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lunes, 11 de septiembre de 2023

_- Bombardeo a La Moneda: los otros ataques aéreos que hubo el 11 de septiembre de 1973 en Santiago (y el caso de la niña que fue alcanzada por un proyectil)

_- Hace 50 años, la imagen de La Moneda en llamas y la noticia de la muerte de Salvador Allende, el primer socialista en llegar al poder por los votos y no por las armas, dieron la vuelta al mundo. 

 Ambas se convirtieron en íconos del quiebre de la democracia en Chile y el comienzo de un régimen militar que duró 17 años y dejó decenas de miles de víctimas, entre ellas casi 3.000 muertos y desaparecidos. 

Pero el palacio presidencial chileno no fue el único blanco del feroz ataque aéreo perpetrado por las Fuerzas Armadas durante el golpe militar liderado por Augusto Pinochet. 

Ese día, hubo otras embestidas que han sido menos difundidas. En una de ellas habría muerto incluso una niña de 11 años que, según su familia, fue impactada por un proyectil lanzado por un Hakwer Hunter.

BBC Mundo te cuenta cuáles fueron los otros ataques que se produjeron en Santiago el 11 de septiembre de 1973.

 

Mapa de los puntos de Santiago que fueron bombardeados el 11 de septiembre de 1973



1. Ataque a las radioemisoras “Operación Silencio”.

Así se llamaba la misión destinada a silenciar seis antenas radiales afines al gobierno de Salvador Allende, con el fin de aislar al mandatario en medio del golpe.

A cargo de la operación estaba el exgeneral y comandante del Grupo 7, Mario López Tobar, conocido con el pseudónimo de "Libra".

Su primer objetivo era Radio Corporación, perteneciente al Partido Socialista, que ese día había alcanzado a transmitir los primeros mensajes en los que Allende alertaba de un levantamiento en su contra.

“Impactar a ese blanco con cohetes no guiados y aproximando a 450 nudos (830 kilómetros por hora) iba a ser una tarea difícil. Sin duda que lo era”, escribió López Tobar en “El 11 en la mira de un Hawker Hunter”, uno de los libros más reveladores sobre cómo fue la operación aérea ese día.

El texto -hoy descontinuado y difícil de encontrar- fue publicado en 1999, provocando interés de los medios de la época pues, por primera vez, un miembro de la Fuerza Aérea entregaba detalles inéditos de la misión.

El comandante relata, por ejemplo, cómo debió disparar 16 cohetes Sura P-3 hasta lograr detener completamente las transmisiones.

Luego, repitió el tiro en contra de la antena de radio Recabarren, propiedad de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) de Chile, mientras que otros tres pilotos derribaron la señal de las otras radios partidarias a Allende, entre ellas, la Portales y la Sargento Candelaria.

La última que quedó al aire fue radio Magallanes.

En medio del caos, su director, Guillermo Ravest Santis, recibió una llamada del propio Allende.

“Necesito que me saquen al aire, inmediatamente, compañero”, le dijo.

Fue entonces cuando pronunció su último icónico discurso que dio vueltas al mundo.

“¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores! Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición”, dijo Allende en una de sus frases más recordadas.

Salvador Allende
FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,
Salvador Allende pronunció su último discurso alrededor de las 9 de la mañana del 11 de septiembre.

Después de esa transmisión, la señal de radio Magallanes también fue acallada.

Adolfo Aldunate, quien vivía a unos cien metros de la antena de la emisora, le contó a BBC Mundo que ese día se despertó “con un estruendo”.

“Había un fuerte ruido producido por un avión que volaba por encima de mi cabeza y que le disparaba a algo que estaba muy cerca de mi casa. Era radio Magallanes”.

Cuando intentó sintonizarla para saber qué estaba pasando, la señal ya se había perdido.

Los militares habían terminado con éxito su primera operación. A partir de ese momento, los chilenos sólo podrían escuchar las transmisiones de las Fuerzas Armadas.

Radio Magallanes FUENTE DE LA IMAGEN,DOMINIO PUBLICO Pie de foto,

Afiche de Radio Magallanes en 1972.

La muerte de Jeannette
Ligada a la “Operación Silencio” hay una historia sobre la que penden muchas interrogantes: la muerte de Jeannette Fuentealba Rodríguez, una niña de 11 años que vivía en la población San Gregorio, a menos de dos kilómetros de la antena de radio Corporación, el primer blanco de López Tobar.

Según su familia, la pequeña murió debido a un proyectil lanzado por un Hawker Hunter que esa mañana del 11 de septiembre impactó en contra de su casa.

El periodista y documentalista Rodolfo Gárate estuvo 10 años investigando este caso -y los otros ataques aéreos del golpe militar- para el documental “Hawker Hunter, el ruido del silencio”, que fue estrenado este domingo 3 de septiembre y coproducido entre The Union Films, el canal cultural NTV y Televisión Nacional de Chile (TVN).

Para él, su muerte ha sido "completamente invisibilizada".

El principal testigo del ataque es el hermano de Jeannette, Humberto Fuentealba, quien también resultó herido ese día, y en 2012 presentó una querella en contra de la Fuerza Aérea que dio pie a una investigación judicial.

"Yo estaba jugando con mi hermana arriba de la cama, saltando, cuando de repente sentí un sonido muy fuerte, explotó el techo, mi hermana voló, quedó tirada en el piso, boca abajo, con su enagua blanca llena de sangre", recuerda en conversación telefónica con BBC Mundo.

"Unos vecinos me tomaron, yo estaba lleno de esquirlas, mi cabeza sangraba, fue terrorífico".

Luego del impacto, la niña fue trasladada al hospital y tres semanas después, el 3 de octubre de 1973, falleció. Su certificado de defunción decía que la causa de muerte era meningitis purulenta.

Sin embargo, en 2014, en medio de las investigaciones, el cadáver de Jeannette fue exhumado y en 2017 su causa de muerte cambió.

“Existencia de un traumatismo perimortem raquimedular / torácico de alta energía”, consta el nuevo certificado.

