Brett Wilkins
CounterPunch
Traducido del inglés par Rebelión por Sinfo Fernández
Aviones de combate de la coalición que lidera EE. UU. han estado machacando en las últimas semanas las zonas de las provincias de Deir Ezzor y al-Hasaka, en Siria, que aún se hallan bajo control de los militantes del Estado Islámico (EI), matando en el proceso, según las informaciones de que se dispone, a unos 100 civiles, entre ellos más de 30 niños. El grupo por los derechos humanos Amnistía Internacional publicó el pasado martes un informe muy duro acusando a EE.UU. de posibles crímenes de guerra durante la batalla para capturar la ciudad de Raqqa, que el pasado año era la capital de hecho del EI.
El más letal ataque aéreo reciente, que se produjo el 1 de mayo pasado, mató al menos a 24 civiles, incluyendo a 14 niños, cuando dormían en sus hogares del pueblo de al-Qasr. Los medios locales e internacionales informaron que las víctimas, entre las que había un bebé de tan sólo cinco meses, pertenecían a dos familias. De esas muertes se culpa tanto a la coalición que lidera EE.UU. como a Iraq, porque ambas fuerzas informaron de haber lanzado ese día ataques aéreos sobre la zona.
La ciudad de Baghuz, en Deir Ezzor, fue repetidamente bombardeada a lo largo de los meses de mayo y junio. El grupo de observación Airwars, con sede en el Reino Unido, y los medios locales informaron de la matanza de 12 civiles en un ataque perpetrado por EE.UU. el 10 de mayo; otros nueve residentes, incluidos tres niños, murieron asesinados en un ataque del 31 de mayo, y tres personas más el 4 de junio, según el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas en inglés), con sede en el Reino Unido.
Según se ha informado, en Hadaj, provincia de al-Hasaka, en las últimas semanas perdieron la vida 22 de sus residentes en tres bombardeos lanzados por la coalición liderada por EE.UU. Airwars y otros medios locales informaron de que cinco mujeres y cuatro niños habían muerto en un ataque del 12 de mayo, mientras Al Jazeera y otros medios y grupos de observación comunicaron que al menos ocho miembros de una única familia, cuatro niños entre ellos, murieron en un ataque dirigido por EE. UU. el 31 de mayo. SOHR informó de que un hombre y su esposa murieron en un bombardeo del a coalición del 2 de junio, y el Euphrates Post comunicaba que dos de los hijos de la pareja habían muerto también en el ataque.
Airwars y otros medios y fuentes informaron de diez civiles muertos en cinco series diferentes de bombardeos sobre al-Susa, en Deir Ezzor, entre el 16 de mayo y el 3 de junio. En la provincia de al-Hasaka, se informó de la muerte de ocho civiles, incluyendo una mujer embarazada y tres niños, cuando aviones de combate pertenecientes a la coalición liderada por EE.UU. o Iraq bombardearon su casa en el pueblo de al-Hamadi el 11 de mayo. Hasta 14 civiles, cinco de ellos niños, murieron en ataques con bombas de racimo, prohibidas internacionalmente, en el pueblo de al-Jazza el 4 de junio, según informes de los medios locales
Estos recientes informes de víctimas civiles causadas por ataques aéreos se han dado a conocer al mismo tiempo que Amnistía Internacional publicaba un informe titulado “‘Guerra de Aniquilación’: Cifras devastadoras de víctimas civiles, Raqqa, Siria”, en el que detalla lo que el grupo por los derechos humanos llama “potenciales crímenes de guerra”, que incluyen “ataques indiscriminados y desproporcionados” perpetrados por las fuerzas lideradas por EE. UU. que “mataron e hirieron a miles de civiles” durante los combates de 2017 para recuperar Raqqa de manos de los militantes islámicos. El título del informe es una referencia al anuncio hecho el pasado mayo por el Secretario de Defensa James “Perro Loco” Mattis de que EE. UU. estaba pasando de una guerra de “desgaste” a una guerra de “aniquilación”. Mattis menospreció las preocupaciones por los sirios inocentes atrapados entre las bombas de la coalición y las minas terrestres y francotiradores del EI, afirmando que en una lucha así “es ley de vida que haya víctimas civiles”.
La declaración de Mattis estaba en línea con las primeras promesas hechas en campaña por Donald Trump de “bombardear hasta reventarlos” a los combatientes del EI y “sacar a sus familias”, un crimen de guerra. Tras tomar posesión de su cargo, el presidente Trump relajó las normas de comportamiento destinadas a proteger la vida de los civiles, con resultados desastrosos no sólo en Siria e Iraq, sino también en Afganistán, Somalia y el Yemen.
El 6 de junio de 2017, justo una semana después del anuncio de Mattis, EE.UU. y sus aliados locales y fuerzas internacionales lanzaron la quinta y última fase de la campaña para expulsar al EI de Raqqa. Como siempre, los oficiales estadounidenses dijeron que iban a combatir con “la campaña aérea más precisa de la historia”, una afirmación que se repitió textualmente durante la destrucción simultánea de Mosul, en Iraq, donde más de 9.000 civiles murieron cuando EE. UU. y las fuerzas de la coalición lo bombardearon todo para abrirse camino hacia la victoria. Sin embargo, la realidad sobre el terreno proyectaba una historia completamente diferente.
“Las proclamas de la coalición afirmando que su campaña aérea de precisión permitía bombardear al EI para sacarlo de Raqqa causando muy pocas víctimas civiles no se mantienen en pie”, afirma el nuevo informe de Amnistía. “En Raqqa, sobre el terreno, fuimos testigos de un nivel de destrucción que no se puede comparar a nada de lo que hemos visto en décadas de cubrir el impacto de las guerras”. Continuaba así:
“Lo que arrasó la ciudad hasta los cimientos y mató e hirió a tantos civiles fue el uso repetido de armas explosivas por parte de la coalición liderada por EE. UU. en zonas pobladas donde sabían que había civiles atrapados. Incluso las armas de precisión son sólo tan precisas dependiendo del objetivo elegido”.
El informe recoge la experiencia de cuatro familias de Raqqa que perdieron a 90 de sus miembros, incluyendo 39 en una misma familia, a causa de los ataques aéreos y de artillería lanzados por la coalición liderada por EE.UU. El Pentágono declaró que durante la batalla se dispararon alrededor de 30.000 rondas de artillería, que pueden tener un margen de error de unos 100 metros. En zonas urbanas densamente pobladas, los resultados son devastadores.
“Los que se quedaron, murieron, y los que intentaron escapar, murieron… estábamos atrapados”, recordaba Munira Hashis, superviviente de un ataque aéreo, quien finalmente logró escapar con sus niños caminando cuidadosamente sobre la sangre de las personas que habían muerto a causa de las minas del EI mientras huían delante de ella.
Una de las partes más duras del nuevo informe ataca a EE.UU., a las Fuerzas Democráticas Sirias y a otros combatientes aliados por aniquilar a familias enteras durante las horas finales de la batalla, poco antes de garantizar el paso seguro de los combatientes del EI para salir de la ciudad.
Según el observatorio local Raqqa Está Siendo Masacrada Silenciosamente, el ataque final de la coalición sobre Raqqa causó la muerte de 1.873 civiles y heridas a muchos miles más. El grupo dijo que alrededor de 450.000 residentes tuvieron que escapar de la ciudad y convertirse en desplazados mientras las fuerzas de la coalición destruían alrededor del 90% de aquella, incluyendo miles de casas, ocho hospitales, más de cuarenta escuelas y casi treinta mezquitas. Los investigadores de la ONU de los crímenes de guerra condenaron en julio pasado la “sobrecogedora” pérdida de vidas inocentes causada por los “excesivos” ataques aéreos estadounidenses.
Airwars estima que es probable que, desde que empezó la campaña contra el EI en septiembre de 2014, los bombardeos y ataques de artillería de EE. UU. y la coalición hayan matado a un mínimo de 6.321 civiles sirios e iraquíes. Las estimaciones del número de civiles asesinados durante los más de 16 años de guerra liderada por EE.UU. contra el terrorismo oscilan entre un mínimo de cientos de miles a más de 1,3 millones de civiles.
Desde los ataques nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki, Japón, en agosto de 1945, el ejército de Estados Unidos ha matado, con creces, a más civiles inocentes que cualquier otra fuerza armada del mundo.
Brett Wilkins es editor especial de noticias relativas a EE. UU. en Digital Journal. Vive en San Francisco y sus trabajos se centran en cuestiones de justicia social, derechos humanos y guerra y paz.
https://www.counterpunch.org/2018/06/08/us-led-strikes-kill-100-syrian-civilians-as-amnesty-reports-potential-war-crimes-in-raqqa/
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=243033
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sábado, 16 de junio de 2018
domingo, 18 de diciembre de 2016
martes, 25 de octubre de 2016
Siria. Propaganda, peligros y responsabilidades.
Solo la acción de una poderosa máquina de tergiversación impide que toda esta loca carrera belicista en la que los nuestros tienen la mayor responsabilidad, sea un obvio y manifiesto escándalo para la opinión pública occidental.
Francia ha vuelto a enfriar sus relaciones con Rusia a causa del veto ruso, en el Consejo de Seguridad de la ONU, a la propuesta francesa de prolongar el acuerdo de alto el fuego en Siria. Dicho acuerdo fue invalidado por el ataque aéreo “por error” contra fuerzas gubernamentales sirias por parte de la aviación de Estados Unidos, en Deir-el-Zor, el 17 de septiembre.
