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domingo, 24 de marzo de 2024

Wolfgang Pauli, el brillante físico a quien Einstein describió como su sucesor intelectual

 Wolfgang Pauli


Apuesta atinada
de 2
Pauli de 20 meses con su madre.

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Pauli de 20 meses con su madre. (© L Grillich, Wien)



Pauli nació en Viena en 1900, cuando la capital austriaca era un epicentro de creatividad cultural y científica.

El físico Wolfgang Pauli (1900-1958), Nobel de Física por su descubrimiento del Principio de exclusión, hizo importantes contribuciones a la teoría cuántica y planteó con éxito la hipótesis de la existencia del neutrino.

">Wolfgang Pauli es uno de los más fascinantes titanes de la física del siglo XX, aunque no sea tan conocido fuera del ámbito de esa ciencia como otros con los que comparte el panteón.

Que era brillante, como dice el título, es difícil de refutar así sólo tomes en cuenta la razón por la que le otorgaron el premio Nobel en 1945: nada menos que su descubrimiento de una nueva ley de la naturaleza.

Sus mordaces críticas a los estudios y teorías de sus pares, que estos agradecían y temían en igual medida, y por las que lo llamaban "la consciencia de la física", se siguen citando.

Además, predijo la existencia de la elusiva partícula neutrino décadas antes de que se confirmara, y dijo: "He hecho algo terrible. He postulado una partícula que no se puede detectar".

Se pudo, pero sólo 25 años después, y siguen siendo como unos fantasmas notoriamente difíciles de detectar, a pesar de ser increíblemente abundantes en el universo.

"" role="text"> También se le recuerda por una superstición que sus colegas nombraron "el efecto Pauli": al parecer, cuando él estaba en la vecindad, ocurría algún desastre.

Durante años circularon anécdotas sobre fallas en equipos experimentales supuestamente provocadas por su desafortunada presencia que para la mayoría de sus colegas eran una diversión, aunque algunos le vetaron la entrada a sus laboratorios.

Pero él creía que era cierto, y una broma que quisieron jugarle cuando asistió a una conferencia internacional en Bruselas en 1948 lo convenció aún más.

El físico italiano Beppo Occhialini conectó un mecanismo para que cuando él entrara en su laboratorio cayera estrepitosamente una lámpara del techo, obedeciendo el efecto Pauli... pero el mecanismo falló, como solía ocurrir con los aparatos cuando él estaba cerca.

Por otro lado, Pauli hizo una larga exploración de la naturaleza de la realidad con el influyente psiquiatra suizo Carl Jung, y además dejó un copioso legado de correspondencia con científicos que sigue siendo fuente de conocimiento.

Pero vamos al principio.
Sus padres eran judíos seculares convertidos al catolicismo por el creciente antisemitismo en Europa, lo que más tarde lo obligaría a exiliarse en Estados Unidos, por el riesgo de que los nazis no repararan en detalles.

Además de sus aptitudes naturales, todo a su alrededor alimentó su intelecto: su padre era un respetado profesor universitario de química médica y su madre, Bertha Camilla Schütz, una prominente escritora, pacifista, socialista y feminista.

Su círculo social incluía personalidades como el físico y filósofo Ernst Mach, aquel a quien Albert Einstein reconoció como el precursor de su teoría de la relatividad.

Mach fue su padrino y, años después, Pauli diría que tuvo tal influencia en su vida que fue bautizado no tanto como católico sino como antimetafísico, una línea de razonamiento que permaneció durante el resto de su carrera, le contó a la BBC el físico de partículas Frank Close, profesor emérito de la Universidad de Oxford.

En la escuela, Pauli se destacaba por su excelencia en matemáticas y física, no tanto en otras materias, y a los 18 años se fue a la Universidad de Múnich a estudiar con el físico teórico Arnold Sommerfeld, el mentor soñado: entre sus pupilos se cuentan 6 premios Nobel.

Wolfgang Pauli y Arnold Sommerfeld caminando

Wolfgang Pauli y Arnold Sommerfeld caminando

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Pauli en la década de 1940 con el científico pionero en física atómica y cuántica Arnold Sommerfeld (1868-1951), quien había sido su profesor dos décadas antes.

A Sommerfeld le impresionó tanto la habilidad matemática de Pauli que cuando Einstein rechazó la invitación para escribir un artículo sobre teoría de la relatividad para la prestigiosa Enciclopedia de Ciencias Matemáticas, le pidió que lo hiciera.

Ten en cuenta que la teoría de la relatividad no sólo fue revolucionaria, sino que aún era muy nueva; en esa época ni siquiera la mayoría de los físicos la conocían bien.

Confiarle a un estudiante recién salido de secundaria la tarea de componer una revisión crítica era imprudente, como subraya el físico Hans von Baeyer en Metanexus.

La apuesta de Sommerfeld resultó atinada.

La reseña de Pauli de más de 200 páginas fue aplaudida por los grandes matemáticos de la época.

"Más allá de escribir un simple estudio de la teoría, señaló los problemas abiertos en las teorías de la relatividad", le dijo a la BBC la profesora de filosofía de la ciencia de la Universidad de Edimburgo Michela Massimi.

"Impresionó a todos y lo puso firmemente en la escena internacional", agregó.

El mismo Einstein lo aplaudió.

"Nadie que estudie esta obra madura y grandiosamente concebida creería que el autor es un hombre de 21 años", comentó el autor de la teoría de la relatividad.

La reseña se convirtió instantáneamente en un clásico y sigue siendo una obra de referencia estándar.

A los ojos de los expertos en su campo, el joven estudiante prometía... mucho.

Y no defraudó.

Exclusividad a los 24 años

Albert Einstein y Wolfgang Pauli

Albert Einstein y Wolfgang Pauli

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Einstein y Pauli se admiraban mutuamente. (Foto de la década de 1930).

Tras recibir su doctorado, Pauli trabajó como asistente del matemático y físico alemán Max Born (Nobel 1954) en la Universidad de Göttingen.

Al año siguiente, Niels Bohr (Nobel 1922), el físico danés que revolucionó la comprensión del átomo, lo invitó a trabajar con él en Copenhague, Dinamarca.

Pero fue cuando se mudó a Alemania, cargando conocimientos e incógnitas, para enseñar en la Universidad de Hamburgo que propuso dos ideas radicales que resolvieron problemas fundamentales de la estructura del átomo.

Una de ellas fue la que lo haría merecedor del premio Nobel: el principio de exclusión o el principio Pauli.

Entenderlo bien es algo complicado, pero vale la pena intentarlo de la mano del físico Close, quien le explicó a la BBC de qué se trata y por qué es tan fundamental.

En esa época ya se sabía que los átomos tenían un núcleo, de carga positiva, y que los electrones giraban a su alrededor en órbitas elípticas, separadas como los peldaños en una escalera.

En cada peldaño, o estado cuántico, puede haber un número específico de electrones: en el más bajo, sólo puede haber dos, por ejemplo.

Y eso define qué son: el hidrógeno tiene un sólo electrón en su peldaño más bajo; si hay dos electrones, es helio. El siguiente elemento es litio, pero como tiene tres electrones, ocupan el siguiente peldaño, y así.

El principio, señaló Close, dice que "si ya tienes un electrón ocupando uno de esos estados cuánticos, no puedes poner otro electrón allí: está excluido".

Para ilustrarlo, dio un ejemplo: "si golpeo la mesa, mi mano no pasa a través de la mesa porque los electrones en el borde exterior de mi nudillo están tratando de ocupar un estado que ya está ocupado por un electrón en la madera de la mesa".

"El hecho de que los electrones no puedan ir a cualquier parte, que tengas que ponerlos en lugares especiales porque los estados ocupados ya están excluidos, da lugar a las diferentes naturalezas químicas de los átomos".

