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domingo, 19 de marzo de 2023

_- La isla que reveló la esencia del ser humano. El médico Kári Stefánsson emprendió hace un cuarto de siglo una tarea descomunal: leer el ADN de los habitantes de Islandia en busca de los secretos de la vida y las causas genéticas de las enfermedades.

_- El médico Kári Stefánsson emprendió hace un cuarto de siglo una tarea descomunal: leer el ADN de los habitantes de Islandia en busca de los secretos de la vida y las causas genéticas de las enfermedades

Hay un hombre que tiene sangre de casi todos los habitantes de su país almacenada bajo su despacho. Es Kári Stefánsson, un visionario médico islandés de 73 años que, hace un cuarto de siglo, tuvo una ambiciosa idea: utilizar su singular nación natal, una isla volcánica pegada al círculo polar ártico, como gigantesco laboratorio para desentrañar la esencia del ser humano. Más de la mitad de la población, unos 180.000 voluntarios, han acudido durante este tiempo a la llamada de Stefánsson. La empresa que fundó y dirige, deCODE, ha analizado el ADN de todos ellos, revelando miles de variantes genéticas vinculadas a enfermedades comunes, como el cáncer y el alzhéimer. Es lo que el genetista Francis Collins, exdirector de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, llama “el lenguaje de Dios”.

Stefánsson se queda pensativo, reflexionando sobre esa metáfora religiosa, mientras por la ventana entra la extraña luz del sol de Reikiavik. Tras 20 larguísimos segundos de silencio, el médico arranca a hablar. “Tengo mis dificultades con el tipo de Dios en el que cree Francis Collins. Si me encontrase hoy por la calle con ese Dios omnipotente que puede hacer cualquier cosa, probablemente le diría que es un cabrón increíble. ¿Por qué permites que haya guerras? ¿Por qué dejas que mueran niños?”, inquiere con la mirada clavada en el aire, como si realmente estuviera interpelando a un dios presente en la sala.

A unos metros bajo los pies de Stefánsson hay una inmensa cámara frigorífica, a 24 grados bajo cero, en la que brazos robóticos manejan tubitos con las muestras sanguíneas de los 180.000 generosos islandeses que han aceptado ceder su sangre y su historial médico a una empresa privada con ánimo de lucro. Los descubrimientos cosechados desde 1996 —miles de factores de riesgo de enfermedades, pero también algunas claves genéticas de la personalidad humana— se han publicado en las mejores revistas científicas del mundo.

En Reikiavik todo está cerca. A unos minutos caminando desde el despacho de Stefánsson se encuentra el Museo Nacional de Islandia. Un manuscrito milenario relata que los vikingos noruegos se asentaron en la isla a partir del año 874. Cerca de la entrada del museo, bajo una vitrina en el suelo, yace el esqueleto de uno de los primeros pobladores de la isla: un guerrero enterrado con su imponente espada y su caballo. Por los pasillos hay cuernos vikingos para beber, representaciones de criaturas fantásticas y referencias a divinidades olvidadas, como Thor y Odín, que un día atemorizaron a la humanidad y hoy solo demuestran, como dice Stefánsson, que los dioses son inventos humanos.

El genetista español Carles Lalueza, histórico colaborador de deCODE y director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, afirma medio en broma que, “por increíble que parezca, todos los islandeses son parientes, más o menos lejanos, de la cantante Björk o de sus propias parejas”. Y no exagera mucho. Unas 10.000 personas —en su mayoría hombres vikingos procedentes de lo que hoy es Noruega y mujeres raptadas en las islas británicas— se asentaron en la isla en apenas seis décadas tras el año 874. Casi todos los islandeses actuales pueden iniciar su árbol genealógico con alguno de aquellos pioneros. Stefánsson, por ejemplo, afirma que desciende de Egill Skallagrímsson, un hombre nacido en el año 910 que fue uno de los grandes poetas islandeses y también uno de los habitantes más feos de la isla, según suele bromear el médico. Esa escasa diversidad genética hace que Islandia sea un lugar ideal para buscar los errores en el ADN que producen las enfermedades humanas.

Stefánsson rumia pensamientos sobre la muerte. Uno de los últimos avances de su empresa es un método para predecir el fallecimiento de una persona en cinco años. Los investigadores hicieron un seguimiento de unos 23.000 islandeses durante 14 años, midiendo sus niveles sanguíneos de miles de proteínas. La nueva herramienta fue capaz de clasificar a personas sexagenarias y septuagenarias en función de su cercanía a la muerte. En el grupo señalado como de alto riesgo, murió el 88% de los participantes. En el de menor riesgo, solo falleció el 1%. El propio Stefánsson reconoce que esta posibilidad de predecir la muerte de una persona es “escalofriante”.

El médico recibe a EL PAÍS tras una visita a sus instalaciones organizada y pagada por Amgen, la farmacéutica estadounidense que en 2012 compró deCODE por unos 320 millones de euros. La empresa islandesa nunca supo convertir sus descubrimientos científicos en dinero y entró en bancarrota en 2009, el año en que todo el país nórdico se hundía en una crisis económica que acabó con decenas de banqueros corruptos condenados a prisión. Stefánsson es un empresario peculiar y controvertido. Habla más de poesía que de negocios. Defiende que un buen científico debe leer al menos medio centenar de novelas al año. “El idioma es la herramienta con la que piensas. Y para poder pensar cosas nuevas necesitas dominar el lenguaje. Tienes que ser un acróbata de las palabras”, argumenta.

Stefánsson cuenta sin rodeos que está muy triste y deprimido. Hace medio año falleció su esposa, con la que convivió 53 años. Todavía está “aprendiendo a vivir sin ella”. El médico, que suele pasar sus vacaciones en España y es un enamorado de poetas como Antonio Machado y Octavio Paz, escribe versos para intentar deshacerse del dolor. Él mismo se hace una pregunta, quizá la más importante de todas, en voz alta: “¿Qué es la vida?”. Y ofrece una respuesta sin lirismo: “La vida son todos los sistemas que se ensamblan a sí mismos, contienen ADN, permiten que ese ADN se copie y facilitan que, sobre la base de esas copias, se formen otros sistemas autoensamblables del mismo tipo”.

A juicio de Stefánsson, eso es todo. El ADN —la molécula con las instrucciones para formar un ser humano a partir de un óvulo fecundado— solo quiere multiplicarse. Es una receta escrita con carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y fósforo, al mando de cada célula humana. “Está claro que el ADN no existe para prestar servicio a los seres vivos. Los seres vivos existen para servir al ADN. La preservación del ADN es el propósito de la vida”, explica con una sonrisa amarga. “No es muy romántico, pero no hay Dios. Y es una pena, porque sería útil tener uno”, añade con sorna.

Stefánsson recuerda un poema que escribió un día de 1996, cuando se replanteó el sentido de la vida tras el nacimiento de la oveja Dolly, el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta de otro animal. “Encuentro, perdida en el resplandor de un día soleado, la felicidad de un hombre infeliz, afortunado por ser solamente una única copia de sí mismo. Todo lo demás apesta”, recita con entonación y gestos.

La producción científica de Stefánsson es inabarcable. Ha firmado el 5% de todos los estudios publicados en la revista especializada Nature Genetics en poco más de una década. Sin embargo, la esencia humana es más compleja de lo que imaginó cuando fundó deCODE. En 2003, Stefánsson proclamó que esperaba desarrollar “al menos 10” fármacos a partir de sus descubrimientos de variantes genéticas asociadas a enfermedades. Todavía no existen. “Hay cosas en desarrollo que, espero, llegarán al mercado tarde o temprano”, afirma el médico.

El desafío es descomunal. La comunidad científica sabe desde la década de 1980 que determinadas mutaciones en el ADN, en un gen llamado KRAS, inician el cáncer en millones de personas. Sin embargo, el primer fármaco inhibidor de KRAS llegó a los hospitales el año pasado. El sotorasib, desarrollado por Amgen, inhibe una mutación específica, denominada KRAS G12C, que está implicada en el 13% de los casos de cáncer de pulmón no microcítico, el tumor pulmonar más habitual. El bioquímico Ray Deshaies, vicepresidente científico de Amgen, habló con sinceridad en una rueda de prensa en Reikiavik con motivo de los 25 años de su filial islandesa. “[El retraso de más de tres décadas] no ha sido porque no supiéramos lo que queríamos hacer, que era inhibir KRAS, sino porque no teníamos ni idea de cómo hacerlo”, reconoció.

Stefánsson estira los brazos sobre la mesa. “Es más fácil llevar a un ser humano a la Luna que hacer un fármaco realmente bueno”, reflexiona. “Y, sin embargo, la industria lo consigue”, subraya. El médico recuerda el caso del sida, provocado por un virus que se detectó en 1983 y desde entonces ha matado a más de 36 millones de personas, pero que ya es controlable con una simple pastilla al día. “Eso es excelente, hay que admitirlo. Aunque la industria farmacéutica sea un poco irritante, al menos destaca”, zanja.
La estadounidense Amgen es una de las 15 mayores farmacéuticas del mundo, con un beneficio de unos 7.000 millones de euros el año pasado. Su política de precios ha sido muy polémica en los últimos años. Su fármaco blinatumomab, contra un tipo muy agresivo de leucemia, salió al mercado en Estados Unidos en 2014 por unos 145.000 euros por paciente, convirtiéndose en uno de los medicamentos contra el cáncer más caros del mundo.

El biólogo Robert Bradway, director ejecutivo de Amgen, afirmó en una conferencia en Reikiavik que ni siquiera uno de cada 10 de sus fármacos experimentales, que parecen prometedores en animales, funciona en los ensayos en humanos. “Los ratones son maravillosos. El problema es que son y siempre serán ratones. Y los ratones no son buenísimos para predecir qué pasará en los humanos. Lo que cure la obesidad en ratones puede que no funcione en las personas”, lamentó Bradway. La mayor parte de las variantes genéticas descubiertas por deCODE solo aumentan ligeramente el riesgo de padecer una enfermedad —hay unas 3.000 asociadas a la obesidad—, pero algunas de esas mutaciones pueden desvelar el mecanismo de una patología. Por eso Amgen decidió comprar la empresa islandesa en 2012.

