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jueves, 10 de mayo de 2018

_- Reiki de ida y vuelta

_- J. M. Mulet

La mayoría de pseudoterapias no están avaladas por la experiencia.

Hay que tener mucha fe para poner la salud de uno en manos de alguien que te hace supuestos pases mágicos sólo con sus dedos.

En el año 2011 se anunció en la prensa que varios hospitales españoles iban a implementar unidades de reiki como apoyo a los pacientes oncológicos. Durante estos siete años hemos visto cómo les hacían a los enfermos una especie de masajes, a veces pasando las manos a cierta distancia del cuerpo, para reconducir o reequilibrar las energías y así recuperar la salud. Todo ello de manera oficial, amparado por algunos colegios de médicos o universidades. De hecho, estas técnicas no se diferencian mucho de cuando un curandero te hace una imposición de manos o un sacerdote te bendice. Sin embargo, parece que los años dorados del reiki llegan a su fin. La Organización Médica Colegial ha creado un observatorio de pseudoterapias donde el reiki es una de las más cuestionadas. El Gobierno de Madrid prohibió esta pseudociencia en 2017.

Técnicas como el reiki, el ‘tapping’ o el ‘shiatsu’ no han superado nunca ningún ensayo clínico. Tampoco son efectivas.

El reiki es una disciplina que se anuncia como milenaria, pero no es cierto.
Es el invento de un monje budista llamado Mikao Usui. Le vino la inspiración en 1922, después de una jornada de meditación en lo alto del monte Kurama (Japón). Básicamente lo que hizo Usui fue recoger conceptos propios de la medicina tradicional china, como el de la energía vital o qi, y reinterpretarlos a su gusto, pero sin ninguna aplicación del método científico. Ni evidencia de su funcionamiento. De hecho, el significado del nombre es incierto, pero parece ser también un préstamo del termino chino que quiere decir “influencia espiritual”. Tampoco se puede considerar que sea oriental.

Al fallecer Usui, se crearon diversas escuelas. Una de ellas fue creada en Hawái por la estadounidense de origen japonés Hawayo Takata. A través de ella se exportó a Occidente. Como pasa con muchas pseudomedicinas, cualquiera puede reinterpretarla a su gusto, así que a partir del reiki se ha derivado el shiatsu o acupresión, que viene a ser una acupuntura sin agujas. Fue inventado por Tokujiro Namikoshi en 1940 —aunque también se venda como técnica milenaria— y su práctica consiste en presionar con el dedo. Otra derivada de esta pseudociencia es el shenshu: reiki para animales de compañía. Y como parece que la imaginación no abunda, el shiatsu tiene una copia occidental llamada EFT o taping, que no solo sirve para calmar dolores al estilo de la acupuntura, sino que también se puede aplicar en caso de problemas psicológicos. Hasta la recomiendan para arreglar lavadoras (y no es broma).

La mediática Sor Teresa Forcades imparte cursos de esta disciplina en su monasterio. Así que ya hemos visto cómo en menos de un siglo, a partir de las elucubraciones de un monje han nacido toda una suerte de disciplinas que comparten un nexo en común: ninguna ha superado nunca un ensayo clínico. ¿Son efectivas? No. No hay ninguna evidencia de su funcionamiento. Hay que tener mucha fe para poner tu salud en manos de alguien que te hace pases mágicos. Si leemos lo que se puede encontrar en la página web del maestro John Curtin, presidente de la asociación española de reiki, dice barbaridades como la siguiente: que el cáncer es “rabia que te consume, un deseo de auto-destrucción”. Aparte de mezclar conceptos de medicina india con japonesa, asume que es una enfermedad psicosomática que se debe a problemas emocionales, algo que no es cierto. El cáncer es algo muy serio y no es culpa de los sentimientos de la persona que lo sufre. Hacer algo así es bastante miserable, pero cuando practicas una disciplina que te vas inventando sobre la marcha, puedes hacer afirmaciones gratuitas como esta. Pseudomedicinas como el reiki y sus derivadas, cuanto más lejos de los hospitales mejor. 

La pseudociencia que desmontó una niña de nueve años
Una de las muchas derivaciones del reiki fue el toque terapéutico. Se supone que los practicantes de esta técnica son capaces de detectar la energía vital, que si se desequilibra, puede causar enfermedades.
Esta pseudociencia se desmontó con un sencillo experimento llevado a cabo por Emily Rosa, una estadounidense de nueve años. Cuando cursaba cuarto de primaria, le encargaron un trabajo de ciencia. Ella diseñó un sencillo experimento para demostrar la ineficacia del toque terapéutico. Cogió un trozo grande de cartón y lo puso sobre una mesa, como si fuera un biombo. Le hizo dos agujeros para que las manos del tocador terapéutico quedarán apoyadas sobre la mesa con las palmas hacia arriba del lado de la niña.
Rosa ponía una de sus manos sobre la del terapeuta, a distancia suficiente como para que no detectara el calor. Si detectaba algún tipo de energía, el sujeto tenía que acertar sobre cuál de sus manos había puesto Rosa la suya.
¿Cuál fue el resultado? Los tocadores terapéuticos acertaron sólo en el 44% de las veces, lo previsible por azar. En 1998 Rosa se convirtió en el autor más joven en firmar un artículo de investigación en la prestigiosa revista de la Asociación Médica Americana.

https://elpais.com/elpais/2018/03/27/eps/1522145643_785990.html

Las pseudociencias ¡vaya timo! Mario Bunge

martes, 19 de febrero de 2013

Teoría sobre Beatriz Talegón

Líbreme Marx de escribir que celebro las lágrimas de cocodrilo de Beatriz Talegón en la mani de ayer. Líbreme Lenin de cuestionar su integridad intelectual y moral. Líbreme Mao de usar palabras como OTAN, GAL, ETT, Yugoslavia, Afganistán, Libia o expresiones como reforma laboral, ERE irregular, reconversión industrial, rescate bancario, reforma constitucional exprés o Ley de Partidos.

Y líbreme Guevara de sospechar o intuir determinada estrategia populista al servicio de la cual la Talegón se deja manipular.

