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lunes, 24 de julio de 2023

Educación antifascista más allá del 23J .

El antifascismo es educar en la diversidad, en la igualdad, en la inclusión, en la justicia social y los derechos humanos.

La educación o es antifascista o no es educación. Pero no solo de cara a las elecciones del 23 de julio, donde España se juega rescatar el fascismo neoliberal de infausta memoria o avanzar en democracia e igualdad, sino más allá del 23J, de cara al futuro de tantos jóvenes que construirán la sociedad del mañana.

Educar en la diversidad, en la igualdad, en la inclusión, en la democracia, en la justicia social y los derechos humanos es educar en el antifascismo. 

No hay neutralidad posible. Educar en el antifascismo es educar en la diversidad, en la igualdad, en la inclusión, en la justicia social y los derechos humanos. Sin concesiones ni medias tintas.

Porque para ser demócrata hay que ser antifascista. Es un principio básico que hasta hace poco tiempo era una piedra angular en la construcción de la Europa actual, tras la barbarie fascista de los años treinta y el genocidio que conllevó. Mientras que otras democracias europeas se fundaron sobre el paradigma del antifascismo, la española lo ha hecho sobre el de la “superación” del pasado, el olvido del fascismo franquista que ha pervivido en las instituciones y que ahora se ha extendido como una peste por la sociedad y que permea a nuestros jóvenes.

A partir del 24 de julio tenemos dos tareas urgentes e imprescindibles como sociedad. 

La primera, plantearnos cómo ha sido posible que vuelvan a salir de sus tumbas los discursos del odio y la exaltación de la barbarie que la ultraderecha y la derecha extrema ha extendido por toda Europa y que ha conseguido que en España tantos jóvenes puedan considerar que esta es una opción política más que se puede defender y votar. 

La segunda, tenemos que decidir cómo debemos orientar el sistema educativo de nuestro país para erradicar de nuevo esa peste, como diría el filósofo Albert Camus, esta enfermedad política con su epicentro marcado por el odio que corroe una democracia vulnerable y frágil. En su novela La peste recordaba que esa plaga “nunca muere o desaparece para siempre; puede permanecer dormida durante años, hasta que vuelva a aparecer otra vez”.

La pregunta que nos tenemos que hacer es qué hemos hecho en educación los últimos 20 años para que tantos jóvenes se declaren votantes o simpatizantes del fascismo. Quizá hemos estado demasiado ocupados en formar al profesorado en estrategias de gamificación, mindfulness, bilingüismo y competencias digitales, o enfrascados en cómo enseñar a resolver raíces cuadradas y ecuaciones de segundo grado, o cómo hacer análisis sintácticos, desarrollar arte sin compromiso crítico o historia sin memoria. Mientras asistíamos impasibles, mirando para otro lado, cómo nos privatizan la educación, mantienen el adoctrinamiento nacionalcatólico con la religión o recortan la financiación de la educación pública, destinando los presupuestos educativos a aumentar el gasto militar, que ha duplicado el aumento en Educación en 2022.

Como recuerda el padre del liberalismo conservador británico, Edmund Burke: para que el mal triunfe solo es necesario que las personas buenas no hagan nada. 

Como decía Martin Luther King “tendremos que arrepentirnos en esta generación no simplemente por las palabras y acciones llenas de odio de las personas malas, sino por el espantoso silencio de las personas buenas”, que miran para otro lado ante el auge del fascismo. 

José Luis Martín Descalzo, en su obra Una fábrica de monstruos educadísimos, explicaba cómo una antigua presa del campo de concentración de Dachau, maestra de escuela, comentaba que aquellas cámaras de gas habían sido construidas por ingenieros especialistas, que las inyecciones letales las ponían médicos o enfermeros titulados, que niños recién nacidos eran asfixiados por asistentes sanitarias competentísimas, que mujeres y niños habían sido fusilados por gentes con estudios, por doctores y licenciados. Y concluía: desde que me di cuenta de esto, sospecho de la educación que estamos impartiendo.

No hay conocimiento útil si no nos hace mejor personas y mejor sociedad, más justa y más cuidadosa con quienes convivimos y con el planeta en el que habitamos. No podemos seguir siendo “indiferentes” ni “obedientes” ante un modelo social, económico, ideológico, político y educativo que justifica y conduce a la desigualdad, la insolidaridad y el egoísmo brutal, el saqueo del bien común, el ecocidio del planeta, el machismo, el odio, la intolerancia y el fascismo. La verdadera munición de este modelo no son solo las balas de goma o el gas lacrimógeno; es nuestro silencio y nuestra indiferencia cómplice.

La comunidad educativa no puede permanecer ajena o indiferente a la barbarie. Debemos implicarnos hasta mancharnos, que diría el poeta, en atajar esta enfermedad política que corroe una democracia vulnerable y frágil y que, aunque sabemos que nunca se podrá erradicar por completo sin la superación del sistema capitalista, como argumentaban el filósofo Walter Benjamin o el dramaturgo Bertolt Brecht, debemos, mientras tanto, contener de forma constante y tenaz. Y el antídoto más potente frente a la barbarie de este neofascismo que avanza como un virus por Europa y por España, es la educación. Una educación para el bien común frente al odio, el racismo, la intolerancia y el acoso a la democracia.

Es urgente y crucial acordar un pacto social por un sistema educativo desde una pedagogía antifascista Lucio Anneo Séneca, en el siglo IV antes de nuestra era, afirmaba: “no nos atrevemos a hacer muchas cosas porque aseguramos que son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas”. Tenemos que atrevernos a soñar. Nos jugamos el futuro de nuestros hijos e hijas, y el de la sociedad en su conjunto.

En definitiva, es urgente y crucial acordar un pacto social por un sistema educativo desde una pedagogía antifascista, pues la educación debe ser coherente con el modelo de sociedad que pretendemos construir, es decir, que esta sea más justa, equitativa, solidaria, ecológica, feminista, inclusiva y feliz. Aunando esfuerzos y compartiendo propuestas e iniciativas que sean una alternativa a las políticas del neofascismo, que suponen el ataque más grave a la educación pública desde la transición, retrotrayéndonos al modelo de escuela y sociedad franquista y decimonónica. Es crucial seguir dando pasos decididos hacia un modelo educativo que contribuya a la construcción de una ciudadanía sabia, crítica y consciente, que ayude a hacer un mundo más justo y mejor, sin dejar a nadie atrás, así como a la educación de personas más iguales, más libres, más críticas, más ecofeministas y más creativas.

Por eso, insisto una vez más, como comunidad educativa, debemos comprometernos más allá del 23J a educar a las nuevas generaciones en la igualdad, en la inclusión, en la justicia social, en el bien común y en los derechos humanos desde una pedagogía claramente antifascista. Sin concesiones ni medias tintas. No se puede ser demócrata sin ser antifascista.

Enrique Javier Díez Gutiérrez es profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de León.

martes, 31 de enero de 2023

_- La economía solidaria: un nuevo modelo financiero contra la desigualdad y la emergencia climática.

_- Pasar del decir al hacer es el nuevo reto de este sistema económico, que busca potenciar el consumo responsable, las finanzas éticas y el comercio justo

En 2019, diferentes voces del mainstream económico empezaron a hablar de la necesidad de dotar de un propósito a la actividad empresarial. Tanto el presidente de las mayores gestoras de inversión a nivel mundial, Blackrock, como la American Business Roundtable, —asociación empresarial que reúne a grandes multinacionales estadounidenses como Amazon, Google, Coca-Cola—, hacían un diagnóstico: la supervivencia en el medio plazo de las empresas pasaba porque incorporasen un enfoque centrado en la creación de valor para todos sus grupos de interés, no solo accionistas, sino también trabajadores, clientes, proveedores y comunidades locales.

Con esta inquietud, las grandes empresas reconocen que deben jugar un papel clave para afrontar dos de los principales retos de nuestro tiempo: la desigualdad y el cambio climático. Aunque desde entonces los debates sobre el propósito empresarial continúan, desde la irrupción de la pandemia resulta difícil encontrar indicios de esa inquietud en las prácticas reales de las empresas de mayor tamaño. Cierto es que muchas desplegaron iniciativas de acción social en plena emergencia sanitaria, pero parece que aún estamos lejos de probar que hayan dejado de priorizar los intereses de sus accionistas. Muestra de ello es que, en el año de la pandemia, el 40% de las empresas del Ibex 35 distribuyó un dividendo mayor que el del año anterior, a pesar de la caída generalizada de los resultados.

La vocación de la economía solidaria no se limita a encontrar un nicho de mercado y explotarlo, sino que pretende ser una alternativa transformadora Sin embargo, existe otro tipo de realidad empresarial donde esta búsqueda del propósito sí está instalada y desarrollada. Se trata del ecosistema de la Economía Solidaria, que entiende que la actividad económica debe ser siempre un medio al servicio de las personas, y no solamente un fin. Para ello reúne una visión y una práctica que busca situar los procesos de la sostenibilidad de la vida en el centro de la esfera económica.

En España, la Red de Economía Solidaria aglutina a casi mil organizaciones y empresas, que actúan en diferentes ámbitos, entre ellos el consumo responsable, las finanzas éticas, el comercio justo y muchos más, y tienen como guía de actuación la Carta de Principios de la Economía Solidaria. Esta declaración orienta el devenir de sus organizaciones y del proyecto económico, social y político del que forman parte.

Precisamente esa es una de sus fortalezas, su empeño en combinar el pensar y el hacer otra economía, de modo que la actuación empresarial cuente con una brújula clara, y que la reflexión esté constantemente contrastada con la práctica. De hecho, la Carta, aunque fue elaborada en 1995, se ha revisado en tres ocasiones, la última este mismo año, según se han ido dando cambios en el contexto tanto local como global.

Se trata de que las empresas vayan más allá de las declaraciones y que estos principios tengan una traslación efectiva y exigente en la práctica La equidad, el trabajo digno, la sostenibilidad ecológica, la cooperación, el reparto justo de la riqueza y el compromiso con el entorno, son los seis principios que sintetizan su esencia. Toda una declaración de intenciones y un reto no pequeño para desplegar una actividad empresarial.

Algunos de estos conceptos no son nuevos en el sector. De hecho, es difícil encontrar empresas que no declaren fomentar el trabajo digno, el compromiso con el entorno y la sostenibilidad ecológica. Pero de lo que se trata es de ir más allá de las declaraciones y que estos principios tengan una traslación efectiva y exigente en la práctica. Y eso exige profundizar en cada uno de los aspectos. Por ejemplo, el trabajo digno no solo consiste en facilitar condiciones laborales de calidad, sino que también incluye la conciliación, los cuidados, la horizontalidad y la puesta en marcha de procesos participativos dentro de las organizaciones.

Al fin y al cabo, la vocación de la Economía Solidaria no se limita a encontrar un nicho de mercado y explotarlo, sino que pretende ser una alternativa transformadora, que cambie las reglas de juego de la actividad económica para enfocarla en el bienestar colectivo. Esta es su razón de ser.

Con un sistema basado en la competencia y en relaciones jerárquicas y de abuso de poder, alcanzar la vocación con la que la economía solidaria fue concebida resulta difícil. Más bien, se ha de apoyar en la cooperación y el trabajo colaborativo, que integre a todas las personas en igualdad de condiciones y oportunidades. Eso pasa también por poner en cuestión el ánimo lucrativo de las empresas, dedicado a remunerar a los proveedores de capital en el corto plazo y destinar su valor al fortalecimiento interno y la proliferación de más iniciativas transformadoras.

Como consumidores, la economía solidaria nos aporta muchas claves en la reflexión sobre cómo hacer un consumo responsable y crítico. Por todo eso, merece la pena apoyar y contribuir a dar a conocer este movimiento. Actualmente, la Red Estatal de Economía Solidaria está recabando adhesiones para la nueva versión de la Carta de la Economía Solidaria. Es una invitación para todas aquellas personas y organizaciones que creen que la actividad económica puede ser inclusiva, justa y respetuosa con el planeta.

Miguel Alba Ruiz-Morales es responsable de Desigualdad y Sector Privado de Oxfam Intermón. 

jueves, 18 de noviembre de 2021

_- "No sabemos muy bien cómo la desigualdad se nos mete en los huesos y hace nuestra vida en común peor, pero tenemos la certeza de que es así"

 

  César Rendueles es un filósofo y sociólogo español. Es profesor en la Universidad Complutense de Madrid, España. 

 El filósofo y sociólogo español César Rendueles ha decidido arremeter contra un concepto que suele despertar simpatía: la igualdad de oportunidades.

Tan es así que Rendueles le ha dedicado un libro a criticar esa idea, que a su juicio tiende a preservar o incluso aumentar la desigualdad social.

"El problema de la igualdad de oportunidades es que es una reformulación de la meritocracia, que es siempre una forma de justificar los privilegios de las élites", explica Rendueles, que se define de izquierda, en una entrevista con BBC Mundo.

Lo que sigue es una síntesis del diálogo con este profesor de la Universidad Complutense de Madrid, cuyo más reciente libro es "Contra la igualdad de oportunidades: Un panfleto igualitarista" y que participa del Hay Festival Arequipa 2021. _______________________________________________________________________________

En su libro subraya que la igualdad es "una de las bases de nuestra vida en común". ¿Cómo es eso?

Sabemos que la falta de igualdad es la causa de una enorme cantidad de problemas sociales. Es algo que intuíamos pero que en las dos últimas décadas las investigaciones científicas han demostrado con muchísima precisión.

Las sociedades más desiguales —no aquellas en las que hay más pobreza en general— tienen menos esperanza de vida, más enfermedades mentales, delincuencia, problemas de abusos de estupefacientes, violencia escolar…

No sabemos muy bien cómo pasa, cómo la desigualdad se nos mete debajo de la piel en los huesos y hace nuestra vida en común peor, pero tenemos la certeza de que es así.