Uno de los peligros de estas guerras por actor interpuesto es que se registren enfrentamientos directos accidentales entre las potencias (nucleares) que tienen detrás, lo que puede degenerar en tensiones mayores de tanto riesgo como las que la guerra fría conoció en sus peores momentos. Lo inquietante de aquel ataque no es solo si entre los 60 muertos y más de 100 heridos había también algunos consejeros militares rusos. Si Moscú ha ocultado ese dato, sería una señal de un miedo más que razonable a que la cosa pase a mayores… Pero hay otra cosa.
Aquel ataque “erróneo” por parte de la fuerza aérea de Estados Unidos podría confirmar los informes de que el Pentágono estaba muy descontento con las condiciones del alto el fuego pactadas entre los ministros de exteriores Sergei Lavrov y John Kerry, pacto que incluía una coordinación militar con las fuerzas rusas que enfureció al Pentágono. Si eso es así, el cuadro que resulta se parece mucho a una especie de motín de los militares de Estados Unidos en contra de la política de su propio gobierno. Es mucho más interesante y grave que los “tocamientos” de Donald Trump, pero no ha sido tema.
Los medios de comunicación occidentales no han escarbado en este aspecto, pese a que las acciones militares “erroneas” tienen tradición. En 1999 esa fue la explicación de la bomba americana que entró por el balcón de la embajada china en Belgrado, destruyendo el edificio y matando a varios funcionarios chinos. La embajada albergaba secretamente parte del sistema de transmisiones del ejército serbio, pero las partes decidieron cubrir el asunto con la tesis del “error”. Ni a chinos ni a americanos les interesaba una escalada por aquello. Ahora tampoco a los rusos les interesa reconocer víctimas propias en aquel ataque, que permitió al Estado Islámico entrar en la ciudad y realizar una matanza antes de ser de nuevo rechazados por los gubernamentales.
Tal acción sitúa, en este caso concreto, a las fuerzas de Estados Unidos como ayudantes del Estado Islámico, su declarado enemigo, al que los amigos del Golfo(Arabia Saudí y Qatar) proporcionan, “apoyo logístico y financiero” con el conocimiento de Washington, tal como demuestran los correos de Hillary Clinton de 2014 recién divulgados por WikiLeaks. Y aún menos interesa mostrar el nivel de autonomía e insubordinación que el Pentágono puede mostrar desafiando a su gobierno, algo que el Presidente Obama ha experimentado personalmente durante su mandato en diversas ocasiones.
Dos días después del ataque “erroneo”, el 19 de septiembre, un convoy de la ONU con ayuda humanitaria para Alepo fue atacado a su vez con el resultado de 21 muertos y 18 de los 31 camiones destruidos. Rusia fue acusada por ello. El 12 de octubre el Presidente Putin desmintió tal acusación y señaló a “grupos terroristas”. La mentira forma parte de la política de las potencias y Moscú la practica. Una de sus mentiras más probables es la de continuar negando su responsabilidad en el derribo del vuelo MH17 en territorio ucraniano, el 17 de julio de 2014. Aquello tiene toda la pinta de haber sido un error criminal, agravado por el desmentido y la cínica y activa política de disimulo practicada a su alrededor. Pero del ataque al convoy de la ONU del día 19, lo menos que puede decirse es que no beneficia a los gubernamentales sirios ni a los rusos. Una vez más, cabe la posibilidad del “error criminal”, pero lo interesante es la diferente fijación mediática que ambos sucesos han merecido.
El ataque del día 17 en Deir-el-Zor no se ha problematizado particularmente, mientras que el de dos días después focalizó la atención sobre la responsabilidad criminal de Moscú. Algo parecido ocurre con la batalla de Alepo.
Las fuerzas gubernamentales, ayudadas por la aviación rusa, están batiendo allí a las fuerzas (fundamentalmente yihadistas) movilizadas por Occidente y los amigos del Golfo para el cambio de régimen en Siria. Lo más probable es que los gubernamentales consigan en las próximas semanas una victoria fundamental, haciéndose con el conjunto de la ciudad antes de que en Washington una nueva administración belicosa tenga tiempo de reaccionar incrementando aún más la tensión.
En Siria no hay buenos y malos, pero hay diferentes grados de responsabilidad que, una vez más, la intensa propaganda mediática occidental (recuerden los engaños de Yugoslavia, Irak y Libia, entre otros) invierte al apuntar en exclusiva a el Assad y a Putin.
Repitámoslo una vez más: desde el punto de vista del hegemonismo occidental, el crimen de Putin, tanto en Ucrania como en Siria, es oponerse militarmente a las operaciones de cambio de régimen. Eso sienta un precedente y un ejemplo muy peligroso en el contexto del pulso fundamental del mundo actual: la tensión entre el hegemonismo occidental y la potencia de las nuevas fuerzas emergentes de los Brics. Es el cuadro de los imperios combatientes. Lo demás son minucias.
En Siria aparecen los mismos recursos a onegés, “cascos blancos” y “observatorios de derechos humanos” al servicio y a sueldo del cambio de régimen, y los mismos medios de comunicación y propagandistas sacando a relucir Sarajevo, Grozny y hasta Guernica, pero no Gaza, Faluya o Mosul.
Lo que se está preparando en Mosul, el bombardeo con aviación y artillería de una gran ciudad llena de civiles no es muy diferente de Alepo. En ambos casos los asediados parapetados en medio de la población civil son los que mataron a los periodistas de Charlie Hebdo y estrellaron aviones en Nueva York (vinculados Al Qaeda) y ametrallaron las terrazas de París (vinculados al Estado Islámico). La diferencia está en quienes bombardean: la artillería contra Mosul es francesa, no de Assad, y la aviación fundamentalmente de Estados Unidos, no de Rusia.
Solo el trabajo y el dinero de una poderosa máquina de tergiversación propagandística impide que toda esta loca carrera belicista en la que los nuestros tienen la mayor responsabilidad, sea un obvio y manifiesto escándalo para la opinión pública occidental. La pregunta que debería estar en el centro debería ser: ¿Quién es el principal responsable de tantas víctimas humanas y de tanto peligro regional (Europa oriental, Oriente Medio, Mar de China meridional) y global en el mundo de hoy?
Para evitar una peligrosa catástrofe, el paso de la lógica del hegemonismo a la lógica de la multipolaridad y el multilateralismo al que una iniciativa rusa (la Perestroikagorbacheviana, lo que se conoce como “el fin de la guerra fría), abrió la puerta hace un cuarto de siglo, se está haciendo cada vez más urgente.
Fuente original:
http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2016/10/15/siria-propaganda-peligros-y-responsabilidades-72465/
Francia ha vuelto a enfriar sus relaciones con Rusia a causa del veto ruso, en el Consejo de Seguridad de la ONU, a la propuesta francesa de prolongar el acuerdo de alto el fuego en Siria. Dicho acuerdo fue invalidado por el ataque aéreo “por error” contra fuerzas gubernamentales sirias por parte de la aviación de Estados Unidos, en Deir-el-Zor, el 17 de septiembre.
Uno de los peligros de estas guerras por actor interpuesto es que se registren enfrentamientos directos accidentales entre las potencias (nucleares) que tienen detrás, lo que puede degenerar en tensiones mayores de tanto riesgo como las que la guerra fría conoció en sus peores momentos. Lo inquietante de aquel ataque no es solo si entre los 60 muertos y más de 100 heridos había también algunos consejeros militares rusos. Si Moscú ha ocultado ese dato, sería una señal de un miedo más que razonable a que la cosa pase a mayores… Pero hay otra cosa.
Aquel ataque “erróneo” por parte de la fuerza aérea de Estados Unidos podría confirmar los informes de que el Pentágono estaba muy descontento con las condiciones del alto el fuego pactadas entre los ministros de exteriores Sergei Lavrov y John Kerry, pacto que incluía una coordinación militar con las fuerzas rusas que enfureció al Pentágono. Si eso es así, el cuadro que resulta se parece mucho a una especie de motín de los militares de Estados Unidos en contra de la política de su propio gobierno. Es mucho más interesante y grave que los “tocamientos” de Donald Trump, pero no ha sido tema.
Los medios de comunicación occidentales no han escarbado en este aspecto, pese a que las acciones militares “erroneas” tienen tradición. En 1999 esa fue la explicación de la bomba americana que entró por el balcón de la embajada china en Belgrado, destruyendo el edificio y matando a varios funcionarios chinos. La embajada albergaba secretamente parte del sistema de transmisiones del ejército serbio, pero las partes decidieron cubrir el asunto con la tesis del “error”. Ni a chinos ni a americanos les interesaba una escalada por aquello. Ahora tampoco a los rusos les interesa reconocer víctimas propias en aquel ataque, que permitió al Estado Islámico entrar en la ciudad y realizar una matanza antes de ser de nuevo rechazados por los gubernamentales.
Tal acción sitúa, en este caso concreto, a las fuerzas de Estados Unidos como ayudantes del Estado Islámico, su declarado enemigo, al que los amigos del Golfo(Arabia Saudí y Qatar) proporcionan, “apoyo logístico y financiero” con el conocimiento de Washington, tal como demuestran los correos de Hillary Clinton de 2014 recién divulgados por WikiLeaks. Y aún menos interesa mostrar el nivel de autonomía e insubordinación que el Pentágono puede mostrar desafiando a su gobierno, algo que el Presidente Obama ha experimentado personalmente durante su mandato en diversas ocasiones.
