jueves, 30 de noviembre de 2023

"Del Holocausto, más que los nazis, lo que me interesa es destacar lo fácil que la gente normal pierde de vista su humanidad y se deja devorar por el mal"

John Boyne

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John Boyne vuelve a la historia de "El niño con el pijama de rayas" a través de Gretel, la hermana de Bruno.


En el marco del Hay Festival de Querétaro, en BBC Mundo hablamos con Boyne de su original forma de contar el nazismo, de la culpa, de la expiación de los pecados y de los ecos que aún deja "El niño con el pijama de rayas".

Portada de "Todas las piezas rotas"

¿Cómo vivir con la culpa del nazismo? ¿Hay redención posible? ¿Qué responsabilidad tiene una niña de 12 años hija del comandante que dirigió la matanza sistemática de Auschwitz?

Más de quince años después de su bestseller "El niño con el pijama de rayas", el escritor irlandés John Boyne, de 52 años, da continuidad a la impactante historia que fue traducida a más de 30 idiomas, llevada al cine y utilizada aún hoy en las escuelas para ilustrar el Holocausto.

Pero con "Todas las Piezas Rotas" (Penguin, 2023), Boyne deja atrás la fábula y la mirada ingenua del nazismo de un niño de 9 años y se adentra en un relato mucho más adulto y reflexivo a través de Gretel, la hermana mayor de Bruno, el hijo de un comandante nazi que trabó su amistad con Shmuel, su espejo al otro lado de la alambrada del campo de concentración de Auschwitz.

Ha pasado el tiempo y Boyne sitúa a Gretel, una anciana de 90 años, en el Londres actual. Antes la vemos escapar de Alemania con su madre y pasar por Australia llevando consigo el peso de la culpa por lo que le pasó a su hermano, por lo que hizo su padre, por los crímenes del país en el que creció, por su silencio cómplice.

El de Gretel es un camino de redención a través de los personajes que aparecen al final de su vida, que le ofrecerán la posibilidad de encontrar la paz de su conciencia que lleva buscando por años.

En el marco del Hay Festival de Querétaro, en BBC Mundo hablamos con Boyne de su original forma de contar el nazismo, de la culpa, de la expiación de los pecados y de los ecos que aún deja "El niño con el pijama de rayas".

“El niño con el pijama de rayas” fue un éxito de ventas, fue llevado al cine y aún hoy se lee en las escuelas para aprender del Holocausto. ¿Por qué 15 años después sentiste la necesidad de dar continuidad a la historia?

Fue algo que tenía en la cabeza, en realidad, desde que escribí “El niño con el pijama de rayas”, así que no fue una decisión apresurada. Por ello había ido tomando apuntes en mi computadora con la idea de escribir sobre Gretel, la hermana mayor de Bruno. Pero quería escribir de ella cuando ya estuviera en el final de su vida para tener esas dos perspectivas de los niños. Uno, inocente, al comienzo de su vida, y la otra ya anciana.

Es algo que pensaba escribir cuando yo fuera mucho más mayor, hacia el final de mi vida. Pero llegó la pandemia y pareció el mejor momento, así que me senté y empecé a escribir.

¿Ya cuando escribías “El Niño…” sabías que ibas a continuar con la historia de Gretel?

Realmente fue cuando terminé los primeros bocetos del primer libro cuando pensé que volvería a esta historia, y me di cuenta de que tenía algo bastante potente para volver a escribir. Y como a “El Niño…” le fue tan bien y hablaba tan a menudo de él, se cimentó la idea en mi cabeza de que debía volver ahí en algún momento.

“Todas las piezas rotas” es un libro muy diferente a “El niño…” ¿Qué ha cambiado en estos 15 años a la hora de abordar la historia, que es continuación de la anterior?

Cuando escribí “El niño…” estaba al inicio de mi carrera y ahora estoy a mitad de camino. Soy mayor y creo que soy mejor escritor. Creo que en el primer libro hay una forma de ingenuidad que funciona. Ahora estoy en mis 50 y espero que haya más sofisticación en las novelas que escribo.

Pero las cosas han cambiado. En el mundo editorial se ha vuelto más complicado escribir un libro como este porque siempre hay críticas por abordar asuntos que no son propios de mi historia, de mi vida, algo con lo que yo estoy en desacuerdo.

Ciertamente esta es una historia más sofisticada en cómo aborda la culpa y la complicidad, que son temas que aparecen en muchos de mis libros.

Con el primer libro hubo ciertas críticas de por qué contar el Holocausto desde el punto de vista de Bruno, un niño hijo de un comandante nazi, y no desde el de Shmuel, su contraparte judía al otro lado de la alambrada en Auschwitz. Y ahora de nuevo la historia es a partir de Gretel.

Del primer libro lo que me interesaba es que el lector estaba siempre un paso por delante de Bruno. El lector sabía lo que pasaba al otro lado de la verja, mientras que Bruno la veía con tanta inocencia e ingenuidad que hacía las preguntas básicas.

Yo creo que si hubiera puesto la voz narrativa del otro lado de la valla, con un personaje judío, habría sido ir demasiado lejos para mí y habría recibido más críticas. Prefería la idea de alguien recorriendo la verja y haciendo las preguntas más sencillas y a la vez más complejas.

Y siguiendo con esa narrativa, era natural darle continuidad con Gretel, su hermana mayor.

Han pasado 15 años, tiempo suficiente para que hayas reflexionado sobre el éxito de “El Niño…”. ¿Por qué triunfó así? ¿Lo esperabas?

Sabía que iba a ser más exitoso que mis libros anteriores, pero no que después de tantos años seguiría hablando de él. Tampoco esperaba que se convirtiera en un libro controversial, como ha pasado sobre todo en años recientes. Tampoco que fuera usado en escuelas. Me sorprende que de alguna manera se haya convertido en uno de esos libros de los que al menos muchos han escuchado hablar.

Como decías, “El Niño…” se usa en las escuelas para enseñar el Holocausto. ¿Cómo te sientes con eso, que es una gran responsabilidad?

Es un poco complicado porque yo no escribí un libro de texto ni lo hice para educar a la gente. Es una fábula y sé que muchas de las críticas recientes son que no se debería usar para enseñar el Holocausto, pero es que yo nunca tuve esa intención.

Pero por otro lado, si los jóvenes lo leen y a partir de ahí se interesan más por el tema y leen obras de no ficción y ven documentales, pues creo que es una gran cosa, algo de lo que me siento orgulloso.

Auschwitz
Auschwitz

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Los niños de Auschwitz con el uniforme que en la fábula de John Boyne se considera un "pijama a rayas".

Tras esta historia repartida en dos libros has debido pensar mucho en la responsabilidad de los alemanes de a pie en la época nazi, sobre cuánto sabían de lo que ocurría en Auschwitz y en otros campos de concentración. ¿Cuál es tu conclusión y qué quieres contar sobre ello a través de Gretel?

El de Gretel es un caso inusual porque como niña está ya muy involucrada en el Holocausto, aunque sin ser ella responsable. Su falla es que tras la guerra podría haber dado información que hubiera ayudado a las familias de las víctimas. Elige no hacerlo porque no quiere que lo que pasó le siga generando más cicatrices.