Tengo una teoría más plausible de lo que aquí está sucediendo.
Atención. Aunque Beatriz aparenta tener la misma edad que yo, nada más lejos de la realidad. ¿Han visto alguna vez Futurama? Pues eso es lo que le ha pasado a Beatriz Talegón: Ella vivía en la época de Pablo Iglesias, y le escuchó decir frases como “es cierto que aspiramos a llevar representantes de nuestras ideas al parlamento, pero jamás hemos creído que desde allí pueda destruirse el orden burgués y establecer el orden social que nosotros defendemos”. O: “este partido está en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones". O: “nosotros estamos dispuestos a vencer -¿se entiende?-, no a defendernos. A matar y a dejarnos matar. A todo”.

Pero, entonces, se produjo un misterioso accidente y Beatriz Talegón acabó criogenizada durante casi un siglo. Salió de la cámara y se fue directa a una manifestación en Madrid por el derecho a la vivienda. Y, pobre de ella, se encontró con que la gente (“violentos”, como los calificó después en La Sexta) la abucheaba por ser del PSOE. Acabó, pues, rompiendo a llorar, mientras la policía del régimen la escoltaba fuera de la manifestación.

Beatriz, yo te defiendo. Nadie te comprende, nadie sabe lo que estás sufriendo. Lo que pasa es que tú te has pasado los últimos 90 ó 100 años en una cámara de criogenia, y no sabes que ahora la sigla PSOE representa a los mismos que en tu época representaban Sagasta y el Partido Liberal.

En caso de que no hubieras pasado un siglo criogenizada, me alegraría de que te echen de las manifestaciones y de que llores, porque te lo mereces. Porque, si esa cámara de criogenia no existiera, tus lágrimas no podrían darme pena a la vez que las lágrimas de tantas familias desahuciadas por las leyes del suelo y el fomento de la especulación del PSOE, de tantos usuarios de servicios públicos recortados para pagar una deuda privada hecha pública por el PSOE mediante inyecciones de dinero a la banca, de tantos alumnos de institutos sin medios porque el dinero va a la miserable concertada que creó el PSOE, de tantos enfermos en hospitales con listas de espera infinitas por culpa de la ley 15/97 que abre la puerta a la privatización de la gestión hospitalaria y fue votada por PSOE y PP entre otros, de tantos jóvenes que no cotizan y no tienen convenio colectivo por culpa de la reforma laboral del PSOE o de tanto preso político por culpa de la Ley de Partidos votada por PSOE y PP (y el PA, por cierto) entre otros. En suma, de tanta gente que llora por culpa del PSOE.

Si no existiera esa cámara criogénica, tendría que decirte que las lágrimas de una pija con ínfulas de progre-guay y las lágrimas del pueblo al que dicha pija colabora en aplastar y oprimir no pueden darme pena simultáneamente, por lo que debo elegir. Y que una mujer que llora por no ser aplaudida por aquellos a los que hace llorar es una psicópata que debería estar encerrada con una camisa de fuerza.

Beatriz Talegón, sé que estás triste, como el niño de Inteligencia Artificial. Como él, deberías esperar millones de años, a ver si vuelves a ser feliz. A lo mejor si vuelves a tu cámara resulta que en algún punto de la historia vuelve a surgir algún partido que, casualmente, tenga de siglas PSOE y pretenda hacer alguna “revolución” (como dijiste en el congreso aquel).

Mientras tanto, tal vez deberías ir pensando en cambiar de partido.
¿O es que tienes miedo a ser abucheada allá donde tengas la desfachatez de aparecer?
¿O es que no eres más que una máscara y detrás acecha, como siempre, Emilio Botín?
¿O es que en el PSOE habéis tomado a la gente por gilipollas y ahora estáis cagados de miedo al ver que la cosa se os va de las manos…?
Fuente: Manuel Navarrete.
Lo que Beatriz Talegón no dijo y debería haber dicho, Vicenc Navarro


martes, 25 de septiembre de 2012

martes, 14 de agosto de 2012

Yayo Herrero. “Vivimos un golpe de Estado global”

Yayo Herrero participó en el aniversario del 15-M.

Eran ya las siete de la tarde cuando Sagrario Herrero, Yayo, empuñó el micrófono y sacó media cuartilla con anotaciones subrayadas en rojo. Enfrente, unas 800 personas aguantando como podían el calor que emanaba del cemento recalentado de la Puerta del Sol. Todavía le temblaban un poco las piernas. Esta era una cita grande. La noche anterior, las plazas habían vuelto a llenarse para celebrar el aniversario del 15-M y le tocaba participar como oradora invitada en la asamblea informativa Desmontando Mentiras, organizada por el grupo de Economía de Sol. En las asambleas del 15-M se procura no aplaudir. La aprobación se demuestra haciendo el gesto, que algunos han bautizado como Mickey Mouse, de girar las manos en el aire. Con Yayo Herrero, los mickey mouses se pusieron a dar palmas.
“La verdad es que quedé aturdida por la emoción durante un buen rato, y dos días después, todavía se me ponía la carne de gallina al recordar el momento”, cuenta en una cafetería cercana a la Puerta del Sol Yayo, de 46 años, antropóloga, tutora de Educación Ambiental en la UNED y activista de largo recorrido. Sobre la mesa, junto a su bolso, la cuartilla subrayada en rojo que utilizó aquel día.