Bradway repite un dato habitual en la industria farmacéutica: engendrar un fármaco requiere unos 15 años y 2.300 millones de euros. Son cifras muy discutidas por algunas organizaciones, como la suiza Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas, que ha invertido solo 55 millones de euros para desarrollar un fármaco eficaz contra la enfermedad del sueño. El director ejecutivo de Amgen ganó en 2021 más de 20 millones de euros, 166 veces más que el trabajador medio de su empresa, según la información pública de la propia compañía.

Kári Stefánsson admite los claroscuros. “Es evidente que existe un cierto conflicto entre el interés público y el de las empresas privadas con ánimo de lucro que se dedican a desarrollar fármacos. Sin embargo, hay muchos más intereses comunes de lo que se cree”, opina. El médico recuerda que, semanas antes de que la covid obligara a la humanidad a esconderse en sus casas, llamó a la dirección de Amgen para pedir que le dejaran las manos libres para dedicarse a investigar el nuevo coronavirus. “Hazlo, por el amor de Dios”, le respondieron. Sus datos mostraron muy pronto que la mitad de las personas infectadas eran asintomáticas y que los niños apenas enfermaban. Islandia resistió mucho mejor que otros países la terrorífica primera ola de la covid.

El médico islandés, sin embargo, tiene sonoros enemigos. El experto en bioética Henry Greely, director del Centro para el Derecho de las Ciencias de la Vida de la Universidad de Stanford (EE UU), ha cargado públicamente contra la personalidad “desagradable” de Kári Stefánsson y lo ha acusado de aprovecharse de los islandeses sin compartir con ellos sus ganancias. La economista islandesa Svala Gudmundsdottir, en cambio, ha alabado la “conocida generosidad” del fundador de deCODE, por donar caros equipamientos médicos al hospital universitario de Reikiavik y por hacer test masivos de covid a la población sin cobrar un euro.

La empresa islandesa tiene el ADN de familias enteras de la isla. El análisis de estos datos ha revelado sorprendentes claves de la personalidad humana. Stefánsson habla de la “crianza genética”: los genes de los padres, incluidos los que no se transmiten al hijo, marcan el destino de esa persona. Esos genes que tú no tienes influyen en tus notas escolares, en la edad a la que tienes tu primer hijo, en tus niveles de colesterol y en el número de cigarrillos que fumas. “Creo que la libertad está limitadísima en nuestro libre albedrío. Estás genéticamente programado para querer ciertas cosas y para no querer otras”, sentencia Stefánsson. “El libre albedrío es una ilusión”.

Uno de los mejores jugadores de ajedrez de la historia, el estadounidense Bobby Fischer, se mudó a Islandia en 2005 huyendo de las autoridades de su país, que lo perseguían con saña por violar las sanciones contra Yugoslavia al participar en un torneo amistoso en 1992. La fuga a la isla nórdica no fue casual. Fischer era allí un ídolo desde que en 1972 derrotara en el campeonato del mundo de Reikiavik al genio soviético Boris Spassky, en plena Guerra Fría entre Estados Unidos y la URSS. El duelo se vivió en todo el planeta como si fuera una auténtica batalla con bombas atómicas sobre un tablero ajedrezado. Al regresar a Islandia más de tres décadas después, ya enfermo y cerca de la muerte, Bobby Fischer se hizo amigo de Kári Stefánsson.

El gran maestro estadounidense, de 62 años, había perdido por entonces la cabeza, víctima de “una especie de psicosis paranoica”, según recuerda el islandés, y de una obsesión contra los judíos, los negros y las mujeres. Los dos nuevos amigos paseaban por Reikiavik manteniendo, pese a todo, conversaciones que de vez en cuando eran “maravillosas”. El documental islandés Yo y Bobby Fischer (Fridrik Gudmundsson, 2010) muestra algunas de aquellas charlas memorables. En una de ellas, a bordo de un coche en marcha, el ajedrecista arremete contra la investigación genética y la compara con el trabajo de los físicos que hicieron posible la bomba atómica. La discusión, una auténtica clase de filosofía, acabó a gritos, pese a que Stefánsson empezó conciliador.

—Lo que hacemos en mi empresa es, simplemente, intentar descubrir de qué trata la vida, no la manipulamos de ninguna manera.

—Igual que los científicos estaban intentando descubrir de qué trata el átomo y mira a qué ha conducido.

—Ha conducido a un conocimiento más profundo de…

—¡Ha llevado a acumular bombas de hidrógeno!

—Eso no es una consecuencia.

—Sí lo es.

—Es una consecuencia de que hay gente estúpida que se aprovechó de manera malvada. No puedes…

—El…

—¡Escúchame! Si intentas prohibir el descubrimiento de nuevos conocimientos, estarás empezando a controlar el mundo con consecuencias impredecibles. ¡No sabes en qué consisten esos conocimientos hasta que los descubres! ¿Cómo vas a controlar lo que podemos descubrir?

Stefánsson rememora ahora aquellas discusiones. Desde la muerte de Bobby Fischer, en 2008, deCODE ha seguido iluminando los entresijos genéticos del ser humano, gracias a los 180.000 voluntarios de Islandia y a otros dos millones de personas que se han sumado desde otras partes del mundo. Otros países, como el Reino Unido, también se han lanzado ahora a intentar leer de manera masiva el ADN de sus ciudadanos. “El conocimiento en sí mismo nunca es maligno”, insiste Stefánsson. Tras un cuarto de siglo descubriendo diferencias genéticas entre los seres humanos, el médico islandés se queda con una lección aprendida en su remota isla volcánica: “Tenemos que recordar que somos una única especie. Lo que nos separa es mucho menos que lo que nos une. No debemos utilizar la diversidad para discriminarnos unos a otros. Deberíamos celebrar la diversidad humana”.

domingo, 15 de octubre de 2017

Islandia sabe cómo acabar con las drogas entre adolescentes, pero el resto del mundo no escucha. En los últimos 20 años, Islandia ha reducido radicalmente el consumo de tabaco, drogas y bebidas alcohólicas entre los jóvenes. ¿Cómo lo ha conseguido y por qué otros países no siguen su ejemplo?

Falta poco para las tres de una soleada tarde de viernes, y el parque Laugardalur, cerca del centro de Reikiavik, se encuentra prácticamente desierto. Pasa algún que otro adulto empujando un carrito de bebé, pero si los jardines están rodeados de bloques de pisos y casas unifamiliares, y los críos ya han salido del colegio, ¿dónde están los niños?

En mi paseo me acompañan Gudberg Jónsson, un psicólogo islandés, y Harvey Milkman, catedrático de Psicología estadounidense que da clases en la Universidad de Reikiavik durante una parte del curso. Hace 20 años, cuenta Gudberg, los adolescentes islandeses eran de los más bebedores de Europa. “El viernes por la noche no podías caminar por las calles del centro de Reikiavik porque no te sentías seguro”, añade Milkman. “Había una multitud de adolescentes emborrachándose a la vista de todos”.

Nos acercamos a un gran edificio. “Y aquí tenemos la pista de patinaje cubierta”, dice Gudberg.
Hace un par de minutos hemos pasado por dos salas dedicadas al bádminton y al pimpón. En el parque hay también una pista de atletismo, una piscina con calefacción geotérmica y, por fin, un grupo de niños a la vista jugando con entusiasmo al fútbol en un campo artificial.

En este momento no hay jóvenes pasando la tarde en el parque, explica Gudberg, porque se encuentran en las instalaciones asistiendo a clases extraescolares o en clubs de música, danza o arte. También puede ser que hayan salido con sus padres.

Actualmente, Islandia ocupa el primer puesto de la clasificación europea en cuanto a adolescentes con un estilo de vida saludable. El porcentaje de chicos de entre 15 y 16 años que habían cogido una borrachera el mes anterior se desplomó del 42% en 1998 al 5% en 2016. El porcentaje de los que habían consumido cannabis alguna vez ha pasado del 17 al 7%, y el de fumadores diarios de cigarrillos ha caído del 23% a tan solo el 3%.

El país ha conseguido cambiar la tendencia por una vía al mismo tiempo radical y empírica, pero se ha basado en gran medida en lo que se podría denominar “sentido común forzoso”. “Es el estudio más extraordinariamente intenso y profundo sobre el estrés en la vida de los adolescentes que he visto nunca”, elogia Milkman. “Estoy muy impresionado de lo bien que funciona”.

Si se adoptase en otros países, sostiene, el modelo islandés podría ser beneficioso para el bienestar psicológico y físico general de millones de jóvenes, por no hablar de las arcas de los organismos sanitarios o de la sociedad en su conjunto. Un argumento nada desdeñable.

“Estuve en el ojo del huracán de la revolución de las drogas”, cuenta Milkman mientras tomamos un té en su apartamento de Reikiavik. A principios de la década de 1970, cuando trabajaba como residente en el Hospital Psiquiátrico Bellevue de Nueva York, “el LSD ya estaba de moda, y mucha gente fumaba marihuana. Había un gran interés en por qué la gente tomaba determinadas drogas”.

La tesis doctoral de Milkman concluía que las personas elegían la heroína o las anfetaminas dependiendo de cómo quisiesen lidiar con el estrés. Los consumidores de heroína preferían insensibilizarse, mientras que los que tomaban anfetaminas preferían enfrentarse a él activamente. Cuando su trabajo se publicó, Milkman entró a formar parte de un grupo de investigadores reclutados por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos para que respondiesen a preguntas como por qué empieza la gente a consumir drogas, por qué sigue haciéndolo, cuándo alcanza el umbral del abuso, cuándo deja de consumirlas y cuándo recae.