Pero en los libros en los que me aproximo al Holocausto, lo que quiero es destacar lo fácil que la gente pierde de vista su humanidad y se deja devorar por el mal. En el primer libro, Gretel es también sólo una niña que pone en las paredes mapas de los ejércitos porque está enamorada del teniente Kotler. Basta simplemente eso para que uno pierda su humanidad.

¿Cuán culpable puede ser una niña de 12 años, que son los que tiene Gretel cuando sucede todo?

No es responsable de nada de lo que pasó, pero sí de que después eligiera su propia seguridad antes que admitir las cosas de las que había sido testigo. Y así pasa su vida, siendo consciente de eso y esperando una oportunidad para redimirse, para hacer lo correcto. Y lo encuentra cuando puede salvar a un niño, lo que le da la sensación de hacer lo correcto en su vida.

John Boyne
John Boyne

Y “Todas las piezas rotas” vuelve a poner de manifiesto que la maldad no sólo era cuestión de una persona, sino que de alguna manera había un país cómplice. Eso es algo que también has reflejado en tus libros sobre los abusos sexuales en la Iglesia católica irlandesa. Parece que te interesa no tanto el que hace el mal como la gente que es cómplice con su silencio.

Realmente es un asunto que está en muchos de mis libros y es algo a lo que siempre termino volviendo y yo creo que es porque nací en Irlanda en esos años en los que esas cosas terribles estaban sucediendo.

Y la gente de mi generación sabía que una minoría cometía esos actos criminales, pero que había una mayoría que sabía lo que pasaba. ¿Cómo pudieron dejar que pasara?

Esa es la gente que me interesa más a la hora de escribir.

Cuando leo el libro me imagino que yo sería heroico y alzaría la voz y haría lo correcto, pero no puedo evitar pensar que al final yo podría ser Gretel.

Es algo muy honesto admitirlo, porque yo se lo digo a los niños cuando voy a las escuelas a hablar del primer libro. Es fácil para nosotros ahora decir que no lo habríamos hecho. Pero si yo hubiera estado en Alemania a finales de los años 30, hubiera sido un adolescente, habría habido muchas posibilidades de acabar en las Juventudes Hitlerianas.

Habría hecho lo que todos hacían. Es imposible imaginar eso, es mejor pensar que habríamos sido héroes y habríamos hecho lo correcto. Es fácil de decir, pero no lo es.

¿Quizás sólo el mero hecho de tener esa duda nos hace estar más alerta para alzar la voz ante hechos terribles ahora, aunque sean mucho menos graves que el nazismo y el Holocausto?

Lo vemos ahora con la cultura de la cancelación. La gente tiene miedo de expresar lo que cree por la intolerancia ante la opinión que difiere de la tuya, especialmente en el mundo online, donde se puede destruir la vida de una persona.

La gente tiene miedo genuino de alzar la voz por si un grupo de intolerantes los convierte en su objetivo.

En “Todas las piezas rotas” hay un conflicto del lector hacia Gretel, a la que consideramos culpable, pero por la no se puede evitar sentir simpatía, compasión.

Es lo que buscaba. Quería que fuera un personaje ambiguo con momentos en los que se sintiera simpatía por ella y en otros enfado. En una novela el personaje principal debe ser real, veraz. Y la mayoría de las personas reales no somos santos ni villanos, estamos en el medio.

Hacemos cosas de las que nos sentimos orgullosos y otras que nos avergüenzan el resto de nuestra vida. Busco esa ambigüedad en los personajes de mis novelas para que los lectores hablen de ellos.

A veces es raro sentir compasión por Gretel porque al final era la hija del comandante nazi, no son ellos las víctimas. ¿Qué piensas sobre esto?

No, por supuesto que no es la víctima. Sabemos quiénes son las víctimas de verdad y espero no haber dejado en la novela la idea de que ella es una víctima. Es parte de las circunstancias de la Historia.

Pero yo sí creo que es un poco víctima también, ella no puede llevar la responsabilidad de lo que hizo su padre.

Ella no es culpable de eso, y algo de víctima por eso hay en ella, pero no es la víctima de la historia. Las víctimas están al otro lado de la valla.

Gretel busca redención y la encuentra al final del libro y de su vida. ¿Por qué decidió darle ese final?

Ha tenido una vida trágica y quería que al final encontrara la paz de alguna manera. Ha vivido 90 años y 80 de ellos no han sido en paz, así que al final encuentra un pequeño momento de paz que creo que merece.

Ha tenido una vida traumatizada. Trató de tener una buena vida, pero su vida nunca fue feliz por sus propias acciones, por las de su padre y por las del país en el que nació.

El final violento hace pensar también si a veces puede estar justificada la violencia y parece de alguna manera vengarse de su propio padre. ¿De alguna manera mata a su propio padre?

En algún sentido sí. Le está haciendo pagar por los crímenes que cometió contra tanta gente, incluida ella misma.

En el primer libro es Bruno el que muere y ahora ella no quiere que eso se repita. Esa familia y ese padre que viven en el apartamento de abajo hacen que regresen todos los pensamientos que había tratado de evitar.

¿Por qué decidiste contar una historia del nazismo y del Holocausto no sólo desde la perspectiva alemana, sino desde la de unos niños antes y una anciana ahora, en lugar de a través de los grandes protagonistas?

En el caso de Bruno es por su inocencia para contar el acontecimiento más importante de todos los tiempos, para contarlo desde el punto de vista de alguien que no sabe nada.

Era una manera nueva de afrontar un tema del que se ha escrito mucho. Pensé que era original y eso me servía para crear algo parecido a una fábula que quería oponer con las cualidades realistas.

Como decías, eres un outsider ante la historia del Holocausto porque no lo sufriste directamente en tu familia ni en tu país, Irlanda. ¿Es por eso que puedes ofrecer una perspectiva diferente?

Creo que ayuda porque no tengo el peso histórico en mis hombros que tendría si fuera alemán o judío. De alguna manera es más fácil aproximarse al tema desde la distancia que tengo.

Otro de los temas que resuenan en el libro, sobre todo en “El niño…”, es el de ver a un comandante nazi capaz de las peores atrocidades a un lado de la alambrada y luego ser un padre de familia muy querido en el otro.

Lo vemos desde la perspectiva del niño, de su hijo, lo cual lo hace un poco más escalofriante porque nosotros como lectores sabemos de lo que es capaz y lo que está haciendo.

Pero subrayas que la gente que dirigía los campos de concentración amaba a sus hijos, a sus perros, y esa es una de las cosas más desconcertantes.

De alguna manera esa gente monstruosa era normal en su vida privada y estos dos conceptos diferentes son muy difíciles de entender para nosotros. Eso es lo que lo hace interesante escribir de ello.

Los soldados, los oficiales, volvían a casa por la noche y jugaban con sus hijos sin tener ningún reparo en matar a otros niños. Es casi imposible reconciliar esas dos cosas, y eso es lo interesante.

https://www.bbc.com/mundo/articles/c4n871rnn79o

"Doble excepcionalidad", la paradoja de tener una alta capacidad intelectual y al mismo tiempo una inusual dificultad

Noah sonriendo cuando era pequeña

FUENTE DE LA IMAGEN,CORTESÍA: LUCIANA SUTOVSKY

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“Con cuatro años, se sentaba a conversar de política, arte e incluso de religión”, recuerda la madre de Noah.