Comenzó su intervención explicando cómo el sistema en el que vivimos está de espaldas a los procesos naturales, tanto del planeta como de las personas; cómo la dependencia, los unos de los otros, es algo natural e insoslayable: somos dependientes al nacer, lo somos en la vejez. ¿Y quién realiza en la mayor parte de los casos ese trabajo invisible pero fundamental para nuestras existencias?: Las mujeres. Primeros aplausos.
Planteó que hay que salir de esa lógica perversa de crecimiento, beneficio y acumulación. Que el planeta tiene unos límites físicos: “El ciclo del agua no se renueva al ritmo de la economía capitalista”. Que el sistema no tiene en cuenta los límites de los cuerpos: “Da la espalda a la enfermedad, a la discapacidad y a la muerte”. E invitó a los presentes a que se plantearan cuáles son las necesidades reales del ser humano.
 Paradojas del mundo en que vivimos: el cuidado de la vida humana, en muchas ocasiones, no está retribuido. No solo eso: en la escala del prestigio social, ocupa un lugar bajo, como es el caso de tantas mujeres inmigrantes que cuidan de los ancianos. ¿Qué es socialmente más importante y qué debe ser recompensado?: ¿lo que hace esa mujer o lo que hace un alto ejecutivo que solo multiplica beneficios a costa de machacar el planeta?
 Su intervención, que debía durar 15 minutos, sobrepasó los 20. Reivindicó la necesidad de que haya rentas mínimas y máximas. Y sostuvo que el capitalismo se presenta a sí mismo como una ley natural cuando existen alternativas. ¿Cuáles?: “Una economía que coloque el bienestar en el centro, en vez del lucro y la acumulación”. Desde aquella asamblea, a Herrero se le han multiplicado las peticiones de intervenciones en charlas y conferencias
Yayo Herrero, que además de profesora es una de las tres coordinadoras de Ecologistas en Acción, se muestra muy optimista, a pesar de la que está cayendo: “En el último año y medio el resurgir de la política en la calle ha sido impresionante”. “Vivimos una especie de golpe de Estado global. No sabemos quiénes toman las decisiones. Al poder económico la gente le importa un carajo”.
 Herrero considera legítima la desobediencia civil y pacífica, expresada en las ocupaciones de plazas, en la resistencia a los desahucios y a las redadas indiscriminadas contra inmigrantes. “La recuperación de la política en la calle es una condición necesaria para poder darle la vuelta a las cosas”,...
 JOSEBA ELOLA 13 AGO 2012. En  El País.

El 15-M, la esperanza del sistema

Los indignados son los más leales a la democracia, quieren frenar su deterioro institucional

Que con motivo del primer aniversario del 15-M la extrema derecha mediática se despachase a gusto tildándolo de antisistema, anarquistoide o radical, era de esperar: de donde no hay no se puede sacar. Que también lo hiciera en los mismos o similares términos Cristina Cifuentes, la delegada del Gobierno en Madrid, ya no es tan irrelevante. Se diría que ansiase ser admitida de pleno derecho en el bien nutrido grupo de lideresasdel PP, siempre dispuestas a desentrañar cualquier asunto expeditivamente, de un par de dentelladas.
 El caso es que a la hora de abordar este movimiento popular creo que le sería recomendable a la señora Cifuentes hacer algo ya casi arcaico: leerse un libro; en concreto, un breve clásico de la moderna economía política: la obra de Albert O. Hirschman Salida, voz y lealtad. Seguro que ella y todos saldríamos ganando.

En su obra, Hirschman se plantea las relaciones entre las opciones que les quedan a los usuarios/ clientes / miembros de una organización ante el deterioro en la calidad de su funcionamiento o de los servicios que presta. Las opciones son solo dos. Por un lado, pueden optar por la salida, por la huida hacia otra organización cuya calidad estimen superior. Es esta la respuesta que suele predominar en los mercados competitivos, de modo que cuando se produce una disminución en la calidad relativa de los bienes y servicios que una empresa ofrece o vende, sus clientes pueden irse a la competencia. Es la de la salida una opción privada y, por lo general, poco costosa.
Pero, junto con la opción de la salida, a los miembros o clientes de una organización en decadencia les queda otra opción: la de la voz. Si la opción de la salida es la opción típica de la economía, la opción de la voz, la de la queja, es la opción característica de la política. Al ejercer la voz, los miembros o clientes de una organización disconformes con la deriva hacia peor de la misma en cuanto al cumplimiento de sus objetivos transmiten a los responsables de su gestión su malestar y alternativas estimulándoles a tomar las medidas o políticas compensatorias que enderecen el rumbo de la organización...

De otro lado está la opción de la voz, la de los que, como hacen los del 15-M, se quejan indignados ante el manifiesto deterioro en la calidad institucional de nuestros sistemas democráticos. No son antisistema, todo lo contrario; son, quizá, la esperanza del “sistema” por ser precisamente los más leales al mismo. Esperanza débil dado su escaso número y las dificultades de concreción y articulación de sus propuestas, pero esperanza al fin y al cabo.
Por eso cuando la señora Cifuentes y tantos otros denuestan al 15-M, se felicitan por su irrelevancia numérica y defienden su represión en nombre de la democracia, solo cabe extrañarse de su autocomplaciente actitud. ¿No son acaso conscientes de que el acallamiento de la voz de los indignados no redundará a la larga sino en el fortalecimiento de la otra opción, la de la salida, la de los auténticos antisistema? Porque no quiero creer que, en el fondo, esa sea su opción.
 Fernando Esteve Mora es profesor titular de Teoría Económica de la Universidad Autónoma de Madrid. El País, leer más aquí.

jueves, 20 de octubre de 2011

Zygmunt Bauman y la supuesta emocionalidad del 15-M: una breve respuesta "No saben por qué protestan"

Las últimas afirmaciones de Zygmunt Bauman sobre el 15-M resultan cuanto menos sorprendentes. El sociólogo y pensador polaco considera en unas declaraciones recogidas por El País que este movimiento es fundamentalmente "emocional" y que “si la emoción es apta para destruir resulta especialmente inepta para construir nada. Las gentes de cualquier clase y condición se reúnen en las plazas y gritan los mismos eslóganes. Todos están de acuerdo en lo que rechazan, pero se recibirían 100 respuestas diferentes si se les interrogara por lo que desean”. La emoción sería, por lo tanto, inestable y fluctuante y haría que el actual movimiento, que el el 15 de octubre se manifestó como potencia política en las calles y plazas del mundo entero, sólo sirviera para destruir. Un movimiento fundado sobre la "emoción" carecería, a su juicio de capacidad constituyente y sólo podría configurarse como una desordenada multitud, una hidra de 100 o mil cabezas.