“La exhumación da cuenta de la acción traumática y violenta que le genera la muerte a la niña”, le explica a BBC Mundo Cristián Cruz, abogado de la familia Fuentealba.

“Sin duda que aquí hubo un ocultamiento de las Fuerzas Armadas".

"Un avión de guerra atacó la antena y, en ese ataque, uno de los proyectiles alcanzó la casa de Jeannete”, añade.

Rodolfo Gárate entrevistó a diversos testigos de la población San Gregorio para su documental.

"Ellos dicen que ese día había aviones Hawker Hunter arriba de la población y que vieron y sintieron una explosión”, apunta.

Rodolfo Garate y Felipe Arancibia, director y productor ejecutivo del documental "Hawker Hunter, el ruido del silencio", respectivamente.
Libro de López Tobar
Pie de foto,

El libro de López Tobar fue publicado en 1999.



Rodolfo Gárate , director del documental "Hawker Hunter, el ruido del silencio", junto al productor ejecutivo y director de fotografía, Felipe Arancibia.

Por su parte, López Tobar reconoce que, mientras sobrevolaba la antena, pudo "identificar a las personas y lo que estaban haciendo, pero con un gran deseo en mi mente de que esa gente se fuera de allí. Estaban lejos de la antena, pero me habría sentido mucho mejor si no hubiesen estado”, señala en su libro.

Nunca menciona, sin embargo, que un proyectil se disparó en contra de la población.

La investigación sobre la muerte de Jeannette sigue en curso y aún no ha habido procesados. La Fuerza Aérea de Chile se ha negado a entregar información solicitada por la familia.

BBC Mundo se contactó con la Corte de Apelaciones de San Miguel, a cargo del caso. El tribunal respondió a través de una declaración escrita que “la causa está en sumario con diligencias pendientes”.

Humberto Fuentealba
FUENTE DE LA IMAGEN,FELIPE ARANCIBIA Pie de foto,

"Llevo 50 años esperando justicia para mi hermana y por el daño que me hicieron a mí", dice Humberto Fuentealba, quien hoy está pensionado por invalidez debido a las esquirlas que le impactaron el 11 de septiembre de 1973.

El investigador Rodolfo Gárate explica que la importancia de este proceso es que, si se comprueba la responsabilidad del piloto del Hawker Hunter, "Jeannette se convertiría en la única víctima civil del ataque aéreo del 11 de septiembre, algo que la Fuerza Aérea siempre ha negado".

"Esta es una historia de personas humildes, sin militancia política, sin redes de contacto, que por 50 años han sufrido por un hecho que aún no tiene responsables directos", indica.

2. El hospital atacado "por error"
Otro de los objetivos del ataque aéreo del 11 de septiembre era la casa del presidente Salvador Allende, ubicada en la calle Tomás Moro, en la zona oriente de Santiago.

La misión estaba encomendada a dos pilotos que, poco después de las 10 de la mañana, emprendieron vuelo en esa dirección.

Uno de los Hawker Hunter, sin embargo, no lanzó sus misiles sobre la residencia del mandatario, como estaba planeado, sino en contra del hospital de la misma Fuerza Aérea, ubicado a tres kilómetros de la calle Tomás Moro.

La información sobre este ataque es escasa y confusa, y no existe ningún registro fotográfico que sea público. Los periódicos de la época lo mencionaron pero muy brevemente.

La versión más conocida es que los disparos sobre el hospital fueron un “error de precisión”; es decir, que el piloto se equivocó de objetivo.

Mario López Tobar plantea esa idea en su libro: “El avión 2 perdió de vista a su líder y, por lo tanto, no logró ubicar bien cuál era la casa de Tomás Moro, confundiéndola posteriormente con el Hospital de la Fuerza Aérea, que en esos años era muchísimo más pequeño que hoy”, escribe.

“Debido a ello, efectuó un primer lanzamiento de cuatro cohetes contra ese edificio, lo que afortunadamente llevó a cabo con muy poco ángulo, provocando que dos explotaran contra grandes árboles que entonces había frente al inmueble”, añade.

Una de las pocas testigos de este ataque es Sylvia Abarca, quien a sus 32 años se desempeñaba como auxiliar de enfermería en el hospital.

"Estábamos despachando a los pacientes para sus casas cuando de repente explotó la bomba", le cuenta a BBC Mundo desde Santiago.

"Un oficial gritó: '¡se equivocó el weón!'. Ahí nos fuimos todos a proteger a una pared que estaban recién construyendo y nos tiramos al suelo".

"Recuerdo que había una parturienta por ahí y que a mí me llegó una esquirla muy cerca, fue muy riesgoso... fue todo muy rápido, en cosa de minutos", dice.

Sylvia asegura que después del acontecimiento nadie volvió a hablar del tema. "Quedó para callado", afirma.

Una de las grandes dudas respecto a este ataque es quién fue el piloto detrás de la operación.

Hay varias teorías.

Una apunta al hijo de Gustavo Leigh, que en ese entonces era Comandante de Jefe de la Fuerza Aérea.

En conversación con BBC Mundo, Roberto Thieme, ex secretario general de una facción de ultraderecha opositora a Allende llamada Patria y Libertad, asegura que "es más sabido que el pan que era él".

"Lo que pasa es que la Fuerza Aérea de Chile hasta hoy utiliza el negacionismo o el ocultismo porque es casi vergonzoso que el hijo del Comandante en Jefe se haya equivocado y le haya metido unos disparos a su propio hospital... Es como tirarse un balazo en la nuca”, indica.

Pero López Tobar afirma que fue un oficial con "poca experiencia".

"Se incluyó a un oficial del Grupo N9, lo que constituyó un error nuestro, dado que era un oficial muy joven y con poca experiencia para identificar blancos dentro de la gran ciudad, lo que después nos trajo problemas", señala en su libro.

También hay otras hipótesis, como la que sostiene el periodista, investigador y escritor Juan Pablo Meneses, quien fue testigo de la explosión cuando era niño.

