Mostrando entradas con la etiqueta Antonio. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Antonio. Mostrar todas las entradas

lunes, 16 de septiembre de 2013

La vida se renueva constantemente... o cuando no se puede decir "no puedo"

Este bello artículo sobre la vida, la fuerza de la vida, de Rosa Montero, viene perfecto para presentar a Antonio, mi nuevo nieto. Antonio han nacido muy bien, es un bebé precioso, llama la atención por lo bonito que es. Podría haber sido menos guapo y para nosotros, su familia, sería igualmente una gran alegría. La vida nos sorprende gratamente muchas veces y hay que disfrutarlo. La maravilla y el regalo que es la vida, nos ha llenado de felicidad con Antonio, todos le deseamos una vida larga y plena de felicidad.

"Hace años fui a cumplir un encargo a un piso de unos amigos que llevaba cerrado y desocupado más de dos meses. Recogí los papeles que iba a buscar y, cuando ya estaba a punto de irme, vi por casualidad que en la jardinera del balcón, bajo un sol veraniego achicharrante, seguía viva una planta. Estaba muy alicaída, agonizante; a su alrededor, todas las demás plantas habían muerto ya, dejando un panorama desolado de hojarasca reseca y telarañas. Pero ella seguía luchando por vivir a pesar de los dos meses de abandono. Comprendo que es ri­dículo, pero casi me dieron ganas de llorar al contemplar ese esfuerzo tan heroico e inútil. Como una loca, regué concienzudamente la jardinera, y luego me marché sintiéndome aún peor, porque el agua sólo prolongaría el sufrimiento de la planta. Pero, a fin de cuentas, la vida consiste justo en eso: en el regocijo de vivir cada instante, cada segundo robado antes del fin.

Qué tenaz es la vida, qué maravillosamente peleona. Un amigo argentino me ha mandado la foto de su hija, una niñita nacida prematuramente a los seis meses. Es una guerrera hermosa y diminuta que lleva semanas librando el fiero combate de la supervivencia: todas sus células están concentradas en la proeza de existir. De hecho, todos nosotros somos un prodigio, todos representamos una proeza descomunal. Estar vivo es el resultado feliz de una batalla feroz contra las circunstancias: sólo recordar que el espermatozoide que participó en tu concepción tuvo que competir contra cien millones de espermatozoides da idea del esfuerzo. Repitamos una vez más lo obvio: para nacer es necesario que antes se haya dado una larguísima cadena de éxitos. Nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros recontratatarabuelos de las cavernas lograron ser un huevo fertilizado, y luego un embrión viable, y luego un bebé lo suficientemente sano. Y a partir de ahí supieron crecer, mantenerse vivos, encontrar pareja, procrear, cuidar de su prole. Somos guerreros e hijos de guerreros, todos victoriosos. Haber llegado a nacer es más venturoso y más difícil que sacarse el Gordo de la lotería

Así pues, la vida siempre se empecina en seguir viviendo. Lo cual es una buenísima noticia, desde luego. No hay que perder la fe en esa fuerza bruta y ciega de la vida...

...para autoayudarse no hay como confiar en tu propia fuerza. O, como dice mi amigo Pepe Mendoza: hay que borrar del lenguaje la frase "no puedo",...  Rosa Montero, leer más en El País."
Un amigo, Máximo, le ha escrito una nana, al felicitarme, para que se la cante su abuelo. Gracias Máximo.

Nana para Antonio

Nana, nanita, nana,
canta el abuelo
y al mirar al infante
descubre un cielo.

Nana, nanita, nana,
sigue cantando
y una lágrima oculta
le está asomando.

Nana, nanita, nana,
le tararea
y una nueva ternura
le zarandea.

Y el infante, dormido,
siente la nana
y en su corazón tierno
va y se la guarda.


lunes, 19 de agosto de 2013

La hora de lo que nos gustaría que fuera verdad

Tenemos un electorado mal informado y políticos que contribuyen a la desinformación

Todos sabemos cómo se supone que funciona la democracia. Los políticos hacen campaña sobre los temas de interés y la opinión pública informada emite su voto basándose en esos temas, con cierto margen para la imagen que se tiene del carácter y la competencia de los políticos.

También sabemos que la realidad dista mucho de lo ideal. Los votantes suelen estar mal informados, y los políticos no siempre son sinceros. Aun así, nos gusta imaginar que los votantes por lo general aciertan al final y que los políticos acaban rindiendo cuentas por lo que hacen.

