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lunes, 24 de febrero de 2025

Ni paz ni prosperidad con Franco: las mentiras del manifiesto firmado por Tejero en apoyo al dictador, una a una.

El texto lanzado por la Plataforma 2025 hace apología de la dictadura y está plagado de mitos, entre ellos que Franco creó la Seguridad Social o que dirigió un Estado “honrado y eficaz”, y de vacíos intencionados: nada menciona de la hambruna española ni de la feroz represión que buscó el exterminio de la izquierda.

Si un ser que no fuera de este mundo y nunca hubiera hablado con nadie quisiera saber algo de España y leyera el manifiesto Ni olvidamos ni callamos pensaría que España fue durante la dictadura franquista un lugar envidiable para vivir. Y Franco el mejor gobernante que ha tenido nunca. Calcando la retórica y la propaganda que el régimen desplegó para intentar limpiar su imagen, el texto define a Franco como un “hombre bueno” que trajo la “paz y la prosperidad”, propició “la reconciliación” entre españoles, “salvó” al país y propulsó la economía española hasta cotas casi milagrosas.

Sin embargo, el texto, suscrito por un centenar de personas entre las que están los nietos del dictador o el golpista Antonio Tejero, es un conglomerado de vacíos interesados y de los principales mitos que el franquismo edificó sobre sí mismo. El escrito, impulsado por la Plataforma 2025, hace apología de la dictadura y celebra el triunfo de los sublevados en la que llama la “Cruzada de Liberación” –en referencia a la Guerra Civil y sin nombrar el golpe de Estado– y, por supuesto, obvia lo que supuso el régimen en términos de derechos humanos. Estas son algunas de sus mentiras:

La “paz” de Franco
Define el manifiesto al dictador como un “cristiano ejemplar”, pero nada dice de la maquinaria de terror que diseñó el régimen desde el principio con el único objetivo de exterminar a la izquierda y a todo aquello que sonara a República. No nombra los fusilamientos, la suspensión de garantías constitucionales, la persecución extrajudicial o el castigo sistemático que generalizó la dictadura. “Siempre se basó en la división de la comunidad nacional entre vencedores y vencidos, no hubo paz ni reconciliación”, explica el historiador Nicolás Sesma, autor de Ni una, ni grande, ni libre (Crítica).

Tampoco cita los 300 campos de concentración que creó el franquismo por toda España o los 270.000 presos que estaban en 1940 encerrados en cárceles en condiciones inhumanas. Para los firmantes, no existieron los más de 100.000 trabajadores forzados, ni las decenas de miles de enterrados en cunetas y fosas sin permitirles a sus familias despedirse o darles un entierro digno, muchos de los cuales siguen hoy desaparecidos. Tampoco les importa el casi medio millón de exiliados contabilizados en marzo de 1939 o el control moral y social que impuso el franquismo en casi todos los ámbitos, por nombrar solo algunas de sus consecuencias.

Un Estado “honrado, austero y eficaz”
El manifiesto atribuye a Franco haber levantado una “España en ruinas” y convertirlo en un país próspero. Nada más lejos de la realidad. Son muchos los historiadores y economistas que han definido la gestión económica de la dictadura como “un absoluto desastre y un fracaso”, en palabras del catedrático Carlos Barciela, autor de Con Franco vivíamos mejor (Catarata). El experto asegura que fue “uno de los periodos más duros y negros de nuestra historia” provocado por la política autárquica que Franco impuso en su primera etapa, lo que causó el hundimiento de la economía.

A la corrupción, que el experto define como “elemento intrínseco” al franquismo se sumó un sistema fiscal “injusto” que privilegiaba a las clases poderosas y a la Iglesia y propiciaba el fraude sobre todo de terratenientes y grandes propietarios. “España iba muy por detrás del resto de Europa occidental, entre otras cosas porque tenía un estado muy ineficaz”, añade el historiador Antonio Cazorla. A partir de 1959 A Franco, que al principio se oponía, no le quedó más remedio –a riesgo de entrar en bancarrota– que asumir el Plan de Estabilización, que inauguró el fin de la autarquía y favoreció el crecimiento económico.