Para Meneses, el piloto que disparó el proyectil al hospital no se equivocó, sino que era un desertor que desobedeció las órdenes y atacó a su propio bando.

Juan Pablo Meneses
FUENTE DE LA IMAGEN,CORTESÍA Pie de foto,

El periodista e investigador Juan Pablo Meneses publicó en 2022 el libro "Una historia perdida".

Esta idea la dejó plasmada en su libro “Una historia perdida”, publicado en 2022, donde reconstruye, de manera novelada, el ataque al hospital que, en sus palabras, es una de las tramas “más desconocidas” del golpe en Chile.

“Crecí a dos cuadras del hospital, el bombardeo fue parte de mi historia y sentía que, si no lo escribía, se podía perder”, le dice Meneses a BBC Mundo.

Para él, que la “mayor operación de la historia de la Fuerza Aérea haya estado a cargo de un pobre inexperto que se equivocó no tiene pies ni cabeza”.

“Leí tres libros que contaban versiones diferentes. Yo tengo una cuarta versión que la vengo escuchando internamente hace muchos años. Y decidí hacer una novela porque no tenía cómo demostrarlo, pues los relatos en torno al golpe de Estado están contaminados, nadie se atreve a cuestionar la verdad oficial, esa historia hegemónica que, a estas alturas, les acomoda a todos”, reflexiona.

El documental de Rodolfo Garate presenta otra versión: dice que el piloto que equivocó el blanco fue el teniente Roberto Urrutiaguer, quien murió en un accidente aéreo en 1974.

La investigación de Garate asegura que su nombre fue revelado por el expiloto Anibal Pinto Benussi en una declaración judicial realizada en 2018.

Sin embargo, hasta hoy los detalles de lo ocurrido en el hospital de la FACH son sólo hipótesis.

El pacto de silencio que todavía existe entre muchos uniformados chilenos tampoco ayuda a esclarecer la historia.

Así, a casi medio siglo del golpe, aún quedan más preguntas que respuestas de un irónico episodio que representa el único ataque que recibió el Ejército de Chile (por error o no) de parte de uno de sus propios aviones ese 11 de septiembre de 1973.

3. La casa de Allende
La casa de Salvador Allende tras ser bombardeada.

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La casa de Salvador Allende tras ser bombardeada.

Pero el bombardeo al hospital no impidió que otro de los pilotos de la Fuerza Aérea atacara el verdadero objetivo: la residencia de Allende, ubicada en la calle Tomás Moro.

Ese día, el teléfono de la casa del entonces presidente comenzó a sonar temprano.

El mandatario, consciente de que había un levantamiento en su contra, decidió partir a La Moneda a las 7:20 de la mañana, donde permaneció hasta su muerte.

Sus hijas Beatriz e Isabel también se trasladaron al palacio presidencial.

Sin embargo, su esposa, Hortensia Bussi, y algunos miembros de su guardia personal -denominada Grupo de Amigos del Presidente (GAP)- permanecieron en el lugar.

Más tarde se supo que Allende intentó convencer a sus hijas de que se fueran a la casa en Tomás Moro, pues pensaba que allí estarían seguras.

Nunca se imaginó que ese sitio también sería blanco del ataque aéreo y de un hostigamiento por parte de francotiradores que se ubicaron en los alrededores.

"Allende se equivocó al pensar que era un santuario intocable", le comenta a BBC Mundo Eduardo Labarca, autor de "La biografía sentimental de Allende".

El escritor explica que una de las razones detrás de la ofensiva militar a la casa presidencial es que "allí se había instalado un cuartel del GAP, tenían una cantidad de armas importante".

Pinochet dando una conferencia de prensa el 11 de septiembre, tras derrocar a Allende.

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Pinochet dando una conferencia de prensa el 11 de septiembre, tras derrocar a Allende.

Fue pasadas las 11 de la mañana cuando cayó el primer proyectil, destruyendo ventanas, paredes y parte del mobiliario que se encontraba en el interior.

"Esta casa no era resistente como sí lo era La Moneda. Aquí volaron los techos y paredes", asegura Labarca.

De acuerdo con Mario López Tobar, se efectuaron “cuatro pasadas rasantes con cohetes contra la residencia, destrozando completamente esa propiedad y a un automóvil que estaba dentro del terreno”.

Según Labarca, "la señora Tencha (el sobrenombre con que era conocida Hortensia Bussi) se escondió debajo de un escritorio con sus tres perros".

"Ella tenía tres posibilidades: quedarse ahí y morir, entregarse e ir presa o escapar. Eligió la tercera".

En el libro La Conjura, de la renombrada periodista chilena Mónica González, se afirma que el detective Jorge Fuentes Ubilla logró sacar a Hortensia Bussi de la casa, en medio del bombardeo, por un pasaje posterior.

Luego, miembros del GAP han declarado que subieron al techo de la residencia para hacerle frente a los Hawker Hunter y dispararles.

Hortensia Bucci
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Hortensia Bucci escapó de la casa presidencial mientras era atacada.

López Tobar menciona en su libro que el "Hawker Hunter del líder tenía una pequeña perforación en uno de los estanques suplementarios como consecuencia de un disparo efectuado por uno de los defensores de Tomás Moro durante la pasada baja inicial”.

Otro miembro del GAP, Miguel Farías Cordero, relató en un testimonio público parte de lo que vio en medio del ataque a la residencia presidencial.

"En el patio (había) una especie de cráter, seguí hacia el comedor donde había dejado un poncho, al parecer una bomba destruyó el techo, el poncho era un montón de tela rota, otra cayó cerca de la enfermería y me pilló cerca de la puerta, con la explosión sentí una masa de aire caliente que me empujó con fuerza", señala en un texto publicado en el sitio web del GAP.

Tras el duro enfrentamiento, quienes aún estaban en la residencia decidieron huir a través de un colegio de monjas ubicado atrás de la casa. Posteriormente, la residencia fue saqueada.