Cuando Noah tenía nueve años, le detectaron altas capacidades intelectuales.

El diagnóstico no fue una sorpresa para su familia, la niña leía y escribía de corrido desde los cuatro y hablaba de política y de religión con los adultos.

Pero no todo terminaba de encajar en ese perfil.

Por ejemplo, ella cuenta que cuando era pequeña aleteaba todo el rato, tanto que decidió reprimir este instinto porque le daba vergüenza.

Pero un día se dijo: “¿Y qué pasa si me permito volver a hacerlo?”.

“Lo hice y fue maravilloso”, dice con una sonrisa. “Reprimir el aleteo fue como contener algo que hasta dolía un poco”.

En su búsqueda por entender a qué se debían estos comportamientos inusuales, la joven chilena llegó a sospechar que podía tener autismo.

Tiempo después, una evaluación especializada le daría la razón: a los 15 años fue identificada con el trastorno del espectro autista.

Noah, quien tiene 18 años, presenta lo que se conoce como doble excepcionalidad o 2e.

A personas como ella, se les llama “doblemente excepcionales” porque tienen, al mismo tiempo, una capacidad y una dificultad fuera de lo común. Es como pertenecer a dos grupos.

Pero no siempre es fácil determinarlo, ya que una de las dos condiciones puede opacar a la otra.

Un concepto reciente
Las altas capacidades como campo de estudio tiene más de cien años, pero fue en la década de los años 80 que un grupo de investigadores se dio cuenta de algo que parecía ser contradictorio:

Había algunos alumnos que, teniendo habilidades intelectuales sorprendentes, también presentaban algún problema de aprendizaje o una discapacidad.

Siluetas de varias personas y se destaca una
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Para investigadores como Conejeros, la 2e hace referencia a “una condición dual y paradójica, que implica presentar rasgos contradictorios”.

Sin embargo, no a todos en la comunidad científica les convencía el paradójico planteamiento.

“No se entendía que alguien con altas capacidades pudiera también presentar una dificultad asociada”, le dice a BBC Mundo la doctora María Leonor Conejeros, profesora de la Escuela de Pedagogía en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Los estudiantes doblemente excepcionales son aquellos que “demuestran un potencial de alto rendimiento o productividad creativa en uno o más dominios tales como las matemáticas, la ciencia, la tecnología, las artes, lo visual, espacial, o las artes escénicas o en otras áreas de la productividad humana, y que manifiestan una o más discapacidades”.

Esa definición, que cita Conejeros y otros autores en una publicación sobre la doble excepcionalidad, está incluida en la obra de las investigadoras estadounidenses Sally Reis, Susan Baum y Edith Burke.

“Estas discapacidades incluyen dificultades específicas de aprendizaje; trastornos del habla y del lenguaje; trastornos emocionales/conductuales; discapacidades físicas; trastornos del espectro autista; u otros problemas de salud, tales como el déficit de atención/hiperactividad”.

Un espacio
Un grupo de especialistas del Programa de Estudios y Desarrollo de Talentos de la Pontificia Universidad Católica de Chile, PENTA, le hizo a Noah la detección formal de su alto rendimiento cognitivo.

La definición más aceptada en el ámbito internacional de las altas capacidades es la que ofrece la National Association for Gifted Children, una organización sin fines de lucro estadounidense:

Niña escribiendo en un cuadernoFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Las altas capacidades, dicen muchos expertos, van más allá de las áreas que los test de inteligencia tradicionales miden. Foto genérica.

“Las altas capacidades se entienden como ‘aquellas que demuestran un nivel de aptitud sobresaliente (definido como una capacidad excepcional para razonar y aprender) o competencia (desempeño documentado o rendimiento que los sitúe en el 10% superior, o por encima, respecto al grupo normativo) en uno o más dominios”.

Los dominios pueden ser tan variados como, por ejemplo, las matemáticas, la lengua, así como también “destrezas sensorio-motrices” como la pintura o el deporte.

En ese contexto, el concepto de la doble excepcionalidad poco a poco se ha abierto un espacio.

Para 2015, ya había investigación de referencia y “un modelo compartido a nivel internacional”, le dice a BBC Mundo Roberto Ranz, director académico del Máster de Formación Permanente en Altas Capacidades y Desarrollo del Talento de La Universidad Internacional de La Rioja.

La complejidad para detectarlos
Los expertos coinciden en que estos niños pueden pasar muy desapercibidos.

Es complejo identificarlos porque sus altas capacidades pueden obstaculizar la detección de la dificultad.

Niños corriendo por una escuelaFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Dado que el concepto es reciente y que, en muchos casos, cuesta detectarla, niños con 2e pueden pasar desapercibidos, advierten los especialistas.

Con esa idea coincide Luciana Sutovsky, la madre de Noah.

“En casos como este, en los que ciertas características se manifiestan como una notable diferencia, como una ‘ventaja’ frente a otros, pues te dicen: ‘aprende más rápido’, ‘le va mejor en el colegio’, no se sospecha que, a la par, pueden haber necesidades de apoyo muy importantes”.

“Y es que unos rasgos se solapan con otros, se vuelven difíciles de identificar, unos van enmascarando a otros”.

Las altas capacidades y otras condiciones pueden llegar a tener características muy similares, lo que hace que la frontera entre ellas sea muy difusa.

“El foco en Noah estaba tan fuertemente puesto en su parte cognitiva y emocional, que no podíamos ver algunos otros rasgos que nos indicaban que había otra condición, que en su caso fue el autismo”.

“Yo podía sobrecompensar mis necesidades de apoyo con mis altas capacidades”, recuerda Noah.

Pero aclara que no era una cuestión de inteligencia, sino de su “tendencia a sobreanalizar todo. Observaba las interacciones a mi alrededor y las copiaba”.

Una niña armando un rompecabezasFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

La 2e se presenta con fortalezas y desafíos (foto genérica).

“El acento con el que hablo no es mi acento natural, cuando era pequeña modulaba cada palabra, hablaba como un doblaje de Discovery Kids y cuando me di cuenta de que la gente me hacía constantemente comentarios acerca de mi acento y que eso no era normal, empecé a copiar como hablaban los demás”.

“Yo ahora mismo no me estoy esforzando a mirarte a la cara” -me dice en nuestra videollamada-“para mí es muy agotador y me distraería de lo que estoy diciendo”.

“Pero si me tengo que concentrar en mirarte en un esfuerzo por parecer normal, o porque me obligan que es algo que hacen muchos colegios, cuesta mucho desaprenderlo”.

“Es muy dañino porque aprendes que tu estado de existencia normal está mal”.

Ranz advierte que también se puede dar el fenómeno opuesto: “Que el diagnóstico, por ejemplo, de autismo o del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad sombree la presencia de las altas capacidades, pues estos alumnos no siempre destacan en todas las materias”.

En algunos casos, dice el psicólogo, ni las altas capacidades ni la dificultad específica llegan a ser identificadas.

Y se corre el riesgo de que nunca reciban el apoyo para su dificultad ni la estimulación adecuada para su capacidad.

Latente
El reconocimiento en Noah del trastorno del espectro autista no sorprendió a su madre.