La hambruna fue la franquista
Dicen los firmantes que el dictador “tomó las riendas” de un país “con un enorme problema de pobreza y hambre”, pero la realidad es justo la contraria: estos fueron dos efectos de las políticas del régimen. Son conocidos como los años del hambre los que duraron hasta 1952, cuando el sistema de racionamiento impuesto llegó a su fin, pero en algunos años lo que se dio en España fue una auténtica hambruna “en toda regla” frente a la eterna pero incumplida promesa de Franco de “ni un español sin pan”, cuyo consumo precisamente se desplomó.

Barciela aporta algunos datos: de un consumo per cápita de 156 kilos por habitante y año en 1935, en época republicana, se pasó a unos 100 en los 40. Parecido ocurrió con las legumbres, las patatas o el azúcar o los huevos. “Todavía en 1960 el consumo de carne era de 20 kilos por habitantes y año, sensiblemente más bajo que el de 1935, que había alcanzado los 33”, detalla el historiador en el libro. En 1939 el nivel adquisitivo de los españoles era un tercio del que tenían en 1936, justo antes del golpe de Estado.

Industrialización a pesar de Franco
Sí, a partir de 1959 las cosas cambiaron. España cambió su política económica, se abrió al exterior y se sumó “a la ola de prosperidad mundial que propició la industrialización del país”, señala Barciela. Eso a pesar de las reticencias del dictador. Y aun así, todavía el país estaba por detrás de otros países europeos pese a que el manifiesto asegure que Franco convirtió a España “en la novena potencia industrial del planeta”. “Desconozco de dónde se sacan ese dato, lo que sabemos es que antes de la Guerra Civil era la séptima y que el PIB no se recuperó a niveles de 1935 hasta bien entrados los años 50”, afirma Sesma.

“Ni el nivel de carreteras ni de estructura ferroviaria estaba al nivel del resto de Europa, todos los que tuvieron que emigrar se quedaban maravillados de lo que había en países como Alemania o Suiza. Era una modernización todavía muy precaria”, añade el historiador. “El crecimiento fue espectacular, pero no es una excepción ni un milagro. Es similar al que ya otros países habían experimentado hacía 15 años”, apunta Cazorla, que nombra además otros elementos que influyeron como las inversiones extranjeras que habían sido vetadas, la entrada de divisas procedente de la emigración o “el alto grado de explotación laboral” y salarios “bajísimos” sobre el que también se sustentó.

Beneficio para los terratenientes
Sostienen los firmantes del manifiesto que el dictador “modernizó la agricultura”, una afirmación que para Cazorla esconde muchos matices. Antes de los 50 “la agricultura es un desastre” y el franquismo se afana en acabar con la reforma agraria republicana. “Los salarios son bajísimos y los jornaleros y sus familias se mueren de hambre”, asegura el historiador, que explica que a principios de los 50 empieza una modernización “basada en el predominio del capital frente al trabajo”. “Sigue habiendo mucha miseria y la política agraria principal se hace para beneficiar a quienes ya tienen la posesión de la tierra, se refuerza a los grandes terratenientes a costa de unas arcas estatales anémicas”, añade Cazorla, que ha publicado recientemente Los pueblos de Franco (Galaxia Gutenberg).

Más viviendas, pero no suficientes
Al problema de la vivienda se refiere también el manifiesto como si Franco hubiera solucionado el chabolismo y la infravivienda que asolaba el país en aquel momento. “Es rotundamente falso que acabara con ello y precisamente en dictadura nace el movimiento vecinal para hacer frente a todas las carencias que tienen los barrios de migrantes que se han desplazado a las ciudades y que vivían sin servicios, sin aceras, sin alcantarillas…”, asegura Sesma, que pone como ejemplo la historia que cuenta la película El 47, nominada a los Goya.

A partir de los 60 el recién creado Ministerio de la Vivienda dio un impulso a la creación de vivienda social y el régimen levantó miles de casas para rentas bajas en base a diferentes legislaciones que fueron cambiando con el tiempo, pero aun así siguieron siendo insuficientes: “El balance de toda la dictadura en número de viviendas creadas fue igual que el de Reino Unido en un año”, ejemplifica Cazorla. El problema de la vivienda se vio aliviado solo en los últimos años de la dictadura, aunque no resuelto, añade Barciela, que apunta a otro elemento más relacionado con “la reducida dimensión” de las casas construidas y “la mala incluso pésima calidad de las construcciones”.