El problema de Bauman es tal vez que no ha participado nunca directamente en una asamblea ni un debate del movimiento. Basta acercarse a una asamblea para observar cómo el movimiento se ha dotado de un dispositivo de limitación de la "emoción" sumamente eficaz. Llaman, en efecto, la atención el tono y las maneras civilizados, resultado de una disciplina de debate colectivo muy particular, que proscribe los aplausos y las interrupciones verbales o sonoras de la palabra del orador. Un lenguaje gestual silencioso puntúa las intervenciones: las aplaude, las rechaza, critica el lenguaje agresivo o denigrante etc. Por otra parte, la palabra, en las asambleas abiertas del 15-M no tiene como origen ni como destinatario un grupo que afirma una identidad cerrada, sino el ciudadano "cualquiera" reunido con otros "ciudadanos cualesquiera". Ni las pasiones del liderazgo, ni las de la identidad colectiva tienen libre curso en este medio.

Lo que se afirma en su diferencia es la singularidad "cualquiera", pero se trata de un cualquiera positivo, no de aquel por el que no se opta y constituye un residuo, sino el que supone una opción abierta por un otro con quien se busca lo común. En latín este "cualquiera" se denominaría con la palabra "quislibet" que designa al "cual quiera", al "cual" que se acoge y que es causa de amor (el verbo libeo que se encuentra en el componente libet, está directamente relacionado con la raíz del término libido). Tal vez la pasión política fundamental suscitada por el movimiento sea ese amor civil del otro cualquiera, del otro, distinto de mí con quien, sin embargo, estoy en comunidad. Sin duda, el reverso de este amor es la indignación, definida en el sentido de Spinoza como "el odio hacia quien ha hecho mal a otro". La indignación es fuente de antagonismo y de posible destrucción, pero su origen es el reconocimiento del otro cualquiera como un igual; un igual que no lo es por ser propietario, con igualdad de derechos en el mercado respecto de otros propietarios, sino como alguien que tiene igual acceso a lo común del lenguaje, del afecto, de la producción etc.

Difícilmente puede sostenerse, pues, que el 15-M sea un fenómeno meramente emocional desprovisto de pensamiento y que sólo sirva para destruir el orden existente. Sólo cabe suponer que Bauman se ha dejado llevar por un sentido "vulgar" de la palabra "indignación" definida por el Diccionario de La Real Academia como " Enojo, ira, enfado vehemente contra una persona o contra sus actos" y ha atendido más a la designación periodística del movimiento (los indignados) que a su realidad. Efectivamente, lo que está ocurriendo en las calles y plazas de medio mundo en los últimos meses, y con particular intensidad en las de España, es un auténtico experimento de producción política de pensamiento que contrasta con el desierto intelectual y moral en que se mueve el agonizante discurso del poder. La palabra pública tal y como se profiere y se utiliza en las asambleas abiertas es un medio privilegiado de producción de "nociones comunes", de ideas adecuadas y verdaderas que van, precisamente, más allá de la pasión y de la emoción individual o colectiva. En los espacios del 15-M está renaciendo un espacio público que el neoliberalismo había destruido junto a la propia política. Un espacio público donde el contraste organizado de puntos de vista, la necesidad de argumentar lo que se afirma ante un auditorio diverso e imprevisible, la necesidad de contradecir mediante argumentos etc. generan racionalidad.

Esta racionalidad surge, sin embargo, a partir de una palabra que, al no ser proferida por grandes expertos ni sabios reconocidos podría considerarse de poco peso. Sabemos, no obstante, desde la antigüedad -y Hannah Arendt nos lo ha recordado en toda su obra- que no existe un saber de la política, una ciencia de la cosa pública que unos posean y que se imponga a todos como una verdad. Sólo han llegado a pretender gobernar sobre la base de este saber regímenes como el absolutismo y su avatar liberal; por lo demás sin demasiado éxito.

La única racionalidad, la única verdad de la política surge del debate público entre singularidades cualesquiera.
Esto es algo que Maquiavelo y Spinoza ponen en el centro de su teoría de la democracia: una asamblea siempre tiene menos posibilidades de equivocarse gravemente que un sólo individuo porque en ella las distintas pasiones se moderan y llegan a abrirse paso las nociones comunes. Por ello la democracia, o cualquier forma de gobierno que se rija por el principio democrático es más estable y menos pasional que una monarquía donde sólo el monarca tenga el poder decisorio. Por esta razón también el único régimen estrictamente absoluto, el más libre de influencias externas y menos propenso a las pasiones tristes, no es la monarquía mal llamada "absoluta" basada en la decisión exclusiva del monarca, esto es fundamentalmente en las emociones del monarca, sino la democracia, en cuanto es capaz de enraizar en una racionalidad colectiva.

Frente a las teorías absolutistas de un poder basado en el saber trascendente de uno o de unos pocos, el Spinoza del Tratado Teológico-Político sostenía lo siguiente a propósito de la potencia racional que es a la vez efecto y principio de la democracia: "en la democracia son menos de temer las órdenes absurdas que en otros gobiernos, pues resulta casi imposible que la mayoría de una gran asamblea dé su aprobación a un absurdo. Además, el fundamento y el objeto de este régimen es, como hemos demostrado también, poner coto a los desarreglos de los apetitos y mantener a los hombres cuanto sea posible en los límites de la razón, a fin de que vivan juntos en paz y concordia; pues si se retira este fundamento, todo el edificio acabará necesariamente por derrumbarse."

La multitud, su supuesta liquidez, su insumisión a la regla de la uniformidad y del uno, que tanto parece temer Bauman, no son, así, causas de la irracionalidad ni del imperio de la emoción sino auténticos instrumentos de construcción de una racionalidad común.

Por la razón antes señalada, tampoco puede decirse que el 15-M carezca de organización ni de programa. Lo que ocurre es que su organización se genera y reproduce al ritmo mismo del debate y de la movilización colectiva. Su programa es perdurar como nueva figura de la democracia. No es proponer al poder que cambie tal o cual aspecto de su ejecutoria. A pesar de que las primeras reivindicaciones del movimiento proponían al poder un cambio en las formas de representación a través, por ejemplo, de una nueva ley electoral, el lema central del movimiento, "no nos representan", ha ido cargándose de un nuevo contenido mucho más radical. Ya no se trata de pedir que nos representen mejor: lo que se ha comprobado es que el espejo de la representación está roto, hecho añicos y que es imposible recomponerlo.

