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domingo, 25 de septiembre de 2022

ENTREVISTA Juliette Binoche: “Cuando uno es honesto consigo mismo, es muy difícil seguir toda la vida con la misma pareja” Es la gran estrella del cine de autor europeo. Le gustan los retos, explorar lugares incómodos. A sus 58 años, la actriz francesa recibirá en San Sebastián el Premio Donostia a su carrera. Honesta y sin filtros, habla de ‘Fuego’, su tercera película con la directora Claire Denis, y de su estreno en las series, en una de las cuales interpreta a Coco Chanel


Es la gran estrella del cine de autor europeo. Le gustan los retos, explorar lugares incómodos. A sus 58 años, la actriz francesa recibirá en San Sebastián el Premio Donostia a su carrera. Honesta y sin filtros, habla de ‘Fuego’, su tercera película con la directora Claire Denis, y de su estreno en las series, en una de las cuales interpreta a Coco Chane



La cita es un sábado por la tarde de finales de agosto. Juliette Binoche se ha sentado en una ruidosa terraza de su barrio del suroeste de París —residencial, con fama de aburrido, más rico de lo que parece— a la que ha llegado sola, sin un séquito de asistentes y vestida de calle, con una naturalidad que, en vista de su currículo, puede parecer un tanto sobreactuada. Nada indica que nos encontramos delante de una estrella de cine, salvo una autoridad natural que no duda en exhibir cuando no le convence una pregunta; sucederá más al principio que hacia el final, casi dos horas más tarde. Ha venido a hablar de Fuego, su tercera colaboración con la directora Claire Denis, donde interpreta a un amujer que duda entre una relación satisfactoria, pero algo rutinaria, y un amor de juventud que le hace recordar lo que era la pasión.. Para el papel reordó la historia de un amigo casao que una vez le confesó que tenia sentimirentos por ella. . me dijo "que no podía meter su corazón en la nevera. A mi personaje le sucede lo mismo". Dirá Binoche desde el principio de todocon honestidad y pocos filtros mentales.Se estrena el 30 de septiembre y antes podrá verse en el Festival de San Sebastiá, donde la actriz francesa también presentará lo nuevo de Cristophe Honoré y recibirá el Premio Donostia en reconocimeinto a una trayectoria en la que no le queda nada que demostrar. A sus 58 años, Binoche es la única actriz que tien un Oscar, un Cesar, un Bafta y los premios de interpretación de los tres grandes festivales de cine: Cannes, Venecia, y Berlín. 

¿Entiende su personaje en Fuego?
Para interpretar un apapel no basta con entenderlo. Dbes integralo en ti en tu cuerpo.

Se lo pregunto porque a mi me costó entenderla.

¿Qué es lo que o entendió?
No sé si actua de mala fe, si miente , si manipula.

Yo no lo veo así Es un personalje que quiere ser libre, como siempre he querido serlo yo. Quiere vivir ese amos , ese deseo, para entender quién es ella. Por la educaión que recibimos, no siempre nos permitimos ceder a la tentación, porque eso hace daño a los demás o proque nos da miedo. pero la situación que describe la película existe en cualquier pareja, si uno es un poco sincero. En el guión original había escenas que explicaban mejor las razones de mi personaje, pero las cortaron para centrarse más en el personaje masculino...

¿Se disgustó?
Sí , porque creo que el espectador entiende menos a mi parsonaje, como apunta usted. Claire Denis no quiso profundizqar en su situación No sé por qué , preguntele a ellqa...

Su primera película con Claire Denis, Un sol interior, es una comedia romántica, Esta es casi un cuento de horror en el que el amor destruye vidas.
Puede que no sea un avisión alentadora, pero me parece muy sincera a la hora de mostrar la complejidad y las contradiciones de una relación. No busca reflejar la perfección, sino la realidad. No hay que aspirar al amos perfecto, porque nosotros tampoco lo somos.

Fuego habla de la posibilidad de volver a empezar a cualquier edad ¿Lo comparte?

Sí. avanzamos en la vida a traveś de separaciones. De niños, dejamos de lado los primeros juguetes y luego nos separamos de nuestrod amigos, de nuestras familias, de nuestras parejas. La vida es una separaión contínua. Sin separación, no hay evolución.

¿Las parejas que siguen juntas toda la vida no evolucionan?


Me parece admirable, siempre que no sea por mera indiferencia o por confort económico, Pero cuando uno es honesto consigo mismo, es muy difícil seguir toda la vida con la misma pareja. Se reqiuiere una gran tolerancia e inteligencia para no separarse. Por ejemplo, para aceptar que el éxito de una muje no debe ser interpretado como un ataque contra el hombre...

¿Le ha pasado? 

Sí, he visto esos celos en mis compañeros, que me han reprochado que trabajara demasiado y que me fuera bien. Es un clásico. A Renoir , que pintó cada día hasta su muerte, nadie le recriminó que trabajara demasiado.

Los roles tradicionales de género son inoxidables.

Sí, cuando yo creo que lo tradicional, en el arte no existe. Lo "normal"no debería existir. Los artistas debemos ir hacia lo nuevo, hacer cosas que no se hayan hecho.

la película contrapone el amor razonable y el amor descarnado, ese famoso amour fou del que tanto saben los franceses. ¿En cuál cree usted?

Yo he vivido amores locos. El amor razonable nosé lo que esPara mi, ningún amor es razonable. no es una empresa familair, es algo que nos supera. El problema es que la costumbre, el día a día, lo mata a fuego lento...

¿No le convence la vida familiar?

Al revés, soy muy de rituales de familia, de comidas en cas. Casi siempre nos reunimos en casa.

¿Le gustan porque no los tuvo de niña?


Por momentos me faltaron. Tuve una infancia sacudida por la separación de mis padres, por los problemas económicos, por los acontecimientos históricos. Soy hija del Mayo del 68.Mis padres estuvieron muy implicados políticamente y eso marcó mi juventuud.

¿En qué sentido?

Me metieron en un internado porque no les interesaba mantener esa vida famiiar, hasta que mi madre me vino a buscar a los siete años. ese abandono ha sido un pozo sin fondo para reconstruir mi vida a partir de los que entonces me faltó. En lugar de de pasarme el día llorando o sintiendome víctima, me has servido para entender la naturaleza humanay, a partir de ahí, dar a los demás. Me convertí en actriz por esos acontecimientos. En un contexto familiar más sereno , puede que me hubiera dedicado a otra cosa.

¿Ser artista es hacer algo constructivo con esas heridas?


Forman parte de mi, pero no es algo en lo que piensas cada día. Por encima de todo, me guía la alegría de vivir, y no se trata de una alegría superficial, porque está ligada a algo muy profundo.

¿Explica eso su tendencia a rodadr dramas?

Me gustan las comedias cuando está ligadas a un drama interior. Las q ue no lo están me parecen aburridas, tontas o falsas. como casi todo el mundo he sentido la necesidad de conectar con los esencial con lo existencial.He querido adentrarme en lugares a los que no solemos que rer ir. pero si no llegamos hasta el fondo, si no tocamos el hueso, no podemos transformarnos.

Suele interpretar a mujeres que transforman.

Si no veo una transformación en el guión, no me suele interesar. Insistio; como seres humanos, nuetsra misión en la vida es trnsformarnos. Entender cosas nuevas dejar de lado lo inútil. De esas transformaciones salimos más ligeros y más auténticos. No hay nada mejor que cambiar aunque eso exige cierta valentia.

¿Lo espiritual cuenta para usted? 

A los tres o cuatro años ya tenía una vida espiritual. En el internado donde me metieron había un belén que me pareció mágicoy misterioso.. En el fondo ser actrizconsiste en creer. Si una no cree, no se puede trnsformar.

Durante el confinamiento de 2020 impulsó una tribuna para cambiar el modelo social titulada Contra el regreso a la normalidad, que firmaron 200 personalidades, entre ellas Pedro Almodovar, Penélope Cruz, Cate Blanchett y Madonna. ¿fue ingenua al creer que ese cambio era posible?

Era un buen momento para agitar alas aguas. No creo que esa petición lo cambiara todo, pero apoyó a una toma de conciencia. En mi barrio antes había un supermercado bio. En los últimos años han abierto cuatro o cinco más.Pero es un proceso muy lento, porque no hay una ley que tase las grandes fortunas y las industrias contaminantes.

Cuando el presidente Emmanuel Macron dice que este es "el final de la abundancia", ¿Qué responde?

La revolución tendrá lugar en el interior de cada persona, a escala individuala , en la vida cotidiana, y luego socialmente.Los políticos no haren nada, porque lo que quieren es retener el poder y frenar el cambio.De momento no veo líderes ecologistas capaces de dirigir este movimiento, peor si detecto un cambio entre la gente. Y eso me hace sentir un poco más optimista.

En vista de su combate por el medio ambiente, pero tamnbień de su apoyo a los ChalecosAamarillos, ¿Hay que ubicarla en la extrema izquierda?

No soy de extrema izquierda, pero hay que entender de donde surge la ira de quienes protestan, de quienes está desprotegidos. Si ignoramos esa ira y seguimeos aplastándolos, no veo cuál está la solución.

¿Le interesa pasarse a la política?

A mi sólo me interesa el arte. cuando alcé la voz sobre la ecología, me di cuenta de que mis palabrqas molestaban mucho y de que iba a ser muy difícil cargar con eso a mis espaldas. no me interesa. Mi lugar está en el cine, donde me expresoa través de mis elecciones.

Cuando se opuso a las vacunas obligatorias decretadas por macrón, la acusaron de conspiranoica

No sé por qué dicen eso . Visto lo visto, no tenemos derechos a formular preguntas o poner en duda las decisiones del Gobieno, lo que me parece un sinsentido en el país de la libertad, la igualdad y la fraternidad.

¿Qué le preocupa de las vacunas?

No soy contraria a ls vacunas, algunas son muy útilles. pereoo no entendí que obligaran a las enfermeras a inyectarselass si quería n seguir ejerciendo, por ejemplo...

Sespués de su Oscar en el paciente inglés lo rechazó todo en Hollywood y volvió a Francia. 

 Quise volver para rodar con André Techiné, el primero que me había dado una oportunidad a los 21 años. Y tampoco es que me ofrecieran tantas cosas en Hollywood...

Dijo tres veces que no a Stuven Spielberg... 

 Me propuso Jurassic Park, pero yo ya me había comprometidop a rodar Azul con Krzysztof Kieslowski. Mi palabra tienen un valor. Por otra parte los papeles que me propuso no me parecieron apasionantes, en Indiana Jones y la última cruzada era un personaje pequeño y en La lista de Schindler, una chica a la que pegaban y mataban. Estaba embarazada y no me apeteció...

¿El cine estadounidense es demasiado masculino?

Decir eso no es muy original a estas alturas...

¿El MeToo no ha cambiado nada?

Sí ha habido cambios importantes. En la serie que estou¡y rodando para Apple, donde encarno a Coco Chanel, y en mi siguente peícula me hqan propuesto el mismo sueldo que a mis compañeros sin tener que exigirlo. La cuestión salarial es una guerra que no he librado, porque el dinero nunca ha sido lo que me ha movido.Incluso durante el caso Weinstein, fue uyn tema que no puse sobre la mesa. Lo admito. pero las mujeres que se quejaron hicieron bien...

Eso no significa que las películas de Hollywood de hayan vuelto feministas, ¿O sí?


Está claro que no. Bastaría con rechazar las películas que transmiten cieros mensajes, aunque entiendo a las mujeres que no lo hacen, porque todas tenemos que trabajar. Pero es tan fácil como decir que no a toda película use a una actríz como comparsa...

En Francia, la situación es distinta. Desde hace cinco décadas, las mayores estrellas del cine son mujeres; usted, Catherine Deneuve, Isabelle Huppert, Sophie Marceau, Marion Cotillard...

