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sábado, 6 de septiembre de 2025

Einstein, Arendt y Freud, del apoyo al sionismo a denunciarlo por fascista


Fuentes: El Salto [Foto: La filósofa Hannah Arend


No necesitaron ver el actual genocidio del pueblo palestino para darse cuenta, hace un siglo, que aquel proyecto sionista de “un hogar para los judíos” incluía un plan de limpieza étnica en la Palestina Histórica.

El sionismo ha reivindicado muchas veces haber contado desde su origen con el apoyo de renombrados personajes públicos internacionales de origen judío, y entre ellos no podían faltar ni Albert Einstein, Hannah Arendt o Sigmund Freud, ocultando una parte de la historia, el desengaño que ellos experimentaron pronto, al comprobar el carácter xenófobo y extremadamente violento de esa corriente del judaísmo.

Albert Einstein (1879–1955), alemán de origen judío, Premio Nobel de Física 1921, se entusiasmó en los años 20 y 30 del siglo pasado con el proyecto judío de crear un hogar en Palestina tras ver el avance imparable del antisemitismo en su país y en Europa, pero creía ver en el sionismo algo muy distinto a lo que realmente fue. Decía en 1931, en Mi visión del mundo, una recopilación de artículos: “Nuestro objetivo no es la creación de una comunidad política, sino que conforme a la tradición del judaísmo, es una meta cultural en el sentido más amplio de la palabra. Para lograrlo debemos resolver con nobleza, abierta y dignamente, el problema de la convivencia con el pueblo hermano de los árabes (…) Especial atención merecen nuestras relaciones con el pueblo árabe. Fomentándolas podremos evitar en el futuro la formación de tensiones peligrosas, que podrán ser utilizadas para provocar ataques de nuestros enemigos”.

En 1932 el científico se fue a vivir a Estados Unidos, un año antes de que Adolf Hitler llegara al poder en Alemania. En otra de sus intervenciones sobre el sionismo, en 1938, Einstein dejaba clara su posición en contra de la formación de un estado judío con fronteras y ejército: “Dejando a un lado las consideraciones prácticas, mi concepción de la naturaleza esencial del judaísmo se opone a la idea de un Estado judío con fronteras, ejército y un grado de poder temporal, por modesto que fuera. Estoy espantado al pensar en el daño interno que sufrirá el judaísmo, sobre todo por el desarrollo de un nacionalismo estrecho en el interior de nuestras propias filas, contra el cual hemos estado siempre obligados a luchar enérgicamente, aun sin un Estado judío”.

La postura de Einstein fue aun mucho más crítica con el sionismo al comprobar el auge que iban teniendo las organizaciones terroristas judías, que tanto atacaban a la población autóctona árabe como a las fuerzas del Mandato Británico que controlaban todavía en la década de los 40 el territorio de la Palestina histórica, e incluso a sectores de la comunidad judía que no compartía sus ideas.

El 22 de julio de 1946 comandos paramilitares sionistas del Irgún Tzvaí Leumí, del Lehi y de la Haganá, atacaron el Hotel King David, en Jerusalén, sede entonces de la Comandancia Militar del Mandato Británico de Palestina y de la División de Investigación Criminal, y mataron a 91 británicos.

¿La razón? Que el Gobierno británico del conservador Venille Chamberlain había aprobado un Libro Blanco para preparar el proceso de independencia de Palestina, en el cual se proponía que como paso previo a ella se incorporaran al propio gobierno del Mandato Británico representantes judíos y palestinos. Se planteaba esa fórmula como una experiencia para que en el nuevo Estado que se creara pudieran convivir ambos pueblos.

Para facilitar ese plan el Libro Blanco planteaba también que se fijara un límite a la inmigración judía en Palestina para que esta no supusiera más que un tercio de la población local total, a menos que los propios habitantes árabes lo consintieran expresamente. Pero el sionismo no podía consentir un cambio tan brusco de la postura británica y del espíritu colonialista de la Declaración Balfour de 1917.

En abril de 1948 unidades del Irgún Tzvaí Leumí y de Lehi cometían otra matanza, esta vez en la aldea palestina de Deir Yassim y asesinaban a 120 personas. Einstein quedó conmocionado al conocer la matanza y el 9 de abril escribió una carta a Shepard Rifkin, director de la organización estadounidense Amigos americanos de los combatientes por la libertad de Israel, quien le había pedido que se manifestara públicamente a favor del sionismo y de la creación del Estado de Israel: “Estimado señor: Cuando nos sobrevenga una catástrofe real y definitiva en Palestina, los primeros responsables de ella serán los británicos y los segundos responsables serán las organizaciones terroristas creadas dentro de nuestras propias filas. No quisiera ver a nadie asociado con esa gente descarriada y criminal”.

Un mes más tarde, el 14 de mayo de 1948, las fuerzas judías, con consentimiento de Naciones Unidas, declaraban en Tel Aviv la creación de un nuevo Estado al que llamaron Israel y se apoderaron no del 56 % del territorio de Palestina tal como estaba previsto inicialmente, sino del 77 %. David Ben-Gurion, de origen polaco y presidente de la Agencia Judía, fue nombrado primer ministro y se convirtió en el artífice de la expulsión de Palestina por la fuerza de 750.000 palestinos, éxodo conocido como la Nakba («desastre» en árabe).

Una de las primeras medidas de Ben-Gurion fue la creación de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI, o Tzáhal, su acrónimo en hebreo). El núcleo central con el que se puso en marcha la FDI —una de las instituciones más respetadas por la población israelí y ejecutora del actual genocidio en Gaza—fue la propia estructura y militancia de la Haganá y otras organizaciones terroristas sionistas.

Arendt, la activista sionista que cambió de opinión
Hannah Arendt también fue inicialmente una entusiasta activista del movimiento sionista, primero en su país natal, en Alemania, en los años 20 e inicios de los 30, y a partir de 1937 en Estados Unidos, país en el que se refugió huyendo del nazismo.

Al igual que Einstein ella era una fervorosa partidaria de que se creara un lugar en Palestina para los judíos, pero no a costa del desalojo de los palestinos, y criticaba también que el movimiento sionista se olvidara del resto de judíos de la diáspora, de judíos como ella o Einstein que vivían en otros países y no querían vivir en Palestina.

Los registros de la emigración judía hacia Palestina antes de la creación del Estado de Israel muestran que de los cerca de 40.000 que migraron entre 1904 y 1914 más del 80% decidió no quedarse finalmente. El destino preferido era mayoritariamente Estados Unidos.

Arent creó en EE UU el Grupo Joven Judío en 1942 en un intento por ampliar el debate interno dentro del movimiento sionista. Ella criticaba que el movimiento dependiera tanto de banqueros como los Rothschild y otros magnates. Sostenía que esa dependencia era su “segunda opresión”.

Hannah Arent se distanciaba de los que mantenían una creencia bíblica, la que el pueblo judío era el “pueblo elegido”, con la que se justificaba todo. Sus diferencias con el proyecto sionista se acentuaron tras comprobar que las tesis del sionismo más extremista y chovinista se imponían en la Conferencia Baltimore de ese año.

En escritos como La crisis del sionismo que publicó ese año y en trabajos posteriores Arendt se distanciaba cada vez más de aquellos que ya no hablaban de un ‘hogar judío’ sino de un ‘Estado judío’ y mostró su preocupación por el desprecio con el que se hablaba de la población originaria palestina con la que no se contaba en ningún plan.

Su escrito Sionismo reconsiderado provocaría una gran polémica en el seno del movimiento sionista. En él denunciaba al “nacionalismo radical”: “El movimiento nacional judío social–revolucionario acabó como la mayoría de los movimientos de este tipo: dando su más firme apoyo no ya a reivindicaciones nacionales, sino a reivindicaciones chovinistas que en realidad no estaban en contra de los enemigos del pueblo judío, sino de sus amigos potenciales y de sus vecinos reales”.

Ella hablaba así de los árabes, ‘amigos potenciales’, ‘vecinos reales’, e igual que Einstein abogaba por un Estado binacional judío–palestino, y en 1951, tres años después de la fundación del Estado de Israel, denunciaba frontalmente la expulsión por parte del nuevo Estado de cientos de miles de los habitantes originarios de Palestina: “Después de la guerra resultó que la cuestión judía, que había sido considerada la única insoluble, estaba desde luego resuelta, principalmente gracias a un territorio primero colonizado y luego conquistado, pero esto no resolvió el problema de las minorías y de los apátridas. Al contrario, como virtualmente todos los demás acontecimientos de nuestro siglo, la solución de la cuestión judía produjo una nueva categoría de refugiados, los árabes, aumentando por el número de apátridas y fuera de la ley con otras 700.000 u 800.000 personas”.

Hannah Arendt, que tanto había luchado por el sionismo tuvo que soportar agresivas críticas del sionismo radical, que la terminaron acusando de antisemita y hasta de colaboracionista por su libro Eichman en Jerusalén. En ese libro ella hablaba sobre la banalidad del mal, pretendía ir más allá de una condena frontal al Holocausto, intentaba desentrañar la mente de un personaje como el jerarca nazi, cómo se transformaba un ciudadano alemán normal en un monstruo que en su juicio llegó a reivindicar ser un buen funcionario, haber cumplido a rajatabla con las órdenes recibidas. Obediencia debida.

