes cualquier otra habilidad, a veces las cosas saldrán bien, otras veces no, sobre todo al inicio. Pero si piensas en el carisma como un árbol de habilidades, cada sesión de práctica no es más que una manera de ayudarte a llegar a la cima.

Bryan Clark es un periodista de San Diego que vive en la intersección entre tecnología y cultura. Lo puedes seguir en Twitter en @bryanclark. 

miércoles, 28 de diciembre de 2022

VIDA El efecto de la soledad en la salud

Los efectos potencialmente dañinos de la soledad y el aislamiento social en la salud y la longevidad, en especial entre los adultos de edad avanzada, ya son conocidos. Por ejemplo, en 2013, escribí acerca de una investigación en la que se descubrió que la soledad puede deteriorar la salud al elevar los niveles de inflamación y de las hormonas del estrés, lo cual a su vez puede incrementar el riesgo de sufrir un ataque cardiaco o desarrollar artritis, diabetes tipo 2, demencia senil o, incluso, incitar intentos de suicidio
En el transcurso de los seis años que duró el estudio, la capacidad de llevar a cabo actividades cotidianas como bañarse, acicalarse y prepararse alimentos disminuyó y los fallecimientos se incrementaron entre las personas de edad avanzada que reportaron sentirse abandonadas, aisladas o con falta de compañía, en comparación con personas que dijeron no tener estos sentimientos. Cuando Dhruv Khullar, médico e investigador de Weill Cornell Medicine en Nueva York, escribió para la sección The Upshot de The New York Times en diciembre del año pasado, citó evidencias de interrupciones en el sueño, respuestas inmunes anormales y un empeoramiento cognitivo acelerado entre individuos aislados socialmente, a lo cual llamó “una epidemia en expansión”.

A medida que avanza la investigación al respecto, los científicos comprenden mejor los efectos de la soledad y el aislamiento en la salud. También estudian factores como quiénes podrían verse más afectados y qué tipo de intervenciones podrían reducir los riesgos asociados.

Se han hecho descubrimientos sorprendentes. En primer lugar, aunque el riesgo es similar, la soledad y el aislamiento no necesariamente van de la mano, según señalaron Julianne Holt-Lunstad y Timothy B. Smith, investigadores en Psicología en la Universidad Brigham Young.

“El aislamiento social denota pocas conexiones o interacciones sociales, mientras que la soledad implica una percepción subjetiva del aislamiento; la discrepancia entre el nivel de interacción social deseado y el real”, escribieron en la revista Heart el año pasado.

En otras palabras, las personas pueden aislarse socialmente y no sentirse solas; puede ser que sencillamente prefieran llevar una existencia ermitaña. Del mismo modo, hay personas que pueden sentirse solas aun cuando estén rodeadas de mucha gente, en especial si sus relaciones no son satisfactorias a nivel emocional. De hecho, Carla Perissinotto y sus colegas en la Universidad de California en San Francisco reportaron en 2012 que la mayoría de los individuos que reportan sentirse solitarios estaban casados, vivían con alguien y no padecían depresión clínica.

“No estar casado es un riesgo importante”, dijo Holt Lunstad, “pero no todos los matrimonios son felices. Debemos considerar la calidad de las relaciones, no solo su existencia ni la cantidad”.

Nancy J. Donovan, psiquiatra geriatra e investigadora de Neurobiología en la Universidad Brigham Young y el Hospital de la Mujer de Boston, afirmó en una entrevista que “hay una correlación entre la soledad y la interacción social, pero no en todos los casos. Podría ser muy simplista sugerirle a las personas solitarias que intenten interactuar más con otra gente”.

“Debemos considerar la calidad de las relaciones, no solo su existencia ni la cantidad”. Dra. Julianne Holt-Lunstad

Quizá resulte igual de sorprendente el descubrimiento de que los adultos de edad más avanzada no son, necesariamente, los más solitarios entre nosotros. Aunque la mayoría de los estudios acerca de los efectos de la soledad se han enfocado en las personas mayores, Holt-Lunstad –quien junto con sus colegas analizó 70 estudios que incluyeron a 3,4 millones de personas– comentó que la prevalencia de la soledad llega a sus niveles más altos en adolescentes y adultos jóvenes, y luego vuelve a alcanzarlos durante la vejez.

De acuerdo con Louise Hawkley, científica investigadora experimentada del National Opinion Research Center en la Universidad de Chicago, “la intensidad de la soledad disminuye a partir de los inicios de la adultez y durante la mediana edad y no recobra intensidad sino hasta la vejez”. Solo el 30 por ciento de los adultos mayores se sienten solos con cierta frecuencia, de acuerdo con información del National Social Life, Health and Aging Project estadounidense (proyecto nacional de vida social, salud y vejez).

“Descubrimos mayores riesgos en personas menores de 65 años que en los mayores de 65”, dijo Holt-Lunstad. “Los adultos de más edad no deberían ser el único objeto de estudio de los efectos de la soledad y el aislamiento social. Necesitamos dirigirlo a todas las edades”.

Además, dijo, aunque no se tiene la certeza de si la soledad o el aislamiento social tienen un efecto mayor en la salud y la longevidad, “si reconocemos las conexiones sociales como una necesidad humana fundamental, entonces no podemos subestimar los riesgos de estar aislado socialmente, aun si las personas no se sienten solas”.

La soledad, así como la depresión leve y grave podrían tener efectos patológicos en el deterioro cognitivo. También resulta fascinante un descubrimiento reciente que sugiere que la soledad podría ser un síntoma preclínico de la enfermedad de Alzheimer. Con información de un estudio del envejecimiento del cerebro de Harvard, en el que se analizó a 79 adultos cognitivamente normales que vivían en la comunidad, Donovan y sus colegas encontraron una relación entre los puntajes de los participantes en una evaluación de tres preguntas relacionadas con la soledad y la cantidad de amiloides en su cerebro. La acumulación de amiloides se considera un síntoma principal del alzhéimer. En este estudio, la soledad no se asoció con la extensión de las redes sociales de las personas ni con su actividad social; ni siquiera con su estatus socioeconómico.

En otro estudio realizado en adultos de 50 años en adelante y publicado a principios de 2017 en la revista International Journal of Geriatric Psychiatry, Donovan y los coautores reportaron que la soledad se asociaba con un deterioro de la función cognitiva durante un periodo de doce años, mientras que tener desde un principio una función cognitiva deficiente no ocasionaba un aumento en la soledad. Cuando los investigadores analizaron sus resultados con más detenimiento, descubrieron que la depresión, incluso la relativamente leve, influía aun más que la soledad en el riesgo del deterioro cognitivo.

“Ahora tenemos pruebas sólidas que vinculan los síntomas de depresión más graves con una progresión mayor desde una cognición normal hacia un un deterioro cognitivo leve y del deterioro cognitivo leve hacia la demencia”, según reportaron Donovan y sus colegas al citar sus descubrimientos y los de otros investigadores. Sugirieron que la soledad, así como la depresión, leve y grave, podrían tener efectos patológicos similares en el cerebro.

