San Francisco
Sainson, 37
Benn, 67
Atelier Crenn, 83
St Helena
The Restaurant a Meadowood, 84
Yountville
The French Laundry, 68
Los Gatos
Manresa, 90
Palo Alto
BBQ experience
27 Universidad Avenue
Lisboa, Portugal
Belcanto
Rua Nova Da Trinidade, 18. 1º
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martes, 18 de abril de 2017
viernes, 7 de octubre de 2016
Retratos y datos de la obscena miseria de California
Javier Brandoli
The Huffington Post
La pobreza
Donde hay pobreza produce pena; donde hay riqueza produce asco.
Hay un hombre tirado en la acera junto a su silla de ruedas en Hollywood Boulevard. Ambos, silla y hombre, lo hacen en escorzo, dándose la espalda, bajo la escasa sombra de dos cajeros automáticos del Bank of America. Nadie mira, ni se detiene, es sólo una persona más que se consume en la calle. Son muertos, vivos, pero muertos.
No hay uno, hay cientos.
Sólo hay que acostumbrarse a sortearlos si cayeron en medio del camino. Deambulan por las calles, hablan solos, en ocasiones a gritos. Algunos beben o se drogan y entonces su voz es más fuerte. Luego duermen, a cualquier hora, en cualquier lugar.
En nuestro apartamento alquilado de Venice Beach los escucho gritar cada noche. Son decenas de vagabundos que duermen en la misma arena o justo debajo del parking al que asoma nuestra ventana. ¡Fuck Trump!, gritan. Y algunos repiten el alarido como un mantra que les hace cerrar los ojos entre ciertas risas.
No piden dinero, no piden ya nada. Esperan morir.
En el centro de Los Ángeles, en las calles Spring y Main Street, justo antes de Chinatown, hay una larga hilera de tiendas de campañas en las que duermen decenas de personas. Cuando cae la noche ellos se sientan en el bordillo de la acera y ven pasar los coches quizá con el íntimo deseo de que alguno les arrolle. Muchos son ahí veteranos de guerra. No piden dinero, no piden ya nada. Esperan morir.
Datos de L. A.
En la ciudad de Los Ángeles ha subido en 2015 un 5,7% el número de sin techo. Según los datos oficiales, hay en el condado de Los Ángeles 46.874 vagabundos. El alcalde Eric Garcetti resume así la situación: "A pesar de nuestro progreso, Los Ángeles se enfrenta a una escasez histórica de viviendas, una crisis de enfermos mentales asombrosa y los veteranos de guerra se están convirtiendo a diario en personas sin hogar".
Palm Springs: "yonquis en la ciudad de Elvis"
Al salir de nuestra Guest House, Desert Rivera Hotel, donde se han reunido los vecinos junto a la piscina para hacer una cena-barbacoa que empezó a las 17:30 y acabó, con toda ya limpio, a las 19:30 horas, bromeamos si esta ciudad no sería Pleasantville (película de 1998 que muestra un pueblo perfecto).
Cruzamos una zona de villas con jardines milimétricamente cuidados en un barrio limpio, de calles amplias. Hace mucho calor, son las 20:30 horas. Vamos a la parada de autobús que nos llevará a Indian Canyon Drive y Palm Canyon Drive, zona de bares y tiendas. Llega entonces el autobús, subimos y justo cuando vamos a pagar nos percibimos de una imagen desoladora.
Hay siete personas dentro, nada más: tres negros y cuatro blancos. El primero es un blanco, de unos cincuenta años, con un gorro de lana y un carrito con bolsas de basura en las que lleva sus pertenencias. Detrás hay una mujer blanca y una mujer negra, sentadas cada una a un lado del pasillo y con aspecto muy pobre. Ambas llevan también bolsas con ropa. Murmuran y hablan solas quejándose del ruido que hace una pareja que tienen síntomas claros de alcohol y drogas y que están sentados al final del autobús. Él le muerde el cuello y ella grita. Nos sentamos y justo al hacerlo vemos que detrás hay una mujer blanca muy gorda medio desmayada en los brazos de un chico parece más joven. Ella está llena de tatuajes y el lleva también un gorro de lana.
Él le acaricia el pelo y ella, si estuviera en una cama, juraría que allí mismo se estaba muriendo
Unas pocas paradas después, tras contemplar por la ventanilla una ciudad vacía por la que deambulan como zombis sombras con carritos o bolsas, llegamos a nuestro destino. Bajan con nosotros el hombre cincuentón blanco con su armario con ruedas y las dos mujeres mayores. Al levantarnos y girarnos veo que la mujer desmayada tiene la cara llena de costras y los brazos y piernas con picaduras. El chico también. Supongo que es sida y se inyectan heroína.
Datos de P. S.
El Dessert Sun, periódico local, publicaba el pasado 26 de junio que las drogas y vagabundos eran un enrome problema para los negocios de Palm Springs y calificaban el problema de interminable. El último informe dice que hay al menos 2000 sin techo viviendo en esta población de 46.000 habitantes famosa por ser un lugar lleno de campos de golf, hoteles, tiendas y restaurantes levantados en medio del desierto. Elvis Presley vivió aquí entre 1966 y 1967.