Menájem Begin, un prócer para los sionistas, como Ben-Gurion, también nacido en Polonia y líder del Irgún, el grupo terrorista más radical, viajó a Estados Unidos en 1948 tras crearse el artificial Estado de Israel y fue recibido con todos los honores por el gobierno del demócrata Harry Truman,

Fue entonces cuando un grupo de 27 destacados intelectuales judíos residentes en Estados Unidos, filósofos, rabinos y científicos, entre los que se encontraban Albert Einstein y Hannah Arendt, enviaron una carta a los editores de The New York Times el 2 de diciembre de ese año repudiando su visita y el proyecto que representaba. Fue publicada por el diario neoyorkino dos días después: “Uno de los fenómenos políticos más inquietantes de nuestro tiempo es la aparición en el recién creado Estado de Israel, del Tnuat Haherut (Partido de la Libertad), un partido político muy parecido en su organización, métodos, filosofía política y atractivo social a los partidos nazi y fascista. Se formó a partir de los miembros y seguidores del antiguo Irgun Zvaí Leumí, una organización terrorista, derechista y chauvinista de Palestina (…) Es inconcebible que quienes se oponen al fascismo en todo el mundo, si se les informa correctamente sobre el historial político y las perspectivas del Sr. Begin, puedan sumar sus nombres y apoyo al movimiento que representa”.

En la carta, firmada también por otros intelectuales judíos, como Isidore Abramovitz, el rabino Jessurun Cardozo, Sidney Hook, Samuel Shuman, o Irma y Stefan Wolfe, denunciaban la intolerancia de Begin y los grupos terroristas que él representaba, que llegaban a aterrorizar a la propia población judía que no se unía a ellos: “Los profesores fueron golpeados por hablar en su contra y los adultos fueron fusilados por no permitir que sus hijos se unieran a ellos. Mediante métodos de gánsteres, palizas, ruptura de ventanas y robos generalizados, los terroristas intimidaron a la población y le exigieron un fuerte tributo”.

Tras otras consideraciones los intelectuales judíos terminaban así su carta: “Por lo tanto, los abajo firmantes utilizamos este medio para presentar públicamente algunos hechos destacados sobre Begin y su partido, y para instar a todos los interesados a no apoyar esta última manifestación del fascismo”.

Begin crearía en 1973 el partido Tnuat Haherut y lideraría el proceso de fusión de este con otras formaciones de la derecha israelí que daría lugar al nacimiento del Likud, el partido que hoy lidera Benjamin Netanyahu y el Gobierno ultraderechista israelí. En 1979 Begin recibía el Premio Nobel de la Paz.

Freud, crítico con el fanatismo sionista
El caso de Sigmund Fred fue distinto al de Einstein o Arendt. El padre del psicoanálisis, austriaco de origen judío pero declaradamente ateo, abordó en Moisés y el monoteísmo en los años 30 el proyecto de crear un ‘hogar judío’ en Palestina preguntándose: “Qué lleva a los judíos a considerarse como ‘el pueblo elegido’? ¿Cuáles son las consecuencias de mantener tal narcisismo?».

El 26 de febrero de 1930 Freud escribía una carta al doctor Chaim Koffer , quien, en nombre de la Fundación para la Reinstalación de los Judíos en Palestina, le pedía un pronunciamiento a favor del sionismo y de la migración hacia Palestina: “No puedo hacer lo que usted desea. Mi reticencia a interesar al público en mi persona es insalvable y creo que las circunstancias críticas actuales no me incitan para nada a hacerlo (…) Pero, por otro lado, no creo que Palestina pueda algún día ser un Estado judío ni que tanto el mundo cristiano como el mundo islámico puedan un día estar dispuestos a confiar sus lugares santos al cuidado de los judíos”.

Freud mencionaba también en esa carta su rechazo a considerar al Muro de las Lamentaciones el lugar sagrado más importante para el judaísmo: “No puedo experimentar la menor simpatía por una piedad sionista mal interpretada, que hace de un trozo del muro de Herodes una reliquia nacional y a causa de ella, ofende los sentimientos de los nativos”.

El padre del psicoanálisis, que en muchas ocasiones criticó el nacionalismo y la xenofobia, mencionaba también en esa carta su recelo sobre el apoyo interesado de magnates judíos a la idea de crear el ‘hogar judío’ en Palestina: “Me hubiera parecido más prudente una patria judía en un suelo históricamente no cargado; en efecto, sé que, para un propósito tan racional, nunca se hubiera podido suscitar la exaltación de las masas ni la cooperación de los ricos. Concedo también, con pesar que el fanatismo poco realista de nuestros compatriotas tiene su parte de responsabilidad en el despertar del recelo de los árabes”.

En 1939, cuando las organizaciones terroristas sionistas atacaban diariamente las aldeas palestinas advirtió: “La mayor calamidad sería un enfrentamiento permanente con el pueblo árabe” recordando que “en tiempos pasados ningún pueblo mostró mayor amistad con los judíos que los antepasados de estos árabes”.

Fuente: 

miércoles, 26 de marzo de 2025

De niños, huyeron solos de los nazis. Unos documentos recién encontrados cuentan su historia.

Una fotografía en blanco y negro de tres niños de pie en un jardín.
Hanna Zack Miley, en el centro, en su primer día en Inglaterra tras ser evacuada de la Alemania nazi mediante el Kindertransport, en julio de 1939.Credit...vía Hanna Zack Miley
Casi 10.000 niños judíos huyeron al Reino Unido desde Europa entre diciembre de 1938 y septiembre de 1939. Hasta hace poco no se sabía mucho de su travesía.

Cuando Hanna Zack Miley subió a un tren alemán en julio de 1939, no sabía que el viaje cambiaría su vida para siempre.

Entonces tenía 7 años y estaba a punto de viajar al Reino Unido sin sus padres. Recuerda que se despidió de ellos en el andén de la estación de tren de Colonia, Alemania. “Me dijeron que era un lindo viaje y yo lo creí”, dijo Miley, hija única. “Creo que intentaban que fuera más fácil para mí. Era la niña de sus ojos”. 

 Mientras sus piernitas subían las empinadas escaleras del tren, quiso mirar de nuevo a sus padres. “Me giré y vi que estaban llorando”, dijo Miley. “Debió de ser horrible para ellos”.

En ese momento se dio cuenta de que, en realidad, no era un lindo viaje.

Nunca volvió a ver a sus padres.

Miley, de 93 años, vive ahora en Phoenix, Arizona, y es una de los casi 10.000 niños judíos que formaron parte del Kindertransport, o transporte de niños, una misión de rescate que ayudó a menores a huir de la Alemania nazi al Reino Unido, a través de los Países Bajos, entre diciembre de 1938 y septiembre de 1939.

Con el tiempo, se han perdido muchos detalles sobre esta parte de la historia del Holocausto. Pero en otoño de 2024, Amy Williams, una investigadora, desenterró un tesoro de información sobre la misión: listas de nombres y otros datos identificativos de la mayoría de los niños y acompañantes que hicieron el viaje al Reino Unido, guardados en los vastos archivos de Yad Vashem, el memorial israelí del Holocausto.

Para Miley y muchos descendientes de personas que formaron parte del Kindertransport, la aparición de las listas ha ayudado a arrojar luz sobre un periodo opaco de su historia familiar y les ha ofrecido un sentimiento de conexión con otros afectados. Para los investigadores, los hallazgos proporcionan una pieza clave del rompecabezas, al ofrecer nueva información sobre las familias y las organizaciones de rescate implicadas en la misión.

“Siempre me dijeron, desde que empecé mi trabajo: ‘Estas listas no existen, fueron destruidas’”, dijo Williams, quien estaba investigando para su tercer libro sobre el Kindertransport cuando descubrió los documentos. “Y no lo fueron”.

Las listas que encontró eran utilizadas por los guardias fronterizos neerlandeses para determinar a qué niños de otros países europeos debían dejar pasar al Reino Unido y a cuáles debían enviar a otro lugar.

La mayoría de los niños del Kindertransport, financiado en gran parte por las comunidades judías de Alemania y el Reino Unido, llegaron en barco desde Hoek van Holland hasta Harwich, Inglaterra. Desde allí, abordaron trenes hacia la estación de Liverpool Street, al este de Londres. Las organizaciones de refugiados los ayudaron a encontrar familias de acogida. 

 Fotografía en blanco y negro de un grupo de niñas saludando desde la cubierta de un barco.

Menores refugiados que formaron parte del Kindertransport al llegar a Inglaterra en 1938.
Fotografía en blanco y negro de un grupo de niñas saludando desde la cubierta de un barco.


Durante mucho tiempo, se ha enseñado sobre el Kindertransport como una historia reconfortante, dijeron los investigadores, pero la misión en sí fue un asunto complicado. El gobierno británico, por ejemplo, solo permitía que los niños entraran en el país sin sus padres, lo cual traumatizó profundamente a muchos de ellos. Los niños tenían que estar sanos, y debían proceder de la Alemania nazi (que incluía Austria y partes de la República Checa), no de otras partes de Europa oriental.

Williams también encontró documentos que ayudaron a reforzar la historia de cómo terminó el Kindertransport. Aunque muchos han sugerido que lo que puso fin a la misión fue el comienzo de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939, las organizaciones de refugiados británicas que gestionaban el Kindertransport en realidad habían decidido que no podían llegar al país más de 10.000 niños debido a la dificultad de alojarlos.

“La historia es mucho más compleja que la forma en que queremos representarla”, dijo Laura Hobson Faure, profesora de la Universidad París 1 Panthéon-Sorbonne, quien escribió un libro sobre los niños judíos que huyeron a Francia durante el Holocausto.

“No es una historia reconfortante”, dijo Hobson Faure. “Sin embargo, es una historia que salvó vidas”.

Aunque miles de niños fueron rescatados de los nazis, muchos de ellos quedaron traumatizados por la experiencia y nunca volvieron a ver a sus familiares. Al mismo tiempo, varios hijos de supervivientes del Kindertransport dijeron que sus padres siempre sintieron una profunda lealtad hacia el Reino Unido por el papel que desempeñó en su supervivencia.

