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sábado, 24 de septiembre de 2016

Unicef: “España no ha entendido que un niño primero es un niño y luego un inmigrante o refugiado”

InfoLibre

Sara Collantes, experta en políticas de infancia de Unicef Comité Español, denuncia situaciones como la de los jóvenes que intentan saltar la valla de Ceuta y Melilla y son devueltos sin comprobar si son menores. También preocupan los casos de niños y adolescentes que, solos o junto a sus familias, son encerrados en los Centros de Internamiento de Extranjeros.

La experta en políticas de infancia de Unicef Comité Español, Sara Collantes, opina que en España “no se ha entendido bien que un niño primero es un niño y luego, un inmigrante o un refugiado" y esa es la razón por la que teniendo ya cierta tradición tanto en flujos migratorios como en acogida de menores que llegan sin adultos que se hagan cargo de ellos, se siguen repitiendo deficiencias que tienen un impacto directo sobre la protección y el interés superior de estos niños.

“En España los dos sistemas, el de protección a la infancia y el de extranjería y asilo, tienen que darse la mano y aliarse lo suficiente como para otorgar esa doble protección a los niños migrantes o refugiados, que tienen por eso una doble vulnerabilidad. Hay un margen importantísimo para conseguir blindar esa protección en España”, afirma en una entrevista con Europa Press.

Se refiere a situaciones como la de jóvenes que intentan saltar la valla de Ceuta o la de Melilla y son entregados de vuelta a las autoridades marroquíes sin que nadie haya comprobado si eran menores de edad; a la de los niños refugiados que se ven privados del derecho a estar con toda su familia porque los requisitos para la reagrupación familiar dejan fuera a los hermanos mayores de 18 o a los que habiendo entrado en territorio español, malviven en las calles de una ciudad autónoma.

“Nos preocupan mucho las devoluciones automáticas y pedimos su fin así como que se garantice que se identifica correctamente a los niños que intentan acceder por la valla. España, como frontera terrestre con África, tiene el reto de crear un mecanismo de identificación rápida de los menores de edad que intentan acceder a Europa porque si ésta no se lleva a cabo, no se pueden poner en marcha los mecanismos de protección previstos en las leyes y así, estaríamos vulnerando la Convención de los Derechos del Niño, afirma.

Contra las devoluciones automáticas en la valla
Insiste en este sentido en que si los adultos han de tener garantías en un proceso de devolución, en el caso de los niños estas se multiplican, pues han de tener un tutor, un representante legal, que se disponga del tiempo necesario para poder determinar su interés del menor y que se haga mediante personal cualificado capaz de hacer entrevistas en condiciones con los niños. “Nos parece casi imposible que en procedimientos tan sucintos como las devoluciones automáticas se puedan abordar todas estas garantías”, señala.

Según afirma, en UNICEF son “conscientes de que hay un número importante de menores de edad en Marruecos con intención de acceder a territorio español” y de la existencia de ONG que denuncian que algunos de quienes saltan la valla efectivamente lo son. Por eso, piden que se cumpla "de forma estricta" y se paralicen esas prácticas porque “no permiten desplegar el marco de protección que contempla la ley”.

Misma preocupación tiene la agencia de la ONU para la Infancia en lo que respecta a los menores que viajan solos y a quienes no se identifica como potenciales refugiados porque “hay muy poca proactividad”. Collantes recuerda que las cifras de solicitudes de asilo de niños en España “no cuadran”, con 25 casos frente a los 95.000 que se cursaron en la UE el año pasado, siendo frontera sur y teniendo más de 3.000 niños extranjeros tutelados por las comunidades autónomas.

“No se escucha a los niños, ni a los que vienen solos ni a lo que vienen en familia, que son tratados en el paquete familiar, lo que provoca que no podamos hacer identificación de casos que se dan y que no vemos, ya no sólo de trata de seres humanos o reclutamiento forzoso, sino necesidades que se dan dentro de las propias familias y que nos pasan completamente desapercibidas”, lamenta.

Niños en la calle de Melilla
Algunos de esos niños que llegan solos acaban en las calles de Melilla, lo que no escapa tampoco a UNICEF. Collantes lo relaciona con el cambio legislativo en el que se introdujo que si un menor abandona un centro de protección durante seis meses, la administración cesa la tutela. A juicio de la Agencia de la ONU, esta situación no debería darse, como tampoco pierden la responsabilidad los padres de un hijo que por circunstancias, se va de casa y acaba en una situación de absoluta desprotección y vulnerabilidad social “como la que se está viendo en Melilla”.

