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jueves, 26 de septiembre de 2013

El capital no simbólico

Belén Gopegui
Atlática XXII, número 27

Lo respetable es un concepto extraño que acaba penetrando en todos los espacios de lucha, incluso en los más alternativos y radicales. Digo extraño en la medida en que no explicita el para quién, respetable para quiénes. Un medio alternativo se encuentra con un texto cuyos argumentos parecen difícilmente rebatibles; sin embargo, están expresados de un modo brusco, sin matices, sin hermosas metáforas, de un modo, en fin, muy poco respetable. Un colectivo político organizado concibe una acción y la lleva a cabo, y la acción es poderosa y quienes la hacen se juegan la piel, pero no acaba de encajar, su estilo no es el que habríamos imaginado, sus ecos adquieren tintes gruesos, y entonces hay quien piensa que es una pena que no se haya dicho lo mismo pero de otro modo, más sutil, afinado y respetable. Y se producen los debates, y con toda honestidad se argumenta que quienes luchan, los de abajo, las de abajo, no deben renunciar al estilo, no deben permitir que la amplia cultura y el lenguaje feraz y el dominio del marketing sean patrimonio exclusivo de la clase dominante. Es razonable el argumento. Sin embargo, me gustaría contar que existe el camino y recordar que ante artículos mal escritos, poemas sonrojantes y actos sin sutileza, pocas veces hemos dicho: mirad, esos actos, esos textos, esos poemas están, a diferencia de los que a menudo aplaudimos, limpios de sangre.

Una discusión más larga atraviesa la historia de las revoluciones: la que parte de preguntarse si debemos o no renunciar a nuestra buena letra, descrita por Rafael Chirbes como el disfraz de las mentiras. ¿Debemos renegar de la alta cultura, al lenguaje cuyos significados parecen no agotarse y que por eso mismo es tan adecuado para la traición? ¿Debemos empezar de nuevo? El tema de este artículo es más leve. Trata de tener presente lo que arrastramos. Todo ese capital no simbólico que incluye viajes, lecturas, fundaciones, criterio, tiempo de reflexión, y viene con nosotros y nosotras, incluye también las formas violentas con que fue acumulado. La red ha introducido, es cierto, mayor democracia en el acceso, ahora ya no es preciso tener una biblioteca propia o una biblioteca pública cercana para poder leerlo casi todo, es un paso grande pero sabemos que no es el único. Como no es igual formarse en un país o en otro, en unas condiciones o en otras, presentar un programa político hecho en las trincheras o uno hecho en las salas de la universidad. Obremos sin paternalismo y sin compasión mal entendida. Si un texto es confuso, si tiene faltas de sintaxis, si un argumento político no está bien planteado, habrá que discutirlo y, cuando se pueda, perfeccionarlo. Pero que hacerlo no nos separe de la conciencia sobre nuestras concesiones.

El poder a menudo no necesita conspirar. Hay bibliotecas y bibliotecas, congresos y congresos, locales y locales, y prendas de vestir, gestos, formas de pronunciar, reconocimientos y subvenciones indirectas y horas. Sin explotación, sin patriarcado, sin expolio de los recursos, esa cultura con que medimos el mundo, adquirida en un tiempo que, aun sin quererlo, hemos robado, serían diferente. Y a veces nuestro apego por ella puede impedirnos ver lo que sin embargo no cesamos de buscar: un lenguaje nuevo que deberá romper tristezas, que se abrirá camino con actos y que muchas veces ya está aquí, avanzando con dificultad, con rabia, con vida, pero lo descartamos casi sin fijarnos, mientras seguimos aplaudiendo la crónica escrita con excelente vocabulario y garra de plata afilada en las joyerías del capital.

Si nuestros medios han de ser nuestros fines, quizá sea bueno recordar que sus medios son también sus fines, y al guardar sus formas, su acento, al pedir, acaso sin darnos cuenta, su aprobación, comenzamos a guardar sus contenidos, su lenguaje, sus modos de hacer. “Si dijeras lo mismo pero de otra manera, matizando, comparando, con respeto, sin maniqueísmo”, si así lo hicieras probablemente estarías diciendo algo distinto. Nos duelen esos textos que quieren, se diría, dividir, que de tan sencillos parecen toscos. Sin embargo a veces encierran el conocimiento que más necesitamos, a veces dicen cosas como que la libertad de explotar no es respetable para quienes la padecen, a veces saben, sí, esas cosas que olvidan los buenos modales.

lunes, 31 de mayo de 2010

¿Y ahora, qué?