¿Cuán antiguo es el concepto de igualdad social?

La igualdad social ha sido la pauta generalizada de las sociedades humanas durante la mayor parte del tiempo que el Homo sapiens lleva sobre la Tierra.

La igualdad social en distintos grados, pero a unos niveles que hoy nos parecerían prácticamente revolucionarios, ha dominado las sociedades de cazadores y recolectores hasta la revolución neolítica.

Es en ese momento, hace unos 10.000 años, cuando empieza a aumentar paulatinamente la desigualdad. Y no ha dejado de crecer.

Los niveles estratosféricos de desigualdad económica que conocemos hoy no tienen parangón a lo largo de la historia. 

Según Rendueles, la desigualdad comenzó a aumentar paulatinamente a partir de la revolución neolítica.

;¿Y de dónde viene la idea de competencia, de ganadores y perdedores entre nosotros?

La meritocracia, la idea de que quienes tienen privilegios los tienen porque lo merecen y que eso es el fruto de una sana competición que ha colocado a cada cual en su lugar, es el ideal que han difundido las clases altas desde hace cientos, tal vez miles de años.

Lo novedoso de nuestro tiempo es que esa ideología meritocrática ya no es exclusiva de pequeños grupos sociales de élite, sino que se ha difundido al conjunto de la población.

En aquellas sociedades en que se ha dado un mayor crecimiento del mercado y de la desigualdad, más cree la gente en la meritocracia. Es curioso: un mecanismo de compensación ideológica, si se quiere decir así.

Desde una lógica de capitalismo liberal dirán que es a través del mayor esfuerzo o capacidad individual que se logra el progreso colectivo, y por lo tanto no está mal que alguien quiera ser exitoso y como consecuencia de eso gane más que otros. ¿Qué responde?

Que en esa afirmación, que parece de sentido común, en realidad hay dos afirmaciones mezcladas que no tienen nada que ver entre sí.

La primera es que el esfuerzo es importante. Estoy completamente de acuerdo y además hay que promocionar el esfuerzo de aquellos que tienen ciertos talentos escasos. Pero eso si se quiere es una defensa de la movilidad social horizontal.

Otra cosa completamente diferente es que haga falta premiar con ciertos beneficios económicos y mayor prestigio a ciertas ocupaciones frente a otras. Eso implica una visión caricaturesca de la gente con más talento.

Es como si pensáramos que los médicos o ingenieros fueran una especie de niños malcriados a los cuales hay que estar sobornando permanentemente para que cumplan con su obligación.

La realidad es que la gente tiende a cumplir con sus obligaciones cuando siente que su trabajo está bien valorado, es importante y tiene sentido. Y eso ocurre con todas las ocupaciones, no sólo con las más prestigiosas.

Durante la pandemia hemos visto que la valoración social de qué se considera importante muchas veces está equivocada. 

Damos prestigio o dinero a ocupaciones que socialmente son muy poco importantes o incluso negativas, como la especulación financiera. En cambio, ocupaciones vitales para el funcionamiento de la sociedad las infravaloramos o pagamos mal.

Era más importante la limpieza de los hospitales que la publicidad, por ejemplo.

Vimos también que gente con ocupaciones poco prestigiosas y mal pagadas se toman muy en serio esas labores, incluso arriesgando su vida.

Los transportistas, cajeros de supermercados o limpiadores de hospitales arriesgan su vida.

Distintos liberales también argumentan que el igualitarismo tiende a igualar hacia abajo, que nivelar las diferencias económicas quita estímulo a la búsqueda de superación individual. ¿No es así?

A veces sí es así, por supuesto. Esa es una de las prevenciones que tenía el propio Marx contra ciertas formas de socialismo. Hay un párrafo muy bonito de Marx en el que alerta de esta igualación hacia abajo de los talentos.

Pero lo cierto es que la competencia también hace eso muy a menudo: desperdicia una enorme cantidad de talento.

A veces pienso que lo peor de la desigualdad no es tanto los lujos repugnantes que proporcionamos a una pequeña élite, sino la cantidad de esfuerzo que se desperdicia por abajo.

Es algo que vemos muy bien en el ámbito del deporte: queremos que haya competencia, pero sabemos lo enormemente nociva que es la competencia extrema, cuando todos los esfuerzos deportivos están diseñados como si fueran un embudo para generar una pequeña élite de superatletas. Ese proceso impide que el deporte sea disfrutado por millones de personas. 

El filósofo Rendueles compara el reparto de oportunidades con el síndrome embudo que se genera en el deporte, con una competencia extrema que puede resultar nociva. 

¿Por qué ha decidido poner el punto central de su crítica en el concepto de igualdad de oportunidades?

Porque la igualdad de oportunidades es un lema que suena bien. ¿Quién va a estar en contra? De hecho, es un modelo irrenunciable en muchos procesos competitivos, como por ejemplo cuando tenemos que seleccionar para una beca o un puesto en la administración.

Pero cuando se difunde como único modelo de igualdad social esconde una trampa: supone renunciar a la igualdad real.

Porque lo que nos ofrece la igualdad de oportunidades es la promesa de que cada cual recibirá lo que se merece en función de sus méritos. Eso en primer lugar sabemos que es falso, que tanto el sistema educativo como el mercado de trabajo actual reproducen y amplían las desigualdades.

En segundo lugar, el igualitarismo profundo asociado a las tradiciones democráticas no es dar a cada cual lo que se merece, sino dar a cada uno lo que necesita para desarrollarse como persona.

El igualitarismo profundo democrático no es una especie de control antidoping antes de la competición social. Al revés, consiste en limitar los efectos más nocivos de esa competición.

El problema de la igualdad de oportunidades es que es una reformulación de la meritocracia, que es siempre una forma de justificar los privilegios de las élites.

Usted habla de una "igualdad real". Pero el concepto de igualdad de oportunidades surge de la premisa de que los humanos somos naturalmente desiguales y por lo tanto es necesario ajustar el punto de partida para que haya una competencia justa. ¿Qué hay de malo en eso?

No hay nada de malo allí donde creamos que deba haber competencia para regular nuestra vida común.

La cuestión es si queremos que la competencia domine nuestra vida social, convertir nuestras sociedades en una especie de partido de fútbol en el que sólo pueda haber ganadores y perdedores, desde la educación o cultura, al campo laboral. 

"Claro que no somos iguales al nacer. Precisamente por eso necesitamos una intervención política constante para generar igualdad, no como punto de partida sino de llegada". 

Yo tenía una profesora de griego en educación secundaria que no dejaba que nadie suspendiera. No porque regalara el aprobado sino porque repetía los exámenes tantas veces como hiciera falta hasta que conseguías aprobar. Nadie se quedaba atrás, con lagunas educativas. No todos sacaban la misma nota, pero todos acababan sabiendo lo que tenían que saber.

¿Qué pasa si decidimos que sólo en algunos ámbitos de nuestra vida social debería haber ganadores y perdedores? Que, por ejemplo, en el ámbito de la vivienda no debería haberlos y todos deberíamos tener una vivienda digna. O que en el ámbito de la alimentación no debería haber gente que come con lujos obscenos y gente que no tiene para comer.

Claro que no somos iguales al nacer. Precisamente por eso necesitamos una intervención política constante para generar igualdad, no como punto de partida sino de llegada.

América Latina es considerada la región más desigual del mundo, donde el 10% más rico concentra una porción de ingresos mayor que en otras regiones. ¿Qué ejemplo debería seguir para paliar estas diferencias?

Sabemos razonablemente bien cómo reducir esas diferencias extremas, porque es algo que ya ha ocurrido.

Después de la Segunda Guerra Mundial, en muchos países se produjeron unas reducciones brutales de las desigualdades sociales en un plazo muy breve y además sin generar grandes fracturas sociales.

Uno de los elementos básicos de esos procesos es una transformación profunda de los impuestos: básicamente obligar a las grandes empresas a que empiecen a pagar impuestos. Lo mismo con las grandes fortunas. 

América Latina es considerada la región más desigual del mundo. 

Durante los años '50 se generalizaron en muchos países de Occidente —no en la Unión Soviética, ni sólo en países gobernados por la izquierda— tasas fiscales superiores al 90% para las rentas más elevadas.

Eso significa que a partir de cierto nivel de renta, que hoy vendría a ser aproximadamente de US$300.000, de cada dólar adicional el Estado se quedaba con 90 centavos.

Sin esa transformación fiscal no se pueden financiar los programas educativos, la sanidad pública ni los programas de viviendas.

Y para que eso ocurra también necesitamos recuperar la soberanía económica: no se pueden poner esas tasas fiscales si las empresas y las grandes fortunas pueden traicionar el país donde estaban asentadas y huir a paraísos fiscales.

Podría decirse que a menudo la derecha ha sacrificado la igualdad en nombre de la libertad económica, pero también la izquierda suele descuidar la libertad en busca de la igualdad. ¿Es posible lograr un equilibrio perfecto entre ambas?

Claro que no es posible encontrar un equilibrio perfecto entre igualdad y libertad. Son conceptos en tensión. Pero también es cierto que mantienen una relación tan compleja que tienden a confundirse.

La libertad, si no se dan ciertos niveles mínimos de igualdad, es pura ficción. Pero al mismo tiempo la igualdad sin libertad es el imperio de la mediocridad, de la homogeneidad. ¿Quién querría vivir en una sociedad así?

Tiendo a pensar que la igualdad es un valor mucho más transversal políticamente de lo que a veces creemos.

Ha habido momentos en los que tanto la izquierda como la derecha compartían ciertos valores de igualdad que hoy parecen casi revolucionarios. Nadie decía estar en contra de la igualdad. Y en parte creo que eso sigue vigente.

sábado, 12 de junio de 2021

La empatía como motor del cambio de los hombres

José Ángel Lozoya Gómez

Durante mucho tiempo sostuve que, si se nos pretendía reprochar algo a los hombre e invitarnos al cambio, había que decirnos las cosas claras y de la forma más directa posible. Si percibíamos que alguien andaba buscando el momento oportuno y el modo de decírnoslo para no herir nuestra susceptibilidad, sospechábamos que nos quería llevar al huerto y nos poníamos a la defensiva. Era por tanto preferible un hachazo verbal, como el titular de una noticia impactante, y luego, si no nos cerrábamos en banda, cabía explicarnos la letra pequeña. Supongo que era el modo en que mejor me habían llegado los mensajes que consiguieron cambiarme. Una dureza que reclama las cosas claras y a la cara, sin paños calientes.

Siempre he creído que nuestras responsabilidades se incrementan a medida que conocemos el impacto de nuestras acciones, omisiones o silencios. Esto me lleva a ser más severo con los comportamientos machistas de los hombres que se presentan como defensores de la igualdad que con aquellos que ni se plantean su necesidad. Aunque también creo que apenas quedan adultos de este último grupo y que los varones nos dividimos entre los que pretendemos la igualdad y quienes la combaten.

Los que compartimos los objetivos feministas combatimos los privilegios y las resistencias masculinas al cambio, pero nos cuesta llegar a quienes empiezan a recorrer el camino hacia la igualdad, entre otras cosas por la superioridad subjetiva con que les afeamos sus contradicciones. Es como si la intransigencia con que los juzgamos nos hiciera más igualitarios, y excusara lo indulgentes que podemos llegar a ser con nuestra falta de coherencia y múltiples escaqueos. Como si nuestra capacidad de aparentar ser receptivos a los discursos feministas nos hiciera implacables con el resto de los varones, legitimando cierto postureo y reduciendo nuestras propias responsabilidades.

Hace años pregunté a un grupo de drogadictos que trataban de superar sus dependencias “por qué hay nueve hombres por cada mujer en los centros de rehabilitación, si hombres y mujeres prueban las drogas en la misma proporción”. Me contestaron que “las mujeres pueden ser, pero los hombres tenemos que ser”. Que ellas abandonen las conductas de riesgo significa que son prudentes, pero que lo hagan ellos indica que son cobardes. Y hace mucho menos, el macho alfa de un grupo de jóvenes que cumplían condena en una cárcel andaluza reconocía que hacía falta más valor para negarse a poner la vida en peligro con el resto de su pandilla que para jugársela con ellos.

Desde entonces evito decirle a ningún hombre lo que “tiene que ser” o lo que debe hacer, y me molesta el tono de superioridad con que algunos lo hacen. No sé por qué hablan de “lo que tienen que hacer los hombres” quienes parecen estar de vuelta de todo sin haber ido a ningún sitio, y se permiten olvidar las dificultades del camino que han tenido que recorrer para alcanzar el grado de deconstrucción que han conseguido. Ni entiendo la falta de empatía hacia los jóvenes, los varones sin estudios, los racializados o los inmigrantes con unos valores sexistas que forman parte de los recuerdos de mi infancia. Valores de los que apenas nos separa una generación.

Tampoco comparto el mensaje que llama a desentenderse de los costes de la masculinidad porque se trate de “daños colaterales del disfrute de los privilegios”, porque sé que visibilizarlos ayuda a entender que no siempre los beneficios que reportan estos privilegios son tantos como se pretende. Y porque, cuando llamamos a ignorarlos, mostramos el mismo desprecio hacia el dolor de los hombres como el que muestran los militares que nos hablan de las muertes, heridos y "daños colaterales" que acompañan muchas operaciones militares.