Antes del mediodía, le comunicaron a Allende lo que había sucedido.

Así lo relata Óscar Soto en el libro “El último día de Salvador Allende”. El médico y colaborador del presidente estuvo con él en sus últimas horas en La Moneda.

“Le comunican a Allende que cerca de las 11:20 horas su casa, en calle Tomás Moro, también había sido bombardeada. Pregunta por su esposa. Se le dice: ‘está todo destruido’”, recuerda Soto.

Tras lanzar sus proyectiles en contra de la casa presidencial, los Hawker Hunter se dirigieron rápidamente a La Moneda. Lo que sigue es historia conocida.

En democracia, la residencial presidencial del líder socialista fue declarada Monumento Histórico.

Aún conserva algunas instalaciones de aquella época, como un mural con el Escudo de Armas de la República, ubicado en la fachada principal, que fue encargado por el propio Allende.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

_- A 48 años del derrocamiento de Allende. Mis recuerdos del golpe.

_- ¡Levántense muchachos! Los marinos se han tomado Valparaíso. Con esas palabras, como a las cinco de la mañana, nos despertó el padre del “Chico Toro”, en cuya casa del cerro Barón nos alojamos la noche del lunes 10 de septiembre de 1973.

Habíamos viajado a Valparaíso, tres compañeros de Santiago (El “Chico Toro”, el “Flaco Ruiz” y yo), para asistir a una reunión del Comité Regional del Partido Comunista Revolucionario (PCR), llevando también los últimos materiales y el periódico El Pueblo. La reunión se alargó y no alcanzamos a regresar a Santiago, como teníamos previsto, por lo que nos quedamos a dormir en Valparaíso.

Tras el aviso del golpe nos levantamos rápidamente y comenzamos a conversar sobre lo que teníamos que hacer ante una situación doblemente imprevista: un golpe de Estado y además nosotros en Valparaíso, lo que no estaba en absoluto contemplado.

Aunque todo el mundo hablaba de las posibilidades de un golpe de Estado (incluso la portada del periódico El Pueblo que andábamos trayendo alertaba sobre la asonada golpista que se preparaba) evidentemente enfrentar la realidad del golpe no era lo mismo.

Lo primero que hicimos fue “limpiar” los documentos en nuestras ropas y también en el auto, deshaciéndonos de cualquier elemento comprometedor. Llamamos a algunos contactos en Santiago y luego los tres camaradas nos trasladamos a la casa de la hermana del “Chico Toro” en el cerro Polanco. Allí discutimos si poníamos la bandera chilena en el frontis o no, decidimos hacerlo, para evitar problemas y disminuir la posibilidades de ser allanados.

En la casa nos dedicamos a escuchar las noticias en las radios chilenas y luego internacionales. Impresionante fue oír al presidente Salvador Allende señalar que había ordenado al Ejército dirigirse a Valparaíso para sofocar el intento golpista, lo que nos dio alguna esperanza. Más tarde escuchamos que el general Carlos Prats avanzaba con tropas leales desde el sur, pero pronto comprendimos que el golpe se había impuesto y que la resistencia fue menor de la esperada y era aplastada. Los últimos discursos de Allende nos impresionaron y con el tiempo tomaron aún mayor envergadura.

Conversamos intensamente toda la tarde y casi toda la noche ¿Qué sucedió? ¿Qué errores cometimos los sectores revolucionarios y qué errores cometió el gobierno? Pero siempre concluíamos que el golpe no se produjo por los errores sino por la determinación de las clases dominantes de defender sus privilegios a toda costa. El rechazo a las profundas reformas que promovió el gobierno de Salvador Allende hizo que los grandes empresarios y sus partidos políticos, junto a los Estados Unidos, impulsaron y apoyaron una conspiración de las Fuerzas Armadas, como ha quedado finalmente establecido por la historia, incluso reconocido por el Informe Church, del Senado estadounidense, sobre acción encubierta en Chile 1963-1973.

Esa noche del 11 de septiembre dormimos muy poco y el miércoles 12 nos despertamos temprano y seguimos reflexionando y viendo también qué hacer, tanto para conectarnos con los demás camaradas, especial preocupación teníamos por los compañeros campesinos y mapuches del Netuaiñ Mapu que, como confirmamos después, fueron ferozmente reprimidos. También debatimos qué debíamos hacer para enfrentar la nueva situación en que seguramente pasaríamos a la clandestinidad. Yo había terminado la carrera de periodismo en la Universidad de Chile, había hecho la práctica pero me faltaba el examen de grado, pero ya era evidente que no podría retornar a la universidad, pues era conocido como dirigente estudiantil, incluso había sido candidato a presidente de la Fech. Tomamos una serie de medidas entre ellas separarnos para evitar que nos detuvieran a los tres juntos y fijamos puntos para vernos en Santiago en fechas determinadas.

Yo me fui a casa de la “Tía Mimi” en Viña del Mar, en realidad amiga de mis padres, quien me acogió tres noches, y a quien aprovecho nuevamente de agradecer de todo corazón. Solo pasamos un susto el jueves, en que como a las dos de la madrugada me desperté por ruidos en la habitación. Los marinos estaban allanando la casa y alcancé a escuchar que preguntaban por la biblioteca -que mi tía no tenía- finalmente al no encontrar nada sospechoso se retiraron y yo me quedé con el tremendo susto.

Recién el sábado 15 se abrieron la carreteras y pude volver a Santiago en el auto, que fue manejado por un hijo de la “Tía Mimi”, siendo detenidos en tres controles militares, en uno de los cuales retaron a “mi primo” por llevar el pelo largo, pero no pasó más allá.

Al llegar a Santiago ese sábado, como a mediodía, nos separamos y yo me fui directo a la librería Huitrañe, ubicada en San Antonio 434, local 14, donde hoy está la librería de Le Monde Diplomatique y saqué todos los documentos comprometedores.