Sí, es un caso particular y una suerte. Por eso, cuando me preguntan si, como mujer, siento alguna frustración en el cine, respondo que es todo lo contrario. En un rodaje, yo estoy siempre en la proa, viendo las olas que se acercan y que amenazan, y decidiendo qué rumbo tomar.

¿Hasta que punto su relación con Leos Carax, con quien rodó dos películas en sus inicios, ha sido importante en su carrera?

En la primera, Mala Sangre, no nos conociamos. Quería gustarle y lo hice todo en función de él. En la segunda, Los amantes de Pont-Neuf, fue distinto; viviamos juntos y él escribió el guión mientras yo pintaba a su lado. Yo quería estar menos idealizada, más cerca de la realidad. Y hubomás enfrentamientos, por los problemas de nuestra relación y porque fue un rodaje muy largo y difícil.

De una película a la otra, su estatus también había cambiado; se había convertido en una estrella.


lo que cambió en realidad , es que estuve a punto de morir durante ese rodaje. Casi me ahogo al filmar una escena. Ahí fue cuando me di cuenta de que mi vida era más importante que la interpretación y que cualquier película, por muy buena que fuera.Uno puede entregarse al cine, pero no se destruye por el cine. Aprendí a decir que no.Siendo una joven actriz no sabía o no podía.

¿A visto Annette, la última película de Carax? Habla precisamente de eso... 

La he visto, pero prefiero no entrar en el tema.

Acaba de rodar dos series, una para HBO y la otra para Apple, ¿Qué cambia respedto al cine de autor?

las series son grandes maquinarias donde los directores cambian de un capítulo a otro. a diferencia de lo que pasaq en el cine, no conozco a queien toma las decisiones , que se pasan un día por el rodaje y poco más. A veces tengo que batallarpara que haya un poco más de intimidad y pedirle al ayudante de dirección que grite menos o al director de fotografía que deje de masticar ruidosamente su chicle... Hay reglas que hay que respetar en todas partes.

El poder de las plataformas pone en peligro la supervivencia de las salas. ¿Le preocupa?

Por supuesto.

¿Y no es contradictorio trabajar para ellas?

El mundo está cambiando. eso es lo que funciona ahora y en eso quieren invertir los productores y los que tienen el dinero. No podemos estr en la resistencia sin cesar hasya que darnos olos en una isla desierte. Debemos aceptar estos cambiasy participar en ellos haciendo proyectos que tengan calidad. Yo me uno qa ellos con esta voluntad; que conmuevan a las personas que la verán. Es así de fácil, en eso consiste mi trabqajo.

¿Diría que es usted un símbolo de una manera de hacer cine, de una forma de integridad artística?

No soy consciente de ello , pero en verdad qque me lo tomo con un gran sentido de integridad. No solo en el cine , sino tambien en la danza, la pintura o el canto. En realidad, me aplico tanto cuando actúo que (como) cuando hago un pastel o quito el polvo. Le pongo las mismas ganas. Y eso es, en el fondo,lo que los hombres a los que he queriso no siempre han sabido entender. No entendieron ese ardor, ese fuego...



El País Semanal., domingo 11 de septiembre. 2022

lunes, 23 de mayo de 2022

_- “Comportarse como adultos”, una película necesaria

_- Esta película de Costa – Gavras (Adults in the Room, 2019) fue programada el pasado sábado a las 22h por TVE2, a la sombra de la Final de Eurovisión en TVE1.

Basada en las memorias de Yanis Varoufakis, que participó en el guión, cuenta las dictatoriales (o gangsteriles) maniobras del Consejo de la Unión Europea para esquilmar y humillar a una Grecia en crisis gobernada por un partido de izquierdas, como castigo ejemplar, se supone.

Los hechos y los personajes son reales, aunque interpretados por actores, pero con sus nombres reales: Varoufakis, Tsipras, Schaeuble (el ministro de Finanzas que impuso el austericidio en la UE tras la crisis de 2008), Lagarde (entonces presidenta del FMI), …

Es probable que tuviera poca audiencia, porque la masa estaba con la música, pero se puede ver en diferido y es una de las películas políticas más importantes de este siglo porque retrata, con todo el realismo que merece, la total ausencia de democracia en las instituciones de la UE. Donde el ministro de finanzas alemán Schaeuble, dominando el Consejo, expresa su conocida frase de que unas elecciones no pueden cambiar unas medidas económicas y nadie contesta cuando Varoufakis pregunta que entonces ¿para qué son las elecciones?.

Solo esa escena, que fue real, y el buen hacer de Costa-Gravas (padre del cine político, según TVE, como atestiguan “Z”, “Estado de sitio”, Missing”, “La caja de música”… ) califican esta película como necesaria para entender lo que pasa.

Ver a los ministros de finanzas de la UE, hacer su papelón, es la mejor prueba de que el poder económico no está en el Gobierno y que llamar a esto democracia es una broma cruel.

La frase “Deberían comportarse como adultos” de Chistine Lagarde (dicha para sí misma) entonces Presidenta del FMI y hoy del Banco Central Europeo, dudo de que ahora la repitiera.

Blog: “Comportarse como adultos” una peli necesaria | Educación y Medios (antoniocampuzano.es)

domingo, 6 de febrero de 2022

Estas son las 100 mejores películas de habla no inglesa de todos los tiempos (según BBC)

Otra vez hemos sido derrotados. Los ganadores son los campesinos, no nosotros", recita el inmortal Kambei al final del film del director japonés Akira Kurosawa "Los siete samuráis".

Frases como ésta -y la perfecta cadena de escenas sobre el heroísmo- son algunas de las razones por la que esta película, estrenada en 1954, fue elegida por 209 críticos de 43 países como la mejor película de habla no inglesa de la historia.

El resultado fue producto de una encuesta que realizó la BBC en los últimos meses y que dejó un listado de 100 películas, encabezado por la obra maestra de Kurosawa.

"'Los siete samuráis' no solo es una nueva aproximación a las películas de acción, sino que también creó un subgénero en el cine: los que hablan sobre un grupo de inesperados héroes en una misión imposible en la que luchan por salvar sus almas", escribió la crítica brasilera Ana María Bahiana.

Guillermo del Toro
El laberinto del fauno, de 2006 y dirigida por el mexicano Guillermo del Toro, es la película en español que mejor se ubica en la lista.

Pero el "top 100" es un listado diverso: las películas fueron dirigidas por 67 directores distintos, de 24 países y en 19 idiomas.

El francés es el que predomina, con 27 títulos en el listado, seguido de 12 films en mandarín y 11 en italiano y en japonés. En español hay siete.

Para BBC Culture, la sección encargada de realizar la encuesta, tal vez el punto más decepcionante es la poca presencia de directoras en el listado. Solo cuatro de las 100 películas fueron dirigidas por mujeres.

Las directoras son: Chantal Akerman, Agnès Varda, Kátia Lund y Claire Denis.

Esta es la tercera vez que se realiza este tipo de sondeo. Primero fue para elegir el mejor film de lo que va del siglo XXI (y el ganador fue "Muholland Drive", de David Lynch) y después para la mejor comedia, que resultó ser "Una Eva y dos Adanes", de Billy Wilder.

En BBC Mundo te presentamos el listado completo de las mejores películas no habladas en inglés, según el jurado.

100. Cenizas y diamantes (Polonia, 1958) - Andrzej Wajda
99. Paisaje en la niebla (Grecia, 1988) - Theo Angelopoulos
98. Días de sol (China, 1994) - Jiang Wen
97. El sabor de las cerezas (Irán, 1997) - Abbas Kiarostami
96. Shoah (Francia, 1985) - Claude Lanzmann
95. Nubes flotantes (Japón, 1955) - Mikio Naruse
94. ¿Dónde queda la casa de mi amigo? (Irán, 1987) - Abbas Kiarostami
93. Esposas y concubinas (China, 1991) - Zhang Yimou
92. Escenas de un matrimonio (Suecia, 1973) - Ingmar Bergman
91. Rififi (Francia, 1955) - Jules Dassin
90. Hiroshima Mon Amour (Francia, 1959) - Alain Resnais

Amelie
"Amelie" estuvo nominada a 5 premios Oscar.

89. Fresas salvajes (Suecia, 1957) - Ingmar Bergman
88. La historia del último crisantemo (Japón, 1939) - Kenji Mizoguchi
87. Las noches de Cabiria (Italia, 1957) - Federico Fellini
86. El muelle (Francia, 1962) - Chris Marker
85. Umberto D (Italia, 1952) - Vittorio de Sica
84. El discreto encanto de la burguesía (Francia, 1972) - Luis Buñuel
83. La Strada (Italia, 1954) - Federico Fellini
82. Amélie (Francia, 2001) - Jean-Pierre Jeunet
81. Celine y Julie van en barco (Francia, 1974) - Jacques Rivette

Abbas Kiarostami Tres películas de Abbas Kiarostami aparecen en la lista.

80. Los olvidados (México, 1950) - Luis Buñuel
79. Ran (Japón, 1985) - Akira Kurosawa
78. El tigre y el dragón (China - Taiwán, 2000) - Ang Lee
77. El conformista (Italia, 1970) - Bernardo Bertolucci
76. Y tu mamá también (México, 2001) - Alfonso Cuarón
75. Belle de Jour (Francia, 1967) - Luis Buñuel
74. Pierrot, el loco (Francia, 1965) - Jean-Luc Godard
73. El hombre de la cámara (Unión Soviética, 1929) - Dziga Vertov
72. Ikiru (Japón, 1952) - Akira Kurosawa
71. Happy Together (China, 1997) - Wong Kar-wai

Y tú mamá también
"Y tu mamá también" fue un éxito en todo el mundo.

70. El eclipse (Italia, 1962) - Michelangelo Antonioni
69. Amor (Francia, Austria, 2012) - Michael Haneke
68. Ugetsu (Japón, 1953) - Kenji Mizoguchi
67. El ángel exterminador (México, 1962) - Luis Buñuel
66. Todos nos llamamos Alí (Alemania, 1973) - Rainer Werner Fassbinder
65. Ordet (Dinamarca, 1955) - Carl Theodor Dreyer
64. Tres colores: azul (Francia, 1993) - Krzysztof Kieślowski
63. Primavera en un pequeño pueblo (China, 1948) - Fei Mu
62. Touki Bouki (Senegal, 1973) - Djibril Diop Mambéty
61. El intendente Sansho (Japón, 1954) - Kenji Mizoguchi

Nino Castelnuovo y Catherine Deneuve protagonizan "Los paraguas de Cherburgo", de Jacques Demy.

60. El desprecio (Francia, 1963) - Jean-Luc Godard
59. Ven y mira (Unión Soviética, 1985) - Elem Klimov
58. Madame de… (Francia, 1953) - Max Ophüls
57. Solaris (Unión Soviética, 1972) - Andrei Tarkovsky
56. Chungking Express (China, 1994) - Wong Kar-wai
55. Jules y Jim (Francia, 1962) - François Truffaut
54. Comer, beber, amar (Taiwán, 1994) - Ang Lee
53. Al azar de Baltasar (Francia, 1966) - Robert Bresson
52. Primavera tardía (Japón, 1949) - Yasujirô Ozu
51. Los paraguas de Cherburgo (Francia, 1964) - Jacques Demy

Buñuel
Cinco películas del español Luis Buñuel aparecen en la lista.


50. L'Atalante (Francia, 1934) - Jean Vigo
49. Stalker: La zona (Unión Soviética, 1979) - Andrei Tarkovsky
48. Viridiana (España, México, 1961) - Luis Buñuel
47. 4 meses, 3 semanas y 2 días (Rumanía, 2007) - Cristian Mungiu
46. Los hijos del paraíso (Francia, 1945) - Marcel Carné
45. La aventura (Italia, 1960) - Michelangelo Antonioni
44. Cleo de 5 a 7 (Francia, 1962) - Agnès Varda
43. Beau Travail (Francia, 1999) - Claire Denis
42. Ciudad de Dios (Brasil, 2002) - Fernando Meirelles y Kátia Lund
41. ¡Vivir! (China, 1994) - Zhang Yimou

Agnès Varda
Agnès Varda es una de las cuatro mujeres directoras que aparecen en la lista.