Al poder capitalista neoliberal ya no hay mucho que proponerle. Lo que queda es que el trabajador colectivo, cognitivo, precario, migrante que se congrega en las plazas haga lo que mejor sabe hacer: comunicarse y organizarse como nueva comunidad política en éxodo respecto del mando del capital.

Las manifestaciones y ocupaciones del 15-M al 15 de octubre y las que seguirán son demostraciones de vida y de racionalidad frente a un poder vacío. Sorprende que un gran analista del presente como Zygmunt Bauman haya olvidado el pasado reciente de su propio país o el de la Alemania del Este donde el principio del fin de esa caricatura del capitalismo que fue el "socialismo real" lo marcaron unas grandes manifestaciones ignoradas por unos gobernantes que las consideraban carentes de pensamiento y de programa. John Brown.

Blog del autor: http://iohannesmaurus.blogspot.com/2011/10/zygmunt-bauman-y-la-supuesta.html

En la foto, 20 de julio de 2011, Antonio al timón del barco neozelandés, campeón de la Copa América, navegando por las aguas del puerto de Auckland. Nueva Zelanda.

lunes, 17 de octubre de 2011

Zygmunt Bauman advierte del peligro de que la indignación termine evaporándose “El 15-M es emocional, le falta pensamiento”

Zigmunt Bauman, el filósofo y sociólogo polaco famoso por su concepto de la modernidad líquida, tan fértil que ha sido aplicado al amor (líquido), al arte (líquido), al miedo (líquido), al tiempo (líquido) y así hasta cualquier cosa, publica el ensayo 44 cartas desde el mundo líquido (Paidós). Además, el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010 ha estado en Madrid para pronunciar una conferencia en el Matadero bajo el título ¿Tiene futuro la solidaridad? El sábado por la tarde, a la misma hora de la manifestación internacional de los indignados, mantuvimos una charla en un hotel a menos de 100 metros de la plaza de Atocha donde, entre la multitud, ya no cabía un alfiler.
En su parecer, el origen de todos los graves problemas de la crisis actual tiene su principal causa en “la disociación entre las escalas de la economía y de la política”. Las fuerzas económicas son globales y los poderes políticos, nacionales. “Esta descompensación que arrasa las leyes y referencias locales convierte la creciente globalización en una fuerza nefasta. De ahí, efectivamente, que los políticos aparezcan como marionetas o como incompetentes, cuando no corruptos”.
“El movimiento del 15-M trataría de suplir la falta de globalización de la política mediante la oposición popular”. ¿Una oposición eficaz? En opinión de este sabio de 86 años, el efecto que puede esperarse de este movimiento es “allanar el terreno para la construcción, más tarde, de otra clase de organización”. Ni un paso más.

Bauman califica a este movimiento, como es bien evidente, de “emocional” y, en su parecer, “si la emoción es apta para destruir resulta especialmente inepta para construir nada. Las gentes de cualquier clase y condición se reúnen en las plazas y gritan los mismos eslóganes. Todos están de acuerdo en lo que rechazan, pero se recibirían 100 respuestas diferentes si se les interrogara por lo que desean”.

La emoción es (¿cómo no?) “líquida”. Hierve mucho pero también se enfría unos momentos después. “La emoción es inestable e inapropiada para configurar nada coherente y duradero”. De hecho, la modernidad líquida dentro de la cual se inscriben los indignados posee como característica la temporalidad, “las manifestaciones son episódicas y propensas a la hibernación”.
...¿Se necesitaría un líder acalorado? ¿Varios líderes temperamentales? “El movimiento no lo aceptaría puesto que tanto su potencia como su gozo es la horizontalidad, sentirse juntos e iguales, lo que, en importante medida, les niega el superindividualismo actual”. La superindividualidad (de la modernidad líquida) “crea miedos, desvalimientos, una capacidad empobrecida para hacer frente a las adversidades”.
El estrés es la enfermedad que acompaña a esta sevicia. “Las gentes se sienten solas y amenazadas por la pérdida del empleo, la disminución del sueldo, la dificultad de adaptación al riesgo. El estrés es corriente entre los parados pero también en los empleados, acosados por los cierres y despidos, las prejubilaciones o los salarios cada vez más bajos. En Estados Unidos el estrés produce tantos daños económicos como la suma conjunta de todas las demás enfermedades”. Las bajas laborales por estrés llegan a costar, dice Bauman, 300.000 millones de dólares (216.600 millones de euros) al año y la cifra no deja de crecer... Leer más en El País.

sábado, 15 de octubre de 2011

¿Por qué iré a la manifestación global de hoy 15 de octubre con el movimiento 15-M?. Juan Torres e Ignacio Escolar, lo explican bien.

951 ciudades en 82 países (por ahora) se suman a la protesta planetaria del 15-O


1. Porque no me resigno a que de esta crisis sólo podamos salir agachando la cabeza, apretando los dientes y renunciando a lo que tantos años costó construir.
2. Porque no fueron ni los trabajadores, ni los parados, ni los profesores, ni sus alumnos, ni los médicos, ni sus pacientes, ni los pensionistas, ni nuestros hijos quienes hundieron la economía. Pero no son ellos, somos nosotros, los únicos que lo vamos a pagar.
3. Porque quiero un modelo fiscal donde cada cual aporte según su capacidad y, cada cual, reciba según su necesidad. Porque exijo ese “sistema tributario justo, inspirado en los principios de igualdad y progresividad” que me prometió el artículo 31 de la Constitución.
4. Porque la Constitución también me dijo que “la soberanía nacional reside en el pueblo español”, no en el Banco Central Europeo o en Wall Street.
5. Porque si hay dinero público suficiente para volver a rescatar a los bancos, a las cajas o a sus millonarios directivos, también debería haberlo para ayudar a esas familias hipotecadas que lo pierden todo porque no pueden pagar al haber perdido su trabajo.
6. Porque las desigualdades económicas aumentan y me niego a que sea la eficacia, sin la equidad, el único patrón para medir el éxito de una sociedad.
7. Porque tal vez no sirva de nada. Porque tal vez nada vaya a cambiar. Porque puede que sólo nos quede la protesta y la palabra. Pero lo que es seguro que será completamente inútil es quedarse en casa y esperar sentado a que todo se solucione sin más.
Por estos siete motivos, y por otros cuantos y muchos más, este sábado 15 de octubre estaré en la calle para pedir al mundo un cambio global. Un cambio a mejor. www.15october.net e Ignacio Escolar.
http://map.15october.net