La historia de ese local merecería un texto aparte, pero solo diré que en tiempos de la UP la librería Huitrañe (que en mapudungún quiere decir álzate) era una librería del PCR y vendíamos los materiales del movimiento ESPARTACO y toda la literatura que enviaban de la República Popular China, incluyendo el famoso libro rojo. Días después del golpe la DINA se apropió del local, que pertenecía a mi padre, poniendo un letrero que decía “Cooperativa Austral”, ocupándolo por alrededor de tres años. Cuando mi hermano Rodrigo tomó una foto del local para agregarla al dossier con el que intentaba recuperarlo, fue detenido y llevado a Villa Grimaldi, posteriormente lo liberaron y unos meses después devolvieron el local.

Luego de “limpiar” la librería, tras asegurarme que no había problemas, fui a mi casa en Los Dominicos y también saqué o eliminé todo lo comprometedor. (En un mes la allanaron tres veces, llevándose mis libros incluyendo los archivos periodísticos, con mueble y todo, inquietando a mi hermana Mónica que allí vivía). Saliendo me fui a una “casa de seguridad” que tenía prevista y luego donde mis abuelos maternos que me acogieron.

Después de varias reuniones con compañeros de la dirección del PCR me señalaron que habían decido que yo y Jorge Palacios nos asiláramos y desde el exterior apoyáramos las actividades en Chile.

De la casa de mis abuelos, a fines de septiembre, me fui a la residencia del Embajador de España en el barrio El Golf, ya que me habían informado no tenía protección policial. (Esto también merecería un capítulo completo, ya que estamos hablando del embajador de la España franquista). Después de esperar dos horas en el patio delantero de la residencia, finalmente el mismo embajador, Enrique Pérez Hernández, se acercó a través de la reja de salida de los autos y me preguntó qué quería, le dije que asilarme, que era estudiante, que habían allanado la casa y mis padres se encontraban en esos momentos en España, después de otras preguntas, abrió la reja y me hizo pasar.

Al ingresar a la residencia, toda la tranquilidad y entereza que había tenido desde el golpe en adelante se me vinieron abajo, las piernas y la voz me temblaban. El embajador se dio cuenta y me hizo sentar inmediatamente, me dio agua y me tranquilizó amablemente. Me llevaron a una suite y me dejaron descansar. En la residencia solo había un refugiado, los asilados españoles de los primeros días ya habían partido.

El mes que estuve en la residencia, a la espera del salvoconducto para poder abandonar el país, fue muy tranquilo y leí mucho. La habitación era confortable pero no podía salir de ella. Nos llevaba la comida un mozo, siempre de primera calidad, incluso recuerdo una vez que el mozo me dijo “estas codornices las cazó el señor embajador”.

El único sobresalto fue el 12 de octubre, ese día en la mañana el mozo me dijo, “hoy debe estar tranquilo, ya que vendrán a almorzar los miembros de la Junta militar”. Efectivamente, desde mi ventana observé como llegaba Pinochet y dos de los tres comandantes en jefe. Cerraron la Avenida Apoquindo, llegaron tanquetas y automóviles y vi entrar y -luego de un par de horas- salir al dictador.

Unos días después el embajador me comunicó que las autoridades chilenas me habían otorgado el salvoconducto y que viajaría en un vuelo Iberia hasta Madrid, que todo estaba bien y que me acompañarían al aeropuerto, hasta dejarme arriba del avión. Y así fue, recuerdo el trayecto en el auto de la embajada, escoltado por motos policiales, y haber pasado frente a la Moneda, una imagen que no olvidaré jamás.

El viaje tenía una primera escala en el aeropuerto de Ezeiza. Al descender tuve la inmensa sorpresa y alegría de encontrarme con mis padres, que llevaban días esperándome en el aeropuerto de Buenos Aires. Brotaron las lágrimas de ellos y mías, pero también de las azafatas que habían empatizado con mis padres y también solidarizaban con los chilenos víctimas de la dictadura.

Así comenzó mi vida de exiliado a raíz del golpe. En España me quedé tres semanas (alcancé a adquirir el libro Vía chilena al golpe de Estado de Manuel Vázquez Montalbán, quien después me contó que ese libro sólo había estado un día en las librerías ya que fue requisado a las 24 horas de su publicación) Tras interrogarme en el subterráneo de la Dirección General de Seguridad, en la Puerta del Sol, el gobierno español no me permitió quedarme, me dieron un “Título de Viaje” válido sólo para un país y me expulsaron.

Con pasaportes falsos recorrí Italia, Albania, China, Argentina y otros países, hasta que en 1975 me instalé en París. Realicé diversos trabajos, estudié comunicaciones, pero fundamentalmente me dediqué a labores de apoyo a la Resistencia, publicando el boletín de la Agencia Chilena Antifascista (ANCHA) y participé en numerosos mítines en decenas de países. En 1982 entré a trabajar a Radio Francia Internacional, fui también corresponsal de Radio Cooperativa en París. A fines de 1987 aparecí en las listas que permitían el regreso, y a comienzos de 1988 volví a Chile, incorporándome a la revista Análisis, cubriendo también el plebiscito del 5 de octubre para Radio Cooperativa. Luego de idas y venidas entre Francia y Chile, en septiembre del 2000 fundé la edición chilena de Le Monde Diplomatique y la editorial Aún Creemos en los Sueños, de ambos sigo siendo director y, como dice Edith Piaf, je ne regrette rien.

Víctor Hugo de la Fuente González. Director de la edición chilena de Le Monde Diplomatique.

Este texto reproduce -en extenso- la versión del publicado en el libro “Mi 11 de septiembre”. Este libro, publicado en 2017, acaba de tener una tercera edición, que incluye un texto de Fernando Reyes Matta. Allí también dan sus testimonios Verónica Ahumada, Sergio Campos, Leonardo Cáceres, Jorge Andrés Richards, Miguel Ángel San Martín, Enrique Contreras, Angélica Beas, Gladys Díaz, Erasmo López, Antonio Márquez, Enrique Martini, Lidia Baltra, Jorge Piña, Marcel Garcés, Marcelo Castillo, Felipe de la Parra, Federico Gana, Héctor Alarcón Manzano, Joaquín Real, Miguel Davagnino, Cristian Ruiz, Enrique Fernández y Alejandro Arellano.