Pero ¿sigue siendo relevante esta visión modificada y más realista de la democracia en acción? ¿O está nuestro sistema político tan degradado por la desinformación y la mala información que ya no puede funcionar?

Consideremos el caso del déficit fiscal, un tema que dominó el debate en Washington durante casi tres años, aunque últimamente ha perdido fuerza.

Probablemente no les sorprenda oír que los votantes están mal informados sobre el déficit. Pero puede que sí les sorprenda lo muy mal informados que están.

El déficit había caído en picado, pero la mayoría de los votantes creían que había aumentado En un célebre informe con el descorazonador título de It feels like we’re thinking [da la impresión de que estamos pensando], los politólogos Christopher Achen y Larry Bartels reseñaban un sondeo llevado a cabo en 1996 en el que se preguntaba a los votantes si el déficit público había aumentado o disminuido con el presidente Clinton. El hecho es que el déficit había caído en picado, pero la mayor parte de los votantes —y la mayoría de los republicanos— creían que había aumentado.

En mi blog me preguntaba qué resultado mostraría un sondeo similar en la actualidad, ahora que el déficit está disminuyendo todavía más deprisa que en la década de 1990. Pide y se te dará: Hal Varian, economista jefe de Google, se ofreció a realizar una encuesta sobre el tema entre los consumidores de Google, un servicio que la empresa vende normalmente a los analistas de mercado. De modo que les preguntamos si el déficit había aumentado o descendido desde enero de 2010 y los resultados fueron todavía peores que en 1996: la mayoría de los que respondieron afirmaban que el déficit ha aumentado, y más del 40% dijo que ha aumentado mucho; solo el 12% respondió correctamente que se ha reducido, mucho.

¿Estoy diciendo que los votantes son estúpidos? Ni mucho menos. La gente tiene su vida, trabajo e hijos que criar. No va a sentarse a leer los informes de la Oficina de Presupuestos del Congreso. En vez de eso, se fía de lo que oyen decir a las autoridades. El problema es que gran parte de lo que oyen es engañoso, cuando no directamente falso.

No les sorprenderá oír que las mentiras descaradas tienden a estar motivadas por la política. En aquellos datos de 1996, era mucho más probable que los republicanos tuviesen opiniones falsas sobre el déficit que los demócratas, y seguramente hoy en día sucede lo mismo. Al fin y al cabo, los republicanos crearon mucha confusión política con el supuesto descontrol del déficit durante los primeros días del Gobierno de Obama, y han mantenido la misma retórica a pesar de que el déficit ha caído en picado. Así, Eric Cantor, el tercer republicano de la Cámara de Representantes, declaraba en Fox News que “el déficit aumenta”, mientras que el senador Rand Paul aseguró a Bloomberg Businessweek que registramos “un déficit de un billón de dólares todos los años”.

En lo tocante al déficit, los supuestos 'hombres sabios' son parte del problema ¿Sabe la gente como Cantor o Paul que lo que están diciendo no es verdad? ¿Les importa? Probablemente no. Parafraseando la famosa frase de Stephen Colbert, las afirmaciones sobre los déficits descontrolados puede que no sean verdad, pero nos gustaría que fuesen verdad, y eso es lo que cuenta.

Así y todo, ¿acaso no hay árbitros para esta clase de cosas, autoridades independientes en las que la gente confía, que pueden acusar y acusan a los que transmiten falsedades? Hace ya mucho, creo, los hubo. Pero en los tiempos que corren, la división entre partidos es muy profunda, y hasta los que pretenden jugar a ser árbitros por lo visto tienen miedo de denunciar la falsedad. Increíblemente, PolitiFact, una página dedicada a la verificación de datos, calificaba la declaración claramente falsa de Cantor de “verdad a medias”.

Ahora bien, Washington sigue teniendo algunos “hombres sabios”, personas a las que los medios de comunicación tratan con una deferencia especial. Pero en lo tocante al problema del déficit, los supuestos hombres sabios resultan ser parte del problema. Gente como Alan Simpson y Erskine Bowles, copresidentes de la comisión fiscal designada por el presidente Obama, contribuyó en gran medida a alimentar la ansiedad pública sobre el déficit cuando este era alto. Su informe llevaba el amenazador título de El momento de la verdad. ¿Y han cambiado de opinión ahora que el déficit se ha reducido? No, y por eso no es de extrañar que se siga hablando de déficits descontrolados aunque la realidad presupuestaria haya cambiado por completo.

