El hambre aguda tiene sus fases. A partir de la tercera de cinco, la situación es grave: desde gente que no tiene acceso a alimentos, sufre desnutrición y tienen que deshacerse de sus medios de vida para comer, hasta la muerte por inanición. 135 millones de personas experimentaron esta inseguridad alimentaria extrema en 55 países en 2019, según un informe publicado este martes por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, elaborado junto con la FAO y Unicef, entre otros organismos internacionales. Y eso era antes de la pandemia, que amenaza con empeorar aún más su existencia, pero también la de los otros 183 millones de personas que estaban al borde del hambre aguda en 2019, advierten los autores. El PMA estima que la covid-19 podría casi duplicar la cifra, hasta 265 millones de bocas en la zona roja de la escasez, en 2020.
Los conflictos son los mayores causantes: 77 millones de personas pasan hambre por su culpa en 22 países. El cambio climático y las crisis económicas son los otros dos grandes motivos por los que 34 y 24 millones de personas respectivamente y de forma abrupta no tienen qué llevarse a la boca. "Aunque en la mayoría de los casos no hay una sola razón, generalmente es una combinación de todos estos choques juntos", matiza Arif Husain, economista jefe y director de investigación del PMA. En su opinión, no se conseguirá el objetivo de reducir el hambre a cero hasta que se resuelvan políticamente los conflictos. "Solo entonces podremos ver un mundo donde haya un verdadero progreso y la gente prospere", anota por teléfono.
Yemen, República Democrática del Congo y Afganistán son los países con mayor cantidad de población necesitada de ayuda para sobrevivir. El 32% de los hambrientos agudos del mundo (48,2 millones) viven allí. En cuarto lugar aparece Venezuela, del que no se tenía datos en ediciones anteriores de este estudio, con 9,3 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda. Por regiones, África vuelve a llevarse la peor parte: 73 millones de los 135 de hambrientos agudos viven en este continente. En este continente está el país con mayor proporción de su población en situación extrema. Es Sudán del Sur, la tormenta perfecta de las crisis humanitarias, donde el 63% de la población está en serio riesgo.
Cuanto más se rasca, más hambre se encuentra. Si en 2016, primer año en el que se realizó este estudio, había 108 millones de personas en emergencia alimentaria en 48 países; en 2019, ascendían a 135 millones en 53. Además de la intensificación de los conflictos y la mayor frecuencia de eventos climáticos adversos debido al cambio climático, la ampliación de territorios analizados y la disponibilidad de nuevos datos explican en parte el incremento, indica el propio documento. Sin embargo, si se compara la información de grupos de países analizados en distintos momentos, se observa un empeoramiento de las cifras. Así, 40 que sumaban 95 millones de personas en crisis alimentaria (o peor) en la primera edición del informe, hoy albergan a 116 millones.
África vuelve a llevarse la peor parte: 73 millones de los 135 de hambrientos agudos viven en este continente
Esta medición es específica para conocer cuánta población vive en emergencias humanitarias y se quedan sin comida, dependen de ayuda por sobrevivir y, aún recibiéndola, su supervivencia está en riesgo. La FAO publica cada año otro dato: el del hambre crónica. Según su último informe, El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, 821,6 millones de personas están subalimentadas, o lo que es lo mismo, una de cada nueve sufre de inseguridad alimentaria y se acuesta sin haber comido las calorías mínimas para su actividad diaria.
El efecto coronavirus
La del documento presentado este martes es la fotografía, ya obsoleta, del drama del hambre extremo en las guerras, en donde la violencia impera aun cuando no hay un conflicto declarado, en los lugares en los que la sequía no da tregua o allí donde cualquier turbulencia económica hace caer en la más extrema de las pobrezas a quienes ya eran pobres de solemnidad. Y entonces, llegó la pandemia. "La situación se agravará con el impacto del coronavirus porque afecta a la disponibilidad de alimentos, por ejemplo, si los campesinos tienen que estar confinados", apunta Francisco Rey, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH).
Según las estimaciones del PMA al respecto, que no están recogidas en el informe, pero sí tienen sobre su mesa de trabajo, 265 millones de personas podrían sufrir inseguridad alimentaria extrema, perder sus medios de vida y necesitar ayuda urgente durante 2020. Son casi el doble que los casos reportados este año. Por eso, es fundamental que se prevenga que quienes no están tan mal ahora no caigan en una peor situación y que quienes ya están en la zona roja del hambre no vayan a peor, subraya Husain. Para muchos, hundirse más es perecer.
"La temporada de gripe, el invierno, va a llegar ahora al hemisferio sur, a África y América Latina. Allí, hay países con enormes cantidades de personas pobres y que no tienen una buena alimentación; y cuando no estás bien nutrido, tu sistema inmune es más débil", anota el economista jefe del PMA. "Y sus sistemas de salud son muy, muy precarios. Estamos hablando de países de 12 millones de personas con cuatro ventiladores o menos de 50 camas de UCI. Esta es la realidad de este mundo. Así que estamos realmente preocupados por esos lugares. Si no estamos preparados, ¿qué pasará allí?", añade sobre el posible avance de la pandemia por estas regiones donde, hasta la fecha, se registran menos casos que en el norte.
265 millones de personas podrían sufrir inseguridad alimentaria extrema, perder sus medios de vida y necesitar ayuda urgente durante 2020 debido a la pandemia, según el PMA
"Aproximadamente 30 millones de personas ya están en la situación límite de emergencia, en las fases cuatro y cinco del índice de inseguridad alimentaria. Están atrapadas en zonas de guerra. Hablo del noreste de Nigeria, Yemen, Siria, Burkina Faso... Si por alguna razón, los trabajadores humanitarios del Programa Mundial de Alimentos no pueden llegar a ellas, porque no tenemos suficientes fondos o la cadena de suministro no funciona, serán quienes paguen el precio porque ya están en una posición tan débil que no pueden ir a ninguna parte", explica el experto. "Morirán de hambre", lanza sin tiritas.
En este sentido, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, no solo ha reclamado fondos —1.900 millones de euros— a los donantes para hacer frente a la pandemia en las naciones más pobres, sino que hizo un llamamiento, a finales de marzo, a un alto el fuego "inmediato y global" con el objetivo de “crear corredores humanitarios, abrir las ventanas de la diplomacia y llevar esperanza a algunos de los lugares más vulnerables ante la covid-19”. Y enfatizó: "Al virus no le importa la nacionalidad o la etnia, la facción o la fe. Ataca a todos, de forma indiscriminada”. Parece que a algunos les ha llegado su mensaje o, al menos, su preocupación. "Hay en países donde han relajado las hostilidades", asegura Rey. Pero su experiencia le dice que este efecto positivo de la pandemia no durará mucho. "Lo normal es que los conflictos vuelvan a sus dinámicas".
La prioridad número dos, continúa Husain, debe ser asistir a las personas "antes de que tengan que vender sus activos productivos, es decir, las herramientas de su negocio, aquellas que usan en tiempos normales para ganar dinero", detalla. Cuando eso ocurre, cuando la ayuda no llega o lo hace tarde, a los pobres les lleva años recuperarlas y volver a la corriente económica, prosigue.
Lo tercero, "realmente importante", enfatiza el director económico del PMA, es que no se rompan las cadenas de suministros de alimentos. "Lo fundamental no es la producción, sino la disponibilidad acceso", agrega Rey, del IECAH. "Esta es realmente una situación sin precedentes. Nunca hemos estado aquí antes. Sí, ha habido crisis mundiales antes, pero las cadenas de suministro siempre funcionaron. Esta es la primera vez que las cadenas de suministro están bajo tal amenaza", subraya Husain. Hace falta trabajar coordinadamente y que no cunda el pánico.
Al otro lado del teléfono, Husain excusa su aparente pesimismo. Después de seis semanas confinado, así puede ser entendido su discurso, dice. Pero las proyecciones son poco halagüeñas. Por eso, el experto tiene un último pedido a la comunidad internacional. "No pongan prohibiciones a la exportación, ni subsidios a las importaciones. ¿Por qué? Porque casi siempre son contraproducentes. Y, francamente, matar de hambre a tu vecino nunca es una buena política".
https://elpais.com/elpais/2020/04/20/planeta_futuro/1587398709_025166.html
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jueves, 23 de abril de 2020
135 millones de personas sufrían hambre aguda antes ya del coronavirus. Los conflictos, el cambio climático y las turbulencias económicas provocaron en 2019 un incremento de la población en situación de inseguridad alimentaria extrema y necesitada de ayuda para sobrevivir. En 2020, podrían ser el doble a causa de la pandemia
martes, 16 de octubre de 2018
16 de octubre, Día mundial de la alimentación. El pasado implacablemente nos acusa.
Puedes tomar una bebida aquí por solo una moneda.
Por dos, un vino mejor
y por cuatro monedas,
y por cuatro monedas,
uno de Falerno.
Grafito Pompeyano año 79 dne. en un establecimiento comercial.
Los estudios contemporáneos en materia de hambre en el mundo son desoladores; el hambre en el planeta parece estar creciendo una vez más , aquejando no menos de un 11% de la población. Las personas subalimentadas por su parte, ya son 815 millones a nivel mundial. De una parte guerras en regiones de conflicto u otras de baja intensidad, crisis económicas, desastres naturales, etc., han empeorado situaciones ya de por sí graves en la materia. En otras palabras, la disponibilidad de alimentos es dramáticamente empequeñecida cuando se dejan de producir, disminuyen sus importaciones o es deficiente la distribución, frecuentemente por razones que guardan relación con el modelo económico imperante; se genera una absurda imposibilidad del acceso a aquellos.
Visualizando todas estas afirmaciones, tenemos que el hambre o la subalimentación ocasionan el retraso del crecimiento de los niños menores de cinco años, poniendo en riesgo su capacidad cognitiva hacia el futuro, por consiguiente un menor rendimiento en la escuela, en el trabajo y hasta propiciando muerte por infecciones o dolencias crónicas. La desnutrición infantíl es sorprendentemente un fenómeno que existe y persiste en este tecnologizado siglo XXI de la era cristiana, con consecuencias irreversibles en los afectados..
Paradójicamente, otro fenómeno revelador del nivel grotesco del sistema de relaciones sociales imperante, es el de unos 600 millones de personas obesas en el mundo, un 13% de la población adulta planetaria ( en América del Norte, Europa y Oceanía un 28%, en comparación con el 7% en Asia, el 11% en África, América Latina y el Caribe, aproximadamente una cuarta parte de la población ). Sobra decir las enfermedades que ocasiona la gordura, un fenómeno en estas dimensiones, bastante moderno y así mismo relacionado con hábitos consumistas causantes de mala alimentación, en base a productos dañinos evidentemente inducidos como moda por el consumismo irrefrenable y existencias culturales envilecidas.
En el caso del imperio dominante en el presente siglo, Estados Unidos de América, el país más opulento del mundo, hay estadisticas supremamente dicientes sobre estos temas. La mortalidad infantil es muy alta (ocupa el puesto 44 a nivel mundial detrás de países como Cuba, Bosnia o Croacia); respecto a la alimentación, cerca del 10% de los hogares con niños tuvieron dificultades económicas para alimentrse adecuadamente en 2014 (en el caso de los latinos es el 25% aprox.). El Departamento de Agricultura de EE.UU. habla de un 14% de hogares con problemas para comprar comida. Además, han aumentado las restricciones al acceso a programas estadales para proveer alimentos gratuitamente a personas necesitadas. El Relator Especial sobre la Pobreza Extrema y Derechos Humanos de las Naciones Unidas, recalcó insólitamente y de manera directa, que en Estados Unidos un sorpredentemente alto número de niños vive probremente. La respuesta al respecto no se hizo esperar: el gobierno de Washington se retiró del Consejo de los Derechos Humanos de la Naciones Unidas. ¡Soberbia solución¡
Revelaciones del pasado imperial 2000 años atrás. A inicios de la segunda década del presente siglo vieron la luz unos hallazgos de las ruinas de un suburbio de Pompeya, la ciudad sepultada por la erupción del volcán Vesubio del año 79 de nuestra era. Nuevos restos de esqueletos fueron examinados y con la tecnología forence contemporánea se logró establecer aún con mayor certeza cómo vivían cotidianamente los seres humanos en el imperio más poderoso de la antiguedad en occidente: Roma.
