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domingo, 31 de diciembre de 2023

Nadie había encontrado el lenguaje para contar esta historia ‘Diario de un peón’.

Diario de un peón’, de Thierry Metz, un libro que es a la vez crónica y poema, narra el trabajo de los más pobres, el trabajo más duro, el de un obrero.

Este es un libro que cuenta una historia que nadie había contado hasta ahora. El librito, sereno y apasionado a la vez, es Diario de un peón, de Thierry Metz. Narra, día a día, el trabajo de los más pobres, el trabajo más duro, el de un peón. Pero este libro, único en su especie, es a la vez crónica y poema. En cierto modo, es un milagro, ya que, en principio, un hombre que trabaja siete u ocho horas al día en una obra, cargando sacos de cemento, descargando bloques de hormigón y cavando zanjas, no tiene ni tiempo ni oportunidad para escribir. A veces lo vemos trabajando de lejos, en la calle o al borde de la carretera. Reconocemos su silueta, pero no sabemos nada de su existencia ni de sus cualidades interiores. Y es que, desde la noche de los tiempos, la escritura ha sido el privilegio de unos pocos, un pequeño grupo de escribas, hombres de letras.

Thierry Metz es un poeta francés contemporáneo; murió en 1997, a los 40 años. Era hijo de un repartidor parisino. En casa de sus padres no había un solo libro. Tampoco había dinero. Thierry Metz bregó toda su vida como peón, jornalero, trabajador agrícola y albañil. Se mataba a trabajar y, durante los periodos de desempleo, escribía.

Metz nos dice cómo el esfuerzo transforma el cemento, el golpe del pico, la jornada de trabajo, en pan, pan de verdad 

Y nos ha legado, entre otros, este libro sereno y apasionado a la vez, Diario de un peón, que relata en un lenguaje nuevo, encendido y conciso, lo que nadie había relatado antes. Y es una de las obras más logradas y admirables jamás escritas. Arthur Rimbaud escribió en un momento de rebeldía: “Siento horror por todos los oficios”. Thierry Metz no sentía horror por su oficio. No lo idealizaba, sino que expresaba toda su crudeza en una prosa densa y clara. Sabía perfectamente que era prescindible, que le utilizaban, que utilizaban a los obreros; era consciente del desequilibrio de su situación y no pretendía escapar de los condicionantes sociales escribiendo. Pero por mucho que le disgustara el materialismo vulgar, pese a la dureza del trabajo y de la injusticia social, no se olvidaba del sol, ni del áspero mango de la herramienta, ni del profundo silencio de sus compañeros, ni de la intensidad del más repetitivo de los trabajos, el inmenso esfuerzo realizado por el mayor número de personas desde tiempos inmemoriales y que constituye el motor esencial de la historia de la humanidad. 

Así, desde el prosaísmo infinito de sus obras, Thierry Metz descubrió una forma de susurrarnos, en un lenguaje modesto pero altivo, meditativo y concreto, el enigma de nuestra condición: “Me gusta creer que, tal vez un buen día, un dios sin nombre se sentará en este montoncito de tierra y ocupará su sitio en la tumba iluminada de mis esfuerzos con palabras cotidianas, meros gorriones. Recobrará el aliento y volverá adonde tienen lugar las cosas, a los desiertos donde se hallan los hombres y sus obras. ‘¡Viernes!’ Ese será su nombre”.

Descubrió una forma de susurrarnos, en un lenguaje modesto pero altivo, meditativo, el enigma de nuestra condición 

En este breve pasaje de Diario de un peón, se ve enseguida por qué Thierry Metz no podía contentarse con ser un simple narrador; habría traicionado su vocación de poeta, habría debido quemar las fórmulas del lenguaje que le había salvado; pero tampoco podía ser solo poeta, habría tenido que olvidar a los suyos, los albañiles y porteadores que, desde Mesopotamia, trajinan en las obras del mundo. Y por eso tuvo que elevar el lenguaje a un punto de equilibrio al que nadie lo había llevado antes que él; tuvo que escribir a la vez un poema y un relato, sin separar el uno del otro, sin dejar nunca que el relato cayera junto al saco de cemento, y sin dejar nunca que el poema volara con los pajarillos. Era necesario que las dos partituras se convirtieran en una, que las contradicciones de la vida social se fundieran en la escritura, y que el dolor del esfuerzo redundara un poco en la belleza del mundo.

Pero le costó caro, demasiado caro, un precio muy alto, querer seguir viviendo entre los suyos, en un mundo de polvo y ladrillos, de sed y dolor, y buscar, en esta dura estancia, el oro del tiempo. Hace falta un esfuerzo inconmensurable, es una tarea imposible; pero la tenaz determinación de Thierry Metz nos ha dejado un librito único, tristemente único, en el que un joven fornido, lleno de esperanza, de palabras, de fuerza y también de tristeza, ha intentado decirnos a gritos, pero en un lenguaje muy dulce y hermoso, a través de la dureza del trabajo, de la desigualdad de condiciones y de la modestia de los salarios, hasta qué punto las palabras de cada día y de cada uno son poesía, y cómo el esfuerzo o el hastío, mediante una transubstanciación muy real, transforman el cemento, el golpe del pico, la jornada de trabajo, en pan, pan de verdad. Pero por el camino, el jefe saca tajada; y la poesía, ¿qué saca?

Éric Vuillard, escritor y cineasta, ganó el premio Goncourt en 2017 por su novela ‘El orden del día’.

‘Diario de un peón’. Thierry Metz. Traducción de Vanesa García Cazorla. Periférica, 2023. 128 páginas. 15 euros.

lunes, 2 de enero de 2023

Cien años de José Hierro, de la cárcel al Premio Cervantes.

En el centenario de su nacimiento, varios libros y una exposición en la Biblioteca Nacional repasan la vida y obra de uno de los autores clave del siglo XX español. Preso del franquismo, premio Cervantes y académico remolón, conoció el mayor de los éxitos con su último libro: ‘Cuaderno de Nueva York’

Unos meses antes de su muerte, me solicitaron de este periódico una semblanza de José Hierro (1922-2002), ingresado en estado muy grave en el hospital de una ciudad no lejos de la mía. Eufemismos aparte, se me pedía una necrológica para esa noche. Por si acaso. Aunque eran usos habituales, procedentes de un mundo sin Wikipedia, redacté aquella nota sintiéndome un villano. No me alivió la analogía con el Pereira de la novela de Tabucchi, quien acopiaba información para su periódico a fin de que los obituarios que había de componer sobre muertos aún vivos no le pillaran de improviso. Aquel escrito mío no tuvo que publicarse, aunque la prórroga que se le concedió al poeta duró poco.

Hasta aquí mi pellizco de mala conciencia. Lo recuerdo ahora porque, pese a que llevaba dadas muchas vueltas en torno a su poesía, tuve la incomodidad añadida de escribir de alguien que, en su sencillez, me resultaba inescrutable. Veinte años después he avanzado poco, al punto de que, antes que aclarar los misterios que lo envuelven, me limitaré a desplegarlos.

Siendo un adolescente pasó por numerosas cárceles franquistas por colaborar con una agrupación de ayuda a los presos, entre ellos su padre El primero de tales misterios consiste en que, siendo Hierro autor de 15 o 20 poemas en rigor excepcionales, cuando se habla de él suelen enfatizarse ciertos rasgos inesenciales que, quizá por consabidos, parecen impostados: el chinchón, la escritura en un bar acunado por el sonsonete de las tragaperras, las zapatillas incompatibles con el estatus académico, su modo aparatoso de quitarse importancia, los cigarros a hurtadillas en los paréntesis de la botella de oxígeno, sus artes culinarias (¡ah!, esas paellas que acaso aprendiera a preparar cuando el malogrado José Luis Hidalgo, con el señuelo de un trabajo inexistente, lo reclamó a su lado en Valencia para alejarlo de Santander, donde pesaba mucho su pasado carcelario). Él no puso ningún reparo en dar pasto a esa imagen, como si quisiera abroquelar la poesía tras un anecdotario de llaneza campechana.

El segundo misterio se produce por su empecinamiento en vestirse con el uniforme de la grey: “Yo, José Hierro, un hombre / como hay muchos”. En la poética que redactó para la Antología consultada (1952) de Francisco Ribes, afirmó, en línea con los socialrealistas, que el poeta debería cantar “lo que tiene de común con los demás hombres, lo que los hombres todos cantarían si tuviesen un poeta dentro”, privilegiando el documento sobre el monumento: “Si algún poema mío es leído por casualidad dentro de cien años, no lo será por su valor poético, sino por su valor documental”. Qué placer comprobar que se equivocaba. Y cuando esa caracterización se hizo imposible de sostener, especialmente a partir de Libro de las alucinaciones (1964), recurrió a una dicotomía entre los poemas que llamaba reportajes y los que llamaba alucinaciones, aunque las a menudo contradictorias definiciones que da de ellos confunden más que aclaran, me malicio que a sabiendas. Lo evidente es que algunos de esos reportajes generan en nuestro interior deslumbramiento espiritual y ofuscación de los sentidos. Quien lo dude, lea su poema ‘Réquiem’ (Cuanto sé de mí, 1957), donde la asepsia notarial, fría como las luces de un tanatorio, origina una llamarada que se propaga hasta incendiarlo todo.

Un tercer misterio afecta a su insistencia en considerarse un poeta agotado desde los primeros compases, como si su poesía fuera un remanente fósil del poeta que fue un día. Dado a conocer en 1947 con Tierra sin nosotros y Alegría (premio Adonáis), para entonces tenía casi rematado su libro Con las piedras, con el viento…, publicado en 1950 porque perdió el manuscrito y hubo de rehacerlo a partir de una copia incompleta de 1947 que conservaba el matrimonio Ribes-Escolano. En el prólogo, un Hierro aún veinteañero afirmaba que la poesía “en mí se va apagando”, y en ‘El canto seco’, de Quinta del 42 (1952), el poeta de 30 años escribe: “No cantaré ya nunca más. El canto / se me ha secado en la garganta”; versos, por cierto, que remiten inequívocamente al Antonio Machado de ‘A Xavier Valcarce’. Y así muchas veces. Desde Libro de las alucinaciones pasaron cerca de tres décadas hasta Agenda (1991). Su idea de poeta amortizado le hacía sorprenderse del éxito del reeditadísimo y terminal Cuaderno de Nueva York (1998), que contiene una vanitas titulada ‘Vida’ que, en modo soneto, hubiera firmado un Quevedo en estado de gracia: “Después de todo, todo ha sido nada, / a pesar de que un día lo fue todo. / Después de nada, o después de todo / supe que todo no era más que nada”.

La música de su poesía es un misterio: Hierro oye primero los sones y secuencias rítmicas del poema futuro. Solo después habilita una letra El último misterio, este auténticamente gozoso, es el de la música de su poesía. Hierro oye primero los sones y secuencias rítmicas del poema futuro; solo después habilita una letra, que corre a zaga de la música callada. Cuando semántica y fonética alcanzan a concertarse, surge el poema memorable. A este proceso, escoltado por algún añadido de acarreo, dedica Lorenzo Oliván Las palabras vivas, con la sabiduría de quien, poeta como es, no confunde la carraca métrica con la espiración rítmica.