Miley sabía desde hace mucho que otros miles de niños alemanes también habían estado en el Kindertransport, pero dijo que ver su nombre en blanco y negro en una lista oficial le dio un sentimiento de pertenencia. “De repente, no estaba sola”, dijo.

Gracias a la investigación de Williams, Miley se ha puesto en contacto con los descendientes de otros niños del Kindertransport. Entre ellos está Richard Aronowitz, de 55 años. Su madre —Doris Aronowitz, fallecida en 1992— viajó en el mismo tren que Miley en julio de 1939.

Documento con datos sobre Doris Aronowitz en el que está su fotografía. 
Documento con datos sobre Doris Aronowitz en el que está su fotografía.
Documentación del gobierno británico sobre Doris Aronowitz, quien fue evacuada de la Alemania nazi cuando era niña.Credit...vía Richard Aronowitz.
Para Aronowitz y otros descendientes de los niños del Kindertransport, las listas de nombres, fechas y números han provocado emociones complicadas. “Me dio un contexto mucho más profundo”, dijo Aronowitz en una entrevista el mes pasado. Pero, añadió, “no creo que haya nunca un cierre emocional”.

Algunos encontraron por primera vez información sobre sus padres o abuelos a través de las listas. Para otros, la documentación es una evidencia desgarradora de las atrocidades a las que sobrevivieron sus padres, y una explicación de por qué tantos de ellos crecieron sin abuelos ni familia extendida.

“Es el último documento de despedida”, dijo Williams. “Realmente selló el destino de la gente”.

Para los investigadores, el descubrimiento de las listas puede aportar nuevos conocimientos sobre cómo se organizó el Kindertransport y cómo los padres desesperados tomaron su decisión.

“Nunca se había investigado tanto el Kindertransport desde el punto de vista continental”, dijo Andrea Hammel, profesora de la Universidad de Aberystwyth, en Gales, y autora de un libro sobre el Kindertransport.

Para Bobby Lax, cuyo padre llegó al Reino Unido en el Kindertransport, la documentación lo ayudó a llenar lagunas en la historia de su familia. Descubrió que su padre fue primero de Berlín a los Países Bajos antes de ser enviado al Reino Unido, dejando a su hermano y a sus padres en Ámsterdam, y nunca volvió a verlos, dijo Lax.

“Aunque había descubierto la mayor parte de la historia de mi padre, es absolutamente sobrecogedor ver estas listas originales”, dijo Lax, cineasta que vive en Tel Aviv. “Hay algo increíblemente empoderador en ello. Para mí es la última pieza del rompecabezas”.

Más de ocho décadas después, las listas le han dado a Miley un sentimiento renovado de duelo. “Una de las grandes pérdidas cuando te separan de tu familia tan repentinamente”, dijo, “es que no conoces la personalidad de tus padres”.

Por otra parte, dijo, siente gratitud. El descubrimiento le ha brindado “un agradecimiento más profundo por el don de la vida”, dijo Miley. “Mi nombre y los detalles en esa lista fueron los instrumentos de mi escape”.

lunes, 24 de febrero de 2025

Ni paz ni prosperidad con Franco: las mentiras del manifiesto firmado por Tejero en apoyo al dictador, una a una.

El texto lanzado por la Plataforma 2025 hace apología de la dictadura y está plagado de mitos, entre ellos que Franco creó la Seguridad Social o que dirigió un Estado “honrado y eficaz”, y de vacíos intencionados: nada menciona de la hambruna española ni de la feroz represión que buscó el exterminio de la izquierda.

Si un ser que no fuera de este mundo y nunca hubiera hablado con nadie quisiera saber algo de España y leyera el manifiesto Ni olvidamos ni callamos pensaría que España fue durante la dictadura franquista un lugar envidiable para vivir. Y Franco el mejor gobernante que ha tenido nunca. Calcando la retórica y la propaganda que el régimen desplegó para intentar limpiar su imagen, el texto define a Franco como un “hombre bueno” que trajo la “paz y la prosperidad”, propició “la reconciliación” entre españoles, “salvó” al país y propulsó la economía española hasta cotas casi milagrosas.

Sin embargo, el texto, suscrito por un centenar de personas entre las que están los nietos del dictador o el golpista Antonio Tejero, es un conglomerado de vacíos interesados y de los principales mitos que el franquismo edificó sobre sí mismo. El escrito, impulsado por la Plataforma 2025, hace apología de la dictadura y celebra el triunfo de los sublevados en la que llama la “Cruzada de Liberación” –en referencia a la Guerra Civil y sin nombrar el golpe de Estado– y, por supuesto, obvia lo que supuso el régimen en términos de derechos humanos. Estas son algunas de sus mentiras:

La “paz” de Franco
Define el manifiesto al dictador como un “cristiano ejemplar”, pero nada dice de la maquinaria de terror que diseñó el régimen desde el principio con el único objetivo de exterminar a la izquierda y a todo aquello que sonara a República. No nombra los fusilamientos, la suspensión de garantías constitucionales, la persecución extrajudicial o el castigo sistemático que generalizó la dictadura. “Siempre se basó en la división de la comunidad nacional entre vencedores y vencidos, no hubo paz ni reconciliación”, explica el historiador Nicolás Sesma, autor de Ni una, ni grande, ni libre (Crítica).

Tampoco cita los 300 campos de concentración que creó el franquismo por toda España o los 270.000 presos que estaban en 1940 encerrados en cárceles en condiciones inhumanas. Para los firmantes, no existieron los más de 100.000 trabajadores forzados, ni las decenas de miles de enterrados en cunetas y fosas sin permitirles a sus familias despedirse o darles un entierro digno, muchos de los cuales siguen hoy desaparecidos. Tampoco les importa el casi medio millón de exiliados contabilizados en marzo de 1939 o el control moral y social que impuso el franquismo en casi todos los ámbitos, por nombrar solo algunas de sus consecuencias.

Un Estado “honrado, austero y eficaz”
El manifiesto atribuye a Franco haber levantado una “España en ruinas” y convertirlo en un país próspero. Nada más lejos de la realidad. Son muchos los historiadores y economistas que han definido la gestión económica de la dictadura como “un absoluto desastre y un fracaso”, en palabras del catedrático Carlos Barciela, autor de Con Franco vivíamos mejor (Catarata). El experto asegura que fue “uno de los periodos más duros y negros de nuestra historia” provocado por la política autárquica que Franco impuso en su primera etapa, lo que causó el hundimiento de la economía.

A la corrupción, que el experto define como “elemento intrínseco” al franquismo se sumó un sistema fiscal “injusto” que privilegiaba a las clases poderosas y a la Iglesia y propiciaba el fraude sobre todo de terratenientes y grandes propietarios. “España iba muy por detrás del resto de Europa occidental, entre otras cosas porque tenía un estado muy ineficaz”, añade el historiador Antonio Cazorla. A partir de 1959 A Franco, que al principio se oponía, no le quedó más remedio –a riesgo de entrar en bancarrota– que asumir el Plan de Estabilización, que inauguró el fin de la autarquía y favoreció el crecimiento económico.

La hambruna fue la franquista
Dicen los firmantes que el dictador “tomó las riendas” de un país “con un enorme problema de pobreza y hambre”, pero la realidad es justo la contraria: estos fueron dos efectos de las políticas del régimen. Son conocidos como los años del hambre los que duraron hasta 1952, cuando el sistema de racionamiento impuesto llegó a su fin, pero en algunos años lo que se dio en España fue una auténtica hambruna “en toda regla” frente a la eterna pero incumplida promesa de Franco de “ni un español sin pan”, cuyo consumo precisamente se desplomó.

Barciela aporta algunos datos: de un consumo per cápita de 156 kilos por habitante y año en 1935, en época republicana, se pasó a unos 100 en los 40. Parecido ocurrió con las legumbres, las patatas o el azúcar o los huevos. “Todavía en 1960 el consumo de carne era de 20 kilos por habitantes y año, sensiblemente más bajo que el de 1935, que había alcanzado los 33”, detalla el historiador en el libro. En 1939 el nivel adquisitivo de los españoles era un tercio del que tenían en 1936, justo antes del golpe de Estado.

Industrialización a pesar de Franco
Sí, a partir de 1959 las cosas cambiaron. España cambió su política económica, se abrió al exterior y se sumó “a la ola de prosperidad mundial que propició la industrialización del país”, señala Barciela. Eso a pesar de las reticencias del dictador. Y aun así, todavía el país estaba por detrás de otros países europeos pese a que el manifiesto asegure que Franco convirtió a España “en la novena potencia industrial del planeta”. “Desconozco de dónde se sacan ese dato, lo que sabemos es que antes de la Guerra Civil era la séptima y que el PIB no se recuperó a niveles de 1935 hasta bien entrados los años 50”, afirma Sesma.

“Ni el nivel de carreteras ni de estructura ferroviaria estaba al nivel del resto de Europa, todos los que tuvieron que emigrar se quedaban maravillados de lo que había en países como Alemania o Suiza. Era una modernización todavía muy precaria”, añade el historiador. “El crecimiento fue espectacular, pero no es una excepción ni un milagro. Es similar al que ya otros países habían experimentado hacía 15 años”, apunta Cazorla, que nombra además otros elementos que influyeron como las inversiones extranjeras que habían sido vetadas, la entrada de divisas procedente de la emigración o “el alto grado de explotación laboral” y salarios “bajísimos” sobre el que también se sustentó.

