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sábado, 11 de junio de 2022

_- Dos novedades alarmantes

_- No tengo la menor duda de que Felipe VI no ha autorizado el uso desvergonzado de su imagen por el presidente de la Junta de Andalucía. Pero esto tiene que quedar claro antes de que los ciudadanos acudan a las urnas

La campaña para las elecciones al Parlamento de Andalucía para el próximo 19 de junio nos ha traído dos novedades que no habían hecho acto de presencia en ninguna de todas las demás elecciones celebradas hasta la fecha desde las del 15 de junio de 1977.

En ninguna, fuera municipal, autonómica, estatal o europea, el Rey había sido incorporado a la campaña electoral de un partido, ni un obispo había decido instrumentalizar un acto religioso de la envergadura del Rocío, para participar en la campaña electoral.

Esas dos barreras de la neutralidad de la Casa Real y de la Iglesia Católica en los procesos electorales han sido derribadas en Andalucía. El rey Felipe VI ha sido utilizado por el PP de manera inequívoca en la propaganda de su candidato a la Presidencia. El obispo de Huelva ha hecho un discurso en plena romería del Rocío con una carga política inequívoca a favor de los partidos de las derechas españolas.

Esto, insisto, no lo habíamos visto hasta la fecha. En mi opinión, no deberíamos volver a verlo. Para que sea así, sería imprescindible que los partidos de la izquierda española, se dirigieran, por un lado, a la Casa Real y, por otro, a la Conferencia Episcopal, a fin de que explicaran cómo es posible que haya sucedido lo que ha sucedido y que dieran garantías de que no volverá a ocurrir en el futuro.

Los partidos de la izquierda española deberían dirigir a la Casa Real un escrito en el que formularan al rey Felipe VI las siguientes preguntas:

¿Fue consultado el rey Felipe VI por el candidato del PP a la presidencia de la Junta de Andalucía para hacer uso de una foto suya en plena campaña electoral? Si fue así, ¿dio el Rey autorización para que se hiciera uso de su imagen en dicha campaña? Si no fue así, ¿no debería la Casa Real emitir un comunicado dirigido a los ciudadanos aclarando que ni ha sido consultado ni de ninguna manera autorizaría que se pudiera hacer uso de su imagen de manera partidista en una campaña electoral?

La callada por respuesta no es aceptable. El que calla otorga no es verdad siempre. Hay veces en que el silencio es pura expresión de prudencia. Pero en una campaña electoral, en la que un partido, cuyo candidato, al ser presidente de la Junta de Andalucía, es el máximo representante del Estado en la Comunidad Autónoma hace uso de la imagen del Rey, el silencio de la Casa Real no sería expresión de prudencia, sino de todo lo contrario. Los partidos de izquierda deben exigirle al Rey que desautorice expresamente el uso que se ha hecho de su imagen por el PP. No basta con un recurso ante la Junta Electoral. Al descaro del PP hay que responder abiertamente.

No tengo la menor duda de que el rey Felipe VI no ha autorizado el uso desvergonzado de su imagen por el presidente de la Junta de Andalucía. Pero esto tiene que quedar claro y, dada la importancia que tiene el tiempo en la campaña electoral, tiene que quedar claro antes de que los ciudadanos acudan a las urnas.

De forma parecida, los partidos de izquierda deberían dirigir un escrito a la Conferencia Episcopal, en el que preguntaran si se considera aceptable que un miembro de dicha Conferencia, se exprese en los términos en que lo ha hecho el obispo de Huelva en la romería de El Rocío. Dicho de otra manera: si la Conferencia Episcopal se reconoce en la intervención del obispo.

En un Estado no confesional, como es el Estado español desde la entrada en vigor de la Constitución, es inadmisible que un obispo se exprese de la forma en que lo ha hecho el de Huelva en plena campaña electoral. Si la Conferencia Episcopal no emite una nota a la opinión pública condenando expresamente la intervención del Obispo de Huelva, tal vez habría que replantearse la normativa que regula las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Lo que no se puede admitir es que la Iglesia Católica disfrute de todos los privilegios que los Acuerdos entre el Estado y la Santa Sede le reconoce y que sea incapaz de guardar la imparcialidad en las campañas electorales.

Las dos novedades que han hecho acto de presencia en la campaña electoral de Andalucía son de una gravedad extraordinaria. Más todavía si las contemplamos a la luz de lo que ha sido la presencia de la Monarquía y de la Iglesia Católica en nuestra historia constitucional.

https://www.eldiario.es/contracorriente/novedades-alarmantes_132_9066418.html

lunes, 14 de febrero de 2022

_- No dejéis que los niños vayan a él

_- Alejandro Palomas es un escritor catalán, licenciado en filosofía inglesa por la Universidad de Barcelona, master en Poesía por el New College de San Francisco y traductor en varias editoriales. Ha escrito numerosos libros: “Un país con tu nombre”, “El tiempo que nos une”, “El alma del mundo”… y así hasta 71.También es autor de la trilogía “Una madre”, “Un perro” y “Un amor”, la última de las cuales le valió el premio Nadal en 2018. Tiene ahora 55 años.

Hace unos días, ha agitado la conciencia de la sociedad al desvelar un secreto que ha estado minando su paz interior desde que tenía 8 años. Cuenta Alejandro que un hermano de La Salle, abusó sexualmente de él de forma reiterada y brutal. He oído declaraciones desgarradoras en las que cuenta, con llamativos detalles, los indecentes comportamientos de su educador. Cuesta llamar educador a una persona que se comporta así. Cuesta llamar profesor a un maltratador, a un abusador.

Cuenta Alejandro cómo un día, cuando debía subir al cuarto del religioso, sintió tal reacción de repulsa que los pies le llevaron a la salida del Colegio y luego, después del viaje de tren, en una carrera desesperada, a su casa. No podía dejar de llorar. La madre, que estaba planchando, al verle llorar sin consuelo, le preguntó por el motivo del llanto. Con tanta insistencia que el niño acabó confesando:

El hermano L. me hace cosas y me hace mucho daño… No tardó la madre en entender cuáles eran las cosas que le hacía el religioso. Los abusos se habían producido en el coche, en cuarto del profesor, en la enfermería del campamento… Una y otra vez.

Acudió el padre de Alejandro (que era miembro del AMPA y amigo del profesor L.) al Colegio y allí le pidieron discreción y le aseguraron que no se volverían a repetir los hechos. Es decir, antepusieron la salvaguarda de la imagen del Colegio a la justicia y a la defensa de la dignidad de la víctima. Y dejaron al religioso seguir instalado en una vergonzosa impunidad y en plena libertad para seguir repitiendo sus actuaciones con otras víctimas. Alejandro cuenta que el religioso comenzó, después de la queja del padre, comenzó a ignorarle, aunque hubo un nuevo intento de agresión sexual en los vestuarios, que resultó frustrado porque llegaron otras personas.

Le han preguntado a Alejandro si tenía conocimiento de otros casos como el suyo en el Colegio. Y, con honestidad que le honra, responde que no tenía noticias sobre ello.

Estremece pensar en el dolor de este niño. Y en la vida que ha tenido después. Durante muchos años, según dice, ha estado en terapia para superar el trauma. “Yo me veo como alguien solo. Soy impar y siempre lo seré. No me fío de nadie, ni de mi mejor amigo. No puedo… Vivo en una campana de cristal. Cuando voy a abrazar a un amigo, toco cristal. Después toco al amigo, pero primero, cristal. No sé explicarlo de otra forma”, concluye.

Los hechos tienen unos agravantes demoledores. El primero es la condición religiosa y educativa de quien le destruye para propiciarse unos placeres fugaces y obscenos. La mano que golpea es la que tenía que proteger. La persona que condena es la que tenia que salvar. Abusa de ese niño quien le echa encima pecados mortales que, supuestamente, le conducirán de cabeza al infierno. Es un educador el que destruye todos los cánones del respeto y la dignidad. La antítesis del proceso educativo.

El segundo agravante es que los hechos tienen lugar en el marco de una institución educativa. A la escuela se va para aprender, para convivir, para ser feliz. Pero Alejandro encuentra en esa institución una trampa mortal. Más le valiera no haber acudido nunca a ella.

El tercer agravante es la reiteración de los hechos, ya que no se trata de un abuso aislado. Se trata de un plan elaborado, de la elección cuidadosa de una víctima. Dice Alejandro, en declaraciones al periódico El País: “Desde febrero de 1975 hasta las Navidades de 1976, sufrí abusos por parte del hermano L., del Colegio de La Salle de Premià de Mar (Barcelona)”. La inicial L. es el apellido del acusado, por el que se le conocía popularmente en el colegio. La institución explica que siguió en ese mismo colegio hasta hace algunos años, aunque no aclara hasta cuándo. Ahora tiene 91 años y está retirado en una residencia para religiosos en Cambrils (Tarragona).