Si reunimos todas las piezas, la imagen es descorazonadora. Tenemos un electorado mal informado o desinformado, políticos que contribuyen alegremente a la desinformación y perros guardianes que tienen miedo de ladrar. Y en la medida en que hay actores muy respetados, no demasiado partidistas, parecen estar fomentando, en vez de arreglando, las falsas impresiones de la opinión pública.

¿Qué deberíamos hacer? Seguir machacando con la verdad, supongo, y esperar que penetre. Pero es difícil no dudar cómo puede funcionar este sistema.

Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y premio Nobel de 2008
Traducción de News Clips.
Fuente: El País de la Economía.
Foto de Family del autor hace un año -julio 2012- en el aeropuerto de Sevilla para volar a Barcelona.

viernes, 26 de julio de 2013

El significado de las palabras. Cuando la verdad jurídica difiere de la verdad semántica

La palabra "gato" es un hipónimo de "animal". La palabra "barco" es un hiperónimo de "velero". Es decir, los hiperónimos designan unos rasgos generales que agrupan a un cierto número de individuos, mientras que los hipónimos nombran a cada tipo específico de integrantes. "Vivienda" es hiperónimo de "piso", "mansión" o "apartamento"". Y el hiperónimo "árbol" engloba los hipónimos "ciprés" o "roble".

De tal modo, si una ley obligase a conservar los árboles de una zona, eso incluiría también a los sauces que se encontraran en ella. Pero si se refiriese a los sauces quedarían excluidos los endrinos.

El artículo 159 de la Constitución concreta algunas de las incompatibilidades de los miembros del Tribunal Constitucional, y a continuación señala: "(...) En lo demás, los miembros del Tribunal Constitucional tendrán las incompatibilidades propias de los miembros del poder judicial". Y si uno va al título sobre el poder judicial, se encuentra (artículo 127 de la Constitución): "Los jueces y magistrados (...) no podrán desempeñar otros cargos públicos ni pertenecer a partidos políticos".

Miles de estudiantes de bachillerato habrán aprendido que los poderes de un Estado de derecho son tres: Legislativo, ejecutivo y judicial. Y dentro del hiperónimo "poder judicial" encuadrarán con toda lógica los tribunales y juzgados, desde el Constitucional hasta el más humilde de primera instancia e instrucción. Así pues, y siempre en el terreno de la semántica, "Supremo" y "Constitucional" son hipónimos que forman parte del hiperónimo "poder judicial", lo mismo que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña o un juzgado de Aranda de Duero.

Frente a estos razonamientos semánticos, la nota que hizo pública el Constitucional el pasado jueves sobre la militancia política de su presidente, Francisco Pérez de los Cobos, defiende con argumentos legales que ni el tribunal ni sus magistrados forman parte del poder judicial y por ello no les son aplicables las incompatibilidades que prevé la ley para ese ámbito.

Por tanto, las reglas de la legalidad, que no carecen de su propia lógica, desde luego, se escapan aquí de las reglas de las palabras, que también tienen la suya.

El segundo asunto en esta cuestión de los hiperónimos y los hipónimos concierne a otra sutileza legal. La ley orgánica del Poder Judicial incluye un capítulo de "incompatibilidades y prohibiciones". Por tanto, hacia él apuntan el artículo 159 de la Constitución y el casi idéntico artículo 19 de la ley orgánica del Tribunal Constitucional cuando remiten a "las incompatibilidades propias de los miembros del poder judicial". Pero algunos especialistas en derecho arguyen que una cosa es la incompatibilidad y otra la prohibición, puesto que el capítulo se titula "de las incompatibilidades y prohibiciones". Dicho de otro modo: una cosa es un animal y otra un gato; y una cosa es un árbol y otra un manzano.

En eso también tienen razón.

Obviamente, la incompatibilidad entre dos cargos o situaciones conduce a que se prohíba su ejercicio simultáneo. Y entendiendo las palabras según su significado general (intentamos no salir de ese campo), parece lógico interpretar que la prohibición, como la inelegibilidad, es un hipónimo de la incompatibilidad, pero con características más concretas y restrictivas. Del mismo modo ocurriría con la necesidad de cumplir los requisitos del hipónimo "pingüino" respecto del genérico "ave" si el animal en cuestión desease ser realmente un pingüino.