40. Andrei Rublev (Unión Soviética, 1966) - Andrei Tarkovsky
39. Close-Up (Irán, 1990) - Abbas Kiarostami
38. Un día de verano (Taiwán, 1991) - Edward Yang
37. El viaje de Chihiro (Japón, 2001) - Hayao Miyazaki
36. La gran ilusión (Francia, 1937) - Jean Renoir
35. El gatopardo (Italia, 1963) - Luchino Visconti
34. Las alas del deseo (Alemania, 1987) - Wim Wenders
33. Playtime (Francia, 1967) - Jacques Tati
32. Todo sobre mi madre (España, 1999) - Pedro Almodóvar
31. La vida de los otros (Alemania, 2006) - Florian Henckel von Donnersmarck

El Laberinto del fauno
"El laberinto del fauno" ganó varios premios Oscar.

30. El séptimo sello (Suecia, 1957) - Ingmar Bergman
29. Oldboy (Corea del Sur, 2003) - Park Chan-wook
28. Fanny y Alexander (Suecia, 1982) - Ingmar Bergman
27. El espíritu de la colmena (España, 1973) - Víctor Erice
26. Cinema Paradiso (Italia, 1988) - Giuseppe Tornatore
25. Yi Yi (Taiwán, Japón, 2000) - Edward Yang
24. El acorazado Potemkin (Unión Soviética, 1925) - Sergei M. Eisenstein
23. La pasión de Juana de Arco (Francia, 1928) - Carl Theodor Dreyer
22. El laberinto del fauno (España, México, EE.UU., 2006) - Guillermo del Toro
21. Una separación (Irán, 2011) - Asghar Farhadi
20. El espejo (Unión Soviética, 1974) - Andrei Tarkovsky
19. La batalla de Argel (Italia, Argelia, 1966) - Gillo Pontecorvo
18. Ciudad doliente (Taiwán, 1989) - Hou Hsiao-hsien
17. Aguirre, la ira de Dios (Alemania, 1972) - Werner Herzog
16. Metrópolis (Alemania, 1927) - Fritz Lang
15. Pather Panchali (India, 1955) - Satyajit Ray
14. Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles (Bélgica, 1975) - Chantal Akerman
13. M (Alemania, 1931) - Fritz Lang
12. Adiós a mi concubina (China, 1993) - Chen Kaige
11. Sin aliento (Francia, 1960) - Jean-Luc Godard

La Dolce Vita
Anita Ekberg se convirtió en un ícono sexual tras aparecer el "La dolce vita".

10. La dolce vita (Italia, 1960) - Federico Fellini
9. Deseando amar (China, 2000) - Wong Kar-wai
8. Los 400 golpes (Francia, 1959) - François Truffaut
7. 8 1/2 (Italia, 1963) - Federico Fellini
6. Persona (Suecia, 1966) - Ingmar Bergman
5. Las leyes del juego (Francia, 1939) - Jean Renoir
4. Rashomon (Japón, 1950) - Akira Kurosawa
3. Tokyo Story (Japón, 1953) - Yasujirô Ozu
2. El ladrón de bicicletas (Italia, 1948) - Vittorio de Sica
1. Los sietes samuráis (Japón, 1954) - Akira Kurosawa

BBC

martes, 6 de julio de 2021

_- Algunas reflexiones en torno a Arcadia, una película de Costa Gavras

_- Arcadia es una película de crítica social del cineasta greco-francés Costa-Gavras, estrenada el año 2005 y protagonizada, entre otros, por el actor español José García, en el papel de Bruno, y por los actores franceses Karin Viard, en el papel de Marlene (esposa de Bruno), y los en ese entonces todavía adolescentes Geordy Monfils y Christa Theret, quienes representan a los hijos de Bruno y Marlene, como Maxime y Betty, respectivamente.

Arcadia es el nombre de una corporación de papel. En ella trabajó Bruno durante 15 años como un alto ejecutivo y un día es despedido junto a otros 600 trabajadores. Bruno ocupaba una alta posición en la empresa y como ocurre normalmente en estos casos no se solidariza con los trabajadores de más baja calificación que también perdieron su fuente de ingreso económico. Bruno toma con calma su despido porque con el currículum que tenía creyó que fácilmente conseguiría un nuevo empleo. Sin embargo, luego de dos años y medio no lo hallaba. Bruno era el sostén de su hogar y tenía una deuda que cancelar. Desesperado, después de encontrar una convocatoria a un empleo, planea y ejecuta el asesinato de sus competidores a ese mismo puesto de trabajo.

La historia de los asesinatos consecutivos es obviamente una ficción, pero es ilustrativa de la experiencia y las consecuencias del desempleo y la pérdida de ingresos económicos en la subjetividad de los trabajadores. En una palabra, el despido y la consiguiente pérdida de ingresos destruye la psiquis del trabajador, llevándolo a momentos de profunda angustia y a tomar decisiones no siempre afortunadas (incluso el crimen).

Arcadia muestra también cómo el “libre despido” que el neoliberalismo legaliza y justifica bajo el criterio de la eficiencia y la competitividad, erosiona y disuelve los vínculos humanos a la vez que exacerba la competencia entre los trabajadores, deshumanizando aún más el mundo en que vivimos: “El trabajo no lo es todo, pero sin trabajo, ¿qué soy? Mis colegas y yo éramos como un clan. Trabajábamos juntos y contábamos los unos con los otros. Con el despido, se acabó el clan. Nos convertimos en enemigos, peor aún, en competidores”, dice el protagonista en un momento determinado de la película.

Yendo más allá de la película, podemos señalar a partir de lo que afirman diferentes especialistas, que la experiencia del desempleo tiene un impacto no solo en la psiquis (a través del estrés o la depresión) sino también en el cuerpo, castigándolo a través de distintos trastornos como los dolores musculares y enfermedades distintas.

La historia de asesinatos múltiples que comete el Bruno es, como hemos dicho, una ficción, pero ilustra el hecho también de que en la realidad el incremento del desempleo trae consigo el incremento de la delincuencia, de los asesinatos, del robo. En ese sentido, la ficción de los asesinatos múltiples que comete Bruno puede entendérsela como una metáfora de la locura a la que lleva un sistema económico que se orienta por el principio de la competitividad. En la escena política normalmente no se vincula el “libre despido” y de manera más general el “libre mercado” con el aumento de la delincuencia, de ahí que las medidas que se toman para enfrentar ésta tienen que ver con el castigo del delincuente y no con la prevención del delito (que llevaría a adoptar políticas de pleno empleo y políticas sociales de amplio alcance), como si el delito fuese solo una responsabilidad individual y la sociedad y la economía no tuvieran nada que ver en la ejecución del delito.

La delincuencia no tiene nada que ver con predisposiciones innatas del individuo, sino con una situación económica y social que despierta en el individuo la disposición a cometer tales y cuales actos delictivos.

La racionalización operada por las empresas con la finalidad de reducir costos, ampliar sus márgenes de ganancia o evitar pérdidas económicas, trae consigo la destrucción de la sociedad, la disolución de los vínculos humanos, la erosión de la cultura de la solidaridad, colocando en su lugar la cultura del individualismo, la cultura de “el fin justifica los medios”.

Luego se comprende mejor cómo es posible que aparezcan proyectos políticos neofascistas en la etapa contemporánea del capitalismo, proyectos políticos que tienen como uno de sus ingredientes la “limpieza social” de delincuentes, drogadictos, alcohólicos, prostitutas y homosexuales. Estos proyectos de limpieza social están presentes en Latinoamérica desde hace mucho tiempo (en el Perú, recordemos el slogan que se lanzó en los tiempos pre-electorales del 2016: “chapa tu choro”) y sus adeptos son fácilmente cooptados por partidos neofascistas para los cuales el estado de derecho es un obstáculo para afianzar el “orden económico- social”.

Como afirma Costa Gavras en una entrevista que le hicieran a propósito de su película Arcadia, lo que sucede es que el hombre es puesto al servicio del sistema económico contemporáneo (el capitalismo), y entonces aparecen una serie de consecuencias cuando debería y puede ser al revés: poner el sistema económico al servicio del hombre. Solo así puede desaparecer la delincuencia y el asesinato y solo así se puede construir una sociedad donde el centro sea el desarrollo de la persona.

https://rebelion.org/algunas-reflexiones-en-torno-a-arcadia-una-pelicula-de-costa-gavras/

jueves, 4 de marzo de 2021

_- Yanis Varoufakis: En defensa de Ken Loach

_- Así que hemos llegado a esto: Ken Loach está siendo objeto de una campaña de difamación alentada por quienes no se detendrán ante nada para proteger las políticas de apartheid de Israel. El mensaje que se envía a las personajes de buena conciencia es sencillo: si no queréis veros tachados de antisemitas, guardad silencio sobre los crímenes contra la humanidad y los ataques a los derechos humanos en tierra palestina. Nos ponen a los demás sobre aviso: si podemos hacerle esto a Ken Loach, un hombre que ha pasado su vida abogando en favor de las víctimas de la opresión, el racismo y la discriminación, imaginaos lo que os haremos a vosotros. Si os atrevéis a apoyar los derechos humanos de los palestinos, afirmaremos que odiáis a los judíos.

El arte de difamar el perfil de un izquierdista se ha ido afinando aún más en los últimos tiempos. Cuando me llamó “motorista marxista” el Financial Times, me confesé gustosamente culpable. Llamarme estalinista, como hacen algunos derechistas nada sofisticados, tampoco logra desatar una crisis existencialista en mi alma, pues sé perfectamente bien que yo sería un estupendo candidato al gulag bajo cualquier régimen estalinista. Pero si me llaman misógino o antisemita, el dolor es inmediato. ¿Por qué? Pues porque conocedor de hasta qué punto estamos todos imbuidos en las sociedades occidentales de patriarcado, antisemitismo y otras formas de racismo, esas acusaciones tocan nervio.

Así pues, resulta una deliciosa ironía que a aquellos de nosotros que hemos hecho los mayores esfuerzos por librar a nuestras almas de la misoginia, el antisemitismo y otras formas de racismo es a quienes más nos duele que nos acusen de estos prejuicios. Somos perfectamente conscientes de la facilidad con la que el antisemitismo puede contagiarse a gente que no es racista en otros aspectos. Entendemos bien su astucia y su fuerza, el hecho, por ejemplo, de que los judíos son el único pueblo acusado a la vez de ser capitalistas y revolucionarios de izquierda. Esta es la razón por la que la acusación estratégica de antisemitismo, cuya finalidad consiste en silenciar y condenar al ostracismo a los que disienten, nos provoca un turbulencia interior. Y esto es que lo que está detrás del desmedido éxito de esas campañas de vilipendio contra amigos míos como Jeremy Corbyn, Bernie Sanders, Brian Eno, Roger Waters y ahora Ken Loach.

‘¿No es síntoma de antisemitismo su crítica exclusivamente de Israel?’, se nos pregunta a menudo. Dejando aparte la ridiculez de la afirmación de que nos hemos dedicado a criticar exclusivamente a Israel, la crítica de Israel no es y no puede ser nunca crítica de los judíos, exactamente igual que la crítica del Estado griego o del imperialismo norteamericano no es una crítica de los griegos o de los norteamericanos. Lo mismo se aplica a la hora de interrogarse sobre la sensatez de haber creado un Estado específicamente étnico. Cuando gente notable, tal es el caso de héroes míos como Hannah Arendt y Albert Einstein, han cuestionado el proyecto sionista de un estado judío en Palestina, resulta ofensivo afirmar que debatir la existencia de Israel significa ser antisemita. La cuestión no es si Arendt y Einstein llevaban o no llevaban razón. La cuestión es si el cuestionamiento de la sensatez de un estado judío en la tierra de Palestina resulta antisemita o no. Está claro que, si bien los antisemitas se opusieron a la fundación del Estado de Israel, no se sigue de ello que sólo los antisemitas se opusieran a la fundación de un Estado judío en Palestina.