Un cuarto agravante es la edad de la víctima que hace que la vulnerabilidad no pueda ser mayor. A esa edad tan plástica esos abusos dejan una huella que, como se ha visto en el caso de Alejandro, permanecen casi medio siglo después. Y durarán toda la vida. Dice Alejandro: “Soy una persona mermada. A los 8 años me convertí en un superviviente”

“El hermano L., además de estar a cargo de la sección de deportes, era profesor de lengua en el Colegio de La Salle de Premià. Era muy querido y muy popular, el típico al que se acercaban todos los niños”, describe Palomas, que llegó al colegio con seis años, cuando su familia se mudó de Barcelona a Vilassar de Mar, a 25 kilómetros de la capital catalana.

“Yo era un niño, dice Alejandro, que lo somatizaba todo. Cuando estaba angustiado en el colegio, que era casi siempre, se me infectaban las amígdalas y tenía unas fiebres brutales. Llamaban a mi familia y me llevaban a casa en coche. ¿Y quién me llevaba? El hermano L.”, recuerda Palomas, que en aquel entonces cursaba 4º de EGB. Durante aquellos trayectos, asegura que el religioso abusaba de él de forma humillante. Me pregunto cómo entregaba al niño a sus padres después de lo que había pasado.

Hay una cuestión que me ha parecido especialmente cruel. Después de consumar sus abusos, le decía: “¿Te das cuenta de lo que me has obligado a hacer?”. Pienso que esa culpabilización era un retorcimiento moral de extremada crueldad. Dice al respecto Alejandro: ”Yo, que no entendía nada, me preguntaba, primero, qué había hecho él, y segundo, qué estaba haciendo yo”.

Me pregunto cómo puede vivir un religioso con esos comportamientos tan opuestos a sus convicciones. Cómo conciliar el sueño, asistir a misa, confesarse una y otra vez, hablar a otros sobre la castidad y el respeto a la dignidad de la persona.

Ha guardado ese secreto toda la vida. Y ahora lo ha contado con toda la crudeza que los hechos exigen. “Pensé que hacía falta una cara con un nombre conocido y una historia que contar”. Para él, la pregunta que suelen escuchar las víctimas, “¿por qué ahora?”, no está bien planteada. La cuestión, afirma, es: “¿por qué no hasta ahora?”. También ha contribuido a hacer estas declaraciones el hecho de haber fallecido su madre. Y haber conocido que la Institución de La Salle no aceptaba de buen grado la investigación sobre los abusos. Dice que fue decisiva la lectura del informe de El País sobre “los abusos en la congregación religiosa de La Salle”.

¿Qué hacer? En primer lugar, resulta imprescindible que las personas que han vivido este horror levanten su voz y denuncien los hechos. No por venganza. Por justicia. Y porque el silencio tiene como efecto inevitable una invitación a que se repetían los hechos impunemente.

En segundo lugar, la Iglesia y las instituciones educativas que de ella dependen tienen que colaborar con la justicia para esclarecer los hechos y, en caso de que se confirme la culpabilidad de alguno de sus miembros, pedir perdón a las víctimas y compensarlas debidamente.

En tercer lugar, la Iglesia tiene que velar para que los profesionales que se dedican a la educación sean personas equilibradas, psicológicamente sanas y, por supuesto, honestas.

A las demás víctimas de abusos sexuales, Alejandro les diría, después de envolverlas en un largo abrazo: “No eres culpable”. Él sintió culpa durante mucho tiempo.

Me ha parecido bien que el presidente del Gobierno haya querido entrevistarse con Alejandro Palomas. Podemos imaginarnos el dolor de las víctimas pero el contacto directo con ellas nos permite vivirlo en otra dimensión. Por otra parte, la víctima, en este caso, se siente escuchada y apoyada. Y pide que lo que prometa el Presidente se haga realidad sin demora.

Para todos aquellos que, desde el seno de la Iglesia, atacan la ideología de género, pienso en el hecho de que estos abusos solo se conocen en religiosos varones. No he conocido en mi vida el caso de una sola religiosa que haya abusado de niños o niñas a su cargo en instituciones educativas. ¿Podrían explicarme por qué?

https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2022/02/05/no-dejeis-que-los-ninos-vayan-a-el/

domingo, 7 de mayo de 2017

La debilidad del Estado Español ante la Iglesia católica


José Aguza Rincón

Un año más comienza la campaña de la declaración de hacienda en la que una gran parte de la ciudadanía deberá cumplir con la obligación de informar sobre sus bienes y patrimonios y digo una gran parte porque no toda cumple con tan importante deber. Amplios sectores relacionados con “el estado eclesial” se encuentran exentos de dicha obligación, aunque eso sí, para reclamar parte de lo que otros declaran y abonan, sí que lo hacen.

Como cada año, la Iglesia realiza sus campañas publicitarias pidiendo a los ciudadanos que marquen la casilla de la Iglesia para recibir de éstos a través del Estado un buen pellizco de sus impuestos. Sin embargo en los últimos años no tienen bastante con reclamar dicha casilla, sino que también solicitan marcar los dos apartados, el de la Iglesia y el de Fines Sociales… o sea recibir por todas partes. ¡Es inaudita la falta de moral y de ética de quienes predican la austeridad que se conviertan en individuos avariciosos y codiciosos, totalmente alejados de lo que su propia religión predica!.

Para empezar los católicos deberían escuchar las palabras de su propio pastor, el papa Francisco, cuando dice “El dinero corrompe, no hay escapatoria. Enferma el pensamiento y la fe y la hace andar por otros caminos. De ahí nacen las envidias y los conflictos que consideran la religión como una fuente de lucro”.

Por otra parte Mateo, el que fuera recaudador de impuestos, reconvertido en apóstol y evangelista (aunque existan fuentes que cuestionen esta última apreciación), ya lo decía en sus Evangelios VI.19 “No queráis amontonar tesoros para vosotros en la tierra…” y VI,24 “Ninguno puede servir a dos señores … No podéis servir a Dios y a las riquezas”.

La ignorancia es la madre de infinitos males y el pueblo español sigue siendo un pueblo ignorante y desconocedor de su historia, así como de los orígenes de algunos asuntos como el que nos incumbe. La sociedad actual vive una situación de parálisis intelectual permanente, aún a pesar de los modernos medios de comunicación con que cuenta.

En el siglo XVIII la Revolución Francesa terminaría con el poder de la monarquía y de la Iglesia, dando paso a una etapa de progreso, basándose en fundamentos como el pragmatismo, el empirismo y el racionalismo y de la que España poco ha aprendido.

El origen de estos “derechos” no corresponden a tiempos inmemoriales de la Iglesia, sino a épocas muy recientes y de acuerdos de la monarquía española con la curia, allá por el siglo XIX, concretamente a la década moderada (1844-1854) de la reina Isabel II, que a través de su ministro de Gobernación Pedro José Pidal, sería el responsable de firmar en 1851 el primer Concordato con la Santa Sede.

Con posterioridad a dicho acuerdo, los únicos Concordatos firmados correspondieron a gobiernos fascistas como el rubricado por Benito Mussolini, primer ministro del rey Víctor Manuel de Italia, en los Pactos de Letrán el 11 de febrero de 1929 con el cardenal Pietro Gasparri en nombre de Pío XI y más tarde el Reichskonkordat firmado el 20 de julio de 1933 por el de en aquel tiempo presidente alemán Paul von Hindenburg a través del vicecanciller Franz von Papen y el cardenal Eugenio Pacelli (más tarde llamado Papa Pío XII) en nombre del entonces Papa Pío XI.

Los artífices de regularizar las relaciones político-religiosas del Estado con la Iglesia, fueron inicialmente el propio Franz von Papen y el sacerdote católico político de derechas Ludwig Kaas, que previamente habían apoyado la Ley Habilitante que otorgaba plenos poderes al líder nazi Adolfo Hitler.

Y el último acuerdo recuperado en España en los años cincuenta y que sigue en vigor con las modificaciones de 1976 y 1979, vuelve a ser el Concordato entre el Estado Español y la Santa Sede, inicialmente firmado en época de la Dictadura de Franco en la Ciudad del Vaticano el 27 de agosto de 1953 por el entonces ministro de Asuntos Exteriores Alberto Martín Artajo y su sucesor el embajador de España en la Santa Sede Fernando María Castiella y Maíz con el Secretario de Estado representante de la Iglesia Domenico Tardini.