Beneficio para los terratenientes
Sostienen los firmantes del manifiesto que el dictador “modernizó la agricultura”, una afirmación que para Cazorla esconde muchos matices. Antes de los 50 “la agricultura es un desastre” y el franquismo se afana en acabar con la reforma agraria republicana. “Los salarios son bajísimos y los jornaleros y sus familias se mueren de hambre”, asegura el historiador, que explica que a principios de los 50 empieza una modernización “basada en el predominio del capital frente al trabajo”. “Sigue habiendo mucha miseria y la política agraria principal se hace para beneficiar a quienes ya tienen la posesión de la tierra, se refuerza a los grandes terratenientes a costa de unas arcas estatales anémicas”, añade Cazorla, que ha publicado recientemente Los pueblos de Franco (Galaxia Gutenberg).

Más viviendas, pero no suficientes
Al problema de la vivienda se refiere también el manifiesto como si Franco hubiera solucionado el chabolismo y la infravivienda que asolaba el país en aquel momento. “Es rotundamente falso que acabara con ello y precisamente en dictadura nace el movimiento vecinal para hacer frente a todas las carencias que tienen los barrios de migrantes que se han desplazado a las ciudades y que vivían sin servicios, sin aceras, sin alcantarillas…”, asegura Sesma, que pone como ejemplo la historia que cuenta la película El 47, nominada a los Goya.

A partir de los 60 el recién creado Ministerio de la Vivienda dio un impulso a la creación de vivienda social y el régimen levantó miles de casas para rentas bajas en base a diferentes legislaciones que fueron cambiando con el tiempo, pero aun así siguieron siendo insuficientes: “El balance de toda la dictadura en número de viviendas creadas fue igual que el de Reino Unido en un año”, ejemplifica Cazorla. El problema de la vivienda se vio aliviado solo en los últimos años de la dictadura, aunque no resuelto, añade Barciela, que apunta a otro elemento más relacionado con “la reducida dimensión” de las casas construidas y “la mala incluso pésima calidad de las construcciones”.

Trabajadores sin derechos
Aunque el texto, también suscrito por el presidente de Manos Limpias o el juez ya jubilado José Yusty Bastarreche –que obstaculizó la exhumación de Franco del Valle de Cuelgamuros–, asegure que la dictadura intentó “dignificar a los trabajadores españoles”, esta es para Sesma una afirmación “aberrante”. “La desprotección de los trabajadores era bestial, la hora de mano de obra se paga muy barata, no tienen posibilidades de sindicarse ni derecho a huelga”, ejemplifica el historiador de la Universidad Grenoble Alpes (Francia).

Añaden también los firmantes que el de Franco era un “Estado social sin el odio ni el parasitismo de izquierda” –a cuyos representantes, elude el texto, estaba el régimen matando o encarcelando–, pero el gasto social del Estado en relación con el PIB fue muy bajo y creció muy lentamente, según aporta Barciela en su investigación: en 1943 era de tan solo un 2% y en 1966 había subido un poco, pero solo al 3,4%. Por comparar, en 1995, el gasto social del total de administraciones en relación con el PIB alcanzó casi el 26%.

No, Franco no creó la Seguridad Social
Es uno de los mitos más repetidos por quienes todavía reivindican a Franco y no podía faltar en el manifiesto, pero la realidad es que el dictador no puso en marcha el sistema de Seguridad Social tal como hoy lo conocemos. Es más, ya a principios del siglo XX había un sistema de protección social, el Instituto Nacional de Previsión, que fue el antecedente de la Seguridad Social. Lo que hace la dictadura es la Ley de bases de la Seguridad Social en 1963, pero se limita a “uniformizar todo el sistema de seguros y mutuas que existían” que, además, “llega con dos décadas de retraso respecto a lo que tienen en Europa”, esgrime Sesma, que incide en que el sistema tal y como lo conocemos hoy es obra del exministro del PSOE Ernest Lluch y su Ley General de Sanidad de 1986.

Grandes hospitales, pero escasez de inversión
Remarca el manifiesto que el dictador creó “una red de hospitales públicos de los que todavía hoy seguimos beneficiándonos” y es cierto que en dictadura se proyectaron grandes construcciones hospitalarias como la Paz de Madrid o el Hospital de la Fe en Valencia, pero de acuerdo con los historiadores, tras ello, había un importante déficit de inversión en recursos sanitarios y los hospitales “fueron insuficientes” y al finalizar la dictadura el número de camas hospitalarias “era inferior al de países como Portugal o Grecia”, afirma Barciela, que en Con Franco se vivía mejor habla de “pésimas condiciones asistenciales” y “falta de medicinas y productos elementales de higiene o limpieza”.

Tanto es así que tras una visita organizada por la Organización Mundial de la Salud a mediados de los 60, el informe final del catedrático de Medicina Social Fraser Brockington fue contundente: “La salud pública era peor que en muchos países en vías de desarrollo. España, con todos los atributos que atesora, en muchos otros aspectos, propios de un país altamente civilizado, ha fracasado en uno esencial”.

Sí, sí quiso entrar a la Segunda Guerra Mundial
Tampoco es ajeno el manifiesto a otro de los mitos a los que más pábulo han dado los defensores de la dictadura: que Franco, gracias a su habilidad, hizo que España no entrara en la Segunda Guerra Mundial. Pero esto no es verdad. Aliado siempre con las potencias fascistas, el dictador dictó “neutralidad” cuando los aliados declararon la guerra a la Alemania nazi, pero cuando estaba convencido de una posible victoria de Hitler, su intención cambió y mandó al jefe del Alto Estado Mayor del Ejército, el general Juan Vigón, en hacerle a Hitler el ofrecimiento de que España entrara en guerra. “Franco no nos mantuvo al margen, fue Hitler el que no quiso que España entrara, no quiere porque no le interesa lo que le puede aportar la España franquista”, afirma Sesma.

miércoles, 5 de febrero de 2025

_- Hay que detener el fascismo

_- Un tsunami neofascista está invadiendo Europa y América con elementos del pasado y nuevas adherencias ultraderechistas. En algunos países ocupan ya el poder, en otros ejercen la oposición y pretenden ocuparlo a través de alianzas con otros partidos de derechas. Este movimiento cuenta con un entramado económico y mediático poderoso y con el apoyo del integrismo religioso. Grandes empresas multinacionales, universidades privadas, medios de comunicación, instituciones culturales y órganos judiciales defienden costumbres y valores reaccionarios.

¿Cuáles son las señas de identidad del neofascismo que nos invade? Voy a realizar un esfuerzo de síntesis, reduciendo a 22 rasgos esas señas, a sabiendas de que la complejidad del fenómeno requeriría un análisis más profundo y un espacio más amplio para exponerlo con mayor rigor.

Impone el pensamiento único y una visión del mundo y de la historia en la que todo es rígido y jerárquico.

Rehuye la complejidad en el análisis de la realidad. Todo es negro o blanco. No hay matices.

Utiliza las fake news y los bulos como formas de comunicación que intoxican el clima político y social.

Facilita el aumento de la riqueza de quienes más tienen, dejando en la miseria a los más desfavorecidos.

Defiende un discurso antisistema en el que sostiene que los partidos tradicionales han pervertido la política.

Se erige en salvador de la patria y en defensor de la libertad individual.

Privatiza servicios públicos, especialmente en las áreas de sanidad y educación, abandonando a los pobres a su suerte.

Cultiva el neoliberalismo como la forma superior de un capitalismo salvaje.

Recorta los derechos individuales, democráticos y sociales.

Niega la libertad infantil en aras del poder de las familias para imponer a los hijos lo que deben aprender y cómo deben actuar en función de sus creencias religiosas.

Desprecia los derechos humanos que son indiscutibles e inalienables.

Rechaza frontalmente la democracia y todo lo que esta conlleva.

Tiene una visión totalitaria de la realidad, con el consiguiente rechazo de la diversidad.

Defiende el desprecio y la lucha contra el socialismo como teoría y forma de gobierno.

Cultiva el miedo y el odio a todo lo diferente porque amenaza la tradición y, en consecuencia, trata de excluirlo y perseguirlo.

Rechaza, condena y persigue la homosexualidad y el feminismo y niega que exista la violencia machista.

Repudia la acogida de refugiados e inmigrantes y trata de hacer más altas las fronteras y los muros de las naciones

Impone el supremacismo blanco, la segregación, la xenofobia y el racismo.

Niega el cambio climático contra todas las evidencias científicas.

Estimula el individualismo, la competitividad y la obsesión por los resultados.

Defiende el Estado autoritario y centralizado, minusvalorando la diversidad de culturas y de lenguas.

Tiene tendencia a mitificar las glorias del pasado, ocultando y blanqueando sus dimensiones más oscuras o crueles.

Avanza el neofascismo en el mundo de manera alarmante. Ante ese avance, sobre cuyas causas debemos reflexionar rigurosamente, no podemos permanecer silenciosos e inactivos.

La nueva elección de Donald Trump como presidente de los EE.UU. me he dejado perplejo. Ya en la primera elección escribí un artículo titulado “El problema no es Donald Trump”. Decía en ese articulo que el principal problema no era la candidatura de ese personaje que despreciaba a las mujeres, que demonizaba a los inmigrantes, que anunciaba privatizaciones sin limite, que traía a sus espaldas un historial de abusos y de negocios turbios… sino que tuviera tantos millones de votantes. Y que otro problema era la eficacia del sistema educativo para formar ciudadanos inteligentes y responsables. Resulta que, pasados ocho años, se repite la victoria del mismo candidato después de un mandato calamitoso, de organizar el asalto al Capitolio, de negarse a aceptar el resultado de las elecciones que le enfrentaron a Biden, de estar inmerso en juicios por comportamientos delictivos vuelve a ser elegido para la presidencia. Y ahí tenemos al primer presidente del país más poderoso del mundo como delincuente convicto. (Solo Santiago Abascal ha sido invitado a la toma de posesión de Donald Trump. Dios los cría y ellos se juntan).

