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jueves, 2 de septiembre de 2021

Muere Mikis Theodorakis, el compositor de "Zorba el griego" a quien Grecia tenía en su propio Olimpo

Puede que para buena parte del mundo hoy se haya anunciado la muerte del compositor de una canción universal: Zorba.

Pero a los griegos, en realidad, se les acaba de morir una divinidad.

Mijalis "Mikis" Theodorakis, fallecido este 2 de septiembre en Atenas a los 96 años, fue una de las figuras más importantes y emblemáticas de la Grecia contemporánea.

Y no sólo por su música.
Theodorakis también encarnó las luchas políticas y sociales que marcaron a su país y al mundo en el siglo XX.

Además de músico, Theodorakis fue parlamentario, ministro y activista.

Su apellido, que en una traducción libre podría ser regalito de Dios, lleva décadas impreso en la cabeza y el corazón de los griegos.

A ellos verdaderamente se les ha muerto un tesoro nacional.

Dos gigantes
Contar la vida de Mikis, como se le conocía popularmente, es relatar una odisea.

Nacido en julio de 1925 en la isla de Xíos (en español se pronuncia Jios), desde muy pequeño tuvo clara su vocación.

Theodorakis fue un coloso de la creación: su carrera abarca más de 1.000 piezas.

Aunque más tarde realizó estudios formales en París, aprendió a componer solo, escuchando música folclórica y bizantina, y a los 17 años dio su primer concierto.

Nunca más paró.
Ni cuando combatió en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra Civil que acto seguido desangró a Grecia, ni cuando fue perseguido, torturado y exiliado durante la Junta Militar que gobernó su país entre 1967 y 1974. Sus canciones fueron prohibidas y dos veces lo enterraron vivo.

Nada lo hizo sucumbir. Siempre, en toda circunstancia, fue una presencia imponente, exuberante, expresiva.

Parecía un volcán.
En YouTube hay un video fantástico de un concierto de 1995 en Munich, Alemania, en que Mikis comparte escenario con Anthony Quinn, el famoso actor de origen mexicano que en 1964 protagonizó la película "Zorba el griego", de Mijalis Kakoyiannis.

Theodorakis tenía 70 años y Quinn 80. Cantan, bailan, se besan, se abrazan, se elogian, pero sobre todo disfrutan.

Son dos gigantes que gozan como niños.

 

En 2017 circuló otro video que mostraba su grandeza. Aparece dirigiendo ya muy anciano, en silla de ruedas, con una pasión envidiable a un coro de mil personas de 30 ciudades que cantaban en su honor.

Hacia el final rompe en llanto de la emoción, mientras el público le grita maestro, enorme, eterno, el último de los grandes griegos.

Obra maestra
El legado de Mikis Theodorakis es contundente.

Entre cantatas, óperas, sinfonías, ballets, música de cámara, oratorios, películas y canciones populares, su carrera musical llegó a sumar más de mil piezas.

Puede que "Zorba el griego" sea la más conocida, pero no es necesariamente la más alabada.

Para muchos su obra maestra es la "Trilogía (o balada) Mauthausen".

En los años 60, Theodorakis grabó La balada de Mauthausen con el Servicio Griego del Servicio Mundial de la BBC.

Basada en la trágica experiencia del poeta griego Iakovos Kambanellis en el infame campo de concentración nazi, ha sido descrita como el trabajo musical más hermoso jamás compuesto sobre el Holocausto.

Muchas de las grandes composiciones de Theodorakis están, de hecho, inspiradas en la literatura: entre otras, les puso música a las palabras de sus compatriotas Giorgos Seferis y Odiseas Elytis, al "Romancero Gitano" del español Federico García Lorca y al "Canto General" del Premio Nobel chileno Pablo Neruda.

Son obras épicas, un buen reflejo de su ambición, de su compulsión por crear y mezclar. Lo clásico con lo popular, lo griego con lo universal, lo simple con lo grandioso.

Epitafio
La carrera musical de Mikis se desarrolló en paralelo a un intenso compromiso político.

Theodorakis.
Fundó partidos, fue parlamentario, ministro y militante comunista durante gran parte de su vida, aunque en 1989 fue candidato independiente por el partido de centroderecha Nueva Democracia, lo que le valió críticas de quienes lo consideraron un traidor.

Pero especialmente fue un activista, un defensor vociferante de la libertad, el medio ambiente, los derechos humanos y de la infancia y un opositor acérrimo a la violencia y la guerra.

En la década de los 60 se convirtió en una figura sobresaliente en la escena internacional y fue, junto a la actriz y cantante Melina Mercuri, el símbolo de la resistencia a la dictadura en Grecia.

La lista de personalidades que lo recibieron y apoyaron en esa época es destacable e incluye a artistas como Dmitry Shostakovich, Leonard Bernstein y Arthur Miller y a políticos como Yasser Arafat, Francois Mitterand, Olof Palme y Salvador Allende.

Melina Mercuri fue junto a Theodorakis uno de los principales símbolos de la resistencia a la Junta Militar griega.