Franco en la indispensabilidad de reconocimiento de su régimen nacionalcatolicista, buscaba incesantemente apoyos de miembros de la iglesia para perpetuar sus fines y en esa necesidad se dirige al Papa Pío XI con un tono de humildad y sumisión que más bien parece una carta humillante y rastrera, recordándole el centenario del primer Concordato español con la Santa Sede y solicitándole “lo antes posible la celebración de un Concordato según la tradición católica de la nación española… Y asegurarán una pacífica y fecunda colaboración entre la Iglesia y el Estado en España … Seguro de su comprensión y benevolencia postrado ante su Santidad, besa humildemente su sandalia el más sumiso de vuestros hijos”.

Así surgió de nuevo en España este indignante acuerdo, que a pesar de haber sido ratificado por la Constitución de 1978, habría que cuestionarse seriamente dicha constitucionalidad, dado que amparado por dicha norma, nadie ha presentado recurso contra el fondo del mismo ante el Tribunal Constitucional u organismos superiores como el de la Haya.

El Concordato español de 1953 reconocía que el Estado español se comprometía a sufragar los gastos de la actividades de la Iglesia y otorgarle privilegios legales, políticos, económicos y fiscales, a cambio de la potestad de Franco (además de pasear en todos los actos religiosos bajo palio) para nombrar obispos y el apoyo de ésta a su autárquico régimen para facilitar su reconocimiento internacional.

Entre los privilegios recibidos por la Iglesia estaban las exenciones fiscales, subvenciones para el mantenimiento de su patrimonio, restauración y construcción de nuevos edificios, el derecho a fundar estaciones de radio y publicaciones de libros, prensa y revistas, censura de material cultural (libros, prensa, radio, cine, música, etc.), matrimonios canónigos obligatorios para todos los católicos, monopolio en la enseñanza de la religión en las instituciones educativas tanto públicas como privadas o la exención del servicio militar para el clero, lo que dejaba muy clara la confesionalidad católica del Estado.

Tras la muerte del Dictador, este acuerdo fue sustancialmente modificado por otro firmado en Ciudad del Vaticano el 28 de julio de 1976 por el entonces Ministro de Asuntos Exteriores, el propagandista católico Marcelino Oreja Aguirre y el Perfecto del Consejo para Asuntos de la Iglesia, el cardenal Giovanni Villot.

Con posterioridad se volvería a rectificar, firmando cuatro acuerdos entre España y la Santa Sede el 3 de enero de 1979, con total secretismo y alevosía cinco días después de la entrada en vigor de la Constitución del día 28 de diciembre de 1978 y publicándose en el BOE número 300 de 15 de diciembre de 1979 (páginas 28781-28784).

El acuerdo, como decía, negociado en secreto y paralelamente a la discusión de los textos de la Constitución y de la redacción del polémico artículo 16 que garantizaba la libertad religiosa y de culto, sería ratificado por el rey Juan Carlos, tras la firma de nuevo de Marcelino Oreja y del cardenal Villot.

Dichos acuerdos eran referentes a asuntos jurídicos, culturales y de enseñanza, asuntos económicos y de asistencia religiosa, además de multitud de disposiciones de difícil digestión democrática, como podrían ser las relacionadas con la conservación de patrimonio e inmatriculaciones, financiación de fondos públicos, actividades doctrinales y comerciales o régimen de exención de impuestos, lo que podríamos considerar como un paraíso fiscal legalizado.

El Estado con dicho acuerdo se sigue comprometiendo a colaborar con la Iglesia en la consecución de su adecuado sostenimiento económico a través de los presupuestos generales, asignándole un porcentaje del rendimiento de la imposición de renta que actualizará anualmente y que estará exenta de recortes independientemente de la situación de las arcas públicas, lo que no se respeta igualmente en el caso de servicios públicos como la enseñanza, la sanidad, las pensiones o la asistencia social.

Es más que criticable esta situación por parte de los distintos gobiernos democráticos y de grupos políticos, de los que no se salvan algunos que se dicen de izquierdas, que siguen participando como representantes públicos en actos religiosos o favoreciendo tanto privilegios eclesiásticos tanto económicos, así como de utilización y apropiación de espacios públicos, edificios, casas, plazas o locales, rayando el abuso y la legalidad.

No son pocos los grupos especialmente críticos, tanto de índole laicos, como cristianos que han reclamado a distintos gobiernos del PSOE o al actual Gobierno de Rajoy esta situación. Desde el teólogo Juan José Tamayo a colectivos como la Asociación de Teólogos Juan XXIII o Cristianos de Base han mostrado su rechazo a estos privilegios de la Iglesia católica en España.

En muchos casos se denuncia la supuesta aconfesionalidad del Estado, lo que supone el respeto al principio de separación entre éste y las diferentes confesiones, donde la escuela pública no debe impartir en su espacio ningún tipo de enseñanza confesional.

Opino que es tiempo de que la ciudadanía despierte de su aletargamiento místico y de esa apatía generalizada para que comience a reclamar lo que social y legalmente le corresponde.

José Aguza Rincón. Colectivo Prometeo. FCSM.

martes, 8 de diciembre de 2015

La Iglesia católica contra el fantasma de Galileo. Tres episodios de nuestro tiempo (*)


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Hermes H. Benítez, M.A.; Ph.D., University of Alberta, Canadá.

¿Quién se atreverá a poner límites al ingenio de los hombres? Galileo Galilei (1564-1642)

«… no espero ninguna mejoría [en mi situación], y esto porque no he cometido ningún crímen. Podría esperar perdón y favor si hubiera hecho mal, pues las malas acciones dan a los que mandan ocasión para el ejercicio de la clemencia y el perdón, mientras que hacia un hombre inocente bajo condena les conviene mantener la más complete severidad, con el fin de mostrar que ellos han procedido de acuerdo con la ley.»
Galileo a Fabri von Peiresc, 21 de febrero de 1635.

La historia del conflicto entre la Iglesia Católica y Galileo, y en general entre esta vetusta institución y la ciencia moderna, constituye un drama complejo y fascinante, que cubre ya más de tres siglos y medio, lo que lo hace, por cierto, inabarcable en el limitado espacio de un ensayo, o incluso en el de varios libros (1). Sin embargo, es posible llegar a formarse una idea bastante certera de la esencia y carácter general de esta conflictiva relación, a partir del relato de tres de sus episodios más recientes, los que tuvieron lugar en los últimos casi tres cuartos de siglo, es decir durante la vida de quien escribe. A continuación procederemos a relatar y examinar separadamente, en orden cronológico, cada uno de estos episodios:

1. El así llamado “Escándalo Paschini,” (1941-1979);
2. La supuesta “rehabilitación de Galileo” por parte de la Iglesia católica (1979-1992) y
3. El anuncio, y posterior retractación de la Iglesia, de que se levantaría una estatua de Galileo en los jardines vaticanos (2008-2009).

Para ser más precisos, estos episodios abarcan en conjunto exactamente 70 años, que van desde 1941 al 2009, y tuvieron lugar durante los pontificados de tres Papas: Pío XII, Juan Pablo II, y Benedicto XVI (2). Es, por cierto, altamente significativo que a pesar de que estos hechos se dieron bajo tres diferentes pontífices ─en los momentos en que se producían en el mundo una serie de acontecimientos de gran importancia histórica: la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, el Concilio Vaticano II, el inicio de las eras atómica y espacial, así como la introducción masiva de las tecnologías de comunicación electrónica, etc.─ la Iglesia, como mostraremos en las páginas siguientes, haya mantenido esencialmente la misma posición, tanto hacia la ciencia en general como hacia uno de sus más grandes héroes y padres fundadores: el físico, astrónomo y matemático pisano Galileo Galilei.

1. El “Escándalo Paschini” (1941-1979)
«Ciertamente yo no podría, con el fin de complacer a aquellos que tienen intereses creados, falsificar los resultados de mi investigación. …. porque uno debe tener el coraje de decir la verdad incluso cuando ella resulta ser amarga»

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Pío Paschini, carta a su amigo Giuseppe Vale. 1946

Continúa aquí

...el Papa dijo que la condena de Galileo había sido “una decisión apresurada y desafortunada”. Ahora bien, ¿se rehabilitó al científico? “Hablar, como algunos hacen, de la rehabilitación de Galileo es absurdo —señala cierto autor—, porque la historia no condena a Galileo, sino al tribunal eclesiástico.”
El historiador Luigi Firpo añade: “No les corresponde a los perseguidores rehabilitar a sus víctimas”.

Juego sobre Galileo Galilei para niños y aprender jugando aquí.

domingo, 1 de septiembre de 2013

La cara oscura del milagro alemán. Pese a la bonanza económica, el Estado gastó 37.100 millones subsidios sociales el año pasado

Klaus Wowereit, el famoso jefe de Gobierno de la ciudad-estado de Berlín, tiene 59 años, es dueño de un carisma arrebatador, ama las fiestas y goza del raro privilegio de ser el primer político de peso de Alemania que ha salido voluntariamente del armario “Soy gay y eso está muy bien”, dijo hace ya 12 años en la convención del partido socialdemócrata (SPD) que debía aclamarlo como candidato al cargo que actualmente ocupa.