NoahFUENTE DE LA IMAGEN,CORTESÍA: LUCIANA SUTOVSKY Pie de foto,

“Yo no cambiaría quien soy", señala Noah. "Encuentro una fortaleza que viene de quien soy".

“Cuando entró al prekínder, a los cuatro años, leía y escribía de corrido, sabía palabras en inglés, pero su profesora evaluó su comportamiento como ‘rarito’ y nos recomendó hacer un diagnóstico ‘para descartar algún tipo de problema como el Asperger’”, recuerda Sutovsky.

“La llevamos a una psiquiatra y lo descartó. Lo que sí nos dijo es que era notoria su altísima inteligencia y que no sintiéramos que tenía dificultades al relacionarse, sino que era una niña que tenía intereses que correspondían a personas mayores”.

Una vez, dentro el programa PENTA, sus padres enfocaron todo su acompañamiento desde las altas capacidades.

Entre preguntas
Noah recuerda que “con la detección de las altas capacidades muchas cosas hicieron sentido”.

El perfil de un rostro con papelitos con signos de exclamación e interrogaciónFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Muchos niños con altas capacidades se embarcan en un proceso, a veces complejo, por explicarse a sí mismos.

“Pero con el tiempo, otras no terminaban de explicarse y que a mí me generaban mucho malestar, como tener sobrecargas sensoriales, dificultades sociales o ser una persona extremadamente literal, y veía que mis pares con altas capacidades no necesariamente pasaban por eso”.

“Me preguntaba: ¿por qué soy tan sensible? ¿por qué no puedo dejar de pensar? ¿por qué me enrosco en pensamientos tan complejos y el resto de mis pares no se preocupan de esas cosas, cómo puedo dejar de ser así?”.

Quedarse “pegada” en algunos temas, le afectaba mucho.

“Un autismo muy enmascarado”
Ubicarse en “el contexto” del espectro autista fue un proceso “muy sanador y reparador” para Noah, relata su madre.

“Esa sensación persistente de que había algo malo con ella, fue muy dañina”.

Niño preocupado sentado en el sueloFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

“A veces digo que los bullies son mejores para hacer diagnósticos de un autismo muy enmascarado que un propio profesional”, dice Noah. Foto genérica.

“Noah inconscientemente estaba todo el tiempo sintiendo la ‘rareza’ que su profesora (de la infancia) percibió acerca de ella”.

“No solo la profesora”, interviene Noah, “sino mis compañeros”.

“Yo sentía una desconexión contante con ellos”.

“Los niños se dan cuenta. A veces digo que los bullies son mejores para hacer diagnósticos de un autismo muy enmascarado que el propio profesional”.

“La exclusión social, más que nada, fue la forma que tomó el bullying para mí”.

“Sintonizados”
De acuerdo con Ranz, el desarrollo del talento en los niños con doble excepcionalidad requiere una intervención y un apoyo muy especializado, en el que tanto la familia como las escuelas y los profesionales que los atienden, trabajen en colaboración.

Eso ha sido clave para muchas familias, como la de Carlos Passi, en Chile. Su hija, de 13 años, tiene Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad y fue identificada con doble excepcionalidad.

Niños con audífonos coloreando FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

“Es necesario personalizar las intervenciones y enfocarse en las necesidades de cada alumno”, indica Mònica Cortés, psicóloga especializada en altas capacidades.

“Cuando nos dieron el diagnóstico, nos entregaron bibliografía sobre el tema, nos explicaron algunas características y en realidad sí, se cumplen bastante. Mi esposa sintió un gran alivio saber de qué se trataba”, le cuenta a BBC Mundo.

“Ya con el diagnóstico se pueden tomar medidas más concretas, hay una mejor coordinación entre la psicóloga que la atiende y el colegio. A los profesores se les ha explicado y tienen una mayor flexibilidad, a veces -si está muy inquieta- le permiten salir al patio a dar una vuelta y volver cuando se siente más tranquila”.

“Es como que estemos sintonizados en comprender que hay características que la hacen más compleja”.

De hecho, una de las principales lecciones sobre la doble excepcionalidad que la psicóloga Mònica Cortés, coordinadora del Grupo de Trabajo de Altas Capacidades del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña, ha aprendido -tras años de experiencia en escuelas- es que “no sirve un modelo de atención educativa igual para todos”.

“Siempre es necesario personalizar las intervenciones y enfocarse en las necesidades y la realidad de cada alumno”, le señala a BBC Mundo.

De ahí que sea clave un buen diagnóstico diferencial para que tanto la alta capacidad como la dificultad sean atendidas.

“Y eso es lo que más cuesta porque las manifestaciones de las personas con doble excepcionalidad no son iguales a una persona con solo altas capacidades, ni son iguales a una persona que tiene, por ejemplo, solo dislexia”.

Entre tonalidades
La complejidad del diagnóstico diferencial hace que no siempre haya un consenso sobre la doble excepcionalidad.

Tonos de color verde, amarillo y azulFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

"La metáfora del verde" para acercarse al concepto de la doble excepcionalidad.

Hay quienes dentro de la comunidad científica “siguen insistiendo, en el 2023, que la doble excepcionalidad no existe”, advierte la doctora Katia Sandoval, profesora de la Escuela de Pedagogía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

“Creo que nos hace falta mucha investigación, profundizar más para tener más evidencia. Muchos de los estudios que llevamos son de corte cualitativo porque como no hay estadísticas, una prevalencia clara, nos encontramos haciendo muchos estudios de casos”, le indica a BBC Mundo.

Para ella es clave comprender que dentro de la condición, las personas no son homogéneas, no hay un patrón, y cita "la metáfora del verde" de Susan Baum, autora y docente especializada en doble excepcionalidad:

“El verde es la combinación de un amarillo con un azul. El amarillo es la persona con AC (alta capacidad) que, a la vez, presenta el azul, que es -dependiendo de la nomenclatura que se use- un trastorno, una necesidad de apoyo...

De la combinación de las dos condiciones aparece un verde, pero es un verde dentro de una infinidad de tonalidades porque no hay uno solo y habrá días que el contexto determine que tú, siendo verde, te veas más amarillo y no tan azul”.

Mitos
Para investigadores como Ranz, el reconocimiento de la doble excepcionalidad reflejó un cambio de paradigma, en el que "la visión reduccionista de las altas capacidades como un alto coeficiente intelectual (CI), de 130 o superior", se cuestionó.

“Fue como derribar un mito”.

Cerebro con lucesFUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Los investigadores aseguran que la doble excepcionalidad son dos condiciones concomitantes.

“Si evaluamos a alumnos con doble excepcionalidad desde la perspectiva psicométrica del coeficiente intelectual, encontramos que, en su mayoría, no superan el 130”.

“Eso sucede porque las pruebas que implementamos para medir solamente el CI arrojan una puntuación de síntesis, que incorpora diferentes calificaciones de las capacidades de esos estudiantes”.

“Dos de ellas son la velocidad de procesamiento o la memoria de trabajo y en esos alumnos, por su discapacidad, se ven muy alteradas o bajas y eso hace que, aunque puedan destacar en factores específicos de inteligencia, como el razonamiento lógico, la capacidad numérica, la comprensión verbal, su CI no es de 130 o superior”, señala el psicólogo.

