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viernes, 3 de diciembre de 2021

_- Albert Einstein: los 2 grandes errores científicos que cometió en su carrera

_- Einstein es un ejemplo de espíritu libre y creador que, sin embargo, conservó sus prejuicios.

La investigación científica se basa en la relación entre la realidad de la naturaleza -adquirida mediante observaciones- y una representación de esta realidad, formulada por una teoría en lenguaje matemático.

Cuando todas las consecuencias que se derivan de una teoría se verifican de forma experimental, esta queda validada.

Este enfoque, que se ha aplicado desde hace casi cuatro siglos, ha permitido construir un conjunto coherente de conocimientos.

Pero esos avances se logran gracias a la inteligencia humana que, a pesar de todo, conserva sus creencias y prejuicios, lo cual puede afectar al progreso de la ciencia incluso entre las mentes más privilegiadas.

El primer error
En su obra maestra sobre la teoría general de la relatividad, Albert Einstein escribió la ecuación que describe la evolución del Universo en función del tiempo.

La solución de esta ecuación muestra un universo inestable, en lugar de, como se creía hasta entonces, una enorme esfera de volumen constante en la que se deslizaban las estrellas.

A principios del siglo XX, todo el mundo vivía con la idea bien arraigada de un universo estático en el que el movimiento de los astros se repetía sin descanso.

Es probable que se debiera a las enseñanzas de Aristóteles, que establecía que el firmamento era inmutable, en contraposición con el carácter perecedero de la Tierra.

Esta creencia provocó una anomalía histórica: en el año 1054, los chinos advirtieron una nueva luz en el cielo que no aparece mencionada en ningún documento europeo, y eso que se pudo ver a plena luz del día durante varias semanas.

Se trataba de una supernova, es decir, una estrella moribunda, cuyos restos todavía se pueden observar en la nebulosa del Cangrejo.

La nebulosa del Cangrejo no fue documentada en Europa tras su aparición en 1054.

El pensamiento dominante en Europa impedía aceptar un fenómeno tan contrario a la idea de un cielo inmutable. Una supernova es un acontecimiento muy raro, que solo se puede observar a simple vista una vez cada cien años (la última fue en 1987).

Así que Aristóteles tenía casi razón al afirmar que el cielo era inmutable, al menos a la escala de una vida humana.

Para no contradecir la idea de un universo estático, Einstein introdujo en sus ecuaciones una constante cosmológica que congelaba el estado del universo.

La intuición le falló: en 1929, cuando Edwin Hubble demostró que el universo se expandía, Einstein admitió haber cometido "su mayor error".

La aleatoriedad cuántica
Al mismo tiempo que la teoría de la relatividad, se desarrolló la mecánica cuántica, que describe la física de lo infinitamente pequeño.

Einstein hizo una contribución destacada en ese ámbito, en 1905, con su interpretación del efecto fotoeléctrico como una colisión entre electrones y fotones, es decir, entre partículas infinitesimales portadoras de energía.

En otras palabras, la luz, descrita tradicionalmente como una onda, se comporta como un flujo de partículas.

Fue por este avance, y no por la teoría general de la relatividad, por el que Einstein fue galardonado con el premio Nobel en 1921.

¿Es la luz una onda o una partícula? Einstein respondió "ambas" y cambió la física para siempre
Pero, a pesar de ese vital aporte, se obstinó en rechazar la lección más importante de la mecánica cuántica, que establece que el mundo de las partículas no está sometido al determinismo estricto de la física clásica.

El mundo cuántico es probabilístico, lo que implica que solo somos capaces de predecir una probabilidad de ocurrencia entre un conjunto de sucesos posibles.

A pesar de sus aportes a la física cuántica, Einstein no estuvo dispuesto a aceptar todas sus implicancias teóricas y prácticas.

La obcecación de Einstein deja entrever de nuevo la influencia de la filosofía griega.

Platón enseñaba que el pensamiento debía permanecer ideal, libre de las contingencias de la realidad, lo que es una idea noble pero alejada de los preceptos de la ciencia.

Así como el conocimiento precisa de una concordancia perfecta con todos los hechos predichos, la creencia se funda en una verosimilitud fruto de observaciones parciales.

El propio Einstein estaba convencido de que el pensamiento puro era capaz de abarcar toda la realidad, pero la aleatoriedad cuántica contradice esa hipótesis.

En la práctica, esa aleatoriedad no es plena, pues está regida por el principio de incertidumbre de Heisenberg.

Dicho principio impone un determinismo colectivo a los conjuntos de partículas: un electrón por sí mismo es libre, puesto que no se puede calcular su trayectoria al atravesar una rendija, pero un millón de electrones dibujan una figura de difracción que muestra franjas oscuras y brillantes que sí se pueden predecir.

Einstein también afirmó: "Tú crees en el Dios que juega a los dados y yo creo en la ley y la ordenación total de un mundo que es objetivo".

Einstein no quería admitir ese indeterminismo elemental y lo resumió en un veredicto provocador: "Dios no juega a los dados con el universo".

Propuso la existencia de variables ocultas, de magnitudes por descubrir más allá de la masa, la carga y el espín, que los físicos utilizan para describir las partículas. Pero la experiencia no le dio la razón.

Hay que asumir la existencia de una realidad que transciende nuestra comprensión, que no podemos saber todo del mundo de lo infinitamente pequeño.

Los caprichos fortuitos de la imaginación
En el proceso del método científico existe un paso que no es totalmente objetivo y es el que lleva a la conceptualización de una teoría. Einstein da un ilustre ejemplo del mismo con sus experimentos mentales.

Así afirmó: "La imaginación es más importante que el conocimiento". En efecto, a partir de observaciones dispares, un físico debe imaginar una ley subyacente. A veces, hay que elegir entre varios modelos teóricos posibles, momento en el que la lógica retoma el control.

Por tanto, el progreso de las ideas se nutre de lo que llamamos intuición. Es una especie de salto en el conocimiento que sobrepasa la pura racionalidad. La frontera entre lo objetivo y lo subjetivo deja de ser del todo fija.

Los pensamientos nacen en las neuronas bajo el efecto de impulsos electromagnéticos y, entre ellos, algunos resultan particularmente fecundos, como si provocaran un cortocircuito entre células, obra del azar.

Pero estas intuiciones, estas "flores" del espíritu humano, no son iguales para todas las personas.

Mientras el cerebro de Einstein concibió E=mc² , el de Marcel Proust creó una metáfora admirable. La intuición se manifiesta de forma aleatoria, pero ese azar está moldeado por la experiencia, la cultura y el conocimiento de cada persona.

Los beneficios del azar
No debería sorprendernos que haya una realidad que sobrepase nuestra propia inteligencia.

Sin el azar, nos guían nuestros instintos, nuestras costumbres, todo lo que nos hace predecibles. Nuestras acciones están confinadas de manera casi exclusiva en ese primer nivel de realidad, con sus preocupaciones ordinarias y sus quehaceres obligados.

Pero existe otro nivel en el que el azar manifiesto es la seña de identidad.

Einstein es un ejemplo de espíritu libre y creador que conserva, sin embargo, sus prejuicios.

Su "primer error" puede resumirse en la frase: "Me niego a creer que el Universo tuviera un principio". Pero la experiencia demostró que se equivocaba.

Su sentencia sobre Dios jugando a los dados quiere decir: "Me niego a creer en el azar". Sin embargo, la mecánica cuántica implica una aleatoriedad forzosa.

Cabría preguntarse si habría creído en Dios en un mundo sin azar, lo que reduciría mucho nuestra libertad al vernos confinados en un determinismo absoluto. Einstein se mantiene en su rechazo pues, para él, el cerebro humano debe ser capaz de comprender el Universo.

Con mucha más modestia, Heisenberg le responde que la física se limita a describir las reacciones de la naturaleza en unas circunstancias dadas.

La teoría cuántica demuestra que no podemos alcanzar una comprensión total de lo que nos rodea. En compensación, nos ofrece el azar con sus frustraciones y peligros, pero también con sus beneficios.

El legendario físico es el ejemplo perfecto del ser imaginativo por excelencia. Su negación del azar, por tanto, representa una paradoja, pues es lo que hace posible la intuición, germen del proceso de creación tanto para las ciencias como para las artes.

*François Vannucci es profesor emérito e investigador en física de partículas especializado en neutrinos de la Universidad de París.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation y está reproducido bajo la licencia Creative Commons.

domingo, 30 de mayo de 2021

_- Habló el Banco de España, la institución que más dinero nos cuesta a los españoles

_- El Banco de España es posiblemente la institución pública que más dinero ha costado a los españoles en el último medio siglo. No por los privilegios y altos sueldos de sus directivos, que serían pocos si hicieran bien su trabajo. Lo que nos cuesta un riñón es que no desarrolla con eficacia su función principal de promover el buen funcionamiento y la estabilidad del sistema financiero. En lugar de garantizarlos, ha cometido fallos calamitosos de supervisión y control que han producido o no han evitado insolvencias y crisis de un coste financiero elevadísimo.

Desde la de 1977 a 1985, que acabó con 56 de los 110 bancos existentes al inicio del periodo, y que se calcula costó entre 1,3 y 2 billones de las antiguas pesetas (cuando los ingresos del Estado eran de unos 4,5 billones), el Banco de España no ha sabido o no ha querido evitar la creciente concentración bancaria, el crecimiento excesivo del crédito en unos casos y la escasez en otros, las comisiones y tipos de interés abusivos, los beneficios extraordinarios de la banca, el exceso de riesgo asociado a la burbuja inmobiliaria, las insolvencias y la morosidad, las quiebras, el desastroso control político de las cajas de ahorro y el antidemocrático que los banqueros ejercen sobre la política y la sociedad, los fraudes y engaños a millones de clientes…, por citar tan solo algunos hitos más costosos de esos últimos 45 años de historia financiera española.

El fracaso regulador del Banco de España en la última crisis fue apoteósico y a los españoles debería avergonzarnos que nadie haya pagado penalmente por él. Sus propios inspectores tuvieron que denunciar al gobernador Caruana por su actitud pasiva y complaciente ante el riesgo que se estaba acumulando (la carta de denuncia al ministro de Economía aquí). Y cuando sus errores comenzaron a surtir efectos lo que hizo fue aprobar cambios de normas para ocultar el daño y promover fusiones de entidades para entregar el sector a la banca privada que nos costaron todavía más dinero. Si al coste de la última crisis reconocido por el Tribunal de Cuentas (122.122 millones de euros) se le suman avales, créditos fiscales, ventas de activos, efectos de cambios normativos… la factura de la incompetencia y del apoyo del Banco de España a la banca privada debe superar los 300.000 millones de euros. Además de todo lo que eso lleva consigo, la desaparición de miles de empresas y la ruina o el desempleo de millones de personas.

Hasta el presidente saliente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, lo reconoció abiertamente al afirmar que el Banco de España había tenido «errores muy importantes de supervisión» antes de y durante la crisis.