¿Hacia dónde camina la historia de Europa y América? En Italia gobierna la señora Giorgia Meloni, en Hungría Víctor Orbán, ambos de ultraderecha, en Alemana y en Francia ganan terreno los partidos de corte fascista, en Argentina gobierna Javier Milei… En España la ultraderecha gobierna con el PP algunas comunidades autónomas y no podemos olvidar que, de ganar las elecciones el PP, gobernaría con Vox y tendremos como vicepresidente al señor Abascal…

El principal problema, a mi juicio, es que entre los jóvenes estén proliferando planteamientos de índole fascista. Me dice una profesora de la Facultad que en muchas clases hay alumnos y alumnas que defienden ideas de carácter retrógado y posturas de corte fascista..

Hay que parar ese avance. Hay que detenerlo, como ciudadanos y ciudadanas, denunciando sus mentiras, rechazando su odio, combatiendo sus negacionismos, desmontando su racismo y su xenofobia, cuestionando su machismo, trabajando por la inclusión, por el bien común, por la justicia social, por la igualdad… Y, por supuesto, negándole el voto y organizando estrategias de unidad para impedir que llegue al poder.

Hay que detener el avance del fascismo, como educadores y educadoras, con una pedagogía crítica, ética, inclusiva, laica, feminista, democrática, participativa, comprometida, solidaria, ecológica, antifascista … De esa actividad educativa saldrán ciudadanos críticos y solidarios, capaces de analizar con rigor lo que sucede y de comprometerse con la construcción de una sociedad en la que podamos vivir todos y todas en igualdad. La educación no cambia el mundo, forma a las personas que van a cambiar el mundo, sostenía con acierto Paulo Freire.

Los procesos educativos no se desarrollan en la estratosfera, en el vacío, en una campana de cristal. Se producen en un contexto. La cultura neoliberal, en la que nos encontramos inmersos contradice todos los presupuestos de la educación. Por eso las escuelas tienen que ir hoy contra corriente y los profesionales que trabajamos en ellas, debemos ser también contrahegemónicos. Sé que es más difícil avanzar contracorriente que dejarse arrastrar, pero no debemos olvidar que la corriente solo arrastra a los peces muertos.

Me voy a remitir, una vez más, al libro de mi compañero y amigo Enrique Javier Díaz, profesor de la Universidad de León. Un libro que da respuesta teórica y práctica a los riesgos que supone el avance inquietante del neofascismo. Me refiero al libro “Pedagogía antifascista. Construir una pedagogía inclusiva, democrática y del bien común frente al auge del fascismo y de la xenofobia”, publicado por Octaedro en el año 2022.

Resulta de gran interés, en la primera parte de la obra, el análisis que hace el autor de los mecanismos que el neofascismo utiliza para penetrar en el sistema educativo. Dice Enrique en las primeras páginas: “Si por algo se ha distinguido el fascismo a lo largo de la historia es por el adoctrinamiento ideológico. Para el neofascismo actual todo lo que no es su ideología es adoctrinamiento; todo lo que no sea adoctrinar en su credo lo tachan de tal, con su reiterada estrategia de acusar a los demás de lo que ellos practican”.

En la segunda parte, el autor plantea cómo educar frente al fascismo. “Debemos apostar, dice, por un modelo educativo social y humano con un objetivo profundamente democrático, inclusivo y sensible con los aspectos sociales y la equidad”.

Creo que el sistema educativo es el bastión desde el que se puede hacer frente a la peligrosa invasión neofascista que nos amenaza. Por eso es tan dañino el fenómeno de privatización de la escuela pública. Debilitarla, desatenderla y minusvalorarla es colocar un torpedo en la línea de flotación de ese Arca de Noé que es la escuela como explico en mi libro “El Arca de Noé: la escuela salva del diluvio”, publicado en la Universidad mexicana de Guadalajara. Hoy diría del diluvio del fascismo.


Más sobre fascismo.

martes, 10 de diciembre de 2024

_- Y dale con la multa

_ - No es la primera vez que me ocupo en un artículo de esta señora. La verdad es que siempre me tiene asombrado. Para mí es el colmo de la incoherencia, de la desfachatez y del engreimiento. Me refiero a la señora Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. Voy a referirme a cinco actuaciones suyas de actualidad que me han indignado y a la vez entristecido.

Primera. Una y otra vez, se refiere al comportamiento tributario de su novio como destinatario de una multa de Hacienda. No, señora Ayuso, no. Es el agente de dos delitos (con falsedad documental), que él mismo reconoce y que usted sistemática y maliciosamente ignora.

Me pregunto por qué lo hace. Por qué habla una y otra vez de una multa. Solo le falta decir que se trata de una multita de nada, cuando se trata de un fraude de 350.000 euros, con el añadido de falsedad documental. Cabría pensar que no le da la cabeza para más y que no es capaz de comprender lo sucedido. Pero, claro, no es fácil mantener esa hipótesis ya que es la adalid del razonamiento crítico contra el gobierno. Parece que es capaz de razonar. ¿Por qué, entonces, esa ignorancia supina? Pues porque nos considera estúpidos a los demás. No se trata de una multa, ella lo sabe bien. Pero insiste una y otra vez en que Hacienda le ha puesto una multa a su novio y que, además, el pobrecito quiere pagarla. ¿Cuál es entonces el problema para ella? Pues que quienes quieren destruir a la señora presidenta son requetemalos y han puesto toda la maquinaria del Estado para destruir a una adversaria inocente a través de un particular perseguido e indefenso. Pues no.

Resulta que ese hecho, el hecho de que convive con un delincuente confeso, en unos pisos de origen misterioso (y funcionamiento irregular según la inspección de urbanismo), que ha hecho negocios oscuros en tiempos de pandemia, es lo de menos. Ahora estamos todos mareados buscando a quienes han filtrado lo sucedido. Lo sucedido no tiene importancia, lo que tiene importancia es conocer quién y cómo lo ha filtrado. Cuando el dedo señala la luna el dedo mira la mano. Y más si se tiene en cuenta que el bulo inicial lo lanza su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez. Pero, en su habitual estrategia de retorcer la realidad, la presidenta dice que MAR acudirá a la cita del Supremo para desmontar los bulos.

Ya ha rodado, por este motivo de las filtraciones, la cabeza del jefe de la oposición madrileña, Juan Lobato. Y esas cosas suelen suceder con quienes pretenden enfrentarse a la señora presidenta. Ya le entregaron en bandeja de plata la cabeza del señor Casado, presidente de su partido, que osó preguntar por los negocios de su hermano. Solo por preguntar. Pero ella nunca ha lamentado la fulminante desaparición de la política del joven presidente. No sabía con quién estaba tratando. Y lo pagó caro.

Segunda. Ha vuelto la señora presidenta de una visita institucional a Corea del Norte. Y, en una entrevista realizada en el programa televisivo Espejo Público, de la mano de la periodista Susana Grisso, le han faltado insultos para descalificar a sus adversarios políticos. Y no es solo lo que dice, es el desprecio con el que lo dice.

Ha ridiculizado el Congreso del Partido Socialista celebrado en Sevilla, calificando de norcoreanos a los asistentes y organizadores. Ha descalificado los aplausos de los militantes socialistas tachándolos de serviles. Según esta clarividente señora, quienes aplauden en el Congreso socialista lo hacen para aparecer en las listas y porque el líder no admite la discrepancia. (Ahí está el señor Page discrepando sistemáticamente del presidente y ahí está el señor Lambán manteniendo la presidencia del partido en Aragón, pero eso no lo ve la señora presidenta). Han producido más viento con sus aplausos que todos los molinos de Aragón, dice. Como si en su Asamblea no les dolieran las manos a sus parlamentarios de aplaudir las insensateces que ella suelta cada día. Como si sus correligionarios no hubiesen aplaudido ese mismo día al presidente de su partido. Y no conozco a ninguno de sus parlamentarios que haya discrepado de los planteamientos de su presidenta. ¿Es ella norcoreana? Me indigna ese sectarismo torpe y perverso. Es que no ve ni un ápice de bondad en sus adversarios y ni un ápice de maldad en el suyo. Qué ecuanimidad. Qué profundidad democrática. El colmo de su trampa es decir que antes gobernaba en Madrid el comunismo y el socialismo y ahora gobierna la libertad. ¿Por qué no decir el fascismo?

De paso, tacha de palmeros a los militantes socialistas. Y de jetas, y de caraduras. Sin el menor rubor, sin el menor sentido de la decencia. Con toda la desenvoltura. Y, por supuesto, refiriéndose a todos y a todas, sin excepción.

Al presidente le reserva el calificativo de cobarde, No sé por qué, la verdad, Porque no creo que ese sea un adjetivo que se avenga con su forma de proceder. Pero bueno, era uno de los adjetivos que le faltaban para la colección: déspota, tirano, traidor, mentiroso, hijo de puta…

Tercera. En los actos que se han realizado para celebrar el aniversario de la Constitución de 1978 ha silenciado la voz del gobierno. Este año no participó el delegado el gobierno en la comunidad de Madrid por decisión de la señora presidenta. ¿Por qué? Porque el año pasado dijo algo que no le pareció aceptable, algo crítico con su proceder y sentir. Ella, que acusa de dictador al presiente del gobierno, ella, que dice que respeta las instituciones del Estado, elimina a una de las instituciones porque no le gustó lo que dijo el delegado en su intervención el año anterior. Y no, señora presidenta, las instituciones están por encima de las personas.