“Pedimos que se intensifique el trabajo a pie de calle con estos niños, hay que acompañarles. Somos conscientes de que algo se está haciendo y que se dan los primeros esfuerzos y el propio Defensor del Pueblo lo ha valorado, pero creemos que hay margen para seguir reforzando este trabajo y conseguir un objetivo fundamental: la integración plena de estos niños en nuestra sociedad y no esperar a que cumplan la mayoría de edad para tomar otras decisiones con ellos”, añade.

Niños que acaban en los CIE
Se refiere en la misma línea a los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE), donde según un informe del Servicio Jesuíta a Migrantes con datos del Ministerio del Interior, estuvieron encerrados 19 menores el año pasado porque no se les había identificado como tales. “Es muy grave. Creemos realmente que la apreciación de la edad debe basarse primero en la documentación que lleva el menor, en línea con las sentencias del Tribunal Supremo, y recurrir exclusivamente como último recurso y sólo con objeto de protección a las pruebas de determinación de la edad”, asegura.

UNICEF defiende que si el caso no está claro, se debe aplicar el beneficio de la duda para conseguir el tratamiento más garantista “y eso significa evitar el internamiento y poner en marcha otras medidas ya previstas como las comparecencias periódicas o un sistema de supervisión”. “Hay que evitar el internamiento, también de niños con sus familias, porque tiene efectos muy duraderos y físicos e incluso de somatización que deben ser evitados a toda costa”, añade.

Collanes incide en que “hay margen de mejora ya sea a nivel de inclusión como de protección”. “Creo que todos los actores nos tenemos que encaminar en ese sentido porque los niños migrantes están entre los más vulnerables del mundo y por supuesto de España, y porque no hay que olvidar un niño es ante todo un niño, por encima de cualquier estatus migratorio que en el fondo lo que hace es pervertir esa categoría de niño, que es la categoría por excelencia como casi todos los Estados del mundo han consensuado firmando la Convención de la ONU al respecto”, afirma.

Fuente: http://www.infolibre.es/noticias/politica/2016/09/18/ni_refugiados_inmigrantes_los_ninos_son_solo_ninos_54969_1012.html

domingo, 12 de enero de 2014

Cómo pinchar un año cargado de ilusión. Hay quien plantea como argumento una emoción que es frecuentemente una tontería peligrosa

El año que empieza puede ser un año cargado de ilusión. Ilusión en el análisis económico español, ilusión en Cataluña, ilusión en la marcha de la Unión Europea… Y eso es, precisamente, lo malo. Ilusión significa, según el Diccionario de la Real Academia, “imagen sugerida por los sentidos que carece de verdadera realidad”. Es muy posible que en 2014 los ciudadanos tengamos que emplear muchas de nuestras escasas energías en vislumbrar cuál es la “verdadera realidad”, por encima del aluvión de ilusiones con que se nos abrumará.

En un estupendo artículo titulado Sobre todo, que no decaiga (EL PAÍS 29/12/2013), Manuel Cruz describía la maniobra favorita de los nacionalismos, que consiste en convertir un debate político en un conflicto ente emociones: una, por supuesto, es inequívocamente positiva, la ilusión; la otra, claramente negativa, el miedo. Así que cualquier intento de argumentar se convertirá en 2014 en la mala idea de un cenizo que quiere pinchar el globo de la ilusión o en una sombría amenaza.

Lo mismo se podría aplicar al análisis de la situación económica. El Gobierno está muy ilusionado con los nuevos apuntes macroeconómicos. Por supuesto, son calificados de agoreros quienes argumentan que el coste que está pagando una parte importante de la población es excesivo y que se trata, además, de un segmento de la sociedad que no tuvo responsabilidad en lo sucedido, puesto que se vio aplastada por un terremoto financiero provocado, precisamente, por los grandes predicadores de la ilusión. En los próximos meses veremos cómo surgen grandes apóstoles que nos piden, otra vez, compartir la visión, la fe y la confianza con la que ellos ya han sido bendecidos.