Por aportar una nota personal, en 2015, mientras desempeñaba el cargo de ministro de Finanzas de Grecia, un diario griego favorable a la troika pensó que podía hacerme de menos representándome con la figura de Shylock. De lo que estos idiotas no se dieron cuenta es de que mancillar mi imagen asemejándome a un judío era y siguen siendo un timbre de honor. Por hablar también en nombre de amigos ya mencionados denigrados como antisemitas, nos sentimos profundamente halagados cuando un antisemita nos mete en el mismo saco que a un pueblo que ha resistido tan valerosamente el racismo durante tanto tiempo. Mientras un solo judío se sienta amenazado por el antisemitismo, nos prenderemos la estrella de David en el pecho, listos y dispuestos a que se nos cuente como judíos en solidaridad, aunque pueda ser que no seamos judíos. Al mismo tiempo, llevamos la enseña palestina como símbolo de solidaridad con un pueblo que vive en un Estado de apartheid construido por los israelíes reaccionarios, lo cual perjudica a mis hermanos y hermanas judíos y árabes, y atiza las llamas del racismo que, irónicamente, forjan siempre una variedad más acerada de antisemitismo.

Volviendo a Ken Loach, ninguna campaña de calumnias en su contra puede, afortunadamente, tener éxito. No sólo porque la obra y la vida de Ken son prueba del absurdo de la acusación, sino debido también a los valerosos israelíes que corren terribles riesgos al defender el derecho de judíos y no judíos a criticar a Israel. Así, por ejemplo, el grupo de especialistas académicos que ha deconstruído metódicamente la indefendible definición de antisemitismo del IHRA [International Holocaust Remembrance Alliance], que lo equipara a la legítima crítica que comparten muchos israelíes progresistas. O la gente maravillosa que trabaja con la ONG israelí de derechos humanos B’TSELEM para resistirse a las políticas de apartheid de sucesivos gobiernos israelíes. Me siento tan agradecido a ellos como a mi amigo y mentor Ken Loach.

Yanis Varoufakis Co-fundador del Movimiento por la Democracia en Europa (DIEM25), Yanis Varoufakis es diputado y portavoz de este grupo en el Parlamento griego y profesor de economía de la Universidad de Atenas. Es ex-ministro del Gobierno de Syriza, del que dimitió por su oposición al Tercer Memorándum UE-Grecia. Es autor, entre otros, de "El Minotauro Global".

Fuente:
Sidecar NLR, 18 de febrero de 2021
Traducción: Lucas Antón
Temática: cine, cultura,

sábado, 27 de febrero de 2021

_- "Ciudadano Kane": 4 razones por las que es considerada por muchos como la mejor película de la historia

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La película está inspirada en la vida del magnate de los medios William Randolph Hearst.

Ha sido considerada por muchos a través de las décadas como la mejor película de todos los tiempos: un delirio de ingenio y creación, una clase magistral de técnica, estructura y narración cinematográfica.

"Ciudadano Kane", el primer filme de Orson Welles, no fue, sin embargo, bien recibido en su tiempo.

Apenas logró recuperar el presupuesto que se gastó en su producción y la mala prensa, como resultado de su temática, la acompañó por años como una maldición.

Y pese a sus muchas nominaciones que obtuvo, solo se llevó un Oscar en la ceremonia de 1941: el de mejor guion. Ahora, 80 años después, una nueva película inspirada precisamente en el proceso de escritura del guion de "Ciudadano Kane", es una de las favoritas de esta temporada de premios del cine de Hollywood..

Dirigida por David Fincher para Netflix, "Mank" cuenta la batalla de Herman J. Mankiewicz (Gary Oldman) con el alcohol, su mala salud y los recuerdos mientras se retira a un rancho para terminar la obra de su vida, la película que poco a poco, según irá descubriendo, será su canto de cisne, y también, la obra que le hará ganarse un lugar en la historia.

"Mank" es también un homenaje a Mankiewicz, el hombre que en muchas ocasiones los libros de cine han dejado a un lado ante la apabullante personalidad e ingenio de Orson Welles.

Pero ¿qué tiene de especial "Ciudadano Kane"? ¿Por qué la película no ha perdido su encanto a pesar de los años transcurridos? ¿A qué se debe que todavía sea objeto de culto en las universidades, cinematecas y entre los cinéfilos de todo el mundo?

En BBC Mundo te ofrecemos algunas claves para entender por qué muchos la siguen considerado la mejor película de todos los tiempos.

1- El guion revolucionario de Mankiewicz
Uno de las grandes interrogantes de la historia del cine es cuánto Mankiewicz tuvo que ver con la edición final de "Ciudadano Kane" y cuánto participó Welles en el guion original del primero.

Cualquiera que haya sido la influencia de uno sobre el otro, la película propuso una de las estructuras dramáticas más revolucionarias -y atrevidas- que había conocido la historia del cine hasta ese entonces.

"Ciudadano Kane" se centra de la vida de Charles Foster Kane (interpretado por Welles), un magnate de la prensa que tiene una enorme riqueza e influencia, pero que no alcanza el cargo político ni el amor que ansía.

Es una versión ficticia de la figura del magnate de la prensa William Randolph Hearst, quien por cierto, jugó un rol esencial para tratar de hacer que "Ciudadano Kane" quedara en el olvido.

Pero en lugar de ser una película biográfica convencional, la obra de Welles y Mankiewicz es un rompecabezas que reúne múltiples narradores, perspectivas y saltos en el tiempo.

Cuenta, también, con una colección de frases memorables por su ingenio y ofrece una visión aguda del estilo y el mundo interior de su personaje protagónico.

Pero no se trata de un manual académico de técnica y estructura: el guion de Ciudadano Kane tiene más que ofrecer como entretenimiento que como manual de estilo.

2- La subversión de los géneros cinematográficos
La película presentó un juego con los géneros cinematográficos que no se había visto hasta entonces y que a través de los años, la ha vuelto casi inclasificable.

En un inicio, algunos la definieron como un "drama de misterio", pero agrupar todos los géneros que engloba resulta complicado.

La trama comienza con los acordes pesimistas de un tema de Bernard Herrmann. Se observa la silueta irregular de un castillo en la cima de una colina con niebla. Estamos en territorio de terror gótico; el castillo bien podría ser propiedad del Conde Drácula.

Luego nos deslizamos hacia el castillo a través de un montaje extraño: una tormenta de nieve, una bola de nieve, la boca de Kane mientras exhala su última palabra, "Rosebud".

Dos minutos después, la película ya no es un filme de terror, sino un experimento surrealista digno de Dalí y Buñuel.

Pero no por mucho.

Unos segundos más tarde, Ciudadano Kane se convierte en un noticiero que recorre la biografía de Kane y nos muestra Xanadú, su monumental finca de Florida (siguiendo el modelo del castillo Hearst en San Simeon, California).

Pero luego, justo cuando nos estamos adaptando a un falso documental, la película vuelve a cambiar de marcha.

Hay un flashback dickensiano a la infancia rural de Kane en 1871. Luego, pasamos a una comedia de situación cuando Kane toma el control del New York Inquirer. Más tarde, la película deviene en un drama político, luego una farsa entre bastidores, luego un melodrama oscuro...

Y, uniendo los diversos géneros, hay una historia de detectives sobre un reportero de investigación que intenta descubrir lo que podría significar Rosebud.

Nunca antes la historia del cine se había visto una complejidad narrativa de este tipo.

3- Una revolución en la técnica del cine
En 1946, un historiador del cine francés, Georges Sadoul, calificó a "Ciudadano Kane como" "una enciclopedia de técnicas antiguas " y, aunque trataba de rebajar la importancia de la película, dio con una de las claves que le han permitido trascender en el tiempo.

Y es que la hazaña de contar una historia tan compleja se vio acompañada de un propósito igual de desproporcionado: jugar con la cámaras, las luces, los enfoques, en definitiva con las reglas que habían marcado hasta ese entonces las leyes rígidas de la cinematografía hollywoodense.

La película es una enciclopedia de técnicas: una escuela de cine de 114 minutos que ofrece lección tras lección sobre enfoque profundo y retroproyección, primeros planos extremos y diálogos superpuestos.

No es de extrañar que los estudiantes de cine amen "Ciudadano Kane". Verla es como recibir todo un semestre de cine en una sola tarde.

Esto también ha llevado a que la película no sea recibida de la misma forma por el público general, que puede encontrarla a veces demasiado abigarrada y pretenciosa.

4- El genio creador y la juventud de Orson Welles
Quizás una de las razones por las que la película es tan vibrante es que su propio director también estaba aprendiendo a hacer cine.

Su primera película fue un intento de revolucionar la dirección de la misma forma que ya había tratado de hacer en la radio durante su estancia en Nueva York, sobre todo con su adaptación de "La guerra de los mundos".

Pero si ya era una estrella del teatro y la radio, Welles no tenía mucha idea de las técnicas del cine.

Se dice que una asistente llamada Miriam Geiger tuvo que hacerle un manual de las diferentes lentes y tomas que podría probar.

Llegó a Hollywood con la promesa de que podría hacer la película que quisiera, sin interferencias, algo que hoy en día sería impensable.

Sin embargo, pronto quedó cautivado por las posibilidades que ofrecía el cine como medio y las utilizó todas en "Ciudadano Kane".

Un estudio de cine, bromeó, era "el tren eléctrico más grande que jamás haya tenido un niño".

Welles nunca volvió a tener la libertad creativa que tuvo para filmar "Ciudadano Kane".

Welles fue capaz de imprimir a su primera película un dinamismo y una vitalidad que no logró repetir después y que, tal vez, no se ha vuelto a repetir en la historia del cine.

Ninguna otra meditación sobre el fracaso, el arrepentimiento y la crueldad del paso del tiempo ha tenido jamás una exuberancia tan juvenil como la de "Ciudadano Kane".

Sorprendentemente, Welles tenía solo 25 años cuando su primer filme se estrenó en los cines.

En un ensayo en The New Yorker sobre "Ciudadano Kane", Pauline Kael afirma que el éxito de la cinta es "el resultado del descubrimiento y del deleite en la diversión de hacer películas de Welles".

Su verdadera magia, sin embargo, está en la forma en que este deleite va y viene entre el cineasta y su tema.

Gran parte de Ciudadano Kane habla de un genio que se vanagloria de su poder y confianza, y está hecho por un genio que también se enorgullece de su poder y confianza.

Hoy en día, ningún director novato de veintitantos años tendría un control tan completo de un proyecto importante. Y ningún director novato podría llegar a Hollywood con la ignorancia ingenua y la arrogancia de Welles.

En 1941, Welles era principiante y experto, licenciado y profesor. Y si nunca más tuvo la libertad y la energía ilimitadas para hacer otra película como Ciudadano Kane y nadie más tampoco las tuvo.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-56144392

martes, 8 de diciembre de 2020

_- Una pedagogía crítica y emancipadora frente a la educación tradicional

_- Los pedagogos Jaume Martínez Bonafé y Jaume Carbonell Sebarroja publican "Otra educación con cine, literatura y canciones" (Octaedro)

“El paseo de un grupo de adolescentes -un viernes por la tarde- por un centro comercial posee mayor mensaje educativo que una teoría, sea del cuerpo, la alimentación, la familia, los viajes o la sexualidad; se trataría, en este caso, de una interpretación crítica del capitalismo de consumo, que puede plantearse mirando un escaparate; pero […]

“El paseo de un grupo de adolescentes -un viernes por la tarde- por un centro comercial posee mayor mensaje educativo que una teoría, sea del cuerpo, la alimentación, la familia, los viajes o la sexualidad; se trataría, en este caso, de una interpretación crítica del capitalismo de consumo, que puede plantearse mirando un escaparate; pero esto no significa, en modo alguno, negar el valor de la escuela”, explica en Radio Klara Jaume Martínez Bonafé. Comenzó su carrera docente como maestro de escuela –durante una década- y ha ejercido como profesor en el área de Didáctica y Organización Escolar en la Universitat de València. Es coautor, junto al pedagogo y exdirector de la revista Cuadernos de Pedagogía, Jaume Carbonell Sebarroja, del ensayo Otra educación con cine, literatura y canciones, publicado en septiembre por la editorial Octaedro.