El día de la Constitución (al menos ese día, por Dios) hay que cultivar el sentido de la concordia, de la unidad, de la participación de todos Si los padres de la Constitución hubiesen tenido la actitud de esta mujer, hubiera sido imposible llegar a ningún acuerdo

Cuarta. La señora presidenta ha contratado con FEMAR el precio de las comidas de los ancianos y ancianas de las residencias de su comunidad: 6.48 euros por las cuatro comidas del día, desayuno, comida, merienda y cena. Me gustaría que ella estuviese solo una semana haciendo sus cuatro comidas por ese precio.

No es de extrañar. Todavía no ha dado cuenta, ni los jueces tan severos con otros comportamientos se la han pedido, de las más de siete mil muertes de ancianos en las residencias de la comunidad de Madrid durante los años terribles de la pandemia. Si no tengo mala información, esa causa está en manos del juez Juan Carlos Peinado, tan ocupado en otros menesteres.

Ella dio una explicación muy convincente: más pronto que tarde esos ancianos y ancianas tenían que morir. Lo he oído con mis propios oídos. Nadie me puede persuadir de que no ha dicho lo que realmente ha dicho.

Ahí está, para su sonrojo, el libro en el que su Consejero de Asuntos Sociales, Alberto Reyero Zubiri, dejó el testimonio de lo sucedido con unos protocolos de la vergüenza que impidieron a los ancianos ser tratados en los Hospitales de la comunidad. El título del libro no puede ser más elocuente: “Morirán de forma indigna” . Y así murieron.

Quinta. Es proverbial el desafecto de la señora Ayuso por la sanidad pública y la educación pública. Lo suyo es privatizar. Mientras escribo estas líneas la sanidad pública lleva tres días con el sistema informático caído. Con la consiguiente dificultad de los profesionales para la organización de las citas y para el seguimiento del historial de los pacientes. Y mientras escribo estas líneas remolonea para firmar la recepción de una partida de más de cien millones para la Universidad Complutense. (No olvidemos que en la comunidad de Madrid hay más Universidades privadas que públicas).

Cuando pienso en el caso de esta mujer, siempre acabo concluyendo lo siguiente: esos comportamientos, esos discursos, esas actitudes que a mí me parecen deleznables no parecen tener incidencia en el fervor con el que la siguen y la votan Lo cual me lleva a una segunda conclusión: ¿cómo analizan la realidad los votantes de la señora Ayuso? Y esa segunda conclusión me lleva a una tercera: ¿qué han aprendido en tantos años de sistema educativo?

Lo mismo me sucede cuando veo con asombro los resultados de las elecciones a la presidencia de Argentina o a la presidencia de los Estados Unidos. Y acabo pensando que el problema no son esos personajes sino que tengan tantos y tan fervientes votantes.

sábado, 8 de junio de 2024

El franquismo diseccionado. Ludovic Lamant.

Casi cincuenta años después de la muerte de Franco, una exposición ofrece en Toulouse una "anatomía" de la dictadura española, una de las más largas de Europa. Y varios libros de historiadores abogan por escribir una historia "transnacional" de la dictadura, situándola en un contexto más amplio.

El proyectil no explotó. La basílica del Pilar de Zaragoza (España), contra la que había sido disparado el 3 de agosto de 1936, se salvó. Según la propaganda franquista, fue una señal de Dios, que había elegido su bando. Años más tarde, un obrero esculpió en la concha una Virgen del Pilar, que otros transformaron después en candelabro.

Es uno de los objetos de exaltación del franquismo, junto a innumerables carteles, revistas, manuales escolares y banderas, que se exponen en Toulouse en la muestra "Anatomía del franquismo", en el Museo de la Resistencia y la Deportación, hasta septiembre.

"Hay tal contraste entre la riqueza de las investigaciones sobre la España franquista de los últimos treinta años y la crasa ignorancia en la que se encuentra Francia, que era absolutamente necesario presentar estos nuevos trabajos", explica François Godicheau, historiador de la Universidad Toulouse-Jean-Jaurès y comisario científico de un ciclo sobre la España franquista, del que forma parte la exposición.

La elección de Toulouse no es baladí, ya que la más española de las ciudades francesas fue la "capital del exilio" durante la Retirada. Pero la exposición no repasa el conocido episodio del exilio de los republicanos durante y después de la guerra. Profundiza en los pilares del régimen franquista (la Falange, el ejército y la Iglesia), describe la hambruna de los primeros años (200.000 personas murieron de hambre en los años 40) y documenta el adoctrinamiento de los más pequeños a través de la escuela.

En el piso de arriba, se disecciona la "purga sistemática de la sociedad" a través de la puesta en marcha de un sistema represivo vertiginoso (miles de republicanos condenados a muerte en las grandes ciudades tras la victoria de 1939, 300.000 funcionarios víctimas de purgas, un millón de prisioneros civiles, políticos o de guerra en enero de 1940...). Esto llevó a los comisarios de la exposición a escribir que "esta larga procesión de medidas punitivas superó con creces a las dictaduras italiana o portuguesa, e incluso a la Alemania nazi, hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial".

Respuesta a las falsificaciones
Entre los elementos más destacados de la exposición se encuentran los álbumes digitalizados del fotógrafo Martín Santos Yubero (que incluyen impresionantes instantáneas de la inauguración del Valle de los Caídos en 1959, la basílica de las afueras de Madrid, en presencia de Franco) y la reproducción de una obra maestra de la pintura española, Silencio, de Juana Francés (1953), que muestra el retrato de una mujer tapándose la boca con la mano, en una sociedad franquista ultrapatriarcal (el original pudo verse en el centro de una vibrante exposición en el Mnac de Barcelona el año pasado, sobre la figura humana después de la guerra).

Al final del recorrido, en una vitrina, se exponen tres objetos conmovedores: un reloj de bolsillo, un anillo y una suela de zapato fabricada con un neumático de caucho. Fueron descubiertos al abrirse en 2000 una fosa de víctimas de la represión franquista por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.

En el verano de 2022, la publicación de una amplia entrevista al ensayista de extrema derecha Pío Moa, autor de tesis revisionistas sobre la Guerra Civil española, en una edición especial de "Le Figaro" desencadenó la ira y la movilización de numerosos especialistas de la España contemporánea en Francia. Es también en este contexto agitado del resurgimiento de la extrema derecha, incluido Vox en España, en el que entra en juego la exposición de Toulouse, con su preocupación por precisar el alcance de los conocimientos y responder a las falsificaciones.

"El asunto Moa demostró que ese desconocimiento del franquismo era fruto de la propia propaganda franquista", insiste François Godicheau. "Describir el franquismo como una dictadura paternalista, ciertamente autoritaria pero no mucho más, que además modernizó el país, es un desastre. Este tipo de discurso es hoy un punto de apoyo para Moa y otros, en el contexto de lo que la 'fachosfera' califica de batalla cultural".

Esta primera exposición, un poco apretada entre las paredes de este museo departamental (apenas tres salas), dejará paso el año que viene a una segunda parte, más centrada en la resistencia al franquismo y en el contexto internacional de la Guerra Fría. El laboratorio universitario Jean-Jaurès, coproductor del evento, también organizó en marzo una conferencia sobre el tema, con la esperanza de "descompartimentar" el franquismo. En ella participaron historiadores especializados en otros temas, como el nazismo, entre ellos Christian Ingrao y Marie-Anne Matard-Bonucci.

"¿Juzgar a Franco?"
Esta preocupación por situar la dictadura de Franco -la más larga de Europa Occidental después de la de Salazar en Portugal- dentro de una historia europea más amplia, e incluso internacional, está en el centro del importante libro de Sophie Baby sobre los problemas e impasses de la criminalización del franquismo (¿Juzgar a Franco?, La Découverte). Frente a una "trayectoria ibérica periférica", en la que "España sólo aparece como una línea de puntos en las historias generales de la historia contemporánea", la historiadora aboga por otorgar a España un lugar central "en la historia del enfrentamiento de las sociedades occidentales con la violencia de masas que las desgarró".

Sophie Baby busca entender por qué Franco "no ha sido juzgado y nunca lo será". En el debate público español, desde la izquierda y los movimientos de memoria, se suele culpar a la Transición, el periodo que va desde la muerte de Franco en 1975 hasta la victoria del Partido Socialista en las elecciones legislativas de 1982. En nombre de la reconciliación nacional, la ley de amnistía mutua de 1977 no supuso la ruptura institucional que habría permitido juzgar los crímenes del franquismo. Habría establecido un "pacto para olvidar", que las leyes de memoria aprobadas por los socialistas José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 y Pedro Sánchez en 2022 reabrieron finalmente.

Pero la originalidad del trabajo de Sophie Baby radica en que va mucho más allá para encontrar respuestas a la pregunta que sigue siendo tan sensible en España: ¿qué puede hacer la ley ante los crímenes de Estado? Recuerda que la demanda de amnistía ya fue planteada en 1937, en plena guerra, por republicanos que veían en ella una forma de poner fin al conflicto. Se detiene en las comisiones internacionales de investigación, entre ellas la creada por el trotskista David Rousset, que dio lugar al Libro Blanco sobre el sistema penitenciario español en 1953, acompañado de testimonios que fueron la primera expresión abierta de la represión franquista.

Pero Franco se escabulló, "aprovechando el entrecruzamiento de conflictos", de la Guerra Civil española a la Segunda Guerra Mundial y luego a la Guerra Fría, jugando con una "competencia de víctimas" que le permitió "difuminar la cadena de responsabilidades". Durante los juicios de Nuremberg, a partir de 1945, Franco no fue interrogado, a pesar de su alianza con los nazis. Y aunque hubo deportados españoles en el estrado -exiliados republicanos en Francia que posteriormente habían sido hechos prisioneros en campos de concentración- su destino "nunca fue considerado en su especificidad [...], sino sólo como un apéndice de una historia europea que casi inadvertidamente les había alcanzado".