Su nombre daba y siguió dando la vuelta al mundo.
En 1964 los Beatles grabaron una versión de su canción Honeymoon (Luna de miel), en los 80 Moscú le dio el Premio Lenin de la Paz y en los 90 recibió el Premio Musical de la Unesco.

En 1994 realizó una gira humanitaria que lo llevó a varios países de Europa, Canadá y Estados Unidos dirigiendo una megaorquesta de 150 músicos y cantantes.

Cuando llegó a Washington, el Senado lo recibió con una resolución oficial en que lo honró y aplaudió "su excepcional talento artístico, su profundo amor por su país y su dedicada labor a favor de las grandes causas"...

https://www.bbc.com/mundo/noticias-37532467 

La fascinante historia de la amistad entre Mikis Theodorakis y Pablo Neruda que llevó al compositor griego a musicalizar el poemario "Canto General" aquí.

sábado, 20 de octubre de 2018

Neruda. ME gustas cuando callas...



Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

 Escuche a Neruda recitar el Poema 15.Para oir el archivo necesita la aplicación RealPlayer, si no la tiene bájela aquí

jueves, 18 de octubre de 2018

PUEDO escribir los versos más tristes esta noche

 20
PUEDO escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".


El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.


En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.


Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.


Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.


Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.


Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.


Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.


La misma noche que hace blanquear los mismos
árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.


Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.


De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.


Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.


Porque en noches como ésta la tuve entre mis
brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.


Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
>> Escuche a Neruda recitar el Poema 20.Para oir el archivo necesita la aplicación RealPlayer, si no la tiene bájela aquí

sábado, 14 de abril de 2018

¡Por la III República española, contra las falsas repúblicas que nos dividen y distancian!

Salvador López Arnal

Rebelión

Para Federico García Lorca (1898-1936), el poeta republicano asesinado por el fascismo a los 38 años. In memoriam et ad honorem.

Para Carlos Jiménez Villarejo, un jurista machadiano de la cabeza a los pies, de la mente al corazón.

Para Mario Gaviria (1938-2018), del que tanto aprendimos. In memoriam et ad honorem.

Desde un punto de vista teórico, yo no soy marxista, no lo he sido nunca, es muy posible que no lo sea jamás. Mi pensamiento no ha seguido la ruta que desciende de Hegel a Carlos Marx. Tal vez porque soy demasiado romántico, por el influjo, acaso de una educación demasiado idealista, me falta simpatía por la ideal central del marxismo, me resisto a creer que el factor económico, cuya enorme importancia no desconozco, sea el más esencial de la vida humana y el gran motor de la historia. Veo, sin embargo, con entera claridad, que el socialismo, en cuanto supone una manera de convivencia humana basada en el trabajo, en la igualdad de los medios concedidos a todos para realizarlo, y en la abolición de los privilegios de clase, es una etapa inexcusable en el camino de la justicia; veo claramente que es ésa la gran experiencia humana de nuestros días, a la que todos de algún modo debemos contribuir.
Antonio Machado (1º de mayo de 1937)



Para nosotros, la cultura ni proviene de energía que se degrada al propagarse ni es caudal que se aminore al repartirse; su defensa, obra será de actividad generosa que lleva implícita las dos más hondas paradojas de la ética: solo se pierde lo que se guarda, sólo se gana lo que se da.
Antonio Machado (1937)


España, por fortuna, la España leal a la nuestra gloriosa República, cuantos combaten la invasión extranjera, sin miedo a lo abrumador de la fuerza bruta, habrán salvado, con el honor de la Europa occidental, la razón de nuestra continuidad en la Historia.
Antonio Machado (1939)

Porque la República solo puede llegar de las manos populares: tiende a olvidarse que la II República española representó, en la Europa que veía agitarse el monstruo fascista de otra racionalidad capitalista, una esperanza en la capacidad de resistencia de la honradez y la decencia democráticas; simbolizó la confianza, aunque fuera derrotada, en el valor de la resistencia a la barbarie, el aliento antifascista; pero también las certezas depositadas en un horizonte que quería restaurar la dimensión humana donde pudiese vivirse de otra forma.
Higinio Polo (2018)

Por último, y no menos sino más importante, que igual que a mucha gente le interesó destacar, a mucha más, parece haberle importado también con una constancia igual de admirable durante todo el tiempo de la historia humana, mantener la igualdad y el que ‘nadie sea más que nadie.
Víctor M. Fernández Martínez (2007)

Al poeta, a nuestro poeta, siempre ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar, le hubiera complacido la reflexión con la que Víctor M. Fernández Martínez cierra Prehistoria. El largo camino de la Humanidad [1]. También, por supuesto , las consideraciones republicano-democráticas de Higinio Polo. Las suyas, las palabras del autor de Juan de Mairena, del poeta que conversaba con el hombre que siempre iba con él, también siempre en nuestra memoria. En la de todos, en la de todas (y aunque no se aproximara bien, ese 1º de mayo de 1937, no es eso, no es eso, a la que llama, sin serlo, idea central del marxismo).