Todo ello despierta interrogantes respecto a la forma en que se podrían combatir la soledad y el aislamiento social para ayudar a evitar el deterioro cognitivo y otros efectos dañinos en la salud.

Se les ha sugerido a los adultos solitarios o socialmente aislados que se inscriban en algún curso, que se consigan un perro, que realicen trabajo voluntario y se unan a un centro para adultos mayores. Un programa en el Reino Unido llamado “Befriending” (hacer amistades) consiste en un acompañamiento personal de un voluntario que se reúne de manera constante con una persona solitaria. Aunque estos programas se traducen en leves mejoras en los efectos de la depresión y la ansiedad, se desconoce su relevancia a largo plazo. Al estudiar catorce casos de este programa de amistades, no se descubrió ningún beneficio relevante en general para combatir la depresión, mejorar la calidad de vida, reducir el grado de soledad, ni aumentar la autoestima y el bienestar.

Otro programa, llamado “LISTEN” (escucha), desarrollado por Laurie Theeke en la Escuela de Enfermería de la Universidad de Virginia Occidental, se basa en una terapia conductista para combatir a la soledad. Esta terapia consiste en cinco sesiones de dos a cuatro horas en grupos reducidos de personas solitarias que exploran las expectativas sobre sus relaciones, necesidades, patrones de pensamiento y conductas.

No obstante, queda en duda que este enfoque resulte práctico a una escala suficientemente grande para cumplir con la necesidad de una reestructuración cognitiva de los adultos solitarios a niveles nacionales.

https://www.nytimes.com/es/2017/12/18/espanol/efecto-soledad-en-la-salud.html?action=click&module=RelatedLinks&pgtype=Article

_- Serrat, ahora y siempre,



_- Barquito de papel, sin nombre, sin patrón
y sin bandera,
navegando sin timón
donde la corriente quiera.

Aventurero audaz,
jinete de papel
cuadriculado,
que mi mano sin pasado
sentó a lomos de un canal.

Cuando el canal era un río,
cuando el estanque era el mar,
y navegar
era jugar con el viento,
era una sonrisa a tiempo,
fugándose feliz
de país en país,
entre la escuela y mi casa,
después el tiempo pasa
y te olvidas de aquel
barquito de papel.

Barquito de papel,
en qué extraño arenal
han varado
tu sonrisa y mi pasado,
vestidos de colegial.


Corren buenos tiempos,
buenos tiempos para la bandada
de los que se amoldan a todo
con tal que no les falte de nada.

Tiempos fabulosos,
fabulosos para sacar tajada
de desastres consentidos
y catástrofes provocadas.

Tiempos como nunca
para la chapuza,
el crimen impune
y la caza de brujas.

Corren buenos tiempos,
buenos tiempos para equilibristas,
para prestidigitadores
y para sadomasoquistas.

Y silenciosa
la mayoría,
aguantando el chaparrón
al pie de un cañón
de papel maché
come el pan nuestro
de cada día
con un culo así
contra la pared.
Llorando en el mar
viéndolas venir,
viéndolas pasar,
pasar,
pasar.

Corren buenos tiempos,
buenos tiempos para esos caballeros
locos por salvarnos la vida
a costa de cortarnos el cuello.

Tiempos fabulosos
fabulosos para plañideras,
charlatanes visionarios
y vírgenes milagreras.

La vida te la dan
pero no te la regalan.
La vida se paga
por más que te pene.
Así ha sido desde que Dios
echó al hombre del Edén,
por confundir lo que está bien
con lo que le conviene.

Si a plazos o al contado
la vida pasa factura,
rebaña y apura
hasta las migajas.
Que si en cada alegría
hay una amargura,
todo infortunio esconde
alguna ventaja.

Bienaventurados los necios que se arriesgan a prestar consejos
porque serán sabios a costa de los errores ajenos.

Bienaventurados los pobres porque saben, con certeza,
que no ha de quererles nadie por sus riquezas.

Bienaventurados los adictos a emociones fuertes
porque corren buenos tiempos para la gente marchosa.

Bienaventurados los dueños del poder y la gloria
porque pueden informarnos de qué va la cosa.

Bienaventurados los que alcanzan la cima
porque será cuesta abajo el resto del camino.

Bienaventurados los que catan el fracaso
porque reconocerán a sus amigos.

En cualquier circunstancia
por lastimosa que sea,
busca la manera
de comer perdices;
que a pesar de lo alto que
nos coloquen el listón,
hay que brincar
con la intención
de ser felices.

Bienaventurados los castos porque tienen la gracia divina
y la ocasión de dejar de serlo a la vuelta de la esquina.

Bienaventurados los que aman porque tienen a su alcance
más de un cincuenta por ciento de un gran romance.

Bienaventurados los que están en el fondo del pozo
porque de ahí en adelante sólo cabe ir mejorando.

Bienaventurados los que presumen de sus redaños
porque tendrán ocasiones para demostrarlo.

Bienaventurados los que contrajeron deudas
porque alguna vez alguien hizo algo por ellos.

Bienaventurados los que lo tienen claro
porque de ellos es el reino de los ciegos.

Joan Manuel Serrat Teresa (Barcelona, 27 de diciembre de 1943) es un cantautor, compositor, actor, escritor, trovador, poeta y músico.

Su obra tiene influencias de otros poetas, como Mario Benedetti, Antonio Machado, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Pablo Neruda, Joan Salvat-Papasseit y León Felipe entre otros; así como de diversos géneros, como el folklore catalán, la copla, el tango, el bolero y del cancionero popular de Latinoamérica, pues ha versionado canciones de Violeta Parra y de Víctor Jara. Es uno de los pioneros de lo que se dio en llamar la Nova Cançó catalana. Joan Manuel Serrat es conocido también con los sobrenombres de El noi del Poble-sec (‘el chico del Pueblo Seco’, su barrio natal) y el Nano.

Ha sido reconocido con nueve doctorados Honoris Causa por su contribución a la música y literatura española, además del Grammy Latino “Persona del Año” en 2014, entre otros importantes galardones.

Biografía
Niñez

Joan Manuel Serrat Teresa nació el 27 de diciembre de 1943 en el barrio barcelonés del Pueblo Seco, en una familia obrera. Su padre, José Serrat, fue un anarquista español afiliado a CNT y su madre, Ángeles Teresa, era una ama de casa originaria de Belchite (Zaragoza). Su niñez, en la que pudo disfrutar del ambiente de las calles de su barrio, lo marcó profundamente, hasta tal punto que un gran número de sus canciones narran la cotidianidad de Cataluña tras la Guerra Civil (ejemplos son: «La Carmeta», «La tieta» y «El drapaire» como personajes estereotipo de su barrio).

A los doce años, Serrat se matriculó como alumno interno en la Universidad Laboral Francisco Franco de Tarragona, donde cursó el Bachillerato Laboral Superior, en la especialidad "Industrial Minera", titulándose en la modalidad de tornero fresador.