Pues bien, de eso se trata. De pinchar todos los globos de ilusión con que van a querer rodearnos. Pensémoslo bien. Cuando un político, un candidato, en Madrid, en Barcelona, en Sevilla o en último pueblo del último rincón se nos aproxime hablando de lo ilusionado que está, de la gran ilusión con la que encara el futuro, pongamos cara de pocos amigos, recordemos a María Moliner y a la Real Academia, y exijamos argumentos y “verdaderas realidades”. Recordemos que la ilusión no es un argumento, sino, frecuentemente, una tontería y que, a veces es, incluso, muy peligrosa.

Lo primero que tenemos a la vista son las elecciones europeas. Es un buen campo donde empezar a practicar con la aguja. Son unas elecciones importantes. Ya hemos visto lo que puede hacer la Unión Europea, las decisiones que adopta y las consecuencias que tienen para la vida cotidiana de los ciudadanos. Hasta hace poco, nos lo habían contado, pero seguíamos creyendo que la Unión tenía que ver sobre todo con el comercio. Ahora ya sabemos que los Presupuestos Generales del Estado pasan antes por Bruselas que por el Parlamento español y que se cambian y cortan de acuerdo con informes elaborados por técnicos comunitarios. Ahora ya sabemos lo que ha ocurrido en Grecia, y en Portugal; lo que es una troika y qué sucede cuando el presidente de la Comisión es alguien como el actual, José Manuel Barroso, al servicio de una desproporcionada dirección alemana, incapaz de defender el espacio común europeo.

Atentos cuando nos hablen de la ilusión de crear una Europa más próspera, más solidaria, más progresista. Déjense de fantasías y presenten propuestas concretas. Los pasos, incluso los pasitos. Eso es lo que hay que exigir. Por ejemplo, ¿va a defender su grupo la creación de un Fondo Europeo contra el Desempleo? ¿Luchará por conseguir eurobonos que, al menos, garanticen que una determinada parte de la deuda española, portuguesa o griega pague los mismos intereses que la alemana? ¿Qué hará para lograr que la Unión bancaria incluya un verdadero Fondo Europeo de Garantía de Depósitos y no esa aguada “coordinación” de la que ahora se habla? Ninguno de estos tres asuntos son ilusiones. Son cosas concretas que se pueden hacer a nivel europeo, que ya han sido planteadas y discutidas y que no se llevan a cabo por la resistencia, sobre todo, de Alemania.
Fuente: Soledad Gallego Díaz. El País.
solg@elpais.es
En el minuto 39:45 comienza con un solo de piano una bellísima versión con la voz de Ibraim y el piano extraordinario de Roberto Fonseca que merecen ser oídos. Una fusión de canción cubana y piano jaz inigualable, actual, magnífica lección de buena música.

domingo, 10 de noviembre de 2013

"Bancocracia": de la república de Venecia a Mario Draghi y Goldman Sachs

Éric Toussaint
CADTM

Traducido por Alberto Nadal
Desde el siglo XII hasta comienzos del siglo XIV, la Orden de los Templarios, presente en una gran parte de Europa, se convirtió en banquero de los poderosos. Contribuyó a financiar varias cruzadas. A comienzos del siglo XIV, se había convertido en la principal acreedora del rey de Francia Felipe el Hermoso. Frente al peso de una deuda que gravaba sus recursos, Felipe el Hermoso se libró de sus acreedores y, de la misma, de su deuda, demonizando la Orden de los Templarios, acusándola de múltiples crímenes [2] . La Orden fue prohibida, sus jefes ejecutados y sus bienes confiscados. La Orden de los Templarios carecía de un estado y de un territorio para hacer frente al rey de Francia. Su ejército (15.000 hombres, de ellos 1.500 caballeros), su patrimonio y sus créditos con los dirigentes no la protegieron de la potencia de un estado decidido a eliminar a su principal acreedor.

En la misma época (siglos XI-XIV), los banqueros venecianos financiaban también cruzadas y prestaban dinero a los poderosos de Europa, pero maniobraron mucho más hábilmente que la Orden de los Templarios. En Venecia, se apoderaron de la cabeza del estado dándole la forma de una república. Financiaron la transformación de Venecia, ciudad-estado, en un verdadero imperio que comprendía Chipre, Eubea (Negrepont) y Creta. Adoptaron una estrategia imparable para enriquecerse duraderamente y garantizar el reembolso de sus créditos: fueron ellos quienes decidieron endeudar al estado veneciano con los bancos que poseían. Los términos de los contratos de los préstamos fueron definidos por ellos puesto que eran a la vez propietarios de los bancos y dirigentes del estado.