“Berlín es pobre pero sexy”, confesó poco después el político socialdemócrata, al admitir con otra frase famosa la triste realidad económica de la capital alemana y, al mismo tiempo, resaltar la recuperada “vida alegre” que ofrece la ciudad. El lado sexy de Berlín se encuentra en cada esquina, pero ¿quién conoce el lado pobre de la ciudad, el que no aparece en los folletos turísticos, pero que se puede descubrir utilizando las estadísticas oficiales o visitando los centros de asistencia social?

La ciudad que gobierna Wowereit, por ejemplo, tiene una deuda pública de 62.000 millones de euros, una tasa de desempleo del 11,7% —una de las más altas del país— y contabiliza 551.000 personas que viven del famoso Hartz IV, la ayuda social bautizada con el apellido del hombre que diseñó gran parte de la Agenda 2010 que impulsó el excanciller Gerhard Schröder: 418.000 adultos y 153.000 niños y jóvenes.

El Hartz IV, una herramienta que acabó con la carrera política de Schröder, se aplica a las personas que por las razones más diversas no logran encontrar un empleo regular y tiene la magia de maquillar las estadísticas oficiales del paro en el país. Los receptores de la ayuda social en Alemania —un total de 4,4 millones de adultos en condiciones de trabajar y 1,7 millones de niños y jóvenes que en 2012 le supusieron al Estado 37.100 millones de euros— no figuran en las estadísticas oficiales del paro.

El lado oscuro del poderío económico alemán es un problema que conocen de primera mano las personas que trabajan en Arche, una institución benéfica que fue creada por el pastor Bern Siggekow en Berlín y cuya misión es ofrecer una vida más amable a los niños cuyos padres carecen de recursos.

“La ayuda social en este país es la otra cara de la riqueza alemana”, admite Paul Höltge, un trabajador de Arche, que reparte solo en Berlín más de 600 comidas gratis a los niños que viven en situación precaria y cuyos padres son receptores del famoso Hartz IV. “El trabajo que realiza Arche ha dejado al desnudo una lacra social alemana: el desamparo que sufren cientos de miles de niños en este país, niños que están afectados por la pobreza material y emocional”, añadió.

Arche, que no recibe fondos públicos, tiene cinco centros en Berlín donde, además de repartir comida, ofrece a los niños ayuda escolar, actividades de ocio y compañía. El centro más grande está ubicado en Hellersdorf, uno de los barrios más conflictivos de Berlín Este, donde sobresalen los famosos Plattenbau, los feos edificios construidos con paneles prefabricados en la época del socialismo real que imperó en la antigua República Democrática Alemana (RDA).

En este centro, que funciona en una vieja escuela también construida con paneles prefabricados, Arche ofrece cada día unas 200 comidas a los niños que están catalogados como pobres en la sociedad germana (los padres también pueden comer gratis) e intenta alejar de la calle, el alcohol y las drogas a unos 50 jóvenes que viven en la vecindad.

Romy Puhlmann es una asidua visitante del centro. Esta mujer divorciada de 33 años recibe desde hace un año ayuda social y, de lunes a viernes, acude allí para dar de comer a sus dos hijos menores, de dos y cuatro años. Aunque tiene un diploma de auxiliar de laboratorio, la mujer se ha convertido en una víctima de las contradicciones de la política del actual Gobierno, que intenta, por los medios más variados, fomentar la natalidad en el país.

“Mis dos hijos menores solo pueden permanecer cuatro horas en el parvulario, porque yo no tengo trabajo”, cuenta Romy. “Lo mismo sucede con mis dos hijos mayores, de seis y nueve años, que no pueden comer y hacer sus tareas en la escuela. Si acepto un trabajo, ¿quién cuida a mis hijos? Como no tengo trabajo, mis hijos no tienen derecho a permanecer más tiempo en el parvulario y en la escuela”.

“La política oficial de este país pone trabas a mi desarrollo personal y laboral”, insiste Romy; “por mis cuatro hijos mis posibilidades de encontrar trabajo son casi nulas. Tampoco puedo buscar un trabajo a tiempo reducido [minijob], porque me obligarían a trabajar en turnos de noche. Me dicen que estoy demasiado vieja y que no soy flexible”.

A pesar de las penurias y las contradicciones de la política, ni Romy ni sus hijos pasan hambre, ni frío en invierno. Gracias a la ayuda del Estado la mujer dispone de unos 1.500 euros netos al mes, una suma que le permite vivir con dignidad, pero la ayuda social no le ofrece soluciones para el futuro, ni tampoco resuelve sus inquietudes humanas. “Yo quiero trabajar, pero cada día pierdo las esperanzas de ver luz al final del túnel”, admite, al resumir el futuro que le depara la ciudad sexy donde nació.

Romy y sus hijos pertenecen al último círculo de la sociedad alemana, los receptores de la ayuda social, un grupo casi condenado, como Romy, a envejecer a expensas del Estado, que prefiere inyectar miles de millones de euros para aligerar la mala conciencia de los políticos y que, rara vez, ofrece soluciones prácticas para integrar a los receptores de la ayuda Hartz IV en el mercado laboral.

Paul Höltge, el trabajador de Arche que estuvo presente en la conversación que sostuvo Romy con EL PAÍS, tiene una idea diferente. “El trabajo que realizamos para ayudar a los niños es peligroso para los políticos, porque hemos demostrado que la política no se interesa por este problema”, sostiene. “Wowereit visitó este centro y también lo hizo Claudia Roth, copresidenta de Los Verdes. Ambos prometieron muchas cosas, pero nunca hicieron nada”, concluye.
Fuente: El País. Foto: Cola para recibir comida ante una iglesia de Fráncfort am Main. / THOMAS LOHNES (GETTY)

lunes, 27 de mayo de 2013

MURIÓ DON GALLO, EL CURA QUE CANTABA "BELLA CIAO" EN SU IGLESIA*



Con toda seguridad, como los curas de san Carlos Borromeo de Entrevías, Madrid, de los que hablábamos ayer en este mismo DdA, el cura Andrea Gallo, más conocido por Don Gallo, creía en otro tipo de exorcismos ajenos a los del ríspido purpurado Rouco para liberar a sus feligreses del maligno, sobre todo si este se llama pobreza y marginación. Don Gallo acaba de fallecer en Italia y todo el país se ha conmovido con su muerte, de la que aquí apenas hemos tenido noticia, sin duda porque no conviene difundir su ejemplo, no vaya a ser que cunda.

Andrea Gallo había llegado a convertirse en uno de los referentes morales de la angustiada izquierda italiana, leo en la información que me da a conocer su óbito. Don Gallo era muy querido en Italia, tanto por su trabajo a favor de los más pobres como por su libertad de palabra y espíritu contestatario. Genovés, nacido en 1928 y conocido también como el cura rojo, el padre de la acera o el cura no-global, ha sido el protagonista de numerosas batallas a favor de los más desfavorecidos. Desde 1975 mantenía en pie, en el puerto de Génova, la comunidad de San Benedicto, que desarrolla proyectos para los marginados, las víctimas de trata y prostitución e iniciativas destinadas a los drogodependientes.

Don Andrea Gallo fue también, hace ya muchos años, una de las primeras personalidades públicas italianas en declararse a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo. El sacerdote defendió a las minorías sexuales en numerosas ocasiones, y en una contó incluso como llegó a rezar para que un chico gay encontrara al hombre de su vida. En enero de 2012 lanzó un calendario para promover los derechos de las mujeres transexuales trabajadoras del sexo. Y en 2009 participó en el Orgullo nacional italiano, que ese año se celebró en su ciudad, Génova. “Estoy aquí con muchos chicos y chicas alegres y felices. Quien celebra el amor no está en contra de nadie. Estos chicos quieren salir del recinto de la homofobia. Hay un homosexual masacrado prácticamente cada día. Estos son ciudadanos que reivindican sus derechos”, afirmó entonces. En el curso de un encuentro organizado hace unos meses por la asociación LGTB “Noi naturalmente”, Andrea Gallo dijo que la homosexualidad es un “don de Dios” y, refiriéndose a los derechos LGTB, añadió que “no puede haber una auténtica democracia si no se reconocen los derechos de todos”.

En las elecciones primarias del centro-izquierda italiano, celebradas en diciembre, Andrea Gallo dio su apoyo al político abiertamente gay Nichi Vendola, que tras el anuncio de su fallecimiento ha celebrado su legado en un emocionado comunicado. Tras la dimisión de Joseph Ratzinger, Don Gallo llegó a defender la elección de un papa homosexual, algo que para él hubiera sido una magnífica noticia.