“Cualquier chaval de la facultad podría responder a la pregunta de por qué se empieza, y es que las drogas son fáciles de conseguir y a los jóvenes les gusta el riesgo. También está el aislamiento, y quizá algo de depresión”, señala. “Pero, ¿por qué siguen consumiendo? Así que pasé a la pregunta sobre el umbral del abuso y se hizo la luz. Entonces viví mi propia versión del “¡eureka!”. Los chicos podían estar al borde de la adicción incluso antes de tomar la droga, porque la adicción estaba en la manera en que se enfrentaban a sus problemas”.

En la Universidad Estatal Metropolitana de Denver, Milkman fue fundamental para el desarrollo de la idea de que el origen de las adicciones estaba en la química cerebral. Los menores “combativos” buscaban “subidones”, y podían obtenerlos robando tapacubos, radios, y más adelante, coches, o mediante las drogas estimulantes. Por supuesto, el alcohol también altera la química cerebral. Es un sedante, pero lo primero que seda es el control del cerebro, lo cual puede suprimir las inhibiciones y, a dosis limitadas, reducir la ansiedad.

“La gente puede volverse adicta a la bebida, a los coches, al dinero, al sexo, a las calorías, a la cocaína… a cualquier cosa”, asegura Milkman. “La idea de la adicción comportamental se convirtió en nuestro distintivo”.

De esta idea nació otra. “¿Por qué no organizar un movimiento social basado en la embriaguez natural, en que la gente se coloque con la química de su cerebro –porque me parece evidente que la gente quiere cambiar su estado de conciencia– sin los efectos perjudiciales de las drogas?”

En 1992, su equipo de Denver había obtenido una subvención de 1,2 millones de dólares del Gobierno para crear el Proyecto Autodescubrimiento, que ofrecía a los adolescentes maneras naturales de embriagarse alternativas a los estupefacientes y el delito. Solicitaron a los profesores, así como a las enfermeras y los terapeutas de los centros escolares, que les enviasen alumnos, e incluyeron en el estudio a niños de 14 años que no pensaban que necesitasen tratamiento, pero que tenían problemas con las drogas o con delitos menores.

“No les dijimos que venían a una terapia, sino que les íbamos a enseñar algo que quisiesen aprender: música, danza, hip hop, arte o artes marciales”. La idea era que las diferentes clases pudiesen provocar una serie de alteraciones en su química cerebral y les proporcionasen lo que necesitaban para enfrentarse mejor a la vida. Mientras que algunos quizá deseasen una experiencia que les ayudase a reducir la ansiedad, otros podían estar en busca de emociones fuertes.

Al mismo tiempo, los participantes recibieron formación en capacidades para la vida, centrada en mejorar sus ideas sobre sí mismos y sobre su existencia, y su manera de interactuar con los demás. “El principio básico era que la educación sobre las drogas no funciona porque nadie le hace caso. Necesitamos capacidades básicas para llevar a la práctica esa información”, afirma Milkman. Les dijeron a los niños que el programa duraría tres meses. Algunos se quedaron cinco años.

En 1991, Milkman fue invitado a Islandia para hablar de su trabajo, de sus descubrimientos y de sus ideas. Se convirtió en asesor del primer centro residencial de tratamiento de drogadicciones para adolescentes del país, situado en la ciudad de Tindar. “Se diseñó a partir de la idea de ofrecer a los chicos cosas mejores que hacer”, explica. Allí conoció a Gudberg, que por entonces estudiaba Psicología y trabajaba como voluntario. Desde entonces son íntimos amigos.

Al principio, Milkman viajaba con regularidad a Islandia y daba conferencias. Estas charlas y el centro de Tindar atrajeron la atención de una joven investigadora de la Universidad de Islandia llamada Inga Dóra Sigfúsdóttir. La científica se preguntaba qué pasaría si se pudiesen utilizar alternativas sanas a las drogas y el alcohol dentro de un programa que no estuviese dirigido a tratar a niños con problemas, sino, sobre todo, a conseguir que los jóvenes dejasen de beber o de consumir drogas.

¿Has probado el alcohol alguna vez? Si es así, ¿cuándo fue la última vez que bebiste? ¿Te has emborrachado en alguna ocasión? ¿Has probado el tabaco? Si lo has hecho, ¿cuánto fumas? ¿Cuánto tiempo pasas con tus padres? ¿Tienes una relación estrecha con ellos? ¿En qué clase de actividades participas?

En 1992, los chicos y chicas de 14, 15 y 16 años de todos los centros de enseñanza de Islandia rellenaron un cuestionario con esta clase de preguntas. El proceso se repitió en 1995 y 1997.

Los resultados de la encuesta fueron alarmantes. A escala nacional, casi el 25% fumaba a diario, y más del 40% se había emborrachado el mes anterior. Pero cuando el equipo buceó a fondo en los datos, identificó con precisión qué centros tenían más problemas y cuáles menos. Su análisis puso de manifiesto claras diferencias entre las vidas de los niños que bebían, fumaban y consumían otras drogas, y las de los que no lo hacían. También reveló que había unos cuantos factores con un efecto decididamente protector: la participación, tres o cuatro veces a la semana, en actividades organizadas –en particular, deportivas–; el tiempo que pasaban con sus padres entre semana; la sensación de que en el instituto se preocupaban por ellos, y no salir por la noche.

“En aquella época había habido toda clase de iniciativas y programas para la prevención del consumo de drogas”, cuenta Inga Dóra, que fue investigadora ayudante en las encuestas. “La mayoría se basaban en la educación”. Se alertaba a los chicos de los peligros de la bebida y las drogas, pero, como Milkman había observado en Estados Unidos, los programas no daban resultado. “Queríamos proponer un enfoque diferente”.

El alcalde de Reikiavik también estaba interesado en probar algo nuevo, y muchos padres compartían su interés, añade Jón Sigfússon, compañero y hermano de Inga Dóra. Por aquel entonces, las hijas de Jón eran pequeñas, y él entró a formar parte del nuevo Centro Islandés de Investigación y Análisis social de Sigfúsdóttir en 1999, año de su fundación. “Las cosas estaban mal”, recuerda. “Era evidente que había que hacer algo”.

Utilizando los datos de la encuesta y los conocimientos fruto de diversos estudios, entre ellos el de Milkman, se introdujo poco a poco un nuevo plan nacional. Recibió el nombre de Juventud en Islandia.

1. Las leyes cambiaron.
1.1. Se penalizó la compra de tabaco por menores de 18 años y la de alcohol por menores de 20, y
1.2. Se prohibió la publicidad de ambas sustancias.
1.3. Se reforzaron los vínculos entre los padres y los centros de enseñanza mediante organizaciones de madres y padres que se debían crear por ley en todos los centros junto con consejos escolares con representación de los padres.
1.4. Se instó a estos últimos a asistir a las charlas sobre la importancia de pasar mucho tiempo con sus hijos en lugar de dedicarles “tiempo de calidad” esporádicamente, así como a
1.5. Hablar con ellos de sus vidas, conocer a sus amistades, y
1.6. A que se quedasen en casa por la noche.

Asimismo, se
1.7. Aprobó una ley que prohibía que los adolescentes de entre 13 y 16 años saliesen más tarde de las 10 en invierno y de medianoche en verano. La norma sigue vigente en la actualidad.

Casa y Escuela, el organismo nacional que agrupa a las organizaciones de madres y padres, estableció acuerdos que los padres tenían que firmar. El contenido varía dependiendo del grupo de edad, y cada organización puede decidir qué quiere incluir en ellos. Para los chicos de 13 años en adelante, los padres pueden comprometerse a cumplir todas las recomendaciones y, por ejemplo,

1.8. A no permitir que sus hijos celebren fiestas sin supervisión, a no comprar bebidas alcohólicas a los menores de edad, y a estar atentos al bienestar de sus hijos.

Estos acuerdos sensibilizan a los padres, pero también ayudan a reforzar su autoridad en casa, sostiene Hrefna Sigurjónsdóttir, directora de Casa y Escuela. “Así les resulta más difícil utilizar la vieja excusa de que a los demás les dejan hacerlo”.

1.9. Se aumentó la financiación estatal de los clubes deportivos, musicales, artísticos, de danza y de otras actividades organizadas con el fin de ofrecer a los chicos otras maneras de sentirse parte de un grupo y de encontrarse a gusto que no fuesen consumiendo alcohol y drogas, y los
1.10. Hijos de familias con menos ingresos recibieron ayuda para participar en ellas. Por ejemplo, en Reikiavik, donde vive una tercera parte de la población del país, una Tarjeta de Ocio facilita 35.000 coronas (250 libras esterlinas) anuales por hijo para pagar las actividades recreativas.

Un factor decisivo es que las encuestas han continuado. Cada año, casi todos los niños islandeses las rellenan. Esto significa que siempre se dispone de datos actualizados y fiables.

Entre 1997 y 2012, el porcentaje de adolescentes de 15 y 16 años que declaraban que los fines de semana pasaban tiempo con sus padres a menudo o casi siempre se duplicó ­–pasó del 23 al 46%–, y el de los que participaban en actividades deportivas organizadas al menos cuatro veces por semana subió del 24 al 42%. Al mismo tiempo, el consumo de cigarrillos, bebidas alcohólicas y cannabis en ese mismo grupo de edad cayó en picado.

“Aunque no podemos presentarlo como una relación causal –lo cual es un buen ejemplo de por qué a veces es difícil vender a los científicos los métodos de prevención primaria– la tendencia es muy clara”, observa Kristjánsson, que trabajó con los datos y actualmente forma parte de la Escuela Universitaria de Salud Pública de Virginia Occidental, en Estados Unidos. Los factores de protección han aumentado y los de riesgo han disminuido, y también el consumo de estupefacientes. Además, en Islandia lo han hecho de manera más coherente que en ningún otro país de Europa”.

El caso europeo
Jón Sigfússon se disculpa por llegar un par de minutos tarde. “Estaba con una llamada de crisis”. Prefiere no precisar dónde, pero era una de las ciudades repartidas por todo el mundo que han adoptado parcialmente las ideas de Juventud en Islandia.