Una reflexión del profesor José Luis Martín Ramos, sobre una arista esencial de la política internacional que nos preocupa a todos en tiempos bélicos que pueden ser aún más bélicos:

Macron dice que tiene pruebas del ataque de Al Assad con armas químicas; Teresa May dice que también; Merkel no se arriesga tanto y dice que probablemente fue así. De Trump no hace falta hablar. Hasta el editorial de La Vanguardia ya cae en la tentación de hablar del "cada vez más evidente nuevo ataque con armas químicas", en el que el "nuevo" no es inocente y revalida anteriores ataques de los que también se dijo que habían pruebas… que nunca han sido mostradas de manera irrefutable. Ahora no lo son de ninguna manera. Toda la prueba son una curiosas imágenes con niños limpiados a manguerazos o con máscaras impuestas sobre la cara, que no demuestran absolutamente nada, y la información que procede de la organización "Cascos blancos", una ONG islamista financiada por los gobiernos de la OTAN. Repito que ni siquiera el Observatorio Sirio de DD.HH. de Londres -nada imparcial- se ha atrevido a convalidar. Y se afirma que ya hay pruebas cuando todavía no se ha hecho la encuesta sobre el terreno de la organización Internacional para la Prohibición de Armas Químicas, que ya ha llegado a Damasco y que la hará, sin que el gobierno sirio lo haya impedido.

Extraño, muy extraño. Claro que nuestras sospechas podrían ser fruto de esa inveterada costumbre de los rojos recalcitrantes de caer en la tentación de la teoría del complot (por cierto, ¿por qué Tomás Alcoverro no ha hablado en su artículo de La V de “El complot”, convicto y en gran parte confeso, del trío de las Azores, fabricando "pruebas" y mostrándolas impúdicamente al mundo para justificar el mal que está en el origen del embrollo actual: la invasión y destrucción de Irak como estado unificado?). Podrían ser fruto de nuestros prejuicios… si no fuera porque en la misma LV, que editorializa con la ligereza que lo hace, su corresponsal de Estambul nos informa que ayer el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Jim Mattis, "reconocía que no tenía pruebas, más allá de lo que había visto y leído en las redes sociales". ¿Increíble? Y Mattis no ha dimitido, ni ha sido obligado a dimitir por desmentir a Trump, Macron, May, Merkel.

Si Mattis no tiene pruebas y todo lo que sabe es por las redes sociales y esto no es un montaje que baje Dios y lo vea.

El tema de hoy, sin más preámbulos.
Nos lo enseñó Brecht a propósito de Galileo: “Se impone tanta verdad en la medida en que nosotros la impongamos; la victoria de la razón sólo puede ser la victoria de los que razonan”. Razonemos, pues, digamos y luchemos por la verdad (y tengamos muy en cuenta la advertencia de Martin Luther King: “Lo que dices puede ayudarte a conseguir una beca de una fundación, pero no te hará entrar en el Reino de la Verdad”), y recordemos también las sabias palabras del cante del maestro Fosforito: “Ni toda el agua del río ni toda el agua del mar podrán apagar el fuego de un corazón encendido”. Y el nuestro, nuestro corazón, es hoy, 14 de abril, un corazón encendido. No alimentaremos sin embargo ningún mito encubridor, ninguna falsedad histórica interesada, ni olvidaremos momentos oscuros, negros, criminales incluso, durante aquellos años llenos de esperanza y esperancismo pero también de reacción: la derecha no cesó de acechar desde el primer momento. Pero, eso sí, pensaremos (y sentiremos) lo que significó y significa para nosotros, para la historia de nuestro país (pensada y sentida desde abajo, desde los más desfavorecidos) aquella República democrática de trabajadores y trabajadoras de toda clase, que se organizaba en Régimen de libertad y justicia y renunciaba a la guerra como instrumento de política nacional. Aquella República que representó una verdadera y real esperanza de transformación, de cambio, de avance social, de equidad, de justicia, de solidaridad, de libertad real, para millones y millones de ciudadanos-trabajadores, de obreros y campesinos pobres (muy pobres) de nuestro país. Aquella República que hizo huir a los Borbones. La misma que -¡por fin!- posibilitó que las mujeres pudieran ejercer su voto (adelantándonos de mucho a otras “naciones civilizadas”). Aquella República que permitió que niños y niñas de clases empobrecidas, que apenas nunca antes habían podido ir a la escuela

(Philipon de La Madeleine, una especie de Bravo Murillo del siglo XVIII: “No hay arma más peligrosa que el conocimiento en manos del pueblo al que hay que engañar para que no rompa sus cadenas”), poblaran sus aulas. Aquella República que logró extraer de mucha gente, y no solo de gente proletaria, su mejor yo-nosotros, su mejor ser y estar en comunidad libre, fraternal y equitativa.