El eco de los desaparecidos en Argentina
Basándose en particular en los trabajos de Nicole Loraux sobre la Grecia antigua, el historiador demuestra que el "paradigma de la amnistía", tal como fue formulado en los primeros años del franquismo por la oposición clandestina, y contrariamente a las ideas preconcebidas, no excluía "ningún sistema de justicia". Pero esta ambición fue pronto neutralizada por un discurso sobre la necesidad de "reconciliación" del país, que triunfó durante los años de la transición, y se reforzó aún más con el fallido golpe de Estado de 1981.

El matizado libro de Sophie Baby sobre los complejos años posteriores a 1975 rechaza las fáciles oposiciones entre venganza y perdón, memoria y olvido. También da voz a la minoría que se opuso a la amnistía de la Transición: desde los partidarios de un Tribunal Internacional para los Crímenes del Franquismo, defendido por un grupo revolucionario de extrema izquierda fundado por exiliados comunistas que habían roto con el PCE español, hasta los que iniciaron, clandestinamente, la vital labor de exhumar las fosas comunes de los fusilados del franquismo.

Sophie Baby amplía decisivamente su análisis a lo que denomina "Euroamérica", el área de movimiento político que se intensificó a finales del siglo pasado por los exiliados en ambas direcciones, a uno y otro lado del Atlántico, a medida que las dictaduras llegaban al poder. Muestra hasta qué punto la dictadura argentina (1976-1983) y la práctica de las desapariciones por parte de la Junta Militar impusieron el concepto de "terrorismo de Estado" en el debate español, rompiendo de golpe las certezas sobre los beneficios de la amnistía.

La España de Felipe González, que se preparaba para ingresar en la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1986, estuvo en la vanguardia de esta batalla por el reconocimiento del delito de desaparición forzada. Un poco más tarde, fue la detención en Londres del ex dictador chileno Pinochet en 1998, bajo la presión del juez Baltasar Garzón, la que hizo historia. Al mismo tiempo, España se convirtió también en un actor importante -y ambiguo- en la lucha antiterrorista, en respuesta a las acciones armadas de la ETA vasca.

Este gran giro en los debates sobre la justicia internacional, de la petición de amnistía a la lucha contra la impunidad, dio lugar a una "paradoja flagrante", en palabras de Sophie Baby: "Que España se hubiera convertido en el paladín de la lucha contra la impunidad, que la justicia universal para la violencia del pasado hubiera tomado forma precisamente en un momento en el que la gente se negaba obstinadamente a criminalizar el franquismo, era una anomalía que todavía no se había cuestionado demasiado". La historiadora dedica las mejores páginas de su libro a explicar esta desconcertante paradoja, que España sólo muy recientemente ha empezado a desentrañar.

No fue hasta finales de los años 90 cuando el "espíritu de consenso" acabó por romperse, bajo el efecto combinado de la conmoción provocada por la exhumación de fosas comunes por parte de asociaciones, y la aparición poco después de nuevos partidos, entre ellos Podemos en 2014, críticos a la vez con "espíritu de la Transición" y que incluso reclamaban una "segunda Transición".

Contrabandistas y traficantes
Prueba de la viveza del campo de la investigación sobre España la da el historiador Pierre Salmon, que acaba de publicar Un antifascismo de combate (éditions du Détour). Fruto de su tesis, esta obra examina los años de la Guerra Civil (1936-1939) a través del prisma de las redes de contrabando de armas procedentes de Francia. Mientras que los voluntarios armados -no menos de 14.000 personas salieron de Francia durante la guerra para luchar en España- han sido estudiados en mayor medida, el mundo del contrabando, que por su propia naturaleza era ilegal y también más restringido, ha estado menos documentado hasta ahora.

En su prefacio, el historiador Nicolas Offenstadt resume el dilema moral al que se enfrentaban los antifascistas, y que Pierre Salmon expone con todo detalle: "¿Cómo permanecer fieles al ideal de la paz, apoyando al mismo tiempo la defensa armada de las fuerzas progresistas españolas?" La cuestión era tanto más dolorosa cuanto que el bando franquista se enfrentaba a un enorme déficit material, ya que contaba con el apoyo de la Alemania nazi y de la Italia fascista en términos de armas y de hombres.

Basándose en una lectura crítica de los archivos policiales, Pierre Salmon traza la trayectoria de implicación personal en círculos anarquistas, trotskistas, socialistas y comunistas, e incluso describe las técnicas utilizadas para cruzar la frontera pirenaica. Para el lector general, el libro se vuelve adictivo cuando el historiador documenta las colaboraciones inesperadas -y a menudo infructuosas- entre estos militantes antifascistas y criminales profesionales, a menudo grandes nombres del hampa, a los que compraban armas.

El texto de Pierre Salmon también resulta fascinante cuando intenta ir más allá de los silencios de los archivos policiales sobre la implicación de las mujeres en el contrabando, señalando los "clichés virilistas" que se han pegado a la piel de los contrabandistas desde Henry de Monfreid o Arthur Rimbaud. También dedica algunas páginas a retratos inesperados de mujeres contrabandistas, lo que añade de nuevo complejidad a la realidad del antifascismo de entreguerras.

Cabe mencionar también un libro publicado el año pasado, quizá menos accesible al gran público, pero igualmente estimulante y rico en iconografía prácticamente desconocida a este lado de los Pirineos. En Compagnons de lutte. Avant-garde et critique d’art en Espagne pendant le franquisme, Paula Barreiro López, también profesora e investigadora en la Université Toulouse-Jean-Jaurès, aborda el periodo conocido como "tardofranquismo" (1957-1975), el más descuidado por la investigación hasta la fecha.

Sigue la trayectoria de un colectivo de siete críticos de arte que apoyaron la protesta contra el régimen, teorizando sobre la necesidad de reinyectar la política en el arte. Barreiro López también consigue descompartimentar la lectura del franquismo documentando las redes culturales, en particular las bienales y exposiciones entre España y Sudamérica. Junto a algunas de las figuras más influyentes (Picasso, Miró, Dalí, Tàpies), da a conocer otros colectivos, también vinculados a la escena internacional, pero que la historiografía oficial había dejado al margen.

***
"Anatomía del franquismo", exposición en el Museo Departamental de la Resistencia y la Deportación de Toulouse, hasta el 22 de septiembre de 2024. Entrada gratuita. Un número especial de la revista L'Histoire titulado "L'Espagne de Franco, un pays broyé" (La España de Franco, un país aplastado) acompaña la exposición.

Sophie Baby, ¿Juger Franco? Impunité, réconciliation, mémoire, La Découverte, 376 páginas, 24,50 euros. En el verano de 2023, Sophie Baby y otro historiador del franquismo, Nicolas Sesma, debatieron en un programa de Mediapart sobre la relación entre Vox, el grupo de extrema derecha español, y la historia nacional.

Pierre Salmon, Un antifascisme de combat. Armer l'Espagne révolutionnaire 1936-1939, prefacio de Nicolas Offenstadt, éditions du Détour, 256 páginas, 21,90 euros.

Paula Barreiro López, Compagnons de lutte. Avant-garde et critique d'art en Espagne pendant le franquisme, éditions de la MSH, 500 páginas, 30 euros, traducido del inglés por Phoebe Hadjimarkos Clarke.

Ludovic Lamant Después de trabajar para Reuters y Cahiers du Cinéma, estuvo en Bruselas de 2012 a 2017 cubriendo las crisis europeas para Mediapart. Continúa siguiendo la actualidad europea, estoy pendiente y la de algunos países sudamericanos (Argentina, Perú) y coprograma el espacio "documental" todos los sábados en Mediapart. Ha publicado una guía de Argentina (La Découverte, 2011), un ensayo sobre las políticas españolas nacidas del movimiento de los 'indignados' del 15-M (Squatter le pouvoir, Les mairies rebelles d'Espagne, Editions Lux, 2016) y otro sobre la arquitectura del barrio europeo de Bruselas, que revela las crisis del continente (Bruxelles chantiers, Une critique architecturale de l'Europe, Lux, 2018).
Temática: Francia Franquismo Reino de España

martes, 21 de mayo de 2024

Empresarios antifascistas. Seguro que esos 15 patriotas, todos hombres, que se reunieron con Milei saldrán muy pronto en defensa de España y de su Gobierno legítimo

No se equivoquen por una foto. La de los 15 ejecutivos del oprobio. Ellos y ninguna de ellas, porque ¿alguna suscribiría con su presencia que otras sean encarceladas tres años por interrumpir su embarazo, como propone Javier Milei, quien las califica de “asesinas”?

Los 15 no pueden apoyar su desatino diplomático. Y saben que el torpe ministro que había atacado al visitante pidió disculpas. Seguro que esos patriotas, encabezados por Antonio Garamendi, altos cargos de Iberia, BBVA, Santander y Alonso Aznar Botella saldrán muy pronto en defensa de España y de su Gobierno legítimo.

Se distanciarán así de la improvisada envolvente a la que han sido sometidos: era un viaje privado y partidista y les han convertido en coartada oficial —al acudir a la reunión en la embajada de la república— para que el de la motosierra cargue el coste de su traslado en avión oficial al presupuesto, a los impuestos que, dice, “son un robo”. Y recomendarán no votar a la ultraderecha.