Juventud en Europa, dirigida por Jón, nació en 2006 tras la presentación de los ya entonces extraordinarios datos de Islandia a una de las reuniones de Ciudades Europeas contra las Drogas, y, recuerda Sigfússon, “la gente nos preguntaba cómo lo conseguíamos”.

La participación en Juventud en Europa se hace a iniciativa de los Gobiernos nacionales, sino que corresponde a las instancias municipales. El primer año acudieron ocho municipios. A día de hoy participan 35 de 17 países, y comprenden desde zonas en las que interviene tan solo un puñado de escuelas, hasta Tarragona, en España, donde hay 4.200 adolescentes de 15 años involucrados. El método es siempre igual. Jón y su equipo hablan con las autoridades locales y diseñan un cuestionario con las mismas preguntas fundamentales que se utilizan en Islandia más unas cuantas adaptadas al sitio concreto. Por ejemplo, últimamente en algunos lugares se ha presentado un grave problema con las apuestas por Internet, y las autoridades locales quieren saber si está relacionado con otros comportamientos de riesgo.

A los dos meses de que el cuestionario se devuelva a Islandia, el equipo ya manda un informe preliminar con los resultados, además de información comparándolos con los de otras zonas participantes. “Siempre decimos que, igual que la verdura, la información tiene que ser fresca”, bromea Jón. “Si le entregas los resultados al cabo de un año, la gente te dirá que ha pasado mucho tiempo y que puede que las cosas hayan cambiado”. Además, tiene que ser local para que los centros de enseñanza, los padres y las autoridades puedan saber con exactitud qué problemas existen en qué zonas.

El equipo ha analizado 99.000 cuestionarios de sitios tan alejados entre sí como las islas Feroe, Malta y Rumanía, así como Corea del Sur y, muy recientemente, Nairobi y Guinea-Bissau. En líneas generales, los resultados muestran que, en lo que se refiere al consumo de sustancias tóxicas entre los adolescentes, los mismos factores de protección y de riesgo identificados en Islandia son válidos en todas partes. Hay algunas diferencias. En un lugar (un país “del Báltico”), la participación en deportes organizados resultó ser un factor de riesgo. Una investigación más profunda reveló que la causa era que los clubes estaba dirigidos por jóvenes ex-militares aficionados a las sustancias para aumentar la musculatura, así como a beber y a fumar. En este caso, pues, se trataba de un problema concreto, inmediato y local que había que resolver.

Aunque Jón y su equipo ofrecen asesoramiento e información sobre las iniciativas que han dado buenos resultados en Islandia, es cada comunidad la que decide qué hacer a la luz de sus resultados. A veces no hacen nada. Un país predominantemente musulmán, que el investigador prefiere no identificar, rechazó los datos porque revelaban un desagradable nivel de consumo de alcohol. En otras ciudades –como en la que dio lugar a la “llamada de crisis” de Jón– están abiertos a los datos y tienen dinero, pero Sigfússon ha observado que puede ser mucho más difícil asegurarse y mantener la financiación para las estrategias de prevención sanitaria que para los tratamientos.

Ningún otro país ha hecho cambios de tan amplio alcance como Islandia. A la pregunta de si alguno ha seguido el ejemplo de la legislación para impedir que los adolescentes salgan de noche, Jón sonríe: “Hasta Suecia se ríe y lo llama toque de queda infantil”.

A lo largo de los últimos 20 años, las tasas de consumo de alcohol y drogas entre los adolescentes han mejorado en términos generales, aunque en ningún sitio tan radicalmente como en Islandia, y las causas de los avances no siempre tienen que ver con las estrategias de fomento del bienestar de los jóvenes. En Reino Unido, por ejemplo, el hecho de que pasen más tiempo en casa relacionándose por Internet en vez de cara a cara podría ser uno de los principales motivos de la disminución del consumo de alcohol.

Sin embargo, Kaunas, en Lituania, es un ejemplo de lo que se puede conseguir por medio de la intervención activa. Desde 2006, la ciudad ha distribuido los cuestionarios en cinco ocasiones, y las escuelas, los padres, las organizaciones sanitarias, las iglesias, la policía y los servicios sociales han aunado esfuerzos para intentar mejorar la calidad de vida de los chicos y frenar el consumo de sustancias tóxicas. Por ejemplo, los padres reciben entre ocho y nueve sesiones gratuitas de orientación parental al año, y un programa nuevo facilita financiación adicional a las instituciones públicas y a las ONG que trabajan en la mejora de la salud mental y la gestión del estrés. En 2015, la ciudad empezó a ofrecer actividades deportivas gratuitas los lunes, miércoles y viernes, y planea poner en marcha un servicio de transporte también gratuito para las familias con bajos ingresos con el fin de contribuir a que los niños que no viven cerca de las instalaciones puedan acudir.

Entre 2006 y 2014, el número de jóvenes de Kaunas de entre 15 y 16 años que declararon que se habían emborrachado en los 30 días anteriores descendió alrededor de una cuarta parte, y el de los que fumaban a diario lo hizo en más de un 30%.

Por ahora, la participación en Juventud en Europa no es sistemática, y el equipo de Islandia es pequeño. A Jón le gustaría que existiese un organismo centralizado con sus propios fondos específicos para centrarse en la expansión de la iniciativa. “Aunque llevemos 10 años dedicados a ello, no es nuestra ocupación principal a tiempo completo. Nos gustaría que alguien lo imitase y lo mantuviese en toda Europa”, afirma. “¿Y por qué quedarnos en Europa?”

El valor del deporte
Después de nuestro paseo por el parque Laugardalur, Gudberg Jónsson nos invita a volver a su casa. Fuera, en el jardín, sus dos hijos mayores –Jón Konrád, de 21 años, y Birgir Ísar, de 15–, me hablan del alcohol y el tabaco. Jón bebe alcohol, pero Birigr dice que no conoce a nadie en su instituto que beba ni fume. También hablamos de los entrenamientos de fútbol. Birgir se entrena cinco o seis veces por semana; Jón, que estudia el primer curso de un grado en administración de empresas en la Universidad de Islandia, practica cinco veces. Los dos empezaron a jugar al fútbol como actividad extraescolar cuando tenían seis años.

“Tenemos muchos instrumentos en casa”, me cuenta luego su padre. “Hemos intentado que se aficionen a la música. Antes teníamos un caballo. A mi mujer le encanta montar, pero no funcionó. Al final eligieron el fútbol”.

¿Alguna vez les pareció que era demasiado? ¿Hubo que presionarlos para que entrenasen cuando habrían preferido hacer otra cosa? “No, nos divertía jugar al fútbol”, responde Birgir. Jón añade: “Lo probamos y nos acostumbramos, así que seguimos haciéndolo”.

Y esto no es lo único. Si bien Gudberg y su mujer Thórunn no planifican conscientemente un determinado número de horas semanales con sus tres hijos, intentan llevarlos con regularidad al cine, al teatro, a un restaurante, a hacer senderismo, a pescar y, cada septiembre, cuando en Islandia las ovejas bajan de las tierras altas, hasta a excursiones de pastoreo en familia.

Puede que Jón y Birgir sean más aficionados al fútbol de lo normal, y también que tengan más talento (a Jón le han ofrecido una beca de fútbol para la Universidad Metropolitana del Estado de Denver, y pocas semanas después de nuestro encuentro, eligieron a Birgir para jugar en la selección nacional sub-17), pero, ¿podría ser que un aumento significativo del porcentaje de chavales que participan en actividades deportivas organizadas cuatro veces por semana o más tuviese otras ventajas, además de que los chicos crezcan más sanos?

¿Puede que tenga que ver, por ejemplo, con la aplastante derrota de Inglaterra por parte de Islandia en la Eurocopa de 2016? Cuando le preguntamos, Inga Dóra Sigfúsdóttir, que fue votada Mujer del Año de Islandia 2016, responde con una sonrisa: “También están los éxitos en la música, como Of Monsters and Men [un grupo independiente de folk-pop de Reikiavik]. Son gente joven a la que se ha animado a hacer actividades organizadas. Algunas personas me han dado las gracias”, reconoce con un guiño.

En los demás países, las ciudades que se han unido a Juventud en Europa informan de otros resultados beneficiosos. Por ejemplo, en Bucarest, la tasa de suicidios de adolescentes ha descendido junto con el consumo de drogas y alcohol. En Kaunas, el número de menores que cometen delitos se redujo en un tercio entre 2014 y 2015.

Como señala Inga Dóra, “los estudios nos enseñaron que teníamos que crear unas circunstancias en las cuales los menores de edad pudiesen llevar una vida saludable y no necesitasen consumir drogas porque la vida es divertida, los chicos tienen muchas cosas que hacer y cuentan con el apoyo de unos padres que pasan tiempo con ellos”.

En definitiva, los mensajes –aunque no necesariamente los métodos– son sencillos. Y cuando ve los resultados, Harvey Milkman piensa en Estados Unidos, su país. ¿Funcionaría allí también el modelo Juventud en Islandia?

¿Y Estados Unidos?
Trescientos veinticinco millones de habitantes frente a 330.000. Treinta y tres mil bandas en vez de prácticamente ninguna. Alrededor de 1,3 millones de jóvenes sin techo frente a un puñado.

Está claro que en Estados Unidos hay dificultades que en Islandia no existen, pero los datos de otras partes de Europa, incluidas ciudades como Bucarest, con graves problemas sociales y una pobreza relativa, muestran que el modelo islandés puede funcionar en culturas muy diferentes, sostiene Milkman. Y en Estados Unidos se necesita con urgencia. El consumo de alcohol en menores de edad representa el 11% del total consumido en el país, y los excesos con el alcohol provocan más de 4.300 muertes anuales entre los menores de 21 años.