La misma República que dio pasos gigantescos en los avances autonómicos de las nacionalidades españolas y en la consideración de sus lenguas y que afirmaba en su Constitución que el Estado español carecía de religión oficial. La misma República de trabajadores que supo a qué atenerse en asuntos de reforma agraria (Miguel Hernández -¡Josefina, Josefina, Josefina!-:

“Andaluces de Jaén, /
aceituneros altivos,/
decidme en el alma, quién,/
quién levantó los olivos,/
andaluces de Jaen”),

consciente de la temible y probable reacción de los terratenientes y de sus grupos de acción.

Pensaremos también en el triunfo del Frente Popular, objeto hoy de revisión por parte de historiadores, criticados y refutados, entre otros, por el profesor José Luis Martín Ramos.

Recordaremos los nombres de Manuel Azaña, de Juan Negrín, de Joan Comorera, de Buenaventura Durriti (“A nosotros no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones. Ese mundo está creciendo en este instante”), de José Díaz, y de tantos otros. También los de Federica Montseny, de La Pasionaria, de Clara Campoamor, de María Teresa León, de María Zambrano (“Lo que hoy he sido, y soy, es republicana”), de Rosa Chacel. No olvidaremos tampoco los nombres de Salvador Seguí, Joan Salvat Papasseit ("Vosaltres no sabeu que és guardar fusta al moll!”), Salvador Espriu, Mercè Rodoreda y Bartomeu Rosselló-Pòrcel. Recordemos con tristeza e indignidad la bajeza moral de los que se levantaron en armas contra la democracia republicana (León Felipe: “La verdad es que, cuando Franco, ese sapo iscariote y ladrón, con su gran escuadrón de cardenales y banqueros, se atrevió a decir que la guerra de España era una “cruzada religiosa“ y que Dios estaba con ellos… al poeta le entraron unas ganas irrefrenables de blasfemar”).

Recordaremos, con deseos de justicia pero no de venganza, sus incontables y casi inenarrables prácticas criminales (Víctor Pardo Lancina: “Hay historias que sobrepasan lo imaginable como la del alcalde de la localidad de Loporzano, Rafael Montori Ara, de 39 años, padre de cuatro hijas, encarcelado en Huesca desde el primer momento tras la sublevación. El 12 de agosto, cuando su hija Presentación, de 15 años, le llevó a la cárcel la fiambrera con la comida le devolvieron la cesta con la cabeza cortada de su padre. Presentación enloqueció, enfermó gravemente y murió muy joven. Esa cabeza fue expuesta en la plaza más céntrica de Huesca para escarmiento y amenaza de toda la población”). No habita nuestro olvido en el heroísmo -palabra ajustada- de millones y millones de ciudadanos-trabajadores resistentes, muchos de ellos antepasados nuestros, culpables, se les dijo, infundio sobre indignidad, de “rebelión militar” por defender la Constitución y legalidad republicanas, para ser luego condenados a muerte, fusilados y arrojados al estiércol. Sentiremos de nuevo y haremos nuestro el “recuérdalo tú y recuérdalo a otros” del poeta sevillano de los placeres prohibidos. Volveremos a homenajear en nuestras almas a los brigadistas internacionales (¡y a las brigadistas!), a aquellos luchadores imprescindibles nunca olvidados. Pensaremos en su antifascismo, en su entrega, en su generosidad, en muchas de sus vidas arrebatadas por ladrones de vidas hace mil siglos

(“Gracias, Compañero, gracias/
Por el ejemplo. Gracias porque me dices/
Que el hombre es libre/
Nada importa que tan pocos lo sean: /
Uno, uno tan sólo basta/
Como testigo irrefutable/
De toda la nobleza humana”).

Pensaremos en ellos y también en nuestros muertos, en nuestros desaparecidos, en nuestros torturados, en nuestros vejados, en nuestros asesinados, en las mujeres del pueblo que resistieron lo indecible, plantando cara en circunstancias que ni siquiera somos capaces de imaginar y sin que apenas nadie hable de ellas una vez muertas. Recordaremos los bombardeos de la aviación fascista italiana y los de la Legión Cóndor alemana. Pensaremos en la Operación Rügen, en Gernika, en Barcelona, en Madrid

 (Octavio Paz: “Madrid, 1937,/
en la Plaza del Ángel las mujeres/
cosían y cantaban con sus hijos,/
después sonó la alarma y hubo gritos,/
casas arrodilladas en el polvo,/
torres hendidas, frentes esculpidas/
y el huracán de los motores, fijo:/
los dos se desnudaron y se amaron/
por defender nuestra porción eterna...”)

y en tantas otras ciudades y pueblos. Pensaremos en las gentes de las que provenimos, en sus luchas, en sus trabajos, en el “pagaron con su vida la lucha por la dignidad”. Somos ellos, nos han hecho. No lo olvidaremos. Recordemos los nombres de nuestros poetas, de los poetas de todos. Pensaremos en Antonio Machado, en León Felipe

(“Y he visto:/
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,/
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,/
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,/
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,/
y que el miedo del hombre…/
ha inventado todos los cuentos...” ), en el poeta asesinado

(“... porque queremos el pan nuestro de cada día, /
flor de aliso y perenne ternura desgranada, /
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra/
que da sus frutos para todos”)

y en tantos otros… y otras que a veces no recordamos suficientemente. Tampoco habita nuestro olvido sobre las puñaladas por la espalda que algunos dieron a la II República. Recordaremos las cínicas políticas de las “democracias occidentales”, la hipocresía antihumanista de la no intervención, y la decisiva solidaridad de los pueblos de la Unión Soviética y de México y de otros lugares y países del mundo.