“No cambiaría quien soy”
Patricia, quien se encuentra en España, le cuenta a BBC Mundo que su hija se convirtió en su principal motivación para cursar la maestría sobre Altas Capacidades de la Universidad Internacional de La Rioja.

Su trabajo final lo tituló: “Dos veces excepcional”.

Luciana SutovskyFUENTE DE LA IMAGEN,CORTESÍA: LUCIANA SUTOVSKY Pie de foto,

La doble excepcionalidad se da en “personas que tienen una configuración neurológica diferente de la mayoría de las personas, que condiciona su manera de entender y sentir el mundo”, dice Sutovsky.

“La conclusión que saqué con ese trabajo, y mi experiencia personal la corrobora, es que hay que focalizarse en las fortalezas, intereses y talentos de los niños, teniendo en cuenta sus debilidades y necesidades”.

“Hay que enfocarse en lo que realmente les motiva porque ahí es donde se van a desarrollar bien tanto social como emocionalmente, pues el principal problema que vemos es la ansiedad”.

“Si están bien a nivel social y emocional, sale todo su talento, lo desarrollan con entusiasmo, con ilusión”.

Sutovsky y un grupo de padres crearon la Fundación Altas Capacidades Chile, desde donde apoyan a otras familias.

“Vivir con personas doblemente excepcionales es una maravilla, es un descubrir constante, te abren a otra experiencia de vida. Es un desafío, son curiosos, sensibles, agudos, hay mucha inocencia, mucha honestidad”, dice Sutovsky.

Noah confiesa que no cambiaría quién es porque encuentra una fortaleza en su forma de ser, aunque esto no siempre fue así:

“He logrado volver a enamorarme de ciertas cosas mías que antes me avergonzaban mucho”. 

¿No puedes dormir? Prueba esta alternativa a la medicación.

A person with long hair sits on a bed facing away from the camera with a blue eye mask next to them.
Credit...Tonje Thilesen for The New York Times
A person with long hair sits on a bed facing away from the camera with a blue eye mask next to them.
La terapia cognitivo-conductual se considera el tratamiento más eficaz para quienes continuamente tienen dificultades para conciliar el sueño o permanecer dormidos.

Aproximadamente uno de cada cuatro adultos en Estados Unidos desarrolla síntomas de insomnio cada año. En la mayoría de los casos, estos son pasajeros y tienen su origen en cosas como el estrés o alguna enfermedad, pero se calcula que uno de cada 10 adultos tiene insomnio crónico, lo que se define como la dificultad para conciliar el sueño o mantenerse dormidos al menos tres veces por semana durante tres meses o más.

La privación del sueño no solo genera problemas de salud física, sino que también puede afectar la mente. Por ejemplo, una encuesta reciente de la Fundación Nacional del Sueño reveló que existe una relación entre la mala salud del sueño y los síntomas de la depresión. Además, hay estudios que demuestran que la falta de sueño puede hacer que las personas sanas experimenten angustia y ansiedad. Por fortuna, existe un tratamiento bien estudiado y probado contra el insomnio que casi siempre funciona en ocho sesiones o menos: la terapia cognitivo conductual para el insomnio (TCC-I).

Si no es posible encontrar un especialista en TCC-I, en internet es sencillo acceder a las instrucciones para la TCC-I. Sin embargo, casi nunca es lo primero que prueba la gente, comentó Aric Prather, un investigador en el área del sueño en la Universidad de California, campus San Francisco, que se dedica a atender pacientes con insomnio.

Más bien, las personas casi siempre recurren a los medicamentos. Según una encuesta de 2020 de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, más del 8 por ciento de los adultos mencionaron tomar fármacos para dormir todos los días o la mayor parte de ellos para conciliar el sueño o mantenerse dormidos.

Algunos estudios han revelado que la TCC-I es tan eficaz como usar pastillas para dormir a corto plazo, y más eficaz a largo plazo. Los datos de los ensayos clínicos indican que hasta el 80 por ciento de las personas que prueban la TCC-I ven mejoría en su sueño, y la mayoría de los pacientes encuentran alivio en cuatro a ocho sesiones, incluso cuando han padecido insomnio durante décadas, señaló Philip Gehrman, director del laboratorio de Sueño, Neurobiología y Psicopatología de la Universidad de Pensilvania.

Las pastillas para dormir pueden acarrear algunos riesgos, sobre todo para los adultos mayores, quienes tal vez tengan algunas contrariedades como caídas, problemas de memoria o confusión como consecuencia del uso del medicamento. Por otro lado, la TCC-I se considera segura para adultos de cualquier edad; incluso puede adaptarse para usarse en niños.

¿Que es la TCC-I?

Mucha gente supone de manera equivocada que la TCC-I se enfoca por completo en la  higiene del sueño, es decir, las rutinas y el entorno adecuados para dormir bien, comentó Shelby Harris, una psicóloga que tiene su consulta privada en el área de la ciudad de Nueva York y se especializa en TCC-I.

Es verdad que en la TCC-I se usan una serie de tratamientos para contrarrestar las conductas que inhiben el sueño, como las siestas durante el día o el uso de dispositivos digitales antes de irse a dormir, y las sustituye por unas más eficaces, como despertar siempre a la misma hora. Pero también aborda la ansiedad y las creencias negativas acerca del sueño.

Gran parte del tiempo, el insomnio puede ocasionar la sensación de que el sueño se ha vuelto “impredecible y discontinuo”, señaló Prather. “Las personas con insomnio crónico todos los días piensan: ‘¿Cómo voy a dormir esta noche?’”.

La TCC-I les enseña a los pacientes diversas maneras de relajarse, como respiraciones profundas y meditación de conciencia plena, y les ayuda a formular expectativas realistas acerca de sus hábitos de sueño.

Es especialmente importante que las personas que padecen insomnio aprendan a ver su cama como un lugar para tener un sueño reparador y no la asocien con estar dando vueltas. A los pacientes que están bajo este tratamiento se les pide que, si no se duermen después de 20 o 30 minutos, se levanten de la cama y realicen alguna actividad tranquila con luz tenue que no tenga que ver con aparatos electrónicos. Además, se les dice que estén en la cama solo cuando estén adormilados o durmiendo.

“La TCC-I hace que el sueño sea más consolidado y que el paciente tarde menos tiempo en conciliar el sueño, lo cual es una gran ganancia para mucha gente”, explicó Harris.

¿Cómo encontramos a alguien que ofrezca esta terapia?
Los especialistas aconsejan que, si tienes problemas para dormir, consultes primero a tu médico de cabecera para descartar cualquier problema físico (como algún desequilibrio de la tiroides, dolor crónico o apnea del sueño) o psicológico (como depresión), que tal vez requiera un tratamiento distinto.

En Estados Unidos, puedes buscar a algún especialista que sea miembro de la Sociedad de Medicina Conductual del Sueño o recurrir al Directorio de Profesionales de TCC-I de Penn International. Quizás tu médico de cabecera te pueda dar alguna recomendación. Si recurres a algún directorio general de terapeutas en internet, como Psychology Today, ten cuidado con quienes afirman ofrecer tratamientos contra el insomnio pero que no tienen la formación específica en TCC-I, advirtió Harris.