La consecuencia de eso, dijo, es que tú y yo, el universo y todo exista.

Si el principio de exclusión no obligara a los electrones a estar en distintos lugares del rompecabezas y construir estructuras, estarían flotando por ahí y no formarían átomos, ni sólidos, ni cristales... nada.

"Incluso en el cosmos, la muerte de las estrellas está relacionada con el principio de exclusión. A medida que la estrella colapsa, sus constituyentes tratan de comprimirse cada vez más hasta que no pueden porque están excluidos".

Pauli en el Congreso Internacional de Física Nuclear, Basilea, 1949.

Pauli en el Congreso Internacional de Física Nuclear, Basilea, 1949.

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Pauli se convirtió en un físico muy respetado. (Aquí en el Congreso Internacional de Física Nuclear, Basilea, 1949).

Como ves, es enormemente significativo, y los eruditos no tardaron en reconocerlo.

"La noticia se difundió muy rápidamente", cuenta Massimi.

"Pauli anunció la regla de exclusión -y subrayo que la llamó regla, no principio, porque en ese momento era solo una humilde regla empírica- en una carta a Alfred Landé, un destacado físico experimental, a finales de 1924.

"Un mes después, Niels Bohr le escribió desde Copenhague diciendo: 'todos estamos muy emocionados por las muchas cosas hermosas que has descubierto y no tengo que ocultar ninguna crítica porque tú mismo lo has descrito todo como una locura'", agregó la académica.

"La realidad es que se estaban rascando la cabeza tratando de entender la regla de exclusión.

"Pero lo visionario de Pauli fue introducir en 1924, antes de que se sentaran realmente las bases de la mecánica cuántica, una regla que finalmente dio una solución a un problema que había acosado a los físicos durante décadas", concluyó.

Más tarde la regla se confirmaría como principio y, como dijo el profesor I. Waller, miembro del Comité Nobel de Física, al otorgarle el galardón, pasó a caracterizarse como una ley fundamental de la naturaleza.

"El principio, descubierto por primera vez para los electrones, ha demostrado ser válido para los núcleos de hidrógeno, llamados protones , y también para los neutrones que se forman en muchas reacciones nucleares", indicó.

Eso a pesar de que, como dice Von Baeyer, introdujo esa regla por decreto.

"No propuso ninguna fuerza nueva entre los electrones, ningún mecanismo, ni siquiera lógica, que respaldara este mandato.

"Era simplemente una regla, imperiosa por su carácter perentorio y diferente a cualquier otra cosa en todo el ámbito de la física moderna.

"Los electrones evitan los números cuánticos privados de cada uno sin más razón que 'por miedo a Pauli', como dijo un físico (Paul Ehrenfest, 1931)".

Ni siquiera es falso

Telegrama anunciando el premio

Telegrama anunciando el premio

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Telegrama anunciándole a Pauli que "La Real Academia Sueca de Ciencias le concedió el premio nobel de física 1945"; no pudo ir a recibirlo pero lo festejaron en Princeton.

Pauli hizo todos sus descubrimientos y deducciones analizando profundamente los conocimientos experimentales y teóricos de la física atómica de la época, y valiéndose de sus asombrosas habilidades matemáticas.

Eso lo convirtió también en un fuerte crítico del trabajo de los demás.

Su opinión sobre nuevas ideas era tan importante para su aceptación o rechazo por parte de la comunidad física que lo consideraban la "conciencia de la física".

"Ninguna forma de aprobación podía ser más valiosa para los físicos, sin excluir a Bohr, que un gesto benévolo de Pauli", señaló el físico belga Leon Rosenfeld.

Por ese rol, dejó un curioso legado de frases que se siguen citando.

La más famosa de ellas es devastadora.

Según escribió en su memoria biográfica de Pauli el físico Rudolph Peierls, "un amigo le mostró el artículo de un joven físico que sospechaba que no era de gran valor pero sobre el cual quería conocer la opinión de Pauli.

"Pauli comentó con tristeza: 'Ni siquiera es falso'".

Otras fuentes reportan que su respuesta fue: "No solo no es correcto, ni siquiera es falso", pero el caso es que la frase se adoptó para descartar argumentos tan especulativos que no califican para el principio de falsabilidad, del filósofo Karl Popper.

Al poner a prueba una hipótesis errónea, dijo Popper, aprendes algo en el proceso, y eso alimenta la ciencia, pero si ni siquiera es falsa, pierdes el tiempo.

Así, quedaron en la memoria varias de sus críticas pues, aunque mordaces, eran graciosas y generalmente bienvenidas.

Sin embargo, algunos se ofendían y hay quienes se preguntan si esa fue la razón por la que el Comité Nobel tardó tanto en otorgarle el premio, a pesar de que desde 1933 hasta 1944 fue nominado 20 veces por grandes científicos.

Pero nadie sabe realmente por qué se lo otorgaron en 1945, 20 años después de que formulara su principio de exclusividad.

Ese año, uno de los tres que lo nominaron fue Einstein, quien estuvo presente en la ceremonia organizada para celebrar al nuevo Nobel en la Universidad de Princeton, donde trabajaba Pauli desde que dejó Europa por la Segunda Guerra Mundial.

Como cuenta el sitio web de CERN, después de que varios invitados distinguidos hablaran, Einstein se levantó y pronunció un discurso improvisado, refiriéndose a Pauli como su sucesor intelectual.

Pauli quedó profundamente conmovido, lo recordó en una carta a Max Born diez años más tarde, días después de que la muerte de Einstein, y lamentó que, como el discurso había sido espontáneo, no quedó constancia de él.

No tuvo tiempo de establecerse como su sucesor intelectual: Pauli falleció tres años después en Zurich, la ciudad en la que pasó la mayor parte de su vida profesional.

https://www.bbc.com/mundo/articles/c80nl1lze78o

sábado, 2 de marzo de 2024

La hechicera, el gato y el demonio: De Zenón a Stephen Hawking: 12 experimentos imaginados que cambiaron la historia. (Ensayo y Pensamiento)– 13 abril 2023 de Manuel Lozano Leyva (Autor)

Un estimulante viaje a través de los experimentos imaginados de la física que han puesto a nuestras mentes a jugar.

¿Qué relación guarda una competición de atletismo entre una tortuga y el campeón Aquiles con nuestra noción de infinito?

¿En qué medida afectan los movimientos de un demonio del siglo XIX a la hora de refrigerar nuestros ordenadores?

¿Pueden ayudar a explicar dos hermanos nadando en un río la teoría especial de la relatividad?

Con el mismo estilo ameno y didáctico que ya empleó en De Arquímedes a Einstein, Los diez experimentos más bellos de la historia de la física, el célebre físico nuclear Manuel Lozano Leyva vuelve a acompañar al lector en este nuevo libro por un viaje humanista, didáctico y creativo a través de los doce experimentos imaginados más ingeniosos y productivos de la historia de la física, aquellos cuya teoría (y paradojas) mejor explican nuestro mundo sin siquiera necesitar probarse empíricamente.

Sobre el autor: «Uno de nuestros mejores cerebros». ABC Sobre De Arquímedes a Einstein: «Un derroche de amenidad y capacidad divulgativa».

Emilio Lahera, sobre El fin de la ciencia: «El fin de la ciencia se ocupa, principalmente, de revelar errores de juicio, supercherías notorias y campos donde la ciencia será decisiva en un futuro inmediato: la pesca, la alimentación, el suministro de agua, la prevención y el combate de enfermedades endémicas, etc». 

Diario de Sevilla, sobre Los hilos de Ariadna: «Lozano Leyva ha escrito un libro entretenido y de lenguaje claro que ayuda a acercarse a la ciencia».