El vídeo que ilustra esta sucinta información, que alguien en Italia deberá desarrollar contando la vida de su protagonista, muestra a Don Gallo cantando en su iglesia, al término de la misa, el Bella Ciao, la reconocida canción partisana con la que la resistencia italiana hizo frente al fascismo y al nacismo, y que según se puede observar entonaban hace tan solo unos meses los feligreses de su parroquia con el mismo entusiasmo que apreciamos en su fallecido pastor.

*Artículo publicado hoy también en el blog Bocacalle, Público.es.

viernes, 17 de mayo de 2013

“El Vaticano tendría que desaparecer, como Estado y como banco”. Entrevista a Enrique de Castro, conocido como el "cura rojo" por ayudar a los más desfavorecidos

“Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios”. Con esta lapidaria frase, según cuenta el evangelio de Mateo, se dirigió Jesús a los sacerdotes, que utilizaban la posición que les daba la religión para hacer riqueza.

Esta visión la aplican hoy curas como Enrique de Castro, que lleva más de 40 años dedicando su vida a los desheredados desde una parroquia de Vallecas (Madrid), la San Carlos Borromeo, que ha servido de sede de asambleas a colectivos sociales en incontables ocasiones. El cura Javier Baeza le ha tomado el relevo, pero De Castro continúa su labor junto a los desheredados, pese al retiro nominal.

En las misas, que poco gustan a una Conferencia Episcopal comandada por el cardenal ultraconservador Rouco Varela, no hay liturgia. Se comentan fragmentos de la Biblia y problemas del barrio. Todos participan y el cura no viste sotana, sino unos vaqueros. En vez de obleas, el cuerpo de Cristo es un pan casero. Hay quien puede pensar que todo esto es herejía pero, en la San Carlos Borromeo, las convenciones de la Iglesia son lo de menos. Lo importante es otra cosa.

¿Cómo decidió meterse a cura?
Fue por etapas. Me lo planteé cuando terminé bachillerato y me fui a Santander, a Comillas, donde estaba el seminario. Allí pasé 5 años sin que nos dejaran ir al pueblo. Estábamos entre curas y vacas todo el tiempo. Tuve que estudiar dos años de latín y griego, ya que había hecho el bachillerato de ciencias, y luego tres años de filosofía. Entonces dejé de verle sentido a estar allí y me marché. Me vine a Madrid, que es de donde soy, convalidé la filosofía en la Complutense y me puse a dar clases en colegios. Un tiempo después, decidí estudiar Teología, porque ya habían trasladado la facultad de Comillas a Madrid. En el último año de carrera, a los 28 años, me planteé ser cura de nuevo.

¿Qué cambió para que no fuera un cura “convencional”?
Nosotros ya en la universidad vivimos una etapa de cierta renovación dentro de la Iglesia, recién celebrado el Concilio Vaticano II. Allí empezaron los primeros brotes de muchas de las cosas que hacemos ahora. Incluso en el seminario de Comillas hacíamos misa participativa, donde la gente hablaba. Estuve yendo además a algunas charlas de marxismo-cristianismo. En definitiva, aunque yo provenía del mundo burgués y universitario, estuvimos en determinados ambientes de una Iglesia un tanto abierta. También me acuerdo que siendo chaval, en el colegio, íbamos los domingos a llevar comida a Las Ventas. Más arriba todo eran chabolas y cuevas. Y nos llevaban allí a repartir comida a los niños pobres.

¿Cuándo da el salto y se va a trabajar a Vallecas?
Cuando yo me ordeno como cura, en 1972, es cuando decido venirme. Preferí estar en un barrio obrero. Me ordené en marzo, pedí venir a Vallecas y ya en junio me trasladaron. Había un cura aquí en el barrio, en una parroquia, que estaba buscando un compañero y me vine con él. En aquel entonces, Vallecas era muy distinto a todo lo que anteriormente había vivido. Aquí la gente es muy espontánea, lo que creo que es una de sus mejores cualidades. La mayoría eran inmigrantes españoles, de Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha, que habían venido a trabajar a Madrid, porque se planeaba convertir esto en un gran cinturón industrial para competir con Barcelona. La gente venía a cambio de nada. No les daban ni casas, ni servicios, ni nada. Ellos mismos se construían sus casitas, durante la noche. Se decía entonces que cuando estaba el tejado puesto ya no podían echarte. Así que se compraban parcelas de 30 o 40 metros y ahí iban haciendo sus casitas, sus chabolas y demás. Vallecas, que en los años 50 tenía 25.000 habitantes, superaba ya los 300.000 cuando llegué yo. Ha sido un barrio de aluvión, de relleno, sin servicios.

¿Cómo fueron los comienzos?
Como digo, la gente era muy sencilla, muy espontánea, de llamar al pan pan y al vino vino. El trato era muy cordial, te acogían muy bien y te observaban, porque aquella no era gente religiosa. Te encontrabas las costumbres sociales de bautizos, bodas, comuniones y ese tipo de cosas, pero no una gente de ir a misa salvo en el caso de unos grupos concretos. En las zonas en que yo me moví también había gente muy religiosa pero muy franquista, porque aquí se construyeron colonias en el franquismo para gentes del Movimiento. Eran muy fieles al régimen y vivían ese catolicismo. Cuando llegué, [el cardenal Vicente Enrique y] Tarancón llevaba un año ya en Madrid. Tarancón, que había sido colocado por el Papa Pablo VI -potenciador del Concilio Vaticano II y de la Teología de la Liberación-, impulsó una apertura muy fuerte en la Iglesia. Empezó el movimiento de curas obreros. Cuando yo llego aquí ya había curas trabajando en diferentes oficios, y yo comencé también, para vivir de nuestro sueldo. Eran los últimos años del franquismo. Estaban luchando de manera intensa los movimientos obreros en la clandestinidad, y, por otro lado, tomaron fuerta los movimientos vecinales.

Entonces comenzó el modelo de la parroquia de San Carlos Borromeo.
En 1981 me vengo a Entrevías. Allí empezamos a darle la voz a la gente, a hacerla participar, para que no sea sólo el cura el que hable. El trato es de tuteo, no hay tratamiento de don. Entonces, gente que no venía a la iglesia habitualmente empieza a venir, porque aquello les llama la atención. En la misa se habla de lo que está sucediendo en nuestra sociedad, se habla del franquismo, de la dictadura, de la lucha por las libertades y por la justicia. Se crean en la parroquia varias cosas de promoción social, como escuelas de padres o de mujeres. A los niños los sacamos del ámbito de la Iglesia y les conseguimos locales en el barrio para que se reúnan. Tratamos de que la Iglesia sea una institución por supuesto laica, voluntaria, a la que la gente venga porque quiera.

La misma estructura de los bancos para los fieles, dispuestos en semicírculo, configura un espacio participativo.
El altar se convierte en mesa. Le llamamos la mesa de Jesús, alrededor de la cual estamos todos, participamos, comentamos el Evangelio, hablamos de las cosas que están ocurriendo a diario en nuestras propias vidas. Y la gente cuenta lo que le preocupa. Claro, nosotros en aquella época sí estábamos muy vigilados. Teníamos policías en las misas de manera permanente.

¿Tuvieron algún problema con la justicia?
Sí, fuimos detenidos varias veces. Participábamos en encierros, en alguna que otra manifestación. Aquí se hizo la asamblea cristiana de Vallecas, prohibida por el Gobierno. Entonces hicimos una huelga de misas en la que participamos unas cincuenta parroquias. Hicimos una huelga de misas para que el Gobierno percibiera que no se podía jugar con estas cosas. Luego, cuando las últimas ejecuciones del franquismo, en el año 1975, decidimos hacer una homilía contra la pena de muerte. Entonces el obispo hizo una que nos gustó mucho y fue la que leímos.

¿En aquella época no había problemas con el Arzobispado?
No. Como te digo, Tarancón abrió mucho la Iglesia. La cosa cambió cuando llegó el papa Juan Pablo II. Cambió radicalmente todo. Dio todos los pasos atrás habidos y por haber. Él era un hombre encantador, pero su ideología era anti Concilio Vaticano II. Supuso volver atrás. Ratzinger era el cardenal encargado del Santo Oficio, de la doctrina de la fe. Los dos fueron destituyendo a los obispos de la teología de la liberación, y los sustituyeron por otros con una ideología afín a la que ellos tenían. Entonces llegó el nuevo arzobispo de Madrid, Ángel Suquía, que fue aplicando las nuevas directrices de la Iglesia. Posteriormente, Rouco Varela haría lo mismo, pero de manera más intensa. Tenía añoranza de la Iglesia de la época del franquismo.