Debido a que en Estados Unidos hay menos de 700 profesionales formados en medicina conductual del sueño, tal vez sea difícil encontrar a alguien que se especialice en TCC-I (sobre todo a alguien que trabaje con seguros de gastos médicos). Además, un estudio de 2016 reveló que estos especialistas están distribuidos de manera desigual: el 58 por ciento de ellos trabaja en 12 estados. La clínica donde trabaja Prather, por ejemplo, tiene una lista de espera de cientos de personas.

¿Se puede probar la TCC-I sin un proveedor médico? 
Una revisión de ensayos clínicos descubrió que los programas de TCC-I en línea autodirigidos eran tan eficaces como el asesoramiento TCC-I presencial. Si estás automotivado, existen varios recursos de bajo costo o gratuitos que pueden enseñarte los principios fundamentales.

Una opción es el programa de cinco semanas  Conquering Insomnia, cuyo precio oscila entre los 50 dólares que cuesta una guía en PDF y los 70 dólares de una versión que incluye técnicas de relajación en audio y retroalimentación sobre tu diario de sueño de Gregg Jacobs, el experto en insomnio y sueño que desarrolló el programa.

También puedes echar un vistazo a Insomnia Coach, una aplicación gratuita creada por el Departamento de Asuntos de los Veteranos de EE. UU. que cualquiera puede utilizar. Ofrece un plan de entrenamiento semanal guiado para ayudarte a controlar y mejorar el sueño; consejos para dormir; un diario de sueño interactivo; y comentarios personales.

Sleepio  es otra aplicación de buena reputación, según Harris. También hay recursos en línea gratuitos de la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño y folletos educativos de los Institutos Nacionales de Salud, que incluyen un diario de sueño de muestra y una guía para un sueño saludable.

Y para los que prefieren evitar por completo la tecnología, más de un experto recomienda el libro de ejercicios Quiet Your Mind and Get to Sleep, de Colleen E. Carney y Rachel Manber.

Christina Caron es reportera de la sección Well y cubre salud mental y la intersección entre la cultura y la atención médica. Anteriormente, fue reportera de crianza, reportera de asignaciones generales y editora de estilo en el Times. Más de Christina Caron

La diferencia entre ‘deber’ y ‘deber de’ Ni Feijóo ni otros profesionales de la palabra hacen caso a las academias y a los libros escolares

Ni Feijóo ni otros profesionales de la palabra hacen caso a las academias y a los libros escolares

Alguien debe advertirle a Núñez Feijóo acerca de la diferencia en la lengua culta entre deber y deber de. Porque no debe de habérselo contado nadie.

Como indica el académico Diccionario Panhispánico de Dudas (2005), deber + infinitivo denota obligación: “Debo entrar a las ocho”. Mientras que si se añade la preposición de (deber de + infinitivo) significará probabilidad o suposición: “Debió de entrar a las ocho”.

Y así lo han explicado de antaño hasta hogaño libros de texto como Gramática y redacción, de Francisco Marsá (editorial De Gassó, año 1959; página 210); Gramática didáctica del español, de Leonardo Gómez Torrego (SM, 1997; 196); Lengua castellana y literatura (para tercero de la ESO; Cruïlla, 2002; 165) o Gramática y ortografía para la ESO (Santillana, 2004; 153).

El Esbozo de una Nueva Gramática, de la Academia Española (1973) resolvía a su vez: “La diferencia es muy expresiva y la Academia recomienda mantenerla” (página 448). Y antes, su Gramática de 1900 sentenciaba que para denotar obligación “es viciosa la interposición de la preposición de” (página 73; y página 55 en la edición de 1928).

No obstante, el Panhispánico acota hoy en día que la lengua culta admite también el sentido de conjetura sin incluir la preposición de (“debió salir por allí”); mientras que mantiene el rechazo a añadirla si se desea expresar obligación. Es decir, la lengua culta no admite el uso que le oímos con frecuencia a Feijóo.

Los filólogos actuales suelen explicar con tiento que una expresión “no pertenece a la norma culta”, “es vulgar” o “coloquial” o “popular” (en oposición a “culto”), que “no es académica”, o que se considera “poco elegante”… sin condenar tajantemente ninguna forma en términos generales, lo cual apoyamos. Años atrás se habría hablado sin más miramiento de expresiones “incorrectas” o “erróneas”.

El ya clásico Diccionario de dudas y dificultades de Manuel Seco (1995), por ejemplo, tilda de “no académico” el uso de deber (sin de) para expresar suposición, y tacha de “vulgar” el de deber de con el sentido de obligación, tan habitual en el político conservador.

El Diccionario del Español Actual (Seco, Andrés y Ramos, 1999; y también la versión en línea de 2023) califica la fórmula deber de para expresar obligación como “popular”; adjetivo con el que no podría disculparse Feijóo por su pertenencia al PP.

Y la Nueva Gramática (2009, apartado 28.6k) indica: “Para expresar obligación se recomienda la variante sin preposición”.

Pero ni Feijóo ni otros profesionales de la palabra atienden a estas corteses sugerencias que les permitirían expresarse con mayor precisión y elegancia.

El 29 de septiembre, le oímos en el debate de investidura: “Ustedes participan porque la ley se lo permite, deberían de cumplirla; “deberían de respetarlas”. Y al día siguiente: “No debería de ser una opción”; “el respeto mutuo debe de ser fundamental”, “el método de trabajo que debe de guiar la legislatura”; “un pacto que convierta al Senado en lo que debió de ser y no es”. Y el 3 de octubre: “Quien se postule como candidato debe de explicitar cuántos apoyos cuenta”... Por su parte, Yolanda Díaz también dijo, el 5 de octubre: “No debemos de caer en los debates nominalistas”; “no debo de hacer este tipo de valoraciones”.

Y más ejemplos habrá, sin duda; y de todos los colores. Por eso suplicamos a los políticos, ya que se pasan la vida en el uso de la palabra, que no desacrediten lo que miles de maestros explicaban aquellos días en los que ellos faltaron a clase.

Galletas de jengibre suecas

Hay poco bien en cualquier galleta navideña excepto el pensamiento detrás de ella. Esto puede ser doblemente cierto en el caso de las galletas de jengibre suecas, una receta que he apreciado durante años, pero a menudo siento que debería venir con una advertencia especial. El ingrediente principal de un lote de galletas de jengibre suecas, el que realmente funciona, es ¾ de taza de grasa de tocino. Hoy en día nunca se puede estar demasiado seguro de lo que la gente se permitirá disfrutar. Sus ideas sobre lo que es bueno para ellos pueden estar circunscritas a su educación, su religión o su proximidad a un cerdo. Sin embargo, sospecho que la cocinera sueca que ideó esta receta simplemente se sintió inhibida por su despensa. Tenía una cacerola con grasa y un poco más de azúcar y especias, e hizo una galleta fina y marrón que sabía dulcemente a hum
Swedish Ginger Cookies
Erwan Frotin for The New York Times. Food Stylist: Liza Jernow.
INGREDIENTES
¾ taza de grasa de tocino, enfriada (de 1½ a 2 libras de tocino Oscar Mayer) 
1 taza de azúcar, más ¼ de taza para espolvorear las galletas 
4 cucharadas de melaza oscura 
1 huevo grande 
2 tazas de harina para todo uso 
1½ cucharaditas de sal kosher 
2 cucharadas de bicarbonato de sodio 
1 cucharadita de jengibre molido 
1 cucharadita de clavo molido 
1 cucharadita de canela molida.  

