Mostrando entradas con la etiqueta mujeres. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mujeres. Mostrar todas las entradas

lunes, 30 de octubre de 2023

_- Machismo y fútbol. Las vergüenzas de siempre y los cambios a mejor que deja al descubierto en los medios el «caso Rubiales»

_- La manera en que medios deportivos como Relevo abordan el episodio revela un cambio de percepción que sigue al provocado por hitos como el de Ana Orantes, Nevenka o La Manada. La socióloga Beatriz Ranea analiza en ‘Desarmar la masculinidad’ el papel del fútbol como espacio por excelencia para la ostentación de poder real y simbólico del hombre.

En la misma semana en que Paloma del Río firmaba su última crónica para TVE como icono del periodismo deportivo, tras 37 años de trayectoria en los que ha trabajado por la visibilidad de las mujeres y los deportes minoritarios, se hacía viral en redes un monólogo enunciado el 17 de mayo por el presentador de los Deportes de Antena 3 Manu Sánchez. Para los despistados, el periodista expone su inquietud por no saber cómo debe actuar un hombre de su tiempo ante lo que considera situaciones fáciles si fueran atendidas bajo criterios «de toda la vida». Su lamento, que pasó desapercibido hace tres meses, ha provocado ahora, al hilo del caso Rubiales, sonrojo en redes pero también adhesiones.

Cada cual, claro está, escoge a sus referentes y también cada cual es libre de querer entender que la enorme repercusión que está teniendo ese beso supone ya uno de los hitos con los que se escribe la crónica de la lucha por la igualdad plena en nuestro país que ha dado pasos de gigante, muchos, pero a la que le quedan capítulos por delante.

Hagamos memoria.
Hace 26 años, el 4 de diciembre de 1997, Ana Orantes encarnó, desde un plató de Canal Sur, la brutalidad de la violencia machista sacando por primera vez del ámbito doméstico y frente a las cámaras de televisión una lacra que, ya en lo que va de año, ha segado la vida en España de 40 mujeres. 13 días después, su exmarido la roció de gasolina y la quemó viva en la puerta de su casa. El relato del calvario que vivió durante cuarenta años, que fue recogido por el resto de medios, sacudió las conciencias de todos aquellos acostumbrados a mirar para otro lado. Eran los tiempos, todavía entonces, del “mi marido me pega lo normal”. La televisión ayudó entonces a tomar conciencia de la brutalidad de un problema que se vivía de puertas para adentro.

Hace 22 años, en 2001, la concejal Nevenka Fernández denunció por acoso sexual, delito que no entró en el Código Penal hasta 1995, al alcalde de Ponferrada, Ismael Fernández. El juicio, al que los medios de la época dedicaron horas y horas y horas en el tiempo álgido para las televisiones privadas, derivó en otro paralelo a la víctima, a la que parte de la opinión pública, dividida en dos como en aquel programa de Moros y cristianos de Telecinco, la culpó a ella: en resumen, Nevenka era guapa guapísima y llevaba la falda muy corta y, claro, luego pasa lo que pasa y los hombres no se saben controlar. El político del PP fue condenado en 2003 y tuvo que dimitir del cargo, pero él se quedó en el pueblo y ella, asediada y con una vida personal expuesta al detalle, tuvo que salir de España. Un documental de Netflix rescató en 2021 esta historia y nos colocó veinte años después delante de nuestras vergüenzas.

Hace siete años, en la madrugada del 7 de julio de 2016 durante las fiestas de San Fermín, cinco hombres violaron y dejaron tirada y desnuda en un portal de Pamplona a una chica que horas más tarde denunció a sus agresores. Los integrantes de La Manada, como así se hacían llamar en un grupo de whatsapp en el que se animaban a “follarse entre todos a una buena gorda”, fueron condenados por la Audiencia y el Tribunal Superior de Justicia de Navarra por abuso sexual en un fallo que recibió la reprobación social en la calle con el histórico 8M de 2018. Finalmente, el Supremo revisó el fallo y dictó sentencia en junio de 2019: elevó a 15 años la pena de prisión por considerar que sí existió agresión sexual, condenando a los acusados por un delito continuado de violación con trato vejatorio.

Cómo se comportó la víctima durante la agresión, una actitud pasiva y neutra aunque no participativa, –expusieron los peritos según los vídeos grabados por los violadores que sirvieron de prueba en el juicio–, y cómo se comportó después de la denuncia, cuando un detective privado contratado por los denunciados la siguió durante días, centró el debate en las redes sociales, en las tertulias y en todos los digitales. “Sale y entra y está de fiesta con sus amigas, su actitud no corresponde a la de una víctima”, argumentaron para restar gravedad a los hechos e interpretar su libre consentimiento. Según esta tesis, un manual define lo que puede o debe hacer una víctima ejemplar y con ello el trauma ha de encajar en un molde.

Ocho años después, también éste ha sido el reproche que está recibiendo Jenni Hermoso por parte de un espacio concreto de los medios, entre los que destacan, sin sorpresa para nadie, los agitadores de extrema derecha Javier Negre y Alvise Pérez y, bajo su abrigo, a su lado o en perfecta comunión, cierta parte del periodismo deportivo patrio y esa ciénaga que son los trolls y las cuentas de Twitter bajo seudónimo, responsables todos ellos de la difusión de vídeos y fotografías de la jugadora que buscan desacreditar su testimonio.

Esa jugadora que se abraza de alegría a sus compañeras tras levantar la Copa del Mundo, que brinda con ellas y bromea en el bus o en el vestuario entre risas cuando se ve a sí misma, agarrada por la cabeza por su jefe, en ese beso captado por las cámaras de todo el mundo no encaja en el perfil de una víctima mainstream.

La portada del As –Jenni deja caer a Rubiales– es el paradigma: ella es la causante de los males del presi. ¡Y todo por un beso, por un beso!, faltó en esa portada.

Del beso no consentido de Rubiales, decimos, sólo han pasado dos semanas.Pero, lejos de quedarse en una serpiente de verano, el caso, que ha despertado el interés de la prensa internacional de referencia, de la BBC al New York Times, del Financial Times al Frankfurter Allgemeine Zeitung, forma parte ya del acervo con que la sociología interpreta el contexto en que se ha generado esta reacción masiva de empatía y solidaridad con la víctima al margen de banderías políticas(aunque los partidos han participado y el Gobierno sigue tratando de gestionar el asunto).

¿Por qué ahora?, ¿por qué con este beso?, ¿por qué el #MeToo español ha estallado en el fútbol?, ¿por qué los medios se han posicionado junto a la víctima sin mucho esfuerzo?

Beatriz Ranea es autora de Desarmar la masculinidad. Los hombres ante la era del feminismo (Editorial Catarata, 2021), un ensayo nacido al calor del debate sobre el juicio a La Manada que en el capítulo Me gusta el fútbol 24/7 analiza por qué el fútbol (masculino) es ese espacio donde el hombre ostenta más poder, tanto real como simbólico, y un escenario por excelencia para la demostración de la hombría y la virilidad. ¿Por qué ahora? “El contexto social ha cambiado, a lo largo de los años ha habido puntos de inflexión que han permitido poner en el centro de la agenda pública lo que se considera violencia sexual, como el caso de Nevenka o de La Manada. En estos momentos, aunque un beso sea una forma no tan definitoria o no tan grave o de una magnitud distinta, sabemos interpretar ya como sociedad (y a todo el mundo le suena, para posicionarse a favor o en contra) de qué hablamos cuando hablamos de consentimiento”.

Y eso a pesar de que el consentimiento ya era el eje de los tipos penales y que un beso sin consentimiento estaba tipificado ya antes de la ley del sí es sí que se aprobó en 2022. Hay un matiz: con la entrada en vigor de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual se aplica el mismo tipo penal (agresión) a ese beso de Rubiales que si el presidente suspendido hubiera forzado ese beso en la habitación de la jugadora sin cámaras de por medio. Con el Código Penal anterior, se distinguía entre abuso y agresión, ahora no. Quizás, a ojos de los juristas críticos con el diseño penal del texto, es esto lo que da lugar a que muchos acaben juzgando el beso con indulgencia, en la teoría de que es un baboso pero no un delincuente.

Más allá del recorrido judicial del caso, lo cierto es que el relato de Rubiales personifica, según Ranea, “ese modo de no reconocer qué es una agresión sexual y quién es la víctima” frente al respaldo que, ahora en este caso, se le concede a la víctima por parte de una parte importante de la sociedad, de los medios y de los portavoces políticos. Es, insiste la profesora de Opinión Pública en la Universidad Complutense de Madrid, la importancia del contexto, del aprendizaje social, de la pedagogía y del hecho de que miles de cámaras captaron el momento.

¿Por qué en España el #Metoo, adaptado con el hashtag #Seacabó, ha estallado con este beso? A juicio de Ranea, el fútbol –el masculino, claro– “es el laboratorio por excelencia para la masculinidad tóxica o dañina”. En su libro, Ranea destaca la relación entre fútbol masculi­no y violencia “porque en torno al fútbol se permiten conductas de agresividad que en otros lugares son impensables hoy en día, como el caso más explícito de hooligans, skinheads y otros hinchas violentos. Alrededor del fútbol masculino se permiten prácticas sexistas, racistas y xenófobas que en ningún otro ám­bito tienen tanta tolerancia social. (…) El espectáculo del fútbol masculino, en muchas ocasiones, actúa como escenario de representación de la hombría de una forma casi esperpéntica”.

Y esta representación esperpéntica es lo que en estos momentos hace tan diferente la percepción de cómo se comportan ellos en el fútbol y cómo lo hacen ellas. No se trata sólo del silencio mayoritario de los jugadores de la selección (con la salvedad de Borja Iglesias), sino de que el fútbol femenino está demostrando una complicidad –sororidad– con la víctima que está siendo bien ponderada por los medios. No es sólo por el apoyo unánime de las campeonas de la selección a su compañera sino por todo lo que ha venido después: el anuncio de las dos jornadas de huelga de la Liga F, el discurso ejemplar y contundente de Adriana Bonmatí contra los abusos de poder al recoger el premio a la mejor jugadora de la UEFA, la dedicatoria de Sarina Wiegman, seleccionadora de Inglaterra que cayó en la final ante España, a las jugadoras españolas al recoger su galardón en la misma ceremonia…

“Este tipo de actitudes ponen de manifiesto que hay otra forma de entender el fútbol, de relacionarse, de admirarse entre jugadoras de distintos equipos”, explica Ranea sobre un deporte que ha crecido hasta obtener el reconocimiento que tiene hoy soportando el descrédito masculino, el señalamiento de las jugadoras por machorras y desviadas o la minusvaloración de su importancia como profesionales del deporte, como pone de manifiesto el estremecedor relato que se hace en Romper el silencio. La lucha de las futbolistas de la Selección del trato humillante y abuso de poder a las jugadoras que realizó Ignacio Quereda, seleccionador nacional femenino durante ¡27 años! Antes, mucho antes de que llegaran Rubiales y sus modos de mafioso.

Es este beso lo que ha permitido poner al descubierto todas estas vejaciones en las que otras víctimas de otros ámbitos se han reconocido, reviviendo experiencias de las que estos días se hacen eco los medios.

Porque son los medios los que ayudan a dimensionar el caso y a amplificar el relato de los protagonistas.

Según Ranea, «se ha distinguido desde el principio por saber contar este caso” el medio deportivo Relevo, del grupo Vocento y nacido en 2022, que da protagonismo en sus páginas al deporte femenino, cuenta con numerosas firmas de mujeres y realiza un periodismo que atiende a códigos deontológicos –también al hablar de violencia sexual en el deporte– en un contexto en el que las mujeres son mayoría en las redacciones de los medios pero no en los puestos de dirección.

Y todo ello mientras el deporte femenino está casi invisibilizado en televisión. En un informe de octubre de 2022, el Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA) constató, una vez más, la amplísima brecha de género existente en el deporte televisado, donde se sigue sin alcanzar el 10% de presencia femenina en las noticias de los informativos de Canal Sur TV. En sus recomendaciones, el CAA insistió en la necesidad de revertir esta situación e instó a una reflexión profunda sobre la necesidad de que las retransmisiones e informaciones deportivas sean más igualitarias y equilibradas.

Otro de los aspectos que también ha dejado al descubierto el caso Rubiales es que, cómo no, caemos en el error una y otra vez, por parte de todos los medios, públicos y privados, de convertir cada víctima en protagonista de un gran carnaval, como fuera el de Billy Wilder, dándole pábulo y micrófonos al entorno del agresor –a la prima, a la otra prima, a la madre en ayunas encerrada en la parroquia, a los vecinos espontáneos de Motril–, que cuestiona el relato de la víctima y que clama airado que Luis es un buen chico, que Luis, al fin, es uno de los nuestros. Queda trabajo por delante.

jueves, 11 de febrero de 2021

El legado de la alcaldesa María Domínguez y una generación de mujeres que se abrió paso entre el machismo y las bombas

Fuentes: Público [Foto: Recepción de Unión Republicana Femenina a las alcaldesas de la provincia de Madrid, marzo de 1933. En el centro, Clara Campoamor. — Incluida en la obra Mujeres en los gobiernos locales]

La obra ‘Mujeres en los Gobiernos locales’ repasa la participación de las féminas en la política local desde la dictadura de Primo de Rivera hasta la democracia. La primera mujer elegida democráticamente fue Catalina San Martín López, alcaldesa de Rivas durante la II República.

– «¿No les importa a ustedes que les mande una mujer?»

– No (…) Y además esta vale por bastantes hombres»

Esta conversación fue recogida en octubre de 1932 en el diario Ahora. El periodista había acudido hasta el pueblo de Gallur, en Zaragoza, para preguntar a los vecinos y vecinas por la llegada a la alcaldía de María Domínguez, la primera mujer en ocupar el puesto de alcaldesa durante la II República. La respuesta, como se aprecia, es contundente.

Domínguez había sido elegida alcaldesa de Gallur el 29 de julio de 1932. Pero no tras unas elecciones. El Gobierno republicano la había elegido para tratar de normalizar la situación en la localidad zaragozana donde el Gobierno municipal, que había salido de las urnas del 12 de abril de 1931, había dimitido en bloque. Su nombramiento supuso que Domínguez se convirtiera en la primera mujer en alcanzar la condición de alcaldesa durante la II República y su objetivo, tal y como explicaba ella misma, era el de «pacificar los espíritus».

Estuvo apenas siete meses en el poder hasta que dimitió para dejar paso al nuevo Ayuntamiento, constituido tras la celebración de las elecciones municipales parciales del 23 de abril de 1933. En este breve período de tiempo, Domínguez trató de aplicar las disposiciones republicanas en materia de jornales, llevar a cabo un reparto de tierras entre los jornaleros y crear una bolsa de trabajo para paliar el paro obrero. También mandó construir una escuela local. Era una feminista convencida. «La hora presente es de una gravedad extraordinaria. ¡Despertad mujeres! Haced un esfuerzo supremo y sacudid este letargo!, escribió Domíngez en Vida Nueva, en mayo de 1930.

Sus ideas republicanas y su empuje feminista, sin embargo, la convirtieron en objetivo de las fuerzas franquistas tras el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 y el estallido de la Guerra Civil. Su espíritu contradecía el ideal de la mujer sumisa que propugnaba el nacionalcatolicismo. Solo el ejemplo que había dejado era peligroso. Había que borrar su nombre de la Historia. Consciente del peligro que corría, por republicana, por roja y por feminista, Domínguez huyó de Gallur tras el golpe de Estado, pero no sirvió de nada. Fue detenida y fusilada frente a las tapias del cementerio de Fuendejalón (Zaragoza). Era el mes de septiembre de 1936 y los franquistas se llevaban por delante a la primera mujer en ocupar una alcaldía en la II República.

El caso de María Domínguez saltó este domingo a los medios de comunicación. El equipo de arqueólogos de Charata y Arico localizó los restos de una mujer en una fosa del cementerio de Fuendejalón, muy cerca de donde cuenta la memoria popular que había sido fusilada María Domínguez. Francisco Javier Ruiz, director de la exhumación, explica a Público que todavía no hay confirmación genética que permita asegurar que los restos encontrados son de la primera alcaldesa republicana, por lo que habría que esperar a la prueba de ADN para estar 100% seguros. Sin embargo, también explica a que hay indicios que apuntan a que sí. A que es ella. Son varios. Por el lugar donde ha aparecido; porque el cuerpo es claramente el de una mujer, tal y como muestran las peinetas y demás utensilios que acompañan al cuerpo; y porque no hay constancia de otras mujeres en las fosas comunes de este cementerio. La propia vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, alabó la figura de Domínguez tras el hallazgo del equipo encargado de la exhumación en un tuit.

Sin embargo, el caso de María Domínguez no es único. Tampoco excepcional. Domínguez formó parte de una generación de mujeres que se abrió paso a codazos en una sociedad machista y patriarcal, que luchó contra los prejuicios de sus propios compañeros, contra las bombas y rifles de los enemigos y, muchos años después, contra la desmemoria de una democracia que propugnaba el olvido para procurar su supervivencia. María Domínguez fue la primera, pero antes hubo otras muchas que lucharon por abrir el camino. Mujeres como las que, a principios del siglo XX, habían empujado a través de organizaciones tan potentes como la Asociación Nacional de Mujeres Españolas o la Unión de Mujeres Españolas, y que después, tras el golpe de Estado de 1936, decidieron seguir luchando para defender su libertad y la de toda la sociedad contra la tiranía fascista.

Previamente, también están las siete mujeres que fueron designadas alcaldesas de sus localidades por el dictador Primo de Rivera. Se trata del caso, entre otras, de Matilde Pérez, designada alcaldesa de Cuatretondeta (Alicante) en 1924 o Dolor Codina i Arnau, que presidió el Ayuntamiento de Talladell (Lleida) ese mismo año. La dictadura primorriverista, ante un movimiento feminista pujante, había decidido abrir los municipios a la participación de las mujeres entendiendo que los ayuntamientos eran una especie de «hogar de hogares» o «casa grande», donde las mujeres podían participar como una extensión de las tareas de cuidados que ejercían dentro del hogar, ya fuera en tareas de salud pública, ayuda a los más necesitados o en una buena administración de los recursos.

Foto: María Purificación Gómez González, alcaldesa de A Cañiza (Pontevedra), 1936. — Incluido en la obra ‘Mujeres en los gobierno locales’ por cortesía de María José Bernete Navarro

La obra Mujeres en los gobiernos locales. Alcaldesas y concejalas en la España contemporánea (Editorial Biblioteca Nueva), coordinado por la catedrática Gloria Nielfa Cristóbal, da una buena muestra de la lucha de estas mujeres por su derecho a votar, a ser elegidas, y a participar activamente de la política. Se trata de un libro de investigación centrado exclusivamente en las mujeres que, como María Domínguez, participaron en los ayuntamientos de España durante el siglo XX, una parte de la política que suele quedar en segundo o tercer plano de la Historia, alejada de los grandes titulares y de las grandes biografías que protagonizan las figuras que llegaron hasta el Gobierno o jugaron un papel en el Congreso de los Diputados de la época.

Así, tras la proclamación de la II República fueron decenas y decenas las mujeres que consiguieron llegar al puesto de alcaldesa o concejal en su localidad. Sin embargo, como en el caso de María Domínguez, en un inicio, ocuparon el puesto de manera interina como presidentas de una comisión gestora provisional. Gloria Nielfa explica a Público que la República había ordenado repetir los comicios municipales en todos aquellos ayuntamientos en los que en 1931 no se había podido votar al alcalde porque solo se había presentado una persona al cargo. Mientras tanto, ordenó disolver esos gobiernos municipales y nombrar una comisión gestora formada por un funcionario, un líder sindical y un contribuyente para que se hicieran cargo de los respectivos gobiernos hasta la celebración de nuevas elecciones municipales en 1933.

Fue en este contexto donde decenas de maestras ocuparon las alcaldías de sus pueblos de manera interina hasta la celebración de los citados comicios. «Hay que tener en cuenta que en muchas localidades la única funcionaria era la maestra de la escuela», explica Nielfa. Sólo en la provincia de Zaragoza, por ejemplo, hasta 17 mujeres alcaldesas participaron el 20 de febrero de 1933 en una cena con el Gobernador Civil. De ellas, 16 eran maestras y una propietaria o contribuyente.

Pero hay multitud de ejemplos de este tipo por toda la geografía nacional. Julia Mayoral Márquez (1902-1983) presidió la Comisión Gestora del Ayuntamiento de Alange (Badajoz) desde el 2 de enero hasta el 9 de mayo de 1933. «Comprendo que cuando la mujer es llamada a realizar una misión de paz y progreso para su pueblo, debe seguir la voz del deber y poner en el cargo gran entusiasmo y amor a España, así como fe en luchar por ella y por la pacificación de los espíritus», escribía.

La maestra Felipa Torrens García también llegó a la alcaldía de Marcilla (Navarra). Victoriana Fernández Calvo ocupó la alcaldía de Lominchar (Toledo) o el caso de Natividad Yarza Planas, en el municipio barcelonés de Bellprat, en la comarca de la Anoia. La lista sigue hasta hacerse interminable en municipios de Madrid, Guipúzcoa, Ciudad Real, Toledo, Palencia, Asturias, Salamanca, Murcia y Santa Cruz de Tenerife.