El mismo Oliván es el antólogo de los poemas de Vida: Biografía y antología de José Hierro, cuyo título va más lejos que su contenido, pues no se nos ofrece una biografía atenida a las convenciones del género, sino un conjunto de textos de Jesús Marchamalo que conforman una semblanza incitadora del poeta. En ella se adivina el genio creador de un muchacho que conoció el dolor y la alegría; residió, poco más que adolescente, en numerosas cárceles franquistas por colaborar con una agrupación de ayuda a los presos —entre ellos su padre, que salió de la cárcel para prepararse a morir—, y peregrinó de un empleo a otro manteniendo la fidelidad a esa vocación que, de puertas afuera, parecía llevar al desgaire, como si se excusara por ser lo que de ningún modo hubiera renunciado a ser. De orden heterogéneo, pero con valiosos trabajos y material iconográfico —al igual que Vida—, es el catálogo coordinado por Juan José Lanz para la exposición del centenario en la Biblioteca Nacional, que cierra este rastreo por el territorio de un autor fundamental de nuestra poesía.

https://elpais.com/babelia/2022-12-28/cien-anos-de-jose-hierro-de-la-carcel-al-premio-cervantes.html

miércoles, 28 de diciembre de 2022

_- Serrat, ahora y siempre,



_- Barquito de papel, sin nombre, sin patrón
y sin bandera,
navegando sin timón
donde la corriente quiera.

Aventurero audaz,
jinete de papel
cuadriculado,
que mi mano sin pasado
sentó a lomos de un canal.

Cuando el canal era un río,
cuando el estanque era el mar,
y navegar
era jugar con el viento,
era una sonrisa a tiempo,
fugándose feliz
de país en país,
entre la escuela y mi casa,
después el tiempo pasa
y te olvidas de aquel
barquito de papel.

Barquito de papel,
en qué extraño arenal
han varado
tu sonrisa y mi pasado,
vestidos de colegial.


Corren buenos tiempos,
buenos tiempos para la bandada
de los que se amoldan a todo
con tal que no les falte de nada.

Tiempos fabulosos,
fabulosos para sacar tajada
de desastres consentidos
y catástrofes provocadas.

Tiempos como nunca
para la chapuza,
el crimen impune
y la caza de brujas.

Corren buenos tiempos,
buenos tiempos para equilibristas,
para prestidigitadores
y para sadomasoquistas.

Y silenciosa
la mayoría,
aguantando el chaparrón
al pie de un cañón
de papel maché
come el pan nuestro
de cada día
con un culo así
contra la pared.
Llorando en el mar
viéndolas venir,
viéndolas pasar,
pasar,
pasar.

Corren buenos tiempos,
buenos tiempos para esos caballeros
locos por salvarnos la vida
a costa de cortarnos el cuello.

Tiempos fabulosos
fabulosos para plañideras,
charlatanes visionarios
y vírgenes milagreras.

La vida te la dan
pero no te la regalan.
La vida se paga
por más que te pene.
Así ha sido desde que Dios
echó al hombre del Edén,
por confundir lo que está bien
con lo que le conviene.

Si a plazos o al contado
la vida pasa factura,
rebaña y apura
hasta las migajas.
Que si en cada alegría
hay una amargura,
todo infortunio esconde
alguna ventaja.

Bienaventurados los necios que se arriesgan a prestar consejos
porque serán sabios a costa de los errores ajenos.

Bienaventurados los pobres porque saben, con certeza,
que no ha de quererles nadie por sus riquezas.

Bienaventurados los adictos a emociones fuertes
porque corren buenos tiempos para la gente marchosa.

Bienaventurados los dueños del poder y la gloria
porque pueden informarnos de qué va la cosa.

Bienaventurados los que alcanzan la cima
porque será cuesta abajo el resto del camino.

Bienaventurados los que catan el fracaso
porque reconocerán a sus amigos.

En cualquier circunstancia
por lastimosa que sea,
busca la manera
de comer perdices;
que a pesar de lo alto que
nos coloquen el listón,
hay que brincar
con la intención
de ser felices.

Bienaventurados los castos porque tienen la gracia divina
y la ocasión de dejar de serlo a la vuelta de la esquina.

Bienaventurados los que aman porque tienen a su alcance
más de un cincuenta por ciento de un gran romance.

Bienaventurados los que están en el fondo del pozo
porque de ahí en adelante sólo cabe ir mejorando.

Bienaventurados los que presumen de sus redaños
porque tendrán ocasiones para demostrarlo.

Bienaventurados los que contrajeron deudas
porque alguna vez alguien hizo algo por ellos.

Bienaventurados los que lo tienen claro
porque de ellos es el reino de los ciegos.

Joan Manuel Serrat Teresa (Barcelona, 27 de diciembre de 1943) es un cantautor, compositor, actor, escritor, trovador, poeta y músico.

Su obra tiene influencias de otros poetas, como Mario Benedetti, Antonio Machado, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Pablo Neruda, Joan Salvat-Papasseit y León Felipe entre otros; así como de diversos géneros, como el folklore catalán, la copla, el tango, el bolero y del cancionero popular de Latinoamérica, pues ha versionado canciones de Violeta Parra y de Víctor Jara. Es uno de los pioneros de lo que se dio en llamar la Nova Cançó catalana. Joan Manuel Serrat es conocido también con los sobrenombres de El noi del Poble-sec (‘el chico del Pueblo Seco’, su barrio natal) y el Nano.

Ha sido reconocido con nueve doctorados Honoris Causa por su contribución a la música y literatura española, además del Grammy Latino “Persona del Año” en 2014, entre otros importantes galardones.

Biografía
Niñez

Joan Manuel Serrat Teresa nació el 27 de diciembre de 1943 en el barrio barcelonés del Pueblo Seco, en una familia obrera. Su padre, José Serrat, fue un anarquista español afiliado a CNT y su madre, Ángeles Teresa, era una ama de casa originaria de Belchite (Zaragoza). Su niñez, en la que pudo disfrutar del ambiente de las calles de su barrio, lo marcó profundamente, hasta tal punto que un gran número de sus canciones narran la cotidianidad de Cataluña tras la Guerra Civil (ejemplos son: «La Carmeta», «La tieta» y «El drapaire» como personajes estereotipo de su barrio).

A los doce años, Serrat se matriculó como alumno interno en la Universidad Laboral Francisco Franco de Tarragona, donde cursó el Bachillerato Laboral Superior, en la especialidad "Industrial Minera", titulándose en la modalidad de tornero fresador.

Inicios musicales

Serrat realizó estudios de perito industrial a la vez que tocaba la guitarra como aficionado. En 1965 se graduó en el área de la agronomía como perito agrícola y, en la misma época, se presentó en el programa Radioscope de Salvador Escamilla en Radio Barcelona, en el que interpretó sus primeras canciones. Salvador Escamilla fue quien le ofreció la primera oportunidad de presentarse en público; poco tiempo después, le llamaron para ofrecerle un contrato y grabar su primer disco. Su primer concierto lo realizó en el teatro L'Avenç de Esplugas de Llobregat.

Se le reconoce como uno de los pioneros de lo que se dio en llamar la Nova Cançó catalana y fue miembro del grupo Els Setze Jutges (ingresó como el decimotercero de los dieciséis), un grupo de cantantes en lengua catalana que tenía como referente a la chanson francesa (con exponentes como Jacques Brel, Georges Brassens o Léo Ferré, entre otros), y que defendieron la lengua catalana durante la dictadura franquista.

En 1965 se editó su primera grabación, el EP denominado Una guitarra, con cuatro canciones: «Una guitarra», «Ella em deixa», «La mort de l'avi» y «El mocador». En 1966 apareció su segundo EP Ara que tinc vint anys con las canciones: «Ara que tinc vint anys», «Quan arriba el fred», «El drapaire» y «Sota un cirerer florit».

El músico Francesc Burrull colaboró con Joan Manuel Serrat desde 1967 realizando los arreglos del EP Cançó de matinada, donde además del tema homónimo figuran Me'n vaig a peu, Paraules d'amor y Les sabates. En 1972, Burrull volvió a reencontrase con Serrat para hacer los arreglos del álbum Miguel Hernández, uno de los trabajos más destacados del cantautor catalán, del que Burrull será director musical y pianista, a principios de los años 70; su relación con Serrat duró hasta que Joan Manuel volvió a trabajar con Ricard Miralles, en 1974.

En 1968 publicó sus primeras canciones en español, con varios simples que serían recogidos en el LP La paloma el año siguiente. Al mismo tiempo, iba componiendo nuevas canciones en catalán que se editaban también en formato sencillo y luego recopilados, de modo que en 1969 se editó el LP Com ho fa el vent.

Cuando, a finales de los sesenta, Serrat comenzó a cantar en español, a aparecer en portadas de revistas y a hacer películas como Palabras de amor (1968), dirigida por Antoni Ribas; La larga agonía de los peces fuera del agua (1969), con la dirección de Francesc Rovira Beleta; y Mi profesora particular (1972), dirigida por Jaime Camino, con guion de Juan Marsé y Jaime Gil de Biedma, algunos de sus «seguidores de siempre» pasaron a considerarlo un traidor de la «causa catalanista». Él se defendió diciendo que el castellano también era su lengua materna, pues su madre era aragonesa.

El conflicto de Eurovisión
En 1968 se anunció que Serrat sería el representante de España en el Festival de Eurovisión. En cuanto a la canción que debía interpretar, se barajaban dos: El titiritero, del propio Serrat, y La, la, la. Al final se decidió que fuese esta última, al considerarse, por su estilo, más apta para el festival. El tema no había sido compuesto por Serrat, sino por Manuel de la Calva y Ramón Arcusa (integrantes del Dúo Dinámico), quienes, sin embargo, se basaron en el estilo poético presente en las letras de Serrat, así como en su misma temática: el canto a las cosas sencillas de la vida (la madre, la tierra, el despertar de un nuevo día, la naturaleza...).

Pero, Serrat comenzó a recibir muchas presiones de algunos miembros de la Nova Cançó así como de otros sectores catalanistas, por presentarse a un festival en el que representaría a España, cantando en español. Ante este clima de quejas, su discográfica en catalán, Edigsa, decidió posponer el lanzamiento del segundo disco, Cançons tradicionals.

El 8 de marzo se emitió un programa especial en Televisión Española titulado Así es... Así canta... Así compone... Joan Manuel Serrat, con el fin de promocionar - en televisión - al recién nominado representante de España en Eurovisión. En ese programa, Serrat cantó cuatro temas en catalán: Cançó de matinada, Paraules d'amor, Me'n vaig a peu y Ara que tinc vint anys, y los tres temas que hasta el momento había grabado en español: El titiritero, Mis gaviotas y Poema de amor.

Aunque grabó la canción que competiría en Eurovisión, en estudio y en varios idiomas (e hizo el equivalente de entonces a los videoclips actuales) destinados a distintas cadenas de televisión europeas, el 25 de marzo anunció que no iría a Eurovisión si no era cantando La, la, la, en catalán. La versión más extendida - que Serrat nunca ha negado - sobre el motivo de este sorpresivo hecho fue que Serrat había decidido no cantarla si no podía hacerlo en catalán, a modo de que pretendía llamar la atención sobre la situación marginal, en la que se mantenía en esos años a la lengua catalana. Para otras personas, sin embargo, fue una maniobra publicitaria. Así, según indica Àngel Casas en su libro 45 revoluciones en España, lo que realmente pasó fue que su representante, José María Lasso de la Vega, intentó a través de este suceso, que el cantante recuperara su público más catalanista, que estaba perdiendo poco a poco. Se trataba de que Serrat cantara - al menos - un verso de la canción en catalán, en su presentación en el festival. El representante pensó que la mejor manera de conseguirlo sería decir que el cantante exigía cantar toda la letra en catalán para, más tarde y tras una supuesta negociación con las autoridades, llegar a un acuerdo que le permitiera al menos cantar el ansiado verso y contentar así a la audiencia "de casa". Sin embargo, este plan falló y su puesto en el festival fue cubierto por la cantante Massiel, que sólo tuvo unos pocos días para ensayar y promocionar la canción, pero aun así se llevó el premio de Eurovisión 1968.