El recorte letal de los gastos sociales supone renunciar a la idea de lo público como elemento fundamental del avance de las sociedades
Martin Gardner, el científico y escritor norteamericano que murió la semana pasada, hizo disfrutar a millones de personas en todo el mundo, atrayéndolas hacia la matemática y la ciencia a través del juego y la capacidad lógica. Fue un ídolo para muchos magos inteligentes, admiradores de sus juegos de cartas, y para centenares de miles de adolescentes a los que enseñó que para enfocar un problema matemático era muy importante dar un paso atrás y ampliar el foco de la mirada. "Pensar alrededor del problema", recomendaba a los seguidores de su columna en la revista Scientific American. Es un buen consejo que quizás deberíamos rescatar ahora, en medio de estos difíciles días.
Si ampliamos el foco de la mirada quizás apreciemos mejor que el problema que encaramos, cómo salir del endeudamiento sin cercenar el crecimiento económico, va a exigir, sin la menor duda, una serie de importantes sacrificios, que no quedará más remedio que asumir, pero que detrás de ellos puede aparecer otro tsunami, todavía escondido, y de peores consecuencias. La crisis no parece que vaya a llevarse por delante los mecanismos del sistema capitalista que han demostrado mayor peligrosidad. Todo lo más, se pretende modificar algunos de los elementos de evidente toxicidad para el correcto funcionamiento del sistema.
Lo que la crisis puede llevarse por delante, lo que, sin que se sepa cómo ni por qué, puede resultar fatalmente dañado en todo este proceso es el concepto de lo público. Ese es el paso atrás que debemos dar para comprender la naturaleza del problema y eso es en lo deberíamos fijarnos.Tony Judt, el historiador británico, está tan alarmado por esa posibilidad que dedica sus últimos días de vida (padece una cruel enfermedad degenerativa) a hacer un llamamiento para que los ciudadanos no cejen en su compromiso político con lo que ha representado la idea de la socialdemocracia. "La socialdemocracia esta hoy en día a la defensiva, pidiendo perdón. Nadie se enfrenta a los críticos que aseguran que el modelo europeo es muy caro o económicamente ineficiente", protesta. Porque nadie parece comprometido con la defensa del servicio público, nadie parece prepararse para sostener y preservar el camino andado.
"El Estado de bienestar sigue siendo popular, y en ningún lugar de Europa se predica la abolición de la sanidad publica, la educación gratuita o la necesidad de mantener transportes eficientes", recuerda Judt, y es cierto. Nadie pone en duda ante los ciudadanos esos avances sociales, pero lo cierto es que todo eso depende también, realmente, de la defensa de lo público...
Por ejemplo, "hay que repensar el papel de los Gobiernos", afirma el historiador inglés. "Si no lo hace la izquierda, otros lo harán por ella". Pero lo más importante quizás sea comprender que "el pensamiento económico de los últimos treinta años no es intrínseco a los seres humanos, sino que hubo un tiempo en el que organizábamos nuestra vida de una manera distinta", afirma Judt.
Su último libro, Ill fares the land (editado por Allen Lane, 256 páginas), ha provocado una fuerte polémica y duras críticas en la izquierda anglosajona. Quizás algunas de ellas están justificadas, pero lo que nunca se le podrá reprochar al historiador británico es que no haya empleado sus últimas fuerzas en preguntarse y en exigir que nos preguntemos ¿y ahora, qué? ¿Cuándo va a empezar el debate en la alicaída izquierda española?. Soledad Gallego en el País Domingo.
Seguir aquí.

martes, 27 de octubre de 2009

MAFALDA ARNAUTH Fadista

Esta noche anticipa en Madrid, en la sala Galileo las esencias de su quinto y más ecléctico álbum, Flor de fado.
Aquí podéis oír algunos.



Mafalda Arnauth
O Mar Fala de Ti
do álbum "Flor de Fado"
2008 MAgic Music / Universal Music Portugal
Categoría: Música

Bendito fado bendita gente.

sábado, 11 de julio de 2009

Cristina Branco y Carmen Linares en Badasom.



Cristina Branco, actuó la noche pasada en el auditorio de Badajoz y nos mostró la fuerza y el arte extraordinario de las nuevas generaciones de cantantes portuguesas que han dado una dimensión universal al Fado. El Fado, como cante de origen popular, tiene bastante parecido con el flamenco aunque este tiene una dimensión, digamos más amplia, pues abarca otros aspectos artísticos; baile, percusión, palmas y muy diversos "palos".
La noche continuó con el espectáculo de Carmen Linares, sencillamente genial. Comenzó con canciones populares recogidas por Federico García Lorca; el zorongo, zegel, romances, etc. Escuchamos interpretaciones entrañables de "Los cuatro muleros", "En el café de chinitas" o "La Luna es un pozo chico" y "Los peregrinitos", acompañada por un conjunto de flauta, violín, contrabajo, percusión (Antonio Heredia), palmeros y dos guitarras. Sonaba todo a maravillas. No sabría que destacar, pero los que más protagonismo tuvieron fueron el guitarrista Paco Cortés, (y Pedro Sierra) el violinista y el flautista.
Después vino el baile y cante más jondo. Volvió Carmen a cantarnos por tonás y seguidillas, sola con la guitarra de Paco. Finalizó con todos los artistas en un jaleo por bulerías. Fue una noche interminable.
(Si quieres escucharla en una "alegrías", que nos volvió a cantar ayer, clik en el titular)