Foto: Natividad Yarza, alcaldesa de Bellprat (Barcelona) es recibida en la Generalitat por el president Companys. — ANC-Fons Companys Se trató de una experiencia breve. En muchos casos, apenas llegaban a los meses y el margen de maniobra era escaso ya que el presupuesto venía ya dado de la anterior corporación, pero sí permitía mostrar la voluntad de cambio del período republicano y el avance hacia una igualdad que estaba reconocida en la Constitución de 1931, pero que estaba lejos de plasmarse. La República, tal y como explica la catedrática de la Complutense Mirta Núñez, había supuesto una transformación del marco legal que otorgaba a la mujer, por primera vez, una condición de ciudadanía en igualdad de derechos con el hombre. La elección de mujeres para presidir las comisiones gestoras fue una buena muestra de esta voluntad de cambio. «La mujer empieza a ser ciudadana prácticamente a raíz de la II Republica. Hasta ese momento no era más que una especie de adjunta a la dirección. Su ascenso o no dependía de los logros de su marido o padre», apunta.

En ese momento, aunque de manera interina, estaban asumiendo la gestión de ayuntamientos. Y, a diferencia de la época primorriverista, no se trataba únicamente de mujeres ligadas al orden y vinculadas al caciquismo o las fuerzas tradicionales. No. Era un grupo de mujeres plural, variado, que aspiraba a una España diferente. «Había solteras, casadas y viudas, jóvenes y mayores; con ideas políticas definidas o sin ellas. Tenían en común, eso sí, la voluntad de querer cumplir el cometido encargado por el Gobierno de gestionar sus ayuntamientos hasta la celebración de elecciones», explica Gloria Nielfa.

La primera alcaldesa elegida democráticamente
Así se llegó a la celebración de las elecciones municipales del 23 de abril de 1933 en 2.653 municipios del territorio español y que afectaba al 10% del censo electoral. Las primeras mujeres alcaldesas de la II República ya habían dimitido y así llegaba la hora de la primera alcaldesa elegida democráticamente: Catalina San Martín López, en Rivas Vaciamadrid (Madrid), una maestra que había presidido la comisión gestora de la localidad, que decidió presentarse como alcaldesa y que logró la victoria.

«Es el único caso que tenemos localizado de una mujer que después de haber presidido una comisión gestora se presentara a las elecciones de abril de 1933 y fuera revalidada para el cargo por las urnas, y es también la primera alcaldesa elegida en España de la que hemos tenido noticia», escribe Neifa en la obra Mujeres en los gobiernos locales en el capítulo firmado junto a Rosario Ruiz Franco. Asimismo, las autoras explican que no parece que Catalina San Martín representara una opción política concreta sino que «cabe suponer que el apoyo que recibió estuvo basado en su actuación al frente del Ayuntamiento en los meses en que presidió la Comisión Gestora».

Las autoras explican que hay pocos datos que permitan conocer si tras estas elecciones hubo más alcaldesas. Sí conocen el caso de Juana García Rodríguez, que fue elegida concejala en Artenara (Las Palmas) como independiente y poco tiempo después pasó a ocupar la alcaldía. O el ya comentado caso de Natividad Yarza, que consiguió ser reelegida como alcaldesa de Bellprat, en las elecciones municipales catalanas de enero de 1934.

Tras las elecciones generales de febrero de 1936, la victoria del Frente Popular tendrá efecto en la convulsa vida municipal de muchas localidades ya que, como consecuencia, se produjo la reposición de varios ayuntamientos que habían sido destituidos durante el conocido como Bienio Negro. En A Cañiza (Pontevedra), por ejemplo, el 15 de marzo de 1936, los 16 concejales eligieron como alcaldesa de la localidad a Purificación Gómez González, de Izquierda Republicana. Durante su mandato, el Ayuntamiento solicitó la creación de cuatro escuelas, dos de párvulos y otras dos unitarias, para niños y niñas. Su programa de Gobierno constaba de tres ejes: fomento de la enseñanza, mejoras urbanísticas para combatir el paro y medidas simbólicas para recuperar el espíritu inicial de la República. Tras el golpe de Estado del 18 de julio, Purificación fue detenida, encarcelada y condenada a muerte. Afortunadamente, su pena fue conmutada por la de reclusión perpetua, que después también sería reducida. También pertenecía a Izquierda Republicana Guillermina Medrano, que a los 23 años se convirtió en la primera concejala del Ayuntamiento de València. Era febrero de 1936 y estuvo en el cargo hasta febrero de 1937.

Foto: Portada de Crónica de 1932 donde se habla de María Domínguez, la primera alcaldesa republicana

El golpe de Estado del 18 de julio y el aumento de la participación
El golpe de Estado del 18 de julio provocó un desmoronamiento institucional de la República en muchos de sus ayuntamientos y, además, una obligada reconstrucción para sustituir a aquellos concejales que apoyaban el golpe contra la República. Así, el golpe de Estado también provocó que llegaran a la alcaldía de sus localidades mujeres como Joana Matia Borau, del PSUC, que fue elegida alcaldesa de Alpens. Además, el decreto de 4 de enero de 1937 de Largo Caballero estableció la disolución de ayuntamientos y su sustitución por Consejos municipales en los que estuvieran representados los partidos del Frente Popular y las organizaciones sindicales obreras.

Así, en el País Valencià se encuentran numerosos ejemplos de mujeres que dieron un paso adelante para participar en la vida política de sus localidades en el más conflictivo y delicado de los momentos. En Montavernet, en abril de 1937, llega al Consejo Municipal María Carbó Vañó, del PCE. En la misma comarca, la Vall d’ Albaida, Isabel Montagut Monferrer, una mujer socialista ocupaba la alcaldía de Terrateig desde octubre de 1937 hasta el final de la guerra. En Elche (Alicante) la enfermera Matilde García Iborra y Rita García Agulló, del Grupo Femenino Socialista, también entraron a formar parte del Consejo Municipal hasta el final de la guerra. Un año después, en la misma ciudad, también lo harían Gregoria Lozoya Lag y Josefa Pastor Brotons. En la ciudad de Alicante, una joven de 17 años, Marina Olcina González, militante del PCE, ocuparía también un puesto en el Consejo Municipal.

Y así sucedió en gran parte de los municipios del país. En la provincia de Córdoba, por ejemplo, tras los brutales avances de las tropas franquistas, la localidad de Villanueva de Córdoba se había convertido en la capital de la zona republicana y entre su Consejo Municipal se encontraba la concejala María Josefa López Garrido, quien en su participación en septiembre de 1937 en la II Conferencia Nacional de Mujeres Antifascistas explica cómo las brigadas de choque femenino recogían las cosechas en los campos cordobeses bajo el fuego enemigo.

En el Ayuntamiento de Madrid, el golpe de Estado dio lugar a un nuevo Consejo Municipal que supuso la participación de una mujer en el Gobierno municipal. Se trataba de Petronila Maciá Simón, militante del PCE. Durante su discurso en el Cine Monumental en el acto de constitución del Consejo, Petronila hizo referencia a la necesidad de seguir captando a las mujeres que todavía no luchaban contra el fascismo. Después le seguirían en nombramientos municipales otras mujeres como Ángeles Sánchez Flores, Aurora Rodríguez Peral o Josefa Reviejo Pérez. También en esta época, en Barcelona, llega a la Corporación Municipal la primera mujer. Se trata de Dolors Piera, una de la fundadoras de la Federación de Enseñanza de UGT, secretaria General de la Unió de Mujeres de Catalunya y responsable de la Comisión de la Mujer del PSUC. Ocuparía el cargo hasta la caída de la ciudad a manos de las tropas franquistas y se exilió en París, donde pasó cuatro meses en la prisión de Fresnes. detenida por los nazis.

Asesinato, represión y exilio

La participación de la mujer en los Consejos municipales republicanos se extendió hasta el final de la guerra. La llamada al frente de muchos hombres también provocó el aumento en número de mujeres en puestos de representación. Pero la guerra terminó y la represión franquista no iba a permitir que quedara el ejemplo de unas mujeres que no se sometieron al fascismo. El hecho de ocupar un cargo público en la etapa republicana era motivo de represión e, incluso, de muerte.

Se ha explicado antes el caso de María Domínguez, que primero tuvo que huir del pueblo y, finalmente, fue fusilada junto a las tapias del cementerio de Fuentejalón. Pero no fue el único caso. La alcaldesa de Rivas, Catalina San Martín, también sería detenida y encarcelada. Gracias a contactos con autoridades franquistas, San Martín consiguió evitar la muerte, aunque sería inhabilitada de por vida y nunca pudo volver e ejercer el magisterio.

Otras muchas, como fue el caso de Rosa Estruc Espinós, alcaldesa de Vilallonga (València), sufrieron terribles torturas. Estruc estuvo presa en el convento reconvertido en prisión de Santa Clara y en la Prisión Provincial. Fue condenada a 15 años de cárcel, aunque la pena fue conmutada a 12 años de prisión atenuada, ya que quedó inmovilizada de por vida como consecuencia de las torturas.

También fueron condenadas a muerte, aunque sus penas fueron conmutadas por años de prisión, concejalas socialistas como Mercedes Francia Zapatero (Ciudad Real); Severiana Bermúdez García, teniente de alcalde de Torrenueva (Ciudad Real) o Carmen del Río Toral, Peñamellera Baja (Asturias).

Otras muchas mujeres tuvieron que emprender el camino hacia el exilio. Es el caso ya mencionado de Dolor Piera Llobera, que tras pasar por París se marchó a Chile; o Aurèlia Pijoan Querol quien, tras ser concejala en el Ayuntamiento de Lleida, se tuvo que exiliar en México donde continuó su activismo feminista, llegando a ser secretaria de la Unión de Mujeres Españolas en México en 1945.

Borradas de la memoria
La experiencia de las mujeres que participaron en política durante la II República fue completamente borrada durante la dictadura franquista. Prueba de ello, explica Gloria Nielfa, es que cuando en 1967 una mujer fue nombrada para ocupar la alcaldía de Ubidea (Vizcaya), la noticia apareciera repetidamente en la prensa bajo el rótulo de que era la primera vez que ese hecho se producía en España.

La Transición tampoco recuperó la Memoria de estas mujeres. Se recuperaron algunos nombres y trayectorias de figuras importantes femeninas que habían alcanzado posiciones relevantes en la política nacional del momento. Pero la historia de tantas y tantas mujeres que lucharon para abrirse paso entre el machismo y las bombas quedó relegada al olvido.

El domingo, 85 años después de su fusilamiento, se consiguieron recuperar los restos de María Dominguez, la primera alcaldesa de la España republicana. Ahora solo falta poder confirmar el hallazgo con una prueba de ADN. La ocasión parece ideal para recuperar toda una tradición de lucha feminista de más de 100 años.

«Dice mucho de lo que ha sido la Memoria en España y su difícil devenir que hayamos tardado 85 años en recuperar el cuerpo de María Domínguez. Pero también nos indica que caminamos hacia el despertar, que nos vamos sacudiendo miedo y volviendo a situar a estas personas en el lugar de la Historia que les pertenece», sentencia Mirta Núñez.

Fuente:

miércoles, 16 de diciembre de 2020

_- Los dos frentes de las brigadistas internacionales

_- Unas 700 mujeres extranjeras se sumaron al bando republicano para luchar contra Franco en la Guerra Civil. Comprometidas con el reto de frenar al fascismo en el frente español, muchas fueron relegadas a servicios de oficina o de cuidados y sufrieron la misoginia donde se suponía sagrada la igualdad. Algunas murieron en combate. Todas quedarían marcadas por aquella guerra.

1. BARCELONA

El 19 de julio del año 1936, la periodista holandesa Fanny Schoonheyt se puso una blusa amarilla de manga corta antes de salir a las calles de Barcelona en busca de un arma. Desde primeras horas de la mañana se había desatado una lucha feroz por el control de la ciudad, después de que las fuerzas militares de varios cuarteles se unieran al alzamiento que había comenzado dos días antes en los territorios españoles del norte de África. Por la calle pululaban grupos de milicianos armados que les hacían frente junto a policías y guardias civiles leales, pero pocos sabían manejar un fusil como Fanny, que había ganado premios en su ciudad natal de Róterdam como tiradora deportista.

No era la única mujer extranjera que andaba por las calles tumultuosas de Barcelona. Felicia Browne, una pintora inglesa, se acercó al epicentro de la batalla, la plaza de Cataluña, pero un policía escondido en un portal sacó su pito y la avisó de que aquello era todavía territorio comanche. A Felicia le llamaban la atención los contrastes de la ciudad en guerra. Cuando nadie pegaba tiros, la bulliciosa Barcelona quedaba casi en silencio. “Entre tiro y tiro se oía el viento pasar entre los árboles”, escribió en una carta.

Algún tiempo después Fanny se unió a un grupo que trepaba por los tejados del paseo de Colón hacia el edificio de la Capitanía, donde los rebeldes se habían hecho fuertes. Con su blusa amarilla, se dio cuenta de que era un blanco fácil. “Es un milagro que no me hayan pegado un tiro. Puede que se quedaran tan sorprendidos que no supieran reaccionar”, escribió emocionada a una amiga de Róterdam. “Tuve que robar mi primera arma”.

La joven periodista llevaba dos años en la Ciudad Condal y trabajaba en la organización de la Olimpiada Popular —una alternativa a los Juegos oficiales de agosto en el Berlín nazi—. Se había hecho amiga de Marina Ginestà, una joven catalana de 17 años criada en Francia, que pronto sería la intérprete del periodista estrella del diario ruso Pravda, Mijaíl Koltsov.

En España arrancaba la primera gran guerra fotográfica y Ginestà se convertiría en símbolo de la miliciana española, posando en los tejados del hotel Colón con un fusil al hombro. Como otras tantas fotografías de milicianas que dieron la vuelta al mundo, algunas tomadas por Gerda Taro, socia de Robert Capa, lanzaba a las mujeres extranjeras el mensaje de que serían bienvenidas en la lucha contra Franco. La verdad, como Ginestà reconoció años después, es que ese fue el único día en que llevó arma y nunca pegó un tiro.

La alta y rubia Fanny le pareció a Ginestà, a primera vista, como una sirena nórdica del cine. “Como Greta Garbo. Nos daba envidia, por su elegancia y por su manera de fumar. Ninguna mujer se atrevía a fumar en la calle en Barcelona, menos ella. Así impresionaba a los hombres, que le tenían mucho respeto”.

Más respeto le tendrían aún cuando se dieron cuenta de sus habilidades con el fusil. En los primeros días se dedicó a cazar pacos —los francotiradores facciosos, reales o imaginados, que se apostaban en ventanas o iglesias—. Luego se apuntó al Grupo Thälmann, un pelotón de 20 extranjeros de la columna Carlos Marx, cuando este se marchó para Aragón. Sus miembros eran exiliados alemanes y algunos atletas que habían venido por las Olimpiadas. Entre ellos había tres parejas de alemanes y suizos además de la alemana-británica Liesel Carritt.

A Fanny le dieron una metralleta que pronto aprendió a manejar con soltura. El periódico Última Hora dedicó un reportaje a “la valiente guerrillera Fanny…, una muchacha rubia, de facciones bonitas, de unos ojos de vedette, con la piel bruñida, unos brazos torneados y unas espaldas robustas, de línea deportiva”. El periodista Luis de Oney la visitó cuando ingresó en un hospital de Barcelona con problemas de hígado. “A Fanny la quieren todos, desde el coronel Villalba hasta el miliciano desconocido, por su arrojo en la línea de fuego, por su simpatía personal, por su firme valentía… Mientras las balas silban, los obuses aúllan y las granadas atruenan, Fanny hace crepitar su ametralladora”, escribió en el diario La Noche. Fanny hablaba de lo fácil que era matar a soldados enemigos cuando avanzaban “como idiotas” en fila india. Esperaba que su ejemplo sirviera “de estímu­lo a todas las mujeres del mundo” para que mirasen con simpatía “la defensa del pueblo español”.

Felicia Browne también quiso apuntarse a las milicias. “No quiero irme de este país”, escribió en una carta a los suyos. En las milicias le dijeron que no. Felicia no hablaba castellano ni catalán. Nunca había manejado un arma. Pero la artista, formada en la prestigiosa escuela londinense The Slade, insistió, diciendo que podía “luchar tan bien como cualquier hombre” y la aceptaron en otro grupo de extranjeros, aunque solo como enfermera. Para demostrar su valentía, se ofreció voluntaria a un grupo guerrillero que se infiltró detrás de las líneas enemigas para sabotear un tren de municiones. Una patrulla enemiga les disparó y Felicia corrió en auxilio de un combatiente italiano herido, al que arrastró detrás de una roca mientras atraía el fuego enemigo hasta que, según uno de los integrantes del comando, “con varias heridas en el pecho y una en la espalda, Felicia (…) cayó muerta al suelo”. No fue la única voluntaria extranjera en morir en las primeras semanas de la guerra. Las alemanas Margarita Zimbal, Augusta Marx y Georgette Kokoeznynsgy también fueron víctimas, según La Vanguardia, de la “barbarie fascista”.

02. MADRID

La guerra no llegó a Madrid con fuerza hasta el 20 de julio. La acción culminante fue el asalto al cuartel de la Montaña, colindante con la plaza de España. La argentina Mika Etchebéhère había llegado tan solo una semana antes para reunirse con Hipólito, su marido francoargentino, y se dio cuenta enseguida de la tensión latente en una sociedad que caminaba sobre el precipicio de la guerra. “Nos mantiene a todos despiertos, como velando a un agonizante”, dijo.

Mientras el alzamiento progresaba o fracasaba en otras ciudades, Mika e Hipo seguían a la muchedumbre que recorría Madrid en busca de armas. En un local sucio y lleno de humo del que se había apoderado el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), Mika observó que había mujeres, algunas de ellas “de aspecto raro”. “Me entero de que entre ellas hay varias de un burdel vecino que vienen a enrolarse en las milicias”. Vistas con sus ojos de clase media, hija de padres judíos que huyeron a Argentina para escapar de Rusia, le inspiraban más miedo que los generales. Nadie le preguntó, sin embargo, si pertenecía al partido ni qué hacía allí una mujer con acento extranjero. “Por derecho revolucionario, todo aquel que quiere combatir merece empuñar un arma”, observó.

Cuando por fin les llegaron algunas armas incautadas, los milicianos no sabían qué hacer con ellas, así que Hipo se ofreció a instruirlos. Eso les bastó para nombrarlo su jefe, y formaron un grupo de 100 hombres y mujeres con dos camiones, tres coches, una ametralladora y 30 fusiles y se marcharon al frente cerca de Sigüenza. Cuando su marido murió a mediados de agosto, Mika tomó el mando. A sus 34 años, se veía más como “capitana-madre que cuida de sus hijos soldados” que como oficial de tropa tradicional. De hecho, afirmó que no mandaba: “No necesito imponerme. Cuando llega una orden, la comunico a la compañía y la cumplimos entre todos”. En su columna se observaba una igualdad rigurosa. Etchebéhère incluso reclutó a dos mujeres de una columna comunista, donde habían acabado limpiando platos y ropa. “No vine al frente a morir con un paño de cocina en la mano”, se quejaba una.

Etchebéhère terminó discutiendo con su comandante anarquista, Cipriano Mera, después de que este le dijera, al verla llorar ante un chico joven herido de muerte: “Vamos, moza, deja de llorar. Llorando con lo valiente que eres. Claro, mujer al fin”, a lo que ella replicó: “Y tú, con todo tu anarquismo, hombre al fin, podrido de prejuicios como un varón cualquiera”.

Entre los anarquistas, como había observado Mika, no todo fue igualdad y solidaridad. La filósofa francesa de 26 años Simone Weil se incorporó a la columna Durruti, dejando atrás el pacifismo que la había guiado hasta entonces. “No me gusta la guerra”, se justificó, “pero (…) cuando me di cuenta de que, a pesar de todos mis esfuerzos, no podía evitar participar moralmente en esta guerra, es decir, que no podía evitar desear cada día, a todas horas, la victoria de un bando y la derrota del otro, me dije que, para mí, París era la retaguardia y tomé un tren a Barcelona”. Con su mono azul y gruesas gafas redondas, parecía todo menos una guerrera de primera línea. Ella quiso luchar, pero la metieron en la cocina —donde la filósofa se manejaba mal y no tardó en escaldarse el pie con aceite de oliva hirviendo—. Se marchó disgustada por la despreocupación con que los anarquistas fusilaban a sacerdotes y supuestos simpatizantes fascistas. La muerte de un falangista de 15 años capturado por sus compañeros, y que prefirió que lo fusilasen antes que arrepentirse, pesó sobre su conciencia.

03. BRIGADISTAS

Una tarde-noche de octubre de 1936, Lise London subió al Expreso rojo, como se había bautizado al tren que llevaba voluntarios a la frontera con España desde la estación de Austerlitz en París. Era una de tres mujeres voluntarias entre mil hombres. “Nunca podré olvidar este viaje. Nos paramos en todas las estaciones, donde nos esperaban decenas, cientos, miles de hombres, mujeres y niños, con los brazos cargados de flores, frutas, comida, jarras de agua fresca, botellas y porrones de piel de cabra llenos del vino de las laderas pirenaicas, que marea la cabeza y regocija el corazón”.