Dos días después del ataque “erroneo”, el 19 de septiembre, un convoy de la ONU con ayuda humanitaria para Alepo fue atacado a su vez con el resultado de 21 muertos y 18 de los 31 camiones destruidos. Rusia fue acusada por ello. El 12 de octubre el Presidente Putin desmintió tal acusación y señaló a “grupos terroristas”. La mentira forma parte de la política de las potencias y Moscú la practica. Una de sus mentiras más probables es la de continuar negando su responsabilidad en el derribo del vuelo MH17 en territorio ucraniano, el 17 de julio de 2014. Aquello tiene toda la pinta de haber sido un error criminal, agravado por el desmentido y la cínica y activa política de disimulo practicada a su alrededor. Pero del ataque al convoy de la ONU del día 19, lo menos que puede decirse es que no beneficia a los gubernamentales sirios ni a los rusos. Una vez más, cabe la posibilidad del “error criminal”, pero lo interesante es la diferente fijación mediática que ambos sucesos han merecido.
El ataque del día 17 en Deir-el-Zor no se ha problematizado particularmente, mientras que el de dos días después focalizó la atención sobre la responsabilidad criminal de Moscú. Algo parecido ocurre con la batalla de Alepo.
Las fuerzas gubernamentales, ayudadas por la aviación rusa, están batiendo allí a las fuerzas (fundamentalmente yihadistas) movilizadas por Occidente y los amigos del Golfo para el cambio de régimen en Siria. Lo más probable es que los gubernamentales consigan en las próximas semanas una victoria fundamental, haciéndose con el conjunto de la ciudad antes de que en Washington una nueva administración belicosa tenga tiempo de reaccionar incrementando aún más la tensión.
En Siria no hay buenos y malos, pero hay diferentes grados de responsabilidad que, una vez más, la intensa propaganda mediática occidental (recuerden los engaños de Yugoslavia, Irak y Libia, entre otros) invierte al apuntar en exclusiva a el Assad y a Putin.
Repitámoslo una vez más: desde el punto de vista del hegemonismo occidental, el crimen de Putin, tanto en Ucrania como en Siria, es oponerse militarmente a las operaciones de cambio de régimen. Eso sienta un precedente y un ejemplo muy peligroso en el contexto del pulso fundamental del mundo actual: la tensión entre el hegemonismo occidental y la potencia de las nuevas fuerzas emergentes de los Brics. Es el cuadro de los imperios combatientes. Lo demás son minucias.
En Siria aparecen los mismos recursos a onegés, “cascos blancos” y “observatorios de derechos humanos” al servicio y a sueldo del cambio de régimen, y los mismos medios de comunicación y propagandistas sacando a relucir Sarajevo, Grozny y hasta Guernica, pero no Gaza, Faluya o Mosul.
Lo que se está preparando en Mosul, el bombardeo con aviación y artillería de una gran ciudad llena de civiles no es muy diferente de Alepo. En ambos casos los asediados parapetados en medio de la población civil son los que mataron a los periodistas de Charlie Hebdo y estrellaron aviones en Nueva York (vinculados Al Qaeda) y ametrallaron las terrazas de París (vinculados al Estado Islámico). La diferencia está en quienes bombardean: la artillería contra Mosul es francesa, no de Assad, y la aviación fundamentalmente de Estados Unidos, no de Rusia.
Solo el trabajo y el dinero de una poderosa máquina de tergiversación propagandística impide que toda esta loca carrera belicista en la que los nuestros tienen la mayor responsabilidad, sea un obvio y manifiesto escándalo para la opinión pública occidental. La pregunta que debería estar en el centro debería ser: ¿Quién es el principal responsable de tantas víctimas humanas y de tanto peligro regional (Europa oriental, Oriente Medio, Mar de China meridional) y global en el mundo de hoy?
Para evitar una peligrosa catástrofe, el paso de la lógica del hegemonismo a la lógica de la multipolaridad y el multilateralismo al que una iniciativa rusa (la Perestroikagorbacheviana, lo que se conoce como “el fin de la guerra fría), abrió la puerta hace un cuarto de siglo, se está haciendo cada vez más urgente.
Fuente original:
http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2016/10/15/siria-propaganda-peligros-y-responsabilidades-72465/
miércoles, 7 de octubre de 2015
La “crisis de refugiados” sirios fue planeada por Turquía y Arabia Saudí
Entre 2011 y agosto de 2014 Turquía había acogido 1,5 millones de refugiados sirios. Otros 40.000 entraron en octubre, y a pesar de su dramática situación, permanecieron en los campos. ¿Por qué, de repente, miles de ellos no sólo deciden salir de Turquía sino que pueden hacerlo, a pesar del cerco militar? ¿Por qué se les dirige a Europa y no a las petromonarquías árabes del Golfo Pérsico o Irán? Eso sí, la Casa Saud ha ofrecido a Alemania la construcción de 200 mezquitas (wahabitas) para que los supervivientes sirios no olviden el terror del Estado Islámico.
Desde 2011, Turquía, Arabia Saudí y Qatar, incapaces de derrotar a Bashar Al Assad, lo han intentado todo con tal de convencer a Barak Obama de la necesidad de acabar con el mandatario sirio. Así, no dudaron en acusarle de derribar un avión turco en junio de 2012, del uso de gases químicos en agosto de 2013 o de ser incapaz de contener al Estado Islámico —monstruo creado por la CIA, el Mosad y el MI6, según el ex empleado de la NSA, Edward Snowden, y financiado por los jeques árabes según Hillary Clinton—, mostrando al mundo, a través del canal catarí Al Jazira, las impactantes imágenes de decapitaciones, de mujeres violadas y esclavas sexuales, de monumentos milenarios destruidos —como el Buda afgano—, y demás barbaries. Y Obama ni caso. ¡Pero si son casi las mismas imágenes protagonizadas por muyahidines (o sea, yihadistas), también Made in CIA, con las que George Bush, hace 15 años, consiguió conmover al mundo e invadir a Afganistán! En cambio, Obama parece más preocupado por el avance de China que por las peleas vecinales en aquella región.
“Alan” como casus belli
Todo indica que ambos países deciden inundar Europa de refugiados sirios, provocando conmoción social, y ofreciendo de paso a sus mandatarios el perfecto pretexto para “hacer algo serio por el pueblo sirio”.
Cuando las fotos de los cuerpos de un centenar de adultos sirios asfixiados o congelados en camiones no hirieron las sensibilidades, se intentó de nuevo con la imagen del cuerpo de Alan (“Roca” en kurdo), niño kurdo-sirio ahogado en una playa turca, acompañado del siguiente pie de foto: “Ha muerto porque Occidente no ha eliminado a Assad“, a sabiendas de que toda esta gente huye del terror del Estado Islámico.
¡Y objetivo conseguido! En Londres, Berlín y París ya se baraja bombardear a este devastado país, aunque sea ilegal incluso con sus propias leyes. Sorprende que la misma Angela Merkel que semanas atrás hizo llorar a una niña palestina denegando la petición de asilo para su familia de 5 miembros, se vuelva generosa y acoja a miles de sirios. ¡Hipócritas belicistas! Hasta julio de 2015 Alemania ganó unos 7,9 millones de euros por la venta de armas a los jeques árabes, un aumento del 30% con respecto al mismo periodo de 2014, mientras sus medios de comunicación censuran las imágenes de miles de niños y adultos yemeníes asesinados por las bombas de EEUU y Arabia, quienes además han destruido los depósitos de agua y alimentos, centrales eléctricas y hospitales matando a otras decenas de miles de civiles de hambre, enfermedades y heridas.
Ocultan que su llamada “Guerra Global contra el Terror”, desatada en Afganistán, Pakistán, Irak, Libia, Siria, Yemen, Somalia, Mali, Sudán, etc., ha generado decenas de millones de desplazados.
Vuelco radical en Oriente Próximo
Todo cambia en julio de 2015 tras la firma de la paz y el acuerdo nuclear entre Occidente e Irán. Se trata de un cambio cualitativo en el equilibrio de las fuerzas en una región que hasta este momento era favorable a Israel, Turquía y Arabia Saudí. La República Islámica, además de salvarse de un ataque militar de EEUU, había conseguido el compromiso de Obama de no intervenir militarmente en Siria. El rey Salmán de Arabia, temeroso de que Irán con el respaldo de EEUU vuelva a ser el “Gendarme del Golfo Pérsico”, y regrese al mercado del petróleo —por eso sigue manteniendo bajos los precios del crudo—, en su encuentro con el presidente de EEUU en la Casa Blanca —durante la “crisis de refugiados sirios”— no daba crédito al leer la declaración final de la visita: no hubo ni una sola mención a Irán ni a sus fechorías en Siria y Yemen.
De modo que Ankara y Riad están presionando a los europeos para que pongan fin al Estado sirio, y les urge por los siguientes motivos:
• La situación económica de ambos países ya no les permite seguir financiando a los rebeldes armados.