Fuente: https://www.lemondediplomatique.cl/2021/09/mis-recuerdos-del-golpe.html

jueves, 2 de septiembre de 2021

Muere Mikis Theodorakis, el compositor de "Zorba el griego" a quien Grecia tenía en su propio Olimpo

Puede que para buena parte del mundo hoy se haya anunciado la muerte del compositor de una canción universal: Zorba.

Pero a los griegos, en realidad, se les acaba de morir una divinidad.

Mijalis "Mikis" Theodorakis, fallecido este 2 de septiembre en Atenas a los 96 años, fue una de las figuras más importantes y emblemáticas de la Grecia contemporánea.

Y no sólo por su música.
Theodorakis también encarnó las luchas políticas y sociales que marcaron a su país y al mundo en el siglo XX.

Además de músico, Theodorakis fue parlamentario, ministro y activista.

Su apellido, que en una traducción libre podría ser regalito de Dios, lleva décadas impreso en la cabeza y el corazón de los griegos.

A ellos verdaderamente se les ha muerto un tesoro nacional.

Dos gigantes
Contar la vida de Mikis, como se le conocía popularmente, es relatar una odisea.

Nacido en julio de 1925 en la isla de Xíos (en español se pronuncia Jios), desde muy pequeño tuvo clara su vocación.

Theodorakis fue un coloso de la creación: su carrera abarca más de 1.000 piezas.

Aunque más tarde realizó estudios formales en París, aprendió a componer solo, escuchando música folclórica y bizantina, y a los 17 años dio su primer concierto.

Nunca más paró.
Ni cuando combatió en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra Civil que acto seguido desangró a Grecia, ni cuando fue perseguido, torturado y exiliado durante la Junta Militar que gobernó su país entre 1967 y 1974. Sus canciones fueron prohibidas y dos veces lo enterraron vivo.

Nada lo hizo sucumbir. Siempre, en toda circunstancia, fue una presencia imponente, exuberante, expresiva.

Parecía un volcán.
En YouTube hay un video fantástico de un concierto de 1995 en Munich, Alemania, en que Mikis comparte escenario con Anthony Quinn, el famoso actor de origen mexicano que en 1964 protagonizó la película "Zorba el griego", de Mijalis Kakoyiannis.

Theodorakis tenía 70 años y Quinn 80. Cantan, bailan, se besan, se abrazan, se elogian, pero sobre todo disfrutan.

Son dos gigantes que gozan como niños.

 

En 2017 circuló otro video que mostraba su grandeza. Aparece dirigiendo ya muy anciano, en silla de ruedas, con una pasión envidiable a un coro de mil personas de 30 ciudades que cantaban en su honor.

Hacia el final rompe en llanto de la emoción, mientras el público le grita maestro, enorme, eterno, el último de los grandes griegos.

Obra maestra
El legado de Mikis Theodorakis es contundente.

Entre cantatas, óperas, sinfonías, ballets, música de cámara, oratorios, películas y canciones populares, su carrera musical llegó a sumar más de mil piezas.

Puede que "Zorba el griego" sea la más conocida, pero no es necesariamente la más alabada.

Para muchos su obra maestra es la "Trilogía (o balada) Mauthausen".

En los años 60, Theodorakis grabó La balada de Mauthausen con el Servicio Griego del Servicio Mundial de la BBC.

Basada en la trágica experiencia del poeta griego Iakovos Kambanellis en el infame campo de concentración nazi, ha sido descrita como el trabajo musical más hermoso jamás compuesto sobre el Holocausto.

Muchas de las grandes composiciones de Theodorakis están, de hecho, inspiradas en la literatura: entre otras, les puso música a las palabras de sus compatriotas Giorgos Seferis y Odiseas Elytis, al "Romancero Gitano" del español Federico García Lorca y al "Canto General" del Premio Nobel chileno Pablo Neruda.

Son obras épicas, un buen reflejo de su ambición, de su compulsión por crear y mezclar. Lo clásico con lo popular, lo griego con lo universal, lo simple con lo grandioso.

Epitafio
La carrera musical de Mikis se desarrolló en paralelo a un intenso compromiso político.

Theodorakis.
Fundó partidos, fue parlamentario, ministro y militante comunista durante gran parte de su vida, aunque en 1989 fue candidato independiente por el partido de centroderecha Nueva Democracia, lo que le valió críticas de quienes lo consideraron un traidor.

Pero especialmente fue un activista, un defensor vociferante de la libertad, el medio ambiente, los derechos humanos y de la infancia y un opositor acérrimo a la violencia y la guerra.

En la década de los 60 se convirtió en una figura sobresaliente en la escena internacional y fue, junto a la actriz y cantante Melina Mercuri, el símbolo de la resistencia a la dictadura en Grecia.

La lista de personalidades que lo recibieron y apoyaron en esa época es destacable e incluye a artistas como Dmitry Shostakovich, Leonard Bernstein y Arthur Miller y a políticos como Yasser Arafat, Francois Mitterand, Olof Palme y Salvador Allende.

Melina Mercuri fue junto a Theodorakis uno de los principales símbolos de la resistencia a la Junta Militar griega.

Su nombre daba y siguió dando la vuelta al mundo.
En 1964 los Beatles grabaron una versión de su canción Honeymoon (Luna de miel), en los 80 Moscú le dio el Premio Lenin de la Paz y en los 90 recibió el Premio Musical de la Unesco.

En 1994 realizó una gira humanitaria que lo llevó a varios países de Europa, Canadá y Estados Unidos dirigiendo una megaorquesta de 150 músicos y cantantes.