San Diego: el campamento de los vagabundos veteranos de guerra
En San Diego cruzamos la calle junto a Batman, Spiderman, Thor y Doraemon. Es el fin de semana del Comic-Con, el festival de cómics más grande del planeta, y las avenidas se han llenado de personas disfrazadas que pasean con capas, hachas o alas en la espalda. Todos los hoteles están reservados desde hace meses y por dormir en un motel con cucarachas, literal, pagamos 180 dólares. En otros moteles nos pidieron hasta 400 dólares.
Tras recorrer el puerto vamos a la zona marítima donde está el Midway Museo. Los gritos de un tipo que dice que ese museo es bullshit (mierda) se mezclan con los de otra cadena de vagabundos que esperan casi a la sombra del portaviones. Es una larga fila que se desparrama por el suelo. Me llama la atención una chica joven, no parece enferma pese a cubrirla una capa de mugre, que habla con un perro dormido que está tumbado a su lado.
Hay muchos carteles que parecen estandartes y en el centro hay uno en el que se lee: "Villa de veteranos sin techo" Decidimos después ir a visitar el Balboa Park y en el camino, en una larga cuesta, vemos decenas de personas tiradas en la calle y algunas tiendas de campaña.
Al asomarnos vemos que hay una explanada llena de tiendas de campañas donde viven cientos de ex-militares que se han jugado la vida por su país a cambio de una lona de plástico, unos retretes comunitarios y un plato de comida recalentada al regreso. Algunos gritan y otros dormitan sobre la acera con sus cuerpos débiles, flácidos, como si hubieran recibido un disparo mortal que les atravesara el pecho.
Datos de S. D.
El 1 de marzo de 2016, el San Diego City Council aprobó por unanimidad un plan en el que participan varias administraciones de 12,5 millones de dólares pasa sacar a 1000 veteranos de guerra de las calles y darles una vivienda. San Diego es la cuarta ciudad de EEUU con más sin techo. En 2015, la cifra oficial de vagabundos era de 8742 de los que se calcula que cerca de 1500 son veteranos de guerra. Su población es de 1,3 millones de personas.
San Francisco: hordas de sin techo
En San Francisco nos alojamos en un apartamento en la Golden Gate Avenue casi esquina Larkin Street. Lo elegimos porque nos pareció céntrico, cerca del Ayuntamiento, la ópera y el museo asiático. Cuando llegamos y vamos a meter el coche en el parking nos llama la atención las decenas de personas que hay tiradas en la calle frente a nuestro portal.
Decidimos dejar el coche e irnos andando al centro, a Chinatown y la zona de Union Square. Las cuatro manzanas que rodeaban muestra vivienda eran literalmente una horda de sin techo, camellos y drogadictos desparramados por las aceras. Algunos gritaban solos, otros arrastraban sus carritos y la mayoría estaban tirados en el suelo. Muchos, eso lo vimos durante todo el viaje, estaban en sillas de ruedas, llevaban muletas o tenían serias dificultades en caminar.
Por las noches, el panorama era más desolador: quedaban solo ellos y los que fumaban y vendían marihuana. Recuerdo una vez que tuvimos que esquivar a una chica mulata joven, de buen aspecto, que dormía atravesada en medio de la acera. Tenía una bolsa a un metro de sus brazos que debió arrojar al suelo mientras se desmayaba.
La misma imagen vimos en la zona del Embarcadero, donde una mañana que alquilamos unas bicis para ir hasta el Golden Gate, nos cruzábamos con hombres y mujeres que vivían tirados frente a la bahía. Especialmente jodida me pareció una escena frente a la famosa heladería Ghirardelli, en las que las colas llegan a hasta la calle para tomar uno de sus famosos y caros helados. La gente los compra y sale al césped, frente a la marina, a comer mirando al mar. Ese domingo caluroso el parque estaba lleno de gente degustando helados y en el medio, con una prudencial distancia, había dos ancianos dormidos vestidos con harapos.
Esa noche, cuando llegamos a nuestro apartamento, mientras abríamos la puerta del garaje, vimos a un hombre que se agachaba a defecar enfrente de nosotros. Lo hacía tapado por el único coche aparcado que había en la calle.
Datos de S. F.
En San Francisco, una de las ciudades de EEUU con más ayudas para sin techo, se calcula que hay al menos 7.000 vagabundos en una ciudad con una población de 837.000 personas. Muchos llegaron del frente en barcos, tras la guerra de Vietnam, y se quedaron abandonados viviendo en sus calles.
Un 40% de personas pobres o casi pobres en la rica California
El estado de California es el responsable del 13% del PIB de Estados Unidos con 1,8 billones de dólares, y del 20% de los sin techo del país, con cerca de 114.000 personas. Si California se considerara un país independiente, sería entre la séptima y la décima economía del mundo (hay informes diversos). La renta per cápita media es de 42.325 dólares. Todas las escenas narradas corresponden a barrios buenos o céntricos de las ciudades mencionadas que recorrimos durante 15 noches. No observamos apenas inmigrantes latinos o asiáticos entre los sin techo, la inmensa mayoría eran estadounidenses blancos o afroamericanos.