Un par de semanas antes, en respuesta al entusiasmo popular por ir a luchar del lado republicano y al deseo de la Unión Soviética de implicarse, se habían creado las Brigadas Internacionales, que iban a poner seis brigadas —de hasta 3.000 voluntarios extranjeros cada una— al servicio de la República. La organización la puso el Komintern, la Internacional Comunista con sede en Moscú, pero el espíritu de las brigadas reflejó la misma transversalidad de la izquierda que se había manifestado en los triunfos electorales del Frente Popular en Francia y España. Lise, francesa de padres españoles, convivía con el intelectual checo Artur London y trabajaba en un sindicato comunista en París. Estaba embarazada, pero André Marty —el gruñón y paranoico responsable de las Brigadas, y uno de los siete poderosos secretarios de la Komintern— le había pedido que viajara hasta la sede de la organización de voluntarios extranjeros en Albacete para trabajar como su secretaria.

El entusiasmo oficial por las milicianas empezaba a disminuir y, para mediados del año 1937, casi todas habían sido retiradas del frente. En la esfera comunista, a la que pertenecieron las Brigadas Internacionales, ya se estaba sacando a mujeres de la primera línea de fuego en octubre de 1936. Así que a las 700 que llegaron como parte de los 35.000 voluntarios foráneos se les puso a hacer trabajos de oficina o, en su gran mayoría, a trabajar como médicos y enfermeras de los 23 hospitales creados por las Brigadas Internacionales en Murcia, Albacete, Benicàssim y otras ciudades.

La enfermera negra estadounidense Salaria Kea había protagonizado su primera revolución en la cafetería del Harlem Hospital de Nueva York en 1933. Cuando un grupo de médicos blancos les dijeron a ella y a sus compañeras —otras enfermeras negras— que tenían que cambiar de mesa porque estaban comiendo en la zona reservada para blancos, se levantaron y tiraron del mantel, mandando la comida al suelo. El hospital tuvo que cambiar sus normas. Su segundo gran arrebato de rabia vino tras la invasión de Etiopía por el Ejército fascista de Mussolini en 1935. La comunidad negra de Harlem quedó indignada, y los médicos y enfermeras costearon un hospital de campaña. Para ellos, la guerra civil española fue otra fase más de la expansión fascista por el mundo.

El 27 de marzo de 1937, Salaria salió de Nueva York rumbo a España junto a 12 enfermeras del American Medical Unit de las Brigadas. Entre los voluntarios había ya un centenar de hombres negros, con el capitán Oliver Law ejerciendo, por primera vez en la historia de Estados Unidos, como oficial negro al mando de soldados blancos. “Hombres negros han sacrificado sus vidas aquí”, dijo Salaria, quien entendió su tarea como la de “aminorar el sufrimiento de un pueblo atacado por el enemigo principal de toda minoría racial, el fascismo”. El enemigo a batir no era solo Franco, sino también “Italia y Alemania”, cuyas tropas luchaban en el otro bando.

No era la única mujer negra entre las voluntarias, ya que Flora la Cubana —conocida como La Mulata— era de las pocas mujeres que trabajaban en el servicio de ambulancias. Otra conductora de ambulancias era Evelyn Hutchins, una menuda exbailarina de cabaré de Nueva York y activista que ya había organizado el alistamiento de su marido y de un hermano a las Brigadas Internacionales. Hubo alguna queja, pero los hombres “serios” no se sorprendieron por su presencia. “Soy bajita, pero jamás me dio por pavonearme o comportarme como un hombre. Actué como siempre”, explicó más tarde.

Otras mujeres tenían puestos más tenebrosos. De Tina Modotti, actriz italiana de cine mudo y luego afamada fotógrafa, se decía que trabajaba como agente de la inteligencia militar soviética. Su novio, el italiano Vittorio Vidali, es considerado el organizador del secuestro y asesinato de Andreu Nin, el líder del POUM. Otra mujer, una misteriosa neozelandesa conocida como Amy, también operaba en Barcelona al servicio de Moscú.

El discurso de igualdad dentro de las Brigadas Internacionales —que tan bien funcionaba con relación al racismo— topaba con la misoginia rancia de André Marty y con la violencia. “Has venido a este país a trabajar, a obedecer órdenes y no a prostituirte”, le advirtió a la enfermera francoespañola de 22 años Rosa Cremón, después de pedirle que se sentara en su regazo. Peor lo tuvo la periodista Martha Gellhorn (esposa de Ernest Hemingway), que sufrió “terror y asco” mientras aguantaba el acoso del comandante del batallón Garibaldi, Randolfo Pacciardi, durante un viaje en su coche. “Es difícil mantener a raya a un italiano salido en tierra de nadie y en plena noche”, dijo. Pero todavía peor fue la violación de Marion Merriman, esposa del comandante Robert Merriman del batallón Lincoln, por un oficial eslavo que ella no denunció para no desatar una guerra civil dentro de las Brigadas. “Esta debe ser mi cruz secreta”, se dijo.

La única mujer en la que confiaba Marty era su propia esposa, Pauline Taurinyà, quien ejerció como jefa de finanzas e inspectora de hospitales. Morena, alta, esbelta y de ojos verdes, la fría Taurinyà tenía 12 años menos que su marido y lo abandonaría por el comunista español Vicente Talens. Lise London dijo que, a partir de este momento, Marty maltrató sistemáticamente a todas las mujeres que encontró, menos, claro, a la poderosa Dolores Ibárruri, La Pasionaria. Por suerte, la mayoría de las mujeres en las Brigadas Internacionales trabajaban en hospitales lejos del feudo de Marty en Albacete.

04. LA DERROTA

La inglesa Nan Green llegó a España en el verano de 1937, siguiendo los pasos de su marido, George, que se había alistado en las Brigadas cuatro meses antes. La compenetración política de la pareja fue tal que, cuando un cuñado regañó a su marido por marcharse, fue Nan quien le respondió: “Oye, George y yo pensamos en algo más que en nuestros propios hijos: pensamos en los niños de Europa que corren el peligro de morir en la próxima guerra si no detenemos a los fascistas en España”.

Nan era una mujer de 33 años, “enérgica, eficiente, entregada y seria, dotada de belleza e inteligencia”, según un amigo. Cuando el artista aristócrata Wogan Philipps se ofreció a pagarles un internado a sus hijos de seis y ocho años si Nan se iba a España como administradora de un hospital, ella pasó la noche en vela preguntándose “si la separación (aunque fuera temporal) de ambos padres haría desgraciados a los niños”. Al final, decidió que no, dejó a sus hijos y la mandaron al Hospital Inglés en el monasterio de Santa María de la Merced, en Huete, Cuenca, donde a mayor sorpresa suya se topó con su marido como paciente (George se había quemado un brazo en un accidente). La convivencia fue corta, ya que a él volvieron a mandarlo al frente, y durante los siguientes 14 meses se vieron tan solo cuatro veces.

Fueron meses intensos, cargados de emociones y en los que el peligro, la ideología y la cercanía de la muerte creaban lo que ella llamó un “ambiente sobrecargado” que tenía a todo el mundo en “un estado permanente de moderada excitación”. Cuando se le presentó un joven voluntario inglés guapo y simpático, estalló “como un cohete”, atribuyendo su aventura amorosa —de la que se arrepintió— a una especie de “vértigo”.

Al empezar la batalla del Ebro, en julio de 1938, tanto Nan como George fueron destinados a la zona, George en primera línea y ella montando un hospital en una cueva grande cerca de La Bisbal de Falset. “¡Voy tan sucia!”, le escribió a su hermana Mem, “el vendaje que me cubre los pies infectados está negro; la única sandalia que llevo se agita al caminar”. Nan ayudó a inventar un sistema de gráficos para clasificar las lesiones que fue tan del agrado del cirujano jefe de la división, el neozelandés Douglas Jolly, que este lo copió para las fuerzas aliadas en Italia durante la Segunda Guerra Mundial. Nan se encargaba también de preparar tazas de té, la panacea universal de los británicos, y ofrecía transfusiones directas de su sangre: “Hay mucha gente que no se da cuenta de lo bonito que es estar echada junto a un hombre cuyo rostro está pálido como la cera, que le entre tu sangre y que veas que le vuelve el color a la cara y que empieza a respirar”, recordaría más tarde.

Cuando el batallón británico pasó unos días de descanso, pudo estar “dos tardes y una noche entera en un sofá infestado de piojos” con su marido. Ya por entonces se rumoreaba que Manuel Azaña quería sacar a las Brigadas Internacionales de España. El presidente de la República esperaba, en vano, que esto obligaría a la retirada de las bastante más numerosas fuerzas italianas y alemanas de Franco. Ante los rumores, Nan y George se pusieron de acuerdo en que esperarían a que los dos estuvieran de vuelta al Reino Unido antes de ir a buscar a los niños, para que la primera reunión fuese de toda la familia.

La confirmación de la retirada llegó el día 23 de septiembre de 1938, justo después de que el batallón británico fuera devuelto a la primera línea. Aquel día hubo un enfrentamiento con el enemigo y George Green fue visto por última vez luchando cuerpo a cuerpo en su trinchera. Aquella noche dos amigos de George despertaron a Nan para darle la mala noticia. “Lo mataron casi en la última hora del último día. Pero nunca he podido sentir lástima por él porque estaba haciendo lo que es debido”, escribió en sus memorias. Había sido un privilegio avanzar “directamente por el buen camino de la historia, por una buena causa, y desde entonces no ha habido nada igual, tan limpio y tan claro y tan bueno y tan sano, y él estaba haciendo eso y estaba seguro de que ganaríamos… Así es como murió, volando por así decirlo, ya sabes, como los pájaros”. Con la pérdida de Cataluña en febrero de 1939, las mujeres brigadistas cruzaron la frontera francesa con el resto del Ejército derrotado y fueron internadas en los campos de concentración franceses de Argelès-sur-Mer y Gurs.

La Segunda Guerra Mundial estalló cinco meses después de que Franco declarase su victoria el 1 de abril de 1939 y las mujeres brigadistas siguieron su lucha. Muchas de ellas se convirtieron en partisanas. Pauline Tourinyà entró en la Resistencia francesa, alcanzando el grado de teniente (mientras Franco fusiló a su amante Talens). La enfermera voluntaria Vera Luftig, que había traído a España a un grupo de enfermeras judías conocidas en el hospital de Ontinyent como las “mamás belgas”, se convertiría luego en una pieza clave de la red de sabotaje soviética conocida como la Orquesta Roja.

Asimismo, algunas veteranas jugaron un papel destacado en la resistencia interna en los campos nazis a donde por rojas, judías o ambas cosas se mandó a muchas milicianas. Exbrigadistas formaron el núcleo de las células que lucharían contra los guardias en las horas antes de su liberación, tanto en Buchenwald como en Auschwitz. Entre ellas estuvo la doctora polaca Dorota Lorska, superviviente de Auschwitz y enlace de la resistencia en el tristemente famoso Bloque 10, donde vivían judías jóvenes destinadas a ser usadas como conejillos de Indias en experimentos médicos.

05. EL CIELO

La intensidad de la experiencia española marcó las vidas de muchos veteranos brigadistas. Casi todo, desde la política hasta el amor, se había vivido de una manera tan extrema que la vida civil nunca pudo orillar sus recuerdos. Nan Green volvió a casarse, pero su nieta Emma me dijo, después de leer mi libro Las Brigadas Internacionales: fascismo, libertad y la guerra civil española, que George fue “su verdadero amor”.

La enfermera inglesa Patience Darton se casó con el brigadista alemán Robert Aaquist en febrero de 1938. “¿Qué harás con un marido alemán que no tiene pasaporte?”, le preguntaron. “Siempre habrá trabajo para las enfermeras y los ametralladores”, respondió ella. El idilio duró solo dos meses, ya que Aaquist murió en la primera semana de la batalla del Ebro. A pesar de ello, Patience mantuvo siempre que su experiencia española había sido “como estar en el cielo”. Darton no volvió a España hasta noviembre de 1996, cuando unos 700 brigadistas de 28 países se congregaron en Madrid en su última gran reunión, y recibieron la noticia de que el Gobierno les ofrecía la nacionalidad española. La acompañaron su hijo Robert (cuyo padre era otro exbrigadista) y la historiadora británica Angela Jackson. Hasta entonces, no había vuelto para no tener que revivir la ruptura de ese amor corto y perfecto ni las pasiones de aquella guerra que le había marcado la vida.

Su médico la avisó de que, a sus 85 años, su salud era demasiado frágil como para viajar, pero ella insistió. Asistió a un concierto nocturno en homenaje a los brigadistas en Madrid, pero después se encontró mal y la llevaron al hospital. Murió al día siguiente, el 6 de noviembre, con Robert a su lado. “Patience había escuchado los vítores de la multitud y las canciones que recordaba de la Guerra Civil”, escribió Jackson. “Sin duda, le habría parecido que su obituario, publicado en España con el título Morir en Madrid, era una forma perfecta de poner el broche final a su vida”.

Giles Tremlett es historiador y periodista, autor de Las Brigadas Internacionales: fascismo, libertad y la guerra civil española (Debate), que acaba de publicarse.

domingo, 10 de mayo de 2020

La penúltima batalla de las perdedoras de la guerra. Supervivientes e historiadores recuerdan las agresiones que sufrieron las mujeres en el fin de la contienda y su papel protagonista en la reconstrucción del país.

Un grupo de mujeres limpia ladrillos recogidos de los escombros provocados por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, en 1946 en Berlín. / WALTER GIRCKE (GETTY)
Un grupo de mujeres limpia ladrillos recogidos de los escombros provocados por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, en 1946 en Berlín. / WALTER GIRCKE (GETTY)ULLSTEIN BILD DTL. / EL PAÍS.
Cuando se conmemora el fin de la Segunda Guerra Mundial hace ahora 75 años y de la derrota del régimen nazi que aniquiló a seis millones de judíos, Cent-Velden y otras testigos directas rememoran la esperanza ante el fin de la guerra. Pero también los abusos, el miedo, la lucha por sacar adelante a la familia y hasta los suicidios de mujeres del bando perdedor, que se sintieron incapaces de afrontar un futuro que Joseph Goebbels había pintado con rabo y cuernos de diablo. Los investigadores han ido arrojando en los últimos años luz sobre la lucha por la supervivencia de las mujeres de a pie en aquellos meses, en los que la barbarie de la guerra había condenado a muchos hombres al frente o a la tumba.

A sus 93 años, Cent-Velden posa hoy sonriente en su apartamento berlinés, dos calles más allá de la casa en la que creció. Ha perdido la vista, pero mantiene una memoria y una locuacidad envidiables. “Los soldados soviéticos se llevaron a muchas mujeres de los sótanos para divertirse. En mi barrio hubo muchas violaciones y suicidios”, recuerda. Ella vivía junto al Tiergarten, donde los soldados fueron entrando casa por casa. Cerca de la suya, había un hospital en el que las enfermeras “sufrieron mucho, porque los rusos se portaron muy mal”. Cent-Velden logró esquivar hasta dos veces a aquellos soldados soviéticos que hablaban una lengua que no entendía y que le resultaban temibles.

Las agresiones de las que habla Cent-Velden no son un caso aislado. Las estimaciones de Miriam Gebhardt, profesora de Historia de la Universidad de Constanza hablan de cientos de miles de víctimas de violaciones y no todas a manos de los temidos soldados rusos, sino también de americanos, franceses e ingleses. Gebhardt, autora de Als die Soldaten kamen (Cuando llegaron los soldados), explica que “cuando llegaban los vencedores, registraban las casas para buscar a gente del partido y armas. Primero confiscaban los objetos de valor y a veces también violaban a las mujeres. Hubo agresiones en grupo, en las casas, en los bosques o en burdeles ambulantes montados en hoteles”, detalla.

Sus estimaciones, basadas en parte en extrapolaciones, hablan de cerca de 860.000 víctimas. Gebhardt reconoce que se trata solo de una aproximación, que no es posible tener una cifra concreta porque muy pocas mujeres hablaban de lo que les había pasado, en parte porque temían que les culparan de haber tratado de seducir a su agresor. “Fueron episodios generalizados de violaciones contra las mujeres en toda Alemania”. La violencia contra las mujeres duró hasta el final de la ocupación en 1955, según Gebhardt, quien explica que el tema se abordó al principio para determinar si el Estado pagaría pensiones a los niños nacidos de esas violaciones, pero que luego cayó en el olvido. Las memorias anónimas tituladas Una mujer en Berlín, en la que la autora narra la violencia sexual durante aquellos meses tardó décadas en convertirse en superventas.

Cent-Velden explica el por qué del silencio. “Conocí a mujeres que habían sido violadas por los rusos, pero entonces, no se hablaba de las cosas terribles que le había pasado a cada uno. Todo el mundo estaba traumatizado. Empezaron a hablar poco a poco, en los meses siguientes. Yo misma no pude hablar de lo que me pasó hasta la reunificación”. Los relatos, muchos ya perdidos, forman parte del sufrimiento de la gente corriente del bando agresor y vencido, que tardó más en aterrizar en los libros de historia y de asentarse en la memoria colectiva.
Helga Cent-Velden, este jueves en su casa de Berlín.
Helga Cent-Velden, este jueves en su casa de Berlín. PATRICIA SEVILLA CIORDIA / EL PAÍS

Marita Krauss, historiadora de la universidad de Augsburgo, describe cómo fue la lucha por la supervivencia de las mujeres en aquellos meses y semanas. Cómo por todas partes la gente, sobre todo las mujeres, trataban de conseguir comida, de vender joyas, alfombras. “Se buscaban la vida, para alimentar a la familia con lo que fuera. Iban al campo a recoger cardos y hierbas para ensaladas, bellotas para moler y hacer harina pan o caracoles para dar proteínas a los niños, pero sobre todo patatas, muchas patatas”. Cuenta Krauss que enseguida hubo periódicos de mujeres donde imprimían recetas con ingredientes de emergencia, con las que se esforzaban por crear la ilusión de una cierta normalidad. Las mujeres fueron asumiendo mayores puestos de responsabilidad, por ejemplo subiendo escalones en las empresas y reemplazando a hombres que se habían ido a la guerra.

Ilse Grob tiene ahora 90 años y vivió la guerra en el norte, en el Estado de Schleswig Holstein, recuerda bien las sensaciones contradictorias con las que abordaron el fin de la guerra. “Estábamos muy contentos de que no hubiera más combates, pero teníamos miedo de los fanáticos del nacionalsocialismo que andaban por ahí y de qué iba a ser de nosotros. Éramos los perdedores y los que habíamos empezado la guerra”.

Ese profundo sentimiento de inseguridad llevó a decenas de miles de alemanes a suicidarse, según la investigación del historiador Florian Huber. “En Alemania tenemos desde hace décadas un debate interno sobre nuestro pasado, pero no hablamos de la gente que se suicidó, porque no encajan en la narrativa de buenos y malos”, sostiene Huber, autor de Kind, versprich mir dass du dich erschiesst, algo así como Hijo, prométeme que te dispararás. “Los suicidios fueron un fenómeno en toda Alemania, pero sobre todo en la zona soviética, porque la gente tenía miedo de las represalias y las mujeres temían las violaciones”, explica ahora en una entrevista.

Las investigaciones de Huber le llevan a concluir que no había un perfil determinado, que los suicidios afectaron a todo tipo de gente corriente y tanto a nazis como a izquierdistas. “La primera causa fue la experiencia de la violencia, de quienes vieron cómo mataron a sus maridos o de mujeres que fueron violadas y no pudieron superar el dolor y la humillación que sentían. Pero también estaba el propio miedo a la violencia. Habían escuchado historias de que los soldados arrancarían la lengua de sus hijos y los ojos de las mujeres, que violarían a todo el mundo. Cundía la sensación de que no había futuro”. Cent-Velden coincide: “Muchas mujeres se suicidaron porque no sabían qué iba a ser de ellas ni de su familia. La propaganda nazi nos había dicho que iba a ser más terrible de lo que luego fue. Sí, fue terrible, pero sobrevivimos”.

Había además, según Huber, “un sentimiento de culpa y de complicidad por lo que había pasado con los judíos. Todos los adultos sabían lo que pasó en los campos”. Krauss explica que “el conocimiento de lo que había pasado con los judíos estaba presente. La gente había visto cómo desaparecían, cómo los deportaban. Puede que muchos no supieran qué pasaba exactamente con ellos, pero todo el que tuviera un familiar en el frente lo sabía y la gente escuchaba en secreto la BBC, pero no se hablaba de ello en público”. Grob asegura que antes de terminar la guerra ya sabían que había gente que había desaparecido y que había rumores de que había campos de concentración. “Fue después, en la radio de los ingleses, donde empezamos a conocer el detalle de las atrocidades”.