• La negativa de Assad de aceptar los planes de paz de Irán y Rusia —que preveían elecciones anticipadas y un periodo de transición, sin asignar un papel al presidente en el futuro del país— ha cerrado las vías de una salida menos dramática a la crisis política. Él, que ya es historia, ahora se enfrenta al Plan de Obama: su salida del poder (exiliarse), y la instauración de una administración dirigida por los oscurantistas Hermanos Musulmanes. En mayo pasado, EEUU y Turquía acordaron crear una zona de exclusión en tierra siria, supuestamente para proteger a los civiles, que servirá de base militar para los contras sirios y de acoger a los refugiados. Existe también un “Plan Joe Biden”, vicepresidente y candidato demócrata para las presidenciales de 2016, que es consciente que para ganar a Assad éste no debe sobrevivir a Obama, para lo que propone balcanizar el país en zona alauita, kurda y sunita.
Con el caos controlado por el Pentágono en Oriente Próximo, entre los 12 objetivos de acoso a Siria están el cortar las Rutas de la Seda diseñadas por China y seguir chantajeando a Irán, país que está perdiendo también al Líbano, su otra “profundidad estratégica”, por la crisis política generada por el movimiento indignado de “Apestáis”.
Por su parte, Tayyeb Erdogan convertirá en pesadilla el sueño de los kurdos sirios de fundar su autonomía en el norte del país, mientras que con el ruido mediático de la crisis de refugiados desvía las miradas de la guerra desatada contra los kurdos de su país.
El regreso al timo de la misión humanitaria
Quienes exigen una intervención militar en Siria para paralizar la huida de los sirios de su tierra ocultan al menos cuatro hechos:
a. Que desde 2012, EEUU, Gran Bretaña, Francia, Turquía e Israel llevan bombardeando este país, además de suministrar armas y dinero a los contras sirios. Según WikiLeaks, Washington, a través de acciones encubiertas, intenta debilitar y derribar su Gobierno desde 2006. Con tantas potencias en el ajo, ¿cómo es posible que se siga diciendo que es una “guerra civil”?
b. Que un ataque militar generaría más refugiados: el asesinato de Moammar al Gadafi fue el inicio del éxodo de los libios y la muerte de miles de sus ciudadanos en el mar.
Las situaciones apocalípticas generadas por la OTAN en los países agredidos ha hecho que sus dictadores asesinados se conviertan automáticamente en mártires, patriotas y mitos populares. La guerra es peor que el régimen de Bashar al Assad, y aunque acabe con otro “chico malo” de EEUU, será también el fin del Estado-Nación sirio.
http://blogs.publico.es/puntoyseguido/2967/la-crisis-de-refugiados-sirios-fue-planeada-por-turquia-y-arabia-saudi/
Desde 2011, Turquía, Arabia Saudí y Qatar, incapaces de derrotar a Bashar Al Assad, lo han intentado todo con tal de convencer a Barak Obama de la necesidad de acabar con el mandatario sirio. Así, no dudaron en acusarle de derribar un avión turco en junio de 2012, del uso de gases químicos en agosto de 2013 o de ser incapaz de contener al Estado Islámico —monstruo creado por la CIA, el Mosad y el MI6, según el ex empleado de la NSA, Edward Snowden, y financiado por los jeques árabes según Hillary Clinton—, mostrando al mundo, a través del canal catarí Al Jazira, las impactantes imágenes de decapitaciones, de mujeres violadas y esclavas sexuales, de monumentos milenarios destruidos —como el Buda afgano—, y demás barbaries. Y Obama ni caso. ¡Pero si son casi las mismas imágenes protagonizadas por muyahidines (o sea, yihadistas), también Made in CIA, con las que George Bush, hace 15 años, consiguió conmover al mundo e invadir a Afganistán! En cambio, Obama parece más preocupado por el avance de China que por las peleas vecinales en aquella región.
“Alan” como casus belli
Todo indica que ambos países deciden inundar Europa de refugiados sirios, provocando conmoción social, y ofreciendo de paso a sus mandatarios el perfecto pretexto para “hacer algo serio por el pueblo sirio”.
Cuando las fotos de los cuerpos de un centenar de adultos sirios asfixiados o congelados en camiones no hirieron las sensibilidades, se intentó de nuevo con la imagen del cuerpo de Alan (“Roca” en kurdo), niño kurdo-sirio ahogado en una playa turca, acompañado del siguiente pie de foto: “Ha muerto porque Occidente no ha eliminado a Assad“, a sabiendas de que toda esta gente huye del terror del Estado Islámico.
¡Y objetivo conseguido! En Londres, Berlín y París ya se baraja bombardear a este devastado país, aunque sea ilegal incluso con sus propias leyes. Sorprende que la misma Angela Merkel que semanas atrás hizo llorar a una niña palestina denegando la petición de asilo para su familia de 5 miembros, se vuelva generosa y acoja a miles de sirios. ¡Hipócritas belicistas! Hasta julio de 2015 Alemania ganó unos 7,9 millones de euros por la venta de armas a los jeques árabes, un aumento del 30% con respecto al mismo periodo de 2014, mientras sus medios de comunicación censuran las imágenes de miles de niños y adultos yemeníes asesinados por las bombas de EEUU y Arabia, quienes además han destruido los depósitos de agua y alimentos, centrales eléctricas y hospitales matando a otras decenas de miles de civiles de hambre, enfermedades y heridas.
Ocultan que su llamada “Guerra Global contra el Terror”, desatada en Afganistán, Pakistán, Irak, Libia, Siria, Yemen, Somalia, Mali, Sudán, etc., ha generado decenas de millones de desplazados.
Vuelco radical en Oriente Próximo
Todo cambia en julio de 2015 tras la firma de la paz y el acuerdo nuclear entre Occidente e Irán. Se trata de un cambio cualitativo en el equilibrio de las fuerzas en una región que hasta este momento era favorable a Israel, Turquía y Arabia Saudí. La República Islámica, además de salvarse de un ataque militar de EEUU, había conseguido el compromiso de Obama de no intervenir militarmente en Siria. El rey Salmán de Arabia, temeroso de que Irán con el respaldo de EEUU vuelva a ser el “Gendarme del Golfo Pérsico”, y regrese al mercado del petróleo —por eso sigue manteniendo bajos los precios del crudo—, en su encuentro con el presidente de EEUU en la Casa Blanca —durante la “crisis de refugiados sirios”— no daba crédito al leer la declaración final de la visita: no hubo ni una sola mención a Irán ni a sus fechorías en Siria y Yemen.
De modo que Ankara y Riad están presionando a los europeos para que pongan fin al Estado sirio, y les urge por los siguientes motivos:
• La situación económica de ambos países ya no les permite seguir financiando a los rebeldes armados.
• La negativa de Assad de aceptar los planes de paz de Irán y Rusia —que preveían elecciones anticipadas y un periodo de transición, sin asignar un papel al presidente en el futuro del país— ha cerrado las vías de una salida menos dramática a la crisis política. Él, que ya es historia, ahora se enfrenta al Plan de Obama: su salida del poder (exiliarse), y la instauración de una administración dirigida por los oscurantistas Hermanos Musulmanes. En mayo pasado, EEUU y Turquía acordaron crear una zona de exclusión en tierra siria, supuestamente para proteger a los civiles, que servirá de base militar para los contras sirios y de acoger a los refugiados. Existe también un “Plan Joe Biden”, vicepresidente y candidato demócrata para las presidenciales de 2016, que es consciente que para ganar a Assad éste no debe sobrevivir a Obama, para lo que propone balcanizar el país en zona alauita, kurda y sunita.
Con el caos controlado por el Pentágono en Oriente Próximo, entre los 12 objetivos de acoso a Siria están el cortar las Rutas de la Seda diseñadas por China y seguir chantajeando a Irán, país que está perdiendo también al Líbano, su otra “profundidad estratégica”, por la crisis política generada por el movimiento indignado de “Apestáis”.
Por su parte, Tayyeb Erdogan convertirá en pesadilla el sueño de los kurdos sirios de fundar su autonomía en el norte del país, mientras que con el ruido mediático de la crisis de refugiados desvía las miradas de la guerra desatada contra los kurdos de su país.
El regreso al timo de la misión humanitaria
Quienes exigen una intervención militar en Siria para paralizar la huida de los sirios de su tierra ocultan al menos cuatro hechos:
a. Que desde 2012, EEUU, Gran Bretaña, Francia, Turquía e Israel llevan bombardeando este país, además de suministrar armas y dinero a los contras sirios. Según WikiLeaks, Washington, a través de acciones encubiertas, intenta debilitar y derribar su Gobierno desde 2006. Con tantas potencias en el ajo, ¿cómo es posible que se siga diciendo que es una “guerra civil”?
b. Que un ataque militar generaría más refugiados: el asesinato de Moammar al Gadafi fue el inicio del éxodo de los libios y la muerte de miles de sus ciudadanos en el mar.
Las situaciones apocalípticas generadas por la OTAN en los países agredidos ha hecho que sus dictadores asesinados se conviertan automáticamente en mártires, patriotas y mitos populares. La guerra es peor que el régimen de Bashar al Assad, y aunque acabe con otro “chico malo” de EEUU, será también el fin del Estado-Nación sirio.
http://blogs.publico.es/puntoyseguido/2967/la-crisis-de-refugiados-sirios-fue-planeada-por-turquia-y-arabia-saudi/
martes, 17 de septiembre de 2013
75 documentalistas latinoamericanos se posicionan "por la vida del pueblo sirio y por la paz del mundo"
COMUNICADO DE DOCUMENTALISTAS LATINOAMERICANOS Y DEL CARIBE CONTRA EL ATAQUE A SIRIA Y POR LA PAZ
Los poderes fácticos de este mundo, vuelven a contarnos ficciones, a construirnos irrealidades para preparar nuestra aquiescencia a una guerra de proporciones y consecuencias incalculables.