Este texto versa sobre los vagabundos, el último escalafón social de cualquier país, pero según los datos oficiales del Public Policy Institute of California, un 16,4% de los californianos viven en la pobreza y un 40% en la pobreza o rayando la pobreza.
Fuente:
http://www.huffingtonpost.es/javier-brandoli/retratos-y-datos-de-la-ob_b_11764300.html?utm_hp_ref=spain
The Huffington Post
La pobreza
Donde hay pobreza produce pena; donde hay riqueza produce asco.
Hay un hombre tirado en la acera junto a su silla de ruedas en Hollywood Boulevard. Ambos, silla y hombre, lo hacen en escorzo, dándose la espalda, bajo la escasa sombra de dos cajeros automáticos del Bank of America. Nadie mira, ni se detiene, es sólo una persona más que se consume en la calle. Son muertos, vivos, pero muertos.
No hay uno, hay cientos.
Sólo hay que acostumbrarse a sortearlos si cayeron en medio del camino. Deambulan por las calles, hablan solos, en ocasiones a gritos. Algunos beben o se drogan y entonces su voz es más fuerte. Luego duermen, a cualquier hora, en cualquier lugar.
En nuestro apartamento alquilado de Venice Beach los escucho gritar cada noche. Son decenas de vagabundos que duermen en la misma arena o justo debajo del parking al que asoma nuestra ventana. ¡Fuck Trump!, gritan. Y algunos repiten el alarido como un mantra que les hace cerrar los ojos entre ciertas risas.
No piden dinero, no piden ya nada. Esperan morir.
En el centro de Los Ángeles, en las calles Spring y Main Street, justo antes de Chinatown, hay una larga hilera de tiendas de campañas en las que duermen decenas de personas. Cuando cae la noche ellos se sientan en el bordillo de la acera y ven pasar los coches quizá con el íntimo deseo de que alguno les arrolle. Muchos son ahí veteranos de guerra. No piden dinero, no piden ya nada. Esperan morir.
Datos de L. A.
En la ciudad de Los Ángeles ha subido en 2015 un 5,7% el número de sin techo. Según los datos oficiales, hay en el condado de Los Ángeles 46.874 vagabundos. El alcalde Eric Garcetti resume así la situación: "A pesar de nuestro progreso, Los Ángeles se enfrenta a una escasez histórica de viviendas, una crisis de enfermos mentales asombrosa y los veteranos de guerra se están convirtiendo a diario en personas sin hogar".
Palm Springs: "yonquis en la ciudad de Elvis"
Al salir de nuestra Guest House, Desert Rivera Hotel, donde se han reunido los vecinos junto a la piscina para hacer una cena-barbacoa que empezó a las 17:30 y acabó, con toda ya limpio, a las 19:30 horas, bromeamos si esta ciudad no sería Pleasantville (película de 1998 que muestra un pueblo perfecto).
Cruzamos una zona de villas con jardines milimétricamente cuidados en un barrio limpio, de calles amplias. Hace mucho calor, son las 20:30 horas. Vamos a la parada de autobús que nos llevará a Indian Canyon Drive y Palm Canyon Drive, zona de bares y tiendas. Llega entonces el autobús, subimos y justo cuando vamos a pagar nos percibimos de una imagen desoladora.
Hay siete personas dentro, nada más: tres negros y cuatro blancos. El primero es un blanco, de unos cincuenta años, con un gorro de lana y un carrito con bolsas de basura en las que lleva sus pertenencias. Detrás hay una mujer blanca y una mujer negra, sentadas cada una a un lado del pasillo y con aspecto muy pobre. Ambas llevan también bolsas con ropa. Murmuran y hablan solas quejándose del ruido que hace una pareja que tienen síntomas claros de alcohol y drogas y que están sentados al final del autobús. Él le muerde el cuello y ella grita. Nos sentamos y justo al hacerlo vemos que detrás hay una mujer blanca muy gorda medio desmayada en los brazos de un chico parece más joven. Ella está llena de tatuajes y el lleva también un gorro de lana.
Él le acaricia el pelo y ella, si estuviera en una cama, juraría que allí mismo se estaba muriendo
Unas pocas paradas después, tras contemplar por la ventanilla una ciudad vacía por la que deambulan como zombis sombras con carritos o bolsas, llegamos a nuestro destino. Bajan con nosotros el hombre cincuentón blanco con su armario con ruedas y las dos mujeres mayores. Al levantarnos y girarnos veo que la mujer desmayada tiene la cara llena de costras y los brazos y piernas con picaduras. El chico también. Supongo que es sida y se inyectan heroína.
Datos de P. S.
El Dessert Sun, periódico local, publicaba el pasado 26 de junio que las drogas y vagabundos eran un enrome problema para los negocios de Palm Springs y calificaban el problema de interminable. El último informe dice que hay al menos 2000 sin techo viviendo en esta población de 46.000 habitantes famosa por ser un lugar lleno de campos de golf, hoteles, tiendas y restaurantes levantados en medio del desierto. Elvis Presley vivió aquí entre 1966 y 1967.