Santiago Belausteguigoitia, El País, sobre El cosmos en la palma de la mano: «Plantea un cosmos con proporciones humanas». ABC «Se nota que en el libro ha unido sus dos pasiones: la astrofísica y la docencia». Revista Fusión El Corte Inglés. 

lunes, 19 de febrero de 2024

FÍSICA. Alba Moreno, divulgadora: “Nadie debería tener que cambiar su forma de ser, vestir o expresarse para dedicarse a lo que quiere”.

La joven sevillana es la nueva estrella de la divulgación científica en las redes sociales, donde explica conceptos de física a su millón de seguidores.
Alba Moreno
Alba Moreno, divulgadora de ciencia y física en redes sociales, en la biblioteca municipal de la localidad de Alcalá de Guadaíra, Sevilla. PACO PUENTES
Alba Moreno tiene 22 años, es de Alcalá de Guadaíra, municipio a escasos diez minutos de Sevilla, y se ha convertido en un fenómeno de las redes sociales: ha conquistado el corazón y la mente de cientos de miles de jóvenes españoles hablando sobre ciencia. Estudia el tercer curso de la carrera de Física por la UNED, pero su pasión por la disciplina nace de un amor ineludible, por encima de un interés académico. “Desde que tengo conciencia me han gustado el universo y las estrellas. De pequeña señalaba todo el rato al cielo y le decía a mi madre: ‘Eso es para mí. No sé qué es, pero a mí me gusta”, cuenta. Se refería a la astrofísica, pero ni ella ni su madre lo sabían todavía.

Moreno explica conceptos de termodinámica, óptica y física cuántica con un lenguaje más accesible que el de los libros de texto, en vídeos cortos que publica en redes sociales. Su naturalidad, las horas de trabajo que dedica a cada publicación, el mimo que pone a la edición de los vídeos y una estética que destruye cualquier prejuicio que le quede pendiente por resolver a la generación Z, la han convertido en una de las más destacadas divulgadoras de ciencia del país y estrella del momento en internet.

Las publicaciones de Moreno rebosan naturalidad y frescura, igual que su personalidad, aunque ella asegure que es más bien tirando a tímida y que lo de hablar sobre física en las redes sociales surgió de una necesidad. “La física es mi pasión. Siempre he sido la típica pesada que ha querido hablar mucho sobre física, y ya llegó un punto en que me daban pena mis amigos. Reconozco que es un tema pesado. Cuando entré en la carrera, pensé que todo el mundo iba a ser igual que yo, flipados que hablaríamos sobre noticias o libros. Pero no me encontré eso. Así que me creé la cuenta para ver si ubicaba a gente como yo con la que hablar”, recuerda.

De momento ha encontrado, sin esperarlo, un millón de seguidores en Instagram y medio millón en TikTok que siguen de cerca sus publicaciones. En los comentarios, jóvenes y adolescentes las comentan y discuten como lo harían con las de una influencer, con la particularidad de que Moreno apenas tiene haters: la gente escucha sus vídeos completos, pide más, analiza los conceptos, la alaban, le llaman “reina” y aseguran hacer trabajos para el colegio sobre ella.

Sobre las claves de su éxito y por qué cree que la audiencia conecta con ella de esa manera tan visceral, Moreno tiene tres respuestas. La primera, que su contenido es atractivo para todos los públicos porque surge de la vida cotidiana. Por ejemplo, de un plato de macarrones se le ocurre una explicación para las turbulencias de un avión. La segunda respuesta, el uso de un lenguaje accesible: “Yo no voy a cambiar mi forma de expresarme. Si tengo que explicarte un tema de física y quiero que te llegue, que lo entiendas, lo tengo que hacer como nos sentimos cómodos. Mi información es igual de válida, aunque emplee expresiones comunes y no solo tecnicismos”. Por último, reconoce que le ha ayudado a enganchar al público su estética urbana, alejada del imaginario típico de un científico en el laboratorio.

Moreno luce una especie de estilo raxet, ahora de moda, normalmente asociado con las chicas de barrio: pelo casi kilométrico, coletas estiradas, uñas largas, tatuajes, pantalones de tiro bajo y tops ajustados. “Me encantan las uñas, el maquillaje, buscar inspiraciones distintas. Me flipa”, aclara antes de asegurar que, de no estudiar física, habría cursado algo relacionado con la estética. “A la gente le llama la atención. Yo también he tenido prejuicios a lo largo de mi vida sobre que una persona con mi estética pueda estar estudiando física y pueda ser igual de válida que el típico señor que estudia física, con batita y gafas”.

Detrás de cada uno de sus vídeos hay horas de trabajo. “Al preparar un tema me estudio todo. Para poder explicarlo tienes que sabértelo perfecto. Si no, es imposible resumirlo”, argumenta. Moreno tira de papers científicos, información en libros que lee por gusto y contenidos que estudia en clase. “Pero el tiempo que dedico a cada publicación cambia. Siempre que hago un vídeo de agujeros negros es rápido. Grabo directamente, porque llevo desde chica leyendo sobre ellos. Ahora, si hago un vídeo de algo que no he tocado mucho, como, por ejemplo, el electromagnetismo, puedo estar investigando un día entero. Al día siguiente escribo el guion y luego lo grabo. Repito muchas tomas. Y ya después lo edito, que me lleva una horita y media o así”, cuenta. Lo más complicado del proceso, asegura, es condensar toda la información. “Hay cosas que simplemente no se pueden resumir en un minuto”.

Moreno es igual de metódica en sus estudios, hasta el punto de haber repetido una asignatura que ya ha estudiado y aprobado, pero que no ha entendido. “Es que yo también soy muy picky [exigente] con eso. Necesito comprender las cosas para poder seguir, ¿sabes? Aunque apruebe una asignatura, si siento que no la he entendido, la hago otra vez. Me quito todo el derecho a las becas, por ejemplo. Y siempre tengo que estar currando para pagarme la universidad y es una paliza, pero no puedo estudiar un tema que no entiendo y después pasar al siguiente como si nada”, afirma.

Estudió el segundo curso de física en la Universidad de Córdoba, pero el transporte de ida y vuelta diario se le hacía muy pesado, y ahora termina la carrera a distancia, en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Además, le agobian las ciudades grandes y prefiere quedarse en Alcalá de Guadaíra. “Yo en verdad soy superpueblerina”, apunta. Además, prefiere la gestión del tiempo que le ofrece la universidad a distancia. Se levanta, estudia algunas horas, da clases particulares —“no les puedo dejar, son mis niños”— y dedica otro rato a preparar los vídeos. Hasta las ocho de la tarde. A las ocho ya es momento de la calle y los amigos: “No me gusta mucho la vida universitaria, tener que ir a las clases todos los días, que haya tanta gente. Prefiero estudiar en mi casa, tener mi ritmo”.

A Moreno le cambió la vida el lanzamiento el pasado octubre del cohete Miura I, fabricado por la empresa española PLD Space. Cogió el coche y fue a Huelva para poder verlo desde la playa a altas horas de la madrugada. “Lo vi en directo y eso fue una locura. O sea, yo desde ese momento soy otra persona”. Su entusiasmo por la física traspasa la pantalla a través de la que concede esta entrevista a EL PAÍS. Lleva la cara de Stephen Hawking tatuada, aunque tiene muchos más referentes. “Mis favoritas son Jocelyn Bell, Vera Rubin. Esas son mis ídolas. Rosalind Franklin también”, añade.

Hay de todo, mayores y jóvenes, pero quien más interactúa con su contenido son niñas apasionadas por la ciencia como lo fue ella, que se acercan a Moreno para pedirle consejo sobre su carrera universitaria y laboral, dominada por una fuerte presencia masculina. “Me hablan un montón y me hace mucha ilusión. Es mucha responsabilidad, pero las entiendo porque yo cuando entré también tenía miedo. A mí siempre me han faltado referentes femeninos en los libros, en el cole, en la universidad y en todos lados. Por eso las animo, intento que vean que no hay ningún impedimento”.