Cuando llegó a Washington, el Senado lo recibió con una resolución oficial en que lo honró y aplaudió "su excepcional talento artístico, su profundo amor por su país y su dedicada labor a favor de las grandes causas"...

https://www.bbc.com/mundo/noticias-37532467 

La fascinante historia de la amistad entre Mikis Theodorakis y Pablo Neruda que llevó al compositor griego a musicalizar el poemario "Canto General" aquí.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Entrevista a Mario Amorós, autor de "Allende. La biografía", que hoy se presenta en Barcelona. "Pasados 40 años de la muerte de Allende no existe en Chile una alternativa de izquierdas”

Maria José Esteso
Diagonal

El 11 de septiembre se cumplieron 40 años del golpe de Estado en Chile y de la muerte del presidente electo Salvador Allende.

Ha sido precisamente en esta fecha en la que se presentó Allende. La biografía del historiador y periodista Mario Amorós (Alicante 1973). El libro, que cuenta con 676 páginas, se nutre de 18 años de trabajo en los que el autor ha recogido gran cantidad de documentos, algunos hasta ahora inéditos, entrevistas, discursos de Allende y otros tantos informes recopilados en los nueve viajes a Chile que Amorós ha llevado a cabo y donde también ha realizado un seguimiento minucioso de periódicos de la época y consultado más de 15 archivos chilenos para dar a conocer quién fue Salvador Allende y su legado político.

Allende. La biografía, también fue presentado en Chile el 4 de septiembre.

¿Qué va a encontrar el lector en esta biografía de Salvador Allende?
En este libro he intentado, en la medida de mis posibilidades, ofrecer una biografía completa de la trayectoria de Salvador Allende, desconocido y admirado por su comportamiento el 11 septiembre de 1973. Sin embargo, casi nadie conoce su infancia, sus años de estudiante, sus primeros años de militancia política en Valparaíso como dirigente de Partido Socialista de Chile, su labor como ministro de Sanidad entre 1939 y 1942... Pero también, qué plantea en los años '40, cómo se convierte en el líder de la izquierda chilena, sus compañas presidenciales, sus viajes por todo el mundo, su amistad con los líderes de izquierda de la época, etc. También he investigado, y reflejo en el libro, cuál fue su labor y su proyecto político como ministro de Sanidad.

¿Por qué se fijó en Chile y en la figura de Salvador Allende durante tantos años?
Conocí el famoso discurso de Salvador Allende sobre Las Alamedas cuando tenía 20 años. Me impresionaron mucho las palabras de Allende y justo dos años después, en 1995, encontré un libro en la Facultad de Historia de Barcelona, donde estudié Historia, con el discurso íntegro y me volvió a conmocionar. A partir de esa fascinación por la figura de Allende empecé a buscar más información en la biblioteca de Fundació CIDOB, también en Barcelona, y entonces con veintitantos años me seguía deslumbrando tanto que decidí investigar y documentarme sobre la figura de Allende.

En 1997 fui por primera vez a Chile y estuve en una charla del gran sociólogo chileno Tomás Moulian sobre Allende y allí conocí a la viuda de Allende, Hortensia Bussi, le dije que iba a escribir un libro sobre Allende, aunque he tardado 16 años... Luego vino la detención de Pinochet, en 1998, y empecé a escribir muchos artículos para diversos medios de comunicación. Hasta hoy.

El libro Allende. La biografía, se nutre de 18 años de investigación y lecturas sobre Chile y Salvador Allende, no me he dedicado sólo a eso durante estos años, pero sí han sido 18 años de seguimiento de la figura de Salvador Allende. Comencé a leer mucho sobre él, tengo centenares de libros, a viajar a Chile, he visitado nueve veces el país, a estar pendiente todos los días de la prensa chilena... y, por supuesto, he investigado mucho: he consultado más de 15 archivos chilenos.

¿Cuáles son las anécdotas que reseñaría durante su investigación para elaborar esta biografía de Allende?
Una de las cosas que recuerdo de esos años es, por ejemplo, la búsqueda de periódicos socialistas y anarquistas en la Biblioteca de Nacional de Chile. He "llorado" al director de la biblioteca para que me dejase consultar periódicos que en esos momentos estaban en reparación... Son ejemplares muy viejos que finalmente pude leer y las informaciones que he conseguido sobre Allende a través de esos documentos, sobre todo referentes a los años '30, son muy reveladoras. El informe de la masonería del 35 es muy importante porque ofrece detalles absolutamente desconocidos sobre Allende

Cómo se forja [Allende] en el Partido Socialista de Valparaíso fue determinante. El capítulo 3 y el 4 es de los que más orgulloso me siento. Sobre los años 40 no he podido profundizar mucho, pero del capítulo 4, sobre los años 30 y la etapa de Allende como ministro de Sanidad creo que es donde los lectores van a encontrar información muy interesante. También estuve llamando durante cuatro meses a varios colegios en los que estudió Allende y he conseguido muchos informes de su época estudiantil.

Uno de los documentos más importantes que aparecen en el libro es un manuscrito de La Masonería, del año 35, que ofrece detalles absolutamente desconocidos sobre Allende. Por ejemplo, que colaboraba como estudiante de medicina con los consultorios médicos junto con los sindicatos anarquistas de Santiago, hacia los años 1930 y 1931, y ese dato sólo se sabe gracias a ese papel que antes no había salido a la luz, porque su vocación política nace de la mano de un carpintero anarquista de origen italiano, Juan Demarchi, que vivía en Valparaíso y Allende siempre iba a conversar con él. Esa semilla libertaria fue determinante en su vida.

¿Qué opina de los que critican la muerte de Allende, que hoy conocemos fue un suicidio?
No he perdido el tiempo en eso. Yo creo que hay que hablar de la trayectoria política de Allende, de su actividad como presidente de la República. Se tiende a hablar sobre las circunstancias de su muerte, pero lo importante es su resistencia en La Moneda, junto con sus compañeros, que fue un ejemplo de dignidad republicana.