La muestra representativa fue de unos 54 restos de habitantes de Oplontis, vecindario Pompeyano, los cuales intentaron refugiarse de la catástrofe, falleciendo. Dos mil años después los residuos de metales vertidos en las osamentas dentificaron con claridad las clases sociales; quienes tenían joyas o dinero y quienes no tenían nada. Quedaron establecidos claramente acuadalados y desposeídos, los patricios y los esclavos.
Dichos restos examinados con las practicas forences contemporaneas arrojan resultados perturbadores; no hay muestras de desnutrición, eran sanos tanto los unos como los otros. A su vez, excavaciones en Herculano, cerca de Pompeya y Oplontis, permiten también examinar los detritus humanos de las cloacas sepultados por la ceniza volcanica de aquel año 79 dne, demostrando una base de nutrientes alimenticios similar a lo que llamaríamos hoy una dieta diversa, balanceada. En otras palabras, en el Imperio Romano (dentro de lo estudiado) ricos (con todo y sus exuberantes festines) y pobres, comían similares dietas alimenticias y por tando poseían equiparables niveles de salud (como revela el epígrafe de este texto, en una proporción de capacidad económica de 4 a 1). ¡Vaya¡
Continuado con el análisis del hallazgo en Oplontis, dos hosamentas dejaron ver en el examen forence, una afección de salud de un par de niños entre quienes eran desposeídos (sin metales), los cuales sufrían una dolorosa e incapacitante enfermedad, la cual necesariamente implicó la prodigación de esmerados cuidados de parte de sus familiares por aquel entonces, los cuales sosprendentemente podían ofrecerles tal protección ante su minusvalía, aún a pesar de su condición subalterna.
Adicionalmente, del lado de los marcados en sus restos por joyas, los ricos, al estudiar uno de los cráneos fue posible establecer su procedencia; era un africano subsahariano. Si, hace 20 siglos algunos africanos del centro de África se asentaban en Europa y no necesariamente como esclavos, disfrutando del nivel de prosperidad económica que el imperio ofrecía a sus acaudalados. Nuevamente ¡Vaya¡
Roma antigua, una vez más nos deja impresionados por un sistema de estratificación social rígido, empero, paradójicamente, que permitía a los desposeídos vivir en condiciones básicas que al presente serían bastante aceptables; una filosofía de praxis le sustentaba: ´los pobres son muy prácticos ya que luchan por sobre vivir¨, desde ¨esta perspectiva de los pobres es perfectamente aceptable trabajar hasta que se cubran las necesidades básicas y luego parar¨. La mayor parte de la gente allí no tenía empleo regular ni lo que llamaríamos actualmente, salario. Pero, no se morían de hambre, ni se les dejaban de ofrecer algún tipo de cuidados en caso de calamidad crónica, si tenemos en cuenta estos hallazgos.
Finalmente, por fuentes históricas y literarias sabemos que el Estado romano imperial ofrecía gratuitamente a sus habitantes, con fines inocultablemente políticos, además del muy conocido pan y circo, aceite de oliva y en ciertos momentos hasta carne de cerdo. También erigió en determinados periodos instituciones dedicadas a la manutención y sostenimiento sin retribución alguna de la población, como los Alimenta y para las mujeres jóvenes las Puellae.
Conclusión, estamos lejos de establecer que el Imperio Romano era un aparato de bienestar social, su fin era la conquista y la tributación de los pueblos vencidos por la fuerza de las armas. No obstante, los principios de despojo y subyugación de aquellos tiempos, de alguna forma impregnados de estoicismo griego, no desvirtuaban en sus aspectos prácticos, en ningún caso, el carácter humano de mujeres y hombres., aún a pesar de la execrable institución de la esclavitud imperante.
Estos hechos sacados a la luz por la ciencia, al relacionarse con el estado de cosas actual en occidente, influenciado en sobre manera por el american way of life, de los EE.UU. potencia imperial todo poderosa del presente, nos dejan la sensación de que algo ha ocurrido en Occidente que ha facilitado la deshumanización de inmensas masas de seres humanos, inhibiendo la expansión de conocimientos y usos que permiten una adecuada existencia biológica y social para los habitantes del planeta.
Por estos días, hay hambre, desnutrición producto directo del sistema económico impuesto (incluso en la primera potencia mundial), tendencia creciente hacia desatención institucionalizada en salud (por no ser sustentable de acuerdo al capitalismo actual), racismo latente (impensable en las sociedades de la antigüedad), etc.
En el siglo XVIII el Iluminismo entendió el conocimiento como un medio para construir un mundo mejor y en muchos sentidos por ello miró a la antigüedad; ¿qué sucedió entre el Iluminismo y la actual era del voraz capitalismo financiero el cual hace ver como subhumanos al 90% de nuestra especie?
El examen científico del mundo antiguo va permitiendo detectar al actual nivel de civilización como una inhumana, ostentosa e hipertrofiada feria de grotescas tecnologías sin sentido, indiferentes al dolor y con acentuado caracter exicial. Sin duda, en lo verdaderamente fundamental, hemos sensiblemente retrocedido.
Lecturas
Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO ¿Cuánto nos falta por alcanzar el #hambre cero? El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo 2017. Fomentando la Resilencia en Aras de la Paz y la Seguridad Alimentaria. http://www.fao.org/state-of-food-security-nutrition/es/
Angel Bermudez. 6 indicadores en los que Estados Unidos está al nivel de los países subdesarrollados . BBC Mundo. 20 de noviembre de 2017. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-42006658
Redacción. Por qué cada vez más gente pasa hambre en Estados Unidos. BBC Mundo. 1 de agosto de 2016. https://www.bbc.com/mundo/noticias-36910294
Robert C. Knapp. Los Olvidados de Roma. Prostitutas, forajidos, esclavos, gladiadores y gente corriente. Editorial Planeta S.A. Barcelona 2011.
Mary Bread. Forence en Pompeya. Documental. Pompeii: Life & Death in a Roman Town. https://www.youtube.com/watch?v=Ld8ZsN0lxX0
En los EE.UU. de la Desigualdad. La (in) Seguridad Nacional. Rajan Menon. TomDispach. Versión Rebelión.org http://www.rebelion.org/noticia.php?id=244702
Cármen del Vando Blanco. Roma. Los nutrientes del Imperio romano. Elaboración, distribución y consumo de alimentos. EXPOSICIÓN/ ANTIGUA ROMA. http://www.elmundo.es/la-aventura-de-la-historia/2015/07/14/55a4e59e268e3ec4048b457b.html
Mijail Ivanovich Rostovtzeff. Historia Social y Económica del Imperio Romano. Vol II. Espasa-Calpe. Madrid 1962.
martes, 22 de marzo de 2016
Guerra al filantrocapitalismo. David Rieff pasa revista crítica a los organismos internacionales, fundaciones y ONG que aspiran a acabar con el hambre en el mundo en un ensayo de argumentos fascinantes.
Pero no vemos ni oímos a los que sufren, y lo terrible de la vida pasa en algún lugar, entre bambalinas. Todo está en silencio, tranquilo, y solo protesta la muda estadística: tantos se volvieron locos, tantos baldes bebidos, tantos niños murieron de inanición… Y este orden, evidentemente, es necesario; evidentemente, el feliz se siente bien, solo porque los infelices llevan su carga callados, y sin ese callar, la felicidad sería imposible. Es una hipnosis general. Es necesario que en la puerta de cada hombre satisfecho, feliz, esté parado alguien con un martillo, y le recuerde con un martillazo de modo constante, que hay hombres infelices, que, por muy feliz que él sea, la vida tarde o temprano le enseñará sus garras, llegará la desgracia, la enfermedad, la pobreza, la pérdida, y nadie lo verá ni lo oirá a él, como él no ve ni oye ahora a los otros.
ANTON CHÉJOV, «Las grosellas».
Las naciones pobres están hambrientas y las naciones ricas son orgullosas, y el orgullo y el hambre estarán en discordia siempre.
JONATHAN SWIFT, «Los viajes de Gulliver».
A nuestros pies se extiende una gran riqueza; no obstante, su generosa distribución languidece a la vista de cómo se administra. Primordialmente, esto se debe a que quienes gestionan el intercambio de los bienes de la humanidad han fracasado a causa de su obstinación e incompetencia, han admitido dicho fracaso y renunciaron.
Las prácticas de los cambistas poco escrupulosos comparecen en el banquillo de los acusados ante el tribunal de la opinión pública, repudiados por los corazones y por las mentes de los hombres…
Los cambistas han abandonado sus tronos en el templo de nuestra civilización. Ahora debemos devolver a ese templo sus antiguos valores. La magnitud de la recuperación depende de la medida en que apliquemos valores sociales más nobles que el mero beneficio económico.
FRANKLIN DELANO ROOSEVELT, «Discurso de investidura», 1933.
Si es de los que creen que el progreso tecnológico y la filantropía van camino de acabar con el hambre en el mundo, David Rieff tiene malas noticias para usted. Su nuevo ensayo, El oprobio del hambre, es un repaso crítico y minucioso a los organismos internacionales, fundaciones y ONG que aspiran a acabar con el hambre en el mundo y que, pese a sus buenas intenciones, logran, a juicio del autor, resultados decepcionantes.
Rieff reconoce que se han producido ciertos avances en la erradicación del hambre en la última década, pero también advierte de que la población no deja de crecer, de que el planeta se calienta a marchas forzadas provocando sequías y arrasando cosechas y de que la desigualdad avanza sin freno. ¿Cómo vamos a alimentar a los 9.000 millones de personas que habitarán el planeta a mediados de siglo?, se pregunta con angustia neomalthusiana.
Seis años ha dedicado el autor de A punta de pistola o Contra la memoria a escribir esta valiente e inteligente disección de las políticas de desarrollo, en la que dispara sin miramientos y con la que probablemente no hará muchos amigos en el mundillo humanitario. El blanco de sus demoledoras críticas son inversores que especulan con materias primas, el Banco Mundial, las ONG, la ayuda oficial al desarrollo de los países ricos y, sobre todo, los filantrocapitalistas. De ellos dice que “juegan a ser dios” y que no rinden cuentas más que a sí mismos. De Bill Gates llega incluso a escribir que es tan totalitario como Fidel Castro.
A “las élites del desarrollo” les acusa sobre todo de predicar un optimismo casi mesiánico, de no decir la verdad a sabiendas cuando anuncian con estruendo que asistimos al principio del fin del hambre en el mundo. De ellos dice también que se mueven en un magma en el que los intereses comerciales y los fines altruistas no acaban de estar bien delimitados. “¿Es una exageración aseverar que a principios del siglo XXI a veces puede parecer que cuatro categorías de personas (…) tienen derecho a comportarse como les plazca: los niños, los psicópatas, las víctimas y los filántropos?”, escribe.
El problema de fondo es lo que Rieff llama la “antipolítica tecnocrática”, que asegura que inspira los programas de ayuda al desarrollo. Es decir, la creencia de que una buena dosis de innovación promovida por el sector privado lo arreglará todo. Para demostrar que se trata de una creencia errónea, Rieff cita como ejemplo la revolución verde y la eclosión transgénica que se suponía que iban a llenar los estómagos de los hambrientos y no lo hicieron. Rieff parece alinearse más bien con los activistas que defienden que las hambrunas son sobre todo un problema de acceso y no tanto de producción, y rescata en el libro una poderosa cita de Mahatma Gandhi: “En la tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no para satisfacer su codicia”.
El tema y los argumentos de Rieff son fascinantes, el problema es que el autor dedica demasiadas páginas a explicar qué se está haciendo mal y tal vez demasiado pocas en exponer cómo se podría hacer mejor. Solo al final del libro, Rieff apunta a recetas como el fortalecimiento del Estado y la democracia en un mundo en el que “nuestra política se ha corrompido con el dinero y la publicidad”. Puede que sea esa la vía adecuada, pero resulta una respuesta excesivamente vaga y escasa tras más de 400 páginas dedicadas a desmontar los logros de las organizaciones humanitarias.
Lee el comienzo de 'El oprobio del hambre'.
Leer más:
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/03/16/babelia/1458150314_544272.html?rel=lom
ANTON CHÉJOV, «Las grosellas».
Las naciones pobres están hambrientas y las naciones ricas son orgullosas, y el orgullo y el hambre estarán en discordia siempre.