Aunque es muy ingenuo creer que esos errores lo hayan sido solo como consecuencia del azar o del desconocimiento. Son el resultado del fundamentalismo ideológico que se cultiva en su seno pero, sobre todo, de que el Banco de España es una institución puesta al servicio exclusivo del capital bancario privado. Caruana, a quienes sus inspectores denunciaron, como he dicho, por dejar hacer y permitir que crecieran la burbuja y los desmanes del sector, no hizo mal su trabajo. Al revés, hizo eso porque estaba ahí para hacer lo que hizo, permitir que se multiplicara el negocio bancario aunque fuese a costa de hundir a la economía española.

La prueba es que, después de esas denuncias y de que se hiciera patente el efecto de su gestión, pasó a ocupar un cargo directivo en el Fondo Monetario Internacional, a ser luego Director Gerente del Banco Internacional de Pagos y, por fin, a formar parte del Consejo de Administración del BBVA. El mismo destino final que han tenido otros gobernadores o altos directivos del Banco de España, como prueba definitiva de que no han sido servidores públicos sino empleados del capital privado. Lean, si no lo creen, El libro negro: La crisis de Bankia y Las Cajas. Cómo falló el Banco de España a los ciudadanos, de Ernesto Ekaizer.

El Banco de España tampoco acierta cuando hace pronósticos sobre el horizonte de los problemas económicos. En 2007, cuando ya se había iniciado la crisis, escribió en su Informe Anual sobre 2007 que lo que estaba ocurriendo era un simple «episodio de inestabilidad financiera», si acaso, con solo «algunas incertidumbres sobre la continuidad del crecimiento de la economía en horizontes más alejados». Y el año pasado, a pesar de haber hecho dos previsiones sobre la evolución del PIB, no acertó ni en la más optimista ni en la pesimista y su margen de error fue mayor que el de instituciones con muchos menos medios e información (una comparación con las de otros organismos aquí).

Sin embargo, a pesar de que su historia reciente está plagada de desaciertos, de incompetencia, de responsabilidad y de daño a la economía española, los dirigentes del Banco de España no dejan de pontificar como si fueran los únicos que saben lo que realmente conviene hacer.

¿Se imaginan a un médico al que se le murieran todos sus pacientes alardeando por el hospital de ser él quien únicamente sabe la terapia a seguir con los enfermos y queriendo imponerla a cualquier precio? Pues algo así es el Banco de España en nuestra economía. Nunca acierta, no sabe cumplir con su función y nos impone una carga multimillonaria a los españoles, pero se empeña en decirnos qué es lo que se debe hacer para resolver los problemas que sus propias medidas anteriores han provocado.

Ahora vuelve a la carga, metiéndose una vez más en camisa de once varas, pues esa no es la función que corresponde a un banco central. En su reciente Informe Anual insiste de nuevo en el mismo tipo de reformas que a su juicio hay que acometer para hacer frente a la crisis provocada por la Covid. Olvidando que si esta ha tenido un efecto tan grande ha sido, como acabo de señalar, justamente a consecuencia de las políticas de recortes de servicios públicos esenciales, de las laborales que han producido precariedad y desigualdad y de las financieras que han multiplicado la deuda que los dirigentes del Banco de España han impulsado en los últimos años.

En concreto, ahora aprovecha su publicación para reforzar la propuesta con la que el capital bancario, de la mano de sus representantes políticos, trata de capturar el ahorro de las clases trabajadoras, la llamada «mochila austriaca».

Esta consiste básicamente en un fondo constituido desde la empresa pero lógicamente a cargo de los salarios que se asigna a cada trabajador y que puede ser utilizado en caso de despido, de traslado, para actividades formativos o, si llegara el caso, para completar la pensión.

La propuesta se justifica desde hace tiempo diciendo que así se combate la dualidad entre trabajadores fijos y temporales, algo que no tiene mucho sentido porque este problema de nuestro sistema laboral más bien tiene su origen en la contratación fraudulenta. La realidad es que esta medida perjudicaría a las empresas que realizaran menos despidos, incitaría a llevarlos a cabo, desincentivaría la adopción de medidas de flexibilidad interna y no sería fácil que pudiera servir como fondo de pensión cuando los despidos, como cabe esperar que ocurra al desaparecer la indemnización, se reiteran a lo largo de la vida laboral.

Es cierto que teóricamente podría facilitar la movilidad (algo que ni siquiera se ha demostrado que ocurra en Austria) pero ese no es el problema principal de nuestro mercado laboral. En definitiva, prácticamente ninguna ventaja y una sola virtud: permitir que los bancos manejen el ahorro de los trabajadores, un botín suculento para hacer negocio especulativo en los mercados especulativos aunque, eso sí, a costa de un gran riesgo y volatilidad que antes o después pondría en peligro el patrimonio de las clases trabajadoras, e imponiendo más costes todavía a las empresas productivas que crean más empleo fijo.

También aprovecha el Banco de España para defender el mantenimiento de la última reforma laboral que básicamente supuso concentrar aún más poder de decisión en manos del empresariado, desequilibrando en mayor medida el ya de por sí desigual balance de fuerzas en nuestro sistema de relaciones laborales. Eso es lo único que parece interesarle.

Como he dicho, al Banco de España no corresponde hacer este tipo de propuestas de política económica y que, como todas, tienen un efecto muy desigual sobre el bolsillo y las condiciones de vida de la gente, pero no lo hace gratuitamente ni como fruto de la casualidad.

En su libro Guardians of Finance. Making Regulators Work for Us, James R. Barth, Gerard Caprio y Ross Levine demuestran que la crisis que comenzó en 2007 fue un «homicidio por negligencia» porque «los reguladores de todo el mundo sabían o deberían haber sabido que sus políticas estaban desestabilizando el sistema financiero mundial y, sin embargo, optaron por no actuar hasta que la crisis hubiera emergido por completo… mantuvieron políticas que alentaron el riesgo excesivo incluso sabiendo que sus decisiones incrementaban la fragilidad del sistema. Ha sido un desastre regulatoriamente inducido. Los reguladores pusieron en peligro a sabiendas sus economías en los diez o quince años antes de la reciente crisis».

Entre esos reguladores homicidas se encuentra el Banco de España que sigue empeñado en hacernos creer que darle todavía más privilegios y poder de decisión a la banca y a las grandes empresas, provocando así nuevas crisis, es la solución de nuestros problemas. Y no se pone freno a semejante desvergüenza e indignidad.

Fuente: https://blogs.publico.es/juantorres/2021/05/14/hablo-el-banco-de-espana-la-institucion-que-mas-dinero-nos-cuesta-a-los-espanoles/

domingo, 5 de julio de 2020

Albert Einstein: los 2 grandes errores científicos que cometió en su carrera, François Vannucci*. The Conversation.

Einstein

La investigación científica se basa en la relación entre la realidad de la naturaleza -adquirida mediante observaciones- y una representación de esta realidad, formulada por una teoría en lenguaje matemático.

Cuando todas las consecuencias que se derivan de una teoría se verifican de forma experimental, esta queda validada.

Este enfoque, que se ha aplicado desde hace casi cuatro siglos, ha permitido construir un conjunto coherente de conocimientos.

Pero esos avances se logran gracias a la inteligencia humana que, a pesar de todo, conserva sus creencias y prejuicios, lo cual puede afectar al progreso de la ciencia incluso entre las mentes más privilegiadas.

El primer error
En su obra maestra sobre la teoría general de la relatividad, Albert Einstein escribió la ecuación que describe la evolución del Universo en función del tiempo.

La solución de esta ecuación muestra un universo inestable, en lugar de, como se creía hasta entonces, una enorme esfera de volumen constante en la que se deslizaban las estrellas.

A principios del siglo XX, todo el mundo vivía con la idea bien arraigada de un universo estático en el que el movimiento de los astros se repetía sin descanso.

Es probable que se debiera a las enseñanzas de Aristóteles, que establecía que el firmamento era inmutable, en contraposición con el carácter perecedero de la Tierra.

Esta creencia provocó una anomalía histórica: en el año 1054, los chinos advirtieron una nueva luz en el cielo que no aparece mencionada en ningún documento europeo, y eso que se pudo ver a plena luz del día durante varias semanas.

Se trataba de una supernova, es decir, una estrella moribunda, cuyos restos todavía se pueden observar en la nebulosa del Cangrejo.

El pensamiento dominante en Europa impedía aceptar un fenómeno tan contrario a la idea de un cielo inmutable. Una supernova es un acontecimiento muy raro, que solo se puede observar a simple vista una vez cada cien años (la última fue en 1987).

Así que Aristóteles tenía casi razón al afirmar que el cielo era inmutable, al menos a la escala de una vida humana.

Para no contradecir la idea de un universo estático, Einstein introdujo en sus ecuaciones una constante cosmológica que congelaba el estado del universo.

La intuición le falló: en 1929, cuando Edwin Hubble demostró que el universo se expandía, Einstein admitió haber cometido "su mayor error".

La aleatoriedad cuántica
Al mismo tiempo que la teoría de la relatividad, se desarrolló la mecánica cuántica, que describe la física de lo infinitamente pequeño.

Einstein hizo una contribución destacada en ese ámbito, en 1905, con su interpretación del efecto fotoeléctrico como una colisión entre electrones y fotones, es decir, entre partículas infinitesimales portadoras de energía.

En otras palabras, la luz, descrita tradicionalmente como una onda, se comporta como un flujo de partículas.

Fue por este avance, y no por la teoría general de la relatividad, por el que Einstein fue galardonado con el premio Nobel en 1921.

Pero, a pesar de ese vital aporte, se obstinó en rechazar la lección más importante de la mecánica cuántica, que establece que el mundo de las partículas no está sometido al determinismo estricto de la física clásica.

El mundo cuántico es probabilístico, lo que implica que solo somos capaces de predecir una probabilidad de ocurrencia entre un conjunto de sucesos posibles.

A pesar de sus aportes a la física cuántica, Einstein no estuvo dispuesto a aceptar todas sus implicancias teóricas y prácticas. La obcecación de Einstein deja entrever de nuevo la influencia de la filosofía griega.

Platón enseñaba que el pensamiento debía permanecer ideal, libre de las contingencias de la realidad, lo que es una idea noble pero alejada de los preceptos de la ciencia.

Así como el conocimiento precisa de una concordancia perfecta con todos los hechos predichos, la creencia se funda en una verosimilitud fruto de observaciones parciales.

El propio Einstein estaba convencido de que el pensamiento puro era capaz de abarcar toda la realidad, pero la aleatoriedad cuántica contradice esa hipótesis.

En la práctica, esa aleatoriedad no es plena, pues está regida por el principio de incertidumbre de Heisenberg.

Dicho principio impone un determinismo colectivo a los conjuntos de partículas: un electrón por sí mismo es libre, puesto que no se puede calcular su trayectoria al atravesar una rendija, pero un millón de electrones dibujan una figura de difracción que muestra franjas oscuras y brillantes que sí se pueden predecir.

