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jueves, 2 de septiembre de 2021

Muere Mikis Theodorakis, el compositor de "Zorba el griego" a quien Grecia tenía en su propio Olimpo

Puede que para buena parte del mundo hoy se haya anunciado la muerte del compositor de una canción universal: Zorba.

Pero a los griegos, en realidad, se les acaba de morir una divinidad.

Mijalis "Mikis" Theodorakis, fallecido este 2 de septiembre en Atenas a los 96 años, fue una de las figuras más importantes y emblemáticas de la Grecia contemporánea.

Y no sólo por su música.
Theodorakis también encarnó las luchas políticas y sociales que marcaron a su país y al mundo en el siglo XX.

Además de músico, Theodorakis fue parlamentario, ministro y activista.

Su apellido, que en una traducción libre podría ser regalito de Dios, lleva décadas impreso en la cabeza y el corazón de los griegos.

A ellos verdaderamente se les ha muerto un tesoro nacional.

Dos gigantes
Contar la vida de Mikis, como se le conocía popularmente, es relatar una odisea.

Nacido en julio de 1925 en la isla de Xíos (en español se pronuncia Jios), desde muy pequeño tuvo clara su vocación.

Theodorakis fue un coloso de la creación: su carrera abarca más de 1.000 piezas.

Aunque más tarde realizó estudios formales en París, aprendió a componer solo, escuchando música folclórica y bizantina, y a los 17 años dio su primer concierto.

Nunca más paró.
Ni cuando combatió en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra Civil que acto seguido desangró a Grecia, ni cuando fue perseguido, torturado y exiliado durante la Junta Militar que gobernó su país entre 1967 y 1974. Sus canciones fueron prohibidas y dos veces lo enterraron vivo.

Nada lo hizo sucumbir. Siempre, en toda circunstancia, fue una presencia imponente, exuberante, expresiva.

Parecía un volcán.
En YouTube hay un video fantástico de un concierto de 1995 en Munich, Alemania, en que Mikis comparte escenario con Anthony Quinn, el famoso actor de origen mexicano que en 1964 protagonizó la película "Zorba el griego", de Mijalis Kakoyiannis.

Theodorakis tenía 70 años y Quinn 80. Cantan, bailan, se besan, se abrazan, se elogian, pero sobre todo disfrutan.

Son dos gigantes que gozan como niños.

 

En 2017 circuló otro video que mostraba su grandeza. Aparece dirigiendo ya muy anciano, en silla de ruedas, con una pasión envidiable a un coro de mil personas de 30 ciudades que cantaban en su honor.

Hacia el final rompe en llanto de la emoción, mientras el público le grita maestro, enorme, eterno, el último de los grandes griegos.

Obra maestra
El legado de Mikis Theodorakis es contundente.

Entre cantatas, óperas, sinfonías, ballets, música de cámara, oratorios, películas y canciones populares, su carrera musical llegó a sumar más de mil piezas.

Puede que "Zorba el griego" sea la más conocida, pero no es necesariamente la más alabada.

Para muchos su obra maestra es la "Trilogía (o balada) Mauthausen".

En los años 60, Theodorakis grabó La balada de Mauthausen con el Servicio Griego del Servicio Mundial de la BBC.

Basada en la trágica experiencia del poeta griego Iakovos Kambanellis en el infame campo de concentración nazi, ha sido descrita como el trabajo musical más hermoso jamás compuesto sobre el Holocausto.

Muchas de las grandes composiciones de Theodorakis están, de hecho, inspiradas en la literatura: entre otras, les puso música a las palabras de sus compatriotas Giorgos Seferis y Odiseas Elytis, al "Romancero Gitano" del español Federico García Lorca y al "Canto General" del Premio Nobel chileno Pablo Neruda.

Son obras épicas, un buen reflejo de su ambición, de su compulsión por crear y mezclar. Lo clásico con lo popular, lo griego con lo universal, lo simple con lo grandioso.

Epitafio
La carrera musical de Mikis se desarrolló en paralelo a un intenso compromiso político.

Theodorakis.
Fundó partidos, fue parlamentario, ministro y militante comunista durante gran parte de su vida, aunque en 1989 fue candidato independiente por el partido de centroderecha Nueva Democracia, lo que le valió críticas de quienes lo consideraron un traidor.

Pero especialmente fue un activista, un defensor vociferante de la libertad, el medio ambiente, los derechos humanos y de la infancia y un opositor acérrimo a la violencia y la guerra.

En la década de los 60 se convirtió en una figura sobresaliente en la escena internacional y fue, junto a la actriz y cantante Melina Mercuri, el símbolo de la resistencia a la dictadura en Grecia.