La lucha personal por la igualdad implica superar muchas resistencias y dificultades, y cada cual las vence como puede, a su propio ritmo, presionado por su entorno y por quienes más lo quieren: sus parejas, sus amigas, algún amigo… personas que suelen afearles sus machismos sin concesiones pero desde la empatía. A muchos hombres nos resulta más fácil pontificar que dialogar, contar cosas que aprender a escuchar. Por eso abundan los discursos para iniciados y escasean aquellos capaces de llegar a los varones menos receptivos; escasean discursos capaces de motivar a los confundidos por una igualdad que les presiona con mensajes contradictorios. Niños de primaria acusados del machismo en el que se les está socializando; jóvenes y adultos a los que resulta más fácil descalificar y etiquetar, por ser como se les pidió que fueran, que escucharlos para encontrar fórmulas que ayuden a iniciar con ellos diálogos productivos.

Nunca me gustó, aunque llegó a emocionarme, la canción de Facundo Cabral que repite una y otra vez eso de “Pobrecito mi señor que cree que el pobre soy yo”. No creo que haya que blanquear conductas impresentables, no creo que haya que hablar de sororidad masculina o tratar de justificar la menor de las complicidades, pero me parece razonable esperar la mínima empatía necesaria, la que hace falta sentir hacia aquel al que se quiere ayudar, conscientes de que la vida es el camino y la meta solo es el final de una etapa.

Sevilla, mayo 2021
[José Ángel Lozoya Gómez es miembro del Foro y de la Red de hombres por la igualdad]
10/5/2021

domingo, 12 de agosto de 2018

_- “El movimiento feminista en Estados Unidos está dominado por ideales burgueses blancos". Entrevista a Elaine Brown.


_- Maria Colera Intxausti
www.investigaction.net


Elaine Brown presidió el Partido de las Panteras Negras entre 1974 y 1977. Es autora de la autobiografía Una cata de poder. Historia de una mujer negra (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2015) y actualmente se dedica a la lucha contra el complejo penitenciario industrial de EEUU.

Foto actual de Elaine Brown

Dices que «nuestro objetivo era lograr la liberación de los negros, no la igualdad ante la ley, la que suponía aceptar el sistema tal cual era».

¿Cómo valoras, en este sentido, el movimiento Black Lives Matter?
Bueno, en primer lugar preguntaría ¿qué es esto? ¿es un movimiento? No me suena que sea un movimiento. Voy haciendo esta pregunta en todas partes y esta gente se enfada mucho conmigo, pero a mí me da ya que no están haciendo nada. No puedo entender cómo se les puede decir movimiento. ¿Qué nos hace pensar que este hashtag haya evolucionado hasta convertirse en un movimiento? Pero es que a pesar de que se pudiera calificar como iniciativa organizada, ¿qué hacen? ¿Cuál es su objetivo? La mayoría de la gente de BLM apoyó a Hillary Clinton. ¿Cómo puedes ser negro y apoyar a Hillary Clinton?

Empezaron como una iniciativa para denunciar la brutalidad policial, y no era más que eso. Después evolucionaron con lemas como «Manos arriba, no dispares». Qué pensamiento más revolucionario, ¿eh? Veo que no dicen nada sobre cuestiones relacionadas con cambios fundamentales, ni que tengan una agenda ni que hagan ninguna acción en este sentido.

En la misma línea, ¿qué piensas sobre el feminismo liberal?
El movimiento feminista en Estados Unidos está dominado por ideales burgueses blancos. Te hablan de derechos reproductivos, pero sin recordar que la tan honorable Margaret Sanger, quien nos dio la planificación familiar, era realmente una eugenicista, partidaria de eliminar ciertas poblaciones, y que las primeras clínicas de interrupción del embarazo las abrieron precisamente en Harlem.

Por otra parte, cuando hablan de romper el techo de cristal, lo que quieren decir realmente es que quieren participar en el ámbito empresarial y que quieren igualdad para oprimir en igualdad de condiciones, entre otras a otras mujeres.

Igualmente, en este movimiento no encontrarás prácticamente a ninguna mujer negra o latina. En la práctica, se trata de un movimiento de mujeres blancas, y así ha sido en la primera ola, en la segunda y en la tercera.

En cualquier caso, ¿no crees que sí existen unos derechos por los que tenemos que luchar las mujeres trabajadoras?
Claro, esto no quiere decir que no considere que sí hay determinadas cuestiones que afectan de manera específica a las mujeres pobres y las mujeres negras y latinas, y que no crea que estas cuestiones deben abordarse como problemas de las mujeres. Las mujeres negras son el colectivo más pobre del mundo y en el África subsahariana, por ejemplo, las mujeres negras son aún más pobres que los hombres. Pero nadie habla de estas mujeres, al igual que en EEUU nadie habla de las mujeres pobres que se dedican a cuidar a sus hijos.

Así pues, vemos como muchas feministas lo que hacen es imponer su estilo de vida y sus valores burgueses, ya que consideran que son los correctos y que ellas deben definir qué es lo que queremos y necesitamos. Esto se refleja claramente en la Reforma de la Asistencia Social aprobada por Bill Clinton, la cual básicamente criminalizaba las mujeres pobres. La gente votó a favor porque pensaban que sólo afectaría a las mujeres negras. Pero resulta que la mayoría de las personas que viven de la asistencia social son mujeres blancas, debido a su mayor peso demográfico.

Con esta reforma, Clinton impuso una agenda neoliberal a un nivel que George Bush no podría haber hecho y consideró que uno de los problemas que tenía la comunidad negra era el gran número de madres solteras. Fueron individualizando el problema, ocultando el componente racista, machista, etc., y decidieron dejar sin ayudas sociales a todo de mujeres, sin que ninguna organización feminista se le opusiera. La consecuencia de esta criminalización de las mujeres ha sido empujarlas a hacer cosas desesperadas para poder ocuparse de sus hijos, así como acentuar aún más su pobreza y la de sus hijos. Y ¿dónde están las feministas ante esto? Pues la mayoría de sus organizaciones están centradas en cuestiones LGBTQ, lo cual me parece perfecto, porque a todas nos preocupa que cualquier grupo sea oprimido. El problema es que con ellas esto se convierte en una cuestión de estilo de vida.

Creo que lo fundamental es que volvemos a las cuestiones esenciales que nos preocupan a las mujeres. ¿Nos preocupa la igualdad con los hombres? Pues, yo no quiero ser igual a un hombre que es un general que se dedica a matar gente en Afganistán, por ejemplo. Pero sí me preocupa que mi capacidad de vivir se vea afectada por el hecho de ser una mujer. Me preocupa no tener dinero o no poder cuidar a mis hijos, por el hecho de ser mujer. Las mujeres negras ganan menos que las mujeres blancas, y éstas menos que los hombres. Esto es clave, y no se habla de ello, como tampoco se habla de las mujeres sin hogar, de las mujeres que están en prisión … Estas feministas se limitan a hablar de derechos reproductivos y de romper el techo de cristal …

¿Qué opinas de la iniciativa #MeToo?
El movimiento #MeToo se ha transformado en una especie de aventura, en un evento de Hollywood en el que ves a actrices protestando porque no les pagaron lo mismo que a otros hombres, por lo que en lugar de recibir dos millones de dólares, sólo recibieron uno. Y, mientras tanto, no han dicho ni media palabra sobre las mujeres normales y corrientes de la calle que luchan cada día para salir adelante. Esto es lo que está dominando el discurso incluso alrededor de la violación. Y es que si Harvey Weinstein ha tenido tanta repercusión, es porque todas las mujeres que violó eran blancas. Lo mismo ocurre con Bill Cosby y con O. J. Simpson. Este último, si en vez de a una mujer blanca hubiera matado una negra, nunca habría sido imputado. Está claro que la vida de las mujeres blancas es mucho más importante que la de las mujeres negras.

En cualquier caso, tengo que decir que sí soy feminista. ¿Cómo no lo debería ser, si soy una mujer ?! Estoy oprimida como mujer, como negra y como pobre. Es cierto que tengo mis necesidades básicas satisfechas y una vida digna, pero no tengo control sobre las cosas que afectan a mi vida como mujer, como negra y como ser humano.

Y ¿cuál era la postura del Partido de las Panteras negras en cuanto al feminismo?
El Partido adoptó una posición muy clara en relación con el movimiento de liberación de las mujeres: consideró aquella lucha como propia, como también lo era la lucha por la liberación gay, y lo hizo no sólo en términos retóricos, sino que actuamos en consecuencia. Nosotros entendíamos la liberación de las mujeres como la conquista de la libertad para definir su destino sin que éste estuviera definido en función de la dependencia económica hacia los hombres. Las feministas blancas solían decir que una mujer sin un hombre es como un pez sin una bicicleta, pero el verdadero problema es que si no tienes un hombre o no tienes dinero, no te puedes valer por ti misma. En todo caso, la mayoría de mujeres que conozco tienen suficiente dinero para sobrevivir y no necesitan ningún marido para tener un lugar donde vivir y pueden cuidarse de sí mismas, de manera que no tolerarán ningún abuso por parte de un hombre. Por eso sé que esta cuestión social es en realidad una cuestión económica.

Has dicho que los negros sólo se pueden liberar a través de un cambio radical del sistema.
Ahora que parece haber una reacción generalizada contra los derechos de las personas negras y latinas, de las mujeres, de los migrantes, etc., ¿cuál debería ser el camino a seguir? Y ¿cuál es la probabilidad de que las cosas cambien?
Bueno, debemos partir de la constatación de que vivimos en un sistema de explotación económica. Igualmente, cuando hablamos de inmigración en Estados Unidos hay que empezar por el principio, y es que EEUU fueron fundados a partir de la colonización inglesa de Virginia que tuvo lugar mediante la aniquilación de las treinta tribus indias que vivían allí. Una vez conquistado el territorio comenzaron a cultivar tabaco y algodón, para venderlo a la metrópoli, pero para ello necesitaban mano de obra. Como no podían esclavizar a los nativos, que preferían dejarse morir que someterse y, además, al estar en su propio territorio se podían organizar y rebelarse, decidieron capturar a africanos, meterlos en barcos y enviarlos, por millones, en EEUU. Esto se hizo durante 250 años. Y es que, como bien dijo Marx, sin el algodón, y sin los esclavos que lo cultivaban, la revolución industrial no hubiera sido posible.

El mismo sistema sigue vigente y si alguien cree que se puede lograr la reforma de la política migratoria o de la política penitenciaria mientras este sistema sigue intacto es que realmente no quiere hacer nada al respecto. Sólo quiere hablar, pero no de verdad. Intento convencer de ello a los jóvenes con los que trabajo cada día, y los animo a resucitar el Partido de las Panteras Negras, les digo que ya les diré qué hacer. ¿Lo han hecho? No. Porque tienen miedo, porque son perezosos y quieren vivir cómodos. Quieren una pequeña beca para ir a la universidad, tener su cochecito, poder pagar su factura de teléfono, salir a cenar siempre que quieran …

Como decía Marx debemos ser despiadadamente críticos y analizar cuáles son las condiciones reales en las que vivimos y trabajar a partir de estas y no según como nos gustaría que fueran. Esto no significa, sin embargo, que no tenga esperanza eterna, porque creo que la gente siempre termina eligiendo la vida por encima de la muerte, aunque sólo sea porque se ven afectados por esta elección, no necesariamente porque sean seres morales. La gente tiene un interés personal en seguir viva. Y aunque no sean conscientes, su vida depende de la mía, y viceversa. En cualquier caso, quienes somos marxistas leninistas sabemos que si mantienes la gente oprimida, acabarán degollándote, así que lo que más les conviene es asegurarse de que todos tengan alimentos y vivienda, y atención médica y educación, y el resto de cosas que necesitamos, y luego construir una sociedad interconectada y solidaria.

Esto es en lo que tengo esperanza. Que la gente se de cuenta de que somos dependientes, interdependientes, y parte del mismo planeta, y que tendremos que encontrar maneras para que todos vivamos una vida digna, porque, de lo contrario, la vida de todas estará en peligro. Y no digo que esto ocurra durante mi vida, pero que sí ocurrirá, ya que no nos queda otra.

A diferencia de otros movimientos políticos, las Panteras Negras le dieron mucha importancia al lumpen proletariado, de donde provenía gran parte de la militancia, que considerábamos que «era el sector más motivado en EEUU para liderar la revolución».

El partido decidió formar y politizar estas personas. ¿Cómo hicieron para «transformar la rabia del gueto en acción revolucionaria»?
Durante los últimos veinte años he estado trabajando con gente que está en la cárcel o que ha salido de la cárcel. En mi opinión, representan el mismo grupo de gente que tenía el mayor potencial para convertirse en la vanguardia revolucionaria. No digo que las masas no deban implicarse en algún momento, pero todo el resto de la gente está conectada al sistema: tienen un trabajo, o quieren una. Estos otros, en cambio, no quieren un trabajo, y lo sabemos porque se han dedicado a vender drogas, o robar cosas, etc. y no tienen vínculos con el sistema. No les gusta el sistema, no les gusta la policía, han tomado riesgos en su vida, y tienen un mayor potencial que una persona acomodada que va a trabajar cada día y que, al salir del trabajo, vuelve a casa, mira la televisión y se va de vacaciones a Disneylandia.

Por otra parte, creo que Marx se equivocó al considerar el lumpen proletariado como la escoria de la Tierra, porque él valoraba la clase obrera y quien tenía valor eran las personas que trabajaban. Bueno, quien vende drogas en una esquina dieciocho horas al día también trabaja, pero esta es otra historia. Lo que quiero decir es que no consideró que los esclavos fueran una clase única en EEUU compuesta sólo por personas negras. Era una clase obrera, a la que no se le pagaba un salario. Y esta situación continúa hoy en día. La mayoría de los negros, a pesar de tener un trabajo, tienen que hacer otras cosas para completar su sueldo, ya que no ganan suficiente ni para formar parte del grueso del proletariado. Y otra cuestión sumamente importante es que a los negros nos dejaron fuera de los sindicatos. La historia de los sindicatos industriales de Estados Unidos es vergonzosa en este sentido.