Agregue a su lista de compras 
Guía de sustitución de ingredientes 
Información nutricional 

PREPARACIÓN 

Paso 1. Precalentar el horno a 350 grados. Línea dos bandejas para hornear con papel pergamino. 

Paso 2. En un procesador de alimentos equipado con una cuchilla de metal, combine todos los ingredientes. Girar hasta que se forme una masa. 

Paso 3. Enfriar la masa en el frigorífico durante unas horas. Deje caer la masa en trozos de 1 cucharada en una bandeja para hornear galletas, forme bolas, enrolle en azúcar, separe a 2 pulgadas de distancia y presione hasta quedar plana con los dedos. Hornee en el horno durante unos 10-12 minutos hasta que se dore. Deje enfriar en una bandeja para hornear durante unos minutos, luego transfiéralo a una rejilla para hornear para terminar de enfriar.

miércoles, 29 de noviembre de 2023

EJERCÍCIO FÍSICO Cómo moverse más y mejor, según uno de los mayores expertos del mundo en ejercicio.

Ejercicio físico
Un grupo de mujeres se ejercita en un gimnasio.
Gray Cook, autor del libro ‘El negocio del movimiento’ explica que “moverse bien” es poder realizar las <<actividades diarias cotidianas, de ocio y trabajo sin dolor.

Mucha gente piensa que los ejercicios que se realizan en una sala de entrenamiento son un fin en sí mismos, cuando la realidad es que son un medio para poder realizar acciones de nuestro día a día. Subir una escalera, levantarse de una silla, recoger algún objeto que se cae al suelo, cargar las bolsas de la compra, caminar lo que sea necesario para poder visitar una ciudad, correr tras un autobús… Todos esos actos implican movimiento. Pero, ¿qué sucede cuando nuestro cuerpo nos limita a la hora de ejecutar estas actividades?

Movernos bien podría ser clave para evitar que aparezcan molestias y dolores. Los estudios muestran como el riesgo de una lesión puede aumentar con patrones de movimiento de baja calidad, poco nivel de flexibilidad y lesiones previas. Gray Cook, autor del libro El negocio del movimiento, cofundador del Functional Movement Systems (FMS), es fisioterapeuta y uno de los mayores expertos a nivel mundial en materia de ejercicio.

Capacidad y libertad

“Para mí, moverse bien es, ante todo, poder realizar mis actividades diarias cotidianas, de ocio y trabajo sin dolor. No espero que siempre puedan hacerse cómodamente, porque a veces entrenamos hasta la extenuación y podemos quedarnos bloqueados en ciertas posturas más tiempo de lo que nos gustaría. Pero en su mayor parte, se debería poder pasar el día sin dolor al ponernos en cierta posición o al hacer un cierto patrón de movimiento”, señala Cook. “En segundo lugar, debería tener la libertad y la comodidad de hacer la mayoría de las cosas de diferentes maneras”, añade.

El especialista en biomecánica habla de la importancia de entender que los comportamientos humanos tienen patrones predecibles. “Nos llevan a buenos o malos lugares. Moverse bien es evitarlos, ser consciente y protegerse. Cuando se encuentra con ellos, darse cuenta y corregirse a sí mismo. Tienen tanto que ver con la modificación del comportamiento como con los productos y servicios que pudiera comprar o consumir”, admite.

Ante esto, la pregunta es: ¿Por qué nos moveríamos mal? La forma en la que respiramos, dormimos, comemos, en la que adoptamos hábitos desfavorables es lo que el experto llamaría actividades “miopes o unilaterales”. En términos dietéticos, sería como comer las mismas dos verduras durante toda la vida en vez de descubrir los beneficios de la variedad. Sobreentrenamos o subentrenamos. Trabajamos de más o de menos. “Nos sobre-recuperamos o nos sub-recuperamos”, comenta Cook. Lo primero que deberíamos hacer para tener la oportunidad de movernos correctamente, según este especialista, pasaría por “no destruir nuestros ciclos naturales, es decir, las cosas que ocurren marcadas por nuestro reloj como la frecuencia respiratoria, la forma en que consumimos energía, descansamos y nos recuperamos; la manera de manejar las cargas de entrenamiento y los patrones. Y las posturas”.

¿Qué pueden hacer por la salud mental unos minutos de carrera moderada?
Solo conociendo sus cartas, podrá jugarlas de la mejor manera posible. Muchas veces el ímpetu por empezar a entrenar o el desconocimiento puede llevar a los usuarios a comenzar a edificar la casa por el tejado, utilizar atajos y evitar dedicar tiempo a construir unos buenos cimientos que sostengan su construcción. La evaluación del movimiento sería esa base, el punto de partida para conocer cómo se mueve y, a partir de la misma, comenzar a realizar un plan para moverse mejor. El consejo de Cook es: “No asuma que necesita ejercicio y no suponga que tiene un problema médico. Deje que una evaluación basada en datos y años de experiencia le diga cuál es su punto más débil, porque trabajar en cualquier otra parte del movimiento, puede no ser la mejor decisión para su enfoque y esfuerzo”.

El dolor

Imagine que se va a cargar su mochila para ir al trabajo, siente molestias en la columna. El dolor puede ser es un condicionante de los trastornos del movimiento. Tal y como explica Cook: “Hay dos tipos de movimientos que pueden hacer daño fácilmente: un movimiento normal en una estructura defectuosa (como una fractura o un esguince de ligamento) o un movimiento excesivo en una estructura normal (que podría -¿s<er velocidad, impacto, rango o torsión). El dolor agudo evita que se mueva de una forma en la que pueda causarse más daño. Pero el dolor crónico puede ser una señal distorsionada de que se amplifica o suprime y debe ser investigado, porque está enraizado en el propio comportamiento del movimiento”.

El equipo de trabajo de Cook se dio cuenta de que el dolor puede dictar el comportamiento del movimiento y alterarlo de muchas maneras, tanto como un mensajero subconsciente como un interruptor de pensamiento consciente. Por lo que, tal y como admite el especialista, “debemos eliminar el dolor de la mesa y nunca responder preguntas sobre ejercicios o terapia sin una evaluación completa en cuanto a la fuente, zona y disfunciones asociadas. Esto nos permitirá realizar una valoración de factores de riesgo para demostrar todas las cosas que el paciente o atleta podrían hacer mejor en su autocuidado, a la hora de facilitar el proceso de rehabilitación y eliminar el riesgo de recaída en el futuro, que obviamente está presente durante esta etapa”.

Ejercicios

En los gimnasios se pueden ver muchos ejercicios asombrosos, pero a la hora de entrenar, ¿qué gestos ayudarían a moverse mejor? “En términos simples, cualquier ejercicio que le permita subir y bajar del suelo de una manera más suave, fácil, organizada, con más opciones y facilidad sería bueno”, dice el experto. La mayoría de las personas intentan correr, escalar, nadar, levantar cosas, lanzar o patear cosas mejor. Pero si esa búsqueda hace que les resulte más lento levantarse y bajarse del suelo; reduce sus opciones para hacerlo, entonces significa que han renunciado a la función en favor de la habilidad. La función, en realidad, es la base de la habilidad. O como explica Cook: “Mantener la habilidad eficiente y funcional, alimenta la consistencia y e-sto a su vez refuerza el aprendizaje motor. Entonces, debemos mantener las funciones. Esos cambios funcionales de posición que nos levantan y nos bajan al suelo son la columna vertebral del conocimiento en la evaluación del movimiento funcional”.