jueves, 4 de agosto de 2011

15-M y ciudadanía. La ola que no cesa

El desinterés habitual de los medios informativos convencionales por lo que en la sociedad española se mueve aparte de la política partidista, ha llevado a analistas y tertulianos a presentar la emergencia del movimiento del 15-M como una inesperada irrupción surgida de la nada. No ha sido menos insólita dicha aparición para el establishment político. Sin embargo, los gritos en favor de una “democracia radical” o “ciudadana” suenan a melodía familiar.
Tienen muchos y variados antecedentes en la historia presente: desde la democracia de base del movimiento ciudadano entre 1975 y 1979, a las manifestaciones contra la invasión de Iraq en 2003, cuando el “No a la Guerra” se acompañó del –hoy trending topic– “lo llaman democracia y no lo es”.
A pesar de la retórica del progreso liberal-democrático, una constante de la movilización social en España durante los últimos 35 años ha sido la exigencia de una mayor participación ciudadana en el debate público y en la vida política. No es casualidad que el movimiento de los indignados se inscriba en un contexto de reinterpretación crítica del proceso de sustitución del Franquismo. En esta relectura de un pasado brillante hasta ayer, muchos ven en las imperfecciones de aquella “obra de ingeniería política” el origen de los déficits participativos del actual sistema representativo. Síntoma de que hoy en día comienzan a desempolvarse con fuerza algunas de las opciones de construcción democrática desde abajo, presentes en la lucha final contra el Franquismo pero enterradas por el consenso y el discurso triunfalista de la Transición. Parece necesario recordar que el de la dictadura protagonizado por el desafío de miles de españoles en la calle, abrió el paso a una democratización posteriormente monopolizada por los partidos políticos. De derecha a izquierda, éstos desmovilizaron a sus seguidores para autoerigirse en los únicos árbitros legítimos del cambio.
La necesidad de consolidar aquella balbuciente democracia a la europea consagró el mantenimiento del orden sobre la participación ciudadana. Desde entonces ésta quedó reducida a las formas más limitadas del liberalismo parlamentario y de la actividad electoralista. No extraña, por tanto, que las estrechas formas de representatividad ciudadana de nuestra joven democracia siempre hayan sido diana de las diversas oleadas de contestación social sucedidas desde finales de los años ‘70 –la campaña contra la OTAN, el movimiento de insumisión al servicio militar, las movilizaciones por los desastres ecológicos, las concentraciones del 13M de 2004, etc.–. En el trasfondo de estas protestas siempre latió el malestar de amplios sectores sociales ante el encumbramiento de la opaca política de salón que rige nuestras vidas. La historia de este país durante las últimas cuatro décadas no se ha caracterizado tanto por la pasividad de la sociedad civil como por la ausencia de efectivos canales de participación democrática. Desde la Transición, las elites políticas se han dedicado a proteger su poder de los vientos hostiles de la calle. Han cerrado las ventanas de partidos, sindicatos e instituciones para protegerse del torbellino de la “política por otros medios”. Quizás por eso desde las alturas tantos temen al 15M, porque los “perroflautas” y “antisistema” que discuten en las ‘demoplazas’ no están dispuestos a volver a la sana tarea privada de buscar trabajo y dejar el poder en manos de los “expertos” de siempre. Óscar J. Martín García, Investigador del Instituto de Historia del CSIC
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/15M-y-ciudadania-La-ola-que-no.html
Aquí, Manifiesto por el desalojo. La Policía carga contra los manifestantes.

domingo, 24 de julio de 2011

Los intelectuales y el 15-M: una modesta propuesta.

...Eduardo Hernández cuenta que en los pocos meses que el movimiento tiene de vida se han roto muchas de las convecciones burguesas que definían la esfera pública; ya no se aplaude al o a la que habla bien, al o a la que exhibe su capital cultural, o no se les aplaude sólo por eso, se apoya y se aplaude más a los y las que se ponen más nerviosos/as a las y los que carecen de capital cultural o de palabras y citas, para que puedan expresar lo que tienen que expresar con sus palabras que valen tanto o más que las de un profesor universitario.

Las y los que hablan en las plazas no son nadie, son Esther, Juan o como mucho Silvia de la asociación de vecinos de Vallecas. En las plazas los intelectuales tienen que esperar su turno como todo el mundo y carecen de apellidos y de currículo. Es lógico que muchos intelectuales se pongan nerviosos, acostumbrados como estamos a que nos den la palabra, la autoridad y el púlpito inmediatamente. Por eso resulta doblemente patético escuchar a Agustín García Calvo –con todo el respeto que nos merece su trayectoria— pontificando en la plaza y dando instrucciones a la asamblea para que no propongan nada, porque proponer es caer en el lenguaje del padre, del Estado, del orden que se trata de combatir. Si él mismo no puede ver que “lo que nos queda de pueblo”, para usar un concepto suyo, son estas asambleas, es que debe de estar ciego o que debe de preferir los cenáculos libertarios que preside tan patriarcalmente.

Y García Calvo por desgracia no está sólo en sus delirios iluministas, los intelectuales del manifiesto “Una Ilusión compartida” asumen una posición igualmente iluminista y despótica al firmar un manifiesto que transpira un tufillo progre y oportunista que tira para atrás. ¿Pero cómo se puede firmar una manifiesto en plan vanguardia histórica cuándo hasta hace tres días muchos de los firmantes apoyaban a un gobierno que ha implementado las medidas mas regresivas y reaccionarias de los últimos veinte años? ¿Cómo se puede hablar como si uno fuera promotor e inventor de una reconstrucción de la izquierda cuando el 15-M te ha pillado tomando copas en Cannes o disfrutando de las regalías de tu último libro por cortesía de la Ley Sinde que has defendido a capa y espada en tu columna semanal? Esta “ilusión compartida” debe de ser la de seguir siendo “izquierdistas profesionales” no sea que aquello del “no nos representan” también les alcance a ellos.