JONATHAN SWIFT, «Los viajes de Gulliver».
A nuestros pies se extiende una gran riqueza; no obstante, su generosa distribución languidece a la vista de cómo se administra. Primordialmente, esto se debe a que quienes gestionan el intercambio de los bienes de la humanidad han fracasado a causa de su obstinación e incompetencia, han admitido dicho fracaso y renunciaron.
Las prácticas de los cambistas poco escrupulosos comparecen en el banquillo de los acusados ante el tribunal de la opinión pública, repudiados por los corazones y por las mentes de los hombres…
Los cambistas han abandonado sus tronos en el templo de nuestra civilización. Ahora debemos devolver a ese templo sus antiguos valores. La magnitud de la recuperación depende de la medida en que apliquemos valores sociales más nobles que el mero beneficio económico.
FRANKLIN DELANO ROOSEVELT, «Discurso de investidura», 1933.
Si es de los que creen que el progreso tecnológico y la filantropía van camino de acabar con el hambre en el mundo, David Rieff tiene malas noticias para usted. Su nuevo ensayo, El oprobio del hambre, es un repaso crítico y minucioso a los organismos internacionales, fundaciones y ONG que aspiran a acabar con el hambre en el mundo y que, pese a sus buenas intenciones, logran, a juicio del autor, resultados decepcionantes.
Rieff reconoce que se han producido ciertos avances en la erradicación del hambre en la última década, pero también advierte de que la población no deja de crecer, de que el planeta se calienta a marchas forzadas provocando sequías y arrasando cosechas y de que la desigualdad avanza sin freno. ¿Cómo vamos a alimentar a los 9.000 millones de personas que habitarán el planeta a mediados de siglo?, se pregunta con angustia neomalthusiana.
Seis años ha dedicado el autor de A punta de pistola o Contra la memoria a escribir esta valiente e inteligente disección de las políticas de desarrollo, en la que dispara sin miramientos y con la que probablemente no hará muchos amigos en el mundillo humanitario. El blanco de sus demoledoras críticas son inversores que especulan con materias primas, el Banco Mundial, las ONG, la ayuda oficial al desarrollo de los países ricos y, sobre todo, los filantrocapitalistas. De ellos dice que “juegan a ser dios” y que no rinden cuentas más que a sí mismos. De Bill Gates llega incluso a escribir que es tan totalitario como Fidel Castro.
A “las élites del desarrollo” les acusa sobre todo de predicar un optimismo casi mesiánico, de no decir la verdad a sabiendas cuando anuncian con estruendo que asistimos al principio del fin del hambre en el mundo. De ellos dice también que se mueven en un magma en el que los intereses comerciales y los fines altruistas no acaban de estar bien delimitados. “¿Es una exageración aseverar que a principios del siglo XXI a veces puede parecer que cuatro categorías de personas (…) tienen derecho a comportarse como les plazca: los niños, los psicópatas, las víctimas y los filántropos?”, escribe.
El problema de fondo es lo que Rieff llama la “antipolítica tecnocrática”, que asegura que inspira los programas de ayuda al desarrollo. Es decir, la creencia de que una buena dosis de innovación promovida por el sector privado lo arreglará todo. Para demostrar que se trata de una creencia errónea, Rieff cita como ejemplo la revolución verde y la eclosión transgénica que se suponía que iban a llenar los estómagos de los hambrientos y no lo hicieron. Rieff parece alinearse más bien con los activistas que defienden que las hambrunas son sobre todo un problema de acceso y no tanto de producción, y rescata en el libro una poderosa cita de Mahatma Gandhi: “En la tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no para satisfacer su codicia”.
El tema y los argumentos de Rieff son fascinantes, el problema es que el autor dedica demasiadas páginas a explicar qué se está haciendo mal y tal vez demasiado pocas en exponer cómo se podría hacer mejor. Solo al final del libro, Rieff apunta a recetas como el fortalecimiento del Estado y la democracia en un mundo en el que “nuestra política se ha corrompido con el dinero y la publicidad”. Puede que sea esa la vía adecuada, pero resulta una respuesta excesivamente vaga y escasa tras más de 400 páginas dedicadas a desmontar los logros de las organizaciones humanitarias.
Lee el comienzo de 'El oprobio del hambre'.
Leer más:
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/03/16/babelia/1458150314_544272.html?rel=lom
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domingo, 4 de octubre de 2015
Quince años y para siempre
José Graziano da Silva
IPS
Los próximos 15 años serán decisivos para el futuro de nuestro planeta. Durante este período, nos enfrentaremos a algunos de los mayores desafíos del siglo XXI, en medio de una transición continua y profunda en la economía global. Somos la primera generación que puede acabar con el hambre y hacer que la seguridad alimentaria y nutricional sea verdaderamente universal. Y tal vez también somos la última generación en condiciones de evitar daños irreversibles provocados por el cambio climático.
IPS
Los próximos 15 años serán decisivos para el futuro de nuestro planeta. Durante este período, nos enfrentaremos a algunos de los mayores desafíos del siglo XXI, en medio de una transición continua y profunda en la economía global. Somos la primera generación que puede acabar con el hambre y hacer que la seguridad alimentaria y nutricional sea verdaderamente universal. Y tal vez también somos la última generación en condiciones de evitar daños irreversibles provocados por el cambio climático.
La superación del hambre y la pobreza extrema son los retos más importantes. Hoy en día casi 800 millones de personas no tienen suficiente alimento para comer a pesar de que se produce suficiente comida en el mundo para alimentar a todos. Es evidente que necesitamos soluciones urgentes para superar los cuellos de botella estructurales que impiden que los que padecen hambre tengan acceso a los alimentos.
En otras palabras, la inclusión social debe convertirse en la columna vertebral del desarrollo. Sin embargo, no vamos a lograr ni la inclusión social ni el desarrollo, a menos que nuestras decisiones estén guiadas por la sostenibilidad.
Somos la primera generación que puede acabar con el hambre y hacer que la seguridad alimentaria y nutricional sea verdaderamente universal. Y tal vez también somos la última generación en condiciones de evitar daños irreversibles provocados por el cambio climático.
El marco político necesario para avanzar en la dirección correcta requiere un grado sin precedentes de compromiso político.
Entre el 25 y el 27 de septiembre, en una cumbre en Nueva York, se dio un importante paso en este sentido, cuando la comunidad internacional respaldó los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, con una agenda ambiciosa para cambiar el mundo para mejor en los próximos 15 años.
Este nuevo pacto global para el futuro incluye crucialmente acabar con la pobreza y el hambre para el año 2030, la mitigación y adaptación al cambio climático y la búsqueda de formas más sostenibles de hacer que la oferta satisfaga a la demanda.
Las decisiones que tomamos como consumidores se han vuelto tan importantes para el futuro como los que tomamos como productores.
Además de los cerca de 800 millones de personas que sufren desnutrición crónica, la malnutrición es también un problema importante con unos dos mil millones de personas que sufren de deficiencias de micronutrientes y 500 millones de personas que sufren de obesidad, esta última una enfermedad que va en aumento en muchos países de ingresos medios y altos.
El mundo que se prevé a través de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible no es una quimera inalcanzable. No es una utopía; podemos hacerlo realidad.
La solución está en el problema. A medida que la riqueza sigue ganando distancia a la justicia, la supervivencia depende más y más del imperativo de la cooperación.
O construimos un futuro para todos, o no habrá futuro aceptable para nadie. Cualquier duda al respecto palidece ante el éxodo que estamos presenciando, donde los refugiados arriesgan sus vidas en un intento desesperado por encontrar una vida mejor en otro lugar.
Más de 70 por ciento de la inseguridad alimentaria en el mundo se concentra en las zonas rurales de los países pobres y en desarrollo.
Una de las soluciones es reconocer y apoyar el papel que la agricultura familiar a pequeña escala puede desempeñar para lograr hambre cero de una manera sostenible.
Para lograr esto, necesitamos políticas públicas que desarrollen las capacidades de las personas, apoyar la producción, facilitar el acceso al crédito financiero, la tecnología y otros servicios y promover la cooperación internacional.
Para erradicar el hambre y la pobreza debemos empezar por ir más allá de hacer frente a situaciones de emergencia cuando se producen y en su lugar dirigir nuestros esfuerzos a hacer frente a las condiciones que las causan.
El costo del fracaso está claro. Si prevalece enfoque de negocio como el que ha habido hasta ahora, en 2030 todavía tendremos 650 millones de personas que padecerán hambre.
Hemos estimado que para acabar con el hambre para el año 2030 se requieren una combinación de inversiones en protección social y agricultura y desarrollo rural de unos 267.000 millones de dólares. Esto significa alrededor de 160 dólares al año para cada persona que sufre hambre.
Esto es más o menos el precio de un teléfono celular. Se trata de una cantidad relativamente pequeña a pagar con el fin de liberar al mundo del flagelo del hambre y de hacerlo durante nuestras vidas.
José Graziano da Silva, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2015/09/quince-anos-y-para-siempre/
En otras palabras, la inclusión social debe convertirse en la columna vertebral del desarrollo. Sin embargo, no vamos a lograr ni la inclusión social ni el desarrollo, a menos que nuestras decisiones estén guiadas por la sostenibilidad.
Somos la primera generación que puede acabar con el hambre y hacer que la seguridad alimentaria y nutricional sea verdaderamente universal. Y tal vez también somos la última generación en condiciones de evitar daños irreversibles provocados por el cambio climático.
El marco político necesario para avanzar en la dirección correcta requiere un grado sin precedentes de compromiso político.
Entre el 25 y el 27 de septiembre, en una cumbre en Nueva York, se dio un importante paso en este sentido, cuando la comunidad internacional respaldó los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, con una agenda ambiciosa para cambiar el mundo para mejor en los próximos 15 años.
Este nuevo pacto global para el futuro incluye crucialmente acabar con la pobreza y el hambre para el año 2030, la mitigación y adaptación al cambio climático y la búsqueda de formas más sostenibles de hacer que la oferta satisfaga a la demanda.
Las decisiones que tomamos como consumidores se han vuelto tan importantes para el futuro como los que tomamos como productores.
Además de los cerca de 800 millones de personas que sufren desnutrición crónica, la malnutrición es también un problema importante con unos dos mil millones de personas que sufren de deficiencias de micronutrientes y 500 millones de personas que sufren de obesidad, esta última una enfermedad que va en aumento en muchos países de ingresos medios y altos.
El mundo que se prevé a través de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible no es una quimera inalcanzable. No es una utopía; podemos hacerlo realidad.
La solución está en el problema. A medida que la riqueza sigue ganando distancia a la justicia, la supervivencia depende más y más del imperativo de la cooperación.
O construimos un futuro para todos, o no habrá futuro aceptable para nadie. Cualquier duda al respecto palidece ante el éxodo que estamos presenciando, donde los refugiados arriesgan sus vidas en un intento desesperado por encontrar una vida mejor en otro lugar.
Más de 70 por ciento de la inseguridad alimentaria en el mundo se concentra en las zonas rurales de los países pobres y en desarrollo.
Una de las soluciones es reconocer y apoyar el papel que la agricultura familiar a pequeña escala puede desempeñar para lograr hambre cero de una manera sostenible.
Para lograr esto, necesitamos políticas públicas que desarrollen las capacidades de las personas, apoyar la producción, facilitar el acceso al crédito financiero, la tecnología y otros servicios y promover la cooperación internacional.
Para erradicar el hambre y la pobreza debemos empezar por ir más allá de hacer frente a situaciones de emergencia cuando se producen y en su lugar dirigir nuestros esfuerzos a hacer frente a las condiciones que las causan.
El costo del fracaso está claro. Si prevalece enfoque de negocio como el que ha habido hasta ahora, en 2030 todavía tendremos 650 millones de personas que padecerán hambre.
Hemos estimado que para acabar con el hambre para el año 2030 se requieren una combinación de inversiones en protección social y agricultura y desarrollo rural de unos 267.000 millones de dólares. Esto significa alrededor de 160 dólares al año para cada persona que sufre hambre.
Esto es más o menos el precio de un teléfono celular. Se trata de una cantidad relativamente pequeña a pagar con el fin de liberar al mundo del flagelo del hambre y de hacerlo durante nuestras vidas.