Cuando las bombas dejaron de caer, el paisaje de muchas ciudades alemanas amaneció sembrado de escombros. Ocho millones de hogares habían sido destruidos. La reconstrucción física del país corrió en paralelo a la psicológica de hombres y mujeres rotos por la guerra. Como miles de mujeres, Cent-Velden se puso manos a la obra y se convirtió en una de las célebres mujeres de los escombros, las Trümmerfrauen, que trabajaron con sus manos para devolver la normalidad al país, y que hoy son una figura mítica en Alemania. Muchos hombres estaban muertos, heridos o encarcelados. Más de una decena de estatuas rinden tributo a estas mujeres en toda Alemania.

Primero le tocó la zona de Tiergarten, donde había que retirar todo lo que los soldados habían dejado atrás: mochilas, cascos, botas, ropa, munición y hasta granadas de mano, que tiraban al lago y algunas de las cuales terminaron por estallar. Más tarde, fue destinada a una cuadrilla en la Postdamer Strasse, donde recogió escombros con las manos desnudas. “No éramos heroínas; era una situación de emergencia y teníamos que trabajar para comer”, reflexiona Cent-Velden.

Recientemente ha surgido un cierto debate sobre la verdadera dimensión del fenómeno de las Trümmerfrauen, tras la publicación del trabajo de la historiadora Leonie Treber, que sostiene que no fueron tan numerosas como a menudo se cree y que dependió mucho de la zona del país. Asegura además que “a partir de 1946 ese trabajo ya empezó a profesionalizarse. No fue tanto un fenómeno colectivo como regional”. Polémicas aparte, el lugar que ocupan las mujeres de los escombros en la memoria colectiva de Alemania es indisputable. “Sin esas mujeres, las Trümmerfrauen, la vida en Alemania habría sido insoportable. Su fuerza, emocional y física puso en pie al país”, escribe Neil Mac Gregor en Alemania, memorias de una nación.

Refugiadas
Karin Voss era una niña cuando acabó la guerra y recuerda el cielo rojo, ardiendo un día y cómo llovieron cenizas al día siguiente, cerca de Hamburgo, en una zona bajo control británico tras la capitulación. Recuerda también “la sensación de alivio” y el desembarco de miles de refugiados del Este de Europa. A Alemania llegaron cerca de 11 millones de refugiados de Prusia, Pomerania o Silesia entre otras zonas y en varias oleadas, huyendo del Ejército Rojo. En casa de Voss, como en muchas otras en el campo, se instalaron unos 25, también madres con hijos. “Las refugiadas contaban historias de cómo habían sufrido ataques en el camino. Historias terribles de cómo violaban a las jóvenes”, asegura Voss.

Voss recuerda bien las cadenas humanas de mujeres encaramadas a las montañas de escombros. “Llevaban la cabeza cubierta con un pañuelo para protegerse del polvo”. Habla también de las dificultades para conseguir comida y objetos para quemar. “Ese invierno fue terrible y la gente murió de frío y de hambre. Los primeros diez años después de la guerra fueron muy difíciles”, cuenta esta mujer que trabajó como agricultora y después como agente inmobiliaria. En aquellos años, cuando viajaba de su pueblo a Hamburgo veía desde la ventanilla del tren cómo cada vez había menos escombros y más casas. “Nuestro único deseo era que no hubiera nunca más una guerra”.

Cada vez quedan menos voces como la de Voss, Cent-Velden o la de Grob. Son mujeres que han ido muriendo y su testimonio corre el riesgo de perderse. Cent-Velden, que ha sido maestra e histórica militante socialdemócrata, se esfuerza para que su mensaje no se olvide. “Soy una detractora fanática de la guerra. Siempre pelearé para que lo que pasó en tiempos de Hitler no vuelva a suceder. En Alemania tenemos paz desde hace 75 años y eso es sobre todo gracias a Europa, a la Unión Europea. No debemos olvidarlo”.

https://elpais.com/internacional/2020-05-07/la-penultima-batalla-de-las-perdedoras-de-la-guerra.html?rel=lom

domingo, 29 de marzo de 2020

Sobrevivieron a la gripe española, la depresión y el Holocausto. Dos mujeres extraordinarias, una 101 y la otra 95, vivieron lo peor del siglo XX. Tienen algunos consejos para ti.

Para la mayoría de nosotros, es casi imposible comprender la ferocidad y la regularidad con que la vida se volcó durante la primera mitad del siglo XX. La peste y el conflicto surgieron en una escala épica, una y otra vez. La pérdida y la restricción eran rutinarias; El desastre fue su propia temporada.

A los 101 años, Naomi Replansky, poeta y activista laboral, lo ha soportado todo. Nacida en el departamento de su familia en East 179th Street en el Bronx en mayo de 1918, su llegada al mundo coincidió con el inicio de la gripe española.

La gripe española, que cobró decenas de millones de vidas, muchos de ellos niños menores de 5 años, no fue una emergencia de salud pública aislada. La polio había sido designada epidemia en Nueva York en junio de 1916. Ese año, 2.000 personas murieron a causa de la enfermedad en la ciudad. De los que vivieron, muchos habrían tenido recuerdos demasiado vívidos de la erupción de la fiebre tifoidea que se apoderó de la ciudad nueve años antes.

Hasta que una vacuna contra la polio entró en uso en la década de 1950, se produjeron brotes en algún lugar del país casi todas las primaveras. Las reuniones públicas fueron canceladas regularmente; la gente adinerada de las grandes ciudades se fue al país. A principios de la década de 1920, la hermanita de Naomi se vio afectada, dejando una de sus piernas permanentemente paralizada.

Su madre había depositado la esperanza en las terapias acuáticas implementadas por Franklin Roosevelt en Warm Springs, Georgia, pero esa esperanza fue en vano.

"Fue un estímulo moral, un lugar alegre", me dijo Naomi recientemente, "pero no curativo".

Más tarde, cuando tenía 12 años, su hermano de 15 años desarrolló una mastoiditis. En ausencia de antibióticos para tratarlo, murió rápidamente de lo que es esencialmente una infección del oído.

El fin de semana pasado, mientras los neoyorquinos estaban absorbiendo la enormidad de la crisis actual, Naomi y su esposa de 95 años, Eva Kollisch, estaban en casa en su apartamento de una habitación en el Upper West Side, escuchando a Marian Anderson en vinilo. El álbum era "Espirituales" y fueron atendidos por uno de sus ayudantes habituales.

No estaban inquietos. "El encierro no me molesta", me escribió Naomi en un correo electrónico. "Mi marco inestable puede soportar más confinamiento".

Mary-Elizabeth Gifford Naomi y Eva fueron presentadas por Grace Paley en una lectura de su trabajo en la década de 1980. Ya habían pasado la mediana edad, mucho después de que las tragedias y las perturbaciones sociales de las décadas anteriores los hubieran tocado a cada uno con tanta intimidad. Cuando la catástrofe es secuencial, eventualmente entrena a sus sobrevivientes para saludar al terror con la serenidad de los iluminados.

Tanto Eva como Naomi experimentaron antisemitismo a una edad temprana. Eva, que creció en una familia de intelectuales judíos ricos fuera de Viena, recuerda haber sido golpeada por un grupo de niños por ser un "judío sucio" cuando tenía 6 años. Durante su infancia en el Bronx, Naomi estaba al tanto de la radio fascista transmisiones del padre Coughlin, que siempre emanaban de las ventanas abiertas de East Tremont durante el verano. Sus abuelos habían escapado de los pogromos en Rusia, llegando a Estados Unidos a principios de siglo cuando los hábitos de los inmigrantes, considerados inmundos e ignorantes, eran continuamente culpables de la propagación de la enfermedad.

El primero de los trastornos de Eva llegó con la guerra. Un año después de la anexión nazi de Austria, en 1939, huyó a través del Kindertransport, una serie de esfuerzos de rescate que colocaron a niños judíos en hogares británicos. Eva, que entonces tenía 13 años, viajó con sus hermanos primero en tren a los Países Bajos y luego en barco a Inglaterra.

"En el momento en que llegamos a Holanda, parecía tan maravilloso que había gente amable allí en la plataforma de la estación", dijo Eva una vez a un entrevistador para un proyecto feminista de historia oral. "Te dieron jugo de naranja y te sonrieron".

Al principio lo había pensado todo como una aventura. "Y luego, cuando estábamos en Inglaterra", dijo, "muy pronto me di cuenta de que estaba extremadamente sola". Eva y sus hermanos se dispersaron a diferentes hogares mientras sus padres se quedaron. En 1940, la familia escapó del Holocausto y se reunió en Estados Unidos, aterrizando en Staten Island.

Para entonces, los padres de Eva habían perdido todo, por lo que su madre trabajaba enseñando inglés a refugiados por 25 centavos por hora para ganar el dinero para convertirse en masajista. Su padre, que había sido un destacado arquitecto en Austria, vendía aspiradoras.

A lo largo de sus vidas, Naomi y Eva han exhibido una especie de valentía hábilmente alimentada por la desgracia. Después de graduarse de la escuela secundaria en Nueva York, Eva fue a Detroit a trabajar en una fábrica de automóviles.

"Suave y ágil, su trabajo consistía en saltar sobre las capuchas de Jeeps rodando por la línea y colocar los limpiaparabrisas", me dijo recientemente su nuera, Mary-Elizabeth Gifford. Por las noches, ella era una organizadora laboral para un grupo trotskista. Ella hizo autostop en todo el país.
Naomi se graduó de la escuela secundaria en el apogeo de la Depresión, en 1934. Durante años trabajó en oficinas, en líneas de montaje y como operadora de tornos antes de reunir los recursos para ir a U.C.L.A. Ella fue una de las primeras programadoras de computadoras; Su primera colección de poesía, publicada en 1952, fue nominada para un Premio Nacional del Libro. Mantuvo una estrecha amistad con Richard Wright y Bertolt Brecht, cuyo trabajo tradujo.

El sexismo y la homofobia hicieron sus inevitables intrusiones. La madre de Eva pensó que debería dirigir un hotel o un salón de belleza. Pero Eva era ferozmente ambiciosa por cierto tipo de vida urbana y cerebral. Finalmente se convirtió en profesora de literatura comparada en Sarah Lawrence. Ella se casó con dos hombres; ella tuvo un hijo con uno de ellos; ella era una amante de Susan Sontag.

Hasta la aparición del coronavirus, Eva y Naomi estaban fuera a menudo. La mayoría de los días daban largas caminatas. Estuvieron activos en una Sangha budista en el centro de meditación. Compraron en el mercado de granjeros y comieron almuerzos vegetarianos en Effy's en West 96th Street.
Se encuentran anhelando lo que se ha perdido más de lo que temen lo que pueda venir, y se preocupan más por su "generación", como dijo Naomi, que por ellos mismos, a pesar de que Naomi tuvo un ataque de neumonía hace seis años.
Como poeta, Naomi prefería el orden del formalismo. En la "Canción del anillo", ella usa un verso ligero para transmitir los ritmos de privación y satisfacción abruptamente cambiantes, la sensación de que la felicidad es en última instancia un reflejo humano tanto como una aspiración:
Cuando vivo de mano en mano
Desnudo en el mercado que estoy parado.
Cuando me paro y no me venden
Enciendo fuego contra el frío.
Cuando el frío no destruye
Salto de una emboscada en mi alegría. ...
Ginia Bellafante se ha desempeñado como reportera, crítica y, desde 2011, como columnista de la Gran Ciudad. Comenzó su carrera en The Times como crítica de moda, y también ha sido crítica de televisión. Anteriormente trabajó en la revista Time. @GiniaNYT

https://www.nytimes.com/2020/03/28/nyregion/naomi-replansky-eva-kollisch-coronavirus.html?algo=bandit-story-geo_desk_filter&fellback=false&imp_id=313940133&imp_id=976838918&action=click&module=editorsPicks&pgtype=Article&region=Footer

domingo, 15 de marzo de 2020

_- Lisa Taddeo, escritora: “Las cosas más importantes son el sexo y la muerte, y mentimos sobre ambas”. Durante ocho años, la autora siguió a tres desconocidas para examinar su relación con el sexo y el deseo. El resultado, 'Tres mujeres', resucita la tradición del gran periodismo literario estadounidense.

_- Durante ocho años, la autora siguió a tres desconocidas para examinar su relación con el sexo y el deseo. El resultado, 'Tres mujeres', resucita la tradición del gran periodismo literario estadounidense.

Durante ocho años, Lisa Taddeo (Nueva Jersey, 1980) siguió a tres desconocidas para interrogarlas sobre su relación con la sexualidad y el deseo. “Me interesan esos temas porque no somos sinceros al hablar de ellos. Las cosas más importantes en la vida son el sexo y la muerte, y mentimos sobre ambas”, afirma la autora, periodista con largo recorrido en revistas como Esquire o New York, que debuta como escritora con Tres mujeres (Principal de los Libros), convertido en uno de los fenómenos editoriales del año pasado en Estados Unidos. “Creí que estaba escribiendo un libro discreto”, dice sobre su superventas, en proceso de traducción en medio mundo. “Mi única imposición es que no escojan portadas de color rosa”, advierte a los editores tentados de asimilarla con la más inocua chicklit.

Taddeo vive lejos de las élites urbanas que han aclamado su libro, en un pequeño pueblo del condado de Lichtfield —del que exige no dar la localización exacta para que la dejen en ­paz—, el único en todo Connecticut donde Donald Trump ganó las últimas elecciones. “No quiero estar con gente. No es que odie a los demás, pero aquí me resulta más fácil escribir y criar a mi hija que en Nueva York entre el ruido de ambulancias. Aquí tengo más tranquilidad”. Mirando por el ventanal, la escritora observa la tienda de ultramarinos de la esquina, angustiosamente pulcra y ordenada; una perezosa comisaría, donde los agentes no deben de tener mucho más que hacer que rescatar gatitos de los árboles, y una iglesia de proporciones descomunales, esencia del proyecto puritano que desembarcó con el Mayflower. Al otro lado se adivina el oscuro interior de un bosque frondoso, último reducto de una naturaleza pendiente de civilizar.

Su idea inicial consistía en hablar del deseo de los hombres. “Llevaba muchos años trabajando para la prensa masculina y tenía una conexión inmediata con lo que ese lector quería”, dice Taddeo, casi excusándose. Enseguida entendió que las mujeres serían un tema de estudio más estimulante. “Me daban respuestas más sinceras. Los hombres estaban menos dispuestos a hablarme de la parte negativa. Incluso a mi hermano, a quien entrevisté al comienzo del proceso, y que obviamente no necesita impresionarme en el ámbito sexual, le daba miedo no parecer un semental”, relata. “Las mujeres tenían menos ego, o incluso ninguno”.

Su método de trabajo consistió en preguntar a extraños cuándo fue la última vez que habían practicado sexo o colgar anuncios solicitando testimonios de amores no correspondidos. Desmotivada por la falta de resultados, Taddeo se mudó a Indiana para trabajar con un grupo de terapia de mujeres coordinado por el Instituto Kinsey, que en 1948 escandalizó al país con aquel informe que descubrió al estadounidense medio que la mitad de la población masculina tenía tendencias bisexuales y, peor aún, que sus abuelas también se masturbaban. Allí encontró a la primera de sus protagonistas: Lina, un ama de casa católica que fue víctima de una violación en grupo durante su juventud, casada con un hombre que lleva una década sin besarla. Después se trasladó a Dakota del Norte, donde dio con la historia de Maggie, una veinteañera que en el instituto tuvo una relación con un profesor casado, al que lleva ante la justicia. En tercer lugar, encontró a Sloane, propietaria de un restaurante en la acomodada Rhode Island y aficionada a practicar tríos con su marido, aunque su libérrima vida sexual también esconda algunas heridas. ¿Qué tenían en común? “Las tres fueron juzgadas moralmente. Por eso decidieron hablar”.

Tres mujeres resucita la tradición del gran periodismo literario estado­unidense, en la estela de un volumen como La mujer de tu prójimo, de Gay Talese, que examinaba las consecuencias de la revolución sexual en la clase media. Taddeo también admite la influencia de Joan Didion, de Tom Wolfe y, sobre todo, del menos conocido Tracy Kidder, autor de Home Town, que ponía al descubierto los entresijos de un pueblo idílico de Massachusetts, o El alma de una nueva máquina, sobre el proceso de fabricación de un ordenador. “Me da igual de lo que escriban porque son autores que siempre me interesan, incluso cuando el tema no pueda importarme menos”, dice Taddeo, que creció en un hogar de inmigrantes italianos donde “se leía a Virginia C. Andrews [autora de best sellers escabrosos] y no a Virginia Woolf”.

Más que sobre el deseo, Tres mujeres habla de la posición subalterna que las mujeres siguen teniendo en el terreno afectivo y sexual dos siglos después de Madame Bovary (no por casualidad, Taddeo comienza su libro con una cita de Flaubert). La autora describe una sociedad envuelta en un decoro social digno del siglo XIX. Harold Bloom describió a Hester, la protagonista de La letra escarlata, como “la Eva americana”, castigada por ceder ante su deseo adúltero. Taddeo retrata, en ese sentido, a tres Evas contemporáneas. En la psique estadounidense, ¿el sexo sigue siendo maléfico? “La resaca del puritanismo tardará en marcharse, no va a desaparecer de inmediato, menos todavía en el actual clima político”, responde. “He presentado el libro en muchos países y el mío es el más puritano de todos. Hay lectores que vienen a pedirme una firma y, de paso, aprovechan para decirme que mis personajes son auténticas zorras”. ¿Los efectos del Me Too todavía son limitados? “No es culpa del movimiento, pero como sociedad no queremos oír historias que no sigan una lógica ascendente y edificante”, dice Taddeo. En ese sentido, sus protagonistas son incómodos contraejemplos. “Solo queremos leer perfiles sobre famosas empoderadas. Yo misma he escrito decenas de ellos. Esta vez preferí hacer lo contrario: hablar de la gente normal y de sus circunstancias”, añade.

Taddeo describe a mujeres que viven sin una red de solidaridad, rodeadas de otras féminas que siguen a rajatabla el dictado patriarcal y perpetúan sus tics misóginos. “Las mujeres son muy solidarias entre sí, excepto fuera de Twitter”, ironiza ­Taddeo. “Todavía luchamos por un compañero que nos dé un bebé. Esa es la realidad biológica y, por mucho que hayamos avanzado como sociedad, todavía no ha desaparecido. Incluso en el caso de las parejas homosexuales hay un patrón de competición, que es idéntico al del mundo laboral”. Taddeo recuerda que una íntima amiga le dijo que Lina —que conduce durante cuatro horas para tener un encuentro sexual de 20 minutos con un hombre casado que le ha dejado claro que no la quiere— le parecía una mujer patética. “Le recordé que, años atrás, ella solía cruzar el río Hudson hasta Hoboken para tener encuentros fugaces con un vicepresidente de Goldman Sachs”, recuerda la autora antes de desaparecer bajo la lluvia. “Todo el libro está escrito para que esa amiga logre entenderla”.

https://elpais.com/cultura/2020/02/28/babelia/1582906979_994283.html

P. D.: Es discutible que las cosas más importantes sean el sexo y la muerte, para todas las personas. Para mi lo más importante es la vida, pues sin vida no hay nada, no nos queda nada, ni sexo ni pasión y cuando mi muerte existe yo no existo, y tampoco la forma que tenemos de mantener esa vida, nuestra economía.
Si damos por hecho ese dato, si pertenecemos a la pequeña burguesía o a otra clase superior, entonces sí, es el sexo y la muerte, la salud, lo más importante. Y aún queda el amor, la familia,... o la manera o el modo que tenemos de vivir esa vida. Pero damos por sentado que tenemos cubierto la forma de sustentarnos.

Para millones de personas su vida gira alrededor de cómo sobrevivir y esa preocupación inunda todo su cerebro y no deja espacio para más... comer, sobrevivir, vestirse, buscar un lugar para dormir hoy,... todo lo demás es secundario, lamentablemente. Hasta que los humanos no se aseguraron el sustento, no se dedicaron a filosofar, a hacer arte, a hacerse preguntas, por eso las civilizaciones comenzaron y se sustentaron en los cereales, trigo, arroz y maíz. mediterránea, china, americana.

domingo, 23 de febrero de 2020

Declaración del Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la extrema pobreza y los derechos humanos, Philip Alston. "España está prosperando económicamente, aunque la mitad de su población no".

Conclusión de su visita oficial a España, 27 de enero – 7 de febrero de 2020

I. Introducción

España está prosperando económicamente, aunque la mitad de su población, no. La cuarta economía más grande de la Unión Europea ha experimentado un crecimiento constante del PIB desde la crisis económica, el paro está disminuyendo, los salarios medios están aumentando y las exportaciones también están en auge.1 Pero casi la mitad de los españoles considera el desempleo y la inseguridad económica como sus principales preocupaciones.2 Durante mi visita de casi dos semanas a España, quedó muy claro que la recuperación después de la recesión, que tan positiva ha sido para algunos, ha dejado atrás a muchas personas, y que se ha hecho muy poco por la mayoría de los miembros de ese enorme grupo.