Sin embargo, ustedes continuaron con su manera de hacer las cosas.
Yo había pasado una época de descubrir en el Evangelio lo que era la lucha por las libertades y demás. A partir de 1980 llegan los chavales de la calle, con el tema de la droga, y nos piden ayuda. Yo empiezo a convivir con ellos. En ese momento, nosotros estamos muy centrados con la tarea con estos chavales. Cárceles, comisarías, el descubrimiento de la tortura, habitual en todas las comisarías. No conozco ninguna donde no se haya torturado. En aquellos años, y hablo de los 80, a partir de la legislatura de Felipe González, seguía pasando exactamente lo mismo. A los chavales los persiguen, los mata la policía, pasan años en prisión. Luego ya viene, como consecuencia de la heroína y la aguja, el sida. De esta manera se exterminó a dos generaciones enteras de chavales. Esto ocurre entre la década de los 80 y de los 90.

¿Cuándo pasaron a ser incómodos?
Nosotros hacíamos denuncias sociales y a la clase política, porque no se estaba incidiendo en el mundo de la marginación, pero nadie se metía con nosotros. Ni la Iglesia ni el Gobierno. Nuestra labor social hallaba eco en los medios. La confrontación con la Iglesia oficial llegó a partir de la legislatura de [el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez] Zapatero. Ya estamos en el 2004. A partir de ese momento, la legislacion de Zapatero pone a la Iglesia en frente, con temas como el aborto o el matrimonio gay. Entonces vino la prensa a hablar con nosotros, a preguntarnos sobre estos temas. Yo en un principio les decía que tenían a los moralistas, a los teólogos, que acudieran a ellos. Nosotros estábamos en otro frente. Pero los medios insistían, nos decían que querían conocer la opinión del cura de calle. Finalmente opinamos sobre el tema y nuestras opiniones no gustaron. Tuvieron mucha repercusión.

Y entonces sí toparon con la Iglesia oficial.
Exacto. Eso, unido a la liturgia que hacemos, en la que la gente participa, comenzó a molestar. En vez de comulgar con ostias, las madres de esos chavales con los que trabajábamos hacían pan y nos lo traían. Otras veces, en vez de pan preparaban un bizcocho, o rosquillas. Con eso hacíamos la liturgia. Hay temas determinados que la Iglesia oficial no acepta. Ahí surge ya el conflicto visible y es cuando nos dicen que cierran la parroquia, en 2006.

No gustó vuestra manera de entender los evangelios.
En la misa participamos cristianos, musulmanes, ateos, agnósticos. Descubrimos que la fe es un elemento humano, no religioso. Es de todo ser humano. Es decir, el ateo tiene la misma fe que tengo yo, en el hombre, el ser humano, en la lucha, en la utopía, en querer cambiar las cosas, en crear vida. En esa fe participamos quienes participamos ahí. Fuera de eso, cada uno tendrá sus creencias. Pero la fe es un elemento humano, es patrimonio de la humanidad. Es además un motor en nuestras vidas, lo que nos hace luchar, lo que nos hace comprometernos.

¿Considera que la Iglesia está alejada de las enseñanzas recogidas en los evangelios?
Claro. Jesús, en su tiempo, se enfrenta con la misma estructura con la que podemos estar enfrentándonos hoy. Él se enfrenta con las autoridades religiosas y civiles. Él dice que el ser humano está por encima de la ley y que el ser humano está por encima del sábado. Jesús dice que el ser humano es dueño del sábado, el símbolo de lo religioso. Él desafía y se convierte en un ilegal, porque está contaminándose con los ilegales, con los impuros, con los que convive y a los que les dice que pueden salir adelante, que su fe es el potencial para salir adelante. Su fe realiza los gestos liberadores que él viene a proponer. Jesús se enfrenta con el templo y se enfrenta con el sacerdocio. Realmente, si hoy estuviera Jesús aquí se enfrentaría de la misma manera. Esta vez no iría al templo de Jerusalén, iría al templo del Vaticano. Sociológicamente vivimos la misma situación.

¿Cómo ves en este sentido a la jerarquía eclesiástica y cómo podría cambiar?
Ya hay muchas voces diciendo que el Vaticano tiene que desaparecer. Primero, como Estado. La Iglesia no es un Estado y esto ya lo han dicho varios obispos latinoamericanos, teólogos, y nosotros mismos. Luego, todo lo que es la Banca Vaticana, el poder que representa. ¿Qué significa un Papa, que se dice vicario de Cristo en la Tierra, reciba, como a la muerte de Juan Pablo II, a 172 jefes de Estado? ¿Con quién se relaciona Jesús? No es con ellos con los que se relacionaba. Jesús a ellos los fustigaba. Se relacionaba con la gente pobre, con la gente que nadie quiere.

¿Cómo se puede lograr que la Iglesia cambie y se desprenda de esa jerarquía alejada de los marginados?
Yo creo que la solución nunca va a venir del poder de la Iglesia. Ninguna solución viene del poder. Jesús eso lo plantea muy claramente. El poder no sirve para la liberación humana, sino el servicio, la ayuda, la solidaridad, la lucha por la justicia, y eso está en las bases. Que un Papa cambia algo, pues fenomenal. Pero, primero, la estructura no lo va a permitir, o van a intentar que no lo pueda hacer. Por eso, el hecho de que un Papa sea distinto, pongamos a Juan XXIII, cambia poco. Ahora dicen que éste tiene otro talante. A mí me alegra mucho que se haya quitado los zapatitos rojos y esos detalles, pero son más cosas. Bueno, ha escrito una carta a la Conferencia Episcopal latinoamericana que a mí me ha parecido muy importante, porque les ha dicho que vuelvan a Aparecida, un encuentro que supone la consagración de la Teología de la Liberación en Latinoamérica. Eso es un toque fuerte de atención a los obispos. En una carta que es un folio nada más, bien sencilla.

Pero no va a ser el Papa quien haga el cambio. O lo hacemos los curas y sobre todo la gente de base o no se hará. Los curas no somos más que una pieza, quizás de principio de unión, de coordinación de la comunidad, de lo que se quiera, pero no somos nada distinto. El concepto de sacerdote, entendido como intermediación entre Dios y el ser humano, se lo cargó Jesús hace ya más de veinte siglos. Jesús era laico. En este sentido, presidir una comunidad lo puede hacer un hombre, una mujer, un casado, da lo mismo. No tiene que ser nada especial ni es una persona sagrada. El sacerdote es como cualquiera.

En este sentido, vosotros desmitificáis figuras como la del celibato…
Totalmente. Lo que yo digo no es que una mujer pueda o no ser sacerdotisa. Lo que digo es que tiene que desaparecer el sacerdocio. Pongamos la palabra cura o la palabra presbítero. Pongamos la que sea, pero que no tenga una connotación sagrada, de alguien distinto y separado del resto de los seres humanos.

El momento en que Jesús nombra a Pedro como “edificador” de la Iglesia, ¿no se puede interpretar como la justificación de esta jerarquía?
Ése es uno de los textos más discutidos en la exégesis evangélica. Hay un consenso entre los exégetas en que éste es un texto añadido de manera posterior, y además de una pluma distinta. Basta con ver cómo actuaba Jesús. Cuando entra en el templo y derriba las mesas de los cambistas. Los cambistas eran los que hacían el cambio de moneda, que eran los sacerdotes. Eran de la casta de los saduceos, eran los dueños del templo. Se llevaban el 65% de los impuestos del pueblo. No se podía entregar dinero al templo en moneda extranjera porque era moneda impura, sobre todo la romana, que tenía la efigie del césar Augusto como emperador divino. Entonces, los judíos que estaban en la diáspora, en Roma, en Grecia, venían y se iban a donar al templo. Tenían que cambiar la moneda, y se la cambiaban en el propio templo. Eso hacían los cambistas, y era un negocio. Jesús también derribó las mesas de los que vendían palomas y demás para los sacrificios. La gente no podía llevar un pichón de su casa, o un cordero, porque eran animales impuros. Tenían que comprarlos en el templo porque ya lo habían purificado, y entonces se ofrecía en sacrificio. Es decir, era otro negocio. Esos son dos ejemplos entre otros muchos. Los saduceos eran los grandes terratenientes, tenían el 90% de las tierras en Palestina.

Existen muchas similitudes con la Iglesia moderna…
Sí, claro. El poder religioso es eso y hay que ponerlo en evidencia.