Mientras Felipe el Hermoso tenía interés en librarse físicamente de sus acreedores para liberarse del peso de la deuda, el estado veneciano devolvía hasta la última moneda de la deuda a los banqueros. Éstos tuvieron por otra parte la idea de crear títulos de la deuda pública que podían circular de un banco a otro. Los mercados financieros comenzaban entonces a ponerse en pie [3] . Este tipo de préstamo es el precursor de la forma principal de endeudamiento de los estados tal como se conoce en el siglo XXI.

Siete siglos después del aplastamiento de la Orden de los Templarios por Felipe el Hermoso, hoy los banqueros de Europa, igual que sus predecesores venecianos o genoveses, no tienen manifiestamente que estar inquietos por los gobiernos actuales.

Los estados nacionales y el protoestado que es la Unión Europea de hoy son quizás más complejos y sofisticados que las repúblicas de Venecia (o de Génova) de los siglos XIII al XVI, pero son con igual crudeza los órganos de ejercicio del poder de la clase dominante, el 1% opuesto al 99%. Mario Draghi, antiguo responsable de Goldman Sachs en Europa, dirige el Banco Central Europeo. Los banqueros privados han colocado a sus representantes o a sus aliados en puestos clave en los gobiernos y las administraciones. Los miembros de la Comisión Europea están muy atentos a la defensa de los intereses de las finanzas privadas, y el trabajo de lobby que los bancos ejercen ante parlamentarios, reguladores y magistrados europeos es de una eficacia temible.

Que un puñado de grandes bancos capitalistas ocupe el primer plano estos últimos años, no debe ocultar el papel de las grandes empresas privadas de la industria y del comercio, que usan y abusan de su proximidad a las estructuras del estado de forma tan hábil como los banqueros. La interconexión y la imbricación inextricables entre los estados, los gobiernos, los bancos, las empresas industriales y comerciales, y los grandes grupos privados de comunicación constituyen, por otra parte, una de las características del capitalismo, tanto en su fase actual como en las precedentes.

Efectivamente, desde la victoria del capitalismo como modo de producción y como formación social dominante, el poder es ejercido por los representantes de los grandes grupos privados y sus aliados.

Desde un punto de vista histórico, la New Deal iniciada por el presidente F. Roosevelt en 1933 y los treinta años que siguieron a la II Guerra Mundial aparecen como un paréntesis durante el cual la clase dominante tuvo que hacer concesiones, ciertamente limitadas pero reales, a las clases populares. Los grandes patronos tuvieron que disimular un poco su dominio sobre el estado. Con el giro neoliberal emprendido a finales de los años 1970, abandonaron la discreción. Los años 80 ponen en un primer plano una clase dominante completamente desinhibida que asume y proclama con cinismo la carrera por la ganancia y la explotación generalizada de los pueblos y de la naturaleza. La fórmula, tristemente célebre, de Margaret Thatcher “There is no alternative” marca hasta hoy el paisaje político, económico y social, a través de los ataques violentos a los derechos y conquistas sociales. Mario Draghi, Angela Merkel, Silvio Berlusconi (gran patrón italiano), José Manuel Barroso, aparecen como figuras emblemáticas de la consecución del proyecto thatcheriano. La complicidad activa de los gobiernos socialistas (de Schröeder a Hollande, pasando por Tony Blair, Gordon Brown, Papandreu, Zapatero, Socrates, Letta, Di Rupo, y muchos otros) muestra hasta qué punto se insertaron en la lógica del sistema capitalista, hasta qué punto forman parte del sistema igual que Barack Obama del otro lado del Atlántico. Como afirmaba el multimillonario americano Warren Buffet, “es una guerra de clases, y es mi clase la que va ganando”.

El sistema de la deuda pública tal como funciona en el capitalismo constituye un mecanismo permanente de transferencia de riquezas producidas por el pueblo hacia la clase capitalista. Este mecanismo se ha reforzado con la crisis comenzada en 2007-2008, pues las pérdidas y las deudas de los bancos privados han sido transformadas en deudas públicas. A una gran escala, los gobiernos han socializado las pérdidas de los bancos a fin de permitirles continuar haciendo beneficios que redistribuyen a sus propietarios capitalistas.