Otros con suficiente capital cultural para derrocharlo, como Fernando Savater, pueden permitirse directamente ejercer la violencia epistémica que les otorga su tribuna y hacer pasar por filosofía aseveraciones del tipo, “el 15-M me ha servido de tontómetro para medir el nivel de estupidez y cinismo de algunos”. Frente a tanta desfachatez y tanto despropósito sólo nos queda desclasarnos como intelectuales, escindirnos completamente de esta manada de déspotas iluminados y apóstoles de la banalidad y el oportunismo. De todas maneras, como intelectuales no somos más que mutiladas y mutilados. Ya Antonio Gramsci advirtió de que todo hombre es un intelectual, pues no existen hombres ni mujeres que no tengan ideas sobre el mundo en el que viven, pues sólo la separación artificial y violenta entre trabajo manual y trabajo intelectual ha hecho posible que existan intelectuales con el tiempo y los privilegios suficientes para dedicarse profesionalmente a pensar, leer y escribir.

Por eso, cuanto más avance el 15-M más necesario será abolirnos, no por "antiintelectualismo", sino porque lo más intelectual que podemos hacer ahora mismo es, aunque el ego se resienta, acudir a las asambleas, aportar lo que buenamente podamos a las comisiones con humildad, escuchar de tú a tú, hablar sin apellidos ni título y, como mucho, sentirnos orgullosas de lo que hacemos igual que un carpintero se siente orgulloso de la mesa que ha construido. Obreras de la palabra, no señores respetables, a cada cual según su necesidad, de cada cual según sus destrezas. Leer más aquí.

viernes, 22 de julio de 2011

Indignados en los Balcanes

Una ola de protestas que exige más democracia y menos neoliberalismo recorre la antigua Yugoslavia. Por efecto dominó, podría extenderse a todo lo que fue el Pacto de Varsovia. Los últimos lustros han sido frustrantes

Aunque en contadas ocasiones resulta gratificante atreverse con la adaptación cinematográfica de una novela, creo que en el caso de Cirkus Columbia del oscarizado director Danis Tanovic el esfuerzo vale la pena. No solo recomiendo ver la película, sino leer también la novela homónima del periodista Ivica Djikic en la que se basa. Y no tanto por el hecho de juzgar si el director ha sido fiel al espíritu de la novela, sino porque tanto la novela como la película son excelentes y se complementan en una visión certera de las causas del desplome de la antigua Yugoslavia.
La novela Cirkus Columbia es una corrosiva y durísima sátira del nacionalismo suicida de los Balcanes durante los años noventa del pasado siglo, negrísima a pesar o gracias al humor tan característico de la zona. A través de sus personajes de diferentes edades, estratos sociales y nacionalidades asistimos al colapso de la sociedad yugoslava. Los que optaron por la emigración ya no volvieron a su país, y si volvieron no lo reconocieron. Djikic no deja títere con cabeza y a partir de su experiencia como periodista disecciona con su afilado escalpelo la sociedad exyugoslava desde una pequeña ciudad de provincias en Herzegovina, aireando todas sus vergüenzas y todos sus crímenes. A pesar de que la crítica ha visto influencias de Fellini y Kusturica en la novela, la huella de autores centroeuropeos como Ödon von Horváth es mucho más evidente... CHRISTIAN MARTÍ-MENZEL 19/07/2011