Trabajadores sin derechos
Aunque el texto, también suscrito por el presidente de Manos Limpias o el juez ya jubilado José Yusty Bastarreche –que obstaculizó la exhumación de Franco del Valle de Cuelgamuros–, asegure que la dictadura intentó “dignificar a los trabajadores españoles”, esta es para Sesma una afirmación “aberrante”. “La desprotección de los trabajadores era bestial, la hora de mano de obra se paga muy barata, no tienen posibilidades de sindicarse ni derecho a huelga”, ejemplifica el historiador de la Universidad Grenoble Alpes (Francia).

Añaden también los firmantes que el de Franco era un “Estado social sin el odio ni el parasitismo de izquierda” –a cuyos representantes, elude el texto, estaba el régimen matando o encarcelando–, pero el gasto social del Estado en relación con el PIB fue muy bajo y creció muy lentamente, según aporta Barciela en su investigación: en 1943 era de tan solo un 2% y en 1966 había subido un poco, pero solo al 3,4%. Por comparar, en 1995, el gasto social del total de administraciones en relación con el PIB alcanzó casi el 26%.

No, Franco no creó la Seguridad Social
Es uno de los mitos más repetidos por quienes todavía reivindican a Franco y no podía faltar en el manifiesto, pero la realidad es que el dictador no puso en marcha el sistema de Seguridad Social tal como hoy lo conocemos. Es más, ya a principios del siglo XX había un sistema de protección social, el Instituto Nacional de Previsión, que fue el antecedente de la Seguridad Social. Lo que hace la dictadura es la Ley de bases de la Seguridad Social en 1963, pero se limita a “uniformizar todo el sistema de seguros y mutuas que existían” que, además, “llega con dos décadas de retraso respecto a lo que tienen en Europa”, esgrime Sesma, que incide en que el sistema tal y como lo conocemos hoy es obra del exministro del PSOE Ernest Lluch y su Ley General de Sanidad de 1986.

Grandes hospitales, pero escasez de inversión
Remarca el manifiesto que el dictador creó “una red de hospitales públicos de los que todavía hoy seguimos beneficiándonos” y es cierto que en dictadura se proyectaron grandes construcciones hospitalarias como la Paz de Madrid o el Hospital de la Fe en Valencia, pero de acuerdo con los historiadores, tras ello, había un importante déficit de inversión en recursos sanitarios y los hospitales “fueron insuficientes” y al finalizar la dictadura el número de camas hospitalarias “era inferior al de países como Portugal o Grecia”, afirma Barciela, que en Con Franco se vivía mejor habla de “pésimas condiciones asistenciales” y “falta de medicinas y productos elementales de higiene o limpieza”.

Tanto es así que tras una visita organizada por la Organización Mundial de la Salud a mediados de los 60, el informe final del catedrático de Medicina Social Fraser Brockington fue contundente: “La salud pública era peor que en muchos países en vías de desarrollo. España, con todos los atributos que atesora, en muchos otros aspectos, propios de un país altamente civilizado, ha fracasado en uno esencial”.

Sí, sí quiso entrar a la Segunda Guerra Mundial
Tampoco es ajeno el manifiesto a otro de los mitos a los que más pábulo han dado los defensores de la dictadura: que Franco, gracias a su habilidad, hizo que España no entrara en la Segunda Guerra Mundial. Pero esto no es verdad. Aliado siempre con las potencias fascistas, el dictador dictó “neutralidad” cuando los aliados declararon la guerra a la Alemania nazi, pero cuando estaba convencido de una posible victoria de Hitler, su intención cambió y mandó al jefe del Alto Estado Mayor del Ejército, el general Juan Vigón, en hacerle a Hitler el ofrecimiento de que España entrara en guerra. “Franco no nos mantuvo al margen, fue Hitler el que no quiso que España entrara, no quiere porque no le interesa lo que le puede aportar la España franquista”, afirma Sesma.

lunes, 27 de julio de 2015

La Corrupción deja a millones de personas hambrientas en India

Neeta Lal
IPS

Chottey Lal trabaja en la construcción en Noida, una localidad del norteño estado de Uttar Pradesh, en India. Este obrero de 43 años labora 12 horas diarias, pero lo que gana apenas le alcanza para alimentar a su familia de siete integrantes. Él y su esposa Subha cumplen con los requisitos para recibir la asistencia de alimentos básicos subsidiados, que deben adquirir en un comercio local específico, si todo funciona bien. Pero eso no sucede.