España finalmente tiene un nuevo gobierno; uno que exhibe grandes esperanzas y ambiciones impresionantes, especialmente en el ámbito social. Pero este gobierno se enfrenta a enormes desafíos. El país tiene un alto nivel de paro, un desempleo juvenil crónico, una crisis de vivienda de proporciones inquietantes, una profunda pobreza generalizada, disposiciones de protección social en gran medida inadecuadas, un sistema educativo segregado y cada vez más anacrónico, políticas fiscales que brindan muchos más beneficios a los ricos que a los pobres, y una mentalidad burocrática profundamente arraigada en muchas partes del gobierno que valora los procedimientos formalistas por encima del bienestar de las personas.

Si los planes estratégicos, los programas de acción y los informes voluminosos pero ilegibles pudieran resolver la pobreza, España estaría en la cresta de la ola. Pero sin un compromiso significativo con la defensa de los derechos sociales de las personas a la vivienda, la educación y a un nivel de vida adecuado, estos grandes planes seguirán siendo tan ineficaces como lo han sido durante la última década. España necesita un liderazgo innovador a nivel nacional, respaldado por los recursos necesarios para alentar a las comunidades autónomas a apoyar reformas de gran alcance. La pobreza es en última instancia una opción política y los gobiernos pueden, si lo desean, optar por superarla.

Este informe se centra en las cuestiones clave que requieren atención urgente. Entre estas cuestiones cabe destacar: adoptar medidas integrales y creativas para aliviar la crisis inmobiliaria; reestablecer condiciones decentes de trabajo, especialmente para trabajos mal pagados; diseñar un sistema nacional de ingresos mínimos que garantice un nivel de vida básico para todas las personas que necesitadas; implementar un programa de educación para la primera infancia para todos los niños y niñas de 0 a 3 años, y lanzar reformas fiscales de gran alcance para garantizar un fuerte impacto redistributivo, reducir el fraude y la evasión, y lograr la transparencia de los acuerdos fiscales de empresas.

II. El rostro de la España pobre

España es un país con una gran historia, un líder mundial en algunas áreas y un baluarte cultural. Pero hoy España debería mirarse de cerca en el espejo. Lo que verá no es lo que desearía la mayoría de españoles. La autoimagen de una sociedad familiar cercana enraizada en unos valores profundamente compartidos y una fuerte solidaridad social se ha visto gravemente fracturada por una crisis económica y la implementación de políticas neoliberales. Las redes de seguridad locales y familiares que habían sido históricamente importantes continúan beneficiando a las personas más acomodadas, pero se han visto seriamente socavadas para una gran parte de la población. Actualmente España se sitúa cerca de las últimas posiciones de la UE en demasiados indicadores sociales.

Las tasas de pobreza son alarmantemente altas. En 2018, el 26,1% de la población en España, y el 29,5% de los y las menores, se encontraban en riesgo de pobreza o exclusión social, una de las tasas más altas de Europa.3 Más del 55% experimentó algún grado de dificultad para llegar a fin de mes,4 y el 5,4% sufrió carencia material severa.5 La tasa de paro del 13,78% es más del doble de la que presenta la media de la UE y la situación de los y las jóvenes es particularmente angustiante con una tasa de paro del 30,51% entre menores de 25 años.6 Las cifras de empleo ocultan una de las tasas más altas de pobreza activa de la UE, donde muchas personas trabajan en empleos mal pagados, a tiempo parcial o temporales y ganan salarios lamentablemente inadecuados para cubrir las necesidades fundamentales.7 La desigualdad también es sorprendentemente alta, con indicadores muy por encima de los promedios de la UE.8

Detrás de estas cifras hay personas reales que experimentan graves dificultades. En Galicia, el País Vasco, Extremadura, Andalucía, Cataluña y Madrid me reuní con muchas personas que pasan apuros para salir adelante. Muchas perdieron todos sus ahorros durante la crisis y otras se encuentran en una situación en la que tienen que elegir entre poner comida sobre la mesa o calentar su casa. Demasiadas afrontan la posibilidad de ser desalojadas, incapaces de encontrar una vivienda asequible. Casi todas las personas que conocí buscaban ávidamente un trabajo decente. Hablé con una madre viuda en Andalucía que solo había podido encontrar 18 horas de trabajo a la semana, insuficiente para mantener a sus hijos; un hombre sin hogar en Bilbao que de niño sufrió abusos y a quien se le negó la asistencia social porque no pudo empadronarse; y una mujer en las afueras de Madrid que criaba a sus hijos en un área considerada peligrosa para la salud humana, rodeada por el olor de incineradoras de residuos cercanas y en una casa en riesgo de colapsar.

También visité lugares que sospecho que muchas personas en España no reconocerían como parte de su país: un barrio pobre con condiciones mucho peores que un campamento de refugiados, sin agua corriente, electricidad ni saneamiento, donde los trabajadores inmigrantes llevan años viviendo sin que su situación haya mejorado; vecindarios de pobreza concentrada donde las familias crían hijos con una grave escasez de servicios estatales, clínicas de salud, centros de empleo, seguridad, carreteras asfaltadas o incluso suministro eléctrico legal, o una escuela segregada en un barrio pobre con un cuerpo estudiantil 100% gitano y una tasa de abandono escolar del 75%. Me llamaron la atención la capacidad de resistencia y la compasión de las personas con las que me reuní. Todas mostraron una genuina generosidad al compartir conmigo experiencias a menudo muy personales para elaborar este informe.

La palabra que escuché más veces en las últimas dos semanas fue “abandonados”. Los personas menos favorecidas describieron sentirse abandonadas en una ciudad rural sin ningún tipo de transporte público para acudir a una consulta médica, sin dinero para pagar el transporte privado y sin saber con seguridad si acudiría una ambulancia en caso de una emergencia; abandonadas en un suburbio estigmatizado de bajos ingresos que la policía evita; abandonados ante personas propietarias sin escrúpulos, subidas desmesuradas de alquiler o viviendas públicas sin ningún tipo de mantenimiento, y también abandonadas ante un sistema burocrático arbitrario que de repente niega o revoca ayudas vitales sin ofrecer explicación. El hilo conductor era siempre la ausencia de apoyo gubernamental para garantizar que las personas no experimenten innecesariamente los peores efectos de la pobreza, una situación que muchas enfrentan debido a fenómenos que escapan a su control, como la pérdida de empleo, la discriminación estructural o la enfermedad.

Muchas personas en España tienen motivos para sentirse abandonadas. Los beneficios de la recuperación económica han ido a parar en gran medida a las empresas y las personas más ricas, mientras que los servicios públicos y las garantías sociales que se vieron severamente restringidas después de 2008 no se han restaurado en numerosos aspectos. El aumento de los ingresos ha acabado principalmente en las manos de quienes ocupan el nivel más alto en la escala de distribución del ingreso. Entre 2007 y 2017, las rentas del 1% más rico crecieron un 24%, mientras que el 90% más pobre experimentó un crecimiento por debajo de la media de 2%.9 Los beneficios de las empresas se han recuperado en gran medida desde la crisis, pero los ingresos tributarios en concepto de impuesto sobre sociedades disminuyeron a la mitad entre 2007 y 2019, del 22,3% de los ingresos fiscales totales al 11,9%.10 Antes de la crisis, España había sido relativamente inmune a la creciente desigualdad que azotaba a tantos otros países, pero desde 2010, la desigualdad se ha disparado.11 Con la desregulación y los fuertes recortes de impuestos sobre sociedades, no es sorprendente que a los ricos y a las empresas les haya ido tan bien.

En comparación, las instituciones formuladoras de políticas les han fallado en gran medida a las personas que viven en la pobreza. Está muy claro que los derechos sociales y económicos rara vez se toman en serio, incluso a pesar de ser invocados con frecuencia de manera abstracta. Las personas enfrentan costes de vivienda prohibitivos, la privatización de bloques de apartamentos y desalojos agresivos. Sin embargo, la vivienda social de bajo coste es casi inexistente a pesar del acuerdo generalizado sobre su necesidad. El sistema para brindar asistencia social está quebrado. Si bien debería desempeñar un papel importante en la reducción de la pobreza, es notablemente ineficaz: son las familias acaudaladas las que se benefician más de las transferencias de efectivo que las familias pobres.12 El sistema está fragmentado, es imposible de navegar y no llega a las personas desfavorecidas que más necesitan la ayuda. La capacidad de las transferencias monetarias existentes para reducir la pobreza se sitúa entre las más bajas de la UE.13 Como me dijeron muchas de las personas con las que hablé, este no es un sistema diseñado principalmente para maximizar la ayuda para las personas con dificultades económicas.

No soy el único que ha tomado nota de esto. La semana pasada, el Fondo Monetario Internacional –no precisamente un defensor notorio de la necesidad de un sistema de protección social adecuado— informó que los programas españoles de asistencia social no cumplen plenamente sus objetivos, que el gasto es bajo, que las brechas en la adecuación y la cobertura obstaculizan la reducción de la pobreza, que los obstáculos burocráticos disminuyen la captación y que los y las menores más vulnerables y los hogares de ingresos más bajos son los que menos asistencia social reciben.14 Esta es solo la última de una serie de conclusiones similares por parte de actores nacionales y externos como la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF),15 la OCDE,16 y la Comisión Europea.17

Muchos de los políticos y funcionarios con los que me reuní estuvieron de acuerdo en que existen profundos problemas estructurales. Muchos reconocieron que la pobreza y la precariedad están integradas en el sistema. Pero aunque el nuevo gobierno de coalición está comprometido con llevar a cabo una reforma de gran alcance y algunos asesores políticos de alto rango me hablaron en estos términos, en demasiadas instituciones parecían contentarse con culpar a “otras” partes del sistema. Algunos funcionarios afirmaron, aunque sin brindar evidencias materiales, que la pobreza no es tan elevada como muestran las estadísticas porque el coste de vida es más bajo en algunas comunidades autónomas. Los aumentos recientes en los subsidios familiares, las asignaciones por hijo y el salario mínimo son importantes primeros pasos, pero están lejos de ser adecuados teniendo en cuenta las dimensiones de las dificultades que atraviesa el país. Existe un consenso notable sobre el alcance del daño causado por las políticas existentes de vivienda y protección social y sobre lo que se debería hacer, pero hasta ahora ha habido muy poca acción.

Me impresionó el increíble trabajo realizado por el tercer sector, que es uno de los más vibrantes con los que me he encontrado. Me reuní con muchos trabajadores y trabajadoras y personas voluntarias profundamente dedicadas a apoyar a las personas que buscan alcanzar la seguridad económica y niveles de vida adecuados. También aprendí mucho de la información que estos grupos compartieron conmigo antes y durante mi visita. Sin embargo, el gobierno tiene obligaciones directas con los derechos humanos que no pueden ser subcontratadas de facto, y tampoco puede abandonar sus propias responsabilidades a un mosaico de grupos del tercer sector con fondos insuficientes. Esto no puede reemplazar al Estado, ni puede ofrecer el apoyo integral y sistemático necesario para combatir la pobreza a escala y garantizar que las personas estén protegidas contra los peores efectos de esta pobreza.

Después de un período prolongado de inestabilidad y parálisis en la formulación de políticas, la formación de un nuevo gobierno presenta una oportunidad para el cambio. Con su acogida de los derechos sociales y la justicia fiscal, y su priorización de las condiciones de vida de las personas más vulnerables, aplaudimos el mensaje del gobierno, pero es necesario que sus acciones estén a la altura de ese discurso. Si se tomasen medidas concertadas y efectivas sobre los problemas identificados a continuación, saldrían beneficiados no solo los grupos más vulnerables sino España en su conjunto. Tomarse en serio la eliminación de la pobreza facilitará la movilidad laboral, generará más ingresos tributarios para ayudar a abordar la deuda a mediano y largo plazo, mejorará la eficiencia del gasto existente y establecerá el rumbo para un crecimiento futuro inclusivo.

III. Desafíos clave

Si el nuevo gobierno tiene intención de cumplir su promesa de hacer de España un líder en derechos sociales en Europa, deberá abordar los siguientes problemas fundamentales.

A. Protección social

Asistencia social

La asistencia social en España no cumple con su función de combatir la pobreza. El efecto de las transferencias sociales en la reducción de la pobreza es el sexto más bajo de los países informantes de la UE. 18 En 2014, el 10% o menos de las transferencias fueron a parar al 20% de los hogares más pobres, la mitad de lo que hubieran recibido si las transferencias se hubieran distribuido por igual entre los hogares.19 Según Cáritas, la mayoría de los 1,8 millones de personas que vivían en la pobreza extrema en España en 2018 no utilizaron mecanismos de protección social.20 Entre las personas adultas pobres que viven en hogares donde todos están desempleados, la proporción de quienes recibieron prestaciones sociales se encontraba entre los más bajos de la UE en 2016, más de 15 puntos por debajo de la media de la UE.21

Cuando el apoyo llega a las personas, la cantidad puede ser extremadamente escasa, como es el caso de la prestación nacional por cada hijo o hija, que es de solo 341 euros por año para familias de bajos ingresos y de 588 euros para las que viven en la extrema pobreza.22 En realidad, esto es menos que lo que les aportaría una desgravación tributaria por hijo disponible exclusivamente para familias de ingresos medios altos y altos con obligaciones fiscales.23 Del mismo modo, para aquellos que no recibirán una pensión completa, el monto básico para una pensión no contributiva es de solo 392 euros al mes.

La calidad de la protección social en España está a nivel de los recursos que se le asignan. Comparativamente, gasta muy poco y los resultados lo demuestran. En 2017, gastó el 16,6% del PIB en protección social, muy por debajo de la media de 18,8% de la UE.24 El gasto per cápita fue de 5.426,73 euros en 2017, en comparación con los 7.651,89 euros en la UE en 2016, aproximadamente un 40% más.25 El desembolso de España fue significativamente menor que el de otros países de la UE, incluso en discapacidad (1,6% del PIB en comparación con una media del 2%), prestaciones familiares (1,2% del PIB en comparación con el 2,3%), y vivienda y otras exclusiones sociales (0,3% del PIB en comparación con el 1,1%).26

La burocratización del sistema de asistencia social es una de las principales causas de exclusión y los requisitos excesivos de presentación de documentos actúan como obstáculos a las ayudas. Conocí a una mujer en Sevilla que había huido de un marido abusivo pero que no podía acceder a la vivienda social porque todavía no tenía documentos oficiales de divorcio, y a otra en Madrid que me contó que le habían dicho a su hijo que necesitaba proporcionar un documento oficial que “probara” que él no se dedicaba al trabajo informal. En muchos municipios, el empadronamiento es la clave para acceder a los servicios sociales. Sin embargo, los requisitos son completamente inadecuados para las personas que viven en la pobreza, las personas sin hogar o en viviendas temporales, o las personas que no pueden cumplir los requisitos de las solicitudes de documentos muy específicas.

La estructura descentralizada de gran parte de la asistencia social no contributiva de España, sumada a la ausencia de cualquier estándar nacional sobre qué asistencia mínima debe ofrecerse, ha llevado a que existan grandes diferencias entre las comunidades autónomas. Esto es especialmente cierto para la última capa de la red de seguridad social, que está específicamente destinada a prevenir la pobreza y ayudar a las personas de bajos ingresos sin acceso a otras prestaciones: los sistemas de renta mínima de inserción de las comunidades autónomas. Si bien algunos de los sistemas claramente ayudan a las personas a evitar la pobreza, en ciertas comunidades autónomas son fracasos abyectos. Las cantidades de las ayudas son bajas, los períodos de espera pueden extenderse a muchos meses, los requisitos punitivos de residencia pueden impedir el acceso a nuevos residentes hasta durante tres años y excluir completamente a las personas sin hogar, los programas a menudo son incompatibles con los tipos de trabajo a corto plazo o a tiempo parcial que podrían ser las únicas opciones disponibles, las personas menores de 25 años generalmente no son elegibles y la carga de papeleo puede ser un obstáculo insuperable para muchos.27

Madrid podría verse como un laboratorio para los problemas que presentan los programas de renta mínima y pone en evidencia por qué pueden ser tan inefectivos como red de seguridad. Madrid tiene el segundo PIB más alto de España, una tasa de desempleo comparativamente baja y un coste de vida alto. Aunque su tasa de pobreza severa se más que duplicó en 10 años, del 3% en 2008 al 7,8% en 2017, 28 su sistema de renta mínima proporciona apenas unos miserables 400 euros al mes, el más escaso de todos estos programas en el país. Para ayudarme a entender por qué solo la percibía el 1,5% de la población,29 las personas con las que hablé en Madrid describieron cómo los numerosos requisitos de la prestación los excluyeron formalmente y de facto. Una mujer explicó que perdió la ayuda cuando aceptó un trabajo en período de prueba, pero se quedó sin hogar después de que no fue contratada permanentemente y su solicitud para reiniciar la prestación fue denegada.

La forma en que se ha administrado el programa en los últimos años lo ha hecho aún más irrelevante. La tasa de concesión de las solicitudes iniciales cayó drásticamente entre 2016 y 2018, del 50% al 23%,30 y el número de suspensiones y denegaciones aumentó más del doble.31 Si bien los representantes del gobierno de Madrid están de acuerdo en que la situación no es satisfactoria, un funcionario insistió en que las autoridades no son responsables y que la culpa es de los solicitantes por no cumplir con los requisitos del programa. Pero estos resultados tan terribles sugieren que el sistema está estructurado intencionalmente para excluir a las personas o está extremadamente mal diseñado.

Un programa nacional de renta mínima bien diseñado y adecuadamente financiado podría ser de gran ayuda para arreglar lo que está roto, pero debe evitar las deficiencias manifestadas en algunos de los sistemas de distintas comunidades autónomas. Debe tener al menos las siguientes características: portabilidad total independientemente de la comunidad autónoma; compatibilidad con el mercado laboral existente para que las personas no pierdan el acceso a la ayuda simplemente porque han aceptado un trabajo precario o temporal; un monto adecuado para garantizar que las personas no vivan en la pobreza y que se adapte al coste de vida; un enfoque individualizado y flexible a la administración que facilite el acceso al minimizar los onerosos requisitos de papeleo; disponibilidad para personas menores de 25 años; y la ausencia de condiciones excesivas vinculadas a la búsqueda de empleo que podrían burocratizar aún más el sistema y reducir la aceptación.

En caso de querer reducir significativamente las altas tasas de pobreza en España, no hay alternativa a un gasto público adicional importante para arreglar un sistema de asistencia social quebrado. Las deducciones fiscales no son sustitutos, ya que lógicamente solo benefician a las personas más ricas que pagan impuestos sobre la renta. Tampoco se puede confiar únicamente en el empleo. Las personas en situación de pobreza desean ávidamente trabajar, pero a menudo no pueden encontrar un empleo decente debido a la alta tasa de paro y la precariedad de los trabajos que existen.

Educación

La educación y la pobreza están estrechamente vinculadas. En España, en 2018 el 33,7% de las personas con educación primaria o inferior estaban en riesgo de pobreza o exclusión social, en comparación con solo un 12,6% de personas con educación superior.32 Sin embargo, la inversión pública absoluta en educación como porcentaje del PIB ha disminuido significativamente entre 2009 y 2017.33 Existen problemas reales con el coste y la calidad de la educación, así como con la segregación por estado socioeconómico y étnico.

España proporciona educación gratuita, pero esto no cubre el gasto de transporte, comida, libros y material escolar. Esos gastos, incurridos por las familias, aumentaron un 34% entre 2009 y 2016.34 Según un informe de Save the Children de 2019, el 32% de las familias enfrentan dificultades para pagar los gastos de educación35 y un informe de la Comisión Europea reveló que a partir de 2017, el 25,7% de los hogares con niños y niñas en riesgo de pobreza declararon tener grandes dificultades para pagar los gastos asociados a la educación reglada.36 Una madre me dijo: “El año pasado no pudimos pagar ni un solo libro de texto”.

España lidera la UE en abandono escolar, con una tasa de deserción temprana del 17,9% en educación y formación en 2018,37 a un coste estimado de entre 5,9 y 10,7% del PIB total.38 También registra la tasa de repetición de segundo curso más alta de la UE:39 los estudiantes con desventajas económicas son seis veces más propensos a repetir el año.40 Estas preocupantes cifras apuntan no solo a serios problemas de calidad del sistema educativo en general, sino también a una importante pérdida en el bienestar económico general del país.

Un alarmante 44% de los estudiantes y el 72% de los menores en situaciones vulnerables estudian en escuelas segregadas de facto que tienen una gran concentración de alumnado de entornos socioeconómicos pobres, gitanos e inmigrantes, así como con mayores necesidades de apoyo, lo que afecta al 46,8% del total de los centros educativos.41 La segregación escolar hace que aumente la repetición de curso así como el fracaso y el abandono escolar; disminuye las puntuaciones de las evaluaciones y afecta negativamente las expectativas de los y las estudiantes de cursar estudios universitarios.42 Visité una escuela en Andalucía, con un alumnado 100% gitano, donde el 75% de los estudiantes abandonan los estudios antes de completar la escuela secundaria y las familias reciben muy poco apoyo, a pesar de vivir en una de las zonas más pobres del país. Y en Extremadura, un funcionario me explicó que se trata de un viejo problema arraigado en la “planificación urbana”, pero no ofreció ningún plan de acción para abordarlo. Concentrar a los niños y las niñas de los entornos más pobres en las mismas escuelas no es una receta para el éxito educativo ni la superación de la pobreza.43

Atención sanitaria

Con razón, España está orgullosa de su excelente sistema de atención sanitaria, con una cobertura casi universal. Sin embargo, siguen existiendo brechas importantes para quienes más necesitan esta cobertura.