No todo su viaje en redes sociales ha sido de buen gusto. Cuando empezó a divulgar, la mayoría de personas solo hablaban sobre su físico. “Antes de abrirme la cuenta era muy inocente, pensaba que el tema de los prejuicios no estaba tan al día, que había pasado de moda. Me sentí superdefraudada, porque me curraba temas que a la gente era lo último que le importaba”, lamenta. También han juzgado su acento. “Sinceramente, al principio me afectaba un montón. Ahora ya me da igual. No voy a neutralizar mi acento para que tú creas que lo que yo te cuento es más verdad. Tampoco creo que yo tenga que hacer el doble de esfuerzo que otra persona que actúa según lo establecido para demostrar que soy válida. Nadie debería tener que cambiar su forma de ser, vestir o expresarse para dedicarse a lo que quiere, mientras no le esté faltando al respeto a nadie”.

Seguirá con los vídeos y quiere terminar la carrera en un par de años para poder dedicarse profesionalmente a la investigación, aunque la falta de financiación en España le desanima. Mantiene la ilusión, eso sí, de trabajar en PLD Space y participar en el lanzamiento de un futurible Miura X. “Eso sería increíble, imagínate. Mi sueño desde niña”.

domingo, 10 de diciembre de 2023

Premio Nobel de Física 2023: qué son los pulsos de luz de attosegundos por los que Pierre Agostini, Ferenc Krausz y Anne L'Huillier recibieron el galardón

Pierre Agostini, Ferenc Krausz y Anne L'Huillier

FUENTE DE LA IMAGEN,ILL. NIKLAS ELMEHED © NOBEL PRIZE

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Pierre Agostini, Ferenc Krausz y Anne L'Huillier

  • AuthorEl Premio Nobel de Física de este año fue para Pierre Agostini, Ferenc Krausz y Anne L'Huillier por sus experimentos con luz que capturan "el momento más corto".
La Real Academia Sueca de Ciencias concedió el premio a los tres físicos "por sus métodos experimentales que generan pulsos de luz de attosegundos para el estudio de la dinámica de los electrones en la materia".

Pierre Agostini nació en Francia en 1968 y es profesor emérito de la Universidad Estatal de Ohio, en Estados Unidosñ.

Ferenc Krausz, nacido en Hungría en 1962, es director del Instituto Max Planck de Óptica Cuántica en Alemania, y Anne L’Huillier, que nació en Francia en 1958, es profesora de la Universidad de Lund en Suecia.

El trabajo de los físicos “demostró una forma de crear pulsos de luz extremadamente cortos que pueden usarse para medir los rápidos procesos en los que los electrones se mueven o cambian de energía”, declaró la Academia.

Los ganadores compartirán el premio en metálico de 10 millones de coronas suecas (US$966.000).

Qué es la física de los attosegundos
Igual que usamos la luz para observar el mundo macroscópico que nos rodea, también puede usarse para sondear el mundo subatómico.

Pero como partículas como los electrones pueden moverse más rápido que la duración de un pulso de luz, se pueden perder muchos detalles sutiles de su movimiento.

La Real Academia Sueca de Ciencias dijo que “con sus experimentos, los galardonados de este año han creado destellos de luz que son lo suficientemente cortos para tomar fotografías de los movimientos extremadamente rápidos de los electrones”.

Sus experimentos produjeron “pulsos de luz tan cortos que se miden en attosegundos”. (Un attosegundo es una quintollonésima de segundo).

“Un attosegundo es tan corto que el número de ellos en un segundo es igual al número de segundos que han transcurrido desde que surgió el universo, hace 13.800 millones de años", explica la Academia.

Pero ¿cuál es el objetivo de detectar procesos tan insondablemente rápidos?

La respuesta es que el attosegundo es la escala de tiempo natural del movimiento de los electrones en átomos, moléculas y sólidos.

Los electrones son partículas dentro de los átomos y se mueven increíblemente rápido: en milmillonésimas de segundo.

Antes de los avances de los galardonados, aparecían efectivamente borrosos bajo los microscopios más avanzados: su movimiento y comportamiento eran demasiado rápidos para seguirlos.

Pero como explicó Eva Olsson, presidenta del Comité Nobel de Física: "Ahora podemos abrir la puerta al mundo de los electrones. La física de attosegundos nos brinda la oportunidad de comprender los mecanismos que se rigen por los electrones".

La "física de attosegundos" está poniendo de relieve procesos importantes dentro de los átomos y moléculas.

El estudio y la comprensión de los electrones en escalas de tiempo tan cortas han dado lugar a avances en la electrónica ultrarrápida, que algún día podrían conducir al desarrollo de chips de computadora más potentes.

También ha permitido distinguir moléculas entre sí en función de sus propiedades electrónicas.

Como resultado, los expertos consideran que la ciencia de los attosegundos tiene un enorme potencial para avanzar en la investigación fundamental, no sólo en física cuántica sino también en biología, química, medicina y otras.

Por ejemplo, este desarrollo podría conducir a microscopios electrónicos aún más precisos, dispositivos electrónicos mucho más rápidos y nuevas pruebas capaces de diagnosticar enfermedades en una etapa mucho más temprana.

La quinta Nobel de Física 

La profesora L'Huillier es apenas la quinta mujer que gana un Nobel de Física.

En una llamada que se interrumpió brevemente, y mostrándose algo aturdida, se dirigió a la conferencia de prensa en la Real Academia Sueca.

"Es increíble", dijo. "No hay tantas mujeres que obtengan este premio, por lo que es muy, muy especial", afirmó.

Explicó que el Comité Nobel la había llamado tres veces antes de que ella contestara el teléfono.

"Estaba enseñando", dijo, y bromeó que la última media hora de su lección, después de enterarse, fue "bastante difícil".

El Premio Nobel de Fisiología o Medicina, anunciado el lunes, fue otorgado a los profesores Katalin Kariko y Drew Weissman, quienes desarrollaron la tecnología que condujo a las vacunas de ARNm contra el Covid.


martes, 28 de noviembre de 2023

De los ceniceros a la taroterapia.

Este mundo inexplicable funciona gracias a las aplicaciones tecnológicas del conocimiento científico más avanzado, pero cada vez más personas exhiben con orgullo su recelo o su abierto desprecio a la ciencia.

La nueva vida municipal española abarca tareas inusitadas, algunas de ellas de máxima urgencia, como devolver al tráfico calles recién dedicadas al uso prioritario de los caminantes o reventar con excavadoras carriles-bici que atentaban contra la sagrada libertad de circular en coche. No hay límites para el activismo de concejales recién llegados a sus cargos. Uno de ellos, precisamente de Sanidad, ha salido a las calles de Valladolid a repartir 7.500 ceniceros, en una campaña patrocinada por una llamada Mesa del Tabaco, en cuya página web se explican los múltiples beneficios sociales y económicos de ese producto, que aporta 9.000 millones al año en impuestos, y del que, según dicen, viven 53.000 personas en España. Lástima que por el tabaco mueran tantas personas como las que viven de él y que el coste del tabaquismo y sus secuelas para el sistema sanitario sea el triple de los ingresos fiscales que produce. El concejal de Sanidad de Valladolid sonríe publicitariamente con sus ceniceros, flanqueado por unas azafatas, y es probable que además del humo del tabaco inhale y celebre con orgullo el de la gasolina, igual de beneficioso para la salud, según la prontitud con que los ayuntamientos gobernados por la derecha y la extrema derecha están eliminando las ya escasas limitaciones al tráfico privado en las ciudades. Las muertes por efecto de la contaminación del aire son todavía más numerosas en el mundo que las derivadas del tabaco, pero esas cifras, certificadas por organismos internacionales del máximo rigor, no afectan a los adalides de la derecha municipal española, que se ha afiliado al oscurantismo anticientífico de los extremistas republicanos en Estados Unidos, según contaba hace unos días Javier Salas en estas páginas.