Los gobiernos están directamente conchabados con los grandes bancos y ponen a su servicio los poderes y las arcas públicas. Hay un va y viene permanente entre los grandes bancos y los gobernantes. El número de ministros de finanzas y de economía, o de primeros ministros, que provienen directamente de los grandes bancos o que van a ellos cuando abandonan el gobierno no deja de aumentar desde 2008.

El oficio de la banca es demasiado serio para ser dejado en manos del sector privado, es necesario socializar el sector bancario (lo que implica su expropiación) y colocarlo bajo control ciudadano (de los asalariados de los bancos, de los clientes, de las asociaciones y de los representantes de los actores públicos locales), pues debe estar sometido a las reglas de un servicio público [4] y las rentas que su actividad genera deben ser utilizadas para el bien común.

La deuda pública contratada para salvar a los bancos es definitivamente ilegítima y debe ser repudiada. Una auditoría debe determinar las demás deudas ilegítimas y/o ilegales y permitir una movilización tal que una alternativa anticapitalista pueda tomar forma.

La socialización de los bancos y la anulación/repudio de las deudas ilegítimas deben inscribirse en un programa más amplio [5].

Como durante la república de Venecia, hoy en la Unión Europea y en la mayoría de los países más industrializados del planeta, el estado está en ósmosis con la gran banca privada y paga dócilmente la deuda pública. El no pago de la deuda ilegítima, la socialización de la banca así como otras medidas vitales serán el resultado de la irrupción del pueblo como actor de su propia historia. Se tratará de poner en pie un gobierno tan fiel a los oprimidos como los gobiernos de Merckel y Hollande lo son a las grandes empresas privadas. Tal gobierno del pueblo deberá hacer incursiones en la sacrosanta gran propiedad privada para desarrollar los bienes comunes a la vez que respeta los límites de la naturaleza. Ese gobierno deberá igualmente realizar una ruptura radical con el estado capitalista y erradicar todas las formas de opresión. Una auténtica revolución es necesaria.

Notas:
[1] Ver David Graeber, En deuda. Una historia alternativa de la economía, Editorial Ariel, Barcelona, 2012, 714 pp; Thomas Morel et François Ruffin, Vive la Banqueroute!, Paris, Fakir Editions, 2013.
[2] Fernand BRAUDEL, Civilisation matérielle, économie et capitalisme. XVe-XVIIIe siècle. Paris, Armand Collin, 1979; David Graeber, En deuda. Una historia alternativa de la economía, Editorial Ariel, Barcelona, 2012, 714 pp
[3] El sector bancario debería ser enteramente público con excepción de un sector cooperativo de pequeña talla con el que podría cohabitar y colaborar.
[4] Ver Damien Millet y Eric Toussaint, Europa, ¿qué programa de urgencia frente a la crisis? http://cadtm.org/Europa-Que-programa-de-urgencia . Ver también Thomas Coutrot, Patrick Saurin y Eric Toussaint. Anular la deuda o gravar al capital: ¿Por qué elegir? http://cadtm.org/Anular-la-deuda-o-gravar-al. Finalmente, ver ¿Qué hacer con la deuda y el euro?, http://cadtm.org/Que-hacer-con-la-deuda-y-el-euro publicado el 30 de abril de 2013.
Éric Toussaint, doctor en ciencias políticas, es presidente del CADTM Bélgica (Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, www.cadtm.org ) y miembro del consejo científico de ATTAC. Autor, entre otros libros, de Una mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad, Icaria 2010; La Deuda o la Vida (junto a Damien Millet) Icaria, Barclona, 2011; La crisis global, El Viejo Topo, Barcelona, 2010;. La bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos, Gakoa, 2002.
Fuente: http://cadtm.org/Francais

domingo, 5 de mayo de 2013

Entrevista a Rafael Poch-de-Feliu, corresponsal internacional de La Vanguardia “China, aunque suene fuerte, es de los países mejor gobernados del mundo”