Algunas de las personas más desfavorecidas no tienen acceso a la atención médica. Según un estudio de EAPN de 2019, alrededor del 5% de las personas en hogares pobres que necesitaban asistencia sanitaria, el 25,5% de los que necesitaban asistencia bucodental y el 3% de los que necesitaban servicios de salud mental no pudieron recibir atención por razones económicas. El 6,9% no pudo acceder a los medicamentos recetados; entre las personas desempleadas este porcentaje era del 8,3%. La Encuesta Nacional de Salud indica que entre el 9 y el 10% de las personas en riesgo de pobreza no están involucradas en prácticas preventivas de salud.44 Y el crecimiento del empleo precario significa que no es posible tomarse un día libre debido a una enfermedad. “No me puedo permitir enfermar”, me dijo una persona.

En 2018, España derogó en gran medida el Real Decreto-ley 16/2012, que limitaba la cobertura sanitaria universal, excluyendo incluso a las personas inmigrantes. Sin embargo, el sistema actual excluye a algunas personas inmigrantes en sus primeros 90 días en España,45 y REDER documentó 4.755 casos de exclusión del sistema nacional de salud solo desde 2014.46 El Ministerio de Salud reconoció esta brecha, pero aparentemente no cuenta con ningún plan para abordarla.

También me preocupa la creciente privatización de elementos dentro del sistema de salud, lo que corre el riesgo de priorizar los beneficios sobre la provisión de servicios. El Ministerio de Salud sostuvo que esto se hizo solo en circunstancias excepcionales, por razones de eficiencia y necesidad y que la calidad de la atención no se vio afectada. Sin embargo, no pudieron proporcionarme estimaciones del grado de privatización del sistema ni estudios que evaluaran su impacto.

Comunidades Autónomas

Las comunidades autónomas asumen una responsabilidad significativa en la protección social, pero los recortes de fondos relacionados con los programas de austeridad afectaron significativamente su capacidad de invertir en estas áreas, tuvieron un impacto negativo en muchas personas y socavaron la capacidad de las comunidades para combatir la pobreza. Es escandaloso que Extremadura, la comunidad autónoma con la tasa AROPE más alta y el ingreso medio más bajo, recibiera una inversión menor del gobierno central en 2018 que en 2008 (3.002 millones de euros en 2018 en comparación con 3.180 millones de euros en 2008). Del mismo modo, Andalucía, la comunidad autónoma más poblada de España, con una tasa AROPE muy superior a la media, experimentó una caída en la financiación recibida de 19.099 millones en 2008 a 18.983 millones de euros en 2018.47 En 2018, el gasto social total de las comunidades autónomas, incluida la asistencia sanitaria, la educación y la protección social, seguía siendo un 3,4% más bajo que antes de la crisis, a pesar del aumento significativo de la demanda provocado por la crisis y sus secuelas.48

B. La vivienda

Las autoridades no pararon de repetir el estribillo de que la vivienda es uno de los primeros pasos para abordar la pobreza. Pero eso hace aún más impactante que se haya hecho tan poco para garantizar el derecho a la vivienda. Según la fundación FOESSA, el 24% de la población se enfrentó a la “exclusión de la vivienda” en 2018 y 4,6 millones de personas vivían en viviendas que no reúnen las condiciones adecuadas.49 La situación ha empeorado tanto que una organización con la que me reuní ha recurrido a celebrar más de 200 asambleas de vivienda en todo el país cada semana para compartir información y consejos colectivos sobre cómo navegar el laberinto de los desafíos de la vivienda.

Los precios de la vivienda siguen subiendo a tasas alarmantes. La asequibilidad del mercado de alquiler privado se encuentra entre las más bajas de la OCDE, con más del 38% de los inquilinos privados que pagan precios de mercado sobrecargados por los costes del alquiler.50 El Banco de España halló que el precio de la vivienda en alquiler se ha incrementado más del 50% entre 2013 y 2019,51 mientras que los salarios han perdido un 7,8% de su poder de compra en la última década.52 España también ha sido criticada por permitir que las empresas de capital privado e inversión compren viviendas asequibles y para personas de bajos ingresos e incrementen sustancialmente el alquiler, obligando a los inquilinos a abandonar sus hogares.53 Visité un bloque de viviendas en las afueras de Madrid donde los vecinos me contaron que, de la noche a la mañana, les habían duplicado el alquiler, como resultado de una decisión del Gobierno madrileño de vender vivienda social a gran escala al fondo Blackstone.

La subida de los precios de la vivienda se ha visto acompañada por tasas sorprendentes de desalojos: el número anual de desalojos aumentó de 16.097 en 2006 a 59.671 en 2018, con un total de 712.723 desalojos entre 2006 y el tercer trimestre de 2019.54 Sin embargo, se trata de una imagen incompleta que no tiene en cuenta los desalojos de ocupantes ilegales ni el número total de personas afectadas.

A pesar de la evidente necesidad, la vivienda de alquiler de bajo coste es casi inexistente en España. En 2018, solo el 2,7% de la población alquilaba viviendas por debajo del precio del mercado.55 Housing Europe estima que la vivienda social en España comprende el 2,5% del stock nacional de viviendas ocupadas, en comparación con el 30% en los Países Bajos, el 24% en Austria, el 17,6% en el Reino Unido y 16,8% en Francia.56 La construcción de viviendas nuevas públicas se ha desplomado: de 63.900 nuevas unidades construidas en 2008 a 2.737 en 2018.57 Mientras tanto, el último censo nacional de viviendas (2011) encontró 3,4 millones de viviendas vacías y Housing Europe calcula que había 3,8 millones de viviendas vacías en 2017.58

Las estadísticas sobre la falta de vivienda son extremadamente limitadas, pero se estima que había entre 27.500 y 33.000 personas sin hogar en 2015,59 y FOESSA estima que otros dos millones de personas corren el riesgo de quedarse sin hogar.60 Pero la respuesta política es confusa. Por ejemplo, en Extremadura, un funcionario me contó que “no tienen a personas sin hogar”. Las políticas preventivas son “prácticamente inexistentes”,61 y hablé con personas sin hogar que enfatizaron las serias dificultades que tenían para acceder a los servicios sociales sin una dirección permanente, lo que impide que aquellas personas que están en las situaciones más precarias obtengan el apoyo al que tienen derecho. En 2015, entre las personas sin hogar, el 19,8% no tenía tarjeta sanitaria, incluido un 32,7% de personas extranjeras.62 Las comunidades autónomas deberían corregir urgentemente esta situación, implementar un enfoque de Vivienda Primero y buscar estrategias preventivas que enfaticen la intervención y el apoyo antes de que la gente se vea abocada a la calle.

Además, en 2018, casi el 10% de la población de España no podía permitirse mantener su vivienda a una temperatura adecuada, y las personas se veían forzadas a elegir entre calentar sus hogares o alimentar a sus hijos e hijas. España debería ampliar el acceso a los subsidios para pagar los servicios públicos, y garantizar que no se corte el suministro a las familias vulnerables. La ley de Cataluña sobre la pobreza energética, resultado de la continua movilización en materia de vivienda, es un paso en la dirección correcta.

Después de que tantas personas en ciudades clave de España enfatizaran la gravedad de la crisis inmobiliaria y tras mis conversaciones con funcionarios del gobierno nacional, me preocupa que exista un profundo desajuste entre las necesidades y las respuestas políticas que se están contemplando. Nadie duda de que se requieren medidas urgentes. Un Plan Nacional de Vivienda 2018-21 incluye la construcción de 20.000 unidades de vivienda pública durante cuatro años,63 pero eso está muy lejos de cubrir las necesidades. Las nuevas leyes que aumentan la duración mínima de los contratos de alquiler y condonan la deuda de la vivienda en caso de ejecución hipotecaria o embargo son un paso en la dirección correcta, aunque esta última medida debería aplicarse retroactivamente. España debería tomar medidas enérgicas para aumentar sustancialmente la disponibilidad de viviendas de bajo coste, pero eso no aliviará la situación durante varios años. De manera similar, partiendo de numerosas experiencias en el pasado, la propuesta de dependencia significativa de las Asociaciones Público Privadas probablemente beneficiará a las clases medias, pero no a las más dramáticamente afectadas. Si bien en Barcelona se han adoptado controles sobre los alquileres, siguen siendo controvertidos a nivel nacional y los funcionarios con los que hablé no les dieron mucha importancia. Esto me parece un error. La experiencia en París, Berlín y un número creciente de ciudades en Estados Unidos indica que los sistemas de estabilización de los alquileres pueden funcionar bien, siempre que estén cuidadosamente diseñados para evitar la torpeza y la inflexibilidad de programas ideados hace décadas en circunstancias muy diferentes.64

El Gobierno también debería dar contenido sustancial al derecho a una vivienda digna. A pesar de su reconocimiento constitucional y las protestas a favor de este derecho, toda la información disponible me lleva a la conclusión de que actualmente el derecho a la vivienda está vacío de contenido y carece de importancia. Si bien no se puede hacer justiciable sin una enmienda constitucional, hay muchas maneras de tomar medidas administrativas para convertirlo en un concepto significativo en la configuración de las leyes y políticas de vivienda.

C. Política fiscal

Si España quiere realmente combatir la pobreza y está dispuesta a realizar inversiones muy necesarias en políticas de asistencia social, educación y vivienda, también deberá reformar sus políticas fiscales. Los ingresos que recauda en la actualidad son demasiado bajos para garantizar los derechos sociales y lograr un presupuesto equilibrado, el sistema es inadecuadamente progresista, y el fraude fiscal, la evasión y la elusión le cuestan al país potencialmente miles de millones al año.

Los ingresos fiscales de España son relativamente bajos. La relación impuestos/PIB fue del 35,4% en 2018, mucho más baja que la media del 40,3% de la UE y la del 41,7% de la zona euro, y especialmente baja en comparación con países similares como Italia (42,1%) y Francia (48,5).65

Los tipos de gravamen en el impuesto sobre sociedades se han reducido desde 2007, del 35 al 25%,66 y las empresas también se aprovechan de generosas deducciones y subsidios, por lo que en realidad terminan pagando mucho menos que el tipo nominal. El Ministerio de Hacienda no pudo proporcionarme una cifra del tipo efectivo real que están pagando las empresas, con el argumento de que las cifras están “protegidas”. Esta posición es insostenible dados los obvios intereses públicos involucrados, y aún más a la luz de la promesa del nuevo gobierno de elevar el tipo efectivo a un mínimo del 15%. Los ingresos por impuestos sobre sociedades han disminuido masivamente en los últimos años. Entre 2007 y 2018, los impuestos sobre sociedades cayeron como porcentaje de los ingresos totales de 22,34 a 11,9%, y de 44.823 millones de euros a 24.838 millones de euros.67 Si bien algunas de estas pérdidas se han visto compensadas por una dependencia cada vez mayor del Impuesto al Valor Agregado (IVA), entre 2007 y 2017 la recaudación fiscal total disminuyó en realidad unos 6.725 millones de euros.68

Además de no aumentar la recaudación necesaria para financiar la realización de los derechos sociales, el sistema tributario es inadecuadamente progresista y apenas comienza a aprovechar la capacidad de los impuestos para reducir la desigualdad, la cual se disparó después de la crisis. Entre 2007 y 2015, el coeficiente de Gini aumentó en 2,1 puntos, el S80/20 en 0,9 y el índice de Palma en 1,4.69 Sin embargo, el efecto redistributivo de los impuestos directos a los hogares es mucho más bajo que el promedio de la UE, reduciendo la relación S80 / S20 en un 8,6% en 2016, en comparación con el 12,4% en la UE.70 Los impuestos indirectos en realidad aumentaron la desigualdad en un 3,5%.71 España depende cada vez más del IVA, con un aumento del tipo del 16 al 21% entre 2009 y 2013, elevando el porcentaje de la recaudación total del 27,83% al 33,63%. 72 Esto es problemático, ya que el tributo es generalmente regresivo, y en España lo es aún más debido a una serie de deducciones que benefician a los más ricos, como en el caso de los hoteles. También hay comunidades autónomas en España donde el impuesto a la herencia es extremadamente bajo, y los hijos y los cónyuges pueden heredar hasta un millón de euros libres de impuestos.73

El fraude fiscal es un problema importante en España que priva al Estado de recursos. Un estudio reciente del FMI estimó que el tamaño de la economía sumergida en España es del 20,3% del PIB, incluso más que en 2007. Se estima que la economía sumergida reduce los ingresos fiscales hasta en 70.000 millones de euros.74 Y en 2018, las empresas del IBEX 35 tenían 805 filiales en paraísos fiscales, lo que sugiere que se estarían perdiendo cantidades significativas de ingresos por evasión fiscal.75

D. Cambio climático

El cambio climático tendrá consecuencias devastadoras para las personas que viven en la pobreza y un fuerte impacto en las políticas vigentes para prestarles apoyo.76 Además de los esfuerzos de mitigación y adaptación ya implementados, España debe garantizar que sus políticas de protección social tengan en cuenta los efectos inminentes del cambio climático y que esté en posición de apoyar a las personas en la pobreza que serán las más perjudicadas, así como a aquellas que se verán empujadas a la pobreza por el cambio climático. Las olas de calor ya han provocado la muerte de cientos de personas, y las familias pobres sin acceso a electricidad o aire acondicionado afrontarán un riesgo cada vez mayor.77

En 2019, el gobierno anunció un plan de inversión pública de 47.000 millones de euros para abordar el cambio climático en la próxima década, con el objetivo de hacer que España sea neutral en carbono para 2050.78 En enero declaró una emergencia climática 79 y ha reducido significativamente su dependencia del carbón.80 Pero aún no se ha aprobado la tan esperada ley sobre el cambio climático y el Congreso debería actuar sin demora.81

Es alentador que el Gobierno ya tenga un acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para implementar una Transición Justa,82 y será crucial que el nuevo gobierno tome medidas para garantizar que los trabajadores y trabajadoras afectados durante la transición de los combustibles fósiles reciban un apoyo social adecuado y acceso a programas de capacitación. La insuficiencia del actual sistema general de protección social indica que esto supondrá un gran desafío.

E. Transparencia y rendición de cuentas administrativa

Muchos de mis interlocutores comentaron sobre la falta de transparencia en relación con el proceso de toma de decisiones del gobierno y la dificultad de comprender, y mucho menos utilizar, gran parte de la información proporcionada por fuentes oficiales. Como me dijo un funcionario muy bien informado: “No falta información. Lo que pasa es que es imposible determinar cuál es la estrategia subyacente, o cómo evaluar los resultados o el efecto de la política”. El gobierno debería promover que la información sea más fácil de usar y acceder y que esté más relacionada con indicadores de efectividad.

Los procedimientos burocráticos, incluida la tendencia a recopilar documentación aparentemente sin ningún objetivo claro, y una cultura de verificación interminable, han causado estragos en muchas áreas de la protección social. Muchos de los requisitos y supuestos básicos parecen más propios del siglo XIX que del siglo XXI. Pero es notablemente difícil cambiar la forma en que operan las arraigadas burocracias. Dados los costes e ineficiencias del lado del gobierno, y las molestias e inconveniencia del lado de la ciudadanía y otros, así como la necesidad imperiosa de adaptarse a la era digital, el gobierno debería iniciar una investigación de gran alcance diseñada para reducir el papeleo innecesario y reformar las prácticas burocráticas en el campo de la protección social. Dicha revisión podría llevarla a cabo un grupo de expertos designado a tal efecto, o por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF). Los objetivos deberían incluir: reducir los obstáculos burocráticos, agilizar los procesos de solicitud, digitalizar los datos con el debido respeto por los derechos humanos, facilitar el empadronamiento y garantizar que las personas conozcan las prestaciones a las que tienen derecho.

Además, la AIReF debería estar facultada para realizar auditorías e investigaciones por iniciativa propia, sin una solicitud externa de una autoridad pública.

IV. Grupos vulnerables

Convertirse en un país líder en derechos sociales también requiere prestar atención a los efectos desproporcionados de la pobreza en grupos concretos de personas. Los siguientes grupos se encuentran entre los que necesitan particular atención y apoyo:

A. Mujeres

En España, al igual que en muchos países, las mujeres registran tasas más altas de pobreza relativa, carencia material severa, baja intensidad de empleo y pobreza extrema, y en general están en peores condiciones en casi todas las variables relacionadas con el mercado laboral.83

El Real Decreto-ley 6/2019 introdujo medidas para garantizar la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres en el ámbito laboral, pero aún queda mucho trabajo por hacer.84 España tiene la segunda tasa más alta de desempleo femenino en la UE por un margen significativo.85 Y el trabajo de cuidado no remunerado afecta los ingresos de las mujeres: el 47% de las mujeres que trabajan a tiempo parcial lo hacen por razones de cuidado infantil, en comparación con el 7% de los hombres. Y el 23% de las mujeres con hijos están desempleadas, un total de 10 puntos porcentuales por encima de los hombres.86

La violencia de género también es una causa de pobreza. Conocí a varias mujeres que explicaron las dificultades económicas que afrontaron después de abandonar relaciones abusivas, entre ellas una mujer que no pudo acceder a la asistencia social porque había huido a otra comunidad autónoma y aún no había alcanzado el mínimo de un año de residencia. Según un informe de 2019, el 61,2% de las mujeres encuestadas que fueron víctimas de violencia de género estaban desempleadas, y un 6,9% adicional trabajó en empleos sin contrato.87

Las ayudas familiares extremadamente bajas por tener un hijo o hija y la escasa inversión en asistencia social para familias y menores perjudican especialmente a las mujeres. El 82% de los hogares monoparentales están encabezados por una mujer y, en 2018, la mitad de los hogares monoparentales estaban en riesgo de pobreza o exclusión social, frente al 45% en 2008.88 En 2018, el 53,5% no podía afrontar un gasto imprevisto y el 17,4 se había retrasado en el pago relacionado con la vivienda principal o servicios públicos.89 Ampliar la educación de la primera infancia a niños y niñas de entre 0 y 3 años y desarrollar servicios asequibles después del horario escolar para menores puede ayudar a que los padres, y especialmente las madres, mantengan un empleo. La proporción de niños y niñas en edad escolar cubiertos por servicios después de la escuela es del 8%, muy por debajo de la media de la OCDE del 29%.90

Si bien los funcionarios del gobierno expusieron una serie de políticas diseñadas para promover la igualdad de género, existe una notable ausencia de atención a las arraigadas estructuras económicas que perpetúan la desigualdad. Se debería prestar mayor atención a la economía del trabajo de cuidado no remunerado y a las formas de compensarlo y reemplazarlo. En mi reunión con el Ministerio de Igualdad, me llevé la impresión de que el organismo no emplea a economistas profesionales y no ve esta ausencia como un problema, lo cual es muy desafortunado dado que la lucha para lograr la igualdad de género sin duda debe librarse en parte en el dominio de las ciencias económicas.

B. Niños, niñas y jóvenes

En 2018 el 29,5% de los y las menores estaban en riesgo de pobreza o exclusión social, y el 6,5% experimentó carencia material severa.91 Las tasas de pobreza infantil son aún más alarmantes en las zonas rurales; entre las poblaciones inmigrantes, refugiadas y gitanas, y en familias con personas con discapacidad.92 Los hogares con niños, niñas o adolescentes tienen un mayor riesgo de pobreza o exclusión social que aquellos integrados solamente por personas adultas,93 y un 29% de los hogares con menores a cargo describieron pasar “graves dificultades” para llegar a fin de mes.94 Sorprendentemente, los funcionarios de varias comunidades autónomas me aseguraron que la mejor manera de lidiar con la pobreza infantil era abordar la pobreza del hogar, descartando por tanto problemáticamente las características únicas y el efecto permanente de la pobreza infantil.

El gasto social para las familias con niños y niñas está mal orientado y se mantiene entre los más bajos de la UE, lo que resulta en un impacto muy bajo. En 2017, el gasto dedicado a prestaciones familiares fue poco más de la mitad del gasto medio de la UE: 1,2% del PIB en comparación con 2,3%.95 La efectividad de las medidas también es baja y la protección social en España solo logra reducir en 6,9 puntos la tasa de pobreza infantil, en comparación con, por ejemplo, 32 puntos en Irlanda.96 España es prácticamente un caso único entre los países de la UE por carecer de un sistema universal y no contributivo de prestaciones familiares y de menores.97 En 2019, el Real Decreto-ley 8/2019 aumentó la prestación familiar para menores dependientes a 341 euros al año para familias en riesgo de pobreza (1,3 millones de niños y niñas), y hasta 588 euros para familias en situación de pobreza severa (630.000 niños y niñas). Sin embargo, casi la mitad de los menores que viven en la pobreza, un millón de niños y niñas, no tienen acceso a la ayuda, que sigue siendo muy escasa en poco más de 28 euros por menor al mes.98

El panorama para los jóvenes en España también es desafiante, con bajas tasas de empleo y alto abandono escolar. En el cuarto trimestre de 2019 España registró una tasa de paro del 30,51% entre los menores de 25 años99 y más del 70% de los trabajadores jóvenes tenían contratos de trabajo temporales, un porcentaje significativamente más alto que los promedios de la UE.100 En 2018, el 12,4% de los jóvenes de 15 a 24 años101 y el 19,6% de los de 20 a 34 años no estudiaban ni trabajaban (“Nini”).102

En general, el hecho de que España no disponga de un conjunto de políticas más concertado y generoso para eliminar la pobreza infantil generalizada supone tanto un fracaso moral como una herida económica autoinfligida.103 Una población infantil que recibe educación y cuidados de mala calidad significará una fuerza laboral menos sofisticada y una carga adicional para los servicios de protección social en los próximos años.