José Graziano da Silva, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2015/09/quince-anos-y-para-siempre/
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domingo, 14 de junio de 2015
Avances significativos en la lucha contra el hambre en el mundo. Naciones Unidas anuncia cifras “esperanzadoras”, sin embargo todavía hay 800 millones de subalimentados.
Sergio Ferrari
El número de personas víctimas del hambre en el mundo cayó por debajo de la línea de los 800 millones, anunciaron esta última semana de mayo tres instituciones de las Naciones Unidas. El informe El Estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, 2015, registra 795 millones de seres humanos que padecen hambre, es decir 216 millones menos que en el período 1990-1992. El documento ha sido elaborado por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura); por el Programa Alimentario Mundial (PAM) y por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), las tres instituciones del sistema onusiano especializadas en esta temática.
Progresos latinoamericanos
América Latina y el Caribe, según el documento que acaba de ser divulgado, avanzó significativamente en el combate contra la malnutrición al disminuir en el último cuarto de siglo a la mitad el porcentaje de personas sub alimentadas.
Los informantes destacan que esa región es la primera en el mundo que alcanza la meta relativa a la reducción del hambre establecida en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
A pesar de esta tendencia positiva, en febrero del año en curso el Programa Alimentario Mundial (PAM) había reconocido que 2 millones de habitantes de Centroamérica debían recibir ayuda alimentaria como consecuencia del impacto de una prolongada sequía que afectó la región. Guatemala y Honduras se vieron en ese momento obligadas a decretar un estado de emergencia en zonas rurales particularmente afectadas.
Ese cataclismo meteorológico implicó pérdidas de cosechas con la consiguiente reducción significativa de medios destinados a la salud y la educación por parte de las familias campesinas afectadas, muchas de las cuales debieron vender sus herramientas y animales y emigrar, incluso, de sus regiones originarias.
La situación planetaria
Según el documento de la ONU, en las regiones “en desarrollo”, la subalimentación – es decir el número de seres humanos privados de los alimentos indispensables para poder implementar una vida sana y activa- se redujo del 23.3% (cifra correspondiente al inicio de los años 90) a un 12.9%, en la actualidad.
Progreso particularmente positivo –según las Naciones Unidas - si se tiene en cuenta el marco mundial complejo que ha marcado las últimas décadas. En las cuales cataclismo ambientales extremos, inestabilidad política, e incluso conflictos internos y regionales han estado a la orden del día.
Si bien la tendencia global en la lucha contra el hambre ha sido positiva, 24 países africanos, es decir el doble que en los años 90, se confrontan en la actualidad a crisis alimentarias.
Una persona cada cinco vive actualmente en condiciones de crisis marcada por una “débil gobernabilidad” o bien una vulnerabilidad social aguda. Las tasas de hambre en los países víctimas de crisis prolongadas son tres veces más alto que las otras regiones, sostiene el Informe.
El estudio de la ONU comprueba que América Latina y el Caribe así como el este-y el sur-este asiático y algunos países africanos han realizado progresos rápidos en ese combate. Subrayando que dichos avances están íntimamente ligados a una real “voluntad política de convertir la lucha contra el hambre en un objetivo de desarrollo primordial”.
Mientras en América Latina y el Caribe los índices de personas que sufren de malnutrición cayó significativamente del 14.7% al 5.5%; en Asia la reducción ha sido más tibia (del 23.9 al 15.7%). En tanto el África subsahariana es la región que sigue padeciendo más de este flagelo que golpea a un 23 % de la población.
La FAO destaca los avances en Latinoamérica y el Caribe. Subrayando la importancia de los compromisos asumidos en la región a través de la iniciativa América latina y el Caribe sin Hambre, refrendada por todos los países en el 2005.
El número de personas víctimas del hambre en el mundo cayó por debajo de la línea de los 800 millones, anunciaron esta última semana de mayo tres instituciones de las Naciones Unidas. El informe El Estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, 2015, registra 795 millones de seres humanos que padecen hambre, es decir 216 millones menos que en el período 1990-1992. El documento ha sido elaborado por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura); por el Programa Alimentario Mundial (PAM) y por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), las tres instituciones del sistema onusiano especializadas en esta temática.
Progresos latinoamericanos
América Latina y el Caribe, según el documento que acaba de ser divulgado, avanzó significativamente en el combate contra la malnutrición al disminuir en el último cuarto de siglo a la mitad el porcentaje de personas sub alimentadas.
Los informantes destacan que esa región es la primera en el mundo que alcanza la meta relativa a la reducción del hambre establecida en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
A pesar de esta tendencia positiva, en febrero del año en curso el Programa Alimentario Mundial (PAM) había reconocido que 2 millones de habitantes de Centroamérica debían recibir ayuda alimentaria como consecuencia del impacto de una prolongada sequía que afectó la región. Guatemala y Honduras se vieron en ese momento obligadas a decretar un estado de emergencia en zonas rurales particularmente afectadas.
Ese cataclismo meteorológico implicó pérdidas de cosechas con la consiguiente reducción significativa de medios destinados a la salud y la educación por parte de las familias campesinas afectadas, muchas de las cuales debieron vender sus herramientas y animales y emigrar, incluso, de sus regiones originarias.
La situación planetaria
Según el documento de la ONU, en las regiones “en desarrollo”, la subalimentación – es decir el número de seres humanos privados de los alimentos indispensables para poder implementar una vida sana y activa- se redujo del 23.3% (cifra correspondiente al inicio de los años 90) a un 12.9%, en la actualidad.
Progreso particularmente positivo –según las Naciones Unidas - si se tiene en cuenta el marco mundial complejo que ha marcado las últimas décadas. En las cuales cataclismo ambientales extremos, inestabilidad política, e incluso conflictos internos y regionales han estado a la orden del día.
Si bien la tendencia global en la lucha contra el hambre ha sido positiva, 24 países africanos, es decir el doble que en los años 90, se confrontan en la actualidad a crisis alimentarias.
Una persona cada cinco vive actualmente en condiciones de crisis marcada por una “débil gobernabilidad” o bien una vulnerabilidad social aguda. Las tasas de hambre en los países víctimas de crisis prolongadas son tres veces más alto que las otras regiones, sostiene el Informe.
El estudio de la ONU comprueba que América Latina y el Caribe así como el este-y el sur-este asiático y algunos países africanos han realizado progresos rápidos en ese combate. Subrayando que dichos avances están íntimamente ligados a una real “voluntad política de convertir la lucha contra el hambre en un objetivo de desarrollo primordial”.
Mientras en América Latina y el Caribe los índices de personas que sufren de malnutrición cayó significativamente del 14.7% al 5.5%; en Asia la reducción ha sido más tibia (del 23.9 al 15.7%). En tanto el África subsahariana es la región que sigue padeciendo más de este flagelo que golpea a un 23 % de la población.
La FAO destaca los avances en Latinoamérica y el Caribe. Subrayando la importancia de los compromisos asumidos en la región a través de la iniciativa América latina y el Caribe sin Hambre, refrendada por todos los países en el 2005.
domingo, 25 de enero de 2015
El 1% más rico tendrá más que el resto de la población en 2016, según Oxfam España lidera la desigualdad europea: el 1% de la población concentra más riqueza que el 70% más pobre
Oxfam Intermón ha pedido a los partidos políticos de los países más desarrollados que sus programas electorales incorporen medidas para combatir la desigualdad, ya que aseguran que está lastrando la lucha contra el hambre, como preámbulo de la próxima reunión del Foro Económico Mundial que tendrá lugar en la ciudad suiza de Davos.
"Este último año hemos visto cómo líderes mundiales de la talla de Barack Obama o de Christine Lagarde han hablado sobre la necesidad de combatir la desigualdad extrema, pero aún estamos esperando a que muchos de ellos prediquen con el ejemplo", ha señalado la directora adjunta de Oxfam, Winnie Byanyima.
"Ha llegado el momento de que nuestros líderes se enfrenten a los intereses creados que impiden lograr un mundo más justo y próspero", ha asegurado Byanyima. Para esta organización internacional, la creciente desigualdad dentro de los países desarrollados está retrasando las ayudas para las regiones más pobres del mundo.
Como parte de su crítica al "vertiginoso incremento de la desigualdad", Oxfam ha publicado un estudio que estima que el 1% más rico de la población mundial tendrá más dinero que el 99% en 2016. Según esta ONG, una de cada nueve personas carece de alimentos suficientes para comer y más de 1.000 millones de personas viven con menos de 1,25 dólares al día.
Todos los años, se celebra el Foro Económico Mundial en la ciudad suiza de Davos para tratar los principales problemas económicos del mundo. En él participan grandes políticos y empresarios, miembros de distintas organicaciones no gubernamentales y también periodistas e intelectuales. La edición de 2015 tendrá lugar entre los días 21 y 24 de enero.
España, segundo por desigualdad en Europa
Intermón Oxfam ha asegurado que España es "el segundo país más desigual de Europa, tan solo por detrás de Letonia". También ha señalado que España cuenta con el sistema fiscal "menos efectivo" para reducir el problema.
"El 1% de la población española concentra más riqueza que el 70 más pobre", explica el comunicado español de Oxfam. También asegura que "las políticas actuales refuerzan esta concentración de riqueza en manos de unos pocos".
"Recientemente, todos los partidos políticos de la oposición se comprometieron públicamente con la iniciativa de Oxfam Intermón por unos Presupuestos Generales del Estado de la Equidad", ha recordado el director general de Oxfam Intermón, José María Vera. "Esperamos que este compromiso se plasme en sus programas electorales", ha pedido Vera.
"En el contexto actual, los ciudadanos no entenderían que los partidos políticos no pusieran el foco de sus programas económicos en medidas que permitan al Estado recaudar más de los que más tienen", ha asegurado Vera.
El director general de Oxfam Intermón ha pedido que los políticos empiecen a "redistribuir la riqueza en forma de inversión en servicios sociales básicos y políticas públicas que benefician a los más vulnerables".
http://economia.elpais.com/economia/2015/01/19/actualidad/1421657299_342986.html
Los que viven con un dolar al día.
El hambre escondida.
Doce avances que frenan la muerte.
"Este último año hemos visto cómo líderes mundiales de la talla de Barack Obama o de Christine Lagarde han hablado sobre la necesidad de combatir la desigualdad extrema, pero aún estamos esperando a que muchos de ellos prediquen con el ejemplo", ha señalado la directora adjunta de Oxfam, Winnie Byanyima.
"Ha llegado el momento de que nuestros líderes se enfrenten a los intereses creados que impiden lograr un mundo más justo y próspero", ha asegurado Byanyima. Para esta organización internacional, la creciente desigualdad dentro de los países desarrollados está retrasando las ayudas para las regiones más pobres del mundo.
Como parte de su crítica al "vertiginoso incremento de la desigualdad", Oxfam ha publicado un estudio que estima que el 1% más rico de la población mundial tendrá más dinero que el 99% en 2016. Según esta ONG, una de cada nueve personas carece de alimentos suficientes para comer y más de 1.000 millones de personas viven con menos de 1,25 dólares al día.
Todos los años, se celebra el Foro Económico Mundial en la ciudad suiza de Davos para tratar los principales problemas económicos del mundo. En él participan grandes políticos y empresarios, miembros de distintas organicaciones no gubernamentales y también periodistas e intelectuales. La edición de 2015 tendrá lugar entre los días 21 y 24 de enero.
España, segundo por desigualdad en Europa
Intermón Oxfam ha asegurado que España es "el segundo país más desigual de Europa, tan solo por detrás de Letonia". También ha señalado que España cuenta con el sistema fiscal "menos efectivo" para reducir el problema.
"El 1% de la población española concentra más riqueza que el 70 más pobre", explica el comunicado español de Oxfam. También asegura que "las políticas actuales refuerzan esta concentración de riqueza en manos de unos pocos".
"Recientemente, todos los partidos políticos de la oposición se comprometieron públicamente con la iniciativa de Oxfam Intermón por unos Presupuestos Generales del Estado de la Equidad", ha recordado el director general de Oxfam Intermón, José María Vera. "Esperamos que este compromiso se plasme en sus programas electorales", ha pedido Vera.
"En el contexto actual, los ciudadanos no entenderían que los partidos políticos no pusieran el foco de sus programas económicos en medidas que permitan al Estado recaudar más de los que más tienen", ha asegurado Vera.