Recordaremos a Norman Bethune, a César Vallejo, la “España en el corazón” de Pablo Neruda

(“Chacales que el chacal rechazaría,/
piedras que el cardo seco mordería escupiendo, /
víboras que las víboras odiaran!/
Frente a vosotros he visto la sangre /
de España levantarse/para ahogaros en una sola ola /
de orgullo y de cuchillos!”).

Pensaremos con emoción en el Winnipeg y en los amigos chilenos, Salvador Allende entre ellos (“La historia es nuestra y la hacen los pueblos”), en los que fueron a recibir a nuestros refugiados republicanos. Pensaremos también en los exiliados (estos sí, de verdad) y en las duras condiciones de su exilio. Recordaremos Argelès-sur-Mer (Argelers) y yo pensaré en Eduard Rodríguez Farré (y también en Álvaro Iglesias Barriga, el abuelo paterno de mi esposa-compañera). También en los presos políticos (también estos de verdad), y en las gentes que se confiaron por no haber participado en actos violentos y fueron asesinados en tiempos de posguerra (que fueron propiamente de guerra), durante diez o quince años, en Barcelona, por ejemplo, en el Camp de la Bota, sin ningún miramiento, sin piedad, sin ninguna compasión (José Arnal, no Josep Arnau, por ejemplo). Recordaremos, admirados, a aquellos luchadores antifascistas que siguieron combatiendo el fascismo en Europa, que liberaron París, prisioneros algunos de ellos en campos de concentración y exterminio donde tantos y tantos perdieron sus vidas. Pensaremos en Montserrat Roig y en otras escritores que nos hicieron conscientes de ello. Recordaremos el Movimiento Democrático de Mujeres, como recordamos también a las Mujeres Libres.

Rechazaremos infundios -que duelen en lo más hondo- como la falsa afirmación de una guerra española contra Cataluña. Recordaremos toda las personas, todos las compañeras y compañeros que lucharon, casi desde el primer momento, en una España llena de falangistas, tradicionalistas, militares fascistas y aguiluchos, en todos los que dedicaron tiempo, esfuerzo e incluso su vida con el objetivo de traer de nuevo una República federal de trabajadores a nuestro país. Una República para todos, una República que nos uniese en nuestras diversas diversidades. Recordaremos, conviene hacerlo para no equivocarnos, los días de la abdicación del Borbón corrupto y como aquí, en Barcelona, en la plaza de Cataluña y de los indignados, mientras unos hablábamos de la III República, otros (ERC y grupos de Revolta global) hablaban de República catalana, sin relación alguna con el sentimiento republicano que irrumpió en muchos lugares de España (a pesar de la dura represión borbónica sufrida). Un sentimiento, una tradición, que nada tiene que ver con falsas repúblicas de opereta que nos rompen por la mitad y aspiran a levantar muros entre nosotros y nuestros hermanos, mientras dicen, publicitan y cuentan que esas, las suyas, son finalidades democráticas y revolucionarias (Higinio Polo: “esa “república” teatral y falsaria que proclamaron lo único que ha hecho ha sido dañar a la reivindicación de la República, favorecer a la monarquía, poner dificultades a la imprescindible y necesaria III República española”).

No en nuestro nombre, no en nombre de una tradición que ellos, los que ahora se dicen republicanos, apenas han cultivado mientras otros, que ellos nunca han considerado (ni incluso en actos conjuntos), hemos intentado llenar calles y plazas en este día, tan nuestro, recordando lo que es parte de nuestra historia común, de la historia de todos. También de ellos aunque quieren arrojarla a la cuneta de la historia cuando afirman, sin matices ni miramientos, que España -el estado español dicen en su lenguaje ofensivo- siempre ha sido un país de fachas, carcas y corruptos, no como su país, que quieren para ellos y en exclusiva, más culto, más moderno, más democrático, más justo, más de todo. Nos han contado todos los cuentos y no queremos más cuentos falsarios. No queremos ser piedras de ninguna iglesia ni de ningún palacio ni de ningún centro de poder. Solo guijarros humildes de carreteras. No padecemos verbo (logo) fobia ni gefidrofobia. No tenemos miedo a las palabras ni a transitar por los puentes de nuestros caminos, que queremos compartir, pero no estamos dispuestos a hablar de cualquier forma, insultando a veces, distinguiendo entre los que vivimos más acá del Ebro, dicen sin saber lo que dicen, de los que viven más allá, los que han llamado murcianos o xarnegos cuando ha venido a nuestra tierra a desempeñar, la mayor parte de las veces, los trabajos más duros, los más ingratos, los menos considerados, los peor remunerados. Los trabajos de los que nunca hablan. No están en su mundo.