Unas incompatibilidades en sentido amplio pueden dar lugar, por ejemplo, a que no se puedan cobrar dos sueldos, pero sí ejercer las dos funciones; y en sentido estricto, otras incompatibilidades prohíben incluso la simultaneidad de dos circunstancias, como sucedería en el caso que comentamos si las palabras nos dieran la razón.

Podemos leer unas instrucciones veterinarias que alertan sobre los peligros que acarrean los felinos; y también otras específicas, y más estrictas, sobre el peligro que representan los tigres. El capítulo se titularía "de felinos y tigres", claro. Pero si nos encontráramos de repente ante un tigre seguirían teniendo validez las recomendaciones relativas a todos los demás felinos. Entre un gato y un tigre no hay muchas diferencias de temperamento. Tampoco a éstos conviene despertarlos con brusquedad.

El texto legal sometido a esa controversia, el relativo a las prohibiciones y las incompatibilidades, está contenido en el artículo 395 de la ley orgánica del Poder Judicial: "No podrán los jueces y magistrados pertenecer a partidos políticos o tener empleo al servicio de los mismos, y les estará prohibido (...) tomar en las elecciones legislativas o locales más parte que la de emitir su voto personal".

De ahí se deriva, en las sin duda competentes interpretaciones jurídicas de cualificados expertos, que estamos ante una prohibición y no ante una incompatibilidad; y por ello tampoco por esta vía se debe establecer enlace alguno con el artículo de la Constitución que remite a que los miembros del Constitucional tendrán las mismas incompatibilidades del poder judicial.

Sin embargo, existe una incompatibilidad, por ejemplo, entre ejercer como senador y a la vez como diputado, y es inherente a tal circunstancia la prohibición de que ambos cargos se simultaneen; del mismo modo que es inherente al velero la condición de barco.

Además, esa misma redacción del artículo 395 muestra la expresión "no podrán", pero después añade la fórmula "y les estará prohibido", lo que parece significar que la primera parte del párrafo queda fuera de la prohibición porque se refiere a la incompatibilidad.

Por otro lado, el artículo 127 de la Constitución (capítulo referido al poder judicial) se refiere a "jueces y magistrados" cuando señala que ni unos ni otros podrán pertenecer a partidos ni sindicatos. Y los miembros del Constitucional son "magistrados" según los define su propia ley orgánica.

Ligando en una sola frase todos estos argumentos puramente semánticos, los ciudadanos españoles podrán entender que un miembro del Constitucional es un magistrado que forma parte del poder judicial, y que por tanto en su capítulo de incompatibilidades figura la prohibición de pertenecer a un partido político.

Los argumentos jurídicos pueden echar abajo estos razonamientos lingüísticos, desde luego. Los doy por reproducidos y hasta por aceptados, para no hacer más extenso el artículo. Pero quienes se mueven en el ámbito de las palabras y de sus significados cabales (casi todos los ciudadanos) desconfiarán seguramente de las explicaciones que presenten un valor distinto y específico de los vocablos que todos manejamos.

Ocurrió lo mismo en 1997, cuando el Tribunal Superior de Cataluña determinó, tras una sólida argumentación jurídica, que no se había producido ensañamiento en el asesinato de una mujer que recibió 70 puñaladas. Consideraban los magistrados que, una vez infligidas las primeras, las demás se le propinaron a un cadáver; y que por ello no añadieron dolor innecesario. Eso motivó que se rebajase de 15 años a 12 la pena que había aplicado antes un jurado popular (para el que sí existía la saña en el asesinato). Pero la gente y los periódicos se escandalizaron.

La verdad jurídica de las palabras difiere a veces de su verdad semántica y etimológica, y de cómo las entiende la sociedad. Eso suele generar disgusto y derivar en controversia; pero, sobre todo, alienta la desconfianza.

Nos ahorraríamos situaciones como estas si las palabras significaran en el derecho lo que todos creemos que significan en la vida. Porque así nos entenderíamos mejor. Y porque generalmente el sentido de las palabras coincide con el sentido común.
Fuente: ÁLEX GRIJELMO 21 JUL 2013, El País.

domingo, 2 de septiembre de 2012

La ocupación del lenguaje


La derecha no solo disfruta de un poder político y económico indiscutible sino que también busca la hegemonía cultural. Para hacerlo, procura desacreditar el progresismo valiéndose muchas veces de su discurso