El director general de Oxfam Intermón ha pedido que los políticos empiecen a "redistribuir la riqueza en forma de inversión en servicios sociales básicos y políticas públicas que benefician a los más vulnerables".
http://economia.elpais.com/economia/2015/01/19/actualidad/1421657299_342986.html
Los que viven con un dolar al día.
El hambre escondida.
Doce avances que frenan la muerte.
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viernes, 24 de octubre de 2014
Entrevista a Martín Caparrós, autor de 'El hambre', el nuevo libro del escritor argentino
"Los bancos son indispensables para que el capitalismo funcione; los hambrientos, no"
¿Se imagina cómo es una vida hecha de días y días sin saber qué va a comer mañana? ¿Una vida que consiste sobre todo en esa incertidumbre, en el esfuerzo de imaginar cómo paliarla, en no poder pensar en casi nada más porque todo pensamiento se tiñe de esa falta?
Así comienza El hambre, el nuevo libro del escritor argentino Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957) que llegará a España en febrero. India, Bangladesh, Níger, Sudán del Sur, Burkina Fasso, Kenia, Madagascar, Argentina y Estados Unidos son los lugares que el escritor ha elegido para relatar "la mayor vergüenza de nuestra civilización". Con motivo del día Mundial de la Alimentación, viajó a Madrid para hablar del hambre de una forma diferente, en una mesa redonda con varios expertos organizada por Oxfam Intermón y la Fundación Por Causa.
"El hambre no es como la muestran en televisión; ese chico con la tripa hinchada y las piernas delgadas en un lugar desconocido del mundo", explica Caparrós, de ojos claros como de gato. La gran mayoría de los 25.000 que, según el secretario general de la Naciones Unidas, Ban Ki-moon, mueren al día por causas relacionados con el hambre tienen poco que ver con las hambrunas que aparecen en los diarios. "No podrían: los colapsarían. En los diarios sale lo inhabitual, lo extraordinario", dice. "Los hambrientos son esos olvidados que se acostumbran a comer mal, a sobrevivir con menos de lo que necesitan: a desarrollar peor su cuerpo, su cerebro. A vivir vidas mucho peores casi sin saberlo".
Según Caparrós, "llamamos hambre no solo a la imposibilidad de comer lo necesario, sino también a la posibilidad de morir por enfermedades que se curan con 20 pesos de remedios tomados a tiempo". Durante siete años recorrió los diferentes escenarios de una pandemia que mata más que el ébola, el sida y la malaria juntos. "El hambre es el problema ajeno por antonomasia".
Con frecuencia cuando hablamos de los derechos humanos pensamos en la libertad, la justicia y la paz en el mundo, que no te torturen, no te maten, te permitan expresarte; no solemos pensar en comida. "El derecho a comer es un derecho humano de segunda o tercera. Todos los días, cientos de millones de personas no pueden ejercer su derecho a la alimentación y la indignación suele ser discreta", relata quien ganó en 2004 el Premio Planeta Latinoamérica. De hecho, España aún no ha reconocido el derecho a la alimentación en su Constitución.
"En la sociedad del espectáculo, la malnutrición no tiene cómo ponerse en escena. Los números solo sirven para saber lo que ya sabemos: para convencernos. Enfriar las realidades y volverlas abstractas", reflexiona un ya curtido escritor en mil batallas contra el hambre. 805 millones de personas no comen lo que deben, "uno de cada nueve”, dice. Cada cinco segundos, un chico de menos de cinco años se muere por hambre. "Frases que, de tan dichas, nadie escucha. La he leído, la he escrito, la he oído y dicho no sé cuántas veces: como quien dice llueve, incluso cuando llueve", reflexiona.
El hambre es un negocio para muchos
En un mundo en el que viven 7.000 millones de personas y se producen alimentos para 12.000 millones, el problema es sencillo para Caparrós: "Si hay gente que no come suficiente es porque los que tienen comida no quieren dársela". Señala que "solo con el grano que se produce actualmente alcanzaría para que cada hombre, mujer o niño comiera 3.200 calorías por día", el 50% más de lo que necesitan...
En su libro, El hambre, el intrépido escritor invita a pensar al lector con un ataque al inmovilismo: "Es probable que la postura que cada cual tome no cambie mucho el problema. Pero sí define una cuestión menor: ¿quién soy, quién habré sido? ¿Ése que nació, aprendió, trabajó, se divirtió, amó, se reprodujo, envejeció y se murió como millones cada día? ¿O habré sido, además, el que hizo lo poquito que pudo para que el mundo fuera otro?".
Fuente:
http://www.eldiario.es/desalambre/Martin-Caparros-suficiente-quieren-darsela_0_315669145.html
¿Se imagina cómo es una vida hecha de días y días sin saber qué va a comer mañana? ¿Una vida que consiste sobre todo en esa incertidumbre, en el esfuerzo de imaginar cómo paliarla, en no poder pensar en casi nada más porque todo pensamiento se tiñe de esa falta?
Así comienza El hambre, el nuevo libro del escritor argentino Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957) que llegará a España en febrero. India, Bangladesh, Níger, Sudán del Sur, Burkina Fasso, Kenia, Madagascar, Argentina y Estados Unidos son los lugares que el escritor ha elegido para relatar "la mayor vergüenza de nuestra civilización". Con motivo del día Mundial de la Alimentación, viajó a Madrid para hablar del hambre de una forma diferente, en una mesa redonda con varios expertos organizada por Oxfam Intermón y la Fundación Por Causa.
"El hambre no es como la muestran en televisión; ese chico con la tripa hinchada y las piernas delgadas en un lugar desconocido del mundo", explica Caparrós, de ojos claros como de gato. La gran mayoría de los 25.000 que, según el secretario general de la Naciones Unidas, Ban Ki-moon, mueren al día por causas relacionados con el hambre tienen poco que ver con las hambrunas que aparecen en los diarios. "No podrían: los colapsarían. En los diarios sale lo inhabitual, lo extraordinario", dice. "Los hambrientos son esos olvidados que se acostumbran a comer mal, a sobrevivir con menos de lo que necesitan: a desarrollar peor su cuerpo, su cerebro. A vivir vidas mucho peores casi sin saberlo".
Según Caparrós, "llamamos hambre no solo a la imposibilidad de comer lo necesario, sino también a la posibilidad de morir por enfermedades que se curan con 20 pesos de remedios tomados a tiempo". Durante siete años recorrió los diferentes escenarios de una pandemia que mata más que el ébola, el sida y la malaria juntos. "El hambre es el problema ajeno por antonomasia".
Con frecuencia cuando hablamos de los derechos humanos pensamos en la libertad, la justicia y la paz en el mundo, que no te torturen, no te maten, te permitan expresarte; no solemos pensar en comida. "El derecho a comer es un derecho humano de segunda o tercera. Todos los días, cientos de millones de personas no pueden ejercer su derecho a la alimentación y la indignación suele ser discreta", relata quien ganó en 2004 el Premio Planeta Latinoamérica. De hecho, España aún no ha reconocido el derecho a la alimentación en su Constitución.
"En la sociedad del espectáculo, la malnutrición no tiene cómo ponerse en escena. Los números solo sirven para saber lo que ya sabemos: para convencernos. Enfriar las realidades y volverlas abstractas", reflexiona un ya curtido escritor en mil batallas contra el hambre. 805 millones de personas no comen lo que deben, "uno de cada nueve”, dice. Cada cinco segundos, un chico de menos de cinco años se muere por hambre. "Frases que, de tan dichas, nadie escucha. La he leído, la he escrito, la he oído y dicho no sé cuántas veces: como quien dice llueve, incluso cuando llueve", reflexiona.
El hambre es un negocio para muchos
En un mundo en el que viven 7.000 millones de personas y se producen alimentos para 12.000 millones, el problema es sencillo para Caparrós: "Si hay gente que no come suficiente es porque los que tienen comida no quieren dársela". Señala que "solo con el grano que se produce actualmente alcanzaría para que cada hombre, mujer o niño comiera 3.200 calorías por día", el 50% más de lo que necesitan...
En su libro, El hambre, el intrépido escritor invita a pensar al lector con un ataque al inmovilismo: "Es probable que la postura que cada cual tome no cambie mucho el problema. Pero sí define una cuestión menor: ¿quién soy, quién habré sido? ¿Ése que nació, aprendió, trabajó, se divirtió, amó, se reprodujo, envejeció y se murió como millones cada día? ¿O habré sido, además, el que hizo lo poquito que pudo para que el mundo fuera otro?".
Fuente:
http://www.eldiario.es/desalambre/Martin-Caparros-suficiente-quieren-darsela_0_315669145.html
miércoles, 25 de junio de 2014
Cómo cuidar cuando se sufre de hambre. No es sencillo sacar adelante a un niño desnutrido. Tampoco a su madre. Se aíslan. Se abandonan. Se deprimen...
El apoyo psicosocial a ambos es clave para detener la desnutrición.
Una experiencia en el hospital de Madaoua, en Níger
En el hospital de Madaoua había un bebé de cinco meses que llevaba días ingresado. La madre había perdido a dos hijos y la familia del marido consideraba que era culpa de la leche materna, así que decidió no amamantar al tercer hijo. El niño ingresó en el hospital por desnutrición severa con complicaciones médicas. La recomendación de los doctores era que le diera el pecho al mismo tiempo que tomaba la leche terapéutica. El promotor de salud trabajó con esta madre escuchando sus preocupaciones y haciéndole valorar las recomendaciones del médico. Hicimos un par de sesiones con ella y luego vino la familia del marido. Entre todos decidieron que ella le diera el pecho, y también aceptó participar en otras actividades de grupo. Al final de mi visita, pocos días después, ya podíamos ver que el bebé había mejorado mucho, igual que la relación entre la mamá y su hijo.
Los niños desnutridos tienen cambios en su comportamiento: son menos activos y tienen menos tendencia a explorar su entorno. También hay cambios en sus emociones y en su relación con los demás; es habitual que rechacen relacionarse con otros niños y adultos. Estos cambios retroalimentan el círculo de la desnutrición. Por ejemplo, como el niño desnutrido tiende a aislarse de su entorno, es habitual que no quiera ingerir alimentos, agravando todavía más su estado porque ya que de por sí un niño desnutrido tiene menos apetito. Al mismo tiempo, al relacionarse menos con la madre o el cuidador, se ralentiza todo el crecimiento, imposibilitando que el pequeño tenga un desarrollo sano. Todo esto puede afectar a su evolución, por eso es importante contar con un apoyo psicosocial dentro de los programas de nutrición.
Los meses más complicados para Níger están a la vuelta de la esquina. Los casos de malaria y desnutrición, las enfermedades más comunes en esta zona, se disparan de julio a octubre, coincidiendo con la estación de lluvias y el periodo de escasez de alimentos. Para responder a este pico, es muy importante trabajar a nivel comunitario y gestionar de manera adecuada la pediatría y la unidad de nutrición de los hospitales de referencia de Madaoua y Bouza. El componente psicosocial está presente tanto en la atención hospitalaria como ambulatoria.
Un aspecto básico y esencial del trabajo psicosocial es asegurar la humanización de los cuidados médicos, teniendo en cuenta los aspectos culturales para que sea una asistencia efectiva. En el hospital, por ejemplo, tenemos que trabajar con todo el personal para asegurarnos que todos conocen y cuidan estos aspectos. Deben informar bien a la madre o al cuidador de cuál es la situación del niño, cómo va a ser el tratamiento y cómo funciona el hospital. También deben dar un espacio a las personas para ser escuchadas y poder resolver sus dudas. Humanizando la atención, damos un apoyo a la salud integral de los niños y sus familias, no solo la salud física. Así podemos conseguir mejorar la eficacia de los programas.
Un niño desnutrido agudo severo con complicaciones médicas debe ser ingresado en el hospital para recibir tratamiento. Normalmente, el niño ingresa en la fase uno del programa, donde recibe leche terapéutica y atención más continuada; cuando empieza a mejorar, pasa a la fase dos, donde toma alimentos terapéuticos preparados (RUTF, por sus siglas en inglés). ...
Fuente: El País.