Sin embargo, es difícil que en el país se ponga en marcha un programa nacional en la línea de Juventud en Islandia. Uno de los principales obstáculos es que, mientras que en este último existe un compromiso a largo plazo con el proyecto nacional, en Estados Unidos los programas de salud comunitarios suelen financiarse con subvenciones de corta duración.

Milkman ha aprendido por propia experiencia que aun cuando reciben el reconocimiento general, los mejores programas para jóvenes no siempre se amplían, o como mínimo, se mantienen. “Con el Proyecto Autodescubrimiento parecía que teníamos el mejor programa del mundo”, recuerda. “Me invitaron dos veces a la Casa Blanca; el proyecto ganó premios nacionales. Pensaba que lo reproducirían en todos los pueblos y ciudades, pero no fue así”.

Cree que la razón es que no se puede recetar un modelo genérico a todas las comunidades porque no todas tienen los mismos recursos. Cualquier iniciativa dirigida a dar a los adolescentes estadounidenses las mismas oportunidades de participar en la clase de actividades habituales en Islandia y ayudarlos así a apartarse del alcohol y otras drogas, tendrá que basarse en lo que ya existe. “Dependes de los recursos de la comunidad”, reconoce.

Su compañero Álfgeir Kristjánsson está introduciendo las ideas islandesas en Virginia Occidental. Algunos colegios e institutos del estado ya están repartiendo encuestas a los alumnos, y un coordinador comunitario ayudará a informar de los resultados a los padres y a cualquiera que pueda emplearlos para ayudar a los chicos. No obstante, admite que probablemente será difícil obtener los mismos resultados que en Islandia.

Se reforzaron los vínculos entre los padres y los centros de enseñanza mediante organizaciones de madres y padres que se debían crear por ley en todos los centros junto con consejos escolares con representación de los padres. Se instó a estos últimos a asistir a las charlas sobre la importancia de pasar mucho tiempo con sus hijos en lugar de dedicarles “tiempo de calidad” esporádicamente

La visión a corto plazo también es un obstáculo para la eficacia de las estrategias de prevención en Reino Unido, advierte Michael O’Toole, director ejecutivo de Mentor, una organización sin ánimo de lucro dedicada a reducir el consumo de drogas y alcohol entre los niños y los jóvenes. Aquí tampoco existe un programa de prevención del alcoholismo y la toxicomanía coordinado a escala nacional. En general, el asunto se deja en manos de las autoridades locales o de los centros de enseñanza, lo cual suele suponer que a los chicos solamente se les da información sobre los peligros de las drogas y el alcohol, una estrategia que O’Toole coincide en reconocer que está demostrado que no funciona.

El director de Mentor es un firme defensor del protagonismo que el modelo islandés concede a la cooperación entre los padres, las escuelas y la comunidad para ayudar a dar apoyo a los adolescentes, y a la implicación de los padres o los tutores en la vida de los jóvenes. Mejorar la atención podría ser de ayuda en muchos sentidos, insiste. Incluso cuando se trata solamente del alcohol y el tabaco, abundan los datos que demuestran que, cuanto mayor sea el niño cuando empiece a beber o a fumar, mejor será su salud a lo largo de su vida.

Pero en Reino Unido no todas las estrategias son aceptables. Los “toques de queda” infantiles es una de ellas, y las rondas de los padres por la vecindad para identificar a chavales que no cumplen las normas, seguramente otra. Asimismo, una prueba experimental llevada a cabo en Brighton por Mentor, que incluía invitar a los padres a asistir a talleres en los colegios, descubrió que era difícil lograr que participasen.

El recelo de la gente y la renuencia a comprometerse serán dificultades allá donde se proponga el método islandés, opina Milkman, y dan de lleno en la cuestión del reparto de la responsabilidad entre los Estados y los ciudadanos. “¿Cuánto control quieres que tenga el Gobierno sobre lo que pasa con tus hijos? ¿Es excesivo que se inmiscuya en cómo vive la gente?”

En Islandia, la relación entre la ciudadanía y el Estado ha permitido que un eficaz programa nacional reduzca las tasas de abuso del tabaco y el alcohol entre los adolescentes y, de paso, ha unido más a las familias y ha contribuido a que los jóvenes sean más sanos en todos los sentidos. ¿Es que ningún otro país va a decidir que estos beneficios bien merecen sus costes?

Este artículo fue publicado originalmente en inglés por Mosaic Science
Autora: Emma Young
Editor: Michael Regnier
Verificación de hechos: Lowri Daniels
Corrector: Tom Freeman

https://elpais.com/elpais/2017/10/02/ciencia/1506960239_668613.html?rel=lom

PD.: Otro país que ha conseguido grandes progresos en la lucha contra las drogas es Portugal.

martes, 21 de abril de 2015

Democracia y dinero: Islandia, a un paso de adoptar un sistema de dinero soberano.

El pasado 20 marzo se publicó en un pequeño país europeo, Islandia, conocido por la resistencia democrática de sus ciudadanos a ceder su soberanía a los acreedores extranjeros, y rescatar a sus imprudentes bancos, un informe parlamentario sobre la reforma del sistema monetario nacional. El informe recoge varias propuestas de reforma y concluye que el dinero soberano puede ser una base sólida para el futuro sistema monetario islandés.

A los buenos lectores de este blog no les tomará por sorpresa esta noticia, comentábamos en El eterno rescate a la banca española, que en marzo del año pasado los islandeses habían puesto en marcha la comisión parlamentaria que estudiaría la posibilidad de una reforma monetaria. Continuaban de esta forma su resistencia a la tiranía de los banqueros que habían comenzado en el año 2008 con su negativa al rescate bancario. Ahora se da un nuevo paso en esta reforma, que es,  tal y como se recoge en nuestra página web, uno de los cambios institucionales fundamentales que proponemos para acometer los retos que enfrenta actualmente nuestra sociedad.

Pero no es Islandia el único país que da pasos en esta dirección, no hace mucho tiempo, miembros del parlamento británico debatieron sobre la creación monetaria, siendo el dinero soberano la propuesta de reforma del partido laborista. No en vano el prólogo del informe presentado en el parlamento islandés ha sido escrito por Adair Turner, ex presidente de la autoridad regulatoria británica sobre servicios financieros y miembro del comité de desarrollo de políticas del Financial Stability Board, una nueva agencia internacional creada tras la crisis de 2008 y que trata de monitorizar y hacer recomendaciones sobre el sistema financiero internacional. En Reino Unido el debate está muy vivo, en parte gracias al gran trabajo de Positive Money, cuyo documento  Creando un sistema de dinero soberano  ha sido traducido por nuestro compañero Jordi Llanos.

¿Qué es esto del dinero soberano? Para explicarlo podemos retomar los artículos que en este blog hemos ido publicando en torno a la controversia monetaria.

En  La ciencia perdida del dinero hablábamos sobre el dictamen que arroja la Historia sobre el dinero y los sistemas monetarios, recogido en el libro de Stephen Zarlenga que da título al artículo:

Zarlenga examina la historia monetaria y llega a una sencilla conclusión. A pesar de la falsa controversia acerca de si el dinero debe guardar una relación fija con un patrón metálico, lo realmente importante es ¿Quién controla el dinero, quién lo emite? Cuando la emisión es privada, el dinero siempre se emite con interés, y tras un breve periodo de abundancia, suele sobrevenir un periodo de escasez, los precios de los productos caen, los productores son incapaces de encontrar el interés para pagar los préstamos, ya que debe crearse con nuevos préstamos, y los usureros terminan expropiando la garantía de los préstamos, desahuciando a los desdichados deudores.

La cuestión es que nuestro sistema monetario es dual, una parte pequeña, las reservas del banco central y las monedas y billetes son emitidas públicamente, pero la mayor parte del dinero se emite por la banca comercial al conceder préstamos. Explicamos de forma muy sencilla el funcionamiento de nuestro sistema monetario  en este vídeo de nuestra página web.

En  Modernizar el dinero, intentábamos explicar cómo habíamos llegado a tener ese sistema monetario dual. El momento clave es el año 1694 y la creación del Banco de Inglaterra. Este banco, en principio privado, fue el primer banco de emisión (creador de dinero) que mantuvo la confianza del público, gracias a la garantía implícita, e inconsciente, del estado. El problema fue que durante mucho tiempo la realidad de este hecho no fue conocida por el público, atribuyéndose erróneamente la garantía de los billetes emitidos por los bancos al mantenimiento de una reserva de oro, la cual, en un sistema moderno, nunca puede ser completa.

En  Frederick Soddy y el dinero endógeno, hablábamos sobre el control que puede tener el banco central sobre la oferta monetaria, llegando a la conclusión de que tal control no existe, o es tremendamente tosco:

Los despistados ciudadanos poco a poco vamos tomando conciencia de que los bancos crean dinero, en sentido amplio, al realizar sus préstamos. Usualmente se suponía que esto seguía el proceso conocido como “reserva fraccionaria”, es decir, los bancos creaban créditos por importe superior a las reservas de las que disponían ¿Reservas de qué? De dinero bueno, de base monetaria, que crean los bancos centrales, que originalmente era la deuda del Rey, aunque por una lamentable confusión durante un tiempo se confundió con el oro. Los bancos lo que harían sería multiplicar estas reservas un cierto número de veces.
Lo que nos dice el Banco de Inglaterra, sin embargo, es que esto no es así. Los bancos crearían crédito según la demanda del mismo, y el banco central iría detrás, creando reservas para cuadrar las cuentas. El multiplicador monetario es un mito.

Por último, en  Dinero endógeno: Dos visiones, comentábamos las propuestas de una parte de los defensores de la teoría del dinero endógeno, aquellos que se desmarcan del dinero soberano. Es hora, por tanto, de explicar en qué consiste el dinero soberano, y nadie mejor que el artífice original de la reforma para explicarlo. Según el científico y premio nobel Frederick Soddy:

- La emisión y retirada de dinero debe ser potestad de la nación por el bien general, y debe cesar totalmente de proporcionar una fuente de beneficio para las corporaciones privadas. El dinero no debe devengar interés por su existencia, sino sólo cuando es realmente prestado por un legítimo propietario que se lo da al prestatario. “El verdadero mal es que ahora tenemos un acordeón en lugar de una moneda".
- Una parte muy importante de la deuda pública debe ser cancelada y la misma suma de Moneda Nacional emitida para reemplazar el crédito creado por los Bancos.
- Los bancos deben ser obligados a mantener una reserva de Moneda Nacional equivalente a cada dólar (o euro, o libra, etc) depositado en ellos, a excepción de los depósitos que están realmente 'invertidos', y no estén disponibles para ser utilizados como dinero.