Álvaro Corazón Rural. Jot Down

La información internacional sufre dos grandes males. El más de lo mismo y el a ver quién la dice más gorda. Durante muchos años, Rafael Poch-de-Feliu (Barcelona, 1956), corresponsal internacional de La Vanguardia, ha destacado por trabajar en una línea opuesta a estos dos vicios. En sus crónicas, al menos, siempre hemos encontrado otro punto de vista. No el contrario a la propaganda, sencillamente una visión singular, distinta. Poch considera que el periodista no debe leer solo periódicos, sino que tiene que seguir publicaciones más académicas y libros. Se queja de que cada vez conoce más periodistas jóvenes que no leen. Él apuesta por complementar la información con fuentes alternativas de calidad, como profesores de universidad o sociólogos, dada la tendencia a la mentira y el engaño de las fuentes institucionales. El resultado de esta forma de trabajar está en las hemerotecas, pero también en sus libros sobre la URSS (Tres días de agosto, Tres preguntas sobre Rusia y La gran transición, que ha sido traducido al ruso y al chino), China (La actualidad de China, un mundo en crisis, una sociedad en gestación) y Alemania (La quinta Alemania, que aparecerá en mayo editado por Icaria). Obras didácticas, llenas de matices. Versiones de los hechos históricos, de la sociedad de estos países, nutridas con fuentes diversas que pueden ir del político al campesino, del periodista al activista. Ha sido corresponsal en Europa del Este, Moscú, Pekín y Berlín. En todos estos destinos fue y es testigo de las grandes transformaciones del mundo contemporáneo. Repasamos con él su trayectoria para que ofrezca una explicación de todo lo que ha investigado y narrado para sus lectores.

Cuando estuviste de corresponsal en la URSS, describiste la vida así: “dura y poco confortable, pero al mismo tiempo bastante relajada; todo gira a pocas revoluciones y se desconoce el estrés laboral o la inseguridad por el futuro”. Luego pasaste a China y comentaste: “Pese a las dificultades, los chinos nunca habían sido tan libres y prósperos, lo que explica el optimismo que, en general, desprende la sociedad”. Cuenta cómo encontraste Berlín a tu regreso de China hace cinco años y, particularmente, cómo has visto España estos días.

Regresar a la vieja Europa fue reencontrarme con algo que describiría como “un gran bostezo social”. Aunque precisamente después de 2008, con todos los movimientos sociales que están surgiendo, mi visión está siendo matizada. Pero sí, en Berlín, en Europa occidental, encontré un gran bostezo. Y en España, treinta años de conformismo, apatía y abulia social. La generación que siguió a la nuestra de la Transición se durmió y se desencantó con la realidad que le tocó vivir. Se acomodó a ella. Era una realidad relativamente fácil. Además, cuando mi generación llegó al poder, hubo un desencanto porque dio una imagen muy poco ejemplarizante.

Este es el panorama europeo en general. Alemania creo que es un país bastante deprimido. Ocho millones de trabajadores precarios han transformado completamente un país que cuando yo lo conocí a principios de los 80 era ejemplar. En aquella época un redactor de una agencia de prensa ganaba 3000 marcos, el equivalente actual de 4000 euros, y ahora tiene un sueldo de 1200 euros sin seguridad laboral, te pueden echar cuando les dé la gana. El mileurismo ha llegado a Alemania y lo ha transformado todo. La inseguridad, la desigualdad, la injusticia. Todo este tipo de problemas, Alemania los despachaba antes gracias a su relativa nivelación social. Ahora que la ha perdido aparecen problemas psicológicos en la población, hay estudios que lo demuestran, y por supuesto consecuencias económicas. La moral del trabajo en Alemania no es la misma que era hace 30 años. Como sigan así lograrán trabajar tan mal como los españoles. Es verdad que aún en la gran industria las relaciones laborales están basadas en el modelo anterior, pero también hay trabajadores precarios en las cadenas de montaje de Mercedes. Están cambiando la gallina de los huevos de oro, el gran modelo alemán, con la exclusa de ser competitivos. El Mercedes no compite con el coche de Japón o China, se compra por la calidad. Una calidad que se consigue con buenas relaciones laborales y no con lo que están haciendo.

Por otro lado, en España ya ves lo que tenemos. Un movimiento social incipiente que no sabemos hasta dónde va a llegar. Visto desde fuera me ha parecido en algunos momentos muy exhibicionista, con mucha propuesta online y poco contenido ideológico transformador. Sin embargo, todo va cambiando poco a poco, esperemos que evolucione. La vida les empujará, y si no evoluciona y en Europa no logramos crear grandes movimientos sociales, como dice Fontana, tendremos lo que nos merecemos. Volveremos a un nivel de relaciones sociolaborales anterior a la Segunda Guerra Mundial, es decir, espantoso.