800 madres y 18.000 menores de cinco años mueren al día por causas evitables El informe Estados Mundial de la Madres 2014, de Save the Children, advierte de las elevadas tasas de mortalidad materna e infantil en el mundo
Una experiencia en el hospital de Madaoua, en Níger
En el hospital de Madaoua había un bebé de cinco meses que llevaba días ingresado. La madre había perdido a dos hijos y la familia del marido consideraba que era culpa de la leche materna, así que decidió no amamantar al tercer hijo. El niño ingresó en el hospital por desnutrición severa con complicaciones médicas. La recomendación de los doctores era que le diera el pecho al mismo tiempo que tomaba la leche terapéutica. El promotor de salud trabajó con esta madre escuchando sus preocupaciones y haciéndole valorar las recomendaciones del médico. Hicimos un par de sesiones con ella y luego vino la familia del marido. Entre todos decidieron que ella le diera el pecho, y también aceptó participar en otras actividades de grupo. Al final de mi visita, pocos días después, ya podíamos ver que el bebé había mejorado mucho, igual que la relación entre la mamá y su hijo.
Los niños desnutridos tienen cambios en su comportamiento: son menos activos y tienen menos tendencia a explorar su entorno. También hay cambios en sus emociones y en su relación con los demás; es habitual que rechacen relacionarse con otros niños y adultos. Estos cambios retroalimentan el círculo de la desnutrición. Por ejemplo, como el niño desnutrido tiende a aislarse de su entorno, es habitual que no quiera ingerir alimentos, agravando todavía más su estado porque ya que de por sí un niño desnutrido tiene menos apetito. Al mismo tiempo, al relacionarse menos con la madre o el cuidador, se ralentiza todo el crecimiento, imposibilitando que el pequeño tenga un desarrollo sano. Todo esto puede afectar a su evolución, por eso es importante contar con un apoyo psicosocial dentro de los programas de nutrición.
Los meses más complicados para Níger están a la vuelta de la esquina. Los casos de malaria y desnutrición, las enfermedades más comunes en esta zona, se disparan de julio a octubre, coincidiendo con la estación de lluvias y el periodo de escasez de alimentos. Para responder a este pico, es muy importante trabajar a nivel comunitario y gestionar de manera adecuada la pediatría y la unidad de nutrición de los hospitales de referencia de Madaoua y Bouza. El componente psicosocial está presente tanto en la atención hospitalaria como ambulatoria.
Un aspecto básico y esencial del trabajo psicosocial es asegurar la humanización de los cuidados médicos, teniendo en cuenta los aspectos culturales para que sea una asistencia efectiva. En el hospital, por ejemplo, tenemos que trabajar con todo el personal para asegurarnos que todos conocen y cuidan estos aspectos. Deben informar bien a la madre o al cuidador de cuál es la situación del niño, cómo va a ser el tratamiento y cómo funciona el hospital. También deben dar un espacio a las personas para ser escuchadas y poder resolver sus dudas. Humanizando la atención, damos un apoyo a la salud integral de los niños y sus familias, no solo la salud física. Así podemos conseguir mejorar la eficacia de los programas.
Un niño desnutrido agudo severo con complicaciones médicas debe ser ingresado en el hospital para recibir tratamiento. Normalmente, el niño ingresa en la fase uno del programa, donde recibe leche terapéutica y atención más continuada; cuando empieza a mejorar, pasa a la fase dos, donde toma alimentos terapéuticos preparados (RUTF, por sus siglas en inglés). ...
Fuente: El País.
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sábado, 23 de noviembre de 2013
El asco. El Hambre. La pobreza.
El escritor reflexiona sobre el hambre tras años de trabajo
Es "el menos cacareado de los grandes problemas del planeta"
Conocemos el hambre, estamos acostumbrados al hambre: sentimos hambre dos, tres veces al día. No hay nada más frecuente, más constante, más presente en nuestras vidas que el hambre –y, al mismo tiempo, para la mayoría de nosotros, nada más lejos que el hambre verdadero.
Conocemos el hambre, estamos acostumbrados al hambre: sentimos hambre dos, tres veces al día. Pero entre ese hambre repetido, cotidiano, repetida y cotidianamente saciado que vivimos, y el hambre desesperante de quienes no pueden con él, hay un mundo de diferencias y desigualdades. El hambre ha sido, desde siempre, la razón de cambios sociales, progresos técnicos, revoluciones, contrarrevoluciones. Nada ha influido más en la historia de la humanidad. Ninguna enfermedad, ninguna guerra ha matado más gente. Ninguna plaga sigue siendo tan letal y, al mismo tiempo, tan evitable como el hambre.
* * *
Llevo más de dos años trabajando en un libro sobre el hambre: viajando por África, Asia, América para contar el menos importante, el menos cacareado de los grandes problemas del planeta: que hay casi novecientos millones de personas que no comen suficiente. Para contar sus logros, sus problemas, sus horizontes cortos, su desesperación: sus vidas. Para escucharlos y pensar. Lo bueno es que no le importa a casi nadie. Aprendemos a vivir con ese peso, practicamos, practicamos; nos sale cada vez mejor. Desidia sin esfuerzo, ombligos relucientes.
Hace unos años, Ban Ki Moon, secretario general de las Naciones Unidas, puso en circulación una cifra que quedó repetida y arrumbada: cada menos de cuatro segundos una persona se muere de hambre, desnutrición y sus enfermedades. Diecisiete cada minuto, cada día 25.000, más de nueve millones cada año: un Holocausto y medio cada año.
¿Entonces qué? ¿Apagar todo e irnos? ¿Sumirnos en esa oscuridad, declarar guerras? ¿Declarar culpables a los que comen más que una ración razonable, a los que tiran lo que tantos necesitan? ¿Declararnos culpables? ¿Entregarnos? Suena hasta lógico. ¿Y después?
* * *
Cuando deben enunciar las causas del hambre, los gobiernos y los grandes expertos y los organismos internacionales y las fundaciones millonarias suelen repetir cinco o seis mantras:
1. Que hay desastres naturales –inundaciones, tormentas, plagas. Y sobre todo la sequía: “La sequía es la mayor causa individual de falta de alimentos”, dice un folleto del Programa Mundial de Alimentos.
2. Que el medio ambiente está sobreexplotado por prácticas agrarias abusivas, exceso de cosechas y de fertilización, deforestación, erosión, salinización y desertificación.
3. Que el cambio climático está “exacerbando condiciones naturales que ya eran adversas” y va a empeorar los problemas en las próximas décadas.
4. Que los conflictos de origen humano –guerras, grandes desplazamientos– se han duplicado en los últimos veinte años y que provocan crisis alimentarias graves, por la imposibilidad de cultivar y pastorear en ese contexto o, más directamente, porque alguno de los bandos usa la destrucción de cultivos, rebaños y mercados como un arma.
5. Que la infraestructura agraria no alcanza: que faltan máquinas, semillas, riego, almacenes, carreteras. Y que muchos gobiernos prefieren ocuparse de las ciudades porque es donde hay poder, dinero, votos.
6. (Los más osados hablan incluso de la especulación financiera que disparó los precios de los alimentos y de la ineficiencia y corrupción de los gobiernos de esos pobres países pobres.)
Y después hay algo que llaman “trampa de la pobreza”. Textos del PMA la describen someros: “En los países en vías de desarrollo, con frecuencia los campesinos no pueden comprar las semillas para plantar lo que daría de comer a sus familias. Los artesanos no pueden pagar las herramientas que necesitan para sus oficios. Otros no tienen tierra o agua o educación para sentar las bases de un futuro seguro. Los que están golpeados por la pobreza no tienen suficiente dinero para producir comida para ellos y sus familias. Así, tienden a ser más débiles y no pueden producir suficiente para comprar más comida. En síntesis: los pobres tienen hambre y su hambre los atrapa en la pobreza”.
En este relato –en estos relatos oficiales– solo el hambre tiene causas. La pobreza solo tiene efectos.
* * *
Todos los organismos, estudiosos, gobiernos que se interesan por el asunto están de acuerdo en un hecho: hoy la Tierra produce comida más que suficiente para alimentar a todos sus habitantes –y cinco mil millones más.
Y mientras tanto el mundo sigue ahí, tan bruto, tan grosero, tan feo como de costumbre. A veces pienso que todo esto es, antes que nada, un problema estético. Repugna a cualquiera de las formas de la percepción la grosería de personas poseyendo, desperdiciando sin vergüenza lo que otras necesitan a los gritos. Ya no es cuestión de justicia o de ética; es pura estética. La humanidad debería tener por lo que hizo con sí misma esa desazón que tiene el creador cuando da el paso atrás, mira su obra, y ve una porquería. La conozco.
Llevo años escribiendo un libro sobre la fealdad más extrema que puedo concebir. Un libro sobre el asco –que deberíamos tener por lo que hicimos y que, al no tenerlo, deberíamos tener por no tenerlo.
Callado, el asco se acumula, se amontona.
Como el hambre.
Fuente: MARTÍN CAPARRÓS El País.
Cinco armas contra la desnutrición
Siete verdades sobre el hambre que descubrimos leyendo a Caparrós.
Los que alimentan el hambre
“El hambre todavía no se ha curado porque no es contagiosa”
martes, 1 de octubre de 2013
Más de 800 millones de personas pasan hambre en el mundo. La cifra es una mejora respecto a los 868 millones que carecían de alimentos hace dos años
El presidente de la FAO: "Con un último esfuerzo [...] podemos llegar a los Objetivos del Milenio"
El crecimiento de los países en desarrollo y la inversión en agricultura, claves en el avance
15,7 millones de personas pasan hambre en los países desarrollados
Cerca de 842 millones de personas —el 12% de la población mundial— sufrieron hambre crónica entre 2011 y 2013 al carecer de alimentos suficientes para llevar una vida activa y saludable, según un informe publicado hoy por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO). La cifra supone un avance respecto a los 868 millones de personas que carecían de alimentos entre 2010 y 2012. "Con un último esfuerzo en el próximo par de años, todavía podemos llegar a la meta de los Objetivos del Milenio", ha expresado el director del organismo, José Graziano da Silva.
El informe El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo (SOFI) presentado en Roma se elabora anualmente por la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Según se extrae, la gran mayoría de personas que pasan hambre viven en países en desarrollo, pero unos 15,7 millones lo hacen en los desarrollados. "El constante crecimiento económico en los países en desarrollo ha mejorado los ingresos y el acceso a los alimentos", se indica.
La mejora en la disponibilidad de la comida se debe a un repunte reciente en el crecimiento de la productividad agrícola, apoyado por el aumento de la inversión pública y el renovado interés de los inversores privados en la agricultura. "Las políticas destinadas a mejorar la productividad agrícola y aumentar la disponibilidad de alimentos [...] pueden lograr la reducción del hambre, aun cuando la pobreza está muy extendida", dice el informe.
Además, en algunos países, como Bangladés y Tayikistán, las remesas de los inmigrantes desempeñan un papel destacado en la reducción de la pobreza y contribuyen a impulsar las inversiones productivas de los pequeños agricultores.
A pesar de los progresos realizados en todo el mundo, persisten diferencias en la reducción del hambre. El África subsahariana ha obtenido solo progresos modestos en los últimos años y sigue siendo "la región con la prevalencia más alta de subalimentación" y se calcula que uno de cada cuatro africanos (el 24,8%) sufre hambre, se señala.
Tampoco se observaron avances recientes en Asia occidental, mientras que el sur de Asia y el norte de África conocieron un lento progreso, se advierte. En la mayoría de los países de Asia Oriental, Sudeste asiático y América Latina se produjeron reducciones más importantes en el número de hambrientos y la prevalencia de la subalimentación.
Desde 1990 a 1992, el número total de personas subalimentadas en los países en desarrollo se ha reducido en un 17%, de 995,5 a 826,6 millones, según el informe. Aunque de forma desigual, en el documento se destaca que las regiones en desarrollo en su conjunto han hecho progresos significativos para alcanzar el objetivo de reducir a la mitad la proporción de personas que padecen hambre para 2015.
Esta meta se acordó internacionalmente dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Si la disminución media anual desde 1990 continúa al mismo ritmo hasta 2015, la prevalencia de la subalimentación alcanzará un nivel cercano a la meta de los ODM sobre el hambre.
Un objetivo más ambicioso establecido en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CMA) de 1996, el de reducir a la mitad el número de personas que padecen hambre para el año 2015, no podrá cumplirse a nivel global, a pesar de que 22 países lo lograron ya a finales de 2012.