C. Comunidad gitana

España tiene una de las comunidades gitanas más grandes de la UE, de aproximadamente 750.000 personas o el 1,6% de la población.104 Pero los indicadores oficiales de empleo sociales no desglosan las estadísticas, lo que invisibiliza la situación de esta comunidad. El Ministerio de Educación me dijo que no se les permitía recabar datos sobre alumnado gitano. Pero según las encuestas de la Fundación Secretariado Gitano, en las que se basan los funcionarios gubernamentales con los que me reuní, en España las personas gitanas enfrentan tasas de pobreza e indicadores asociados alarmantemente altos.

Más del 80% de la población gitana se enfrenta a la pobreza o la exclusión social y el 46% es extremadamente pobre con un ingreso mensual inferior a 310 euros. La tasa de pobreza infantil se sitúa en el 89% y el desempleo en el 52%. Las mujeres gitanas están en clara desventaja en todas las áreas, con una tasa de empleo que solo alcanza el 16%. Y las tasas de alumnado gitano que asisten a escuelas segregadas también son elevadas: solo el 17% de la población gitana mayor de 16 años tiene completados estudios de secundaria (ESO) o superiores.105

Visité dos comunidades gitanas: el Polígono Sur de Sevilla y la Cañada Real a las afueras de Madrid. Aunque estos son ejemplos extremos, no representativos de las condiciones de la mayoría de las personas gitanas en España, me sorprendió la medida en que los gobiernos pertinentes parecen haberse olvidado de las personas que viven allí. Aquellos con quienes hablé estaban involucrados en una batalla perdida para asegurar formas básicas de apoyo o servicios gubernamentales. En la Cañada Real, conocí a personas que vivían sin acceso a una clínica, un centro de empleo o una escuela, o incluso sin suministro eléctrico legal, en una carretera sin asfaltar, directamente adyacente a plantas incineradoras, en un área considerada insalubre. A pesar de un acuerdo de 2018 para reubicar a las personas que viven en el área, hasta ahora el gobierno solo ha trasladado a 34 familias, y el gobierno de la Comunidad de Madrid no pudo proporcionarme ninguna fecha definitiva para cuándo habría reubicado al resto de manera segura. También parecía brillar por su ausencia cualquier disposición para una consulta significativa, a pesar de la existencia de varias estructuras formales para este propósito.

Los funcionarios del gobierno con los que me reuní estuvieron de acuerdo en que la situación para muchas personas gitanas es grave, pero me llamó la atención la falta de urgencia y la resignación con la que aceptan que partes enteras de la población se hayan visto relegadas a un estado de tercera clase sin acceso a los derechos de los cuales son titulares. Después de años de planes y puntos de referencia que han dejado los indicadores de pobreza de la comunidad gitana en niveles deplorables, existe una necesidad real de una respuesta de emergencia. Algunos funcionarios con los que hablé solo parecían preocupados por haber marcado ciertas casillas de acción, en lugar de lograr resultados tangibles.

D. Inmigrantes

En España hay aproximadamente 6 millones de inmigrantes.106 Los que provienen de fuera de la UE tienen el mayor riesgo de pobreza y exclusión social (56%) seguidos por los ciudadanos de la UE (47,7%), ambos significativamente más altos que la población española (23,1%).107 Para los y las menores con al menos un progenitor inmigrante, el riesgo de pobreza o exclusión social salta al 49,6%, el más alto de la UE.108

Las organizaciones de la sociedad civil describieron un sistema de reasentamiento que impide que los y las inmigrantes puedan trabajar o pagar una vivienda. Las personas refugiadas e inmigrantes a menudo enfrentan serios obstáculos para acceder a una vivienda digna debido a la escasez de oferta, los requisitos de acceso y la discriminación en la asignación, por lo que con frecuencia terminan en situaciones precarias o de hacinamiento.109

Las organizaciones de la sociedad civil describieron condiciones muy angustiosas para las mujeres y niñas inmigrantes, especialmente aquellas que trabajan en la agricultura, como situaciones de alta vulnerabilidad, explotación sexual y comercial, violencia institucional y falta de protección en los niveles más básicos. Según Women’s Link Worldwide, las trabajadoras agrícolas a menudo son engañadas en cuanto a los términos de su empleo: por ejemplo, les prometen jornadas de 6,5 horas pero acaban trabajando 10 horas; los contratos fijos pasan de ser de tres meses a una terminación de empleo discrecional, y los salarios pactados de 39-40 euros al día disminuyen significativamente, con lapsos de pago.110

Estoy extremadamente preocupado por la situación de los y las menores no acompañados, una población vulnerable que ha sido demonizada en el actual debate político. España sigue utilizando técnicas de evaluación de la edad desacreditadas y poco confiables para determinar la edad de los menores no acompañados, entre ellos exámenes genitales invasivos y humillantes, a pesar de las críticas por parte del Comité de los Derechos del Niño de la ONU.111 La denegación de la condición de menor puede dejar al individuo sin acceso a apoyo o refugio para menores o adultos, lo que provoca una brecha que puede empujar a los niños y niñas a la pobreza hasta desembocar en la trata de personas, el trabajo sexual, el abuso sexual, la drogodependencia o incluso la desaparición.112

En Huelva, me reuní con trabajadores que vivían en un asentamiento de inmigrantes en condiciones que rivalizan con las peores que he visto en cualquier parte del mundo. Están a kilómetros de distancia de agua potable y viven sin electricidad ni saneamiento adecuado. Muchos llevan años en España y pueden permitirse un alquiler, pero dijeron que nadie los acepta como inquilinos. Ganan apenas unos 30 euros al día y casi no tienen acceso a ningún tipo de apoyo gubernamental. Una persona me dijo: “Cuando hay trabajo, España necesita inmigrantes, pero a nadie le interesan nuestras condiciones de vida”. Según la sociedad civil, entre 2.300 y 2.500 personas viven en condiciones similares durante la temporada de la fresa. En 2018-19, la cosecha de fresas en Huelva facturó 533 millones de euros113 y el mayor productor es Driscoll’s y sus empresas asociadas. Driscoll’s cuenta con un conjunto de estándares laborales que “se aplican a todos los trabajadores en nuestra cadena de suministro, sin distinción”. Debido a que las condiciones que observé en Huelva eran simplemente inhumanas y dado el dominio de esta empresa multinacional en la industria local y global de la fresa, tengo planeado preguntarles qué están haciendo para monitorear y mejorar las condiciones laborales en esta área.

E. Pobreza en áreas rurales

Casi una quinta parte de la población española vive en áreas rurales,114 donde el ingreso medio real per cápita ha caído un 13,5% entre 2009 y 2018.115 Las áreas rurales están experimentando una aguda despoblación y envejecimiento. Catorce provincias están muy afectadas por el “declive demográfico”: más del 25% de su población tiene al menos 65 años.116 Las personas que viven en la pobreza en la “España vaciada” enfrentan desafíos únicos y un riesgo muy alto de pobreza o exclusión social (31%).117

Las personas con las que me reuní en zonas rurales destacaron los beneficios de la vida en el campo, incluida la proximidad a la naturaleza, pero también describieron el aislamiento, la exclusión y la pobreza. Un grupo en Extremadura explicó haber sufrido cortes de energía que duraron días, no poder visitar a un médico debido a la falta de transporte público o dinero para pagar un taxi y sentir que sus votos no le importan al gobierno central. En Galicia visité un área sin atención médica especializada, sin guardería y sin educación secundaria. Allí una mujer me dijo: “Mi hija me dice que aquí no ve futuro para ella”. La gente también describió los altos precios de Internet, lo que plantea riesgos de exclusión digital para familias pobres y de bajos ingresos, especialmente a medida que el gobierno toma medidas para digitalizar aspectos de la asistencia social.

El Gobierno no debería dejar que este gran colectivo sufra las consecuencias de fuerzas del mercado que no pueden controlar, y debería diseñar una estrategia integral para hacer frente a los problemas que afectan a un número creciente de personas.

F. Personas con discapacidad

Las personas con discapacidad sufren muchos tipos de discriminación estructural y desventajas en España, como en ámbitos relacionados con el empleo, los ingresos, la educación y la vivienda. En 2018 aproximadamente un tercio de las personas con discapacidad en España, el 31,1%, estaban en riesgo de pobreza o exclusión social, en comparación con el 24,1% de las personas sin discapacidad.118 Y la tasa de empleo fue solo del 25,8% para las personas con discapacidad, muy por debajo de la mitad de la tasa de empleo de las personas sin discapacidad (65,9%).119

La ausencia de viviendas accesibles empeora su situación. Solo el 0,6% de los 9,8 millones de edificios residenciales en España cumplen con los criterios de accesibilidad universal para personas con movilidad reducida o discapacidad.120 Una mujer en Badajoz me explicó que después de que su marido desarrolló una discapacidad, tuvo que instalar un baño improvisado en su sala de estar porque el baño de su unidad de vivienda pública no era accesible. Según una encuesta de 2019, 1,8 millones de personas con movilidad reducida necesitan asistencia para abandonar su hogar, y 100.000 nunca salen.121 Y el 16,5% de los y las menores con discapacidad reciben una educación segregada en España, fuera del sistema educativo general.122

Visité un centro para personas con discapacidad en Galicia que está haciendo un trabajo excelente para apoyar la vida independiente y la capacitación laboral, pero la cruda realidad es que solo un número muy pequeño de personas que necesitan este tipo de apoyo lo reciben. Escuché varios poderosos testimonios en todas las comunidades autónomas que visité sobre la discriminación que enfrentan en el mercado laboral y en la sociedad, y las batallas que deben librar para reivindicar sus derechos. El Gobierno debería otorgar una mayor prioridad a la erradicación de estas formas de discriminación.

A. Personas dedicadas al trabajo doméstico y al cuidado de personas

Las estimaciones de la cantidad de personas empleadas del hogar en España oscilan entre una cifra oficial de 453.000123 y una estimación de la sociedad civil de 700.000 personas que trabajan como empleados y empleadas domésticas o trabajadores y trabajadoras del cuidado a personas. Las mujeres representan el 97,9%124 y están marginadas por la ley española, que coloca dicho trabajo en un “régimen especial” con menos derechos.125

La sociedad civil informó que una de cada tres trabajadoras domésticas en España vive en la pobreza, y muchas trabajan en la economía informal para empleadores que no realizan pagos a la seguridad social. Muy a menudo trabajan el doble de sus ocho horas contratadas por día, ganando apenas 800 euros al mes, pero generalmente tienen que alquilar una habitación para pasar la noche libre semanal y el coste de los alimentos se deduce de su salario. Los trabajadores indocumentados son especialmente vulnerables a la explotación, y escuché testimonios sobre empleadores que confiscan los pasaportes de las trabajadoras domésticas.

Me reuní con un grupo de empleadas del hogar en Madrid, en el Servicio Doméstico Activo (SEDOAC), un centro que entiendo que es el primero de su tipo en Europa y desempeña un papel extremadamente importante en la defensa de los derechos y el bienestar de las trabajadoras domésticas. Escuché relatos profundamente inquietantes sobre las condiciones de trabajo, mujeres que trabajaban encerradas durante años en lo que sentían como una “cárcel”, sufriendo acoso sexual, horas extraordinarias sin compensación y sin acceso a la seguridad social o las pensiones. “Estoy a punto de cumplir 72 años y sigo pasando apuros”, dijo una mujer. Me explicaron que el centro ahora está en peligro porque el gobierno de Madrid ha retirado su financiación. Dado el nivel de la necesidad, sería una tragedia si se viera obligado a cerrar.

El nuevo gobierno de coalición se ha comprometido a ratificar el Convenio 189 de la OIT sobre trabajadores y trabajadoras domésticas. La plena implementación de las disposiciones de la Convención supondría un gran paso adelante en España.

Madrid, 7 de febrero de 2020

Notas: 1 Instituto Nacional de Estadística, “Contabilidad Nacional Trimestral de España: principales agregados, Cuarto trimestre de 2019. Avance”, 31 de enero de 2020, https://www.ine.es/daco/daco42/daco4214/cntr0419a.pdf; Instituto Nacional de Estadística, “Encuesta de Población Activa (EPA) Cuarto trimestre de 2019”, 28 de enero de 2020, https://www.ine.es/daco/daco42/daco4211/epa0419.pdf.

2 Centro de Investigaciones Sociológicas, “Barómetro de Enero 2020”, datos.cis.es/pdf/Es3271marMT_A.pdf.

3 Eurostat, “People at risk of poverty or social exclusion by sex”, 2018, https://ec.europa.eu/eurostat/tgm/graph.do?tab=graph&plugin=1&pcode=tepsr_lm410&language=en&toolbox=sort; Instituto Nacional de Estadística, “Riesgo de pobreza o exclusión social (estrategia Europa 2020) y de sus componentes por edad y sexo”, https://www.ine.es/jaxiT3/Tabla.htm?t=10005.

4 Instituto Nacional de Estadística, “Personas por dificultades para llegar a fin de mes y edad y sexo”, https://www.ine.es/jaxiT3/Tabla.htm?t=9985.

5 Instituto Nacional de Estadística, “Riesgo de pobreza o exclusión social (estrategia Europa 2020) y de sus componentes por edad y sexo”, https://www.ine.es/jaxiT3/Tabla.htm?t=10005.

6 Instituto Nacional de Estadística, “Tasas de paro”, cuarto trimestre de 2019, https://www.ine.es/infografias/tasasepa/desktop/tasas.html?t=0&lang=es; Eurostat, “Unemployment Statistics”. https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php?title=Employment_statistics/es

7 FMI, “Spain 2018 Article IV Consultation”, noviembre de 2018, https://www.imf.org/en/Publications/CR/Issues/2018/11/21/Spain-2018-Article-IV-Consultation-Press-Release-Staff-Report-and-Statement-by-the-Executive-4638, pág. 5. El riesgo de pobreza activa es el segundo más alto entre los países que forman la UE, con un 12,9% a partir de 2018. Eurostat, “Social Scoreboard of Indicators”, https://ec.europa.eu/eurostat/web/european-pillar-of-social-rights/indicators/social-scoreboard-indicators.

8 España es el sexto país más desigual de la UE cuando se comparan los ingresos de los quintiles superior e inferior, y el séptimo más desigual según lo medido por el índice de Gini. Eurostat, “Income quintile share ratio (S80/S20) by sex”, consultado por última vez el 19 de enero de 2020, https://ec.europa.eu/eurostat/tgm/table.do?tab=table&init=1&language=en&pcode=tessi180&plugin=1; Eurostat, “Gini coefficient of equivalised disposable income”, consultado por última vez el 19 de enero de 2020.

9 Amory Gethin, et al., “Desigualdades Crecientes y Divisiones Políticas en España”, 2019, págs. 2-3.

10 Información proporcionada por el Ministerio de Hacienda, 4 de febrero de 2020.

11 OCDE, “Income inequality”, (consultado el 18 de octubre de 2019), https://data.oecd.org/inequality/income-inequality.htm.

12 OCDE, “Economic Surveys: Spain”, noviembre de 2018, https://www.oecd-ilibrary.org/economics/oecd-economic-surveys-spain-2018_eco_surveys-esp-2018-en, págs. 43-44 (cita datos de 2013).

13 Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, “Estrategia Nacional de Prevención y Lucha Contra La Pobreza y la Exclusión Social 2019-2023”, 2019, pág. 71.

14 FMI, “Effectiveness and Equity in Social Spending: The Case of Spain”, informe de trabajo, pág. 21.

15 Autoridad Independiente de Autoridad Fiscal (AIReF), “Los programas de rentas mínimas en España”, junio de 2019, https://www.airef.es/wp-content/uploads/RENTA_MINIMA/20190626-ESTUDIO-Rentas-minimas.pdf.

16 OCDE, “Economic Surveys: Spain”, 2017, https://www.oecd-ilibrary.org/economics/oecd-economic-surveys-spain-2017_eco_surveys-esp-2017-en, pág. 1.

17 Comisión Europea, “Recomendación del Consejo: España”, 2019, https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/?qid=1560258234004&uri=CELEX%3A52019DC0509, págs. 5, 8.

18 Para las transferencias sociales que excluyen las pensiones, España logró una reducción del 22,94% en las tasas de AROPE en 2018, en comparación con una media del 33,2% en la UE, el 35,9% en el Reino Unido, el 44,4% en Francia y el 53,67% en Finlandia. Eurostat, “Social Scoreboard of Indicators”, https://ec.europa.eu/eurostat/web/european-pillar-of-social-rights/indicators/social-scoreboard-indicators.

19 Oretta Causa y Mikkel Hermansen, “Income redistribution through taxes and transfers across OECD countries”, 2019, https://www.oecd-ilibrary.org/docserver/bc7569c6-en.pdf?expires=1579564630&id=id&accname=guest&checksum=23CF047B7FCBD51BF5FA82600104FDC7, pág. 18.

20 Cáritas utiliza el término de “sociedad expulsada” para referirse a los 1,8 millones de personas que registraron la peor puntuación en su índice multidimensional de la pobreza de 35 indicadores. Declaración de Cáritas. https://www.ohchr.org/Documents/Issues/Poverty/VisitSpainSubmissions/32_Caritas_FOESSA_EN.pdf.

21 Comisión Europea, “Informe sobre España 2019”, 27 de febrero de 2019, https://ec.europa.eu/info/sites/info/files/file_import/2019-european-semester-country-report-spain_es.pdf, pág. 62.

22 Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado, “Real Decreto-ley 8/2019, de 8 de marzo, de medidas urgentes de protección social y de lucha contra la precariedad laboral en la jornada de trabajo”, https://www.boe.es/eli/es/rdl/2019/03/08/8

23 El monto exacto del crédito fiscal por hijos depende de la tasa impositiva en la comunidad autónoma de los padres, por ejemplo: 528 por hijo en Madrid. Euromod, María del Valle Navas y Néstor López de la Cruz , “Spain (ES) 2015-2018”, https://www.euromod.ac.uk/sites/default/files/country-reports/year9/Y9_CR_ES_Final.pdf, pág. 97.

24 Eurostat, “Social Scoreboard of Indicators”, https://ec.europa.eu/eurostat/web/european-pillar-of-social-rights/indicators/social-scoreboard-indicators.

25 Eurostat, “Perfiles de países”, https://ec.europa.eu/eurostat/guip/introAction.do?profile=cpro&theme=euroind&lang=en&country1=ES&country2=eu28.

26 Eurostat, “Expenditure on social protection benefits by function, 2017-table 1”, consultado por ultima vez el 17 de enero de 2020, https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php?title=File:Expenditure_on_social_protection_benefits_by_function,_2017-table_1.png.

27 Véase por ejemplo, Autoridad Independiente de Autoridad Fiscal (AIReF), “Los programas de rentas mínimas en España”, junio de 2019; Luis Ayala Cañón, José María Arranz, Carlos García Serrano y Lucía Martínez Virto, “El sistema de garantía de ingresos en España: tendencias, resultados y necesidades de reforma. Informe Completo”, diciembre de 2016.

28 European Anti-Poverty Network, “El Estado de la Pobreza Seguimiento del Indicador de Pobreza y Exclusión Social en España 2008-2017”, 2018, https://eapn-clm.org/wp-content/uploads/2019/02/Informe_AROPE_2018_LA_SITUACION_EN_LAS_CCAA.pdf, pág. 13.

29 33.000 hogares o 106.746 personas. Comunidad de Madrid, “Renta Mínima de Inserción. Informe 2018”, 2019, https://www.comunidad.madrid/sites/default/files/informe_anual_rmi_2018_definitivo_.pdf, pág. 23.

30 En 2018, había aproximadamente 12.650 concesiones en procedimiento inicial. Comunidad de Madrid, “Renta Mínima de Inserción. Informe 2018”, 2019, pág. 54. En 2016, había aproximadamente 13.800 concesiones en procedimiento inicial. Comunidad de Madrid, “Balance anual de gestión de la Renta Mínima de Inserción Comunidad de Madrid 2016”, 2017, pág. 13.

31 (aproximadamente de 4.850 a 10.040), así como también el número de denegaciones (de 2.708 a 5.767).

32 Instituto Nacional de Estadística, “Riesgo de pobreza o exclusión social (indicador AROPE) por nivel de formación alcanzado (personas de 16 años y más años)”, https://www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=10007.