Einstein también afirmó: "Tú crees en el Dios que juega a los dados y yo creo en la ley y la ordenación total de un mundo que es objetivo". Einstein no quería admitir ese indeterminismo elemental y lo resumió en un veredicto provocador: "Dios no juega a los dados con el universo".

El nobel Serge Haroche: Einstein se equivocó, "Dios efectivamente está jugando a los dados" en el universo cuántico Propuso la existencia de variables ocultas, de magnitudes por descubrir más allá de la masa, la carga y el espín, que los físicos utilizan para describir las partículas. Pero la experiencia no le dio la razón.

Hay que asumir la existencia de una realidad que transciende nuestra comprensión, que no podemos saber todo del mundo de lo infinitamente pequeño.

Los caprichos fortuitos de la imaginación
En el proceso del método científico existe un paso que no es totalmente objetivo y es el que lleva a la conceptualización de una teoría. Einstein da un ilustre ejemplo del mismo con sus experimentos mentales.

Así afirmó: "La imaginación es más importante que el conocimiento". En efecto, a partir de observaciones dispares, un físico debe imaginar una ley subyacente. A veces, hay que elegir entre varios modelos teóricos posibles, momento en el que la lógica retoma el control.

La inteligencia nada tiene que buscar: tiene que limpiar el terreno. Tan solo es útil para las tareas serviles Simone Weil, La gravedad y la gracia

Por tanto, el progreso de las ideas se nutre de lo que llamamos intuición. Es una especie de salto en el conocimiento que sobrepasa la pura racionalidad. La frontera entre lo objetivo y lo subjetivo deja de ser del todo fija.

Los pensamientos nacen en las neuronas bajo el efecto de impulsos electromagnéticos y, entre ellos, algunos resultan particularmente fecundos, como si provocaran un cortocircuito entre células, obra del azar.

Pero estas intuiciones, estas "flores" del espíritu humano, no son iguales para todas las personas.

Mientras el cerebro de Einstein concibió E=mc² , el de Marcel Proust creó una metáfora admirable. La intuición se manifiesta de forma aleatoria, pero ese azar está moldeado por la experiencia, la cultura y el conocimiento de cada persona.

Los beneficios del azar
No debería sorprendernos que haya una realidad que sobrepase nuestra propia inteligencia.

Sin el azar, nos guían nuestros instintos, nuestras costumbres, todo lo que nos hace predecibles. Nuestras acciones están confinadas de manera casi exclusiva en ese primer nivel de realidad, con sus preocupaciones ordinarias y sus quehaceres obligados.

Pero existe otro nivel en el que el azar manifiesto es la seña de identidad.

Jamás ningún esfuerzo administrativo ni escolar reemplazará los milagros del azar a que se deben los grandes hombres
Honoré de Balzac, El primo Pons

Einstein es un ejemplo de espíritu libre y creador que conserva, sin embargo, sus prejuicios.

Su "primer error" puede resumirse en la frase: "Me niego a creer que el Universo tuviera un principio". Pero la experiencia demostró que se equivocaba.

Su sentencia sobre Dios jugando a los dados quiere decir: "Me niego a creer en el azar". Sin embargo, la mecánica cuántica implica una aleatoriedad forzosa.

Cabría preguntarse si habría creído en Dios en un mundo sin azar, lo que reduciría mucho nuestra libertad al vernos confinados en un determinismo absoluto. Einstein se mantiene en su rechazo pues, para él, el cerebro humano debe ser capaz de comprender el Universo.

Con mucha más modestia, Heisenberg le responde que la física se limita a describir las reacciones de la naturaleza en unas circunstancias dadas.

El hombre solo escapa de las leyes de este mundo por espacio de una centella. Instantes de detenimiento, de contemplación, de intuición pura […] En instantes así es capaz de lo sobrenatural
Simone Weil, La gravedad y la gracia

La teoría cuántica demuestra que no podemos alcanzar una comprensión total de lo que nos rodea. En compensación, nos ofrece el azar con sus frustraciones y peligros, pero también con sus beneficios.

El legendario físico es el ejemplo perfecto del ser imaginativo por excelencia. Su negación del azar, por tanto, representa una paradoja, pues es lo que hace posible la intuición, germen del proceso de creación tanto para las ciencias como para las artes.

*François Vannucci es profesor emérito e investigador en física de partículas especializado en neutrinos de la Universidad de París. 

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation y está reproducido bajo la licencia Creative Commons.

BBC.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-52905149#

"La ecuación E=mc² de Albert Einstein le dio forma a todo el siglo XX": Christophe Galfard, discípulo de Stephen Hawking

El nobel Serge Haroche: Einstein se equivocó, "Dios efectivamente está jugando a los dados" en el universo cuántico

¿Es la luz una onda o una partícula? Einstein respondió "ambas" y cambió la física para siempre

El eclipse que confirmó la teoría de la relatividad hace 100 años (y convirtió a Einstein en una celebridad)

lunes, 23 de marzo de 2020

Fallos de cálculo que dan risa, errores que matan

El 17 de julio de 1981, se desplomaron dos pasarelas soportadas por unos tirantes comunes en el hotel Hyatt Regency de Kansas City. A priori, estaban bien diseñadas. Pero dos modificaciones que por separado no habrían causado ningún incidente y para las que no se habían rehecho los cálculos, sumadas, provocaron la muerte de 114 personas. El 25 de febrero de 1991, durante la guerra del Golfo, un misil Scud impactó contra los barracones del ejército de Estados Unidos en Dhahran (Arabia Saudí) y causó 28 muertos y más de un centenar de heridos. El método para contar el tiempo en el sistema de defensa de los misiles Patriot acumulaba un error ínfimo que se incrementaba cuanto más tiempo permanecía encendido (llegó a un tercio de segundo), de forma que resultaba imposible interceptar un misil que volaba a 6.000 kilómetros por hora. El parche informático llegó el día después del ataque de Dhahran. El 28 de enero de 1986 explotó la lanzadera espacial Challenger durante su despegue. Murieron siete personas. Fallaron unas juntas tóricas (con forma de rosquilla) que unían las secciones de los cohetes propulsores reutilizables, pero también se constató un error en el sistema usado para comprobar si los propulsores mantenían una sección circular perfecta.

Estos son algunos de los muchos ejemplos propuestos en el ensayo Pifias matemáticas, que acaba de publicar la editorial Crítica, de Matt Parker, profesor y divulgador científico que cuenta con un canal de YouTube propio. En Pifias matemáticas se detalla todo tipo de fallos relacionados con los errores matemáticos en campos como la ingeniería, la estadística, la informática o la economía. Y aunque el subtítulo del libro afirma que “equivocarse nunca ha sido tan divertido”, muchas de las equivocaciones narradas han tenido un desenlace más trágico que jocoso.

“Nuestros cerebros humanos no están cableados para ser buenos en matemáticas por defecto”, explica Parker en la introducción del libro, “las habilidades que nos permiten sobrevivir y formar comunidades no necesariamente engloban las matemáticas académicas”. No obstante, aunque asegura que “todos los humanos somos necios cuando se trata de aprender matemáticas académicas”, explica que con el suficiente entrenamiento es posible aprender a pensar matemáticamente.

Y no solo habla de cosas más o menos complicadas, como ecuaciones, algoritmos o derivadas. También con algo más fácil, como la apreciación de las cantidades. “Como humanos, no somos buenos juzgando el tamaño de las cifras elevadas”, asegura Parker en la introducción de Pifias matemáticas. Y pone como ejemplo que para las personas —“instintivamente, los humanos perciben los números de forma logarítmica, no lineal”— la diferencia entre un millón y un millardo (mil millones) aparenta ser la misma que entre un millardo y un billón (un millón de millones). Y esto simplemente porque cada escalón es mil veces superior, lo que no ayuda a visualizar bien cifras como los presupuestos o el déficit público de un país. En estos casos, el experto suele poner el ejemplo en segundos. Así, un millón de segundos viene a ser 11 días y medio, un millardo de segundos supone más de 31 años, y un billón más de 31.000 años. De esta forma, cree, se visualiza mejor “el hueco” existente entre las dimensiones de cada número.

Fallos de cálculo que dan risa, errores que matan
Precisamente, Parker dedica un capítulo entero a la medición del tiempo, con especial atención a las soluciones parciales dadas a lo largo de la historia para establecer los calendarios, donde el experto describe algunos errores provocados por la convivencia de varios distintos en diferentes países. Como el que cometió el equipo ruso de tiro, que llegó un par de semanas tarde a los Juegos Olímpicos de 1908 en Londres porque el 10 de julio para los rusos era el 23 de julio en Reino Unido. O que haya datos históricos confusos, como la fecha del desembarco de las tropas inglesas en la Isla de Re en 1627, que ocurrió el 12 de julio de aquel año en los documentos históricos ingleses, pero el 22 de julio para los franceses.

Llevar el cómputo del tiempo puede ser una fuente de problemas hasta para los sistemas informáticos. “A las 3.14 del martes 19 de enero de 2038, una gran parte de nuestros modernos microprocesadores y ordenadores dejarán de funcionar”, vaticina Parker. La razón es que muchos aparatos que contabilizan y almacenan el tiempo y las fechas en segundos en un sistema binario (el de ceros y unos que utilizan los ordenadores) de 32 bits (lo que implica una cifra máxima de 32 unos seguidos) agotarán su cuenta en algo más de 68 años (empezando a contar por convención desde principios del año 1970). Eso sí, ya hay muchos aparatos que usan un sistema de 64 bits, lo que da un plazo de 292,3 millardos de años, margen que ofrece bastante más seguridad.

Otras veces no hace falta contar mal el tiempo para que algo falle, basta con cruzar una línea imaginaria en el planeta. Así, en febrero de 2007, seis modernos aviones de combate F-22 volaban de Japón a Hawái cuando todos los sistemas de navegación dejaron de funcionar, en un incidente que no provocó víctimas, pero sí algún sonrojo. Simplemente, los aparatos habían sobrevolado la línea internacional de cambio de fecha (el meridiano 180º) y los ordenadores se volvieron locos. Algo fácil de explicar (salvo quizá para los terraplanistas) pero que los ingenieros no tuvieron en cuenta.

Errores de ingeniería
Quizá las más espectaculares son las consecuencias de los errores de ingeniería. Parker les dedica numerosos ejemplos. Y el experto achaca muchos de esos accidentes a que a veces, cuando los ingenieros fuerzan los límites de lo que es posible, se manifiesta repentinamente “una faceta oculta de las matemáticas”.

Y lo ilustra con la evolución de los puentes a partir de los fallos con los que se iban topando. Así, un puente se vino abajo en 1826 en Manchester cuando lo cruzó un pelotón de fusileros al paso y la infraestructura alcanzó la frecuencia de resonancia (así se describen las vibraciones contagiosas). Un puente ferroviario se cayó en Chester en 1847 en una forma completamente nueva de fallar tras retorcerse por el centro. El concepto de “inestabilidad torsional” ya estaba perfectamente asumido por los ingenieros cuando en 1940 colapsó otro en Tacoma Narrows. El viento, al pasar por debajo, causó un efecto de “flameo” que se fue retroalimentando hasta que lo tiró. En una nueva vuelta de tuerca de los problemas que aparecen cuando se innova, fue noticia el puente del Milenio de Londres, inaugurado en 2000. Se cerró solo dos días después, afectado por una “excitación lateral sincrónica” causada por los peatones. Es decir, el puente estaba “afinado involuntariamente” para la frecuencia de un hercio (un ciclo por segundo) y oscilaba lateralmente cuando grupos de transeúntes caminaban al mismo ritmo (no necesariamente al paso de soldados fusileros de Manchester 170 años antes).