Entonces, sigo pensando lo mismo, porque los hechos no han cambiado. Los negros seguimos siendo pobres, seguimos fuera del sistema, no tenemos trabajos de verdad, no tenemos nada de dinero, no tenemos relación con el sistema. Y en la parte baja de todo esto se encuentran las personas que han sido encarceladas.

EEUU es el país con la población penitenciaria más numerosa del mundo, con 2.120.000 prisioneros. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?
El crecimiento tanto en el número de personas encarceladas como en la duración es un fenómeno relativamente nuevo, y es consecuencia de una ley aprobada por Bill Clinton en 1994 para perseguir a los reincidentes.

Entre 1994 y 2004 el número de presos en Estados Unidos se duplicó, y casi la mitad de todos los presos son negros, aunque sólo representan el 13% de la población total. Pero no es que haya una política dirigida directamente a meter los negros en la cárcel. No es eso. Lo que pasa es que hay una especie de funcionamiento automático vigente desde 1865, cuando se crearon los departamentos de sheriffs con la función de cazar esclavos fugitivos. Vemos, pues, que la cuestión de los negros está presente desde el inicio en EEUU.

Thomas Jefferson, uno de los Padres Fundadores y uno de los autores de la Declaración de Independencia, articuló perfectamente esta mentalidad en un libro suyo, titulado “Notes on the state of Virginia”. En este libro explica que el motivo por el que no ha incluido los negros en su proyecto de emancipación basado en la idea de que “todos los hombres son creados iguales”, es porque, según indica, los negros son seres inferiormente dotados a los blancos, tanto mentalmente como físicamente, tienen un color desagradable y huelen mal, además de ser perezosos, etc. Según Jefferson, los negros ni siquiera llegan a la categoría de seres humanos, por lo que está legitimado esclavizarlos. Esta ha sido la ideología dominante en EEUU desde 1710.

¿Nos puedes explicar cómo opera el complejo industrial penitenciario?
Los presos producen muchas cosas, pero el valor de los presos no reside tanto en eso, sino en todo el dinero que tanto ellos como los estados gastan. En prisión tienen de todo: llamadas telefónicas, videollamadas, comida, ropa … Se puede comprar de todo, pero mucho más caro que en la calle. Por otra parte, el estado de California, por ejemplo, gasta 70.000 dólares al año por cada preso.

También está el trabajo gratuito que los presos hacen, fabricando muebles, arreglando jardines, limpiando autopistas …. Y todo esto lo hacen gratis, o prácticamente gratis. El complejo industrial penitenciario es como el complejo industrial militar, pero con presos. Mucha gente cree que este concepto tiene que ver con las prisiones privadas, pero no es así. La mayoría de prisiones son públicas, propiedad del Estado, y hay mucha gente que trabaja. Sólo en California hay más de cien mil funcionarios de prisiones, con sus sindicatos, que luchan para asegurar que sus afiliados no se queden sin trabajo. Y ¿cuál es la principal mercancía que tienen? Los presos. No quieren que se dejen de llenar las cárceles. Todo el mundo está ganando dinero a costa de los presos, que eran pobres cuando entraron y lo serán cuando salgan.

¿Han hecho cosas terribles? Absolutamente. Algunos de ellos. No todos. Yo ni siquiera utilizo los términos inocente o culpable. Porque la mayoría de los presos lo están por delitos económicos, como atracar una tienda. Y ¿por qué lo hacen? Pues, porque tenemos grandes disparidades económicas en nuestro país. Vemos, por tanto, que todo está tan interconectado que casi no se puede separar. Y los negros son la mejor carne de cañón para meter en la cárcel. ¿Quien dirá algo por ellos? Nadie. No tenemos dinero ni para sufragar demandas legales. Y a todo esto también se le añade el racismo.

Elaine Brown dirigió el Black Panther Party de 1974 a 1977

En 2014 fundaste Oakland and the World Enterprises, una iniciativa para crear empresas gestionadas por ex-presos. ¿En qué consiste este proyecto?
Uno de los aspectos de nuestra continua opresión como negros en Estados Unidos es que cuando alguien sale de la cárcel no puede conseguir trabajo, ya que es necesario presentar un formulario de antecedentes penales, que los empleadores utilizan para negarse a contratar ex-presos. Y, realmente, se quedan sin alternativas. En California, por ejemplo, al salir de prisión te dan 200 dólares para comenzar tu vida de nuevo. Y si no tienes a nadie que te ayude, que te ofrezca un lugar donde vivir, con 200 dólares no haces nada, y vas a tener que prostituirte, vender drogas y hacer algo ilegal, que probablemente te lleve de nuevo a prisión. Ante esta situación, junto con un cargo electo negro decidimos hacer algo para reducir la reincidencia, y pensamos que la única forma de conseguirlo era que estas personas tuvieran sus propios ingresos. Así pues, compramos un terreno en Oakland, creamos una asociación sin ánimo de lucro llamada Oakland and the World Enterprises, y ahora queremos poner en marcha empresas con fines de lucro y de propiedad cooperativa para los ex-presos y otras poblaciones vulnerables y marginadas . En otras palabras, negros pobres.

Pusimos en marcha la iniciativa y ahora tenemos un huerto urbano y creamos un banco de alimentos, al que la gente venía a las 4:00 de la mañana a hacer cola, ya que estamos en una comunidad extremadamente pobre. Ahora queremos construir vivienda asequible, pero según nuestros criterios, es decir, que la asequibilidad se defina en función de las posibilidades de cada persona, y no de la media de la zona o de criterios similares. Y también tenemos algunos pisos reservados a personas que no tienen nada de dinero.

La idea es que esta iniciativa se extienda a otras ciudades, en Detroit, en Filadelfia …, por lo que a nadie se le niegue el acceso a la vivienda o al empleo por el hecho de haber sido encarcelado. El modelo que usamos es el de una cooperativa de trabajo asociado, pero como algunos esto les suena demasiado comunista y se ponen nerviosos, les digo que se trata de empresas la propiedad de las cuales es cooperativa. Es lo mismo. Los trabajadores son los dueños, los dueños son los trabajadores, pero se benefician de manera colectiva, y es que dijimos que los beneficios no tenían nada de malo per se, lo que está mal es la explotación.

Fuente:
https://www.investigaction.net/es/elaine-brown-el-movimiento-feminista-en-estados-unidos-esta-dominado-por-ideales-burgueses-blancos/

viernes, 2 de marzo de 2018

Elogio de la bondad

Daniel Raventós, Julie Wark

Julie Wark y Daniel Raventós han escrito un libro que Counterpunch acaba de publicar en enero de 2018 con el título de Against Charity. Están previstas las traducciones al catalán y al castellano. Ofrecemos a continuación la traducción del prefacio de Against Charity.

La palabra inglesa kind (tipo, clase)—palabra raíz de kindness (bondad)—en inglés antiguo cynd(e), es de origen germánico y está relacionada con kin (familiares). El sentido original era naturaleza o característica innata, por lo que vino a significar una clase de algo, distinguido por sus características innatas y, para el siglo XIV, cortesía o acciones nobles que expresaban el sentimiento que los familiares o semejantes tienen entre sí. Hay un sentido de igualdad forjado en esta palabra. También de fraternidad. Y de respeto.

La caridad, al menos en su forma institucional, casi ha dejado atrás sus muy tempranos significados de la bondad en sus sentidos de "disposición para hacer el bien" y "buenos sentimientos, buena voluntad y amabilidad" para asumir su forma actual de relación entre el que da y el que recibe, que es desigual porque el receptor no está en posición de corresponder. Pero todavía se presenta generalmente como bondad, o como una forma de enmascarar la poco amable (unkind) disparidad construida en la relación y, a veces, quizás, expresando el deseo de que nunca haya renunciado a su pasado más amable. Por ejemplo, Jack London escribía: “Un hueso para el perro no es caridad. La caridad es el hueso compartido con el perro cuando estás tan hambriento como el perro”. La “caridad” que describe se remonta a los orígenes y se parece más a la bondad que a la caridad tal y como la conocemos porque sugiere igualdad, una suerte de familiaridad o parentesco (kinship) en el hambre entre el que da y el perro. Y tal vez el perro pueda corresponder al hombre dándole calor.

El tipo de caridad más habitual, la que ha sido institucionalizada, es de la que habla Chinua Achebe en su Anthills of the Savannah: “Mientras llevamos a cabo nuestras buenas obras, no olvidemos que la solución real reside en un mundo donde la caridad se habrá vuelto innecesaria”. Este es, por desgracia, el tipo de caridad que se ha vuelto casi sacrosanta, el tipo de caridad que atrae la atención sobre lo diferente, y se enmascara como bondad cuando generalmente beneficia al donante más que a quien recibe. Una de las revelaciones menos jugosas de las grabaciones de Lady Di recientemente lanzadas es que, cuando se le preguntó por qué participaba en obras de caridad, se ríe y dice: “¡No tengo nada más que hacer!”. Demasiado para los destinatarios.

Dado que, en su sentido más antiguo, la bondad (kindness: el tratamiento otorgado a los familiares o a los miembros de una comunidad de semejantes) se ocupa del bien de los familiares y de la comunidad, Aristóteles nos dice en el primer parágrafo de la Política: “Todo estado es una comunidad de algún tipo, y cada comunidad se establece con miras a algún bien [...] Pero si todas las comunidades aspiran a algún bien, el estado o la comunidad política que es superior, y que abarca a todas las demás, apunta al bien en mayor grado que cualquier otra, y al más alto bien”. Hoy en día, sin embargo, la palabra operativa en política es “división”, el gran abismo entre los muy ricos y la gran cantidad de pobres, la división entre hombres y mujeres, ciudadanos y refugiados, negros y blancos, el enfrentamiento de un grupo étnico contra otro, una religión contra las otras, el “progreso” contra el planeta, lo privado contra lo público, y así sucesivamente. El gobierno, y especialmente la Administración Trump, está incitando a la división en beneficio de unos pocos poderosos en lo que equivale a una guerra abierta contra la esfera pública, lo público en sí y el bien público. La caridad institucional, que enriquece aún más a los millonarios y multimillonarios exentos de impuestos mientras reparten su filantropía entre sus proyectos preferidos, solo contribuye a sostener esta división.

La historia, por supuesto, y los estudios psicológicos -siendo el experimento de Milgram uno de los más notorios- han mostrado cómo en un contexto autoritario y egocéntrico, seres humanos aparentemente razonables pueden llegar a ser insensibilizados ante el sufrimiento de los otros y actuar cruelmente entre sí. El coste psicológico de esta insensibilización sobre los perpetradores o los instrumentos humanos de falta de amabilidad o la crueldad (unkindness) (donde kind se toma como adjetivo [bondadoso] y sustantivo [semejantes]) no recibe mucha atención, pero, por poner un ejemplo, el Centro RAND para Investigación de Políticas de Salud Militar estima que el 20% de los veteranos que sirvieron en Irak o Afganistán sufren depresión grave o trastorno de estrés postraumático. Ser cruel (unkind) y, por tanto, actuar en contra de la propia familia humana (kin), no es bueno para los humanos. Sin embargo, la misantropía sistemática de líderes políticos para quienes la gente común tiene escaso valor, y los multimillonarios que no son personas como nosotros, sino que se pavonean como personajes extravagantes que hacen extrañas declaraciones en sus demostraciones de irrealidad [i], insensibilizan a naciones enteras ante la difícil situación de los demás, llevando, a nivel individual, a crímenes de odio, ataques racistas y un resurgimiento de la extrema derecha, y a nivel nacional, a los que imponen políticas de austeridad que, con conocimiento de causa (y sólo hace falta leer las memorias recientes de Yanis Varoufakis, Comportarse como adultos, para ver lo bien que conocen la causa) destruyen millones de vidas, y a gobiernos que están gastando miles de millones de dólares para dañar a refugiados e inmigrantes, para vergüenza y angustia de muchos ciudadanos ante este tratamiento de nuestros semejantes.

La compulsión terrible y estúpida de la vida capitalista está, en nombre de la libertad, restringiendo cada vez más nuestras opciones de elección de vida y estrangulando nuestra capacidad para apreciar la belleza de nuestro planeta y aprender de otras especies más humildes hasta tal punto que lo estamos matando todo sin pensar, con tal de obtener bienes de consumo innecesarios e idiotas distracciones. Los científicos están hablando de una Sexta Extinción. Si no somos capaces de reconocernos y respetarnos mutuamente, reclamar nuestra especie (kin), nuestra familia humana, reconocer a todos los seres humanos como nuestros parientes, y practicar la bondad (kindness) con nuestros semejantes y otras especies animales y vegetales no tan semejantes con las que compartimos el planeta, la alternativa a la que nos dirigimos es realmente aterradora.

Nuestro título es Against Charity, pero podría ser igualmente "For Kindness" (también en el sentido común de reconocer a todos, a cada uno, de nuestro tipo), que de hecho sería un llamado por los derechos humanos universales y sus tres grandes principios de libertad, justicia y dignidad. Casi cualquier ser humano dirá que él o ella aspira a tenerlos y disfrutarlos. Pero no pueden ser dados por la caridad porque la igualdad y la fraternidad son sus otras dos cualidades esenciales. Solo pueden ser efectivos cuando reconocemos que todos somos parientes (kin). Y cuando actuamos en (y para el bien de la) especie. Entonces, al escribir este libro, no nos limitamos a revelar la caridad como la estafa de "bondad" (kindness) que es, sino que también hemos descrito los medios por los cuales podemos ser más amables (kinder) entre nosotros como criaturas, -como familiares -que comparten el mismo planeta.