Inicios musicales

Serrat realizó estudios de perito industrial a la vez que tocaba la guitarra como aficionado. En 1965 se graduó en el área de la agronomía como perito agrícola y, en la misma época, se presentó en el programa Radioscope de Salvador Escamilla en Radio Barcelona, en el que interpretó sus primeras canciones. Salvador Escamilla fue quien le ofreció la primera oportunidad de presentarse en público; poco tiempo después, le llamaron para ofrecerle un contrato y grabar su primer disco. Su primer concierto lo realizó en el teatro L'Avenç de Esplugas de Llobregat.

Se le reconoce como uno de los pioneros de lo que se dio en llamar la Nova Cançó catalana y fue miembro del grupo Els Setze Jutges (ingresó como el decimotercero de los dieciséis), un grupo de cantantes en lengua catalana que tenía como referente a la chanson francesa (con exponentes como Jacques Brel, Georges Brassens o Léo Ferré, entre otros), y que defendieron la lengua catalana durante la dictadura franquista.

En 1965 se editó su primera grabación, el EP denominado Una guitarra, con cuatro canciones: «Una guitarra», «Ella em deixa», «La mort de l'avi» y «El mocador». En 1966 apareció su segundo EP Ara que tinc vint anys con las canciones: «Ara que tinc vint anys», «Quan arriba el fred», «El drapaire» y «Sota un cirerer florit».

El músico Francesc Burrull colaboró con Joan Manuel Serrat desde 1967 realizando los arreglos del EP Cançó de matinada, donde además del tema homónimo figuran Me'n vaig a peu, Paraules d'amor y Les sabates. En 1972, Burrull volvió a reencontrase con Serrat para hacer los arreglos del álbum Miguel Hernández, uno de los trabajos más destacados del cantautor catalán, del que Burrull será director musical y pianista, a principios de los años 70; su relación con Serrat duró hasta que Joan Manuel volvió a trabajar con Ricard Miralles, en 1974.

En 1968 publicó sus primeras canciones en español, con varios simples que serían recogidos en el LP La paloma el año siguiente. Al mismo tiempo, iba componiendo nuevas canciones en catalán que se editaban también en formato sencillo y luego recopilados, de modo que en 1969 se editó el LP Com ho fa el vent.

Cuando, a finales de los sesenta, Serrat comenzó a cantar en español, a aparecer en portadas de revistas y a hacer películas como Palabras de amor (1968), dirigida por Antoni Ribas; La larga agonía de los peces fuera del agua (1969), con la dirección de Francesc Rovira Beleta; y Mi profesora particular (1972), dirigida por Jaime Camino, con guion de Juan Marsé y Jaime Gil de Biedma, algunos de sus «seguidores de siempre» pasaron a considerarlo un traidor de la «causa catalanista». Él se defendió diciendo que el castellano también era su lengua materna, pues su madre era aragonesa.

El conflicto de Eurovisión
En 1968 se anunció que Serrat sería el representante de España en el Festival de Eurovisión. En cuanto a la canción que debía interpretar, se barajaban dos: El titiritero, del propio Serrat, y La, la, la. Al final se decidió que fuese esta última, al considerarse, por su estilo, más apta para el festival. El tema no había sido compuesto por Serrat, sino por Manuel de la Calva y Ramón Arcusa (integrantes del Dúo Dinámico), quienes, sin embargo, se basaron en el estilo poético presente en las letras de Serrat, así como en su misma temática: el canto a las cosas sencillas de la vida (la madre, la tierra, el despertar de un nuevo día, la naturaleza...).

Pero, Serrat comenzó a recibir muchas presiones de algunos miembros de la Nova Cançó así como de otros sectores catalanistas, por presentarse a un festival en el que representaría a España, cantando en español. Ante este clima de quejas, su discográfica en catalán, Edigsa, decidió posponer el lanzamiento del segundo disco, Cançons tradicionals.

El 8 de marzo se emitió un programa especial en Televisión Española titulado Así es... Así canta... Así compone... Joan Manuel Serrat, con el fin de promocionar - en televisión - al recién nominado representante de España en Eurovisión. En ese programa, Serrat cantó cuatro temas en catalán: Cançó de matinada, Paraules d'amor, Me'n vaig a peu y Ara que tinc vint anys, y los tres temas que hasta el momento había grabado en español: El titiritero, Mis gaviotas y Poema de amor.

Aunque grabó la canción que competiría en Eurovisión, en estudio y en varios idiomas (e hizo el equivalente de entonces a los videoclips actuales) destinados a distintas cadenas de televisión europeas, el 25 de marzo anunció que no iría a Eurovisión si no era cantando La, la, la, en catalán. La versión más extendida - que Serrat nunca ha negado - sobre el motivo de este sorpresivo hecho fue que Serrat había decidido no cantarla si no podía hacerlo en catalán, a modo de que pretendía llamar la atención sobre la situación marginal, en la que se mantenía en esos años a la lengua catalana. Para otras personas, sin embargo, fue una maniobra publicitaria. Así, según indica Àngel Casas en su libro 45 revoluciones en España, lo que realmente pasó fue que su representante, José María Lasso de la Vega, intentó a través de este suceso, que el cantante recuperara su público más catalanista, que estaba perdiendo poco a poco. Se trataba de que Serrat cantara - al menos - un verso de la canción en catalán, en su presentación en el festival. El representante pensó que la mejor manera de conseguirlo sería decir que el cantante exigía cantar toda la letra en catalán para, más tarde y tras una supuesta negociación con las autoridades, llegar a un acuerdo que le permitiera al menos cantar el ansiado verso y contentar así a la audiencia "de casa". Sin embargo, este plan falló y su puesto en el festival fue cubierto por la cantante Massiel, que sólo tuvo unos pocos días para ensayar y promocionar la canción, pero aun así se llevó el premio de Eurovisión 1968.

1969-1974

En 1969 participó en el IV Festival Internacional da Canção Popular de Río de Janeiro, con la canción «Penélope», que compuso en colaboración con Augusto Algueró. La canción ganó los premios a: mejor letra, música e interpretación, dando impulso a su primera gira por Hispanoamérica, algo que se transformó en costumbre de ahí en adelante. El éxito de Serrat fue inmediato sobre todo en Argentina, Uruguay y Chile, país en el que debutó actuando en el Teatro Municipal de Santiago, en un concierto que se transmitió en vivo por la Televisión Nacional de Chile.

Ese mismo año nació su primer hijo, Manuel (Queco), fruto de su relación con la modelo catalana, Mercè Domènech.

Como broche de oro de su exitoso año, publicó el disco titulado Dedicado a Antonio Machado, poeta, con el cual logró un gran éxito de ventas, a pesar del veto que pesaba en su contra, que impedía incluso promocionar en la radio sus trabajos.

Participó al año siguiente, en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, en 1970 como artista invitado; también fue protagonista del programa "Sábados Circulares", que tenía una gran audiencia en Argentina y los países de la región, por lo que su fama creció aún más en Latinoamérica Joan Manuel Serrat presentándose en la Televisión Argentina en Sábados Circulares.