¿Cómo ves el papel de la Iglesia actual ante la crisis? Normalmente se le critica que no está tomando partido a favor de los afectados.
Están ofreciendo el silencio. Se están preocupando de lo que es la doctrina moral de la Iglesia y sobre todo en materia sexual. Respecto a lo demás, se callan. No se van a enfrentar con los poderes que la mantienen. Si veo un Papa que se va del Vaticano y decide irse a vivir a donde sea, con la gente sencilla, a ese sí que voy a ir verle, allí donde esté. Pero no, la Iglesia está muy encerrada en sí misma. Fíjate en que ha perdido mucha vigencia, por todos los escándalos que han saltado. Está preocupada por cómo mantener su poder.
Eduardo Muriel. La Marea.
Fuente: http://www.lamarea.com/2013/05/16/enrique-de-castro/

martes, 11 de diciembre de 2012

Pere Casaldàliga abandona por amenazas de muerte su casa en São Félix don Araguaia

El obispo, de 84 años y afectado de Parkinson, trabaja en defensa de los derechos de los indios Xavante

El obispo Pere Casaldàliga, de 84 años, se ha visto obligado marcharse de su casa en São Félix don Araguaia e irse a más de de 1.000 kilómetros de distancia por indicación de la policía federal de Brasil. La huída ha sido a causa de la intensificación en los últimos días de las amenazas de muerte que recibe por su tarea durante más de 40 años en defensa de los derechos de los indios Xavante. La productora Minoría Absoluta, que trabaja en una mini serie sobre el religioso, ha sido uno de los denunciantes. El hecho que el gobierno del Brasil haya decidido tomar las tierras a los 'fazendeiros' para devolverlas a los indígenas, legítimos propietarios, ha agravado el conflicto. Minoría Absoluta ha señalado que el equipo de rodaje tuvo que modificar su plan de trabajo. En concreto, y por recomendación del gobierno brasileño, el equipo tuvo que cruzar el bosque y hacer una ruta de 48 horas de duración para evitar la zona de conflicto. Casaldàliga se ha convertido en objetivo de los llamados 'invasores' que fraudulentamente se apropiaron de las tierras de los Marâiwatsédé a los Xavantes. El obispo, de 84 años y afectado de Parkinson, trabaja desde hace años a favor de los indígenas y de sus derechos fundamentales a la prelatura de São Félix y se ha convertido a nivel internacional en cara visible de la causa.

Los terratenientes y los colonos que ocuparon fraudulentamente y con violencia las tierras serán desalojados próximamente por la orden ministerial que desde hace 20 años está pendiente de cumplimiento. Según ha informado en un escrito la asociación Araguaia con el obispo Casaldàliga, el prelado ha tenido que coger un avión escoltado por la policía y ahora se encuentra en casa de un religioso amigo suyo cuya identidad y localización se ha ocultado por seguridad.

"Nos sentimos plenamente identificados con la defensa que desde siempre ha hecho el Obispo Pere y la Prelazia de Sâo Félix de la causa indígena", dice el escrito de la asociación, que emplaza a la comunidad internacional a velar por la seguridad de Casaldàliga y por los derechos de los indios de Xavantes. También a través de Twitter ha circulado el comunicado de apoyo del Conselho Indigenista Missionário --organismo vinculado a la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil--, firmado por asociaciones y entidades vinculadas con la lucha indígena y con los derechos humanos.

Fuente: http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/pere-casaldaliga-abandona-por-amenazas-muerte-casa-felix-don-araguaia-2268124

viernes, 31 de agosto de 2012

La Iglesia Católica pierde a su voz más crítica, el cardenal Carlos María Martini, jesuita.

El cardenal Martini urgió a la Iglesia a efectuar una trasnformación radical.

 El cardenal italiano Carlo Maria Martini, fallecido este viernes a los 85 años de edad, describió a la Iglesia Católica como una institución con "200 años de atraso".

 El periódico italiano Corriere della Sera publicó este sábado, la última entrevista del prelado, hecha en agosto.

 En la entrevista, el cardenal dijo: "La Iglesia está cansada… nuestras salas de oración están vacías".

 Martini, alguna vez señalado como futuro Papa, urgió a la institución a reconocer sus errores y embarcarse en un camino radical de cambio, empezando por el Pontífice.

 Miles de personas desfilaron al lado del ataúd del cardenal en la catedral de Milán, donde fue arzobispo durante más de 20 años. El cardenal, que se había retirado de ese puesto en 2002, debido a que sufría de la enfermedad de Parkinson, será enterrado el lunes.

 "Cultura envejecida"
Martini, una figura popular entre sectores liberales en muchos aspectos, era enormemente respetado, tanto por el papa Juan Pablo II como por su sucesor, Benedicto XVI.

 El cardenal -miembro de la orden de los Jesuitas- solía ser muy crítico en sus comentarios sobre las enseñanzas de la Iglesia, indica el corresponsal de la BBC en Roma, David Willey.

 Fue un personaje valiente y franco durante los años en los cuales encabezó la diócesis católica más grande de Europa, señala nuestro corresponsal.

 En su última entrevista, otorgada hace menos de un mes a un sacerdote jesuita y publicada un día después de su muerte, el cardenal formuló críticas radicales a la Iglesia Católica.

 Los católicos no tienen confianza en la Iglesia, dijo. "Nuestra cultura ha envejecido, nuestros templos son grandes y están vacíos, la burocracia eclesiástica aumenta, nuestros ritos religiosos y nuestras vestimentas son pomposos".

 A menos que la Iglesia adopte una actitud más generosa hacia los divorciados, perderá la lealtad de las futuras generaciones, agregó el cardenal. El asunto, expresó, no es si las parejas divorciadas pueden recibir la sagrada comunión, sino cómo puede la Iglesia ayudar en situaciones familiares complejas.

 Y el consejo que deja para remontar el cansancio de la institución fue una "transformación radical, comenzando por el Papa y sus obispos".

 "Los escándalos de abuso sexual de menores nos obligan a emprender un viaje de transformación", afirma el cardenal Martini, sobre el problema que ha remecido a la Iglesia Católica en los últimos años.

 También señaló que la Iglesia debería replantear la doctrina del celibato sacerdotal, entre otras cosas.

 Él no tenía miedo, agrega nuestro corresponsal, de decir lo que pensaba sobre asuntos que el Vaticano a veces consideraba tabúes, incluido el uso de condones para combatir el sida y el papel de las mujeres en la Iglesia.

 En 2008, por ejemplo, criticó la prohibición de la Iglesia al control de la natalidad, diciendo que esa postura probablemente espantó a muchos fieles, y en 2006 declaró públicamente que los condones podrían "en algunas situaciones, ser un mal menor". (de la BBC) (dibujo de la catedral de Milán en Urban Sketchers). Más en El País, “La Iglesia debe reconocer los errores propios” Última entrevista con Carlo Maria Martini, el cardenal del diálogo,...“Sé que no podemos desprendernos de todo con facilidad, pero al menos podríamos buscar hombres que sean libres y más cercanos al prójimo. Como lo fueron el obispo Romero y los mártires jesuitas de El Salvador. ¿Dónde están entre nosotros los héroes en los que inspirarnos…?”...

sábado, 28 de abril de 2012

El Apócrifo

Tiempo de paradojas en España. El Gobierno está perdiendo apoyos que parecían incondicionales.
La opinión conservadora ha criticado de forma unánime la toma gubernamental de RTVE, la radio y la televisión públicas. “Esto es chavismo puro y duro”, denuncia en un editorial de una vetusta cabecera periodística, equiparando al Gobierno español con la política informativa atribuida al presidente venezolano Hugo Chávez. El asalto gubernamental ha provocado un auténtico incendio en las redes sociales y ha chamuscado también a los medios impresos. La protesta radical de periodistas e intelectuales independientes, estilo FAES, abre la puerta a una rectificación. “Ahora que nos parecíamos a la BBC, vamos hacia el exultante vacío de Telemadrid”, declaró desencantado un intelectual, ex-maoísta y que hoy se define como afín al pensamiento conservador liberal. Por si esto fuera poco, la Iglesia ha reaccionado con una dureza inusitada al anuncio gubernamental de abandono de atención sanitaria a los inmigrantes indocumentados, así como al propósito de no permitir la escolarización de sus hijos. En un régimen de facto nacional-católico, a pesar de la Constitución, esta toma de postura de la Conferencia Episcopal española, que encabezó manifestaciones callejeras contra el anterior gobierno progresista, adquiere una especial relevancia. De acuerdo con la doctrina social del cristianismo, la Iglesia condena sin contemplaciones estas medidas de exclusión que llevarán a un apartheid social e inhumano. “No podemos permitir que se trate a las personas como ex-personas”, declaró el portavoz episcopal. Y destacó que, si es necesario, los colegios tutelados por la Iglesia abrirán de par en par sus puertas, gratuitamente, a todos los niños sin escolarizar, sin distinción de origen. Este portavoz repudió la división de la sociedad española entre “ellos” y “nosotros” y el uso reiterado del término “extranjeros” por parte de altos cargos que puede acabar generando odio y xenofobia. “Tempora habemus difficilia”, dijo el arzobispo Antonio Rouco, “porque cuanto más profundo es el silencio, peor es el demonio”. Amén.
MANUEL RIVAS El País, 28 ABR 2012

viernes, 6 de abril de 2012

El obispo de Ciudad Real contra la reforma laboral. La vida muestra que no todos somos iguales.