La lista de errores matemáticos es interminable. Un lago que se vacía en 1980 en unas horas por un error de triangulación a la hora de hacer una perforación de 36 centímetros de ancho en una prospección petrolífera. Cientos de personas muertas porque las puertas de un teatro que sufrió un incendio en 1903 se abrían hacia dentro. Un hombre que muere en un hospital al sufrir una dosis de radiación cien veces superior a la que necesitaba por un fallo de configuración del sistema de verificación de los ajustes del aparato…

Pero no todos los casos relatados por Parker en su ensayo son catastróficos. Entre los más divertidos están los más inofensivos, como el edificio de la calle Fenchurch de Londres con una fachada acristalada cóncava que durante su construcción en 2013 concentraba un “rayo calcinador” que chamuscaba cuanto tocaba a su paso, aunque no provocó víctimas. O el avión Harrier que prometía en su publicidad Pepsi (por no hacer bien sus cálculos) si se reunían siete millones de puntos y que un ciudadano reclamó judicialmente al comprobar que por 700.000 dólares podía conseguir un reactor militar que los marines compraban por más de 20 millones.

Sin embargo, entre las pifias inofensivas, hay un error de representación de una figura geométrica que molestó especialmente al autor del ensayo. En 2017 pidió al Parlamento británico, infructuosamente, que modificara todas las señales del país que indican la cercanía de un campo de fútbol. En ellas se representa un balón a base de hexágonos (como si fuera un panal de abeja) cuando esa figura geométrica de dos dimensiones no puede conformar nunca una forma esférica (sí un cilindro). Más correcto sería hacerlo con un icosaedro truncado a base de 20 hexágonos y 12 pentágonos, la forma más reconocible que tenían tradicionalmente los antiguos balones de fútbol. La negativa del Gobierno británico supone para Parker un despreció por la enseñanza de las matemáticas.

Fallos de cálculo que dan risa, errores que matan
“Este libro es una colección de mis errores matemáticos preferidos de todos los tiempos”, explica Parker sobre su ensayo, aunque en descargo general aclara: “Todos cometemos errores. Continuamente”. Y pese a la gran cantidad de chascos enumerados en el ensayo, Parker lanza un mensaje tranquilizador para los lectores al final de su libro: “Debemos recordar que muchas cosas que funcionan a la perfección a nuestro alrededor lo hacen gracias a las matemáticas”.

https://elpais.com/cultura/2020/02/24/babelia/1582556036_946917.html

viernes, 20 de marzo de 2020

Los errores de Bernie

Por Ted Rall
Fuentes: CounterPunch

Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo

Los medios de comunicación del establishment ridiculizan a Bernie Sanders por afirmar algunas verdades como puños: que los medios tradicionales se la tienen jurada, que el Comité Nacional Demócrata se la tiene jurada y que los jóvenes votantes que le apoyan no han conseguido hacerse presentes en los sondeos.

Pero eso no significa que Bernie Sanders no haya cometido errores. Así que vamos a echar un vistazo a cuáles han podido ser estos.

Con independencia de lo que finalmente ocurra entre Sanders y Joe Biden, que aún no está decidido, Sanders merece que se le reconozcan algunos logros notables. A pesar de una formidable oposición de todo el establishment del partido, de ser judío, de hablar de una manera nada convencional en la política estadounidense, de financiarse exclusivamente con las aportaciones de pequeños donantes individuales y de proponer un programa político que muchos estadounidenses consideran radical, Bernie Sanders controla actualmente el 42 por ciento de los votos de unas primarias demócratas en las que se enfrenta a un reciente vicepresidente. Muchas de sus propuestas, entre otras rebajar los gastos universitarios, aumentar el salario mínimo y mejorar el sistema de sanidad, se han convertido en parte del programa general del Partido Democrático después de muchas décadas durante las cuales el partido ni siquiera pretendía preocuparse por la gente normal. Bernie Sanders está llevando a cabo una campaña basada en temas concretos, no solo basad en su personalidad. Incluso si llega a perder, los historiadores señalarán esta elección como muestra de la fuerza que ha cobrado la política electoral progresista y de izquierdas.

Pero no es perfecto. Hay cosas que podría haber hecho mejor y que todavía podría mejorar.

La política se basa ante todo en lemas y Sanders no es especialmente bueno en eso. “Medicare para Todos” es un eslogan sin significado para millones de estadounidenses que no han tenido contacto con Medicare y no lo conocen en absoluto. “Sanidad gratuita” habría sido más sencillo de entender y no habría confundido o molestado a trabajadores sindicados que ya poseen seguros sanitarios decentes. “Matrículas universitarias gratuitas”, por otro lado, es un lema poco claro. La propuesta de Sanders es ayudar solo a los estudiantes de renta baja, pero muchos votantes parece que todavía piensan que pretendía usar sus impuestos para ayudar a los hijos de los ricos. El “Green New Deal” no ha sido definido o publicitado con suficiente claridad, más allá del hecho de que costaría mucho dinero.

El plan de Sanders para perdonar las deudas a los estudiantes también se presentó de un modo problemático. Muchos estadounidenses que no tienen formación superior se preguntan: ¿por qué debería pagar por aquellos que tienen títulos universitarios? Muchos otros asistieron a la universidad, contrajeron deudas estudiantiles y las devolvieron. ¿Por qué los milénials no pueden hacer lo mismo? Pero estas cuestiones tienen una respuesta clara: la deuda de los estudiantes milénials es muy superior (en varios factores) a la de la Generación X y la del Baby Boom porque los costes de matrícula se han disparado a un ritmo muy superior al de la inflación. El perdón de la deuda estudiantil estimularía la economía al liberar a los jóvenes de dicha carga y permitirles comprar coches y casas. El plan debería haber incluido a las personas que ya devolvieron su deuda, para no hacerles sentir bobos simplemente por haber nacido antes de tiempo. Pero lo más importante es que no debería haber propuesto el perdón de la deuda de los estudiantes sin vincularla a un programa de matrículas gratuitas y a un programa de reciclaje y formación para personas que ya son mayores y que carecen de títulos universitarios o que necesitan reciclarse para adaptarse a las necesidades del siglo XXI.

Hablando de costes, me parece muy frustrante que Bernie Sanders nunca diera la impresión de responder claramente a la cuestión de cómo pensaba pagar sus propuestas. Podría haberse limitado a decir: “lo extraeré del presupuesto del Pentágono”. Y en caso de que esto no fuera verdad debería haber hecho que fuera verdad. El presupuesto de defensa no solo está inflado, sino porque muchos estadounidenses, incluyendo los que están a favor de un ejército fuerte, conocen el caso de los retretes comprados por el ejército a 800 dólares la pieza. No sé por qué no ha criticado con más pasión al ejército.

Tampoco ha sabido explicar bien Medicare para Todos. Lo que debería haber dicho es que todo el mundo va a pagar menos por la sanidad, mucho menos, y que aunque suban los impuestos todos saldrán muy beneficiados. Y si contraes alguna enfermedad catastrófica como el cáncer, todo el tratamiento estará cubierto. Pero, en lugar de eso, Bernie se dedicó a contar cómo los países europeos consiguen pagar los sistemas nacionales de salud. Tenía razón, pero a los estadounidenses les han contado que los europeos pagan muchos impuestos. Era necesario que explicara con palabras sencillas que eso no iba a pasar aquí.

Sanders ignoró mi consejo de reconocer su etiqueta de “socialista demócrata” y explicar su significado. Probablemente asumía que eso sería un problema en las elecciones generales contra Donald Trump, pero subestimó la larga historia de vapuleo a los rojos del Partido Demócrata, así como el hecho comprobado de que otras personas te definirán si tú no lo haces. Debería haber seguido el ejemplo de John F. Kennedy, cuando pronunció un discurso asegurando que, por muy católico que fuera, no aceptaría órdenes del papa. Sanders debería haber pronunciado un discurso completo sobre socialismo democrático.

Respecto a otras cosas, no hay mucho que se pueda hacer. Una campaña tiene el candidato que tiene, con la personalidad que le corresponde. Bernie Sanders posee una vulnerabilidad y una cordialidad subyacente que su tendencia a vociferar suele ocultar. Los medios se pusieron las botas retratándole como el tipo a quien le gusta gritar. Aquí es donde habría venido bien un video del estilo del que hizo Bill Clinton para su campaña presidencial: “El hombre de Hope*”. Una mirada biográfica a las raíces de Bernie en Brooklyn, a su infancia llena de dificultades en una familia de clase obrera y a la muerte prematura de su madre debido a la mala atención sanitaria habrían servido para humanizar a una persona ya de por sí muy humana.

Tampoco le habría venido mal utilizar imágenes suyas maltratado por la policía durante su participación en el movimiento de derechos civiles de los sesenta para atraer a los votantes afroamericanos que terminaron decantándose por Joe Biden.

Por supuesto que el mayor error de Sanders puede no haber sido un error en absoluto. Se ha presentado como candidato dentro del Partido Demócrata. Nunca iban a dejar que se hiciera con la nominación. Él tenía que saberlo.

N.d.T.: Hope (esperanza) es el pueblo natal de Bill Clinton

Fuente: https://www.counterpunch.org/2020/03/13/bernies-mistakes/

https://rebelion.org/los-errores-de-bernie/

lunes, 2 de septiembre de 2019

_- Adolf Hitler en 15 ideas perversas 'Mein Kampf' se sostiene sobre falsedades y desvaríos que su autor intenta cubrir de un barniz histórico o científico.

_- Alemania rompe uno de sus tabúes y vuelve a editar Mein Kampf. 
El libro que escribió Adolf Hitler, del que durante el nazismo se imprimieron 12 millones de ejemplares, reaparece en una edición crítica con más de 3.500 comentarios a cargo de expertos del Instituto de Historia Contemporánea de Múnich-Berlín, que pretenden poner de manifiesto las mentiras y manipulaciones del líder nazi. El Mein Kampf original se publicó en dos volúmenes en 1925 y 1928. En sus 700 páginas en alemán (las ediciones en español no ocupan más de 400) se incluye una autobiografía de Hitler, un análisis de la situación de Alemania tras la Primera Guerra Mundial y una detallada -a menudo tediosa- exposición del ideario nazi. El hombre que destruyó Europa trata en el libro de dar un barniz histórico o científico a sus mensajes de odio. Esos son 15 puntos esenciales de esta obra:

La conspiración judía. El judaísmo, según afirma Adolf Hitler en Mein Kampf, no es una religión sino un intento de imponer una “dictadura mundial” a través del marxismo y del capitalismo, que ve como una misma cosa. El judaísmo “azuza al obrero contra el burgués” para destruir la economía y que sobre sus ruinas “triunfe la Bolsa”. Cita como prueba el Protocolo de los Sabios de Sion, una burda falsificación aparecida en Rusia a principios de siglo. “Si los judíos fueran los habitantes exclusivos del mundo, no solo morirían ahogados en suciedad y porquería sino que intentarían exterminarse mutuamente, teniendo en cuenta su indiscutible falta de espíritu de sacrificio, reflejado en su cobardía”. Añade que no serían capaces de gestionar un territorio. “Su inteligencia nunca construirá ninguna cosa”.