1969-1974

En 1969 participó en el IV Festival Internacional da Canção Popular de Río de Janeiro, con la canción «Penélope», que compuso en colaboración con Augusto Algueró. La canción ganó los premios a: mejor letra, música e interpretación, dando impulso a su primera gira por Hispanoamérica, algo que se transformó en costumbre de ahí en adelante. El éxito de Serrat fue inmediato sobre todo en Argentina, Uruguay y Chile, país en el que debutó actuando en el Teatro Municipal de Santiago, en un concierto que se transmitió en vivo por la Televisión Nacional de Chile.

Ese mismo año nació su primer hijo, Manuel (Queco), fruto de su relación con la modelo catalana, Mercè Domènech.

Como broche de oro de su exitoso año, publicó el disco titulado Dedicado a Antonio Machado, poeta, con el cual logró un gran éxito de ventas, a pesar del veto que pesaba en su contra, que impedía incluso promocionar en la radio sus trabajos.

Participó al año siguiente, en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, en 1970 como artista invitado; también fue protagonista del programa "Sábados Circulares", que tenía una gran audiencia en Argentina y los países de la región, por lo que su fama creció aún más en Latinoamérica Joan Manuel Serrat presentándose en la Televisión Argentina en Sábados Circulares.

. En ese mismo año, se edita Mi niñez. De este último disco "salen" dos canciones modificadas por la censura franquista: «Fiesta» y «Muchacha típica», que son editadas en su versión original en Hispanoamérica, y en versión modificada en España. De este periodo también es «Edurne», que es publicada en 1974, y tampoco evita la censura. A finales de ese año, el álbum Serrat/4 contiene otra canción afectada por la censura: «Conillet de vellut» (Conejito de terciopelo), que es censurada por la mención que se hace a una relación sexual en la que participan tres personas. A finales de 1970, Serrat junto a un grupo de intelectuales y artistas, se encierran en el Monasterio de Montserrat, en Barcelona, en señal de protesta por el proceso de Burgos y en contra de la pena de muerte. Algunas leyendas urbanas afirman que en aquel encierro compuso la canción «Mediterráneo», a la que, en sus primeros borradores, llamó «Amo el mar» o «Hijo del Mediterráneo». No obstante, este tema fue compuesto, al igual que el resto del disco, entre agosto y noviembre de 1970, según declaraciones del propio Serrat, y "a caballo" entre el ya desaparecido Hotel Batlle de Calella de Palafrugell (Costa Brava), Fuenterrabía (País Vasco) y Cala d'Or en Mallorca.

En 1971 editó definitivamente Mediterráneo, uno de sus álbumes más importantes. A este disco pertenece la canción «Aquellas pequeñas cosas», que contiene una de sus letras más personales y evocativas. Logra estar, casi un año, en forma continua, en la lista de los 10 discos más vendidos de España, y varias semanas como el número 1 absoluto, a pesar de la estricta censura en su contra. También, participa por segunda vez en el Festival de Viña del Mar, actuando gratis en apoyo al gobierno de Salvador Allende.

Al año siguiente, rinde tributo a otro de los grandes poetas españoles: Miguel Hernández, en su disco de homenaje homónimo.

En 1973, publica el LP Per al meu amic en catalán, considerado por algunos críticos como uno de los más logrados de su carrera. Finalmente, en 1974 le retiran el veto en Televisión Española, y puede realizar un programa especial, titulado A su aire, que fue grabado en directo en el teatro de la Alianza del Pueblo Nuevo de Barcelona; en este recital interpretó también, canciones en catalán. Actuó así mismo, en la película La ciudad quemada, dirigida por Antoni Ribas.

Su exilio

En 1975, acusados del asesinato de varios policías, se condenó a muerte, en Consejo de Guerra, a once militantes del FRAP y ETA, a seis de los cuales más tarde se les conmutó la pena por prisión. Cuando se llevó a cabo la ejecución de los cinco restantes, Serrat estaba en México y en rueda de prensa condenó al régimen franquista y las medidas represivas. Además, se solidarizó con la postura del presidente de México, Luis Echeverría Álvarez, que había mantenido la postura mexicana de reconocer solo al gobierno de la Segunda República Española, en el exilio. A raíz de estas declaraciones tuvo que exiliarse durante un año en México, debido a la orden de búsqueda y captura que se emitió contra él. Además, tal y como ya había ocurrido en 1968, sus trabajos fueron retirados de la difusión y censurados por el régimen.

Esta situación afectó, especialmente, a su recién estrenado disco ...Para piel de manzana, el primero que grabó para la casa discográfica Ariola. Además, durante su estancia en México no pudo componer ninguna canción; de hecho, el disco que editó al año siguiente no es más que el término de un proceso ya anterior. Para sobreponerse a la situación, realizó una gira con sus músicos por todo el territorio mexicano, montado de un bus, bautizado La Gordita, ofreciendo recitales a bajo costo. Ha confesado que aquel fue un periodo muy duro de su vida, pues vivía en la constante desazón de no saber si en algún momento podría volver a su tierra o nunca ocurriría el retorno.

De esa época son sus canciones más combativas. Aunque, como ya se dijo, no compuso, se sirvió de las composiciones de otros cantautores o musicalizó poesías de otros poetas, que le permitieron exponer la postura combativa que en esos momentos de precariedad postulaba. Existen grabaciones no oficiales en las que Serrat canta Mazúrquica modérnica de Violeta Parra, La poesía es un arma cargada de futuro o La vida no vale nada, entre muchas otras.

Tampoco pudo realizar giras por Hispanoamérica, pues ya algunas dictaduras, como la de Chile, le habían negado la entrada.

Serrat en la España democrática

En 1977 publicó el disco-homenaje al poeta catalán Joan Salvat-Papasseit titulado Res no és mesquí (Nada es mezquino), con arreglos del músico Josep Maria Bardagí, en el marco de un regreso a una España indecisa y enrarecida tras la muerte del dictador Franco. Lo hizo con temor, pues al no haberse promulgado aún la amnistía existía la posibilidad de que fuera apresado y enjuiciado. Afortunadamente, nada ocurrió y Serrat se reincorporó, con cautela, a la vida pública de su país.

En 1978 contrajo matrimonio con Candela Tiffón y un año después nació su primera hija, María.

También en 1978, grabó su disco titulado 1978. Finalmente, gracias a la promulgación de la ley de amnistía, durante el gobierno de Adolfo Suárez, se reintegró totalmente a sus actividades como ciudadano español y participó activamente en la campaña política en favor del PSOE.

Década de 1980

En 1980 editó su disco Tal com raja (traducido al español, Tal como sale). Ese año murió su padre, Josep Serrat, lo que significó un duro golpe en su vida personal. En 1981 publicó En tránsito, con el que consiguió situarse en lo más alto de las listas españolas y dar un aire maduro y renovado a su obra. En ese año retornó a TVE, en un especial de una hora, bajo el título de Música, maestro. Abre con «Visca l'amor», un poema de Salvat-Papasseit musicalizado por Guillermina Motta. Posteriormente, sus conciertos son abiertos con la extensión de los arreglos de «Para la libertad», poema de Miguel Hernández musicalizado por Serrat.

En 1983 salió a la luz Cada loco con su tema, un disco que editó Ariola con grandes temas y que recibió del Ministerio de Cultura de España el "Premio Nacional para Empresas Fonográficas", trabajo con el que realizó una gran gira por Sudamérica, excepto Chile, pues su entrada a este país fue impedida a través de un decreto emanado del Ministerio del Interior del dictador Pinochet. En Argentina, con la retirada inminente de la dictadura militar, su recital en el Luna Park constituyó un acontecimiento histórico que simbolizó la victoria de la democracia. Ese mismo año se publicó un LP doble que contiene la gira 83 por España: En directo. Poco antes había salido al mercado un vinilo ilegal con el mismo título, que es más conocido como Serrat al Grec, que consiste en la publicación de algunos temas de Serrat tocados en vivo; el disco fue oportunamente retirado. Un anuncio de compresas donde aparece la canción «Hoy puede ser un gran día» sin la autorización expresa de Serrat causó su indignación y un conflicto con su representante, quien terminó por perder su puesto, pues la Audiencia Provincial de Madrid resolvió a favor de Bartolomé Espadalé, el productor publicitario, dictando el sobreseimiento de la querella interpuesta en 1982 por Serrat.

En 1984 publicó Fa vint anys que tinc vint anys, con los temas «Plany al mar» y «Seria fantàstic» como principales éxitos, y en 1985 El sur también existe, musicalizando poemas del poeta uruguayo Mario Benedetti. También editó Bienaventurados, en 1987, una dura crítica a las Iglesias cristianas, tanto católica como protestante, y a las dictaduras aún restantes (Lecciones de urbanidad); y Material sensible, en 1989, un trabajo en catalán que significa el último disco en el que trabajaría Capgròs.

Década de 1990

En 1991, publicó su álbum Utopía y en 1994 Nadie es perfecto. En 1996 estrenó su doble disco en homenaje a sus compañeros de la nova cançó, de título Banda sonora d'un temps, d'un país, último disco de Serrat que se publicaría en formato LP (Ariola, 1996). Ese mismo año, se unió a Víctor Manuel, Ana Belén y Miguel Ríos para realizar una gira por toda España con el espectáculo titulado El gusto es nuestro, que fue llevado por varios países de América en 1997, editándose además en disco y en formato DVD.

En 1998 editó Sombras de la China, con los arreglos de Kitflus, quien ayudó también en la composición de algunos temas. Tras la llegada de la democracia en Chile, el 26 de abril de 1990, Serrat realizó un concierto en el Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos, donde entre otros temas, interpretó «Volver a los 17», de Violeta Parra, debido a los 17 años que el cantante tenía prohibición de entrar.

Década de 2000

Posteriormente realizó su homenaje a la canción hispanoamericana en Cansiones firmado por Tarrés|Serrat en el año 2000, con adaptaciones de temas populares de varios países de Iberoamérica, y autores reconocidos como Violeta Parra, Víctor Jara, Simón Díaz, José Alfredo Jiménez y Enrique Santos Discépolo, entre otros. En el año 2000 se edita su discografía oficial anterior digitalizada en formato CD.

En 2002, Serrat publica Versos en la boca, en el que además de temas propios después de cuatro años, da voz con su música a los poetas Tito Muñoz, Eduardo Galeano y Luis García Montero.

A finales de 2003 lanza al mercado Serrat sinfónico en colaboración con la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña, bajo la dirección musical del maestro Joan Albert Amargós, con la colaboración especial de Ricard Miralles al piano y Roger Blavia a la percusión. En esta producción presenta 15 temas ya conocidos y uno nuevo, el poema de Federico García Lorca de título Herido de amor que Serrat había musicalizado con anterioridad para Ana Belén.