“La ciencia oficial no lo explica todo”, aseguraban con misterio los expertos en ocultismo de nuestra ignorante juventud, los ufólogos y parapsicólogos y astrólogos que nos adivinaban el carácter según la conjunción de los astros en nuestro nacimiento y nos leían el porvenir en la palma de la mano. La ciencia oficial no explicaba que algunos aviones desaparecieran sin rastro en el triángulo de las Bermudas y que en ciertos bajorrelieves mayas, igual que en numerosos pasajes de la Biblia, se encontraran pruebas indudables de las visitas de naves extraterrestres. Algo fundamental permanecía oculto: cadáveres congelados de alienígenas en un laboratorio de Arizona; fotografías y documentos clasificados como de máximo secreto en los archivos del Pentágono. Javier Salas atribuye a la derecha la primacía del oscurantismo, pero hubo épocas no lejanas en las que la negación de la ciencia y del pensamiento racional eran fomentadas también por una confusa actitud alternativa, un rechazo contracultural de todo lo que pareciera establecido y ortodoxo. Hemos asistido, embarazosamente, a conatos de viajes astrales bajo los efectos del hachís y los letargos sinfónicos de Pink Floyd, y hemos tenido amigos que a la beata admiración de todo lo que pareciera artesanía originaria o misticismo tribal sumaban el estudio y la práctica del tarot.

Precisamente, el tarot es otra de las disciplinas que han merecido la protección de la derecha municipal española. Un organismo del Ayuntamiento de Alicante llamado Escuela de Talento Femenino estuvo ofreciendo hasta hace unos días un “taller de tarot para el éxito empresarial”, impartido por Almudena Polo, fundadora de Al(mu)Quimia Terapias Holísticas, y también, según sus propias palabras, “taroterapeuta y coach estratégico”. Me acuerdo de los escaparates con luces rosadas o rojizas y cortinajes prometedores de las adivinas echadoras de cartas en el Greenwich Village de Nueva York. Mujer de su tiempo, Almudena, o Al(mu)Quimia, atiende por WhatsApp o videollamada, pero esa distancia tecnológica no disminuye la eficacia de sus taroterapias: “Ahora podrás disfrutar de una experiencia más personalizada y cercana de nuestras lecturas”. Tristemente, un concejal de la oposición, empujado sin duda por el resentimiento de los perdedores, levantó la liebre sobre el taller para el éxito empresarial a través del tarot, y el Ayuntamiento de Alicante se ha visto obligado a cancelarlo.

Este es un mundo inexplicable que se ha levantado y funciona a cada momento y en cada aspecto de la vida gracias a las aplicaciones tecnológicas del conocimiento científico más avanzado, pero en el que cada vez más personas exhiben con orgullo su recelo o su abierto desprecio a la ciencia. No se fían del consejo de un médico o de la predicción de un meteorólogo, pero sí de las conjeturas de una adivina sobre el porvenir escrito en las estrellas, o en las líneas de la mano, o en las figuras de un mazo de naipes. Lamentamos con razón que el deterioro de la enseñanza de las humanidades y las ciencias entorpece el ejercicio de la racionalidad y el espíritu crítico, pero me temo que el problema más grave no es la ignorancia, sino la predisposición humana a no mirar las cosas tal como son si esa mirada contradice las creencias o incomoda la pura poltronería de quien no está dispuesto a saber ni a cambiar.

La razón es más frágil de lo que parece. La inteligencia no se extiende por igual en todas direcciones. Vemos en nosotros mismos que podemos ser en unas cosas lúcidos y juiciosos y en otras romos o desastrosamente impulsivos. Don Quijote es un hombre sosegado y sensato hasta el momento en el que se le mencionan los disparates de la caballería andante. Queremos pensar que la superstición y el fanatismo religioso son propios de personas ignorantes, pero sabemos de científicos que pasan sin esfuerzo del rigor experimental al rezo del rosario, y de ingenieros formados en las mejores universidades alemanas que en septiembre de 2001 se inmolaron a sí mismos en el nombre de Dios pilotando dos aviones llenos de pasajeros contra las Torres Gemelas. El conocimiento, a diferencia de la fe y de las lecturas de la tarotista Al (mu) Quimia, no puede ser “personalizado y cercano”: las constelaciones en el cielo nocturno no tratan de ti; la Historia, estudiada en serio, no le da a nadie alegrías patrióticas; cualquiera que prometa el paraíso, o el cumplimiento inminente de necesidades y deseos, está mintiendo y es peligroso; el talento no es gratuito ni instantáneo, ni depende de las ganas o de la voluntad, y ni siquiera está garantizado por el esfuerzo; no basta desear algo para poder alcanzarlo; no se puede tener todo, entre otras cosas porque, como indicó Isaiah Berlin, dos fines igualmente deseables y justos pueden a veces ser incompatibles entre sí.

Javier Salas cita en su reportaje estudios según los cuales, dice, “la cosmovisión derechista choca con el propio sistema científico”, pero yo tengo la impresión de que el mal está bastante más repartido. No hay extremismo político ni ceguera ideológica ni pasión narcisista individual o colectiva que estén dispuestos a aceptar los límites que la realidad, las leyes naturales y el sentido común imponen a su delirio. Teóricos universitarios de gran sofisticación y presunto progresismo aseguran que no existen hechos ni datos objetivos, sino tan solo figuraciones variables, “constructos culturales”, por usar la jerga depravada en la que trafican. Pero lo más peligroso del oscurantismo y de la sublevación contra la ciencia, del negacionismo climático, de la irresponsabilidad sobre el tabaco, no son unos botarates que regalan ceniceros por la calle o que promueven cursos de tarot para mujeres empresarias: el enemigo último y verdadero de la ciencia son los poderes económicos, poderes económicos, perfectamente adiestrados en el saber científico y en el dominio de la tecnología, que compran conciencias, financian campañas, corrompen a dirigentes políticos y siembran la ignorancia para seguir multiplicando beneficios inmensos a costa de volver inhabitable este mundo.


sábado, 28 de octubre de 2023

Salto científico de gigante. El atlas del cerebro recién divulgado supone un enorme avance para la investigación neurológica

El atlas del cerebro humano que hemos conocido estos días es un ejemplo perfecto de gran ciencia, al estilo del proyecto genoma o la caza de ondas gravitacionales. Organizado por los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH), ha implicado a decenas de científicos de diversos laboratorios, se ha publicado simultáneamente en 21 papers (artículos técnicos revisados por pares) y sus resultados se han puesto a disposición de cualquier investigador. Al igual que ocurrió con el genoma humano hace dos décadas, el atlas del cerebro no es un descubrimiento, sino un cimiento para acelerar el conocimiento del órgano que nos hace humanos. Las aplicaciones para aliviar las enfermedades neurológicas vendrán más tarde, pero se apoyarán sin duda en este mapa.

Con todo, los datos ya obtenidos dibujan un panorama asombrosamente detallado de la sede de la mente humana. Los investigadores han catalogado nada menos que 3.000 tipos celulares distintos, entre neuronas y sus células ayudantes, muchos de ellos desconocidos hasta ahora. Sus técnicas son tan avanzadas que han podido secuenciar el material genético activo de tres millones de células, una por una.

Una primera conclusión es que hay notables diferencias en estos detalles moleculares entre unas áreas cerebrales y otras. Los distintos tipos celulares presentan correlaciones interesantes con algunas de las enfermedades neuropsiquiátricas más comunes, como el trastorno bipolar, la esquizofrenia y la depresión. Las células llamadas microgliales, que se ocupan de limpiar los desechos que generan las neuronas durante su actividad, tienen una relación clara con el alzhéimer, la enfermedad neurodegenerativa más prevalente. El atlas ha producido ya un alud de datos que imprimirá a la investigación neurológica un estímulo inédito.