. En ese mismo año, se edita Mi niñez. De este último disco "salen" dos canciones modificadas por la censura franquista: «Fiesta» y «Muchacha típica», que son editadas en su versión original en Hispanoamérica, y en versión modificada en España. De este periodo también es «Edurne», que es publicada en 1974, y tampoco evita la censura. A finales de ese año, el álbum Serrat/4 contiene otra canción afectada por la censura: «Conillet de vellut» (Conejito de terciopelo), que es censurada por la mención que se hace a una relación sexual en la que participan tres personas. A finales de 1970, Serrat junto a un grupo de intelectuales y artistas, se encierran en el Monasterio de Montserrat, en Barcelona, en señal de protesta por el proceso de Burgos y en contra de la pena de muerte. Algunas leyendas urbanas afirman que en aquel encierro compuso la canción «Mediterráneo», a la que, en sus primeros borradores, llamó «Amo el mar» o «Hijo del Mediterráneo». No obstante, este tema fue compuesto, al igual que el resto del disco, entre agosto y noviembre de 1970, según declaraciones del propio Serrat, y "a caballo" entre el ya desaparecido Hotel Batlle de Calella de Palafrugell (Costa Brava), Fuenterrabía (País Vasco) y Cala d'Or en Mallorca.

En 1971 editó definitivamente Mediterráneo, uno de sus álbumes más importantes. A este disco pertenece la canción «Aquellas pequeñas cosas», que contiene una de sus letras más personales y evocativas. Logra estar, casi un año, en forma continua, en la lista de los 10 discos más vendidos de España, y varias semanas como el número 1 absoluto, a pesar de la estricta censura en su contra. También, participa por segunda vez en el Festival de Viña del Mar, actuando gratis en apoyo al gobierno de Salvador Allende.

Al año siguiente, rinde tributo a otro de los grandes poetas españoles: Miguel Hernández, en su disco de homenaje homónimo.

En 1973, publica el LP Per al meu amic en catalán, considerado por algunos críticos como uno de los más logrados de su carrera. Finalmente, en 1974 le retiran el veto en Televisión Española, y puede realizar un programa especial, titulado A su aire, que fue grabado en directo en el teatro de la Alianza del Pueblo Nuevo de Barcelona; en este recital interpretó también, canciones en catalán. Actuó así mismo, en la película La ciudad quemada, dirigida por Antoni Ribas.

Su exilio

En 1975, acusados del asesinato de varios policías, se condenó a muerte, en Consejo de Guerra, a once militantes del FRAP y ETA, a seis de los cuales más tarde se les conmutó la pena por prisión. Cuando se llevó a cabo la ejecución de los cinco restantes, Serrat estaba en México y en rueda de prensa condenó al régimen franquista y las medidas represivas. Además, se solidarizó con la postura del presidente de México, Luis Echeverría Álvarez, que había mantenido la postura mexicana de reconocer solo al gobierno de la Segunda República Española, en el exilio. A raíz de estas declaraciones tuvo que exiliarse durante un año en México, debido a la orden de búsqueda y captura que se emitió contra él. Además, tal y como ya había ocurrido en 1968, sus trabajos fueron retirados de la difusión y censurados por el régimen.

Esta situación afectó, especialmente, a su recién estrenado disco ...Para piel de manzana, el primero que grabó para la casa discográfica Ariola. Además, durante su estancia en México no pudo componer ninguna canción; de hecho, el disco que editó al año siguiente no es más que el término de un proceso ya anterior. Para sobreponerse a la situación, realizó una gira con sus músicos por todo el territorio mexicano, montado de un bus, bautizado La Gordita, ofreciendo recitales a bajo costo. Ha confesado que aquel fue un periodo muy duro de su vida, pues vivía en la constante desazón de no saber si en algún momento podría volver a su tierra o nunca ocurriría el retorno.

De esa época son sus canciones más combativas. Aunque, como ya se dijo, no compuso, se sirvió de las composiciones de otros cantautores o musicalizó poesías de otros poetas, que le permitieron exponer la postura combativa que en esos momentos de precariedad postulaba. Existen grabaciones no oficiales en las que Serrat canta Mazúrquica modérnica de Violeta Parra, La poesía es un arma cargada de futuro o La vida no vale nada, entre muchas otras.

Tampoco pudo realizar giras por Hispanoamérica, pues ya algunas dictaduras, como la de Chile, le habían negado la entrada.

Serrat en la España democrática

En 1977 publicó el disco-homenaje al poeta catalán Joan Salvat-Papasseit titulado Res no és mesquí (Nada es mezquino), con arreglos del músico Josep Maria Bardagí, en el marco de un regreso a una España indecisa y enrarecida tras la muerte del dictador Franco. Lo hizo con temor, pues al no haberse promulgado aún la amnistía existía la posibilidad de que fuera apresado y enjuiciado. Afortunadamente, nada ocurrió y Serrat se reincorporó, con cautela, a la vida pública de su país.

En 1978 contrajo matrimonio con Candela Tiffón y un año después nació su primera hija, María.

También en 1978, grabó su disco titulado 1978. Finalmente, gracias a la promulgación de la ley de amnistía, durante el gobierno de Adolfo Suárez, se reintegró totalmente a sus actividades como ciudadano español y participó activamente en la campaña política en favor del PSOE.

Década de 1980

En 1980 editó su disco Tal com raja (traducido al español, Tal como sale). Ese año murió su padre, Josep Serrat, lo que significó un duro golpe en su vida personal. En 1981 publicó En tránsito, con el que consiguió situarse en lo más alto de las listas españolas y dar un aire maduro y renovado a su obra. En ese año retornó a TVE, en un especial de una hora, bajo el título de Música, maestro. Abre con «Visca l'amor», un poema de Salvat-Papasseit musicalizado por Guillermina Motta. Posteriormente, sus conciertos son abiertos con la extensión de los arreglos de «Para la libertad», poema de Miguel Hernández musicalizado por Serrat.

En 1983 salió a la luz Cada loco con su tema, un disco que editó Ariola con grandes temas y que recibió del Ministerio de Cultura de España el "Premio Nacional para Empresas Fonográficas", trabajo con el que realizó una gran gira por Sudamérica, excepto Chile, pues su entrada a este país fue impedida a través de un decreto emanado del Ministerio del Interior del dictador Pinochet. En Argentina, con la retirada inminente de la dictadura militar, su recital en el Luna Park constituyó un acontecimiento histórico que simbolizó la victoria de la democracia. Ese mismo año se publicó un LP doble que contiene la gira 83 por España: En directo. Poco antes había salido al mercado un vinilo ilegal con el mismo título, que es más conocido como Serrat al Grec, que consiste en la publicación de algunos temas de Serrat tocados en vivo; el disco fue oportunamente retirado. Un anuncio de compresas donde aparece la canción «Hoy puede ser un gran día» sin la autorización expresa de Serrat causó su indignación y un conflicto con su representante, quien terminó por perder su puesto, pues la Audiencia Provincial de Madrid resolvió a favor de Bartolomé Espadalé, el productor publicitario, dictando el sobreseimiento de la querella interpuesta en 1982 por Serrat.

En 1984 publicó Fa vint anys que tinc vint anys, con los temas «Plany al mar» y «Seria fantàstic» como principales éxitos, y en 1985 El sur también existe, musicalizando poemas del poeta uruguayo Mario Benedetti. También editó Bienaventurados, en 1987, una dura crítica a las Iglesias cristianas, tanto católica como protestante, y a las dictaduras aún restantes (Lecciones de urbanidad); y Material sensible, en 1989, un trabajo en catalán que significa el último disco en el que trabajaría Capgròs.