 Actualmente la derecha acapara un inmenso poder político y económico. Pero además de imponer en toda su radicalidad el modelo neoliberal, trata de operar un cambio de mentalidades que lo normalice y con ello ejercer la hegemonía cultural mediante el control de las representaciones colectivas. Este proyecto se sustenta en una campaña sistemática de autolegitimación y descrédito de los argumentos progresistas, en coordinación con la derecha mediática mayoritaria, cuyas estrategias discursivas fundamentales son:

 La creación y propagación de conceptos.
Propias o prestadas, las nuevas nociones trazan un mapa de la vida pública, sus actores y sus conflictos: competitividad, moderación salarial, dar confianza a los mercados, privilegios (para denominar derechos), copago. Se exponen como verdades incuestionables pero su sentido y alcance nunca se explicitan, pues parecen lograr mayor eficacia práctico-política cuanto menor es su precisión semántica. Por ejemplo, “libertad” asume un significado muy cercano a “seguridad”. El eslogan de la BESCAM en Madrid lo ejemplifica: “Invertir en seguridad garantiza tu libertad”. Como en la “neolengua” de Orwell, las nuevas nociones son a menudo “negroblancos”, inversiones del significado común de los vocablos. El “Plan de Garantía de los Servicios Sociales Básicos” es el programa de recortes del gobierno de Castilla-La Mancha. El “proceso de regularización de activos ocultos” de Montoro es una amnistía fiscal.

 Klemperer narra que la población alemana no hizo suyo el lenguaje de los nazis a través de sus tediosas peroratas, sino por medio de expresiones repetidas de modo acrítico en los contextos de la vida cotidiana. Las palabras de los actuales líderes de la derecha no son menos letárgicas. Sus muletillas (“no se puede gastar lo que no se tiene”; la sanidad “gratuita” es insostenible; solo nosotros tenemos “sentido común”) contrarían cualquier prueba de verdad o validez normativa: el capitalismo financiero se basa en el crédito, o sea, en “gastar más de lo que se tiene”; la sanidad pública no es gratuita, sino financiada colectivamente; y es una inversión ideológica y un dislate suponer que cabe sentido común en el hecho de reclamarlo como propio y exclusivo, es decir, como no común. Pero por su simpleza, su fuerte arraigo en la doxa y su apariencia no ideológica, tales expresiones consiguen adhesión.

 La usurpación de la terminología del oponente.
Nadie es dueño del lenguaje, pero las expresiones se adscriben legítimamente a tradiciones, relatos e identidades políticas determinadas. Al usurpar los términos de la izquierda, la derecha neutraliza y a la vez rentabiliza su sentido contestatario. Esperanza Aguirre afirma que las políticas de los sindicatos “son anticuadas, reaccionarias y antisociales”. Palabras como “cambio” o “reformas”, antes vinculadas a proyectos progresistas, disfrazan ahora contrarreformas. Rajoy dijo en la conmemoración oficial de la Constitución de 1812: “Los gaditanos nos enseñaron que en tiempo de crisis no solo hay que hacer reformas, sino que también hay que tener valentía para hacerlas”. Sustentándose en la reputación de espacios y tiempos institucionales, los actuales recortes se invisten del valor simbólico de reformas históricas... Seguir leyendo aquí.
(GONZALO ABRIL / MARÍA JOSÉ SÁNCHEZ LEYVA / RAFAEL R. TRANCHE, en El País, 1 SEP 2012.) (The Family, verano en Galicia)