Seguir https://www.rebelion.org/noticia.php?id=240303

jueves, 27 de abril de 2017

_--Pablo Neruda, Barrio sin luz

_--¿Se va la poesía de las cosas
o no la puede condensar mi vida?
Ayer -mirando el último crepúsculo-
yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.

Las ciudades -hollines y venganzas-,
la cochinada gris de los suburbios,
la oficina que encorva las espaldas,
el jefe de ojos turbios.

Sangre de un arrebol sobre los cerros,
sangre sobre las calles y las plazas,
dolor de corazones rotos,
podre de hastíos y de lágrimas.

Un río abraza el arrabal
como una mano helada que tienta en las tinieblas:
sobre sus aguas se avergüenzan
de verse las estrellas.

Y las casas que esconden los deseos
detrás de las ventanas luminosas,
mientras afuera el viento
lleva un poco de barro a cada rosa.

Lejos... la bruma de las olvidanzas
-humos espesos, tajamares rotos-,
y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean
los bueyes y los hombres sudorosos.

Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,
mordiendo solo todas las tristezas,
como si el llanto fuera una semilla
y yo el único surco de la tierra.

sábado, 22 de octubre de 2016

Hoy se cumplen 45 años del Premio Nobel al poeta comunista Neruda, un laurel de gloria para el pueblo


A primeras horas de la mañana del jueves 21 de octubre de 1971 decenas de periodistas se aglomeraron ante la puerta de la Embajada de Chile en Francia, ubicada en el número 2 de la avenida de La Motte-Picquet. Una noticia procedente de Estocolmo, anhelada durante largos años por Pablo Neruda y retrasada por las maniobras de la CIA en el marco de la guerra fría cultural, (más aquí) empezaba a dar la vuelta al mundo: la Academia Sueca había concedido el Premio Nobel de Literatura al creador de Canto general.

Acompañado por Matilde Urrutia y Louis Aragon, Neruda ofreció unas primeras declaraciones a la prensa, que interrumpió para conversar con el Presidente Allende por teléfono. “Quisiera que este Premio beneficie la lucha por la libertad en América Latina, la riqueza de la cultura latinoamericana y el desarrollo del potencial creador de nuestro continente”, comentó a los periodistas. Fue el tercer escritor latinoamericano y el sexto en lengua española que logró un galardón que entonces estaba dotado con cuatrocientas cincuenta mil coronas suecas, unos noventa mil dólares. Una parte la donaría a su Partido para la compra de la nueva imprenta de la sociedad Horizonte.

Aquella misma tarde, Augusto Olivares, director de Televisión Nacional, logró conversar por teléfono con Neruda, quien le manifestó: “Estoy como aplastado… pero aplastado por una felicidad que me desborda”. “Este premio se lo dedico a todos los chilenos. Ojalá que se sientan tan orgullosos como yo”.

En Chile, el Premio Nobel fue acogido como un gran logro nacional. A la una de la tarde, el Presidente Allende leyó una declaración ante los medios de comunicación en la que destacó: “Este galardón, que incorpora a la inmortalidad a un hombre nuestro, es la victoria de Chile y de su pueblo, y, además, de América Latina”. “Por la poesía de Neruda pasa Chile entero, con sus ríos, montañas, nieves eternas y tórridos desiertos…”. Destacó su condición de embajador en Francia del Gobierno de la Unidad Popular y de militante comunista. “Fue mi compañero de muchas giras, en el norte, centro y sur de Chile, y siempre recordaré con emoción cómo el pueblo, que oía nuestros discursos políticos, escuchaba con emoción, en un silencio expectante, la lectura que hacía Pablo de sus versos”.

Desde Arica a Magallanes, fue festejada la noticia procedente de la nieve de Estocolmo. El cardenal Raúl Silva Henríquez, el presidente de la Corte Suprema, los rectores universitarios, el presidente de la Central Única de Trabajadores y dirigentes de todas las tendencias políticas celebraron la noticia. “La buena nueva emocionó y conmovió a Chile, que sintió con orgullo nacional el alborozo por la suprema distinción literaria otorgada a un hombre suyo que ha sabido expresar con belleza y verdad el sentimiento más íntimo de su humanidad, la odisea de sus trabajadores, los antiguos sueños y las nuevas esperanzas de los pueblos de América Latina”, señaló con legítimo orgullo la declaración difundida por el Partido Comunista. El Premio Nobel era “un laurel de gloria sobre la frente de toda nuestra Patria”.