33 En 2017, fue del 4,24% del PIB (49,458 millones de euros) en comparación con el 4,99% del PIB (53,895 millones de euros) en 2009. European Anti-Poverty Network, “Poverty Watch Spain 2019”, https://www.eapn.es/publicaciones/367/poverty-watch-2019, págs. 32-33.

34 Comisión Europea, “Informe sobre España 2019”, 27 de febrero de 2019, https://ec.europa.eu/info/sites/info/files/file_import/2019-european-semester-country-report-spain_es.pdf, pág. 58.

35 Save the Children, “Country Page of Save the Children Spain”, septiembre de 2019, pág. 1.

36 Comisión Europea, “Informe sobre España 2019”, 27 de febrero de 2019, https://ec.europa.eu/info/sites/info/files/file_import/2019-european-semester-country-report-spain_es.pdf, pág. 55.

37 Eurostat, “Early leavers from education and training”, https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php/Early_leavers_from_education_and_training.

38 European Anti-Poverty Network, “Poverty Watch Spain 2019”, https://www.eapn.es/publicaciones/367/poverty-watch-2019, pág. 38. (citando a Save The Children).

39 OCDE, “Economic Surveys: Spain”, noviembre de 2018, https://www.oecd-ilibrary.org/economics/oecd-economic-surveys-spain-2018_eco_surveys-esp-2018-en, pág. 53.

40 Save the Children, “The Future We Want to Grow Up In” , febrero de 2019, pág. 5.

41 European Anti-Poverty Network, “Poverty Watch Spain 2019”, https://www.eapn.es/publicaciones/367/poverty-watch-2019, pág. 34; Save the Children, “Mézclate conmigo: De la segregación socioeconómica a la educación inclusiva”, https://www.savethechildren.es/sites/default/files/imce/docs/mezclate_conmigo.pdf, pág. 7.

42 European Anti-Poverty Network, “Poverty Watch Spain 2019”, https://www.eapn.es/publicaciones/367/poverty-watch-2019, pág. 34.

43 Save the Children, “Mézclate Conmigo”, 2018, https://www.savethechildren.es/sites/default/files/imce/docs/mezclate_conmigo.pdf.

44 European Anti-Poverty Network, “Poverty Watch Spain 2019”, https://www.eapn.es/publicaciones/367/poverty-watch-2019, pág. 27.

45 REDER, “No dejar a nadie atrás: Es urgente garantizar la sanidad universal”, octubre de 2018, https://www.medicosdelmundo.org/Informe_REDER_Octubre_2018, págs. 4, 6 y 7; Informe anual 2018 Defensor del Pueblo de España, https://www.ohchr.org/Documents/Issues/Poverty/VisitSpainSubmissions/11_Defensor_del_Pueblo.pdf, pág. 6.

46 REDER, “No dejar a nadie atrás: Es urgente garantizar la sanidad universal”, octubre de 2018, https://www.medicosdelmundo.org/Informe_REDER_Octubre_2018, pág. 12.

47 Ministerio de Economía, “Financiacion 2008-2020”, datos proporcionados el 4 de febrero de 2019.

48 Asociación Estatal de Directoras y Gerentes en Servicios Sociales, “El Gasto Social por Comunidades: Sanidad, Educación y Servicios Sociales”, septiembre de 2019, https://www.directoressociales.com/images/Noticias/Evol_gasto_CCAA_2018/2018._Raking_CCAA_por_recortes_y_gastos.pdf, pág.1.

49 Fundación FOESSA, “Vulneración de derechos: Vivienda”, https://caritas-web.s3.amazonaws.com/main-files/uploads/sites/16/2019/06/Focus-Vivienda-FOESSA.pdf, págs. 2-3.

50 Eurostat, “Housing cost overburden rate by tenure status”, 2018, https://ec.europa.eu/eurostat/tgm/refreshTableAction.do?tab=table&plugin=1&pcode=tessi164&language=en.

51 Informe de Amnistía Internacional, https://www.ohchr.org/Documents/Issues/Poverty/VisitSpainSubmissions/31_Amnesty_International.docx, pág. 4; Banco de España, David López-Rodríguez y María de los Llanos Matea, “Evolución reciente del mercado del alquiler de vivienda en España”, agosto de 2019, pág. 6.

52 UGT (Unión General de Trabajadores), “Los salarios tienen que despegar en 2019”, 19 de marzo de 2019, http://www.ugt.es/los-salarios-tienen-que-despegar-en-2019.

53 ACNUDH, “States and real estate private equity firms questioned for compliance with human rights”, 26 de marzo de 2019, https://www.ohchr.org/EN/NewsEvents/Pages/DisplayNews.aspx?NewsID=24404&LangID=E.

54 Cifras de 2006-2012: Consejo General del Poder Judicial, “Solicitud de Datos, Informes o Documentos”, 4 de marzo de 2013, https://bit.ly/2S2DoBo; cifras de 2013-2018: Contestación del Gobierno español a solicitud de información por parte de don Cayo Lara Moya (GIP), “Datos sobre el efecto de la crisis en los órganos judiciales por TSJ hasta Segundo Trimestre 2019”, https://bit.ly/382hT95.

55 Instituto Nacional de Estadística, “Hogares por régimen de tenencia de la vivienda y edad y sexo de la persona de referencia”.

56 Housing Europe, “State of Housing within the EU, 2019”, octubre de 2019, http://www.housingeurope.eu/resource-1323/the-state-of-housing-in-the-eu-2019, págs. 85-87.

57 Ministerio de Fomento, “Vivienda Protegida, Series Anual, (1.5) Número de calificaciones definitivas: Planes estatales”, 2019, https://apps.fomento.gob.es/BoletinOnline2/sedal/31305000.XLS.

58 Instituto Nacional de Estadística, “Censos de Población y Viviendas 2011”, https://inmalome.files.wordpress.com/2012/09/cifine01-2013.pdf, pág. 8; Housing Europe, “The State of Housing in the EU 2019”, http://www.housingeurope.eu/file/860/download, pág. 87.

59 Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, “Estrategia Nacional Integral para Personas sin Hogar”, https://www.mscbs.gob.es/ssi/familiasInfancia/inclusionSocial/docs/ENIPSH.pdf, pág. 12.

60 Fundación FOESSA, “La vulneración del derecho a vivienda: una mirada a la exclusión residencial”, 2018, https://www.caritas.es/noticias/viii-informe-foessa-la-exclusion-social-se-enquista-en-una-sociedad-cada-vez-mas-desvinculada/.

61 Red Europea de Política Social, “ESPN Thematic Report on National strategies to fight homelessness and housing exclusion”, 2019, https://ec.europa.eu/social/BlobServlet?docId=21628&langId=en, pág. 12.

62 Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, “Estrategia Nacional Integral para Personas sin Hogar”, https://www.mscbs.gob.es/ssi/familiasInfancia/inclusionSocial/docs/ENIPSH.pdf, pág 19.

63 OCDE, “Economic Surveys: Spain”, noviembre de 2018, https://www.oecd-ilibrary.org/economics/oecd-economic-surveys-spain-2018_eco_surv.eys-esp-2018-en, pág. 98.

64 M. Pastor, V. Carter y M. Abood, “Rent Matters: What are the Impacts of Rent Stabilization Measures?”, 2018.

65 Eurostat, “Tax-to-GDP ratio up to 40.3percent in EU”, 20 de octubre de 2019, https://ec.europa.eu/eurostat/documents/2995521/10190755/2-30102019-AP-EN.pdf/68739572-f06a-51e4-3a5b-86e660a23376.

66 Comisión Europea, “Statutory tax rates: VAT rates in member states”, ec.europa.eu/taxation_customs/business/economic-analysis-taxation/data-taxation_en.

67 Información proporcionada por el Ministerio de Hacienda, 4 de febrero de 2020.

68 Información proporcionada por el Ministerio de Hacienda, 4 de febrero de 2020.

69 OCDE, “Income inequality”, (consultado el 18 de octubre de 2019) https://data.oecd.org/inequality/income-inequality.htm.

70 Comisión Europea, “Country Report Spain 2019”, 27 de febrero de 2019, https://ec.europa.eu/info/sites/info/files/file_import/2019-european-semester-country-report-spain_en.pdf, pág. 32.

71 Ídem.

72 Información proporcionada por el Ministerio de Hacienda, 4 de febrero de 2020.

73 OCDE, “Economic Surveys: Spain”, noviembre de 2018, https://www.oecd-ilibrary.org/economics/oecd-economic-surveys-spain-2018_eco_surveys-esp-2018-en, pág. 42

74 FUNCAS, “Economía Sumergida y Fraude Fiscal en España: ¿Qué Sabemos? ¿Qué Podemos Hacer?”, 2018, https://www.funcas.es/publicaciones_new/Sumario.aspx?IdRef=5-04095, pág. 40; véase también, “La economía sumergida resta un 23% a la recaudación fiscal”, El País, 21 de junio de 2018, https://elpais.com/economia/2018/06/20/actualidad/1529518143_236168.html.

75 Oxfam, “Quien Parte y Reparte: la huella en la desigualdad de las empresas del IBEX 35”, https://cdn2.hubspot.net/hubfs/426027/Oxfam-Website/OxfamWeb-Documentos/OxfamWeb-Informes/quien-parte-y-reparte-informe-ibex-2019.pdf, 2019, pág 2.

76 Relator Especial de la ONU sobre la extrema pobreza y los derechos humanos, “El cambio climático y la pobreza”, 17 de julio de 2019, https://undocs.org/A/HRC/41/39.

77 Estudio de AEMET con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, “Efectos del Cambio Climático en España”, 3 de marzo de 2019, http://www.aemet.es/en/noticias/2019/03/Efectos_del_cambio_climatico_en_espanha; Greenpeace, “Así nos afecta el cambio climático”, 28 de noviembre de 2018, https://es.greenpeace.org/es/wp-content/uploads/sites/3/2018/11/GP-cambio-climatico-LR.pdf, pág. 43.

78 “El Gobierno propone una inversión pública de 47.000 millones en un plan sobre el cambio climático”, Reuters, 20 de febrero de 2019 https://es.reuters.com/article/topNews/idESKCN1Q91YT-OESTP.

79 “Spain declares climate emergency, gets climate plan ready”, AP, 21 de enero de 2020, https://apnews.com/1e946085841af1e942659d4154d75d03.

80 “España se desengancha del carbón y las emisiones de efecto invernadero se desploman”, El País, 3 de enero de 2020, https://elpais.com/sociedad/2020/01/02/actualidad/1577980066_743415.html.

81 Congreso de los Diputados ¨Proposición de Ley sobre Cambio Climático y Transición Energética,” http://www.congreso.es/public_oficiales/L13/CONG/BOCG/B/BOCG-13-B-48-1.PDF.

82 Ministerio para la Transición Ecológica, “La Transición Justa dentro del Marco Estratégico de Energía y Clima”, https://www.miteco.gob.es/es/prensa/etj-castellano-interactivo_tcm30-505654.pdf.

83 European Anti-Poverty Network, “Poverty Watch Spain 2019”, https://www.eapn.es/publicaciones/367/poverty-watch-2019, págs. 13-14.

84 Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado, “Real Decreto-ley 6/2019, de 1 de marzo, de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación”, https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2019-3244; Solidar, “Monitor de derechos sociales 2019”, https://www.solidar.org/system/downloads/attachments/000/001/070/original/ES_Spain.pdf?1580208673, pág. 4.

85 Eurostat, “Unemployment by sex and age - monthly average”, https://appsso.eurostat.ec.europa.eu/nui/show.do?dataset=une_rt_m&lang=en.

86 Save the Children, “The Future We Want to Grow Up In” , febrero de 2019, pág. 7.

87 Fundación Adecco, “Un empleo contra la violencia”, noviembre de 2019, https://s03.s3c.es/imag/doc/2019-11-22/informe-empleo-contra-la-violencia-2019.pdf, pág. 15.

88 European Anti-Poverty Network, “Poverty Watch Spain 2019”, https://www.eapn.es/publicaciones/367/poverty-watch-2019, pág. 18; Instituto Nacional de Estadística, “Riesgo de pobreza o exclusión social (indicador AROPE), por tipo de hogar”, https://www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=10010.

89 Instituto Nacional de Estadística, “Hogares con carencia material por tipo de hogar”, https://www.ine.es/jaxiT3/Tabla.htm?t=9974.

90 OCDE, “Economic Surveys: Spain”, noviembre de 2018, https://www.oecd-ilibrary.org/economics/oecd-economic-surveys-spain-2018_eco_surveys-esp-2018-en, págs. 51, 54.

91 Instituto Nacional de Estadística, “Riesgo de pobreza o exclusión social (estrategia Europa 2020) y de sus componentes por edad y sexo”, https://www.ine.es/jaxiT3/Tabla.htm?t=10005. Véase también, Save the Children, “Familias en riesgo”, 2020.

92 Declaración de European Anti-Poverty Network, https://www.ohchr.org/Documents/Issues/Poverty/VisitSpainSubmissions/17_EAPN_SP.pdf, pág. 2.

93 European Anti-Poverty Network, “Poverty Watch Spain 2019”, https://www.eapn.es/publicaciones/367/poverty-watch-2019, pág. 4.

94 Fundación FOESSA, “Vulneración de derechos: Infancia”, https://caritas-web.s3.amazonaws.com/main-files/uploads/sites/16/2019/05/Focus-Infancia.-FOESSA.pdf, pág. 3.

95 Eurostat, “Expenditure on social protection benefits by function, 2017-table 1”, consultado por última vez el 17 de enero de 2020, https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php?title=File:Expenditure_on_social_protection_benefits_by_function,_2017-table_1.png; Declaración de Plataforma de Infancia, https://www.ohchr.org/Documents/Issues/Poverty/VisitSpainSubmissions/5_Plataforma_de_Infancia.pdf, pág. 4.

96 Save the Children, “Country Page of Save the Children Spain”, septiembre de 2019.

97 UNICEF, Olga Canto Sánchez y Luis Ayala Canon, “Políticas públicas para reducir la pobreza infantil en España: Análisis del impacto”, marzo de 2014, https://www.unicef.es/sites/unicef.es/files/unicef_politicas_para_reducir_pobreza_infantil_espana_baja.pdf, pág. 73; ILO-UNICEF, “Towards universal social protection for children: Achieving SDG 1.3”, 41, 2019.

98 Solidar, “Monitor de derechos sociales 2019”, https://www.solidar.org/system/downloads/attachments/000/001/070/original/ES_Spain.pdf?1580208673, pág. 8; Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado, “Real Decreto-ley 8/2019, de 8 de marzo, de medidas urgentes de protección social y de lucha contra la precariedad laboral en la jornada de trabajo”, https://www.boe.es/eli/es/rdl/2019/03/08/8; Comisión Europea, “Informe sobre España 2019”, 27 de febrero de 2019, https://ec.europa.eu/info/sites/info/files/file_import/2019-european-semester-country-report-spain_es.pdf, pág. 64; Save the Children, “Country Page of Save the Children Spain”, septiembre de 2019, pág. 1.

99 Instituto Nacional de Estadística, “Tasas de paro”, 4T 2019, https://www.ine.es/infografias/tasasepa/desktop/tasas.html?t=0&lang=es; Eurostat, “Unemployment Statistics”, https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php/Unemployment_statistics.

100 Eurofund, “Los jóvenes, especialmente los poco cualificados, son los más afectados por las desigualdades sociales en España”, 11 de octubre de 2019, https://www.eurofound.europa.eu/es/news/news-articles/young-people-particularly-those-low-qualified-bear-the-brunt-of-social-inequalities-in-spain

101 Eurostat, “Social Scoreboard of Indicators”, https://ec.europa.eu/eurostat/web/european-pillar-of-social-rights/indicators/social-scoreboard-indicators; Comisión Europea, “Informe sobre España 2019”, 27 de febrero de 2019, https://ec.europa.eu/info/sites/info/files/file_import/2019-european-semester-country-report-spain_es.pdf, pág. 64; Save the Children, “Country Page of Save the Children Spain”, septiembre de 2019, pág. 13.

102 Eurostat, “Statistics on young people neither in employment nor in education or training”, https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php/Statistics_on_young_people_neither_in_employment_nor_in_education_or_training.

103 Alto Comisionado para la lucha contra la pobreza infantil, “DB012 - Mapa territorializado de la pobreza infantil en España”, https://www.comisionadopobrezainfantil.gob.es/es/db012-mapa-territorializado-de-la-pobreza-infantil-en-españa.

104 Comisión Europea, “Informe sobre España 2019”, 27 de febrero de 2019, https://ec.europa.eu/info/sites/info/files/file_import/2019-european-semester-country-report-spain_es.pdf, pág. 65.

105 Fundación Secretariado Gitano, “La Fundación Secretariado Gitano presenta su ‘Estudio comparado sobre la situación de la población gitana en España en relación al empleo y la pobreza 2018’”, 24 de septiembre de 2019; https://www.gitanos.org/actualidad/archivo/129382.html.

106 Ministerio de Trabajo, Migraciones, y Seguridad Social, “Extranjeros residentes en España: Principales resultados”, septiembre de 2019, http://extranjeros.mitramiss.gob.es/es/Estadisticas/operaciones/con-certificado/201906/Residentes_Principales_Resultados_30062019.pdf, pág. 1.

107 Instituto Nacional de Estadística, “Riesgo de pobreza o exclusión social (indicador AROPE) por nacionalidad (personas de 16 y más años)”, https://www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=10009.

108 Eurostat, “Children at risk of poverty or social exclusion”, enero de 2019, https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/pdfscache/50126.pdf, pág. 6.

109 Declaración de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), https://www.ohchr.org/Documents/Issues/Poverty/VisitSpainSubmissions/15_CEAR.pdf, pág. 3.

110 Declaración de Women’s Link Worldwide, https://www.ohchr.org/Documents/Issues/Poverty/VisitSpainSubmissions/20_Women_Worldwide.pdf, págs. 2-3 y 5.

111 Comité de la ONU de los Derechos del Niño, “Dictamen aprobado por el Comité en relación con el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a un procedimiento de comunicaciones respecto de la Comunicación Núm. 16/2017”, 10 de julio de 2017, https://tbinternet.ohchr.org/Treaties/CRC/Shared%20Documents/ESP/CRC_C_81_D_16_2017_28553_S.docx, pág. 13.

112 Declaración de Fundación Raíces, https://www.ohchr.org/Documents/Issues/Poverty/VisitSpainSubmissions/16_Fundacion_Raices.pdf, págs. 1-2.

113 Fresh Plaza, “La campaña de fresas de la provincia española de Huelva cierra con cifras positivas”, https://www.freshplaza.es/article/9144061/la-campana-de-fresas-de-la-provincia-espanola-de-huelva-cierra-con-cifras-positivas/.

114 El Banco Mundial, “Población rural (% de la población total) - España”, 2019 https://data.worldbank.org/indicator/SP.RUR.TOTL.ZS?locations=ES.

115 European Anti-Poverty Network, “Poverty Watch Spain 2019”, https://www.eapn.es/publicaciones/367/poverty-watch-2019, págs. 23-24.

116 Comisión Europea, “Informe sobre España 2019”, 27 de febrero de 2019, https://ec.europa.eu/info/sites/info/files/file_import/2019-european-semester-country-report-spain_es.pdf , pág 80.

117 Eurostat, “Living conditions in Europe - poverty and social exclusion”, https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php?title=Living_conditions_in_Europe_-_poverty_and_social_exclusion.

118 Eurostat, “The Europe 2020 indicator of at-risk-of-poverty or social exclusion AROPE by level of activity limitation”, https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php?title=File:The_Europe_2020_indicator_of_at-risk-of-poverty_or_social_exclusion_AROPE_by_level_of_activity_limitation,_2018_2.png.

119 Instituto Nacional de Estadística, “El empleo de las personas con discapacidad (EPD Año 2018”, 18 de diciembre de 2019, https://www.ine.es/prensa/epd_2018.pdf, pág. 1.

120 Fundación Mutua de Propietarios, “La accesibilidad de las viviendas en España”, 22 de marzo de 2018, https://www.fundacionmdp.org/wp-content/uploads/2018/04/201803-Accesibilidad-viviendas-espana_FundacionMdP-min.pdf.

121 COCEMFE, “1,8 millones de personas con movilidad reducida dependen de la ayuda de terceros para salir de su casa y 100.000 no salen nunca”, 22 de junio de 2019, http://www.cocemfe.es/informate/noticias/18-millones-de-personas-con-movilidad-reducida-dependen-de-la-ayuda-de-terceros-para-salir-de-su-casa-y-100-000-no-salen-nunca/.

122 Ministerio de Educación y Formación Profesional, “Las cifras de la educación en España. Curso 2016-2017 (Edición 2019)”, http://www.educacionyfp.gob.es/servicios-al-ciudadano/estadisticas/indicadores-publicaciones-sintesis/cifras-educacion-espana/2016-17.html.

123 Instituto Nacional de Estadística, “Activos por sexo y ocupación. Valores absolutos y porcentajes respecto del total de cada ocupación”, https://www.ine.es/jaxiT3/Tabla.htm?t=4077.

124 Ídem.

125 Futuro en Común, “Una Agenda 2030 transformadora para las personas y la planeta”, 24 d