“Cuando vamos a la tienda, nos echan; el dueño nos dice que se quedó sin reservas y terminamos comprando alimentos en el mercado, que es caro y no nos alcanza para alimentar a toda la familia”, relató a IPS.

“Todo el mundo sabe que el comerciante vende los granos en el mercado negro. ¿Pero qué podemos hacer nosotros que somos pobres? Nos quejamos en la policía, pero no se han tomado medidas en su contra”, explicó Lal a IPS.

Savirti, de 50 años, y Kamla, de 39, también viven una situación terrible. Ambas son viudas y viven con sus hijos casados. Pero tuvieron que dedicarse a mendigar, porque los ingresos de la familia y las raciones de granos que reciben en las tiendas de precios justos no alcanzan para todos.

La corrupción que agobia al sistema público de distribución de alimentos impide que millones de personas pobres reciban los granos que les corresponden de acuerdo a la Ley Nacional de Seguridad Alimentaria.

El sistema, compuesto por 60.000 comercios de precio justo, en este país de 1.200 millones de habitantes, suministra arroz, trigo, azúcar y queroseno a un precio inferior al del mercado.

El sistema procura ayudar a dos tercios de la población, con la entrega mensual de 35 kilogramos de granos subsidiados por persona, a un precio de entre una y tres rupias (entre 0,01 y 0,04 dólares) el kilogramo.

Sin embargo, solo 11 estados y territorios de la Unión implementaron la ley, aprobada por el parlamento en septiembre de 2013, mientras está pendiente en los 25 restantes.

Para peor, encuestas nacionales han revelado cómo comerciantes inescrupulosos (Qué palabra. ¡¡¡Corruptos!!! o criminales, pues cometen crímenes) desvían millones de toneladas de granos del sistema de distribución.

Los productos se terminan vendiendo en los mercados con un gran rendimiento o se exportan ilegalmente, en connivencia con funcionarios corruptos de la estatal Corporación de Alimentación de India. La mayor parte de los alimentos terminan en países vecinos como Nepal, Birmania (Myanmar), Bangladesh y Singapur.

Un estudio realizado por el gobierno el estado de Uttar Pradesh, donde vive Lal y su familia, concluyó que la superposición de agencias, la mala coordinación y la falta de responsabilidad administrativa se combinan en perjuicio del mecanismo de distribución.

El comité del juez D.P. Wadhwa, encargado por la Corte Suprema de India de supervisar sus órdenes en un caso de litigio de interés público sobre el derecho a la alimentación, emitió hace poco una dura crítica contra el sistema de distribución de alimentos.

Al investigar irregularidades en la cadena de distribución, el comité reveló que 80 por ciento de la corrupción ocurre antes de que los alimentos lleguen a las tiendas de venta al público.

Y peor aún, casi 60 por ciento de los alimentos que se distribuyen a través del sistema público o se pudren o se malversan en el camino.

“Lo que llega a los beneficiarios pobres ni siquiera suele estar en condiciones para el consumo”, explicó el especialista Devinder Sharma, quien dirige el Foro de Biotecnología y Seguridad Alimentaria, con sede en Nueva Delhi.

El creciente y sistémico abuso en la cadena de suministro de alimentos es un mal augurio para un país como India, con 194,6 millones de personas subalimentadas, el mayor número en todo el mundo, según un informe anual de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El informe remarca que ese número representa a 15 por ciento de la población del país, superando a China en cifras absolutas y en la proporción de personas subalimentadas.

“El mayor crecimiento económico no se ha traducido plenamente en un aumento del consumo de alimentos, y menos aún en una mejora de las dietas”, señala una parte dedicada a India del informe “El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, 2015”, de la FAO.

Esa realidad, añade, “podría indicar que las personas pobres afectadas por el hambre no han conseguido beneficiarse del crecimiento general”.