En el mundo de la cultura la reacción también fue unánime. El científico Alejandro Lipschutz proclamó que solo por haber escrito Alturas de Macchu Picchu ya merecía tal honor. “El más grande poeta de la hora contemporánea ha recibido un premio que merecía desde hace treinta años (…) ha sido reconocido el talento americano y universal de poeta que ha cantado todos los temas de la tierra y del hombre”, afirmó, por su parte, Volodia Teitelboim. En Parral, las autoridades municipales ordenaron que se engalanara la ciudad con la bandera nacional y visitaron el museo local, instalado en la que fue casa natal del poeta. En la Población “Pablo Neruda” de Conchalí, la emoción embargó a sus modestos habitantes, que también enviaron un telegrama al poeta.

La prensa internacional acogió de manera favorable la noticia. El 22 de octubre, The New York Times le dedicó una página y uno de los artículos portaba un título que debió llenarle de orgullo por la mención a uno de sus poetas predilectos: “Un Walt Whitman latinoamericano”. Por su parte, el diario comunista francés L’Humanité destacó: “Es, sin duda, el más universal de todos los poetas”.

El sábado 23 de octubre, Pablo Neruda dirigió, a través de las cámaras de Televisión Nacional, un mensaje de agradecimiento a su país. En primer lugar, al Presidente Salvador Allende y a su esposa, Hortensia Bussi, también al Cardenal Silva Henríquez y a los mineros, a los campesinos, incluso a los carteros… “por los centenares y centenares de telegramas que he recibido”. Su mensaje finalizó con un fervoroso llamamiento al compromiso del pueblo chileno con la Unidad Popular.

Aquel mismo día, TVN grabó en su residencia oficial una conversación con Gabriel García Márquez. “Quiero mandarle al pueblo chileno una felicitación por la merecidísima distinción que se ha hecho a un poeta que, para mí, es el más grande poeta del siglo XX, en todos los idiomas”, dijo el novelista colombiano, quien obtendría el Nobel en 1982.

Mario Amorós es autor de la biografía Neruda. El príncipe de los poetas (Ediciones B, 2015).

sábado, 9 de mayo de 2015

Hace 70 años la Unión Soviética derrotó al nazismo. Una hazaña histórica que cambió el mundo.

“Hermanos, hoy podemos decir: el alba viene,
ya podemos golpear la mesa con el puño
que sostuvo hasta ayer nuestra frente con lágrimas. (…)
Éste es el canto del día que nace y de la noche que termina”.
Pablo Neruda,
Canto a Stalingrado


Este 9 de mayo de 2015 se cumplen 70 años de la derrota final del ejército nazi, la temible Werhmacht. El hundimiento del III Reich se debió fundamentalmente a la resistencia, primero, y a la contraofensiva después del Ejército Rojo. Desde que en el 22 de junio de 1941 comenzó la invasión alemana hasta la decisiva victoria soviética en Stalingrado (febrero de 1943), la URSS luchó sola; ninguna coalición internacional le ayudó a defenderse. Por eso, sus ciudades fueron arrasadas, sus campos quemados, sus industrias destruidas y su población diezmada por las bombas. El balance de la Batalla de Stalingrado, la más sangrienta batalla terrestre de la historia y decisiva en el curso de la guerra, fue terrible: un millón cien mil muertos soviéticos. Después, vendría la Batalla de Kursk (verano del 43), el mayor combate de tanques jamás conocido. Y finalmente, la Batalla de Berlín donde los soldados soviéticos tuvieron que luchar contra las tropas de élite alemanas casa por casa y manzana por manzana, en el Metro inundado y hasta en el interior del Reichstag a oscuras hasta hacer ondear la bandera roja sobre este emblemático edificio, sede del parlamento. Treinta mil soviéticos perdieron allí la vida.

Tras 1418 días de guerra, el balance final de víctimas civiles y militares, hombres, mujeres y niños, que sufrió la Unión Soviética a consecuencia de la agresión nazi alcanzó la espantosa cifra de 27 millones de muertos. Con este inmenso tributo de vidas humanas y con el heroísmo de sus soldados se logró expulsar de la patria de Lenin a la Werhmacht y se rompió la columna vertebral del Ejército del Este, principio del fin del imperio hitleriano. Al mismo tiempo, se hizo posible la liberación de Europa con el golpe demoledor del Ejército Rojo que llevó su furia luchadora desde las estepas rusas al corazón mismo de la guarida del Führer en Berlín.

Por qué les molesta a algunos celebrar esta victoria histórica
La tragedia provocada en suelo europeo por el odio anticomunista y antisemita, así como por el expansionismo del III Reich (muchos países del continente, como Polonia, Grecia, Yugoslavia, Francia y Países Bajos, fueron invadidos), no puede olvidarse si no queremos que se repita. Una primera medida tomada por los ideólogos del revisionismo ha consistido en atenuar el infame rastro de destrucción del nazismo al tiempo que socavaban con toda clase de mentiras el apoyo popular al socialismo (eso mismo han hecho en España los falsificadores del pasado al negar la dictadura franquista y, en el colmo de la desvergüenza, culpar a la República de la Guerra Civil). Otras medidas similares han sido el silenciar los crímenes nazis en los grandes medios y la rehabilitación de antiguos militantes y dirigentes hitlerianos en el ejército y en la administración pública (algo que durante años vimos en la antigua RFA en contraste con la desaparecida RDA).