Los mapas que se habían construido hasta ahora se basaban en la resonancia magnética y otras técnicas de imagen relativamente imprecisas. De ahí provienen esas fotos del cerebro en acción que ya resultan familiares, donde se ilumina una zona u otra según qué tarea esté ejecutando un voluntario metido en un escáner. Por pequeña que sea una de esas estructuras iluminadas, siempre consiste en millones de neuronas activadas simultáneamente. El atlas actual es el primero que tiene una precisión celular, lo que en sí mismo supone un salto de gigante. El inconveniente es que estas técnicas son inaplicables a una persona viva. Todos los datos se han obtenido de tres pacientes recién fallecidos. El proyecto sigue ahora añadiendo individuos para esbozar un paisaje de la variabilidad humana.

Se dijo hace 20 años que el genoma era como enviar un astronauta a la Luna, que lo difícil era traerle de vuelta a la Tierra. Lo mismo vale para el atlas del cerebro. Ha producido un tesoro de información. Ahora debe transformarse en conocimiento.

https://elpais.com/opinion/2023-10-16/salto-cientifico-de-gigante.html

miércoles, 18 de octubre de 2023

CERN Science Gateway .El museo CERN Science Gateway, en Ginebra (Suiza), es un proyecto del arquitecto Renzo Piano. CERN

 En los años cuarenta del siglo pasado,Robert Oppenheimer levantó una ciudad entera en medio del desierto de Nuevo México con el único objetivo de construir una bomba atómica. En la década siguiente, en las afueras de la ciudad de Ginebra, en Suiza, nació el Laboratorio Europeo para la Investigación Nuclear (el CERN), cuyos fundadores establecieron desde el primer momento que ninguna tecnología allí desarrollada podía ser utilizada con fines bélicos o armamentísticos, sino solo como instrumento para el avance del conocimiento humano. Mucho ha llovido desde entonces, pero el espíritu sigue siendo el mismo. En sus casi 70 años de historia, el CERN ha ensanchado enormemente las fronteras del conocimiento acerca del mundo en el que vivimos, con hitos tan importantes como el descubrimiento del Bosón de Higgs en 2012, que vino a completar el modelo estándar de la física dándonos la posibilidad de entender por qué las partículas tienen masa, es decir, por qué existe todo lo que existe, incluidos nosotros mismos.

Este 8 de octubre, a punto de celebrar su setenta cumpleaños, el CERN abre las puertas del CERN Science Gateway, un game changer en términos de educación y de divulgación científica, una experiencia inmersiva e interactiva que ayudará a las personas de todas las edades a entender el trabajo que desde hace décadas se viene desarrollando ahí dentro, así como a incentivar las vocaciones científica


Dos niños en el nuevo museo CERN Science Gateway.

Si bien el grueso de las instalaciones se encuentra en territorio suizo, el LHC, el acelerador de partículas más grande del mundo, un anillo circular de 27 kilómetros que constituye el experimento estrella de la institución y el mayor artilugio técnico jamás construido por el ser humano, se extiende bajo tierra a ambos lados de la frontera entre Francia y Suiza. Con cerca de 4.000 empleados fijos, más otros 13.000 usuarios e investigadores que van y vienen, el CERN ha transformado radicalmente la fisonomía de la región.

En líneas generales, según nos explican, los extranjeros viven en el lado francés, principalmente en la localidad de Saint-Genis-Pouilly; los franceses habitan las localidades de las que provienen y los suizos se instalan en Ginebra o en la cercana Meyrin, que en su momento fue un pueblo ubicado a mitad de camino entre Ginebra y el CERN y que hoy ha sido absorbido por el tejido urbano de la ciudad. En esas localidades —y en algunas otras como Ferney-Voltaire, donde se puede visitar el castillo del famoso pensador francés— es en donde los investigadores desarrollan sus vidas, crían a sus hijos y socializan en los más de 50 clubes de deportes, música o baile, y en pubs como el tradicional Charly’s o el desenfadado O’Brasseur.

Más allá de la ciencia
Pero no solo superconductores y fábricas de antimateria se pueden encontrar en las inmediaciones del CERN. Quien decida acercarse al Science Gateway puede combinar la visita con un recorrido por los viñedos que rodean las instalaciones, en donde se producen unos vinos cuya calidad supera ampliamente el reconocimiento internacional que hasta ahora han recibido. Hacia allí nos dirigimos montados en unos tuctucs eléctricos de la compañía Welo para, luego de un idílico paseo por las viñas, terminar recalando en La Cabuche, casa rural de la bodega Domaine-Dugerdil, para catar sus vinos y disfrutar de una tradicional raclette en las mesas que han preparado entre las vides.

Por la tarde decidimos hacer un reconocimiento aéreo de la zona. Para ello, nos acercamos al pie del monte Salève, desde donde un teleférico lleva en menos de cinco minutos a 1.100 metros de altura, regalándonos unas vistas de infarto de todo el cantón de Ginebra con el lago Lemán de un lado y una privilegiada perspectiva de Los Alpes del otro, con el Mont Blanc destacando majestuoso entre los picos nevados. Una caminata de media hora a través del bosque nos deposita en la cima del Salève, emplazamiento del restaurante L’Observatoire, donde cenar vislumbrando cómo el atardecer deja paso a una postal nocturna de los pueblos que, poco a poco, van encendiendo sus luces en el valle.

Al día siguiente, y ya que nos encontramos a escasos kilómetros del centro de la ciudad de Ginebra, se nos presenta la oportunidad de entrar en contacto con dos de los pilares básicos de la gastronomía suiza: la fabricación de chocolates en La Bonbonnière y una clase de fondue en el restaurante Edelweiss.

El CERN es el mayor laboratorio de partículas del mundo y la meca de los estudios en ciencia fundamental para los científicos. Asomarse a sus instalaciones supone entrar en contacto con el lugar en el que más se ha avanzado en la comprensión de la estructura que compone nuestro universo. Toda la tecnología involucrada en sus experimentos ha tenido que ser desarrollada allí mismo, lo cual ha supuesto avances en los más diversos campos del hacer humano, y ha posibilitado valiosos efectos colaterales como el desarrollo del escáner PET, el grid computing o la World Wide Web. Nada de eso, sin embargo, es lo que más emociona al visitarlo, sino la extraordinaria aventura humana que el proyecto supone, con miles de personas venidas de todos los rincones del planeta trabajando codo con codo con una pasión y un compromiso pocas veces visto, y sin ningún otro interés que el de hacer avanzar un poco más el conocimiento del mundo en el que vivimos.

Esta catedral de la ciencia se ofrece hoy como una nueva e inmejorable manera de entrar en contacto con el espíritu con el que la institución fue fundada: como un esfuerzo, y un ejemplo, de cooperación internacional en favor de la paz y del conocimiento.

https://elpais.com/elviajero/2023-10-08/viaje-al-corazon-de-la-ciencia-asi-es-el-nuevo-museo-cern-science-gateway.html

sábado, 24 de diciembre de 2022

El arte y la ciencia de reconocer los errores.

Un grupo de 87 investigadores se retracta sobre las conclusiones de su artículo sobre el origen de la variante ómicron. Así avanza el conocimiento

Se puede argumentar que las noticias científicas son las únicas buenas noticias que aparecen en un periódico. Mientras el mundo cae en un infierno geoestratégico, el precio de la lombarda despega hacia la estratosfera y los poderes del Estado se enzarzan en un altercado con dudoso beneficio para los ciudadanos y para las inauditas partes implicadas, las noticias científicas nos hablan de un telescopio espacial que penetra en el origen del universo, de una inteligencia artificial cada vez más creativa y de la reconstrucción de un paisaje de Groenlandia que desapareció hace dos millones de años. Incluso en los años de plomo de la covid, fue la ciencia la que aportó paliativos y soluciones al problema, y se lo dice uno que se ganó el apodo de “el cenizo de la pandemia” entre sus propios amigos. Para qué quiere uno enemigos.