San Diego: el campamento de los vagabundos veteranos de guerra
En San Diego cruzamos la calle junto a Batman, Spiderman, Thor y Doraemon. Es el fin de semana del Comic-Con, el festival de cómics más grande del planeta, y las avenidas se han llenado de personas disfrazadas que pasean con capas, hachas o alas en la espalda. Todos los hoteles están reservados desde hace meses y por dormir en un motel con cucarachas, literal, pagamos 180 dólares. En otros moteles nos pidieron hasta 400 dólares.
Tras recorrer el puerto vamos a la zona marítima donde está el Midway Museo. Los gritos de un tipo que dice que ese museo es bullshit (mierda) se mezclan con los de otra cadena de vagabundos que esperan casi a la sombra del portaviones. Es una larga fila que se desparrama por el suelo. Me llama la atención una chica joven, no parece enferma pese a cubrirla una capa de mugre, que habla con un perro dormido que está tumbado a su lado.
Hay muchos carteles que parecen estandartes y en el centro hay uno en el que se lee: "Villa de veteranos sin techo" Decidimos después ir a visitar el Balboa Park y en el camino, en una larga cuesta, vemos decenas de personas tiradas en la calle y algunas tiendas de campaña.
Al asomarnos vemos que hay una explanada llena de tiendas de campañas donde viven cientos de ex-militares que se han jugado la vida por su país a cambio de una lona de plástico, unos retretes comunitarios y un plato de comida recalentada al regreso. Algunos gritan y otros dormitan sobre la acera con sus cuerpos débiles, flácidos, como si hubieran recibido un disparo mortal que les atravesara el pecho.
Datos de S. D.
El 1 de marzo de 2016, el San Diego City Council aprobó por unanimidad un plan en el que participan varias administraciones de 12,5 millones de dólares pasa sacar a 1000 veteranos de guerra de las calles y darles una vivienda. San Diego es la cuarta ciudad de EEUU con más sin techo. En 2015, la cifra oficial de vagabundos era de 8742 de los que se calcula que cerca de 1500 son veteranos de guerra. Su población es de 1,3 millones de personas.
San Francisco: hordas de sin techo
En San Francisco nos alojamos en un apartamento en la Golden Gate Avenue casi esquina Larkin Street. Lo elegimos porque nos pareció céntrico, cerca del Ayuntamiento, la ópera y el museo asiático. Cuando llegamos y vamos a meter el coche en el parking nos llama la atención las decenas de personas que hay tiradas en la calle frente a nuestro portal.
Decidimos dejar el coche e irnos andando al centro, a Chinatown y la zona de Union Square. Las cuatro manzanas que rodeaban muestra vivienda eran literalmente una horda de sin techo, camellos y drogadictos desparramados por las aceras. Algunos gritaban solos, otros arrastraban sus carritos y la mayoría estaban tirados en el suelo. Muchos, eso lo vimos durante todo el viaje, estaban en sillas de ruedas, llevaban muletas o tenían serias dificultades en caminar.
Por las noches, el panorama era más desolador: quedaban solo ellos y los que fumaban y vendían marihuana. Recuerdo una vez que tuvimos que esquivar a una chica mulata joven, de buen aspecto, que dormía atravesada en medio de la acera. Tenía una bolsa a un metro de sus brazos que debió arrojar al suelo mientras se desmayaba.
La misma imagen vimos en la zona del Embarcadero, donde una mañana que alquilamos unas bicis para ir hasta el Golden Gate, nos cruzábamos con hombres y mujeres que vivían tirados frente a la bahía. Especialmente jodida me pareció una escena frente a la famosa heladería Ghirardelli, en las que las colas llegan a hasta la calle para tomar uno de sus famosos y caros helados. La gente los compra y sale al césped, frente a la marina, a comer mirando al mar. Ese domingo caluroso el parque estaba lleno de gente degustando helados y en el medio, con una prudencial distancia, había dos ancianos dormidos vestidos con harapos.
Esa noche, cuando llegamos a nuestro apartamento, mientras abríamos la puerta del garaje, vimos a un hombre que se agachaba a defecar enfrente de nosotros. Lo hacía tapado por el único coche aparcado que había en la calle.
Datos de S. F.
En San Francisco, una de las ciudades de EEUU con más ayudas para sin techo, se calcula que hay al menos 7.000 vagabundos en una ciudad con una población de 837.000 personas. Muchos llegaron del frente en barcos, tras la guerra de Vietnam, y se quedaron abandonados viviendo en sus calles.
Un 40% de personas pobres o casi pobres en la rica California
El estado de California es el responsable del 13% del PIB de Estados Unidos con 1,8 billones de dólares, y del 20% de los sin techo del país, con cerca de 114.000 personas. Si California se considerara un país independiente, sería entre la séptima y la décima economía del mundo (hay informes diversos). La renta per cápita media es de 42.325 dólares. Todas las escenas narradas corresponden a barrios buenos o céntricos de las ciudades mencionadas que recorrimos durante 15 noches. No observamos apenas inmigrantes latinos o asiáticos entre los sin techo, la inmensa mayoría eran estadounidenses blancos o afroamericanos.
Este texto versa sobre los vagabundos, el último escalafón social de cualquier país, pero según los datos oficiales del Public Policy Institute of California, un 16,4% de los californianos viven en la pobreza y un 40% en la pobreza o rayando la pobreza.