La lista de personalidades que lo recibieron y apoyaron en esa época es destacable e incluye a artistas como Dmitry Shostakovich, Leonard Bernstein y Arthur Miller y a políticos como Yasser Arafat, Francois Mitterand, Olof Palme y Salvador Allende.

Melina Mercuri fue junto a Theodorakis uno de los principales símbolos de la resistencia a la Junta Militar griega.

Su nombre daba y siguió dando la vuelta al mundo.
En 1964 los Beatles grabaron una versión de su canción Honeymoon (Luna de miel), en los 80 Moscú le dio el Premio Lenin de la Paz y en los 90 recibió el Premio Musical de la Unesco.

En 1994 realizó una gira humanitaria que lo llevó a varios países de Europa, Canadá y Estados Unidos dirigiendo una megaorquesta de 150 músicos y cantantes.

Cuando llegó a Washington, el Senado lo recibió con una resolución oficial en que lo honró y aplaudió "su excepcional talento artístico, su profundo amor por su país y su dedicada labor a favor de las grandes causas"...

https://www.bbc.com/mundo/noticias-37532467 

La fascinante historia de la amistad entre Mikis Theodorakis y Pablo Neruda que llevó al compositor griego a musicalizar el poemario "Canto General" aquí.

martes, 3 de marzo de 2015

Lo que ha conseguido Grecia. En el telón de fondo del drama griego hay una economía europea que, a pesar de las cifras positivas, todavía da la impresión de estar cayendo en una trampa deflacionista

La semana pasada, tras mucho teatro, el nuevo Gobierno de Grecia llegó a un acuerdo con sus acreedores. A principios de esta semana, los griegos aportaron algunos detalles sobre el modo en que pretenden cumplir las condiciones. Entonces, ¿qué tal ha ido?

Bueno, si hiciésemos caso de muchas de las noticias y artículos de opinión de los últimos días, pensaríamos que ha sido un desastre; que ha sido una "rendición" por parte de Syriza, la nueva coalición que gobierna en Atenas. Y parece que algunas facciones de la propia Syriza también lo creen así. Pero no es cierto. Por el contrario, Grecia ha salido bastante bien librada de las negociaciones, aunque las grandes batallas todavía están por venir. Y al salir bien parada, Grecia le ha hecho un favor al resto de Europa.

Para encontrarle sentido a lo que ha pasado, hay que entender que la controversia más importante tiene que ver con una sola cifra: la magnitud del superávit primario de Grecia, la diferencia entre los ingresos y los gastos públicos, sin contar los intereses sobre la deuda. El superávit primario mide los recursos que Grecia transfiere de hecho a sus acreedores. Todo lo demás, incluido el valor nocional de la deuda —que en este momento es una cifra más o menos arbitraria, que incide poco en la cantidad que se espera que pague Grecia— solo tiene importancia en la medida en que afecte al superávit primario que Grecia se ve obligada a asumir.

El hecho de que Grecia tenga un superávit —dada la crisis con proporciones de depresión en la que está sumida y el efecto de esa depresión sobre los ingresos— es un logro extraordinario, la consecuencia de unos sacrificios increíbles. No obstante, Syriza siempre ha dejado claro que tiene la intención de seguir acumulando un pequeño superávit primario. Si les molesta que las negociaciones no hayan dejado margen para una abolición completa de la austeridad, un giro hacia el estímulo fiscal keynesiano, es que no estaban prestando atención.

En realidad, la pregunta era si Grecia se vería obligada a imponer todavía más austeridad. El anterior Gobierno griego había accedido a aplicar un programa con el que el superávit primario se triplicaría durante los próximos años, lo que tendría un coste inmenso para la economía y los ciudadanos griegos.

¿Por qué aceptaría cualquier Gobierno algo así? Por miedo. En esencia, los sucesivos dirigentes de Grecia y otros países deudores no se han atrevido a cuestionar las desorbitadas exigencias de los acreedores, por miedo a ser castigados (a que los acreedores les dejasen sin financiación o, aún peor, hundiesen su sistema bancario si se mostraban reacios a unos recortes presupuestarios cada vez más drásticos).

Entonces, ¿se ha echado atrás el actual Gobierno griego y ha accedido a tratar de alcanzar esos superávits demoledores para la economía? No. De hecho, Grecia ha conseguido para este año una flexibilidad que no tenía, y la forma de referirse a los superávits futuros es poco clara. Igual podría significar algo que nada.

Y los acreedores no han cerrado el grifo. En vez de eso, han puesto a disposición de Grecia una financiación que le permita salir adelante durante los próximos meses. Por así decirlo, han atado a Grecia corto, y esto significa que la gran batalla sobre el futuro todavía no se ha librado. Pero el Gobierno griego no ha consentido que lo echen a patadas y esto es, por sí solo, una especie de victoria.