En el informe se subraya que el crecimiento económico es la clave para el progreso en la reducción del hambre, pero no puede llevar a más y mejores empleos e ingresos para todos, a menos que las políticas se dirijan específicamente a los pobres, especialmente en las zonas rurales.
"En los países pobres, la reducción del hambre y de la pobreza solo se logrará con un crecimiento que no solo sea sostenido, sino que también sea ampliamente compartido", según el SOFI. El informe sobre el hambre de la ONU no solo mide el hambre crónica, sino que presenta un nuevo conjunto de indicadores para todos los países para captar las múltiples dimensiones de la inseguridad alimentaria.
En algunos países, por ejemplo, la prevalencia del hambre puede ser baja, mientras que al mismo tiempo las tasas de subalimentación pueden ser muy altas, como lo demuestra la proporción de niños con retraso del crecimiento o con falta de peso, cuya salud y desarrollo futuro se ponen en riesgo. Estas distinciones son importantes para mejorar la eficacia de las medidas para reducir el hambre y la inseguridad alimentaria en todas sus dimensiones.
Las conclusiones y recomendaciones del SOFI 2013 serán debatidas por representantes de los Gobiernos, la sociedad civil y el sector privado en una reunión del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial que tendrá lugar del 7 al 11 de octubre en la sede de la FAO en Roma.
El informe El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo (SOFI) presentado en Roma se elabora anualmente por la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Según se extrae, la gran mayoría de personas que pasan hambre viven en países en desarrollo, pero unos 15,7 millones lo hacen en los desarrollados. "El constante crecimiento económico en los países en desarrollo ha mejorado los ingresos y el acceso a los alimentos", se indica.
La mejora en la disponibilidad de la comida se debe a un repunte reciente en el crecimiento de la productividad agrícola, apoyado por el aumento de la inversión pública y el renovado interés de los inversores privados en la agricultura. "Las políticas destinadas a mejorar la productividad agrícola y aumentar la disponibilidad de alimentos [...] pueden lograr la reducción del hambre, aun cuando la pobreza está muy extendida", dice el informe.
Además, en algunos países, como Bangladés y Tayikistán, las remesas de los inmigrantes desempeñan un papel destacado en la reducción de la pobreza y contribuyen a impulsar las inversiones productivas de los pequeños agricultores.
A pesar de los progresos realizados en todo el mundo, persisten diferencias en la reducción del hambre. El África subsahariana ha obtenido solo progresos modestos en los últimos años y sigue siendo "la región con la prevalencia más alta de subalimentación" y se calcula que uno de cada cuatro africanos (el 24,8%) sufre hambre, se señala.
Tampoco se observaron avances recientes en Asia occidental, mientras que el sur de Asia y el norte de África conocieron un lento progreso, se advierte. En la mayoría de los países de Asia Oriental, Sudeste asiático y América Latina se produjeron reducciones más importantes en el número de hambrientos y la prevalencia de la subalimentación.
Desde 1990 a 1992, el número total de personas subalimentadas en los países en desarrollo se ha reducido en un 17%, de 995,5 a 826,6 millones, según el informe. Aunque de forma desigual, en el documento se destaca que las regiones en desarrollo en su conjunto han hecho progresos significativos para alcanzar el objetivo de reducir a la mitad la proporción de personas que padecen hambre para 2015.
Esta meta se acordó internacionalmente dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Si la disminución media anual desde 1990 continúa al mismo ritmo hasta 2015, la prevalencia de la subalimentación alcanzará un nivel cercano a la meta de los ODM sobre el hambre.
Un objetivo más ambicioso establecido en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CMA) de 1996, el de reducir a la mitad el número de personas que padecen hambre para el año 2015, no podrá cumplirse a nivel global, a pesar de que 22 países lo lograron ya a finales de 2012.
En el informe se subraya que el crecimiento económico es la clave para el progreso en la reducción del hambre, pero no puede llevar a más y mejores empleos e ingresos para todos, a menos que las políticas se dirijan específicamente a los pobres, especialmente en las zonas rurales.
"En los países pobres, la reducción del hambre y de la pobreza solo se logrará con un crecimiento que no solo sea sostenido, sino que también sea ampliamente compartido", según el SOFI. El informe sobre el hambre de la ONU no solo mide el hambre crónica, sino que presenta un nuevo conjunto de indicadores para todos los países para captar las múltiples dimensiones de la inseguridad alimentaria.
En algunos países, por ejemplo, la prevalencia del hambre puede ser baja, mientras que al mismo tiempo las tasas de subalimentación pueden ser muy altas, como lo demuestra la proporción de niños con retraso del crecimiento o con falta de peso, cuya salud y desarrollo futuro se ponen en riesgo. Estas distinciones son importantes para mejorar la eficacia de las medidas para reducir el hambre y la inseguridad alimentaria en todas sus dimensiones.
Las conclusiones y recomendaciones del SOFI 2013 serán debatidas por representantes de los Gobiernos, la sociedad civil y el sector privado en una reunión del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial que tendrá lugar del 7 al 11 de octubre en la sede de la FAO en Roma.
viernes, 30 de agosto de 2013
Reino Unido no participará en una acción militar contra Siria. El Parlamento Británico vota en contra de la intervención. Cameron es derrotado.
El Parlamento de Reino Unido rechazó la posibilidad de iniciar acciones militares contra el régimen de Siria tras el aparente ataque químico ocurrido la semana pasada en los suburbios de Damasco.
La propuesta del primer ministro David Cameron de llevar a cabo un ataque a Siria fue rechazada con los votos de 285 parlamentarios. A favor votaron 272, es decir una diferencia de apenas 13 votos.
No fue el primer ministro ni su gabinete, sino los parlamentarios sin cartera de su partido y la oposición los que definieron la política exterior británica este jueves.
Puesto de manera elegante, el Parlamento expresó sus deseos y el primer ministró escuchó.
Pero si lo piensa mejor, eso va a requerir algunas explicaciones, sobre todo ante Estados Unidos. ...
Pero el rechazo parlamentario fue aún más allá. La Cámara de los Comunes también votó en contra de la moción del gobierno que pedía una acción militar en Siria si era respaldada por evidencia de los inspectores de armas de Naciones Unidas, que investigan las acusaciones de que el régimen del presidente Bashar al Asad usó armas químicas contra la población civil. El secretario de Defensa, Phillip Hammond, confirmó que Reino Unido se desvinculará de cualquier acción militar contra el régimen de Al Asad.
"Creo que Estados Unidos y otros países seguirán adelante con la idea de responder al ataque químico". "Estarán decepcionados de que Reino Unido no participará. Pero creo que el hecho de que los británicos no participen no significa que no actuarán", dijo.
A la pregunta de los periodistas de si todos los parlamentarios que rechazaron la moción habían dado "socorro" al presidente Al Asad, dijo que "la expresión fue inventada. El régimen de Al Asad va a estar ahora menos incómodo esta noche como resultado de la votación en el Parlamento".
Culpó a la guerra en Irak en 2003 por "envenenar el pozo" de la opinión pública contra las intervenciones militares británicas en el Medio Oriente.
El parlamentario opositor designado para temas de defensa, Jim Murphy, señaló que "el Parlamento es totalmente impredecible en algunas ocasiones y creo que muchas personas no creían que esto sucedería".
Agregó que el hecho de que muchos parlamentarios conservadores no hayan apoyado a Cameron refleja el hecho de que "no estaban dispuestos a tomarle la palabra".
"No va a haber participación británica en una acción militar en Siria, creo que eso es bueno, el sistema funciona", aseveró el parlamentario conservador Douglas Carswell, que votó en contra de la moción del gobierno.
Comentarios:
María José Arroyo
HACE 2 HORAS
Para mi es una gran noticia, me muestra que, aunque despacio el mundo va cambiando. La mayoría de las personas queremos la paz y la concordia entre los pueblos y esto se tiene que hacer notar.Cuando los de la cúpula del poder se queden solos, necesariamente se producirá el cambio que muchos esperamos.
karel gerson palacios broncano
HACE 4 HORAS
Es duro ver hasta donde llegan los intereses de los seres humanos. En mi opinion la visión sobre la guerra de Siria ha sido muy manipulada y no creo que el presidente Asad haya perdido la cabeza para realizar ese ataque. Lo que pienso más probable y temerosamente es, hasta donde llegan los intereses de EEUU y demás para jugar con vidas de mujeres y niños. Yo creo que todo tiene un límite y ese límite esta siendo sobrepasado.
Fuente: BBC.
NOTA
La mayoría de los comentarios van en el sentido de no a la guerra, quieren la paz. Los llamados "rebeldes" no han sido manifestantes pacíficos, no se trataba de manifestaciones sin violencia, al contrario hemos visto como arrojaban a hombres vivos desde azoteas, como el que dice luchar por la libertad le arrancó el corazón a un soldado aún vivo y comenzó a comerlo. ¿Son estos los que luchan por la libertad y la justicia? ¿Son esos métodos los que van a suponer la defensa de los derechos humanos?. Y además con los antecedentes de las guerras contra Yugoslavia, Kosovo, Irak, Líbia, Afganistán, donde, bajo el pretexto de defender a la población civil, se han cometido miles de asesinatos, hace muy dudoso que, una guerra contra Siria, no sea una guerra más en la escalada de defensa de intereses occidentales, sin importar para ello las muertes y destrucciones causada al país. Todos los países enumerados están objetivamente mucho peor y una enorme cantidad de población ni esta ya en este mundo. ¿Qué esperanza puede suponer una nueva intervención occidental con esos precedentes?.
La votación del parlamento británico ha sido un éxito democrático, los diputados han votado siguiendo la voluntad del pueblo que los ha elegidos. (Lo que nunca ha ocurrido en nuestro país que siguen ciegamente las directrices de sus partidos aunque estén haciendo algo contrario a lo que prometieron en sus programas; recortes en educación, sanidad, pensiones, contrareforma laboral, venta del patrimonio y empresas públicas a sus amigos, llamándole privatizaciones, contrareforma de derechos civiles y políticos, legislación a favor de los poderosos y banqueros, amnistía para los defraudadores y corruptos, etc. El Estado se ha tomado por asalto y lo han convertido en el consejo de administración de los intereses del poderoso 1% de la población).
La crisis económica ya supone sufrimiento para los más humildes de la población. Una nueva guerra, con sus gastos en vida y dinero no haría más que agravar la situación.
Que se controlen las fronteras y no se dote de armas a la oposición, ni se pague a mercenarios, con ellos no gana ni la libertad, ni la justicia , ni la democracia. Hay otros medios pacíficos para influir sobre el gobierno sirio en la dirección de mayor apertura y mayor democracia. Por ejemplo; invirtiendo en educación, escuelas y universidades, dando becas a los estudiantes sirios brillantes, mejorando su salud, alimentación, seguridad, etc. Los que hagan eso se ganarán a la población de forma segura. ¿Por qué no se hace?
Si occidente quiere hacer el bien, que luche contra el hambre y la muerte por ella de unos 7.000 niños diarios cuando sobran alimentos para hacerlo posible. Sería una lucha humanitaria magnífica, mejoraría la imagen de todos aquellos que lo hicieran, y es tan pacífico y fácil,...
La propuesta del primer ministro David Cameron de llevar a cabo un ataque a Siria fue rechazada con los votos de 285 parlamentarios. A favor votaron 272, es decir una diferencia de apenas 13 votos.
No fue el primer ministro ni su gabinete, sino los parlamentarios sin cartera de su partido y la oposición los que definieron la política exterior británica este jueves.
Puesto de manera elegante, el Parlamento expresó sus deseos y el primer ministró escuchó.
Pero si lo piensa mejor, eso va a requerir algunas explicaciones, sobre todo ante Estados Unidos. ...
Pero el rechazo parlamentario fue aún más allá. La Cámara de los Comunes también votó en contra de la moción del gobierno que pedía una acción militar en Siria si era respaldada por evidencia de los inspectores de armas de Naciones Unidas, que investigan las acusaciones de que el régimen del presidente Bashar al Asad usó armas químicas contra la población civil. El secretario de Defensa, Phillip Hammond, confirmó que Reino Unido se desvinculará de cualquier acción militar contra el régimen de Al Asad.
"Creo que Estados Unidos y otros países seguirán adelante con la idea de responder al ataque químico". "Estarán decepcionados de que Reino Unido no participará. Pero creo que el hecho de que los británicos no participen no significa que no actuarán", dijo.