Fuente:
http://www.huffingtonpost.es/javier-brandoli/retratos-y-datos-de-la-ob_b_11764300.html?utm_hp_ref=spain
miércoles, 23 de septiembre de 2015
LOS PORQUÉS DEL TIEMPO » La niebla de San Francisco. El origen está en las aguas frías que condicionan el clima de la bahía
Una de las imágenes más famosas del planeta es la del puente Golden Gate, símbolo de la ciudad californiana de San Francisco, emergiendo desde la cerradísima niebla. De clima mediterráneo, esta ciudad americana se caracteriza por sus inviernos frescos y húmedos (con lluvias relativamente abundantes) y unos veranos secos y no muy calurosos. De hecho, la temperatura media durante todo el año no excede los 19-20 grados, ya que su clima fresco está fuertemente condicionado por la omnipresente corriente fría de California (corriente marina que se extiende a lo largo de la costa occidental de América del Norte, desde Alaska hacia el sur, paralela al litoral americano). Mark Twain dijo una vez que, "no he pasado nunca más frío que un verano en San Francisco."
Precisamente el origen de la formación de esta espesa niebla estival lo encontramos en estas aguas frías que condicionan el clima de San Francisco. Esta se forma cuando el aire cálido y húmedo del océano Pacífico se abalanza sobre la corriente fría de California que, como hemos dicho, fluye paralela a la costa. Este aire caliente y húmedo se enfría desde abajo, su humedad relativa aumenta y el vapor de agua se condensa a medida que avanza a través de la bahía o de la tierra formando la niebla. Este tipo de nieblas se llama de advección.
Por cierto, el color del puente es un rojo con acabado en plomo, conocido como naranja internacional, y fue elegido porque no solo armoniza muy bien con el entorno natural, sino que además hace mucho más visible el puente en días de niebla.
http://elpais.com/elpais/2014/07/24/actualidad/1406227094_054418.html
Precisamente el origen de la formación de esta espesa niebla estival lo encontramos en estas aguas frías que condicionan el clima de San Francisco. Esta se forma cuando el aire cálido y húmedo del océano Pacífico se abalanza sobre la corriente fría de California que, como hemos dicho, fluye paralela a la costa. Este aire caliente y húmedo se enfría desde abajo, su humedad relativa aumenta y el vapor de agua se condensa a medida que avanza a través de la bahía o de la tierra formando la niebla. Este tipo de nieblas se llama de advección.
Por cierto, el color del puente es un rojo con acabado en plomo, conocido como naranja internacional, y fue elegido porque no solo armoniza muy bien con el entorno natural, sino que además hace mucho más visible el puente en días de niebla.
http://elpais.com/elpais/2014/07/24/actualidad/1406227094_054418.html
sábado, 1 de agosto de 2015
24 HORAS EN San Francisco. En la colina de Janis Joplin en San Francisco. Por los barrios de la multicultural ciudad de EE UU y su pasado ‘hippy’ y ‘beat’. De Chinatown a Russian Hill, pasando por el latino. The Mission o Little Italy. Cada uno con su ambiente, su cultura y su manera de convivir.
Si usted quiere conocer el mundo en un día, debe ir a San Francisco. En ningún otro lugar los altavoces de los autobuses hablan inglés, chino y español. Fundada por las misiones españolas en América, lo fue todo durante la fiebre del oro y quedó en nada tras un terremoto en 1906, recuperando su pujanza cuando fue tomada por hippies y beatniks en los años cincuenta del siglo XX, y se convirtió en la pacífica y tranquila capital cultural de la Costa Oeste norteamericana.
9.00 Paseo entre obras de arte callejeras
The Mission, el barrio más antiguo de la ciudad, es hoy uno de los más concurridos y coloridos. Fundado en 1776, empezó a reclutar población latina a mediados de los años cincuenta del siglo XX. Puedes arrancar el día con un pedazo de tarta casera con un capuchino en Mission Pie (1, pincha sobre el mapa para verlo ampliado) o atreverte con un desayuno mexicano en La Taquería, uno de los preferidos por los clientes habituales por sus crujientes burritos.
Si The Mission parece un pedazo de México en medio de Estados Unidos no es solo por su atmósfera latina y la buena temperatura constante. La tradición muralista del vecino del Sur también llegó a este barrio de inmigrantes en los años cincuenta. Hoy puedes ver líderes revolucionarios y vírgenes de Guadalupe en cualquier esquina, pero Balmy Alley, una calle donde el blanco no existe, y la Galería de la Raza (2), que reúne obra callejera desde 1970, te darán lo mejor.
Caminamos hasta el edificio más antiguo de la ciudad, la Misión de Dolores (3), en la plaza conocida como la sala de estar de The Mission, y subimos hasta el Castro, el emblemático barrio gay. Miremos donde miremos, también en el paso de peatones, habrá una bandera arcoíris que recuerda el inicio de la lucha por los derechos homosexuales. Cerca está el Castro Theatre (4), el cine de neones donde Alfred Hitchcock sigue en cartelera.