En resumen, se obliga a los bancos a mantener el 100% de los depósitos del público, que seguirían siendo propiedad del depositante (en la actualidad, cuando dejas tu dinero en el banco, técnicamente pierdes la propiedad del mismo). En ese caso ¿quién crearía el dinero? Lo crearía íntegramente el banco central, y decidiría como se inyecta en la sociedad el parlamento (esto se puede hacer de varias formas, mediante obras públicas, pagos en las cuentas de los ciudadanos, reduciendo impuestos, prestándolo a los bancos, etc). Los bancos seguirían jugando un papel central en el sistema de pagos y en el sistema inversión, pero sólo podrían prestar dinero que ha dejado de estar disponible como dinero, al igual que un amigo que le presta a otro cien euros, y dejan de estar disponibles para el primero hasta que el segundo los devuelva.

Hay, por supuesto, muchos más detalles, en el documento citado anteriormente, “Creando un sistema de dinero soberano” podréis encontrarlos, pero no me gustaría cerrar el artículo sin citar uno esencial,  que señaló el prestigioso columnista de Financial Times Martin Wolf hace un año (tenéis que registraros para leerlo). Mediante este sistema, el derecho de señoreaje vuelve al estado, y eso, en el caso de Reino Unido, supondría un 4% del PIB en ingresos anuales para las arcas públicas, que se podría traducir en recorte de impuestos o aumento del gasto. Incluso, tal y como señalé en un artículo en mi blog personal, dependiendo de cómo se haga la transición al nuevo sistema, si es drástica o paulatina,  se podría lograr eliminar por completo la deuda pública y reducir de forma considerable la deuda privada.

Quizás lo más importante es que un sistema de dinero soberano es una precondición que permite a las sociedades mayor libertad de elección, pudiendo elegir entre solucionar sus problemas mediante el crecimiento de la producción o hacerlo directamente, evitando el crecimiento y sus consecuencias indeseadas. En un sistema monetario como el actual, la ausencia de crecimiento hace imposible el pago de las deudas.

Sólo queda cerrar este artículo con las históricas palabras del parlamentario islandés encargado del informe, recogidas por la prensa islandesa:

Islandia, siendo un estado soberano con una moneda independiente, es libre de abandonar el actual sistema inestable de reserva fraccionaria e implementar un sistema monetario mejor.

Y las del primer ministro al recibirlo:
Me alegra mucho recibir este nuevo informe sobre la reforma monetaria. Los hallazgos serán una contribución importante para la discusiones venideras, aquí y en cualquier lugar, sobre la política y la creación monetaria.

Y pedirle, dada la importancia de estos hechos, un esfuerzo adicional en la difusión, querido lector. Podemos contribuir a un debate sobre la cuestión en nuestro país. Muchas gracias.
Fuente: Jesús Nácher http://autonomiaybienvivir.blogspot.com.es/
http://autonomiaybienvivir.blogspot.com.es/2015/04/democracia-y-dinero-islandia-un-paso-de.html

lunes, 23 de marzo de 2015

Islandia reduce el paro al 4% en 2014 con una subida de sueldos del 6%. La economía islandesa está a punto de superar sus niveles previos a la crisis, según el FMI

Islandia, el país que dejó caer a sus bancos, la economía que acaba de rehusar formar parte de la Unión Europea, está a punto de recuperar todo el terreno perdido durante la crisis de 2008 y 2009 y de incluso superar su nivel previo al declive. Esa es la conclusión del último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la economía islandesa, en el que destaca que la tasa de desempleo bajó al 4,1% en 2014, pese a que los salarios del país aumentaron un 5,8% en términos reales (el año anterior habían subido el 3,5%).

La pesca y el auge del turismo han tirado especialmente del país, uno de los más dinámicos. "Islandia ha sido una de las mejores economías de Europa en los últimos años en términos de crecimiento económico y tiene una de las tasas más bajas de paro", explica Peter Dohlman, el jefe de la misión del FMI para el país, que ha terminado recientemente el informe del Artículo IV, el documento que el Fondo elabora anualmente sobre cada nación.

Islandia es un país de moda, sus ingresos por turismo se han disparado desde 2010 y esta industria se ha convertido en una nueva y pujante fuente de ingresos para el país que ayuda a equilibrar la balanza de pagos. El FMI proyecta un robusto crecimiento del PIB para este año y el próximo -del 3,5% y del 3,2%, respectivamente-, después de la desaceleración de 2014, cuando la economía avanzó un 1,8%, la casi la mitad de lo que se expandió en 2013.

El Fondo aplaude en su análisis la rápida recuperación de su sector bancario -lo que ha ayudado con la deuda doméstica- y un ajuste fiscal que no ha impedido mantener "el modelo nórdico de bienestar social", destaca Dohlman. Además, la política del banco central ha servido para controlar la inflación al mismo tiempo que la temprana depreciación de su divisa impulsó la competitividad.

No obstante, el Fondo también lanza advertencias a los islandeses. El informe pone el foco en el exceso de la balanza de pagos, contenida por el control de capitales del país. Las autoridades, señala el FMI, esperan avances significativos este año en acabar una estrategia actualizada de liberalización de capitales. Además, también advierten de que, a pesar de las mejoras en las pruebas de resistencia a los bancos, pero alerta de que aún hay que reforzar las redes de seguridad.

Con la caída de la banca a finales de 2008, Islandia llegó a perder el 8% de su riqueza en dos años y a sufrir un desempleo del 11,9%, algo bajo para el estándar español pero inédito en Islandia. Y el Gobierno ha previsto una expansión del PIB del 3,3%. El presidente islandés, Olafur Ragnar Grimsson, estuvo en febrero en Barcelona y atribuyó en parte esa recuperación a haber desoído los consejos de los organismos internacionales, en particular la Comisión Europea, para que aplicara medidas de austeridad.

Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2015/03/20/actualidad/1426844952_201102.html

viernes, 20 de febrero de 2015

Islandia atribuye su recuperación a haber rechazado aplicar la austeridad. "Los intereses económicos en una mano y la democracia en la otra", dice el presidente

El colapso de la banca a finales de 2008 llevó a Islandia a una pérdida del 8% de su riqueza en dos años y a una inédita tasa de paro del 11,9%. La economía de la isla dio un giro a partir de 2011. Basándose sobre todo en el turismo, las exportaciones pesqueras y la industria del aluminio, Islandia recuperó el terreno perdido, la tasa de paro oscila entre el 3% y el 4% y el Gobierno ha previsto una expansión del Producto Interior Bruto (PIB) del 3,3%. El presidente del país, Olafur Ragnar Grimsson, ha atribuido en parte esa recuperación a haber desoído los consejos de los organismos internacionales, en particular la Comisión Europea, para que aplicara medidas de austeridad. A pesar de que ha rechazado dar consejos a Grecia, el presidente islandés ha destacado que la UE se equivocó con su caso. “¿Por qué deberían tener razón en otros?”, ha planteado.

El presidente islandés ha pronunciado este miércoles una conferencia en la escuela de negocios Iese, tras la cual ha mantenido un almuerzo con periodistas. Olafur Ragnar Grimsson ha recomendado a la UE que saque sus conclusiones sobre la crisis y la recuperación de Islandia y ha reclamado mantener los equilibrios entre “la democracia” y los “intereses económicos”. “Los intereses económicos en una mano y la democracia en la otra”, ha sostenido. El presidente ha rechazado que la población deba sufrir con medidas de duros recortes presupuestarios y ha abogado por la combinación que empleó el país, que pasó por renegociar la deuda (el país rechazó en un referéndum pagar por los errores de sus bancos) y una devaluación de la moneda. El país, sin embargo, mantiene severos controles de capital desde 2008 y es sólo ahora cuando empieza a plantearse si debe eliminar o no las restricciones que bloquean la libre circulación de fondos por una cuantía que equivale al 50% del PIB.

Después de que en 2009 Islandia iniciara las negociaciones para incorporarse a la Unión Europea, el año pasado el Gobierno de centroderecha decidió romperlas. El presidente ha asegurado este miércoles que esa opción no está “olvidada”, puesto que una parte del país todavía aboga por la integración. Sin embargo, el jefe de Estado de Islandia ha admitido que la cuestión pesquera pesa en la decisión. En el país está vigente un sistema de cuotas que Gobierno y sector pesquero defienden a capa y espada y que despierta recelos en Bruselas, sobre todo en cuanto a las capturas de caballa. Olafur Ragnar Grimsson ha mantenido que Islandia “nunca aceptará” esas condiciones. Aun así, ha afirmado que el debate sigue vivo y ha recordado que el país ya forma parte de varios acuerdos económicos y de seguridad del continente.

El presidente de Islandia ha explicado que hoy el turismo y las exportaciones de pescado, sobre todo de bacalao, son los puntales del país. La industria turística lleva tres años creciendo a un ritmo de entre el 15% y el 20%, lo cual al principio se debió a la devaluación de la moneda y luego a las campañas turísticas que se han lanzado. En un país de 320.000 habitantes, cada año se reciben ya un millón de turistas, procedentes sobre todo de Europa y Estados Unidos, pero ahora también de Asia. “En los próximos 5 o 10 años el reto es seguir con la misma experiencia sin hacer daño al medio ambiente”, ha sostenido el presidente islandés. Este ha destacado que la crisis financiera llevó a trabajadores de ese a otros sectores, lo cual ha fomentado la creatividad y la innovación.
Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2015/02/18/actualidad/1424281414_946592.html

viernes, 15 de noviembre de 2013

El coste humano de las políticas de recorte. Por qué la austeridad mata.