La raza. “Es un deber para con lo más sagrado velar por la pureza racial”, proclama. Confunde raza y especie al explicar que en la naturaleza “todo animal se apareja con un congénere: la abeja con la abeja, el pinzón con el pinzón...”. Y en su obsesión por la superioridad aria llega a decir: “Seguramente la primera etapa de la cultura humana se basó menos en el empleo del animal que en los servicios prestados por hombres de raza inferior”. A los negros los llama “medio-monos”, “hotentotes” y “cafres”. Darles educación es una pérdida de recursos en “un adiestramiento como el del perro”. Francia, “presa de la bastardizacion negroide”, es una “amenaza para la raza blanca”. Los hijos mestizos son “monstruos, mitad hombre, mitad mono”. Alerta: “Millares de nuestros conciudadanos se hallan ciegos ante el envenenamiento de nuestra raza, sistemáticamente practicado por el judío”. Y se plantea crear comunidades de “élite racial”, colonias con los individuos de sangre mas pura y mejor capacidad. “Será el más preciado tesoro de la nación”, dice.

Primera Guerra Mundial. Hitler dedica muchas páginas a explicar que el Ejército alemán no fue derrotado en el frente sino por la “puñalada en la espalda” de la revolución “judía-bolchevique” de noviembre de 1918 en Alemania (“el más miserable y vil acto de la Historia alemana, la más baja traición a la Patria”). Para el historiador Antony Beevor, es una falsedad manifiesta: la derrota alemana se precipitó tras la batalla de Amiens (el 8 de agosto) y la Ofensiva de los Cien Días. Al narrar su participación en la guerra, Hitler da a entender que combatía en primera línea, cuando sirvió de correo, como ha explicado el historiador Thomas Weber.

Expansión territorial. Hitler cree prioritario expandir el suelo alemán hacia el Este. “Solo un territorio suficientemente amplio puede garantizar a un pueblo la libertad y su vida”. La idea de una conquista económica, en vez de militar, le parece “ridícula”. Ignora deliberadamente el potencial de mejora de la productividad agraria, como subrayó el historiador Timothy Snyder, para justificar las invasiones de otros países. Dice el Mein Kampf: “La política exterior del Estado racista tiene que asegurarle a la raza que constituye ese Estado los medios de subsistencia sobre este planeta, estableciendo una relación natural, vital y sana entre la densidad y el aumento de la población por un lado, y la extensión y la calidad del suelo en que se habita por otro”. Como escribe Martin Amis, es “un anacronismo ridículo” cuya argumentación es “preindustrial”. Y plantearse la ganancia territorial a costa de Rusia era una insensatez desde el punto de vista geográfico y demográfico.

Alianzas. Dos descartes y una preferencia: “El enemigo mortal inexorable del pueblo alemán es y será siempre Francia”. “Rusia no puede ser aliado. No puede haber dos potencias continentales en Europa”. “Solo nos queda un entendimiento posible y ese es con Inglaterra”. Hitler imagina un pacto que permita a Alemania expandirse en el Continente dejando a los británicos el dominio marítimo y colonial (que aparentemente no le interesan). Años después, Rudolf Hess, transcriptor del libro, viajó a Reino Unido buscando un acuerdo antes de la invasión de Rusia. Fracasó y fue detenido.

Ciudadanía. Hitler plantea clasificar a los habitantes en ciudadanos, súbditos y extranjeros. Por nacer en Alemania solo se es súbdito. Para obtener la carta de ciudadanía —”el título más valioso de su vida terrenal”— se exigiría pureza racial y cumplir el servicio militar; las mujeres accederían con el matrimonio o en función del “ejercicio autorizado de una profesión”.

Discapacidad. Lamenta el coste de la asistencia a enfermos o discapacitados, a quienes ve como un peligro para la raza. Considera un deber del Estado evitar “un oprobio único: engendrar estando enfermo o siendo defectuoso”. Así que apuesta por la esterilización forzosa. “Sólo una prohibición, durante seis siglos, de procreación de los degenerados físicos y mentales no sólo liberaría a la Humanidad de esa inmensa desgracia sino que produciría una situación de higiene y de salubridad que hoy parece casi imposible”.

EducaciónEn su empeño por mejorar la raza aria, Hitler quiere aumentar a un mínimo dos horas diarias la educación física de los escolares. Quiere además promover el boxeo: “No existe deporte alguno que fomente como éste el espíritu de ataque y la facultad de rápida decisión”. Y las demás materias, salvo el adoctrinamiento ideológico, le interesan poco. Apuesta textualmente por “sintetizar la enseñanza intelectual reduciéndola a lo esencial”.

Cultura. Detesta las tendencias artísticas de principios de siglo: cubismo, dadaísmo y futurismo. “Es un deber de las autoridades prohibir que el pueblo caiga bajo la influencia de tales locuras. Un tan deplorable estado de cosas debería un día recibir un golpe fatal, decisivo”. Así que fija como objetivo perseguir “todas las tendencias artísticas y literarias pertenecientes a un género capaz de contribuir a la disgregación de nuestra vida como nación”.

Sexualidad. Alarmado por la sífilis, y para evitar el “oprobio” de la prostitución, Hitler apuesta por facilitar las bodas a edad temprana. De esta forma, los jóvenes dejarían de acudir a burdeles. “Nos referimos sobre todo a los hombres, pues en esos asuntos la mujer es siempre pasiva”.

Religión. Hitler hace abundantes menciones a Dios, a menudo como “el creador”, “la divinidad” o “la “providencia”. Y dice que “solo los locos o los crimínales podrían atreverse a demoler la existencia de la religión”. Apuesta por un “cristianismo positivo” del que no da detalles. Promete libertad para practicar las religiones mientras no perjudiquen los intereses nacionales, por supuesto no para el “materialismo judío”. Algunos historiadores, como Alan Bullock, sostienen que Hitler expresó más adelante su desprecio por los valores del cristianismo, una religión “apta para esclavos”, pero al escribir el Mein Kampf se cuida mucho de no ofender a los católicos ni a los protestantes.

Darwin. Hitler no cita a este científico por su nombre pero utiliza las ideas de evolución y de selección natural para dar un barniz científico a sus teorías racistas. Beevor cree que Hitler está más influido por Herbert Spencer y el llamado darwinismo social cuando escribe que “el exterminio del más débil representa la vida del más fuerte” o que "las leyes eternas de la vida en este mundo son y serán siempre una lucha a muerte por la misma vida".

Marx. Hitler admite que ha leído a fondo El capital de Karl Marx: “Llegué a penetrar el contenido de la obra del judío Karl Marx. Su libro El capital empezó a hacérse comprensible y, asimismo, la lucha de la socialdemocracia contra la economía nacional, lucha que no persigue otro objetivo que preparar el terreno para la hegemonía del capitalismo internacional”. Y concluye: “Karl Marx fue, entre millones, realmente el único que con visión de profeta descubriera en el fango de una Humanidad paulatinamente envilecida, los gérmenes del veneno social, agrupándolos, cual un genio de la magia negra, en una solución concentrada, para poder destruir así, con mayor celeridad, la vida independiente de las naciones soberanas del orbe. Y todo esto sólo al servicio de su propia raza”. Eso sí, considera al pensador socialista un ejemplo de uso de la propaganda: “Lo que al marxismo le dio el asombroso poder sobre las muchedumbres no fue de ningún modo la obra escrita, de carácter judío, sino más bien la enorme avalancha de propaganda oratoria que en el transcurso de los años se apoderó de las masas”. Una conclusión chocante: “El mundo burgués es ‘marxístico”.

Democracia. Rechaza el parlamentarismo, que hace del Gobierno “mendigo de la mayoría ocasional”. En ese régimen “la responsabilidad prácticamente deja de existir”. “Es insensato imaginar que, con los recursos de la democracia liberal, es posible resistir a la conquista judaica del mundo”.

Genocidio. Uno de los 25 puntos del programa nazi: “Exigimos la persecución despiadada de aquellos cuyas actividades sean perjudiciales para el interés común”. Otro objetivo explícito en el libro: “que el Estado aniquile tanto al judío como su obra”. Y apunta cómo hacerlo: “Si en el comienzo y durante la guerra se hubiera sometido a la prueba de los gases asfixiantes a unos 12.00 0 o 15.000 de esos judíos (…), no se habría cumplido el sacrificio de millones de nuestros compatriotas en las líneas del frente”.

Y con estos mimbres no es extraño que nos encontremos con partidos que comienzan a reivindicarse de nazis y defender su actuación criminal durante los 12 años de su poder en Alemania y parte de Europa...

Estos militares vencidos en la I G M culparon de ello (a otros la responsabilidad), a la frágil República de Weimar, en este caso. Eran los "políticos" y no ellos, los que se enfrentaron en el campo de batalla y, cometiendo el grave error de luchar en dos frentes, a la leyenda de la puñalada por la espalda y no asumiendo que la derrota fue responsabilidad de ellos, de ahí lo de "Leones por corderos basado en la película de Robert Redford*". Muchos, sin ética, ni moral, para dirigir a sus hombres con humanidad y humildad, sino con una soberbia y falsa conciencia de clase aristocrática que despreciaba a toda persona humilde y de origen popular. Solo lo utilizaban con fines de poder contra el bienestar del pueblo. Discriminaban a los buenos combatientes, si no eran de su clase. La aristocracia soberbia incrustada en el ejército para ponerlo a su servicio, no al servicio de la Nación.

Conspiradores contra la democracia.
Toda esa clase dirigente conspiró contra la República de Weimar y en una reunión convocada dentro del Reichstad (El escritor Éric Vuillard (1968, Lyon) logró el año pasado el Goncourt, el mayor premio de las letras francesas. Y lo hizo gracias a un relato histórico de ese episodio con solo 150 páginas, L’ordre du jour (El orden del día), editado en España por Tusquets-Edicions 62.

En esta obra, tan irónica como enigmática, Vuillard explica el ascenso del nazismo a partir del apoyo de esas clases dominantes y del  Anschluss, la anexión de Austria por la Alemania nazi, en marzo de 1938. A través de descripciones incisivas, detalladas y recuperando hechos históricos que podrían resultar secundarios, pero que en este libro resultan luminosos, el escritor francés hace un retrato descarnado de las élites alemanas, austríacas y británicas de la Europa de entreguerras, para exigir del presidente de la República el general Hindenburg la entrega del poder a Hitler, amén de cantidades ingentes de dinero para la financiación del partido nazi, aparte de impedir que la policía interviniese ante la violencia atroz de las escuadras nazis en los barrios obreros de las grandes ciudades.