Los autores, actualmente jubilados, se posicionan en la izquierda y se adscriben a las corrientes de la Renovación Pedagógica. De hecho, reconocen su deuda con la Escuela Nueva, que surge en Inglaterra a finales del siglo XIX en contraposición a la escuela tradicional; también de la metodología Freinet, la pedagogía del oprimido de Paulo Freire, la Escuela Moderna de Ferrer Guardia y dos experiencias populares de la segunda mitad del siglo XX en Italia: la de Lorenzo Milani en Barbiana, y la promovida por Loris Malaguzzi en Reggio Emilia.



En Otra educación, Martínez Bonafé y Carbonell Sebarroja resumen 50 años de su experiencia en el campo educativo. “En la literatura, el cine o la canción popular hallamos textos y reflexiones que nos ayudan a construir la crítica a la tradición escolástica (la formación entendida como correctora de las imperfecciones humanas) y pensar propuestas emancipadoras”, subrayan.

Secuencias de la película Amarcord (1973), de Federico Fellini, permiten aproximarse a la educación autoritaria de la Italia fascista a través de un adolescente, Titta (Bruno Zanin), que estudia en la ciudad de Rimini en los años 30 del siglo XX. Una formación alternativa es la que propone en Lugares Comunes (2002) el veterano profesor de Literatura, Fernando Robles (Federico Luppi): “Traten de dejar las supersticiones en el pasillo antes de entrar en el aula. No obliguen a sus alumnos a estudiar de memoria, eso no sirve. Lo que se impone por la fuerza es rechazado y en poco tiempo se olvida”, explica el docente porteño a los universitarios en la película de Adolfo Aristarain.

El ensayo apuesta por la divulgación, trata de evitar el sesgo academicista y la densidad del expertismo. Según los autores, “las Matemáticas, la Lengua, la Historia o la Geografía sólo tienen sentido si ayudan a navegar y al crecimiento autónomo del alumno; en la educación emancipadora el conocimiento es una herramienta práctica”. Hay maestros que desarrollan esta labor. Algunos, como el personaje Daniel Lefebvre, en un pueblo minero del norte de Francia castigado por la crisis y el paro, tal como recoge el filme Hoy empieza todo (1999), de Bertrand Tavernier.

O Don Gregorio, maestro republicano en la Galicia rural, víctima de la represión franquista en el cuento La lengua de las mariposas, de Manuel Rivas (Fernando Fernán Gómez encarnó a Don Gregorio en la película titulada como el relato, estrenada en 1999 por el realizador José Luis Cuerda). Al aprendizaje no jerarquizado también hace referencia José Agustín Goytisolo en el poema La mejor escuela: “Desconfía de aquellos que te enseñan / listas de nombres, fórmulas y fechas / y que siempre repiten modelos de cultura / que son la triste herencia que aborreces”.

Una mirada sobre la juventud puede proyectarse a través de la música. The times they are a-changing (1964), de Bob Dylan, se inscribe en la canción protesta contra la discriminación racial en Estados Unidos y la guerra de Vietnam: “Senadores y congresistas, escuchad la llamada. / No os quedéis en la puerta, / no bloqueéis el paso, / porque el que saldrá herido será el que ha quedado atrás. / Fuera hay una batalla y es brutal”. La letra de Dylan recoge asimismo la brecha generacional: “Madres y padres de todo el mundo, / no critiquéis lo que no podéis entender. / Vuestros hijos e hijas están más allá de vuestro control, / vuestro viejo camino envejece rápidamente”.

En 1962 la cantautora chilena Violeta Parra compuso Me gustan los estudiantes. El campo de mira puede ampliarse también con la narrativa, por ejemplo Las tribulaciones del estudiante Törless (1906), de Robert Musil, que retrata la educación opresiva en un colegio militar del Imperio Austro-Húngaro. Pero el listado que comparten los autores no aspira a agotar la cuestión; el pasado 24 de noviembre TVE-2 emitió Los 400 golpes (1959), de François Truffaut, sobre la rebeldía y los sueños de libertad de Antoine Doinel, un joven parisino de 14 años. Kes (1969), de Ken Loach, y El niño de la bicicleta (2011), de los hermanos Dardenne, plantean el caso de muchachos que crecen en ambientes de conflictividad.

Martínez Bonafé y Carbonell Sebarroja abogan por una perspectiva a largo plazo, lo que implica “prescindir de las novedades y las modas –que no tienen nada de nuevo-, y que se quedan en el vuelo gallináceo de la dictadura del presentismo y la inmediatez”. Los dos investigadores critican el actual diseño de los currículos escolares (planificación de la enseñanza) que hacen posible la reproducción del conocimiento en el sistema capitalista; entre la pluralidad de alternativas, apuntan los trabajos por proyectos que surgen de las asambleas de aula. Además subrayan el fuerte encorsetamiento que impone –a profesores y alumnos- el libro de texto tradicional. En la novela Doktor Faustus (1947), de Thomas Mann, las conferencias del profesor Kretzschmar sobre Beethoven motivan la reflexión y las conversaciones de los alumnos. El teatro también aporta ejemplos; en Diálogos de fugitivos, escribe Bertolt Brecht: “Nosotros aprendimos en la escuela cosas como las diferencias sociales. ¡Aquello era toda una asignatura!”.

El combate por la emancipación de las mujeres puede sugerirse en el aula mediante clásicos como Madame Bovary (1857), de Flaubert, o Ana Karenina (1877), de Tolstoi. Si se aterriza en la historia reciente, la cantante y activista chilena Ana Tijoux estrenó en 2014 su cuarto álbum, Vengo; una de las canciones, Antipatriarca, exhortaba a la liberación femenina: “No sumisa ni obediente / mujer fuerte insurgente / independiente y valiente / romper las cadenas de lo indiferente / no pasiva ni oprimida/”. La cinta Te doy mis ojos (2003), de Icíar Bollaín, se centra en la violencia machista.

Los autores de Otra educación rechazan el discurso único y uniformizador que no respeta las diferencias de lenguas, culturas e identidades. Se muestran partidarios de un interculturalismo crítico. Las letras de los cantautores Manu Chao (Clandestino) y Pedro Guerra (Contamíname) asumen esta diversidad: “Cuéntame el cuento del árbol dáctil de los desiertos / de las mezquitas de tus abuelos / dame los ritmos de las darbukas y los secretos / que hay en los libros que yo no leo/”. El supremacismo blanco en Estados Unidos -durante los años 30 del siglo pasado- aparece en Matar a un ruiseñor (1960), de Harper Lee; la novela, éxito de ventas, fue adaptada dos años después al cine, con Gregory Peck en el papel protagonista.

Frente a la barbarie, la impunidad y el auge de la extrema derecha, el ensayo reivindica la memoria. El escritor italiano judío Primo Levi dejó testimonio en Si esto es un hombre (1947) de cómo sobrevivió al holocausto nazi en el campo de Auschwitz. Sobre la represión y el terror en América Latina, los pedagogos proponen títulos cinematográficos como La historia oficial (1985), de Luis Puenzo, que se acerca a las desapariciones y la lucha por la verdad en la dictadura militar argentina. Un motivo similar, para el caso de Chile, puede hallarse en Missing (desaparecido), estrenada en 1982 con la dirección de Costa-Gavras y protagonizada por Jack Lemmon.

Respecto a la guerra española de 1936, dos de las múltiples opciones literarias son La forja de un rebelde, de Arturo Barea, y Réquiem por un campesino español, de Ramón J. Sénder. El texto concluye con una apelación a la esperanza y la resistencia colectiva: Get up, stand up, stand up for your rights! (Levántate, ponte de pie por tus derechos), cantaba Bob Marley en 1973.

viernes, 18 de septiembre de 2020

_- Carlos Saura: “Soy ya casi un clásico muerto” El mítico director de casi 50 películas charla de la vida, el amor y el oficio en vísperas del reestreno en Madrid de su montaje teatral de ‘La fiesta del chivo’

_- “Ven, que te enseño Las señoritas de Collado Mediano". Carlos Saura me invita a su leonera ―la planta baja de su casa en la sierra de Madrid, atestada de libros, discos, fotografías, dibujos, maquetas de tanques y robots, cámaras, premios variopintos y una gigantesca televisión― para mostrarme un collage de dibujos de mujeres con el pecho al aire remedando a las de Picasso. “No son las de Avignon, pero ahí las tienes. Hay quien me pregunta si me he acostado con todas. Ojalá, pero son imaginadas”, se ríe con ganas. Saura está locuaz, socarrón y divertido durante la charla. Se ve que tiene ganas de hablar después de meses enclaustrado en estos muros, donde ha pasado el confinamiento y de donde ahora apenas sale por prevención ante un virus al que no teme pero “respeta” por la cuenta que le tiene. A sus 88 años (nació en Huesca) gasta pintaza, y lo sabe, aunque dice haber engordado durante el encierro, que ha entretenido, entre otros mil quehaceres pequeños, pintando una inquietante serie de cartones sobre los sueños. Por ahí empiezo.

 Y usted, ¿con qué sueña?
Duermo como un lirón, pero no sueño casi nada, lo cual es una desgracia. De más joven soñaba eso de que te caes por un precipicio, y quiero soñar eso tan tremendo otra vez. Es una tragedia porque, según Freud habría que analizar los sueños y así no me puedo analizar.

¿Se ha psicoanalizado mucho?
No, pero mi cuñado, el marido de mi hermana Pilar, era psiquiatra y he estado en muchas sesiones, incluso para aprender. Hace muchos años me propuso probar el ácido lisérgico, que venía de Suiza y no se había probado en España.

A veces, cuando digo que tengo 88 años, me responden: “No serán tantos”. Pues sí, lo son. No me diga que testó uno de los primeros ‘tripis’ en España.

Sí, yo encantado. Me inquietó mucho porque tuve alucinaciones con colores mayas y aztecas y estuve obsesionado todo el día. No volví a probar ninguna droga.

¿Por si se enganchaba?
Mira, he conocido bien eso. En Estados Unidos y en España hubo una época en la que todos tomaban ácido, o heroína. He tenido amigos y familia, las hijas de mi hermano Antonio, muertos por la droga. Yo siempre he pensado que la mayor droga es mi trabajo. Me ocupa un espacio tan enorme, tengo la cabeza tan ocupada con ello que no necesito ninguna otra.

¿Le ha inspirado algo el confinamiento?
Bueno, he hecho una peliculita para mí con fotos y grabaciones de la televisión de aquellos días de encierro alucinantes. Se llama Coronavirus, que es un nombre precioso. El virus de la corona, o la corona del virus, ¿no te parece?

¿Lo dice por Juan Carlos I?
Yo soy republicano de pro, aunque Juan Carlos siempre me cayó bien y me ha tratado maravillosamente. Lo de llevarse el dinero de los demás me parece mal. Lo otro lo entiendo bien. Decía Buñuel que la pasión justifica todo y, bueno, uno sabe de qué va eso.
  
¿A usted también le ha pasado?
Varias veces. Yo hubiera dado hasta la vida por una chica si me lo hubiera pedido y luego la he visto en 10 años y he pensado: “¿Yo hubiera dado la vida por esta imbécil?”, con perdón.

¿Cuánto duele el desamor?
Yo lo he pasado fatal siempre que me he separado de alguna de mis mujeres. Hasta el punto de irme fuera de España para olvidar. Para mí la ruptura es tremenda, no sé si para ellas.