Tal medida debería ser universal. Nadie puede ser excluido o tratado como diferente. Una renta básica universal e incondicional no es una quimera. En términos económicos, es perfectamente factible. Y podría garantizar el derecho a existir absolutamente de todos. La pobreza podría ser abolida y la violencia de lo que Pankaj Mishra describe en su reciente libro La edad de la ira como una pandemia global de ira podría al menos atenuarse. Con una renta básica universal e incondicional, sería posible compartir los valores de libertad, justicia y dignidad con toda nuestra familia humana por el simple hecho de respetar el derecho básico (o “primer derecho”) de la existencia material. Si pudiéramos lograrlo, la caridad sería innecesaria y podría sentar las bases para que la amabilidad y la bondad (kindness) prevalezcan. 

http://www.sinpermiso.info/textos/elogio-de-la-bondad

miércoles, 3 de enero de 2018

Reino de España: Un año negativo para la Sanidad Pública. Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública. 29/12/2017.

Cuando finaliza el año es un buen momento para hacer un balance, de lo que ha pasado para la Sanidad Pública durante el mismo, y los datos no son nada halagüeños. Señalamos solo las cuestiones mas destacadas.

A nivel del Gobierno se continúa con la política ya conocida de recortes y privatizaciones, expresada en el techo de gasto que impone Hacienda a las CCAA y que hace que los presupuestos de estas no hayan recuperado los niveles de 2009 (350 millones € menos en total), a lo que hay que sumar los recortes en administraciones locales, seguridad social y administración central, situándose en total más de 1.000 millones € por debajo del de 2009. A ello debe de añadirse la intención declarada del Gobierno de seguir reduciendo el gasto sanitario en relación al PIB en lugar de aprovechar la mejora en la situación económica para recuperar lo recortado, y la continua postergación de un nuevo modelo de financiación autonómica.

Por otro lado el gasto farmacéutico sigue subiendo (tanto en recetas que tiene un aumento del 2,89% interanual a octubre de 2017; como el hospitalario con un crecimiento del 6,5% interanual a septiembre de 2017), disminuyendo los fondos disponibles para la atención sanitaria, y ello a pesar de que tenemos un elevado gasto farmacéutico (18% sobre gasto sanitario frente al 15% del promedio de la OCDE). Situación esta que es más comprometida debido al acuerdo entre el Ministerio de Sanidad y Farmaindustriaque le garantiza un crecimiento del gasto en medicamentos equivalente al del PIB, en un momento en que como se ha señalado el gasto sanitario público crece por debajo de este aumento del PIB con lo que disminuye su peso respecto al mismo. Ello supone un escenario de empeoramiento de la sostenibilidad del sistema sanitario a costa de incrementar los beneficios empresariales de la industria farmacéutica.

Desde el Ministerio de Sanidad se continua la política de privatizaciones más o menos silenciosas, y de la gestión de la ministra poco puede decirse fuera de su desastrosa participación en la política catalana, y del hecho de que ha confirmado los pronósticos más negativos sobre su incapacidad y/o desinterés para hacerse cargo de la Sanidad del país.

Finalmente resaltar las dos sentencias del Tribunal Constitucional anulando (por motivos competenciales) las legislaciones del País Vasco y Valencia que permitían la ampliación de la atención sanitaria a los inmigrantes no regularizados saltándose el RDL 16/20112 que nos retrotrae a un escenario de desatención de este grupo de población. De nuevo se evidencian las contradicciones de las políticas del PP que ha recurrido estas normativas pero las de otras CCAA que tenían efectos similares.

El único hecho positivo reseñable es el compromiso de la Comunidad Valenciana de revertir el Hospital de Alzira a la gestión pública.

Desgraciadamente el 'procés' ha encubierto los problemas de la salud y del sistema sanitario, que siguen siendo muy importantes tal y como se comprueba diariamente, por ejemplo con la epidemia de gripe que ha vuelto a saturar las urgencias hospitalarias y, un año mas, al parecer, con su habitual llegada en invierno, ha cogido totalmente desprevenidas a las “autoridades sanitarias”.

Necesitamos otra política sanitaria, cuando menos una financiación suficiente, controlar el gasto farmacéutico, recuperar lo recortado y acabar con las privatizaciones. Habrá que seguir trabajando en 2018 para conseguirlo.

Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública federación de asociaciones de profesionales relacionados con la sanidad (médicos, enfermeras, auxiliares, administrativos, psicólogos, trabajadores sociales, gestores, economistas, etc.), interesados en la defensa y la mejora del sistema sanitario público. Es una organización, apartidista aunque no neutral, ya que nos declaramos a favor de un sistema sanitario público, universal y redistributivo, que garantice el acceso a una atención de salud de calidad en condiciones de igualdad.

Fuente: http://www.fadsp.org/index.php/sample-sites/notas-de-prensa/1586-2017-un-ano-negativo-para-la-sanidad-publica

martes, 24 de octubre de 2017

-Luchadores sociales mantienen el ideal de que "otro Estados Unidos es posible"

El centro Highlander, la escuela para rebeldes, cumple 85 años

El Centro de Investigaciones y Educación Highlander, ubicado en las montañas del sureste de Estados Unidos, celebró 85 años con tres días de talleres, foros y seminarios que buscaron entretejer el pasado de esta escuela de rebeldes con los desafíos a futuro en la lucha social -Foto: David Brooks. New Market, Tennessee.

La escuela de rebeldes en las montañas del sureste de Estados Unidos, que es un extraordinario eje de movimientos sociales de trabajadores, derechos civiles, ambientalistas, de defensa de migrantes y de cultura, festejó 85 años de vida con veteranos de mil luchas y nuevas generaciones que continúan con el mismo compromiso de que otro Estados Unidos es posible.

El Centro de Investigaciones y Educación Highlander festejó su aniversario recordando los sueños y luchas que se generaron o compartieron aquí, además, hubo diálogos sobre cómo rescatar el futuro, todo en medio de cantos, baile, poesía y solidaridad.

Con las montañas Great Smoky, parte de la cordillera de los Apalaches, como escenografía, se reveló en talleres y foros, seminarios e intercambios un mosaico de la rebeldía dentro de este país, y con ello la continuación de este centro como un punto de encuentro de luchadores sociales de todo tipo: de integrantes de Black Lives Matter a defensores de derechos de los migrantes, desde veteranos de las guerras de Irak y Afganistán contra las políticas bélicas de este país, hasta granjeros que buscan frenar la invasión de las trasnacionales y sus transgénicos en los cultivos de maíz, junto con participantes en innumerables esfuerzos de proyectos alternativos para crear una economía de solidaridad y soluciones bellas para graves problemas sociales.

Este centro fue uno de los muy pocos espacios en el sur donde se podían reunir blancos y negros, donde trabajadores de diversos sectores y activistas de todo tipo se podían encontrar con colegas, un lugar donde cualquiera que se conscientizaba en una lucha podía de repente darse cuenta que existían otros, y que sus experiencias eran parte de algo mucho más grande. Eso continúa hoy día.

Highlander se volvió bilingüe hace unos años, cuando de pronto migrantes latinoamericanos –sobre todo mexicanos y centroamericanos– empezaban a volverse protagonistas de las luchas por los derechos laborales, de vivienda, educación y salud en el sur de Estados Unidos. Aquí los recién llegados se encuentran con veteranos de luchas anteriores, y con otros sectores de trabajadores blancos y afroestadunidenses, de indígenas, de defensores de derechos civiles. No sólo ahí se comparten ideas y experiencias, sino surgen alianzas.

Por ejemplo, en un taller sobre migrantes se empezó a explorar el trabajo conjunto entre quienes se dedican a la reforma del sistema penal y la protección de comunidades afroestadunidenses, abusos policiacos y crímenes de odio racial con las redes de migrantes que ahora enfrentan persecución de las autoridades y por agresiones racistas. Mónica Hernández, coordinadora de la Red de Derechos Migrantes del Sureste, comentó que la raíz del sentimiento antimigrante aquí es la supremacia blanca, y por tanto está ligado a la la larga historia de racismo en este país. Ante ello, se deben superar las divisiones entre quienes padecen ese racismo para responder de manera conjunta a todo esto.

Aquí también se construye conciencia desde abajo sobre la agenda neoliberal, desde sus expresiones locales a las trasnacionales. Susan Williams, una de las coordinadoras del programa de educación, quien se dedica a la exploración de la relación entre la economía local y la global, impulsó un proyecto hace unos años, cuando una empresa trasladó sus operaciones de esta región a la frontera del lado mexicano, llevando a una caravana de trabajadoras estadunidenses desplazadas a visitar a las que nos robaron nuestras chambas, tal como políticos demagogos solían expresarlo. Cuando conocieron a sus colegas, se dieron cuenta de que eran igual que ellas, que éramos las mismas, y que la empresa y las políticas de libre comercio eran los verdaderos responsables de su situación, y de confrontarlas entre sí. De ahí, se empezaron a explorar formas de solidaridad mutua y a romper con las divisiones entre trabajadores de ambos lados de la frontera. Ese tipo de trabajo continúa hoy con nueva urgencia.

Pero aquí el punto no es nada más hacer un diagnóstico, sino definir cómo llegar de donde estamos a donde soñamos estar, como dijo una participante. El lema en el mural que decora parte del centro de reuniones aquí es: Sin acción no hay conocimiento.

Como granjeros, uno de nuestros principales desafíos es la erosión de las tierras. Pero creo que tal vez el problema mayor es la erosión social y económica. Y eso, creo, se tiene que enfrentar de la misma manera que se hace con la tierra: sembrar una pequeña plantita, al crecer y ampliar sus raíces puede revertir la erosión, tenemos que buscar a más gente que está sembrando esas plantas en esta sociedad.

Ante todo, tenemos que insistir en que la gente hable por sí misma, crear una cultura de que cada uno debe contar su cuento, y luego sumarlos, afirma un veterano de luchas sociales, en uno de los foros que se realizaron durante los tres días de festejo.

Participan jóvenes que trabajan en varias organizaciones sociales del sur, todos armados con las nuevas herramientas tecnológicas y su vocabulario, junto con veteranos de luchas sindicales, como Jim Sessions, reverendo y ex director de Highlander, quien en 1989 junto con 99 mineros del carbón realizaron la última ocupación de una planta industrial en Estados Unidos en la famosa huelga de Pittston, en Virginia, o con dos Freedom Singers, militantes del movimiento de derechos civiles de los años 50 y 60 que, entre otras armas de lucha, usaban el canto.

La seguridad para el festejo –este lugar ha sufrido constantes amenazas y ataques durante su historia– fue proporcionada por veteranos de guerra antes conocidos como Veteranos de Irak Contra la Guerra, y que cambiaron de nombre a About Face (media vuelta, en vocabulario militar), quienes se sumaron a los diálogos y los cantos.

Los nuevos codirectores de Highlander buscaron entretejer la historia del pasado de este centro con los desafíos a futuro, de cómo continuar construyendo una narrativa rebelde colectiva con todo eso.

Ash-Lee Woodard Henderson dijo en entrevista con La Jornada, al concluir el festejo de tres días, que la coyuntura en este país no es definida sólo por el fenómeno de Donald Trump. Aunque su llegada a la Casa Blanca es percibida como una derrota por muchos, dentro y fuera de este país, se debe recordar que la mayoría de los estadunidenses no votaron por él, y de hecho no querían a ninguno de los dos candidatos. Por tanto, cometeríamos un error considerar eso como una derrota para nosotros.

Explicó otra versión del momento: “Yo creo que lo que ocurrió es que estábamos empezando hacer algo que los asustó –a los capitalistas, a los supremacistas blancos, a los del 1 por ciento– creo que se asustaron de que negros y latinos pronto serán mayoría. Creo que los aterroriza que exista algo como Black Lives Matter, porque –cuando ellos decían que no teníamos un programa– logramos presentar 40 puntos con una visón muy clara; creo que se asustaron de que los dreamers no se quedaron conformes diciendo que el DACA es maravilloso, sino que lo calificaron de migajas y ahora exigen el respeto de los derechos de todo migrante (...) los asustó que los indígenas no se limitaron a pedir dinero y distancia gubernamental, sino que estaban exigiendo soberanía y que se cumplieron los tratados –con Standing Rock estaban aterrados cuando se sumó Black Lives y los veteranos, entre otros”.

Señaló que “el liderazgo de estos movimientos está en contacto –por medio de lugares como Highlander– y no sólo de manera circunstancial, sino para construir solidaridad a largo plazo, y eso los aterroriza. Entonces, creo que la respuesta de parte de la cúpula, sea por conducto de Trump o de Bannon, o cualquiera de esos ímbeciles, es en parte una respuesta a nuestro éxito”.

El reverendo Allyn Maxfield-Steele, el otro codirector ejecutivo de Highlander, subrayó en entrevista con La Jornada que sobre todo en tiempos postelectorales en este país, hay “la necesidad de construir bases, de hacerlo de una manera más profunda… la capacitación, desarrollo político y trabajo intergeneracional aquí –algo que se había perdido un poco– es más urgente que nunca. Lo que estamos observando desde que llegamos como directores hace nueve meses es que este lugar está repleto, porque la gente entiende que se debe reunir, y que no hacerlo marcaría el fin de nuestro futuro”.