Pero los investigadores cometen errores, como todo el mundo, y el avance científico depende críticamente de su capacidad para detectarlos y corregirlos. Esta es una de las marcas de agua de la práctica científica, una que los tutores graban a fuego en los estudiantes y doctorandos. Si te has equivocado, reconócelo o te quedas fuera de juego. No estoy hablando de fraudes perpetrados por investigadores de manera consciente y retorcida, sino de genuinos errores que habían pasado inadvertidos en el momento de publicar el trabajo. La retracción de un paper (artículo científico revisado por pares) no hace titulares, pero es una práctica esencial que merece reflexión. Y acabamos de conocer un caso muy ilustrativo que se refiere al origen de ómicron, la variante del coronavirus que ha barrido el planeta este año y que está poniendo al gobierno chino ante la perspectiva de que mueran un millón y medio de personas en los próximos meses.

El trabajo en cuestión iba firmado por 87 investigadores coordinados por Jan Felix Drexler, del Hospital Universitario Charité de Berlín, y se publicó en ‘Science’ el pasado 1 de diciembre. Su tesis central era que los ancestros de ómicron circulaban ya por varios países africanos durante 2021, meses antes de que esa variante se detectara en Botsuana y Sudáfrica y conquistara el mundo desde allí. El resultado reforzaba una de las hipótesis sobre el origen de ómicron: que sus mutaciones se fueron acumulando lentamente mientras circulaba indetectado por unos países africanos donde no abundan los servicios de secuenciación genómica.

En cuanto se publicó el trabajo, los genetistas levantaron una ceja. Eso no cuadraba con lo que ya sabían de la evolución del virus. Cuando el SARS-CoV-2 evoluciona parsimoniosamente mientras circula por una población amplia deja unos rastros inconfundibles en el genoma de las nuevas variantes, y esos rastros no están en ómicron. Kristian Andersen, un evolucionista del Scripps Research de San Diego, California, y otros investigadores publicaron en Twitter esas objeciones. Tenían razón. Las muestras estaban contaminadas, y los 87 autores lo han admitido este miércoles en una retracción pública del ‘paper’.

Sé que esto no parece una columna de Navidad, pero créanme que lo es. En un panorama político irrespirable como el actual, que los científicos reconozcan sus errores con balcones a la calle es un verdadero regalo de Papá Noel.

miércoles, 3 de agosto de 2022

_- Marcel Grossmann, el talentoso matemático a quien Einstein le pedía los apuntes y le ayudó a conseguir empleo (y con su teoría)

 

_- Albert Einstein no economizaba elogios para uno de sus amigos más cercanos.


"Sus apuntes podrían haberse impreso y publicado", le dijo a la esposa de Marcel Grossmann sobre la época en que eran compañeros de clase en Suiza.

"Cuando llegaba el momento de prepararme para mis exámenes, él siempre me prestaba aquellos cuadernos de apuntes, que eran mi salvación. Ni siquiera imagino lo que habría hecho sin aquellos libros".

Esas palabras del genio de la física las reproduce Walter Isaacson en su extraordinaria biografía "Einstein, su vida y universo".

El matemático también vería con admiración a su amigo: "Este Einstein un día será un gran hombre", les dijo a sus padres.

A veces, después de clases, iban a una cafetería a conversar.

Se trató de una amistad que fue más allá de la vida estudiantil.

Isaacson describe a Grossmann como "el ángel guardián" de Einstein.

"Como estudiantes, nosotros, Albert Einstein y yo, a menudo analizábamos psicológicamente a conocidos comunes así como a nosotros mismos.

Durante una de esas conversaciones, una vez hizo la observación precisa: tu principal debilidad es que no puedes decir 'no'", escribió Grossmann.

En el Politécnico
Grossmann nació en Budapest en 1878. Su familia era de Suiza, a donde se fue, junto a sus padres, cuando tenía 15 años.

Marcel Grossmann 
FUENTE DE LA IMAGEN,ETH-BIBLIOTHEK ZÜRICH, BILDARCHIV 

Asistió al Politécnico de Zúrich, hoy conocido como ETH, donde conoció a Einstein, que estudiaba para convertirse en maestro de física y matemáticas.

"Hay gente que dice que Einstein faltaba a clases. No estoy seguro de eso, tengo mis dudas, creo que Einstein era buen estudiante, asistía a las clases, pero sí sabemos que para prepararse para los exámenes, usó los apuntes de Grossmann", le dice a BBC Mundo Tilman Sauer, profesor de Historia de las matemáticas y las ciencias naturales en la Universidad de Mainz, en Alemania.

Y es que las anotaciones de su compañero eran de lujo. Cuando volvía a casa, Grossmann pasaba sus anotaciones en limpio y las trabajaba meticulosamente.

"En sus exámenes parciales de octubre de 1898 (Einstein) había terminado el primero de su clase, con una media de 5,7 sobre un máximo de 6. El segundo, con un 5,6 era su amigo y encargado de tomar apuntes de matemáticas Marcel Grossmann", cuenta Isaacson.

"Me conmovió"
Aunque ahora parezca increíble, Einstein tuvo dificultades para encontrar un empleo académico.

Mileva Maric, la primera esposa de Einstein, también fue compañera de Grossmann en el ETH.

"De hecho, habrían de pasar nada menos que nueve años desde su graduación en el Politécnico de Zúrich, en 1900 -y cuatro años tras el milagroso año en el que no solo puso la física patas arriba, sino que logró finalmente que se le aceptara una tesis doctoral-, antes de que le ofrecieran un puesto como profesor universitario", señala el autor.

En el otoño de 1900, tuvo unos ocho empleos esporádicos como maestro particular y envió varias cartas a profesores de universidades europeas para que fuese considerado para un puesto.

"Quería ser asistente de algún profesor", señala Sauer, quien fue editor colaborador de los Collected Papers of Albert Einstein.

Cuando Einstein ya empezaba a desesperarse, "Grossmann le escribió diciéndole que era probable que hubiera una plaza de funcionario en la Oficina Suiza de Patentes, situada en Berna. El padre de Grossmann conocía al director y estaba dispuesto a recomendar a Einstein", indica Isaacson.

"¡Querido Marcel! Cuando encontré tu carta ayer, me conmovió profundamente tu devoción y compasión que no te permitieron olvidar a tu viejo desafortunado amigo (...)", le respondió en una misiva.

Einstein consiguió ese empleo en 1902 y fue allí, en la ahora famosa Oficina de Patentes, que en 1905, el genio desconocido de 26 años publicó su teoría de la relatividad especial.

Precisamente, en ese puesto escribió cinco estudios científicos que revolucionaron la física de inicios del siglo XX.

Ayudarlo a obtener ese empleo, sería descrito por Einstein como "lo más grande que Marcel Grossmann hizo por mí como amigo".

De hecho, ese año, el físico le dedicó su tesis doctoral.

En 1909, conquistaría una plaza como profesor asociado en la Universidad de Zúrich y, en 1911, se iría como profesor a la Universidad de Praga.

Grossmann, el profesor
Desde el principio, Grossmann pisó fuerte en el mundo académico. Poco después de graduarse como docente especializado en matemáticas, consiguió una posición como asistente de un profesor en el mismo ETH.

Se convertiría en un experto en geometría no euclidiana y en geometría proyectiva y publicaría varios estudios sobre ese campo.

Su devoción como maestro y pedagogo lo caracterizaría a lo largo de su carrera, como lo cuenta el libro Marcel Grossmann: For the Love of Mathematics, que escribió su nieta Claudia Graf-Grossmann.