Década de 1990

En 1991, publicó su álbum Utopía y en 1994 Nadie es perfecto. En 1996 estrenó su doble disco en homenaje a sus compañeros de la nova cançó, de título Banda sonora d'un temps, d'un país, último disco de Serrat que se publicaría en formato LP (Ariola, 1996). Ese mismo año, se unió a Víctor Manuel, Ana Belén y Miguel Ríos para realizar una gira por toda España con el espectáculo titulado El gusto es nuestro, que fue llevado por varios países de América en 1997, editándose además en disco y en formato DVD.

En 1998 editó Sombras de la China, con los arreglos de Kitflus, quien ayudó también en la composición de algunos temas. Tras la llegada de la democracia en Chile, el 26 de abril de 1990, Serrat realizó un concierto en el Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos, donde entre otros temas, interpretó «Volver a los 17», de Violeta Parra, debido a los 17 años que el cantante tenía prohibición de entrar.

Década de 2000

Posteriormente realizó su homenaje a la canción hispanoamericana en Cansiones firmado por Tarrés|Serrat en el año 2000, con adaptaciones de temas populares de varios países de Iberoamérica, y autores reconocidos como Violeta Parra, Víctor Jara, Simón Díaz, José Alfredo Jiménez y Enrique Santos Discépolo, entre otros. En el año 2000 se edita su discografía oficial anterior digitalizada en formato CD.

En 2002, Serrat publica Versos en la boca, en el que además de temas propios después de cuatro años, da voz con su música a los poetas Tito Muñoz, Eduardo Galeano y Luis García Montero.

A finales de 2003 lanza al mercado Serrat sinfónico en colaboración con la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña, bajo la dirección musical del maestro Joan Albert Amargós, con la colaboración especial de Ricard Miralles al piano y Roger Blavia a la percusión. En esta producción presenta 15 temas ya conocidos y uno nuevo, el poema de Federico García Lorca de título Herido de amor que Serrat había musicalizado con anterioridad para Ana Belén.

En 2004, participa en el proyecto Neruda en el corazón, con un disco colectivo en el que interpreta el Poema XX de Pablo Neruda, con música de Ramón Ayala "el Mensú", el espectáculo se presentó en directo en concierto único el 5 de julio de 2004 en el Palau Sant Jordi de Barcelona, dentro de la programación del Fórum Universal de las Culturas 2004 de Barcelona. También en 2004, El Periódico de Catalunya le otorga el premio "Català de l'Any" (‘catalán del año’) en homenaje a sus cuarenta años de carrera, en el mismo año participa en el acto institucional del Día de Cataluña en el Parque de la Ciudadela, interpretando Cançó de bressol.

Ya en 2004, en el marco de la gira de Versos en la boca se rumoreaba de que sufría de algún mal. Sin embargo, ante las consultas de la prensa, Serrat, con gran humor, señalaba: «Si el doctor me pide que deje el vino, cambio de doctor». Y es que ya llevaba, en silencio, un proceso de quimioterapia, para tratar de reducir un carcinoma en la vejiga. En 2005 se hace pública la noticia de la enfermedad.

Tras su recuperación emprende una nueva gira intimista junto a Ricard Miralles interpretando sus temas clásicos bajo el título Serrat 100x100, una gira con 150 conciertos que se inicia el 6 de mayo de 2005 en Valladolid y finaliza el 14 de diciembre de 2006 en San Sebastián en una primera etapa. El 15 de marzo de 2006 recibe el título de doctor honoris causa de la Universidad Complutense de Madrid por su contribución a la cultura española en general y catalana en particular y, diez días después, la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo por toda su trayectoria profesional.

Serrat en la actualidad

Joan Manuel Serrat, durante una visita a la Casa Rosada, Argentina.

El 24 de marzo de 2006, el Ayuntamiento de Barcelona otorga la Medalla de Oro de la ciudad a Joan Manuel Serrat «por su aportación cívica y por el prestigio conseguido como músico y ciudadano a nivel internacional». El 18 de abril de 2006 publica el disco Mô con canciones en catalán, su primera producción en esa lengua en 17 años. Mô es el nombre que los locales dan a la ciudad de Mahón, en Menorca, localidad en la que Serrat tiene una casa y pasa los veranos. Durante los siguientes meses, Serrat realiza una gira de 48 conciertos de promoción de este nuevo disco por Cataluña, Valencia, Baleares y Madrid, se inicia el 27 y 28 de abril de 2006 en Mahón (Menorca), realiza 19 conciertos en el Teatro Nacional de Cataluña de Barcelona y finaliza la gira el 4 de octubre de 2006 en Gerona, tras la que continuaría con una segunda sesión de conciertos con su gira Serrat 100x100.

En 2007 es galardonado con la Medalla de Honor del Parlamento de Cataluña en reconocimiento por su labor en defensa de la lengua y la cultura catalana como miembro en los años 60 de Els Setze Jutges y como caballero de la Legión de Honor de la República Francesa.

También en 2007 realiza una gira junto a Joaquín Sabina llamada Dos pájaros de un tiro, que los lleva por 30 ciudades españolas y 20 americanas y que se inicia en Zaragoza el día 29 de junio de 2007 y finaliza el 18 de diciembre en Buenos Aires después de 71 conciertos. En ella, el catalán interpreta las mejores canciones del ubetense mientras este hace lo propio con el repertorio del noi del Poble-sec. De los conciertos celebrados en Madrid se graba un disco en directo y un DVD con más material que se edita en diciembre de 2007. El nombre de dicho disco es, al igual que la gira, Dos pájaros de un tiro.

A mediados de 2008, Serrat retoma por tercera vez su gira intimista Serrat 100x100 llevándola junto a Ricard Miralles por algunos países de América y por España, con conciertos programados hasta el mes de julio de 2009.

Fue uno de los integrantes de la Plataforma para el Apoyo de Zapatero, apoyando la candidatura socialista de José Luis Rodríguez Zapatero para la presidencia del Gobierno, una plataforma en la que participaron actores, deportistas, cantantes y españoles destacados.

En 2009 Serrat graba junto a Joan Albert Amargós un segundo disco en homenaje al poeta Miguel Hernández, de título Hijo de la luz y de la sombra, que es editado en febrero de 2010 y el Ministerio de Cultura de España le concede el Premio Nacional de Músicas Actuales en su primera edición. En marzo de ese mismo año, es operado con éxito de un nódulo pulmonar que le habían diagnosticado en un control rutinario. Es dado de alta 5 días después, pero este hecho retrasa la gira de su disco Hijo de la luz y de la sombra que se inicia finalmente el 23 de abril en Elche.

El 16 de diciembre de 2010 recibe en el Teatro Solís de Montevideo (Uruguay) el premio Memoria del Fuego, de manos del escritor Eduardo Galeano. El premio (una estatuilla del escultor Octavio Podestá), fue instituido por el semanario Brecha con motivo de su 25º aniversario y reconoce a un creador que a sus valores artísticos le suma el compromiso social y con los derechos humanos.