domingo, 23 de octubre de 2011

El porqué del subdesarrollo social

El Estado del bienestar español, que incluye las transferencias públicas (como las pensiones y ayudas a las familias) y los servicios públicos de carácter social (tales como sanidad, educación, servicios sociales, servicios de ayuda a las personas con dependencia, escuelas de infancia, vivienda social y prevención de la exclusión social, entre otros), es el menos financiado de la Europa de los 15 (UE-15), el grupo de países de semejante nivel de desarrollo económico al nuestro. El gasto público social (que financia tales transferencias y servicios públicos) por habitante, así como el gasto público social como porcentaje del PIB, son los más bajos de la UE-15.
Esta subfinanciación explica que España sea también el país que tiene un porcentaje menor de la población adulta trabajando en los servicios públicos del Estado del bienestar. Sólo una persona adulta de cada diez trabaja en tales servicios públicos, en comparación con uno de cada cuatro que lo hace en Suecia. No es cierto, por lo tanto, lo que constantemente se reproduce en los medios de información próximos a la banca y a la gran patronal de que el sector público, incluyendo el ámbito social, esté hipertrofiado en España. Los datos muestran precisamente lo contrario. España está a la cola de la Europa social, y los recortes sustanciales que se están llevando a cabo empeorarán todavía más esta situación.
Las causas de este subdesarrollo social no son, como frecuentemente aducen economistas y políticos neoliberales, la menor riqueza de España frente al promedio de la UE-15. En realidad, el nivel de riqueza de España, medido por el PIB per cápita, es ya el 94% del promedio de la UE-15. En cambio, el gasto público social es sólo un 74% del promedio de la UE-15. Si fuera el 94%, España se gastaría en su Estado del bienestar 66.000 millones de euros más.
¿Por qué este bajo gasto público social? La respuesta depende de la sensibilidad política de quien responda. Así, los nacionalistas conservadores-liberales que gobiernan la Generalitat de Catalunya atribuyen la subfinanciación del Estado del bienestar en Catalunya a lo que llaman “el expolio de Catalunya por parte de España”, argumento que utilizan frecuentemente durante el periodo electoral, como hemos visto recientemente en las declaraciones de Duran i Lleida. Este es, por cierto, un argumento generalizado en los medios de información en Catalunya, incluyendo los de propiedad pública de la Generalitat.
Los datos (incluso los proveídos por el propio partido gobernante de la Generalitat) no apoyan, sin embargo, tales tesis. Según los portavoces del partido nacionalista conservador-liberal, el supuesto “expolio” representa el 9% del PIB catalán. Puesto que tal partido político acepta que para pagar al Estado central (para cubrir los servicios comunes provistos por el Estado y los gastos de solidaridad con otras partes de España) el Gobierno de la Generalitat está dispuesto a aportar un 4% del PIB, esto implica que el “expolio” neto sería un 5% del PIB (nueve menos cuatro). Ahora bien, Catalunya, por el nivel de riqueza que tiene (su PIB per cápita es el 110% del promedio de la UE-15), debiera gastarse en su Estado del bienestar un 29,8% del PIB, es decir, 12 puntos más de los que se gasta ahora (17,8%). La eliminación del supuesto “expolio” eliminaría menos de la mitad (5 puntos) de tal déficit de gasto público social. Catalunya continuaría en la cola de la Europa social aunque se eliminara el supuesto “expolio” nacional.
El subdesarrollo social de Catalunya y de España no se debe primordialmente a los temas nacionales que acaparan la atención política y mediática del país y que siempre se movilizan en tiempos electorales. En tales tiempos, los nacionalismos periféricos se oponen al nacionalismo español, que no se define así mismo como tal, pero que es el más poderoso y excluyente. La falta de sensibilidad que caracteriza al nacionalismo español que niega la plurinacionalidad de España es el mejor aliado de los secesionismos periféricos. La no aprobación de la totalidad del Estatut refrendado por el pueblo catalán por parte del Tribunal Constitucional ha sido una causa clave del crecimiento del secesionismo. No hay nada más próximo a este que el jacobismo imperante en sectores del Estado español. De ahí que el nacionalismo catalán encuentre un campo fértil para movilizar a la población en Catalunya.
A pesar de este aparente antagonismo, estos nacionalismos –central y periférico– se alimentan y se necesitan el uno al otro. Tales nacionalismos se centran en el tema nacional para ocultar la causa real del subdesarrollo social de Catalunya y de España y que no es el “expolio nacional”, sino el “expolio de clase”. El primero se utiliza deliberadamente para ocultar el segundo, lo cual explica las alianzas constantes entre los nacionalismos centrales y periféricos al día siguiente de las elecciones. El PP, que explota el anticatalanismo en el resto de España, es el mejor aliado de CiU en Catalunya y, en caso de ganar el PP en España, CiU apoyará, como ya lo hizo antes, los políticas de clase responsables del subdesarrollo del Estado del bienestar, que se basa en los escasos ingresos al Estado (sólo un 34% del PIB, frente al 44% en la UE-15 y un 54% en Suecia), y que es consecuencia de que las rentas superiores y del capital tributan mucho menos de lo que lo hacen sus homólogos en la UE-15. El trabajador de la manufactura paga un 74% de lo que paga su homólogo en Suecia. El 1% de renta superior paga sólo el 20%. Y es más que probable que el porcentaje real sea incluso mucho menor. Tanto el Estado español como la Generalitat de Catalunya podrían resolver esta situación. Ambos tienen capacidad fiscal y las herramientas para hacerlo, pero no lo hacen y, mientras, utilizan las banderas en tiempo electoral para ocultar esta realidad. Vicenç Navarro. Público.
En la foto, Antonio al timón del barco neozelandés, 20 de julio de 2011, campeón de la Copa América, navegando por las aguas del puerto de Auckland.