La arrogancia de unos, la pasividad de otros, la feliz intervención positiva de otros mas, nos han colocado en los dias previos a un desenlace de salida pacífica o de abismo bélico, ésto último en caso de que los representantes y voceros de la mas absoluta minoría y de sus intereses financieros, económicos, geopolíticos, de dominación, logren su objetivo de atacar a un país con la excusa de castigar un supuesto ataque con armas químicas, ataque dudoso, con las informaciones surgidas hasta ahora, ataque construído mediáticamente, y mediáticamente protestado con muchos argumentos, testimonios y confesiones incluso por parte del bando contrario al gobierno sirio. Este ataque se sumaría a 33 meses de “guerra civil” auspiciada y pagada por potencias extranjeras, con el uso de mercenarios, que ha cobrado ya mas de 100.000 muertes.
Si fuera necesario refrescar la memoria de la consciencia mundial acerca de la absoluta falta de autoridad moral del gobierno de EEUU para “castigar” a nadie, recordemos que gobiernos anteriores de este país lanzaron dos bombas atómicas sobre dos poblaciones civiles, en los estertores de una guerra ya ganada -la guerra del pacífico durante la II Guerra llamada mundial- y contaminaron más recientemente a Irak con 3.000 toneladas de uranio empobrecido. Son estos dos episodios de una larga historia bélica, que comienza con la conquista de su actual territorio, basada en el genocidio de indígenas, la ocupación de tierras (alto porcentaje de lo que fue México) y continúa con decenas de intervenciones, desarrollo de golpes de estado y otras agresiones.
Como trabajadores de la conciencia, nosotrxs, documentalistas de América Latina, deseamos expresarnos rotundamente en contra de una aventura bélica más, que se haría en contra de la opinión y aspiración de la gran mayoria de los pueblos del mundo; queremos deplorar el uso de la mentira y el engaño para lograr el consentimiento del mundo a este atentado a la vida y a la soberanía de los pueblos; y deseamos hacer votos para que la humanidad consciente, que se moviliza todos estos días contra esta agresión, logre vencer las fuerzas minoritarias pero poderosas, que no dejan transitar al mundo por el camino de la vida, la justicia y la paz.
Por la vida del pueblo sirio y por la paz del mundo,
Liliane Blaser, Venezuela
Humberto Rios, Argentina
Ivan Sanjines, Bolivia
Susana Molina, Cuba
Cristian Calónico, Mexico
Mercedes Ramires, Costa Rica
Miguel Littin, Chile
Orlando Senna, Brasil
... y
hasta 75
Ana Maneiro, Venezuela
documentalistasamericalatina@gmail.com
Los poderes fácticos de este mundo, vuelven a contarnos ficciones, a construirnos irrealidades para preparar nuestra aquiescencia a una guerra de proporciones y consecuencias incalculables.
La arrogancia de unos, la pasividad de otros, la feliz intervención positiva de otros mas, nos han colocado en los dias previos a un desenlace de salida pacífica o de abismo bélico, ésto último en caso de que los representantes y voceros de la mas absoluta minoría y de sus intereses financieros, económicos, geopolíticos, de dominación, logren su objetivo de atacar a un país con la excusa de castigar un supuesto ataque con armas químicas, ataque dudoso, con las informaciones surgidas hasta ahora, ataque construído mediáticamente, y mediáticamente protestado con muchos argumentos, testimonios y confesiones incluso por parte del bando contrario al gobierno sirio. Este ataque se sumaría a 33 meses de “guerra civil” auspiciada y pagada por potencias extranjeras, con el uso de mercenarios, que ha cobrado ya mas de 100.000 muertes.
Si fuera necesario refrescar la memoria de la consciencia mundial acerca de la absoluta falta de autoridad moral del gobierno de EEUU para “castigar” a nadie, recordemos que gobiernos anteriores de este país lanzaron dos bombas atómicas sobre dos poblaciones civiles, en los estertores de una guerra ya ganada -la guerra del pacífico durante la II Guerra llamada mundial- y contaminaron más recientemente a Irak con 3.000 toneladas de uranio empobrecido. Son estos dos episodios de una larga historia bélica, que comienza con la conquista de su actual territorio, basada en el genocidio de indígenas, la ocupación de tierras (alto porcentaje de lo que fue México) y continúa con decenas de intervenciones, desarrollo de golpes de estado y otras agresiones.
Como trabajadores de la conciencia, nosotrxs, documentalistas de América Latina, deseamos expresarnos rotundamente en contra de una aventura bélica más, que se haría en contra de la opinión y aspiración de la gran mayoria de los pueblos del mundo; queremos deplorar el uso de la mentira y el engaño para lograr el consentimiento del mundo a este atentado a la vida y a la soberanía de los pueblos; y deseamos hacer votos para que la humanidad consciente, que se moviliza todos estos días contra esta agresión, logre vencer las fuerzas minoritarias pero poderosas, que no dejan transitar al mundo por el camino de la vida, la justicia y la paz.
Por la vida del pueblo sirio y por la paz del mundo,
Liliane Blaser, Venezuela
Humberto Rios, Argentina
Ivan Sanjines, Bolivia
Susana Molina, Cuba
Cristian Calónico, Mexico
Mercedes Ramires, Costa Rica
Miguel Littin, Chile
Orlando Senna, Brasil
... y
hasta 75
Ana Maneiro, Venezuela
documentalistasamericalatina@gmail.com
jueves, 12 de septiembre de 2013
De lo que no se habla sobre Siria
Vicenç Navarro
Público.es
Para entender qué está pasando en Siria hay que entender qué está pasando en EEUU, lo cual no es fácil en España debido a la insuficiente y/o sesgada cobertura por parte de los medios de información españoles (con algunas excepciones) de la realidad de aquel país. Hoy EEUU está viviendo un momento de gran conflictividad cuya resolución marcará el país por muchos años. Por un lado, estamos viendo la aplicación de unas políticas de recortes de gasto público sin precedentes, recortes que se están justificando por la supuesta necesidad de reducir lo que se considera un excesivo nivel de déficit público. A fin de alcanzar la disminución de este déficit, se están recortando de una manera radical servicios del escasamente financiado Estado del Bienestar estadounidense, afectando especialmente a los servicios y transferencias públicas a las poblaciones más vulnerables, tales como el programa Food Stamps (vales alimentarios) que los Estados proveen en bases discrecionales y asistenciales a la población pobre que no tiene fondos para comprar alimentos y que el propio gobierno federal (su Departamento de Agricultura) define como “food insecure”, que quiere decir, como señala en lenguaje más accesible el The New York Times, “personas que tienen hambre” (“On the Edge of Poverty; at the Center of a Debate” 05.09.13. p. A3), y que son 49 millones de ciudadanos y residentes estadounidenses que representan nada menos que un 16,4% de la población de EEUU (véase el informe Food Insecurity Survey. Department of Agriculture. US Federal Government. 2012).
Por otro lado, el Presidente Obama está pidiendo la aprobación del Congreso de EEUU para llevar a cabo un acto de intervención militar contra el gobierno de Siria, aduciendo que dicho gobierno ha cometido un acto (la utilización de armas químicas en un conflicto armado) que debería ser penalizado. No sancionarlo implicaría -según el Presidente Obama- una pérdida de credibilidad, no solo de EEUU, sino de la comunidad internacional, pues tanto el gobierno de EEUU como la comunidad internacional se habían comprometido en varios tratados internacionales a no autorizar tales armas en los frentes de batalla. En la reciente reunión del G-20, el Presidente Obama señaló que “gasear gente inocente con armas químicas, incluso contra niños, es algo que nosotros no hacemos y que no debemos permitir” (Financial Times, 7 de septiembre de 2013, p. 4)
¿Qué credibilidad tienen los argumentos utilizados para justificar el bombardeo de Siria?
Tales argumentos aducidos por la Administración Obama, sin embargo, tienen escasa credibilidad. En realidad, el gobierno federal de EEUU ha sido uno de los gobiernos que ha utilizado con más frecuencia armamento químico (y biológico) en los frentes de batalla. El caso más notorio fue la utilización por parte de las Fuerzas Armadas de EEUU en Vietnam, Laos y Camboya de 45 millones de litros del Agente Naranja (una dioxina altamente tóxica), afectando a más de medio millón de personas (matándolas o hiriéndolas y deformándolas) entre las poblaciones bombardeadas en Vietnam, Camboya y Laos. Todavía hoy, y como secuela de aquellos bombardeos, existe un gran número de nacimientos de infantes con enormes deformidades entre las poblaciones de aquellos países expuestas a tal arma química, que continúa en el suelo de más de cuatro millones de acres de esos territorios.