Para Woodard Henderson es clave continuar alimentando las relaciones con colegas en el sur global, donde han tenido que enfrentar cosas muy parecidas. Lo que ellos cuentan, dice, “nos está dando la esperanza y la inspiración (…) tomar las lecciones de transformación que ellos tienen para logarlo aquí, dentro del ombligo de la bestia. Si lo podemos lograr en esta región sureña, eso salvaría a este país, y si podemos empezar a salvar este país de esa manera, finalmente podremos proceder a tener esa relación, construida sobre procesos centrados en la justicia que queremos y necesitamos con nuestros camaradas en el sur global”.
(Para más información: http://highlandercenter.org)

Fuente:
http://www.jornada.unam.mx/2017/10/13/mundo/026n1mun

martes, 21 de febrero de 2017

Reflexiones. El lenguaje es la manifestación más maravillosa del pensamiento humano, una fuente inagotable de alegrías y desafíos.

Miquel Roca, padre de la Constitución hace cuatro décadas, abogado de Cristina de Borbón en la actualidad, ha pedido a la ciudadanía que reflexione sobre la sentencia del caso Nóos.

Me he propuesto complacerle y reflexionar, aunque el primer objeto de mi análisis no es jurídico, sino semántico. Si un tribunal me impusiera una multa de más de 265.000 euros, ¿me consideraría yo absuelta? Me parece que no. Interpretaría que he sido condenada, puesto que si los jueces me hubieran hallado inocente, no me obligarían a pagar esa enorme, al menos para mí, cantidad de dinero.

Sigo reflexionando. El tribunal ha impuesto dicha multa a Cristina de Borbón por considerarla responsable a título lucrativo de los delitos cometidos por su marido. Es exactamente la misma calificación aplicada al PP por el tribunal que juzga el caso Gürtel.

A propósito de la igualdad de los españoles ante la ley, reflexiono sobre el revuelo jurídico, político y mediático que desencadenó la imputación del partido del Gobierno en un proceso de corrupción. Y, me pregunto, si los jueces condenaran al PP por esa responsabilidad, obligándole a devolver lo que obtuvo gracias a los delitos de Correa, ¿también resultaría absuelto?

El lenguaje es la manifestación más maravillosa del pensamiento humano, una fuente inagotable de alegrías y desafíos. A partir de ahí, cada uno es responsable de lo que dice. Por eso reflexiono sobre el júbilo expresado por el PP ante una sentencia que manda tres años a la cárcel a un dirigente de su partido, modelo de presidente autonómico hasta hace muy poco. Y me pregunto por el poder de la Monarquía, a la que sus súbditos aman más que a sí mismos.

No encuentro ninguna respuesta, excepto la que explica por qué soy republicana.

Almudena Grandes
http://elpais.com/elpais/2017/02/18/opinion/1487446327_201595.html

lunes, 17 de octubre de 2016

16 países europeos pagan más al profesor por el rendimiento del alumno. Los docentes españoles, entre los que más tardan de la UE en alcanzar su sueldo tope

“Los buenos profesores no pueden cobrar lo mismo que los malos”. Esta frase del catedrático de instituto y pedagogo José Antonio Marina, autor del Libro Blanco de la Función Docente encargado en 2015 por el Ministerio de Educación, levantó una gran polvareda. Es un planteamiento al que se oponen los sindicatos docentes en España, que piden que se evalúe el sistema y no solo a los profesores. Con distintas fórmulas, es un modelo que se ha abierto camino en otros 16 países de Europa, según un informe de la Comisión Europea sobre el salario de los docentes. El trabajo de la Comisión deja también al descubierto el anquilosamiento de la carrera profesional de los profesores españoles que ya han señalado otros informes internacionales. Están entre los que más tiempo tardan en llegar a su tope salarial: 39 años de carrera de media.

En 16 sistemas educativos europeos, los maestros “pueden ser recompensados por la calidad o el valor de su trabajo” con pagos adicionales tras una evaluación de su desempeño o en función de los resultados de los exámenes de sus alumnos, según recoge el informe que analiza los sueldos y ayudas de los profesores y directores de Europa, publicado este miércoles por la Comisión Europea coincidiendo con el Día Mundial de los Docentes.

Entre los ejemplos que cita, están los casos de Inglaterra y Gales, donde este factor no supone una asignación extra pero sí es un requisito para que los maestros progresen. Ese es también el caso de Francia, donde el aumento del salario se basa en una evaluación de su desempeño que hacen inspectores externos. La progresión de los profesores está vinculada “estrechamente” a la calificación que pongan esos inspectores: cuanto mayor sea la puntuación, más rápido ascenderá.

En Finlandia, Dinamarca o Suecia, las compensaciones se deciden a nivel local (en España los sueldos se fijan desde las 17 comunidades autónomas y el Gobierno central). Austria, por su parte, premia el “rendimiento excepcional” o la participación del profesor en “proyectos exitosos”.

La Comisión Europea señala en su informe que la remuneración "es una de las claves para convertir la enseñanza en una profesión atractiva". Según su informe, el sueldo de los profesores españoles a tiempo completo en la enseñanza pública oscila entre los 28.431 euros iniciales de los recién incorporados en Educación Infantil al salario máximo de los catedráticos de instituto (47.410 euros). El sueldo al que hace referencia este informe no contempla subsidios ni beneficios financieros ni los impuestos y contribuciones a la Seguridad Social, que varía en los países europeos, según aclaran los autores del trabajo.

Para obtener el sueldo máximo el docente español tarda una media de 39 años. Es la quinta más alta de todos los países analizados, solo por detrás de los 42 años que necesita un profesor húngaro para llegar al tope, o los 40 que se requieren en Serbia, Rumanía o Macedonia.

La progresión queda lejos de la media de países como Dinamarca (12 años); Holanda (15 en Primaria y 12 en Secundaria) o los 20 de Finlandia. Le siguen de cerca países del entorno como Portugal (34); Italia (35) o Grecia (36). En el caso de Francia se tarda una media de 29 años.

El último informe educativo de la OCDE, Panorama de la Educación 2016, analizaba también la carrera profesional de los docentes, aunque situaba la media española en 35 años para llegar al tope salarial en lugar de los 39 que recoge la Comisión, que trabaja con datos más recientes del curso 2015-2016.

Los profesores españoles de los centros públicos, según el documento que la OCDE publicó el 15 de septiembre, son a los que más les ha bajado el sueldo durante la crisis (2010-2014) junto con Grecia y Portugal. Están entre los que más cobran cuando empiezan a trabajar pero su sueldo se estanca conforme avanzan en su carrera y termina por debajo de la media cuando se jubilan.

http://politica.elpais.com/politica/2016/10/05/actualidad/1475664984_888704.html

lunes, 18 de abril de 2016

El Supremo revisará el reglamento de la carrera diplomática. El sindicato mayoritario de Exteriores pide que se revoque el decreto que regula la asignación de puestos en el extranjero.

El Tribunal Supremo deberá decidir si revoca el reglamento de la Carrera Diplomática, que regula la trayectoria profesional de los diplomáticos, desde su formación hasta los ascensos o la asignación de destinos, tal como ha pedido el Sindicato Independiente del Servicio Exterior del Estado (SISEX-USO), mayoritario en el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

El recurso, admitido a trámite por la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Supremo, denuncia que el reglamento no ha sido objeto de negociación “con ninguna de las organizaciones sindicales legitimadas”, en contra de lo previsto en el Estatuto Básico del Empleado Público. Aunque admite que “se ofreció un trámite de consulta a los sindicatos”, alega que “no hubo una auténtica negociación colectiva”, mediante una mesa donde los representantes de los funcionarios pudieran presentar propuestas.

El recurso también denuncia que la libre designación sea el sistema general de provisión de puestos de trabajo en el extranjero, cuando el Reglamento de Ingreso del Personal al Servicio de la Administración General del Estado ordena que el sistema general de asignación de destinos sea el concurso; y la libre designación, solo una excepción. El sindicato se queja de que no “se justifique, en modo alguno, la necesidad” de recurrir a la libre designación, lo que podría “pervertir el sistema de nombramientos” y favorecer “designaciones particulares”.

En cuanto a los ascensos, critica que se quede “lejos de instaurar un sistema real de promoción basado en el principio de igualdad, mérito y capacidad”. En las categorías inferiores, explica, se fía todo a la antigüedad, sin tener en cuenta los méritos; mientras que para las superiores prevé “un examen cuyos requisitos, parámetros evaluadores y baremos de calificación resultan inexistentes”. En la cúpula de la carrera, los embajadores se eligen discrecionalmente, lo que impide la revisión del nombramiento por una instancia administrativa o judicial.

Si el Supremo optará finalmente por anular el decreto, podría crear un verdadero caos en la carrera diplomática, pues todos los procesos de asignación de puestos en el exterior desde su entrada en vigor, en agosto de 2014, incluido el que se está desarrollando en estas mismas semanas, se rigen por el mismo.

http://politica.elpais.com/politica/2016/04/11/actualidad/1460395656_252947.html

viernes, 15 de enero de 2016

‘Hacienda somos todos’, entre el axioma y el eslogan. La precisión de la abogada del Estado resulta desdichada por dos razones: era innecesaria y transmite la idea de que decenios de pedagogía fiscal han sido una farsa

Extraño resulta este proceso por el caso Nóos. El fiscal actúa en la práctica como un abogado defensor, Hacienda produce informes sin parar para que quede claro que la infanta Cristina no ha cometido delito y la Abogacía del Estado se comporta como eficiente auxiliar de la defensa. Nadie entiende que la Unidad de Delitos contra la Hacienda Pública escriba otro informe para argüir que Cristina de Borbón no cometió delito fiscal, porque tal escrito repite los argumentos expuestos durante todo el proceso. El ministerio podía haberse ahorrado el papel y las horas de trabajo de la funcionaria (Caridad Gómez Mourelo). Y menos todavía se entiende que, en el curso de su encendida exposición exculpatoria, la abogada del Estado, Dolores Ripoll, asombrara a los presentes explicando que la frase Hacienda somos todos “es de ámbito publicitario y no aplicable a derecho”. Solo le faltó añadir “y los Reyes son los padres”, pero Cayetana Álvarez de Toledo no se lo hubiera perdonado.

No es que no se entienda lo que quería decir la señora Ripoll. Pretendía trasladar a la sala con la contundencia debida (o la requerida por sus superiores) que los delitos o infracciones fiscales del caso solo afectan a la Hacienda pública; no perjudican al conjunto de los ciudadanos. Por tanto, si el perjudicado único (Hacienda) no reclama, pues se aplica la doctrina Botín y asunto resuelto. Pero el caso es que, primero, es discutible que en este caso solo haya un damnificado (Hacienda); existe una obligación o principio de redistribución justa de las cargas tributarias (artículo 31 de la Constitución). Un delito o infracción fiscal lesiona los intereses de todos los ciudadanos; y, en virtud de ese daño social, Hacienda debería haberse presentado contra los autores de los presuntos delitos en el caso Nóos.

Segundo, la Abogacía del Estado podría haber recurrido sencillamente al “no hay delito; no acusamos a la Infanta”, más corto e igual de dudoso, aunque menos conflictivo. Pero la abogada se empeñó no solo en negar, sino en “defender a la defensa” de Cristina de Borbón y cayó en el despropósito. Cuando la señora Ripoll dice que el venerable (nació en 1977) eslogan Hacienda somos todos es mera publicidad y no es aplicable a derecho, ¿se refiere a la frase en sí o a los principios constitucionales en que está basada, que obligan a todos los españoles a contribuir a las cargas del Estado? Aunque el primero no sea aplicable, los segundos sí lo son. Y, por tanto, como queda dicho, no es solo Hacienda quien tiene que contabilizar su daño. La precisión de la señora Ripoll resulta desdichada por dos razones: era innecesaria y transmite a los ciudadanos la idea de que decenios de pedagogía fiscal han sido una farsa.

Y una farsa es lo que están representando algunas instituciones públicas en este caso. Hacienda va en cabeza de las extravagancias, porque, igual que sucedió con los pagos en negro del PP, ha invertido totalmente sus prácticas inquisitorias; si con los contribuyentes en general solo cree lo que está documentado y sellado en papel timbrado, en lo que se refiere a Nóos acepta cualquier cosa que se diga en defensa de Cristina de Borbón.

http://elpais.com/elpais/2016/01/12/opinion/1452625537_540670.html

lunes, 18 de mayo de 2015

ENTREVISTA: MANUELA CARMENA. “La sociedad rechaza el modelo de capitalismo neoliberal que ha llegado a unos grados de crueldad inaceptables”.

“Quiero ser el puente entre una democracia vieja y los que quieren que cambie el modelo democrático”, afirma la candidata de Ahora Madrid a la alcaldía de la capital.

Podemos “ha hecho una labor importantísima, que es hacer utilizable políticamente el 15M. Lo han comercializado, y eso me parece importantísimo”.

“Ahora la gran diferencia [en comparación con el 78] es que coincidimos a escala mundial con un cuestionamiento de la democracia representativa”.

Manuela Carmena (Madrid, 1944) afirma que no quería, que estaba tranquila en su casa, que ya tiene 71 años y que había que dejar paso a los jóvenes. Pero, tras meses de insistencia y de reflexión, en marzo dijo que sí; pasó por un proceso de primarias abiertas y se ha terminado convirtiendo en la candidata de Ahora Madrid –candidatura de confluencia fruto del acuerdo entre Podemos y Ganemos Madrid– para la capital.

¿Cómo llega a esta candidatura? ¿Quién le convence?
A primeros de diciembre amigos muy vinculados a mi historia personal me estaban insistiendo, yo les fui diciendo a todos que no, que no, que no… Me pasé todo este tiempo diciendo que no. Primero porque no tenía ninguna gana, a mí nunca me ha gustado estar en los cuadros políticos. Cuando era muy joven y acaba de empezar a trabajar en lo judicial, el entonces ministro del Interior, el señor [José] Barrionuevo, me propuso entrar con él de secretaria general técnica y yo dije que no. No me apetecía, me gustaba mucho lo judicial. Siempre rechacé todas las propuestas, porque ni me parecía que fuera la persona indicada, me parecía que tenía que ser alguien joven, yo creía, como lo sigo creyendo, que este cambio lo tienen que hacer los jóvenes y en esa línea me fui defendiendo. Lo que pasa es que tanto decir que fueran los jóvenes los que tomaran la iniciativa, claro, resultaba un poco contradictorio si los jóvenes tomaban la iniciativa y me pedían que los secundara… Entonces, como que me habían pillado.