Primero, estabilidad

¿Sería capaz de agacharse completamente para recoger un bolígrafo sin caerse después al suelo? Según Cook, la movilidad es lo primero. La estabilidad viene en segundo lugar. Y los patrones de movimiento vienen en tercero. “Así es como sucede en el neurodesarrollo y es como necesitamos reorganizar el sistema. Pero eso no implica que debamos comenzar cada entrenamiento con un estiramiento: simplemente que la movilidad representa la libertad de movimiento. Si eso no es posible, estaríamos ante un “problema de movilidad”, aunque se mejore tanto un buen descanso nocturno como con masajes o estiramientos. La falta de libertad es un problema de movilidad. Mientras que, si la libertad es buena, pero el movimiento es malo, entonces debemos asumir que se trata de un problema de estabilidad o control.

El ambiente -muchos trabajos requieren largas jornadas en una silla frente a un ordenador- puede empujarle hacia el sedentarismo y sus riesgos, entre ellos el dolor articular. Ponerle freno, implicaría conocer cómo es su movimiento, evaluarlo y aumentarlo. El ser humano está diseñado para saltar, correr, agacharse, levantarse; no para pasar ocho o diez horas sentado. El movimiento es vida.

De la teoría a la práctica

1. Conózcase. La evaluación previa del movimiento por parte de un profesional cualificado le ayudará a comprender cuál es el problema, dirigir el trabajo por los caminos más productivos para crecer, mantener y sostener un buen movimiento, independientemente de su problema y ritmo de mejora. Consumir aleatoriamente un programa de ejercicio sin conocer el resultado de su evaluación de movimientos solo le costará tiempo y resultados.

 2. Calentar es clave. Tal y como explica Gray Cook, “es importante calentar antes del entrenamiento, porque si alguien pudiera mejorar su estado de preparación en un uno o dos por ciento, eso podría significar la diferencia entre una buena sesión y una mala sesión de entrenamiento, entre un día de ejercicio excelente o uno normalito, entre una competición corriente o una excelente”. Por tanto, el estado de preparación tiene su importancia, ya sea que estemos entrenando, pasando un día normal o compitiendo. Pero debe revisar su calentamiento para ver si realmente mejora su estado de preparación. Su estado de preparación mejora su facilidad para adoptar y deshacer posiciones y posturas. Y también, por lo general, mejora su equilibrio, porque está haciendo que su cuerpo organice sus señales, su sistema de recepción y su respuesta con movimiento de una manera más refinada.

3. Fíjese en cómo trabajan los mejores. Gray Cook ha publicado tres calentamientos con movimientos diferentes en YouTube llamados flows (flujos). Uno se dirige a la movilidad, las caderas, los tobillos y la parte superior de la espalda, el lugar donde ocurren los problemas de movilidad más frecuentes.

Cranberry Lemon Bars

Cranberry Lemon Bars

 

Los arándanos que se cocinan rápidamente para convertirlos en mermelada añaden un llamativo color magenta y una acidez compleja a estas barras de limón de dos tonos. Una fina capa del clásico relleno de limón cubre la mezcla de arándanos como si fuera un glaseado, y la ralladura de limón hervida con las bayas refleja el sabor cítrico de la superficie a limón. (Su pectina también espesa la mermelada). Para lograr una corteza resistente que no sea dura, se mezcla mantequilla derretida con una mezcla de harina y simplemente se coloca en la sartén. Esa base de galleta de vainilla, generosamente salada para equilibrar el dulzor picante de la parte superior, sale crujiente y se mantiene bien incluso cuando las barras se conservan en el refrigerador hasta por cinco días.

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  INGREDIENTES Rinde: 2 docenas de barras PARA LA CAPA DE ARÁNDANO
1 bolsa (12 onzas/340 gramos) de arándanos rojos frescos o congelados ¾ taza/
150 gramos de azúcar granulada
2 a 3 limones grandes

PARA LA CORTEZA
Aerosol antiadherente para cocinar 1½ tazas/
190 gramos de harina para todo uso ⅓ taza/
65 gramos de azúcar granulada
1 cucharadita de sal marina fina
1 cucharadita de extracto de vainilla
¾ taza/170 gramos de mantequilla sin sal (1½ barra), derretida y enfriada

PARA LA CAPA DE LIMÓN 1taza/
200 gramos de azúcar granulada
¼ de taza/30 gramos de harina para todo uso
⅛cucharadita de sal marina fina
3 huevos grandes, a temperatura ambiente Azúcar glass (opcional)
  Agregue el ingrediente a su lista de compras
Guía de sustitución Información nutricional
 

PREPARACIÓN
Paso 1
Comience a preparar la capa de arándanos: combine los arándanos, el azúcar y 3 cucharadas de agua en una cacerola mediana. Ralla 2 limones directamente en la cacerola; reserva los limones. Llevar a ebullición a fuego medio-alto, revolviendo ocasionalmente. Continúe hirviendo, revolviendo ocasionalmente, hasta que las bayas revienten y la mezcla esté espesa, de 7 a 9 minutos. Retirar del fuego y reservar.

Paso 2
Haga la corteza: Caliente el horno a 350 grados. Cubra el fondo y los lados de un molde para hornear de 9 por 13 pulgadas con una hoja grande de papel de aluminio pesado, asegurándose de que no queden espacios ni agujeros, luego cubra generosamente con aceite en aerosol.

Paso 3
Batir la harina, el azúcar y la sal en un tazón mediano. Batir la vainilla con la mantequilla y luego verter sobre la mezcla de harina. Revuelva hasta que la masa forme una masa. Presione hasta formar una capa uniforme en el molde preparado. Hornee hasta que estén dorados en los bordes y secos y dorados por encima, de 17 a 20 minutos.

Etapa 4
Mientras se hornea la corteza, comience a preparar la capa de limón: exprima el jugo de los 2 limones rallados reservados. Deberías tener ½ taza. Exprime el jugo de otro limón, si es necesario.

Paso 5
Batir el azúcar, la harina y la sal en un tazón mediano. Agrega los huevos y bate suavemente hasta que se incorporen. Agregue el jugo de limón y revuelva suavemente con el batidor hasta que quede suave.

Paso 6
Deje que la corteza se enfríe durante 5 minutos, luego esparza la mezcla de arándanos uniformemente sobre la corteza. Con cuidado y lentamente vierte la mezcla de limón encima para crear dos capas distintas.

Paso 7
Regrese el molde al horno y hornee hasta que el relleno esté listo, de 18 a 22 minutos. Deje enfriar completamente en la sartén sobre una rejilla, luego refrigere hasta que esté frío y firme, al menos 2 horas. Usando el papel de aluminio, deslice las barras fuera del molde y colóquelas en una tabla de cortar. Córtelo en 24 cuadrados, limpiando el cuchillo entre cortes para obtener rebanadas limpias. Si lo desea, tamice el azúcar glas por encima justo antes de servir.