El gobierno federal de EEUU ha utilizado también, además de armas químicas, armas bacteriológicas (también prohibidas en los tratados internacionales) en contra de varios países en América Latina (incluyendo Cuba, causa de la epidemia de dengue en 1981, que mató a 188 personas, incluyendo 88 niños). E incluso, más recientemente, el caso más notorio de utilización masiva de armas químicas fue el que llevó a cabo el gobierno iraquí (liderado entonces por Saddam Hussein) contra Irán, utilización con pleno conocimiento y apoyo del gobierno federal de EEUU, que apoyaba al dictador iraquí en aquel conflicto (ver Jeffrey St. Clair “Germ War: The U.S. Record”, CounterPunch. 03.09.13). Y el mismo gobierno federal de EEUU tiene, entre sus aliados, algunos de los mayores violadores de derechos humanos hoy en el mundo, tales como Arabia Saudí, que tiene un enorme arsenal de armas químicas que, según varias cadenas de información, han sido proveídas a los extremistas islámicos, en la oposición al dictador sirio (ver Eric Draitser “Debunking Obama’s Chemical Weapons Case Against the Syrian Government” CounterPunch Sept.02, 2013), los cuales poseen ese tipo de armas como ha indicado también Carla del Ponte, miembro de la Comisión Internacional de Investigación de las Naciones Unidas para investigar casos anteriores de utilización de armas químicas en Siria, que ha señalado la posesión y utilización de tales armas en el pasado por los rebeldes (ver David Lindorff “While House Document Proving Syria’s Guilt does not pass Small text” CounterPunch, Sep.3, 2013). En realidad, dichas armas han sido utilizadas por los dos lados del conflicto en Siria.
Ni que decir tiene que la utilización de tales armas debe denunciarse y condenarse, sin ser selectivos y discriminatorios en tal denuncia (como es el caso notorio de Bernard Henri Levi, el filósofo francés que ha adquirido gran notoriedad por su oportunismo y selectiva denuncia de la utilización de esas armas, sin nunca haber hecho la denuncia de su utilización por parte de los gobiernos estadounidense o europeos, incluyendo el estado francés (tal y como señala Diana Johnstone en su artículo “France’s Philosopher Bombardier: No War for Bernard Henri Levi”, Counter Punch, Sept. 3. 2013).
¿Por qué ahora y no antes?
Que hay que penalizar la utilización de ese armamento en cualquier parte del mundo y por cualquier estado es un punto sobre el cual existe bastante acuerdo internacional. Pero, ¿por qué ahora y no antes? ¿Y por qué EEUU y no otros países? Y, ¿por qué no hacerlo a través de otros medios no militares o incluso, en caso de que fueran militares ¿por qué el gobierno federal de EEUU y no otros? Para contestar a estas preguntas, hay que entender, como dije antes, la situación de EEUU y los momentos históricos que este país está viviendo, lo cual raramente se hace en los medios. Veamos los datos.
Hoy EEUU está en un momento de profunda crisis, habiéndose acentuado todavía más la deslegitimación del establishment financiero, económico, y político de aquel país a partir del periodo de imposición de medidas sumamente impopulares sin ningún mandato popular. La enorme influencia del establishment financiero y económico (lo que en EEUU se llama la Corporate Class) en la vida política y mediática del país y el impacto sumamente impopular de las políticas públicas realizadas por las instituciones llamadas representativas han creado un rechazo generalizado hacia esos establishments. Hoy, desde la Seguridad Social (el sistema de pensiones públicas) hasta los servicios públicos del Estado del Bienestar están en peligro. Nunca antes el Estado del Bienestar estadounidense había estado tan amenazado como ahora (una situación que también ocurre en la Unión Europea y que alcanza dimensiones extremas en España). Los recortes en las áreas sociales son enormes y, tal y como he indicado anteriormente, el Congreso acaba de aprobar un recorte de 40.000 millones de dólares al programa Food Stamps que alimenta a casi uno de cada tres niños en EEUU (20 millones de niños asistidos). Estos recortes van acompañados de intervenciones públicas que benefician enormemente a la Corporate Class y a las rentas superiores del país, habiendo alcanzado unos niveles de desigualdad sin precedentes desde principios del siglo XX, al inicio de la Gran Depresión. Hoy, una persona del decil superior de renta en EEUU vive quince años más que una persona del decil inferior (en España son diez años y en el promedio de la Unión Europea de los Quince son siete años).
La Corporate Class y su complejo militar industrial
Un eje central de la Corporate Class, que es enormemente poderoso (tal y como ya alertó en su día el General Eisenhower, más tarde Presidente del país), es el complejo militar industrial. La voz más crítica de este complejo fue Martin Luther King, que lo había denunciado como el gran defensor de la Corporate Class de EEUU y que, para realizar su misión, consumía enormes recursos a costa de empobrecer el escasamente financiado estado del bienestar del país. Consume el 20% del presupuesto federal (718.000 millones de dólares), de los cuales 159.000 millones han sido gastados en las guerras de Irak y Afganistán (esta cifra no incluye los beneficios sociales de los veteranos de las guerras y otros servicios militares, cifra que alcanza otros 127.000 millones). El gobierno federal de EEUU gasta más en sus Fuerzas Armadas que la suma en gastos militares de los 13 países que le siguen después por nivel de gasto militar. Es una inversión enorme, que se debe al poder de la industria armamentística. Más de 350.000 millones de dólares fueron a contratos por equipamiento y mantenimiento de material militar consumido en Irak y Afganistán (estos datos proceden de Brad Plumer, “ America's staggering Defense Budget in Charts ”, The Washington Post January 7, 2013). Es un gasto público enorme que configura la economía de EEUU y gran parte de sus políticas públicas. En realidad (según los cálculos de Dean Baker y David Rosnick del Center for Economic and Policy Research de Washington), más del 26% del déficit público del estado federal se debe al gasto en las intervenciones militares de Afganistán e Irak, así como el pago de otras intervenciones que han estado ocurriendo a una frecuencia de un conflicto cada tres años en los últimos treinta años.
Y este gran poder deriva de su función que es la de defender globalmente y mundialmente los intereses primordialmente de la Corporate Class de aquel país. Todo este gasto público se realiza a costa de un enorme sacrificio del bienestar de las propias clases populares de EEUU (como denunció Martin Luther King, tal como indico en mi artículo “Lo que no se dijo sobre Martin Luther King”, Público, 3 de septiembre de 2013). No existe plena conciencia fuera de EEUU de que las clases populares de este país son las primeras víctimas de tal “sistema imperial”, tal y como lo definió Martin Luther King. Hoy, a la vez que se están reduciendo los fondos alimentarios para la población pobre, se están haciendo preparativos militares que costarán más de 1000 millones de dólares.
La enorme crisis de legitimidad del sistema político estadounidense
El enorme descrédito de la Corporate Class, de sus instituciones representativas (la mayoría de fondos que los políticos se gastan en sus campañas proceden de miembros de tal clase social, situación legalizada por la Corte Suprema de EEUU), acentuado por la gran crisis actual, donde el estándar de vida de las familias estadounidenses ha ido disminuyendo en los últimos treinta años (y muy marcadamente en estos años de crisis), explica el creciente hartazgo de la población hacia las instituciones políticas. Ya antes de que apareciera Siria en el horizonte, el Stimson Center publicó en mayo una encuesta en la que se pedía la opinión de los ciudadanos sobre su percepción y deseos sobre el gasto militar. La gran mayoría de la ciudadanía quería una reducción radical del gasto militar mucho más acentuada que cualquier propuesta hecha en el Congreso o por la Casa Blanca. En realidad, ya en respuesta a este enfado generalizado y hartazgo de guerras, la Administración Obama había hecho propuestas (consideradas muy insuficientes por la mayoría de la población) de bajar tal gasto, habiéndolo reducido en los últimos años.
El bombardeo de Siria, sin embargo, costará, según cálculos iniciales, más de 1.000 millones de dólares (lo cual ha incrementado inmediatamente, tal y como informó el Boston Herald (31 Agosto 2013), el valor de las acciones –que estaban bajando– de las empresas productoras de material militar tales como General Dynamics, Boeing, BAE Systems, Raytheon y muchas otras). Mientras, como indiqué en el párrafo anterior, el mismo gobierno federal está recortando fondos para alimentar a niños que pasan hambre.
La llamada a la intervención militar en Siria
El argumento aducido por la Administración Obama para bombardear Siria –la penalización al gobierno Asad por el empleo de armas químicas- carece, como he dicho antes, de credibilidad, pues tales armas se han utilizado anteriormente en el conflicto sirio, por ambas partes, tal y como documentó la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en su investigación de la situación en Siria así como en muchos otros conflictos llevados a cabo por EEUU (como en Vietnam), o por sus aliados, como Israel en 2009, en su represión de la población palestina de Gaza (tal y como ha denunciado Amnistía Internacional y señalado Chris Hedges, jefe de la oficina del Middle East del The New York Times (ver la entrevista en mi blog www.vnavarro.org)), o, como he indicado anteriormente, por los aliados de EEUU, como el entonces aliado Saddam Hussein en su lucha contra Irán en 1988. En realidad, la historia de EEUU está llena de casos de utilización de armas biológicas y químicas, tanto por su gobierno como por sus aliados.
¿Cuál es, entonces, el motivo real para iniciar tal bombardeo de Siria? Hay varios motivos, todos ellos relacionados con la situación en EEUU. La pérdida de legitimidad del establishment de aquel país es enorme y se encuentra en una situación muy defensiva, acorralada. Siente que tiene que hacer algo, tanto en el interior como en el exterior del país. El Medio Oriente (de enorme importancia estratégica para el establishment estadounidense y europeo) está en una situación volcánica, en la que EEUU está perdiendo el control. Hoy esta zona del mundo es un volcán que está explotando.