Podrán así mirar a la cara a la mayoría de sus colegas del Ibex que se quedaron en casa. Pues seguro que no admiran ni a Krupp ni a Thyssen ni a todos los que financiaron al monstruo y se enriquecieron con la esvástica. Claro que el dilema de un empresario entre la eventual pérdida de un mercado —incluso en un país ahora ultraliberal— y su fe democrática puede ser fuerte.

Pero lo tienen fácil. Basta que apoyen la campaña Defendemos los valores, de 30 grandes consorcios alemanes, con el Deutsche Bank y Siemens a la cabeza: se movilizan para denunciar a la ultraderecha como un peligro para la libre empresa, para su necesidad de trabajadores inmigrantes, para la democracia, la cohesión social y la prosperidad. Así resolvió en público ese dilema Roland Busch, el consejero delegado de Siemens: “Si cancelan pedidos como consecuencia de ello, así son las cosas, pero no creo que sea el caso”.

El programa de Milei atenta contra los valores —y los mandatos— de la Constitución española, al proclamar que “la justicia social es aberrante”; que la redistribución de la riqueza es un fraude (ha provocado ya una pérdida del poder adquisitivo salarial del 40%), y que cerrará el banco central. Y ni siquiera pidió audiencia al Rey por su visita, cuando Felipe VI acudió, cortés, a su toma de posesión. ¿Por qué no se calla?

jueves, 22 de febrero de 2024

_- HOLOCAUSTO. Viaje al campo de Ravensbrück, el mayor burdel del Tercer Reich.

Supervivientes del campo de Ravensbrück, en la inauguración de un monumento conmemorativo en 1959.
_- Supervivientes del campo de Ravensbrück, en la inauguración de un monumento conmemorativo en 1959.
La historiadora Fermina Cañaveras novela en ‘El barracón de las mujeres’ el horror de las presas obligadas a prostituirse, entre ellas dos centenares de españolas

La historiadora Fermina Cañaveras (Torrenueva, Ciudad Real, 46 años) lleva desde 2008 poniendo nombre, rostro y dignidad a las mujeres obligadas a prostituirse en el campo de concentración de Ravensbrück, el mayor burdel del Tercer Reich, pero aún conserva la emoción intacta. Con la voz entrecortada, no se ha acostumbrado al relato de una infamia. Imposible hacer callo ante un material de trabajo tan espeluznante: el proyecto levantado en la Alemania nazi exclusivamente para atentar contra los derechos de la mujer: violaciones, abortos forzados y esterilización eran los tres pilares sobre los que se levantó este campo de concentración y exterminio por donde pasaron hasta 130.000 mujeres entre 1942 y 1945. El día de su liberación, habían sobrevivido 15.000, de las cuales 200 eran españolas. Fermina Cañaveras ha podido localizar de momento a 26.

A 90 kilómetros de Berlín, Ravensbrück fue el campo más grande para mujeres en territorio alemán y el segundo de Europa después de Auschwitz. Sin embargo, poco se sabe de él. Fue uno de los últimos en ser liberados por los aliados y hubo tiempo para destruir mucha de la documentación que allí se conservaba. 

Así que, enterradas en la cal viva del olvido, que Fermina Cañaveras esté poniendo nombre y rostro a las mujeres convertidas en esclavas sexuales en Ravensbrück se convierte en una literalidad. De entre todos ellos surge el de Isadora Ramírez García (Madrid, 1922-2008), la protagonista de El barracón de las mujeres (Espasa), primera novela de esta historiadora especializada en el área de mujer y represión durante los conflictos del siglo XX. “La historia, por desgracia, está contada en su mayoría por hombres; siempre se ha hablado de exilios, guerras, campos… desde el sufrimiento de los hombres, pero ¿qué pasa con las mujeres? ¿Por qué existe esta tendencia al olvido de la memoria de nuestro país, pero sobre todo al olvido de la mujer?”, se pregunta Cañaveras durante una breve visita a Sevilla, donde se encuentra con EL PAÍS.

Cañaveras ha tenido que novelar la historia de Isadora y otras compañeras en aquel viaje al infierno porque la ficción ha sido el único pegamento para unir las piezas encontradas en su intenso rastreo documental. Aun así, los nombres y, sobre todo, el sistema de humillación y degradación humana perfectamente orquestado por el Tercer Reich para explotar y experimentar con las mujeres bajo pretextos pseudocientíficos son de extremo rigor y veracidad. “Las violaban del orden de 20 veces al día, delante de muchos soldados que acudían para mirar, y muchas de ellas quedaban embarazadas. Era con estas con las que experimentaban, les abrían el vientre y las dejaban morir para ver cuánto aguantaban los fetos”, dice. No es morbo, reivindica la historiadora, “es memoria y así hay que contarlo”.

Fermina CañaverasLa escritora Fermina Cañaveras, con un ejemplar de su libro 'El barracón de las mujeres'.
HUGO G. PECELLÍN

El contexto, pues, que describe El barracón de las mujeres es escalofriante: junto a las violaciones cotidianas, este campo fue un laboratorio para prácticas que escapan a cualquier consideración científica o moral, como inyectarles a las mujeres semen de chimpancé para comprobar si podían procrear híbridos de mujer y mono. A otras les extirpaban partes del cuerpo y las reimplantaban para comprobar su recuperación.

Pero volvamos a Isadora Ramírez García, una de las últimas supervivientes españolas conocidas, que murió en Madrid en 2008, justo el año en el que Fermina Cañaveras decidió embarcarse en el rescate de esta historia, y a la que no pudo conocer. El punto de arranque fue una fotografía hallada mientras estaba sumergida en otro proyecto de recuperación de memoria histórica: “Yo estaba investigando cómo se organizó el Partido Comunista en un piso de Atocha en la clandestinidad tras la Guerra Civil, no soy experta en la II Guerra Mundial, pero una militante del PC me puso sobre la pista”. Se resistió en un principio por pulcritud profesional, pero fueron muchas las voces que la animaron a embarcarse en este viaje hacia la dignificación de aquellas mujeres. El juez Baltasar Garzón, que firma la faja de la novela; y sus compañeros en la Comisión de Historia del Teatro del Barrio de Madrid, del que formaba parte entonces, fueron fundamentales para empujar a Fermina Cañaveras a escribir este relato del que no ha salido “indemne”, confiesa.

Y así, en la desvaída fotografía encontrada supo que tenía que dar un vuelco a su trabajo: allí aparecía la imagen de una mujer desde el cuello hasta la cintura, con una inscripción en alemán tatuada en el pecho: Feld-Hure, puta de campo. Así marcaron a Isadora, que murió a los 86 años con el recuerdo imborrable de la humillación escrito aún en su piel. “Utilizo la palabra puta porque es la traducción literal de hure”. En esta novela no hay eufemismo, hay verdad. También en la crueldad de las palabras. “Las embarazadas eran las conejas”, relata la autora, y el barracón de las locas fue el nombre que se utilizó para recluir, en un ostracismo aún más ignominioso, a todas las que no pudieron soportar tanto dolor y perdieron el juicio.
Una prisionera del campo de concentración de Ravensbrück con la inscripción 'Feld-Hure' (puta de campo) en el pecho.
Una prisionera del campo de concentración de Ravensbrück con la inscripción 'Feld-Hure' (puta de campo) en el pecho.EDITORIAL ESPASA


Esa fue la experiencia que marcó para siempre la historia de Isadora Ramírez García, hija, sobrina y hermana de republicanos. Al acabar la Guerra Civil, precisamente, cruzó la frontera a Francia en busca de su hermano Ignacio, desaparecido durante la contienda nacional. Allí se enroló en la Resistencia hasta que fue detenida y deportada a Ravensbrück. Tenía 20 años. Pero hay más personajes reales dentro de El barracón de las mujeres, todas supervivientes del horror: Constanza Martínez (1917-1997), también miembro de la Resistencia, cuya frágil salud tras las huellas que dejó en ella la experiencia del campo de concentración no le impidió llegar a ser vicepresidenta del Amical de Mauthausen. O Neus Català (1915-2019), a quien Fermina Cañaveras sí conoció y cuyo testimonio fue clave para reconstruir esta historia. Neus, precisamente, fue la fundadora del Amical de Ravensbrück. Desde el final de la II Guerra Mundial dedicó su vida a intentar no olvidar los nombres de las que murieron y sufrieron el cautiverio en aquel infierno.

La aragonesa Elisa Garrido (1909-1990) también protagoniza un pasaje del libro que emociona por su coraje. Esta presa provocó la explosión que inutilizó la fábrica nazi de obuses del comando Hafag, al que había sido destinada como esclava. Dedicó su vida a ayudar a quienes habían pasado por la Resistencia.

Y en un escalofriante contraste, la francesa Catherine Dior (1917-2008), hermana del celebérrimo diseñador Christian Dior, se pasea por las páginas de esta novela enrolada en una unidad de inteligencia franco-polaca. “Catherine tuvo muy mala suerte porque fue arrestada en la víspera de la liberación de París. Fue deportada a Ravensbrück, pero sobrevivió”, relata Cañaveras. Su hermano creó en 1947 un perfume en su honor y en recuerdo de sus compañeras: Miss Dior.

Presas con sus hijos en el barracón.
Presas con sus hijos en el barracón.EDITORIAL ESPASA

Y es que, el infierno de Ravensbrück, también el mensaje que quiere trasladar la autora en El barracón de las mujeres, es “una historia de resiliencia y de sororidad. Allí se ayudaron, se acompañaron, se cuidaron y protegieron todas estas mujeres para hacer sobrevivir a la mayoría de ellas. Esta novela es la consecuencia de sus vivencias, de sus miedos, de sus silencios y de sus sentimientos. Es el trabajo de muchas horas de investigación que han culminado en un homenaje a todas las que han permanecido en la sombra de la historia”.