En 2004, participa en el proyecto Neruda en el corazón, con un disco colectivo en el que interpreta el Poema XX de Pablo Neruda, con música de Ramón Ayala "el Mensú", el espectáculo se presentó en directo en concierto único el 5 de julio de 2004 en el Palau Sant Jordi de Barcelona, dentro de la programación del Fórum Universal de las Culturas 2004 de Barcelona. También en 2004, El Periódico de Catalunya le otorga el premio "Català de l'Any" (‘catalán del año’) en homenaje a sus cuarenta años de carrera, en el mismo año participa en el acto institucional del Día de Cataluña en el Parque de la Ciudadela, interpretando Cançó de bressol.

Ya en 2004, en el marco de la gira de Versos en la boca se rumoreaba de que sufría de algún mal. Sin embargo, ante las consultas de la prensa, Serrat, con gran humor, señalaba: «Si el doctor me pide que deje el vino, cambio de doctor». Y es que ya llevaba, en silencio, un proceso de quimioterapia, para tratar de reducir un carcinoma en la vejiga. En 2005 se hace pública la noticia de la enfermedad.

Tras su recuperación emprende una nueva gira intimista junto a Ricard Miralles interpretando sus temas clásicos bajo el título Serrat 100x100, una gira con 150 conciertos que se inicia el 6 de mayo de 2005 en Valladolid y finaliza el 14 de diciembre de 2006 en San Sebastián en una primera etapa. El 15 de marzo de 2006 recibe el título de doctor honoris causa de la Universidad Complutense de Madrid por su contribución a la cultura española en general y catalana en particular y, diez días después, la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo por toda su trayectoria profesional.

Serrat en la actualidad

Joan Manuel Serrat, durante una visita a la Casa Rosada, Argentina.

El 24 de marzo de 2006, el Ayuntamiento de Barcelona otorga la Medalla de Oro de la ciudad a Joan Manuel Serrat «por su aportación cívica y por el prestigio conseguido como músico y ciudadano a nivel internacional». El 18 de abril de 2006 publica el disco Mô con canciones en catalán, su primera producción en esa lengua en 17 años. Mô es el nombre que los locales dan a la ciudad de Mahón, en Menorca, localidad en la que Serrat tiene una casa y pasa los veranos. Durante los siguientes meses, Serrat realiza una gira de 48 conciertos de promoción de este nuevo disco por Cataluña, Valencia, Baleares y Madrid, se inicia el 27 y 28 de abril de 2006 en Mahón (Menorca), realiza 19 conciertos en el Teatro Nacional de Cataluña de Barcelona y finaliza la gira el 4 de octubre de 2006 en Gerona, tras la que continuaría con una segunda sesión de conciertos con su gira Serrat 100x100.

En 2007 es galardonado con la Medalla de Honor del Parlamento de Cataluña en reconocimiento por su labor en defensa de la lengua y la cultura catalana como miembro en los años 60 de Els Setze Jutges y como caballero de la Legión de Honor de la República Francesa.

También en 2007 realiza una gira junto a Joaquín Sabina llamada Dos pájaros de un tiro, que los lleva por 30 ciudades españolas y 20 americanas y que se inicia en Zaragoza el día 29 de junio de 2007 y finaliza el 18 de diciembre en Buenos Aires después de 71 conciertos. En ella, el catalán interpreta las mejores canciones del ubetense mientras este hace lo propio con el repertorio del noi del Poble-sec. De los conciertos celebrados en Madrid se graba un disco en directo y un DVD con más material que se edita en diciembre de 2007. El nombre de dicho disco es, al igual que la gira, Dos pájaros de un tiro.

A mediados de 2008, Serrat retoma por tercera vez su gira intimista Serrat 100x100 llevándola junto a Ricard Miralles por algunos países de América y por España, con conciertos programados hasta el mes de julio de 2009.

Fue uno de los integrantes de la Plataforma para el Apoyo de Zapatero, apoyando la candidatura socialista de José Luis Rodríguez Zapatero para la presidencia del Gobierno, una plataforma en la que participaron actores, deportistas, cantantes y españoles destacados.

En 2009 Serrat graba junto a Joan Albert Amargós un segundo disco en homenaje al poeta Miguel Hernández, de título Hijo de la luz y de la sombra, que es editado en febrero de 2010 y el Ministerio de Cultura de España le concede el Premio Nacional de Músicas Actuales en su primera edición. En marzo de ese mismo año, es operado con éxito de un nódulo pulmonar que le habían diagnosticado en un control rutinario. Es dado de alta 5 días después, pero este hecho retrasa la gira de su disco Hijo de la luz y de la sombra que se inicia finalmente el 23 de abril en Elche.

El 16 de diciembre de 2010 recibe en el Teatro Solís de Montevideo (Uruguay) el premio Memoria del Fuego, de manos del escritor Eduardo Galeano. El premio (una estatuilla del escultor Octavio Podestá), fue instituido por el semanario Brecha con motivo de su 25º aniversario y reconoce a un creador que a sus valores artísticos le suma el compromiso social y con los derechos humanos.

El 6 de febrero de 2012, presentó junto a Joaquín Sabina La orquesta del Titanic, su primer álbum de estudio grabado con el cantautor ubetense. Además, anunciaron una gira de presentación del disco que los llevaría por Uruguay, Argentina, Chile, México, Estados Unidos, Costa Rica, República Dominicana y España.

Durante la gira Dos pájaros contraatacan en Argentina graban un nuevo CD DVD en vivo en el escenario del Luna Park de Buenos Aires: En el Luna Park que es editado en 2012.

Para conmemorar su medio siglo con la música, el artista escogió medio centenar de composiciones, la mayoría regrabadas y con gran abundancia de duetos para el lanzamiento de un disco titulado Antología desordenada que se publicó el 4 de noviembre de 2014.

Antología Desordenada también es el nombre de la gira de celebración de 50 años de carrera que llevó a cabo desde el 24 de febrero de 2015 hasta el 21 de noviembre, con más de un centenar de conciertos en: Argentina, Uruguay, Chile, España, Francia, Portugal, Italia, Reino Unido, Puerto Rico, República Dominicana, EE. UU, México, Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador y Perú. En marzo de 2016 se anuncia la celebración de un concierto, al que siguieron varios más en una nueva gira, para conmemorar el 20 aniversario de la mítica gira "El gusto es nuestro", junto a Ana Belén,Víctor Manuel y Miguel Ríos. Dicha gira recorrerá ciudades como Madrid, Barcelona, Granada, Valencia o Zaragoza, desde junio a octubre de 2016. El 21 de octubre de 2016 sale a la venta el doble CD y DVD que recoge el concierto celebrado el 15 de junio en el Barklaycard Center de Madrid.

Sus poetas

Algunos de sus temas de más éxito han sido poemas musicalizados basados en las obras de algunos de los más laureados poetas de lengua española y catalana: Antonio Machado, a quien le dedica un monográfico completo en 1969: Dedicado a Antonio Machado, poeta, constó de 12 canciones que popularizaron la figura y la obra del poeta. Miguel Hernández, con dos discos completos dedicados a la evocación de su figura poética: Miguel Hernández e Hijo de la luz y de la sombra (2010).

Rafael Alberti, el poema La paloma con música del italiano Sergio Endrigo y del argentino Carlos Guastavino en 1969 para el disco de igual título. León Felipe, el tema Vencidos en 1971 para su disco Mediterráneo.

Joan Vergés, el poema El vell en su disco Per al meu amic de 1973.
Joan Salvat Papasseit, al que dedicó un disco monográfico en 1976: Res no és mesquí. Debe considerarse también una canción-homenaje que Serrat le compuso, publicada en primera instancia en el disco Serrat/4, de título Cançó per a en Joan Salvat Papasseit.

Ernesto Cardenal, la canción Epitafio para Joaquín Pasos en 1975.

José Agustín Goytisolo, Historia conocida en el álbum 1978.

Josep Palau i Fabre, Serrat pone música al poema Vaig com les aus para su disco Tal com raja en 1980.

Josep Vicenç Foix, su poema És quan dormo que hi veig clar grabado en Tal com raja.

Josep Carner, del poeta catalán pone música a El gall para el disco Bestiari de Guillermina Motta y a El falcó para Fa vint anys que tinc vint anys. Pere Quart, la canción Infants incluida en Fa vint anys que tinc vint anys.

Jaime Sabines, la canción La lluna para Material sensible en 1989.

Mario Benedetti, al poeta uruguayo le dedica el disco monográfico El sur también existe (1985), Serrat musicaliza y colabora en la letra de Maravilla en el disco Utopía (1992), y también en el tema Historia de vampiros incluida en el disco Nadie es perfecto (1994). Además canta a dúo el tema Papel mojado en el álbum La vida ese paréntesis (1998) de Tania Libertad con música de Víctor Merino.

José María Fonollosa, adapta el poema Subway I para la canción Por dignidad que se incluye en Nadie es perfecto.
Eduardo Galeano, los temas Secreta mujer en Sombras de la China y La mala racha en el disco Versos en la boca.
Joan Barril, con el periodista y escritor barcelonés, Serrat compone las canciones Salam Rashid en 1989 y Mírame y no me toques en 1992.
Luis Cernuda, adapta un poema del poeta sevillano para el tema Más que a nadie grabado en su disco Sombras de la China en 1998.
Tito Muñoz, Tarrés en el disco Cansiones (2000) y De cuando estuve loco en Versos en la boca (2002).
Luis García Montero, el tema Señor de la noche en su disco Versos en la boca.
Federico García Lorca, el poema Herido de amor en Serrat sinfónico, que grabó anteriormente Ana Belén en su disco Lorquiana.
Pablo Neruda, Serrat participa junto a otros artistas en el proyecto Neruda en el corazón, cantando el poema XX.

Sus músicos
Joan Manuel Serrat, a lo largo de su carrera como cantante y compositor, se ha hecho acompañar por músicos de gran renombre en España. El esmerado trabajo en equipo que estos músicos y Serrat aplican a cada una de las producciones, son aspectos que el público aprecia en gran medida, al punto que no pasa desapercibido quien firma los arreglos. Los cinco más importantes son, en atención a su trascendencia: Ricard Miralles, Josep Mas "Kitflus", Josep Maria Bardagí, Francesc Burrull y Antoni Ros-Marbà, quienes se encargaron de gran parte de los arreglos de sus discos. Entre otros músicos que también han realizado arreglos para Serrat encontramos a Juan Carlos Calderón (Mediterráneo) y a Joan Albert Amargós (Serrat sinfónico e Hijo de la luz y de la sombra). Merece también mencionarse, por su relevante colaboración en grabaciones y giras durante siete años, al guitarrista mallorquín y amigo personal Gabriel Rosales (Barcelona, 1942; Palma, 2015), cuya impronta musical quedó patente en muchos de los trabajos más conocidos en los inicios de su carrera musical.

Joan Manuel Serrat en Valencia en 2008.

La formación que le acompaña en la gira de 2015 Antología Desordenada está formada por Josep Mas "Kitflus" en los teclados, Ricard Miralles en el piano, Vicente Climent en la percusión, David Palau en las guitarras, y Rai Ferrer en el bajo y contrabajo.

Serrat y la cultura popular

Dentro del repertorio serratiano varios discos rescatan especialmente cantos populares, entre los que se incluyen Cançons tradicionals, álbum editado en 1968 (reeditado en 1973, en un EP), un conjunto de canciones populares del folclore catalán. Además, del cancionero popular catalán también ha cantado la nana La lluna, la pruna (canción de cuna) que interpreta durante la grabación del especial A su aire para Televisión Española en 1974, en Barcelona. El álbum Cansiones, firmado por Tarres|Serrat, su álter ego, en el cual registra un catálogo hispanoamericano, con la interpretación de autores como Violeta Parra y Víctor Jara. Diversas fuentes señalan que este disco estaba proyectado para la década de los setenta, pero las convulsiones de la época hicieron que este proyecto se pospusiese.