La depresión del 29, con sus consecuencias económicas (más de 6 millones de parados y enorme inflación) y psicológicas (la derrota del I G M y sus consecuencias desastrosas para el pueblo), metió de lleno a Alemania en una grave crisis política. Los nazis aprovecharon esa circunstancia para presentar la crisis como el efecto y resultado del sistema democrático de la República de Weimar.

En las elecciones al Reichstag del 14 de septiembre de 1930 pasaron de 12 a 107 diputados. Casi dos años después, en las elecciones del 31 de julio de 1932, obtuvieron 13 millones de votos, el 37,4%, con 230 diputados. Los comunistas ganaban también votos en detrimento de los socialistas y los partidos tradicionales, los conservadores, liberales y los nacionalistas se hundían.

Hay que precaverse frente a las generalizaciones sobre el apoyo del "pueblo alemán" a los nazis. Antes de que Hitler fuera nombrado canciller, el porcentaje más alto de votos que obtuvieron fue el 37,4%. Un 63% de los que votaron no les dio el apoyo y, además, en las elecciones de noviembre de 1932, comenzaron a perder votos y todo parecía indicar que habían tocado techo. El nombramiento de Hitler no fue, por consiguiente, una consecuencia directa del apoyo de una mayoría del pueblo alemán, como tantas veces se publica, sino el resultado del pacto entre el movimiento de masas nazi y los grupos políticos conservadores, con los militares y los intereses de los terratenientes a la cabeza, que querían la destrucción de la República. Todos ellos maquinaron con Hindenburg para quitarle el poder al Parlamento y transformar la democracia en un Estado autoritario.

El 30 de enero de 1933, Hitler fue investido canciller del Reich, porque Hindenburg lo aceptó (en 1932 el banquero Schacht organizó una petición por escrito de industriales para reclamar al presidente Hindenburg el nombramiento de Hitler como Canciller. Una vez en el poder, Hitler nombró a Schacht presidente del Reichsbank, y luego Ministro de Economía en 1934); jefe de un Gobierno dominado por los conservadores y los nacionalistas, donde sólo entraron dos ministros del partido nazis, aunque en puestos clave para controlar el orden público: Wilhelm Frick y Hermann Göring.

Parecía un gabinete presidencial más, como el de Brüning, Franz von Papen o Schleicher. Pero no era así. El hombre que estaba ahora en el poder tenía un partido de masas completamente subordinado a él y una violenta organización paramilitar que sumaba cientos de miles de hombres armados.

Nunca había ocultado su objetivo de destruir la democracia y de perseguir a sus oponentes políticos.
Cuando el anciano Hindenburg murió el 2 de agosto de 1934, a punto de cumplir 87 años, Hitler se convirtió en el führer absoluto, combinando los poderes de canciller y presidente de Reich.

La semilla iba a dar sus frutos: guerra, destrucción y exterminio racial. Lo dijo Hitler apenas tres años después de que Hindenburg, le diera el poder: "Voy siguiendo, con la seguridad de un sonámbulo, el camino que trazó para mí la providencia".

*. En el Films el Dr. Malley dice que durante la Primera Guerra Mundial, miles de soldados británicos murieron en un inútil ataque en contra de soldados alemanes que se hallaban bien resguardados y atrincherados. Los soldados alemanes llegaron a admirar tanto a sus contrapartes que escribieron poemas e historias alabando su heroísmo. También criticaron la arrogante incompetencia de los oficiales del ejército británico quienes, desde la seguridad de la retaguardia, tomaban el té mientras los jóvenes eran sacrificados de manera inútil.
En una de tales composiciones se incluye la observación «En ningún lugar he visto leones conducidos por tales corderos».

Aunque el origen de esta cita se ha perdido en la historia (Ich habe noch nie solche Löwen gesehen, die von solchen Lämmern angeführt werden, la mayor parte de los expertos están de acuerdo que fue escrita durante la Batalla del Somme, uno de los encuentros más sangrientos en la historia de la guerra moderna. Mientras que algunos historiadores militares acreditan como autor a un infante anónimo, otros arguyen que la fuente no es otro que el General Max von Gallwitz, el Comandante Supremo de las Fuerzas Alemanas. En cualquier caso, es aceptada generalmente como una derivación de la proclamación de Alejandro Magno: "Nunca le he temido a un ejército de leones que sea conducido por un cordero. Mas le temo a un ejército de corderos conducido por un león."

PD.: 
Es muy curioso, se habla de Hitler, de sus falsedades y desvaríos y se da por sentado la forma de su ascenso al poder, afirmando que fue democrática y no fue nada democrática, pues no fue resultado del voto del pueblo, ya que más del 60% de alemanes nunca le votó. Por lo tanto, ignorar este dato de los votos, supone un gran fraude histórico y redundar en la manipulación y el engaño. 

Pues lo que no se dice en el artículo es que Hitler no podría haber ocupado la presidencia del gobierno de Alemania sin las decisivas ayuda de los poderes fácticos alemanes; banqueros y el poder económico, los grandes industriales, los poderosos terratenientes, los oficiales, jefes y generales del ejército. Estos poderes ignoraron sus falsedades y desvaríos con tal de terminar con los partidos, sindicatos y organizaciones obreras. A fin de acabar con las luchas y oposición de la izquierda, mediante una dictadura cruel y sangrienta, cuyo fin era destruir el potente el movimiento obrero (el más organizado de toda Europa) y una vez eliminado, esos poderosos ganarían más dinero mediante el aumento de la explotación y de manejar el poder sin oposición... lo decisivo fue, sin duda, la carta escrita por los lideres de las clases dominantes y dirigida al Presidente general Paul Ludwig Hans Anton von Beneckendorff und von Hindenburg, (1847-1934), exigiéndole que nombrara como jefe de gobierno a Hitler. 

Lo que ocurrió al final, sí es más conocido, aunque últimamente se celebra el desembarco en Normandía como el principio del fin de la guerra, eliminando del escenario bélico de la celebración el verdadero vencedor de Hitler, el Ejército Rojo y el pueblo soviético. Una manipulación más.

martes, 2 de octubre de 2018

_ - Los errores que cometemos al mudarnos. Por Jen A. Miller

_- Mudarse a una nueva casa puede ser intensamente estresante y podría convertir tu vida en un caos. Sin embargo, el proceso es archisabido para un grupo de personas que en ocasiones parece invisible y que lo ha visto todo: los trabajadores de las mudanzas.

“Cuando mudas a las personas, no siempre están en su mejor momento”, dijo Finn Murphy, autor de The Long Haul: A Trucker’s Tales of Life on the Road, que también hace mudanzas a largas distancias y de lujo para Joyce Van Lines. “Todo su sentido de seguridad se descompone. La gente de verdad se obsesiona tanto en generar vínculos que sacan de su propia mente y experiencias con cosas que, por supuesto, no tienen ningún valor real”.

No obstante, eso no significa que las personas empaquen bien o cuidadosamente esos artículos. A continuación, algunos errores comunes que las personas que se dedican profesionalmente a las mudanzas han atestiguado cuando las personas empacan sus propias cosas, así como algunas sugerencias sobre cómo evitar romper tus objetos (…y tu corazón).

Error número 1: Apurarse
Jamie Viggiano, dueño de la compañía de entrega de muebles J. Viggiano & Co. en Filadelfia, ha trabajado en mudanzas durante treinta años y afirma que la mayor equivocación que las personas cometen es no estar listas cuando los trabajadores llegan al lugar.

“Todas las personas esperan hasta el último minuto, y después solo avientan cosas en una caja que no están empacadas adecuadamente”, dijo. “No puedo decirte cuántas veces he entrado a una casa y hay cosas encima de todas las mesas”.

Dijo que casi todas las tiendas de renovaciones caseras e instalaciones de almacenamiento venden materiales para empacar, incluidos algunos específicos para ciertos artículos como mangas para platos y bolsas para cuadros. Dado que los materiales están ampliamente disponibles y existen videos en línea que muestran cómo empacar cajas de manera eficiente y cuidadosa, puedes reducir drásticamente las probabilidades de romper cualquier objeto en la mudanza al darte suficiente tiempo para empacar las cosas de la manera apropiada.

Error número 2: Dejar expuesto lo frágil
Murphy dice que los platos casi siempre son empacados mal. “Es importante empacar los platos apilados verticalmente en vez de horizontalmente”, dijo. “He visto a algunas personas simplemente tomar platos y colocarlos planos para después poner copas encima. Está garantizado que se romperán”.

Michael McAlhany, fundador y presidente de UNITS Moving and Portable Storage, Inc., dijo que ha visto a personas empacar cafeteras con el vaso todavía dentro de la máquina.

Otro objeto que se rompe fácilmente: los relojes de pie. “Nosotros les pedimos que soliciten a una compañía local de relojes que vayan y aseguren el péndulo”, dijo McAlhany. “Cuando vas por la autopista y pisas repentinamente los frenos, si ese péndulo se columpia dañará al reloj”.

Los espejos pueden viajar entre los colchones, dijo. Si no hay colchones, los espejos deben ir envueltos en papel burbuja o, por lo menos, en periódicos.

Error número 3: No apoyar los artículos pesados con soportes débiles
McAlhany dijo que cuando la gente se muda sin ayuda de una empresa, los artículos que a menudo están más en riesgo son aquellos con mucho peso en la parte superior apoyado sobre soportes estrechos, como los pianos y las máquinas de pinball.

“Tienes tanto peso en la parte superior y está bien cuando está fijo en un cuarto de juegos o en tu casa, no se balancea hacia adelante y atrás durante el frenado o los semáforos”, dijo. “Toda la presión se va hacia las piernas del piano y de las máquinas de pinball. Una pierna no soporta y el objeto se cae”.

Para mantener seguros esos objetos, recomienda apilar cajas empacadas entre las piernas hasta donde comienza la parte inferior del objeto para que las cajas se conviertan en soportes para la parte superior pesada.

Error número 4: No ‘divorciar’ tus cosas
Los trabajadores de mudanzas dicen que a veces quedan en medio de una pareja que se está separando y separando sus cosas. “Caminas y ves notas autoadheribles blancas y rojas y a menudo estoy parado ahí mientras las personas discuten con notas autoadheribles blancas y rojas”, dijo Murphy.

Intenta decidir quién es el propietario con anticipación y recuerda que los trabajadores no se ponen del lado de nadie.

“Las personas piensan que el que movamos los muebles les otorga el permiso de incluirnos como un instrumento en esa transacción y que somos solo algún tipo de peón en el juego”, dijo Lior Rachmany, fundador y director ejecutivo de Dumbo Moving + Storage, una empresa en Nueva York. Los trabajadores deben acatar las indicaciones de la persona con la que firmaron el contrato, así como un paquete sería entregado a la persona cuyo nombre aparece como destinatario.