"La política no es más que medicina a gran escala" Rudolph Virchow, 1848

Interesante libro de David Stuckler y Sanjay Basu, editado por Taurus en 2013. D. Stuckler es investigador en la Universidad de Oxford en Inglaterra y S. Basu es epidemiólogo y trabaja en la Universidad de Stanford en California.

Es el primer libro que aborda el debate político y económico sobre la llamada "crisis" desde una nueva y muy necesaria perspectiva: su coste humano. La recesión económica global ha tenido un impacto brutal sobre la riqueza de los países pero todavía ignoramos cómo afecta a un elemento esencial; el bienestar humano y mental de sus ciudadanos.

¿Por qué tras enfrentarse a la crisis la salud de unos países (como Grecia) se ha deteriorado mientras en otros (como Islandia) ha mejorado? Tras una década de investigaciones los autores nos demuestran que incluso ante las peores catástrofes económicas los efectos negativos de la salud pública no son inevitables. Es la mala gestión de los gobiernos la que puede conducir a un desastroso saldo de tragedias humanas.

El libro presenta una conclusión demoledora; los recortes son seriamente perjudiciales para su salud. Son las recetas de austeridad, las que agravan fatalmente las consecuencias de la crisis, mutilando programas sociales claves justo en el momento en el que más se necesitan, empeorando el desempleo y obstaculizando la recuperación.

En el se defiende que las decisiones económicas no son únicamente una cuestión de ideologías, de tasas de crecimiento y de déficit presupuestarios, sino también una cuestión de vida o muerte. Solo un sistema más justo e igualitario, acompañado de políticas inteligentes que refuercen las redes públicas de protección, garantizará el bienestar de nuestras sociedades.

Y ¿qué propone?
Curar el cuerpo económico.
Ante todo "No hacer daño".
En segundo lugar, ayudar a la gente a volver a trabajar.
Tercero, invertir en salud pública.

lunes, 26 de agosto de 2013

Birgitta Jónsdóttir: “El capitalismo no se puede cambiar, se tiene que destruir”. La diputada islandesa pretende convertir su país en un refugio seguro para informadores

Birgitta Jónsdóttir (Reikiavik, 1967) es una luchadora optimista. Una mujer convencida de que el siglo XXI será el de la gente corriente. El siglo en el que la ciudadanía despertará para cambiar las reglas del juego. Desde hace años centra su lucha en garantizar el acceso de los ciudadanos a la información, a los hechos, para que puedan tomar decisiones. Diputada islandesa, excolaboradora de Wikileaks y poetisa, ha hecho de la libertad de información y expresión su bandera, y preside el International Modern Media Institute, una iniciativa que pretende convertir Islandia en un refugio seguro para informadores y filtradores.

“Tenemos que colaborar para ir contra la corriente”, dice en conversación telefónica desde la capital islandesa. “Hay mucha gente que no quiere ser parte de este monstruo que hemos creado en el nombre del capitalismo”.

Jónsdóttir habla con un tono de voz muy tranquilo y se ríe a menudo de sus propias ocurrencias. Sus respuestas denotan que, en cierto modo, pertenece a la escuela de los que piensan que el método es el camino. “Yo no tengo todas las soluciones, gracias a Dios, pero creo que si recabamos las ideas que se están poniendo a funcionar en muchos sitios del mundo, podemos crear muchos modelos distintos para sociedades distintas”.

Fue a finales de 2009 cuando esta mujer de 46 años decidió lanzarse al ruedo político. La indignación de los ciudadanos islandeses estaba en lo más alto tras el colapso financiero. No dudó en involucrarse en la creación de El Movimiento, un partido nacido al calor de las protestas ciudadanas. En apenas ocho semanas consiguieron un 7% de los votos.

Pero fue un partido para un momento concreto, integrado por gentes de muy distintas procedencias.

A finales de 2012 puso en marcha el Partido Pirata islandés, con el que consiguió tres escaños en las elecciones de abril. Libertad de información y de expresión, democracia directa, privacidad y reformas de las leyes de patentes y derechos de autor son algunas de las batallas de su nueva formación.

Pregunta. ¿Qué es lo que los líderes del mundo aún no han entendido?
Respuesta. No han entendido que estamos en el siglo XXI y que nuestro modo de comunicarnos y de compartir información lo ha transformado todo radicalmente. No entienden que se está produciendo una revolución de la información que va muy rápido. Pero sí que han entendido cómo abusar de esas nuevas formas de comunicación que utilizamos, invadiendo nuestra privacidad, socavando los cimientos de nuestras democracias. Vivimos en un mundo en que el periodista ya no puede proteger a sus fuentes, donde los médicos no pueden garantizar la privacidad de sus pacientes… Los líderes mundiales no entienden el daño que están causando. Tampoco comprenden el significado de las palabras sostenibilidad o transparencia.

Jónsdóttir está experimentando con fórmulas de democracia directa desde las filas del Partido Pirata. Los ciudadanos ya pueden enviar a su formación propuestas para que sean trasladadas al Parlamento a través del programa Better Iceland. Las cinco más votadas serán presentadas. El programa está en pañales, pero en octubre comenzará a funcionar. “Lo que queremos conseguir es esa idea de la democracia líquida. Todos estamos viendo, en todo el mundo, que nuestros sistemas no funcionan porque fueron creados hace mucho tiempo, en sociedades muy distintas a la nuestra”. Dice que la democracia representativa está agotada, que los representantes del ciudadano no tienen que ser políticos profesionales. “¿Cómo hacemos para conseguir que la gente en general pueda participar en la cocreación de las sociedades en que vivimos? Tenemos que ir hacia estructuras más pequeñas y al mismo tiempo necesitamos poder transferir nuestro voto a personas en las que confiemos”.

P. Además de mejorar los mecanismos de democracia directa, ¿qué más habría que hacer?
R. Lo fundamental es empezar, ya mismo, a pensar qué futuro queremos tener como humanidad. Todo el mundo entiende qué es lo que va mal, pero muy poca gente tiene soluciones. Tenemos que reunir a todos los visionarios, a la gente que está buscando salidas. Yo no quiero que el futuro sea crear una colonia en Marte, y sé que todavía tenemos tiempo para darle la vuelta a todo. Nuestras sociedades están completamente rotas.

P. Pero, ¿qué medidas concretas habría que adoptar? ¿Qué habría que hacer hoy, por ejemplo, con respecto a la economía?
R. Tenemos que rehacer el sistema. Yo lo que estoy haciendo, y por eso intenté entrar en el Parlamento por un corto periodo de tiempo, es tratar de comprender cómo funcionan las cosas para evitar cometer los mismos errores que los demás y poder así encontrar maneras de desmantelarlas. Lo que considero más urgente es encontrar el modo de salir de este increíble y loco consumismo y hallar vías sostenibles para nuestras comunidades. En temas económicos, me pregunto: ¿por qué no hay más sitios que funcionan como Mondragón —empresa basada en la cultura cooperativista en la que el capital es un instrumento subordinado al trabajo—? Necesitamos visionarios, contadores de historias, académicos, ciberpunkis, hackers… Y tenemos que involucrar a los más jóvenes.

P. ¿Qué lecciones se pueden extraer de toda la crisis que se ha vivido en su país?
R. Aquí empezamos muy bien, tras la crisis pusimos ideas en común para ver qué podíamos hacer para evitar que se produjera otra. Ustedes tuvieron una muy buena experiencia en España, cuando tuvieron su movimiento de mayo y consiguieron que gente de grupos muy distintos trabajaran juntos. Pero el error que cometieron fue el de no plantar nuevas semillas en el Parlamento y en los lugares donde se toman las decisiones; porque no se pueden cambiar las cosas solo desde fuera; es necesaria la presión desde dentro. Hay que tener a activistas normales en los centros de poder que estén dispuestos a entrar durante un corto periodo de tiempo para usarlos como una plataforma en la que recabar información y crear un puente con la gente, por ejemplo. Pero en Islandia no fuimos lo suficientemente rápidos, de modo que la Constitución que queríamos reescribir parece que no será reescrita. El Gobierno que tomó el poder fue muy lento y quiso hacer demasiadas cosas a la vez, en vez de centrarse en cómo cambiar la infraestructura, que es una prioridad.

P. Y con el nuevo Gobierno de David Gunnlaugsson esto no va a ocurrir.
R. Tenemos un Gobierno tremendo. La ventana de oportunidad para el cambio, durante una crisis, es pequeña y se abre y se cierra muy rápido. Aquellos que en el mundo queremos un cambio tenemos que estar preparados para la siguiente crisis, tener los textos legales, conocer las infraestructuras y saber utilizar estas crisis, porque tendremos más. Las crisis son geniales, son lo mejor que puede ocurrir: son la única fuerza que mueve a la gente a unirse y pedir cambios. Es el único momento en que la gente no teme el cambio, porque siente que ya hay uno en marcha y lo abraza. Puede ser un cambio a peor, con el que la gente esté dispuesta a sacrificar sus derechos; o puede ser a mejor, para reclamar más derechos.

P. ¿Hay que cambiar el capitalismo, por ejemplo? ¿Es el capitalismo el problema?
R. El capitalismo no se puede cambiar, se tiene que destruir, destrozar. Pero no quiero ningún ismo, no hay un solo sistema que sea la solución. Lo único que sí que hay que hacer es ser más sostenibles en nuestras comunidades. Tenemos que ser conscientes del coste que supone lo que consumimos; del problema de las pensiones: con tanta gente joven desempleada, ¿quién va a pagar las pensiones en los próximos 20 años? Es obvio que nuestros sistemas no funcionan, así que tal vez tengamos que volver atrás y ver qué es lo que funcionaba antes…

P. Cuando dice volver atrás, ¿a qué se refiere?
R. No soy tan vieja, aunque soy un poco vieja, pero crecí en una familia en la que mi bisabuela vivía con nosotros, nunca tuve que ir a la guardería; y no soy una inadaptada social por ello. No sé qué ha pasado con toda la sabiduría que tenían mis ancestros. La gente ya no sabe hacer salsas; las compra empaquetadas. Tal vez tengamos que volver atrás y recuperar conocimientos que se perdieron. Igual no debemos mandar a los mayores a residencias, porque es horripilante lo que pasa allí, están siendo privatizadas, no les cuidan bien… Tenemos que volver a los valores de sociedades más pequeñas, y cuidar los unos de los otros, porque el sistema no se va a ocupar de nosotros.