No es frecuente oír a un hombre hablar así de sentimientos.
Eso es una cosa muy española. Yo mismo soy pudoroso a la hora de ver a una pareja haciendo el amor. No me gusta verlo, ni rodarlo, aunque sean actores. Me parece una intrusión. Ya sabes, eso de los violines o del tacataca. El sexo pertenece a la vida privada. Además, mostrarlo en el cine es innecesario. Lo encuentro aburrido, te lo sabes. Es como ver una carrera de coches en una película americana. El amor es imaginación. Prefiero la elipsis. Otra cosa es la pornografía, que tiene su utilidad.

Ha tenido varias esposas. ¿Existe eso del amor de una vida?
Puede haber uno y puede haber varios. Lo que pasa es que la sociedad actual no permite que uno se enamore de varias mujeres. Me hubiera gustado a veces estar con mi mujer y tener una amante, tener esa relación de modo natural. Pero ha sido imposible. Yo me he casado por la Iglesia dos veces y por lo civil otras dos o tres. Obligado no, pero casi siempre por necesidades prácticas. El amor es más libre que todo eso.

Con siete hijos tendrá una legión de nietos.
Tengo seis hijos y la niña, Anna, la última, con mi última mujer, Lali Ramón. Eso fue la panacea. Siempre quise tener niñas, me gustan más que los niños, son más listas, más prácticas, más interesantes, pero no venían. Me costó varias parejas. Nietos no sé cuántos tengo. Más de una docena, pero no sé exactamente.

Yo lo he pasado fatal siempre que me he separado de alguna de mis mujeres. Hasta el punto de irme fuera de España para olvidar No me lo creo. Dicen los abuelos que se les quiere más que a los hijos.
Yo no. No es que no los quiera, claro que sí, pero es que no me gusta nada que me llamen abuelo. Llámame don Carlos, Carlos, lo que te dé la gana, pero que no me llamen abuelo. No me veo con un nietecito paseando de la mano por ahí. Eso es deprimente, ese es el momento en que vas a palmar pronto.

¿Qué director joven le gusta?
No conozco a fondo el cine español, de verdad. Ni siquiera el cine mundial. Veo todos los días al menos una película, pero es una antigua, una que recuerdo, o una de ciencia ficción, que me gustan mucho, o de catástrofes, que me encantan.

¿Ya no se hace buen cine?
No es tanto por eso, sino porque la mayor parte de las películas ya sé como van a terminar, lo cual es una tragedia, porque estoy en el oficio y me sé todo el tinglado. Sobre todo las series, son tremendas. Los dos primeros capítulos son estupendos, pero luego ya hay que rellenar y veo todo el condimento, esa mecánica que han inventado los americanos y que funciona muy bien, pero que no me interesa nada. Soy adicto a los documentales, eso sí. Esas cosas fantásticas que hay por el mundo. Me gusta más la realidad que la ficción.

Me hubiera gustado a veces estar con mi mujer y tener una amante, tener esa relación de modo natural. Pero ha sido imposible

Y sus películas, ¿le gustan?
No me gusta volver a verlas, son el pasado, pero el otro día ví Pajarico y me gustó. Esa cosa de mi familia murciana, tan cálida, tan distinta de la de Huesca, tan puritana. Será que me estoy debilitando con la edad.

¿Cómo se lleva con los actores en los rodajes y las tablas?
He pasado una posguerra. Estoy educado en la economía de medios. Ensayo mucho y luego hago dos o tres tomas y no doy la lata. En teatro me sorprende mucho que los actores se quedan muy asustados. Dicen: “Este señor no dirige”. Y es porque les dejo libertad. Si lo hacen bien, ¿para qué corregirles? Al actor inteligente no hace falta que se le digan muchas cosas. Se hace él con el personaje y me parece un milagro. Lo sé porque yo soy el peor actor del mundo.

Entonces, ¿cuál es su don?
Lo tengo muy claro: la imaginación. He utilizado la imaginación para contar historias que me gustan y pienso que van a gustar a otros. Luego igual no les gustan, pero qué vas a hacer, no siempre aciertas. Pero solo el hecho de que te dejen contar tus propias historias, dar un paso adelante, es lo que he intentado toda la vida.

No me veo con un nietecito paseando de la mano por ahí. Eso es deprimente, ese es el momento en que vas a palmar pronto. ¿Qué siente cuando oye decir de usted que es un clásico vivo?

Que soy un clásico muerto casi ya [risas]. No me gusta lo de clásico, y eso que me encanta la música clásica. Pero eso son clasificaciones, etiquetas que se van poniendo, y a estas alturas no me gustaría que se me etiquetara.

A estas alturas... ¿es feliz?
Felicidad es palabra mayor, pero soy un hombre equilibrado en mi forma de ser, estoy sano, que no es poco, y eso me parece que es suficiente para ser feliz, o por lo menos estar contento con la vida. Y luego he tenido suerte. Siempre lo digo: soy un elegido porque he hecho lo que me ha gustado hacer, he tenido conversación social suficiente, la economía suficiente para seguir viviendo y siete hijos. No me puedo quejar.

Le quedan 11 años para los de Rafaela Aparicio en Mamá cumple 100 años. ¿Cómo lo lleva?
Doce, no me pongas meses que hasta enero no cumplo. A veces, cuando digo que tengo 88 años, me responden: “No serán tantos”. Pues sí, lo son. Buñuel decía que era un viejo a los 60. Yo a esa edad me sentía pleno. Ahora me siento mayor. ¿Sabes ese dibujito de Goya donde se ve a un hombre muy mayor apoyado en dos bastones y debajo pone: “Aún aprendo”? Pues eso. Nunca se termina de aprender, cada día es diferente. Y es un milagro.

´FOTOSAURIO´
Con sus más de 50 películas, óperas, libros y premios -de Berlín y Cannes para arriba- Carlos Saura (Huesca, 88 años) se sigue considerando, sobre todo, un fotógrafo, y llama así, "fotosaurios", a sus fotos pintadas. Algunas de ellas decoran las paredes y los estantes de su domicilio en la sierra de Madrid, un caserón centenario rodeado de cedros del Himalaya y plantas cuidadas por su esposa, la actriz Eulalia Ramón, que pasa temporadas en ella. 
Por las mañanas, Saura se sienta en una silla de resina en lo más alto de la finca a tomar el sol y otear los riscos rodeado de sus perros y sus gatos y se siente el amo de su universo. "Es el mejor momento del día". 
¿Qué es el futuro?, le pregunto. "Hacer una película. Siempre quiero hacer otra", responde.

jueves, 30 de julio de 2020

Érase una vez Morricone

Hace muchos años alguien me contó la anécdota, que nunca pude verificar, de que un día Ennio Morricone estaba paseando con un amigo por Venecia cuando vieron, sentado en la terraza de un café, a Igor Stravinski. El amigo le dijo que lo conocía y que sería un placer presentárselo, pero Morricone, azorado, declinó la invitación: admiraba demasiado al gran compositor ruso para hacerle perder el tiempo. Sin embargo, el amigo insistió, se acercaron hasta la mesa, y tras las presentaciones, Morricone balbuceó un saludo y una serie de elogios. Al oír el apellido del recién llegado, el anciano alzó las gafas y comentó: «Así que usted es ese joven que ha compuesto algunas de las melodías más bellas del siglo XX».

He buscado y rebuscado esta anécdota en libros y bases de datos, de modo que a lo mejor es falsa, aunque tiene muchos elementos para ser verdad: la devoción que Morricone sentía por Stravinski y, en especial, por la Sinfonía de los salmos; el particular gusto del maestro ruso por Frescobaldi, Vivaldi, Pergolesi y los grandes operistas italianos -Verdi, Puccini, Leoncavallo, Mascagni- de quien Morricone heredó el dramatismo, el lirismo y las amplias líneas melódicas; la simple constatación de que, efectivamente, algunas de las melodías más bellas del siglo XX llevan su sello inconfundible. Aun así, sería difícil saber de cuáles hablaba Stravinski exactamente; puesto que murió en 1971, podía referirse a la grandiosa obertura de Los cañones de San Sebastián, de Henri Verneuil; al sublime adagio amoroso de El Greco, de Luciano Salce; o más probablemente a cualquiera de sus inolvidables colaboraciones en los westerns de Sergio Leone, quizá Once upon time in the West. Sin embargo, quiero creer que en la cabeza de Stravinski sonaba en ese instante el prodigioso crescendo de L’estasi dell’oro.

Como Bernard Herrmann, como Miklos Rózsa, como Erich Wolfgang Korngold, como su compatriota Nino Rota, como muy pocos más, Morricone es uno de los pilares esenciales de la música cinematográfica, un artífice inimitable que creó su propio sonido y que cambió de la noche a la mañana las fanfarrias del western. Antes de su brutal aterrizaje en 1964 en Por un puñado de dólares, las grandes epopeyas del oeste americano se nutrían de Copland, de canciones de frontera, de los maravillosos frescos sonoros de Alfred Newman, Jerome Moross y Dmitri Tiomkin. Morricone puso todo patas arriba sólo con una guitarra, un silbido, golpes de percusión, una trompeta y unos coros intempestivos. En el tinglado con que Sergio Leone revolucionó un género casi exhausto, llenándolo de mugre, de ponchos, de sangre, de cinismo y de rostros pétreos, la música de Morricone reviste al conjunto con el tronío de una ópera malvada y salvaje. Es curioso que Leone y él fuesen compañeros en el mismo colegio porque al reencontrarse, muchos años después, fue como si recobraran la infancia.

De la mano de su maestro, Goffredo Petrassi, Morricone aprendió en el conservatorio todo lo que podía serle útil, desde astucias armónicas a técnicas dodecafónicas, aunque conservó una curiosidad innata por cualquier clase de música, sin excluir canciones de la radio, espectáculos de cabaret y ruidos de la calle. Uno de sus primeros éxitos fue Se telefonando, un clásico de Mina que demuestra su innata facilidad melódica y su apego por la canzone italiana. Pero fue con los grandes directores italianos de la época (Pasolini, Petri, Montaldo, Corbucci y, por supuesto, Leone) donde Morricone asentó los cimientos de su arte: la idea clave de que la banda sonora no es un añadido o un subrayado al discurso cinematográfico sino el tuétano mismo de la imagen. Clint Eastwood fumando un caliqueño, Gian Maria Volonté esperando junto a la verja de la casa en la que va a cometer un asesinato, Claudia Cardinale descendiendo del tren con la maldición de su belleza imposible o Eli Wallach buscando una cruz perdida entre los cientos de cruces de un cementerio. Cualquiera de esas secuencias difícilmente funcionaría sin su esqueleto de sonidos, pero la banda sonora no sólo las contiene y las revive, sino que las transciende, como si Morricone, más que música, hiciera cine para ciegos.

Cada uno de nosotros guarda en la memoria varios de esos momentos inolvidables envueltos en una música estremecedora: los campesinos italianos de Pelliza da Volpedo arropados por el romanzo de Novecento, de Bertolucci; el ansia con que De Niro se asoma a su niñez en Érase una vez en América, de Leone; el perro perseguido por el helicóptero al comienzo de La cosa, de John Carpenter; el angustioso laberinto de la casa de Sean Connery en Los intocables, de Brian de Palma; Jeremy Irons hechizando con su oboe a los guerreros guaraníes en La misión, de Roland Joffé; Philippe Noiret llevando al niño en su bicicleta en Cinema Paradiso, de Giusseppe Tornatore. Son centenares y centenares de trabajos, pero aun así seguimos lamentando los que no llegaron a cuajar, como el malogrado proyecto de Leone sobre el cerco de Leningrado o el encargo de Kubrick para La naranja mecánica, que no salió adelante porque el director norteamericano se negaba a moverse de Londres y Morricone estaba atrincherado en Roma dando vida a ¡Agáchate, maldito!, el ultimo western de Leone.