11.00 Calles en vertical
Farolillos en el barrio chino de San Francisco. / RON KOEBERER
De México a China hay tres paradas de metro. Cruza Dragon’s Gate y sumérgete en los comercios orientales en los bajos de edificios estilo pagoda de los felices años veinte. Trepa en tranvía cualquiera de las calles de la zona más vertical y famosa de San Francisco. Rápidamente vas a llegar a North Beach, la cuna de la cultura beatnik y ahora un barrio bohemio y tranquilo donde, aun entre semana, se sigue leyendo el periódico en papel con una calma inusual en lugares como Caffe Trieste (5). Dos calles más abajo está la Meca de los lectores de este flanco: la librería City Lights (6). Jack Kerouac tiene en este barrio hasta su propia avenida.
Subimos ahora por las escaleras de Filbert Street hasta la COIT Tower (7), la torre art déco de 1933, para ver cómo las calles se deslizan entre casitas victorianas de colores pastel. Desde arriba, el puente de Golden Gate se asoma tras la niebla, lejano, pequeño pero imponente. Bajando se llega a otra de las calles ineludibles, Lombard Street, de escaleras, flores y una cinematográfica calzada en zigzag, que conduce a Russian Hill (8).
Los más interesados en Asia no se pueden perder la Chinese Historical Society (9), donde descubrirán la influencia china en San Francisco, y mucho menos el Museo de Arte Asiático (10), una de las colecciones de arte oriental más grandes del mundo: 18.000 piezas que cubren 6.000 años de historia desde Pakistán hasta Japón.
13.30 Leones marinos al sol
Mapa de San Francisco. / JAVIER BELLOSO
San Francisco es una de las mejores ciudades para disfrutar de la costa. Los leones marinos ven la vida pasar en el Pier 39 (11), y no es para menos. A mediodía, un sol de invierno calienta lo justo y el horizonte es un espectáculo. Las nubes se van levantando y el Golden Gate reluce, se acerca. Las residencias de los barrios de enfrente empiezan a aparecer y, entre otros puentes y barcos, la cárcel de Alcatraz (12). Para visitarla, seguramente la experiencia más hollywoodiense del viaje, compre las entradas por Internet con antelación.
Cerca del puerto se encuentra el Exploratorium (13), un museo de la ciencia poco habitual. Para los que tengan prisa, su página web reproduce muchas de sus actividades en formato digital. Otra visita recomendable: el Acuario, un tubo de cristal que entra en el mar y que nos permite caminar entre tiburones blancos y manta-rayas.
15.00 Dos museos donde disfrutar
Entre la realidad y la leyenda, el Golden Gate (14). La puerta entre el océano Pacífico y San Francisco. Fue la estructura en suspensión más larga del mundo desde que se construyó, en 1937, hasta 1964. Un puente mítico de estilo art déco con seis carriles y una acera plagada de bicicletas, turistas y deportistas. Cerca, el Golden Gate Park (15), un jardín kilométrico donde se encuentran, cara a cara, dos de los experimentos arquitectónicos más recientes de la ciudad. El techo vivo, sinuoso y tapizado con plantas autóctonas de la Academia de las Ciencias de California (16), proyecto del italiano Renzo Piano, y la remodelación del Museo de Young, uno de los primeros de la ciudad, que reabrió hace 10 años. El proyecto, de Herzog & De Meuron, contribuye al disfrute del arte estadounidense y del clima californiano, con espacios como la zona pública de esculturas. En el lateral oeste del museo, el Jardín Japonés nos recuerda que en la multiétnica San Francisco podemos dar la vuelta al mundo.
19.00 Una tarde de paz y amor
El interior del Café Magnolia, en San Francisco. Acaba el día en el más hippy de los barrios hippies: Haight Ashbury (17). Aún en el Golden Gate Park se encuentra Hippie Hill, una colina donde jóvenes y viejos pasan el tiempo entre guitarras sobre el césped desde que lo hicieron Janis Joplin y los suyos en algún momento de los años sesenta. Las malas lenguas del barrio dicen que si te acuerdas del Verano del Amor es que no estuviste allí. Las calles siguen oliendo genuinamente a marihuana y los doctores de la zona la recetan (en California es legal su uso medicinal). En la calle Haight se podían ver hasta hace poco grafitis de Banksy, y hasta el 11 de julio se puede ver la Haight Street Rat (La rata de la calle Haight) en la Galería 836M (18) (www.836m.org), una obra que el artista pintó en 2010 en un hostal.
La calle Haight está llena de tiendas vintage, cafeterías y restaurantes. Para muchos, la mejor cena, la más norteamericana, está en el Café Magnolia (19) (www.magnoliapub.com).
9.00 Paseo entre obras de arte callejeras
The Mission, el barrio más antiguo de la ciudad, es hoy uno de los más concurridos y coloridos. Fundado en 1776, empezó a reclutar población latina a mediados de los años cincuenta del siglo XX. Puedes arrancar el día con un pedazo de tarta casera con un capuchino en Mission Pie (1, pincha sobre el mapa para verlo ampliado) o atreverte con un desayuno mexicano en La Taquería, uno de los preferidos por los clientes habituales por sus crujientes burritos.