¿A qué se debe entonces tanta información negativa? A decir verdad, la política fiscal no es el único problema. También había y hay debates sobre cosas como la privatización de los bienes públicos, respecto a la que Syriza ha acordado no revocar los pactos ya firmados, y la regulación del mercado laboral, donde parece que se mantendrán algunas de las “reformas estructurales” de la época de la austeridad. Syriza también ha accedido a castigar con dureza la evasión fiscal, aunque a mí se me escapa la razón por la que recaudar impuestos parece ser una derrota para un Gobierno de izquierdas.

Aun así, nada de lo que acaba de pasar justifica esa retórica del fracaso que se ha impuesto. De hecho, mi impresión es que estamos contemplando una infame alianza entre los escritores de izquierdas con expectativas poco realistas y la prensa empresarial, a la que le gusta la historia de la debacle griega porque eso es lo que se supone que les pasa a los deudores arrogantes. Pero no se ha producido ninguna debacle. Al menos de momento, Grecia parece haber puesto fin al ciclo de la austeridad cada vez más despiadada.

Y como he dicho, con ello, Grecia le ha hecho un favor al resto de Europa. Recuerden, en el telón de fondo del drama griego hay una economía europea que, a pesar de las cifras positivas que registra últimamente, todavía da la impresión de estar cayendo en una trampa deflacionista. Europa en su conjunto necesita desesperadamente acabar con la locura de la austeridad, y esta semana ha habido algunos indicios ligeramente positivos. En especial, que la Comisión Europea ha decidido no multar a Francia e Italia por sobrepasar sus objetivos de déficit.

Imponer estas multas habría sido demencial, dada la realidad del mercado; Francia puede adquirir préstamos a cinco años con un tipo de interés del 0,002 %. Así es, el 0,002 %. Pero hemos visto muchas locuras similares durante los últimos años. Y hay que preguntarse si la historia griega ha tenido algo que ver con este brote de sensatez.

Mientras tanto, el primer deudor real que se ha rebelado contra la austeridad ha empezado con buen pie, aunque nadie lo crea. ¿Cómo se dice en griego: “Tranquilos, y adelante”?
Fuente: Paul Krugman. El País.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Carta abierta de Mikis Theodorakis y Manolis Glezos en defensa de Grecia, la democracia y Europa

“En tiempos antiguos, la condonación por Solón de las deudas que obligaban a los pobres a ser esclavos de los ricos –la llamada reforma Seisachtheia, sentó las bases para la aparición, en la antigua Grecia, de las ideas de democracia, ciudadanía, política y Europa: los fundamentos de la cultura europea y mundial.
Luchando contra la clase de la riqueza, los ciudadanos de Atenas señalaron el camino para la constitución de Pericles y la filosofía política de Protágoras, quien dijo: “El hombre está muy por encima de todo el dinero”
Hoy en día, los ricos están tratando de tomarse la venganza en la mentalidad humana: “Los mercados están muy por encima de todos los hombres” es el lema que nuestros líderes políticos abrazan gustosamente, aliados al demonio dinero como nuevos Faustos.
Un puñado de bancos internacionales, agencias de información, fondos de inversión, en una concentración mundial del capital financiero sin precedentes históricos, reivindican el poder en Europa y en todo el mundo y preparan la abolición de nuestros estados y nuestra democracia, con el arma de la deuda, para esclavizar la población de Europa, poniendo en el lugar de las imperfectas democracias que tenemos la dictadura del dinero y la banca, el poder del imperio totalitario de la globalización, cuyo centro político está fuera de la Europa continental a pesar de la presencia de poderosos bancos europeos en el corazón del imperio.
Comenzaron con Grecia, utilizados como cobayas para trasladarse a otros países de la periferia europea, y poco a poco hacia el centro. La esperanza de algunos países europeos para escapar eventualmente demuestra que los líderes europeos se enfrentan a un nuevo “fascismo financiero”, no haciéndolo mejor que cuando se enfrentaron a la amenaza de Hitler en el período de entreguerras.
No es una casualidad que una gran parte de los medios de comunicación controlados por el banco se trate a los países de la periferia de Europa como “cerdos – pigs” y su campaña mediática, sádica y racista, vaya teñida de desprecio. Sus medios de comunicación no se dirigen sólo contra los griegos, sino también contra la herencia griega y la antigua civilización griega. Esta opción muestra los objetivos profundos y ocultos de la ideología y de los valores del capital financiero, promotor de un capitalismo de destrucción. Seguir leyendo.