Su música tiene el poder de las fábulas, el conjuro de esas melodías que reconocemos desde antes de nacer, de lo que ha sido escrito de una vez y para siempre. No se limitaba a componer hermosas baladas o atmósferas escalofriantes. «La música muestra lo que no se ve» dijo una vez, «puede contradecir lo que se dice o, viceversa, narrar algo que la imaginación no revela. En este sentido surge un deber moral para el compositor del cine, quien a mi juicio tiene una gran responsabilidad: yo la he sentido siempre». Sin proponérselo, alcanzó una responsabilidad aun mayor: dar forma a nuestros recuerdos, nuestro pasado y nuestra nostalgia.

Fuente:

https://blogs.publico.es/davidtorres/2020/07/07/erase-una-vez-morricone/

viernes, 8 de mayo de 2020

Ken Loach: “Una economía de mercado no puede estar preparada para una crisis sanitaria”. Entrevista

Ricky, el protagonista de la última película de Ken Loach, Sorry We Missed You, es un repartidor con vehículo, mientras que su mujer, Abby, es trabajadora social. Cerca siempre de la clase trabajadora, de los desposeídos, de la gente común, Loach cuenta la historia de una familia que sobrevive apenas, pese a su trabajo incesante y agotador.

Esos personajes, o más bien, esta gente, vienen claramente a la cabeza cuando Europa, y el mundo, se ven devastados por la crisis del coronavirus y divididos entre quienes pueden “permitirse” el confinamiento y quienes se ven obligados a seguir trabajando o se arriesgan a perder su empleo. Hemos conseguido contactar por teléfono al cineasta para hablar de esta crisis [explica Giovanna Branca, que realizó la entrevista para el diario il manifesto].

Al leer estos días las noticias, vuelve una y otra vez a la cabeza Sorry We Missed You: los repartidores con vehículo están entre quienes más trabajan —y arriesgan—, llevando bienes no esenciales, mientras que se dispara el valor de empresas como Amazon.

Y también los trabajadores sociales: están incluso más en peligro en nuestro país, porque carecen de equipo de protección. Para muchos de nosotros, eso demuestra que una economía de mercado no puede estar preparada para una crisis sanitaria como ésta. La economía de mercado, y los políticos que representan esa idea de mercado, sencillamente fracasan: le fallan a la gente y fallan a la hora de planificar.

En nuestro país no había planes para suministrar equipos de seguridad, ni planes para hacer pruebas, ni para más camas de hospital, hasta que tuvimos encima el desastre. Y seguimos todavía sin tener “tests”, y hay medicos, enfermeras y trabajadores sociales que siguen trabajando sin equipos de protección. Por encima de todo, los que más sufren son los trabajadores sociales: todos los días hay alguna historia de trabajadores sociales que van a las casas de la gente –puede que tengan el virus, pero no lo saben– muchos de ellos trabajan enfermos, la gente está totalmente aislada en su casa.

Y en las residencies grandes, en las que vive mucha gente mayor o discapacitada, mueren en gran número. Una vez que entra el virus en la residencia, los trabajadores carecen de protección, la gente mayor está en su habitación, muchos de ellos sufren demencia, de modo que no saben lo que está pasando, sus parientes no pueden verles. El fracaso a la hora de planificar deja verdaderamente al descubierto al gobierno de la derecha, no pueden planificar y las consecuencias de ello son bastante peores de lo que tendrían que ser.

Sólo hace un par de semanas, el primer ministro Boris Johnson iba hablando de inmunidad de grupo.

No tenían un plan general, de manera que fueron corriendo de un problema a otro. Ya en enero sabían que se avecinaba la crisis y da la impresión de que no hicieron nada. El otro día, en mitad de la crisis, pedían a las empresas que se prestaran voluntariamente a confeccionar ropas de protección: ¿por qué no se hizo esto a principios de febrero, cuando sabían que iba a pasar? ¿Por qué no empezaron a hablar de los suministros médicos necesarios para realizar pruebas? El gobierno del libre mercado: ese es el problema. La idea de que el Estado organiza las cosas colectivamente les resulta ajena. Lo que es importante decir es que no se trata de un buen sistema que funcione de manera ineficiente, se trata de un sistema que es por naturaleza incapaz de planificar. Es una revelación acerca del capitalismo mismo, no de gente que resulta que es ineficiente.

Aquí en Italia una de las razones por las que la propagación del virus va descendiendo, pero no lo bastante, considerando que llevamos casi dos meses de confinamiento, es que muchas fábricas, sobre todo en el norte, han seguido funcionando. Mientras algunos se pueden “permitir” el confinamiento, otros siguen trabajando como si no hubiera cambiado nada.

Eso también es verdad en Gran Bretaña . El gobierno dio instrucciones muy confusas, sobre todo a la gente que trabaja en obras de construcción. Las instrucciones generales eran: si se pueden mantener dos metros de distancia, en ese caso pueden trabajar. Pero las obras de construcción entendieron que esto significaba que siguieran trabajando, pero, por supuesto, no hay manera de que los trabajadores de la construcción vayan a mantenerse a dos metros de distancia. Eso lo sabe todo el mundo, es ridículo.

La otra observación que hay que hacer, me parece, es que la clase trabajadora es la que más sufre, puesto que hace un trabajo manual y se ve obligada a trabajar.

¿Qué opinión tiene del nuevo dirigente laborista, Keir Starmer?

Creo que en lo esencial es un gestor para la socialdemocracia y que sus instintos son de derechas. Creo también que fue muy inteligente al seguir trabajando con Jeremy Corbyn y no abandonarle, porque eso hizo que siguiera siendo bastante popular entre los afiliados. Pero, en realidad, fue responsable del desastre del Brexit, la postura laborista fue un verdadero desastre… y eso nos hizo perder las elecciones.

Pero las opciones entre los candidatos eran muy mediocres. Teníamos una candidata de izquierdas [Rebecca Long Bailey], pero no resultó tan sólida como algunos de nosotros habíamos esperado. Keir Starmer parece un político convencional: un hombre blanco de mediana edad, con traje, de aspecto pulcro, que puede hablar con frases bastante claras y puede manejarse en el diálogo politico con bastante eficacia. Pero en lo que toca a tener alguna vision radical… no tiene ninguna. El ala derecha le votó, los medios de comunicación se sienten muy cómodos con él, porque actúa de un modo al que están acostumbrados.

Hice un programa de television con él hace algunos años, y descubrí que tenía muy poco que decir en lo que respecta a la comprensión de las grandes fuerzas de clase que operan en conflicto. ÉI hablaba de cuestiones de gestión. Creo que es un hombre acostumbrado a tener bandeja de entrada, a tomar una hoja de la bandeja, escribir un correo electrónico y ponerla en la bandeja de salida. Y hasta ahí me parece que llega su visión.

¿Qué tipo de vision le haría falta ahora mismo al Partido Laborista?

Tiene que tratar de acertar por la izquierda. Hay que desmantelar toda la privatización del servicio sanitario, porque muchas de sus funciones están subcontratadas a empresas privadas. Eso se tiene que acabar. Los grandes servicios públicos deberían convertirse en propiedad pública, y lo mismo las infaestructuras: transportes, correos, telecomunicaciones, energía, agua. Los elementos punteros de la industria deberían transformarse en cooperativas, o deberían ser de propiedad colectiva, de manera que podamos empezar a levantar una economía que pueda cumplir con las cuestiones climáticas, pero también que proporcione trabajo seguro.

Y también necesitamos grandes bancos públicos de inversion para invertir en las regiones en las que existe una verdadera pobreza endémica y nada de empleo, como el noroeste [de Gran Bretaña]. Es posible un programa masivo, aún dentro de los límites de la socialdemocracia, que sin embargo podría ser una primera piedra para una economía socialista.

Pero el gran vacío es: ¿dónde está la izquierda europea? Tuvimos una posibilidad con el liderazgo de Jeremy Corbyn, pero en lo que respecta al movimiento de masas, de Europa no llegó nada: nos quedamos aislados. Eso podría haber supuesto una gran diferencia. No fue solo una derrota de la izquierda en Gran Bretaña: puso de manifiesto la ausencia de una izquierda congruente en el resto de Europa.

El único movimiento de masas que parece haber surgido en estos años es el que combate el cambio climático.

Pero no se basa en una política de clase. Carece de un análisis estructural de la estructura dominante de la economía. No puedes controlar a las grandes empresas multinacionales y decirles cómo producir, dónde conseguir las materias primas. No puedes planificar lo que no es de tu propiedad. Y si no tenemos la propiedad, no podemos planificarla, y si no podemos planificarla no podemos proteger el planeta. Nos hace falta liderazgo: una masa de gente se verá motivada para organizarse si ve un problema grande, pero la cuestión del liderazgo estriba en comprender las raíces del problema y liderar luego partiendo de esa base. Nos devuelve a la idea de Lenin del Partido: hay que tener un análisis coherente del corazón del movimiento; de lo contrario, se dispersa.

En esos días los migrantes siguen inundando las fronteras de Europa, pero parece que nos hubiéramos olvidado de ellos por completo, mientras que ellos se encuentran entre los más expuestos a esta crisis.

Por supuesto, no tienen ninguna protección. No solo los migrantes: Siria, los rohinyas, la gente de Gaza, de Cisjordania. Los pueblos por doquier oprimidos. Probablemente, el virus sea lo ultimo en lo que estén pensando: se están preguntando, “¿dónde voy a comer?, ¿dónde me voy a refugiar esta noche?, ¿voy a sobrevivir mañana tal como están las cosas?”.

La gente se apiña en la pobreza en las islas griegas, en los campos de refugiados y en las favelas de América Latina. En cuanto entra el virus, la perspectiva se vuelve aterradora. Creo que demuestra que hay un problema inherente al Derecho internacional, a las Naciones Unidas; nos hace falta un Derecho internacional que pueda llevarse a la práctica, pero, mientras países como los Estados Unidos —y China y Rusia— no lo acepten y rechacen la responsabilidad colectiva, es muy poco lo que podemos hacer. Las Naciones Unidas son una organización que hace campaña, no puede llevar a la prácica nada. Y sin eso estamos perdidos.

¿Tampoco la Unión Europea parece desempeñar un papel positivo?

A Italia, como a Grecia, la han dejado sola. El norte de Europa le volvió la espalda: se supone que estamos juntos en esto, pero ya se arreglan ustedes. La hipocresía de la Unión Europea es sencillamente repugnante cuando se enfrenta a un problema de verdad que poner en común. No coincido en lo politico con Angela Merkel, evidentemente, pero por lo menos ella reaccionó de un modo humano.

¿Cómo puede, o cómo debería afrontar el cine esta crisis cuando llegue el momento?

La cuestión preponderante para el cine es que necesitamos tener cines, en ciudades grandes y pequeñas, porque el impulso de ver películas en casa, el modelo de Netflix, es para mí desastroso. La opción de elegir película en los multicines se está haciendo cada vez más reducida y el cine independiente se queda fuera. La única forma de sobrevivir, me parece, es que los cines sean de propiedad municipal, con una programación a cargo de gente que se preocupe por el cine. Necesita intervenciones poíticas, de modo que lo tratemos igual que a las galerías de arte, y que el dinero público se invierta en cines que proyecten películas del mundo: europeas, del Lejano Oriente, de América Latina, África y Norteamérica, por supuesto. Podrían ser lugares estupendos y podríamos volver a disfrutar de las películas de nuevo, con público.

Las comedias, por ejemplo: la risa es contagiosa, si te sientas en tu casa a ver una comedia, lo más probable es que no te rías igual que si estuvieras sentado entre una multitud de gente que se ríe. Y si hay algo conmovedor o trágico, lo sientes más entre el público que si estás sentado tu solo en tu habitación, y parándote una y otra vez para hacerte un té.