Cerca de 1,3 millones de niñas y niños mueren al día en India por malnutrición, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La prevalencia de niños de bajo peso está entre las mayores del mundo, y es casi el doble de África subsahariana, lo que perjudica la morbilidad, la mortalidad, la productividad y el crecimiento económico, señala la OMS.

El Comité Shanta Kumar, encargado de revisar el sistema de distribución de alimentos, entregó a principios de este año un informe al primer ministro, Narendra Modi, en el que recomienda desarmar de forma gradual el programa y comenzar con la transferencia de dinero en efectivo.

La nueva propuesta, según el comité, permitirá disminuir de forma progresiva la dependencia de las personas más pobres en los comercios de alimentos subsidiados.

Lo graneros de India rebozan cada año de excelentes cosechas de trigo y arroz, pero los granos se roban desaparecen por culpa de intermediarios o se pudren bajo la lluvia, mientras millones de personas padecen hambre.

El gobierno también incurre en enormes gastos en los granos que suministra al sistema.

La pérdida de cereales a través del sistema de distribución de alimentos se eleva a 48 por ciento, según la encuesta, y las reservas que guarda suelen estar muy por debajo de los requisitos, lo que genera grandes costos de manutención.

Actualmente, alrededor de 23 por ciento de la población de India vive con menos de 1,25 dólares al día, el monto que mide oficialmente la pobreza.

Un ingreso que el Banco de Desarrollo Asiático considera inadecuado como medidor, que sugiere que se eleve a 1,51 dólares, lo que refleja mejor el monto necesario para mantener a una persona con un estándar mínimo de existencia.

Independientemente de cómo se mida la pobreza, está claro que en este país hay millones de personas que pasan hambre a diario. De hecho, según datos de la Organización de las Naciones Unidas, las personas pobres aumentan año a año.

Para el especialista Ravi Khetrapal, alertó en diálogo con IPS que “si los pobres no acceden a la red de alimentos, morirán de hambre”.

La respuesta no es desmantelar el sistema, sino reformarlo, erradicar la corrupción y hacerlo más efectivo, sostuvo.
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2015/07/corrupcion-deja-a-millones-de-personas-hambrientas-en-india/

sábado, 27 de diciembre de 2014

La Unión Europea conculca las conquistas democráticas y sociales

El fracaso de los gobiernos europeos, de la Comisión Europea y del BCE es patente en la concreción de lo que supuestamente quieren conseguir: reducir el desempleo, relanzar la actividad económica, sanear fundamentalmente los bancos, estimular y aumentar el crédito a los particulares y a las PYMES, incluso aumentar la inversión y reducir la deuda pública. Sobre todos esos puntos, la política europea es un fiasco estrepitoso. ¿Pero realmente son esos los objetivos que los dirigentes europeos desean alcanzar?

Los grandes medios abordan regularmente una serie de cuestiones como: un posible estallido de la zona euro; el fracaso de las políticas de austeridad en materia de relanzamiento económico; las tensiones entre Berlín, París o Roma, entre Londres y los miembros de la zona euro; de las contradicciones en el seno del Consejo del BCE ; de las enormes dificultades para llegar a un acuerdo sobre el presupuesto de la UE; de las crispaciones de ciertos gobiernos europeos con el FMI a propósito de la dosificación de la austeridad. Aunque todas esas tensiones sean bien reales, no nos deben ocultar lo esencial.

Los dirigentes europeos de los países más fuertes y los patrones de las grandes empresas se felicitan de que haya una zona económica, comercial y política común, donde las transnacionales europeas y las economías del Centro de la zona euro obtienen beneficios de la debacle de la Periferia, para reforzar la rentabilidad de sus empresas y ganar en competitividad con respecto a sus competidores estadounidenses y chinos. Su objetivo, en el estado actual de la crisis, no es relanzar la economía y reducir las asimetrías entre las economías fuertes y débiles dentro de la UE.

Además, los dirigentes europeos consideran que la debacle del Sur europeo será una oportunidad para privatizaciones generalizadas de empresas y bienes públicos a precios de saldo. Y los ayudan la intervención de la Troika y la complicidad activa de los gobiernos de la Periferia. Las clases dominantes de los países periféricos son favorables a esas políticas, ya que cuentan con recibir una parte de un pastel que codician desde hace tiempo. Las privatizaciones de Grecia y Portugal prefiguran lo que llegará a España e Italia, donde los bienes públicos que se podrán adquirir son mucho más importantes, considerando el tamaño de esas dos economías. Los dirigentes de las economías europeas más fuertes también planean realizar una nueva ola de importantes privatizaciones en sus propios países.