Allende, además, tiene un amplio recorrido de casi medio siglo de participación en las luchas sociales y políticas de Chile que hay que recuperar. Yo creo en la palabra de los sobrevivientes de La Moneda, los médicos en concreto, que han dicho que Allende se suicidó. Las circunstancias de su muerte también se relatan en esta biografía. La vocación política de Allende nace de la mano de un carpintero anarquista de origen italiano que vivía en Valparaíso

Allende se suicida en La Moneda por culpa de los golpistas, él es una de las primeras víctimas del golpe de Estado y su gesto fue determinante para marcar a la dictadura de Pinochet para siempre. El bombardeo de La Moneda y la muerte del presidente chileno en aquellas circunstancias, con aquel discurso tan emotivo, marcaron para siempre al régimen de Pinochet, al traidor detestado por la humanidad, un general paradigma del fascismo.

¿Existen similitudes entre Chile y España en la reparación de las víctimas de los crímenes de lesa humanidad de ambas dictaduras?
No. En Chile la dictadura cae en 1988 por el plebiscito que pierde Pinochet y lo pierde, sobre todo, porque entre 1974 y 1975 hay un movimiento de derechos humanos cada vez más amplio que denuncia los crímenes de la dictadura y revindica a sus militantes asesinados, eso es lo que tumba a Pinochet.

Durante los primeros años de la transición en Chile había una impunidad como la hay todavía ahora en España. Sin embargo, la detención de Pinochet en Londres cambia el escenario. Un hecho fortuito e inesperado. Hoy, 15 años después, hay centenares de militares y represores que están siendo investigados, decenas de represores en las cárceles, muchos lugares de la memoria, como el Museo de la Memoria, aunque se le puede hacer alguna critica, y también se ha llevado a cabo una reparación económica de las víctimas.

Además, hoy una parte de la derecha, que sigue legitimando el golpe de Estado porque sigue responsabilizando a Allende de aquella situación, ya no oculta su opinión e incluso algunos sectores han admitido la magnitud de la represión de la dictadura.

¿Qué hubiera sido de Chile si no se hubiera producido el golpe de Estado?
No sé sabe. Salvador Allende iba a convocar un plebiscito y el pueblo se hubiera pronunciado. No era fácil que la Unidad Popular y Allende ganaran ese plebiscito porque la política de acoso y derribo de la oposición tenía al país en una situación muy difícil. La vida cotidiana de los chilenos era difícil, no por culpa de Allende.

La estrategia, inteligentísima, de la oposición de fomentar el desabastecimiento y de movilizar a las clases medias desde el fascismo situaron a la sociedad al borde del abismo. Lo que está claro es lo que pasó: un golpe de Estado brutal, una represión cruel, que 40 años después, la izquierda y el movimiento popular en Chile no son una alternativa... Casi medio siglo después no hay en Chile una alternativa potente de izquierdas.

La represión dejó una huella muy marcada en Chile. Primero porque eliminó a varias generaciones de dirigentes políticos y segundo porque el daño que ha dejado en la sociedad ha sido terrible.
Fuente: https://www.diagonalperiodico.net/global/19828-medio-siglo-despues-la-muerte-allende-no-existe-chile-alternativa-izquierdas.html
https://www.diagonalperiodico.net

domingo, 15 de septiembre de 2013

"Allende contribuyó a restituir la dignidad perdida del lenguaje político". Eduardo Galeano en el cierre del I Foro Internacional Antifascista en Caracas

Aporrea / VTV

“Allende no mentía cuando advirtió desde el Palacio de La Moneda: Yo de aquí no salgo vivo (…) Era un hombre de honor”, recuerda el escritor uruguayo Eduardo Galeano.

Durante el cierre del Foro Internacional Antifascista en el Teatro Nacional, tras conmemorar los 40 años del golpe de Estado en Chile, el escritor asegura que “yo sé que el honor es un producto raro de encontrar, pero él contribuyó mucho a restituir la dignidad, la dignidad perdida del lenguaje político”.

Galeano habla de la importancia del legado que deja el presidente Salvador Allende que contiene un mensaje de honestidad y valentía.

“Creo que nos dejó unas cuantas herencias importantes, todas referidas a la valentía, al coraje y la dignidad. (…) Nos enseñó que el lenguaje es sagrado, que la palabra humana puede ser sagrada y que a ella nos debemos; y por eso hay que ser muy cuidadoso en lo que se dice para no romper la difícil identidad que se logra en algunos casos excepcionales entre lo que se dice y lo que se hace”, manifiesta.

El intelectual uruguayo expresa que “estamos acostumbrados a divorciar las palabras de los actos, que rara vez se juntan, y cuando se encuentran las palabras y los hechos ni siquiera se saludan porque no se conocen”.

Explica que en el caso de Allende hubo una identidad perfecta entre lo que decía y lo que hacía, “y esa fue su mejor herencia, esa recuperación de la dignidad del lenguaje”.

El literato trae a colación una frase del Líder chileno, a la que denomina autoprofética: “Vale la pena morir por todo aquello sin lo cual no vale la pena vivir”; e indica que este pensamiento define muy bien la calidad humana de un hombre excepcional que “restituyó a la democracia el prestigio de las palabras secuestradas por los políticos mentirosos que han arruinado el lenguaje de tanto mentir”.
Ver aquí un resumen de las conferencias celebradas en Venezuela.
TeleSURtv.net - Especiais - Antifascista Meeting
Fuente: http://www.aporrea.org/actualidad/n236248.html

jueves, 12 de septiembre de 2013

Documental sobre el golpe de estado de los militares en Chile el 11-S de 1973.


Extrait de « La Spirale » d'Armand Mattelard from Le Monde diplomatique on Vimeo.
Le 17 septembre, à 19 heures, une projection spéciale de « La Spirale » est organisée par « Le Monde diplomatique » et Galatée films, en présence d'Armand Mattelard, Ignacio Ramonet et Jacques Perrin. A la Maison de l'Amérique Latine, 217 Boulevard Saint-Germain, Paris, VIIe. Entrée gratuite, sur réservation par email : reservationlaspirale@gmail.com (dans la limite des places disponibles).