Rachmany dijo que en una ocasión una persona llamó a la policía para que los detuvieran a él y a su personal porque pensaba que su pareja estaba tratando de robar sus pertenencias.

Error número 5: Esa pecera…
Lo más extraño que McAlhany ha encontrado son los clientes que empacan su pecera con el agua y los peces en el interior. Lo ha visto más de una vez.

Para explicar lo obvio: vacía el agua de la pecera antes de la mudanza. Pero no solo tires el agua. “Recomendamos poner el agua en un garrafón”, dijo, y después agrega los peces para la mudanza.

Al final, McAlhany dijo: “Es difícil volver todo sencillo”.

https://www.nytimes.com/es/2018/09/20/errores-mudanza/?emc=edit_bn_20180924&nl=boletin&nlid=8190394220180924&te=1A<<

domingo, 14 de mayo de 2017

_--Más de cien artículos científicos retirados por fraude son una llamada de atención: o cambiamos el sistema o tendremos problemas.

_--Más de cien papers acaban de ser retractados de la revista Tumor Biology después de que se descubriera que los autores fingieron el proceso de revisión de pares. No es un hecho aislado: el año pasado cayeron otros 58 artículos científicos de los que 25 fueron de la misma revista.

Pero, siendo sinceros, esto es solo una gota en el océano de problemas que arrastra la ciencia contemporánea. Hoy las debilidades del sistema de publicación científica afectan a la investigación del cáncer, pero si no buscamos una solución pronto las consecuencias pueden ser mucho más graves.

La plaga de los artículos retractados
Basta con echar un ojo a Retraction Watch para ver que cada día se retractan numerosos artículos por todo el mundo. Distinguir entre fraudes, malas prácticas y errores se está convirtiendo en todo un problema. Los ánimos están tan caldeados que muchos investigadores llegan a decir abiertamente que tienen miedo de que un error se convierta en su 'tumba profesional'.

Este caso es llamativo no solo por el número de artículos, sino por la forma en que lo han hecho. Para publicar un artículo científico se tiene que pasar por una 'revisión de pares' anónima. Es decir, el texto se envía a otros expertos del área para que vean si está bien hecho, si es interesante y si es novedoso. El problema es que las revisiones de artículos están mal gestionadas.

El sistema se basa en tener a superexpertos trabajando sin remuneración para revistas que suelen ganar mucho dinero. Algo que, quién lo iba a decir, no funciona todo lo bien que nos gustaría. En los últimos años, los investigadores pueden sugerir revisores para un trabajo concreto. Esto es así porque el nivel técnico de muchas de las investigaciones es tan alto que solo hay un grupo reducido de especialistas con suficientes conocimientos para revisar el trabajo; pero también porque las revistas están muy desesperadas por encontrar revisores.

El misterioso caso del revisor fantasma
Lo curioso del caso no es que se haya creado un cártel o un colegio invisible. Es decir, no se trata de un grupo de investigadores que 'trapicheaban' con las revisiones de sus propios artículos. El fraude ha consistido, directamente, en inventarse investigadores que no existían, con correos y cargos falsos en universidades de todo el mundo.

Como explicaba la editora de la revista Research Integrity and Peer Review Elizabeth Wager en Ars Technica, los revisores falsos "sabían cómo eran las revisiones y las hacían plausibles". Sin embargo, no fueron plausibles en todo el proceso de revisión.

Tanto es así que los pillaron por puntuales. Las revisiones habituales no suelen llegar en fecha y suelen retrasar todo el proceso de publicación científica. Los revisores falsos, en cambio, siempre eran puntuales. Algo demasiado bueno para ser verdad.

La profesionalización del fraude
Según la investigación, el problema ha ido creciendo porque el fraude se ha 'profesionalizado'. Según parece, el origen del problema no está solo en los investigadores, sino en algunos servicios que usan de forma asidua los grupos de investigación que no son angloparlantantes.

Según parece, hay ciertas empresas de traducción y de servicios editoriales que habían convertido la revisión fraudulenta en un servicio más. Muchas veces sin que ni los investigadores lo supieran.

Ante las sospechas, Springer, la antigua editora de la revista, decidió hacer un análisis más completo de todo lo que estaba pasando en la revista. Ahí descubrieron nuevos revisores falsos y, por ahora, han caído 107 papers.

Un problema de fondo
Hace unos días, Marcus Banks en Slate defendía que necesitábamos un GitHub para la investigación académica. Es una reflexión que se enmarca en un problema que viene de largo: el paper (el artículo científico) ha sido, durante siglos, una de las vías más exitosas para comunicar ciencia. En las últimas décadas, ha dejado atrás a libros y monográficos.

Sin embargo, es un sistema demasiado estático y poco versátil. Como decía Banks, el lamentable y fraudulento estudio de Wakefield en el que relacionaba vacunas y autismo se publicó en 1998. Pero, aunque se supo casi de inmediato que era falso, Lancet, la revista que lo publicó, solo lo retractó completamente en 2010.

Daniel Lakens, profesor de psicología experimental en la Universidad Tecnológica de Eindhoven y uno de los 'activistas de la replicabilidad' más conocidos de los últimos años, fue mucho más allá. Para él, ha llegado el momento en que las entradas de un blog tienen más calidad científica que muchos artículos científicos. Lakens lo tiene claro: son más abiertos, más dinámicos, más innovadores y se corrigen mejor.

Lakens siempre está a mitad de camino entre el argumento interesante y la boutade, pero sin duda ahí hay un problema importante. Todo el sistema de la ciencia contemporánea se fundamenta sobre una base bibliométrica que atraviesa serios problemas, pero que, como podemos ver, no sabemos cómo solucionar. Los próximos años van a ser fundamentales... y muy divertidos.

Javier Jiménez Editor de ciencia de las revistas electrónicas Xataka y Magnet.
Fuente:
https://m.xataka.com/investigacion/mas-de-cien-articulos-cientificos-retirados-por-fraude-son-una-llamada-de-atencion-o-cambiamos-el-sistema-o-tendremos-problemas

domingo, 22 de enero de 2017

_--A veces Roma si paga...


_-Miguel Ángel García (tercero por la izquierda), junto al resto de expertos durante la presentación por parte de la ministra Fátima Bañez, en primer plano, del informe que avaló en junio de 2013 la propuesta del Gobierno sobe sostenibilidad del sistema de pensiones. / Efe

Hay que afrontar los hechos que queman, que duelen. Algunos pueden pensar que la realidad se puede ignorar o enmascararse para que nadie la utilice en tu contra. Desgraciadamente las puertas giratorias están más extendidas de lo que parece y alcanzan alguna vez a las organizaciones obreras. Son ellas las que tienen que hacer el relato de lo sucedido, sin esperar a que otros lo hagan para desprestigiarlas. Repugna el arribismo, pero eso no es lo más importante; sí lo es llamar a las cosas por su nombre y sacar lecciones para el futuro. Hay que aprender a mirar lo que antes no se era capaz de ver. Y recordar, porque el olvido es la auténtica derrota. Por ello, hay que rasgar el velo y que se sepa la verdad.

La nota de la agencia oficial de noticias sobre el último Consejo de Ministros es muy lacónica: “El Gobierno ha nombrado nuevo director general de Ordenación de la Seguridad Social a Miguel Ángel García Díaz, a propuesta de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, según publica hoy el Boletín Oficial del Estado (BOE). García Díaz formó parte del comité de expertos que designó el Gobierno cuando realizó la reforma de las pensiones en 2013 y, actualmente, era experto en políticas públicas y mercado de trabajo en la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF)”.

Lo que no dice la nota es que era el representante de un sindicato, CCOO, en aquel grupo de expertos que promovió la reforma de las pensiones hace tres años. Un grupo que estaba dominado por “expertos” con intereses nada asépticos, hasta el punto de que ocho de doce habían estado al servicio de las entidades financieras y compañías de seguros. Una reforma que significó importantes recortes al desvincular la subida de las pensiones del IPC y ligarla a las cuentas de la Seguridad Social; al reducir la pensión inicial con el argumento de considerar la esperanza de vida; y al adelantar los plazos de entrada en vigor del alargamiento de la edad de jubilación y de los nuevos sistemas de cálculo más lesivos para los trabajadores. Con el llamado ‘factor de sostenibilidad’ se reducían automáticamente las pensiones actuales y futuras en relación al salario medio: un robo enmascarado en una fórmula compleja.

Entonces, el ahora director general de Ordenación de la Seguridad Social, votó a favor de aquella reforma, a pesar de estar allí por ser el jefe del gabinete técnico del sindicato. El escándalo fue mayúsculo en su momento y algunos lo denunciamos, como el Sector Crítico de CCOO y el Gabinete Interfederal (los mismos compañeros de García) que criticaron en duros términos tanto el “paradójico y escandaloso” voto del director del gabinete económico como la tibieza de la primera respuesta de CCOO. A juicio de los miembros del Gabinete Interfederal (integrado por abogados, economistas y sociólogos), el voto de su compañero contradecía la posición oficial del sindicato y calificaban de “inconstitucional la supresión, a golpe de decreto ley, de la actualización automática de las pensiones según el IPC”. Finalmente CCOO no avaló aquella agresión a los trabajadores, como tampoco lo hizo UGT, pero el voto favorable del representante de CCOO manchó al sindicato y creó alarma social entre sus afiliados.

Es verdad que estas cosas le pueden pasar a cualquier organización, pero hay varios elementos para reflexionar. Por un lado, nunca quedó suficientemente claro cómo fue posible aquella firma de la vergüenza de un técnico del sindicato sin haber informado a sus superiores sindicales. Por otro, cómo no fue más contundente CCOO a la hora de defenestrar públicamente a quien había faltado a la debida lealtad a los trabajadores y a la organización. Por último, que la puerta giratoria se haga hacia el gobierno del PP es más grave aún que si se realiza hacia una empresa. Es, por ello, un elemento de provocación de la ministra Báñez y del propio Rajoy el nombramiento de un economista corriente -cuyo principal mérito era representar al sindicato- para que le tengan enfrente sus antiguos compañeros cuando vayan a negociar el presente y el futuro de las pensiones.

Este nombramiento se produce en vísperas de la movilización convocada por los sindicatos CCOO y UGT en contra de los recortes del Gobierno y por la recuperación de derechos. En mi opinión, no es una casualidad, sino un auténtico casus belli que expresa las auténticas intenciones del gobierno. Si empieza así, poco pueden esperar los sindicatos de cualquier proceso de negociación.

Los sindicatos son necesarios siempre. Más aún cuando aparece al desnudo la lucha de clases, y son tiempos de sobre explotación, paro, precariedad y desarticulación del Derecho del Trabajo y del Estado de Bienestar. Es repugnante la sistemática campaña antisindical que realiza el neoliberalismo, pero acaba calando en sectores de trabajadores al apoyarse en los errores que puedan comenter, su pasividad o impotencia. La única manera de conseguir avanzar en la restitución de derechos laborales y sociales es recuperando su prestigio y apostando por una potente movilización unitaria y sostenida, algo que apenas ha comenzado el 18 de diciembre. Para que tengan éxito, deben ser capaces de convencer y emocionar a los trabajadores y trabajadoras, obteniendo de nuevo su confianza. Para ello, un tema nada menor es practicar lo que decían los viejos revolucionarios: elegir para representar al sindicato a los más honrados y vigilarles como si fueran ladrones. La necesidad de la reconstrucción del sindicalismo de clase es una urgencia ética y política.