Serrat ha interpretado en vivo otras canciones del cancionero popular de Hispanoamérica en sus presentaciones, entre otras, Volver a los 17 de Violeta Parra, interpretado en el concierto que ofrece en el Estadio Nacional de Chile en 1990, tras diecisiete años de ausencia forzada a raíz de la prohibición que contra él pesaba por parte de la dictadura de Augusto Pinochet. En aquel entonces Serrat expresa que aquella canción tenía una nueva lectura: volvía, efectivamente, a un país, tras 17 años de serle vedado el ingreso. Del cancionero de Atahualpa Yupanqui ha interpretado La tarde, Milonga del solitario, Coplas del payador perseguido, Milonga del peón de campo, Canción de los horneros, Luna tucumana, Zamba del grillo, Caminito del indio y Vendedor de yuyos.

Serrat y la copla

La copla es uno de los géneros de referencia en la educación musical de Serrat: la escuchaba en la radio y se la escuchaba cantar a su madre y sus vecinas cuando era un niño, como así declara en multitud de entrevistas. Las voces de Concha Piquer, Juanita Reina, Miguel de Molina, Angelillo o Juanito Valderrama forman parte de su banda sonora personal. Asiste personalmente al entierro de Concha Piquer y prologa el libro Juanito Valderrama: Mi España Querida de Antonio Burgos. En 2003, declara que él hacía copla a su manera, canciones como Romance de Curro el Palmo o Pueblo blanco, podrían considerarse cercanas a este género.

Ha compartido escenario con Juanito Valderrama, Lola Flores (interpretando Ay pena, penita, pena), Rocío Jurado (cantando el Himno de Andalucía), ha cantado en solitario las coplas No me quieras tanto y La niña de puerta oscura, entre otras. Ha grabado a dúo con Manolo Escobar, el pasodoble Qué bonito es Badalona, con Juanito Valderrama el tema Pena mora en el disco Homenaje a Juanito Valderrama, la copla Antonio Vargas Heredia en dúo post mortem con Carlos Cano en el disco homenaje Que naveguen los sueños, o su posterior homenaje a la figura de Bambino en el disco Bambino, por ti y por nosotros, muestran su vinculación musical con los artistas que dieron altura artística a la copla.

Serrat y el tango

Otro de los géneros que se encuentran en la memoria musical de Serrat es el tango, a través de su padre, gran aficionado al mismo. Ya profesionalmente, Serrat demuestra su amor por el tango interpretándolo en numerosas ocasiones, especialmente en sus visitas a Argentina:

Cambalache de Enrique Santos Discépolo, durante diversos conciertos de la gira de 1983 en España que quedó plasmado en su disco En directo (1984).
El último organito en Cansiones (Tarrés) (2000).
Fangal en Cansiones (Tarrés) (2000).
Sur (1970) - Caño 14 de Buenos Aires (con Aníbal Troilo)
A Buenos Aires (1970), en el programa de televisión argentino Sábados circulares.

Amablemente (34 puñaladas) en 1985, en el programa de TV3 Cap d'any.
Melodía de arrabal (1988), en directo en el Teatro Albéniz de Madrid, con la Orquesta De Osvaldo Pugliese.
Malena (1990), en el programa Querido Cabaret de TVE.
Margot (1990), en el mismo programa Querido Cabaret de TVE.
Taconeando (1990), en el mismo programa Querido Cabaret de TVE.
Ninguna (a capella en 1990), en Querido Cabaret.
Cuando me entrés a fallar y Afiche (2000), a cappella en el Programa del Troesma.
Serrat y el bolero

El bolero es también un género con relevancia por su popularidad en España entre los años 40 y 60 del siglo XX, años de infancia y primera juventud de Serrat. Su medio de difusión era la radio, al igual que los anteriores géneros. Las voces de Antonio Machín, Juanito Segarra, Bonet de San Pedro, Jorge Sepúlveda, Lorenzo González o José Guardiola llegaban a todos los rincones.

Serrat y la radio
En 1990 Serrat realizó para Radio Nacional de España el programa La radio con botas, en él hacía un repaso a la sociedad española desde 1939 hasta las vísperas del mágico 1992.

Fútbol
Serrat se confiesa seguidor del Fútbol Club Barcelona de España, del Boca Juniors de Argentina, del Peñarol de Uruguay, del Independiente Santa Fe de Colombia y de la Universidad de Chile. En repetidas ocasiones ha interpretado el Himno del Barça. Especialmente recordada es la que realizó en el acto conmemorativo del centenario del club catalán en 1999. Le dedica una canción a Ladislao Kubala, jugador del Barça, con dos versiones en lenguas catalana e italiana. También inmortaliza la delantera del club con "Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón" en una estrofa de su canción Temps era temps (Había una vez).

Turismo: la Barcelona serratiana

Placa conmemoratoria del lugar de su nacimiento.

Serrat vivió durante toda su infancia en el nº 95 de la calle de Poeta Cabanyes, aunque nació en la Clínica La Alianza de Barcelona, a los pocos días ya vivía en esa casa el Noi de Poble-sec, una placa conmemorativa en la fachada de la finca indica la efemérides. La casa fue inmortalizada en la canción Si hagués nascut dona (Si hubiese nacido mujer) grabada en su CD Mô y en el "balcón con albahaca" de la canción Mi niñez.

El Pueblo Seco está situado junto al Barrio Chino ahora más conocido como El Raval, zona que en los años 40, los primeros de Serrat, reunía todo un conjunto de elementos característicos por los que era conocida: su ambiente portuario y obrero, sus prostíbulos y también por ser lugar de diversión al ser una zona de cabarés, teatros y cafés-concierto, sobre todo en la mítica avenida del Paralelo, que separa El Pueblo Seco de El Raval. Destaca la miseria que sacudía a sus habitantes en aquellos años de posguerra, recuerdos de una infancia gris, pintada con los pinceles de la dictadura, son los que le vuelven a la mente a Serrat sobre aquellos años. Allí se respiraban los aires artísticos de un pequeño París, ambiente que poco a poco fue haciéndose más y más decadente, lo que influye profundamente en la formación de la personalidad de Serrat.

El Pueblo Seco ha sido desde siempre un barrio popular, un barrio de las orillas que ha ido absorbiendo las oleadas de emigrantes que han llegado (primero de origen español y a comienzos del siglo XXI desde todo el mundo), de gente que viene a trabajar y en contacto con la gente de esta tierra da lugar a esa rica mezcla.

La familia de Serrat fue un ejemplo más, madre aragonesa y padre catalán, pertenecientes al bando de los perdedores en la Guerra Civil española, un importantísimo detalle biográfico que sin duda marca un carácter determinado en el Serrat niño y adolescente, un posicionamiento cultural y de convivencia con el entorno en esa primera etapa de desarrollo de la personalidad y que coherentemente ha mantenido toda la vida.

Serrat nació en 1943 y pasó su niñez en años de posguerra en su barrio natal que se encuentra situado en una ladera de la montaña de Montjuic, en la misma en la que se levantaban barracas donde los inmigrantes vivían en condiciones de hacinamiento, en el límite con El Pueblo Seco.

La Feria de Muestras de Montjuic fue construida para acoger la Exposición Internacional de 1929, un acontecimiento histórico para la ciudad de Barcelona, en el que se reformó y urbanizó gran parte de la montaña de Montjuic. Este hecho queda reflejado en la canción Por las paredes pero desde la perspectiva del sufrimiento y el esfuerzo de miles de trabajadores emigrantes: «Con sangre murciana y de Almería se edificó una exposición». Trabajadores a los que también homenajea Serrat en Caminito de la obra o en Els veremadors. En la actualidad toda la montaña de Montjuic que domina el barrio de El Pueblo Seco conforma en su conjunto un paisaje verde y limpio con parques, museos, áreas deportivas y zonas de ocio en lo que es la mayor extensión de recreo de la ciudad, la parte positiva del progreso que ahora hace irreconocible el barrio a los recuerdos de Serrat.

Una guía turística de Barcelona publicada en la web oficial del Ayuntamiento de Barcelona como reclamo turístico de la ciudad con sus diferentes itinerarios permite reconocer al detalle en varios itinerarios todas las curiosidades de la Barcelona de Joan Manuel Serrat.

Repercusión, homenajes y críticas
Son muchos los artistas y autores de canciones que han realizado homenajes a la figura y la obra de Joan Manuel Serrat. Entre los más destacables están Ahí te mando mi guitarra, Juan Manuel, compuesto por Manuel Alejandro e interpretado por Blanca Villa mientras Serrat se encontraba en el exilio por sus declaraciones contra la pena de muerte; el reciente Maldito Serrat del cantautor argentino Ignacio Copani; Mi primo el Nano, que compuso su amigo Joaquín Sabina, y la Canción para un maño, un tema de Georges Brassens adaptado por Paco Ibáñez.

Aparte de estas canciones que tratan monográficamente la figura de Joan Manuel Serrat, existen otras que hacen mención al nombre de Joan Manuel Serrat o a alguna de sus canciones. Son los casos de Alberto Cortez en su versión en directo de No soy de aquí, del propio Joaquín Sabina cuando grabó No hago otra cosa que pensar en ti en el disco Serrat, eres único, de Presuntos Implicados en "Ser de agua" o de cantautores como Juan Carlos Baglietto, Fito Páez, Javier Ruibal, Víctor Heredia, Fernando Delgadillo, Ricardo Arjona, Amaury Pérez, Vicente Feliú, Alejandro Filio, Kiko Tovar, Cacho Duvanced, Ramiro Segrelles, Joan Isaac, Guillermina Motta, Gerardo Peña, Hernaldo Zúñiga, Liuba María Hevia, Alejandro Nardecchia, Miquel Pujadó, Joan Baptista Humet, entre otros.

También se puede citar en este apartado la letra de Sóc el millor, que compuso Francesc Pi de la Serra, aunque más que en homenaje fue una dura crítica hacia Serrat por su decisión de Joan Manuel de cantar también en español. También cabe destacar la versión humorística del tema Ara que tinc vint anys, que grabó La Trinca con un cambio en el título: Ara que tinc 80 anys.

Algunos premios y reconocimientos recibidos

Fotogramas de Plata a la mejor actividad musical (1970 y 1972)

Premio Ondas especial de la Organización por su trayectoria profesional en la historia de la música popular española en 1995.

Doctorado honoris causa por la Universidad Nacional del Comahue (Neuquén, Argentina) en 1999.

Doctorado honoris causa por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos de Cuernavaca (Morelos, México), el 16 de mayo de 2003.

Doctorado honoris causa por la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), el 25 de noviembre de 2005.

Doctorado honoris causa por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (México), el 12 de enero de 2006.

Doctorado honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid, el 15 de marzo de 2006.

Doctorado honoris causa por la Universidad Miguel Hernández de Elche, el 21 de mayo de 2010.

Doctorado honoris causa por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, el 14 de junio de 2011.

Doctorado honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de México, el 22 de septiembre de 2011.

Doctorado honoris causa por la Universidad Autónoma del Estado de México, el 13 de octubre de 2015

Premio Micrófono de Oro, en 2003.

Medalla de Oro de la ciudad de Barcelona, el 24 de marzo de 2006.

Su tema Mediterráneo fue elegido como la mejor canción de la lengua española del siglo XX por la Revista Rolling Stone, en 2006.

Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo por toda su trayectoria profesional, el 25 de marzo de 2006.

Medalla de Honor del Parlamento de Cataluña, en 2007.

Premio Nacional de Músicas Actuales, en 2010.

Orden del Águila Azteca en grado de insignia, por el gobierno federal de México en 2010.

Premio Ciudad de Barcelona de música por su trabajo "Hijo de la luz y de la sombra" (2010).

Premio Luna del Auditorio Nacional como mejor espectáculo Iberoamericano a lado de Joaquín Sabina. (2013).

Latin Grammy, premio honorífico como persona del año 2014. (2014).

Premio Ondas, Por su trayectoria artística.(2014).

Premio Cortes de Cádiz, 2015.

Alta Distinción de la Generalitat Valenciana

Gran Cruz de la Orden de Jaime I el Conquistador, 2017.

Doctorado Honoris Causa por la Universidad Nacional de Rosario (UNR), el 7 de octubre de 2017

Traducciones
Joan Manuel Serrat tradujo algunas de las composiciones que hizo en catalán al español para interpretarlas ante los hispanoparlantes, entre las que se encuentran En cualquier lugar (En qualsevol lloc), Tiempo de lluvia (Temps de pluja) y Palabras de amor (Paraules d'amor).
Por otra parte, Joan Isaac, en su disco Joies robades (2002), grabó junto a Serrat en catalán Aquellas pequeñas cosas.
En Italia Gino Paoli grabó en 1974 un disco de traducciones Gino Paoli canta Serrat. Francesco Guccini cantó una versión en dialecto modenés de La tieta. En Israel, el cantante David Broza grabo un CD con canciones de Serrat traducidas al hebreo. La que mas exito tuvo fue "La mujer que yo quiero" (Ha isha she iti, en fonetica)

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Cómo te extraño,
motín de la razón,
soledad sonora,
cincuenta años
algunos más que yo
cumplirías ahora.
Jondura en vena,
cura de hierbabuena,
galope inerte,
patera hundida,
viva la mala vida,
muera la muerte.
Del horizonte
penando vengo, hermano,
rezando voy
al Sacromonte,
donde hasta los gitanos
saben quién soy.
Maestro escuela,
duque de las duquelas
de la memoria,
pan con tomillo,
coñac de carajillo
sin achicoria.
Las churumbelas
que en la cuna mamaron
por bulerías
pasan papelas
de las que te mataron
cuando vivías.
Corazoncito
herido en el combate
con las entrañas,
qué huerfanito,
se ha quedado el tomate,
el polo y la caña.
Con qué desgana
se hacen las gaditanas
tirabuzones,
sin tu saeta
va la Esperanza a dieta
de camarones,
de pescaílla,
de boga y de jurel
de la mar amarga,
qué pesadilla
la silla sin José
la venta Vargas.


La vida ese parentesis, por Tania Libertad, poema de Mario Benedeti.



lunes, 26 de diciembre de 2022

_- Rafael Alberti, poeta y militante comunista

-- El 16 de diciembre de 2022 se han cumplido 120 años del nacimiento de uno de los más destacados poetas españoles del siglo XX. Pretexto oportuno para un breve tratamiento de su itinerario vital, en el que la política ocupó un lugar eminente, al lado de su labor literaria.

Rafael Alberti Merello nació en 1902, en una ciudad costera de la provincia de Cádiz, Puerto de Santa María. Fue en el seno de una familia burguesa. Su padre trabajaba en la exportación de vinos de la prestigiosa bodega Osborne.

Fue un deficiente alumno en su ciclo de estudios. Al tiempo que desatendía las asignaturas obligatorias, creyó encontrar en la pintura una vocación definitiva.

Veinteañero, y recluido por una enfermedad, afianzó un rumbo en la escritura. Comenzó a trabajar en su primer libro, que alcanzaría un triunfo tal que lo llevaría a una temprana consagración. Nos referimos a Marinero en tierra, publicado en 1924 y por el que recibiría ese mismo año el Premio Nacional de Literatura.

Tiempo después trabó relación con los principales poetas de su tiempo, la que sería llamada “Generación del 27” y considerada la “Edad de plata de la poesía española”. Entre ellos Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego y Federico García Lorca. Aunque no correspondiera a la secuencia cronológica estricta, también Miguel Hernández fue adscripto a esa brillante generación.

Incluido en ese entorno, Alberti fue pasando de las tendencias populares iniciales de su obra a los refinamientos del llamado “gongorismo”, por Luis de Góngora, dilecto representante del barroco hispano. También experimentó una etapa “surrealista”, como tantos artistas de su época.

En esos años el poeta de Puerto de Santa María sufrió una crisis emocional. Parecen haber influido en su decaimiento diversos elementos. Uno de ellos fue la ruptura de su relación con la brillante pintora gallega Maruja Mallo. Se ha considerado que su libro Sobre los ángeles refleja un período de desolación afectiva.

La opción militante, la guerra, la “Alianza”
Salió de ese “pozo” anímico por dos senderos: En primer lugar su compromiso político, que lo llevó de la lucha contra la dictadura del general Miguel Primo de Rivera a la afiliación y activa militancia en el Partido Comunista de España, por entonces una disciplinada, entusiasta, pero pequeña fuerza,

Y tuvo un papel central en su recuperación el vínculo con la también escritora María Teresa León, iniciado en 1930 y destinado a una larga perduración.

Establecida la Segunda República la fuerte implicación política seguiría en pie, incluso acrecentándose. En 1933, la pareja fundó la revista Octubre, orientada a constituirse en órgano oficial de los “escritores españoles revolucionarios”.

Con ocasión de la insurrección obrera de Asturias, María Teresa y Alberti emprendieron una gira de propaganda y solidaridad por varios países de distintas partes del mundo. Todo a favor de los millares de encarcelados por su participación en la rebelión.

Estallada la guerra de España con el golpe parcialmente fracasado de julio de 1936, Alberti quedó desde el primer momento involucrado en la causa “leal”. Estuvo entre quienes se pusieron al frente de la Alianza de Escritores Antifascistas, encargada de vastas acciones prorrepublicanas.

Una de las realizaciones tempranas de la Alianza fue el periódico El mono azul. Salió a la luz rápidamente, antes de terminar agosto de 1936. Asumió la dirección del mismo, junto a María Teresa.

Allí colaboraron, entre otros, José Bergamín, Manuel Altolaguirre, Antonio Machado, Luis Cernuda, Ramón J. Sender, Miguel Hernández, Arturo Cuadrado… También extranjeros como John Dos Passos, André Malraux; o los chilenos Vicente Huidobro y Pablo Neruda.

La publicación estaba dirigida a los soldados del frente. Procuraba hacerlos conscientes de su labor en defensa de la república frente a la agresión fascista. Sus temas incluían desde instrucción militar a literatura y política.

En unas milicias integradas en gran parte por analfabetos la lectura era a menudo grupal. Un soldado “letrado” leía los artículos de interés a quienes no sabían hacerlo.

El poeta escribía con su firma una sección de la revista titulada “A paseo” en la que cuestionaba a intelectuales contrarios a la causa republicana o que incluso no se habían pronunciado con claridad a favor de la misma.

Años después se inferiría que al autor de Marinero en tierra no podía escapársele la oscura resonancia del título de la sección con los “paseos”. Ésa era la denominación que se le daba a las ejecuciones clandestinas de los enemigos.

En las páginas de El mono azul aparecieron por primera vez los poemas del Romancero de la guerra civil, poderosa herramienta de cultivo literario y estímulo moral al combate a partir del camino estético. Ya en el exilio el poeta gaditano compilaría el conjunto de esos poemas en el titulado Romancero general de la guerra civil española. El compilado fue publicado en forma de libro en Buenos Aires, en 1944.

Más allá de las profusas acciones de agitación y propaganda en las que jugaba un rol principal, el hombre de Cádiz no llegó a ser soldado, como sí lo fue Miguel Hernández, que compartió a pleno la precaria vida de los combatientes, desde los peligros de las trincheras en torno a Madrid, a los fríos glaciares del frente de Teruel.

Sus críticos señalaron más tarde que siempre permaneció en la retaguardia y que aprovechó su lugar destacado en el ámbito político-cultural de los defensores de la República para llevar una vida bastante cómoda.

Tal vez el más duro de los detractores fue Juan Ramón Jiménez. Él atacó sin ambages a escritores a los que caracterizó como “señoritos, imitadores de guerrilleros” que exhibían por Madrid “sus rifles y sus pistolas de juguete” mientras vestían “monos azules muy planchados”.

Sin mencionarlo, no cabe duda que Alberti estaba en primer lugar entre los aludidos por el futuro Premio Nobel. Éste sí hizo explícito el contraste con la actitud de Hernández, al que caracterizó como el único militante auténtico de entre la pléyade de poetas que acompañó el esfuerzo de guerra.

Alberti ocupaba buena parte de su tiempo en una residencia nobiliaria expropiada por la república en guerra como tantas otras, la de los marqueses de Heredia-Spinola. Allí se celebraban frecuentes tertulias y fiestas que algunxs veían como actividades frívolas, incongruentes con las aciagas circunstancias que se vivían en el frente.

Hasta hubo quien describió, como el afamado periodista libertario Eduardo de Guzmán, menús cargados de exquisiteces. Los que se servían en banquetes celebrados sólo a metros de las calles de Madrid, surcadas por la más aguda escasez, con sus habitantes siempre en el borde del hambre.

Más allá de las objeciones, hay que tomar en consideración que desde la Alianza de Escritores Antifascistas, Alberti y otros cumplieron una tarea importante, organizando múltiples trabajos de solidaridad con la República. Que incluían, por ejemplo, la realización de actos artísticos y literarios para el estímulo y el cultivo de los propios combatientes.

En la retaguardia podían cumplirse acciones necesarias y gravitantes, y Alberti estuvo involucrado en muchas de las mismas.

Actividades conexas, como las acciones que fueron decisivas para preservar los bienes artísticos del Museo del Prado, la Biblioteca Nacional y otras administraciones del patrimonio histórico español, se cuentan entre los méritos de la labor de la Alianza. El poeta gaditano tuvo directa injerencia en la ardua labor de preservarlas de los bombardeos y otras acciones bélicas. Y en su posterior remisión a Francia.

Los pasos por Moscú
Como resulta previsible en el clima de la época, Rafael y María Teresa viajaron a la Unión Soviética durante el conflicto. Un itinerario que ya había transitado con anterioridad. Se le puede dar la palabra en esto al propio Alberti, si se nos perdona una cita algo extensa:

“Mi tercera visita a Moscú. Mi tercera despedida. Esta vez, más que nunca, me siento como si fuera un viajero que se marchara sin irse, que pudiera verse a sí mismo de camino y a la vez quedándose entre vosotros. Me vuelvo a España, a Madrid. En 1934, cuando vine como delegado al Congreso de escritores soviéticos, embarqué en Odessa. Era el mes de octubre. Embarcaba entonces hacia la España de la revolución de Asturias; luego, la de Gil Robles y la represión más violenta. En 1937, ahora, salgo de Leningrado hacia la misma España que dejé hace dos meses: La heroica de la guerra civil, de los defensores de Madrid, de los más bravos antifascistas del mundo. Siempre que vine a la Unión Soviética encontré algo de mi país entre vosotros. Esta última vez, desde que atravesé la frontera, me encontré con él por entero. Desde Belosostrov, el nombre de España empezó a llenarme los oídos, a hacerme la respiración más profunda.