¿Qué le hizo tomar la decisión?
Va calando. Es una cosa que va calando porque empiezas a ver que puedes ser necesaria. Sí sé que esto lo sé hacer. Yo sé que canto fatal, que bailo muy mal… Pero yo esto lo sé hacer. Sé que me gusta la gestión pública, que como magistrada he estado dirigiendo un tribunal, como decana estuve gestionando lo público y me gusta y me parece que lo sé hacer bien. Era consciente de que tenía el perfil que muchas personas estaban buscando.

Y llega un momento en el que sientes que no está justificado que por pura tranquilidad tuya no quieras hacer algo que piensas que vas a hacer bien, y que vas a ayudar a que vuelvan a tener visibilidad y capacidad de actuación políticas no neoliberales. Esa sensación de que puedes cambiar las cosas. Aunque te pueda parecer ridículo, pero cuando me enteré del naufragio de los mil emigrantes, te quedas con esa sensación tan terrible de no hacer nada. Y ahora sé que hago algo, que no me gusta, que no me apetece especialmente, pero que pienso que puede ser útil para visualizar muchas ideologías de muchas gentes que piensan que el interés económico no es lo que mueve a los seres humanos. Y que es verdad que puede haber políticas de derechos, de solidaridad, de empatía… Porque los seres humanos somos fundamentalmente gente decente. Y en esa medida siento que estoy haciendo algo.

¿Cómo se puede concretar en el Ayuntamiento de Madrid estas políticas de las que habla?
Pues con las políticas de favorecer la igualdad, luchar contra una estructura de desprecio de lo público, de alejamiento de las autoridades, insertar en la práctica diaria un modelo de autoridad reflexivo, a disposición del ciudadano, sin privilegios, sin distancia, sin arrogancia… Me parece que supone empezar a introducir semillas de actuaciones que son positivas para una manera diferente de concebir la sociedad. Eso tiene ya de entrada una actitud importante en la forma en la que la autoridad debe gobernar. Es una actitud de escucha, de servicio, de cierta naturalidad. Cuando ves el aparato que tienen las autoridades, los coches oficiales, los distanciamientos, las inauguraciones… Esa imagen tan de circo, de exhibición, me resulta agresiva, cuando creo que gobernar fundamentalmente es encontrar la mejor forma de solucionar los intereses de las grandes mayorías para que el ser humano pueda tener una vida más digna y, por tanto, más feliz. Es así de poco y así de mucho. Lo quiero hacer es mejorar un poco eso.

¿Y cómo se puede mejorar eso? Además de la actitud, ¿con qué decisiones?
La candidatura de Ahora Madrid ha tenido un proceso de participación democrática y ha señalado que tiene prioridad todo lo relativo a lo que llamamos la emergencia nacional. Sabemos que hay muchos niños, según el informe de Foessa un número escandaloso, que tienen necesidades nutricionales. Es decir, hay emergencia en conseguir que nuestros niños coman lo que necesitan.

A su vez, está la gran necesidad de vivienda con un problema que ha significado toda la crisis de la construcción, de lo hipotecario y que todos sabemos que ha generado desahucios, personas en la calle… Lo mismo, la pobreza energética. Todas estas cuestiones hay que abordarlas. Y, por supuesto, buscar una manera para que el Ayuntamiento haga un esfuerzo enorme para mejorar las posibilidades de empleo que puedan tener los ciudadanos.

Estos son los objetivos prioritarios, que tienen que concretarse en determinadas actuaciones, y todo eso sólo lo podemos hacer bien con un concepto diferente de autoridad y con una participación de los ciudadanos, que sea colaborativa. En esa medida, que hayamos optado por hacer reuniones y encuentros en lugar de mítines clásicos, pues te das cuenta del fruto que tiene escuchar a la gente.

En Aluche el otro día, surgió una señora espontáneamente que dijo: ‘Yo estoy en un colegio, en las cocinas, y me doy cuenta de que sobra muchísima comida todos los días’. Y ella misma planteaba el problema y abordaba la solución, y decía: ‘¿Por qué no lo guardamos y damos también la cena?’. Esa es la actitud que nosotros queremos generar. Tenemos un problema de emergencia, vamos a solucionarlo desde el Ayuntamiento y necesitamos la colaboración de todo el mundo.

Pero, aparte de eso, sí conviene hablar de que tenemos algunos proyectos que nos parece que tienen una trascendencia para nosotros muy importante. Y uno de ellos es la necesidad de que haya escuelas infantiles gratis, donde puedan acudir todos los niños, para que desde un primer momento el proceso de formación de los futuros madrileños sea el que debe ser. Tenemos un 30% de fracaso escolar en España y en Finlandia tienen un 0,4%. Queremos hacer unas escuelas infantiles abiertas a todo el mundo, que pueda ir cualquier persona sea el nivel de renta que tenga el que sea, donde empecemos a formar a los niños de 0 a 3. Que sean las mejores escuelas que podamos ofrecer porque creemos que es imprescindible para el futuro de Madrid. Es fundamental. Hay que cortar esa maldita incapacidad nuestra de hacer unos procesos de educación correctos.

Nos tendremos que poner a hacer números y empezar a ver cómo se hace ese plan de desarrollo de estas escuelas infantiles, absolutamente inmersas en el proceso educativo y abandonar lo que ha pasado, que se han considerado que eran guarderías y que se ha llegado al absurdo de encargárselas a constructoras que han ofrecido unos precios muy baratos y unos programas educativos en contra de lo que nosotros queremos. Se ha dicho mucho que es porque lo imponía la ley de contratos del Estado, pero no es verdad, todo lo contrario, porque el término de calidad es imprescindible cuando se plantea una contratación pública de ese tipo.

En el caso de que no llegue a ser alcaldesa, ¿seguirá los cuatro años en el Ayuntamiento?
Sí, haré todo lo posible. Cuando tienes una edad importante como la mía, te comprometes en la medida en que la salud te lo permita. Yo ahora estoy muy bien, pero son 71 años. Es verdad que los magistrados hasta los 74 pueden no jubilarse. Yo creo que podré cumplir muy bien, pero si por las circunstancias que sean veo que no tengo capacidad para hacer lo que debo hacer, pues lo plantearé y ya está. Sabes que mi propósito es ser puente, y cuando uno pretende ser puente lo más lejano es la consolidación permanente. Soy puente para que pasen los demás, fundamentalmente.

¿Puente entre qué y qué?
Puente entre un modelo de democracia que se nos ha quedado vieja y alejada de los ciudadanos y que precisa renovación y una manera de hacer política que sintoniza con muchas personas jóvenes entre las cuales hay muchas personas que están en Podemos, por supuesto, pero otras que no lo están y que quieren que cambie el modelo democrático. Quiero ser ese puente. Fundamentalmente para mí es un proceso generacional para los activistas del mañana. Ese movimiento de jóvenes es de activistas, que quiere cambiar las cosas, como era yo cuando tenía 22 años. Me siento identificada con ellos y quiero ser su puente. Es el objetivo fundamental.

¿Estas elecciones municipales se enmarcan en un momento de cambio político en todo el Estado?
Más que cambio político de personas, es un cambio político muy profundo que está empezando, de modelos de sociedad y de modelos económicos. El otro día me gustó mucho un chiste de El Roto, que no hace chistes sino reflexiones, y era una persona con una cara reflexiva que decía: ‘El socialismo no ha funcionado, el capitalismo tampoco, igual ahora lo que se trata es de ser decentes, sin más’.

Yo creo que están queriendo surgir nuevos modelos económicos. La sociedad rechaza el modelo de capitalismo neoliberal que ha llegado a unos grados de crueldad inaceptables. La sociedad no puede ser decente conviviendo con tanta crueldad. ¿Cómo es posible que se mueran mil personas en un barco porque hay partes del mundo en las que es imposible vivir? ¿Cómo eso nos va a dejar indiferentes? Está intentando nacer una nueva manera de producir, que no es el capitalismo, que no es la planificación clásica socialista que se conoce, pero que intenta de alguna forma cuestionar todo esto. Y eso implica un cambio en la política.

Las estructuras de los partidos están muy cuestionadas, el partido apaga las individualidades, obliga a hacer una cesión de la libertad individual de cada uno de los miembros del partido y acaba no siendo el organismo más idóneo para hacer una representación, que cada vez se ve más innecesaria porque las nuevas técnicas permiten a los ciudadanos acceder directamente a la gestión política. Quizá estamos viviendo un momento de una crisis económica muy interesante, junto con una crisis de democracia planteando las nuevas alternativas de democracia más directa.

Usted, que encabeza una candidatura ciudadana de confluencia, ¿Ahora Madrid encarna esa nueva forma de hacer política?
Se funciona con una cierta inseguridad porque lo nuevo nunca es firme. Cuando estás creando algo nuevo estás innovando y estás siempre moviéndote en terrenos muy elásticos. Pero yo creo que es positivo, porque hace que te cuestiones lo que haces. Lo terrible de las rutinas políticas, es que la rutina es cómoda porque actúas con el piloto automático, pero sigues haciendo lo de siempre. Cuando hay esa clara desavenencia entre las posturas tradicionales de la política y lo que la sociedad necesita, viene el rechazo.

A veces se habla de fin de época, de nueva transición… ¿Percibe que se está en un momento parecido al 78, con las salvedades históricas y que no venimos de una dictadura?
No, estamos en un momento más mundial y menos local. Nosotros en aquel momento del 78 estábamos liberándonos de una dictadura y pretendíamos aceptar los modelos de sociedades análogas a la nuestra en nuestro marco geográfico. Queríamos ser europeos, como Europa. Cuando aceptamos ese cambio no nos dimos cuenta de que llevábamos mucha más fuerza para haber sido mejores, más demócratas que Europa. Algunas cosas se pudieron hacer, porque en lo judicial los magistrados franceses, por ejemplo, se asombraban de la independencia que había ganado el poder judicial, comparado con el sistema francés, mucho más dependiente del Ejecutivo.

Ahora la gran diferencia es que coincidimos a escala mundial con un cuestionamiento de la democracia representativa. A mí me interesó mucho una declaración de Ban Ki-moon en el Día de la Democracia. Decía: ‘Hemos llegado el momento de cuestionar que la democracia sea solamente la democracia representativa, tiene que ser una democracia directa, profunda’. Quizá es esto, estamos superando las democracias representativas para ir a otras formas de democracia muchísimo más directa. ¿Cómo? Lo vamos a ir viendo. Está surgiendo ya. Me siento orgullosa de estar en una candidatura que no es un partido, sino una nueva agrupación de ciudadanos, aunque haya ideologías, partidos, pero la argamasa que nos une no son pactos de partidos, sino acuerdos de personas.

Al igual que en el 78 se hablaba de ruptura o reforma, ahora se habla de cambio o recambio, de ruptura o restauración… ¿En qué estamos?
El 15M fue determinante en España, porque empezó a decir cosas que no se decían; se pensaban pero no se decían. El 15M empezó a hablar de democracia directa, de los políticos como una agrupación de privilegiados, empezó a diagnosticar la problemática de la democracia española. A partir de este diagnóstico, están surgiendo alternativas, que son muy inconexas, con poco peso doctrinal y poca implantación social. ¿Cómo se va a ir desarrollando ese movimiento? Yo creo que es imparable y seguramente va a tener mucho que ver lo que pase en España y, también, en Europa y sociedades que desarrollen mucho sus perfiles tecnológicos y permitan muchas posibilidades de participación que ahora son todavía muy difusas.

Usted, que vivió muy de cerca la matanza de Atocha en enero de 1977, ¿ve injustas las críticas que se hacen a la Transición?
Me parece estupendo que la gente joven esté en contra y lo critique. Me parece una prueba de juventud. Yo tengo mi experiencia y mi opinión sobre cómo se produjo. Yo creo que la Transición fue en muchas cosas un fenómeno interesantísimo. Se ha presentado a veces la Transición como si fuera otra cosa que no fue. Siempre me gusta decir que cuando en el año 78 viene el traspaso y tenemos la Constitución, desde hacía 20 años toda la estructura franquista estaba siendo horadada por muchas termitas y nosotros éramos termitas que íbamos haciendo muchas cosas. Porque de lo contrario no se comprende que hubiera ya un ámbito de conquistas democráticas, aunque fueran paralegales, pero estaban ahí. Eso se conoce poco.

Yo me acuerdo que abogados progresistas, por ejemplo, nos reuníamos sistemáticamente todos los sábados en el Colegio de Abogados y allí planteábamos todas las acciones que íbamos a hacer contra la dictadura y nadie nos detenía, aunque de vez en cuando pasaba algún percance. Pero habíamos conseguido lo que entonces se llamaba la paralegalidad: no era legal, pero estaba tolerado, actuábamos con un marco de libertad muy grande.

Y si no, no se comprende que cuando matan a los compañeros, el propio decano del Colegio de Abogados, que era un señor completamente conservador, venga y nos diga: ‘Vuestros compañeros van a salir desde el Colegio de Abogados’. Sabía que éramos comunistas y todo de nosotros. Si no, ¿cómo se comprende eso? La Transición había empezado 20 años antes. Todo ese fenómeno fue muy interesante y es muy importante recordarlo.