Cuatro ideas

¿Una voz alternativa que debería ser escuchada? Vandana Shiva, de India.“Aúna dos mundos muy interesantes. “Es científica; y una persona realmente compasiva”.

¿Una idea o medida concreta para un mundo mejor? “Tenemos que comprender adónde queremos ir y cómo llegar a ello. Quiero que todo el mundo piense en esto y que lo comparta”.

¿Un libro? This machine kills secrets (Esta máquina mata secretos), de Andy Greenberg. “Es sobre criptografía. Greenberg fue de los primeros en recalcar la importancia de nuestra privacidad en la Red”.

¿Una cita? “Es mejor ser odiado por ser quien eres que ser amado por ser quien no eres”.

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jueves, 30 de mayo de 2013

¿Qué pasó en Islandia?

Vicenç Navarro. Público

Para muchas opciones de izquierdas, Islandia era un punto de referencia, mostrando el camino que las fuerzas progresistas debían seguir. Esta visión, ampliamente extendida, estaba basada en una lectura de lo que había ocurrido en aquel país durante el periodo entre 2008 y 2009, cuando la población se rebeló en contra de que el Estado salvara a los bancos que habían llevado el país a la ruina mediante sus actividades especulativas. En lugar de salvarlos, la población exigió que se llevara a los tribunales a los dirigentes de los bancos y al gobierno que los había supervisado y ayudado en sus especulaciones, demandando también que se estableciera una nueva Constitución basada en una amplia participación popular, eligiendo una coalición de un partido de izquierda, el Partido Socialdemócrata, con el Partido Verde, para que se constituyera en gobierno y dirigiera el país en el periodo de Transición. Tal versión de los hechos permitía un optimismo a las fuerzas progresistas y democráticas de otros países europeos que habían experimentado crisis financieras semejantes, consecuencia también del comportamiento especulativo de la banca, facilitado por la desregulación financiera, en boga durante el periodo neoliberal iniciado en los años ochenta. Es más, en esta versión se suponía que si un país tan pequeño como Islandia (320.000 habitantes) había hecho lo que había hecho, otros podrían también hacerlo.

Cinco años más tarde, sin embargo, la coalición de izquierdas fue masivamente derrotada y salió vencedora la única coalición de partidos de derechas, la misma que había sido prácticamente expulsada del gobierno por considerársela responsable de la enorme crisis que llevó al país al desastre. ¿Por qué? ¿Qué había pasado?

La respuesta conservadora y liberal

La respuesta que han dado la mayoría de medios conservadores y liberales a esta pregunta es la de que considera la derrota de las izquierdas a su falta de realismo y experiencia de gobierno que, intentando aplicar medidas utópicas e irreales, antagonizaron a la población, votando de nuevo a aquellas fuerzas políticas más realistas, más pragmáticas y con mayor experiencia gubernamental, terminando con el periodo experimental iniciado en las revueltas bien intencionadas (las derechas siempre son muy condescendientes hacia las izquierdas y hacia los movimientos sociales) pero excesivamente ingenuas y poco realistas, del periodo 2008-2009. La votación en la última elección, pues, traduciría una vuelta a la realidad.

Tal versión muy sesgada a favor de las derechas carece, sin embargo, de credibilidad. Lo que ha ocurrido es muy distinto a lo que se refleja en esta versión de los hechos. En realidad, es casi opuesto a lo que tales voces indican. Lo que pasó fue un indicador más del desfase entre los movimientos sociales que tuvieron un enorme impacto en lo acaecido en el periodo 2008-2009 y los partidos políticos con representación parlamentaria, incluyendo los de izquierda, que intentaron canalizar tales movimientos. Este desfase y distancia explica que, una vez elegidos, los partidos gobernantes de izquierda (el Partido Socialdemócrata y el Partido Verde), aunque sensibles a algunas de las demandas de los movimientos sociales y del enorme movimiento popular, siguieron políticas distintas, e incluso opuestas, a las que tales movilizaciones habían exigido, creando una gran frustración y decepción, que explica su merecida derrota en las últimas elecciones, las primeras en las que la población pudo expresar su desagrado. Veamos los datos.

El colapso de los tres bancos (que se dejaron colapsar por parte del Estado) –Glitnir, Kaupthing y Landsbanki- en 2008 era inevitable y hubiera sido imposible para el Estado poder absorber su deuda (que era diez veces mayor que su PIB). La exigencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) de que Islandia pagara a los acreedores –principalmente bancos británicos y holandeses- era irrealizable. De ahí el enfado e indignación de la mayoría de la población que salió a la calle. Tal exigencia del FMI era, además, profundamente injusta, pues demandaba que fuera la población islandesa la que pagara a los acreedores por deudas contraídas por responsables bancarios islandeses en complicidad con personalidades políticas, que carecían de mandato popular para llevarlas a cabo (una situación idéntica a la ocurrida, por cierto, en España).

En respuesta a este enfado, la estructura de poder (banqueros, magnates de flotas pesqueras y grandes empresas) se vio en la necesidad de ceder, pues la situación había alcanzado niveles amenazantes para sus intereses. Pero su intento se basó en diluir la aplicación de tales exigencias. Un banquero, por ejemplo, fue llevado a los tribunales, pero muchos otros (la mayoría) salieron ilesos. Y la coalición elegida contribuyó en gran manera a esta dilución. Lo que los conservadores y liberales definieron como realismo era una moderación y práctica pactista parlamentaria que frustró a los movimientos sociales que les votaron. Ni que decir tiene que tal coalición hizo reformas que paliaron algo la situación desastrosa que la crisis había creado entre la clase trabajadora. (ver Laurie Penny “Iceland’s elections: A shattered fairy tale”, New Stateman, 08/05/2013).

El desfase entre el Nuevo gobierno y los movimientos sociales

Pero el gran error de la coalición gobernante fue creer que el futuro de Islandia estaba en la Unión Europea. Tal creencia estaba reflejada en su programa electoral, elemento no compartido por la mayoría de la población, que estaba en contra de la integración de Islandia en la UE. La coalición de izquierdas que se había opuesto a las exigencias del FMI (a que se pagara a los acreedores europeos) aceptaba ahora, en cambio, las políticas de austeridad que dictaba la Troika (el mismo FMI junto con el Banco Central Europeo y la Comisión Europea) como condición para su entrada a la Unión Europea. La aceptación de tales prácticas de austeridad fue la causa de la enorme frustración y desencanto de la población hacia el gobierno de coalición de izquierdas y su posterior derrota electoral. Fue este movimiento a la derecha del gobierno de izquierdas el que causó su fracaso electoral, tal como ha ocurrido en todos los gobiernos de izquierda que han seguido tales políticas de austeridad en la UE (ver José M. Tirado “Iceland’s Crippling Elections”, CounterPunch, 29.04.13). Este gran desfase entre los movimientos sociales (que exigían cambios más profundos, e incluso opuestos en algunos puntos importantes, a los que se estaban realizando) por una parte, y los partidos de izquierda (que se caracterizaron por su gran moderación y escasa vocación transformadora, temerosos de enfrentarse con la estructura de poder del país) por la otra, originaron este debacle electoral. Contribuyó a ello la desmovilización de los movimientos sociales tras la elección del gobierno de coalición de izquierdas.

Fue esta derrota de las izquierdas la que causó la victoria de las derechas, las cuales no compartían el entusiasmo de las izquierdas por la Unión Europea. El partido mayoritario dentro de las derechas era el partido agrícola y de la pesca, temeroso de la integración en la UE. Y un elemento central de sus campañas fue prometer reducir el enorme endeudamiento familiar a base de concesiones públicas que, con carácter de rentabilidad, tenían gran atractivo popular. Ahora bien, la mayor causa de la derrota de la coalición de izquierdas fue la enorme decepción que sus políticas crearon. País tras país, partidos gobernantes de izquierda han sido expulsados del poder por aplicar políticas de austeridad que carecían de apoyo y mandato popular. Así de claro.

Fuente: http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2013/05/28/que-paso-en-islandia/

martes, 29 de enero de 2013

Islandia gana en los tribunales al Reino Unido y Holanda en la reclamación por la quiebra del banco Landsbanki

Londres y Amsterdam reembolsaron las cantidades perdidas por sus nacionales y pasaron la factura a Islandia, pero los islandeses rechazaron el pago en dos referendos. El Gobierno de Gordon Brown utilizó la legislación antiterrorista para apropiarse de los activos de Landsbanki en el Reino Unido

El tribunal de la EFTA ha dado la razón a Islandia en su litigio con el Reino Unido y Holanda que se originó tras la quiebra del banco islandés Landsbanki. Británicos y holandeses reclamaban al Gobierno de Reikiavik los 4.000 millones de euros que sus ciudadanos, empresas e instituciones habían invertido o depositado en Landsbanki. Londres y Amsterdam reembolsaron esas cantidades a sus nacionales y pasaron la factura a Islandia. En dos ocasiones diferentes, los islandeses rechazaron en referendum asumir las responsabilidades financieras del banco liquidado.

El tribunal rechaza las reclamaciones y se basa en dos argumentos, según el Financial Times: la crisis financiera islandesa era lo bastante grande como para obligar a medidas de emergencia. Además, el Gobierno no había discriminado a los extranjeros en las medidas posteriores al hundimiento del banco... leer mas aquí