¿Qué queréis, camaradas y amigos? Mi Moscú de este año es el de la fraternidad y el entusiasmo por mi patria. Parece como si nuestro mapa se hubiese prolongado hasta el vuestro y mis pies siguieran pisando su propia tierra. He visto las nuevas construcciones de vuestra capital, la aparición de nuevos cafés, tiendas, almacenes. “

Las convicciones comunistas del poeta se sostuvieron impertérritas frente al paso del tiempo y los cambios de orientación del movimiento al que pertenecía. Al sobrevenir el fallecimiento de Stalin le dedicó un elogioso poema que mereció juicios adversos por constituir un tributo excesivo.

A diferencia de otros intelectuales, la revisión crítica de la actuación del líder georgiano en el XXº Congreso del partido soviético no conmovió la firmeza de sus ideas. Su adscripción al PC español lo acompañó hasta la muerte.

Hernández y Lorca: Controversiales relaciones
Fue cerca del final de la guerra, en una fiesta, en honor de la mujer antifascista, cuando se produjo un grave desencuentro entre Alberti y Miguel Hernández. El poeta alicantino, exasperado ante el lujo que reinaba en el acontecimiento, en medio de la derrota ya cercana de la causa antifascista, dijo públicamente que allí había “mucha p…” y “mucho hijo de…”.

Alberti trató de obligarle a que se rectificara, pero él escribió sus palabras en una gran pizarra para que no pasaran inadvertidas.

Se enfrentaban dos concepciones diversas de la actividad política y guerrera. En momentos más apacibles habían podido coexistir, pero lo agudo de las circunstancias de principios de 1939 las llevó al choque.

Acerca de la comparación desfavorable con Hernández, incluso se debe tener en cuenta una cuestión generacional. El poeta de Orihuela y otros que lo acompañaron en el frente de batalla eran de mucha menor edad. Veinteañeros en plenitud de facultades para lanzarse a la durísima vida del soldado. Rafael tenía treinta y cuatro años al comenzar la contienda.

Esa brecha etaria pudo ser determinante a la hora de establecer quién se dirigió a las trincheras y quién no.

Con anterioridad, el nativo de Puerto de Santa María mantuvo algunas discrepancias con Federico García Lorca. A diferencia de las que hemos relatado respecto de Hernández, éstas no sobrepasaron el campo de la controversia literaria.

Para Alberti la poesía era un arma para sacudir conciencias, una contribución al avance de transformaciones revolucionarias. Lorca situaba a la poesía en el terreno de los afectos, no susceptibles de ser regidos por un compromiso político.

Esto debe ser relativizado, ya que el granadino no fue para nada “apolítico”. A través de la conducción del teatro trashumante La Barraca, o desde poemas como el “dedicado” a la Guardia Civil u obras teatrales enfiladas contra las injusticias de la vida rural, Federico también asignó un sentido político a su obra, si bien ajeno a adscripciones partidarias.

Algo concreto es que trabaron temprana amistad, desde los días juveniles en que García Lorca vivía en el torbellino intelectual (y sensual) de la Residencia de Estudiantes de Madrid, una de las ramificaciones de la fecunda Institución Libre de Enseñanza. Alberti no vivía allí, pero iba todo el tiempo y trababa relación con sus talentosos huéspedes.

Las desavenencias llegaron después, por distintas formas de moverse en la efervescencia social, política y cultural que acompañó al establecimiento de la República.

Alberti se había convertido en un propagandista de las ideas comunistas y Lorca se abstuvo de enrolarse en una postura política circunscripta. Esas posiciones divergentes no podían sino llevar a algunos encontronazos.

A la hora de sopesar el papel jugado por Alberti, hay que poner en la cuenta que junto con críticas sinceras y fundamentadas, hay otras que pueden estar inspiradas por cierta “industria” del ataque contra intelectuales comprometidos. Y peor si además eran comunistas.

A Rafael, por ejemplo, se le ha endilgado hasta haber festejado el asesinato de Pedro Muñoz Seca, literato destacado, partidario de los sublevados. Asimismo existieron afirmaciones de que la Alianza mantuvo su propia “checa”, para retener e interrogar a detenidos cuya trayectoria y pertenencia les interesaba elucidar.

Cuando la República estaba perdida, el gaditano y su esposa tuvieron un sitial de privilegio para su salida de España. Fue por avión desde el aeropuerto de Monóvar en Alicante, el mismo aeródromo del que partieron las máximas jerarquías del Partido Comunista.

De nuevo según sus críticos pudo evitar que Miguel Hernández quedara desamparado y a merced de los vencedores, pero no lo hizo.

El exilio y el regreso
Con el final de la guerra, su primer lugar de destino fue Francia. El matrimonio Alberti-León fue hostigado, bajo el estigma de ser “comunistas peligrosos”. Le retiraron sus permisos de trabajo y al tiempo atravesaron el océano, para refugiarse en Argentina.

Permanecieron en nuestro país hasta principios de la década de 1960. Sus días transcurrían entre un departamento en la zona de Recoleta, en Buenos Aires, una estancia en Córdoba llamada “El Totoral” y frecuentes visitas a Punta del Este y a Chile, bajo la protección de Neruda estas últimas.

La experiencia de la estadía en Argentina fue relatada por Rafael y María Teresa en sus respectivos volúmenes de memorias. La arboleda perdida, de Alberti y Memoria de la melancolía, de León. Ambos guardaban gratitud al trato recibido aquí, dónde los dos pudieron continuar su producción y adquirir un lugar en la vida cultural local.

Finalmente mudaron su lugar de residencia a Roma, en 1963. Desde allí volvieron a España en 1977, muerto el dictador Francisco Franco e iniciada la “transición” pretendidamente “democrática”.

Será allí diputado al Congreso por el Partido Comunista, aunque al tiempo renunciará al puesto para dedicarse a su labor artística. Declinó ser postulado al premio “Príncipe de Asturias” a causa de sus ideales republicanos.

Su ingreso como diputado tuvo aristas complejas, por su manifiesta utilización política. Su presencia en la cámara legislativa, junto con Dolores Ibárruri, “Pasionaria”, ambos por el PC, fue exhibida como una muestra de las supuestas virtudes de la “transición española”.

Los dos ancianos comunistas eran tomados a guisa de símbolo de “reconciliación”, al compartir amablemente el recinto con ex franquistas de diversos tintes.

En sus años postreros, Alberti asistió a la difusión de su obra en ámbitos más masivos que los que recorre de modo habitual la literatura, y más en particular la poesía.

Dos jóvenes cantautores de su patria de origen convirtieron en éxitos populares a un par de sus poemas. Lo hizo Joan Manuel Serrat con Se equivocó la paloma y Paco Ibáñez en el caso de Galope. Sobre todo el primero fue suceso en nuestro país. La atención hacia el gran poeta cruzó de nuevo el océano.

El gobierno español le otorgó el Premio Cervantes en 1983. Falleció ya muy anciano, de regreso en su ciudad natal, el 28 de octubre de 1999.

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sábado, 9 de abril de 2022

_- A 80 años de la muerte de Miguel Hernández. Para la libertad, sangro, lucho, pervivo


_- ¿Es necesaria la poesía? Para quienes creemos que sí, la vida y obra de Miguel Hernández es una referencia imprescindible.

Miguel comenzó a publicar a los veinte años y murió a los treinta y uno, en solo una década su intensa aventura lírica sobresale por su capacidad creadora del poeta, logrando una obra extensa y hermosa, que ostenta hoy un lugar privilegiado en la historia de la poesía.

En Orihuela
Nació en 1910 en Orihuela, tercer hijo de un criador de ganado, asiste a las escuelas del Ave María y al Colegio de Santo Domingo de los jesuitas a donde concurre gratuitamente a las aulas de Santo Domingo, donde accede a la lectura de los clásicos del siglo de oro español. Allí conoce a su gran amigo José Marín Gutiérrez, su primer mentor literario, quien firmó sus poemas con el seudónimo de Ramón Sijé. A los 15 años su padre lo retira del colegio para que contribuya con el sustento familiar ocupándose del pastoreo de cabras. No es difícil comprender como sus padres casi analfabetos veían las inquietudes literarias como fuera de lugar. El joven aprovecha el tiempo vacío, mientras cuidaba el rebaño, para leer y escribir sus primeros poemas.

Junto a Ramón Sijé, Manuel Molina y los hermanos Carlos y Efrén Fenoll, en cuya panadería se reunían, tenía lugar la tertulia del pequeño grupo de aficionados a las letras, discutiendo de poesía y recitando versos. Allí conoció la obra de los poetas modernos como Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado. De ese tiempo son sus primeras colaboraciones en periódicos de Orihuela, Alicante y Murcia.

En diciembre de 1931, Miguel viaja por primera vez a Madrid con un puñado de poemas, donde se expresa la influencia religiosa de su formación inicial y con unas recomendaciones que al final de poco le sirvieron. Aunque un par de revistas literarias, La Gaceta Literaria y Estampa, publicaron algunas de sus poesías, después de semanas, tuvo que volverse a Orihuela con una sensación de amargura por el fracaso, pero que no lo doblega. Conoce a quien sería su esposa, Josefina Manresa, una joven modista, hija de un guardia civil, nacida en la provincia de Jaén, aunque vive en Orihuela.

El Rayo que no cesa
En la primavera de 1934 emprendió un segundo viaje a Madrid, donde fue creando su círculo de amigos: Rafael Alberti, Luis Cernuda, Delia del Carril, María Zambrano, Vicente Aleixandre y Pablo Neruda. Mientras tanto, evolucionó desde una postura formalista, esteticista y hermética, desarrollada en Perito en lunas hasta un interés explícito por la vida, el amor y la muerte. Miguel se formó en un ambiente de catolicismo rector, tanto por el ambiente general de la sociedad oriolana cuanto por sus años en el colegio de jesuitas. En la estancia en Madrid, lo impulsan otros vientos, otros horizontes, otra manera de mirar el mundo. Escribe, “me libré de los templos, sonreídme/ donde me consumía con tristeza de lámpara/ encerrado en el poco aire de los sagrarios” El amor deja de pertenecer al universo del pecado para franquear las puertas de la felicidad, del goce natural, de la naturaleza, volviendo así a su formación infantil en los campos: “Salté al monte de donde procedo”

Se vivía un momento excepcional de la producción literaria, donde los poetas de la generación del 27 crearon sus más significativas obras. La llamada generación del 27 integrada por un conjunto de escritores/as y poetas españoles que se dieron a conocer en el panorama cultural en 1927 con motivo del homenaje a los 300 años de la muerte de Luis de Góngora. Entre ellos estaban Federico García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda, León Felipe, Vicente Alexaindre, Jorge Guillen, María Teresa León y Concha Medez-Cuesta. La proclamación de la II República en abril de 1931 puso fin al oscurantismo de la España gobernada por el dictador Miguel Primo de Rivera tras encabezar, el 13 de septiembre de 1923, un golpe de Estado que contó con el apoyo del rey Alfonso XIII y la jerarquía eclesiástica.

En la generación del 27, entre aquéllos ya por entonces jóvenes maestros encuentra Miguel apoyo. En enero del 36 se publicó su segundo libro El rayo que no cesa en la colección Héroe dirigida por sus amigos poetas Concha Méndez y Manuel Altolaguirre. Que presenta al poeta ya dueño de una voz personal.

En la dedicatoria del libro, está el carácter de todo el libro, la glorificación y la pena por el amor perdido. “A ti sola, en cumplimiento de una promesa que habrás olvidado como si fuera tuya”. Dirigida a su musa, la artista Maruja Mallo.