Ni siquiera se disimula la estrecha relación entre los gobernantes y el gran capital. A la cabeza de varios gobiernos, colocados en puestos ministeriales importantes y en la presidencia del BCE, se encuentran hombres directamente salidos del mundo de las altas finanzas, |1| comenzando por el banco de negocios Goldman Sachs. |2| Algunos políticos de primera fila son recompensados con un puesto en un gran banco u otra gran empresa una vez que cumplieron con sus buenos oficios para las grandes corporaciones. |3| No es algo nuevo, pero es más evidente y común que durante los últimos 50 años. Se puede hablar de verdaderos vasos comunicantes y bien transparentes.

Considerar que la política de los dirigentes europeos es un fracaso porque el crecimiento económico no ha vuelto es equivocarse considerablemente en el criterio de análisis. Los objetivos perseguidos por la dirección del BCE, por la Comisión Europea, por los gobiernos de las economías más fuertes de la UE, por las direcciones de los bancos y de otras grandes empresas privadas, no es ni la rápida vuelta al crecimiento, ni la reducción de las asimetrías en el seno de la zona euro y de la UE con el fin de hacer de ella un conjunto más coherente al que la prosperidad pudiera retornar.

Sobre todo, no hay que olvidar una cuestión fundamental: la capacidad de los gobernantes, que se han puesto dócilmente al servicio de los intereses de las grandes empresas privadas, para gestionar una situación de crisis, incluso de caos, y actuar en el sentido requerido por esas grandes empresas. La crisis permite pasar al ataque con el pretexto de aplicar un tratamiento de choque justificado por la amplitud de los problemas.

Los derechos económicos, sociales y culturales son continuamente cuestionados en sus propios fundamentos, sin olvidar la ofensiva contra los derechos civiles y políticos como el derecho efectivo a la elección de los legisladores. En efecto, el Parlamento Europeo no ejerce realmente como poder legislativo, los parlamentos nacionales de los países sometidos a la Troika ven como ésta le dicta sus leyes, y los otros parlamentos tienen su soberanía y su poder fuertemente limitados por los diferentes tratados europeos, adoptados sin ninguna consulta democrática, como el TSCG (Tratado sobre la estabilidad, la coordinación y la gobernanza) que fija requisitos presupuestarios inaceptables. Otros derechos son también burlados: el ejercicio real del sufragio universal directo, el derecho de rechazar los tratados, el derecho de modificar la constitución mediante un proceso democrático constituyente, el derecho de protestar y de organizarse para que estas protestas den resultados. La UE y sus países miembros refuerzan una deriva autoritaria con el retorno del ejercicio directo del poder por los representantes de una oligarquía económica.

Para avanzar en la mayor ofensiva llevada a cabo después de la segunda guerra mundial a escala europea contra los derechos económicos y sociales de la mayoría de la población, los gobiernos y la patronal utilizan diferentes armas: la deuda pública, el desempleo, el retraso de la edad de jubilación, la exclusión del derecho a recibir un subsidio de las muchísimas personas sin empleo, la congelación o disminución de salarios y de las diversas ayudas sociales, la reducción de los efectivos tanto en las empresas privadas como en el sector público, la búsqueda del equilibrio presupuestario como pretexto de los severos recortes en los servicios públicos, la búsqueda de la mejora de la competitividad de los Estados miembros de la UE, entre ellos y con respecto a sus competidores comerciales de otros continentes.

Para el Capital, la cuestión es aumentar aún más la precarización de los trabajadores, reducir radicalmente su capacidad de movilización y de resistencia, disminuir los salarios y diferentes prestaciones sociales a la vez que se mantienen las enormes disparidades entre los trabajadores dentro de la UE, con el objetivo de aumentar la competencia entre ellos y precipitarlos en la trampa de la deuda.