jueves, 20 de octubre de 2011

Zygmunt Bauman y la supuesta emocionalidad del 15-M: una breve respuesta "No saben por qué protestan"

Las últimas afirmaciones de Zygmunt Bauman sobre el 15-M resultan cuanto menos sorprendentes. El sociólogo y pensador polaco considera en unas declaraciones recogidas por El País que este movimiento es fundamentalmente "emocional" y que “si la emoción es apta para destruir resulta especialmente inepta para construir nada. Las gentes de cualquier clase y condición se reúnen en las plazas y gritan los mismos eslóganes. Todos están de acuerdo en lo que rechazan, pero se recibirían 100 respuestas diferentes si se les interrogara por lo que desean”. La emoción sería, por lo tanto, inestable y fluctuante y haría que el actual movimiento, que el el 15 de octubre se manifestó como potencia política en las calles y plazas del mundo entero, sólo sirviera para destruir. Un movimiento fundado sobre la "emoción" carecería, a su juicio de capacidad constituyente y sólo podría configurarse como una desordenada multitud, una hidra de 100 o mil cabezas.

El problema de Bauman es tal vez que no ha participado nunca directamente en una asamblea ni un debate del movimiento. Basta acercarse a una asamblea para observar cómo el movimiento se ha dotado de un dispositivo de limitación de la "emoción" sumamente eficaz. Llaman, en efecto, la atención el tono y las maneras civilizados, resultado de una disciplina de debate colectivo muy particular, que proscribe los aplausos y las interrupciones verbales o sonoras de la palabra del orador. Un lenguaje gestual silencioso puntúa las intervenciones: las aplaude, las rechaza, critica el lenguaje agresivo o denigrante etc. Por otra parte, la palabra, en las asambleas abiertas del 15-M no tiene como origen ni como destinatario un grupo que afirma una identidad cerrada, sino el ciudadano "cualquiera" reunido con otros "ciudadanos cualesquiera". Ni las pasiones del liderazgo, ni las de la identidad colectiva tienen libre curso en este medio.

Lo que se afirma en su diferencia es la singularidad "cualquiera", pero se trata de un cualquiera positivo, no de aquel por el que no se opta y constituye un residuo, sino el que supone una opción abierta por un otro con quien se busca lo común. En latín este "cualquiera" se denominaría con la palabra "quislibet" que designa al "cual quiera", al "cual" que se acoge y que es causa de amor (el verbo libeo que se encuentra en el componente libet, está directamente relacionado con la raíz del término libido). Tal vez la pasión política fundamental suscitada por el movimiento sea ese amor civil del otro cualquiera, del otro, distinto de mí con quien, sin embargo, estoy en comunidad. Sin duda, el reverso de este amor es la indignación, definida en el sentido de Spinoza como "el odio hacia quien ha hecho mal a otro". La indignación es fuente de antagonismo y de posible destrucción, pero su origen es el reconocimiento del otro cualquiera como un igual; un igual que no lo es por ser propietario, con igualdad de derechos en el mercado respecto de otros propietarios, sino como alguien que tiene igual acceso a lo común del lenguaje, del afecto, de la producción etc.

Difícilmente puede sostenerse, pues, que el 15-M sea un fenómeno meramente emocional desprovisto de pensamiento y que sólo sirva para destruir el orden existente. Sólo cabe suponer que Bauman se ha dejado llevar por un sentido "vulgar" de la palabra "indignación" definida por el Diccionario de La Real Academia como " Enojo, ira, enfado vehemente contra una persona o contra sus actos" y ha atendido más a la designación periodística del movimiento (los indignados) que a su realidad. Efectivamente, lo que está ocurriendo en las calles y plazas de medio mundo en los últimos meses, y con particular intensidad en las de España, es un auténtico experimento de producción política de pensamiento que contrasta con el desierto intelectual y moral en que se mueve el agonizante discurso del poder. La palabra pública tal y como se profiere y se utiliza en las asambleas abiertas es un medio privilegiado de producción de "nociones comunes", de ideas adecuadas y verdaderas que van, precisamente, más allá de la pasión y de la emoción individual o colectiva. En los espacios del 15-M está renaciendo un espacio público que el neoliberalismo había destruido junto a la propia política. Un espacio público donde el contraste organizado de puntos de vista, la necesidad de argumentar lo que se afirma ante un auditorio diverso e imprevisible, la necesidad de contradecir mediante argumentos etc. generan racionalidad.