Si The Mission parece un pedazo de México en medio de Estados Unidos no es solo por su atmósfera latina y la buena temperatura constante. La tradición muralista del vecino del Sur también llegó a este barrio de inmigrantes en los años cincuenta. Hoy puedes ver líderes revolucionarios y vírgenes de Guadalupe en cualquier esquina, pero Balmy Alley, una calle donde el blanco no existe, y la Galería de la Raza (2), que reúne obra callejera desde 1970, te darán lo mejor.
Caminamos hasta el edificio más antiguo de la ciudad, la Misión de Dolores (3), en la plaza conocida como la sala de estar de The Mission, y subimos hasta el Castro, el emblemático barrio gay. Miremos donde miremos, también en el paso de peatones, habrá una bandera arcoíris que recuerda el inicio de la lucha por los derechos homosexuales. Cerca está el Castro Theatre (4), el cine de neones donde Alfred Hitchcock sigue en cartelera.
11.00 Calles en vertical
Farolillos en el barrio chino de San Francisco. / RON KOEBERER
De México a China hay tres paradas de metro. Cruza Dragon’s Gate y sumérgete en los comercios orientales en los bajos de edificios estilo pagoda de los felices años veinte. Trepa en tranvía cualquiera de las calles de la zona más vertical y famosa de San Francisco. Rápidamente vas a llegar a North Beach, la cuna de la cultura beatnik y ahora un barrio bohemio y tranquilo donde, aun entre semana, se sigue leyendo el periódico en papel con una calma inusual en lugares como Caffe Trieste (5). Dos calles más abajo está la Meca de los lectores de este flanco: la librería City Lights (6). Jack Kerouac tiene en este barrio hasta su propia avenida.
Subimos ahora por las escaleras de Filbert Street hasta la COIT Tower (7), la torre art déco de 1933, para ver cómo las calles se deslizan entre casitas victorianas de colores pastel. Desde arriba, el puente de Golden Gate se asoma tras la niebla, lejano, pequeño pero imponente. Bajando se llega a otra de las calles ineludibles, Lombard Street, de escaleras, flores y una cinematográfica calzada en zigzag, que conduce a Russian Hill (8).
Los más interesados en Asia no se pueden perder la Chinese Historical Society (9), donde descubrirán la influencia china en San Francisco, y mucho menos el Museo de Arte Asiático (10), una de las colecciones de arte oriental más grandes del mundo: 18.000 piezas que cubren 6.000 años de historia desde Pakistán hasta Japón.
13.30 Leones marinos al sol
Mapa de San Francisco. / JAVIER BELLOSO
San Francisco es una de las mejores ciudades para disfrutar de la costa. Los leones marinos ven la vida pasar en el Pier 39 (11), y no es para menos. A mediodía, un sol de invierno calienta lo justo y el horizonte es un espectáculo. Las nubes se van levantando y el Golden Gate reluce, se acerca. Las residencias de los barrios de enfrente empiezan a aparecer y, entre otros puentes y barcos, la cárcel de Alcatraz (12). Para visitarla, seguramente la experiencia más hollywoodiense del viaje, compre las entradas por Internet con antelación.
Cerca del puerto se encuentra el Exploratorium (13), un museo de la ciencia poco habitual. Para los que tengan prisa, su página web reproduce muchas de sus actividades en formato digital. Otra visita recomendable: el Acuario, un tubo de cristal que entra en el mar y que nos permite caminar entre tiburones blancos y manta-rayas.
15.00 Dos museos donde disfrutar
Entre la realidad y la leyenda, el Golden Gate (14). La puerta entre el océano Pacífico y San Francisco. Fue la estructura en suspensión más larga del mundo desde que se construyó, en 1937, hasta 1964. Un puente mítico de estilo art déco con seis carriles y una acera plagada de bicicletas, turistas y deportistas. Cerca, el Golden Gate Park (15), un jardín kilométrico donde se encuentran, cara a cara, dos de los experimentos arquitectónicos más recientes de la ciudad. El techo vivo, sinuoso y tapizado con plantas autóctonas de la Academia de las Ciencias de California (16), proyecto del italiano Renzo Piano, y la remodelación del Museo de Young, uno de los primeros de la ciudad, que reabrió hace 10 años. El proyecto, de Herzog & De Meuron, contribuye al disfrute del arte estadounidense y del clima californiano, con espacios como la zona pública de esculturas. En el lateral oeste del museo, el Jardín Japonés nos recuerda que en la multiétnica San Francisco podemos dar la vuelta al mundo.
19.00 Una tarde de paz y amor
El interior del Café Magnolia, en San Francisco. Acaba el día en el más hippy de los barrios hippies: Haight Ashbury (17). Aún en el Golden Gate Park se encuentra Hippie Hill, una colina donde jóvenes y viejos pasan el tiempo entre guitarras sobre el césped desde que lo hicieron Janis Joplin y los suyos en algún momento de los años sesenta. Las malas lenguas del barrio dicen que si te acuerdas del Verano del Amor es que no estuviste allí. Las calles siguen oliendo genuinamente a marihuana y los doctores de la zona la recetan (en California es legal su uso medicinal). En la calle Haight se podían ver hasta hace poco grafitis de Banksy, y hasta el 11 de julio se puede ver la Haight Street Rat (La rata de la calle Haight) en la Galería 836M (18) (www.836m.org), una obra que el artista pintó en 2010 en un hostal.