A la pregunta de los periodistas de si todos los parlamentarios que rechazaron la moción habían dado "socorro" al presidente Al Asad, dijo que "la expresión fue inventada. El régimen de Al Asad va a estar ahora menos incómodo esta noche como resultado de la votación en el Parlamento".
Culpó a la guerra en Irak en 2003 por "envenenar el pozo" de la opinión pública contra las intervenciones militares británicas en el Medio Oriente.
El parlamentario opositor designado para temas de defensa, Jim Murphy, señaló que "el Parlamento es totalmente impredecible en algunas ocasiones y creo que muchas personas no creían que esto sucedería".
Agregó que el hecho de que muchos parlamentarios conservadores no hayan apoyado a Cameron refleja el hecho de que "no estaban dispuestos a tomarle la palabra".
"No va a haber participación británica en una acción militar en Siria, creo que eso es bueno, el sistema funciona", aseveró el parlamentario conservador Douglas Carswell, que votó en contra de la moción del gobierno.
Comentarios:
María José Arroyo
HACE 2 HORAS
Para mi es una gran noticia, me muestra que, aunque despacio el mundo va cambiando. La mayoría de las personas queremos la paz y la concordia entre los pueblos y esto se tiene que hacer notar.Cuando los de la cúpula del poder se queden solos, necesariamente se producirá el cambio que muchos esperamos.
karel gerson palacios broncano
HACE 4 HORAS
Es duro ver hasta donde llegan los intereses de los seres humanos. En mi opinion la visión sobre la guerra de Siria ha sido muy manipulada y no creo que el presidente Asad haya perdido la cabeza para realizar ese ataque. Lo que pienso más probable y temerosamente es, hasta donde llegan los intereses de EEUU y demás para jugar con vidas de mujeres y niños. Yo creo que todo tiene un límite y ese límite esta siendo sobrepasado.
Fuente: BBC.
NOTA
La mayoría de los comentarios van en el sentido de no a la guerra, quieren la paz. Los llamados "rebeldes" no han sido manifestantes pacíficos, no se trataba de manifestaciones sin violencia, al contrario hemos visto como arrojaban a hombres vivos desde azoteas, como el que dice luchar por la libertad le arrancó el corazón a un soldado aún vivo y comenzó a comerlo. ¿Son estos los que luchan por la libertad y la justicia? ¿Son esos métodos los que van a suponer la defensa de los derechos humanos?. Y además con los antecedentes de las guerras contra Yugoslavia, Kosovo, Irak, Líbia, Afganistán, donde, bajo el pretexto de defender a la población civil, se han cometido miles de asesinatos, hace muy dudoso que, una guerra contra Siria, no sea una guerra más en la escalada de defensa de intereses occidentales, sin importar para ello las muertes y destrucciones causada al país. Todos los países enumerados están objetivamente mucho peor y una enorme cantidad de población ni esta ya en este mundo. ¿Qué esperanza puede suponer una nueva intervención occidental con esos precedentes?.
La votación del parlamento británico ha sido un éxito democrático, los diputados han votado siguiendo la voluntad del pueblo que los ha elegidos. (Lo que nunca ha ocurrido en nuestro país que siguen ciegamente las directrices de sus partidos aunque estén haciendo algo contrario a lo que prometieron en sus programas; recortes en educación, sanidad, pensiones, contrareforma laboral, venta del patrimonio y empresas públicas a sus amigos, llamándole privatizaciones, contrareforma de derechos civiles y políticos, legislación a favor de los poderosos y banqueros, amnistía para los defraudadores y corruptos, etc. El Estado se ha tomado por asalto y lo han convertido en el consejo de administración de los intereses del poderoso 1% de la población).
La crisis económica ya supone sufrimiento para los más humildes de la población. Una nueva guerra, con sus gastos en vida y dinero no haría más que agravar la situación.
Que se controlen las fronteras y no se dote de armas a la oposición, ni se pague a mercenarios, con ellos no gana ni la libertad, ni la justicia , ni la democracia. Hay otros medios pacíficos para influir sobre el gobierno sirio en la dirección de mayor apertura y mayor democracia. Por ejemplo; invirtiendo en educación, escuelas y universidades, dando becas a los estudiantes sirios brillantes, mejorando su salud, alimentación, seguridad, etc. Los que hagan eso se ganarán a la población de forma segura. ¿Por qué no se hace?
Si occidente quiere hacer el bien, que luche contra el hambre y la muerte por ella de unos 7.000 niños diarios cuando sobran alimentos para hacerlo posible. Sería una lucha humanitaria magnífica, mejoraría la imagen de todos aquellos que lo hicieran, y es tan pacífico y fácil,...
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miércoles, 31 de julio de 2013
Lucha política contra la pobreza y la exclusión
El coordinador estatal de la Red de Solidaridad Popular, Ismael González, presenta la iniciativa en Valencia
Enric Llopis.
Con el precedente, entre otros, del Socorro Rojo en la España de los años 30 y los Panteras Negras de los Estados Unidos, ha comenzado a andar la Red de Solidaridad Popular (RSP), una iniciativa que poco a poco se extiende por las ciudades del estado español para combatir, con criterios de lucha política, autoorganización y sin incurrir en la caridad, los devastadores efectos de la crisis sobre un número creciente de ciudadanos. La red se presentó el pasado viernes en la sede de EUPV-IU en Valencia, con la participación del coordinador estatal, Ismael González.
La génesis de la red se asienta en varios principios. En primer lugar, resume González, la necesidad de pasar “de la resistencia a la autodefensa”. También, “el apoyo mutuo y la construcción de poder popular”. Porque, añade, “no es cierto que nos hallemos ante una crisis; es mucho más: el capital está cambiando el modelo de estado; el último ejemplo, la legislación de reforma de la Administración Local, que merma las competencias de los ayuntamientos para la prestación de servicios sociales”. Por otro lado, se trata de asumir la realidad objetiva con hechos y números: privatización de la sanidad y la educación, una tasa de paro del 27% (57% de desempleo juvenil), 1,8 millones de hogares donde no entran ingresos; y la reforma laboral y de las pensiones, entre otras medidas.
En ese contexto de “emergencia social” nace la Red de Solidaridad Popular, “con el fin de ofrecer desde la izquierda transformadora, alternativas a la gente que sufre la crisis”, apunta Ismael González, quien también advierte que éste es uno de los puntos en que la izquierda encuentra más problemas (presentar alternativas inmediatas y tangibles). De este modo, la red aparece como “un instrumento de resistencia y lucha política frente a las políticas neoliberales que condenan a las clases populares a la pobreza y la exclusión”, explica. Y reivindica la autoorganización (“las decisiones las ha de tomar la gente”) -siguiendo, entre otros ejemplos, el modelo de las Plataformas de Afectados por las Hipotecas (PAH)- pues “el estado ya no garantiza las necesidades básicas de los ciudadanos”.
Ideada en un principio por militantes del PCE e IU, la Red de Solidaridad Popular apuesta por un cambio en las mentalidades. “Mucha gente que se creía clase media, y se negaba a que la consideraran clase obrera, ahora han pasado directamente a ser pobres y excluidos”, explica el coordinador estatal de la RSP. Por eso, añade, “en los nuevos espacios que estamos creando hemos de mantener relaciones de igualdad y fraternidad; porque en nosotros también impera el egoísmo y el individualismo capitalista”. En otras palabras, se trata de “hacer del socialismo una praxis del presente y en las relaciones del día a día, en la vida cotidiana”.
La red tiene como objetivo impulsar programas de solidaridad que cubran “lo que ya no hace el estado” (en el manifiesto de presentación se advierte del riesgo de “la reaparición del fascismo y la xenofobia como consecuencia de estas necesidades que el estado ha dejado de cubrir”); para ello, se parte del análisis de la realidad específica de cada lugar: qué servicios públicos han sido liquidados o demediados; qué movimientos sociales están ya trabajando en la zona, por ejemplo, en dispensarios de alimentos, grupos de consumo o huertos urbanos. La idea, insiste Ismael González, es implementar formas de economía social y solidaria en convergencia con las organizaciones que operan en el terreno.
En un ambiente de precariedad extrema y zozobra para un número creciente de familias, hay algunos puntos esenciales para la RSP. El apoyo a la educación pública en colaboración con las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (AMPAS) y los colegios. Es ésta una necesidad perentoria ante los recortes en las becas de comedor, a las ayudas para las compras de libros y material escolar o ante un escenario de malnutrición infantil. “Es necesario que permanezcan abiertos en verano los comedores escolares y es algo que no se está planteando”, apunta González. Otra labor de “emergencia social” consiste -ante el desguace de la sanidad pública, universal y gratuita- en contar con acompañantes para personas migrantes y excluidas que no tengan acceso a la tarjeta sanitaria. O en la defensa contra la represión (a la RSP se ha incorporado recientemente la red de abogados que ofrece asesoramiento jurídico gratuito).
¿Cómo se organiza la red a escala estatal? Se han constituido en una primera fase tres grupos de trabajo: “comunicación”; “política” y “extensión organizativa”. Pero en cada lugar se adopta la forma que resulta más útil. Así, en Cantabria se ha realizado una división en dos áreas, “trabajo” y “pensamiento”. En la RSP de Fuenlabrada, por el contrario, se han puesto en marcha comisiones en materia de “apoyo”, “seguridad” y realización de “entrevistas y encuestas”. Pero, con independencia de la casuística, la RSP estatal propone como ejes la existencia de un grupo motor que asuma los principios políticos de la red, realice el diagnóstico y contacte con los movimientos sociales. E insiste en una cuestión básica: salir a la calle y fomentar la vinculación de la gente, la implicación directa, para que la lucha política no derive en asistencialismo.
Así las cosas, la RSP se halla en fase primaria (las primeras experiencias llevan funcionando unos seis meses). Está inscrita como asociación y dispone de unos estatutos en regla. Funciona, en términos prácticos, en ámbitos locales y de modo asambleario. El 19 de octubre está previsto en Madrid un encuentro estatal con el fin de intercambiar experiencias y mejorar la coordinación de las redes locales. “Es ésta una necesidad ante el crecimiento rápido que experimenta la RSP”, explica Ismael González. “Veremos entonces si podemos dar el paso a la organización de campañas estatales”, agrega.
Las prácticas concretas apuntan, por el momento, a la expansión del movimiento. En Cantabria llegó a recogerse una tonelada de alimentos para familias precarizadas; en Fuenlabrada, numerosas familias se implicaron en un dispensario social de vituallas; con este punto de partida, la gente hacía saber sus oficios y habilidades para constituir grupos de trabajo y vincularse a los mismos. En Rivas Vaciamadrid, se llevó a término la recogida y reparto de material escolar en colaboración con los colegios y las AMPA. En Cartagena se centraron los esfuerzos en el acopio y reparto de alimentos (trabajaron conjuntamente el 15-M, la PAH y la red). En cuanto a las iniciativas desarrolladas en Aragón, destaca el acceso a tierras para el cultivo, Bancos del Tiempo y “barras solidarias”.
Uno de los impulsores de la RSP en Valencia, Toni Parrilla, ha destacado en el acto de presentación de la red, que la sede se ubicará en la zona norte de la capital valenciana. Es allí donde se localizan barrios periféricos y obreros como Orriols, Torrefiel y Benicalap, donde las tasas de paro superan en algunos casos el 40%, y el déficit de equipamientos básicos ha sido denunciado reiteradamente por los vecinos. Además, en estas tres barriadas ya opera una de las asociaciones de desempleados existentes en Valencia.
Los pilares de la iniciativa son, por el momento, la soberanía alimentaria (se proyecta un dispensario de alimentos y el cultivo de tierras cedidas solidariamente por la Asamblea de Parados de Montcada); la educación (entre agosto y septiembre se tiene previsto crear un banco de libros y material escolar); en materia sanitaria, se continuará denunciando el cierre del antiguo Hospital de la Fe, que suministraba atención médica a la zona norte de la ciudad; también se ha contactado con psicólogos con el fin de que pueda facilitarse ayuda a personas que no puedan costearse un tratamiento. Además, ha detallado Parrilla, la red valenciana ha conversado con asambleas antirrepresivas y tiene la intención de abrir una cuenta solidaria para la colaboración económica.
lunes, 13 de mayo de 2013
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