Por eso la generación que está ahora entre los 20 y 30 años, que simplemente no tiene futuro, tiene que ponerse las pilas. Si hablamos a nivel macroeuropeo, tenemos dos escenarios. El de 1848, el de la Primavera de los Pueblos, con distintas revoluciones y revueltas cívicas en los países —porque desengañémonos, los movimientos transformadores son nacionales, igual algún día sí se pueden coaligar para una transformación en la UE—, y el otro escenario es el de 1930, el previo a la Europa parda, intransigente y xenófoba. Es cuestión de apuestas, de con cuál te quedas tú. Yo veo indicios de lo uno y de lo otro, ya veremos qué sale de todo esto, pero de lo que surja, dependerá nuestro futuro y el de nuestros hijos.

En tus crónicas desde Berlín has destacado que el momento clave fueron las reformas de Gerhard Schröder.

Sí, marcan un punto de inflexión, pero la película empieza en la Reunificación. La primera idea es que Alemania, en este proceso que ha sido calificado por Fontana o Krugman como el de la Gran Desigualdad, estaba retrasada. En Europa, desde los años 70, asistimos a una gran ofensiva del capital que se come las conquistas sociales del consenso de posguerra, tanto en Europa occidental como en Estados Unidos. Empezó con Carter y siguió con Reagan y Thatcher en Inglaterra. Pero Kohl no pudo hacer esto porque estaban en la primera frontera de la guerra fría. Tenían enfrente una república democrática alternativa, cuya imagen de marca era el estado social. Esto obligó a la RFA a adoptar un capitalismo, que llamaban renano, marcadamente social. Todo esto se acaba con la Reunificación, en cuanto deja de existir la alternativa, el establishment occidental empieza a tener la libertad de hacer lo de Reagan, Thatcher e incluso Mitterand y los suecos.

Entonces, como llegan con retraso, llegan también con ansiedad. En ese contexto, se comen los tremendos costes de la Reunificación, que costó muchísimo dinero. Se habla de dos billones de euros, eso corresponde al 8% del PIB a lo largo de 25 años. Son gastos enormes que explican la obsesión alemana por la austeridad. Además, surge tras 1990 la gran reunificación mundial. Es la nueva oportunidad de marcar un modelo de relaciones laborales diferente. Se incorporó al mercado de trabajo todo el bloque del Este, más China e India. Todo eso dobló el número global de trabajadores. Añadió 1400 millones más de obreros, lo cual alteró la correlación de fuerzas entre capital y trabajo en beneficio del primero.

En Alemania el Este se utilizó como polígono de pruebas, con salarios bajos y precariedad. Esto repercutió en Alemania Occidental. Si los sindicatos decían que no a algo, se llevaban la fábrica al Este. Entre el año 90 y 2003 las reformas no fueron todavía posibles porque estuvieron muy ocupados en digerir toda la reunificación. Fue a partir del año 2000 cuando se crea el consenso de Lisboa en Europa, lo de la competitividad y todo esto, cuando Alemania comienza a desarrollar con mucho retraso la agenda neoliberal.

Kohl ya había empezado, pero no pudo por razones obvias. Entonces, quién mejor que una coalición de izquierdas para hacer el trabajo sucio. Ahí estuvo el señor Schröder con su Agenda 2010, que impuso el programa de recortes más importantes de la historia de la posguerra alemana. Y en eso estamos. Entre 2003 y 2006 todo son reformas laborales y sociales, que tienen un resultado ambiguo. Porque en Alemania se dice, sobre todo al exterior, que tienen éxito porque han hecho las reformas, mientras que los científicos sostienen que en realidad lo que hubo fue una mejora de la coyuntura general que disparó sus exportaciones. No obstante, ahí está la trampa ideológica de hacer ver que este éxito exportador tiene que ver con los salarios más bajos, cosa que no es verdad, y está trayendo muchísimos problemas.

Escribiste que en los últimos años de Merkel las reformas han ido en sentido contrario, que Alemania se aplica a sí misma medidas opuestas a las que pide que se apliquen los demás.

Merkel llega al poder en 2005 y desde ese año no ha hecho ningún ajuste. Ya le habían hecho el trabajo. No ha parado de decir: “¡Gracias, Schröder, gracias!”. Y eso que era su enemigo acérrimo. Es al revés, ahora está recomponiendo aspectos sociales, especialmente porque está en época preelectoral, con un par de medidas en esa dirección. Por eso es curioso que esta mujer diga a los demás que se aprieten el cinturón y no como ellos hicieron con la Agenda 2010, sino muchísimo más. Lo que ha hecho Grecia, lo que hace España, una devaluación interna del 20 o 30%, es mucho más fuerte que lo que sufrieron ellos.