Lo que se hizo mal es que se copió la democracia europea sin incorporar todo lo que nosotros habíamos avanzado en democracia, participación, movimientos ciudadanos… Todo eso no solamente se olvidó, sino que se le dio un carpetazo. Yo me acuerdo lo que nos costó en Jueces para la Democracia, por ejemplo, seguir haciendo acciones que estaban muy encaminadas a democratizar la justicia y empezamos a tener problemas de los sectores que estaban en el poder.

Me acuerdo de discusiones con el ministerio de Justicia, con el señor [Fernando] Ledesma, y compañeros de aquella época cuando pedíamos una policía judicial dependiente de los jueces, y nos llamaban locos porque nunca se había hecho en Europa. Y nos quedábamos sorprendidos. Pues si no se ha hecho nunca… Y eso es lo que hicimos mal: aceptar un modelo que estaba por debajo de lo que habíamos conquistado. Bajamos el nivel de nuestras exigencias y se desmontaron los movimientos ciudadanos, las organizaciones sociales y se reforzó a los partidos muchísimo con los modelos más clásicos de toda Europa, que ya estaban cuestionados y nosotros les dimos una patente de corso que no era lógica.

¿Cree que el ejemplo de Ahora Madrid debería trasladarse para una candidatura en las generales?
Yo creo que no, es difícil. Nosotros tenemos un marco muy bueno, acotado, que es la ciudad. Me he dado cuenta de que en discursos y debates de otros candidatos, hacen referencia a programas de cuestiones nacionales y así es muy difícil plantear agrupaciones que tengan unas políticas acabadas a escala nacional. En cierta medida la identificación con los partidos sería excesiva. Creo que esto vale como modelo para entender que pueda haber agrupaciones de ciudadanos que puedan tomar parte de la vida política en aspectos concretos. Por ejemplo, que en su día pensemos que en las elecciones nacionales pudiera haber una plataforma de desempleados que pudiera plantear alternativas para el desempleo. Eso me parecería interesante. Esas personas podrían tener unas referencias lógicas de modelo que podrían ser análogos a lo que ahora llamamos ideología, pero tendrían una sabiduría y una preparación específica para solucionar un problema concreto.

¿Y una candidatura de confluencia, de unidad popular, para las generales?
No la veo. No lo veo claro. Sería de nuevo agrupar partidos. A mí lo que me interesa mucho es lo otro: una plataforma, por ejemplo, que llegue al Parlamento nacional sobre desempleo. En la que se ha analizado exhaustivamente el problema y a lo mejor se enmarca en un modelo alternativo de sociedad que puede confluir con una concepción de un socialismo democrático o un modelo de economía social alternativo al modelo tradicional capitalista. Puede ser. Pero iría encaminada a un problema concreto.

Yo creo que todavía va a pasar mucho tiempo, probablemente yo no lo veré, porque tengo muchos años, pero es posible que la gente joven veáis cosas de estas en los procesos democráticos que se van a ir consolidando de manera alternativa. Porque esa sensación de los partidos que saben de todo, también es muy rara. ¿Por qué un partido ha de saber de todo y más que nadie? Pues no. Y ves la falta de formación que hay en los partidos para muchos aspectos concretos. No se puede saber de todo. Igual es un poco naïf. ¿Tú te acuerdas de quién era Clemente Auger?
Sí, sí, fue presidente de la Audiencia Nacional.

Yo le respetaba muchísimo. Fue el primer presidente del Tribunal Superior de Madrid y fue mi maestro, empecé a hacer las prácticas en su juzgado, un hombre muy inteligente. Y cuando hablábamos de estas cosas, me decía: ‘Manuela, tú eres muy innovadora, y las cosas nuevas nunca son rigurosas’. Y tiene razón. Asumo que soy muy innovadora, y lo nuevo siempre hay que contrastarlo.

Hace años, en los noventa, hubo un partido, Panteras Grises, de pensionistas, que se presentó a las elecciones.
[Risas]. Es curioso. Hay cosas que hay que estudiar. He leído estos días un librín que me encanta, un estudio de Simone Weil que escribió en los 40 contra los partidos políticos [ Nota sobre la supresión general de los partidos políticos, de 1940, cuya primera edición, en francés, es de 1950], y cuando ves una filósofa de ese nivel, una mujer tan comprometida con la izquierda lo bien que detectaba dónde podía haber males que iban a llevar a producir un tipo de militantes con muy poca libertad, con muy poca capacidad de crítica, que pierden en el seno de los partidos el tanto por ciento que ha de tener siempre un ser humano de creatividad, de innovación… Es muy interesante el librín ese.

¿Un partido político nuevo como Podemos también está reproduciendo esos males?
No lo sé. Ojalá no, pero no veo muchas cosas muy novedosas en Podemos. Igual no lo conozco bien, ¿eh?

Usted no está afiliada a Podemos, ¿no?
No… Me gustan mucho los líderes, Pablo Iglesias, Íñigo [Errejón], que lo he conocido ahora, me gusta mucho, me parece un hombre muy inteligente. Con Juan Carlos Monedero coincidí hace poco en la SER e hizo un análisis de los partidos políticos que es que le aplaudí, porque estaba absolutamente de acuerdo con él. Lo que pasa es que luego no veo eso reflejado en la práctica. Aunque no lo conozco, estoy muy de fuera, no quiero echarles problemas, que bastante tienen. Porque me parece que han hecho una labor importantísima, que es hacer utilizable políticamente el 15M. Lo han comercializado [sonrisa], y eso me parece importantísimo.

¿A quién votará en las autonómicas?
Es secreto.

¿José Manuel López, candidato de Podemos a la presidencia de Madrid, es el referente de Ahora Madrid en las autonómicas?
Es un hombre que tiene un programa muy interesante y defiende el programa de Podemos y a mí personalmente me parece una persona extraordinaria.

¿No hay equivalencia?
No, porque Podemos es un partido y Ahora Madrid, no. Es una agrupación de personas, algunas de las cuales pertenecen a partidos, algunas a Podemos, otras están en otros, como Equo, o en el movimiento ciudadano o están en nada.

¿Hará actos con él?
Sí, yo creo que sí. Algún acto haremos. El martes mismo, en la facultad de Derecho estuvimos Lorena [Ruiz-Huerta, número dos de la candidatura de Podemos a la Asamblea de Madrid] y yo, que va de candidata de Justicia, en principio, para la Comunidad de Madrid, y estuvimos allí.

Me refiero a un acto electoral.
Fue un acto electoral, era un acto electoral, jurídico, pero en un marco electoral. A mí también me habría gustado hacer algún acto electoral con alguna otra candidatura. Este martes, que estuvimos en un acto con IU, UPyD, PSOE y Ahora Madrid hablando con mayores yo propuse que nos pusiéramos a trabajar juntos los cuatro. Igual parece que estas iniciativas mías son un poco naíf, pero es que estábamos de acuerdo en muchas cosas. ¿Por qué no vamos a ponernos a trabajar juntos? Hay ese afán en la política que cuestiono de que de alguna manera hay que buscar en los partidos lo que te separa. Y eso es un absurdo, porque te lleva a ver qué ha dicho cada uno que no haya dicho el otro. Y es una especie de cascada de iniciativas que habría que meter en un paquete.

Si vamos a planificar lo de los desahucios, por ejemplo, vamos a hacerlo entre todos. ¿Por qué cada uno tiene decir una cosa, lo más original, lo más distinto, buscando un titular? Eso es perverso.

¿Hará actos con Íñigo Errejón o Pablo Iglesias?
No, no. Puede ser que haya algún acto con José Manuel, pero no hay nada previsto. Ahora Madrid tiene esa independencia, pero me gustaría reunir a todas las candidaturas, me encantaría hacer actos con las candidaturas con las que coincidimos en los proyectos que estamos presentando.

¿A cuáles se refiere?
A las que te he dicho y Ciudadanos, que en algún aspecto podría venir bien.

Ada Colau, la candidata de Barcelona en Comú, viene el día 6.
Pues muy bien, estupendo. Está muy bien, algo haremos bonito, claro que sí.

¿Cree que Ciudadanos tiene que ver con algún tipo de reacción para propiciar un cambio tranquilo?
Ciudadanos ha asumido una parte importante de toda la ideología del 15M, de cuestionar la clase política, la democracia… Lo que ocurre es que es una reflexión incorporada por ciudadanos y ciudadanas que están más situadas dentro de los núcleos más privilegiados de la sociedad y que desconocen un poco la desigualdad. Me parece que están más preocupados por los modelos democráticos genéricos que por los modelos democráticos reales y vinculados a los derechos sociales. La gran diferencia con Ciudadanos es que no oigo el discurso de la democracia en profundidad, la democracia social, de la dignidad de las personas. Es mucho más formal, más relacionado a representar unas clases sociales que conocen poco de los barrios españoles, de la gran desigualdad y de las situaciones de miseria y de dificultad que se están viviendo ahora.

Y también de corrupción. Usted ha hablado de crear un Observatorio de la Corrupción en el Ayuntamiento.
Era una propuesta mía que está en el programa de Ahora Madrid. Se va a hacer un Observatorio de la Corrupción en el Ayuntamiento, y ese observatorio va a intentar recoger todos los hechos que tienen que ver con la corrupción y analizarla. Será importante ver todas las sentencias, todos los procedimientos judiciales que tengan que ver con la corrupción en Madrid. Así mismo, como todas las denuncias, todas las informaciones que nos lleguen, todas las iniciativas individuales… Pero todo eso tiene que estar en un proceso de análisis para determinar por qué surge la corrupción.

Quizá por mi perfil profesional como magistrada me interesa siempre mucho saber por qué pasa lo que pasa, cuando lo que pasa es algo que afecta a la sociedad y que genera una situación de vulnerabilidad y de prácticas que son inaceptables. Me espanta que se hable tanto de medidas y no de análisis. Yo creo que hay que hacer análisis. Hay un tipo de política que genera la corrupción, cuando se convierte fundamentalmente en espectáculo de los gestores para consolidar sus derechos. Para continuar gobernando se hacen actos que son fundamentalmente de propaganda, de exposición, para los cuales la administración no está preparada y se recurre a empresas y ahí se generan situaciones de privatización de lo pública en la que de manera peligrosa se empiezan a yuxtaponer actitudes corruptas de empresas en las propias entidades políticas.

Si estamos todos escandalizados porque el PP, según dice el último auto del juez instructor, tenía una caja B, probablemente es porque las personas que en el PP tomaron la decisión de crear esa caja B la creaban en sus empresas, porque si no a nadie se le ocurre. Es un desprecio de lo público y yuxtaposición de lo privado, y lo privado enfocado a la avaricia, a conseguir ganar más dinero del que uno debe. Porque si tienes que pagar impuestos ese dinero no es tuyo, y si lo burlas es porque estás haciendo una política de avaricia. Si se tiñe la gestión público de eso, hemos perdido todo y las instituciones no valen.

Se habla mucho del político corrupto, pero a veces se olvida del empresario que corrompe.

El que paga, paga por algo. Porque se identifica con la estructura transformada de lo público, porque ve lo público como lo privado, y pensarán: ‘Pobres chicos, estos de lo público, qué poco ganan, yo gano mucho y tienen que ganar como yo’. Cosas que serían muy interesante analizar, cómo en un momento determinado cuando pasó todo lo relativo a los pagos y regalos que hubo en el ministerio del Interior del que hubo responsabilidades en tiempos del PSOE. Lo que se estaba viendo era: ‘Como somos funcionarios públicos que tenemos un nivel de riesgo y estamos mal pagados…’. Siempre se vuelve al modelo privado. El que ofrece y corrompe, está intentando ganarse hacia sí el modelo público porque no lo respeta.

Pero también es interesante analizar el indebido funcionamiento de la administración. Leyendo con detalle la sentencia del caso Fabra, ves cómo es imposible que una autorización de lo que sea tarde más de 4-5 años en darse. Es una estructura proclive a la corrupción, porque si la administración funciona de una manera absolutamente inadecuada siempre surge la posibilidad de buscar atajos. Tan importante como analizar la privatización de lo público, es la ineficacia de lo público, porque son dos grandes causas que alientan la corrupción.

A lo que hay que añadir la percepción de que la justicia es lenta.
La justicia está en un proceso necesario de cambio. La justicia es tan anticuada en la propia concepción de la individualización, el castigo, las formas de concebir el enjuiciamiento… Está extraordinariamente fuera de los moldes dinámicos que la sociedad necesita. El que al final la justicia castigue un acto de corrupción es imprescindible, es necesario para que quede claro que es inadmisible y que las personas que han hecho esos actos tengan un castigo que la sociedad reclama. Eso es casi un sentimiento normal de justicia, pero no evita lo otro, el análisis de por qué surge.

Todos sabemos que aunque haya leyes que sancionan conductas, esas conductas se repiten. Por ejemplo, la erradicación de las drogas ha indicado que, aunque haya habido muchas sentencias y condenas, sigue habiendo drogas ilegales. No solamente los castigos hacen que desaparezcan las conductas inaceptables. Es un axioma que es necesario tenerlo claro. La justicia tiene que funcionar bien, tiene que hacer un proceso por el que los ciudadanos se sientan identificados con las decisiones, pero el análisis de las causas de la corrupción nos ayuda en las resoluciones judiciales, pero nos exige un análisis más en profundidad.

Usted siempre dice que antes de proponer medidas, hay que hacer evaluaciones.
De alguna manera quizá sea un poco escolástica de cabeza. Es como cuando no tomas medicinas antes de ir al médico porque necesitas que te haga un diagnóstico. No sé por qué en lo público nos cuesta tanto hacer diagnósticos, cuando tenemos los medios para hacerlo.
Fuente: http://www.eldiario.es/politica/Quiero-democracia-quieren-modelo-democratico_0_380063007.html