Para aquel establishment de EEUU y europeo, Irán es el centro del mal, que quiere decir que puede afectar más negativamente sus intereses. La alianza Siria-Irán, apoyada por Rusia, representa una amenaza a la hegemonía de EEUU en aquella zona. Y últimamente parecía que el dictador Asad en su lucha contra los rebeldes podría prevalecer y ganar en aquel conflicto. De ahí que se intente ahora aprovechar el incidente de las armas químicas para atacar y debilitar a tal gobierno. Este es el objetivo de tal intervención: intentar recuperar tal hegemonía que está perdiendo el gobierno federal de EEUU (y de Europa), tanto en el exterior como en el interior.
Y una de las primeras movilizaciones en contra de esta recuperación del dominio procede precisamente de las clases populares de EEUU. Para el Presidente Obama, tal decisión de bombardear Siria le significará un enorme coste político. Como muy bien ha señalado el que fue Ministro de Trabajo del gobierno Clinton, Robert Reich (ver Robert Reich “Obama’s Political Capital And the Slippery Stone of Syria”), tal intervención, que le iría muy bien al establishment estadounidense para desviar la atención del país hacia el exterior, (en un momento de grandes tensiones dentro del país), le debilitará enormemente, independientemente de que sea o no aprobada por el Congreso de EEUU (una institución que sólo goza de un 15% de apoyo popular, precisamente por percibirse por parte de la población estar instrumentalizada por la Corporate America). Es probable que la Cámara Baja del Congreso (la menos alejada de la población) vote en contra debido al enorme enfado que la población ha mostrado a la mayoría de congresistas en sus distritos. Han sido precisamente las bases del Partido Demócrata (el movimiento sindical, el movimiento de derechos civiles, el movimiento feminista y el ecológico progresista) las que se han opuesto más a tal bombardeo. Y hoy, la movilización popular contra tal intervención (que está bombardeando el Congreso con llamadas y mensajes contra la intervención militar) está generalizada. Pero el establishment estadounidense está movilizándose a través de los medios de información para que el Congreso autorice tal intervención.
Hoy, la población recibe constantemente mensajes que la credibilidad del país está en juego, indicando que el rechazo se leerá como una negación por parte del pueblo estadounidense a continuar liderando las fuerzas que representan la democracia y la libertad, un mensaje que se ha repetido continuamente para defender dictaduras y regímenes feudales (y que van desde Arabia Saudí y Qatar a Honduras y antes Haití) que han estado oprimiendo precisamente la libertad y la democracia.
Ocurra lo que ocurra, se inicia una nueva etapa en EEUU (incluso en caso de que la Cámara Baja apoyara la intervención), donde la población, y muy en particular las clases populares, están hartas de las guerras e intervenciones del gobierno de EEUU para defender lo que Martin Luther King llamaba el “rol imperial” de la Corporate Class, que está perdiendo muy rápidamente su apoyo popular. Y este es el punto clave que marcará claramente un cambio importante en la historia de EEUU (y creo que también del mundo).
Fuente: http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2013/09/10/de-lo-que-no-se-habla-sobre-siria/
Para entender qué está pasando en Siria hay que entender qué está pasando en EEUU, lo cual no es fácil en España debido a la insuficiente y/o sesgada cobertura por parte de los medios de información españoles (con algunas excepciones) de la realidad de aquel país. Hoy EEUU está viviendo un momento de gran conflictividad cuya resolución marcará el país por muchos años. Por un lado, estamos viendo la aplicación de unas políticas de recortes de gasto público sin precedentes, recortes que se están justificando por la supuesta necesidad de reducir lo que se considera un excesivo nivel de déficit público. A fin de alcanzar la disminución de este déficit, se están recortando de una manera radical servicios del escasamente financiado Estado del Bienestar estadounidense, afectando especialmente a los servicios y transferencias públicas a las poblaciones más vulnerables, tales como el programa Food Stamps (vales alimentarios) que los Estados proveen en bases discrecionales y asistenciales a la población pobre que no tiene fondos para comprar alimentos y que el propio gobierno federal (su Departamento de Agricultura) define como “food insecure”, que quiere decir, como señala en lenguaje más accesible el The New York Times, “personas que tienen hambre” (“On the Edge of Poverty; at the Center of a Debate” 05.09.13. p. A3), y que son 49 millones de ciudadanos y residentes estadounidenses que representan nada menos que un 16,4% de la población de EEUU (véase el informe Food Insecurity Survey. Department of Agriculture. US Federal Government. 2012).
Por otro lado, el Presidente Obama está pidiendo la aprobación del Congreso de EEUU para llevar a cabo un acto de intervención militar contra el gobierno de Siria, aduciendo que dicho gobierno ha cometido un acto (la utilización de armas químicas en un conflicto armado) que debería ser penalizado. No sancionarlo implicaría -según el Presidente Obama- una pérdida de credibilidad, no solo de EEUU, sino de la comunidad internacional, pues tanto el gobierno de EEUU como la comunidad internacional se habían comprometido en varios tratados internacionales a no autorizar tales armas en los frentes de batalla. En la reciente reunión del G-20, el Presidente Obama señaló que “gasear gente inocente con armas químicas, incluso contra niños, es algo que nosotros no hacemos y que no debemos permitir” (Financial Times, 7 de septiembre de 2013, p. 4)
¿Qué credibilidad tienen los argumentos utilizados para justificar el bombardeo de Siria?
Tales argumentos aducidos por la Administración Obama, sin embargo, tienen escasa credibilidad. En realidad, el gobierno federal de EEUU ha sido uno de los gobiernos que ha utilizado con más frecuencia armamento químico (y biológico) en los frentes de batalla. El caso más notorio fue la utilización por parte de las Fuerzas Armadas de EEUU en Vietnam, Laos y Camboya de 45 millones de litros del Agente Naranja (una dioxina altamente tóxica), afectando a más de medio millón de personas (matándolas o hiriéndolas y deformándolas) entre las poblaciones bombardeadas en Vietnam, Camboya y Laos. Todavía hoy, y como secuela de aquellos bombardeos, existe un gran número de nacimientos de infantes con enormes deformidades entre las poblaciones de aquellos países expuestas a tal arma química, que continúa en el suelo de más de cuatro millones de acres de esos territorios.
El gobierno federal de EEUU ha utilizado también, además de armas químicas, armas bacteriológicas (también prohibidas en los tratados internacionales) en contra de varios países en América Latina (incluyendo Cuba, causa de la epidemia de dengue en 1981, que mató a 188 personas, incluyendo 88 niños). E incluso, más recientemente, el caso más notorio de utilización masiva de armas químicas fue el que llevó a cabo el gobierno iraquí (liderado entonces por Saddam Hussein) contra Irán, utilización con pleno conocimiento y apoyo del gobierno federal de EEUU, que apoyaba al dictador iraquí en aquel conflicto (ver Jeffrey St. Clair “Germ War: The U.S. Record”, CounterPunch. 03.09.13). Y el mismo gobierno federal de EEUU tiene, entre sus aliados, algunos de los mayores violadores de derechos humanos hoy en el mundo, tales como Arabia Saudí, que tiene un enorme arsenal de armas químicas que, según varias cadenas de información, han sido proveídas a los extremistas islámicos, en la oposición al dictador sirio (ver Eric Draitser “Debunking Obama’s Chemical Weapons Case Against the Syrian Government” CounterPunch Sept.02, 2013), los cuales poseen ese tipo de armas como ha indicado también Carla del Ponte, miembro de la Comisión Internacional de Investigación de las Naciones Unidas para investigar casos anteriores de utilización de armas químicas en Siria, que ha señalado la posesión y utilización de tales armas en el pasado por los rebeldes (ver David Lindorff “While House Document Proving Syria’s Guilt does not pass Small text” CounterPunch, Sep.3, 2013). En realidad, dichas armas han sido utilizadas por los dos lados del conflicto en Siria.
Ni que decir tiene que la utilización de tales armas debe denunciarse y condenarse, sin ser selectivos y discriminatorios en tal denuncia (como es el caso notorio de Bernard Henri Levi, el filósofo francés que ha adquirido gran notoriedad por su oportunismo y selectiva denuncia de la utilización de esas armas, sin nunca haber hecho la denuncia de su utilización por parte de los gobiernos estadounidense o europeos, incluyendo el estado francés (tal y como señala Diana Johnstone en su artículo “France’s Philosopher Bombardier: No War for Bernard Henri Levi”, Counter Punch, Sept. 3. 2013).
¿Por qué ahora y no antes?
Que hay que penalizar la utilización de ese armamento en cualquier parte del mundo y por cualquier estado es un punto sobre el cual existe bastante acuerdo internacional. Pero, ¿por qué ahora y no antes? ¿Y por qué EEUU y no otros países? Y, ¿por qué no hacerlo a través de otros medios no militares o incluso, en caso de que fueran militares ¿por qué el gobierno federal de EEUU y no otros? Para contestar a estas preguntas, hay que entender, como dije antes, la situación de EEUU y los momentos históricos que este país está viviendo, lo cual raramente se hace en los medios. Veamos los datos.