Primero, están las disparidades entre los asalariados de un mismo país: entre mujeres y hombres, entre fijos y eventuales, entre trabajadores a tiempo parcial y trabajadores a tiempo completo, entre las viejas generaciones que se benefician de un sistema de jubilación basado en la solidaridad y las nuevas generaciones a las que se les impone un sistema cada vez más individualista y aleatorio. Sin contar con los «sin papeles», súperexplotados y que no gozan de ningún derecho social ligado al trabajo. Por iniciativa de la patronal y con el apoyo de los gobiernos sucesivos (y en eso, los partidos socialistas europeos han desempeñado un activo papel), esas disparidades han crecido en el curso de los últimos 20 años. Por ejemplo, en Alemania, 7,5 millones de trabajadores deben contentarse con un salario mensual de 400 euros, cuando el salario mensual normal supera netamente los 1.500 euros. |4|

Segundo, a esas diferencias, se agregan las disparidades entre los trabajadores de los países del Centro y los de los países de la Periferia, en el seno de la UE, que son complementarias de las que se profundizan dentro de las fronteras nacionales. Los salarios de los trabajadores del grupo de países más fuertes (Alemania, Francia, Países Bajos, Finlandia, Suecia, Austria, Dinamarca) son el doble o el triple de los salarios de los de Grecia, Portugal o Eslovenia. El salario mínimo legal de Bulgaria (156 euros brutos mensuales en 2013) es de 8 a 9 veces inferior al de países como Francia, Bélgica o los Países Bajos. |5|

En América del Sur, aún cuando las diferencias son grandes entre las economías más fuertes (Brasil, Argentina, Venezuela) y las más débiles (Paraguay, Bolivia, Ecuador...), la diferencia en el salario mínimo legal es del orden de 1 a 4, por tanto una disparidad netamente menor que en el seno de la Unión Europea. Esto muestra hasta qué punto es fuerte la competencia entre los trabajadores de Europa. Las grandes empresas de los países europeos más fuertes en el plano económico se benefician profundamente de las disparidades salariales en el seno de la UE.

Las autoridades europeas refuerzan también la política de fortaleza sitiada menospreciando el derecho de los ciudadanos y ciudadanas no europeos/as al acceso a su territorio. Además, perfeccionan su política criminal en las fronteras de Europa que provoca la muertes de miles de personas que intentan buscar una vida mejor en la Unión Europea. El derecho de asilo también es pisoteado.

Lo que vemos, detrás de la cortina de humo de los discursos oficiales, es una lógica terrible, injusta y mortífera que está en marcha. Es el momento de sacarla a la luz para poder enfrentarse mejor y conseguir vencerla.

Traducido por Griselda Pinero y Raul Quiroz
Notas:
|1| Un ejemplo: Emmanuel Macron, designado ministro de Economía y de Industria por el presidente francés François Hollande a fines de agosto de 2014, que proviene de la banca Rotschild, Véase: http://es.wikipedia.org/wiki/Emmanu...
|2| Éric Toussaint,«Bancocracia: de la república de Venecia a Mario Draghi y Goldman Sachs» publicado el 6 de noviembre de 2013, http://wwwcadtm.or/Bancocracia-de-l...
|3| Éric Toussaint, «DSK, Blair, Geithner, Rubin: de la politique à la finance», publicado el 9 de diciembre de 2014, http://cadtm.org/DSK-Balir-Geithner...
|4| El salario mínimo instaurado recientemente en Alemania será efectivo a partir de 2017, pero tendrá numerosas excepciones y no se beneficiará de una revalorización regular y automática
|5| Véase http://epp.eurostat.ec.europa.eu/st... con los datos hasta 2013. Véase también http://www.inegalites.fr/spip.php?a... que tiene datos que se detienen en 2011, desgraciadamente.
Eric Toussaint. CADTM
Éric Toussaint, maître de conférence en la Universidad de Lieja, portavoz del CADTM internacional y miembro del Consejo científico de ATTAC Francia, es autor de Bancocracia, Icaria Editorial, Barcelona, 2014, Proceso de un hombre ejemplar, edición digital (2013), disponible en pdf, véase www.cadtm.org/Proceso-a-un-h..., Una mirada al retrovisor. El neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad, Icaria Editorial, Barcelona, 2010.
Fuente: http://cadtm.org/La-Union-Europea-conculca-las