El 6 de febrero de 2012, presentó junto a Joaquín Sabina La orquesta del Titanic, su primer álbum de estudio grabado con el cantautor ubetense. Además, anunciaron una gira de presentación del disco que los llevaría por Uruguay, Argentina, Chile, México, Estados Unidos, Costa Rica, República Dominicana y España.

Durante la gira Dos pájaros contraatacan en Argentina graban un nuevo CD DVD en vivo en el escenario del Luna Park de Buenos Aires: En el Luna Park que es editado en 2012.

Para conmemorar su medio siglo con la música, el artista escogió medio centenar de composiciones, la mayoría regrabadas y con gran abundancia de duetos para el lanzamiento de un disco titulado Antología desordenada que se publicó el 4 de noviembre de 2014.

Antología Desordenada también es el nombre de la gira de celebración de 50 años de carrera que llevó a cabo desde el 24 de febrero de 2015 hasta el 21 de noviembre, con más de un centenar de conciertos en: Argentina, Uruguay, Chile, España, Francia, Portugal, Italia, Reino Unido, Puerto Rico, República Dominicana, EE. UU, México, Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador y Perú. En marzo de 2016 se anuncia la celebración de un concierto, al que siguieron varios más en una nueva gira, para conmemorar el 20 aniversario de la mítica gira "El gusto es nuestro", junto a Ana Belén,Víctor Manuel y Miguel Ríos. Dicha gira recorrerá ciudades como Madrid, Barcelona, Granada, Valencia o Zaragoza, desde junio a octubre de 2016. El 21 de octubre de 2016 sale a la venta el doble CD y DVD que recoge el concierto celebrado el 15 de junio en el Barklaycard Center de Madrid.

Sus poetas

Algunos de sus temas de más éxito han sido poemas musicalizados basados en las obras de algunos de los más laureados poetas de lengua española y catalana: Antonio Machado, a quien le dedica un monográfico completo en 1969: Dedicado a Antonio Machado, poeta, constó de 12 canciones que popularizaron la figura y la obra del poeta. Miguel Hernández, con dos discos completos dedicados a la evocación de su figura poética: Miguel Hernández e Hijo de la luz y de la sombra (2010).

Rafael Alberti, el poema La paloma con música del italiano Sergio Endrigo y del argentino Carlos Guastavino en 1969 para el disco de igual título. León Felipe, el tema Vencidos en 1971 para su disco Mediterráneo.

Joan Vergés, el poema El vell en su disco Per al meu amic de 1973.
Joan Salvat Papasseit, al que dedicó un disco monográfico en 1976: Res no és mesquí. Debe considerarse también una canción-homenaje que Serrat le compuso, publicada en primera instancia en el disco Serrat/4, de título Cançó per a en Joan Salvat Papasseit.

Ernesto Cardenal, la canción Epitafio para Joaquín Pasos en 1975.

José Agustín Goytisolo, Historia conocida en el álbum 1978.

Josep Palau i Fabre, Serrat pone música al poema Vaig com les aus para su disco Tal com raja en 1980.

Josep Vicenç Foix, su poema És quan dormo que hi veig clar grabado en Tal com raja.

Josep Carner, del poeta catalán pone música a El gall para el disco Bestiari de Guillermina Motta y a El falcó para Fa vint anys que tinc vint anys. Pere Quart, la canción Infants incluida en Fa vint anys que tinc vint anys.

Jaime Sabines, la canción La lluna para Material sensible en 1989.

Mario Benedetti, al poeta uruguayo le dedica el disco monográfico El sur también existe (1985), Serrat musicaliza y colabora en la letra de Maravilla en el disco Utopía (1992), y también en el tema Historia de vampiros incluida en el disco Nadie es perfecto (1994). Además canta a dúo el tema Papel mojado en el álbum La vida ese paréntesis (1998) de Tania Libertad con música de Víctor Merino.

José María Fonollosa, adapta el poema Subway I para la canción Por dignidad que se incluye en Nadie es perfecto.
Eduardo Galeano, los temas Secreta mujer en Sombras de la China y La mala racha en el disco Versos en la boca.
Joan Barril, con el periodista y escritor barcelonés, Serrat compone las canciones Salam Rashid en 1989 y Mírame y no me toques en 1992.
Luis Cernuda, adapta un poema del poeta sevillano para el tema Más que a nadie grabado en su disco Sombras de la China en 1998.
Tito Muñoz, Tarrés en el disco Cansiones (2000) y De cuando estuve loco en Versos en la boca (2002).
Luis García Montero, el tema Señor de la noche en su disco Versos en la boca.
Federico García Lorca, el poema Herido de amor en Serrat sinfónico, que grabó anteriormente Ana Belén en su disco Lorquiana.
Pablo Neruda, Serrat participa junto a otros artistas en el proyecto Neruda en el corazón, cantando el poema XX.

Sus músicos
Joan Manuel Serrat, a lo largo de su carrera como cantante y compositor, se ha hecho acompañar por músicos de gran renombre en España. El esmerado trabajo en equipo que estos músicos y Serrat aplican a cada una de las producciones, son aspectos que el público aprecia en gran medida, al punto que no pasa desapercibido quien firma los arreglos. Los cinco más importantes son, en atención a su trascendencia: Ricard Miralles, Josep Mas "Kitflus", Josep Maria Bardagí, Francesc Burrull y Antoni Ros-Marbà, quienes se encargaron de gran parte de los arreglos de sus discos. Entre otros músicos que también han realizado arreglos para Serrat encontramos a Juan Carlos Calderón (Mediterráneo) y a Joan Albert Amargós (Serrat sinfónico e Hijo de la luz y de la sombra). Merece también mencionarse, por su relevante colaboración en grabaciones y giras durante siete años, al guitarrista mallorquín y amigo personal Gabriel Rosales (Barcelona, 1942; Palma, 2015), cuya impronta musical quedó patente en muchos de los trabajos más conocidos en los inicios de su carrera musical.

Joan Manuel Serrat en Valencia en 2008.

La formación que le acompaña en la gira de 2015 Antología Desordenada está formada por Josep Mas "Kitflus" en los teclados, Ricard Miralles en el piano, Vicente Climent en la percusión, David Palau en las guitarras, y Rai Ferrer en el bajo y contrabajo.

Serrat y la cultura popular

Dentro del repertorio serratiano varios discos rescatan especialmente cantos populares, entre los que se incluyen Cançons tradicionals, álbum editado en 1968 (reeditado en 1973, en un EP), un conjunto de canciones populares del folclore catalán. Además, del cancionero popular catalán también ha cantado la nana La lluna, la pruna (canción de cuna) que interpreta durante la grabación del especial A su aire para Televisión Española en 1974, en Barcelona. El álbum Cansiones, firmado por Tarres|Serrat, su álter ego, en el cual registra un catálogo hispanoamericano, con la interpretación de autores como Violeta Parra y Víctor Jara. Diversas fuentes señalan que este disco estaba proyectado para la década de los setenta, pero las convulsiones de la época hicieron que este proyecto se pospusiese.