Y ahora viene la demanda de 200.000 trabajadores cualificados del sur de Europa. Suena como un drenaje ¿nos convertimos en sus economías auxiliares?

A esto lo llaman “Falta de mano de obra cualificada”. Lo repiten como loritos. Viene de los think tank empresariales. Pero las preguntas aquí son: cómo es posible que en un país con 7% de paro falte mano de obra cualificada cuando no hay una presión salarial hacia arriba. Deberían pagar más a los pocos que hay para quedárselos, ¿no? Cómo es posible que haya falta de mano de obra cuando por cada oferta laboral hay ocho demandas de trabajo. Lo que veo es que hay una tendencia, un recurso empresarial, para mantener los salarios a la baja. No se contrata a la gente mayor porque piden sueldos demasiado altos. En cambio, se llama a un ingeniero español, o a un conductor de autobuses español, que se conforma con 1200 euros en Stuttgart —es un caso real, concreto, que conozco—. En algunas regiones alemanas, por ejemplo, Baden-Wurtemberg, donde hay prácticamente pleno empleo, sí hay falta de mano de obra en algunos sectores concretos de la industria, pero es muy anecdótico.

En cuanto a que nos vayamos a convertir en un satélite, creo que ya lo somos desde que entramos en el euro. Aunque, en gran parte, ya lo éramos desde antes. Yo me marché de España en el año 83 y éramos un país con mucha industria. España producía de todo, teníamos industria del calzado, metalurgia, teníamos construcción naval. Éramos un país más nivelado, mucho menos de servicios. La política europea ha conducido a que Alemania sea la fábrica productiva y exportadora y los demás hayan perdido terreno, incluso Francia. Esto es algo que hay que analizar y reconstruir para sacar las conclusiones pertinentes, tanto nosotros como la propia Alemania.

Sobre la Reunificación, has apuntado que fue una historia mucho más prosaica de lo que se reflejó en su momento y ha quedado grabado en la memoria colectiva. Para empezar, porque quienes propiciaron desde el Este la caída del muro, los movimientos contestatarios de la RDA, lo que tenían en el horizonte era una tercera vía, ni marxismo-leninismo monolítico ni capitalismo.

Una de mis sorpresas al regresar a Alemania en 2008, después de unos años sin haber pisado Europa, fue comprobar que el tema de la Reunificación estaba por escribir. Se hablaba de una revolución pacífica, un cambio, un giro, y no había bibliografía sobre lo que había pasado en concreto. Los archivos estaban cerrados. Los célebres archivos de la Stasi eran inaccesibles en lo referido a la actuación del espionaje occidental durante la caída del muro. Husmeando un poco me di cuenta, y conmigo muchos alemanes, de que la película de la Reunificación es un tema interesante.

Tuvo tres movimientos. Primero, Gorbachov, el paradigma, el hacedor de la Reunificación alemana. Él permitió que el pequeño movimiento contestatario de la RDA se convirtiera en una marea humana. Estos movimientos eran socialistoides y verdes. ¡Wir sind das Volk! (“¡Somos el pueblo!”), decían. Y en el curso de pocos meses este eslogan se convirtió en ¡Wir sind ein Volk! (“¡Somos un pueblo!”). Se pasó de poner el acento en la rebeldía popular a ponerlo en la unificación.

Kohl, que era un viejo zorro, vio en la Reunificación la oportunidad de pasar a la historia como canciller
Más aquí. Fuente: http://www.jotdown.es/2013/04/rafael-poch-china-aunque-suene-fuerte-es-de-los-mejores-paises-gobernados-del-mundo/

miércoles, 25 de febrero de 2009

Buena Vista Social Club, "Silencio", Ibrahim Ferrer y Omara Portuondo



Silencio

Ibrahim Ferrer

Duermen en mi jardín
Las blancas azucenas, los nardos y las rosas
Mi alma muy triste y pesarosa
A las flores quiere ocultar su amargo dolor
Yo no quiero que las flores sepan
Los tormentos que me da la vida
Si supieran lo que estoy sufriendo
Por mis penas llorarían también
Silencio, que están durmiendo
Los nardos y las azucenas
No quiero que sepan mis penas
Porque si me ven llorando morirán
También
Silencio