Ken Loach Ken Loach (1936) es el mayor de los cineastas políticamente comprometidos del realismo social británico.

https://www.sinpermiso.info/textos/ken-loach-una-economia-de-mercado-no-puede-estar-preparada-para-una-crisis-sanitaria-entrevista

martes, 7 de abril de 2020

Ken Loach: “Solo lo público nos sacará adelante”

El cineasta británico se confiesa muy preocupado ante la pandemia, y considera que al final, en lo social, se vuelve una y otra vez “a luchar las mismas batallas”

Hace 10 días, corrió el rumor en Internet de que las películas de Ken Loach (Nuneaton, Inglaterra, 83 años) iban a ser liberadas en su canal de YouTube. No tenía sentido: los derechos audiovisuales de las obras pertenecen a diferentes compañías según los territorios en los que se hayan vendido y los tiempos estipulados en cada contrato, pero tras contactar con Loach para desmentir la posibilidad, se abrió una puerta: le apetecía una charla.

Así fue como el pasado jueves, a primera hora de la mañana española, más pronto aún en Bath, la ciudad al suroeste de Inglaterra en la que vive el doble ganador de la Palma de Oro de Cannes –por El viento que agita la cebada y Yo, Daniel Blake-, sonó el teléfono. “Hola, soy Ken. ¿Cómo estás?”. La voz de Loach es muy característica: quebradiza y doliente, suave, envuelve en cambio un discurso firme en pro de los derechos humanos y de los trabajadores. Un ejemplo: en 1971 la ONG Save The Children –que entonces nada se parecía a la actual- le contrató para que rodara un documental sobre su labor. Loach lo filmó, lo entregó y los directivos de Save The Children escondieron la película en un cajón: a pesar de que eran los clientes, el cineasta decidió mostrar el racismo y el clasismo de lo que en aquella época era “una empresa de caridad mal entendida”, dijo años después. Desde 1990 con Agenda oculta, se ha convertido en la voz más popular de cine de autor de izquierdas. Y muy atento a la deshumanización laboral de las nuevas tecnologías, como mostró su último filme, Sorry We Missed You (2019).

Pregunta. ¿Cómo se encuentra?
Respuesta. Bien. Con mi esposa. Tranquilo. Y preocupado. Dedico el tiempo a hablar con amigos.

P. ¿Está trabajando en algo?
R. No en algo concreto. Hablo con Paul [Laverty, su coguionista, que vive en Edimburgo] mucho, pero no estoy con ánimo.

P. La pandemia no da respiro.
R. Vivo en un país con un Gobierno incompetente. No hubo planes de contingencia, con médicos y enfermeras trabajando sin la protección adecuada, han dejado tirados a los cuidadores de ancianos, y por tanto, a esos ancianos. Sabían que el virus venía y no se anticiparon. Puedo entender a Gobiernos como el español o el italiano, porque fueron los primeros en encarar a la Covid-19 en Europa, ¿pero el británico? Os estabais encerrando en España, y quiero enviar mi solidaridad a las familias de los fallecidos en tu país, y aquí Boris Johnson primó salvar a la economía antes que a sus conciudadanos. Es un fracaso rotundo. Viven para los mercados, y los mercados les dejaron tirados. La información que nos ha llegado sobre quién podía salir o no ha sido absolutamente confusa. Claro que hay que industrias que tienen que trabajar, pero en edificios seguros, ¿no? Aunque en condiciones adecuadas. Y esta confusión ha provocado una ola de rabia…

P. ¿Cómo calificaría a Boris Johnson?
R. La situación recuerda mucho a la de hace un siglo, cuando se inició la Primera Guerra Mundial. Centenares de miles de jóvenes soldados fueron enviados al frente a morir, tratados como burros. Hoy, Johnson trata igual al personal sanitario: como burros.

P. Siempre se ha definido como optimista. ¿Incluso ahora?
R. [risas] Depende de cómo lo midamos. Supongo que tiene que ver con la gente que te rodea, incluso con quien te gobierna. Hoy, desde luego, no lo soy. Estoy bastante asustado por mi familia. Mis hijos y nietos viven en Londres y Bristol, y son zonas de riesgo asoladas por un virus descontrolado.

P. Usted filmó un documental, El espíritu del 45, sobre el espíritu de solidaridad que unió a los británicos durante la Segunda Guerra Mundial, y la posibilidad de haber creado una sociedad más justa al acabar el conflicto bélico. ¿Podríamos vivir un momento similar?
R. Bueno, la diferencia es que entonces la gente quería un cambio. Y había un liderazgo en ese camino. Hasta que los políticos acabaron con aquello. Aquí, hoy, Jeremy Corbyn ha sido apartado del liderazgo del Partido Laborista tras recibir durante años ataques desaforados. Y me temo que los laboristas volverán a ser un centro descafeinado. Hemos perdido la oportunidad, el estado anímico es otro.

P. También hay una gran preocupación por toda Europa por el desmantelamiento del Estado de bienestar.
R. Puede que sea el final…, o su renacimiento. Porque la gente ha entendido la necesidad de tener una sanidad pública en condiciones. Solo lo público nos sacará adelante. ¿Sabes qué he visto con los años? Que siempre estamos luchando las mismas batallas. Una y otra vez. La falta de principios provoca falta de organización que a su vez provoca mal análisis. Y caen las fichas. A eso nos lleva el capitalismo furibundo.

P. ¿Es tiempo para apostar aún más por la democracia?
R. Sí, pero Hitler ganó unas elecciones. Es tiempo de buenos análisis y de solidaridad y de ayuda. ¡Es que Trump fue elegido por votantes! La democracia siempre ha estado llena de buenas intenciones, y siempre ha sido aprovechada por los corruptos. Los políticos deben mirarse menos a sí mismos y más a los votantes, a la maltratada clase trabajadora. Seguimos viviendo el conflicto entre explotados y quienes se llevan el dinero. Y vivimos el triunfo de la propaganda, financiada por los partidos de derecha y ultraderecha. Estos días, como pequeño ejemplo, yo estoy sufriendo de nuevo ataques por mi posición antiisraelí. Llevo 30 años padeciéndolos. Por suerte, mis amigos judíos entienden que estoy en contra del comportamiento de un Estado que oprime a los palestinos, y no en contra de una religión.

P. El Brexit suena ya a pesadilla lejana.
R. Pero sigue ahí, nada va a cambiar. Quiero ver cómo va a cambiar la Unión Europea, si va a ser capaz de convertirse en algo más que en una asociación económica y proteger a los europeos. Y a proteger la democracia incluso entre sus miembros, no permitiendo pasos como los que se están dando en Hungría.

P. ¿Le da tiempo a ver películas? Hay una oleada de cultura gratis o accesible desde casa.
R. ¡Qué va! Con responder cartas se me va el tiempo. Camino algo porque vivo a las afueras. Hablo con la familia. Disfruto más de las cosas sencillas. Ahora, creo que la cultura debe de tener un valor, porque sus creadores tienen que ser remunerados.

P. ¿Sale al aplauso diario?
R. No, porque solo tengo de testigos a los pájaros y los árboles. Pero constantemente pienso en el personal sanitario, y en la hipocresía del Gobierno de enviarles sin material adecuado y a la vez aplaudir cada tarde.

"NO ME PUEDO OLVIDAR DE QUIENES CUIDAN A LOS ANCIANOS"
Durante el pasado festival de San Sebastián, Ken Loach dedicó un día, el último de su estancia, a apoyar con su presencia en una acampada a las trabajadoras de las residencias de ancianos de Gipuzkoa, que se encontraban en huelga por sus condiciones laborales. Lo hizo sin que lo supiera la prensa, pero posó junto a todo el que se lo pidió. "Antes de que colguemos, quiero enviarles un gran abrazo. Porque son gente que viven en un equilibrio muy precario mientras cuidan de otros. Sé que su situación ha empeorado aún más si cabe. No las olvido".

martes, 10 de marzo de 2020

Historia de la patata frita que cruzó la alfombra roja. Una patata de cine.

Las ventas de la marca coruñesa Bonilla a la Vista se han disparado en España tras el Oscar de 'Parásitos', pero los consumidores gourmet de Corea del Sur se disputan el producto desde 2016


SILVIA R. PONTEVEDRA Arteixo 27 FEB 2020 -

Hay una imagen que expresa el delirio que sembraron las patatas fritas Bonilla a la Vista cuando arribaron a Corea del Sur, en abril de 2016. Como en una escena de racionamiento en guerra, una hilera de mujeres hacen cola en la caja de los grandes almacenes Hyundai en Seúl, y cada una lleva dos latas de 500 gramos de la marca gallega de aperitivos. La fila avanza disciplinadamente con la esperanza de pagar por fin y llevarse el cotizado producto a casa. El primer barco cargado con esta mercancía acababa de llegar al país tras 42 días de navegación y el atraque había sido retransmitido por la tele. No había envases suficientes para satisfacer tanta expectación creada por los distribuidores coreanos que las habían descubierto en un viaje a España, así que el supermercado improvisó una norma: cada cliente podía llevarse dos latas. Solo dos. En un par de horas se agotaron. Cuando le tocó su turno, una señora con un niño en brazos hizo valer los derechos del menor. "Dos personas, cuatro latas", reivindicó aupando al pequeño.

La anécdota la cuenta con la energía de los tiempos en que repartía las patatas por los bares en su Guzzi roja el dueño de la fábrica. César Bonilla, de 87 años, hijo de Salvador Bonilla, que fundó la marca (de churros y patatas) meses antes de nacer el crío, en 1932, va dando saltos en su relato sin perder casi nunca el hilo. Habla de la primera churrería en Ferrol; del hotel que abrieron luego y fracasó; del día en plena postguerra en que tuvieron que marchar de su ciudad de origen "con una mano delante y otra detrás". De cómo empezaron de nuevo en A Coruña, donde ahora tienen seis churrerías; de las noches que pasaba solo cortando finas láminas de tubérculo; de las tortillas que a la mañana siguiente preparaba su madre con los extremos que no daban para hacer patatas fritas; del día en que un empresario le encargó 100.000 bolsas para la visita de Juan Pablo II en 1989 y luego le devolvió sin contemplaciones las 40.000 que no había vendido.

Bonilla relata con todo lujo de detalles cómo un día una emigrante enamorada de sus productos le pidió que le montase una churrería en Venezuela y allá se fue para instalarle unas máquinas. Habla también de las veces que ha rechazado convertir su marca en franquicia, porque "la calidad exige un control y esto se complica en la distancia" y de cómo un grupo de Corea del Sur quiso replicar allá la fórmula de las churrerías coruñesas. Lo deseaban con tanto ahínco que "ya tenían elegido un local", pero el gallego se mantuvo firme y ese barco jamás zarpó.

Una trabajadora de Bonilla a la Vista empaqueta latas de patatas en la factoría de Arteixo (A Coruña).

Una trabajadora de Bonilla a la Vista empaqueta latas de patatas en la factoría de Arteixo (A Coruña). Ó.C.

Hoy, este amante del mar (excampeón de pesca submarina que ha tenido varios veleros y ahora navega en barco a motor) sigue capitaneando la nave industrial que fundó en Arteixo (A Coruña) en 1988, sin la bendición de su padre, para retomar la fabricación de patatas que este había abandonado tres décadas antes porque prefería centrarse en el chocolate con churros. Allí, César Bonilla recibe excursiones escolares y últimamente decenas de reporteros que han picado el cebo de una publicidad no buscada. Hoy le ha visitado incluso un equipo que quiere rodar un documental.

En la madrugada de los Oscar, el turno que entra a las cuatro para producir 23.000 churros para la hostelería ya estaba friendo la masa cuando supo que la triunfadora había sido la coreana 'Parásitos'. En la película, como glamuroso aperitivo de una familia adinerada, se ve la inconfundible lata blanca de patatas con el velero azul sobre un mar ondulado y la tipografía de la marca. "Bonilla a la vista" era la proclama que repetía Salvador, cabo de maniobras en el puerto de Ferrol, cuando desde el barco, en la noche, le preguntaban "¿quién va?". Lo de envasar en lata fue, sin embargo, un empeño del hijo cuando montó la fábrica, porque así (aunque en formato cuadrado y retornable) las transportaba de joven a los bares para que no se rompieran con el traqueteo de la moto.

https://elpais.com/economia/2020/02/26/actualidad/1582747058_120007.html