Serrat ha interpretado en vivo otras canciones del cancionero popular de Hispanoamérica en sus presentaciones, entre otras, Volver a los 17 de Violeta Parra, interpretado en el concierto que ofrece en el Estadio Nacional de Chile en 1990, tras diecisiete años de ausencia forzada a raíz de la prohibición que contra él pesaba por parte de la dictadura de Augusto Pinochet. En aquel entonces Serrat expresa que aquella canción tenía una nueva lectura: volvía, efectivamente, a un país, tras 17 años de serle vedado el ingreso. Del cancionero de Atahualpa Yupanqui ha interpretado La tarde, Milonga del solitario, Coplas del payador perseguido, Milonga del peón de campo, Canción de los horneros, Luna tucumana, Zamba del grillo, Caminito del indio y Vendedor de yuyos.

Serrat y la copla

La copla es uno de los géneros de referencia en la educación musical de Serrat: la escuchaba en la radio y se la escuchaba cantar a su madre y sus vecinas cuando era un niño, como así declara en multitud de entrevistas. Las voces de Concha Piquer, Juanita Reina, Miguel de Molina, Angelillo o Juanito Valderrama forman parte de su banda sonora personal. Asiste personalmente al entierro de Concha Piquer y prologa el libro Juanito Valderrama: Mi España Querida de Antonio Burgos. En 2003, declara que él hacía copla a su manera, canciones como Romance de Curro el Palmo o Pueblo blanco, podrían considerarse cercanas a este género.

Ha compartido escenario con Juanito Valderrama, Lola Flores (interpretando Ay pena, penita, pena), Rocío Jurado (cantando el Himno de Andalucía), ha cantado en solitario las coplas No me quieras tanto y La niña de puerta oscura, entre otras. Ha grabado a dúo con Manolo Escobar, el pasodoble Qué bonito es Badalona, con Juanito Valderrama el tema Pena mora en el disco Homenaje a Juanito Valderrama, la copla Antonio Vargas Heredia en dúo post mortem con Carlos Cano en el disco homenaje Que naveguen los sueños, o su posterior homenaje a la figura de Bambino en el disco Bambino, por ti y por nosotros, muestran su vinculación musical con los artistas que dieron altura artística a la copla.

Serrat y el tango

Otro de los géneros que se encuentran en la memoria musical de Serrat es el tango, a través de su padre, gran aficionado al mismo. Ya profesionalmente, Serrat demuestra su amor por el tango interpretándolo en numerosas ocasiones, especialmente en sus visitas a Argentina:

Cambalache de Enrique Santos Discépolo, durante diversos conciertos de la gira de 1983 en España que quedó plasmado en su disco En directo (1984).
El último organito en Cansiones (Tarrés) (2000).
Fangal en Cansiones (Tarrés) (2000).
Sur (1970) - Caño 14 de Buenos Aires (con Aníbal Troilo)
A Buenos Aires (1970), en el programa de televisión argentino Sábados circulares.

Amablemente (34 puñaladas) en 1985, en el programa de TV3 Cap d'any.
Melodía de arrabal (1988), en directo en el Teatro Albéniz de Madrid, con la Orquesta De Osvaldo Pugliese.
Malena (1990), en el programa Querido Cabaret de TVE.
Margot (1990), en el mismo programa Querido Cabaret de TVE.
Taconeando (1990), en el mismo programa Querido Cabaret de TVE.
Ninguna (a capella en 1990), en Querido Cabaret.
Cuando me entrés a fallar y Afiche (2000), a cappella en el Programa del Troesma.
Serrat y el bolero

El bolero es también un género con relevancia por su popularidad en España entre los años 40 y 60 del siglo XX, años de infancia y primera juventud de Serrat. Su medio de difusión era la radio, al igual que los anteriores géneros. Las voces de Antonio Machín, Juanito Segarra, Bonet de San Pedro, Jorge Sepúlveda, Lorenzo González o José Guardiola llegaban a todos los rincones.

Serrat y la radio
En 1990 Serrat realizó para Radio Nacional de España el programa La radio con botas, en él hacía un repaso a la sociedad española desde 1939 hasta las vísperas del mágico 1992.

Fútbol
Serrat se confiesa seguidor del Fútbol Club Barcelona de España, del Boca Juniors de Argentina, del Peñarol de Uruguay, del Independiente Santa Fe de Colombia y de la Universidad de Chile. En repetidas ocasiones ha interpretado el Himno del Barça. Especialmente recordada es la que realizó en el acto conmemorativo del centenario del club catalán en 1999. Le dedica una canción a Ladislao Kubala, jugador del Barça, con dos versiones en lenguas catalana e italiana. También inmortaliza la delantera del club con "Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón" en una estrofa de su canción Temps era temps (Había una vez).

Turismo: la Barcelona serratiana

Placa conmemoratoria del lugar de su nacimiento.

Serrat vivió durante toda su infancia en el nº 95 de la calle de Poeta Cabanyes, aunque nació en la Clínica La Alianza de Barcelona, a los pocos días ya vivía en esa casa el Noi de Poble-sec, una placa conmemorativa en la fachada de la finca indica la efemérides. La casa fue inmortalizada en la canción Si hagués nascut dona (Si hubiese nacido mujer) grabada en su CD Mô y en el "balcón con albahaca" de la canción Mi niñez.

El Pueblo Seco está situado junto al Barrio Chino ahora más conocido como El Raval, zona que en los años 40, los primeros de Serrat, reunía todo un conjunto de elementos característicos por los que era conocida: su ambiente portuario y obrero, sus prostíbulos y también por ser lugar de diversión al ser una zona de cabarés, teatros y cafés-concierto, sobre todo en la mítica avenida del Paralelo, que separa El Pueblo Seco de El Raval. Destaca la miseria que sacudía a sus habitantes en aquellos años de posguerra, recuerdos de una infancia gris, pintada con los pinceles de la dictadura, son los que le vuelven a la mente a Serrat sobre aquellos años. Allí se respiraban los aires artísticos de un pequeño París, ambiente que poco a poco fue haciéndose más y más decadente, lo que influye profundamente en la formación de la personalidad de Serrat.

El Pueblo Seco ha sido desde siempre un barrio popular, un barrio de las orillas que ha ido absorbiendo las oleadas de emigrantes que han llegado (primero de origen español y a comienzos del siglo XXI desde todo el mundo), de gente que viene a trabajar y en contacto con la gente de esta tierra da lugar a esa rica mezcla.

La familia de Serrat fue un ejemplo más, madre aragonesa y padre catalán, pertenecientes al bando de los perdedores en la Guerra Civil española, un importantísimo detalle biográfico que sin duda marca un carácter determinado en el Serrat niño y adolescente, un posicionamiento cultural y de convivencia con el entorno en esa primera etapa de desarrollo de la personalidad y que coherentemente ha mantenido toda la vida.

Serrat nació en 1943 y pasó su niñez en años de posguerra en su barrio natal que se encuentra situado en una ladera de la montaña de Montjuic, en la misma en la que se levantaban barracas donde los inmigrantes vivían en condiciones de hacinamiento, en el límite con El Pueblo Seco.