Esta racionalidad surge, sin embargo, a partir de una palabra que, al no ser proferida por grandes expertos ni sabios reconocidos podría considerarse de poco peso. Sabemos, no obstante, desde la antigüedad -y Hannah Arendt nos lo ha recordado en toda su obra- que no existe un saber de la política, una ciencia de la cosa pública que unos posean y que se imponga a todos como una verdad. Sólo han llegado a pretender gobernar sobre la base de este saber regímenes como el absolutismo y su avatar liberal; por lo demás sin demasiado éxito.

La única racionalidad, la única verdad de la política surge del debate público entre singularidades cualesquiera.
Esto es algo que Maquiavelo y Spinoza ponen en el centro de su teoría de la democracia: una asamblea siempre tiene menos posibilidades de equivocarse gravemente que un sólo individuo porque en ella las distintas pasiones se moderan y llegan a abrirse paso las nociones comunes. Por ello la democracia, o cualquier forma de gobierno que se rija por el principio democrático es más estable y menos pasional que una monarquía donde sólo el monarca tenga el poder decisorio. Por esta razón también el único régimen estrictamente absoluto, el más libre de influencias externas y menos propenso a las pasiones tristes, no es la monarquía mal llamada "absoluta" basada en la decisión exclusiva del monarca, esto es fundamentalmente en las emociones del monarca, sino la democracia, en cuanto es capaz de enraizar en una racionalidad colectiva.

Frente a las teorías absolutistas de un poder basado en el saber trascendente de uno o de unos pocos, el Spinoza del Tratado Teológico-Político sostenía lo siguiente a propósito de la potencia racional que es a la vez efecto y principio de la democracia: "en la democracia son menos de temer las órdenes absurdas que en otros gobiernos, pues resulta casi imposible que la mayoría de una gran asamblea dé su aprobación a un absurdo. Además, el fundamento y el objeto de este régimen es, como hemos demostrado también, poner coto a los desarreglos de los apetitos y mantener a los hombres cuanto sea posible en los límites de la razón, a fin de que vivan juntos en paz y concordia; pues si se retira este fundamento, todo el edificio acabará necesariamente por derrumbarse."

La multitud, su supuesta liquidez, su insumisión a la regla de la uniformidad y del uno, que tanto parece temer Bauman, no son, así, causas de la irracionalidad ni del imperio de la emoción sino auténticos instrumentos de construcción de una racionalidad común.

Por la razón antes señalada, tampoco puede decirse que el 15-M carezca de organización ni de programa. Lo que ocurre es que su organización se genera y reproduce al ritmo mismo del debate y de la movilización colectiva. Su programa es perdurar como nueva figura de la democracia. No es proponer al poder que cambie tal o cual aspecto de su ejecutoria. A pesar de que las primeras reivindicaciones del movimiento proponían al poder un cambio en las formas de representación a través, por ejemplo, de una nueva ley electoral, el lema central del movimiento, "no nos representan", ha ido cargándose de un nuevo contenido mucho más radical. Ya no se trata de pedir que nos representen mejor: lo que se ha comprobado es que el espejo de la representación está roto, hecho añicos y que es imposible recomponerlo.

Al poder capitalista neoliberal ya no hay mucho que proponerle. Lo que queda es que el trabajador colectivo, cognitivo, precario, migrante que se congrega en las plazas haga lo que mejor sabe hacer: comunicarse y organizarse como nueva comunidad política en éxodo respecto del mando del capital.

Las manifestaciones y ocupaciones del 15-M al 15 de octubre y las que seguirán son demostraciones de vida y de racionalidad frente a un poder vacío. Sorprende que un gran analista del presente como Zygmunt Bauman haya olvidado el pasado reciente de su propio país o el de la Alemania del Este donde el principio del fin de esa caricatura del capitalismo que fue el "socialismo real" lo marcaron unas grandes manifestaciones ignoradas por unos gobernantes que las consideraban carentes de pensamiento y de programa. John Brown.

Blog del autor: http://iohannesmaurus.blogspot.com/2011/10/zygmunt-bauman-y-la-supuesta.html

En la foto, 20 de julio de 2011, Antonio al timón del barco neozelandés, campeón de la Copa América, navegando por las aguas del puerto de Auckland. Nueva Zelanda.