Hoy EEUU está en un momento de profunda crisis, habiéndose acentuado todavía más la deslegitimación del establishment financiero, económico, y político de aquel país a partir del periodo de imposición de medidas sumamente impopulares sin ningún mandato popular. La enorme influencia del establishment financiero y económico (lo que en EEUU se llama la Corporate Class) en la vida política y mediática del país y el impacto sumamente impopular de las políticas públicas realizadas por las instituciones llamadas representativas han creado un rechazo generalizado hacia esos establishments. Hoy, desde la Seguridad Social (el sistema de pensiones públicas) hasta los servicios públicos del Estado del Bienestar están en peligro. Nunca antes el Estado del Bienestar estadounidense había estado tan amenazado como ahora (una situación que también ocurre en la Unión Europea y que alcanza dimensiones extremas en España). Los recortes en las áreas sociales son enormes y, tal y como he indicado anteriormente, el Congreso acaba de aprobar un recorte de 40.000 millones de dólares al programa Food Stamps que alimenta a casi uno de cada tres niños en EEUU (20 millones de niños asistidos). Estos recortes van acompañados de intervenciones públicas que benefician enormemente a la Corporate Class y a las rentas superiores del país, habiendo alcanzado unos niveles de desigualdad sin precedentes desde principios del siglo XX, al inicio de la Gran Depresión. Hoy, una persona del decil superior de renta en EEUU vive quince años más que una persona del decil inferior (en España son diez años y en el promedio de la Unión Europea de los Quince son siete años).
La Corporate Class y su complejo militar industrial
Un eje central de la Corporate Class, que es enormemente poderoso (tal y como ya alertó en su día el General Eisenhower, más tarde Presidente del país), es el complejo militar industrial. La voz más crítica de este complejo fue Martin Luther King, que lo había denunciado como el gran defensor de la Corporate Class de EEUU y que, para realizar su misión, consumía enormes recursos a costa de empobrecer el escasamente financiado estado del bienestar del país. Consume el 20% del presupuesto federal (718.000 millones de dólares), de los cuales 159.000 millones han sido gastados en las guerras de Irak y Afganistán (esta cifra no incluye los beneficios sociales de los veteranos de las guerras y otros servicios militares, cifra que alcanza otros 127.000 millones). El gobierno federal de EEUU gasta más en sus Fuerzas Armadas que la suma en gastos militares de los 13 países que le siguen después por nivel de gasto militar. Es una inversión enorme, que se debe al poder de la industria armamentística. Más de 350.000 millones de dólares fueron a contratos por equipamiento y mantenimiento de material militar consumido en Irak y Afganistán (estos datos proceden de Brad Plumer, “ America's staggering Defense Budget in Charts ”, The Washington Post January 7, 2013). Es un gasto público enorme que configura la economía de EEUU y gran parte de sus políticas públicas. En realidad (según los cálculos de Dean Baker y David Rosnick del Center for Economic and Policy Research de Washington), más del 26% del déficit público del estado federal se debe al gasto en las intervenciones militares de Afganistán e Irak, así como el pago de otras intervenciones que han estado ocurriendo a una frecuencia de un conflicto cada tres años en los últimos treinta años.
Y este gran poder deriva de su función que es la de defender globalmente y mundialmente los intereses primordialmente de la Corporate Class de aquel país. Todo este gasto público se realiza a costa de un enorme sacrificio del bienestar de las propias clases populares de EEUU (como denunció Martin Luther King, tal como indico en mi artículo “Lo que no se dijo sobre Martin Luther King”, Público, 3 de septiembre de 2013). No existe plena conciencia fuera de EEUU de que las clases populares de este país son las primeras víctimas de tal “sistema imperial”, tal y como lo definió Martin Luther King. Hoy, a la vez que se están reduciendo los fondos alimentarios para la población pobre, se están haciendo preparativos militares que costarán más de 1000 millones de dólares.
La enorme crisis de legitimidad del sistema político estadounidense
El enorme descrédito de la Corporate Class, de sus instituciones representativas (la mayoría de fondos que los políticos se gastan en sus campañas proceden de miembros de tal clase social, situación legalizada por la Corte Suprema de EEUU), acentuado por la gran crisis actual, donde el estándar de vida de las familias estadounidenses ha ido disminuyendo en los últimos treinta años (y muy marcadamente en estos años de crisis), explica el creciente hartazgo de la población hacia las instituciones políticas. Ya antes de que apareciera Siria en el horizonte, el Stimson Center publicó en mayo una encuesta en la que se pedía la opinión de los ciudadanos sobre su percepción y deseos sobre el gasto militar. La gran mayoría de la ciudadanía quería una reducción radical del gasto militar mucho más acentuada que cualquier propuesta hecha en el Congreso o por la Casa Blanca. En realidad, ya en respuesta a este enfado generalizado y hartazgo de guerras, la Administración Obama había hecho propuestas (consideradas muy insuficientes por la mayoría de la población) de bajar tal gasto, habiéndolo reducido en los últimos años.
El bombardeo de Siria, sin embargo, costará, según cálculos iniciales, más de 1.000 millones de dólares (lo cual ha incrementado inmediatamente, tal y como informó el Boston Herald (31 Agosto 2013), el valor de las acciones –que estaban bajando– de las empresas productoras de material militar tales como General Dynamics, Boeing, BAE Systems, Raytheon y muchas otras). Mientras, como indiqué en el párrafo anterior, el mismo gobierno federal está recortando fondos para alimentar a niños que pasan hambre.
La llamada a la intervención militar en Siria
El argumento aducido por la Administración Obama para bombardear Siria –la penalización al gobierno Asad por el empleo de armas químicas- carece, como he dicho antes, de credibilidad, pues tales armas se han utilizado anteriormente en el conflicto sirio, por ambas partes, tal y como documentó la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en su investigación de la situación en Siria así como en muchos otros conflictos llevados a cabo por EEUU (como en Vietnam), o por sus aliados, como Israel en 2009, en su represión de la población palestina de Gaza (tal y como ha denunciado Amnistía Internacional y señalado Chris Hedges, jefe de la oficina del Middle East del The New York Times (ver la entrevista en mi blog www.vnavarro.org)), o, como he indicado anteriormente, por los aliados de EEUU, como el entonces aliado Saddam Hussein en su lucha contra Irán en 1988. En realidad, la historia de EEUU está llena de casos de utilización de armas biológicas y químicas, tanto por su gobierno como por sus aliados.
¿Cuál es, entonces, el motivo real para iniciar tal bombardeo de Siria? Hay varios motivos, todos ellos relacionados con la situación en EEUU. La pérdida de legitimidad del establishment de aquel país es enorme y se encuentra en una situación muy defensiva, acorralada. Siente que tiene que hacer algo, tanto en el interior como en el exterior del país. El Medio Oriente (de enorme importancia estratégica para el establishment estadounidense y europeo) está en una situación volcánica, en la que EEUU está perdiendo el control. Hoy esta zona del mundo es un volcán que está explotando.
Para aquel establishment de EEUU y europeo, Irán es el centro del mal, que quiere decir que puede afectar más negativamente sus intereses. La alianza Siria-Irán, apoyada por Rusia, representa una amenaza a la hegemonía de EEUU en aquella zona. Y últimamente parecía que el dictador Asad en su lucha contra los rebeldes podría prevalecer y ganar en aquel conflicto. De ahí que se intente ahora aprovechar el incidente de las armas químicas para atacar y debilitar a tal gobierno. Este es el objetivo de tal intervención: intentar recuperar tal hegemonía que está perdiendo el gobierno federal de EEUU (y de Europa), tanto en el exterior como en el interior.
Y una de las primeras movilizaciones en contra de esta recuperación del dominio procede precisamente de las clases populares de EEUU. Para el Presidente Obama, tal decisión de bombardear Siria le significará un enorme coste político. Como muy bien ha señalado el que fue Ministro de Trabajo del gobierno Clinton, Robert Reich (ver Robert Reich “Obama’s Political Capital And the Slippery Stone of Syria”), tal intervención, que le iría muy bien al establishment estadounidense para desviar la atención del país hacia el exterior, (en un momento de grandes tensiones dentro del país), le debilitará enormemente, independientemente de que sea o no aprobada por el Congreso de EEUU (una institución que sólo goza de un 15% de apoyo popular, precisamente por percibirse por parte de la población estar instrumentalizada por la Corporate America). Es probable que la Cámara Baja del Congreso (la menos alejada de la población) vote en contra debido al enorme enfado que la población ha mostrado a la mayoría de congresistas en sus distritos. Han sido precisamente las bases del Partido Demócrata (el movimiento sindical, el movimiento de derechos civiles, el movimiento feminista y el ecológico progresista) las que se han opuesto más a tal bombardeo. Y hoy, la movilización popular contra tal intervención (que está bombardeando el Congreso con llamadas y mensajes contra la intervención militar) está generalizada. Pero el establishment estadounidense está movilizándose a través de los medios de información para que el Congreso autorice tal intervención.
Hoy, la población recibe constantemente mensajes que la credibilidad del país está en juego, indicando que el rechazo se leerá como una negación por parte del pueblo estadounidense a continuar liderando las fuerzas que representan la democracia y la libertad, un mensaje que se ha repetido continuamente para defender dictaduras y regímenes feudales (y que van desde Arabia Saudí y Qatar a Honduras y antes Haití) que han estado oprimiendo precisamente la libertad y la democracia.
Ocurra lo que ocurra, se inicia una nueva etapa en EEUU (incluso en caso de que la Cámara Baja apoyara la intervención), donde la población, y muy en particular las clases populares, están hartas de las guerras e intervenciones del gobierno de EEUU para defender lo que Martin Luther King llamaba el “rol imperial” de la Corporate Class, que está perdiendo muy rápidamente su apoyo popular. Y este es el punto clave que marcará claramente un cambio importante en la historia de EEUU (y creo que también del mundo).
Fuente: http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2013/09/10/de-lo-que-no-se-habla-sobre-siria/
sábado, 7 de septiembre de 2013
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