La Feria de Muestras de Montjuic fue construida para acoger la Exposición Internacional de 1929, un acontecimiento histórico para la ciudad de Barcelona, en el que se reformó y urbanizó gran parte de la montaña de Montjuic. Este hecho queda reflejado en la canción Por las paredes pero desde la perspectiva del sufrimiento y el esfuerzo de miles de trabajadores emigrantes: «Con sangre murciana y de Almería se edificó una exposición». Trabajadores a los que también homenajea Serrat en Caminito de la obra o en Els veremadors. En la actualidad toda la montaña de Montjuic que domina el barrio de El Pueblo Seco conforma en su conjunto un paisaje verde y limpio con parques, museos, áreas deportivas y zonas de ocio en lo que es la mayor extensión de recreo de la ciudad, la parte positiva del progreso que ahora hace irreconocible el barrio a los recuerdos de Serrat.

Una guía turística de Barcelona publicada en la web oficial del Ayuntamiento de Barcelona como reclamo turístico de la ciudad con sus diferentes itinerarios permite reconocer al detalle en varios itinerarios todas las curiosidades de la Barcelona de Joan Manuel Serrat.

Repercusión, homenajes y críticas
Son muchos los artistas y autores de canciones que han realizado homenajes a la figura y la obra de Joan Manuel Serrat. Entre los más destacables están Ahí te mando mi guitarra, Juan Manuel, compuesto por Manuel Alejandro e interpretado por Blanca Villa mientras Serrat se encontraba en el exilio por sus declaraciones contra la pena de muerte; el reciente Maldito Serrat del cantautor argentino Ignacio Copani; Mi primo el Nano, que compuso su amigo Joaquín Sabina, y la Canción para un maño, un tema de Georges Brassens adaptado por Paco Ibáñez.

Aparte de estas canciones que tratan monográficamente la figura de Joan Manuel Serrat, existen otras que hacen mención al nombre de Joan Manuel Serrat o a alguna de sus canciones. Son los casos de Alberto Cortez en su versión en directo de No soy de aquí, del propio Joaquín Sabina cuando grabó No hago otra cosa que pensar en ti en el disco Serrat, eres único, de Presuntos Implicados en "Ser de agua" o de cantautores como Juan Carlos Baglietto, Fito Páez, Javier Ruibal, Víctor Heredia, Fernando Delgadillo, Ricardo Arjona, Amaury Pérez, Vicente Feliú, Alejandro Filio, Kiko Tovar, Cacho Duvanced, Ramiro Segrelles, Joan Isaac, Guillermina Motta, Gerardo Peña, Hernaldo Zúñiga, Liuba María Hevia, Alejandro Nardecchia, Miquel Pujadó, Joan Baptista Humet, entre otros.

También se puede citar en este apartado la letra de Sóc el millor, que compuso Francesc Pi de la Serra, aunque más que en homenaje fue una dura crítica hacia Serrat por su decisión de Joan Manuel de cantar también en español. También cabe destacar la versión humorística del tema Ara que tinc vint anys, que grabó La Trinca con un cambio en el título: Ara que tinc 80 anys.

Algunos premios y reconocimientos recibidos

Fotogramas de Plata a la mejor actividad musical (1970 y 1972)

Premio Ondas especial de la Organización por su trayectoria profesional en la historia de la música popular española en 1995.

Doctorado honoris causa por la Universidad Nacional del Comahue (Neuquén, Argentina) en 1999.

Doctorado honoris causa por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos de Cuernavaca (Morelos, México), el 16 de mayo de 2003.

Doctorado honoris causa por la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), el 25 de noviembre de 2005.

Doctorado honoris causa por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (México), el 12 de enero de 2006.

Doctorado honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid, el 15 de marzo de 2006.

Doctorado honoris causa por la Universidad Miguel Hernández de Elche, el 21 de mayo de 2010.

Doctorado honoris causa por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, el 14 de junio de 2011.

Doctorado honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de México, el 22 de septiembre de 2011.

Doctorado honoris causa por la Universidad Autónoma del Estado de México, el 13 de octubre de 2015

Premio Micrófono de Oro, en 2003.

Medalla de Oro de la ciudad de Barcelona, el 24 de marzo de 2006.

Su tema Mediterráneo fue elegido como la mejor canción de la lengua española del siglo XX por la Revista Rolling Stone, en 2006.

Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo por toda su trayectoria profesional, el 25 de marzo de 2006.

Medalla de Honor del Parlamento de Cataluña, en 2007.

Premio Nacional de Músicas Actuales, en 2010.

Orden del Águila Azteca en grado de insignia, por el gobierno federal de México en 2010.

Premio Ciudad de Barcelona de música por su trabajo "Hijo de la luz y de la sombra" (2010).

Premio Luna del Auditorio Nacional como mejor espectáculo Iberoamericano a lado de Joaquín Sabina. (2013).

Latin Grammy, premio honorífico como persona del año 2014. (2014).

Premio Ondas, Por su trayectoria artística.(2014).

Premio Cortes de Cádiz, 2015.

Alta Distinción de la Generalitat Valenciana

Gran Cruz de la Orden de Jaime I el Conquistador, 2017.

Doctorado Honoris Causa por la Universidad Nacional de Rosario (UNR), el 7 de octubre de 2017

Traducciones
Joan Manuel Serrat tradujo algunas de las composiciones que hizo en catalán al español para interpretarlas ante los hispanoparlantes, entre las que se encuentran En cualquier lugar (En qualsevol lloc), Tiempo de lluvia (Temps de pluja) y Palabras de amor (Paraules d'amor).
Por otra parte, Joan Isaac, en su disco Joies robades (2002), grabó junto a Serrat en catalán Aquellas pequeñas cosas.
En Italia Gino Paoli grabó en 1974 un disco de traducciones Gino Paoli canta Serrat. Francesco Guccini cantó una versión en dialecto modenés de La tieta. En Israel, el cantante David Broza grabo un CD con canciones de Serrat traducidas al hebreo. La que mas exito tuvo fue "La mujer que yo quiero" (Ha isha she iti, en fonetica)

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Cómo te extraño,
motín de la razón,
soledad sonora,
cincuenta años
algunos más que yo
cumplirías ahora.
Jondura en vena,
cura de hierbabuena,
galope inerte,
patera hundida,
viva la mala vida,
muera la muerte.
Del horizonte
penando vengo, hermano,
rezando voy
al Sacromonte,
donde hasta los gitanos
saben quién soy.
Maestro escuela,
duque de las duquelas
de la memoria,
pan con tomillo,
coñac de carajillo
sin achicoria.
Las churumbelas
que en la cuna mamaron
por bulerías
pasan papelas
de las que te mataron
cuando vivías.
Corazoncito
herido en el combate
con las entrañas,
qué huerfanito,
se ha quedado el tomate,
el polo y la caña.
Con qué desgana
se hacen las gaditanas
tirabuzones,
sin tu saeta
va la Esperanza a dieta
de camarones,
de pescaílla,
de boga y de jurel
de la mar amarga,
qué pesadilla
la silla sin José
la venta Vargas.


La vida ese parentesis, por Tania Libertad, poema de Mario Benedeti.



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