La calle Haight está llena de tiendas vintage, cafeterías y restaurantes. Para muchos, la mejor cena, la más norteamericana, está en el Café Magnolia (19) (www.magnoliapub.com).
sábado, 19 de octubre de 2013
Caos en la Bahía de San Francisco por la huelga del transporte. 400.000 pasajeros que utilizan a diario el transporte público en San Francisco y la Bahía sufren los efectos de la huelga
Frustración, caos y estrés es el ambiente que se respira en San Francisco y la Bahía tras declararse en huelga a primeras horas del viernes los trabajadores del BART, el sistema de trasporte que conecta toda la Bahía de San Francisco -167 kilómetros de trazado de vías subterráneas y a cielo descubierto y 44 estaciones- y que es utilizado diariamente por 400.000 viajeros.
En lugar del BART, los residentes de la Bahía se han visto obligados a usar sus coches, lo que ha colapsado todas las vías de acceso a la capital, tanto a primeras horas de la mañana como a última hora de la tarde. Tina Jones, que trabaja en Oakland, se las ha visto y deseado para llegar hasta su puesto de trabajo en la aduana del puerto, “con un tráfico completamente congestionado”.
Las demoras en el tráfico de la Bahía se han visto incrementadas en un 30%, según el Departamento de Transportes de California, y San Francisco ha permanecido colapsado durante todo el día
Muchos pasajeros hacían cola para conseguir una de las 6.000 plazas de autobús que el BART ha puesto gratuitamente para compensar la huelga de los trenes y trasmitían su frustración por un conflicto que “deberían haber evitado para ahorrarnos todos estos inconvenientes”, comentaba Gregory Carter, empleado de una tienda del centro de San Francisco que se ha visto afectado por la huelga.
Otras se han visto forzadas a quedarse en casa, ante la imposibilidad de contar con un medio de transporte para llegar al trabajo, ya que autobuses, ferris y coches no son suficientes para cubrir las demandas de movilidad de una población de 4,3 millones de habitantes que viven en San Francisco y la Bahía y que utilizan el BART como principal medio de transporte.
Shelah Barr que tiene un negocio de masajes de perros en el barrio de Castro, en San Francisco, apuntaba que “varios clientes habían cancelado sus citas y algunos empleados no han podido llegar”.
“Esta huelga va a ser catastrófica”, opina Rufus Jeffris, portavoz de la Bay Area Council, una organización de negocios regional que calculó en 73 millones de dólares al día las pérdidas ocasionadas por la huelga del BART el pasado julio.
Es la segunda vez que los trabajadores del BART se declaran en huelga este año, tras una reunión maratoniana de 30 horas en la que los representantes de los trabajadores y la patronal no han llegado a un acuerdo, si bien han acercado posturas en lo concerniente a retribuciones salariales y el seguro de salud y pensiones.
El punto de discrepancia fundamental es la regulación de la normativa laboral interna, con desacuerdos a la hora de establecer los horarios de trabajo y la comunicación de las incidencias que la empresa propone se haga a través de email en lugar de escribirlas manualmente, como hasta ahora. Los trabajadores también se niegan a recibir sus cheques por vía electrónica en lugar de a mano.
Cecille Isidro, portavoz del sindicato SEIU, señala que “hemos hecho concesiones, pero puestos al límite no hemos tenido más remedio que parar. Esta es la manera en que quieren resolver el conflicto, batallando en la calle”.
Tom Radulovich, presidente del Comité de Dirección del BART, manifiesta que “la posición de los sindicatos es conseguir mejoras salariales sin aceptar ningún cambio en la normativa laboral”. Algo que para Peter Castelli, director ejecutivo local del SEIU, no es más que “una píldora envenenada”. “Intentan que renunciemos a nuestros derechos a golpe de cheque”.
Durante la primera jornada de huelga no se ha producido ningún viso de aproximación entre ambas partes y nadie se atreve a pronosticar hasta cuando durará el conflicto. Se teme que si para el domingo por la tarde no se ha producido un acuerdo, el comienzo de la semana puede ser catastrófico para San Francisco y la Bahía.
jueves, 23 de mayo de 2013
Aterrizaje en San Francisco de un Airbus A380 de Lufthansa, desde la cabina, la torre de control y otros lugares. Maravilloso para los que aman a la aviación.
Aproximacion y aterrizaje de un AIRBUS A 380. Casi casi como ir en cabina. Para aquellos que gustan de los aviones, aquí están los detalles de un A 380 de Lufthansa que llega a San Francisco. Todo está filmado con sumo detalles incluso los comentarios de la torre de control. Este vídeo les ayudará a comprender la complejidad de un aterrizaje y la tecnología que vela por nuestra seguridad. Se necesita pantalla total para apreciar las maravillosas vistas de San Francisco. A disfrutar.
Para verlo mejor pantalla completa. Este viaje lo he realizado 14 veces, aunque todavía no con el Airbus A380.
Para verlo mejor pantalla completa. Este viaje lo he realizado 14 veces, aunque todavía no con el Airbus A380.
viernes, 29 de mayo de 2009
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