El obispo de Ciudad Real, Antonio Algora, ha criticado la reforma laboral. Entiende el prelado que la nueva norma aprobada por el PP rebaja "claramente" los derechos de los trabajadores y busca establecer un mercado de trabajo en el que los empleadores "hagan y deshagan a su antojo".
Monseñor Algora hace estas reflexiones en una carta titulada A vueltas con la reforma laboral, publicada en la revista Con Vosotros, un semanario de la Iglesia en Ciudad Real.
Señala que la ley de reforma laboral no solo rebaja derechos de los trabajadores, sino que además, y es "lo peor", siempre los perdedores en el concierto social son los mismos y siempre los más débiles.
Dice que nadie habla de provisionalidad en las medidas que se están tomando, luego lo que se quiere hacer es establecer un mercado de trabajo donde "los empleadores hagan y deshagan a su antojo olvidando que el empleado posible es, ante todo y sobre todo, persona", que tiene necesidades básicas familiares y sociales.
El empleado, continúa el obispo de Ciudad Real, "no es una mera fuerza de trabajo que se admite o despide unilateralmente". Además, se pregunta si "de verdad" no hay otras soluciones para crear puestos de trabajo, y añade: "Parece mentira que a día de hoy tengamos que echar mano de usos del pasado que trajeron tanta injusticia y explotación a los trabajadores".
El prelado indica que con estas medidas se van a conseguir los mismos frutos de un pretendido bienestar, "hasta es posible".
Pero precisa: "No habremos avanzado nada en que el trabajador se sienta realizado con su trabajo y le sirva para llevar una vida estable y sin sobresaltos, que haga posible la familia, la educación de los hijos, el tejido social compacto y fuerte que hace personas y países fuertes para soportar las inclemencias de las coyunturas históricas"...
...A su juicio, los jefes políticos europeos toman sus medidas por vía de urgencia sin apenas contar con los parlamentos respectivos, y los poderes financieros se están concentrando en muy pocas manos.
"No sé si es muy descabellado pensar que, en el río revuelto de la crisis, están pescando los más poderosos sin contar con la opinión de la sociedad", lamenta el obispo. Leer más en Público.

sábado, 16 de julio de 2011

La Iglesia Católica se hace dueña de propiedades municipales o populares inscribiendo a su nombre esas propiedades con la firma del obispo. Lo que lo hizo posible una ley del gobierno de Aznar. "Es un problema nacional y el Estado debe afrontarlo", asegura un sacerdote que lo considera totalmente injusto.

Pedro Leoz (1930, Cáseda, Navarra) es sacerdote diocesano. Fue muchos años misionero en El Salvador. Ahora jubilado, mantiene con el obispado de Pamplona una relación "puramente económica" que en algún momento se vio interrumpida. La Iglesia abona el complemento de su pensión, pero se lo retiró inopinadamente durante un año, dejándole una magra paga. "Eso es por mi relación con la Plataforma para la Defensa del Patrimonio Navarro [www.plataforma-ekimena.org]", dice, "que lucha por que las iglesias y otros templos sean de los pueblos".
Pregunta. Pero cientos de edificios, algunos civiles, pertenecen a las diócesis...
Respuesta. Una vez que obtienen la titularidad pueden vender, alquilar e hipotecar; tres razones del evangelio, como se ve. Incluso afrontar pagos, como ha pasado en EE UU, donde las indemnizaciones por pederastia han diezmado las arcas.
P. En Navarra hay mucha documentación sobre las inmatriculaciones del obispado. Ustedes han escrito un libro que lo recoge, Escándalo monumental...
R. Sí, pero esto es un problema nacional, y así hay que afrontarlo. Ocurre en Salamanca, León, Valencia, Extremadura. En la plataforma recibimos peticiones de ayuda y asesoramiento de todas partes. La lucha debe ser colectiva, afecta a pueblos muy pequeños sin capacidad para afrontar los pleitos solos. El Estado español es quien debe afrontarlo, se trata de un inmenso patrimonio cultural y el fenómeno está muy extendido.
P. Pero la Iglesia argumenta que está inscribiendo estos edificios porque le son propios.
R. Bueno, también inscriben casas, escuelas. Las iglesias se han construido con las aportaciones del pueblo y con el trabajo de la gente. ¿Qué han producido ellos para poder construir tanto? Y además, inscriben la propiedad de los templos gracias a una ley que es inconstitucional. Cuarenta años de franquismo han dejado un poso profundo y no todo el mundo se atreve a enfrentarse con la Iglesia, a plantear una cuestión de inconstitucionalidad. Seguir en "El País"

sábado, 20 de marzo de 2010

Así va

Cuando Lisboa fue destruida por un terremoto en 1755, la Iglesia católica dictaminó que era un justo castigo de Dios (¿les recuerda algo semejante derroche de compasión?). Y la obvia insensatez de esa afirmación cruel (habían muerto miles de inocentes, niños incluidos, en un país además especialmente religioso) creó una conmoción mundial y una reacción aconfesional encabezada por Voltaire. Aquel seísmo fue el comienzo de la muerte de los dioses.
Han pasado 250 años de aquello, pero la Iglesia sigue diciendo cosas igual de insensatas e insensibles. Las crudas palabras del obispo Munilla (que la pobreza espiritual de España es un mal mayor que la tragedia de Haití) también han provocado un sonoro escándalo. Para peor, en vez de pedir excusas, el prelado se justificó diciendo que hablaba a "nivel teológico", con lo cual solidificó su error de expresión y lo convirtió en lo que sin duda es: pura y berroqueña ideología. Ah, sí, seguro que hablaba teológicamente. Sólo hundido a ciegas en el dogma puede uno tener una percepción tan deformada de la realidad y creer que la tibieza católica de los españoles es peor que el atroz sufrimiento de los haitianos y que el pavoroso colapso de un país entero: un abismo en la Tierra. Es la teología como sinónimo del fanatismo. Si Munilla quería hacer una reflexión moral, podría haber hablado de que el horror de ahora es una consecuencia del horror de antes. Haití, ya se sabe, es uno de los países más míseros, corruptos y desesperados del planeta; la esperanza de vida no llega a los 52 años y sólo uno de cada 50 ciudadanos recibe salario. Eso sí que es pobreza espiritual; quiero decir que algo funciona muy mal en un mundo que permite la existencia de estos infiernos. Pero, ya ven, a Munilla y Cía. sólo parece interesarles lo teológico. Así va la Iglesia: matando ella sola a Dios con sus torpezas. 19-1-10 El País.
Lucio Dalla, Caruso.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Fallece a los 95 años el teólogo Enrique Miret Magdalena

Heterodoxo y progresista, ejerció a lo largo de toda su vida una intensa actividad como profesor, escritor y conferenciante
(EFE / EP - Madrid - 12/10/2009)
El teólogo Enrique Miret Magdalena ha fallecido este lunes en Madrid a los 95 años tras una larga enfermedad, según han informado fuentes próximas a la familia. Químico de formación, orientó su actividad hacia la teología y la ética. Catedrático de Ética, ejerció a lo largo de toda su vida una intensa actividad como profesor, escritor y conferenciante experto en esos asuntos. Teólogo seglar, heterodoxo y autodidacta, se confesó católico agnóstico y se consideraba ante todo "un hombre de diálogo".
Nacido el 12 de enero de 1914 en Zaragoza, Miret Magdalena cursó estudios de bachillerato en el Liceo Francés de Madrid y se doctoró en Ciencias Químicas en 1943 en la Universidad Central de Madrid, ciudad en la que vivió la Guerra Civil refugiado en la Embajada de Paraguay por encontrarse inscrito en la lista de candidatos a ingresar en la Compañía de Jesús. Se dedicó profesionalmente a la especialidad de aislamientos térmicos y acústicos, pero pronto comenzó su labor como escritor, profesor y conferenciante experto en Teología, Ética y Sociología de la Religión y de la Familia y Juventud.
Su primer artículo -de los más de 2.000 que publicó- apareció en el periódico Informaciones y poco después comenzó a escribir en la revista Triunfo, en la que trabajó durante 20 años en la sección cultural-religiosa. Fue profesor en la Universidad Pontificia de Salamanca durante cinco años y en la Universidad de Comillas durante doce. Además, enseñó Psicología Moral en el Mary Ward College y fue director de la cátedra libre Pío XII en la Universidad Complutense de Madrid.
Fundador y miembro del consejo de redacción de la revista de ciencias sociales Sistema, fundó y dirigió también la revista Espiritualidad seglar, creó la revista Menores y colaboró en varias publicaciones para la juventud. También publicó artículos en periódicos y revistas de información general.
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