“Umbrío por la pena, casi bruno/porque la pena tizna cuando estalla/donde yo no me hallo no se halla/hombre más apenado que ninguno”.

En este libro se publica su famosa Elegía dedicada a su amigo Ramón Sijé, ante su temprana muerte a los 22 años, en diciembre del 35, el poema es un canto de dolor y de amor fraterno. En ella hay una visión de la muerte enemiga y un profundo sentido de la tierra a la que el amigo muerto se une, que le lleva a la sublimación del reencuentro en la naturaleza. “Volverás a mi huerto y a mi higuera/ por los altos andamios de las flores/ pajareará tu alma colmenera/de angelicales ceras y labores. /Volverás al arrullo de las rejas de los enamorados labradores”. Su biógrafo, José Luis Ferris, nos dice: “el poemario amoroso de El rayo que no cesa, es un libro hermosísimo y redondo esencial en la vida y obra de Miguel»

Vientos de pueblo, poesía de guerra
El 18 de julio de 1936 Miguel Hernández tenía 25 años y se encontraba en Madrid cuando decide tomar parte activa con las armas y una poesía combativa que duele y perdura en el tiempo más que las heridas de las balas. A dos meses de iniciada la asonada franquista en Marruecos escribe: ”Sentado sobre los muertos/que se han callado en dos meses/beso zapatos vacíos/y empuño rabiosamente/la mano del corazón/ el alma que lo sostiene/Que mi voz suba a los montes/y baje a la tierra y truene/eso pide mi garganta/desde ahora y desde siempre”.

El 36 fue también un año doloroso para la cultura: asesinan a Federico García Lorca en Víznar, mueren Valle-Inclán y Miguel de Unamuno y José María Hinojosa es fusilado en Málaga.

A comienzos del otoño del 36 Miguel se afilia al Partido Comunista e ingresa voluntario en el ejército de la República, al Quinto Regimiento de Zapadores le destinan a la 1ª Compañía del Cuartel General de Caballería. Así, fue pasando por diversos frentes: Teruel, Andalucía y Extremadura. En febrero del 37 es destinado al periódico «Frente Sur». En plena guerra pasa brevemente por Orihuela para casarse, el 9 de marzo de 1937, con Josefina Manresa. Pasa a ocuparse de las labores de cultura y propaganda mientras desarrolla una intensa labor literaria. Pública en numerosos periódicos y revistas, aparecen unas de sus piezas teatrales. Participa en el II Congreso de Intelectuales en defensa de la Cultura, en Madrid y en Valencia, donde conoce al poeta peruano Cesar Vallejo, uno de los mayores innovadores de la poesía universal del siglo XX, al que lo unen múltiples coincidencias personales.

En ese tiempo se edita el Romancero de la guerra civil, que contiene 35 poemas de diferentes autores reconocidos, jóvenes, milicianos y espontáneos cantores populares. Entre los que se halla Migue Hernández, junto a Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre y Vicente Aleixandre Intensamente unidos por y contra la guerra, con una fuerza expresiva de hondo calado en la moral de combatientes y civiles.

En septiembre de 1937 pasa unos días en Rusia, invitado al V Festival de Teatro Soviético. El 19 de diciembre de 1937 nace su primer hijo Manuel Ramón.

Ese mismo año se edita su libro Viento del pueblo que subtitula como Poesía de Guerra “Vientos del pueblo me llevan: Cantando espero a la muerte, / que hay ruiseñores que cantan/ encima de los fusiles / y en medio de las batallas”.

Miguel canta en medio de las batallas, un poeta que crea con el alma mientras suenan los obuses y se rompen las entrañas. Como confiesa en la dedicatoria del libro a Vicente Aleixandre: «A nosotros, que hemos nacido poetas entre todos los hombres, nos ha hecho poetas la vida junto a todos los hombres. (…) Los poetas somos viento del pueblo: nacemos para pasar soplados a través de sus poros y conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas”.

La poesía de guerra de Miguel Hernández contiene un carga de heroísmo y amargura a la vez Las circunstancias de la guerra civil lo inducen a una poesía no sólo testimonial, sino beligerante. Según José Manuel Caballero Bonald “se trata de uno de los libros más emocionantes, limpios y fervorosos que ha producido la poesía española en la primera mitad del siglo XX”.

En su viaje a Jaén en el órgano Altavoz del frente publica el poema Andaluces de Jaén, que popularizó el cantautor Paco Ibáñez. “Andaluces de Jaén/aceituneros altivos/decidme en el alma: ¿quién, quién levantó los olivos?/No los levantó la nada/ni el dinero, ni el señor/sino la tierra callada/el trabajo y el sudor”.

El hombre acecha es el segundo libro de poesía de guerra, escrito entre 1937 y 1938. Está compuesto por 19 poemas precedidos por una dedicatoria a Pablo Neruda, está atravesado por el dolor y el penar que siente el poeta orcelitano, son poemas de ira y rabia ante la derrota de los republicanos.

Dando un giro respecto a Vientos de pueblo, está escrito en varios tonos desde lo épico de: “Herido estoy, miradme: necesito más vidas/La que contengo es poca para el gran cometido/de sangre que quisiera perder por las heridas/Decid quién no fue herido/Mi vida es una herida de juventud dichosa/¡Ay de quien no está herido, de quien jamás se siente/herido por la vida, ni en la vida reposa/herido alegremente! hasta lo íntimo de Canción última: Pintada, no vacía/pintada está mi casa/del color de las grandes/pasiones y desgracias”.

Dijo Juan Ramón Jiménez, con su acritud habitual: «Los poetas no tenían convencimiento de lo que decían. Eran señoritos, imitadores de guerrilleros, y paseaban sus rifles y sus pistolas de juguete por Madrid, vestidos con monos azules muy planchados. El único poeta, joven entonces, que peleó y escribió en el campo y en la cárcel fue Miguel Hernández».

Desde el comienzo de la guerra, en Miguel se expresan el deseo de libertad para su pueblo y su odio a la violencia y la muerte, a medida que se acerca el final de la contienda, dos hechos cercanos en el tiempo lo acongoja y se reflejan en su poesía, la derrota de los republicanos y la muerte de su hijo.

Cancionero y romancero de ausencias
En enero de 1939 nació su segundo hijo, Manuel Miguel. En la primavera de 1939, ante la desbandada general del frente republicano, Hernández cruzó la frontera hacia Portugal, pero fue devuelto a las autoridades españolas por la policía del dictador portugués Oliveira de Salazar, apresado y devuelto a Madrid y en la cárcel de Torrijos hecho prisionero. En la prisión compuso la mayor parte del Cancionero y romancero de ausencias, considerado como el punto más alto de su creación literaria, escrito en trozos de papel higiénico, se publicó en Buenos Aires, Argentina, después de su muerte. Contiene entre otros, Hijo de la luz y la sombra, Tristes guerras, Menos tu vientre, Llegó con tres heridas y Nanas de la cebolla.

En prisión durante el mes de septiembre de 1939, escribe Nana a mi niño, luego retitulado Nanas de la cebolla, dedicado a su hijo Manuel Miguel, tras recibir una carta de su esposa, en la que le decía que no comía más que pan y cebolla. Según la crítica literaria Concha Zardoya estas «Nanas» es la más trágica canción de cuna de la poesía española.

“Frontera de los besos/serán mañana/cuando en la dentadura/sientas un arma/Sientas un fuego/correr dientes abajo/buscando el centro /.Vuela niño en la doble luna del pecho/Él, triste de cebolla/Tú, satisfecho/No te derrumbes/No sepas lo que pasa/ni lo que ocurre”.

Miguel modula una voz que construye en el discurso un espacio de supervivencia frente a las prácticas deshumanizadoras del sistema carcelario. Sostiene Bagué Quílez que el libro se despliega a lo largo de los cuatro ejes principales del libro: la elegía por la muerte del primer hijo, el ciclo amoroso, el examen de conciencia y la esperanza en el futuro, gracias al nacimiento del nuevo hijo.

Boca que arrastra mi boca/ boca que me has arrastrado/boca que vienes de lejos/ a iluminarme de rayos/Alba que das a mis noches/ un resplandor rojo y blanco/Boca poblada de bocas/pájaro lleno de pájaros.

En el que fue probablemente su último poema, fechado en mayo de 1941, nos dice: De aquel querer mío/¿Qué queda en el aire? /Sólo un traje frío/donde ardió la sangre.

Luego de un periplo que, como dijo con amargura, lo llevo “haciendo turismo” por las cárceles de Madrid, Ocaña, Alicante, hasta que en su indefenso organismo se declaró una tuberculosis pulmonar aguda que se extendió a ambos pulmones, a las 5.32 de la mañana del sábado 28 de marzo de 1942 falleció, en la enfermería de una prisión de Alicante. Tenía 31 años y cumplía una condena a 30 años de cárcel, tras serle conmutada la pena de muerte a la que había sido condenado por su participación como voluntario en las filas republicanas durante la Guerra Civil Española y conocido como Poeta de la Revolución. Poco antes de su prematura muerte escribió en los muros de la cárcel de Alicante: “Adiós, hermanos, camaradas y amigos. Despedidme del sol y de los trigos”. Se apagaba así la vida de uno de los mayores poetas en lengua castellana del siglo XX.

Llegó con tres heridas, la de la vida, la del amor, la de la muerte
El franquismo quiso infringir otra herida, la del olvido eterno. En la primavera de 1939 fueron destruidos los 50.000 ejemplares recién terminados del Hombre que acecha, solo se salvaron dos copias que permitieron recién en 1981 la edición completa del libro. Sus obras fueron prohibidas, y su nombre borrado por completo en la posguerra. Los poetas de la generación del 36, de la cual Miguel es considerado el iniciador, integrada entre otros por Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero y Dionisio Ridruejo y los novelistas Camilo José Cela, Carmen Laforet, Gonzalo Torrente Ballester, Jorge Campos y Miguel Delibes, fue llamada por mucho tiempo como la generación fantasma.

Joan Manuel Serrat fue para muchos jóvenes de nuestro país, quien dio a conocer a través de su música, algunos de los más bellos e intensos versos del poeta orcelitano. Paradojalmente el cantautor catalán reconoció que, como muchos de sus compatriotas, conoció a Hernández y otros poetas silenciados por la dictadura española, a través de ediciones publicadas en Argentina.

El reconocimiento mundial a su obra y la admiración por la ética y compromiso de su vida, desata el odio de la elite reaccionaria, incluso en estos días. En febrero de 2020, antes de que la pandemia confinase al mundo entero, el Ayuntamiento de Madrid encabezado por la presidenta de la comunidad Isabel Díaz Ayuso del Partido Popular, decidió resignificar el memorial de las víctimas de la guerra civil del cementerio de la Almudena. De esta manera, argumentando que no respetaba la ley de memoria histórica y de que no era imparcial, se eliminaron los 3.000 nombres de represaliados por el franquismo. Retiraron la placa que presidia el monumento en la que se leían los versos de Miguel Hernández:

“Para la libertad/Sangro, lucho, pervivo/Para la libertad/ Mis ojos y mis manos/Como un árbol carnal/ generoso y cautivo/ Doy a los cirujanos”.

Actos tan miserables como este, no podrán mellar el legado de quien «Humanamente es un ejemplo de coherencia, integridad y literariamente es un poeta necesario porque supo ocupar el espacio que en un momento de la historia casi nadie supo ocupar, fundió la poesía de compromiso con la poesía de calidad literaria». Luis Ferris.

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