En contra de esa ocultación se manifestó en su día el mejor poeta alemán del siglo XX, Bertolt Brecht:

“¡Oh Alemania, pálida madre!
Entre los pueblos te sientas
cubierta de lodo.
Entre los pueblos marcados por la infamia
tú sobresales”.

Lo que se pretende encubrir con tales maniobras de distracción de la opinión pública europea y mundial no es otra cosa que la lógica interna del fascismo. Cuando el capitalismo se vio en peligro en su forma liberal, entonces parió de sus entrañas el monstruo del fascismo, primero en Italia con Mussolini (1922) y más tarde con Hitler (1933). Porque, en esencia, el fascismo no es otra cosa que Capitalismo+Militarismo. Eric Hobsbawm calificó oportunamente a los fascistas de (mercenarios) «revolucionarios de la contrarrevolución». Una contrarrevolución que era perjudicial para el pueblo y especialmente para los trabajadores, pero que ‒ como señalaba este historiador británico‒ fue muy rentable para el capitalismo por estas tres razones:
-Porque “eliminó o venció a la revolución social de izquierda”,
-Porque suprimió los sindicatos obreros que (eran los únicos que) limitaban el poder de la patronal,
-Y porque mediante la destrucción del movimiento obrero “contribuyó a garantizar a los capitalistas una respuesta muy favorable (para sus intereses y ganancias) a la Gran Depresión” (Historia del Siglo XX).

Los mismos que ignoran hoy la gran victoria soviética sobre el nazismo, antes ocultaron la revolución china, tergiversaron la derrota de los EEUU en Vietnam, agredieron y bloquearon a Cuba, asesinaron a Allende, y hoy calumnian a diario a los presidentes de Venezuela, Bolivia y Ecuador porque se han atrevido a defender la riqueza de sus pueblos del saqueo de las multinacionales.

La ayuda del franquismo a la agresión nazi
No puedo dejar de añadir una apostilla para hispanos. Es una obviedad, pero conviene repetirla: Franco y los generales golpistas no hubieran ganado la Guerra de España sin la decisiva ayuda militar de Hitler y Mussolini. La península Ibérica sirvió de campo de entrenamiento del ejército nazi, en especial de la aviación cuyos ataques a la población civil comenzaron a experimentarse aquí. Recordemos, por ejemplo, la destrucción de Guernica por la Legión Cóndor comandada por Wolfram von Richthofen, quien llegaría a ser Mariscal de Campo de la Luftwaffe durante la II Guerra Mundial.

En agradecimiento por la ayuda recibida y como testimonio de su compartido anticomunismo, el general Franco envió a Hitler la División Azul*, formada por 50.000 soldados. Algunos detalles de este cuerpo expedicionario fascista son muy reveladores. Se formó a toda prisa el 26 de junio de 1941, sólo unos días (4 días) después de la invasión nazi de la URSS, sus soldados juraron solemnemente “absoluta obediencia al jefe de las Fuerzas Armadas alemanas, Adolf Hitler, en la lucha contra el comunismo”, formaron la 250ª División de Infantería de la Wehrmacht cuyo uniforme y armamento usaron, y recibían doble sueldo (el correspondiente alemán y el de legionario español). Ramón Serrano Súñer, cuñado de Franco y entonces ministro del Interior y de Asuntos Exteriores (a quien en esta fotografía de procedencia alemana vemos junto a Franco y acompañando a los criminales de guerra nazi y dirigentes de las SS Karl Wolff, izq., y Heinrich Himler, centro) dictó sentencia el 24 de junio de 1941 desde el balcón de la sede de Falange en el número 44 de la madrileña calle de Alcalá:
“¡Rusia es culpable! El exterminio de Rusia es exigencia de la Historia y del porvenir de Europa”.

Tras las históricas victorias del Ejército Rojo en Stalingrado y Kursk en 1943, la División Azul volvió a casa derrotada dejando tras sí cerca de 5000 muertos en su ciega obediencia al Führer. Para vergüenza colectiva, todavía muchos pueblos y ciudades de España conservan su nombre en calles y plazas. Mientras, centenares de hombres y mujeres republicanos yacen sepultados en las cunetas por mantenerse leales a la II República y no haber apoyado al fascismo. Dicen los apologistas de la Transición que mejor así para no remover las heridas.

Dejemos hoy a un lado a los antiguos y nuevos encubridores del fascismo y honremos como se merecen a los viejos héroes anónimos que dejaron su vida defendiendo la libertad de la Unión Soviética y de Europa. ¡Feliz aniversario, amigos, compañeros y hermanos amantes de la paz y la libertad en el ancho mundo!
Andrés Martínez Lorca.

*Camarada invierno: Experiencia y memoria de la División Azul (1941-1945). Libro de Xosé Manoel Núñez Seixas Más, Tabúes de la Segunda Guerra mundial.