"Nunca se permite dar clases durante horas y horas sin asegurarse de que sus alumnos entiendan lo que intenta enseñarles, como hicieron sus profesores cuando estaba en la escuela secundaria en Budapest.

Por sus propias experiencias escolares, sabe que el placer de aprender y el éxito resultante son incomparablemente mayores cuando el material se enseña de una manera apasionante y fácilmente comprensible".

En 1905, se mudó a Basilea, donde enseñó y publicó dos libros de textos sobre geometría, de los que aprenderían varias generaciones de estudiantes.  

En 1907, fue nombrado profesor de geometría descriptiva en el ETH.

"Con Grossmann ahora en una posición importante en la facultad de ETH, no es de sorprender que hubiese estado envuelto en traer de regreso a Einstein a Zúrich", escribió Sauer en el ensayo: Marcel Grossmann and his contribution to the general theory of relativity.

En 1912, Einstein fue nombrado profesor de Física teórica en esa institución.

Se reunió con Grossmann y le habló de sus ideas para generalizar su teoría de la relatividad especial.

Einstein le dijo: "Me tienes que ayudar o me volveré loco".

La guía
En un artículo sobre el matemático, John Joseph O'Connor y Edmund Frederick Robertson, profesores de la Universidad de St. Andrews, cuentan que en 1912, Einstein luchaba por "extender su teoría de la relatividad especial para incluir la gravitación".

Bernard Riemann fue un prodigio alemán del siglo XIX.

Y encontró en su amigo una gran guía.

"La necesidad de ir más allá de la descripción euclidiana del espacio-tiempo fue primero articulada por Grossman, quien persuadió a Einstein de que ese era el lenguaje correcto para lo que se convertiría en la relatividad general", le señaló a BBC Mundo, en 2020, David McMullan, profesor de Física Teórica de la Universidad Plymouth.

Grossmann le sugirió el trabajo del alemán Bernhard Riemann y el cálculo tensorial que desarrollaban los italianos Gregorio Ricci-Curbastro y Tullio Levi-Civita.

Él mismo era un experto en cálculo tensorial y sus explicaciones terminaron convenciendo a Einstein.

Y es que -recuerda Isaacson- en los dos cursos de geometría que tomaron en el ETH, Einstein sacó 4,25 de 6, mientras que Grossman obtuvo 6.

"Estoy trabajando exclusivamente en el problema de la gravitación y creo que puedo superar todas las dificultades con la ayuda de un amigo matemático aquí", le escribió Einstein, en 1912, al físico teórico Arnold Sommerfeld.

"Pero una cosa es cierta: nunca antes en mi vida había trabajado tanto y he adquirido un respeto enorme por las matemáticas, cuyos aspectos más sutiles consideré hasta ahora, en mi ingenuidad, como un mero lujo.

"Comparado con este problema, la teoría original de la relatividad es un juego de niños".

Las geometrías no euclidianas
"En la segunda mitad del siglo XIX, se empezaron a desarrollar las geometrías no euclidianas y el concepto de geometría de Riemann, y eso era lo que Einstein necesitaba para establecer la teoría generalizada", le dice a BBC Mundo Manuel de León, profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España y académico de la Real Academia de Ciencias de España.

Pero había un detalle: "no estaba familiarizado con ellas".

"La labor de Grossmann fue fundamental para despejarle el camino a Einstein y explicarle todo eso que estaba naciendo en el ámbito de las matemáticas".

A Einstein le urgía que sus ideas sobre física pudieran ser "materializadas con un modelo matemático y ese modelo lo daban las geometrías no euclidianas".

Con ese término se denominan las geometrías, como la hiperbólica y la esférica, que difieren de la geometría de Euclides en el axioma, sobre la existencia de una paralela externa a una recta.

Es así como, cuando comenzó a elaborar su teoría de la relatividad general, Einstein se dio cuenta de que tenía que utilizar la geometría diferencial, que habían desarrollado a partir del siglo XIX grandes matemáticos como Gauss, Bolyai, Lobachevskai, Riemann, Ricci, Lévi-Civita, Christoffel, y muchos otros.
"La idea esencial de Einstein es: la masa crea curvatura a su alrededor, pero ¿cómo la crea? ¿Cuál es el modelo matemático que es capaz de expresar esa curvatura si tengo la masa? Para eso necesitaba la geometría diferencial", indica el profesor.

"Lo maravilloso de Einstein es que fue capaz de poner todas esas cosas juntas y con su intuición física, encontrar la ecuación de campo", señala.

Pero antes de llegar a eso, el genio trabajó arduamente.

Juntos
En 1913, los dos amigos publicaron un artículo en el que "unieron las matemáticas sofisticadas que Grossmann sabía y la física de Einstein", indica Sauer.

Ese artículo es considerado un paso importante en el camino hacia la teoría general de la relatividad.

"Juntos trataron de darle sentido a las matemáticas en el contexto de lo que Einstein necesitaba para su teoría".

Sin embargo, no lograron encontrar las ecuaciones correctas del campo gravitatorio.

En 1914, publicaron otro artículo conjunto. Pero ese mismo año, su colaboración terminó. Einstein había aceptado una plaza como profesor en Berlín.

Allí, siguió trabajando en el problema de la gravitación.

A finales de 1915, llegó a la formulación definitiva de su teoría, la publicó y revolucionó la historia de la ciencia y la forma en que entendemos el universo.

"Einstein enfatizó que su teoría general de la relatividad se construyó sobre el trabajo de Gauss y Riemann, gigantes del mundo matemático.

Pero también se construyó sobre el trabajo de figuras destacadas de la física, como Maxwell y Lorentz, y sobre el trabajo de investigadores menos conocidos, en particular Grossmann, Besso, Freundlich, Kottler, Nordström y Fokker", escribieron Michel Janssen y Jürgen Renn en el artículo History: Einstein was no lone genius, de la revista Nature.

En su artículo Sauer, cuenta que meses después de publicar la teoría, Einstein escribió:

"Quiero reconocer con agradecimiento a mi amigo, el matemático Grossmann, cuya ayuda no sólo me ahorró el esfuerzo de estudiar la literatura matemática pertinente, sino que también me ayudó en mi búsqueda de las ecuaciones de gravitación de campo".

"Toda la vida"
En los años 20, la salud de Grossmann se empezó a deteriorar debido a la esclerosis múltiple.
Murió en 1936, en Suiza.
En 1955, Einstein recordó a Grossmann con gratitud en un texto autobiográfico.

En una carta para expresar sus condolencias, Einstein le escribió a la esposa de su amigo sus recuerdos:

"Él, un estudiante modelo, yo, desordenado y soñador".

Elogió que su amigo siempre estuviera en buenos términos con los profesores y que lo entendiera todo fácilmente, mientras él era distante, no muy popular.

"Pero éramos buenos amigos y nuestras conversaciones delante de un café helado en el Metropole cada pocas semanas están entre mis recuerdos más felices".

Cuando se graduaron, "me quedé solo de repente, enfrentando la vida sin poder hacer nada. Pero estuvo a mi lado y a través de él (y su padre) llegué a (Friedrich) Haller en la Oficina de Patentes unos años más tarde".

Estar allí fue como una especie de "salvavidas, sin el cual no podría haber muerto, pero ciertamente me habría marchitado intelectualmente".

Evocó "el trabajo científico conjunto y febril sobre el formalismo de la teoría general de la relatividad".

"No se completó, ya que me mudé a Berlín, donde continué trabajando por mi cuenta".

Y lamentó el impacto de la enfermedad en su amigo.

"Pero una cosa es hermosa. Fuimos amigos y seguimos siendo amigos toda la vida".

https://www.bbc.com/mundo/noticias-62224392