Fuente:  https://www.cuartopoder.es/laespumaylamarea/2016/12/20/veces-roma-paga/1762

jueves, 18 de agosto de 2016

10 Frases de Ken Robinson

1. La imaginación es la fuente de todo logro humano.
Esta es la primera frase que te encuentras al entrar en la página web de Ken Robinson. Buena parte de su pensamiento gira en torno a varios ejes. Uno de esos ejes es, sin duda, la importancia que concede a la imaginación y, sobre todo, a la originalidad. Ken Robinson no concibe una educación que no se base en potenciar la inteligencia. Precisamente será esta inteligencia la que nos distinguirá y la que enriquecerá la sociedad.

2. Si no estás preparado para equivocarte, nunca llegarás a nada original.
Ken Robinson es tremendamente crítico con la visión de la educación actual. Uno de sus argumentos es que penaliza el error y la equivocación. Penalizar el error mientras se educa es sencillamente una paradoja, porque es a partir del error de donde podemos sacar las mejores enseñanzas. El error debe verse como un proceso positivo dentro del propio aprendizaje del alumno.

3. Las escuelas se parecen a las fábricas.
En el siglo XXI aún mantenemos una estructura educativa industrial. Ken Robinson critica que en muchos centros educativos los alumnos se parezcan más a obreros que a estudiantes. Cuestiona la rigidez de los horarios, la separación de los alumnos por edades, la descompensación horaria de las materias y el hecho de priorizar el producto manufacturado al talento y a la creatividad.

4. La creatividad se aprende igual que se aprende a leer.
El concepto de creatividad es una constante en la obra de Ken Robinson. Y en este sentido la figura del docente resulta determinante para que el alumno fomente dicha creatividad en su centro educativo. Desgraciadamente, el modelo educativo actual mata la creatividad, no potencia el talento, sino que prioriza el resultado final más que el proceso en sí.

5. Es necesario potenciar la diversidad.
Si el docente es capaz de potenciar la originalidad y el talento en sus alumnos, entonces habrá logrado algo tremendamente importante: superar el modelo industrial basado en la homogeneización del producto. Las fábricas producen. Y el producto que se crea es siempre el mismo producto. ¿Es eso lo que queremos de nuestros alumnos? ¿Es este nuestro ideal de enseñanza? Mediante la creatividad y el talento hacemos posible la diversidad. Para Ken Robinson dicha diversidad es uno de los activos más importantes que existen en la sociedad actual. Para Ken Robinson cuanto más creativos sean los niños, más posibilidades tendrán de autorrealizarse. Según Ken Robinson, la única forma de detectar talentos es hacer pensar a los alumnos de forma diferente.

6. La educación del talento no es lineal.
Otro de los grandes errores del sistema educativo actual es pensar que el conocimiento es lineal. Para Ken Robinson el aprendizaje no es lineal, sino orgánico, porque el mundo actual ha dejado de tener una concepción lineal para pasar a tener una visión global. La escuela se ha obsesionado en hacer creer al alumno que su destino pasa por la universidad. De hecho, explica Ken Robinson que en una guardería leyó un lema que decía: la universidad empieza en la guardería. Para Ken Robinson esta cita es errónea. La guardería empieza y acaba en la guardería. En eso consiste la educación orgánica. ¿Quién les puede asegurar a los niños de tres años que el futuro pasará por la universidad?

7. Los niños de ahora harán trabajos que aún no están inventados.
En la línea del pensamiento lineal encontramos esta otra frase de Ken Robinson. Actualmente, estamos enseñando en los centros educativos contenidos que no tenemos ni idea de si servirán o no dentro de un período relativamente corto de tiempo. Esto debería hacer pensar a los docentes y hacerles ver que lo que importa no es lo que enseñan, sino cómo enseñan para que sus alumnos puedan aprender por sí mismos cuando en un futuro no muy lejano deban llevar a cabo actividades que ahora ni imaginamos que desarrollarán. El saber no está en los libros de texto, sino en la imaginación y el talento que puedan desarrollar los alumnos.

8. La creatividad es tan importante en educación como la alfabetización, y por eso debemos tratarla con la misma importancia.
Otro de los grandes problemas de la educación actual es que no se da la misma importancia a la alfabetización que a la creatividad. Basta mirar la descompensación de las asignaturas de las diferentes etapas educativas. ¿Por qué puede ser? Yo creo que la respuesta es muy sencilla. Es muy fácil enseñar a leer y a escribir, pero como docentes no tenemos ni idea de cómo enseñar a ser creativos. Es por ello que debemos aumentar el tiempo que le dedicamos a preparar una sesión lectiva y bajar nuestra productividad en beneficio de la creatividad de nuestros alumnos.
Cuanto más pensemos, más creativos seremos. Si los docentes somos creativos, entonces será muy fácil enseñar creatividad en la aulas, independientemente de las materias que se impartan.


9. La gente produce lo mejor, cuando hace cosas que ama, cuando está en “su elemento”.
El concepto elemento es un término al que Ken Robinson hace a menudo referencia. Cada individuo debe buscar “su elemento”, es decir, debe ser capaz de encontrar por sí mismo o mediante la ayuda de otros sus aptitudes, sus pasiones, sus actitudes y sus oportunidades. Estos son los cuatro pilares fundamentales para el crecimiento personal de los individuos.
Tenemos la obligación de descubrir qué se nos da bien y qué nos encanta hacer. Consiguiéndolo será como podremos autorrealizarnos y contribuir para crear una sociedad mejor. De ahí que como docentes debamos superar el pensamiento ilustrado basado en el análisis y en la lógica para sustituirlo por un sistema educativo holístico, abierto, flexible y diverso. Sólo siendo creativos dejaremos de ser conformistas.

10. No es acerca de estandarizar la educación, es acerca de subir el estándar de la educación.
El error del sistema educativo actual se debe a la estandarización. Estandarizar la educación no hace más que limitar la educación de nuestros alumnos, porque frena las aptitudes y el talento. A mayor estandarización mayor fracaso escolar, mayor abandono escolar. De ahí que sea necesario modificar el paradigma educativo actual donde la mecanización de los contenidos está por encima de la búsqueda del talento.

Estas son las 10 reflexiones que he querido compartir contigo acerca de Ken Robinson

domingo, 10 de julio de 2016

George Bush: Reseña. La biografía ‘Bush’ destroza el legado del expresidente


Si algún día la historia juzga a Bush de manera más compasiva, como él espera, el punto de partida no será Bush, de Jean Edwards Smith, un recuento extenso y persuasivo, puntualizado con veredictos mordaces de todos los momentos en los que el autor cree que el presidente número 43 de Estados Unidos se descarriló.

Aunque no es un retrato fresco, es uno que vale la pena debatir en un momento en que la clase política busca entender el ascenso de Trump.

El nombre del magnate de las bienes raíces no aparece en ningún lado en Bush, pero queda claro que la revuelta populista que lo catapultó hacia la nominación republicana tuvo sus raíces en la presidencia de Bush.

Como biógrafo, Smith no hace comparaciones con el líder republicano actual, pero sin lugar a dudas es parte de aquellos que ven la presidencia de Bush de manera sombría, aunque pueda deberse a razones radicalmente distintas.

Smith no esconde su postura sobre el lugar que Bush ocupa en la historia. La primera oración del libro es: “Muy pocas veces en la historia de Estados Unidos, la nación ha sido tan maltratada como lo fue durante la presidencia de George W. Bush”.

Y la última señala: “Habrá un gran debate sobre si George W. Bush fue el peor presidente en la historia de Estados Unidos, pero su decisión de invadir Irak es de lejos la peor decisión de política internacional que haya tomado un presidente estadounidense”.

Entre esas dos frases hay más de 650 páginas de una biografía vertiginosa y dura. No le hizo caso a los generales ni a los diplomáticos. Tuvo una pésima respuesta ante el huracán Katrina. Lideró la pérdida de los valores estadounidenses al autorizar la tortura y el espionaje.

“Al creer que era agente de la voluntad de Dios y que actuaba con la guía divina, George W. Bush llevó a la nación hacia dos desastrosos crímenes contra la paz”, escribe Smith.

“La personalización de Bush de la guerra contra el terrorismo, combinada con su firmeza machista como comandante en jefe de la nación, fueron una receta para el desastre”, agrega después.

El valor del recuento de Smith no está en que sea un reportaje original, sino en su asimilación exhaustiva de los registros existentes. Bush se negó a hablar con él, como lo ha hecho con otros autores desde que dejó el poder.

Smith entrevistó al exvicepresidente Dick Cheney y al exsecretario de defensa Donald Rumsfeld, pero la mayor parte de su trabajo se basó en la literatura disponible para contar una historia completa de la vida de Bush.

Smith muestra a un presidente que, a pesar de todas sus fallas, solía ser gracioso y amable, que desdeñaba el tipo de ataques divisorios que le apetecen a Trump y que no puso obstáculos para lograr una transición exitosa con Barack Obama. Rechaza la caricatura de un presidente que simplemente seguía órdenes de su vicepresidente.

La crítica fundamental de Smith es que considera que Bush exageró ante los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. “Los eventos del 9/11 fueron trágicos, pero realmente no catastróficos”, escribe. Esto llevó a Bush, según Smith, a promover políticas injustificadas ante el peligro verdadero.

La negación de Bush a enfrentar el hecho de que Irak no tenía armas no convencionales “sugiere un terquedad cercana a la psicosis”. El discurso de apertura de su segundo periodo, en el que su principal objetivo fue promover la democracia, “debe ser uno de los peor pensados de todos los tiempos”.

Smith lleva esta acusación mucho más allá que otros al criticar incluso la decisión de haber emprendido una guerra en Afganistán, y sugiere que fue un error fusionar a los talibanes con Al-Qaeda.

Por supuesto que Smith cuenta con el beneficio de un espejo retrovisor. Aun si tiene razón, pocos líderes en cada partido, si es que hubo alguno, se opusieron a la invasión en aquel momento y se suele pasar por alto la evolución y modificación de las políticas de Bush, y no sobra decir que Obama mantuvo muchas de sus disposiciones de seguridad nacional después de haber asumido la presidencia.

A Bush solo le queda esperar que mejore su reputación con el paso del tiempo a pesar de esta valoración, como sucedió con su padre. El joven Bush debe esperar lo mismo, y tener en cuenta que las comparaciones con Trump seguramente serán para su beneficio.

http://www.nytimes.com/es/2016/07/07/resena-la-biografia-bush-destroza-el-legado-del-expresidente/?smid=fb-espanol&smtyp=cur