viernes, 17 de junio de 2011

Las derechas conservadoras y neoliberales frente al movimiento 15-M

Como era de esperar, un movimiento tal como el del 15-M, crítico con los poderes financieros y empresariales y su enorme influencia en el mundo político, ha creado una respuesta por parte de columnistas conservadores y neoliberales que, a través de sus escritos, reproducen la ideología dominante que está siendo cuestionada por tal movimiento. Importantes sectores de la derecha española, han respondido con gran hostilidad. Pío Moa, influyente en el Partido Popular, con un estilo representativo de los golpistas que destruyeron la democracia existente en España en 1936, define a los manifestantes del 15-M como “descerebrados” que deben ser “reprimidos y desalojados de los lugares públicos a base de usar la fuerza aunque ello conllevara muertes”. Creo que tales declaraciones no requieren ni siquiera una réplica. Hablan por sí mismas, y definen el bajo nivel intelectual y mezquindad personal de tales derechas que incluyen sectores importantes del mayor partido de la oposición.
En Catalunya, sin embargo, la respuesta de los columnistas de las derechas ha sido más sofisticada, diferente en estilo y en sustancia. En lugar de hostilidad ha habido, en general, un tono condescendiente presentando tal movimiento como bien intencionado pero profundamente equivocado, errado en su definición de las causas de la crisis y en las soluciones propuestas por tal movimiento. Una voz representativa de esta derecha (de sensibilidad neoliberal) ha sido la del economista y columnista Xavier Sala i Martín, autor promovido ampliamente en medios tanto públicos (TV3 y Catalunya Ràdio) como privados (La Vanguardia y RAC1). En un artículo reciente, “Otra primavera fracasada” (La Vanguardia, 02.06.11), empieza el artículo indicando que entiende que se movilicen los jóvenes para protestar por la situación en la que se encuentran, pero les critica por considerar como responsables de la crisis a instituciones como las bancarias que –según él- no tienen nada que ver con la crisis en España. Admite que puede que tales instituciones tengan algo que ver en la crisis financiera de EEUU, pero no con la crisis española. En su lugar, Xavier Sala i Martín considera que la crisis la ha causado el gobierno Zapatero que -en sus políticas de incremento del gasto público como manera de estimular la economía- creó un gran déficit, que es la raíz de la crisis. Y en cuanto a la situación de desempleo y bajos salarios de gran parte de la juventud que se moviliza, Xavier Sala i Martín lo atribuye –como no- a las rigideces del mercado laboral, resultado del excesivo poder de los sindicatos y también de los profesores universitarios que no les han educado para facilitar su integración en el mercado laboral. Y así termina.
Tal artículo es un buen ejemplo del carácter ideológico y propagandístico del pensamiento neoliberal que continúa promoviendo sus tesis en contra de toda la evidencia empírica que muestra lo contrario. Veamos los datos. En cuanto a la supuesta inocencia y falta de culpabilidad de la banca, Xavier Sala i Martín parece desconocer la génesis de la burbuja inmobiliaria en España y del complejo banca-industria inmobiliaria-industria de la construcción que la generó. Parece ser de los pocos economistas que todavía no se ha enterado. Como tampoco parece haber descubierto que la banca contribuyó a una enorme especulación que creó el estallido de la burbuja. Los jóvenes del 15-M llevan toda la razón en considerar la banca como una de las causas de la crisis a la que España se enfrenta.
En cuanto al origen del déficit del estado y su impacto en la crisis, Xavier Sala i Martín parece desconocer también que en 2007, el año que se inició la crisis, el estado español estaba en superávit, y ello no le protegió frente a la enorme crisis. Es más, este déficit no se debió al incremento del gasto público (el más bajo de la UE-15) sino a la disminución de los ingresos, en parte resultado de las medidas que Sala i Martín apoyó por muchos años, como la bajada de impuestos. Es más, el estímulo económico del gobierno Zapatero se basó más en recortar impuestos –como Sala i Martín recomendaba- que en expandir el gasto público y crear empleo. Y como era de esperar, esta bajada de impuestos tuvo muy poco impacto estimulante en la economía. En otro artículo en La Vanguardia, (06- 2011) Xavier Sala i Martín había atribuido erróneamente el crecimiento económico en los años ochenta en EEUU a la bajada de impuestos realizada en 1981 por el Presidente Reagan. Ahora bien, nada menos que el director de la oficina del presupuesto del Presidente Reagan, el Sr. David Stockman, indicó en una entrevista reciente a la ABC (uno de los canales de televisión más importantes de EEUU) que la bajada de impuestos de 1981 tuvo poco impacto estimulante. El mayor impacto –según David Stockman- fue el crecimiento de gasto público (que se destinó a los sectores militares), financiado a través del déficit del estado y del aumento de los impuestos. En realidad, el Presidente Reagan bajó los impuestos para los ricos pero subió los impuestos de todos los demás. Ningún Presidente estadounidense subió los impuestos en tiempos de paz en mayor cantidad que el Presidente Reagan.
Por último, Xavier Sala i Martín también repite la cantinela neoliberal de que el problema del desempleo lo crea la supuesta rigidez del mercado de trabajo. Como bien indicó Joseph Stiglitz recientemente en Sitges, es extraordinario que este dogma continúe promoviéndose cuando la evidencia empírica que lo sustenta es tan débil. EEUU tiene plena flexibilidad laboral y tiene un desempleo mayor que los países nórdicos, que tienen sus mercados laborales más regulados que EEUU y España. El desempleo se debe a las políticas neoliberales de austeridad que están disminuyendo la demanda, y con ello el crecimiento económico, y causando un enorme daño a las clases populares.
Los indignados del 15-M saben mejor que Xavier Sala i Martín lo que está pasando con la economía española, y cómo salir de ella. Sus peticiones de nacionalizar el crédito, aumentar el gasto público para crear empleo y limitar las actividades especulativas, entre otras medidas, van más al grano que el dogma de Sala i Martín, impermeable a los datos, cuyos fundadores, como David Stockman, ya lo han abandonado.
Una última observación. En España la visibilidad mediática de un economista tiene poco que ver con la fortaleza de sus argumentos, y sí con la función a la que sirven tales argumentos. De ahí que el lector, el oyente o el vidente de los mayores medios de difusión verá en tales medios economistas neoliberales (de distintas coloraciones) y nunca (o casi nunca) economistas críticos del pensamiento neoliberal dominante. Y cuando un movimiento crítico como el 15-M aparece, con gran apoyo popular, los aparatos ideológicos del sistema se movilizan inmediatamente para desacreditarlos. Las derechas a base de represión o, más astutamente, a base de condescendencia y marginación.
Vicenç Navarro. El Plural

jueves, 16 de junio de 2011

El 15-M en la tv francesa




José Saramago:
"El mal y el remedio están en nosotros. La misma especie humana que ahora nos indigna se indignó antes y se indignará mañana. Ahora vivimos un tiempo en el que el egoísmo personal tapa todos los horizontes. Se ha perdido el sentido de la solidaridad, el sentido cívico, que no debe confundirse nunca con la caridad.
Es un tiempo oscuro, pero llegará, seguro, otra generación más auténtica. Quizá el hombre no tenga remedio, no hemos progresado mucho en bondad en miles y miles de años sobre la Tierra. Quizá estemos recorriendo un largo e interminable camino que nos lleva al ser humano. Quizá, no sé dónde ni cuándo, lleguemos a ser aquello que tenemos que ser.
Cuando la mitad del mundo se muere de hambre y la otra mitad no hace nada... algo no funciona.
¡Quizá un día!". (La Verdad, Murcia, 15 de marzo de 1994)

martes, 14 de junio de 2011

Rosalía Mera afirma que su apoyo a los indignados está "pensado y meditado"

"Me sorprende enormemente. Han tenido una transcendencia inmerecida". A Rosalía Mera, la mujer más rica de España, le ha sorprendido la repercusión de sus recientes declaraciones en apoyo del movimiento de los indignados, en las que se mostró dispuesta a sumarse a las acampadas, y deploró "los niveles de corrupción tan extendidos, de muchas maneras, y de muchos colores". "Tenemos que plantarnos y decir: así, no", dijo la pasada semana. "Me ratifico en lo dicho, estaba pensado y meditado, y no hay más que añadir", señaló ayer, después de matizar que eran una opinión personal, no de la Fundación Paideia Galiza que preside. "No merecían tanta escritura y tanto comentario, ni mucho menos. Parece que no se pueden dar respuestas a ciertos temas, pero bueno, los medios son los medios", añadió... Leer más. En El País. Más Rosalía Mera muestra su apoyo a los indignados. Aquí en El País.